Está en la página 1de 26

EJERCICIO DE LAS FUNCIONES DE LA POLICÍA

JUDICIAL EN EL CÓDIGO PROCESAL PENAL


Rama del Derecho: Derecho Procesal Penal. Descriptor: Actos Procesales en Materia Penal.

Palabras Claves: Ejercicio de las Funciones, Policía Judicial, Investigación, Actuación Oficio,
Actuación Oficiosa, Delito y Artículo 285 del Código Procesal Penal.

Fuentes de Información: Normativa, Doctrina y Jurisprudencia. Fecha: 09/05/2022.

Nombre del Investigador: Lic. Esp. Simons Salazar García.

Contenido

RESUMEN ...................................................................................................................................2

NORMATIVA ............................................................................................................................. 2
Ejercicio de las Funciones de la Policía Judicial ......................................................2

DOCTRINA .................................................................................................................................2
Comentarios al Artículo 285 del Código Procesal Penal.......................................2

JURISPRUDENCIA ....................................................................................................................6
1. Artículo 285 del Código Procesal Penal y el Delito en Flagrancia .............6
2. Interpretación del Artículo 285 del Código Procesal Penal ..................... 11
3. Sobre la Competencia de los Policías Judiciales ........................................... 12
4. Actividad Oficiosa de la Policía Judicial ........................................................... 17
5. Aplicaciones del Artículo 285 del Código Procesal Penal y la Acción
Penal .................................................................................................................................... 21
6. Correcta Interpretación del Artículo 285 del Código Procesal Penal en
Cuanto a la Forma de Ejercer las Funciones de la Policía Judicial ................. 23

FUENTES BIBLIOGRÁFICAS .............................................................................................. 26

1
RESUMEN

El presente informe de investigación realiza una reseña sobre el Ejercicio de las


Funciones de la Policía Judicial en el Código Procesal Penal, considerando para ello,
los supuestos normativos del artículo 285 del Código Procesal Penal, y el criterio que al
respecto de norma han elaborado la doctrina y jurisprudencia nacionales.

NORMATIVA

Ejercicio de las Funciones de la Policía Judicial

[Código Procesal Penal]i

Artículo 285. Función. La policía judicial, por iniciativa propia, por denuncia u orden de
la autoridad competente, procederá a investigar los delitos de acción pública, a
impedir que los hechos cometidos sean llevados a consecuencias ulteriores; además,
procederá identificar y aprehender, preventivamente, a los presuntos culpables y
reunir, asegurar y ordenar científicamente las pruebas y demás antecedentes
necesarios para basar la acusación o determinar el sobreseimiento.

Asimismo, cuando con motivo de las investigaciones, determine la existencia de un


riesgo para la vida o seguridad de la víctima o un testigo, adoptará las medidas
urgentes necesarias para garantizar su protección y la reserva de su identidad mientras
informa del hecho al Ministerio Público o al juez competente. Además, comunicará el
hecho a la Oficina de Atención a la Víctima del Delito del Ministerio Público, para que
inicie lo previsto en esta Ley para la protección extraprocesal de la persona, si
correspondiere.

Si el delito es de acción privada, solo deberá proceder cuando reciba orden del
tribunal; pero si es de instancia privada, actuará por denuncia de la persona autorizada
para instar. (Así reformado por el artículo 16 de la Ley de Protección a Víctimas,
Testigos y demás intervinientes en el Proceso Penal, N° 8720 de 4 de marzo de 2009)

DOCTRINA

Comentarios al Artículo 285 del Código Procesal Penal

[Llobet Rodríguez, J.]ii

[P. 450] Artículo 285. Función. La policía judicial, por iniciativa propia (1), por denuncia
(2) u orden de la autoridad competente (3), procederá a investigar los delitos de acción
pública, a impedir que los hechos cometidos sean llevados a consecuencias ulteriores;

2
además, procederá identificar y aprehender, preventivamente, a los presuntos
culpables (4) y reunir, asegurar y ordenar científicamente las pruebas y demás
antecedentes necesarios para basar la acusación o determinar el sobreseimiento (5).

Asimismo, cuando con motivo de las investigaciones, determine la existencia de un


riesgo para la

[P. 451] vida o seguridad de la víctima o un testigo, adoptará las medidas urgentes
necesarias para garantizar su protección (6) y la reserva de su identidad mientras
informa del hecho al Ministerio Público o al juez competente (7). Además, comunicará
el hecho a la Oficina de Atención a la Víctima del Delito del Ministerio Público, para
que inicie lo previsto en esta Ley para la protección extraprocesal de la persona, si
correspondiere (8).

Si el delito es de acción privada (9), solo deberá proceder cuando reciba orden del
tribunal; pero si es de instancia privada, actuará por denuncia de la persona autorizada
para instar (10).

(Así reformado por el artículo 16 de la Ley de Protección a Victimas,


Testigos y demás intervinientes en el Proceso Penal, N° 8720 de 4 de
marzo de 2009).

Comentario

(1) La policía judicial debe actuar de oficio en cuanto tenga conocimiento de un delito
de acción pública que no dependa de instancia privada.

(2) Cf. Arts. 278-280 C.P.P.

(3) Por ejemplo por orden del Ministerio Público.

(4) EI artículo 11 de la Ley contra la delincuencia organizada regula la Plataforma de


Información Policial, que pretende coordinar la información de los diversos cuerpos
policiales a partir del Organismo de Investigación Judicial y el acceso a los registros,
bases de datos y expedientes de los órganos y entidades estatales, las instituciones
autónomas y las corporaciones municipales, esto sin necesidad de orden de juez, salvo
los supuestos en que la información esté protegida por el secreto bancario. Indica ese
artículo: “Plataforma de Información Policial. Todos los cuerpos policiales del país
estarán vinculados a la Plataforma de Información Policial (PIP), a cargo de la Dirección
General del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), en la cual compartirán y tendrán
acceso a la información de sus registros, bases de datos, expedientes electrónicos,
redes Internacionales e inteligencia policial, con la finalidad de lograr mayor eficiencia
y eficacia en las Investigaciones, tanto preventivas como represivas, de toda clase de
delitos. Toda organización policial Internacional, a la que se afilie Costa Rica, tendrá la

3
obligación de estar vinculada en cuanto a la información de carácter delictivo. Salvo en
los casos en que se requiera orden del juez para accederlos, todos los registros, las
bases de datos, los expedientes de los órganos y las entidades estatales, las
instituciones autónomas y las corporaciones municipales podrán ser accedidos por la
Plataforma de Información Policial, sin necesidad de orden judicial. Cuando el acceso a
los datos solamente pueda realizarse con la orden del juez, únicamente podrán
imponerse de ellos los policías o investigadores designados previamente, así como los
fiscales a cargo del caso y los jueces a quienes corresponda dictar algún auto o
sentencia de ese caso; cuando la misma información se requiera en otro proceso, esta
no podrá conocerse o compartirse sin la autorización previa de la autoridad judicial.
Quienes conozcan tales datos legalmente, deberán guardar secreto de ellos y
solamente podrán referirlos en declaraciones, informes o actuaciones necesarias e
indispensables del proceso. EI director del Organismo de Investigación Judicial será el
responsable por los aspectos ejecutivos de la Plataforma y determinará los niveles de
acceso a la información, y los cuerpos policiales y de investigación que podrán acceder
a ella; para estos efectos, elaborará un protocolo de acceso y uso de la información
contenida en dicha Plataforma". Sobre la importancia de la plataforma de información
señala Francisco Dalí’Anese Ruiz: “La herramienta más poderosa (de la ley contra la
delincuencia organizada) es la plataforma de información policial que enlazará
tecnológicamente la información de todas las investigaciones de todos los cuerpos
policiales del país. Esto evitará la duplicación de trabajo en casos que puedan estar
siendo investigados por la Policía de Control de Drogas, OIJ y la Fiscalía a la vez. La
plataforma de información policial nos permitirá usar la tecnología para detectar
relaciones entre personas, teléfonos, tarjetas de crédito, placas de automóvil,
direcciones y formas de operar. Nos dará una alerta, luego tendremos analistas que
interpretarán esa información de manera cualitativa" (Dalí’ Anese Ruiz. Las mafias..., p.
8 A). Debe resaltarse que la posibilidad de acceder a la información que consta en los
registros estatales supone una injerencia o intervención en el derecho fundamental a
la intimidad, estando relacionada con el derecho a la autodeterminación informativa y
la protección de datos. Precisamente en forma reciente fue motivo de preocupación el
acceso a la Plataforma de Investigación por diversos oficiales del OIJ para revisar datos
de un deportista profesional. Véase la Circular 17-2015 de la Corte Suprema de
Justicia, que reguló el Protocolo para el acceso, uso y consulta a la Plataforma de
Información Policial para las Policías y demás autoridades. Se critica que a través de la
tecnología de recolección de datos cualquier ciudadano, aun cuando no pueda ser
considerado como sospechoso, puede ser objeto de un análisis detallado de datos.
Acerca de ello véase en particular: Chirino Sánchez. La “criminalidad organizada”..., pp.
151-216. Sobre el derecho a la autodeterminación informativa: Hassemer/Chirino. El
derecho...; Chirino Sánchez. Autodeterminación...; Muñoz Campos/Soto Arroyo.
Derecho...; Chirino Sánchez. Das Recht auf Informatio-nelle Selbsbestimmung...;
Chirino Sánchez. Las tecnologías..., pp. 41-53; Osset. Más allá..., pp. 162-165. Sobre la

4
labor de la policía judicial de investigar los hechos delictivos, pero no de prevenir los
que no se han empezado a cometer: Sala Tercera, voto 118-2006 del 20-2-2006. Sobre
la labor de la Policía Judicial: Sala Tercera, votos

[P. 452] 167-2003 del 14-3-2003 y 49-2008 del 25-1-2008, que se refieren al
levantamiento de huellas latentes como parte de la labor policial. Acerca de la
utilización de agentes encubiertos véase la nota 4) al Art. 96 del C.P.P.

