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DE LA ESTERILIDAD DE LA CERTEZA
A LA FECUNDIDAD DE LA
INCERTIDUMBRE 1
Manfred Max-Neef
Premio Nobel alternativo
Chile
Yo creo que si hay alguna cosa en la cual existe, me atrevería a decir, por lo
menos una tendencia al consenso es que en general en el mundo en que
estamos viviendo hay muchas cosas que se están deteriorando, muchas
ciudades son cada vez más feas, más sucias, más agresivas, con más tensión,
con más estrés, con más criminalidad; nuestra naturaleza está cada vez más
deteriorada y agredida, crecen los desiertos, se destruyen selvas
extraordinarias e importantes para la supervivencia de tantas especies en el
planeta; miles y miles de personas, cientos de miles de personas mueren en
presuntos desastres naturales, que por cierto no son de origen natural sino que
son de origen humano y en su última manifestación solamente son una
expresión de la naturaleza; cientos de miles de personas mueren de hambre y
se transforman solamente en una información estadística porque seguimos
comiendo, seguimos durmiendo y seguimos viendo nuestra cotidianidad.
Al constatar este hecho, un mundo que empeora en tantos aspectos y que crea
tantas ansiedades y angustias, uno inevitablemente tiene que enfrentarse a
una pregunta: ¿y por qué hemos logrado crear este tipo de mundo? ¿Qué es lo
que sucede con nosotros? ¿Por qué después de tantos miles de años de
evolución llegamos a un mundo en una crisis tan descomunal como la
presente? ¿A qué se debe? ¿Qué es lo que hemos hecho para que sea esta la
situación que impera? ¿Cuál ha sido nuestra contribución, o mejor dicho, cuál
1
Ponencia presentada al Congreso Internacional de la Creatividad. Universidad Javeriana, facultad de psicología,
Bogotá. 1991. La Educación en Artes, Planteamientos en Educación Vol. 2 No. 3, Diciembre de 1995, Escuela
Pedagógica Experimental, Departamento de Didáctica y Práctica Docente (U. Distrital)
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No podemos continuar suponiendo que yo estoy aquí, y allá afuera hay una
cosa que se llama naturaleza; y yo estoy aquí y hay afuera, por allá, algunos
que se llaman pobres; y yo estoy aquí y afuera hay enfermedad. Mientras
prevalezca este tipo de actitud, los predicamentos del mundo que estamos
viviendo hoy, inevitablemente empeorarán. En el mundo de describir y del
explicar, que es el mundo del conocimiento, y que por lo tanto corresponde al
reino de la ciencia, nosotros estamos acostumbrados a detectar y plantear
problemas y diseñar soluciones; tanto es así que cualquier cosa que nos
perturba tenemos la tendencia inmediata de identificarla como problema que
debe ser resuelto; ese es el impulso natural de nuestra domesticación a partir
de la revolución científica, a partir de la creación del ser humano fragmentado.
Los problemas ecológicos son un problema que hay que resolver, la
contaminación es un problema que hay que atacar, el hambre es un problema
que hay que afrontar, o sea todos son problemas que precisan ser resueltos.
Muy bien, y perfectamente legítimo si permanecemos en el ámbito del
conocimiento, pero si queremos entrar en el ámbito del comprender, ahí ya no
se trata de plantear problemas ni de buscar soluciones para esos problemas.
