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Nombre: Perla Jazmín Chavarín Uribe

Materia: Bases anatómicas y fisiológicas

Biografías endocrinas Fecha: 29-oct-2022


Grado: 3B
Robert James Graves
El Dr. Robert Graves es uno de los grandes exponentes de la Escuela Irlandesa de Dublín,
que enfatizó la importancia de la observación clínica para el diagnóstico médico. Nació en
Dublín el 27 de marzo de 1796 como octavo hijo del matrimonio constituido por el clérigo
Rev. Richard Graves y Elizabeth María Drought. Su primera esposa fue una prima, Matilda
Jane Eustance, quien murió en el parto a los 19 años. Igual desgracia le ocurrió con su
segunda mujer, Sarah Jane Brinkley, que murió después de haber dado a luz una hija a los
26 años. Su tercera esposa fue Anna Grogan con la cual tuvo seis hijos. Después de un
brillante desempeño en sus estudios de pregrado en el Trinity Colllege de Dublín se tituló
de médico en 1818. Luego viajó por Europa visitando los principales centros de la medicina
en Edimburgo, Londres, Berlín, Viena, Gottingem, Hamburgo, Copenhague y también de
Francia e Italia.
En 1921 retornó a Dublín e inició su práctica médica como Médico jefe en el hospital Meath,
y también en el Hospital Condal y en el Hospital de Incurables de Dublín. En el Hospital
Meath se inició en la enseñanza de la medicina clínica, introduciendo notables y atrevidas
reformas en Irlanda, producto de sus observaciones en el periplo europeo que había
efectuado poco antes. La primera de ellas fue que la enseñanza se debía hacer junto a la
cama del paciente, una novedad en Irlanda donde la enseñanza se hacía en la cátedra
expositiva.
El libro de William Hale “Great Doctors of the Nineteenth Century” reproduce así el
pensamiento del Dr. Graves: “El sistema de Edimburgo en el cual el profesor interroga al
paciente en alta voz y el ayudante repite también en un tono similar sus respuestas, para la
masa de alumnos situados alrededor de la cama, muchos de los cuales no podían ni
siquiera ver al paciente, y que oyendo esto tomaban notas, no sirve”. “Los estudiantes
deben examinar por si mismos a los pacientes, bajo la guía de sus tutores, y deben plantear
a sus profesores sugerencias de diagnóstico, anatomía mórbida y tratamiento, para que
ellas sean discutidas en conjunto”. A este respecto, se recuerdan frases suyas como: “el
graduado no puede ser un practicante que nunca ha practicado” y refiriéndose a la
investigación: “aprendan a cumplir con el deber al mismo tiempo que a paladear el placer
de un trabajo original”.
También rompió con la tradición de efectuar la docencia en latín cambiando al inglés. Fue
pertinaz en desarrollar el espíritu de observación de sus alumnos. Iniciaba su curso
diciendo: “Desde el inicio mismo del curso los alumnos deberían ser testigos de los efectos
y progresión de las enfermedades, perseverando en la diaria observación de ellas durante
todo su período de estudios”. Otra innovación del Dr. Graves fue el introducir en el examen
físico la medición del pulso arterial con la ayuda de un reloj de pulsera, que diseñó y
consiguió que fuera fabricado con manecilla segundera; lamentablemente no solicitó la
patente para ese diseño y la compañía que lo fabricó obtuvo ingentes ganancias, pero no
él. Respecto a los tratamientos de los pacientes febriles fue incansable en preconizar que
debía mantenerse la hidratación y alimentación en vez de suspenderla, como era la usanza.