(5) Cf. Art. 67 C.P.P. La policía debe tener un carácter objetivo, de modo que su función
no es solamente la búsqueda de material probatorio desfavorable imputado, sino
también la búsqueda de aquél favorable a éste. Dice al respecto Vélez Mariconde (Exp.
mot.de Córdoba de 1968, p. 30): “reunir las pruebas útiles para dar base a la acusación
o determinar el sobreseimiento tiene importancia en dos sentidos: 1o, tiende a
demostrar que la Policía Judicial es un órgano imparcial que el Estado instituye para
averiguarla verdad, de tal modo que su actividad no debe limitarse solamente a reunir
las pruebas de cargo, sino también las que sean útiles para que el proceso cumpla su
finalidad específica, es decir, a fin de dar base a la acusación o determinar el
sobreseimiento; 2o, que la actividad de la Policía es puramente preventiva, de tal
modo que sus actos, salvo casos excepcionalísi-mos (por ejemplo secuestros), sólo
podrán servir de base a la acusación y no la sentencia". De gran importancia es el
Código de Ética para el Organismo de Investigación Judicial, aprobado por la Corte
Plena en sesión 28-05 y comunicado por Circular 147-2005 del Consejo Superior del
Poder Judicial, en el mismo se señala en el artículo 4 la garantía de legalidad y
probidad: “El trabajo del Organismo de Investigación Judicial, en concordancia con los
principios de objetividad y legalidad, en tanto sometido a la Constitución y a la ley,
asumirá una finalidad probatoria exhaustiva, válida y licita, en cualquiera de sus
ámbitos de actividad. Dicha finalidad se ejecutará con observancia de los principios
enunciados, siempre bajo las condiciones de transparencia exigibles para ello y sin
menoscabarla dignidad de las personas".

(6) Ello mientras se resuelve sobre la protección procesal (por el Tribunal competente)
o extraprocesal de la víctima o testigo (por la Oficina de Atención de la Víctima del
Ministerio Público). Debe tenerse en cuenta el inciso f) del Art. 286 del C.P.P., que
señala que la comunicación al Ministerio Público (o al Juez competente), debe
realizarla en el plazo de 24 horas.

(7) Sobre la reserva de identidad y la reserva de las características físicas


individualizantes véase el artículo 71 inciso 2) b) del C.P.P. y su comentario. Igualmente
consúltese en particular el artículo 204 del C.P.P. y el artículo 11 inciso a) de la Ley de
protección a víctimas, testigos y otros sujetos intervinientes en el proceso penal.
Cuando se trata de la protección procesal a la víctima, a quien le debe comunicar la
policía la situación de riesgo de la víctima o testigo es al Ministerio Público y en

5
particular a la Oficina de Atención de la Víctima. En contra de lo que se señala en el
presente artículo no procede que la Policía se dirija directamente al Juez competente,
ya que la Policía no está autorizada a solicitar directamente la protección procesal de
la víctima o testigo. Quienes están autorizados para solicitar la protección procesal son
el Ministerio Público, la defensa y el querellante (Art. 204 del C.P.P.).

(8) Sobre la protección extraprocesal: Art. 71 inciso 2) a) del C.P.P. y su comentario.


Véase además: Art. 204 del C.P.P. y Art. 11 b) de la Ley de Protección a Víctimas,
testigos y demás sujetos intervinientes en el proceso penal. Sobre la solicitud y el
procedimiento de las medidas de protección extraprocesales véase el Art. 12 de la
citada ley. A quien le corresponde resolver sobre la protección extraprocesal es a la
Oficina de Atención de la Víctima del Ministerio Público. Existe recurso de apelación
ante el fiscal general (Art. 12 inciso g) 2) de la mencionada citada.

(9) Sobre los delitos de acción privada: Arts. 19-20 C.P.P.

(10) Cf. Arts. 17-18 C.P.P.

JURISPRUDENCIA

1. Artículo 285 del Código Procesal Penal y el Delito en Flagrancia

[Sala Tercera]iii
Voto de mayoría:

II. En el único motivo admitido, la recurrente acusa la incorrecta aplicación de un


precepto legal procesal, concretamente el artículo 285 del Código Procesal Penal.
Señala que, conforme al criterio del Tribunal de Apelación de Sentencia, el Organismo
de Investigación Judicial no requiere dirección funcional del Ministerio Público y puede
investigar, de oficio, los delitos de acción pública, porque así lo autoriza el artículo 285
de la normativa procesal penal. Reclama que dicha interpretación es incorrecta y
violenta lo dispuesto en el numeral 37 de la Constitución Política y parte de una lectura
aislada del citado numeral, obviando lo previsto en los artículos 62, 67, 69, 181, 237 y
284 del Código Procesal Penal. Como respaldo, refiere que la jurisprudencia de la Sala
Constitucional se ha pronunciado sobre la importancia de la dirección funcional en un
Estado Democrático, lo que fue expuesto en el voto 19255-2020 del 7 de octubre del
2020, resolución donde se afirma que las restricciones al poder punitivo estatal no le
permiten a la policía actuar de forma libre, con el fin de evitar el abuso estatal y las
consecuencias que ello tiene sobre los derechos fundamentales. Resalta que debe
prevalecer una interpretación restrictiva conforme al artículo 2 del Código Procesal
Penal en relación con los límites previstos en la normativa y según la Sala, ha quedado
demostrado que una policía autónoma sin coordinación jerárquica o control de otro

6
órgano estatal, desencadena consecuencias para los derechos fundamentales.
Asimismo, indica que la Sala Constitucional desarrolló la necesidad de dirección
funcional para investigar y en el Ministerio Público, reside el monopolio del ejercicio de
la acción penal, lo que se encuentra previsto en el artículo 62 del Código Procesal
Penal. Por otra parte, fustiga que según el artículo 1 de la Ley Orgánica del Organismo
de Investigación Judicial, ese órgano es dependiente de los tribunales y el Ministerio
Público en el descubrimiento y verificación de los hechos delictivos, porque
precisamente en dichas partes recae la responsabilidad sobre el cómo y el cuándo de
las diligencias judiciales. Por otra parte, los artículos 67, 68 y 69 del Código Procesal
Penal son claros en establecer que el O.I.J. es un órgano auxiliar del Ministerio Público,
por lo que solo bajo dirección funcional puede investigar delitos de acción pública, lo
que constituye una obligación legal, no una recomendación. Además, el artículo 284
del Código Procesal Penal establece que la policía administrativa dispone de los
mismos lineamientos y cuando debe participar en investigaciones, se encuentra
subordinada al fiscal o al juez, es decir, no actúa subordinada a las instrucciones de la
policía judicial. Reconoce que, si bien existen excepciones a la necesaria dirección
funcional, nadie puede ser detenido sin indicio comprobado de haber cometido delito
y sin mandato de juez o autoridad encargada, excepto cuando se trata de un prófugo o
delincuente in fraganti, por lo que solo el Ministerio Público puede ordenar la
detención de una persona, lo que, si puede ser ejecutado por el Organismo de
Investigación Judicial, pero siempre bajo dirección funcional. En consecuencia, cuando
se trate de un delito en flagrancia, según el artículo 236 del Código Procesal Penal, el
O.I.J. no requiere de dirección funcional para asegurar y preservar evidencias, en los
términos previstos en el numeral 286 del mismo cuerpo normativo. Por estas razones,
considera incorrecta la aseveración del ad quem según el cual, la policía judicial puede
actuar de oficio, en la investigación de los delitos de acción pública. Como agravio,
reclama que la incorrecta aplicación de la normativa procesal invocada, implica dejar a
la libre la investigación de los delitos de acción pública, legitimando la independencia
policial que ha sido explícitamente delimitada y restringida por los principios
constitucionales de un Estado de Derecho Democrático, con el fin de evitar la
arbitrariedad policial. Además, el Tribunal de Apelaciones anuló la discusión jurídica
planteada por la defensa, confirmando una sentencia de ocho años, lo que limita de
manera ilegítima la libertad ambulatoria del encartado.

