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Evangelio del día – Lectio Divinas Juan 8, 21-30

Cuando hayan levantado al Hijo del hombre,


entonces sabrán que YO SOY.
Invocamos al Espíritu Santo
Sopla sobre mí, Espíritu Santo,
para que todos mis pensamientos sean santos.
Actúa en mi, Espíritu Santo,
para que también mi trabajo sea santo.
Induce mi corazón, Espíritu Santo,
para que ame solamente a aquello que es santo.
Fortaléceme, Espíritu Santo,
para defender todo lo que es santo.
Guárdame, Espíritu Santo,
para que yo siempre sea santo. Amen.

Evangelio según san Juan 8, 21-30


En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Yo me voy y ustedes me
buscarán, pero morirán en su pecado. A donde yo voy, ustedes no
pueden venir”. Dijeron entonces los judíos: “¿Estará pensando en
suicidarse y por eso nos dice: ‘A donde yo voy, ustedes no pueden venir’?”
Pero Jesús añadió: “Ustedes son de aquí abajo y yo soy de allá arriba;
ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo. Se lo acabo de
decir: morirán en sus pecados, porque si no creen que Yo Soy, morirán
en sus pecados”.

Los judíos le preguntaron: “Entonces ¿quién eres tú?” Jesús les respondió:
“Precisamente eso que les estoy diciendo. Mucho es lo que tengo que
decir de ustedes y mucho que condenar. El que me ha enviado es veraz y
lo que yo le he oído decir a él es lo que digo al mundo”. Ellos no
comprendieron que hablaba del Padre.

Jesús prosiguió: “Cuando hayan levantado al Hijo del hombre, entonces


conocerán que Yo Soy y que no hago nada por mi cuenta; lo que el Padre
me enseñó, eso digo. El que me envió está conmigo y no me ha dejado
solo, porque yo hago siempre lo que a él le agrada”. Después de decir
estas palabras, muchos creyeron en él. Palabra del Señor…
DESARROLLO DE TEMA:
MEDITACIÓN:
En la señal de la cruz
Fuente: L’Osservatore Romano, ed. sem. en lengua española, n. 14, viernes 7 de abril de 2017

Hacerse «la señal de la cruz» de forma distraída u ostentar «el símbolo de los cristianos»
como si fuera «distintivo de un equipo» o «un ornamento», quizá con «piedras preciosas,
joyas y oro» no tiene nada que ver con «el misterio» de Cristo. Tanto que el Papa
Francisco sugirió un examen de conciencia precisamente sobre la cruz, para verificar como
cada uno de nosotros lleva en la cotidianidad el único verdadero «instrumento de
salvación». Estas son las líneas de reflexión que el Pontífice propuso en la misa celebrada
el martes por la mañana, 4 de abril, en Santa Marta.

«Llama la atención —hizo notar enseguida, refiriéndose al pasaje del evangelista Juan
(8, 21-30)— que en este breve pasaje del Evangelio en tres ocasiones Jesús dice a los
doctores de la ley, a los escribas, a algunos fariseos: “Moriréis en vuestros pecados”». Lo
repite «tres veces». Y «lo dice —añadió— porque no entendían el misterio de Jesús,
porque tenían el corazón cerrado y no eran capaces de abrir un poco, de tratar de
entender ese misterio que era el Señor». De hecho, explicó el Papa, «morir en el
propio pecado es algo feo: significa que todo muere ahí, en la suciedad del
pecado».

Pero después «este diálogo —en el cual Jesús repite tres veces “moriréis en vuestros
pecados”— continúa y, a al final, Jesús mira hacia atrás en la historia de la salvación y les
hace recordar algo: “Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces
sabréis que Yo Soy y que no hago nada por mi propia cuenta”». El Señor dice
precisamente: «cuando hayáis levantado al Hijo del hombre».

