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TECNICA
ENFERMERIA
TRABAJO DE INVESTIGACION
“INDICE DE VIOLENCIA CONTRA LA MUJER DE 18 A 40 AÑOS EN EL BARRIO
VICTOR RAUL HAYA DE LA TORRE, DE LA PROVINCIA DE TARMA, EN EL AÑO
2022”
DOCENTE:
Guzmán Eloiza
INTEGRANTES:
TARMA-PERÚ
2022
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DEDICATORIA
AGRADECIMIENTO
Agradecemos a la Docente Eloiza Guzmán del curso de Investigación por
guiarnos e impartir sus conocimientos que sirvieron de base para la
formación de la Especialidad de Enfermería.
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INDICE
INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO I
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
1.1. Titulo
1.2. Problema
1.2.1. Planteamiento
1.2.2. Problema General
1.2.3. Objetivo principal
1.2.4. Objetivos específicos
1.2.5. Hipótesis general.
1.2.6. Hipótesis especificas
CAPÍTULO II
MARCO TEORICO
2.1. Antecedentes de la investigación
2.2. Tipos de violencia intrafamiliar
2.3. El feminicidio es el crimen contra las mujeres por razones de género.
2.4. La violencia contra la mujer en el Perú.
2.5. La violencia contra la mujer: prevención y posibles soluciones
CAPÍTULO III
METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN
3.1. Tipo de investigación
3.2. Diseño de la investigación
3.2.1. Universo y muestra
3.2.2. Categorías, Variables e indicadores
3.2.3. Matriz de consistencia
3.2.4. Instrumentos de recolección de datos
CAPÍTULO IV
RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN
4.1. Resultados
4.2. Análisis y debate de resultados
CONCLUSIONES
RECOMENDACIONES
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS Y FUENTES DE INFORMACIÓN
ANEXOS
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CAPITULO 1
1.1. TITULO:
“INDICE DE VIOLENCIA CONTRA LA MUJER DE 18 A 40 AÑOS EN EL
BARRIO VICTOR RAUL HAYA DE LA TORRE, DE LA PROVINCIA DE
TARMA, EN EL AÑO 2022”
1.2. PROBLEMA:
1.2.1. PLANTEAMIENTO:
Queremos estudiar este tema porque hay alta tasa de feminicidios, violencia
contra la mujer, el machismo que nos quitan nuestros derechos
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vulnerabilidad en la vida de las mujeres y las nuevas formas de violencia
que han surgido como producto de los constantes cambios por los que
atraviesa la sociedad, tales como demográficos, económicos, sociales,
culturales, y tecnológicos, que nos instan a una pronta solución.
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2. El índice de la violencia contra la
mujer de 18 a 40 años será el más del
50% de mujeres, en el barrio Raúl
Haya de la Torre, de la provincia de
Tarma en el año 2022.
CAPITULO 2
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MARCO TEÓRICO:
2.1. Antecedentes de la investigación
La violencia contra la mujer es un problema de salud pública el cual ha sido
subestimado hasta la actualidad. Más de la mitad de las mujeres han sido
víctimas de algún tipo de violencia; pues la violencia ha estado presente en la
mayoría de los momentos de nuestras vidas, manifestándose en diversos
aspectos, como lo es en la familia, aún persiste la idea de que es la violencia el
único método para someterse y ejercer control sobre la vida de la mujer, y es
una realidad que demanda respuestas firmes por parte de la sociedad y los
operadores de justicia a fin de salvaguardar la integridad y dignidad de las
mujeres victimadas.
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A continuación, se desarrollará un marco referencial acerca de las
definiciones y términos que debe tomarse en cuenta al plantear una
investigación sobre la violencia contra la mujer. Para ello, se ha recurrido a
diversas fuentes tales como planes nacionales del MIMP, boletines
informativos del Ministerio Público, normas legales nacionales y otras
publicaciones sobre la problemática y la investigación científica.
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sano desarrollo de la personalidad de la mujer u otro miembro del grupo
familiar, degradar o controlar las acciones, comportamientos, creencias y
decisiones de las personas por medio de intimidación, manipulación, amenaza,
humillación, aislamiento o cualquier otra conducta que implique un perjuicio en
la salud mental, la autodeterminación, la autoestima o el desarrollo personal, sin
importar el tiempo que requiere para su recuperación. Este tipo de maltrato
puede ser reflejo de diversas actitudes por parte del maltratador: “hostilidad,
que se manifiesta en forma de reproches, insultos y amenazas; desvalorización,
que supone un desprecio de las opiniones, de las tareas o incluso del propio
cuerpo de la víctima; e indiferencia, que representa una falta total de atención a
las necesidades afectivas y los estados de ánimo de la mujer.
2.2.4. Violencia física:
“La Ley para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres y los
integrantes del grupo familiar”, en su artículo 8° define a la violencia física como
la acción o conducta que causa daño a la integridad corporal o a la salud de una
persona o más del grupo familiar. Se incluye el maltrato por negligencia,
descuido o por privación de las necesidades básicas, que pudieran haber
ocasionado daño físico o que puedan legar a ocasionarlo, sin considerar el
tiempo que requiera para su recuperación.
