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OPEP

La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) es una organización reconocida


desde el 6 de noviembre de 1962 por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a ser los
máximos exportadores de petróleo a nivel mundial.

La OPEP tuvo su sede en Ginebra (Suiza) entre 1960 y 1965, después la trasladó a Viena, gracias a


las facilidades que otorgó el gobierno austríaco. La OPEP "puede tener una gran influencia en el
mercado de petróleo, especialmente si decide reducir o aumentar su nivel de producción".1

El 43% de la producción mundial de petróleo y el 81% de las reservas mundiales de petróleo se


encuentran en países miembros de la OPEP.2 Su dominio en las exportaciones de crudo, para el
tercer trimestre del año 2016, se sitúa en alrededor del 34,9%.3Además, concentra la totalidad de la
capacidad necesaria de producción de petróleo del mundo, lo que, de facto, convierte a la
Organización de países exportadores de petróleo en el banco central del mercado petrolero. En la
década de 1970, las restricciones en la producción de petróleo dieron lugar a un aumento
espectacular de los precios del petróleo y de los ingresos y la riqueza de la OPEP, con
consecuencias duraderas y de largo alcance para la economía mundial. En la década de 1980, la
OPEP comenzó a establecer objetivos de producción para sus naciones miembros; generalmente,
cuando se reducen las metas, los precios del petróleo aumentan. Esto ha ocurrido más
recientemente a partir de las decisiones de la organización de 2008 y 2016 para recortar el exceso
de oferta.

En las décadas de 1960 y 1970, la OPEP reestructuró con éxito el sistema mundial de producción de
petróleo para que la autoridad de toma de decisiones y la gran mayoría de las ganancias estén en
manos de los países productores de petróleo. Desde la década de 1980, la OPEP ha tenido un
impacto limitado en el suministro mundial de petróleo y la estabilidad de los precios, ya que los
miembros hacen trampa con frecuencia en sus compromisos mutuos y los compromisos de los
miembros reflejan lo que harían incluso en ausencia de la OPEP.4

A fines de 2016 se formó un grupo más grande llamado OPEP+ para tener más control sobre el
mercado mundial del petróleo crudo.
Objetivos de la OPEP

La OPEP desde el momento de su fundación contó con el rechazo tanto de los países

consumidores (sobre todo Estados Unidos) como de las principales organizaciones petroleras.

Sin embargo, y como consecuencia de las decisiones adoptadas por los países productores,

poco a poco se fue creando conciencia en las naciones desarrolladas y consumidoras de

petróleo que este es un bien perecedero y por tanto debían ajustar sus necesidades de

consumo a través de la adopción de medidas de conservación, eficiencia y ahorro. De esta

forma, podemos decir que la OPEP cumple con los siguientes objetivos:

 Estabilizar los precios del petróleo en los mercados internacionales

 Salvaguardar los intereses de los Estados productores

 Abastecer de forma eficiente y segura a los países consumidores

 Procurar una ganancia justa a los inversores en la industria del petróleo.

Países miembros y participantes

Actualmente, la OPEP la conforman 14 países de los cuales cinco son miembros fundadores

(Arabia Saudí, Kuwait, Irán, Irak y Venezuela), el resto son Argelia, Angola, Ecuador, Libia, Nigeria,

Catar, Gabón, Indonesia y Emiratos Árabes Unidos. La sede de la Organización se encuentra en

Viena gracias a las facilidades que el Gobierno austríaco otorgó en su día. De estos países, el que

más produce es Arabia Saudí, al que le siguen Venezuela e Irán. Los que menos producen del

grupo son Catar y Libia.

Además de los países miembros existen otros países productores de petróleo que sin formar

parte de la Organización, participan como observadores en las reuniones ordinarias del grupo.

Estos países son Sudán, México, Noruega, Rusia, Kazajistán, Omán y Egipto.
Mijail Gorbachov

(Mijail Sergueievich Gorbachov; Privolnoje, Stavropol, 1931 -


Moscú, 2022) Último dirigente de la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas. Procedente de una familia campesina rusa
de la región del norte del Cáucaso, estudió derecho en la
Universidad de Moscú (1950-55). Allí se casó con Raisha
Maximovna Titorenko y se afilió al Partido Comunista. De regreso
a su región de origen, realizó una rápida carrera política,
ascendiendo a cargos de responsabilidad regional en las juventudes comunistas y en el
partido.

Mijail Gorbachov

Completó su formación con estudios de Agronomía en los años sesenta, lo cual le


permitió obtener su primer gran éxito político al afrontar la catastrófica sequía de 1968.
Fue entonces cuando saltó a la política nacional, resultando elegido miembro del Sóviet
Supremo (1970), del Comité Central del Partido (1971; secretario de Agricultura en
1978) y del Politburó (1980).
Esta rápida ascensión culminó con su elección como secretario general del Partido
Comunista de la URSS tras la muerte de Konstantin Chernenko (1985) por un estrecho
margen de votos; obtenía así el máximo poder de la declinante potencia soviética, que
se completaría con su nombramiento como presidente del Sóviet Supremo y jefe del
Estado (1988).
La llegada de Gorbachov al poder suponía no sólo una renovación generacional, sino
también una esperanza de renovación política: Gorbachov encarnaba la corriente
reformista que proponía una apertura liberalizadora para sacar a la URSS del
estancamiento económico, político y cultural en el que había quedado sumida desde la
época de Brezhnev. Gorbachov no defraudó esas expectativas, pues desde 1990 puso en
marcha un programa político extremadamente audaz que no sólo acabaría con la
dictadura comunista en la URSS, sino con la propia existencia de aquel Estado,
transformando así profundamente el escenario internacional.
Dicho programa, sin embargo, era obra de un comunista convencido, deseoso de
reforzar y perfeccionar el régimen socialista mediante la trasparencia (glasnost) y la
reestructuración (perestroika). La glasnost se produjo primero y con más facilidad:
Gorbachov implantó una mayor trasparencia informativa, acabó con la represión hacia
los disidentes, desmontó el Estado policial y la censura de prensa, restauró cierta
libertad de expresión y reconoció públicamente los crímenes y los errores cometidos en
el pasado por el partido y por el Estado soviético. Con todo ello se ganó el apoyo de los
gobiernos y de la opinión pública occidental.
Esta acogida no es de extrañar, dado que Gorbachov practicó una política exterior
pacifista, llevando de hecho a la URSS a renunciar a su papel de gran potencia mundial,
con tal de reducir así los pesados gastos militares que apenas podía soportar la
debilitada economía del país (tratado de desarme pactado con los Estados Unidos
de Ronald Reagan en 1987, y retirada de Afganistán en 1989). La retirada del ejército
soviético condujo a procesos más o menos revolucionarios que acabaron con los
regímenes comunistas en Europa central y oriental, abriendo el camino para la
reunificación de Alemania (1990).
La reconstrucción económica, sin embargo, sería uno de los principales fracasos de
Gorbachov: la perestroika suponía sacar a la economía soviética del caos y el
anquilosamiento en el que estaba sumida, introduciendo mayor libertad de empresa y
dejando actuar al mercado para corregir los defectos de la planificación. Sin embargo,
estas reformas no tuvieron resultados positivos inmediatos, pues desorganizaron aún
más el sistema productivo existente y ahondaron el empobrecimiento de la mayor parte
de la población. Todo ello creó tensiones sociales, agravadas por los intereses político-
económicos que se veían afectados.
En el aspecto político, se inició una apertura que debía conducir gradualmente a
una democracia pluripartidista; pero los avances en ese camino, considerados excesivos
por la «vieja guardia» comunista, fueron considerados demasiado lentos por la creciente
oposición ajena al partido: Gorbachov y su equipo avanzaban despacio por las
resistencias existentes dentro del régimen y por el temor a perder el control del proceso.
El efecto principal de la apertura fue la eclosión de los sentimientos nacionalistas, que
cuajaron en movimientos independentistas en las diversas repúblicas que formaban la
URSS.
En 1991 se produjo un intento de golpe de Estado militar de tendencia involucionista,
que fue detenido por la fuerza del movimiento democrático radical, encabezado por Boris
Yeltsin; éste se hizo dueño del poder en Rusia, apartando a Gorbachov y pactando con
los dirigentes de las otras repúblicas el desmantelamiento de la URSS. Gorbachov se
retiró de la política en aquel mismo año; aunque se presentó a las elecciones
presidenciales de Rusia en 1996, obtuvo un resultado pésimo, reflejo de la
impopularidad que se ganó en su propio país.
El fin de la guerra fría

