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The Fight Game #2

El presente documento es una traducción realizada por Sweet Poison.


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The Fight Game #2

SINOPSIS

Cuando Hailey por fin pone fin a su relación con su exnovio narcisista,
cree que todos sus problemas han terminado, pero lo que no sabe es que
las heridas que él le infligió no están en su piel, sino en la forma en que
ella se ve a sí misma, y
ha estado de su lado toda la vida.
Jax siente debilidad por la hermana menor de las Porter desde que su
familia se mudó al vecindario. Pasar de ayudarla con las tareas de
matemáticas a tomarla de la mano durante una dura ruptura años más
tarde le parece lo más natural del mundo, pero a medida que empieza a
mostrarle lo hermosa y digna que ya es, él mismo empieza a darse cuenta
de la increíble mujer que ha llegado a ser.
Mientras Hailey lucha por encontrar el equilibrio entre su fuerza y la
atracción que siente por el
Jax tiene que decidir si sus nuevos sentimientos por Hailey la están
ayudando o perjudicando.
¿Podrán Jax y Hailey empezar algo nuevo mientras el pasado planea
sobre sus cabezas? ¿O las cicatrices de Hailey les harán daño a ambos?

The Fight Game, libro 2.

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The Fight Game #2

PLAYLIST
Spotify
FUCK STEVE – GODS OF ROD
THIS LOVE – CAMILA CABELLO
FUCK YOU – SILENT CHILD
BEST DAYS – ALESSIA CARA
BLOOD // WATER – GRANDSON
I FEEL LIKE I’M DROWNING – TWO FEET
ABCDEFU – GAYLE
YOU CAN COUNT ON ME – ANSEL ELGORT
LOVE MYSELF – OLIVIA O’BRIEN
WOMAN – DOJA CAT
DANCE TO DENY – AL ZAMORA
GOOD DAYS – SZA
WHOOPTY – CJ
THAT WAY – TATE MCRAE, JEREMY ZUCKER
POWER OVER ME – DERMOT KENNEDY
CRAWL OUTTA LOVE – ILLENIUM, ANNIKA WELLS
BETTER – KHALID
ENTA – DJ KABOO
DESERT ROSE – LOLO ZOUAI
PRAYING – KESHA

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The Fight Game #2
IF YOU LOVE HER – FOREST BLAKK
I DON’T WANT TO LOSE YOU – LUCA FOGALE
IT’LL BE OKAY – SHAWN MENDES
SEE YOU LATER (TEN YEARS) – JENNA RAINE
LOST WITHOUT YOU – FREYA RIDINGS
EVERYTHING – JOHN K

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The Fight Game #2

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The Fight Game #2

NOTA DE LA AUTORA
2 Fights es ante todo una historia de amor, pero también es una historia
de sanación. La sinopsis te brinda exactamente la información que
necesitas para entrar en este libro, pero quería escribir una nota adicional
para aquellas que se ven afectadas un poco más personalmente por esta
historia.
El hecho desafortunado del asunto es que muchas de nosotras hemos
conocido a un Steve: salimos con él, tuvimos un papá como él, vimos a
una amiga perderse en él. Él está en todas partes. La gente a menudo
piensa que la violencia doméstica es un abuso físico, pero puede ser
mucho más que eso. Puede ser abuso emocional, mental o psicológico por
parte de una persona cercana a ti. Es increíblemente difícil darse cuenta
de la verdad de la situación y aún más difícil alejarse de ella, como verás
en la historia de Hailey, pero es posible.
Mi esperanza para todas las que alguna vez han lidiado con este tipo
de situación es que encuentren el tipo de fuerza que tuvo Hailey. Mereces
ser amada, y mereces ser feliz. Sería bueno si todas tuviéramos el apoyo
de un Jax, pero la verdad es que a veces necesitamos ser nuestra propia
salvadora. Ese es mi deseo para todas las que alguna vez han
experimentado algo como esto.
Si alguna vez necesitas a alguien a quien acudir, hay muchas
organizaciones que pueden ayudarte con asesoramiento, creando un plan
de seguridad o incluso simplemente para hablar. No tengas miedo de
pedir ayuda.

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The Fight Game #2

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The Fight Game #2

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Eso es todo. Hoy es el día en que iré a la cárcel por probar que el cliente no
siempre tiene la razón.
―Señora, si no puede mantener la voz baja, voy a tener que pedirle que
se vaya. Gritarle a mi empleada no hace nada para resolver esta situación.
Uff. A Karen no le gusta eso.
―¡¿Me vas a echar?! ―grita, su voz ni siquiera una fracción de decibelio
más baja―. Después de todo lo que hizo esa estúpida anfitriona, ¿tu
solución es echarme?

Mis fosas nasales se ensanchan con creciente molestia. Nadie dijo que
administrar un café en Filadelfia iba a ser fácil, o sin nuestra parte de la
actitud típica de Filadelfia, pero esto es simplemente ridículo.

―Señora, le pido de nuevo que baje la voz ―le digo con los dientes
apretados―. Y si insulta a mi empleada una vez más, inmediatamente la
escoltaré afuera de las instalaciones. ―Interrumpo su chillido de
indignación al hablar sobre cualquier respuesta farfullante que su Karen
cerebro está tratando de pensar en ese momento―. Si desea que la pongan
en la lista de espera, estaré feliz de conseguir que se siente en diez o quince
minutos, pero esa es la única forma en que la atenderán hoy.
Su boca se abre de indignación.
―¿Lista de espera? ¡Pero ya estábamos sentados!
Tomo un respiro para calmarme antes de que mis empleados me vean
enloquecer por primera vez en la historia de mi sorprendentemente larga

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carrera en restaurantes.
The Fight Game #2
―No estaba sentada ―le digo con fuerza―. Intentó hacer una
reservación y falló, ya que no aceptamos reservaciones, y cuando entró
aquí, decidió que no quería esperar y se sentó en un área que no está
abierta porque no tenemos suficientes meseros en este momento del día.
Es por eso que no ha sido atendida. Así que puede esperar en la entrada
como todos los demás, o puede irse a otra parte. Usted decide.
Karen sigue boquiabierta y tartamudeando indignada, y de vez en
cuando suelta frases como "bueno, yo nunca lo he hecho y esto es muy poco
profesional".
Ella y su ratoncito esposo comienzan a levantarse y recoger sus cosas.
―Oficialmente has perdido un cliente, felicidades ―finalmente dice
bruscamente―. Espero que aprendas la lección cuando deje una crítica
horrible y les diga a todos mis amigos que se mantengan alejados de este
lugar.
Asiento con la cabeza y hago un gesto hacia la salida.
―Está en todo su derecho. Que tenga un maravilloso día, Señora.
Señor.
Cuando llega a la puerta, prácticamente se le salen los ojos de las
órbitas. Hemos conseguido atraer la atención de todo el restaurante,
abarrotado como está nuestro pequeño café un viernes de brunch, y me
cuesta todo lo que puedo no echarla del edificio.
Karen sigue murmurando inmóvil.
―Esto es lo que pasa cuando dejas que los niños manejen
establecimientos. ¿Dónde está el dueño? Me gustaría hablar con él.
―No está aquí hoy, pero puede enviarle un correo electrónico. Nuestra
información de contacto se puede encontrar en nuestro sitio web.
―No voy a enviar un correo electrónico ―balbucea―. Solo dame su
número de teléfono. Estoy segura de que querría saber si su personal
maltrata a sus clientes.
―Sí, no le voy a dar el número del dueño ―me burlo, la chica de
Filadelfia en mí finalmente hizo acto de presencia. Una vez más, le hago