III. Se declara sin lugar el reclamo interpuesto. Para la solución del presente motivo
conviene contextualizar que las actuaciones que originaron la detención del encartado
José Andrés Araya González, fueron tramitadas bajo la modalidad del proceso de
flagrancia, por cuanto, los agentes de la policía judicial que participaron en la
recolección de indicios y posterior detención del encartado, se encontraban
investigando una venta de drogas en los alrededores de las paradas de buses de la
empresa T.U.A.S.A., en la ciudad de Alajuela, estando ahí se percataron que un hombre

7
se encontraba vendiendo droga al menudeo, por lo que se dedicaron a vigilarlo. Luego
de aproximadamente dos horas y media de seguimiento, vigilancia y decomiso de los
productos distribuidos por el justiciable Araya González a terceras personas, se detuvo
in fraganti al encartado. Así entonces, se concluye que el imputado fue sorprendido
cometiendo un delito y detenido después de su realización. Es por ello que esta
Cámara determina que en este caso particular no existió vicio de parte de la Policía
Judicial al actuar sin la dirección funcional del Ministerio Público, puesto que las
circunstancias en que se desarrolló el evento investigado así lo requerían. El artículo
236 del Código Procesal Penal establece: “ […] habrá flagrancia cuando el autor del
hecho punible sea sorprendido en el momento de cometerlo o inmediatamente
después, o mientras sea perseguido, o cuando tenga objetos o presentes rastros que
hagan presumir vehemente que acaba de participar en un delito”. Ahora bien, cuando
se está en presencia de la comisión de un procedimiento de esta naturaleza, el ordinal
235 ibidem dispone que cualquier persona puede practicar la aprehensión del sujeto
activo, al indicar: “[…] Las autoridades de policía podrán aprehender a toda persona,
aun sin orden judicial, cuando: a) Haya sido sorprendida en flagrante delito o
contravención o sea perseguida inmediatamente después de intentarlo o cometerlo.”.
Por consiguiente, como un primer punto de análisis se concluye que la recurrente
parte de una premisa errónea al argumentar que: “[…] solo el Ministerio Público puede
ordenar la detención de una persona; la cual sí puede ser ejecutado por el OIJ, pero
siempre bajo dirección funcional del Ministerio Público […]” (cfr. folio 129). La
actuación realizada por los oficiales del Organismo de Investigación Judicial encuentra
validez y sustento legal de cara a la naturaleza del mismo procedimiento de flagrancia.
Asimismo, en cuanto a las labores investigativas que fueron desplegadas por los
agentes judiciales cuando estos se percatan de la comisión del hecho delictivo, esta
Cámara concluye que las actuaciones desarrolladas se encuentran ajustadas al bloque
de legalidad. El numeral 285 del Código Procesal Penal dispone: "La policía judicial, por
iniciativa propia, por denuncia u orden de la autoridad competente, procederá a
investigar los delitos de acción pública, a impedir que los hechos cometidos sean
llevados a consecuencias ulteriores; además, procederá identificar y aprehender,
preventivamente, a los presuntos culpables y reunir, asegurar y ordenar
científicamente las pruebas y demás antecedentes necesarios para basar la acusación o
determinar el sobreseimiento", como se puede apreciar dicho precepto normativo
también faculta a la Policía Judicial para actuar por iniciativa propia e investigar hechos
delictivos de acción pública, como en el presente caso, por la comisión de un delito de
venta de drogas. Asimismo, la norma también autoriza a dichos agentes a realizar la
identificación y detención del sujeto activo; como reunir, asegurar y ordenar las
pruebas y demás antecedentes necesarios para basar la eventual acusación. La
ausencia de directrices previas por parte del Ministerio Público no constituyó alguna
irregularidad, al prevalecer en el análisis fáctico, la obligación que la ley le impone a los
agentes judiciales de investigar la comisión de delitos de acción pública. Sobre este

8
tema es importante citar como precedente jurisprudencial la resolución de esta
Cámara N° 2011-111, de las once horas quince minutos del once de febrero dos mil
once, que dispuso: “[…] La Policía Judicial es una policía técnica y científica que tiene
como función principal llevar a cabo la investigación de un hecho delictivo, bajo la
dirección funcional del Ministerio Público. Sin embargo, aunque éste es el encargado de
dirigir la investigación, no debe perderse de vista que es la Policía Judicial la que
primero actúa. Es por ello que el artículo 283 del Código Procesal Penal establece:
“Diligencias preliminares. Los funcionarios y agentes de la policía judicial que tengan
noticia de un delito de acción pública, dentro de las seis horas siguientes a su primera
intervención, informarán al Ministerio Público…”; pues presupone que durante las
primera seis horas son los oficiales del OIJ los que despliegan las labores investigativas,
sobre las cuales luego el Ministerio Público parte al asumir su dirección. De acuerdo con
el artículo 285 del mismo Código, dentro de esos primeros actos investigativos están:
“La policía judicial, por iniciativa propia, por denuncia u orden de la autoridad
competente, procederá a investigar los delitos de acción pública… reunir, asegurar y
ordenar científicamente las pruebas y demás antecedentes necesarios para basar la
acusación o determinar el sobreseimiento.” Por su parte, el artículo 286 establece
como atribuciones de la policía judicial: “…b) Cuidar que el cuerpo y los rastros del
delito sean conservados. c) Si hay peligro de que cualquier demora comprometa el
éxito de la investigación, hacer constar el estado de las personas, cosas y lugares,
mediante inspecciones, planos, fotografías, exámenes técnicos y demás operaciones
que aconseje una adecuada investigación…” Como vemos, la Policía Judicial tiene un
rol protagónico durante los primeros momentos de las pesquisas. Así se desprende
también de una interpretación sistémica, al relacionar lo anterior con los artículos del
Código Procesal Penal que regulan los medios de prueba, pues en varios de ellos se
contempla la posibilidad de que sean practicados directamente por la Policía Judicial
(artículos 189, 190, 197 y 198). De manera que, al hacer esta lectura sistémica de la
normativa procesal, resulta claro y razonable que la policía judicial pueda ejecutar
actos de investigación tempranos, dirigidos a reunir, asegurar y ordenar las pruebas
que surjan durante los primeros momentos de la investigación. Lo contrario significaría
la pérdida de información vital para la resolución de muchos asuntos en los que esta
temprana recolección y aseguramiento de indicios es esencial. […]” (sic) (Integración:
Jenny Quirós Camacho, Luis Alberto Víquez Arias, Rafael Sanabria Rojas, Carlos Estrada
Navas y Erick Gatgens Gómez.). Del anterior extracto jurisprudencial, se aprecia con
claridad el análisis normativo efectuado, donde se establece la razonabilidad y
viabilidad legal para que la Policía Judicial pueda ejecutar actos de investigación
tempranos, dirigidos a reunir, asegurar y ordenar las pruebas que surjan durante los
primeros momentos de la investigación, tal y como ocurrió en el presente caso.
Finalmente, esta Sala de Casación considera necesario profundizar en el razonamiento
del ad quem, que refiere en la sentencia 2021-0490 que: “… la policía judicial está
facultada legalmente para aprehender a un ciudadano que ha cometido un delito y no

9
hay vicio cuando la policía judicial actúa sin dirección funcional, siempre que sus actos
estén apegados a la ley…” (cfr. folio 114 vuelto del legajo principal). En primer lugar, es
importante destacar que; con la promulgación de la Ley Orgánica del Organismo de
Investigación Judicial, en 1974, y el Código Procesal Penal, vigente desde 1998; hubo
en Costa Rica un cambio de paradigma con respecto a la averiguación de hechos ilícitos
por parte del Estado. Precisamente, con ello se pretendió “reaccionar contra las
prácticas inquisitoriales que muchas veces rayaban en la arbitrariedad y el abuso de
poder de la hasta entonces policía represiva preventiva.” (Redondo Gutiérrez, Carlos
Luis. La policía judicial. En Derecho Procesal Penal Costarricense. Asociación de
Ciencias Penales de Costa Rica. Primera Edición 2007, San José: Costa Rica. p. 1003). En
consecuencia, parafraseando al autor, con la (nueva) normativa procesal la policía
constituye el pivote en el cual, se apoya el Ministerio Público para realizar su tarea
investigativa. La clara dependencia de aquella en éste garantiza a plenitud la imagen
de imparcialidad, objetividad y diafanidad que es dable esperar de un ente de esa
importancia. Los controles que sobre ella ejercerá el Ministerio Público se perfilan más
bien como las coordenadas de un plan concertado, armónico, orientado a averiguar
mejor los hechos ilícitos. Esa mancomunidad de esfuerzos debe sustentarse también
en un contexto jurídico y constitucional, determinado por las garantías exigidas para
un proceso debido, con un inquebrantable respeto por los derechos de la víctimas y
victimarios (Redondo Gutiérrez 2007, pgs. 1031-1032). Al respecto, la policía judicial,
es un cuerpo de reforzamiento del orden, creado por la Ley 5524 Orgánica del
Organismo de Investigación Judicial (OIJ) de 1974. Esa dependencia del poder judicial
esta avocado a “…el descubrimiento y verificación científica de los delitos y de sus
presuntos responsables.” (art. 1 de la ley indicada). Al tiempo, tiene asignadas las
siguientes obligaciones legales: investigar los delitos de acción pública; impedir que
los hechos cometidos sean llevados a consecuencias ulteriores; identificar y aprender
preventivamente a los presuntos culpables, y; reunir, asegurar y ordenar
científicamente las pruebas y demás antecedentes necesarios para la investigación. Lo
anterior, procede “…por iniciativa propia , por denuncia o por orden de autoridad
competente…” (cfr. artículo 03 Ibídem, el resaltado no corresponde al origen). Con
fundamento en la normativa indicada, y en la reiterada jurisprudencia de esta Sala, así
como la de los Tribunales de Apelación, las personas servidoras de ese cuerpo
investigativo son funcionarios públicos, situación jurídica que es incontrovertida. En
ese marco, en su calidad de servidores del Estado, les es aplicable el contenido
normativo de los artículos: 11 de la Constitución Política y, 11 de la Ley (6227) General
de la Administración Pública, que, analizados de forma conjunta integran el
denominado principio de legalidad, en sentido estricto. Es decir, los encargados del
servicio público únicamente pueden hacer aquello que la ley expresamente les faculta;
de ahí, es posible seguir que los investigadores del OIJ deben apegar sus actos al
mandato del legislador. En el mismo sentido, dicha ley orgánica indica claramente que
“El Organismo practicará todas las investigaciones y diligencias que juzgue oportunas

