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CÓMO PIENSA Y ACTÚA JESÚS

Mt 11, 25-30

Es un pasaje recogido por Mateo y Lucas, con algunas connotaciones diferentes. Tiene tres ideas, yuxtapuestas
por el redactor de forma más bien artificial:

- La exclamación de gozo de Jesús por la revelación a los sencillos.


- La declaración sobre el Padre y el Hijo
- La invitación a tomar el suave yugo de Jesús.
En nuestra reflexión vamos a centrarnos en la primera, por lo que insinuamos aquí alguna vía de comentario de las
otras dos. La declaración sobre el Padre y el Hijo muestra bien que las primeras comunidades tenían una clara
conciencia de que Dios hablaba por Jesús.

La conciencia misma de Jesús parece reflejada aquí. Estos versos, que hacen recordar tanto algunas expresiones
del cuarto evangelio, lo muestran claramente. Es muy de señalar, sin embargo, que hemos insistido quizá
demasiado en el carácter trinitario de estas expresiones. Cuando Jesús se refiere a "el Hijo", se refiere sin más a sí
mismo, a su conciencia filial y a su relación con Abbá, aspecto mucho más importante que una mera especulación
metafísica sobre las Personas Divinas.

La tercera parte es una prolongación natural del mensaje del domingo pasado. Todos los humanos estamos
fatigados y sobrecargados, en toda vida humana hay cruz; se nos invita a llevar la cruz con él, con su misma
disposición, con su mismo corazón, para que la vida sea mucho más llevadera, para que la cruz de la vida tenga
más sentido.

Mateo constata simplemente que Jesús "tomó la palabra y dijo...". Lucas lo expresa así: "Lleno del júbilo del
Espíritu Santo, dijo...".

Jesús siente este sobrenatural júbilo al constatar que la Palabra es bien recibida y entendida por la gente sencilla,
mientras que los grandes, los ricos, los poderosos, los sabios, no la entienden, no la aceptan. Jesús siente júbilo
por ello.

Una vez más, los criterios y valores de Jesús chocan con los normales del mundo. Si los ricos, sabios y poderosos
no aceptan la palabra de Jesús, parece evidente que toda su labor está destinada al fracaso; no será más que una
doctrina popular sin influencia, sin futuro. Jesús no lo cree así: se alegra de que la gente normal se entere y se
alegra también de que los poderosos se cierren. Una vez más, nos encontramos ante el desafío de aceptar los
criterios y los valores de Jesús.

Ante todo, para Jesús los poderosos, ricos, sabios... no son más que los sencillos. Si miramos detenidamente las
relaciones de Jesús con las personas, advertimos que para él no tiene ninguna importancia el status social. Jesús
atiende a todos, sin importarle nunca su dinero, su sabiduría, su rango. Con una distinción: sus relaciones con los
poderosos y con los sabios de Israel suelen ser tensas, incluso cuando está invitado a comer en sus casas,
mientras que sus relaciones con la gente normal son cariñosas, cercanas, sobre todo cuando se trata de gente
especialmente necesitada, enfermos, rechazados, marginados ...

Que sean precisamente éstos los que mejor reciben la Palabra es una enorme alegría para Jesús. Y que los sabios
y poderosos no la acepten, también, porque muestra a las claras que Dios es justo y bueno, no se deja comprar, y
que el dinero y el poder no pueden cambiar a Dios. Jesús se alegra de que Dios es de todos, sobre todo del que
más lo necesita, y especialmente de que no es patrimonio del saber, del poder, del poseer.

Los ricos, los sabios, los poderosos... los sencillos, los pobres, los necesitados. Jesús sabe que serán éstos los que
reciban la palabra. Jesús sabe que aquellos difícilmente la recibirán. Estamos ante el mismo mensaje de otros
mensajes de los evangelios, en que Jesús desconfiaba del dinero y constataba que nadie sirve bien a dos señores.