Las revoluciones de 1989 en la Europa oriental habían supuesto un acontecimiento


histórico de múltiple resonancia. Por un lado, constituyeron el derrumbe de los sistemas
comunistas construidos tras 1945, por otro, significaron la pérdida de la zona de influencia
que la URSS había construido tras su victoria contra el nazismo y que muchos no
dudaban en denominar "imperio soviético".

La guerra fría, el enfrentamiento que había marcado las relaciones internacionales desde el
fin de la segunda guerra mundial, va a terminar de una forma que nadie se hubiera
atrevido a pronosticar unos años antes, por el derrumbe y desintegración de uno de los
contendientes. El fin de la guerra fría y la desaparición de la Unión Soviética son dos
fenómenos paralelos que cambiarán radicalmente el mundo.

Los historiadores no se ponen de acuerdo en señalar el momento en el que la guerra


fría concluyó. Veamos los principales acontecimientos diplomáticos que jalonaron los años
1989, 1990 y 1991:

 Para muchos, la Cumbre de Malta entre el presidente norteamericano George


Bush y Gorbachov marcó el fin de la guerra fría. Ambos líderes se reunieron en el buque
Máximo Gorki fondeado en las costas de Malta el 2 y 3 de diciembre de 1989.
Pocas semanas después de la caída del Muro de Berlín los dos mandatarios se
reunieron para comentar los vertiginosos cambios que estaba viviendo Europa y
proclamaron oficialmente el inicio de una "nueva era en las relaciones
internacionales" y el fin de las tensiones que habían definido a la guerra
fría. Bush afirmó su intención de ayudar a que la URSS se integrara en la comunidad
internacional y pidió a los hombres de negocios norteamericanos que "ayudaran a
Mijaíl Gorbachov". Este proclamó solemnemente que "el mundo terminaba una
época de guerra fría (...) e iniciaba un período de paz prolongada".
 Otros señalan que el fin del conflicto tuvo lugar el 21 de noviembre de 1990, cuando
los EE.UU., la URSS y otros treinta estados participantes en la Conferencia para
la Seguridad y la Cooperación en Europa firmaron la Carta de París, un
documento que tenía como principal finalidad regular las relaciones internacionales
tras el fin de la guerra fría. La Carta incluía un pacto de no agresión entre la OTAN y
el Pacto de Varsovia. El presidente Bush manifestó tras firmar el documento: "Hemos
cerrado un capítulo de la historia. La guerra fría ha terminado."
 Sólo dos días antes se había firmado Tratado sobre Fuerzas Convencionales en
Europa que suponía una fuerte reducción de tropas y armamento no nuclear en el
continente. Tras entablar negociaciones en Viena en marzo de 1989, se llegó al
acuerdo de que ambas superpotencias debían reducir sus tropas en Europa a
195.000 hombres cada una. Se partía de la presencia de 600.000 soldados
soviéticos y 350.000 norteamericanos.
 El 16 de enero de 1991 la coalición internacional dirigida por EE.UU. inició su
ataque para desalojar a los invasores iraquíes de Kuwait. El apoyo soviético a las
sanciones de la ONU que finalmente llevarían al desencadenamiento de la Guerra del
Golfo fue acordado en la cumbre de Helsinki, celebrada el 9 de septiembre anterior
entre Bush y Gorbachov. Este apoyo era un ejemplo palpable del fin del antagonismo y
de la supremacía norteamericana.
 El 1 de julio de 1991, tras las revoluciones de 1989 y en pleno proceso de
descomposición del estados soviético, el "Tratado de amistad, cooperación y
asistencia mutua" firmado en Varsovia en 1955, el Pacto de Varsovia, desapareció.
La OTAN quedaba como la única gran alianza militar en el mundo.
 Finalmente, el 31 de julio de 1991, Bush y Gorbachov firmaban en Moscú el Tratado
START I de reducción de armas estratégicas. Este acuerdo fue rápidamente
superado al año siguiente, el 16 de junio de 1992, por la firma de Bush y el nuevo
líder ruso Yeltsin del Tratado START II. Los dos antiguos contendientes acordaron
importantes reducciones en sus arsenales nucleares.

