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Jean Piaget introduce los Procesos Mentales del niño.

A través de sus investigaciones pretende saber cómo


piensa, en qué aspectos se diferencia del adulto. Esto
lo consigue explicar en los diferentes estadios o
periodos por los que atraviesa el niño, y en los que
según este autor, se desarrolla física y mentalmente.
Reacciones circulares primarias
Este estadio se desarrolla aproximadamente desde 1
mes a 4 meses y medio de vida. Se caracteriza por la
reiteración voluntaria de una actividad que ha
proporcionado placer. Se dice entonces que el ser
humano desarrolla «reacciones circulares primarias»,
esto es, reitera acciones casuales que primariamente
fueron placenteras. Un ejemplo típico es la succión del
propio dedo, o de otras partes del cuerpo como
sustituto de la succión del pezón. Se denomina
primaria porque están centradas en el propio cuerpo.
Cabe señalar aquí, que el reflejo de succión del propio
dedo ya existe en la vida intrauterina.
Este desarrollo requiere una maduración. El niño debe
alcanzar cierta madurez
neurológica antes de que pueda comprender sus
propias sensaciones.
la reacción circular primaria suministra una pauta de
organización, un esquema mediante el cual dos o tres
factores se organizan en una pauta de relación,
superpuesta a las pautas de acción previas: la
reproducción, la repetición y la secuencialidad. Para
Piaget, esquema es la pauta establecida de una
unidad psicológica significativa y repetible de conducta
intelectual o de sus prerrequisitos.
Reacciones circulares secundarias
Entre el cuarto mes y medio de vida y
aproximadamente los 4 a 8 meses, principalmente
gracias a la aparición de la capacidad de coordinar los
movimientos de las extremidades con los de los globos
oculares, el infante puede realizar una prensión
dirigida de los objetos («supervisada» visualmente),
con lo que su comportamiento puede ahora orientarse
hacia el ambiente externo, buscando aprender o mover
objetos de manera dirigida, observando los resultados
de sus acciones. Así, por ejemplo, puede repetir un
esquema para reproducir un determinado sonido y
obtener nuevamente la gratificación que le provoca.
Sobre la base de estas reacciones circulares
secundarias se instalan los primeros hábitos motores y
se estructuran percepciones mejor estructuradas.
Se inicia el concepto de causalidad mágica
fenoménica por el que se establece una relación de
causa y efecto entre hechos que se suceden a la vez.
Por ejemplo, si el niño mueve la mano y se enciende
una luz en ese momento, el niño repetirá esa acción
para que se vuelva a producir, ya que pensará que su
acción produce ese efecto.
Cada uno de estos siete fundamentos tiene significado
para el niño en crecimiento; sin embargo, solo la
síntesis de todos ellos indica el desarrollo intelectual
real.
1. El niño reacciona ante objetos distantes; y aunque
todavía
cree que los fines y los medios son uno, comienza a
diferenciar entre causa y efecto.
2. La evaluación cualitativa y cuantitativa se basa en
estas
experiencias simples (es decir, «más» o «menos»
sacudidas).
3. Las reacciones diversas y diferenciadas, así como
las pautas de respuesta, se reúnen por último en una
secuencia
única y unificada de acción.
4. Esta coordinación de experiencias distintas en un
esquema
hace que el niño empiece a tomar conciencia de que
también
él forma parte de la esfera de acción.
5. La noción de tiempo se introduce superficialmente
en la
mente del infante, a medida que adquiere una oscura
idea
de un «antes» y un «después» en cada secuencia de
acción.
6. El reconocimiento de cierto estímulo como parte de
una
secuencia de acción global incorpora el empleo de
símbolos como una suerte de taquigrafía para la
comprensión, y con-
duce eventualmente a la comunicación. Este
conocimiento temprano de los estímulos como
símbolos significa también la introducción de un
sentido de futuro.

7. La variedad de las pautas de acción disponibles, la


iniciación de un reconocimiento de los símbolos, la
proyección
rudimentaria del tiempo, así como el aumento de la
acomodación, subrayan los aspectos intencionales de
la conducta
infantil que empieza a delinearse.

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