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otro modo, qué perfecciones de Dios invi- tas en cada una de estas áreas, con toda se-
tan a esa unión íntima y, a la vez, la hacen guridad, detectarán puntos discutidos, in-
inalcanzable. En este apartado aparece uno terpretaciones matizables o relaciones que
de los temas más recurrentes de la teología el autor puede haber pasado por alto. Junto
analítica: el significado y la justificación de con esto, también podrán reconocer el mé-
Dios como ser absolutamente perfecto, rito de poner sobre la mesa estos mismos te-
que se suele denominar anselmianismo. mas y, sobre todo, de tratar de encontrar un
Murphy plantea la posibilidad de que esta medio para afrontarlos. Cabe señalar que el
caracterización se deba a la absoluta san- libro termina con un apartado dedicado a la
tidad divina: «lo que asegura que un ser humildad de Dios, a la luz tanto de su san-
absolutamente perfecto cuente como abso- tidad como de su acción, y que sería, en
lutamente santo es que la perfección ab- cierto sentido, la consecuencia natural de
soluta asegura la presencia del hiato de va- considerar la santidad absoluta de Dios y el
lor entre el ser absolutamente santo y los hecho de que actúe en favor de su creación.
seres limitados» (p. 49). Este modo de en- Murphy presenta una propuesta de teo-
tender la perfección divina trata de combi- logía analítica, por tanto, con la que pre-
nar el Dios de la tradición religiosa con la tende alterar el discurso habitual de otras
definición «anselmiana» de Dios. El últi- propuestas: no tanto porque cambie el con-
mo apartado del estudio de la santidad se tenido, o introduzca un nuevo tema, sino
centra en el otro extremo de la relación: la porque ofrece un marco de referencia no-
santidad de lo que no es Dios, donde vedoso, como es el de la santidad. Este nue-
Murphy presenta una propuesta a partir de vo marco hace accesible al lector formado
la relación entre Dios y lo no divino. en una de las tradiciones filosóficas con ma-
La segunda parte del libro es una pro- yor peso en la actualidad –la analítica– un
puesta para matizar la comprensión de la ac- modo de tratar sobre Dios que ensancha su
ción divina a partir de su santidad. Así, se horizonte. Al mismo tiempo, puede verse
ofrece un marco –la santidad– para explicar como un intento de acercar posiciones que
algunas de las cuestiones más relevantes parten desde otras tradiciones: así, la santi-
para la teología analítica: en este sentido, dad de Dios –y de las criaturas– aparece
hay que señalar que la acción divina se re- como un tema común que, a diferencia de
fiere a la creación (cap. 7), la Encarnación lo que suele pasar, es una cuestión central
(cap. 8), la expiación y la Redención (cap. 9) para la comprensión de la teología, ya sea
y la vida eterna (cap. 10). Como puede ver- analítica, natural o revelada.
se, los temas que trata son muy variados, y
no puede pasarse por alto que los especialis- Rubén PEREDA

Byung-Chul HAN, No-cosas. Quiebras del mundo de hoy, Madrid: Taurus,


2021, 144 pp., 13 x 21,5, ISBN 978-84-306-24348.
Se trata de un ensayo muy fácil de que; pesimista en cuanto a las consecuen-
seguir, ágil, pleno de sugerencias, muy ac- cias. La tesis principal es el olvido de las
tual, y, por qué no decirlo, algo –a mi jui- cosas, aunque más que un olvido es una
cio– pesimista. Sugerente respecto al enfo- sustitución. La palabra cosa aquí se refiere a

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lo sólido, a lo firme, a la cifra del orden te- entra en crisis. Por eso también la identi-
rreno como diría Hannah Arendt. Y es la dad se pone al servicio del capricho, de lo
cosa la que pierde espacio para cobrar pro- volátil. Todo es efímero. Se vive en ello, en
tagonismo lo digital. Y así el hombre, des- la no-cosa.
de la perspectiva heideggeriana del autor El capítulo sobre el silencio, el penúlti-
deja de ser un dasein (un ser-en-el-mundo), mo, es, a mi modo de ver, el más agudo.
para convertirse en un inforg (que vendría «La basura de la información y la comuni-
a ser un ser-en-la-nube). cación destruye el paisaje silencioso, el len-
La no-cosa, lo digital está al servicio del guaje discreto de las cosas» (p. 101). Lo sa-
hombre. La existencia torna en un cuidar- grado está ligado al silencio, pero vivimos
se. La no-cosa es la información. La infor- en un tiempo sin consagración, irreveren-
mación sorprende, cambia muy frecuente- te, pues escuchar es la actitud más religio-
mente, no es estable porque está variando sa por excelencia. El yo ruidoso, cargado
cada minuto, falsea acontecimientos, la de información se despersonifica, se aísla,
verdad ya no está en el tapete de la actua- se queda sin mundo, siendo cosa que co-
lidad porque pierde interés. Hay necesi- existe con las no-cosas, pero cosa al fin y al
dad de nuevos estímulos constantemente. cabo. Sin embargo, es el silencio contem-
La memoria no puede acumular tanta in- plativo el que redime, restaura, renueva, se
formación y pierde su rol. Lo silencioso, sorprende no de los estímulos pasajeros,
lo discreto, lo cotidiano, las cosas mismas sino de lo bello y eterno. El silencio nos
ya no están en el mundo de lo terreno hace mejores, porque nos saca de sí.
como sostén... No hay sitio para anclarse «Guardar silencio significa retirarse. El si-
en el ser, sino en la contingencia. Anclarse lencio es también un fenómeno de ausen-
en la contigencia es un oximoron, pero es cia del nombre. No soy dueño de mi mis-
que vivimos en una especie de coexistencia mo, de mi nombre. Soy un invitado en mi
con lo virtual, vivimos en la nube. De la casa, solo soy el inquilino de mi nombre»
verdad se pasa a la era de la información (p. 103). Esto es muy nietzscheano, porque
posfactual. La información es volátil, y su de esto ya hablaba Nietzsche refiriéndose
lugar no es el mundo sino la nube, el sitio al concepto de «genio del corazón». Si la
donde se vuela. Todo lo que pide tiempo, filosofía de Nietzsche no acabara en el ni-
parece desaparecer. No hay tiempo para la hilismo y tuviera una salida más airosa, no
verdad. Por eso se habla –se vive– última- tendría nada que objetar a este último pen-
mente de excitación, emociones, afectos... samiento sobre el silencio. Por eso, entre
La razón... parece un cuento. Lo que re- otras cosas el pesimismo con que el autor
quiere tiempo –la confianza, la fidelidad, descifra la era de la no-cosa deja un regusto
el compromiso, las obligaciones, etc.–, muy amargo, aunque las sutilezas de los
pierden prioridad, pierden consistencia, análisis son brillantes. Pero brillan en el
pierden... fuerza, pierden al fin y al cabo diágnostico social. Sin embargo se echa en
su ser. La capacidad de contemplar, de ob- falta una terapia luminosa y esperanzadora.
servar, de conmoverse ante lo duradero no Es fácil detectar, y difícil construir. Para mí
entran en el mundo de la nube, de la in- el genio más auténtico debería ir en esta lí-
formación. Se viaja sin enriquecerse de ex- nea, sin embargo nos hemos hecho una
periencias porque todo queda en la nube, idea de genio demasiado romántica, por no
en el selfi, en el smartphone. Se pierde decir romanticona.
memoria simplemente porque apenas se
usa. Y si se pierde la memoria la identidad Alberto SÁNCHEZ LEÓN

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