Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Introducción a la anatomía
Figura 1
ESTRUCTURA OSEA
El tejido óseo se compone de células (osteocitos, osteoblastos y osteoclastos), matriz orgánica
(colágeno y glicoproteínas) y matriz inorgánica (calcio, flúor y magnesio). Los huesos del esqueleto
presentan formas y tamaños diferentes pero poseen una estructura común que corresponde a la
disposición que poseen los componentes del tejido óseo. Los huesos poseen una corteza de sustancia
compacta (80% del volumen total de hueso) que por su superficie interna se halla en continuidad con
la sustancia esponjosa o trabecular (20% del volumen total de hueso). La sustancia ósea compacta
está formada por láminas óseas concéntricas, dispuestas apretadamente y agrupadas formando
estructuras cilíndricas llamadas osteonas o sistemas de Havers. Las laminillas están dispuestas
alrededor de canales que contienen nervios y vasos sanguíneos linfáticos, estos canales se conocen
con el nombre de conductos de la osteona o de Havers. Existen además conductos transversales que
conectan con los de las osteonas con el periostio. Los osteocitos, células propias del hueso, están
dispuestos en anillos concéntricos dentro de las laminillas, los restos de laminillas que no se disponen
alrededor de los conductos de las osteonas forman sistemas intersticiales situados entre los osteonas.
La sustancia ósea esponjosa está formado por láminas óseas o trabéculas que se entrecruzan
formando redes complejas, que dejan entre ellas espacios amplios, estas cavidades en el hueso vivo
están ocupadas por medula ósea. El tejido esponjoso proporciona al hueso ligereza.
COMPOSICION DEL TEJIDO OSEO
El tejido óseo se compone de una matriz extracelular de tejido conectivo mineralizado y células
que son osteoblastos, osteocitos, y osteoclastos (además de células de tapiz y osteoprogenitoras).
Más de un 99% en volumen de la matriz ósea se halla mineralizada (hueso cortical: 99,9%;
hueso esponjoso: 99,2%) por lo que posee un componente orgánico y otro inorgánico. El componente
orgánico se halla integrado por colágeno tipo I (85-90%) y una pequeña proporción de otras proteínas
(10-15%): proteoglicanos, proteínas implicadas en la adhesión celular, osteocalcina y factores de
crecimiento. En el hueso maduro las fibras colágenas se disponen en láminas paralelas (hueso laminar)
pero en cada lámina las fibras forman un ángulo agudo con respecto a las de las láminas contiguas. El
componente inorgánico de la matriz ósea está constituido en su mayor parte por fosfato cálcico en
forma de cristales de hidroxiapatita.
MATRIZ ÓSEA
Los osteoblastos sintetizan el componente orgánico de la matriz ósea y controlan el depósito de
las sales minerales. Tanto in vivo como in vitro los osteoblastos pasan sucesivamente por tres estadios
funcionales: a) Proliferación celular y síntesis de los componente orgánicos de la matriz ósea, b)
maduración de la matriz ósea (cambios en la composición y organización de la matriz que la hacen
competente para ser mineralizada) y c) depósito de mineral.
BIOMECÁNICA OSEA
Los huesos responden a las fuerzas aplicadas sobre su superficie siguiendo un patrón
característico. La primera fase es elástica y depende de la rigidez del hueso. En esta fase, la
deformación es temporal y se mantiene solo durante el tiempo de aplicación de la fuerza tras lo cual, el
hueso recupera su forma original. Si la fuerza aumenta, se entra en una fase plástica y el hueso, aunque
se recupera parcialmente, queda deformado. Por último cuando la fuerza aplicada es superior a la
resistencia del tejido se produce la fractura.
La respuesta de tejido óseo frente a las fuerzas que se aplican sobre su superficie dependerá
del tipo de fuerza, del tipo de hueso, así como de la densidad, arquitectura y composición del tejido
óseo. Las fuerzas que pueden actuar sobre el tejido óseo son de tres tipos tensión, compresión y
torsión. Además pueden ser aplicadas de forma perpendicular a la superficie ósea (fuerza normal) o de
forma oblicua (fuerza de cizallamiento).
