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LA PANCHA Y LA LIBERTAD DE MERCADO


Personajes (por orden de aparición):
RELATOR
MARIA
JUAN
(Cortina musical: “Que de inconvenientes para visitar la Pancha”, de Omar M. Palacios)

RELATOR:
Es temprano en Sauco Tumbao (canto de un gallo, una radio encendida de fondo, ruido de trastos).
Doña María ya está en la cocina preparando bollitos. Su hijo llegará de la ciudad de un momento a otro;
hace un largo tiempo que no viene por el pueblo. (Lluvia y viento)
MARIA (enojada):
Justo este fin de semana tenía que aparecer esta lluvia de porquería! (Timbre de calle) Ya va, ya va!
(Pasos, puerta que se abre) ¡Ay, mirá como te pusiste! ¿Por qué no tomaste un remis en la terminal?
¡Estás hecho una sopa!
JUAN (divertido):
¡Hola vieja!¡ Qué recibimiento! (Puerta que se cierra) Apenas piso y ya me estás retando. (Pasos) No
había ni un taxi, se ve que aprovechan para dormir.
MARIA:
¡Claro, justo cuando más trabajo tendrían! Vení que tengo el horno encendido. Sacate la remera
mojada, te vas a enfermar. Tomá, ponete esto que está seco, al menos y sentate ahí cerca del fuego.
Ya te doy algo caliente para tomar.
(Ruido de trastos de cocina, cortina musical: 15”.)
JUAN:
Ah, ¡qué rico todo! Ya me siento humano otra vez. (Pausa) Yqué novedades hay en el pueblo? ¿Qué
tenés nada para chusmear?
MARIA:
Acá pasa poco y nada (Pausa) Aunque, ahora algo anda pasando.(confidente) ¿Vos te acordás de
Doña Pancha, la que vivía atrás de la casa de tu abuela?
JUAN:
¿La vieja flaca que tenía como veinte gatos? Sí. ¿Qué, se murió?
MARIA:
No, ¿qué decís? ¡Mirá si se va a morir! (Pausa) Le dio por ponerse internet. JUAN:
Está muy bien. Vos deberías hacer lo mismo.
MARIA:
Dejame a mí de esas cosas. ¿Para qué? ¿Para terminar como ella?
JUAN:
Por? ¿Qué pasó? (divertido) Ah, ya sé: ¡encontró novio en internet!
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MARIA:
Pero no, si es más vieja que yo… Peor: se pasa las horas frente a la computadora. Ni come. Investiga,
dice, y lee todo lo que encuentra. Y después nos quiere explica todo en el almacén. Como si a una le
sobrara el tiempo.
JUAN:
Bueno, che, ¿no decís que acá nunca pasa nada?
MARIA:
Callate! Ahora se le dio por la economía. (Pausa) No sé en qué secta se metió, pero le dio por lo de la
libertad de mercado. Y está armando un lío…
JUAN (Se ríe):
Eso no es una secta. Es una teoría, una idea, una doctrina si querés.
MARIA (terminante):
Será, pero ella nos tiene repodridos a todos con la oferta y la demanda.(imita a la Pancha) ‘ Que hay
que comprar cuando la oferta supera la demanda y vender cuando la demanda supera la oferta.’
JUAN:
Y sí, eso más o menos dice. Y otras cosas. No veo cuál es el problema…
MARIA (enojada):
Que cuando llueve, sale a comprar lluvia para venderla en época de sequía. Compra rayos de sol,
truenos, nubes…todo para venderlo. ¿Qué te parece?
JUAN:
Uh… Pero está…¿un poco loca, no?
MARIA (suspira, resignada):
Sí, eso dicen todos. (Pausa) Y no sabés cómo se pone si no le quieren vender...
Tiene fe ciega en la libertad de mercado, por eso te hable de una secta. (enfática) ¡Si le comieron el
coco por internet! Y es más testaruda...(irónica, imitándola) ‘Si la libertad de mercado existe, es para
usarla y cada cual la usa como quiere.’
JUAN:
Pero eso no funciona así. Además, debe gastar más de lo que gana.
MARIA:
Que se yo… A veces sí y a veces no. (Pausa) Pagó doscientos pesos por un montón de nubes y
después se recorrió toda la orilla del río pretendiendo cobrarle alquiler a los turistas cuando aparecían y
tapaban el sol del mediodía.
JUAN:
Naaa… ¿En serio? ¿Y consiguió cobrar algo?
MARIA:
Que va... Uno que estaba ‘tomado’, casi la ‘faja’. Los demás la tomaban a risa. (Suspira) Es que el
turista no te larga un centavo... Son más agarrados…
JUAN (asombrado):
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Pero ma, ¿qué decis? La plata no alcanza y querés que compren nubes?
MARIA:
Alquilen, no se las vendía, las alquilaba. (Pausa) Pero es cierto lo que decís, la plata no alcanza.
Aunque… una señora le dio dos pesos viejos.
JUAN (irónico):
Ah, bueno! Las compró a doscientos, perdió ciento noventa y ocho pesos nomás.
MARIA:
Sí, pero no le importó. Dijo que fue su error. Así dijo (recita sin respirar):
Que cuando estaba lloviendo podría haber pagado menos por un producto de tan abundante oferta y
que se equivocó al creer que habría demanda por causa del fuerte sol del mediodía. La oferta
intermitente de nubes, bajó el precio e hizo inviable la oferta de alquiler (Expira fuerte)
JUAN reflexivo):
Ajá. Mirá vos (Pausa) Está loca. Todo dicho.
MARIA (suspira):
No sé. Hay economistas que dicen lo mismo y los ponen a manejar el país.
JUAN:
Es cierto, qué ‘bajón’, no lo había pensado, pero es así.
(Pausa prolongada, ruido de trastos)
MARIA (reflexiva):
En ese sentido, la Pancha es persona muy digna. No hace más que practicar lo que predica. Ojalá
todos fueran tan consecuentes como ella.
JUAN:
Es verdad: falta coherencia en este mundo. (Pausa. Enfático) Igual, el que le vende lluvia es un
desgraciado. Se está aprovechando de ella, la está estafando.
MARIA:
No creas, no es tan simple. Ya te dije: hay que ver como se pone si no le quieren cobrar por lo que
(irónica, resalta la palabra)’compra’. Amenaza a los comerciantes con denunciarlos por especulación,
acaparamiento, agio y no sé cuantas cosas más. (Pausa) Y lo peor, es que ya lo ha hecho.
JUAN: ¿Qué cosa?
MARIA (enfática):
¡Denunciarlos! A un pobre que se negó a venderle siete litros de aire, lo de-nun-ció. (Pausa) No me
mires así, es cierto. Cuando el pobre hombre se defendió ante el inspector diciendo que su rubro es
carnicería y anexo de chacinados, ella sacó la cuenta mentalmente y dijo que adentro de ese local
había al menos unos treinta litros de aire acumulados. Y que eso era acaparar.
JUAN (se ríe, fuerte y largo):
¡Increíble esta mujer! ¿Y qué? ¿Le vendió el aire?
MARIA :