Fue tanta su convicción al respecto que le propuso a su ayudante e inicialmente alumno,
Dr. Williams Stokes que su epitafio debía ser: “Alimentó a los febriles”. Su tipo y
personalidad era la propia de un gran profesor: alto de talla, algo atezado, vivaz y
conversador, a veces sarcástico. Su caballerosidad, falta de arrogancia y culto a la verdad
lo hicieron querido y respetado. En reconocimiento de sus méritos académicos en la
enseñanza médica fue distinguido como Profesor Regio del Instituto de Medicina del Trinity
Collage de Dublín. Tenía una singular habilidad para aprender idiomas extranjeros. Al
respecto, una anécdota lo retrata cuando fue detenido en Austria con el cargo de no tener
pasaporte y ser espía alemán; su condición de irlandés no era creíble para la policía a la
luz de su perfecto manejo del idioma alemán.
Su personalidad de líder la demostró cuando viajando en barco por el Mediterráneo entre
Génova y Sicilia, y en medio de la tempestad y frente a una tripulación renuente tomó el
mando de la embarcación para conseguir que se arreglaran las bombas de achique usando
trozos de cuero de sus propios zapatos, y no se lo abandonara; para ello con un hacha
impidió que se descargará el bote de emergencia. El paso a la historia de la medicina del
Dr. Graves se hace a través de su descripción primera del bocio exoftálmico que hoy lleva
su nombre.
En 1834 disertó en varias oportunidades sobre esta enfermedad, observaciones que fueron
publicadas al año siguiente. En estos artículos describía en gran detalle a tres pacientes
con bocio y palpitaciones precordiales: “los globos oculares estaban visiblemente
agrandados, de modo que los párpados eran incapaces de ocluirse durante el sueño o
voluntariamente. Cuando los ojos eran abiertos siempre era posible de ver una parte
importante del blanco del ojo sobre la córnea”. Describió también la repercusión de la
enfermedad sobre el pulso y el corazón, anotando que el primer tono cardíaco era factible
de ser escuchado con el oído colocado a un cuarto de pie del tórax. Interpretó la
fisiopatología erróneamente considerando que el crecimiento del tiroides era secundario al
aumento de la función cardíaca. Incluso teorizó un paso más allá cuando dijo:” Es obvio
señores que, si las palpitaciones en la enfermedad funcional del corazón causan aumento
de la glándula tiroides, debemos esperar también crecimiento de esta glándula, cuando las
palpitaciones se originen por enfermedad orgánica del corazón”.
Otros temas de la medicina que fueron de su interés y sobre los cuales hizo aportes fueron:
el edema angioneurótico, la eritromelalgia, la esclerodermia y la miosis extrema asociada a
hemorragia cerebral pontina. Entre 1832 y 1842, fue editor del “Dublín Journal of Medical
and Chemical Science”, revista de la cual fue cofundador. Su fama académica se sustentó
también en su obra “Clinical Lectures”, publicada en 1843, que era considerada como texto
guía en la enseñanza médica.
Murió en su casa en Dublín, en ejercicio de su profesión, a la edad de 57 años (1853). Su
ciudad natal, Dublín, erigió en 1878 una estatua suya en agradecido recuerdo de su persona
y su legado.
Harvey Cushing
El Dr. Harvey Williams Cushing nació en Cleveland, Ohio, EE. UU., el 8 de abril de 1869,
siendo el menor de los diez hijos del matrimonio formado por el médico Kirke Cushing y
Bessie Williams. Se graduó en Yale, donde demostró buenas condiciones deportivas en
béisbol y atletismo. Estudió medicina en la Universidad de Harvard, titulándose en 1895.
Completó luego su internado en el Massachussets General Hospital e inició su formación
como cirujano en el Hospital Johns Hopkins de Baltimore, bajo la tutoría del famoso cirujano
Dr. William Stewart Halsted (1852-1922), quien contribuyó con notables innovaciones en
cirugía de mama, del tiroides e incluso trabajos experimentales de auto e isotrasplante de
las paratiroides.