2.2.5. Violencia Sexual:
“La Ley para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres y los
integrantes del grupo familiar”, Ley N° 30364, preceptúa que son acciones de
naturaleza sexual que se cometen contra una persona sin su consentimiento o
bajo coacción. Incluyen actos que no involucran penetración o contacto físico
alguno, así como ser expuesto a material pornográfico y aquellos que vulneren
el derecho a las personas de decidir voluntariamente acerca de su vida sexual o
reproductiva, a través de amenazas, coerción, uso de la fuerza o intimidación.
2.2.6. Violencia económica:
“Es la acción u omisión que se dirige a ocasionar un menoscabo en los recursos
económicos o patrimoniales de cualquier persona a través de: 1. La perturbación
de la posesión, tenencia o propiedad de sus bienes; 2. La pérdida, sustracción,
destrucción, retención o apropiación indebida de objetos, instrumentos de
trabajo, documentos personales, bienes, valores y derechos patrimoniales; 3. La
limitación de los recursos económicos destinados a satisfacer sus necesidades o
privación de los medios indispensables para vivir una vida digna; así como la
evasión del cumplimiento de sus obligaciones alimentarias; 4. La limitación o
control de sus ingresos, así como la percepción de un salario menor por igual
tarea, dentro de un mismo lugar de trabajo”37. Por tanto, se concluye que: a)
Existe violencia económica cuando uno de los miembros de la familia usa el
poder económico para provocar un daño a otro; b) Es la modalidad de violencia
por la cual las víctimas son privadas o tienen muy restringido el manejo del
dinero, la administración de los bienes propios y/o gananciales o mediante
conductas delictivas ven impedidos su manejo. Se tiene en cuenta la
intencionalidad, un elemento subjetivo, que servirá para trazar una línea
divisoria entre una relación violenta de la que no lo es. La segunda tiene
características más objetivas, haciendo mayor hincapié en aspectos jurídicos38.
1.2.7. Hostigamiento Sexual El hostigamiento o acoso sexual es otra de las
manifestaciones de violencia sexual hacia la mujer. La legislación nacional
distingue dos modalidades: El hostigamiento sexual típico o chantaje sexual
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consiste en la conducta física o verbal reiterada de naturaleza sexual no deseada
o rechazada, realizada por una o más personas que se aprovechan de una
posición de autoridad o jerarquía o cualquier otra situación ventajosa, en contra
de otra u otras, quienes rechazan estas conductas por considerar que afectan su
dignidad, así como sus derechos fundamentales.
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explosión, veneno o por cualquier otro medio capaz de poner en peligro
la vida o salud de otras personas. Todas tienen una pena privativa de
libertad no menor de 15 años.
HOMICIDIO POR EMOCIÓN VIOLENTA (Art. 109 del CP).- En este caso, el
que mata lo hace porque se encuentra bajo el imperio de una emoción
violenta que las circunstancias hacen excusable. Tiene una pena
privativa de libertad, no menor de tres ni mayor de cinco años. Existe
una agravante que se da cuando concurre el parricidio, teniendo
FEMINICIDIO ÍNTIMO Se presenta en aquellos casos en los que, la
víctima tenía (o había tenido) una relación de pareja con el homicida,
que no se limita a las relaciones con vínculo matrimonial, sino que
extiende a los convivientes, novios, enamorados y parejas
sentimentales.
feminicidio no íntimo Ocurre cuando el homicida no tenía una relación
de pareja con la víctima. En esta categoría, se incluye la muerte
perpetrada por un cliente (tratándose de las trabajadoras sexuales), por
amigos, vecino o por desconocido cuando ataca sexualmente a la
víctima antes de matarla así como: la muerte ocurrida en el contexto de
la trata de personas, o sencillamente por su condición de mujer.
La violencia contra la mujer es cualquier acción o conducta que se dirige hacia ella,
basada en su condición de mujer, con el propósito de causarle daño, sufrimiento físico,
sexual, psicológico o la muerte, tanto en el ámbito público como en el privado. Puede
ocurrir en:
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Asimismo, es preciso señalar que existen también diversas manifestaciones de estos
tipos de violencia, teniendo entre ellas las humillaciones, bofetadas, puñetes, patadas,
desprecios, insultos, entre otros; siendo lo más resaltante los insultos con un 26%,
seguido de las humillaciones con un 21%; ratificando lo expresado en el gráfico
anterior que es la violencia psicológica la principal arma de subordinación y maltrato
hacia la mujer en este distrito. Los actos comunes de la violencia psicológica son los
insultos y amenazas de agresiones físicas y de muerte, humillaciones,
desvalorizaciones, aislamiento social y familiar, penurias económicas, infidelidad,
amenaza de lanzamiento de objetos y agresiones sexuales. Este tipo de violencia,
principalmente es ejercida a través de una manipulación emocional en la que se refleja
diversas actitudes por parte del agresor: Hostilidad, que se manifiesta en forma de
reproches, insultos y amenazas; desvalorización, que supone un desprecio de las
opiniones, de las tareas o incluso del propio cuerpo de la víctima; e indiferencia, que
representa una falta total de atención a las necesidades afectivas y los estados de
ánimo de la mujer. Ante ello, la mujer que sufre las agresiones “que no se ven”,
minimiza su situación, intentando buscar explicaciones que justifiquen su malestar
psicológico permanente muy al margen de los acontecimientos vividos, encontrándose
en un mayor grado de indefensión.