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No, el carnicero no le quiso vender. Dijo que eso era aprovecharse de una pobre loca. ¿Y sabés qué
pasó? (pausa)¡Le pusieron una multa!
JUAN (sorprendido, gritando): ¿QUEEE?
MARIA (suspira, deprimida):
Así como lo oís. País de locos éste (pausa). Nadie lo podía creer, pero pasó. (Confidente) La Ñata que
trabaja en la Tesorería Municipal me contó que el Intendente anda con un miedo bárbaro al fenómeno
ese de la imitación. Eso, viste, que la gente ve comer caca y quiere salir a competir con las moscas.
JUAN:
Sí, sí, sé lo que es. (pausa) Ahora que mencionás ‘eso’.. ¿nunca se le dio por…?
MARIA (escandalizada):
¡Siiiiií! También se metió con ‘eso’. Un día que andaba el camión atmosférico destapando pozos por los
barrios. (pausa)Se le metió en la cabeza que la oferta era alta y se largó monedero en mano a
comprar… ‘eso’. (pausa) Y exigía que se la dieran en bolsitas de un kilobien cerradas. Por higiene,
decía.
JUAN ( se ríe):
Pero… ¿A quién puede venderle… ‘eso’? Si es lo que sobra?
MARIA(pensativa):
Imaginate, a quién…(pausa) Cuando la vieron así, los comerciantes prefirieron cerrar una hora antes,
aunque perdieran ventas: le tienen miedo.
JUAN:
Qué espanto… (pausa) Y al final ¿compró o no compró la…?
MARIA:
¡Qué va! Cuando el camión se fue hizo un escándalo. Gritaba (la imita)‘¡Especuladores! Agiotistas!
Apátridas! Atentar contra la libertad de mercado es atentar contra la patria!’. Y cosas por el estilo.
JUAN (Reflexivo):
Menos mal que los demás no están tan locos como para venderle bosta…
MARIA (suspira):
Lo que es llegar a vieja, no? (pausa) A mí me cuesta creer que esté loca, aunque sea tan raro lo que
hace (pausa). ¿Será porque ‘no masca vidrio’?
JUAN:
¿Cómo que ‘no masca vidrio’? Si pierde plata siempre…
MARIA (enfática):
No entendés: No masca vidrio de verdad. (pausa) Que pierda plata es otra cosa.
JUAN:
No. No te entiendo. Nadie masca vidrio ‘de verdad’, ma. Es sólo una forma de decir (condescendiente)
“loco, pero no tonto”...
MARIA:

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Ya sé, nene, soy casi tan vieja como ese refrán. Lo que te estoy diciendo es otra cosa. (pausa,
confidente) Ella fue a dos ferreterías a comprar vidrio para mascar.
JUAN (divertido, gritando): ¿QUEEEEE? (Se rie)
MARIA (compungida):
No te rías, es verdad, quiso mascar vidrio. Pero no pudo, porque no le vendieron.
Y para que no armara lío, le inventaron que había faltante en el mercado y la dejaron contenta.
JUAN:
Estuvieron piolas…Le hablaron en sus mismos términos y zafaron.
MARIA:
Sí, verdad? Y en la otra ferretería también. Le pidieron un precio exorbitante justificándose en la escasa
oferta de vidrio para mascar. (pausa) Eso me contó el plomero que vino a arreglar esa canilla. (pausa)
Pero parece que no se quedó muy convencida con eso.
JUAN (adivinando):
Se puso a romper vidrios en toda la cuadra…
MARIA (escandalizada):
¡No, che! Tampoco es que esté TAAAN loca…
JUAN (irónico):
Ah, no, cierto, que va..
MARIA:
En serio te digo, escuchá lo que hizo: (pausa) preguntó si tenían bolitas chinas, de esas de vidrio que
usan los chicos para jugar en la tierra.
JUAN:
Ah, hablando de eso: yo tenía un montón… ¿No viste si quedaron por ahí?
MARIA :
Vos me estás tomando el pelo, Juan? Tenés treinta años (pausa) Las regalé hace un montón de tiempo,
ya ni me acuerdo a quién.
JUAN (desalentado) :
Qué lástima, tenía la ilusión… Bueno, y qué pasó con la Pancha y las bolitas
MARIA:
Da la casualidad que el ferretero tenía como diez bolsas de cien bolillas cada una. Y se las compró
todas.(enfática) ¡ Mil bolillas se llevó! Pero no se conformó: se fue a recorrer kioskos y jugueterías
comprando todas las que encontraba. (Pausa) Yo calculo que debe haberse gastado una jubilación en
bolitas.
JUAN:
Y vos decís que no está loca.
MARIA:
Pará, que no terminé. (Pausa) Una semana después no había ni una bolita en todo el pueblo y la
Pancha se fue a la puerta de la escuela a venderlas al menudeo. El precio, según la cara.
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JUAN:
Mirá que viva. Ahí ganó todo lo que había perdido antes.

MARIA:
Viste? Te lo dije. Anda eufórica porque le sacó el cien por ciento de ganancia. Dice (la imita): ‘al tener
el monopolio de bolitas, pude regular el precio, que es lo que pasa cuando alguien tiene el monopolio
sobre una cosa’. (Pausa, con su voz, alegre) ¿Y? ¿Qué me contás ahora?
JUAN:
Que tenías razón. No está tan loca.
MARIA:
Pero no termina ahí: con semejante éxito, se dedicó a organizar conferencias en la plaza. (Juan se ríe)
¡En serio! Se pasó tres noches explicando cómo poner el mercado a favor de uno. Y fue un montón de
gente a escucharla.
JUAN (asombrado):
¿Quién iba a pensar que esa mujer…(Pausa) Las cosas que pasan en este pueblo, eh? Y vos decís
que no pasa nada… ¿Cambiamos la yerba?

(Cortina musical)

RELATOR:
Y así pasó la mañana de lluvia, entre mate y bollito. Y mucha charla. (Pausa) Es que debían romper el
silencio a como diera lugar. No fuera cosa que empezara a amontonarse y se produjera una oferta
demasiado alta. …(Pausa) Con semejante día, nadie quería ver entrar a la Pancha, empapada, billetes
en mano, exigiendo que se lo vendieran al precio más bajo de plaza.
Adolfito Cacerolo
(seudónimo)

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