Una vez más, constatamos la singularidad de Jesús. Las religiones se instauran siempre desde el poder, el poder
sagrado que se origina en la posesión de la palabra sagrada y la condición sagrada de sus dirigentes, y atraen
inmediatamente la riqueza, que da a sus miembros respetabilidad social. Las religiones se instalan
confortablemente entre sabios, santos, poderosos: construyen maravillosos monumentos, asesoran a reyes,
gobiernan, cobran...

Y Jesús no es así: ni él ni su movimiento es así. Teme al dinero como a un peligro, desconfía de la sabiduría
humana, no idolatra la ley, no
aprecia gran cosa a los santos oficiales, no tiene buenas relaciones con el poder, no da mucho valor al templo y
sus actos de culto... Pero valora enormemente a la gente sencilla, su compasión, a su solidaridad, a la limosna de
la viuda, al que visita enfermos, al que pelea por la justicia...

Es éste un despiadado espejo en que hemos de mirarnos nosotros, la Iglesia. La


Iglesia como institución tiene el peligro constante de convertirse en una religión como
todas: poseedora de la palabra, prestigiosa, rica, constructora de maravillas
costosísimas para el honor de Dios, instalada en las capas superiores de la sociedad...
Es una tentación, y no podemos afirmar que no hayamos caído en ella. Y cada uno de
nosotros estamos tentados a apreciar más al rico, al sabio, al influyente, al triunfador,
y a sus criterios y valores: el éxito, la respetabilidad inaccesible, la influencia social...
Estamos tentados a valorar poco al más sencillo y a sus valores: la sinceridad, la
colaboración, la capacidad de sacrificio, la predisposición a compartir.
¿Dónde está tu Dios? es una pregunta inquietante. ¿en el Templo, en el palacio, en
los bancos, en la fama, en la erudición, en el prestigio, en la influencia? Jesús se
muestra feliz, lleno de júbilo, porque encuentra a Dios en el corazón de la gente.
Dejemos que la palabra de Jesús desnude nuestra religión, que la limpie de todos los
añadidos, de todos los vestigios de "carne", de tierra.
Si hemos manchado a Jesús con extrañas religiosidades llenas de poder y dinero, de
prestigio y vanas sabidurías, reconozcámoslo.
Si en nuestra vida personal nos sentimos más religiosos en el templo que cuidando a
un enfermo, si damos más gracias a Dios por ser ricos que por ser compasivos, si nos
sentimos mejor en compañía de ricos poderosos que con gente sencilla... pidamos a
Dios fervientemente que nos cambie el corazón: que haga que nuestros sentimientos
sean los de Jesús. Porque es posible que toda nuestra religiosidad sea un gran error.
El domingo pasado celebramos la fiesta que llamamos "el Corpus". Lo más
significativo de su celebración es la fastuosa procesión, el desfile de autoridades
civiles y militares (aunque no sean creyentes) la formidable custodia de plata y oro, los
valiosísimos ornamentos del clero. ¿Es el estilo de Jesús?
Pronto celebraremos el aparatoso evento del JMJ, espectacular, carísimo, financiado
por el Estado y por la gente más rica del país. ¿Es el estilo de Jesús?
Cada uno ha de pensarlo, ya somos adultos como para esperar siempre que otros nos
lo digan.
 
En 1 Corintios 2:16, Pablo cita Isaías 40:13 y luego se hace una declaración con
respecto a todos los creyentes: "Tenemos la mente de Cristo". Tener la mente de
Cristo significa compartir el plan, el propósito y la perspectiva de Cristo, y es algo que
todos los creyentes poseen.
Tener la mente de Cristo significa que entendemos el plan de Dios en el mundo, que
consiste en traer gloria a sí mismo, restaurar la creación a su esplendor original, y
ofrecer la salvación a los pecadores. Significa que nos identificamos con el propósito
de Cristo de "buscar y salvar lo que se había perdido" (Lucas 19:10). Esto significa
que compartimos el punto de vista de Jesús de la humildad y de la obediencia
(Filipenses 2:5-8), la compasión (Mateo 9:36), y la dependencia de Dios basada en la
oración (Lucas 5:16).