10
para la comprobación del delito e identificación del delincuente, observando las
normas de la instrucción.” (art. 8 de la Ley Orgánica del OIJ). Así, las potestades y
obligaciones de esa policía judicial están descritas de forma general en los artículos 67
al 68 del Código Procesal Penal, y en específico, en las distintas normas del
ordenamiento, entre las que caben mencionar los artículos 189, 190, 197 y 198 de ese
mismo cuerpo procesal. Ahora bien, la dirección funcional esta prevista en el artículo
68 del Código Procesal Penal, sin embargo, su aplicación y lineamientos han sido
objeto de regulación por parte de la Fiscalía General de la República en el Instructivo
General 01-2012 y las Circulares Administrativas 05-2005 y 21-ADM-2019, la última
dispone que: “De una interpretación armoniosa tanto de la Instrucción General 01-
2012, su respectivo protocolo, las circulares de la Fiscalía General de la República 17-
2018 y especialmente la 12-98 referida a las obligaciones de las fiscalas y los fiscales al
cubrir la disponibilidad, se establece que estas personas funcionarias en los despachos
que correspondan, están en el deber de brindar dirección funcional a la policía judicial,
cada vez que ésta lo requiera las veinticuatro horas al día…” Con fundamento en lo
anterior, y en la normativa referida, es posible afirmar que la dirección del Ministerio
Público ante el Organismo de Investigación Judicial constituye una guía jurídica y
práctica para la averiguación de los hechos delictivos, especialmente, los que reviertan
alguna complejidad o requieran diligencias de investigación especificas. Más allá de
una obligación inexcusable, se trata de una herramienta de apoyo interinstitucional,
que tiene la finalidad de optimizar el servicio público de ambas dependencias del
Poder Judicial. Habiendo aclarado lo anterior, cabe concluir que, la policía judicial
puede actuar de oficio; sin que la dirección funcional del Ministerio Público constituya
un requisito sine qua non para el inicio, progreso o conclusión de sus investigaciones.
Siempre y cuando, se ajuste a los requerimientos del ordenamiento jurídico, en
atención al principio de legalidad, y el respeto a los derechos fundamentales de los
ciudadanos (…)

2. Interpretación del Artículo 285 del Código Procesal Penal

[Sala Tercera]iv
Voto de mayoría

IV. Se reclama en este motivo que en las actuaciones de la policía, nunca se dio la
supervisión o presencia de la autoridad jurisdiccional o del fiscal, demostrándose,
mediante pruebas, por ejemplo billetes “marcados”, que hubiere venta de sustancias
psicotrópicas al consumidor. No le asiste razón al recurrente. Si bien es cierto la
función primordial de la policía administrativa es de índole preventiva, ello no impide
que en casos excepcionales pueda cumplir funciones represivas, mientras interviene la
policía judicial, convirtiéndose en adelante en su auxiliar, siéndoles aplicables las
disposiciones en cuanto a derechos y deberes asignadas a la policía judicial – artículo

11
284 del Código Procesal Penal – En consecuencia, dentro de sus funciones, por
iniciativa propia, por denuncia o por orden de la autoridad competente, están
autorizados a investigar los delitos de acción pública, impedir que los hechos
cometidos sean llevados a consecuencias ulteriores, identificar y aprehender
preventivamente a los presuntos culpables y reunir, asegurar y ordenar
científicamente las pruebas y demás antecedentes necesarios para basar la acusación
o determinar el sobreseimiento – artículo 285 párrafo primero ibídem – En el presente
asunto, en que uno de los oficiales de la Policía Administrativa logró apreciar al
imputado cuando vendía “piedras de crack” en el centro de la ciudad de San Isidro del
General, lo que constituía un delito de acción pública, los oficiales intervinientes se
encontraban facultados a actuar en forma inmediata, a efecto de asegurar y no
comprometer el éxito de la investigación, aun sin la presencia de juez o fiscal,
poniendo en conocimiento de la policía judicial sin mayor demora el resultado del
operativo realizado y la evidencia recolectada, como en efecto ocurrió, pues conforme
a las constancias probatorias, según lo consideró acertadamente el tribunal,
aproximadamente a las 11:20 horas del 6 de agosto de 1998, el oficial de la Fuerza
Pública Sergio Alpízar Fallas observa la transacción irregular entre el imputado y un
vendedor de frutas del lugar, y da aviso a sus compañeros quienes desarrollan el
operativo de captura del indiciado y el decomiso de una bolsa plástica conteniendo
más de treinta envoltorios de aluminio con piedras de crack, según se confirmó
posteriormente, poniendo en conocimiento del Organismo de Investigación Judicial lo
sucedido, a las 11:45 horas del mismo día, conforme lo refiere el Informe Policial de
folios 1 y 2, ente policial que comunicó lo pertinente al Ministerio Público de la
localidad, en cumplimiento del numeral 283 del mismo cuerpo legal, trasladándose de
inmediato al imputado y la evidencia a las instalaciones de la Policía Judicial a eso de
las 12:30 horas. Con posterioridad, en la etapa de debate, los juzgadores, en aplicación
del principio de libertad probatoria, con sustento en las pruebas aportadas: testimonial
– declaraciones de los oficiales de policía - documental y pericial – estableciendo la
naturaleza de la droga incautada – arribó en forma válida a su conclusión
condenatoria, sin que se cuente con elementos de juicio importantes que evidencien
el quebranto a los derechos fundamentales del encausado, por lo que su reclamo debe
declararse sin lugar.

3. Sobre la Competencia de los Policías Judiciales

[Sala Tercera]v
Voto de mayoría

II. Recurso de casación interpuesto por el licenciado Rafael Quesada LeMaire,


abogado particular del acusado M., en contra de la sentencia N° 333-2011, dictada
por el Tribunal de Juicio del Primer Circuito Judicial de San José, a las dieciocho horas

12
treinta minutos, del 3 de mayo de 2011. En el primer motivo de impugnación,
reprocha lesión al debido proceso, específicamente la obtención y manipulación de la
evidencia material. El defensor fundamenta el reclamo indicando que mediante acta
de Inspección y Registro de Vehículo de folio 75, la cual es suscrita cuatro días después
de los hechos que se investigan e incorporada al debate, pieza en la cual se determina
que en el vehículo detenido se encontraron evidencias materiales, consistentes en
pertenencias y documentos de ambos ofendidos. En la sentencia, para emitir un fallo
condenatorio, resulta esencial dicho decomiso, ya que complementa el dicho de los
testigos y ofendidos de ambos hechos acusados. La representación de la defensa alegó
en debate actividad procesal defectuosa, denunciado como espuria la evidencia
material recolectada por un rompimiento en la cadena de custodia, ya que en el
debate, el oficial de la Policía Administrativa A., declaró que se observaban las
pertenencias en el vehículo, del cual no se saca nada y se traslada el mismo escoltado a
la caseta de Barrio México, donde quedó sellado. Lo anterior entra en contradicción
con lo que se consignó en el parte policial incorporado, de folio 2, en el que se
establece que: “… se sacan del vehículo, se requisan, se identifican, se cierra el
vehículo, se sella…” Dicho parte es suscrito por el oficial A., quien reconoció su firma en
dicho documento, sin embargo no acepta que varios efectivos de la Fuerza Pública
ingresaron al automotor contaminando la prueba allí obtenida. Existen dos testigos
que afirmaron en debate que la Policía Administrativa ingresó al vehículo en el lugar
del hecho; ellos son O. y A.C., el primero un periodista del Diario Extra y el segundo un
taxista que pasaba por el lugar. El Tribunal rechaza la protesta de forma arbitraria,
indicando que el vehículo fue sellado, sin embargo, ello no es posible porque fue
conducido hasta la caseta. Surgen dudas sobre qué pasó durante el tiempo en que el
automotor no estuvo sellado, ya que la inspección se realiza días después. En sentencia
se plasma que no se lesionó la cadena de custodia porque no existe evidencia de que
la policía haya implantado algún tipo de evidencia. Por otra parte, si todo lo hallado en
el vehículo fue lo encontrado y los imputados requisados, entonces -cuestiona la
defensa- ¿dónde está el dinero que dice don F. que le sustrajeron? En su criterio, todo
ello hace que surja una duda razonable de si lo que se dice secuestrado ya estaba
dentro del automotor, pues los miembros de la Fuerza Pública ingresaron de forma
ilegal a su interior en el lugar donde fue hallado. En otro apartado titulado
“Reconocimientos físicos en debate”, el defensor argumenta que al momento en que
iban a ingresar los ofendidos a la sala de juicio, solicitó con base en el artículo 328 del
CPP, para evitar reconocimiento físicos ilegales, que su defendido pudiese salir de la
sala, ya que ninguno de los agraviados fue llamado durante la etapa preparatoria a un
reconocimiento en rueda de personas. El Tribunal rechazó la solicitud de la defensa y
luego permitió que la Fiscalía dirija los reconocimientos físicos en la sala, lesionando el
debido proceso y el procedimiento establecido en los artículos 227 y 228 del CPP.
Dichos reconocimientos son tomados en consideración en la sentencia para condenar,
teniendo un valor decisivo para el fallo. Los reclamos no son de recibo. El defensor

