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RELOJERIA DEL TIEMPO

En este momento, de aburrido que estoy miro mi reloj nuevo y veo que
son las cuatro cuarenta de la madrugada, descontado si sigue todo normal
como hasta acá, llegaremos a destino dentro de dos horas o a lo sumo dos
horas y media.

Ya tanto viaje se me hace pesado, estoy cansado y se me cierran los ojos,


aún falta bastante para llegar…

Esperamos este partido varios meses. Claro en su cancha nos metieron


seis goles y nosotros uno y de casualidad, Juan Carlos tiró el centro y un
defensor de ellos intentando sacarla afuera, se la clavó en el ángulo a su
propio arquero, después vinieron los seis de ellos y fueron seis
únicamente de lastima, se comieron como cuatro o cinco más.

Dardo nos dice a todos nosotros, hoy les metemos diez, los hacemos de
goma a éstos “Mosquitos”

¡Qué nombre horripilante que tienen!

Nosotros en cambio somos “Estudiantes de San Blas”. ¡Eso es un nombre!

Nos llama el referí y nos pide por favor a los dos equipos, muchachos,
quiero juego limpio.

Da el pitido inicial y comenzamos sacando nosotros, Esteban le da el pase


a Alejandro, la va a recibir muy lento, al toque se le vinieron dos encima, la
tira para atrás a Roque, que como viene le pega un puntinazo fuerte
mandándola al área rival, corren Coco y Dardo pero el balón queda en las
manos del arquero rival.

Este, Se la toca al marcador de punta y desde ese momento la están


tocando o tomándonos el pelo durante diez minutos. Plantaron todo el
equipo detrás de la línea media y nuestros hombres dele correr como
idiotas sin tocarla.

Sigue corriendo el tiempo y en realidad, nosotros como jugadores de


futbol somos un desastre, no agarramos una, no pasa nada de nada, solo
la vemos pasar, la realidad es que ni la tocamos. Ellos ya más de una vez

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riéndose en nuestra propia cara, la hacen pasar varias veces cerca de
nuestros pies pero nunca llegamos a ella, mientras ellos divertidos siguen
haciéndonos túneles, pisaditas o sombreritos.

— ¡Y todo esto en nuestra cancha, con nuestra hinchada, que no deja


de reírse de todos nosotros!

Tito a los veinticinco minutos le pegó tremenda patada al cinco rival que
ya en estos últimos minutos le hizo tres caños a Jorge.— ¡Como puede ser,
no podemos tan idiotas!

No lo teníamos que haber puesto a Jorge, (mira lo que está haciendo, es


de madera). Le discutí al referí pero igual le pone la amarilla a Tito. De mi
parte se la discutí al juez, como ofendido, pero bien puestita la patadita,
para que nos respeten en nuestra cancha.

Sigue el partido ya van como treinta minutos y con los pocos balones que
tocamos, no llegamos con ninguna pelota ni cerca del área grande de
nuestros rivales, somos todos unos maletas o estamos dormidos.
Seguimos metiendo fuerza, es lo único que podemos hacer, igual los de
nuestra tribuna se siguen muriendo de risa en nuestra propia cara. La
verdad es que nos están dando un paseo o un baile tremendo.

Por fin pita el Juez, terminó el primer tiempo, nos vamos puteando entre
nosotros.

— ¡No la viste perro!


— ¡Y vos qué me decís, que no la tocaste ni una vez, en los cuarenta y
cinco minutos!
— ¡Cállate vos, parecías un tablón más de la tribuna!

Así siguieron las gastadas, durante el entretiempo.

Llegamos al segundo tiempo cero a cero, con lo pata duras que somos no
me explico cómo no nos metieron dos o tres goles. Con el sonido del
pitido saca un contrario, al hacer el pase, Tony se la roba al diez y corre
como loco solo hacia el arco rival y creo que como recién estamos
empezando el segundo tiempo todos los defensores contrarios no lo

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esperaron y se quedan como estatuas. Entra solo al área grande y le sale
el arquero a toda carrera y lo levanta por el aire. ¡Penal, penal!…

Ahí es donde se da el ruido del barquinazo, me sobresalto y me despierto


y me doy cuenta que estaba completamente dormido, con la cabeza
apoyada en el pulóver, que usaba como almohada contra el vidrio del
micro en el que estoy viajando. Mientras está cargando combustible miro
nuevamente el reloj, no lo entiendo pasaron solamente diez minutos. Me
pregunto: — ¿Cómo puede ser que en diez minutos de reloj fuimos
llegando a la cancha, de a poco todos los integrantes del equipo, nos
cambiamos en el vestuario, jugamos cuarenta y cinco minutos del primer
tiempo y todas las puteadas de los quince minutos de descanso hasta el
segundo tiempo y el minuto de la jugada de Tony y el penal, el penal…

Entonces no tengo dudas de que el tiempo es relativo, lo maneja cada uno


a su antojo o es una ficción. Tendría que coincidir con el del reloj y en
realidad por mis cálculos hay una diferencia de por lo menos una hora y
pico, producida solamente en diez minutos.

