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Los 7 Sacramentos

1- Sacramento del BAUTISMO


2- Sacramento de la
CONFIRMACIÓN
3- Sacramento de la EUCARISTÍA
4- Sacramento de
la RECONCILIACIÓN
5- Sacramento de la UNCIÓN DE
LOS ENFERMOS
6- Sacramento del ORDEN
SACERDOTAL
7- Sacramento del MATRIMONIO
Fe y Evangelio Los 7
Sacramentos
"Luego me mostró el río de agua de Vida, brillante como el cristal, que brota del trono del
Cordero" Apocalipsis 22,1
¡JESÚS SALVA!
¿BASTA ACEPTAR A CRISTO COMO NUESTRO ÚNICO SALVADOR?
Si hay una verdad en la que todos los cristianos estemos de acuerdo esta es: Jesucristo es
nuestro único Salvador. Porque como dice S. Pedro: "No hay otro nombre por el cual
podamos ser salvos." Hechos 4,12.

Si es importante saber que Jesús salva, no lo es menos saber ¿COMO SALVA JESUS? En
efecto, supón tú que el avión en el que viajas se está quemando. Este avión lleva
paracaídas para que puedas salvar tu vida, pero si tú saltas sin paracaídas, o te niegas a
usarlo, tú no te salvas.

Yahvé salvó a Noé y su familia del diluvio, pero los salvó por medio del arca que Él les
mandó construir.

Lo mismo pasa con Jesús: Él es nuestro único Salvador, pero si yo no uso los medios que
Él me da para salvarme, no me salvo.
Lee el pasaje de las diez vírgenes en Mateo 25, 1. Las diez sabían que Jesús era su Señor
y Salvador. Las diez esperaban que Jesús las dejaría entrar al Reino, todas ellas sabían lo
mismo, todas ellas creían lo mismo, pero sólo cinco se salvaron: las prudentes. Sólo ellas
hicieron aquello que Jesús quería: mantener la luz del alma encendida (Lee: Juan 11,9-10).
Y cuando llegó el Señor sólo ellas entraron en el Reino. Después llegaron las 5 imprudentes,
reconocieron a Jesús como su Señor y así le llaman: "Señor, Señor, ábrenos", pero El les
respondió: "No os conozco". ¿Por qué? Porque sabían que Jesús, su Señor salvaba, pero
no hicieron lo que Jesús, su Señor y Salvador mandaba.
Lo mismo pasa con Jesús: Él es nuestro único Salvador, pero si yo no uso los medios que
Él me da para salvarme, no me salvo.
¿CÓMO NOS SALVA JESÚS?
¿CÓMO NOS COMUNICA LA VIDA?

Jesús nos salva comunicándonos su misma vida. El mismo dijo: "Yo he venido para que
tengan vida y la tengan en abundancia". Esa vida por ser divina y totalmente gratuita la
llamamos vida de gracia o vida sobrenatural. Cuando yo vivo en gracia la lámpara de mi
alma está encendida, brilla en mí la luz de Cristo; cuando yo vivo en pecado mortal mi
lámpara está apagada, vivo yo en tinieblas.
Esta vida sobrenatural se me comunica a través de los siete sacramentos.
El Papa nos enseña: "Cuando recibimos los sacramentos recibimos la vida de Jesús,
vivimos la vida divina, nos asemejamos a Jesús. Es Cristo mismo, con su fuerza, mediante
el Espíritu Santo que obra en nosotros esa semejanza." Juan Pablo II a los niños. 22/01/84.
LA IGLESIA NOS ENSEÑA
Adheridos a las doctrinas de las Santas Escrituras, a las tradiciones apostólicas y al
sentimiento unánime de los Padres, profesamos que "los sacramentos de la Nueva Ley
fueron todos instituidos por nuestro Señor Jesucristo" CIC n.1114 ss
[10:41, 17/9/2018] +502 5007 0289: Los sacramentos están ordenados a la santificación de
los hombres, a la edificación del Cuerpo de Cristo y, en definitiva, a dar culto a Dios, pero
como signos, también tienen un fin pedagógico. No sólo suponen la fe, sino que a la vez la
alimentan, la robustecen y la expresan por medio de palabras y cosas; por esto se llaman
sacramentos de la fe. Confieren ciertamente la gracia, pero también la celebración prepara
perfectamente a los fieles para recibir con fruto la misma gracia, rendir el culto a Dios y
practicar la caridad.