Después, Harvey visitó por un año clínicas extranjeras e institutos de investigación para
volver y trabajar por 12 años en el hospital de Johns Hopkins. Luego, fue llamado como
profesor de Cirugía en la Escuela de Medicina de Harvard, en Boston, y ocupó desde 1912
a 1932, el cargo de jefe de Cirugía en el Hospital Peter Brent Brigham. El Dr. Cushing tuvo
como guía y mentor entrañable al Dr. Sir William Osler, a quien reconocía como un
verdadero padre. Se casó el 10 de junio de 1902 con Catherine Stone Crowell, hija de una
familia aristocrática de Cleveland. De este matrimonio nacieron cinco hijos, que rompieron
la tradición médica familiar; tres de ellos fueron mujeres, que se casaron, a su vez, con
personalidades de la vida norteamericana, como James Roosevelt, John Hay Witney y
James Whitney Fosburgh.
Su hijo mayor murió accidentalmente en plena juventud. A la edad de 45 años, estando en
la cúspide de su carrera como neurocirujano, se alistó como voluntario durante la Primera
Guerra Mundial para organizar un equipo médico que se encargara de apoyar a los
hospitales de línea en Francia. En varias ocasiones regresó desde el frente a Boston para
reclutar médicos y conseguir ayuda económica para los gastos de equipos sanitarios y su
traslado a Europa. Alcanzó el grado de coronel. Este precario campo de acción no lo
invalidó para realizar innovaciones en técnicas quirúrgicas, atención postoperatoria y
traslado de heridos. En ese ambiente convivió con importantes personalidades castrenses,
corresponsales internacionales e, incluso, científicos como Alexander Fleming, quien
recibiría posteriormente el Premio Nobel de Medicina.
Los tres antecesores generacionales directos de Harvey Cushing fueron médicos de gran
prestigio profesional y social en Cleveland, integrantes de familias tradicionales,
genuinamente “wasp” (white, anglo-saxon, protestant). Su hermano mayor, Ned, también
fue médico con un carácter extrovertido y simpático, y ejerció gran influencia para que
Harvey siguiera el camino de la medicina. Antes de dedicarse a la neurocirugía, el Dr.
Cushing hizo investigación original sobre litiasis vesicular, lesiones experimentales
valvulares cardíacas en perros y tratamiento en humanos con anastomosis entre los nervios
facial y espinal accesorio para la parálisis facial. Introdujo procedimientos tales como la
anestesia por bloqueo nervioso, llegando a usar anestesia local en cirugía cerebral. Fue el
cirujano de más prestigio en las primeras décadas del siglo XX.
Renovó las técnicas quirúrgicas con contribuciones notables y futuristas en cirugía
intracraneana para tratamiento de tumores cerebrales y, brillantemente, para operar la
hipófisis. Bajo su influencia la Neurocirugía llegó a ser una disciplina nueva y autónoma.
Además de lo anterior, su principal trabajo estuvo centrado en dilucidar la anatomía y las
funciones de la hipófisis. Dio su recordada conferencia “Oration in Surgery” en la sesión
anual de la American Medical Association, en 1909, sobre “The Hypofisis Cerebri:Clinical
aspects of Hyperpituitarism and of Hypopituitarism” Su ámbito más conocido está referido a
la enfermedad que lleva su nombre, su más famoso descubrimiento. En 1912 comunicó un
estudio sobre un síndrome endocrinológico causado por el mal funcionamiento de la
hipófisis, que llamó, inicialmente, “síndrome poliglandular”. Sus descubrimientos fueron
publicados in extenso en 1932 (Bull Johns Hopkins Hospital 1932;50:137-195) bajo el título
“The Basophil Adenomas of the Pituitary Body and their Clinical Manifestations (pituitary
basophilism)”. Este trabajo consistió en una revisión de 12 pacientes, el primero de los
cuales fue una mujer que inició su enfermedad a los 16 años (comunicada sucintamente en
1912).