Los huesos largos, formados fundamentalmente por tejido óseo compacto o cortical, son
elásticos y poco plásticos. En estos huesos, la resistencia será mayor cuando la fuerza se aplica de
forma vertical al sentido de la carga. Cuando la fuerza se aplica de forma oblicua la fase plástica se
acorta y el hueso se fractura con más rapidez. En los huesos integrados por tejido óseo esponjoso, la
resistencia es mayor cuando la fuerza se aplica a lo largo del eje vertical de las trabéculas vertebrales
y también cuando es paralela a los sistemas trabeculares del cuello femoral. Estos huesos, al ser menos
densos que los formados por tejido óseo cortical, son menos elásticos y más plásticos, por lo que
pueden presentar deformaciones mayores. Así mientras que en los huesos integrados por tejido
esponjoso, las fracturas se producen cuando existen variaciones del 7% de su longitud, en los
integrados por tejido compacto, las fracturas se producen con variaciones del 2%.
OSIFICACION OSEA
El sistema esquelético se desarrolla a partir de tejido mesenquimático (tejido indeferenciado
embrionario) el cual da origen a elementos fibrosos o cartilaginosos, cada uno de estos elementos sufre
cambios hasta llegar a formar hueso, procesos denominados osificación endomembranosa y
endocondral. El proceso de formación de hueso se conoce como osteogenesis en el cual existen
períodos esenciales: preosificación, impregnación cálcica, destrucción ósea y crecimiento óseo.
Osificación endocondral: El elemento inicial es un molde de cartílago, que es destruido y
reemplazado por tejido óseo. El molde de cartílago es invadido por grupos celulares que forman centros
de osificación ubicados a nivel de la diáfisis, epífisis y metáfisis (en el caso de un hueso largo). Este
último persiste como lámina cartílaginosa o cartílago epifisiario que permite el crecimiento longitudinal
de los huesos. Los centros de osificación destruyen las células de cartílago, formando cavidades que
son reemplazadas por células (osteoblastos) que dan origen a las células del hueso (osteocitos) que
van depositando sales de calcio y fibras en forma de láminas, a su vez aparecen invasiones de vasos
sanguíneos y células hematógenas que dan origen a la médula ósea roja. Ocurre también la formación
de la cavidad medular a nivel de diáfisis.
Osificación endomembranosa: Este proceso se observa en los huesos del cráneo y cara. En que en
el modelo es de tejido conjuntivo membranoso. Los osteoblastos se acumulan en sitios bien
vascularizados para formar los puntos de osificación, dos por cada hueso de la calvaria. Entre estas
células en diferenciación la matriz se diferencia en espículas que se transforman en trabéculas
ordenadas en forma de red. A cada lado de las trabéculas se añade hueso nuevo que se calcifica
transformado la sustancia esponjosa primaria en secundaria. El primordio óseo está rodeado de
periostio que contiene osteoblasto que deposita láminas paralelas de hueso perióstico.
CRECIMIENTO OSEO
El crecimiento óseo se inicia en la vida embrionaria y sigue hasta la pubertad. El crecimiento en
longitud se efectúa mediante la adición de hueso nuevo a la cara diafisaria de la placa de crecimiento
o fisis.
La placa de crecimiento es una estructura con forma de disco que se halla intercalada entre la
epífisis y la diáfisis. En la placa de crecimiento se distinguen dos regiones, una central y otra periférica.
La región central está constituida por cartílago hialino en el que se distinguen, desde la epífisis a la
diáfisis, cuatro zonas: zona germinal, zona proliferativa, zona de cartílago hipertrófico y zona de
cartílago calcificado El crecimiento en espesor del hueso se logra mediante la aposición concéntrica
subperióstica de tejido óseo. Las células de la capa mas interna del periostio se diferencian en
osteoblastos que depositan hueso directamente sobre la superficie externa de la cortical diafisaria
(osificación de tipo intramembranoso). El crecimiento óseo depende de factores genéticos y se halla
influido por factores sistémicos (hormonas) y locales.