En los versículos anteriores a 1 Corintios 2:16, observamos algunas verdades sobre la


mente de Cristo:

1) La mente de Cristo contrasta con la sabiduría del hombre (versículos 5-6).

2) La mente de Cristo implica la sabiduría de Dios, una vez oculta pero ahora revelada
(versículo 7).

3) La mente de Cristo es dada a los creyentes por el Espíritu de Dios (Versículos 10-
12).

4) La mente de Cristo no se puede entender por aquellos que no tienen el Espíritu (versículo 14).

5) La mente de Cristo da a los creyentes el discernimiento en temas espirituales (versículo 15).

A fin de tener la mente de Cristo, debemos primero tener fe salvadora en Cristo (Juan 1:12; 1 Juan 5:12). Después de la
salvación, el creyente vive una vida bajo la influencia de Dios. El Espíritu Santo mora e ilumina al creyente, llenándolo
con sabiduría, la mente de Cristo. El creyente tiene la responsabilidad de rendirse a la guianza del Espíritu (Efesios 4:30)
y permitir que el Espíritu Santo transforme y renueve su mente (Romanos 12:1-2).
La Manera de Vivir Con la Mente de Cristo
Una de las mayores revelaciones de mi vida es que: puedo elegir mis pensamientos y pensar las cosas a propósito. En
otras palabras, no tengo que pensar en lo que caiga en mi mente. Esta fue una revelación que me cambió la vida porque
como Proverbios 23: 7 (RVR) dice: » Porque cuál es su pensamiento en su corazón, tal es él.» Me gusta decirlo así:
Donde la mente va, el hombre sigue.
Ahora Dios está preocupado por el hombre que está escondido en el corazón, que es nuestra vida interior. Nuestra vida
interior es lo que pensamos. Y como dice la escritura anterior, la manera en la que pensamos determina cómo vivimos y
quiénes somos. Es por eso que tenemos que pensar acerca de lo que estamos pensando.
Es tan importante para nosotros entender esto porque si no aprendemos a llevar a todos los pensamientos cautivos a la
obediencia de Cristo (ver 2 Corintios 10: 4-5), no viviremos la vida por la que Jesús murió para darnos, una vida de paz
con Dios, paz con nosotros mismos, grandiosas relaciones, gozo real y la capacidad de llegar a ser todo lo que Dios nos
ha creado para ser. Se trata de elegir creer lo que Dios dice (la verdad) más de lo que creamos a nuestros sentimientos,
lo que digan otras personas o a nuestras circunstancias.
La Biblia habla específicamente de tres cosas que debemos hacer para desarrollar una mente que esté de acuerdo con
Dios. Quiero compartir los beneficios de cada una de ellas.