Sin embargo, existen factores comunes que explican el por qué una mujer no
denuncia los malos tratos o no pide ayuda para hacer frente a esa situación ya sea
desde el plano psicológico familiar y/o social. Dentro de los factores podemos
mencionar los siguientes:
• Existe una tolerancia a los comportamientos violentos que está relacionada con el
temor a hacer público en el medio social una conducta tan degradante y a las posibles
consecuencias negativas derivadas de la separación, como es la precariedad
económica, futuro incierto, entre otros.
• El miedo a represalias por parte del agresor, es una razón importante que impide
denunciar o buscar ayuda de algún tipo. A menudo, es la situación más difícil de
afrontar y superar desde el plano terapéutico dado el riesgo que tienen de sufrir
agresiones físicas graves.
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económicos, la educación de los hijos, entre otros; poniendo en marcha los episodios
habituales de maltrato.
Pero ¿con qué frecuencia se dan estos tipos de violencia?, ¿quién es el principal
agresor? y ¿por qué ocurre el maltrato?, son interrogantes que surgen ante estas
manifestaciones muchas veces expuestas a través de los medios de comunicación, en
las que se ponen.
Los datos disponibles sobre violencia familiar, reflejan que las mujeres aún
siguen siendo el blanco de agresiones diversas dentro del ámbito familiar. Los
conflictos que enfrenta un buen número de personas en la vida cotidiana son
descargados, en muchas ocasiones con quienes se convive, quedando
demostrado en las estadísticas sobre violencia familiar que arrojan las
instituciones especializadas. A nivel del distrito, la Policía Nacional ha registrado
3,106 denuncias por violencia ya sea de tipo física, psicológica, sexual, entre
otros.
Este tipo de violencia refiere a la práctica que se realiza sólo en el contexto de una
relación sentimental de pareja y es unidireccional, sólo del varón hacia la mujer. Este
tipo de práctica es la más frecuente y suele confundirse con la violencia de género que
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padece la mujer. La violencia que padece la mujer por parte de su pareja es fácilmente
identificable, siendo los cuestionarios, instrumentos confiables de identificación y no
requiere un análisis causal que determine la razón que generó el acto de violencia.
Abarca todo acto orientado a perturbar y dominar la voluntad de una persona por
medio de la intimidación, afectando su estabilidad emocional y salud mental.
Es aquella práctica por la que una persona obliga a un tercero a realizar actos sexuales
en contra de su voluntad.
Comprende aquellas acciones que implican una lesión patrimonial sea por
ocultamiento o por retención de bienes que impiden un normal desenvolvimiento de
la actividad laboral. Abarca también negarle a una persona los medios o recursos
básicos para satisfacer las necesidades básicas.
Es la intolerancia que imposibilita que una persona pueda vivir y practicar su credo o
religión.
Violencia simbólica.
Violencia cultural.
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del maltrato o en la búsqueda de una nueva relación pero sin grandes progresos,
porque el escenario suele repetirse. Otro de los tantos factores a los que podemos
asociar esta desconfianza y su negativa al acceder a una ayuda y de los que ya se han
mencionado, es la vergüenza, la falta de seriedad de los efectivos policiales al
momento en el que las víctimas acuden a esa instancia, haciendo caso omiso a la
gravedad del asunto; el temor a que su denuncia desencadene mucho más violencia o
el temor de que ella pueda causar graves consecuencias en su esposo o pareja, y como
ellas, existen muchas más de las que no rompen el silencio, constituyendo una barrera
para la visualización del problema, la implementación de políticas públicas y el acceso
a la justicia.
Con el transcurrir de los años y dado el alto índice de las mujeres que sufren violencia
ya sea física o psicológica, o por conveniente no sólo regular ciertos maltratos como
delitos sino, regular las medidas que ayuden a prevenir, sancionar y erradicar este tipo
de violencia por las que atraviesan miles de mujeres y grupos familiares.
2.5.1. Ley para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres
Este nuevo esquema procesal está encaminado a cumplir con los instrumentos y
fallos internacionales, dentro de la más sobresaliente tenemos a la Convención de
Belém do Pará; las cuales instan a los Estados a tomar las medidas regulatorias y de
cualquier índole, a fin de erradicar la violencia contra la mujer. Además, esta nueva
ley establece mecanismos, medidas y políticas integrales de prevención, atención y
protección inmediata de las víctimas, así como la reparación del daño causado.