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un gesto hacia la puerta.
The Fight Game #2
―Nunca me han tratado así en toda mi…
―Señora, salga de mi restaurante antes de que llame a la policía y la
saquen físicamente.
Su boca se abre cuando finalmente queda atónita en silencio. Le dirijo
una sonrisa más -no muy amable con el cliente-, antes de que oficialmente
se dé por vencida y salga enojada, con su esposo acechando detrás de ella.
Cierro la puerta con un profundo suspiro, y pensar, todavía tengo cinco
horas más hoy y tres días más antes de tener un descanso.
Pero cuando regreso al restaurante, preparándome para disculparme
con los clientes por la interrupción de sus comidas, recibo un aplauso.
La mesa de estudiantes universitarios varones está sonriendo y
vitoreando, sus gritos de agradecimiento resuenan en todo el restaurante
y hacen que otras mesas se unan rápidamente.
Puedo sentir el rubor iluminar mis mejillas por la atención y no puedo
evitar tratar de ignorarlo. A pesar de lo que acaba de suceder, el servicio
al cliente es realmente muy importante para mí, y resulta que soy muy
buena en eso, por lo que lo último que necesito es que mi restaurante esté
animando en contra de un cliente.
Incluso si ella se lo merecía y más.
Sonrío mientras veo alrededor de las áreas de asientos.
―Me disculpo por la interrupción, por favor regresen a sus comidas.
Mis meseros estarán presentes en breve para llevar a cada mesa fruta de
cortesía.
Mientras todos se calman, me acerco a Rebecca en el puesto de
anfitriona. Es una de mis empleadas más nuevas, aunque su energía y
disposición para aprender la han convertido en una gran contratación.
Por supuesto, obtiene la peor Karen de todas las tierras en solo su segunda
semana.
―¿Estás bien? ―le pregunto en voz baja―. Lamento lo que dijo. Tú no
hiciste nada malo y lo manejaste perfectamente. No tenía derecho a
hablarte así.

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The Fight Game #2
Todavía se ve un poco conmocionada, pero niega con la cabeza
rápidamente.
―Estoy bien. Los clientes me han gritado antes, así que no es nada
nuevo. Simplemente me tomó con la guardia baja.
―Lo hiciste muy bien, me aseguraré de que recibas buenas propinas
hoy.
Oigo una risa ahogada detrás de mí y me doy vuelta para ver a uno de
mis meseros más veteranos caminando hacia nosotras. Da la vuelta para
apoyarse en el propio soporte, su alegría por toda esta situación es
evidente.
―Dios, me encanta verte ponerte toda perra alfa aquí ―dice con una
gran sonrisa―. Nunca dejará de sorprenderme que seas la persona más
amable y tranquila de la vida real, y al mismo tiempo la perra más
profesional y despiadada cuando estás en este edificio. Eres como el Dr.
Jekyll y la señorita Hyde. Es asombroso.
Lo veo, pero no discrepo. Soy una buena persona en la vida real. Prefiero
ser amable con la gente porque Dios sabe que ya hay suficiente
negatividad en este mundo. Seré la primera persona en darte la camisa
que tengo en la espalda o mis últimos cien dólares. No chismeo, rara vez
maldigo y, de hecho, prefiero no hablar a menos que diga algo positivo o
necesario. Así que sí, soy agradable.
Pero también sé que tengo un trabajo que hacer y que la industria de
los restaurantes no siempre es un lugar donde puedes ser amable. Hay
momentos en los que tienes que ser directa y algunas personas lo verán
como algo malo, pero todo es parte del trabajo, y a pesar de mi corta edad,
soy muy buena en mi trabajo.
―No soy despiadada ―me quejo―. Solo soy... efectiva.
Se ríe, e incluso Rebecca sonríe divertida. Okey, tal vez pueda ser un
poco despiadada en el trabajo.
―Pagaría un buen dinero por ver cómo tu personalidad alfa choca con
tu comportamiento fuera de aquí ―continúa, sacudiendo la cabeza―.
Quiero decir, ¿cómo eres como novia? ¿Dulce pero efectiva? Apuesto a que

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ese tipo te sigue como un cachorro y hace lo que quieras. Solo puedo
The Fight Game #2
imaginar la poca mierda que aguantas. ―Sus ojos brillan mientras me
sonríe―. De una manera agradable, por supuesto. Tus víctimas me
recuerdan a los ciervos cuando quedan atrapados en los faros. La única
diferencia es que eres tan amable que el ciervo nunca siente que su vida
está en peligro. Solo es... capturado y asesinado con amabilidad.
Pongo los ojos en blanco ante la comparación ridícula, aunque no
quiero admitir que me gusta como suena, incluso si se siente muy lejos de
la verdad. Ser a la vez amable y poderosa me parece un buen equilibrio,
uno por el que siempre me he esforzado, pero nunca sentí que lo hubiera
alcanzado.
―Vamos de vuelta al trabajo, Señor Dramático ―lo regaño mientras
una sonrisa tuerce mis labios―. No te pago para que me psicoanalices a
mí o a mi relación.
Él resopla una carcajada y regresa a la cocina.
―¿Cómo está Steve? ―me pregunta Rebeca―. Olvidé preguntar cómo
estuvo tu cita la semana pasada en ese nuevo restaurante.
Sonrío, tanto por el recuerdo de esa noche como por el hecho de que
ella recordó y tuvo la amabilidad de preguntar.
―Fue genial. La comida italiana es mi favorita y este lugar era comida
verdaderamente italiana. Estoy bastante segura de que la abuela del
dueño era la que cocinaba en la parte de atrás.
Rara vez comparto mi vida personal con mis empleados, pero Rebecca
se quedó hasta tarde ese día y vio a Steve recogiéndome para nuestra cita.
Vestido con un traje con su arrogancia típica y un ramo de flores en la
mano, no es de extrañar que la haya impresionado.
―Dios, tienes tanta suerte ―dice efusivamente―. Steve es realmente
tan digno de desmayarse. Mi novio no me ha llevado a una cita en quién
sabe cuánto tiempo, y el tuyo en realidad aparece con flores. ¿Puede, por
favor, darle una lección sobre cómo cortejar a la chica incluso después de
haber estado con ella durante un año?
Ella tiene razón, soy muy afortunada. Steve definitivamente nunca ha
tenido problemas para cortejarme con chocolates o flores.