Ni que hablar de otros sueños, que en una o dos horas me soñé todas las
vacaciones de quince días en el mar, con los preparativos, con el viaje de
ida, toda la estadía, paso a paso, el accidente y el viaje de vuelta. ¡Es una
locura!

Amigos, no sé cómo tratará la ciencia al tiempo, pero notó que en mi


mente es distinto sin ninguna duda, como lo será en la de todos ustedes.

Por ejemplo, a veces puedo ponerme a escribir durante unos minutos,


otras, cuando estoy inspirado, horas y horas y aunque mi mujer me llame
a almorzar o a cenar, me disculpo y sigo con la escritura. Y cuánto es lo
que sigo, no lo sé, unos minutos, unas horas, no duermo pero por fin al
amanecer la obra queda terminada. Eso es lo que vale.

La pregunta es: ¿Qué pasó con el tiempo?

Realmente en ese momento me siento transportado y vivo un tiempo sin


tiempo o una vida en la que al tiempo lo manejo yo a mi antojo. A veces
pienso que podemos correr los vectores y alargamos o acortamos los
espacios del tiempo a gusto nuestro.
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Cuando estoy creando todo ese tiempo se hace neutro, indefinido o tal
vez al menos para mí, no existe. Lo que sí existe es el logro, mi obra.
Justamente lo que va a perdurar en el futuro, cuando yo ya no esté.

Mientras juego y me entretengo como un chico, vuelo libremente por el


tiempo como si fuera su dueño, y claro que lo soy. Estando sentado en mi
mesa de trabajo siento que es otra cosa, eso de manejar tiempos o
momentos, personajes o detalles y por qué no inventar un poco para que
el cuento o el relato tenga un poco más de magia.

— ¡Les comento que tendría que estar loco, si en ese estado me puede
importar un poco unos minutos o unas horas, más si estoy
fabricando ilusiones y felicidad!…

Según mi simple opinión, es necesario que todo humano tome toda su


labor con amor, al plantar un árbol, pintar un cuadro, levantar una pared,
trabajar en una oficina, tallar una madera, enseñar, escribir…

Tal vez todo esto pueda ser tomado por los demás como un capricho,
quizás lo sea, más nunca renunciemos a hacer todo lo que nos haga
sentirnos felices…

Ya se me ha hecho muy tarde. Hoy todo ha terminado bien, o al menos,


así lo siento.

Ahora me encuentro acostado en mi cama fumando el último cigarrillo.


Miro el techo y pienso en todo lo que pasé en el día de hoy. Partiendo del
sueño de despertarme en el micro viviendo el partido contra “Los
mosquitos” y el penal, el penal…

Porqué esa violenta parada del micro, tal vez si hubiera durado un poco
más de tiempo, que es otro tiempo, (me refiero al del sueño) seguro
hubiéramos metido el gol de penal, es un hecho que cambiaba el partido y
no nos comíamos, como nos comimos, para peor en nuestra cancha
nuevamente otra goleada de cuatro a cero.

Esta noche espero tener la suerte de soñar, para tener tema para
comenzar a escribir ni bien me despierte. Si no recuerdo nada del sueño,
mañana vivir y tratar de extraer de adentro mío (si Dios quiere) o algo que

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observe o me imagine del mundo que me circunda. Todo para poder
escribir y largar un conejito a la vida y así tantos como pueda. Algunos de
estos conejitos, (mis cuentos), los que tengan un mensaje fuerte de
verdad perdurarán en el tiempo, justamente el tiempo, y los demás
lógicamente morirán.

Esto es algo que me propuse hacer día a día. Que hermoso es escribir
siempre algo distinto para que las horas, los días, los años no me tomen
como un muñeco o jueguen y me usen como marioneta suya.

Ya hace mucho me di cuenta, que no es necesario el dinero para todo lo


que nos llene de verdad. Me refiero a esos pequeños instantes que la vida
nos regala para que seamos felices de realmente. Ah amigo o amiga nunca
es tarde para tu sueño, no te olvides de darle cuerda al reloj…

Hernán A Calvo

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