Ese mismo año 1932, en Londres, FM.P. Bishop y R.G. Close describieron un caso
semejante y acuñaron por primera vez el nombre de Cushing para designar la enfermedad:
“A case of Basophil Adenoma of the Anterior Lobe of Pituitary: Cushing’s Sindrome”. Sus
notables contribuciones derivaron en la mejoría de la sobrevida de la cirugía intracraneana;
el uso de Rayos X en el diagnóstico de tumores cerebrales; de estímulos eléctricos para
estudiar la corteza cerebral sensitiva; y el diseño de herramientas neuroquirúrgicas como
el electrocauterio, en conjunción con W.T.Bovie.
Cushing fue catalizador de la creación de varias asociaciones médicas científicas (American
Neurological Association, American College of Surgeons) e impulsor decidido, como
presidente de la naciente Society for the Study of Internal Secretions, entidad que más tarde
llegaría a ser la actual Endocrine Society. Desde ese cargo hizo evidente y reiteró su falta
de simpatía por la medicina social estatal y combatió con denuedo la charlatanería médica.
La personalidad de Harvey Cushing es también prolífica en facetas que trascienden lo
médico. Era erudito, bibliófilo, escritor, ensayista, coleccionista de libros antiguos clásicos,
viajero, talentoso dibujante (sus apuntes profesionales y técnicos los acompañaba de
notables esquemas y dibujos explicativos), aficionado a la historia de la medicina y un
brillante orador y conferencista. Harvey Cushing era de presencia y maneras aristocráticas.
En 1922, estando ya plenamente reconocido en su valer, al reemplazar al profesor jefe de
cátedra, en una visita a Londres firmó su descripción personal como:” Estudiante Honorario
y Perpetuo”.
La personalidad de Harvey era simplemente difícil y llena de contrastes. Era perfeccionista,
ambicioso y egocéntrico, disciplinado, racional a toda prueba, exigente y demandante. En
las personas de su entorno podía despertar sentimientos positivos de cariño y entusiasmo
o también de odio, pero todos lo admiraban. Estaba convencido de que la disciplina férrea
era la clave para formar el carácter y permitir el desarrollo profesional. Contradictoriamente,
era amable en el trato con pacientes y sus familiares, y era capaz de emocionarse ante sus
dramas humanos. Estaba llano a reconocer su responsabilidad en situaciones médicas que
desembocaban en un desenlace fatal. Guardaba celosamente sus sentimientos, lo propio
de su ascendencia y educación, respecto de su antagonismo con los grupos sociales
minoritarios, étnicos, y religiosos; en cierta medida era antifeminista.
No era propiamente una personalidad congregante como, curiosamente, lo fue para todos
su mentor, guía y maestro Sir William Osler, que era considerado el médico ideal por sus
atributos humanos y profesionales. Hizo frecuentes viajes a Europa desde 1901 que
contribuyeron a su formación general. Visitó museos, bibliotecas y librerías de viejo,
estableciendo múltiples contactos con personalidades europeas. Allí inició su interés por la
historia de la medicina. Durante 5 años se dedicó a recabar material para escribir la historia
de William Osler, tarea que le fue encomendada con el beneplácito de su viuda y de los
rectores de las universidades de Oxford, Cambridge, Harvard y John Hopkins, y que él
aceptó entusiastamente, dedicando a ello todo su talento. Decidió excluir la participación y
ayuda de un escritor profesional para trasmitir su impronta personal y la notable afectividad
con el sujeto del trabajo. Su obra se publicó en dos tomos en 1925 titulada: “The life of Sir
William Osler”.
Tuvo muy buena acogida con 4 ediciones adicionales al año siguiente y por ella recibió el
Premio Pulitzer en el área de biografía, dejando de manifiesto su calidad de escritor, lo que
ya se vislumbraba en ensayos y escritos cortos anteriores. Solía decir:”Es más difícil
manejar la pluma que el bisturí”. A partir de los 50 años aparecen los primeros trastornos
circulatorios agravados por su tabaquismo inveterado. Se le diagnosticó la enfermedad de
Leo Buerger llegando a presentar trombosis arterial y gangrena lo que motivó la amputación
de algunos ortejos de los pies, lo que le dificultaba inicialmente la marcha pero que luego
lo llevó a la incapacidad a partir de 1934. La enfermedad avanzó con premura y se agregó
depresión.