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The Fight Game #2
―A veces solo necesitan que les recuerden lo que tienen frente a ellos
―le digo.
Por el resto del día, mis pensamientos son consumidos por Steve.
Hemos estado juntos durante más de dos años, desde que me lo
encontré, literalmente, en una tienda de comestibles cuando me mudé a
la ciudad. Yo tenía dieciocho años y acababa de terminar la preparatoria,
vivía con mi hermana mayor y renuncié a la universidad mientras
descubría qué quería hacer con mi vida. Steve, también vestido con un
traje ese día, notó los ingredientes en mi carrito y me felicitó por poder
cocinar cuando ya no parecía haber muchas mujeres que disfrutaran de
esa tarea. Me sonrojé, atrapada en el cumplido y la atención de este
hombre mayor y muy atractivo, y ni siquiera dudé en darle mi número
cuando me lo pidió.
Pasó semanas “cortejándome” como él lo llamaba. Apreció la
construcción de una relación, eligiendo no acostarse directamente con
alguien en la primera noche, y yo estaba tan enamorada de la idea de este
tipo de caballero tan cortés que me enamoré de él más rápido de lo que
hubiera imaginado posible.
Después de solo un año, decidimos mudarnos juntos. Me quería cerca,
dijo, porque estaba locamente enamorado de mí y no podía soportar estar
separado de mí ni siquiera por una noche. Ahora vivimos juntos en un
pintoresco apartamento de una habitación en la parte histórica de
Filadelfia.
Él trabaja en finanzas en el mundo corporativo de Estados Unidos
mientras yo administro un pequeño café en el sur de Filadelfia. Es
ambicioso y exitoso, y cuando me convenció de que debía ir a la
universidad para obtener un título, me pareció lo más obvio del mundo.
Así que ahora trabajo en el restaurante durante el día y estudio para
obtener mi título en administración de empresas por la noche.
Ese es mi plan para esta noche también. Mientras cierro el café y
comienzo mi camino a casa, reviso la tarea que tengo que hacer esta noche
mientras preparo mentalmente la cena que voy a cocinar. Se convirtió en
un ritmo natural en el que caí una vez que nos mudamos juntos: ambos

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trabajábamos durante el día, pero a cambio de que Steve cubriera la
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mayoría de los costos del apartamento, yo mantendría nuestra casa limpia
y prepararía la cena todas las noches.
Es un patrón cómodo. Me encanta cocinar y hornear y cualquier cosa
que me haga jugar en la cocina, lo que hizo que el arreglo fuera fácil de
aceptar. Sin mencionar que el objetivo de mi vida siempre ha sido abrir
un café, por lo que la práctica adicional también es beneficiosa.
Tarareando alegremente cuando entro en nuestro apartamento,
enciendo la lista de reproducción favorita de Steve de Mumford and Sons
y reservo los ingredientes para el pollo a la florentina, su comida favorita.
Mi sonrisa crece cuando pienso en su reacción cuando vea lo que hay para
cenar.
Efectivamente, cuando entra una hora más tarde y ve lo que estoy
haciendo, una gran sonrisa divide su hermoso rostro.
―Hola, hermosa. ¿Es pollo a la florentina? Eres increíble, me encanta
cuando cocinas para mí. ―Cruza rápidamente la cocina, deteniéndose
solo para dejar caer el ramo de flores en sus manos sobre el mostrador
antes de tomarme en sus brazos y presionar un beso en mi cabello. Me
sostiene, meciéndome ligeramente, como si se contentara con tener sus
brazos alrededor de mí. Suspiro y aprieto mis brazos alrededor de su
cuello.
―Te amo tanto ―susurra―. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida.
Todo el día estuve pensando en lo feliz que soy de volver a casa contigo
todas las noches. Qué suerte tengo de tener esta vida contigo.
Me alejo para ver su rostro mientras le sonrío. Es solo unos centímetros
más alto que yo, mide alrededor del metro setenta, por lo que es fácil
sentirse cerca de él cuando me sostiene así. Me tomo un momento para
estudiarlo, respirar su belleza y recordarme una vez más que es mío.
Siempre se ve en su elemento cuando viene directamente de la oficina,
con sus pantalones de vestir gris oscuro y su camisa de vestir blanca. Hoy,
agregó una corbata azul claro, y aunque ya no está en el trabajo, todavía
no la ha aflojado; es otro detalle que muestra el aplomo inquebrantable de
Steve. Es tan improbable verlo con un cabello fuera de lugar como verlo
perder los estribos. Simplemente no sucede. Siempre he pensado que es

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The Fight Game #2
un perfeccionista, tanto en su apariencia física como en su actitud general
y control emocional.
Corro su corbata entre mis dedos, sabiendo que él detendrá mis manos
en poco tiempo, pero ya no es tan comunicativo con sus votos de amor,
así que quiero apreciar este momento mientras lo tenga. Coloco mi mano
a un lado de su rostro cuando comienza a alcanzar su corbata, paso mi
pulgar por sus hermosos pómulos, estudiando su expresión abierta y
honesta.
―Te amo ―le digo en voz baja―. Amo nuestra vida. Amo poder vivir
con mi mejor amigo y pasar el rato contigo todas las noches.
―Inclinándome hacia adelante, presiono un dulce beso en sus labios,
suspiro cuando toma suavemente mi rostro y me devuelve el beso.
Él permanece cerca incluso después de que termina el beso. En lugar de
apartarse, cierra los ojos y apoya su frente contra la mía con una sonrisa
satisfecha.
Steve siempre ha necesitado más afecto que yo. Al principio de nuestra
relación, causó un pequeño distanciamiento entre nosotros porque él no
entendía cómo una chica no podía querer estar tocándose todo el tiempo.
Pensó que no querer sostener su mano en público era un reflejo de mis
sentimientos por él. En realidad, crecí en una familia donde el afecto físico
no era común ni necesario para sentirse amado. Ni mis papás ni mi
hermana abrazan y nunca nos dijimos 'te amo' mientras crecíamos. No
había nada malo con mi familia o mi infancia, simplemente no éramos
personas susceptibles.
A Steve le tomó un tiempo aceptar eso. En secreto, creo que todavía
siente que algo anda mal con nosotros, pero ha llegado al punto en que ya
no lo menciona, o al menos, no a menudo.
Entonces, me quedo ahí y espero a que beba tanto de mi cercanía como
necesita. Finalmente, suspira y se aleja.
―¿Cuándo estará la cena? ―pregunta mientras ve el pollo en la estufa.
Alcanza a desatar su corbata.
―En unos veinte minutos. ―Entonces me doy cuenta de las flores en el
mostrador de nuevo y sonrío―. ¿Me compraste flores?