Por consiguiente, es de suma importancia que los fieles comprendan fácilmente los signos
sacramentales y reciban con mayor frecuencia posible aquellos sacramentos que han sido
instituidos para alimentar la vida cristiana. "
Porque 7 Sacramentos
Porque 7 son las etapas de la vida. Hay una gran semejanza entre las etapas de la
vida natural y las etapas de la vida sobrenatural" Lee: Catecismo de la Iglesia
Católica (CIC n. 1210).
1. En la vida natural hay que nacer.
En la vida sobrenatural hay que nacer del agua y del espíritu. Lee: Juan 3,5. Nuestra
madre la Iglesia nos engendra por el Bautismo.
2. En la vida natural hay que crecer y dar fruto.
En la vida sobrenatural la Confirmación lleva a su desarrollo y hace fructificar esa
vida recibida en el Bautismo. Lee: Juan 15,16.
3. Para vivir es necesario alimentarnos.
En la Eucaristía Cristo, el Pan de Vida, nos nutre con su cuerpo y su sangre. Lee:
Lucas 22, 19.
4. En la vida natural enfermamos y necesitamos medicina para recuperar la salud.
En la vida sobrenatural Jesucristo, médico de las
almas (Lee: Mateo 9,12), nos ofrece el sacramento de la Reconciliación para sanar
las heridas del pecado: Lee: CIC n.1421.
5. En la vida natural buscamos formar un hogar.
En la vida sobrenatural Cristo quiere que los esposos se amen como El ama a su
Iglesia (Lee: Efesios 5,25): para eso instituyó el Matrimonio.
6. En la vida natural necesitamos de una autoridad que ordene la vida social.
En la vida sobrenatural el Reino de Cristo en este mundo exige una autoridad, unos
pastores que apacienten las ovejas de Cristo, para ello Cristo instituyó el
Sacerdocio.
7. La vida natural llega a su ocaso y morimos.
La Unción de los Enfermos nos conforma con la muerte y resurrección de Cristo:
Lee: CIC n. 1523.
¿BASTA SÓLO EL BAUTISMO?
¿QUIÉN INVENTÓ EL ARCO IRIS?
En efecto, Cristo dijo: "Quien no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el
Reino de Dios". Juan 3,5. Pero Jesucristo nunca dijo: "Basta tan sólo nacer del agua
y del Espíritu para entrar en el Reino de Dios". Y ¡claro! ¿cómo iba a bastar? Aquél
que es la Vida verdadera ¿cómo nos iba a dar la vida a medias? Si la vida natural
tiene siete etapas ¿por qué Cristo iba a hacer la vida sobrenatural menos perfecta?
Algunos cristianos objetan: "Yo no veo los siete sacramentos en la Biblia, para mí
son un invento de la Iglesia Católica".
¡Claro que no los ves! De la misma manera que tú no ves los siete colores del arco
iris si no tienes un prisma. Nosotros sí los vemos porque tenemos un prisma que es
la Iglesia. El prisma no inventa los colores de la luz, simplemente los separa y
distingue para que tu ojo los pueda percibir con claridad y nitidez. Lo mismo la
Iglesia, ella no inventa los sacramentos, simplemente nos ayuda a distinguir con
claridad lo que la Biblia enseña.
Sin el prisma yo no podría distinguir los siete colores en un rayo de luz. Sin la Iglesia
yo no puedo percibir los siete sacramentos contenidos en la luz de la Palabra Divina.
Los Sacramentos en la Biblia
7 Pruebas de la Fe
Bautismo.
"Y acercándose Jesús les dijo: Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra;
id pues y enseñad a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo". Mateo 28,18-19.
Confirmación.
"Cuando los apóstoles oyeron cómo había recibido Samaria la palabra de Dios,
enviaron a Pedro y a Juan, los cuales bajando, oraron sobre ellos para que
recibiesen el Espíritu Santo, pues aún no había venido sobre ninguno de ellos; sólo
habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces les impusieron las
manos y recibieron el Espíritu Santo". Hechos 8, 14-17.
Eucaristía.
"Tomando pan se los dio diciendo: ´Este es mi cuerpo que es entregado por
vosotros, haced esto en memoria mía.´ Así mismo el cáliz... diciendo: ´Este es el
cáliz de la Nueva Alianza en mi sangre que es derramada por vosotros´ ". Lucas 22,
19-20
Confesión.
"Diciendo esto sopló y les dijo: ´Recibid el Espíritu Santo, a quien perdonéis los
pecados les serán perdonados, a quien se los retuviereis, les serán retenidos´ ".
Juan 20, 22-23.
Unción de los enfermos.
"¿Alguno entre vosotros enferma? Haga llamar a los presbíteros de la Iglesia y oren
sobre él, ungiéndole con el óleo en el nombre del Señor". Santiago 5,14.