Con estas palabras —afirmó el Pontífice, refiriéndose al pasaje del libro de los Números
(21, 4-9)— «Jesús hace recordar lo que sucedió en el desierto y hemos escuchado en la
primera lectura». Es el momento en el que «el pueblo aburrido, el pueblo que no puede
soportar el camino, se aleja del Señor, habla mal de Moisés y del Señor, y encuentra esas
serpientes que muerden y provocan la muerte». Entonces «el Señor dice a Moisés que
haga una serpiente de bronce y la levante, y la persona que sufra una herida de la
serpiente, y que mire la de bronce, será sanada».

«La serpiente —prosiguió el Papa— es el símbolo del mal, es el símbolo del diablo: era
la más astuta entre los animales en el paraíso terrestre». Porque «la serpiente es la que
es capaz de seducir con las mentiras», es «el padre de la mentira: este es el misterio».
Pero entonces «¿debemos mirar al diablo para salvarnos? La serpiente es el padre del
pecado, la que ha hecho pecar a la humanidad». En realidad «Jesús dice:
“Cuando yo sea levantado en lo alto, todos vendrán a mí”. Obviamente este es
el misterio de la cruz».
«La serpiente de bronce sanaba —dijo Francisco— pero la serpiente de bronce era
signo de dos cosas: del pecado hecho por la serpiente, de la seducción de la serpiente,
de la astucia de la serpiente; y también era señal de la cruz de Cristo, era una profecía».
Y «por esto el Señor les dice: “cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces
sabréis que Yo Soy”». Así podemos decir, afirmó el Papa, que «Jesús se ha “hecho
serpiente”, Jesús se “ha hecho pecado” y ha tomado sobre sí todas las suciedades de la
humanidad, todas las suciedades del pecado. Y se ha “hecho pecado”, se ha hecho
levantar para que toda la gente lo mire, la gente herida por el pecado, nosotros. Este es
el misterio de la cruz y lo dice Pablo: “Se ha hecho pecado” y ha tomado la apariencia del
padre del pecado, de la serpiente astuta».

«Quien no miraba la serpiente de bronce después de ser herido por una serpiente en el
desierto —explicó el Pontífice— moría en el pecado, el pecado de murmuración contra
Dios y contra Moisés». De la misma manera, «quien no reconoce en ese hombre
levantado, como la serpiente, la fuerza de Dios que se ha hecho pecado para sanarnos,
morirá en su propio pecado». Porque «la salvación viene solamente de la cruz, pero
de esta cruz que es Dios hecho carne: no hay salvación en las ideas, no hay salvación en
la buena voluntad, en las ganas de ser buenos». En realidad, insistió el Papa, «la única
salvación es un Cristo crucificado, porque solamente Él, como la serpiente de
bronce significaba, ha sido capaz de tomar todo el veneno del pecado y nos ha
sanado ahí».

«¿Pero qué es la cruz para nosotros?» es la cuestión planteada por Francisco. «Sí,
es el signo de los cristianos, es el símbolo de los cristianos, y nosotros hacemos la señal
de la cruz pero no siempre la hacemos bien, a veces lo hacemos así... porque no tenemos
esta fe de la cruz» evidenció el Papa. La cruz, además, afirmó, «para algunas personas
es un distintivo de pertenencia: “Sí, yo llevo la cruz para hacer ver que soy cristiano”». Y
«está bien», pero «no solo como distintivo, como si fuera un equipo, el distintivo de un
equipo»; sino, dijo Francisco, «como memoria de aquel que se ha hecho pecado,
que se ha hecho diablo, serpiente, por nosotros; se ha abajado hasta
aniquilarse totalmente».

Además, es verdad, «otros llevan la cruz como un ornamento, llevan cruces con piedras
preciosas, para hacerse ver». Pero, hizo presente el Pontífice, «Dios dijo a Moisés:
“Quien mira la serpientes será sanado”; Jesús dice a sus enemigos: “cuando
hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que Yo Soy”». En
resumen, explicó, «quien no mira la cruz, así, con fe, morirá en sus propios
pecados, no recibirá esa salvación».