 “Concentren su atención en las cosas de arriba, no en las de la tierra” (Colosenses 3: 2 NIV) Esta es la clave para
resistir la tentación. Mira, cuando de antemano tomamos una decisión para lo que queremos o no queremos hacer,
pues entonces cuando venga la tentación, ya hemos sentado una base para tomar esa decisión correcta y es más
propensa a superar con éxito la tentación. Por ejemplo, antes de entrar en situaciones sociales, decide «No voy a
chismear. No va a arruinar la reputación de alguien y ofender al Espíritu Santo «. Otras tentaciones pueden requerir
que decidas cosas como» Hoy no voy a comer cuatro barras de caramelo «. O » Hoy no voy a ver pornografía en
Internet. «O» No voy a pasar el rato con personas que son de mala influencia. «Mi punto aquí es, no queremos
esperar hasta que la tentación venga y luego reaccionar basándonos en cómo nos sentimos acerca de ello.
 «No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán
comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.» (Romanos 12: 2 NVI). Renovar la mente es un
proceso continuo. Todos los días necesitamos dedicar tiempo a estudiar la Palabra para que podamos
intencionalmente pensar según lo que dice. Y no podemos mantener una o dos áreas «chatarra» en nuestra vida de
pensamiento, porque nos mantiene alejados de lo mejor que Dios tiene para nosotros. No estoy diciendo que tenemos
que ser perfectos con esto, pero necesitamos progresar cada día para poder mantener nuestra mente renovada y
crecer en nuestra relación con Dios.
 » Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento…» (1 Pedro 1:13 RVR). Probablemente estás pensando, ¿Qué
significa eso? Básicamente está diciendo que necesitamos sacar toda la basura de nuestra mente fuera de nuestro
camino para que podamos seguir corriendo nuestra carrera en Cristo Jesús y tener la victoria que Dios quiere que
tengamos. Entonces estamos listos para actuar, siguiendo el plan de Dios para nuestras vidas.
Una manera práctica de lograr estas tres instrucciones de parte de Dios es tener una sesión de reflexión todos los días.
Simplemente siéntate y di: «Voy a pensar en algunas cosas adrede». Luego pasa un tiempo pensando en las escrituras
que renueven tu mente con la verdad de lo que Dios dice sobre ello, acerca de Su amor por ti, Su plan para ti, Cómo Él
quiere que vivas y te comportes … Usa una concordancia para encontrar versos que cubren áreas con las que estás
luchando o necesitas saber más. Quiero animarte a que escribas algunos de ellos y los pongas en lugares donde los
veas todos los días, como el espejo del baño o el refrigerador.
Si te comprometes a concentrar tu atención en la Palabra de Dios, renovando tu mente con la verdad y sacando los
malos pensamientos de tu camino, entonces experimentarás la plenitud de la nueva vida que todos podemos tener en
Cristo. Todo lo que se necesita es un poco más de progreso un día a la vez.

Que Significa Tener La Mente De Cristo | 17 Cualidades Para Desarrollarla


¿Que significa que tenemos la mente de Cristo ? Esto implica en nuestra vida que como hijos de Dios debemos
desarrollar todas las características de lo que fue Jesús en su andar en la tierra, ya que él nos dio ejemplos de cómo
actuar cumpliendo la voluntad de su padre.
Primeramente debemos manejar la definición de la misma para conocer la verdad bíblica que Jesús nos deja a través de
las escrituras, la cual nos lleva a nuevos niveles de entendimiento y poder.
Índice

¿Qué es la mente?
La mente es el centro de la inteligencia, del razonamiento, y de la memoria, y se parece a una computadora con un poder
y memoria, ilimitada. Muestra el proceso de pensamiento en el cual cree, y lo que piensa, se manifiesta directamente en
el cuerpo.
Los científicos creen que el ser humano usa menos del 10% promedio de la capacidad del cerebro. La mente es un
instrumento físico, pero tiene componentes espirituales, que si son activados por el Espíritu Santo, la convierten en un
aparato milagroso, capaz de diseñar cualquier tipo de invento.

¿Que significa tener la mente de Cristo ?