En un proceso enormemente rápido la URSS y los EE.UU. pusieron fin al largo


enfrentamiento que habían iniciado tras el fin de la segunda guerra mundial El orden
establecido en Yalta se derrumbó ante la mirada atónita del mundo en unos pocos meses.
LA GUERRA DE VIETNAM
La guerra de Vietnam fue un conflicto bélico que
enfrentó Vietnam del Sur, de tendencia prooccidental
con Vietnam del Norte, que era comunista,
entre 1955 y 1975.
Esta guerra se caracterizó por contar con la participación
directa de los Estados Unidos, que asistió a Vietnam del Sur
con dinero, tropas y armamentos. Vietnam del Norte, por su
parte, fue apoyada por China, Cuba y la Unión Soviética, que
enviaron armas y asesores militares.
En el contexto de la Guerra Fría, la participación directa de los Estados Unidos se justificó en la Doctrina
Truman, que establecía como prioridad de la política exterior estadounidense la contención de la expansión
mundial del comunismo.
La guerra también se extendió a los Estados vecinos de Laos y Camboya, en cuyas selvas se refugiaban los
guerrilleros que formaban parte de las fuerzas rebeldes que atacaban al gobierno de Vietnam del Sur.
Luego de la retirada de las tropas estadounidenses, la victoria de Vietnam del Norte, en 1975, llevó a la
reunificación del país en 1976.
Soldados estadounidenses desplazándose hacia el campo de batalla durante la guerra de Vietnam.
Antecedentes de la guerra de Vietnam
Hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial, en 1939, la región de Indochina, en el Sudeste asiático, era una
colonia de la Tercera República Francesa.
En 1940, tropas japonesas invadieron la colonia y ocuparon parte de la región, mientras que el resto del
territorio quedó bajo la administración de la Francia de Vichy, que era un gobierno títere que colaboraba con
los alemanes.
En 1941, el Viet Minh, una fuerza guerrillera integrada por comunistas y nacionalistas y liderada por Ho Chi
Minh, comenzó una revuelta para poner fin tanto a la dominación colonial francesa como a la ocupación
japonesa.
Luego de la finalización de la guerra, Francia se negó a aceptar los reclamos independentistas de los
insurgentes. Esto inició la Guerra de Indochina (1946-1954), durante la cual Laos, Camboya y Vietnam
proclamaron su independencia.
Tras la derrota de los franceses en la batalla de Dien Bien Phu, en 1954, se celebró la Conferencia de Ginebra,
que estableció:
 La retirada francesa y el fin de su dominación colonial en Indochina.
 La independencia de Laos y Camboya.
 La división de Vietnam en dos Estados separados por el paralelo 17: Vietnam del Sur, con capital en
Saigón y presidida por el emperador Bao Dai; y Vietnam del Norte, con capital en Hanoi y liderada
por Ho Chi Minh.
 La celebración en 1958 de un referéndum en las dos Vietnam para decidir por voto popular la
reunificación del país o la separación definitiva de los dos Estados.


Causas y consecuencias de la guerra de Vietnam
Causas
Entre las principales causas de la guerra de Vietnam se destacan las siguientes:
 Las diferencias ideológicas entre los dos Estados antagónicos en que el país había quedado dividido
en 1954: Vietnam del Norte, con un régimen comunista y economía planificada; y Vietnam del Sur,
que defendía la democracia liberal, el capitalismo y la economía de mercado.
 El propósito de los dirigentes de Vietnam del Norte de reunificar el país, objetivo que apoyaban
tanto China como la Unión Soviética y que rechazaban de plano los Estados Unidos por temor a que
toda la región cayera en manos del comunismo.
 La negativa del gobierno de Vietnam del Sur a realizar el referéndum establecido en 1954 por
la Conferencia de Ginebra.
 El accionar del Frente Nacional de Liberación de Vietnam, también conocido como Vietcong. Esta
fuerza guerrillera, apoyada por el régimen de Vietnam del Norte, se propuso destituir al gobierno
de Vietnam del Sur luego de su negativa a realizar el referéndum.
 El incidente del golfo de Tonkin, en 1964, cuando lanchas patrulleras de Vietnam del Norte se
enfrentaron a un destructor estadounidense que se había internado en aguas que los comunistas
reclamaban como propias. Debido a este incidente, el gobierno de los Estados Unidos decidió
intervenir masivamente en la guerra. Esta participación alcanzó su punto máximo en 1968, cuando
unos 500.000 estadounidenses fueron enviados a Vietnam.
Consecuencias
Entre las principales consecuencias de la guerra de Vietnam sobresalen las siguientes:
 La muerte de más de 4 millones de militares y civiles vietnamitas, y unos 60 mil soldados
estadounidenses.
 La desaparición del gobierno de Vietnam del Sur y la reunificación del país bajo el liderazgo de los
dirigentes comunistas de Vietnam del Norte.
 La primera derrota militar de los Estados Unidos en toda su historia y la pérdida de influencia en la
región de Indochina.
 La deforestación y la contaminación agrícola en Vietnam, como consecuencia de la utilización
masiva de armas químicas por parte de la fuerza aérea de los Estados Unidos.
 La desestabilización del gobierno estadounidense del presidente republicano Richard Nixon que,
en agosto de 1974, renunció a su cargo luego del escándalo desatado por el caso Watergate.
¿Cómo terminó la guerra de Vietnam?
A fines de la década de 1960, se gestó un fuerte movimiento contra la continuidad de la participación de los Estados
Unidos en la guerra de Vietnam. Esto se debió tanto al accionar del hipismo y del movimiento pacifista, que reclamaban
el fin del conflicto, como al impacto provocado en la opinión pública estadounidense por la cantidad creciente de
soldados propios muertos en combate.
Debido a estas presiones, el 27 de enero de 1973 el gobierno de los Estados Unidos firmó los Acuerdos de Paz de París,
que establecieron el fin de las hostilidades, el retiro de todas las fuerzas extranjeras de Indochina y la reunificación
progresiva del país sin intervención externa.
La guerra entre los dos bandos vietnamitas continuó en 1974 y finalizó en 1975, con la toma de Saigón por las fuerzas de
Vietnam del Norte. El 2 de julio de 1976 el país se reunificó con el nombre de República Socialista de Vietnam.
GUERRA DE COREA
La Guerra de Corea fue un conflicto bélico entre Corea del Sur y Corea del Norte entre el
25 de junio de 1.950 y el 27 de julio de 1.953, se considera una de las guerras más
violentas y sanguinarias de la historia y hace parte de uno de los conflictos de la Guerra
Fría. Corea del Sur o la República de Corea contaba con el apoyo varias fuerzas
armadas de otros países comandados por EE.UU, mientras que Corea del Norte contaba
con el apoyo de la Unión Soviética y la República de China.
La Guerra de Corea fue un conflicto realmente brutal, en Corea del Sur alcanzaron
708.500 víctimas mortales, en Corea del Norte fueron 1.042.000 personas muertas; en
ambos casos, entre civiles y militares.

Historia Resumida de la Guerra de Corea


Antecedentes
Al término de la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética y EE.UU decidieron
dividir a Corea en dos partes, dada la forma geográfica del país, el punto de división fue
el paralelo 38. Así entonces, en más o menos el año 1.945 la parte norte de Corea
quedó a cargo de la Unión Soviética, mientras que el sur a cargo de EE.UU, dando como
resultado dos nuevos Estados con su respectiva constitución. Sin embargo, el 25 de
junio de 1.950 Corea del Norte invadió Corea del Sur y así dio inicio a la Guerra de
Corea.

