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Tres Funciones del 

Creyente
Tres Funciones del Creyente

Dios no nos salva para después soltarnos a fin de que rodemos sin sentido por el sistema del
mundo hasta que El regrese. En el instante en que somos salvos, recibimos tres tareas que
definen el propósito del resto de nuestra vida y nos indican cómo relacionamos con nuestro
prójimo. Ningún creyente tiene que preguntarse «¿Para qué nací?» Las tres tareas son:
1. Sacerdocio: nuestra relación con Dios (1 Ped. 2:5-9). Cada creyente es un sacerdote para Dios
y tiene el derecho de representarse a sí mismo ante el trono de gracia. En Hebreos 10:19-22 se
nos insta a «acercarnos» a Dios, del griego proserchomai, que significa «acercarse cara a cara».
Ya que nuestro acercamiento se basa en la confesión, podemos entrar en plena certidumbre al
trono de Dios sabiendo que todo pecado ha sido pagado y que hemos sido redimidos (HEB
4:16). Dios quiere que vivamos cara a cara con El.

Nuestro sacerdocio es un asunto privado entre nosotros y el Señor. Nadie ve lo que sucede entre
un creyente y Dios. Actuamos como sacerdotes por medio del estudio de la Palabra que es la
comunicación de Dios hacia nosotros y la oración que es nuestra cor responsabilidad es
permanecer en comunión (1 Cor. 11:28-32; 1 Jn. 1:7. 9), orar (HEB 13:15; 1 Tes. 5:17-19), y crecer
“en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo» (2 Ped. 3:18).

2. Embajadores: nuestra relación con los inconversos (2 Cor. 5:17-20). Dios nos ha dado el
ministerio de la reconciliación para que podamos ser embajadores de Cristo. Tenemos una
obligación hacia los que no son salvos (Hch. 1:8). Jesucristo vino a la tierra «a buscar y a salvar
lo que se había perdido» (Luc. 19:10); empezó Su ministerio mientras estaba en el mundo, pero
lo sigue con nosotros (Hch. 1:1). Nuestra responsabilidad es rogar a los hombres que se
reconcilien con Dios.

Hebreos 10:23 nos dice que «mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra
esperanza». Katecho es un término náutico que significa ir directamente hacia un objetivo».
Elpis, «esperanza», es certeza absoluta. La confianza ante Dios produce valentía ante el hombre.
Así como nuestra intimidad con Dios aumenta por medio de nuestra función como sacerdotes,
así también nuestra eficacia como embajadores.

3. Ministerio: nuestra relación con los creyentes (1 Cor. 12:7,11; Rom, 12:1-8). Cada uno de
nosotros es llamado a ser siervo de los demás cristianos, y nuestro don espiritual define el área
en el cual hemos de concentrar nuestro servicio. Al ser salvo, cada creyente recibe un don
espiritual por medio del cual debe ministrar en el cuerpo de Cristo. Ese don, otorgado
soberanamente por el Espíritu Santo como El quiere, define el plan de Dios para nuestra vida.
Por los dones del Espíritu, la Iglesia se edifica y fortalece.

En Hebreos 10:24, 25 se nos exhorta «considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y
a las buenas obras…exhortándonos». La palabra traducida «considerémonos», katanoéo,
significa «fijar la mente o concentrarse». En el uso de nuestros dones espirituales hemos de fijar
nuestra mente en intensa concentración, meditar, usar energía mental para considerar a otros y
sus necesidades. Debemos preguntamos constantemente: «¿Cómo puedo estimular a alguien
para que viva en la energía del Espíritu? ¿Cómo puedo usar mi don hoy para alentar y fortalecer
a alguien?
Funciones del Sacerdote en el Antiguo
Testamento.
14 de mayo de 2021 por Kevin H. Dávila

En esta ocasión ya sea para fines de estudio académico (Teología) o estudio propio
veremos desde una perspectiva únicamente bíblica cuáles eran las funciones del
Sacerdote en el Antiguo Testamento.
La palabra Sacerdote proviene del vocablo latín: sacerdos (don sacro o sagrado)
o sacerdotis (encargado de hacer cosas Sagradas).
Desde la etimología se puede notar que la funciones del Sacerdote se limitan a la
realización de actos sagrados y del mismo modo lo eran las funciones del
Sacerdote en el Antiguo Testamento.
Una definición más simplista de sacerdote es la siguiente: «mediador«, quien de
acuerdo a la liturgia del Antiguo Testamento era quien servía de intermediario
entre el pueblo y Dios.

Explicación breve de la actividad de los


Sacerdotes en el Antiguo Testamento.
Antes de proceder a enumerar las funciones del Sacerdote en el Antiguo
Testamento hace falta primero comprender cuáles fueron sus actividades durante
ese período.