Al igual que su consuegro, el presidente Franklin Delano Roosevelt, nunca permitió ser
fotografiado en silla de ruedas. Rehusó al final de su vida los ofrecimientos de “regious”
profesor de cirugía de las universidades de Hopkins y Harvard y se decidió por su alma
mater, la universidad de Yale en New Haven, Connecticut, donde pasó sus últimos años sin
operar, dar conferencias ni enseñar formalmente. De hecho, fue sólo seis años antes de su
muerte cuando se trasladó a la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale. Entre los
años 1933 y 1934 fue nominado para el Premio Nobel de Medicina y Fisiología por sus
estudios sobre la hipófisis, pero no lo consiguió. Su legado financiero y literario permitió
crear en la Universidad de Yale la Biblioteca Médica Harvey Cushing/ John Hay Whitney.
Murió el 7 de octubre de 1939, a los 70 años, de un infarto del miocardio, siendo enterrado
en el mausoleo familiar en Cleveland. Harvey Cushing es, sin dudas, un gigante de la
medicina a quien desde la mirada de la endocrinología somos deudores de su talento.
La neurocirugía como especialidad se inició en la segunda mitad del siglo XIX y su nombre
se debe a la iniciativa del médico Harvey Cushing, quien, después de realizar un periplo por
tierras europeas, regresó a Estados Unidos y se dedicó por entero a la cirugía del sistema
nervioso. Harvey Williams Cushing fue un médico estadounidense, instaurador de la
neurocirugía como técnica quirúrgica, que desarrolló desde su base. Realizó interesantes
aportaciones en la descripción de los sistemas de coordinación orgánica, fisiología renal,
observación de la hipófisis. Considerado el padre de la neurocirugía moderna.
Thomas Addison
Thomas Addison nació en abril de 1793 ó 1795, en Long Benton, localidad cercana a
Newcastle-upon-Tyne, Inglaterra, como hijo menor de la familia de Joseph Addison, un
pastelero de la localidad. Se educó en el Newcastle Grammar School. Sus estudios médicos
los hizo en Edimburgo, graduándose como médico en 1815. El tema de su tesis fue: “De
syphilide et hydrargyro”. Conocía el latín en profundidad y muchas veces sus notas eran en
ese idioma. Su carrera médica se inició en Londres como ayudante de un dermatólogo, el
Dr. Bateman, en el dispensario público Carey Street Dispensary.
Se hizo un experto en dermatología, y fruto de ello, fue él quien describió el xantoma y la
morfea. En 1820 ingresó como “pupil” al Guy´s Hospital, siendo contratado como médico
ayudante en 1824 y profesor de medicina tres años después. En 1835 fue seleccionado
como el adjunto del profesor Richard Bright en su cátedra de Medicina y luego como médico
de planta y tratante en pleno, en 1939. Otro colega contemporáneo en su hospital fue el Dr.
Thomas Hodkin. En 1819 recibió su licencia del Royal College of Physicians de Londres y
en 1838 la calidad de Fellow.
El Dr. Addison representa una vida dura de constante esfuerzo. Nació de una familia
humilde, al revés que su adjunto Dr. Bright, ya que tuvo que trabajar mucho para poder
mantenerse y estudiar. Ello explica al menos en parte su personalidad, de carácter adusto,
reservado, orgulloso y hasta arrogante en ocasiones. Pasaba por períodos de depresión,
melancolía según la terminología de la época, de modo tal que en su juventud trató de
suicidarse en una ocasión. Por ello, también se casó tarde, a los 50 años, con Elizabeth C.
Hauxwell, quien ya tenía dos hijos de su primer matrimonio. El Dr. Addison fue un gran
conferencista, profesor y clínico cuidadoso. Su obra se inicia en 1836 con el primer volumen
(no hubo otro después) del trabajo conjunto con el Dr. Richard Bright: “Elements of the
Practice of Medicine”.