«Hoy —destacó el Papa— la Iglesia nos propone un diálogo con este misterio de
la cruz, con este Dios que se ha hecho pecado, por amor por mí». Y «cada uno
de nosotros puede decir: “por amor hacia mí”». Así, prosiguió, es oportuno preguntarse:
«¿cómo llevo yo la cruz: como un recuerdo? ¿Cuando hago la señal de la cruz,
soy consciente de lo que hago? ¿Cómo llevo yo la cruz: solamente como un
símbolo de pertenencia a un grupo religioso? ¿Cómo llevo yo la cruz: como
ornamento, como una joya con muchas piedras preciosas de oro?». O «¿he
aprendido a llevarla sobre los hombros, donde hace daño?».

«Cada uno de nosotros hoy —sugirió el Pontífice en la conclusión de su meditación— mire


al crucifijo, mire a este Dios que se ha hecho pecado para que nosotros no muramos en
nuestros pecados y responda a estas preguntas que yo os he sugerido».

Lectura, ¿Qué dice el texto?


Pistas de Lectura:
1. «Yo me voy y me buscaréis, y moriréis por vuestro pecado. Donde
yo voy no podéis venir vosotros».
2. «Vosotros sois de aquí abajo, yo soy de allá arriba: vosotros sois
de este mundo, yo no soy de este mundo.
3. «Cuando levantéis en alto al Hijo del hombre, sabréis que “Yo
soy”, y que no hago nada por mi cuenta, sino que hablo como el
Padre me ha enseñado.
4. Cuando les exponía esto, muchos creyeron en él

Siguiendo este texto, ¿Cuáles son las palabras o frases o actitudes que
atraen tu atención, tu interés?

Meditación, ¿Qué nos dice Dios en el texto?


El texto de hoy me invita a mirarme con sinceridad y responderme ¿Cómo
está mi fe? ¿Creo en Jesús como mi salvador y Señor?, fácilmente nuestra
fe puede volverse un tanto teórica e intelectualista y nos olvidamos de
hacer vida con hechos reales en este mundo.
¿Con que criterios vivimos en esta tierra? Con los criterios del mundo o con
los criterios evangélicos. Jesús nos habla claro si vivimos con los criterios
del mundo moriremos en nuestros propios pecados.

Sin embargo el que cree en El la Palabra actuara como garante de la gracia


y la misericordia de Dios en esta tierra.
Quien se encierra en sus criterios y piensa saberlo todo, no será nunca capaz
de comprender al otro. Así eran los fariseos ante Jesús. Yo ante los demás,
¿cómo me comporto?
Jesús es radical obediencia al Padre y por esto es total revelación del Padre.
¿Qué imagen de Dios se irradia a partir de mí?
Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es tu meditación, tu reflexión
personal?
Oración, ¿Qué le decimos a Dios?
Te invito a orar con el salmo 138,1-10

Señor, tú me sondeas y me conoces;


me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.
No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la sabes toda.
Me estrechas detrás y delante,
me cubres con tu palma.
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime, y no lo abarco.
¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;
si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha.

Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es tu oración personal?


Cada uno pone sus intenciones.
Amén.
Contemplación, ¿Cómo interiorizamos la Palabra de Dios?
“yo soy de allá arriba”
(Repetimos)
“yo soy de allá arriba”
“yo soy de allá arriba”
Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es la palabra o frase o párrafo o
actitud que te ayuda a recordar este texto?

Acción, ¿A que me comprometo con Dios?


Me auto examinare con qué criterios actuó frente a los demás.
Comenzare desde hoy a actuar con los criterios de Dios.
Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es la acción concreta que te
invita a realizar?

Oración Final:
Señor Jesús, Tú eres nuestra paz,
mira nuestra Patria dañada por la violencia
y dispersa por el miedo y la inseguridad.
Consuela el dolor de quienes sufren.
Da acierto a las decisiones de quienes nos gobiernan.
Toca el corazón de quienes olvidan que somos
hermanos
y provocan sufrimiento y muerte.
Dales el don de la conversión.
Protege a las familias,
a nuestros niños, adolescentes y jóvenes.
a nuestros pueblos y comunidades.
Que como discípulos misioneros tuyos,
ciudadanos responsables,
sepamos ser promotores de justicia y de paz,
para que en Ti, nuestro pueblo tenga vida digna.
AMEN.
María, Reina de la paz, ruega por nosotros.

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