Desarrollo de la Guerra de Corea


Cuando Corea del Norte invadió Corea del Sur, éstos solicitaron apoyo a EE.UU para
repeler el ataque, gracias a la contraofensiva de tropas de Estados Unidos se logró
devolver a las tropas norcoreanas muy cerca del río Yalu por el paralelo 38; incluso, la
ONU envío ayuda de otras naciones. El río Yalu es un río fronterizo entre China y Corea
del Norte; así fue como la República Popular de China comenzó su apoyo a Corea del
Norte, quien también recibió armamento de la Unión Soviética.
Durante el conflicto se vivieron varias batallas, unos que buscaban repelar al ejército
invasor quienes habían acorralado a Corea del Sur hasta su extremo; y los otros que
buscaban derrotar al ejército defensor quienes en algún momento los acorralaron hasta
el límite con China. Por ejemplo, la Batalla del Embalse de Chosin fue un duro golpe para
los aliados, especialmente para la ONU que la conformaban principalmente soldados
estadounidenses.
Corea del Norte sufrió varios bombardeos por parte de EE.UU que dañaron bastante su
infraestructura, y de hecho, Corea del Norte estuvo en riesgo de sufrir hambrunas, pues
con uno de los bombardeos se destruyó la presa Toksan que provocó una inundación en
miles de hectáreas de arroz. Y aunque siempre hubo alarma de usar armas nucleares,
nunca se llegó a eso.
Fin de la Guerra
Finalmente, el fin de la guerra llegó cuando se firmó un acuerdo de paz entre Corea del
Sur y Corea del Note luego de 3 años de conflicto; por lo que se considera que no hubo
un ganador puntual. Sin embargo, fue el ejército de Corea del Norte quien se rindió ante
la amenaza de EE.UU y de la República de China de emplear armas nucleares. A esa
fecha, ya se conocía la historia del bombardeo sobre Hiroshima y Nagasaki que
ordenó EE.UU.
De esta manera, en julio de 1.953 se firmó un armisticio en donde se ponía fin a los
conflictos armados; y además, con ambas partes de acuerdo, se acordó trazar una
frontera de 4km de ancho y tiene 238km de longitud, con el fin de evitar los conflictos
militares.
A esta zona se le conoce actualmente como la Zona Desmilitarizada de Corea, ZDC, que
es la franja de seguridad encargada de ser el límite territorial entre las dos Coreas. Esta
zona se encuentra poco poblada, pues es un territorio de carácter militar, dedicado
especialmente para la contención. La parte norte de la ZDC está administrada por Corea
del Norte, mientras que la parte sur la administra EE.UU. Que sea una zona
desmilitarizada significa que en ese territorio no está permitida ninguna actividad militar.

Consecuencias de la Guerra de Corea


1. Los muertos ascendieron, entre los dos bandos a 1.750.000 personas, de los cuales
779.500 fueron civiles (373.500 por Corea del Sur y 406.000 por Corea del Norte).
2. En Corea del Sur se registraron 103.284 heridos y Corea del Norte se estiman que
hubo 680.000 desaparecidos.
3. En cuanto a la artillería, se estimó que se destruyeron en total 3.059 aviones, 2.714
aviones de Corea del Sur se destruyeron y 345 aviones de Corea del Norte se perdieron.
4. A pesar de haber sido firmado un tratado de paz por ambas Coreas, la tensión política
y militar se mantiene hasta la actualidad, creando un estado de alerta permanente entre
los dos países.
ADOLF HITLER
(Braunau, Bohemia, 1889 - Berlín, 1945) Máximo dirigente de la Alemania nazi. Tras
ser nombrado canciller en 1933, liquidó las instituciones democráticas de la
república e instauró una dictadura de partido único (el partido nazi, apócope de
Partido Nacionalsocialista), desde la que reprimió brutalmente toda oposición e
impulsó un formidable aparato propagandístico al servicio de sus ideas:
superioridad de la raza aria, exaltación nacionalista y pangermánica, militarismo
revanchista, anticomunismo y antisemitismo.

Adolf Hitler
La doctrina del «espacio vital» y el ideal pangermánico de unir los pueblos de lengua alemana lo llevarían a un agresivo
expansionismo; en apoyo de su política beligerante, Hitler rearmó Alemania y reorganizó y modernizó su ejército hasta
convertirlo en una maquinaria temible. Francia y Gran Bretaña consintieron la anexión de Austria y la ocupación de
Checoslovaquia, pero la invasión alemana de Polonia desencadenó finalmente la Segunda Guerra Mundial (1939-45),
cuya primera fase dio a Hitler el control de toda Europa, excepto Gran Bretaña. La fallida invasión de Rusia y la
intervención de Estados Unidos invirtió el curso de la contienda; pese a la inevitable derrota, Hitler rechazó toda
negociación, arrastró a Alemania a una desesperada resistencia y se suicidó en su búnker pocos días antes de la caída de
Berlín.
Biografía
Hijo de un aduanero austriaco, su infancia transcurrió en Linz y su juventud en Viena. La formación de Adolf Hitler fue
escasa y autodidacta, pues apenas recibió educación. En Viena (1907-13) fracasó en su vocación de pintor, malvivió
como vagabundo y vio crecer sus prejuicios racistas ante el espectáculo de una ciudad cosmopolita, cuya vitalidad
intelectual y multicultural le era por completo incomprensible. De esa época data su conversión al nacionalismo
germánico y al antisemitismo.
En 1913 Adolf Hitler huyó del Imperio Austro-Húngaro para no prestar servicio militar; se refugió en Múnich y se enroló
en el ejército alemán durante la Primera Guerra Mundial (1914-18). La derrota le hizo pasar a la política, enarbolando un
ideario de reacción nacionalista, marcado por el rechazo al nuevo régimen democrático de la República de Weimar, a
cuyos políticos acusaba de haber traicionado a Alemania aceptando las humillantes condiciones de paz del Tratado de
Versalles (1919).
De vuelta a Múnich, Hitler ingresó en un pequeño partido ultraderechista, del que pronto se convertiría en dirigente
principal, rebautizándolo como Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores Alemanes (NSDAP). Dicho partido se
declaraba nacionalista, antisemita, anticomunista, antiliberal, antidemócrata, antipacifista y anticapitalista, aunque este
último componente revolucionario de carácter social quedaría pronto en el olvido; tal abigarrado conglomerado
ideológico, fundamentalmente negativo, se alimentaba de los temores de las clases medias alemanas ante las
incertidumbres del mundo moderno. Influido por el fascismo de Mussolini, este movimiento, adverso tanto a lo
existente como a toda tendencia de progreso, representaba la respuesta reaccionaria a la crisis del Estado liberal que la
guerra había acelerado.