REPARACIÓN OSEA
El tejido óseo es el único capaz de repararse a sí mismo de manera completa a través de
reactivar los procesos que tienen lugar durante su embriogénesis. Cuando de manera brusca, un hueso
es sometido a fuerzas que superan su resistencia mecánica aparece una línea de fractura. En primer
lugar, en esta zona, se produce un hematoma que es reabsorbido por macrófagos. A continuación,
aparecen células formadoras de hueso, procedentes de ambos lados de la línea de fractura. Estas
células establecen puentes de tejido óseo inmaduro, sin orientación espacial definida (callo de fractura),
que unen entre si los extremos del hueso fracturado. En una fase posterior este hueso, a través de un
proceso de modelado, es sustituido por otro, de tipo laminar, orientado según las líneas de fuerza que
actúan sobre la zona.
La fatiga mecánica puede causar microfracturas trabeculares que no modifican la morfología
externa del hueso. Estas fracturas microscópicas se reparan a través de microcallos de fractura que
muestran una dinámica similar a la de los grandes callos.
NUTRICIÓN
Las superficies de los huesos presentan numerosos orificios (forámenes nutricios) que se
profundizan como conductos vasculares. Existen de primer orden en la diáfisis con vasos principales
que llegan al conducto medular; segundo orden en las epífisis, en huesos planos y cortos y de tercer
orden más pequeños en las superficies no articulares de los huesos. Se pueden contar 50 por mm2.
En el hueso largo la arteria penetra por el foramen nutricio en la médula ósea la cual suple, se
divide en ramas ascendentes y descendentes que se anatomosan con pequeñas ramas que provienen
de epífisis y metáfisis. Los huesos cortos reciben vascularización de los finísimos vasos que provienen
del periostio. Los huesos planos del cráneo son suplidos por numerosos vasos que tienen origen
igualmente en periostio. La inervación es más abundante en la proximidad de las superficies articulares
de los huesos largos, en las vértebras y huesos planos. Los nervios se distribuyen con profusión en el
periostio y acompañan a los vasos nutricios.
EL ESQUELETO HUMANO
El sistema esquelético del hombre está compuesto principalmente por órganos llamados huesos
y por componentes menores, de cartílago. Los huesos se unen en las articulaciones, lo que les permite
moverse conservando una relación significativa entre uno y otro. Los músculos esqueléticos
proporcionan la fuente de energía y pueden convertir esta energía química almacenada en energía
mecánica, es decir, energía de acción.
Tipos de esqueletos
El esqueleto del hombre, como el de otros vertebrados, es vivo, del tipo interno o endosqueleto.
Como tal, crece a medida que el cuerpo lo hace; se adapta a las condiciones de vida del individuo y
tiene la capacidad de componerse por sí solo después de una enfermedad o lesión. Esto lo diferencia
del esqueleto externo o exosqueleto, y el contraste es más notable en los insectos y otros artrópodos.
El exosqueleto no es vivo, sino que es un producto de los tejidos vivos subyacentes. Para que el
organismo pueda crecer, debe deshacerse del exosqueleto y substituirlo después del crecimiento. No
tiene la capacidad de adaptación propia del endosqueleto. Sin embargo, es una buena protección para
el animal. En los vertebrados, el exosqueleto se limita a escamas, conchas (como en las tortugas). En
este capítulo se estudiará únicamente el endosqueleto.
Funciones
El sistema esquelético es una estructura de sostén para los tejidos blandos del cuerpo. Es
básico para la forma del cuerpo y su posición erecta. Los músculos esqueléticos se insertan en los
huesos, y, especialmente en el esqueleto de los miembros, los huesos se usan como palancas y las
articulaciones funcionan como puntos de apoyo alrededor de los cuales se efectúan los movimientos.
Por tanto, el esqueleto desempeña un papel pasivo, aunque esencial.