Asimismo, dispone la persecución, sanción y reeducación de los agresores
sentenciados a fin de garantizar a las mujeres y al grupo familiar una vida libre de
violencia, y el aseguramiento del ejercicio pleno de sus derechos.
a) Al retiro del agresor del domicilio cuando hace salida voluntariamente o por la
fuerza para impedir que se sigan dando las agresiones frente a la víctima; b) El
impedimento de acercamiento o proximidad a la víctima en cualquier forma; c) A la
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distancia que la autoridad judicial determine (acoso a la víctima), es otra medida de
protección que se le brinda a la víctima que sufre hostigamiento, malestar o
persecución sin que ella tenga ningún tipo de respiro; d) Prohibición de comunicación
con la víctima vía epistolar, telefónica, electrónica; asimismo, vía chat , redes
sociales, red institucional, intranet u otras redes o formas de comunicación; lo que
impide que el agresor pueda amenazar de ninguna manera a la víctima, e)
Prohibición del derecho de tenencia y porte de armas para el agresor, debiéndose
notificar a la Superintendencia Nacional de Control de Servicios de Seguridad, armas,
municiones y explosivos de uso civil para que proceda a dejar sin efecto la licencia de
posesión y uso, y para que se incauten las armas que están en posesión de personas
respecto de las cuales se haya dictado la medida de protección, para no tener un
desenlace fatal como sería dar muerte o una lesión grave a la víctimas. Sin embargo,
pese a que esta nueva ley plantea nuevos enfoques y principios; éstos aún no han
sido asimilados ni reflexionados por los operadores, que por desconocimiento siguen
cometiendo errores u omisiones por no actuar con la debida diligencia. Tal es el caso
de la Municipalidad del distrito de Santiago de Surco, que pese a que la normativa se
encuentra actualmente vigente, ésta aún no ha sido incorporada en sus directivas,
por lo que en teoría las normas existen peor aún no son correctamente aplicadas. La
Ley Orgánica de Municipalidades, Ley N° 27972, establece que los gobiernos locales
gozan de autonomía política, económica y administrativa en los asuntos de su
competencia. Cuando se refiere a autonomía, la Constitución Política del Perú nos
señala que referente a las municipalidades, ésta radica en la facultad de ejercer actos
de gobierno, administrativos y de administración, con sujeción al ordenamiento
jurídico. En tal sentido, la Municipalidad de Santiago de Surco tiene la
responsabilidad de ajustar la normativa general del Estado a sus disposiciones
municipales con el fin de abordar la violencia contra la mujer de manera más
específica, aportando medidas eficaces para su solución. De igual manera, tiene la
obligación de respetar, proteger, promover y facilitar el ejercicio de todos los
derechos humanos, incluido el derecho de la mujer a no ser discriminada. Cuando
esto no ocurre, se ejerce y se exacerba la violencia.
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2) “Pedimos que se garantice el acceso a la Justicia a las víctimas; que haya patrocinio
jurídico; que no se las revictimice; que las causas que tramitan en el fuero civil y
penal se unan para que sea todo más ágil”.
5) “Y por último, creemos que las víctimas tienen que estar protegidas porque es muy
difícil para una mujer que vive una situación de violencia denunciar. Cuando se
anima, activa una investigación contra el hombre golpeador o quien la amenazó y la
Justicia tiene que monitorear que se cumplan las medidas que se disponen en el
marco de las causas”.
La fórmula de esa operación sobre la lengua puede pensarse como una realización
(pequeña, parcial) de la consigna de las vanguardias.4 La imaginación al poder, llevar
el arte a la vida. Se trataba de explotar los potenciales políticos de la lengua poética:
Ni Una Menos es una consigna que por su formulación lingüística (poética) es capaz
de conmover a millones de mujeres moleculares por el mundo (emociona hasta las
lágrimas ver las protestas en remotos lugares del mundo donde la consigna se grita
en castellano, por ejemplo, en Corea del Sur). Ni Una Menos es un grito colectivo, es
un movimiento internacional descentralizado y el nombre del colectivo convocante, a
la vez que no señala referentes concretos. Es como un acto performativo mágico,
nombrando y formulando una utopía de un mundo sin femicidios. Lengua comunal,
palabras mágicas Ni Una Menos nombra la utopía al tiempo que, al interior del
movimiento y de las protestas, pone en práctica el mundo en el que queremos vivir.
Inicialmente se trata, como en la literatura, de hacer que la lengua imagine otros
mundos posibles a expensas de lo existente. Para lograr este estado creativo y
performativo de la lengua, es necesario someterla a un proceso de expansión y
descentramiento, empezando por su relación con lx sujetx. Des-sujetar, desubjetivar
la lengua (el discurso social es un patrimonio de machos) en un dispositivo colectivo
de enunciación. Si la lengua política de las mujeres moleculares es una lengua menor
(una lengua mayor hablada por una minoría, como lo pensaron Deleuze y Guattari en
su Kafka, por una literatura menor), se trata de que al tomar la palabra, no lo
hagamos como sujeto individual sino en términos de una enunciación colectiva:
hablar esa comunidad. Para lograr ese efecto el procedimiento es la construcción de
una inteligencia colectiva a través de la escritura grupal. Ni Una Menos es un cuerpo
colectivo porque es un habla común que crece y se potencia al abandonar la
pretensión de apropiarse de una lengua vuelta una mercancía. Justamente, el
colectivo y el movimiento surgen a partir de la activación de un grupo de mujeres por
la causa de todas, en tanto especialistas: hemos puesto nuestros saberes y prácticas
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individuales al servicio de una lucha común donde no hay liderazgos individuales ni
nombres de autoras ni propiedad intelectual.