Sacerdocio.
"Les constituyeron presbíteros en cada iglesia por la imposición de las manos,
orando y ayunando y los encomendaron al Señor". Hechos 14, 23.
Matrimonio.
"En cuanto a los casados, el precepto no es mío sino del Señor, que la mujer no se
separe del marido y de separarse, que no vuelva a casarse o se reconcilie con el
marido y que el marido no repudie a su mujer". 1 Corintios 7, 10-11.
CONCLUSION.
Los 7 Sacramentos, sí están en la Biblia, el que tú no los veas o lo ignores no quiere
decir que no existan.
Eucaristía. Muchos no obedecen a Cristo que dice: "Haced esto en memoria mía".
Otros obedecen pero no creen a Cristo que dice: "Esto es mi cuerpo". Nosotros con
Santo Tomás de Aquino confesamos: "La vista, el gusto, el tacto se equivocan, pero
yo creo lo que sale de Tu boca."
Matrimonio. Jesucristo mandó: "Lo que Dios ha unido no lo separe el hombre". Lee:
Mateo 19,10. Las iglesias de origen protestante autorizan el divorcio. ¿Cómo
podemos escuchar a quien no obedece a Cristo?
Confesión. Santiago ordena: "Confesaos los pecados unos a otros". Lee: Santiago
5,16. Pero algunos dicen: "Yo no me confieso con ningún hombre pecador como yo,
yo sólo me confieso con Dios". ¿De qué sirve saber mucha Biblia si después no
obedecen lo que la Biblia manda?
Bautismo. Hay quien dice que no hay que bautizar a los niños, porque éstos no
tienen pecado. Pero la Biblia enseña que todos nacemos con pecado. Lee: Salmo
50 (51) v. 7.
Santiago dice: "Si alguno enferma, que llamen a los presbíteros ("ancianos" en
griego) de la Iglesia". Lee: Santiago 5,14. ¿A quién llaman ellos si no creen en el
sacramento del Sacerdocio? ¿A los ancianos del asilo? ¿Cuál Iglesia? ¿No dicen
ellos que la Iglesia es invisible? Como ves, la fuerza de las sectas está en la
ignorancia e inacción de los católicos. Cumple tu deber de evangelizar adquiriendo
y distribuyendo FE Y EVANGELIO.
ORACIÓN.
Señor Jesús tú eres mi único Salvador y por eso acepto los medios que tú me das
para salvarme. Quiero renacer a la vida por el Bautismo, fortalecerme con tu poder
por la Confirmación, alimentarme de ti en la Eucaristía, abrazarte en la Confesión y
obedecer te en el Sacerdocio. Amén.
Católico:
La Iglesia de Cristo te ofrece siete sacramentos. No hay ninguna que te ofrezca
más, todas te ofrecen menos. ¿Por qué? Porque a la Iglesia Católica, como a Cristo
mismo, todos le imitan pero ninguno le supera.
Católico apático:
¿De qué te sirve saber que hay siete sacramentos si vives como si no existiera
1. Bautismo
bautismo
Cuando nacemos, lo hacemos con el
primero de los pecados. Se llama
pecado original y fue el que
cometieron nuestros primeros padres
Adán y Eva. Al bautizarnos nos
limpiamos de ese pecado y de todos
los cometidos antes de recibirlo, nos
hacemos hijos de Dios y pasamos a
formar parte de la Iglesia. Dios se pone
muy contento cuando el sacerdote, al
derramar agua bendita sobre el
bautizado, dice: “Yo te bautizo en el
nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo”.
2. Confirmación
confirmacion
Es tan sencillo como que Dios (Su
Espíritu Santo), nos aumenta la fe para
que tengamos la seguridad de que Él
está con nosotros hasta que
lleguemos al Cielo, para lo que
también nos da esperanza.
Finalmente, nos aumenta la caridad
para que le amemos más a Él y a los
que nos rodean. En este caso, tiene
que ser un obispo el que imponga sus
manos sobre el confirmante y unja con
aceite (el Santo Crisma), mientras
dice: “Recibe por esta señal el don del
Espíritu Santo”.
3. Eucaristía
misa
Todos los días Jesús convierte el pan
y vino en su Cuerpo y su Sangre en la
santa Misa. Esto ocurre en un
momento llamado Consagración. De
este modo podemos comerle y
recibirle en nuestra alma. Jesús
instituyó este sacramento en la Última
Cena con los doce apóstoles. Este
tiene un plus: perdona los pecados
veniales y nos preserva de los
mortales para el futuro. Es el
mismísimo Jesús el que tenemos
dentro de nosotros.