13
alega, en primer término, violación a la cadena de custodia de la prueba, básicamente
por la actuación de los oficiales de la policía, al momento de asegurar y trasladar la
evidencia localizada en el vehículo en el que se movilizaban los encartados. La Policía
Administrativa, conforme lo señala el numeral 284 del Código Procesal Penal, le son
aplicables las disposiciones relativas a la Policía Judicial, cuando aquellos funcionarios
cumplan las funciones asignadas por ley a esta última. Al respecto, el artículo 285 del
mismo cuerpo legal, señala de manera específica, la competencia de los oficiales de la
Policía Judicial, como ya se dijo, de aplicación al ente administrativo referido, al indicar
que: “La policía judicial, por iniciativa propia, por denuncia o por orden de autoridad
competente, procederá a investigar los delitos de acción pública; impedir que los
hechos cometidos sean llevados a consecuencias ulteriores; identificar y aprehender
preventivamente a los presuntos culpables y reunir, asegurar y ordenar científicamente
las prueba y demás antecedentes necesarios para basa la acusación o determinar el
sobreseimiento” (en el mismo sentido, puede verse también el artículo 3 de la Ley
Orgánica del Organismo de Investigación Judicial). Asimismo, como consecuencia de
esta facultad, se le permite realizar a los cuerpos policiales, entre otras actividades de
investigación, las siguientes, descritas en el artículo 286 de la ley instrumental: “...b)
Cuidar que el cuerpo y los rastros del delito sean conservados. c) Si hay peligro de que
cualquier demora comprometa el éxito de la investigación, hacer constar el estado de
las personas, cosas y lugares, mediante inspecciones, planos, fotografías, exámenes
técnicos y demás operaciones que aconseje una adecuada investigación." Tomando
como base la anterior plataforma jurídica, debe sentarse que los oficiales de la Policía
Administrativa estaban autorizados no solo a proceder con la detención de los
acusados junto con el vehículo en el que se desplazaban, al mediar una denuncia que
se les hizo llegar por la frecuencia de radio, sino que también se encontraban
posibilitados para asegurar la evidencia decomisada. Incluso, la jurisprudencia de esta
Sala, sobre el tema de los decomisos realizados por la policía, ha dicho que: “cabe
agregar que los oficiales de policía pueden realizar actos probatorios que pueden
incorporarse al debate para ser analizados conforme a las reglas de la sana crítica, sin
que tales actos puedan ser repetidos luego en el curso del proceso penal, como ocurre,
por ejemplo, con el decomiso de bienes verificado en el lugar de los hechos, motivo por
el cual la legislación procesal les autoriza a realizarlos con el fin de que puedan ser
válidamente incorporados al proceso y sometidos al juicio crítico de las partes y de los
jueces.”, (Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia, sentencia N° 2001-00366, de
11:12 horas, del 6 de abril de 2001, criterio reiterado en la resolución N° 2003-00167,
de las 9:25 horas, del 14 de marzo de 2003). Esta Cámara ha sostenido en forma
reiterada, que la razón de ser de la cadena de custodia, es garantizar la identidad entre
la prueba recolectada y la que se analiza en debate, pero su respeto u observancia, no
constituye un fin en sí mismo. En este sentido, se ha dicho que se trata de un:
“…procedimiento controlado que se aplica a los indicios materiales relacionados con el
delito, desde su decomiso hasta su valoración por los encargados de administrar

14
justicia y que tiene como fin no viciar el manejo que de ellos se haga y así evitar
alteraciones, sustituciones, contaminaciones o destrucciones. Tratándose de la cadena
de custodia de la prueba, la jurisprudencia nacional ha sido reiterativa al indicar que no
basta la simple alegación de que no se observó la cadena de custodia, para que el
motivo sea acogible. Se precisa demostrar que se dio alguna irregularidad y que esta
repercutió en la calidad de la prueba o su contenido, sea deteriorándola o
adulterándola. Así, incluso si hubiera alguna anomalía, esta no tendría interés procesal
si no se logra determinar esas consecuencias…” (Resolución N° 781-2010, de las 09:26
horas, del 23 de julio de 2010). En este mismo sentido, es criterio de esta Sala que
“…no cualquier infracción a la cadena de custodia amerita prescindir de la prueba
cuestionada, pues para ello debe producirse un agravio, es decir, que se imposibilite
garantizar la identidad entre la evidencia recolectada y analizada. Es importante tener
presente que, tal y como lo ha indicado esta Sala en otras oportunidades, la
continuidad y regularidad de la cadena de custodia pueden demostrarse por cualquier
medio probatorio legal, atendiendo al principio de libertad probatoria que rige en
materia procesal penal…” (Resolución N° 670-2012, de las 9:15 horas, del 13 de abril
de 2012). Entonces, por “cadena de custodia” entendemos una serie de
procedimientos, de índole técnico y científico, relacionados con la recolección,
levantamiento, aseguramiento, de los indicios o la evidencia material de un hecho
delictivo para su introducción al proceso, bien como prueba material, bien como
elemento para ser analizado científicamente y obtener de ellos datos científicos
-elementos de prueba- que permitan descubrir la forma en que el hecho se cometió o
sus autores. En el caso bajo estudio, considera esta Sala, el manejo de las diferentes
evidencias, cumple con los requisitos necesarios de legalidad exigidos en nuestro
sistema procesal penal. El defensor parte en su alegato de una especulación, es decir,
presupone que la evidencia pudo haber sido implantada –sin saber por quién y de que
manera-, en el vehículo en el que se movilizaban los encartados, ello pues en su
criterio, no existe claridad en torno a la forma en que el automotor es sellado y
trasladado hasta la Delegación de Policía. Pese a ello, conforme lo ha indicado la
jurisprudencia de esta Cámara, ha sido conteste en que debe demostrarse que la
evidencia recolectada, sufrió algún tipo de adulteración en su manejo y que, por tanto,
no es la misma que finalmente es analizada, sea por los peritos o bien, por los
Juzgadores. Conforme la dinámica de los hechos, se tiene que el día 12 de agosto de
2007, a eso de las 04:30 horas, el ofendido G., caminaba en vía pública, propiamente
sobre avenida 7 y calle 23 de esta ciudad, cuando fue interceptado por los acusados,
quienes se desplazaban en un vehículo marca Hyundai Accent, color blanco con negro,
sin placa, quienes luego de agredirlo, lo despojan de una gorra color negro, dándose a
la fuga. Posteriormente y a eso de las 05:00 horas de ese mismo día, los imputados
quienes se desplazaban en el vehículo descrito, interceptan también al agraviado F. en
la vía pública, específicamente en avenida 7 y calle 23, sustrayéndole un celular marca
Nokia, un salveque, un libro de matemática, su billetera con dinero en efectivo, como

15
tarjetas de crédito y débito, y documentos personales. Posteriormente, el vehículo
junto con sus ocupantes es detenido a las 05:30 horas de ese mismo día, es decir, en
un lapso muy corto desde el último asalto, siendo coincidentes las características del
automotor que los agraviados habían reportado al 911. Véase que conforme al acta de
inspección ocular de folios 75 a 76, los bienes que fueron encontrados en el vehículo
son documentos a nombre del ofendido F., entre ellos tarjetas de crédito y débito,
carné de la Caja Costarricense del Seguro Social, su teléfono celular y un salveque con
documentos varios pertenecientes a dicho ofendido y por último, la gorra sustraída al
agraviado G.. Si bien, de la declaración de los testigos de descargo aportados por la
defensa, se colige que los oficiales de la policía ingresan al vehículo, ello es parte de
sus funciones, en torno al aseguramiento de la escena propio de cualquier
investigación, aunado al hecho de que los acusados, son prácticamente detenidos en
flagrancia, conforme lo delimita el artículo 236 del Código Procesal Penal, pues se
encontraban en posesión de objetos que hacían presumir, que habían participado en
un hecho ilícito como el denunciado por los agraviados. No había forma posible de que
las evidencias fueran colocadas por la policía o los ofendidos dentro del vehículo en
que se desplazaban los imputados. Por una parte, al lugar de detención y una vez
asegurado el vehículo y ya con las evidencias localizadas dentro del mismo, se
apersona don G., quien el oficial A. identifica como una persona delgada y con un
golpe en el brazo, lo cual descarta que éste le haya entregado a la policía su gorra para
ser colocada dentro del automotor. En segundo lugar, se determina que el señor F. se
encontraba para el momento de la detención, en el hospital recibiendo atención
médica por los golpes propinados por sus atacantes, descartándose igualmente algún
contacto que permitiera la entrega de algún bien de éste a la policía para ser colocado
dentro del vehículo. Si bien es cierto existe algún tipo de discrepancia en la forma de
traslado del vehículo según se detalla en el parte policial y lo informado en debate por
el oficial A., este detalle se convierte en irrelevante por cuanto dicho oficial aclara en el
contradictorio la forma en la que se lleva a cabo y de lo dicho anteriormente, se
concluye que no existió posibilidad de implantación arbitraria de evidencia material en
el vehículo, el cual es sellado en la Policía de Proximidad, sita en avenida 5 y 7, calle 8 y
permanece así hasta que se le practica la inspección visible a folio 75, en la cual se
consigna esa circunstancia. Por lo anterior, no encuentra esta Sala, violación alguna a
la cadena de custodia. En cuanto al reproche concerniente a los “reconocimientos
físicos en debate”, estima esta Cámara que tampoco existe vulneración alguna a los
derechos de los encartados, pues no hubo inducción alguna por parte de la Fiscalía o el
Tribunal para que ello ocurriera y más bien esto se produce por el propio
interrogatorio en el cual se pretende determinar la participación de cada uno de los
acusados en el ilícito. Debe precisarse que, tratándose de este tipo de reconocimientos
espontáneos, mediante sentencia N° 331-F, de las 9:05 horas, del 24 de julio de 1992
de esta Sala, se concluyó que: “...no existe ningún impedimento legal para que una
persona que declara en el debate señale a otra, para especificar a quién se refiere, aún