Los trabajos suyos fueron abundantes y abarcó muchos campos de la medicina: a) sobre
los signos clínicos del hígado graso, en 1836, b) apendicitis, en 1839, c) neumonía, en 1843,
d) tuberculosis en 1845, etc. El año 1849, en una conferencia en la South London Medical
Society describió 3 casos de anemia con sus correspondientes datos de autopsia, en que
destacaba las lesiones de las glándulas suprarrenales, aunque no planteaba una relación
entre ambos problemas.
La anemia de Addison, o anemia perniciosa, fue descrita con detalle en sus manifestaciones
clínicas. Esta búsqueda de la anemia perniciosa lo llevó a ahondar en el compromiso
suprarrenal. Así, en 1855 publicó su obra más señera, una monografía de 39 páginas, que
llegó a ser un clásico de la literatura médica, donde trata de los efectos de las enfermedades
de las glándulas suprarrenales: “On the constitutional and local effects of disease of the
adrenal capsules”. Para su observación juntó 11 casos con suprarrenales aumentadas de
volumen. De ellos, 8 casos fueron los más demostrativos, 5 con tuberculosis y otros 3 con
metástasis de un carcinoma de otro origen. Sus observaciones tuvieron inicialmente mejor
acogida en el resto de Europa que en Inglaterra. Incluso 8 años después de su muerte, a
raíz de la edición por Wilks and Daldy de la colección de los trabajos de Addison, en el
prefacio los editores escriben: “even now, it does not find a place in the nosology of some
writers”.
El médico y científico británico Thomas Addison describió por primera vez la enfermedad
en 1855. Generalmente los síntomas de la insuficiencia suprarrenal no aparecen hasta que
el 90% del tejido está dañado.
El bautizó a la enfermedad que hoy lleva su nombre como “melasma suprarrenal”. El
nombre de enfermedad de Addison fue puesto por el Dr. Trousseau en Francia (“Morbos
Addsonii”). Sus hallazgos fueron respaldados en 1856 por los de BrownSequard que
demostró experimentalmente que las glándulas suprarrenales eran esenciales para la vida.
Su descripción de la insuficiencia suprarrenal abundó en detalles clínicos: “El paciente se
vuelve, poco a poco, débil e indolente, se siente incapaz de hacer un esfuerzo corporal o
mental. El apetito queda reducido o falta… el pulso es flojo y débil… el cuerpo se agota…
presenta un ligero dolor o malestar en la zona del estómago y vómitos ocasionales. Junto
a estas manifestaciones, más o menos pronunciadas, puede observarse también, hasta el
punto de que yo sepa, un cambio de color característico de la piel… que se extiende por
todo el cuerpo.
La enfermedad de Addison (EA) se caracteriza por la insuficiente producción de hormonas
corticosuprarrenales de forma crónica, imposibilitando el funcionamiento normal del
organismo; esta insuficiencia es ocasionada por la destrucción bilateral de la corteza
adrenal, presentando diversas etiologías. Además, Thomas Addison realizó contribuciones
muy importantes sobre otras dolencias, por ejemplo, la apendicitis. No es que la
descubriese, pero fue uno de los primeros investigadores que la describió con precisión,
sentando las bases para poder tratarla.
Podemos decir que se observa un color marrón, como sucio o negro de humo o diferentes
tonos marrones”. Fue el primero en Inglaterra en apreciar y usar el método auscultatorio
descrito por Laenec, y utilizar la corriente eléctrica como elemento terapéutico. En 1860, su
situación anímica y mental lo hizo retirarse de la práctica profesional. El 29 de junio de 1860
el Medical Times and Gazzete publica la noticia de su fallecimiento por acto suicida.
Thomas Addison fue un científico y médico británico del siglo XIX. Descubrió varias
enfermedades, entre las que se encuentran la enfermedad de Addison y la anemia
perniciosa, un padecimiento hematológico causado por la incapacidad de absorber la
vitamina B12.

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