Hitler hacia 1933


Sin embargo, Hitler tardaría en hacer oír su propaganda. En 1923 fracasó en un primer intento de tomar el poder desde
Múnich, apoyándose en las milicias armadas de Ludendorff («Putsch de la Cervecería»). Fue detenido, juzgado y
encarcelado, aunque tan sólo pasó en la cárcel nueve meses, tiempo que aprovechó para plasmar sus ideas políticas
extremistas en un libro que tituló Mi lucha y que diseñaba las grandes líneas de su actuación posterior.
A partir de 1925, ya puesto en libertad, Hitler reconstituyó el Partido Nacionalsocialista expulsando a los posibles rivales
y se rodeó de un grupo de colaboradores fieles como Goering, Himmler y Goebbels. La profunda crisis económica
desatada desde 1929 y las dificultades políticas de la República de Weimar le proporcionaron una audiencia creciente
entre las legiones de parados y descontentos dispuestos a escuchar su propaganda demagógica, envuelta en una
parafernalia de desfiles, banderas, himnos y uniformes.
El Tercer Reich
Combinando hábilmente la lucha política legal con el uso ilegítimo de la violencia en las calles, los nacionalsocialistas
o nazis fueron ganando peso electoral hasta que Hitler (que nunca había obtenido mayoría) fue nombrado jefe del
gobierno por el presidente Hindenburg en 1933. Desde la Cancillería, Hitler destruyó el régimen constitucional y lo
sustituyó por una dictadura de partido único basada en su poder personal. Se iniciaba así el llamado Tercer Reich (el
Tercer Imperio alemán, tras el Sacro Imperio del medievo y el Imperio de 1871, desaparecido con la Primer Guerra
Mundial), que no fue sino un régimen totalitario basado en un nacionalismo exacerbado y en la exaltación de una
superioridad racial sin fundamento científico alguno (basado en estereotipos que contrastaban con la ridícula figura del
propio Hitler).
Tras la muerte de Hindenburg, Hitler se proclamó Führer o «caudillo» de Alemania y sometió al ejército a un juramento
de fidelidad. La sangrienta represión contra los disidentes culminó en la purga de las propias filas nazis durante la
«Noche de los Cuchillos Largos» (1934) y la instauración de un control policial total de la sociedad, mientras que la
persecución contra los judíos, iniciada con las racistas Leyes de Núremberg (1935) y con el pogromo conocido como la
«Noche de los Cristales Rotos» (1938), conduciría al exterminio sistemático de los judíos europeos a partir de 1939 (la
«Solución Final»).
La política internacional de Hitler fue la clave de su prometida reconstitución de Alemania, basada en desviar la atención
de los conflictos internos hacia una acción exterior agresiva. Se alineó con la dictadura fascista italiana, con la que
intervino en auxilio de Franco en la Guerra Civil española (1936-39), ensayo general para la posterior contienda mundial;
y completó sus alianzas con la incorporación del Japón en una alianza antisoviética (Pacto Antikomintern, 1936) hasta
formar el Eje Berlín-Roma-Tokyo (1937).
Militarista convencido, Hitler empezó por rearmar al país para hacer respetar sus demandas por la fuerza (restauración
del servicio militar obligatorio en 1935, remilitarización de Renania en 1936); con ello reactivó la industria alemana,
redujo el paro y prácticamente superó la depresión económica que le había llevado al poder.
Luego, apoyándose en el ideal pangermanista, reclamó la unión de todos los territorios de habla alemana: primero se
retiró de la Sociedad de Naciones, rechazando sus métodos de arbitraje pacífico (1933); tras el asesinato del presidente
austriaco Dollfuss (1934), forzó el Anschluss o anexión de Austria (1938); a continuación reivindicó la región checa de los
Sudetes y, tras engañar a la diplomacia occidental prometiendo no tener más ambiciones (Conferencia de Múnich,
1938), ocupó el resto de Checoslovaquia, la dividió en dos y la sometió a un protectorado; aún se permitió arrebatar a
Lituania el territorio de Memel (1939).
La Segunda Guerra Mundial
Cuando el conflicto en torno a la ciudad libre de Danzig le llevó a invadir Polonia, Francia y Gran Bretaña reaccionaron y
estalló la Segunda Guerra Mundial (1939-45). Adolf Hitler había preparado sus fuerzas para esta gran confrontación, que
según él habría de permitir la expansión de Alemania hasta lograr la hegemonía mundial (Protocolo Hossbach, 1937); en
previsión del estallido bélico había reforzado su alianza con Italia (Pacto de Acero, 1939) y, sobre todo, había concluido
un Pacto de no agresión con la Unión Soviética (1939), acordando con Stalin el reparto de Polonia.
El moderno ejército que había preparado obtuvo brillantes victorias en todos los frentes durante los dos primeros años
de la guerra, haciendo a Hitler dueño de casi toda Europa mediante una «guerra relámpago»: ocupó Dinamarca,
Noruega, Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Francia, Yugoslavia y Grecia (mientras que Italia, España, Hungría, Rumania,
Bulgaria y Finlandia eran sus aliadas, y países como Suecia y Suiza declaraban una neutralidad benévola).
Sólo la Gran Bretaña de Churchill resistió el intento de invasión (batalla aérea de Inglaterra, 1940); pero la suerte de
Hitler empezó a cambiar cuando lanzó la invasión de Rusia (1941), respondiendo tanto a un ideal anticomunista básico
en el nazismo como al proyecto de arrebatar a la «inferior» raza eslava del este el «espacio vital» que soñaba para
engrandecer a Alemania. A partir de la batalla de Stalingrado (1943), el curso de la guerra se invirtió, y las fuerzas
soviéticas comenzaron una contraofensiva que no se detendría hasta tomar Berlín en 1945; simultáneamente, se reabrió
el frente occidental con el aporte masivo en hombres y armas procedente de Estados Unidos (involucrados en la guerra
desde 1941), que permitió el desembarco de Normandía (1944).
Derrotado y fracasados todos sus proyectos, Hitler vio cómo empezaban a abandonarle sus colaboradores mientras la
propia Alemania era acosada por los ejércitos aliados; en su limitada visión del mundo no había sitio para el compromiso
o la rendición, de manera que arrastró a su país hasta la catástrofe. Después de haber sacudido al mundo con su sueño
de hegemonía mundial de la «raza» alemana, provocando una guerra total a escala planetaria y un genocidio sin
precedentes en los campos de concentración, Hitler se suicidó en el búnker de la Cancillería donde se había refugiado,
pocos días después de la entrada de los rusos en Berlín.
MODERNIZACIÓN DE JAPÓN
La reacción que el encuentro con el mundo occidental provocó en China y Japón -dos civilizaciones feudales y estáticas- fue
radicalmente distinta. En China, la incapacidad de adaptación del Imperio y de la sociedad tradicional desembocaría en la revolución