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red latinoamericana en ebullición. Los reclamos presentados en la marcha
comenzaban a radicalizarse, para incluir la demanda por el aborto legal, seguro y
gratuito y contra el ajuste neoliberal, la pérdida de empleos y el desmantelamiento
de los programas de prevención del Estado.5 Esta marcha de 2016 significó el
comienzo de un proceso asambleario masivo en el que los feminismos construyen
horizontalidad y transversalidad, un proceso abierto entonces para la organización de
todas las grandes acciones a nivel nacional. El 13 de agosto de 2016 se realiza la
movilización Ni Una Menos de Perú, la mayor marcha en la historia de ese país. El 3
de octubre de 2016 se organiza un paro de mujeres en Polonia, mostrando cómo esta
idea (que considerábamos como un sueño o como una ficción de aquello por venir)
podía llegar a ser. El 12 de octubre de ese año, día de inicio de la conquista y
colonización de nuestro continente, coincidió con el femicidio por empalamiento –
una práctica colonial inquisitorial– de Lucía Pérez, una niña de 16 años, en la ciudad
de Mar del Plata. Ese mismo día, el movimiento sufrió una represión policial virulenta
en el Encuentro Nacional de Mujeres en Rosario. Entonces se volvió visible la
articulación entre violencia institucional y violencia machista en un marco
neocolonial. En respuesta a esta constelación nefasta, el 19 de octubre con vocamos
al primer Paro Nacional de Mujeres, con réplicas de protestas en muchos puntos de
América Latina. Después del paro comenzamos a recibir mensajes de grupos de
mujeres de todo el mundo para organizar un paro internacional. El 25 de noviembre
se llevó a cabo nuestra primera acción internacional, se hicieron asambleas
feministas en 22 países, principalmente en América Latina y también en ciudades de
Estados Unidos, como Nueva York y Miami, bajo el hashtag
#NosotrasNosOrganizamos. En la tradición de la sororidad llevada a la calle, la idea
era reunirse entre mujeres, dialogar y pensar qué cosas no estamos dispuestas a
tolerar y qué cosas queremos; formular consignas, pintar los carteles y salir a
marchar. Esta acción sentó las bases y también las redes para el Paro Internacional
de Mujeres, así como consolidó un internacionalismo situado y asambleario. En Italia,
el 26 de noviembre se produjo la marcha nacional Non una di meno, y se conectó con
ese nombre una red de colectivos muy activa y radicalizada en todo el país. Esta red,
por el modo en que trabajan conceptualmente, nos ha enseñado mucho. El 21 de
enero de 2017, se realizó la Women’s March en Estados Unidos -–con réplicas en
seiscientas ciudades del mundo–. Medio millón marcharon en Washington DC. Así
llegamos al 8 de marzo de 2017 con el primer Paro Internacional de Mujeres con una
participación de 55 países; en la Argentina más de medio millón se movilizó. América
Latina fue enteramente al paro por primera vez (con excepción de Cuba), afianzando
un movimiento regional que nos hermana entre las mujeres latinoamericanas, entre
los diferentes grupos, y que nos obligó a un proceso asambleario de negociación
permanente, de masificación por inclusión y radicalización. Nuestra metodología es
la traducción, el internacionalismo, la sororidad, la horizontalidad, la solidaridad, la
transversalidad y la interseccionalidad. Paro de mujeres: la tierra tiembla El 19 de
octubre de 2016, el primer Paro Nacional de Mujeres (el primero en el continente)
irrumpimos el discurso institucional con una nueva forma de pensar las violencias
económicas desde la perspectiva de género. Se manifestó, entonces, a nivel masivo
lo que las economistas feministas ya tenían claro: que la violencia machista está al
servicio de la concentración de capital y que la naturaleza misma del capitalismo es
patriarcal.6 Como analiza Silvia Federici en su clásico Calibán y la bruja, la
desposesión y el cercamiento de las mujeres, y la consiguiente quema de brujas en la
Europa de los siglos XIII y XVI, fundaron las bases de la acumulación originaria que
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daría paso al capitalismo colonial. Allí, Federici analiza distintas olas de violencias
contra las mujeres como parte fundamental de procesos de acumulación que lanzan
nuevas fases del capitalismo, vinculando así la caza de brujas inquisitorial con
persecuciones a mujeres en África en los años ochenta en el marco de la
globalización del neoliberalismo, para conectarlos con el presente de un
neoliberalismo colonialista de alta intensidad. El colectivo utilizó la investigación de
Federici y también el concepto de “guerra contra las mujeres” de Rita Segato para
