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Este fragmento plantea que la voluntad humana puede rechazar lo que la inteligencia considera

correcto, incluso cuando se reciben buenos consejos. En ocasiones, para evitar enfrentar la
incoherencia de sus acciones, las personas tienden a buscar justificaciones razonables que se ajusten
a sus deseos, distorsionando la realidad. El lenguaje también se utiliza para respaldar esta actitud,
mediante expresiones típicas. Aunque la libertad permite la inmoralidad, es importante recordar que
la transgresión moral siempre causa algún tipo de daño, a veces muy grave. Los desequilibrios
mentales a menudo se originan en acciones ocultas y cuestionables. Ser libre no implica estar por
encima de la ética, y la inmoralidad nunca debe ser defendida en nombre de la libertad, ya que eso
justificaría cualquier acción.

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