Una muy talentosa y joven periodista colombiana, a quien quiero mucho, hace
unos años me hizo una entrevista que es una de las mejores que me han
hecho; en esa entrevista me preguntaba ella si acaso yo creía en Dios, y yo le
contesté: Es algo que me preocupa profundamente pero que no lo tengo
resuelto. Pero si usted me preguntara si creo en los gnomos o en los duendes,
le digo que sí sin ninguna duda porque me consta que existe, me consta la
existencia de mundos paralelos, que si ustedes quieren, desde este mundo
podemos llamarlos mundos mágicos porque lo son, pero mágicos en un sentido
muy profundo y hermoso, no mágico en un sentido de lo trivial. Son mundos
con los cuales nosotros nacemos comunicados pero nuestra formación
“inteligente” y nuestra sociedad formalmente inteligente se preocupan de que,
lo antes posible y con la mayor velocidad, el niño pierda los contactos con los
que viene, con todos esos mundos paralelos. Pongan ustedes algún día, si no
lo ha hecho (yo creo que muchas mamás hay aquí que me van a comprender),
un bebe de un año y medio en un lugar bonito, solo, sentadito, en un día bonito
que no se sienta observado, y ustedes verán que hará gestos, manoteará. Pero
muy probablemente fije su atención en algo, y a veces inicie un verdadero
diálogo con algo que es un mundo real, con el cual él está en contacto pero
que nosotros ya no vemos ni sentimos, a menos que hagamos un esfuerzo por
restablecer las relaciones. No sólo me comprenderán las que son madres. Me
comprenderá mi amigo Emilio Oviedo, que no hace poesía sino que es poeta,
porque él sabe perfectamente que la única posibilidad de ser poeta es que se
haya tenido la suerte de que no se le haya cortado totalmente el cordón
umbilical con los mundos paralelos. El poeta, el creador, es aquel que puede
revelarnos realidades que nos parecen sorprendentes y que nos dejan atónitos
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y que sentimos que nos dan respuestas profundas porque no son solamente de
aquí, son de aquí y de allá.
que tienen todas las A que es su aicidad, y esa aicidad una computadora no la
podrá captar nunca porque sólo se puede captar holísticamente y no
analíticamente; tanto así que ni yo ni nadie puede explicar en lenguaje hablado
en qué consiste la aicidad de todas las A. Si pudiera explicarlo, podría
programar una computadora, pero no lo puedo explicar ni nunca lo podría
explicar, pero sí se que hay una aicidad de todas las A y eso la computadora
no lo sabe y yo soy holísticamente capaz de captarlo y digo esto es una A, y si
no lo veo bien lo comparo con la aicidad de las otras y la zeaticidad de las Z y
llego a la conclusión de que es una A o sea hay un fenómeno holístico que la
computadora no puede resolver.
Qué caso más dramático el que se recordará el próximo año: Cristóbal Colón
murió sin haber descubierto América. Tan seguro estaba de dónde iba, que no
descubrió lo que tenía que haber descubierto. He llegado a la conclusión de
que quien quiere comprender, quien quiere descubrir los mundos paralelos,
quien quiere poder trabajar como ser completo, con lenguajes y silencios, quien
quiere vivir una vida que sea realmente aventura, debe aprender a derivar pero
en estado de alerta. El secreto para mí y el secreto para el creador está en que
es capaz de derivar, pero en estado de alerta.
Hay mucha gente que dice o que le han contado que Alexander Fleming
descubrió la penicilina por casualidad. El estaba haciendo un experimento y
tenía un cultivo y se fue en la tarde del laboratorio en Inglaterra a su casa, dejó
su cultivo que tenía que observar al día siguiente y debajo, en otros estantes,
había otros cultivos de otros experimentos, y en la noche llegó el limpiador con
el plumero, boto esto y cayó encima de lo otro; claro el tipo se asustó, lo volvió
a poner arriba pero se mezclaron las cosas. Al día siguiente llegó Alexander
Fleming a su laboratorio y ve que le han derramado su cultivo encima de otro
cultivo. Pregunto: ¿qué es lo que ipso facto hace una persona que sabe a
dónde va? ¡Arma un escándalo! En lo posible, hace que echen a ese cretino
limpiador, monta en cólera, en fin, insulta a medio mundo. Pero Alexander
Fleming no. Lo que él hizo fue observar lo que había ocurrido y dijo: “Caramba,
aquí hay algo que es muy curioso”, que lo llevó al descubrimiento de la
penicilina. Yo pregunto: ¿Fleming descubrió la penicilina por casualidad? No,
señoras y señores, la descubrió porque era Alexander Fleming. Nadie más la
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habría descubierto sino él, porque sabía muy bien derivar en un estado de
suprema alerta. Eso es acto creativo.
Los amigos, la gente, uno mismo muchas veces quiere alcanzar ciertas metas,
ciertos logros, tiene algún proyecto, pero fracasa, no el resulta. Yo, como todas
las gentes, siempre me amargué mucho, pero después de haber ido
descubriendo algunas de estas cositas que he ido compartiendo con ustedes,
hoy día cada vez que algo no me resulta me baja una curiosidad atroz por
saber cuanto antes cuál es la otra cosa que va a surgir, por qué no resultó esto.
Quiero decir que hay alguna otra cosa y entonces hay que desplegar las
antenas al máximo para detectar qué ocurre.