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The Fight Game #2
Se gira hacia mí mientras se coloca la corbata alrededor del cuello.
―Lo hice. Ya te lo dije, te extrañé hoy, así que quería mostrarte cuánto.
¿Te gustan?
Levanto el colorido ramo del mostrador y cierro los ojos, inhalando su
aroma.
―Las amo ―suspiro, y me inclino hacia él para besar su mejilla―.
Gracias, eso fue dulce.
Steve me pasa el jarrón de uno de los armarios. Mientras camina por el
pasillo hacia nuestra habitación, grita por encima del hombro:
―Me voy a cambiar y luego jugaré un poco de Call of Duty con los
chicos. Avísame cuando la cena esté lista.
―Okey ―respondo mientras empiezo a recortar los tallos de las flores.
Nunca he entendido su fascinación por los videojuegos, pero ahora sé que
no debo preguntar. Su argumento habitual es que es su salida, como la
mía es leer, diciendo que ambos alivian el estrés y son un buen escape del
día a día. Lo cual realmente no puedo discutir, pero además de eso, sus
amigos están tan “ocupados” que no se reúnen muy a menudo. Esta es su
forma de mantenerse en contacto una vez por semana.
No es que Steve esté constantemente jugando o ignorándome cuando
no debería, así que realmente no tengo un buen argumento en contra,
incluso si creo que es extraño que un exitoso asesor financiero de 29 años
disfrute disparando a personajes de CGI1 en su tiempo libre.
Salteo las espinacas mientras el pollo termina de cocinarse, y me quito
el suéter cuando empiezo a sentir calor, luego coloco la mesita en la
esquina de nuestra cocina y abro una cerveza para Steve, porque después
de seis meses de vivir juntos, sé que le gusta relajarse al final del día,
incluso si no le gusta cuando yo bebo. Después de haber preparado un
plato para cada uno, digo hacia la sala de estar:
―La cena está lista.
―Gracias, bebé. Estaré ahí en un minuto ―responde.

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imágenes generadas por computadora.
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Cuando entra en la cocina diez minutos después, me da un rápido beso
en la mejilla.
―Esto se ve genial.
Sonrío en respuesta. Estamos en silencio mientras comemos nuestra
cena, ambos demasiado distraídos por la deliciosa comida para comenzar
a conversar sobre nuestro día.
―¿Está bien? ―Eventualmente le pregunto a Steve después de que está
en silencio por varios minutos. Con la boca llena, simplemente asiente.
Intento de nuevo que se integre conmigo.
―¿Cómo estuvo tu día?
Ante eso, finalmente aparta la mirada de su plato casi vacío para
enfocarla en mí.
―Estuvo bien. Largo. Trabajé una cuenta con Tony hoy, así que, por
supuesto, el día se prolongó. Estoy a favor de una investigación detallada
antes de una reunión con un cliente, pero su nivel es superior, incluso
para mí. No puedo decir si piensa que soy un idiota, o si simplemente está
acostumbrado a trabajar con idiotas. ―Pone los ojos en blanco y sé lo que
va a salir de su boca incluso antes de que lo diga―. Aunque la mayoría
de estas personas lo son, no sé cómo la mitad de ellos hacen su trabajo.
Muevo torpemente las espinacas en mi plato. Junto con el aplomo de
Steve viene una sensación general de superioridad a un nivel que siempre
me ha hecho sentir un poco incómoda. Dios sabe que, como mujer,
entiendo que te desahogues con la gente, pero también soy de la firme
creencia de que, si es constante, probablemente seas tú.
Aunque no se lo digo. En vez de eso, dejo que siga desahogándose sobre
su día mientras me levanto para servirme una copa de vino.
―Todavía no entiendo cómo Tony fue contratado ―continúa―.
Apenas termina el trabajo de preparación, y la mitad del tiempo ni
siquiera maneja bien las finanzas del cliente. No hay forma de que consiga
el trabajo sin mover los hilos de alguien.
Steve hace una pausa en su diatriba cuando me siento y tomo un sorbo

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de mi vino. Sus ojos se estrechan ante la copa en mi mano. Él no dice nada,
The Fight Game #2
pero veo que su labio se curva con disgusto antes de volver a comer su
cena.
Siento un rubor en mis mejillas, luego empujo la bebida lejos de mí. En
un intento por hacer que hable de nuevo, le pregunto:
―Entonces, ¿arreglaste lo del cliente hoy? ¿Cómo estuvo la reunión con
él?
Empuja el pollo restante en su plato, dejando que mis preguntas
queden suspendidas en el aire antes de responder simplemente:
―Estuvo bien. Solo fui yo hoy.
Me retuerzo en mi asiento ante el claro cambio de tono en nuestra
conversación. Odio que la mayoría de nuestras conversaciones durante la
cena sean así, yo tratando de sacarlo de su caparazón para que me hable,
y él casi ignorándome. Es raro que la alegría con la que normalmente entra
dure toda nuestra cena, y nunca puedo entender por qué.
En un último esfuerzo para que me hable de algo positivo, esbozo una
sonrisa en mi rostro y digo:
―Pues Maggie y su novio regresaron ayer de ese resort todo incluido
en México que estábamos viendo. Dijo que era increíble. Definitivamente
deberíamos pensar en reservar unos días ahí este invierno. Has estado
trabajando muy duro, te mereces unas buenas vacaciones.
Steve bebe la mitad de su cerveza antes de responder y lanza otra
mirada a mi bebida antes de volver a concentrarse en mí.
―¿No dijiste que ya habías estado en México?
La sonrisa se congela en mi rostro. Dudo con mi respuesta, sabiendo en
mi interior que está tomando esta conversación en la dirección
equivocada.
―Sí, he estado en México. Maggie dijo que este resort era el mejor en el
que había estado, pero no tenemos que ir a México, podemos ir a otro
lado...
Me frunce el ceño.