4. Penitencia
confesión
¡Este Sacramento es un regalo de
Dios! A través de un sacerdote que
escucha nuestros pecados cuando
vamos a confesarnos en confidencia
con él, Dios nos perdona todo en lo
que le hemos ofendido. Eso sí,
tenemos que ir bien arrepentidos por
el mal que hemos hecho y el bien que
hemos dejado de hacer. Además, nos
da una paz tremenda y nos aumenta la
fuerza para ser buenos cristianos,
buenos hijos de Dios.
6. Orden sacerdotal
orden
Este lo reciben solo los que tienen
vocación al sacerdocio, que luego son
los que pueden administrar todos
estos sacramentos. Es un obispo
quien impone las manos y reza sobre
el nuevo sacerdote, consagrándole. El
orden sacerdotal otorga una especial
efusión del Espíritu Santo y tiene una
característica especial: quien recibe
este sacramento, será sacerdote para
siempre.
7. Matrimonio
eucaristía
Este sacramento es la unión entre un hombre y
una mujer para siempre. Cuando estos se casan
en la iglesia, es Dios quien está uniendo sus
cuerpos y sus almas. Los que se casan no deben
romper ese matrimonio: “Lo que Dios ha unido que
no lo separe el hombre”. (San Marcos 10, 9). El
modelo que los hombres y mujeres tienen que
seguir es el de la Sagrada Familia: Jesús, la
Virgen María y San José.
Los sacramentos se han dividido así
Sacramentos de iniciación cristiana: bautismo,
confirmación y comunión.
Sacramentos de sanación: penitencia y unción de
enfermos.
Sacramentos al servicio de la comunidad: orden
sacerdotal y matrimonio.?
Los Sacramentos en la Liturgia
Los sacramentos son los canales a través de los cuales Dios nos ofrece la salvación
de su Hijo Jesucristo, a través de la Iglesia.
Es más, el principal sacramento de Dios es Jesús. Decimos esto porque en Jesús,
Dios se manifestó plenamente, tal como Él es. Conociendo a Jesús, conocemos a
Dios mismo. Jesús es signo de Dios.
Después de la resurrección de Jesús y su ascensión a los cielos, Él desaparece de
manera física entre los hombres. Sin embargo, quiso prolongarse y vivir en una
pequeña comunidad de creyentes, que lo reconocen como el único Señor y se
reúnen en su Nombre para glorificar a Dios. Esa comunidad se consolida el día de
Pentecostés. Esta comunidad es la que hoy llamamos Iglesia, palabra que significa
asamblea.
La Iglesia llega a ser también signo, sacramento de la presencia de Jesús en el
mundo de hoy, como Salvador de los hombres. Es decir, la Iglesia es el signo visible
e histórico a través del cual Jesús sigue ofreciendo y obrando con su presencia
gloriosa la salvación de los hombres. Todo lo que hace y dice la Iglesia no tiene otro
fin que el de significar y realizar, directa o indirectamente, la salvación de Cristo.
Pero, ¿cómo lleva a cabo la Iglesia esta maravillosa obra de salvación?
La Iglesia echa mano de ciertas acciones, signos, a través de los cuales Jesús sigue
haciéndose presente en medio de nosotros. Se les ha llamado sacramentos. Son
signos y gestos que dan al hombre la oportunidad de encontrarse con Jesucristo,
desde el nacimiento hasta su muerte.
Los siete sacramentos aparecen en siete momentos que representan la totalidad de
la vida humana; y en esos momentos es cuando Jesús quiere entrar en el hombre
a través de los siete sacramentos.
Cada uno de estos momentos en los cuales Jesús se hace presente, son vividos
por nosotros como una verdadera fiesta; siendo los momentos cruciales de nuestra
vida, Él se hace presente. Pero no hay fiesta, cuando uno está solo. En una fiesta
no hay lugar para “el cada uno para sí”. Tampoco en los sacramentos. Éstos son
signos de vida, de amor, de unidad. Son signos comunitarios; en ellos se expresa
toda la comunidad de creyentes como en una realidad: un pueblo salvado que se
une con alegría a su Señor en la fe, la esperanza y el amor.
Así definiríamos los sacramentos: son signos sensibles y eficaces de la gracia,
instituidos por Nuestro Señor Jesucristo para santificar nuestras almas, y confiados
a la Iglesia para su administración.
Efectos de los Sacramentos
Por medio de los sacramentos nos identificamos con Jesucristo, esto fue declarado por el
Concilio Vaticano II y esto se logra por la gracia que se confiere en ellos.
Los tres efectos que producen los sacramentos son:
La gracia santificante, que se nos infunde o se nos aumenta.