pensar la pedagogía de la crueldad y las nuevas formas de cercamientos a las mujeres
y a las propiedades comunes (que hoy son el Estado) en el contexto de lo que
llamamos la restauración conservadora de la economía y de los cuerpos. Desde
nuestra perspectiva, el alarmente aumento en las cifras de femicidio obedece a la
acumulación necesaria para esta nueva etapa capitalista. El concepto de paro
permitió relacionar la violencia machista como una forma de explotación capitalista e
intervenir en el plano de la producción: instalamos en la opinión pública la certeza de
que con nuestro trabajo devaluado en el mercado y no reconocido ni remunerado en
casa, las mujeres sostenemos la economía mundial. Sin embargo, un paro de mujeres
es más que una huelga de trabajadoras formales. La herramienta política del paro,
herencia del movimiento obrero, fue renacionalizada: parar para las mujeres no
significa solamente dejar de trabajar en un empleo formal, sino que es una medida
de fuerza existencial. Ser mujer en términos molares depende de una posición
determinada en la división del trabajo. Porque el trabajo de las mujeres no se reduce
al empleo formal sino que incluye fundamentalmente el trabajo doméstico,
reproductivo y de cuidado no remunerado, no reconocido y des jerarquizado. Parar
para nosotras significa dejar de hacer lo que nos imponen y hacer lo que queremos:
dejar de ser lo que nos imponen para devenir algo más. Habitar una nueva piel
sintética (las naturales no existen) diseñada por nosotras para nuestras cuerpos:
cambiar la piel y salirnos del guion de juegos de roles. La experimentación estética
juega un rol central en ese rediseño de la subjetividad. Al iniciar un proceso de
transformación, se liberan fuerzas creativas antes recluidas en el terreno estético que
se aplican en la imaginación y construcción de lo por venir. Se activan en los cuerpos
gérmenes de futuro que buscan expresarse creando imágenes utópicas que se
imprimen sobre los cuerpos y los territorios. Este devenir es necesariamente
colectivo y establece las bases de una sororidad solidaria (uno de nuestros hashtags
fundamentales es #EstamosParaNosotras). Ese “nosotras” inclusivo despierta
resonancias como contraseñas a través de las cuales nos hace reconocernos como
compañeras y no como competidoras (como quiere nuestra educación patriarcal).
Establecemos alianzas insólitas y nos hacemos cargo de las luchas y reclamos de
otras compañeras. Por eso, el paro es también una fiesta: dentro del paro,
ensayamos nuestra utopía, ponemos en práctica el mundo en el que queremos vivir,
con otra distribución del tiempo y del trabajo. En la tensión entre el duelo y la fiesta,
del dolor a la fuerza y la liberación de potencias, es donde opera el Ni un menos.7 El
primer Paro Nacional de Mujeres (190) fue enormemente significativo porque puso
nuestras demandas fuera del espectro de la victimización para posicionarnos como
productoras de valor. Si bien el paro fue más bien simbólico, ya que llamábamos a
parar durante una hora como mínimo, la convocatoria fue inmensa y se trataba de
producir una imagen convocante para la insurrección. Solamente en Buenos Aires la
protesta movilizó a cerca de 300.000 personas bajo una tormenta épica (de ahí que la
imagen que recorrió el mundo fue la de un mar de paraguas en la Plaza de Mayo)
(figura 2). La movilización tuvo un alcance federal masivo y una dimensión regional
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impactante, ya que produjo réplicas solidarias en varios países de América Latina. Y
fue justamente este carácter viral de la medida de fuerza el que estableció un saldo
organizativo que obligó al Paro Internacional de Mujeres (8M)
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elaborando un internacionalismo minoritario a partir de los márgenes y las periferias.
La marea atraviesa diferentes topografías, nivela y nos hace flotar juntas en nuevas
constelaciones y formas, alianzas insólitas, superando las diferencias entre los
muchos feminismos. Trae hacia la superficie lo que estaba en el fondo produciendo
vínculos inesperados contra violencias físicas, violencias simbólicas y violencias
económicas. Vuelve perceptible ese paisaje y ofrece una posibilidad de
reordenamiento, liberando la imaginación social para crear una nueva división del
capital y del trabajo. Y hace evidente, más allá de la heterogeneidad de los
feminismos que relaciona (feminismo negro, feminismo, feminismo popular,
feminismo marxista, feminismo indígena, luchas campesinas, ecofeminismo, etc.), al
nivel de los afectos y de los cuerpos en la calle, que existe un enorme placer en
reconocernos en las otras, de resonar con las luchas y reclamos de las otras.