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The Fight Game #2
―Así que Maggie y tú estaban intercambiando historias de México
hoy? ¿Comparando notas de viaje?
Parpadeo rápidamente, incapaz de apartarme de la mirada de Steve.
―Un poco, pero…
―¿No fuiste a ese viaje con Tommy? ―interrumpe.
Cierro los ojos tragando saliva cuando confirmo el desafortunado
rumbo de la conversación y me devano los sesos buscando alguna manera
de responder a esta pregunta que no lo moleste.
Abro los ojos y me fijo en los suyos con una mirada suplicante.
―Sí, pero...
Steve se burla y niega con la cabeza, con una mirada de desdén
inconfundible en su rostro.
―Increíble. ―Se ríe con frialdad―. Entonces, mientras yo estoy
comprando flores para ti, pensando en cuánto te amo, ¿tú estás pensando
en tu ex?
―Steve, no es así ―digo apresuradamente, tratando de hacer
retroceder sus pensamientos antes de que descarrilen por completo la
noche―. Maggie me estaba contando sobre su viaje, y pensé que te
encantarían unas vacaciones tropicales ya que has estado trabajando tan
duro...
―Solo detente ―me interrumpe de nuevo. Abro la boca para
defenderme, pero cuando veo que aprieta la mandíbula, cierro la boca y
me encojo en mi asiento. Mis manos se mueven inquietas en mi regazo
mientras espero que diga lo que claramente está pensando.
Pero él simplemente continúa mirándome, su agarre en su tenedor se
vuelve cada vez más blanco, hasta que finalmente lo tira en su plato y
empuja todo lejos de sí mismo. Con otro movimiento de cabeza, se levanta
y sale de la cocina, al mismo tiempo que grita por encima del hombro:
―Y ponte algo de ropa. Pareces stripper.
Veo hacia abajo a la blusa corta que estoy usando e inmediatamente
cruzo los brazos sobre mi pecho, acurrucándome hacia adelante en un

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The Fight Game #2
esfuerzo por cubrirme. Me quedo sentada, sintiéndome conmocionada
por lo rápido que esta noche se fue cuesta abajo. Escucho que la televisión
se enciende en la sala de estar y exhalo un suspiro tembloroso que no
había sido capaz de dejar salir, finalmente siento que puedo relajar mis
nervios ahora que él se fue de la habitación. Estoy lo suficientemente
aliviada de que ni siquiera me importa que no me haya preguntado cómo
me fue en el día.
Pico el resto de mi cena, sintiendo una repentina pérdida de apetito. Sé
que Steve odia cualquier mención de mi ex, así que siempre hago todo lo
posible por desviar cualquier conversación de él. Debería haberlo sabido
antes de mencionar México. Debería haber sabido que él haría la conexión
y malinterpretaría mi proceso de pensamiento.
Cuando me doy cuenta de que Steve no va a volver, suspiro y empiezo
a limpiar la mesa. Su distancia y silencio me hacen pensar que necesita
algo de espacio para relajarse, y dado que fui yo quien lo hizo estallar, al
menos puedo concederle eso.
La fuerte chica de Filadelfia que hay en mí preferiría afrontar un
problema de frente y aclararlo racionalmente, pero Steve nunca ha sido
así. Siempre ha compensado mi preferencia por la franqueza
obligándonos a tomarnos un tiempo separados. Últimamente incluso me
he preguntado si mi método de confrontación hace más mal que bien, ya
que las peores peleas que hemos tenido han sido cuando he intentado
vocalizar -probablemente demasiado alto- mi opinión en el fragor de la
pelea. He dejado de intentar forzar la discusión, y en su lugar dejo que él
lleve el tiempo y el ritmo.
Me tomo mi tiempo para limpiar la cocina y finalmente me arreglo para
pasar la noche. A las nueve, estoy sentada en la cama con mi computadora
portátil, trabajando en la tarea y deseando que Steve venga a la cama para
que podamos poner fin a esta pelea.
Pero a las diez y media, aún puedo escuchar los sonidos del televisor,
así que apago mi computadora portátil y apago la luz de mi lado de la
cama. Me quedo dormida con el pensamiento de que desearía que mi
novio fuera un poco menos emocional y un poco más racional.

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The Fight Game #2
Acabo de empezar a quedarme dormida cuando siento que la cama se
hunde. Una pequeña sonrisa se forma en mis labios, incluso en mi estado
de sueño, y me giro para presionarme contra el brazo de Steve,
acariciando su cuello con un murmullo de satisfacción.
Solo que la satisfacción se evapora inmediatamente porque Steve
inmediatamente se aparta de mí y se da la vuelta. Me levanto sobre mi
codo y trato de parpadear para alejar mi sorpresa aturdida, pero el hecho
sigue siendo que mi novio literalmente me está dando la espalda.
Intento ignorar la forma en que se me cae el estómago ante el claro
desaire. En vez de eso, me dejo caer sobre mi espalda y veo hacia el techo,
sabiendo que pasará mucho tiempo antes de que pueda aquietar mis
pensamientos y volver a dormirme.

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The Fight Game #2

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La cama está vacía cuando me despierto con mi alarma a la mañana
siguiente. Exhalo una respiración profunda y trato de escuchar los
sonidos que podrían indicarme que Steve todavía está en el apartamento.
Efectivamente, escucho el tintineo de los platos en la cocina. Pido en
silencio que la interacción de esta mañana sea mejor que la de anoche, ya
que Steve es el rey de la ley del hielo y nunca sé cuánto tiempo va a estar
enojado después de un episodio de celos.
Una vez que me ducho y me arreglo para el trabajo, me dirijo con
cautela a la cocina. Cuando entro en la habitación, Steve está sentado en
nuestra pequeña mesa de comedor, tomando su café y leyendo algo en su
teléfono. Él no reconoce mi presencia de ninguna manera.
―Buenos días ―saludo en voz baja, con la esperanza de comenzar este
día con una nota agradable.
Me lanza una mirada rápida.
―Hey ―responde, con la expresión desprovista de emoción, luego
regresa a su teléfono.
Ahogo el resoplido exasperado que casi se me escapa y me dirijo a la
máquina de café.
Durante todo el tiempo que como mi bagel tostado, tomo mi café y
preparo mi almuerzo, Steve continúa bebiendo su café e ignorándome por
su teléfono. Es como si ni siquiera estuviera en la habitación en este
momento.

