EDUARDO.

Usted es un hombre de bien, simpático, muy sincero, y la sinceridad, por lo

rara, se estima mucho en todos los ambientes. (Tras una pausa y con
manifiesta intención) Y vamos a ver, ya que estamos en el terreno de las
confidencias: entre las mujeres que ha conocido usted ahora ¿no hay ninguna
que le haga… impresión? Porque a mí me ha parecido notar que hay dos que
simpatizan con usted mucho: mi prima Rita y Ramona. ¿Es que usted le haría
ascos a cualquiera de ellas? Con sinceridad, Macario. ¿A cuál elegiría usted de
las dos?
Imagino que con ellas sufre la eterna lucha que suelen sostener todos los
hombres: una representa el espíritu, y la ora la materia.
Me figuro que Rita será el espíritu. ¿Y con ramona?... Pues, nada, ¡a ellas!