La biblia es la única herramienta la cual es capaz de penetrar cada centro con la verdad y la gracia de Cristo Jesús.
(Hebreos 4:12)”Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra
hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir los pensamientos
y las intenciones del corazón.”
La Palabra es Jesús. La palabra es la que posee el poder para convertir la mente a Cristo Jesús, para que podamos
conocer a Dios. Cuando verdaderamente lo conocemos, la mente pierde el deseo de auto preservación, y trasciende a su
propósito original, que es servir al Espíritu.
 La mente en Cristo Jesús se levanta muy por encima de esta vida y de las ambiciones miserables de este mundo, llegar
a un nivel de verdadera autoridad del reino de Dios. Ese es el comienzo de la mente de Cristo en nosotros.
La Biblia es uno de los métodos que Dios ha usado durante mucho tiempo para hablarnos a través de ella el señor nos
aconseja de cómo vivir de acuerdo a su voluntad; para establecer sus diseños celestiales en nuestras vidas, cómo
debemos actuar y pensar; tal cual como él lo hace, el Señor nos dice específicamente en
  (1 Corintios 2:16)” ¿Quién conoció la mente del señor? ¿Quién lo instruirá? Pues bien, nosotros tenemos la mente de
Cristo.”
Este pasaje quiere decir que todos los hijos de Dios que han confesado que Jesús es su Señor y salvador poseen su
mente. Entonces esto significa que deberíamos pensar como él piensa mirar como él mira, evaluar como él lo hace. Ser
transformados a la manera de Jesús.
Nuestra alma tiene que poseer la mente de Cristo.
Nuestra alma debe poseer la mente de Cristo para poder controlar la actividad de nuestra mente. Las emociones y la
voluntad son dos centros los cuales son muy importantes en el alma, para controlar nuestra mente.
La mente es una poderosa computadora, que si es conectada con el Espíritu Santo, producirá soluciones del reino de
Dios. Muchos de los inventos que ha realizado el hombre moderno han ocurrido después del gran derramamiento del
Espíritu Santo, que empezó a principios del siglo veinte. Las visitaciones de Dios siempre traerán prosperidad para
todos. (Mateo 22:37)”Amarás al Señor tu Dios con toda tu alma, y con toda tu mente.”
La creencia en el mundo. Un sistema de creencia errado.
La creencia general en el mundo, en estos tiempos, es que la supremacía mental de los científicos va a resolver todos
los problemas del ser humano. Por ello, es que los medios de comunicación y los intelectuales, hacen todo lo posible
para eliminar a Dios, como el creador omnipotente de la raza humana, y no quieren considerar que es la
única solución para nuestra condición. En otras palabras, el ser humano, todavía quiere volver a la mentalidad que
Adán obtuvo después de la caída.
Claramente, el hombre está diciendo, "Yo voy a tomar mis propias decisiones, y voy a ser mi propio dios". Pero la verdad
es que, la ciencia nunca ha creado ninguna de las leyes que gobiernan nuestro universo, y solamente ha podido
descubrir los principios de Dios. Los cuales son los que mantienen todo en orden.
Más aun, cualquier persona que tenga la supervivencia como un objetivo principal, estará asustado, con el simple
pensamiento de no tener las cosas bajo su control. Aquí es donde reside la principal razón de por qué el ser humano
rehúsa a creer que no posee todas las respuestas.

La mente es controlada por el mal.


La mente es el pizarrón del diablo. El utiliza impresiones, sonidos, e imágenes, de muchas formas y maneras, con el fin
de asustarnos, y así poder controlar nuestro alma y nuestro corazón.
La razón por el cual tenemos miedo es que el temor cree en las mentiras. La mentira es un cordón atractivo el cual
nos mantiene atados a nuestras realidades de pecado, enfermedad y muerte.
Por ejemplo, si el Espíritu Santo no se hace el dueño de nuestro corazón, de nuestra alma y de nuestra mente, viviremos
asustados, si escuchamos constantemente que alguna epidemia va a infectar todo el mundo. El miedo entonces crea una
imagen en nuestra mente, y nuestro cuerpo empezará a manifestar los síntomas.
Y la razón por la cual pecamos, es la misma de por qué nos enfermamos. Nos rendimos ante las sugestiones del diablo.
Los pensamientos echan raíces en el corazón, normalmente por medio del temor, y este avanza a través de todos los
centros del ser humano, hasta que se manifiesta en el cuerpo.

Con la mente de Cristo conocemos los planes de Dios.