El esqueleto proporciona protección a los órganos vitales, tales como el sistema nervioso
central, que se aloja en la cavidad craneal (formada por los huesos de la cabeza), y el canal vertebral
(formado por las vértebras). El corazón, los pulmones y los principales vasos sanguíneos se encuentran
dentro de la cavidad torácica con su estructura protectora de vértebras, costillas, esternón y cartílagos
costales.
El esqueleto es un depósito de minerales como calcio y fósforo, y los huesos toman parte en el
metabolismo de estas substancias. Algunos huesos funcionan también como centros para la formación
de células sanguíneas o hematopoyesis. La formación de sangre se desarrolla principalmente en la
médula ósea roja de la epífisis proximal del fémur y del húmero, en las costillas, el esternón, las
clavículas, los huesos coxales, las vértebras y en el diploe de los huesos del cráneo. La médula ósea
amarilla, que se encuentra principalmente en el cuerpo de los huesos largos, también se puede volver
activa en la formación de eritrocitos, granulocitos y plaquetas. Es una reserva de urgencia para la
formación de células sanguíneas.
Desde otro punto de vista, como los huesos se cuentan entre los órganos corporales más
durables y son los que tienen mayor probabilidad de preservarse en la costra terrestre, son una valiosa
fuente de información en los estudios de la evolución. Durante siglos los arqueólogos y paleontólogos
los han buscado en todas partes del mundo, y han contribuido ampliamente a nuestra comprensión de
la historia de la vida y del hombre.
NÚMERO
El adulto posee 206 huesos con exclusión de los huesos supernumerarios y sesamoideos. El número
de piezas óseas varía con la edad, por ejemplo, el hueso coxal en el niño está dividido en tres
fragmentos ilion, isquion y pubis. El esqueleto consta de un eje dividido en segmentos para permitir su
movilidad, y de dos pares de apéndices o miembros que están igualmente divididos en partes
articuladas para la locomoción, prensión, etc. El eje se denomina sistema esquelético axial y está
formado por cabeza ósea, columna vertebral y tórax, este sistema alberga las vísceras u órganos,
distribuye y soporta el peso corporal. Los pares de apéndices corresponden a los miembros superiores
e inferiores que están "unidos" (mejor utilizar articulados) y conectados al sistema esquelético axial a
través de los cíngulos, este sistema se denomina apendicular.
ARTICULACIONES SINOVIALES
Las articulaciones sinoviales son las más frecuentes e importantes desde el punto de vista funcional.
Estas articulaciones permiten un movimiento libre entre los huesos y son típicas de casi todas las
articulaciones de los miembros (por ejemplo articulaciones del hombro y de la cadera). Se denominan
articulaciones sinoviales porque contienen una sustancia lubricante llamada líquido sinovial y están
tapizadas por una membrana o cápsula sinovial.
LAS TRES CARACTERISTICAS FUNDAMENTALES DE LA ARTICULAClON SINOVIAL
Las articulaciones sinoviales posee: (1) Cavidad Articular, (2) Cartílago Articular (3) Cápsula
Articular (cápsula fibrosa tapizada por la membrana sinovial). En general están reforzadas por
ligamentos accesorios independientes o insertados en la cápsula articular (engrosamientos
intrínsecos). La fricción entre los huesos se reduce al máximo en las articulaciones sinoviales, ya que
las caras articulares están cubiertas por una túnica delicada de cartílago articular, lubricado por líquido
sinovial viscoso.
CARTILAGO ARTICULAR
Este cartílago suele ser de tipo hialino, aunque su matriz contiene muchas fibras de colágeno. Este
cartílago no posee nervios ni vasos sanguíneos y se nutre del líquido sinovial que cubre su superficie
libre.
Cada superficie articular está revestida por un cartílago articular, que se adhiere íntimamente al hueso.
Su superficie libre es pulida y de coloración blanquecina. Maleable, extensible, y comprensible, se
deforma bajo la influencia de presiones, para retornar a su espesor original cuando éstas cesan. La
extensión del revestimiento cartilaginoso es directamente proporcional a los movimientos de la
articulación, siendo más extenso en las articulaciones muy móviles.