Encontramos esa especie de micro feminidad, de correspondencia de formas entre
nosotras, que va más allá de la identidad molar. Y esa correspondencia, esa especie
de mismidad en la diferencia, nos lleva a practicar (aunque no sin conflictos) la
sororidad como principio funda- dar de una nueva sociedad no patriarcal. Porque
nuestra revolución es una cuestión del deseo, de fuerza y de energía, la marea de
insumisión arrasa con las formas dadas, de las identidades y de las formas capitalistas
y patriarcales de hacer política. Esta es una revolución sensible que está ocurriendo a
nivel micropolítica pero ya está comenzando a afectar la micropolítica desde abajo.
Juntas y radicalizadas, las mujeres del mundo, construimos un movimiento de base
popular, que comienza a desbordar por su transversalidad otros movimientos
sociales y estructuras políticas (partidos, sindicatos, organizaciones). Nuestro futuro
es incierto, pero nuestra revolución está en marcha. En el contexto de una crisis de
escala global que pone en riesgo la propia continuidad de la vida en el planeta,
“nosotras nos organizamos para cambiarlo todo”, incluyendo nuestra relación de
dominio patriarcal para con la madre Tierra. “Una mirada desde la alcantarilla puede
ser una visión de mundo, la rebelión consiste en mirar una rosa hasta pulverizarse los
ojos” (103), escribió Alejandra Pizarnik en Árbol de Diana en 1962, sin imaginar que
una lengua de loca amplificada podría dar una perspectiva y una clave para un
movimiento global. Porque nuestra percepción de la realidad histórico-política del
mundo nos ha transformado colectivamente y exige una transformación de esa
realidad; porque ya nunca volveremos a ser las mismas. Porque seguimos el legado
de Lohana Berkins, figura clave del feminismo travesti latinoamericano: “El tiempo de
nuestra revolución es ahora”, y ni a la cárcel ni al confinamiento doméstico volvemos
más.
VIOLENCIA PSICOLOGICA:
Durante el año 2019, el 57,7% de las mujeres de 15 a 49 años de edad declararon que
fueron víctimas de violencia psicológica, física y/o sexual, alguna vez por el esposo o
compañero, cifra menor en 5,5 puntos porcentuales en comparación con el año
pasado.
Los resultados de la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar 2019, realizada por el
Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) dieron a conocer que la violencia
psicológica (52,8%) es considerada el tipo de violencia ejercida con mayor frecuencia
por parte del esposo y compañero; seguida por la violencia física (29,5%) y la violencia
sexual (7,1%).
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Se considera violencia contra la mujer cualquier acción o conducta que cause muerte,
daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico. Se trata de una manifestación del
ejercicio de poder de una persona sobre otra, basada en su condición de género. Cabe
destacar que las estadísticas de violencia contra la mujer permiten conocer la
relevancia de este problema y la necesidad de mejorar las políticas sociales de
promoción y protección de la mujer.
El 10,0% de las mujeres alguna vez unidas fueron víctimas de violencia física y/o sexual
por parte de su esposo o compañero en los últimos 12 meses
En el año 2019, el 10,0% de las mujeres alguna vez unidas fueron víctimas de violencia
física y/o sexual por parte de su esposo o compañero, en los últimos 12 meses. En los
últimos cinco años esta práctica disminuyó en 2,8 puntos porcentuales. Las mayores
proporciones de mujeres que declararon haber sido víctimas se presentaron en Cusco
(15,1%), Apurímac (14,0%), Piura (13,9%), Huancavelica (12,9%) y San Martin (12,6%).
Por otro lado, e l44,7% de las mujeres maltratadas físicamente buscaron ayuda en
personas cercanas. De este total, el 34,8% recurrió a la madre, el 19,5% a alguna
amiga/amigo o vecina/vecino, el 16,2% a la hermana, y el 14,5% recurrió al padre.
Las regiones de Ica, Apurímac, Loreto y San Martin presentaron porcentajes mayores al
50,0% de mujeres que buscaron ayuda en personas cercanas; mientras que Cajamarca,
Tacna, La Libertad, Amazonas, Lambayeque y Pasco por debajo del 40,0%.
El 13,9% de las mujeres alguna vez unidas fueron víctimas de violencia física por parte
del esposo o compañero cuando estaba bajo los efectos del alcohol o drogas
Según la ENDES 2019, en los últimos 12 meses el 13,9% de las mujeres alguna vez unidas
fueron víctimas de violencia física por parte del esposo o compañero cuando él estaba
bajo los efectos del alcohol/droga o ambos, práctica que disminuyó en 3,9 puntos
porcentuales en los últimos cinco años (2014-2019). La violencia fue mayor en mujeres
que residen en el área rural (17,6%) y en aquellas que viven en hogares del quintil
inferior de riqueza (20,5%).
El 29,5% de las mujeres agredidas físicamente buscaron ayuda en alguna institución
Los resultados de la ENDES del año 2019, mostraron que el 29,5% de las mujeres
buscaron ayuda en alguna institución cuando fueron maltratadas físicamente. De ellas,
el 77,6% acudió a una comisaría; el 11,1% a fiscalía; 9,8% a Defensoría Municipal
(DEMUNA); 6,3% al juzgado, el 5,6% a otra institución y el 5,9% al Ministerio de la Mujer
y Poblaciones Vulnerables, entre otras.
