La vida humana comienza en el momento en el cual se unen el gameto masculino
(espermatozoide) [sic] y el gameto femenino (óvulo) [sic], y es en este proceso de fusión cuando se acoplan con 23 cromosomas del espermatozoide con 23 cromosomas del óvulo materno. Esto forma el cigoto, es decir, un nuevo ser conformado en su inicio por 46 cromosomas con su material genético propio y un sistema inmunológico diferente del de la madre. Vale decir, después de la fertilización del óvulo, no hay ninguna otra etapa en la que el embrión reciba una nueva y esencial contribución genética para ser lo que ya se es. Desde entonces, el embrión solo necesita nutrición, oxígeno y tiempo para alcanzar la plena maduración de un hombre adulto. Este nuevo ser humano comienza a desarrollarse como tal desde el instante mismo de la concepción. Luego, el cigoto no es un ser humano en potencia: sino un ser humano con gran potencial 1.
Xavier Zubiri, al mismo phylum, es decir, que tienen la misma «unidad
filogenética. Pues bien, el conjunto de caracteres filéticos constituye los caracteres específicos, la especia. Se de tal especie consiste en pertenecer a tal phylum preciso»2,
1 N. MÁRQUEZ, «La confederación filicida», 216. 2 X. ZUBIRI, Sobre el hombre, 188.