La función representativa de los sacerdotes en el Antiguo Testamento está


simbolizada en los rituales de purificación y la dedicación (Números 8:5-26), en
otras palabras debían ser santos y dedicados únicamente al servicio de Dios.
Los sacerdotes eran quienes ofrecían sacrificios y esos sacrificios eran una ofrenda
para Dios, estos sacrificios, cuando no implicaban la muerte de un animal,
generalmente consistían en  pan,  aceite,  vino  o incienso (Levítico 2:14, Génesis
28:18, 35:14, Números  28:7-14, Levítico 6:20).
Los Sacerdotes tuvieron un papel importante en el libro de Josué, en especial en la
narración bíblica histórica del cruce del río Jordan y la conquista de la ciudad de
Jericó, los sacerdotes debían estar cerca del pueblo y también se necesito de los
levitas para papeles subalternos (de menor importancia).

Las 5 funciones del Sacerdote en el Antiguo


Testamento.
1. Los sacerdotes debían de quemar incienso, ofrecer sacrificios y
bendecir al pueblo.
2. Debían de interceder por los pecados propios y del pueblo. (Levítico
29:33; Hebreos 9:7-8)
3. Dar testimonio de la Santidad de Dios (Números 18:1)
4. Mostrar una reverencia profunda por las cosas Sagradas (Levítico
10:1). Nadab y Abiu, hijos de Aarón murieron cuando no lo hicieron, al
ofrecer fuego extraño a Jehová.
5. Hacer las liturgias al pie de la letra, tal a como están establecidas en
la ley.

Conclusión:
Hemos visto de forma breve y precisa cuáles eran las funciones del Sacerdote en el
Antiguo Testamento y puesta éstas funciones se reducen únicamente a 5, tal a
como lo hemos visto en este breve post.

Puedes hacer a mi publicación anterior AQUÍ: ¿Cuáles son las características de la


Iglesia autóctona?

155. ¿En qué sentido el Pueblo de Dios participa de las tres


funciones de Cristo: Sacerdote, Profeta y Rey?

155. ¿En qué sentido el Pueblo de Dios


participa de las tres funciones de Cristo:
Sacerdote, Profeta y Rey?   
(Compendio 155) El Pueblo de Dios participa del oficio
sacerdotal de Cristo en cuanto los bautizados son consagrados
por el Espíritu Santo para ofrecer sacrificios espirituales;
participa de su oficio profético cuando, con el sentido
sobrenatural de la fe, se adhiere indefectiblemente a ella, la
profundiza y la testimonia; participa de su función regia con el
servicio, imitando a Jesucristo, quien siendo rey del universo,
se hizo siervo de todos, sobre todo de los pobres y los que
sufren.
Resumen
(C.I.C 806) En la unidad de este cuerpo hay diversidad de
miembros y de funciones. Todos los miembros están unidos
unos a otros, particularmente a los que sufren, a los pobres y
perseguidos.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 783) Jesucristo es Aquél a quien el Padre ha ungido
con el Espíritu Santo y lo ha constituido "Sacerdote, Profeta y
Rey". Todo el Pueblo de Dios participa de estas tres funciones
de Cristo y tiene las responsabilidades de misión y de servicio
que se derivan de ellas (cf. Redemptor hominis, 18-21). (C.I.C
784) Al entrar en el Pueblo de Dios por la fe y el Bautismo se
participa en la vocación única de este Pueblo: en su
vocación sacerdotal: "Cristo el Señor, Pontífice tomado de
entre los hombres, ha hecho del nuevo pueblo ‘un reino de
sacerdotes para Dios, su Padre’. Los bautizados, en efecto, por
el nuevo nacimiento y por la unción del Espíritu Santo, quedan
consagrados como casa espiritual y sacerdocio santo" (Lumen
gentium, 10).  
Para la reflexión
(C.I.C 785) "El pueblo santo de Dios participa también del
carácter profético de Cristo". Lo es sobre todo por el sentido
sobrenatural de la fe que es el de todo el pueblo, laicos y
jerarquía, cuando "se adhiere indefectiblemente a la fe
transmitida a los santos de una vez para siempre" (Lumen
gentium, 12) y profundiza en su comprensión y se hace testigo
de Cristo en medio de este mundo. (C.I.C 786) El Pueblo de
Dios participa, por último, en la función regia de Cristo". Cristo
ejerce su realeza atrayendo a sí a todos los hombres por su
muerte y su resurrección (cf. Jn 12, 32). Cristo, Rey y Señor del
universo, se hizo el servidor de todos, no habiendo "venido a
ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos"
(Mt 20, 28). Para el cristiano, "servir es reinar" (Lumen gentium,
36), particularmente "en los pobres y en los que sufren" donde
descubre "la imagen de su Fundador pobre y sufriente" (Lumen
gentium, 8). El pueblo de Dios realiza su "dignidad regia"
viviendo conforme a esta vocación de servir con Cristo. “La
señal de la cruz hace reyes a todos los regenerados en Cristo,
y la unción del Espíritu Santo los consagra sacerdotes; y así,
además de este especial servicio de nuestro ministerio, todos
los cristianos espirituales y perfectos deben saber que son
partícipes del linaje regio y del oficio sacerdotal. ¿Qué hay más
regio que un espíritu que, sometido a Dios, rige su proprio
cuerpo? ¿Y qué hay más sacerdotal que ofrecer a Dios una
conciencia pura y las inmaculadas víctimas de nuestra piedad
en el altar del corazón?” (San León Magno, Sermo 4, 1: PL 54,
149).  

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