Esta gracia es la que nos borra el pecado.
Hace posible que Dios habite en nuestra alma y nos hace hijos de Dios y herederos del
cielo.
En el caso de que la persona ya estaba en estado de gracia, al recibir un sacramento,
entonces se aumenta el grado de gracia en su alma. El Bautismo y la Reconciliación nos
dan la gracia, por ello son llamados “sacramentos de muertos”, pues el sujeto que los recibe
estaba muerto a la vida sobrenatural. Todos los demás sacramentos se llaman de “vivos”
porque se necesita estar en estado de gracia para recibirlos.
La gracia sacramental que es la gracia particular que confiere cada sacramento, una
energía especial que nos ayuda a cumplir mejor los deberes de cada quien.
En el Bautismo se recibe la gracia de la vida sobrenatural.
En la Confirmación, Cristo nos otorga la gracia de la madurez cristiana y nos hace testigos
de Él.
En la Eucaristía es la gracia del alimento del espíritu – pan y vino - la que se recibe.
La Reconciliación o Penitencia nos hace posible que nos reconciliemos con Dios, a través
del arrepentimiento y el perdón de Dios.
La Unción de los Enfermos es el que nos da la fortaleza para enfrentar la enfermedad.
El Orden se recibe el poder que Cristo les da - a algunas personas – el sacerdocio
ministerial.
En el Matrimonio, Cristo hace posible la unión sacramental de un hombre y una mujer para
toda la vida.
El carácter que se imprime en tres de los sacramentos (Bautismo, Confirmación y Orden
Sacerdotal), es verdad de fe. (Cfr. Dz. 852; Catec. n. 1121). Este carácter es una huella
indeleble e invisible que se imprime en el alma, es una marca espiritual y que nos marca
como pertenecientes a Dios o en el caso del Orden, el carácter que imprime es el de ministro
de Dios. Hace posible la participación de los fieles en el sacerdocio de Cristo y formar parte
de la Iglesia. Esta huella –indeleble – resulta una promesa y una garantía de la protección
de Dios. Estos tres sacramentos no se pueden repetir. (Cfr. Catec. no. 1121). En un principio
se hablaba del carácter como “sello divino” o “sello del Espíritu Santo”, siguiendo la
expresión utilizada en la Biblia.
Son Necesarios los Sacramentos
Al ser los sacramentos un medio de comunicación entre el hombre y Dios, así como
medios de salvación, debemos de preguntarnos sobre la necesidad que tiene el
hombre de recibirlos.
Sabemos que Dios puede comunicar su gracia de muchos modos, pero conociendo
al hombre, consideró que la institución de los sacramentos era conveniente, para
que de este modo el hombre participara de lo que ocurría de manera invisible por
medio de elementos visibles.
La Iglesia afirma que los sacramentos son necesarios para la salvación porque
contienen la gracia que nos hace posible la santidad. Especialmente el Bautismo,
que es el que nos abre las puertas a todos los demás sacramentos.
Los sacramentos son medios para recibir la gracia, y obtener la salvación, por lo
tanto, todos los hombres tienen necesidad de recibir la mayoría de ellos.
Hemos dicho que para todos es necesario el Bautismo (Cfr. Dz. 388, 413, 996). La
Reconciliación es necesaria para los que hayan pecado mortalmente, después de
recibir el Bautismo. La Eucaristía también es necesaria para quienes hayan llegado
al uso de razón. Jn. 6, 53.
Todos los demás sacramentos acrecientan la gracia, por tanto sería muy
conveniente recibirlos. Pero, no todos los sacramentos son necesarios para todas
las personas, algunos de ellos responden a un llamado especial de Dios, y ese
llamado no es para todos. Ejemplo: el sacramento del Orden, o el sacramento del
Matrimonio.
Gracia y Eficacia de los Sacramentos
La Gracia de los Sacramentos
En nuestro lenguaje diario, la palabra gracia nos hace pensar en cosas agradables,
pero cuando hablamos en un sentido teológico nos referimos a la “gracia
sobrenatural”. Que es un DON sobrenatural que Dios nos concede para poder
alcanzar la vida eterna, y esta gracia se nos confiere, principalmente, por medio de
los sacramentos. Es algo que Dios nos regala, nadie ha hecho nada con su propio
esfuerzo para obtenerla. El primer paso siempre lo da Dios. Es don sobrenatural
porque lo que se está comunicando es la vida de Dios que va más allá de toda la
naturaleza creada.
Solamente por medio de la gracia, el hombre puede alcanzar la vida eterna, que es
el fin para el que fue creado. Esta regalo de Dios exige la respuesta del hombre.