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The Fight Game #2
Dejo caer mis platos en el fregadero con un poco más de fuerza de la
necesaria, pero no puedo evitarlo, me estoy frustrando porque no
podemos hablar sobre un pequeño problema tonto. Estoy frustrada de
que incluso sea un problema. No es que mencionara a mi exnovio y
comenzara a delirar sobre lo bien que solía follarme.
Tomo mi bolso del perchero y me pongo los zapatos.
―Supongo que te veré esta noche ―murmuro mientras me acerco para
abrir la puerta.
Pero luego me congelo cuando sus palabras cortan el aire.
―¿Así que ni siquiera vamos a hablar de lo de anoche?
Me giro, con mi mano todavía en el pomo de la puerta y una mirada de
incredulidad en mi rostro. Todavía tiene su teléfono en una mano y su
café en la otra, pero ahora me ve con una mirada en blanco.
―¿Hablar? ―chillo―. ¿Ahora quieres hablar?
Me ve por otro momento, y no tengo idea de lo que está sintiendo...
―Bueno, quería hablar anoche, pero eso claramente no sucedió.
Mis labios se abren con sorpresa, y mi mano cae de la puerta para poder
enfrentarlo por completo.
―Terminaste la conversación entrando en otra habitación y
quedándote ahí durante horas. Si la sala de estar tuviera una puerta, me
la habrías cerrado en el rostro. ¿Cómo iba a saber que querías hablar?
Sostiene mi mirada, aún rígida y aún implacable.
―Deberías haberlo sabido ―responde finalmente―. Hemos estado
juntos por mucho tiempo. Deberías haber sabido que yo quería que me
siguieras para que pudiéramos hablar de eso.
Creo que mi mandíbula realmente se abre ante eso. Trato de formar una
respuesta, pero no puedo pensar en una sola. ¿Realmente espera que yo sea
psíquica? ¿Cómo voy a saber lo que quiere cuando no lo pide?
Tengo un pensamiento fugaz de que es una cualidad que él esperaría
que tuviera si fuera un adolescente, no un hombre adulto.

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The Fight Game #2
―Yo... yo no lo sabía ―eventualmente tartamudeo―. Tú... mmm,
¿quieres hablar de eso ahora?
Deja escapar un profundo suspiro, como si lo estuviera molestando,
mientras se lleva la taza de café a los labios.
―Hablaremos de eso más tarde. Que tengas un buen día en el trabajo.
―Y luego vuelve a leer cualquier artículo que haya abierto en su teléfono
como si mi presencia ya no fuera necesaria.
Me muerdo la lengua para no decirle que no soy una niña a la que
descartar, pero sé que eso solo lo haría estallar de nuevo y reiniciar el reloj
de la ley del hielo, así que, en lugar de eso, murmuro el mismo adiós
mientras salgo por la puerta. Estoy hirviendo todo el camino a la parada
de autobús.
Steve nunca fue así antes de que nos mudáramos juntos. Era el chico
más agradable y encantador que había conocido cuando empezamos a
salir, y no tardé mucho en enamorarme de su personalidad de príncipe
azul. Era amable y atento, y me adoraba absolutamente. Parecía tan
hipnotizado por mí, como si no quisiera nada más que estar en mi vida, y
ese tipo de atención, viniendo de un hombre que es tan guapo y parece
tan perfecto, el tipo de hombre que toda mujer quiere llevar a casa con su
mamá, es casi imposible de resistir. Empezamos a salir poco después de
conocernos.
No fue hasta que nos mudamos juntos que pareció cambiar.
No fue nada específico, lo que significa que no se convirtió exactamente
en una persona completamente nueva ni mostró sus “verdaderos colores”
pero todo se volvió... menos. Se interesó menos en mi deseo de retomar las
clases de baile, hasta que poco a poco esa falta de interés se convirtió en
desaprobación silenciosa. Yo prefería el hip-hop, pero también bailaba
moderno y lírico, todos los cuales eran de alguna manera demasiado
provocativos para él, ya sea por los atuendos o los movimientos en sí,
nunca estuve segura, incluso mi amor por la música electrónica se volvió
mal visto, hasta el punto de que a veces incluso escuchar la música en su
presencia me ganaba una mirada, e ir a festivales de EDM2 estaba fuera

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Música electrónica dance.
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de discusión. Entre los atuendos de “putas” como él tan amablemente se
refería a ellos, y la variedad de drogas que siempre acompañan a ese tipo
de espectáculos, no había ninguna posibilidad en el infierno de que
pudiera mencionar la idea de ir a ver incluso a un artista trance de bajo
nivel.
Mi trayectoria profesional ya no le agradaba tampoco. No aprobaba que
fuera mesera en general, porque “nunca debería ser una meta
profesional” pero odiaba francamente el hecho de que yo tenía un trabajo
ocasional de medio tiempo trabajando como mesera. Las noches que
trabajaba en el bar eran las noches en que nos metíamos en nuestras peleas
más grandes. Hasta que un día, el dinero extra simplemente no valió la
pena, y lo dejé para trabajar únicamente en el café. No mucho después de
eso, terminé inscrita en la universidad, aunque crecí en un hogar donde
nos dijeron que la universidad no es necesaria para tener éxito, e incluso
mi sueño de tener un café estaba por debajo de él, lo único que aprobaba
era mi habilidad para cocinar para él.
Se volvió menos interesado en mis amigos y familiares. Ya no trataba
de impresionar a mis papás y dejó de animarme a salir con mis amigos.
Apenas les envío mensajes de texto a mis amigos porque ya no tengo más
excusas para dar sobre por qué no puedo verlos, y admitir que es porque
me siento culpable por pasar tiempo lejos de Steve está fuera de discusión.
Mi hermana es la única con la que realmente salgo.
Mi hermana no entiende por qué sigo con Steve. Si las cosas no son tan
buenas como solían ser, ¿por qué me quedaría en una relación menos que
perfecta?
Lo que ella no entiende es que incluso con estos episodios de menos,
nuestra relación sigue siendo increíble. Todavía amo a Steve, y toda
relación sufre la pérdida de la fase de luna de miel en algún momento,
que es lo que sucedió cuando nos mudamos juntos y comenzamos a pasar
el doble de tiempo juntos. Todos están obligados a encontrar cosas que no
les gustan de la otra persona cuando entrelazan sus vidas al mudarse a
un espacio compartido.
Y además de todo eso, sigo teniendo al mismo Steve, el Steve del que
me enamoré, la mayor parte del tiempo. Las cosas van bien el 85% de las

