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La Habanera
Cinquillo
Tresillo
Panorama
orama de la Música Popular Latinoamericana. Oscar “Poli” Gomitolo 4
finales del siglo XVIII, y que los compositores del occidente del país
desconocían su existencia:
"En época en que el viaje de La Habana a Santiago era aventura de quince
días o más, podían coexistir dos tipos de contradanza: una más fiel a los
patrones clásicos, marcada por el espíritu del minué, que luego se reflejaría en
el danzón, a través de la danza; otra, más populachera, que proseguía su
evolución iniciada en Santo Domingo, gracias a la presencia de “negros
franceses” en la región oriental de la isla. (Carpentier 2001:150)."
Peter Manuel disputa la aseveración de Carpentier de que los compositores
habaneros desconocían el “cinquillo”, mencionando “al menos media docena
de contrapartes habaneras (que sí incluyen el “cinquillo”), cuya existencia refuta
la teoría de Carpentier de su ausencia en la contradanza de La Habana”
(Manuel 2009: 55-56).
La Claves en EEUU
La música afroamericana comenzó a incorporar elementos de la música
cubana durante el siglo XIX. Los músicos de La Habana y Nueva Orleans solían
tomar el ferry que ofrecía dos viajes diarios entre las dos ciudades, para tocar
alternativamente en alguna de ellas. Si los ritmos y sus variantes fueron
transportados directamente desde Cuba, o simplemente reforzaron algunas
tendencias que ya se encontraban presentes en Nueva Orleans, es
probablemente imposible de determinar. El ritmo de habanera se encuentra
frecuentemente en la música de Nueva Orleans, y existen ejemplos de ritmos
similares en algunos estilos de música afroamericana, tales como en los
patrones rítmicos del ring shout y en la “música de flautín y tambor” de la pos
guerra civil. John Storm Roberts señala que los elementos de la música cubana
penetraron en los Estados Unidos aproximadamente veinte años antes que los
primeros ragtime fueran publicados.
Durante más de un cuarto de siglo en que el cakewalk, el ragtime y el proto-
jazz se formaron y desarrollaron, la habanera constituyó un elemento
consistente dentro de la música afroamericana popular. Las antiguas bandas
de jazz en Nueva Orleans incluían habaneras en su repertorio, y el “tresillo” de
la habanera era un elemento característico del jazz durante el paso al nuevo
siglo XX. Una habanera fue escrita y publicada en Butte, Montana en 1908. La
pieza se llamó “Solita”, y fue compuesta por Jack Hangauer. La pieza “Solace”
de Scott Joplin (1909) es considerada una habanera (aunque fue originalmente
denominada como una “Serenata mexicana”). La canción “St. Louis Blues”
(1914), de W.C. Handy presenta un “tresillo” de habanera en el bajo. El mismo
Handy anotó una reacción al ritmo de la habanera incluido en “Maorí” de Will H.
Tyler: “Observé que hubo una súbita y positiva reacción a ese ritmo… los
bailadores blancos, tal como antes lo había observado, tomaron el número con
aceptación. Yo comencé a sospechar que había algo negroide en ese ritmo.”
Después de notar una similar reacción al mismo ritmo en “La Paloma”, Handy
lo incluyó en su “St. Louis Blues”, en la versión instrumental de “Memphis
Blues”, en la sección intermedia de “Beale Street Blues”, así como en otras
composiciones.
Jelly Roll Morton consideraba al “tresillo de habanera” (que el llamaba “Spanish
Tinge” o “Color español”) como un ingrediente esencial del jazz. Ese ritmo
puede ser escuchado interpretado por la mano izquierda en canciones como
“The Crave” (1910, grabada en 1938).