CÁPSULA ARTICULAR
La cápsula articular envuelve la articulación y está formada por dos elementos: una cápsula fibrosa y
una membrana sinovial (cápsula). Cuando se aplica el término de cápsula articular, suele indicarse la
porción fibrosa de la misma. La membrana sinovial es una membrana de tejido conjuntiva vascular que
tapiza toda la cavidad articular, aunque no cubre el cartílago articular. La membrana sinovial produce
líquido sinovial que lubrica la articulación y se regenera después de sufrir una lesión. La cápsula
articular suele estar reforzada por ligamentos accesorios que forman parte de la cápsula fibrosa
(ligamentos intrínsecos) o son independientes (ligamentos extrínsecos).
Estos ligamentos limitan el movimiento de la articulación y evitan, de esta manera, los desplazamientos
indeseables y las lesiones. La cápsula articular y sus ligamentos accesorios son muy importantes para
el mantenimiento de las relaciones normales entre los huesos de la articulación. Los traumatismos
graves de las articulaciones producen una distensión o desgarro ligamentario, que es frecuente en
deportes de contacto físico a nivel de la rodilla, como sucede en el fútbol.
Algunos ligamentos se encuentran a distancia de la articulación y por lo tanto no son engrosamientos
de la cápsula, estos se denominan ligamentos extrínsecos.
Los ligamentos poseen formas variables: cintilla, cinta, cordón diferenciado, espesamiento adherente
a la cápsula, etc. De resistencia considerable, le confieren a la articulación gran firmeza, como en el
caso de la rodilla, que es capaz de resistir una fuerza de 415 kg sin desgarrarse.
Existen dos tipos de ligamentos.
Ligamentos fibrosos: prácticamente inextensibles, su tensión limita el movimiento.
Ligamentos elásticos: son algo más extensibles, como por ejemplo los ligamentos amarillos de las
vértebras verdaderas.
Con la edad, los ligamentos pierden su elasticidad y flexibilidad volviéndose más rígidos y con mayor
tendencia a acortarse.
ELEMENTOS DE ESTABILIDAD
Estos elementos cumple la función de mejorar la coaptación de las superficies articulares o mejor
encaje para una mayor estabilidad. Existen los labros o rodetes, meniscos y discos.
Labro
Los labros o rodetes marginales, al igual que los meniscos y discos, son dispositivos de aspecto
fibrocartilaginoso formados por tejido fibroso denso.
Los labros, generalmente se disponen, en forma de anillo alrededor de ciertas cavidades articulares a
las que aumentan su superficie articular. Vistos en un corte son triangulares: su base descansa sobre
el contorno de la superficie articular y se confunde, por dentro, con el cartílago de incrustación y, por
fuera, por el periostio; su cara interna mira a la cavidad articular, y la externa confina con los medios de
unión periféricos. Ejemplos encontramos en el rodete articular del hombro y de la cadera.
Meniscos
Interpuestos entre superficies articulares, mejoran su concordancia (congruencia articular). Al corte,
dos de sus caras miran a cada superficie articular y su base periférico se adhiere a la cápsula. Pueden
presentar inserción ósea en sus extremidades, como ocurre en la rodilla.
Discos
Su presencia divide a la articulación en dos pisos. Pueden presentar una perforación en su centro.
Por su cara periférico se fijan a la cápsula articular. Sus otras caras se moldean siempre a las
superficies articulares, a menudo irregulares.
TIPOS DE ARTICULACION SINOVIAL
Existen seis tipos de articulación sinovial, que se clasifican según las formas de las caras articulares,
el tipo de movimiento articular, o ambos.
ARTICULACIONES PLANAS.
Estas articulaciones son muy abundantes y casi siempre de tamaño pequeño. Permiten movimientos
de traslación o deslizamiento, como ocurre en la articulación entre el acromion de la escápula y la
clavícula. Las caras oponentes de los huesos son planas o prácticamente planas. La mayoría de las
articulaciones planas se mueven en un solo eje y por eso también se denominan articulaciones
monoaxiales
.