En el departamento de Apurímac el 72,8% de las mujeres alguna vez unidas fueron
víctimas de violencia por parte de su pareja o esposo
En el año 2019, las regiones que registraron el mayor porcentaje de mujeres alguna vez
unidas, que fueron víctimas de violencia por parte de su pareja o esposo, fueron
Apurímac (72,8%), Huancavelica (67,3%), Arequipa (65,7%) y Cusco (65,3%).
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Mayoría de mujeres víctimas de violencia física sufrieron empujones, sacudidas o tirones
alguna vez en su vida por el esposo o compañero
El 26,7% de las mujeres víctimas de violencia física fueron agredidas con empujones,
sacudidas o les tiraron algún objeto; 17,9% recibió bofetada o le retorcieron el brazo,
14,7% recibió un golpe con el puño u objeto que pueda dañarla, 9,2% patada o arrastre.
A 3,0% trataron de estrangularla o quemarla, 2,0% fue amenazada con cuchillo o pistola
y el 1,5% fue agredida con cuchillo o pistola u otra arma.
El 65,2% de las mujeres víctimas de violencia física sufrieron moretones y dolores.
Durante el año 2019, el 65,2% de las mujeres sufrieron moretones y dolores como
resultado de la violencia física y el 13,7% de ellas sufrieron alguna herida o lesión, hueso
o dientes rotos y/o quemaduras; así mismo, el 12,7% de las mujeres tuvieron que ir al
médico o centro de salud como resultado de la violencia física.
El 3,3% de las mujeres manifestaron haber ejercido violencia física contra el esposo o
compañero
En los últimos 12 meses el 3,3% de mujeres manifestaron haber ejercido violencia física
contra el esposo o compañero, cuando él no la estaba golpeando o maltratando
físicamente. Los mayores porcentajes se presentaron en el área urbana y en mujeres
con nivel de instrucción secundaria (3,8%, para ambos casos).
Madres y padres son quienes con mayor frecuencia corrigen a las niñas y niños de 1 a 5
años de edad
Las personas que corrigen a los niños y niñas de 1 a 5 años de edad en el hogar con
mayor frecuencia son la madre (94,2%) y el padre (63,7%). Entre las principales
formas de castigo, la reprimenda verbal es utilizada en mayor proporción por la madre
(62,4%) y el padre (62,0%).
La violencia física en el contexto familiar comprende toda acción u omisión que puede
generar daño concreto o potencial en el adolescente en perjuicio de su integridad y su
desarrollo físico, lo cual implica la vulneración de sus derechos. Por consiguiente, se
produce el deterioro de la salud, la aparición de los sentimientos de culpa y la
aprobación del castigo corporal como un comportamiento socialmente aceptable.
Por su parte, la violencia psicológica familiar se define como las acciones de cualquier
integrante de la familia o allegado que, sistemáticamente, afecten al menor a nivel
cognitivo, afectivo y social. Esta violencia suele manifestarse a través de insultos,
humillaciones, actos negligentes, aislamiento, entre otros. Los efectos de esta pueden
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derivar en trastornos mentales graves como el estrés postraumático, la depresión
mayor y el riesgo de ser potencial agresor en etapas posteriores de la vida.
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CAPITULO III
METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN
Población Diana: Para Diana el estudio esta conformada por 100 mujeres (madres de
familia).
Muestra: Para el estudio la muestra está conformado 95 mujeres, así solo el 5% será el
error mínima.
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3.2.4. Instrumentos de recolección de datos
Cuestionario de Violencia consta de 10 preguntas, que mide la violencia física, psicológica,
sexual y económica.
Los ítems valorados fueron calificados de la siguiente forma:
Nunca = 1 punto
Ocasionalmente = 2
Siempre = 3 puntos
La suma obtenida en las respuestas fue comparada con la siguiente
escala:
Alto grado de violencia = 66 a 84 puntos
Grado medio de violencia = 47 a 65 puntos
Bajo grado de violencia = 28 a 46 puntos
Hipótesis Estadística:
Hipótesis Nula :
El índice de violencia de mujeres de 18 a 40 años, en el barrio Víctor Raúl Haya de la
Torre, del distrito de Tarma, del año 2022, no influye en los estilos de vida de Salud.
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CAPÍTULO IV
RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN
4.1. Resultados
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CONCLUSIONES
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RECOMENDACIONES
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REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS Y FUENTES DE INFORMACIÓN
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ANEXOS
ANEXO 1
INSTRUCCIONES:
Intentamos valorar el grado de abuso al que has estado expuesta durante tu relación de pareja.
Esto no es un test, por lo que no existen respuestas buenas o malas. Contesta a cada una de
las preguntas rodeando el número que mejor se ajuste a tu situación actual, según el siguiente
código.
05 Se molesta mucho si la
comida, no se hace como él
quiere
06 Se muestra celoso y
desconfiado con mis
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amistades
07 Me pega con el puño
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