16
cuando señale a uno de los acusados. Lo anterior puede hacerlo el testigo de propia
iniciativa o a requerimiento de una de las partes. Esta indicación o señalamiento, desde
el punto de vista probatorio, no puede ser equiparado a un reconocimiento judicial,
pues este último debe realizarse siguiendo las reglas señaladas por la defensa, sin
embargo nada impide que el juzgador lo valore de conformidad con las reglas de las
sana crítica y funde alguna de sus apreciaciones, en virtud del principio de libertad de
la prueba...”. También, ha señalado la jurisprudencia que en estos casos, no se trata
técnicamente de un reconocimiento, sino de una identificación realizada en ese
momento por el testigo, y que debe valorarse como parte de su declaración mediante
las reglas de la sana crítica (al respecto, ver sentencias número 1433-97, de las 09:22
horas, del 12 de diciembre de 1997 y número 654-97 de las 15:50 horas, del 8 de julio
de 1997, ambas de la Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia). En todo caso,
conforme se verifica de los diferentes actos procesales de la presente sumaria, los
ofendidos tuvieron oportunidad de observar a los encartados en las audiencias
preliminares, siendo que en una de ellas se realizó una reparación integral del daño, de
allí que el reclamo carezca de interés procesal. Aun suprimiendo hipotéticamente la
identificación espontánea que realizaron ambos agraviados en debate, pues estos
carecen de un valor decisivo por sí mismos, existen otras probanzas que unidas llevan
de forma indubitable a concluir que los acusados, son los autores de los hechos
atribuidos por parte del Ministerio Público, tales como la detención en flagrancia, en
un vehículo con las características descritas por los ofendidos, portando bienes de
ambos que les habían sido sustraídos minutos antes de este hecho y las declaraciones
de los agraviados, las cuales fueron calificadas por el a quo, como creíbles,
convincentes y consistentes (ver folio 724), soportando el interrogatorio de las partes y
logrando el convencimiento necesario en los Juzgadores. Aunado a ello, también se
cuenta con evidencia física de las agresiones, propiamente en el caso de F. se cuenta
con los dictámenes médico legales de folios 80 y 81, y 247 a 248, en el que se
consignan las lesiones, siendo de particular importancia la sufrida en la cabeza, que
ameritó trece puntos de sutura, lo cual confirma el dicho de este ofendido en torno a
los golpes sufridos producto del asalto, lo cual también le produjo secuelas
psicológicas conforme lo establece la pericia visible a folios 229 a 235. Por lo
anteriormente expuesto, se rechaza el motivo incoado.

4. Actividad Oficiosa de la Policía Judicial

[Tribunal de Apelación de Sentencia Penal III Circuito Judicial de Alajuela San


Ramón]vi
Voto de mayoría

II. En el primer motivo argumenta ausencia de dirección funcional del Ministerio


Público a la Policía Judicial. Señala que sobre ese punto planteó una protesta por

17
actividad procesal defectuosa de carácter absoluto, pues las actuaciones del
Organismo de Investigación Judicial fueron ilegales, al actuar sin la asesoría del
Ministerio Público, necesaria para evitar los excesos de la policía. Asevera que existe
una diferencia entre detención y aprehensión, interpretando de manera conjunta los
artículos 235 y 237 del Código Procesal Penal, en relación con el 37 de la Constitución
Política. Estima que la policía judicial no está facultada para hacer detenciones si no
cuenta con una orden del Ministerio Público. Tratándose de delitos en flagrancia, la
aprehensión la puede hacer un civil o la policía, pero en este caso no se trata de un
asunto de flagrancia. El artículo 1 de la Ley Orgánica del Organismo de Investigación
Judicial y el 284 del Código Procesal Penal disponen que la policía tiene subordinación
del Ministerio Público en las investigaciones de delitos. En el caso que nos ocupa el OIJ
recibió información confidencial de que se estaba dando una venta de drogas en la
zona de las paradas de TUASA, en Alajuela por parte de una persona que no es
[Nombre 001], sin la dirección funcional del Ministerio Público, con la instrucción del
coordinador Iván López Bermúdez, se apersonaron al lugar y sus pesquisas finalizaron
con la detención del sujeto sospechoso. El oficial Meneses informó que estando en la
diligencia observó a su representado realizar “pasones de manos típicos de venta de
drogas” por lo que iniciaron una investigación con vigilancias, grabaciones y
coordinación con la policía administrativa para realizar decomisos a terceros, lo que
culminó con la detención de su representado. No se trató de una detención en
flagrancia (artículos 62, 67, 69, 237, 284 del CPP). El OIJ excedió sus facultades,
actuando de manera independiente, sin dirección funcional y abusiva, y de este modo
se produjo prueba en detrimento de los derechos fundamentales de [Nombre 001].
Estima que toda la investigación es nula, así como la prueba obtenida. El reclamo es
improcedente. Conviene iniciar recordando que el concepto de flagrancia se contiene
en el artículo 236 del Código Procesal Penal que dice: “habrá flagrancia cuando el
autor del hecho punible sea sorprendido en el momento de cometerlo o
inmediatamente después, o mientras sea perseguido, o cuando tenga objetos o
presentes rastros que hagan presumir vehemente que acaba de participar en un
delito”. En un sentido estricto es una forma de aprehensión del agente activo que da
pie a un procedimiento expedito, introducido en el Código Procesal Penal a través de la
ley número 8720 del 4 de marzo de 2009, a partir del numeral 422. Este procedimiento
especial se ha justificado en la simplicidad y rapidez con la que se presume que puede
finiquitarse todo el proceso. Los términos detención y aprehensión no tienen una
estricta diferencia en nuestro Código Procesal Penal, que suele usarlos
indistintamente, como en el caso del artículo 286 inciso h que, haciendo referencia a
las facultades de la policía judicial dice: “h) Identificar al imputado e interrogarlo en
presencia de su defensor, durante las primeras seis horas de su aprehensión o
detención, con fines investigativos, respetando los derechos fundamentales y las
garantías establecidas en la Constitución Política y las leyes.” Sin embargo, cabe decir,
que el vocablo aprehensión es más propio del momento en que el agente activo del

18
delito es capturado, perdiendo, consecuentemente su libertad de movimiento. Cuando
el delito se comete en flagrancia, el ordinal 235 del Código del rito dispone que
cualquier persona puede practicar la aprehensión y de su parte el numeral 235 dice:
“Las autoridades de policía podrán aprehender a toda persona, aun sin orden judicial,
cuando: a) Haya sido sorprendida en flagrante delito o contravención o sea perseguida
inmediatamente después de intentarlo o cometerlo.” En el caso que nos ocupa, de
acuerdo con lo que se indicó en el informe policial oral y escrito, así como con lo que
declaró en juicio el oficial José Joaquín Meneses Jiménez, él junto a dos agentes más
de la policía judicial, se encontraban investigando una venta de drogas en los
alrededores de las paradas de buses de la empresa TUASA en la ciudad de Alajuela y
estando ahí se percataron de que un hombre estaba vendiendo droga al menudeo por
lo que se dedicaron a vigilarlo, corroborando su percepción inicial, luego de
aproximadamente dos horas y media de seguimiento, vigilancia y decomiso de los
productos por él vendidos a terceras personas. Esta persona fue aprehendida y se le
identificó como [Nombre 001]. Así entonces, es más que claro que el encartado fue
sorprendido cometiendo un delito y detenido inmediatamente después de su
comisión, es decir, sin asomo de vacilación en flagrancia, resultando que el
procedimiento expedito seguido en su contra es el que ordena la ley. De otro lado, la
legislación procesal en su artículo 67 dispone que: “Como auxiliar del Ministerio
Público y bajo su dirección y control, la policía judicial investigará los delitos de acción
pública, impedirá que se consuman o agoten, individualizará a los autores y partícipes,
reunirá los elementos de prueba útiles para fundamentar la acusación y ejercerá las
demás funciones que le asignen su ley orgánica y este Código.” No obstante, en el
líbelo recursivo se parte de una premisa incorrecta: que no cabe la actuación oficiosa
de la policía, que no es lo que señala el numeral 285 del Código Procesal Penal al
disponer: "Función. La policía judicial, por iniciativa propia, por denuncia u orden de la
autoridad competente, procederá a investigar los delitos de acción pública, a impedir
que los hechos cometidos sean llevados a consecuencias ulteriores; además, procederá
identificar y aprehender, preventivamente, a los presuntos culpables y reunir, asegurar
y ordenar científicamente las pruebas y demás antecedentes necesarios para basar la
acusación o determinar el sobreseimiento" Para los efectos investigativos, además, el
numeral 284 de la normativa procesal equipara a policías judiciales a otros oficiales de
cuerpos policiales administrativos como puede ser la Policía de Control de Drogas. La
ausencia de directrices previas por parte del Ministerio Público no constituye alguna
irregularidad, pues priva el principio de libertad probatoria (artículo 182 del Código
Procesal Penal) y la obligación que le impone la propia ley a la policía, en esta caso
judicial, de hacer cesar e investigar la comisión de un delito que, como el que nos
ocupa es de acción pública, consideraciones que llevan a tres consecuencias: Los
hechos sub examine se cometieron en flagrancia y por ende el procedimiento seguido
es el correcto; la policía judicial está facultada legalmente para aprehender a un
ciudadano que ha cometido un delito y no hay vicio cuando la policía judicial actúa sin

19
dirección funcional, siempre que sus actos estén apegados a la ley, argumentos todos
que llevan a declarar improcedente el reclamo venido en alzada. La jueza Enríquez
Chavarría agrega nota:

Nota de la jueza Enríquez Chavarría. Coincido con las demás integrantes del Tribunal,
en cuanto a que en este caso particular, no existió vicio de parte de la Policía Judicial al
actuar sin dirección funcional, puesto que las circunstancias en que se desarrolló el
evento investigado así lo obligaron. En este sentido, considero oportuno dejar claro
que la Policía Judicial, tiene la facultad de actuar de oficio en determinadas
circunstancias, pues la ley así lo permite, aspecto sobre el cual no ahondaré puesto
que ha sido expuesto de forma acertada en el considerando primero de esta
resolución. No obstante, no comparto la aseveración general de que no existe vicio
cuando la Policía Judicial actúa sin dirección funcional, puesto que ello implica
desconocer que el numeral 68 del Código Procesal Penal establece que: “El Ministerio
Público dirigirá la policía cuando esta deba prestar auxilio en las labores de
investigación. Los funcionarios y agentes de la policía judicial deberán cumplir siempre
las órdenes del Ministerio Público y las que, durante la tramitación del procedimiento,
les dirijan los jueces” , norma que debe integrarse con el artículo 283 del mismo
cuerpo legal, que señala: “Diligencias preliminares. Los funcionarios y agentes de la
policía judicial que tengan noticia de un delito de acción pública, dentro de las seis
horas siguientes a su primera intervención, informarán al Ministerio Público. Bajo la
dirección y control del fiscal encargado de la investigación, practicarán las diligencias
preliminares para reunir o asegurar, con urgencia, los elementos de convicción y evitar
la fuga u ocultamiento de los sospechosos. La misma regla se aplicará cuando el
Ministerio Público les encomiende una investigación preventiva.” (textual). Del análisis
de ambas normas queda claro, que si por las circunstancias de una investigación –
como ocurrió en el presente asunto-, la Policía Judicial debe actuar de oficio pues está
ante un delito de acción pública y debe actuar de inmediato ante el peligro de que el
mismo siga su curso y quede impune, en cuanto le sea posible, debe informar de sus
actuaciones al Ministerio Público y seguir las pesquisas –si es necesario ampliarlas-
bajo su dirección. Sobre este tema es importante citar un precedente de la Sala
Tercera de la Corte Suprema de Justicia, en el que se señaló lo siguiente: “… La Policía
Judicial es una policía técnica y científica que tiene como función principal llevar a cabo
la investigación de un hecho delictivo, bajo la dirección funcional del Ministerio
Público. Sin embargo, aunque éste es el encargado de dirigir la investigación, no debe
perderse de vista que es la Policía Judicial la que primero actúa. Es por ello que el
artículo 283 del Código Procesal Penal establece: “Diligencias preliminares. Los
funcionarios y agentes de la policía judicial que tengan noticia de un delito de acción
pública, dentro de las seis horas siguientes a su primera intervención, informarán al
Ministerio Público… ”; pues presupone que durante las primera seis horas son los
oficiales del OIJ los que despliegan las labores investigativas, sobre las cuales luego el

20
Ministerio Público parte al asumir su dirección. De acuerdo con el artículo
285 del mismo Código, dentro de esos primeros actos investigativos están: “La policía
judicial, por iniciativa propia , por denuncia u orden de la autoridad
competente, procederá a investigar los delitos de acción pública … reunir, asegurar y
ordenar científicamente las pruebas y demás antecedentes necesarios para basar la
acusación o determinar el sobreseimiento .” Por su parte, el artículo 286
establece como atribuciones de la policía judicial: “… b) Cuidar que el cuerpo y los
rastros del delito sean conservados. c) Si hay peligro de que cualquier demora
comprometa el éxito de la investigación, hacer constar el estado de las personas,
cosas y lugares, mediante inspecciones, planos, fotografías, exámenes técnicos y
demás operaciones que aconseje una adecuada investigación …” Como vemos, la
Policía Judicial tiene un rol protagónico durante los primeros momentos de las
pesquisas. Así se desprende también de una interpretación sistémica, al relacionar lo
anterior con los artículos del Código Procesal Penal que regulan los medios de prueba,
pues en varios de ellos se contempla la posibilidad de que sean practicados
directamente por la Policía Judicial (artículos 189, 190, 197 y 198). De manera que, al
hacer esta lectura sistémica de la normativa procesal, resulta claro y razonable que la
policía judicial pueda ejecutar actos de investigación tempranos, dirigidos a reunir,
asegurar y ordenar las pruebas que surjan durante los primeros momentos de la
investigación. Lo contrario significaría la pérdida de información vital para la resolución
de muchos asuntos en los que esta temprana recolección y aseguramiento de indicios
es esencial.” (textual, voto 2011-111 de las once horas quince minutos del once de
febrero dos mil once).

5. Aplicaciones del Artículo 285 del Código Procesal Penal y la Acción Penal

[Tribunal de Apelación de Sentencia Penal II Circuito Judicial de San José]vii


Voto de mayoría

II. La licenciada María de los Ángeles Alfaro Rodríguez, defensora privada de G, alega
que la sentencia carece de una motivación correcta y completa y violenta diversos
principios procesales pues, aunque se da un nombre del fiscal que efectuó la dirección
funcional, no se acreditó que ésta efectivamente se diera, sino que los informes van
dirigidos a un fiscal, pero no consta que hubiera una verdadera dirección funcional, lo
que afecta el proceso porque la policía no puede actuar de oficio. Asimismo, se queja
porque si bien se dio una requisa del agente encubierto antes de la compra final, que
quedó constando en un acta efectuada por la jueza penal, éste se trasladó en
motocicleta, sin que hubiese ningún acta de que también ese vehículo fue
inspeccionado para descartar que llevara drogas, aunque el agente sí dijo que también
el vehículo fue revisado, lo que, sin embargo, no consta en aquella acta. Agrega que la
jueza se ubicó a unos trescientos metros del punto de la transacción, por lo que no

21
tenía visibilidad dado que no es en línea recta y que lo que ella consignó en el acta (de
que el agente llegó y pidió cuatro unidades y se las dieron dos sujetos, uno de los
cuales guardó el dinero) es contradictorio con lo que narraron los oficiales, que como
solo tenían tres, uno de ellos tuvo que ir adentro de la casa por el otro envoltorio.
Refiere que si los sujetos fueron detenidos inmediatamente no se explica cómo no
apareció el dinero marcado; que no se tomó ningún video del operativo final. Señala
que la prueba fue incorrectamente valorada y que, pese a que hizo ver eso, se le dio
más credibilidad al dicho de los policías en juicio que al acta, por lo que se pregunta
para qué entonces la jueza de garantías. Pide la absolutoria y la inmediata libertad de
su patrocinado. No hubo pronunciamiento de la contraparte. Se rechaza la
impugnación. La recurrente parte de premisas incorrectas: por una parte, que no cabe
la actuación oficiosa de la policía, lo que no es lo que señala el numeral 285 del Código
Procesal Penal al disponer: "Función. La policía judicial, por iniciativa propia , por
denuncia u orden de la autoridad competente, procederá a investigar los delitos de
acción pública, a impedir que los hechos cometidos sean llevados a consecuencias
ulteriores; además, procederá identificar y aprehender, preventivamente, a los
presuntos culpables y reunir, asegurar y ordenar científicamente las pruebas y demás
antecedentes necesarios para basar la acusación o determinar el sobreseimiento" (el
destacado es suplido). Para los efectos investigativos, además, el numeral 284 de la
normativa procesal equipara a policías judiciales a otros oficiales de cuerpos policiales
administrativos como puede ser la Policía de Control de Drogas (PCD). Otro supuesto
incorrecto es que la dirección funcional la deba dar el Ministerio Público por escrito o
con alguna formalidad o que, ante su ausencia, lo actuado sea inválido, pues no hay
norma procesal que así lo regule y las sanciones procesales solo son posibles a reserva
legal expresa. Así lo ha señalado la Sala Tercera de la Corte en el voto número 2011-
1027 al referir: "El recurrente cuestiona la legalidad del decomiso y registro del citado
carro, al no existir una autorización por parte del Ministerio Público. Esta Sala ha
podido verificar que esta situación no es cierta, ya que todas las diligencias que
llevaron a la detención del imputado y al decomiso de su carro fueron coordinadas y
autorizadas por el fiscal que se encontraba disponible, así se puede verificar a folio 8
vuelto del informe CI-97-DRSC-10, donde se consignó que: “todas las diligencias se
realizaron bajo dirección funcional"la dirección funcional del Lic. ....” En realidad, la
defensa echa de menos la existencia de una resolución escrita por parte del fiscal para
que los oficiales de la policía judicial pudieran proceder al decomiso del automotor y su
posterior registro e inspección para la recolección de indicios. Que no exista una orden
escrita del fiscal en el legajo de investigación no significa que en este caso no hubo
dirección funcional, como parece sugerirse." Igual sucede en este caso en que los
oficiales de policía consignan quiénes les dieron las directrices funcionales de cómo
proceder, sin que se requiera más y sin que, aún en su ausencia, haya ninguna
irregularidad pues priva el principio de libertad probatoria (artículo 182 del Código
Procesal Penal) e impulso oficioso en delitos que, como estos, son de acción pública.

22
Asimismo, las referencias de que lo consignado por la jueza no fuera completo o que
ella no pudiera ver el operativo, parten de desconocer que la presencia del funcionario
jurisdiccional tiene, como objetivo en un operativo final, el habilitar el ingreso a la
vivienda mediante la orden jurisdiccional sin que, para esta Cámara sea necesario que
los actos de investigación los efectúe la citada autoridad pues rige aquel mismo
principio, máxime cuando, como en este asunto, se tomaron videos y fotografías de lo
sucedido en otras ocasiones, que permite reafirmar que el dicho de los agentes
encubiertos se ha ajustado a la verdad. En todo caso, resulta irrelevante si la moto en
que iba el agente el día de ese operativo fue requisada o no, o si se encontraron o no
billetes previamente identificados, pues el encartado G fue fotografiado mientras le
vendía a terceros ajenos a las autoridades investigativas a quienes se les decomisó lo
obtenido, concluyéndose que era droga, por lo que eso permite acreditar los
elementos objetivos del tipo acusado y hace que, a diferencia del otro encartado, sea
otra la suerte de este procesado. Por lo expuesto, el recurso debe rechazarse y
confirmarse la condena de G.