Tener la mente de Cristo implica saber lo que él piensa y conocer los planes que él tiene para nosotros. y aun así saber
lo que él espera de nosotros. Todos los hijos de Dios que han nacido de nuevo deben entender esta verdad y tenerla
siempre presente. Y saber que ya no vivimos nosotros sino que es Cristo quien vive en nosotros; tenemos el privilegio de
esta gran verdad
(1 Corintios 2:14)”Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del espíritu de Dios, porque para él son locura; y
no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.”
Este pasaje bíblico nos dice que el hombre carnal no es capaz de percibir las cosas del espíritu; porque estas cosas se
disciernen estando en el espíritu. Sólo a los hijos de Dios se nos ha dado el privilegio de percibir y entender las cosas del
espíritu de Dios. Lo que para el hombre natural y carnal es locura para nosotros es un privilegio que el Señor nos ha
otorgado.

Para tener la mente de Cristo debemos buscar a Dios.


Sí permanecemos en una búsqueda constante de Dios. Estudiando su palabra y orando en todo tiempo nuestras mentes
serán renovadas cada día a la mente de Cristo. Nuestro pensar y nuestras acciones serán como las de él. nos
pareceríamos más a Jesús. El Espíritu Santo siempre está ayudándonos e inquietándonos para memorizar, analizar y
discernir todas las cosas como Cristo las ve y las hace pero tenemos que saber cómo reconocer la voz del espíritu.
Sí entendiéramos esta verdad nuestra vida cambiaría por completo, nuestras relaciones para con los demás serían
totalmente diferentes; porque miraríamos a nuestro prójimo como Cristo lo mira. Permanecería en nosotros el ser
espiritual y no el carnal. Dios quiere que entendamos lo que implica este privilegio. Y qué busquemos apasionadamente
en intimidad con él, la ayuda para activar la mente de Cristo que ya está en nosotros.

Su ascensión hacia la mente de Dios.