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The Fight Game #2
veces. Sólo en ese 15% las cosas son mediocres, y mediocre no es malo, no
es estar en una horrible relación mala.
¿Y qué si no está tan obsesionado conmigo como lo estaba al principio?
Es completamente normal sentirse enamorado durante el primer año de
una relación y luego que esas emociones intensas se apaguen después de
un período prolongado de tiempo juntos. Parece imposible que cualquier
pareja siga viviendo con el mismo nivel de interés que cuando se
conocieron. No vale la pena tirar por la borda una relación decente.
Las únicas veces que realmente cuestiono esa teoría es cuando Steve me
hace cuestionar mi valor.
Cuando pasa de simplemente no adorarme, a hacerme sentir menos.
Cuando me hace sentir como una puta.
Cuando ve mi ropa, incluso si no es provocativa, o cuando rechaza mi
idea de un tatuaje porque dice que es vulgar. Cuando me da una mirada
de repulsión cada vez que trato de animarlo a ser un poco menos vainilla
en la cama. A veces incluso me mira solo por ser la que inicia el sexo.
No creo que se dé cuenta de que lo hace, creo que es una forma de sus
locas inseguridades que nunca aprendió a sobrellevar después de que su
prometida de la universidad lo engañó. Agrega a eso los valores muy
tradicionales con los que fue criado, y tiene sentido que sea un poco
sensible.
Ese pensamiento logra calmarme cuando bajo del autobús y empiezo a
caminar hacia el café. Debo recordar que Steve no se asustó cuando
mencioné a Tommy porque me ama menos, sino porque me ama más. Es
una reacción defensiva. Él realmente no cree que lo estaba engañando
mentalmente, solo está condicionado para saltar a esa conclusión debido
a su propia ex. Él entró en pánico porque me ama y no quiere perderme.
Para cuando llego a las puertas del café, mi agitación interna ha pasado
de hervir a hervir a fuego lento. Mis pensamientos no han concluido
exactamente cómo voy a tratar con Steve cuando llegue a casa esta noche,
pero por ahora, al menos estoy segura de que él me ama, de que estaremos
bien.

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The Fight Game #2
Así que dejo de lado todos los pensamientos de anoche y, en vez de eso,
lanzo mi energía a mi trabajo diario.
Termina siendo un día loco y ocupado. Aunque es un día entre semana,
el café tiene un flujo constante de gente desde el momento en que abrimos.
Trato con clientes necesitados, meseros nuevos, la entrega de un envío y
un cocinero en medio de un colapso inducido por la angustia. Me gustaría
decir que es un día inusualmente caótico, pero estaría mintiendo.
Cierro las puertas delanteras con un gran suspiro, apoyando mi frente
contra la madera oscura por un momento mientras me recupero.
Suena mi teléfono y lo saco de mi bolsillo trasero. Sin ver el
identificador de llamadas, respondo:
―Hola, soy Hailey.
―Hola ―dice la voz de Steve a través de la línea.
Inmediatamente me pongo rígida cuando toda mi energía nerviosa
regresa de nuestra interacción de esta mañana. Nunca puedo decir cuánto
tiempo estará enojado conmigo o cuándo mágicamente me perdonará y
volverá a ser el hombre que me ama.
―Hola ―digo vacilante.
―¿Terminaste en el trabajo?
Me giro hacia el café vacío mientras respondo.
―Sí, acabo de cerrar. Me voy en un minuto.
―Okey, solo estaba llamando para ver si querías que te recogiera. Me
voy de la oficina ahora.
Me muerdo el labio, incapaz de descifrar cómo se siente en este
momento. Ha habido muchas ocasiones en las que ha hecho algo
considerado o amable, a pesar de que estábamos peleando.
―Sí, eso estaría bien ―respondo con cautela―. Saldré en quince
minutos.
―Está bien, te veré entonces.

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The Fight Game #2
La llamada telefónica termina sin ningún tipo de despedida. Durante
los siguientes quince minutos, alterno entre caminar nerviosamente por
el café y ocupar mis manos con trabajo innecesario.
Odio sentir que estoy en un limbo así. Me encuentro deseando por
centésima vez que pudiéramos haber hablado de nuestra pelea de anoche,
o incluso esta mañana, para que ninguno de nosotros tuviera que
estresarse por eso ni un segundo más. Prefiero lidiar con eso y seguir
adelante.
Me siento como una botella de refresco burbujeante cuando veo que el
auto de Steve se detiene. Estoy tan inquieta que tropiezo en la acera
mientras le doy la vuelta al auto hacia el lado del pasajero.
Me deslizo en el asiento mientras aprieto mi bolso contra mi estómago,
lanzo una mirada nerviosa a Steve, luego vuelvo mi atención a mi regazo.
Abro la boca para decir algo, pero en realidad nada tiene la oportunidad
de salir.
Siento los dedos de Steve enroscarse alrededor de mi barbilla, tirando
suavemente para que ahora esté viéndolo a él. Observo su cálida sonrisa,
su expresión feliz, con asombro, pero solo puedo verlo por un momento
porque luego me jala hacia él para poder capturar mis labios con los
suyos.
El beso se siente increíblemente dulce, parece transmitir su amor por
mí. No sé si le devuelvo el beso, porque esa sensación es actualmente un
shock para mi sistema después de todo lo que ha pasado, pero cuando el
beso se vuelve apasionado, cuando de repente siento el hambre de Steve
por mí, dejo escapar un gemido mientras abro mi boca y me entrego por
completo.
Los dos respiramos con dificultad cuando nos separamos.
―Te extrañé tanto ―gime contra mis labios, apoyando su frente contra
la mía―. Tengamos una cita esta noche. Quiero salir contigo.
Me alejo con una mirada de sorpresa.
―¿Esta noche? ¿A dónde?

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The Fight Game #2
Me jala, como si no pudiera soportar estar más lejos de mí de lo
absolutamente necesario.
―No me importa, tú eliges el restaurante. Solo quiero estar contigo.
Quiero que pasemos tiempo juntos.
Una pequeña sonrisa tira de las comisuras de mis labios. Me encanta
cuando se pone muy necesitado de mi compañía.
―Mmm, okey. Probemos ese nuevo restaurante de tapas en East
Passyunk.
Él sonríe y presiona un ligero beso en mis labios.
―Okey ―está de acuerdo, tomando mi mano en la suya mientras se
gira de nuevo hacia la calle.
Durante todo el camino a casa, él no suelta mi mano y la sonrisa no
desaparece de su rostro, pero incluso con las mariposas felices estallando
en mi estómago, hay una sensación persistente en mi subconsciente que
intenta recordarme que en realidad no se disculpó por enloquecer por
nada. Que estamos, una vez más, montando lo que se siente como una ola
de altibajos constantes, de amor y conflicto.
Pero él está tan feliz y tan ansioso por tocarme, por besarme, mientras
me arreglo para nuestra cita, que esos sentimientos rápidamente salen
volando por la ventana.

El fin de semana pasa en un borrón de sonrisas, besos y risas. A pesar


de que a menudo trabaja los fines de semana, Steve se aseguró de guardar
su computadora portátil y llevarme a la habitación tan pronto como llegó
a casa el viernes por la tarde, y después de lamerme hasta el orgasmo, me
anunció que íbamos a pasar el fin de semana juntos en nuestro
apartamento.
Me recordó a cuando empezamos a salir. Hablamos, bromeamos,
pedimos comida a domicilio, vemos programas policiacos. Mi corazón
canta por la cercanía porque no puedo recordar la última vez que pasamos
un tiempo así, simplemente disfrutando de la compañía del otro.