(1911), la guerra civil (1927-37, 1945-49) y en la instauración finalmente (1949) de un régimen comunista. En Japón, la  revolución
de 1867 inició un rápido proceso de occidentalización y modernización que, en el curso de treinta años, hizo del país una [potencia
militar#CONTEXTOS#3088,8652] de primer orden -evidenciada ya por su victoria sobre Rusia en la guerra de 1904-05- y un
importante poder industrial y comercial. Las razones de esa diferencia tuvieron que ver, claro está, con las mismas diferencias
geográficas entre ambos países. La pequeña extensión de Japón sin duda facilitó el control que el poder central, pieza clave de la
reforma, ejerció a todo lo largo del proceso. En todo caso, hizo las cosas (construcción de ferrocarriles y carreteras, electrificación,
educación nacional, formación de un ejército moderno...) mucho más simples que en un país de las gigantescas dimensiones y
población de China. Pero las razones de aquella diferencia fueron ante todo culturales. La arrogancia de la elite china, educada a lo
largo de siglos en la idea de la perfección y superioridad de su cultura y de sus tradiciones, le hizo muy poco receptiva, si no
abiertamente cerrada, a toda posible apertura exterior y a toda innovación foránea (tenidas por bárbaras e inferiores). Por el
contrario, las tradiciones guerrera y comercial de Japón -aquélla, reflejada en la privilegiada posición social y jurídica que en el orden
social tuvieron los samurai desde los siglos IX y X- y el fuerte sentimiento de orgullo e identidad nacional de sus dirigentes (la  casa
imperial, el shogún o jefe del gobierno, los daimyos o clanes imperiales) se combinaron para que las elites japonesas vieran en
la evidente superioridad del mundo occidental un desafío al que debía responderse mediante una reforma que hiciese de Japón un
gran poder nacional, militar y comercial. Los rígidos códigos morales que, a distintos niveles, regulaban la conducta de las diferentes
clases y jerarquías de la sociedad japonesa dieron al país un alto grado de cohesión y hasta una fuerte ética colectiva (basada en el
honor y la lealtad, en el paternalismo y la obediencia) y reforzaron a su modo la unidad nacional, el sentimiento nacionalista y la
vertebración social, factores determinantes del proceso de cambio. La modernización de Japón fue "una revolución desde arriba"
propiciada por la propia nobleza japonesa, cuyas claves fueron la restauración del poder imperial y la desaparición del shogunado
ejercido por la familia Tokugawa desde 1603. La revolución se consumó en 1866-68. Pero estuvo precedida por los cambios
menores pero significativos que se habían producido en la primera mitad del siglo XIX (como la tímida diversificación de la
agricultura resultado del contacto con la actividad comercial europea en el Pacífico); y sobre todo, por la grave crisis abierta en la
clase dirigente japonesa, en torno a la apertura o aislamiento del país, por la firma en 1858 de una serie de "tratados desiguales" con
Estados Unidos, Holanda, Rusia, Gran Bretaña y Francia, países a los que se concedieron amplísimos privilegios (luego que en 1853,
Estados Unidos exigiera la apertura de los puertos japoneses al comercio internacional). Algunos hechos especialmente significativos
-como el bombardeo de Kagoshima por barcos ingleses (agosto de 1863) para obligar al gobierno japonés a pagar indemnizaciones
por el asesinato de un súbdito británico en Namamugi o como el bombardeo y ocupación de Shimonoseki (septiembre de 1864) por
tropas de varios países europeos como represalia por las agresiones sufridas por algunos de sus barcos- pusieron de relieve la
debilidad del shogunado para la gobernación y defensa del país. Eso fue lo decisivo. Los clanes de Choshu y Satsuma entraron en
rebelión abierta contra el shogún en 1866. El nuevo Emperador, Mutsu-Hito, que subió al trono en enero de 1867 y que adoptó el
nombre de "Meiji Tenno" (o "emperador del gobierno ilustrado"), pareció apoyarles. En noviembre, aceptó la transformación del
shogunado en una especie de presidencia del consejo imperial. Luego, el 3 de enero de 1868, después de que tropas mandadas por
Saigo Takamori, del clan Satsuma, amenazaran el Palacio Imperial, abolió el shogunado y aceptó la plena responsabilidad
administrativa. La revolución del 68 fue una "revolución de la aristocracia" llevada a cabo en nombre del Emperador por
jóvenes samurais de los clanes Choshu, Tosa y Satsuma, contra el atraso y la debilidad del régimen feudal de los Tokugawa, y su
incapacidad para hacer frente a la amenaza occidental. La idea capital de la revolución fue la centralización y reforzamiento del
poder imperial, como vía para el desarrollo de la riqueza y del Ejército nacionales y para la reafirmación de la independencia y
prestigio internacionales de Japón. La revolución, llevada a cabo y controlada durante sus primeros veinte o treinta años por un
grupo reducido de personalidades notables (Iwakura Tomomi, Okubo Toshimichi -el hombre fuerte del país entre 1873 y 1878-, Goto
Sojiro, Kido Koin, Inouye Kaoru, Ito Hirobumi, Yamagata Aritomo, Itagaki Taisuke y otros), cambió Japón e introdujo profundas
reformas militares, navales, industriales, económicas y educativas. Se cambió de inmediato el aparato del Estado. En junio de 1868,
un decreto imperial proclamó la separación de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, estableció un conjunto de ministerios, una
Asamblea bicameral consultiva y un Consejo de Estado (Dajokan), integrado por samurais, en el que confluía toda la labor del
gobierno. En agosto de 1871, los dominios feudales fueron abolidos y se creó en su lugar un sistema de prefecturas territoriales (a
cuyo frente, sin embargo, se nombró a los propios daimyos), dependientes del poder central. Se crearon cuerpos de funcionarios al
estilo occidental y una policía moderna. En 1873, se reformó la estructura del Ejército, mediante la abolición de los privilegios que
los samurais tenían en el antiguo ejército imperial, y se procedió a la creación de un Ejército nacional según el modelo prusiano, con
servicio militar obligatorio, ejército que demostró ya su capacidad al aplastar en 1877 la rebelión de algunos samurais del clan
Satsuma liderados por Saigo, descontentos con la evolución de las reformas. Se inició también la construcción de una Marina
moderna, inspirada en la británica y con barcos adquiridos en Inglaterra, bajo la dirección de Yamagata. En 1871, se estableció la
igualdad jurídica de los japoneses ante la ley. En los años siguientes, se introdujo un conjunto de códigos legales que transformaron