Para creer tal cual como lo hizo Jesús, debemos seguir su caminar ascendente hacia la mente de Dios.
1. Debe ser obvio, para cualquier persona que haya leído las palabras del Señor, que él no pensaba, ni hablaba como
toda la generalidad de su época.
2. El no dijo ninguna cosa, con el fin de apelar a los pobres, y luchar en contra de las estructuras tradicionales de
creencia. Su mente no estaba conformada de la manera de pensar de este mundo. Él hablaba de forma diferente, debido
a que él creía y se movía en los principios celestiales.
Él dijo en (Juan 8:28) "No hago nada por mi cuenta, sino que hablo estas cosas como el Padre me enseñó." Jesús debía
depender de las palabras y de las lecciones del Padre. Hermanos, en estas declaraciones se encuentra el secreto del
dominio.
De acuerdo a Hebreos 2:16, y a Hebreos 4:15. Jesús vino a la tierra siendo Dios, totalmente en su espíritu, pero en su
alma y en su cuerpo, él fue la simiente de Abraham.
(Hebreos 2:16)”Porque ciertamente no ayuda a los ángeles, sino que ayuda a la descendencia de Abraham.”
(Hebreos 4:15)”Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino uno
que ha sido tentado en todo como nosotros, pero sin pecado.”
Jesús demostró que el hombre puede dominar  a través de la palabra
Jesús nació en un mundo que era controlado por la manera de pensar de Adán. El cual es la estructura de pensamiento
infractora de la ley. Cristo demostró claramente que el ser humano no tiene que sucumbir ante la oscuridad.
Jesús nació como hijo de Dios. Pero no nació como el salvador
Más aun, Jesús demostró que el hombre en Dios puede dominar por medio de creer la palabra de su Padre
Celestial. Esto ocurrió por primera vez en el desierto, donde él se enfrentó, cara a cara con el diablo. Jesús nació como el
hijo de Dios, pero más no nació como el salvador del mundo. Esto nos podría sorprender, pero si leemos lo que Pablo
escribió en el libro de Hebreos:
(Hebreos 5:8-9)”Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser
autor de eterna salvación para todos los que le obedecen.”
Quizá ustedes tal vez están diciendo: "He estado declarando las escrituras de la misma manera como Jesús lo hizo. Pero
el diablo sigue destruyendo mi vida y mi familia."
No se desanime. Nuestro Padre celestial no te ha abandonado, y la salvación está por llegar a tu situación. Creer como
lo hizo Jesús, es la fuerza que puede liberarnos y investirnos de poder, para que seamos más que un vencedor.
Jesús se conecto con la palabra de Dios
Jesús no solamente citó las escrituras, si no que permitió que las palabras resonaran desde sus mismas células. Por
ejemplo, cuando él le dijo al diablo, "No tentarás al Señor tu Dios", creo pues, que cada célula en su cuerpo, estaba
postrándose invisiblemente ante la santidad de esta declaración. Es decir que la pureza de las palabras de Dios fueron
las que conectaron su espíritu con su alma y con su cuerpo.
No existía lugar alguno para que la duda, y la incredulidad hicieran a un lado este mandamiento, de la forma como lo hizo
el primer Adán. Alguna vez nos hemos preguntado:
¿Cuál es la primera razón para convertirse en un cristiano?
Para establecer el reino de Dios en la tierra. Algunas personas piensan que es para evitar el infierno, y otras dicen que es
para ir al cielo. Pues, lo cierto es que estos dos motivos son muy egoístas. Jesús explico su misión en el libro de Mateo.
(Mateo 5:17-19)”No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para
cumplir. Porque en verdad os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una
tilde de la ley, hasta que toda se cumpla. Cualquiera, pues, que anule uno solo de estos mandamientos, aun de los más
pequeños, y así lo enseñe a otros, será llamado muy pequeño en el reino de los cielos; pero cualquiera que los guarde y
los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.”
 Jesús estudió las escrituras para entender completamente el diseño y el carácter de quién se iba a establecer. Él
encontraba las escrituras de los profetas, y meditaba en ellas para que cada célula en su ser se convirtiera en esas
palabras. En pocas palabras él se conectaba con esas escrituras para codificar su espíritu y su alma. Ya que su alma y
su cuerpo tenían que demostrar la misma rectitud, y la misma santidad de su espíritu.