Es un don sobrenatural infundido por Dios en nuestra alma – merecida por la Pasión
de Cristo - que recibimos por medio del Bautismo, que nos hace, justos, hijos de
Dios y herederos del cielo. El Espíritu Santo nos da la justicia de Dios, uniéndonos
- por medio de la fe y el Bautismo – a la Pasión y Resurrección de Cristo. Cuando
perdemos esta gracia al pecar gravemente, la recuperamos en el sacramento de la
Reconciliación. Al recibir alguno de los otros sacramentos se nos aumenta esta
gracia. Catec. nos. 1996ss
La gracia santificante es el don sobrenatural y gratuito que se encuentra en nuestra
alma. Es una cualidad de nuestra alma, porque ella es la que perfecciona nuestra
alma.
Ella produce tres efectos muy importantes en nosotros:
Borra el pecado, es decir nos hace justos. La justificación es el paso del pecado a
una vida de gracia.
Nos hace posible la participación de la vida divina. Al borrarse el pecado, se nos
comunica la vida de Dios, nos da una vida nueva.
Por medio de la gracia, nuestras buenas obras adquieren méritos sobrenaturales.
La Sagrada Escritura hace muchas referencias sobre estos méritos (Cfr. 1Tim. 4,7;
Lc. 6, 38; 1Cor. 3, 8; Rom. 2, 6-8). Las promesas hechas por Cristo sobre los méritos
de las buenas obras hizo que esto fuera declarado como verdad de fe (Cfr. Dz. 834)
La Eficacia de los Sacramento
Los sacramentos son medios de salvación, son la continuación de las obras
salvíficas que Cristo realizó durante su vida terrena, por lo tanto, siempre comunican
la gracia, siempre y cuando el rito se realice correctamente y el sujeto que lo va a
recibir tenga las disposiciones necesarias, sin oponer resistencia. La recepción de
la gracia depende de la actitud que tenga el que lo recibe.
Las disposiciones del que lo recibe son las que harán que se reciba mayor o menor
gracia. La acogida que el sujeto esté dispuesto a dar a la gracia de Cristo, juega un
papel muy importante en la eficacia y fecundidad del sacramento. La disposición
subjetiva, es lo que se conoce como "ex opere operantis". Esto quiere decir “por la
acción del que actúa”.
Los sacramentos son los signos eficaces de la gracia, porque actúan por el sólo
hecho de realizarse, es decir, "ex opere operato" = por la obra realizada, en virtud
de la Pasión de Cristo. Esto fue declarado por el Concilio de Trento como dogma de
fe. Ellos son la presencia misteriosa de Cristo invisible, que llega de manera visible
por medio de los signos eficaces, materia y forma. Cristo se hace presente real y
personalmente en ellos. Por ser un acto humano, al realizarse con gestos y palabras
y un acto divino – realizado por Cristo, de manera invisible – el cristiano se
transforma y se asemeja más a Dios. Catec. n. 1128).
Los sacramentos son una manera, posterior a la Revelación, que satisface la
necesidad que tiene el hombre de tener una comunicación con Dios y el deseo de
Dios de comunicarse con el hombre.
Citas y Frases Los Sacramentos
San Agustín – Todo es para bien.
Para quienes aman a Dios, todo contribuye para su mayor bien: Dios endereza
absolutamente todas las cosas para su provecho, de suerte que aún a quienes se
desvían y extralimitan, los hace progresar en la virtud, porque se vuelven más
humildes y experimentados.
Madre Teresa de Calcuta
Una hora diaria
Contaba la Madre Teresa de Calcuta en su orden, inicialmente, que tenían media
hora de adoración ante Jesús Sacramentado una vez al mes. En un congreso
decidieron pasar a una hora diaria. Recibieron permiso para que una de ellas
pudiera colocar a Jesús en la custodia durante esa hora de adoración. Desde
entonces, cuenta, mejoró la alegría, la atención de los enfermos, se llegaba a más
y se doblaron el número de aspirantes.
En nuestra vida espiritual todo se reduce a tener presencia de Dios, las demás
normas de siempre son medios para conseguirlo. Lo más elemental de la vida
interior es tener presencia de Dios. Lo que ninguno debe hacer es despreocuparse
de la presencia de Dios. Si no tiene presencia de Dios, no andará bien: no
será mortificado, no será espiritual, no será celoso, no tendrá ganas de trabajar.
Monseñor Álvaro del Portillo. (1914-1994)
Gilbert Keith Chesterton
Si de verdad vale la pena hacer algo, vale la pena hacerlo a toda costa.
1874-1936. Escritor británico.