ARTICULACIONES EN BISAGRA
Estas articulaciones (gínglimo), también se mueven en un solo eje (articulaciones monoaxiales),
permitiendo movimientos en ángulo recto de los huesos de la articulación (p.ej. el codo). Las
articulaciones en bisagra sólo permiten la flexión y extensión de los huesos. La cápsula articular de
estas articulaciones es fina y laxa, en la zona de movimiento, pero los huesos están unidos por
ligamentos colaterales robustos.
Articulación radiocarpiana
ARTICULACIONES EN SILLA DE MONTAR
Estas articulaciones biaxiales se denominan así porque las caras oponentes de los huesos tienen forma
de silla de montar, es decir, son cóncavas y convexas en el lugar de la articulación. La articulación
carpometacarpiana del pulgar (primer dedo) constituye un ejemplo representativo de la articulación en
silla de montar.
ARTICULACIONES ESFEROIDEAS O ENARTROSIS
Estas articulaciones son multiaxiales y se mueven en varios ejes. Se trata de articulaciones muy móviles
de donde la cara esferoidea de un hueso se mueve dentro de la cavidad del otro (p.ej. articulaciones
del hombro y de la cadera). En las enartrosis se producen movimientos de flexión y extensión,
separación y aproximación, rotación medial y lateral y circunducción.
ARTICULACIONES DE PIVOTE
Estas articulaciones son uniaxiales y permiten la rotación. En ellas, una prolongación redondeada del
hueso rota dentro de un manguito o anillo. En el caso de la articulación atlantoaxoidea, el diente
(apófisis o proceso odontoides) del axis (vértebra C2) rota dentro del collar que forma el arco anterior
del atlas (vértebra CI) con el ligamento transverso.
PRONACION Y SUPINACION: rotación medial y lateral respectivamente de los huesos del antebrazo.
INVERSION Y EVERSION: semicircunducción del pie hacia adentro o hacia afuera.
CIRCUNDUCCION: movimiento circular de un articulación.
RETRACCION O RETROVERSION/ PROTRACCIÓN O ANTEVERSIÓN: desplazamiento anterior o
posterior de una articulación en sentido angular.
PROTRUSION Y RETRUSION: Desplazamiento posterior y anterior de la mandibula sobre la cavidad
glenoidea y cóndilo de los temporales.
OPOSICION Y REPOSICION: movimiento que presenta el pulgar de oponerse o tomar posición normal
en relación a los otros dedos.
INERVACIÓN
Las articulaciones poseen una rica inervación. Las terminaciones nerviosas se encuentran en la
cápsula articular, tanto en la cápsula flbrosa como en la membrana sinovial. El tipo fundamental de
sensación que transmiten las articulaciones es la propiocepción, que ofrece información sobre el
movimiento y la posición de las distintas porciones del cuerpo.
Los impulsos se transmiten desde las terminaciones nerviosas de la cápsula hasta la médula espinal y
el cerebro, los cuales participan en los reflejos encargados del control de los músculos que mueven las
articulaciones. Las fibras dolorosas son abundantes en la cápsula
flbrosa y en los ligamentos asociados. Estas terminaciones sensitivas responden a la torsión y
estiramiento, como ocurre cuando se distiende la articulación con líquido (p.ej. rodillas hinchadas) por
sinovitis o inflamación de la membrana sinovial.
IRRIGACIÓN
Existen numerosas arterias articulares que irrigan las articulaciones y emergen de los vasos que rodean
la articulación (p.ej. arterias epifisiarias). Esta arterias suelen comunicarse o anastomosarse formando
redes como p.ej. las anastomosis que rodean al codo. El intercambio entre estas arterias y la cavidad
articular ocurre mediante difusión. Las venas que acompañan a las arterias y, al igual que éstas, están
presentes en la cara articular, sobre todo en la membrana sinovial. El cartílago articular, meniscos,
discos y labro no están irrigados, sino que se nutren por difusión desde el líquido sinovial o bien por
difusión desde irrigación ósea, como en el caso del cartílago articular.