toda la armazón del Derecho del país. En 1872, se creó un sistema de educación primaria obligatoria y se inició un gran plan de
construcción de liceos y escuelas. En 1877 se abrió la Universidad de Tokio (la antigua Edo, que había sido declarada nueva capital
imperial), donde buena parte de la enseñanza se impartía en inglés e incluso (medicina) en alemán, a cargo de profesores
extranjeros. En 1872 apareció el primer periódico y se construyó la primera línea de ferrocarril: en 1892 había ya 600 periódicos y
para 1914 Japón tenía una red ferroviaria de unos 10.000 kilómetros. Se occidentalizaron el vestido y el peinado, la alimentación y la
bebida, el calendario (en 1873) y la arquitectura. Algunas grandes ciudades instalaron tranvías modernos e iluminación callejera. Se
creó un sistema moderno de correos (1871) y para 1880 había telégrafo en casi todas las localidades. La acción del gobierno fue
igualmente decisiva en la modernización del sistema y las estructuras económicas. Creó el marco legal que hizo posible el desarrollo
de una economía de mercado, usó los instrumentos a su disposición (política presupuestaria, fiscal y arancelaria) para favorecer el
despegue de la producción nacional y tomó la iniciativa en áreas esenciales, como el transporte, las comunicaciones y la industria del
acero. En 1871 se creó un sistema financiero tipo occidental, con la creación del yen (equivalente a un dólar norteamericano) y se
autorizó el establecimiento de bancos nacionales. En 1876, se fundó el primer banco privado; dos años después se creó la Bolsa de
Tokio (que inicialmente operó con bonos del Estado pero que enseguida negoció toda clase de bonos industriales). En 1882, se
estableció el Banco de Japón como banco central. Inicialmente, los bancos fueron preferentemente bancos comerciales y de
depósito; desde la década de 1890 se autorizó la creación de bancos especiales -garantizados por el gobierno- para la inversión en la
industria, la agricultura, la electricidad y los transportes. Japón importó capital extranjero: la inversión exterior optó principalmente
por bonos del Estado y acciones ferroviarias. La extraordinaria eficiencia del sistema bancario contribuyó decisivamente al desarrollo
económico del Japón. La iniciativa gubernamental fue, como ya ha quedado dicho más arriba, igualmente determinante. Además de
retener el monopolio de correos y telégrafos, el Estado estableció directamente las primeras factorías textiles (1870), de cemento
(1875), de vidrio (1876) y de hierro y acero (las Acerías Yawata, construidas en 1896). A partir de 1896, el Estado nacionalizó la red
ferroviaria, y en todo momento favoreció la industria nacional a través de subsidios y créditos, protección arancelaria, estímulos a la
exportación y contratos sustanciosos. Pero fue sobre todo el sector privado y en concreto, el sector textil (seda, algodón) y el
comercio exterior los que hicieron de Japón en apenas veinte años una potencia económica. Japón, en efecto, se convirtió en un
gran exportador de seda natural y de tejidos de seda y algodón. El valor de sus exportaciones se multiplicó por treinta entre 1878/82
y 1913/17. La exportación de seda en bruto pasó de 1.347 toneladas en 1883 a 9.462 toneladas para el período 1909-13. Los
japoneses penetraron con inusitada fuerza en los mercados norteamericano (seda) y chino y coreano (algodón). En 1877 sólo
existían tres fábricas de tejidos; en 1889 eran ya 83. El impulso industrializador se extendió además a otros sectores: destilerías,
plantas químicas, papeleras, fábricas de suministros eléctricos, cristalerías, productos recauchutados, centrales lácteas. En 1893, se
construyó la primera locomotora nacional. En 1896, comenzó la fabricación nacional de hierro y acero y en 1899, la de bicicletas
(que durante la I Guerra Mundial se exportarían a casi toda Asia). La producción de minerales -Japón disponía de carbón y cobre-
se multiplicó por diez entre 1885 y 1905. En 1870, apenas si producía 250.000 toneladas de carbón; en 1914, llegaba a los 20
millones de toneladas. Cuatro grandes conglomerados industrial-financieros de base familiar o zaibatsu (Mitsui, Mitsubishi,
Sumitomo y Yasuda) dominaron la economía japonesa, con fuertes lazos además con la política: ello le dio un grado de
concentración y cohesión extraordinarios. En suma, la economía japonesa creció a un 4,4 por 100 anual entre 1880 y 1913. La
población creció de 35 millones de habitantes en 1873 a 55 millones en 1918. En 1873, el 70 por 100 de la población trabajaba en la
agricultura; en 1918, sólo lo hacía el 50 por 100. Para ese año, el 30 por 100 de la población vivía en ciudades de más de 10.000
habitantes, localizadas en su mayoría en las áreas industriales y en la costa. El rapidísimo y formidable despegue industrial de Japón
reforzó los sentimientos de identidad nacional  y orgullo y conciencia raciales del país. La idea básica de la revolución de
1868, hacer un país rico y un ejército fuerte, parecía en la práctica conseguida. Japón, sus elites y su población, estaban imbuidos de
un fuerte sentido sobre su propia misión como nación y como pueblo. Significativamente, la educación fue reformada en 1886 -por
el ministro Mori Arinori-, de forma que se indoctrinase a los jóvenes en un sentimiento nacionalista de servicio al Estado, al Ejército y
a la nación. Más aún, el sintoísmo, la mitología tradicional japonesa convertida en religión oficial en 1868 (aunque budismo y
confucianismo seguían constituyendo la base de las creencias religiosas y éticas de los japoneses), pasó a formar parte central desde
1890 del sistema educativo, como forma de reforzar el culto al Emperador y a los antepasados. El nacionalismo, un nacionalismo
no articulado en teorías o textos ideológicos, era de hecho la fuerza colectiva que sostenía e inspiraba la formación de Japón en un
Estado moderno. El liberalismo no era una tradición japonesa. Así, el movimiento hacia el gobierno parlamentario, que fue
impulsado primero por Itagaki Taisuke y Goto Shojiro -que en 1881 crearon el partido liberal o Jiyuto- y luego por Okuma Shigenobu
-fundador poco después del Kaishinto o partido progresista-, no fue en realidad sino una escisión en el seno de la misma oligarquía
gobernante, aunque tuviera un cierto apoyo popular. La misma Constitución, promulgada el 11 de febrero de 1889 (en vigor hasta
1947), elaborada principalmente por Ito Hirobumi y revisada por el Consejo Privado del Emperador, se inspiró en la Constitución
prusiana. Introducía el gobierno ministerial -que se implantó incluso antes de su promulgación, en 1885- y un sistema bicameral.
