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Una ola de sentimientos se apoderó de Belgrano, cuando sus ojos

captaron a su salvador, San Martín, al que nos salvó a todos como patria,
caminando hacia el altar para casarse con alguien que no era él. Habían pasado
alrededor de seis años desde que no hablaban, se había enterado de que ya era
padre, y aunque su corazón lloraba, bien sabía que su felicidad era también la
suya. Habían quedado de encontrarse antes de su partida de la Argentina,
necesitaba verlo y abrazarlo por una última vez, tratamos de aclarar las cosas y
cerrar asuntos, ya que no solo éramos nosotros los involucrados, él tenía una
familia a la cual cuidar, por lo que nuestro último acto de amor, fue
separarnos, no había futuro para nosotros al menos no en ese tiempo. Sin
embargo mi corazón tomó un nuevo aliento con el solo pensar que tal vez en
algún momento nuestras almas vuelvan a encontrarse, hasta pronto mi amado
salvador.
Aquella madrugada en Liverpool en el año 2022, Oliver se había
despertado aturdido de un sueño nostálgico, como si se tratase de un recuerdo
ajeno y a la vez familiar, un momento vívido que siente pero sabe que no ha
pasado, por lo menos no en esta vida. En el mismo Oliver soñó que estaba en
un antiguo puerto de un país que desconoce. Por la vestimenta de la gente y el
lugar deduce que sucedió hace mucho tiempo, como si se tratase de la época
colonial española. En medio de la oscuridad, los faroles iluminaban
vagamente la importante figura de un hombre con sombrero del ejército
Argentino y una larga capa opaca. El hombre le sonríe tiernamente y lo abraza
diciéndole lo mucho que lo quiere y tenía algo importante por decirle. Le dice
que lo mejor sería cortar lazos y no verse más que sus sentimientos no serían
más que un ambicioso deseo del otro. Con una voz seria y grave el hombre
dijo- “Sabes bien por qué te digo esto… Yo también detesto la sola idea de
separarnos y sé que no podré olvidarte nunca. Pero el mundo no está
preparado para lo nuestro. No podríamos pasar un día sin ser repudiados e
insultados por los demás, nuestras vidas se vendrían abajo y no podríamos
cumplir nuestros sueños. Lo mejor será separarnos…”. Posteriormente el
hombre se despide con una mirada triste en sus ojos, sollozando
silenciosamente, alejándose a pasos lentos por la sombría tiniebla.
Confundido de ese sueño se dirige a su primer día de trabajo, en el
camino mientras se acercaba al local sentía como algo lo atraía ahí como si de
un imán se tratase. Una vez en el lugar su jefe le explico sus horarios, entre
otras cosa, luego se dirigieron donde se encontraban sus nuevos compañeros
de trabajo para poder presentarse. Inmediatamente estrecho su mano con
ambos, sus nombres eran Valentino y Christopher, pero con el último había
algo en particular, se parecía al hombre de su sueño, y una sensación familiar
lo abrazo, como si se conocieran de otro lugar. Se sentía raro cuando estaba
cerca de él, que hasta se le dificultaba respirar, jamás se había sentido así.
Los mese pasaron, y poquito a poquito fue acercándose a sus
compañeros de trabajo, en especial con Chris, teníamos una conexión tan
única, era como si se complementaran sus almas, como si el llenase el vacío
que había en su interior. Ya no era capaz de negar el hecho que sentía algo
por él, así que decidió invitarlo a una cita. Para la misma había preparado una
cena en la playa. Una vez allí, condeso sus sentimientos, los cuales fueron
inesperadamente correspondidos, sellando su hermoso amor con un cálido
beso.

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