Como era la mente de Cristo


1. Una Mente Humilde
Hoy en día es muy difícil querer imitar a Cristo, ya que para hacerlo debemos tener una mente humilde, lo cual muchas
veces los seres humanos no estamos dispuestos a tener.
En (Filipenses 2:5-8)”Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de
Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo,
hecho semejante a los hombres;  y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente
hasta la muerte, y muerte de cruz.”
 Jesús nos demostró la humildad que estaba en él, su pensar era solo para servir y hacer la voluntad de su Padre,
dejando de pensar en él y pensando en los demás.
1. Se despojó de las riquezas celestiales.
2. Vino al mundo, vivió como hombre y murió en la cruz.
3. Cuando Jesús pudo exaltarse a sí mismo, no lo hizo.
4. En lugar de ser maestro se hizo un siervo.
5. En lugar de preferir vivir, su elección fue morir en la cruz.
 ¿Somos nosotros el tipo de cristiano que está dispuesto a sacrificar la vida por otras personas?
En (Mateo 11:29) “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis
descanso para vuestras almas.” Cristo Jesús es el mayor modelo para imitar.
3. Una mente pura.
En (Hebreos 4:15)  Él nunca le dio oportunidad a la tentación de llevarlo al pecado. Tener una mente pura, es una de las
llaves para derrotar y conquistar el pecado.
(Santiago 4:8)"Debemos acercarnos más a Dios, y alejados de las cosas del mundo, para que nuestra mente sea pura
como la de Jesús."
Muchos de nuestros problemas podrían ser evitados si hiciéramos las cosas correctas desde el principio. Ya que la 
iniquidad nos conduce al pecado. (1 Pedro 2: 21-22) "Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció
por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas.”
Si escudriñamos las escrituras con un corazón puro, y con la intención de ver a Dios, y sin ninguna otra motivación. Sino
únicamente deseando conocer al Padre, de esta misma forma como lo hizo Jesús, el Espíritu Santo te protegerá para
que no te extravíes. Todos aquellos que no san verdaderamente puros tendrán muchos problemas.
3. Una mente recta.
La mente de Cristo siempre fue recta ante todas las circunstancias que vivió. Él nunca manifestó su voluntad, sino que
haciéndose uno con el Padre cumplió la voluntad de Dios. Por el simple hecho de mantenerse en constante comunión
con el Padre; él fue santo y sin mancha.
 (1 Pedro 2:23)”Cuando lo maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino que
encomendaba la causa a quien juzga justamente.”
Jesús nunca cedió a la tentación de vengarse o amenazar a otras personas. En lugar de él destruir a sus acusadores, lo
mejor que hizo fue orar por ellos.
 Debemos tratar a las personas como queremos ser tratados. Y tener la mente de Jesús para hacer lo que es correcto
para nosotros y para los demás.
4. Una mente de oración.
No podemos tener la mente de cristo, sino nos educamos en tener una vida y una mente de oración. Así como Jesús la
tenía. La oración es una de las llaves para tener una relación íntima, que sea sincera y fuerte con Dios.
No podemos ser cristianos fuertes solamente con el estudio de la biblia y una lectura regular sin incluir la oración en
nuestras vidas.
Porque tener una mente de oración:
1. Jesús oraba muy a menudo.
2. La oración nos da fuerzas para poder estudiar las escrituras y nos ayuda a renovar nuestra mente para luego
poner en obra la palabra.
3. Si no poseemos una vida de oración, entonces estamos rechazando la dirección divina y por ende estamos
confiando en nuestra propia sabiduría y no en la de Dios.

Cualidades para desarrollar la mente de Cristo.

1- Debemos saber cómo reaccionar ante las pruebas y tentaciones.


2- Para tener la mente de Cristo tenemos que ser prudentes al hablar.
3- Debemos estar conscientes de que todo tesoro terrenal es pasajero, por lo tanto no nos aferramos a las cosas
terrenales y materiales.
4- Nos debemos juzgar a los demás; antes de condenar pedimos misericordia, en vez de murmurar a nuestro prójimo
oramos por él/ella.
5- Para tener la mente de Cristo debemos saber que seremos conocidos por nuestros frutos. Entonces debemos
cuidamos nuestro testimonio.
6- Debemos tener temor a Dios.
7- Para tener la mente de Cristo tenemos que conocer y saber que somos templo del Espíritu Santo. Por lo tanto
procuramos no contaminarnos.
8- Levantar a nuestro hermano cuando éste se encuentre en el suelo.
9- Debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Porque él que no ama no ha conocido a Dios.
10- Permanecer tranquilos ante las circunstancias difíciles porque sabemos que Dios tiene el control.
11- Confiamos y sabemos que Dios pelea por nosotros, por lo tanto descansamos en él.
12- Sabemos que la oración es vital para estar en comunión con Dios.
13- Debemos saber que sin fe es imposible agradar a Dios. Le creemos a Dios aunque parezca ser lógicamente
equivocado, ya que nosotros no vivimos por lógica sino por fe.
14- Sabemos que tenemos autoridad sobre los demonios, enfermedades y cualquier dificultad que se pueda presentar.
15- Amamos la verdad y rechazamos la mentira.
16- Nos debe interesar más servir que ser servidos.
17. Debemos saber que el mundo no nos entenderá porque no vivimos conforme a sus principios.
Cuando tenemos la mente de Cristo nos parecemos a él, y hacemos todo conforme a lo que él es, en todas nuestras
acciones nos hacemos unos con Cristo.
Te recomiendo leer: 5 Beneficios Que Desencadeno La Cruz De Cristo.

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