Está en la página 1de 4

2022

[Título del documento]


[SUBTÍTULO DEL DOCUMENTO]
ISIDORA LASTRA ORTIZ
INTRODUCCION

A mediados del siglo XX, la salud se logra definir como la ausencia de


enfermedad. En efecto se entendía la salud como algo que hay que preservar o
curar frente a agresiones específicas, como por ejemplo, accidentes e infecciones.

La incorporación de una nueva definición de salud en el ámbito de la Organización


Mundial de la Salud conllevo un giro en la definición de la misma: “la salud es un
estado de completo bienestar físico, mental y social y no únicamente la ausencia
de dolencias o enfermedad”. Esta definición positiva de la salud nos ha llevado a
plantear la misma como un concepto multidimensional, biopsicosocial e
interaccionista.

Los factores psicológicos pueden ejercer un papel importante en la historia natural


de las enfermedades. Factores como las conductas relacionadas con la salud,
nuestros estados psicológicos o emocionales, características personales y los
métodos de afrontamiento han demostrado ser de especial relevancia en este
sentido. Esta afirmación es acorde con la evidencia científica actual que sugiere
que cualquier perturbación denominada física u orgánica suele involucrar
igualmente, y a niveles desiguales, alteraciones psicológicas, y viceversa.

Entre estos factores psicológicos, se localizan la ansiedad y la depresión como


respuestas emocionales y sus diversas formas clínicas, tales como los conocidos
trastornos emocionales: el trastorno de ansiedad y el trastorno depresivo. Por
ejemplo, en fases de estrés en los que tenemos que reaccionar a una alta petición
de nuestro ambiente, desplegamos muchas respuestas emocionales negativas y,
cuando nos localizamos bajo influencia de estos estados emocionales negativos,
es más factible desarrollar ciertas enfermedades que van directamente de la mano
con el sistema inmune, u obtener determinados hábitos poco favorables para la
salud, que a medida que pasa el tiempo van desgastando la salud.

También podría gustarte