6. Correcta Interpretación del Artículo 285 del Código Procesal Penal en


Cuanto a la Forma de Ejercer las Funciones de la Policía Judicial

[Tribunal de Casación Penal de San José]viii


Voto de mayoría

V. En el primer motivo por la forma relacionado con el caso de la ofendida A. L. R. M


se alega lesión al Debido Proceso por obtenerse elementos esenciales de prueba de
forma ilegal. Cuatro aspectos de prueba ilícita son los reclamados por la defensa. El
primero en cuanto al acto y acta de recolección de indicios de folio 46 cuestionando,
además, la evidencia encontrada, por cuanto la misma fue realizada por la policía
judicial sin dirección del fiscal, y por no estar suscrita por persona alguna ajena a la
policía judicial. El segundo se refiere a la cadena de custodia de la prueba en tanto el
acta de folio 46 no coincide en cuanto a los objetos recolectados con la boleta de
cadena de custodia de folio 28, por faltar las colillas de cigarrillo lo que incide en la
sentencia pues esas colillas son las que permiten demostrar la presencia del imputado
en el lugar de los hechos. También alega que el acta de inspección del vehículo
decomisado a folio 158 es una copia, y por ende no puede surtir efectos jurídicos. El
cuarto alegato se refiere a que el acta de reconocimiento de folio 89 no tiene fecha,
por lo que se violenta el numeral 136 del C.P.P que además no se hizo interrogatorio
previo de identificación. Indica que excluídos esos elementos de prueba no queda más
que absolver al imputado de toda pena y responsabilidad. El motivo se rechaza. En
primer término debe decirse que la policía judicial tiene la facultad de hacer constar el
estado de las cosas, personas y lugares mediante inspecciones,planos, fotografìas,
exámenes técnicos y demás operaciones que aconseje una adecuada investigación. Lo

23
anterior si hay peligro de que cualquier demora comprometa la investigación. (art. 286
inciso c) del Código Procesal Penal). Lo anterior deriva de las atribuciones que la ley le
da a la Policía Judicial de proceder a investigar cualquier delito de acción pública,
teniendo como obligación el informar dentro de las seis horas siguientes a su
intervención al Ministerio Público (art 283 C.P.P). Incluso el numeral 285 le da la
facultad de investigar por iniciativa propia, por denuncia o por orden de autoridad
competente los delitos de acción pública, todo con el fin de evitar que los hechos sean
llevados a consecuencias ulteriores, identificar a los presuntos responsables y proceder
a su aprehensión. Dentro de esta facultad puede asegurar y ordenar científicamente
las pruebas y demás antecedentes necesarios para una acusación o un sobreseimiento.
La interpretación de dichas normas no debe llevarnos a entender que la policía judicial
puede realizar investigaciones a espaldas del Ministerio Público, como ocurría con el
Código de Procedimientos Penales vigente hasta diciembre de 1997, en donde la
policía judicial era la encargada de investigar preliminarmente, y solo cuando había
algún mérito para involucrar a alguna persona en un delito, se informaba al Agente
Fiscal para que requiriera la instrucción del proceso al Juez Instructor. La estructura del
Código actual es distinta y atribuye en forma expresa al Ministerio Público la facultad
de investigar los delitos y practicar las diligencias pertinentes bajo control
jurisdiccional cuando se requiera. Lo anterior se desprende de la relación de los
artículos 62, 63, 274, 276 y 277 del Código Procesal Penal. Sin embargo, ello no
significa que la policía judicial, en casos urgentes y dentro de las primeras horas de
haber recibido la noticia criminis, no pueda actuar de oficio a fin de evitar que la
evidencia se pierda, informando luego al Fiscal correspondiente dentro del término
establecido en la ley. En el presente caso, el alegato de la defensa no es de recibo, toda
vez que según se desprende de la denuncia de folio 1, la madre de la ofendida
compareció ante la Fiscalía, y es allí donde narra los hechos que dan lugar a la
investigación, de donde se extrae que las actuaciones posteriores de la policía judicial,
incluyendo el acta de recolección de indicios de folio 46, se hicieron bajo dirección
funcional de la Fiscalía, quien recibió en primera instancia la noticia criminis. Nótese
que la denuncia fue puesta el 26 de noviembre de 2005, en tanto la recolección de
indicios se hace el día 29 de noviembre. No es necesario que conste por escrito la
orden de realizar la diligencia por parte del Ministerio Público, ello iría contra la
estructura acusatoria del proceso actual caracterizado por la agilidad e informalidad de
la investigación. En cuanto a los demás alegatos que hace la defensa, el Tribunal en la
sentencia expone las razones por las cuales no se ha violentado la cadena de custodia
en este caso, ni resulta ilegítima la prueba recolectada. Así a folio 508 se indica: "...
valorados sus argumentos, el tribunal estima que de ninguna forma, se puede colegir a
partir de la boleta de f. 28 (que si bien es cierto, no contempla las colillas de cigarros
incautadas), que se haya roto la cadena de custodia de los bienes recolectados según
acta de inspección de f. 46 (la cual , si se refiere a dichas colillas), las cuales obviamente
no podrían figurar en la boleta mencionada, en virtud de que se les había dado otro

24
destino, cual era su inmediata remisión al Departamento de Laboratorios donde fueron
recibidas (según consta en el dictamen de f.222) debidamente empacadas, el día
siguiente de su recolección. En consecuencia corresponde declarar sin lugar este
extremo. En cuanto a la inspección de f.58 nótese que es la original, constando las
firmas de los funcionarios actuantes a f.161 por lo que igualmente , corresponde
declarar sin lugar el alegato". En cuanto al reconocimiento físico, la falta de fecha del
reconocimiento, no le resta validez al mismo, por cuanto está rubricado por la Fiscal
actuante, la ofendida y la propia defensora del imputado, y en todo caso, la ofendida
afirmó en el debate que lo reconoció en un cien por ciento en la diligencia. La
sentencia, por su parte, relaciona que las tres ofendidas coinciden en las características
del imputado, y en especial en el tatuaje de la pierna derecha, lo cual fue corroborado
en la inspección corporal de folio 148 (Ver folio 534) argumentos expuestos por el a
quo son correctos y derivan de las actuaciones cuestionadas de manera que no
procede el reclamo del señor defensor…

ADVERTENCIA: El Centro de Información Jurídica en Línea (CIJUL en Línea) está inscrito en la


Universidad de Costa Rica como un proyecto de acción social, cuya actividad es de extensión docente y en
esta línea de trabajo responde a las consultas que hacen sus usuarios elaborando informes de investigación
que son recopilaciones de información jurisprudencial, normativa y doctrinal, cuyas citas bibliográficas se
encuentran al final de cada documento. Los textos transcritos son responsabilidad de sus autores y no
necesariamente reflejan el pensamiento del Centro. CIJUL en Línea, dentro del marco normativo de los usos
según el artículo 9 inciso 2 del Convenio de Berna, realiza citas de obras jurídicas de acuerdo con el artículo
70 de la Ley N° 6683 (Ley de Derechos de Autor y Conexos); reproduce libremente las constituciones, leyes,
decretos y demás actos públicos de conformidad con el artículo 75 de la Ley N° 6683. Para tener acceso a
los servicios que brinda el CIJUL en Línea, el usuario(a) declara expresamente que conoce y acepta las
restricciones existentes sobre el uso de las obras ofrecidas por el CIJUL en Línea, para lo cual se
compromete a citar el nombre del autor, el título de la obra y la fuente original y la digital completa, en caso
de utilizar el material indicado.

25
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS

i
ASAMBLEA LEGISLATIVA. Ley 7594 del diez de abril de mil novecientos noventa y seis. Código
Procesal Penal. Vigente desde: 01/01/1998. Versión de la Norma: 32 de 32 del 24/08/2021.
Publicada en Gaceta No 106 del 04/06/1996. Alcance: 31.

ii
LLOBET RODRÍGUEZ, Javier. (2017). Proceso Penal Comentado: Código Procesal Penal
Comentado. Sexta Edición. Editorial Jurídica Continental. San José, Costa Rica. Pp. 450-452.

iii
SALA DE CASACIÓN PENAL. Sentencia 1057 de las diez horas dieciséis minutos del diez de
setiembre de dos mil veintiuno. Expediente: 20-004327-0057-PE.

iv
SALA TERCERA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Sentencia 934 de las nueve horas con
veinte minutos del dieciocho de agosto del dos mil. Expediente: 98-000205-0064-PE.

v
SALA TERCERA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Sentencia 726 de las nueve horas
dieciséis minutos del veinticinco de abril del dos mil catorce. Expediente: 07-002657-0275-PE.

vi
RIBUNAL DE APELACIÓN DE SENTENCIA DEL TERCER CIRCUITO JUDICIAL DE ALAJUELA
SECCIÓN TERCERA, SAN RAMÓN. Sentencia 490 de las ocho horas treinta y dos minutos del
veinte de mayo de dos mil veintiuno. Expediente: 20-004327-0057-PE.

vii
TRIBUNAL DE APELACIÓN DE SENTENCIA PENAL DEL SEGUNDO CIRCUITO JUDICIAL DE SAN
JOSÉ, GOICOECHEA. Sentencia 935 de las diez horas con diez minutos del diez de mayo de dos
mil trece. Expediente: 12-000135-1219-PE.

viii
TRIBUNAL DE CASACION PENAL DEL SEGUNDO CIRCUITO JUDICIAL DE SAN JOSÉ,
GOICOECHEA. Sentencia 1584 de las dieciséis horas cinco minutos del catorce de diciembre de
dos mil siete. Expediente: 05-024264-0042-PE.

26

También podría gustarte