San Gregorio Magno
“No cree verdaderamente sino quien, en su obrar, pone en práctica lo que cree. Por
eso, a propósito de aquellos que de fe no poseen más que palabras, dice San Pablo:
profesan conocer a Dios, pero le niegan con las obras
Corazón
La peor prisión es un corazón cerrado.
Juan Pablo II.
San Agustín de Hipona –
Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar lo que manda, te invita a
hacer lo que puedas y pedir lo que no puedas y te ayuda para que puedas.
El Cura de Ars dice a una chica: “comulga con frecuencia, diariamente“, ella
responde “en mi pueblo no se acostumbra”, a lo que el santo añade: “si no hay
costumbre, la introduces”.
Al cabo de unas semanas regresa la chica y comenta: “me señalan con el dedo”.
En esto el sacerdote dice: “llévate algunas amigas y ya no estarás tú sola”… en seis
meses formaban una docena.
Confesión – Torreciudad
Matrimonio que celebra su 20º aniversario: marido sin confesarse, la esposa
animándole años. Visitan Torreciudad y hay sacerdotes confesando en dos
confesionarios, hay cola: la mujer pasa, él se queda esperando. Sale un señor del
otro confesionario, le dice algo y él entra a confesarse, la mujer se da cuenta, sale
y pregunta a aquel señor desconocido, “¿pero qué le ha dicho usted?”: “¿yo?, “su
turno”.
Frases de Santos Para Meditar
Practicar y Disfrutar
"La medida del amor es amar sin medida...". San Agustín.
"Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar, te enseña a que hagas
cuanto puedes, y a que pidas lo que no puedes". San Agustín.
"Si no quieres sufrir no ames, ¿pero si no amas para que quieres vivir?". San
Agustín.
"...Procuremos siempre mirar las virtudes y cosas buenas que viéremos en los otros
y tapar sus defectos con nuestros grandes pecados... tener a todos por mejores que
nosotros...". Santa Teresa de Jesús.
"La santidad no consiste en tal o cual práctica, sino en una disposición del corazón
(del alma) que nos hace humildes y pequeños en los brazos de Dios, conscientes
de nuestra nonada y confiados hasta la audacia en la bondad del Padre". Santa
Teresa de Lisieux.
"No entones las alabanzas divinas sólo con la voz, acompaña también la voz con
las obras. Si cantas sólo con la voz, por fuerza tendrás al fin que callar; canta con
la vida para no callar jamás". San Agustín.
"Para mí la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada al cielo, un grito
de agradecimiento y de amor en las penas como en las alegrías". Santa Teresa de
Liseaux.
"En la medida en que se ama algo temporal, se pierde el fruto de la caridad". Santa
Clara.
"Recuerda que la perfección consiste en conformar la vida y las acciones totalmente
a las virtudes sagradas del Corazón de Jesús, especialmente su paciencia, su
mansedumbre, su humildad y su caridad. Como resultado, nuestra vida interior y
exterior llega a ser una imagen viva de Él". Santa Margarita.
"Un cristiano fiel, iluminado por los rayos de la gracia al igual que un cristal, deberá
iluminar a los demás con sus palabras y acciones, con la luz del buen ejemplo". San
Antonio de Padua.
"Es el amor lo que da precio a todas nuestras obras; no es por la grandeza y
multiplicidad de nuestras obras por lo que agradamos a Dios, sino por el amor con
que las hacemos". San Francisco de Sales.
"Tened por cierto el tiempo que empleéis con devoción delante de este divinísimo
Sacramento, será el tiempo que más bien os reportará en esta vida y más os
consolará en vuestra muerte y en la eternidad. Y sabed que acaso ganaréis más en
un cuarto de hora de adoración en la presencia de Jesús Sacramentado que en
todos los demás ejercicios espirituales del día". San Alfonso María de Ligorio.
"Has de saber, hija mía, que mis caudales y tesoros están cercados de espinas,
basta determinarse a soportar las primeras punzadas, para que todo se trueque en
dulzuras". Santa Brígida.
"Abraza al Dios Amor y abraza al Dios del amor". San Agustín.
"Cuando se ama no se sufre y si se sufre hasta se ama el mismo sufrimiento". San
Agustín.
"No morirá de mala muerte el que oye devotamente y con perseverancia la Santa
Misa". San Agustín.
"¡Oh démonos a Él! ¿Qué son cincuenta años y aún cien de vida, comparados con
la eternidad? Sacrificio aquí en el destierro, gloria sin fin en la patria. Y ¿qué es el
sacrificio, qué es la cruz sino cielo cuando en ella está Jesucristo?". Santa Teresa
de los Andes.