Pero se trataba de una Constitución autoritaria y centralista, en la que el poder ejecutivo no era responsable ante el Parlamento (o
Dieta) sino ante el Emperador -que conservaba además el poder legislativo supremo- y en el que el Ejército y la Marina quedaban al
margen del propio poder civil. La Cámara Alta era designada. La Cámara de Representantes era elegida, pero originalmente el
electorado supuso solamente el 1,24 por 100 de la población (lo que no impidió que las elecciones fuesen a menudo muy disputadas
y violentas debido al fraccionalismo extremado de la propia oligarquía, y que las Dietas fueran muchas veces, y pese a la corrupción
electoral, hostiles a los gobiernos designados por el Emperador). Se crearon nuevos partidos políticos. En 1900, Ito y Saionji
Kimmochi crearon el Seiyukai, o Sociedad de los Amigos Políticos; en 1898, Itagaki y Okuma habían creado el Kenseito, o Partido de
la Política Constitucional, del que, con posterioridad, nacerían el Kokuminto, o partido popular constitucional, y el Doshikai, o Alianza
Constitucional, liderado por Katsura Taro. Pero los partidos no eran sino entramados de clanes familiares y clientelas. Hasta 1900-
1905, el verdadero poder no lo formaban ni el gobierno ni los partidos ni las cámaras, sino los genró (o mayores), el grupo no oficial
de altos consejeros del Emperador (al que pertenecían muchos de los políticos citados como Ito, Matsukata, Yamagata, Saionji,
Katsura, que se alternaron en la jefatura del gobierno entre 1885 y 1913). Más aún: el "establishment" militar, controlado por los
clanes Choshu (ejército) y Satsuma (marina), formaba un grupo de poder separado e intocable, obediente únicamente al Emperador
(que designaba a los ministros militares) e inspirado por una subcultura propia, impregnada de nacionalismo exaltado,
antiparlamentarismo y [belicismo expansionista#CONTEXTOS#3088,8652]. El expansionismo militar del Japón fue, pues, la
consecuencia casi natural del engrandecimiento nacional que el país había experimentado desde 1868. El nuevo Japón dio pruebas
de sus ambiciones tempranamente. En 1872, reclamó a China las islas Riu-Kiu y en 1879 hizo de ellas una prefectura japonesa. En
1873, adquirió las islas Borin y en 1875 se anexionó las Kuriles -previamente divididas entre Rusia y Japón-, a cambio de renunciar a
la mitad sur de la isla Sajalin en beneficio de Rusia. Las tensiones con China en torno a Corea -protectorado chino, pero donde la
influencia económica y política japonesa había crecido considerablemente desde 1870- derivaron en una guerra abierta entre ambos
países, que estalló en el verano de 1894 cuando tropas de uno y otro país intervinieron en Corea en apoyo de facciones políticas
rivales. La transformación que Japón había experimentado quedó ahora de manifiesto. Desplegó un ejército de 420.000 hombres y
una pequeña pero muy moderna y eficaz marina formada por unos 20 barcos de guerra de reciente construcción. Japón obtuvo una
serie de espectaculares victorias e impuso a China el tratado de Shimonoseki (17 de abril de 1895), por el que se anexionó Formosa y
la península de Liaotung -a la que sin embargo renunció por presión de Rusia-, obligó a China a reconocer la independencia de Corea
y le exigió y obtuvo una fuerte indemnización de guerra. El militarismo japonés recibió así un considerable impulso. Japón impuso
ahora a las potencias occidentales la revisión de los "tratados desiguales" de 1858. Apoyó la insurrección nacionalista
antinorteamericana de Aguinaldo en Filipinas (1899-1902). Colaboró con las potencias occidentales en el aplastamiento de la
rebelión xenofóbica de los boxers en China (1900). Y en 1902, firmó con Gran Bretaña una alianza defensiva -primer tratado en
términos de igualdad entre una potencia europea y una asiática-, inspirada en el interés mutuo de contener el expansionismo ruso
en Asia. Precisamente, la rivalidad ruso-japonesa en torno al sur de Manchuria y Corea -áreas de influencia de ambos países- sería
una de las principales consecuencias de la contienda de 1894 y la causa de la guerra que entre Rusia y Japón estallaría en febrero de
1904. Como ya se indicó entonces, la guerra comenzó por un ataque por sorpresa lanzado por la marina japonesa -muy reforzada
desde 1895- contra la escuadra rusa estacionada en el puerto chino de Port-Arthur, en la península de Liaotung. Los japoneses
lograron, luego, grandes victorias en las batallas del río Yakú y Mukden, en Manchuria, y finalmente, el 28 de mayo de 1905, la
escuadra del almirante Togo destruyó en su totalidad la flota rusa del Báltico en la batalla de Tsushima. Por el Tratado de Potsmouth
(Estados Unidos), debido a la mediación del Presidente norteamericano Roosevelt, Rusia cedió a Japón parte de la isla de Sajalin,
numerosas instalaciones portuarias y ferroviarias en la península china de Liaotung y hubo de pagarle una fuerte indemnización de
guerra. Japón, además, controló Corea, donde impuso como Residente General a Ito Hirobumi, y, tras el asesinato de éste por
nacionalistas coreanos, se anexionó el país (22 de agosto de 1910). Cuando en 1912 murió el Emperador  Mutsu-Hito, Japón era un
país rico. Producía hierro, acero, cemento, gas, electricidad, maquinaria, fertilizantes, barcos. La renta nacional creció entre 1890 y
1914 -verdadera época de oro para la economía japonesa- en un 80 por 100. Disponía igualmente de un ejército fuerte. Poco tenía
que ver con el estereotipo almibarado -país exótico de costumbres y rituales armoniosos y delicados y sensibilidad y refinamiento
exquisitos- creado por la moda japonesista occidental, cuya expresión pudieron ser los libros de Lafcadio Hearn y la ópera Madame
Butterfly de Puccini (1904). A la muerte del Emperador, el general Nogi, uno de los héroes de la guerra contra Rusia, se  suicidó a
la manera tradicional de los samurai como manifestación de lealtad a su señor. Los grupos ultranacionalistas violentos como el
Genyosha, o Sociedad del Océano Oscuro, y como el Kokuryukai, o Sociedad del Dragón Negro, tenían desde principios de siglo una
ascendencia social cada vez más acusada. El primer gobierno formado bajo el nuevo Emperador, Yoshi-Hito, hubo de dimitir casi
de inmediato por un grave conflicto con los militares en torno a los presupuestos. El Ejército intervenía casi de forma habitual para
restablecer el orden público en las ocasiones en que, por distintos motivos -sociales, políticos-, estallaban conflictos callejeros.
Militares y ultranacionalistas (como Toyama Mitsuru, el inspirador del Kokuryukai) creían en la tesis del renacimiento de Asia bajo el
liderazgo militar e ideológico del Japón.

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