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Desarrollo
Antoine Marie Jean-Baptiste Roger Conde de Saint-Exupéry (Lyon, 29 de junio de 1900 - Mar
Mediterráneo, en las proximidades de Marsella, 31 de julio de 1944), más conocido como
Antoine de Saint-Exupéry, fue un aviador francés y un escritor caracterizado por una prosa
rigurosa plagada de retórica, lirismo y aventura, mundialmente conocido por la popular obra El
Principito y por una corta obra en la que sus experiencias como piloto fueron su fuente de
inspiración.
Nació en la ciudad de Lyon en una familia aristocrática, y, desde la pérdida de su padre cuando
tan solo tenía 4 años, mantuvo un fuerte vínculo con su madre, quien le transmitió su
sensibilidad y amor a la cultura.
Tras recibir educación en diversos colegios religiosos, al término de sus estudios secundarios
intenta entrar en la Escuela Naval, pero no aprueba los exámenes de ingreso. En 1920 cumple
A los pocos meses, desatada la Segunda Guerra Mundial, combate como piloto de
reconocimiento y, tras la caída de Francia, se instala en Nueva York. En la gran ciudad
norteamericana escribe Piloto de guerra (1942), fruto de sus experiencias durante la
contienda, y El Principito (1943), fábula infantil que esconde una crítica del mundo adulto en el
que se tratan temas profundos como el sentido de la vida, la soledad, la amistad, el amor y la
pérdida que fue ilustrada por él mismo. La obra, de gran originalidad, lo hizo universalmente
famoso y se ha convertido en uno de los fenómenos literarios más importantes de este siglo,
con ventas que superan los 140 millones de ejemplares en todo el mundo.
Tras el éxito obtenido por El Principito, se reincorpora al servicio activo en el norte de África,
donde escribe una obra de reflexiones filosóficas y políticas titulada Ciudadela, que sería
publicada póstumamente (1948), pues el 31 de julio de 1944, Antoine de Saint-Exupéry
despega de un campo de aviación de Córcega para cumplir una misión de la que no regresaría
jamás, tras haber desaparecido su avión en el Mediterráneo.
Esta es una de las razones del porque que esta obra ha logrado ser tan importante en años
posteriores, además de demostrar que se podían crear libros no solo narrando la situación que
se estaba viviendo llena de rudeza y crudeza, si no que partiendo de esto explícitamente se
podían narrar historias con esperanza ante un mundo tan complicado.
La historia se centra en un pequeño príncipe que realiza una travesía por el universo. En este
viaje descubre la extraña forma en que los adultos ven la vida y comprende el valor del amor
y la amistad.
El principito narra la historia de un piloto que, mientras intenta reparar su avión averiado en
medio del desierto del Sahara, se topa con un pequeño príncipe proveniente del asteroide B
612, que le pide insistentemente que le dibuje un cordero y que nunca olvida una pregunta.
Un día, en el suelo del asteroide, nace una flor. El principito la cuida y atiende con dedicación,
pero la flor es dramática y caprichosa, y esto le molesta. Entonces, decide abandonar su hogar
y emprender un viaje por el universo en busca de un amigo.
En la travesía, que llevará al principito a visitar varios asteroides hasta llegar a la Tierra,
conocerá a un variado grupo de excéntricos personajes que lo convencen de lo extraño que es
el mundo de los adultos, tan ocupados siempre en asuntos serios e importantes, que se
olvidan de disfrutar la vida.
En la Tierra, el principito entrará en contacto con animales, flores y personas. Será allí donde,
antes de encontrar al piloto, conocerá al zorro, quien le revelará la importancia de la amistad y
el valor del amor que siente hacia su flor. Será la nostalgia por ella y la decepción que le causa
el mundo de los adultos lo que lo motivará a regresar a su planeta.
El Principito es considerada como una de las obras más importantes de la literatura y ha sido
traducido a más de 250 idiomas y dialectos. Además, fue referida como el mejor libro francés
del siglo XX, siendo así uno de los títulos más vendidos de la historia (con más de 200 millones
de ejemplares) junto a Historia de dos ciudades, de Charles Dickens.
Aunque la novela fue tomada como libro infantil, se trata de un relato crítico hacia la edad
adulta, donde se tratan reflexiones sobre la amistad, la soledad, la pérdida, el amor y el
sentido de la vida.
"He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: sólo con el corazón se puede ver bien; lo
esencial es invisible a los ojos".
"No se debe nunca escuchar a las flores. Sólo se las debe contemplar y oler. La mía
perfumaba mi planeta, pero yo no era capaz de alegrarme de ello".
"Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante".
"No era más que un zorro, semejante a 100.000 otros. Pero yo lo hice mi amigo y ahora es
único".
"Por la noche mirarás las estrellas; mi estrella será para ti una cualquiera de ellas. Todas
ellas serán tus amigas".
"Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, empezaré a ser feliz desde las tres".
"Es una locura odiar a todas las rosas sólo porque una te pinchó. Renunciar a todos tus
sueños sólo porque uno de ellos no se cumplió".
“Los hombres –dijo el Principito– se meten en los trenes pero no saben a dónde van. No
saben qué quieren ni saben qué buscar…”
“Es igual con la flor. Si quieres a una flor que habita en una estrella, es muy dulce mirar al
cielo por la noche. Todas las estrellas han florecido”.
“Conozco un planeta donde vive un señor muy colorado, que nunca ha olido una flor, ni ha
mirado una estrella y que jamás ha querido a nadie. En toda su vida no ha hecho más que
sumas. Y todo el día se lo pasa repitiendo como tú: “¡Yo soy un hombre serio, yo soy un
hombre serio!”… Al parecer esto le llena de orgullo. Pero eso no es un hombre, ¡es un
hongo!”
“Las personas mayores nunca pueden comprender algo por sí solas y es muy aburrido para
los niños tener que darles una y otra vez explicaciones”.
“¡La Tierra no es un planeta cualquiera! Se cuentan en él ciento once reyes (sin olvidar,
naturalmente, los reyes negros), siete mil geógrafos, novecientos mil hombres de negocios,
siete millones y medio de borrachos, trescientos once millones de vanidosos, es decir,
alrededor de dos mil millones de personas mayores”.