"Tened gran cuidado en predicar la verdad de tal modo que, si acaso hay entre los
oyentes un hereje, le sirva de ejemplo de caridad y moderación cristianas. No uséis
de palabras duras ni mostréis desprecio por sus errores". San Ignacio de Loyola.
"La Eucaristía y la Virgen son las dos columnas que han de sostener nuestras
vidas". San Juan Bosco
"Procurad siempre vivir en la amistad de Dios". San Juan Bosco.
"Cuando no tenéis el amor de Dios en vosotros, sois muy pobres. Sois como un
árbol sin flores y sin frutos". Santo Cura de Ars.
Frase de Santos Para Meditar
Practicar y Disfrutar
El que, por obediencia, se somete al mal, está adherido a la rebelión contra Dios y
no a la sumisión. (San Bernardo)
¡Basta de silencios! ¡Gritad con cien mil lenguas! porque, por haber callado, ¡el
mundo está podrido! (Santa Catalina de Siena).
Deja la tristeza para aquellos que están en el mundo, los que trabajamos para Dios
debemos estar alegres. (San Leonardo).
Dios ama a cada uno de nosotros, como si sólo hubiera uno de nosotros. (San
Agustín).
La verdadera enseñanza que trasmitimos es lo que vivimos; y somos buenos
predicadores cuando ponemos en práctica lo que decimos. (San Francisco de Asís).
Procuremos siempre mirar las virtudes y cosas buenas que viéremos en los otros y
tapar sus defectos con nuestros grandes pecados... tener a todos por mejores que
nosotros... (Santa Teresa de Jesús).
Meditad bien vuestra respuesta y elegid con toda libertad: Si confesáis los milagros
de Jesucristo y de los apóstoles, al hacerlo así confesáis que la religión cristiana es
obra de Dios, pues sólo Dios puede obrar milagros verdaderos, y no puede hacerlos
sino a favor de una religión verdadera y divina. Si negáis estos milagros, atestiguáis
mejor aún la divinidad de la religión cristiana. Porque si una religión, enemiga de
todas las pasiones, incomprensible en sus dogmas, severa en su moral, se ha
establecido sin el auxilio de los milagros, este mismo hecho es el mayor y más
inaudito de los milagros. Dadle todas las vueltas que queráis: este dilema es un
círculo de hierro del que no podéis salir. (San Agustín).
La simulación de la humildad es la más grande soberbia. (San Agustín).
Ya no necesito más: conozco a Cristo pobre y crucificado. (San Francisco de Asís )
Si alguien vive fuera de la Iglesia, no es del número de sus hijos; y no queriendo
tener a la Iglesia por Madre, no tendrá a Dios por Padre. (San Agustín).
Quien no es tentado no es probado, y quien no pasa por la prueba, no adelanta.
(San Agustín).
La oración es la mejor arma que tenemos: es la llave que abre el corazón de Dios.
Debes hablarle a Jesús, no sólo con tus labios, sino con tu corazón. En realidad, en
algunas ocasiones debes hablarle sólo con el corazón. (Padre Pío).
Todos los santos comenzaron su conversión por la oración y por ella perseveraron;
y todos los condenados se perdieron por su negligencia en la oración. Digo, pues,
que la oración nos es absolutamente necesaria para perseverar. (Cura de Ars)
Errar es humano; perseverar en los errores es diabólico. (San Agustín).
El verdadero amor crece con las dificultades; el falso, se apaga. Por experiencia
sabemos que, cuando soportamos pruebas difíciles por alguien a quien queremos,
no se derrumba el amor, sino que crece. Aguas torrenciales (esto es, abundantes
tribulaciones) no pudieron apagar el amor (Cant 8, 7). Y así los santos, que soportan
por Dios contrariedades, se afianzan en su amor con ello; es como un artista, que
se encariña más con la obra que más sudores le cuesta (Santo Tomás de Aquino)
Trabaja en algo para que el diablo te encuentre siempre ocupado. (San Jerónimo).
El hombre no puede ser separado de Dios, ni la política de la moral. (Santo Tomás
Moro).
Quien busca a Jesús por María, asegura la paz y la serenidad de su alma. (San
Benito abad).
No busco, en efecto, entender para creer, sino que creo para entender. Pues creo
esto, porque si no creyere, no entendería. (San Anselmo de Canterbury)
La ley de Cristo, que se cumple en el amor, nos obliga a procurar la salvación de
las almas más que la del cuerpo. (San Francisco de Asís).
No eres más santo porque te alaben, ni más vil porque te desprecien. (Beato Tomás
de Kempis).

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