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The Fight Game #2
―Si fuera a la cárcel, ¿por qué sería? ―pregunto con una sonrisa,
alcanzando otro churro de nuestra comida mexicana a domicilio.
Steve actúa como si estuviera pensando en eso por un momento, luego,
sin ningún tipo de expresión facial que delate su burla, responde:
―Probablemente robo.
Mi mandíbula se abre.
―¡¿Qué?! ¿Qué robaría?
Todavía inexpresivo, responde:
―Mi corazón.
Lo veo boquiabierta por otro momento antes de patearlo con mi pie
donde está sentado al final del sofá.
―Eso fue cursi, incluso para ti ―murmuro.
Él sonríe y mueve mis pies a su regazo de nuevo.
―Te encanta ―bromea.
Solo pongo los ojos en blanco en respuesta. Yo... no lo odio.
―¿Qué hay de mí? ¿Por qué iría a la cárcel?
Toco mis labios con el dedo, imitando su anterior expresión pensativa.
Entonces, con toda seriedad, respondo:
―Por no pagar tus multas de estacionamiento.
Frunce el ceño, probablemente sin esperar esa respuesta.
―¿Por qué?
Me encojo de hombros.
―No sé, probablemente no pagarías tus multas de estacionamiento y
luego terminarías con una orden de arresto. ―Encuentro su mirada,
forzando mi expresión a permanecer neutral―. Tú solo… te ves como ese
tipo de chico.

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The Fight Game #2
―¿Oh, en serio? ―dice, levantando una ceja con escepticismo―.
¿Parezco el tipo de persona que no podría pagar una multa de
estacionamiento de $30?
Muerdo mi labio inferior en un esfuerzo por sofocar mi sonrisa, pero
aun así, asiento.
Agarra mis tobillos con un gruñido y tira de mí hacia él. Grito de
sorpresa cuando me jala hacia abajo a lo largo del sofá y mis piernas se
abren para hacerle espacio.
―Eres una listilla ―dice.
Una mirada hambrienta aparece en sus ojos mientras se arrastra por mi
cuerpo. En el momento en que se acomoda entre mis piernas, puedo sentir
la dura cresta de su erección presionando contra mí y gimo al sentirlo, lo
que provoca otro gruñido de Steve cuando comienza a besarme el cuello.
―Eres tan sexy ―gime contra mi piel―. Sé que ya tuvimos sexo este
fin de semana, pero ya te quiero de nuevo.
Tomo su rostro y acerco sus labios a los míos, asintiendo con
entusiasmo.
―Sí ―respiro―. Sí, por favor. Fóllame.
Lo siento congelarse brevemente ante mis sucias palabras, antes de que
vuelva a besarme. Cuando deslizo mi lengua en su boca, se estremece
derrotado y coloca su peso sobre mí.
Envuelvo mis piernas a su alrededor y muevo mis caderas, desesperada
por más fricción, desesperada por sentir más. Trato de verlo a los ojos en
un esfuerzo por sentir algún tipo de cercanía, pero está demasiado
concentrado en mi cuerpo. Solo puedo ver cómo su ansiosa mirada me
recorre, su mano baja para ahuecarse, y cuando comienza a amasar mi
pecho con la otra mano, gimo ante el más mínimo contacto y me arqueo
ante su toque.
Demasiado rápido, retira su mano y se endereza para pararse al lado
del sofá. Cuando comienza a quitarse la ropa, tomo eso como mi señal
para quitarme la mía. Me quito la blusa, el sostén y los pantalones, con

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The Fight Game #2
Steve de pie desnudo y viendo con impaciencia mientras deslizo mis
bragas por mis piernas.
Por un momento, creo que se va a hundir en mí, así de duro está viendo
mi coño, incluso separé mis piernas ligeramente y dejé que mis dedos
recorrieran mi estómago en tentación.
Pero el momento pasa, y presiona mis muslos hacia abajo mientras se
acomoda entre mis piernas de nuevo.
Ahogo el suspiro decepcionado que quiere escapar. No es frecuente que
Steve ponga su boca sobre mí, lo cual es desafortunado porque es la única
forma segura de que pueda hacer que me corra. Es impredecible si me
corro solo con la penetración por lo que siempre tengo un momento de
irritación cuando salta directamente al evento principal.
Pero luego me está besando y apretando mis pechos de nuevo, y me
encuentro a mí misma tirada de vuelta a ese sentimiento de desearlo y
empiezo a frotarme contra la longitud de su erección.
Steve rápidamente se agacha y se guía dentro de mí. Siento el gemido
que retumba a través de su pecho ante la sensación, y deja caer su cabeza
en mi cuello mientras sus caderas comienzan a empujar lentamente.
Ojalá pudiera sentir la misma satisfacción que él siente en esa primera
entrada. Steve no es pequeño, pero tampoco es muy grande, y mientras
que yo siempre sentí que había deseos más oscuros acechando dentro de
mí, Steve siempre prefirió el sexo vainilla y misionero. Por mucho que
quiera que me use, que me arroje, me monte y me folle tan fuerte como
pueda, nuestra química sexual nunca ha sido así. No es exactamente dulce
o suave, pero no es tan duro como creo que me gustaría. Hay suficiente
fricción y golpes para hacer que uno, o a veces los dos, nos corramos.
Tal vez Steve siente mi necesidad de más porque comienza a acelerar el
ritmo e intensificar sus embestidas. Con sus brazos metidos debajo de mis
hombros y su rostro aún enterrado en mi cuello, su cuerpo está en un
ángulo bajo contra el mío, haciendo que una deliciosa chispa de placer se
dispare a través de mi cuerpo cuando el vello alrededor de su eje roza mi
clítoris. Jadeo por la sorpresa ante la sensación, y cuando sucede de
nuevo, gimo y empiezo a mecerme ansiosamente contra él por más.

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The Fight Game #2
El sonido de mi gemido parece afectar a Steve. Escucho un murmullo
“mierda” en mi oído, y luego su ritmo se vuelve frenético.
―Maldita sea, bebé, te sientes tan bien ―gime contra mi piel―. Te
gusta eso, ¿no?
Mis ojos se cierran con fuerza mientras asiento rápidamente, y una
sensación de desesperación se apodera de mí. Siento que me estoy
quedando sin tiempo para capitalizar esta pequeña sensación de felicidad.
Demasiado rápido, las caderas de Steve pierden el ritmo cuando se
corre con un gemido largo y bajo, y se entierra profundamente dentro de
mí una última vez antes de desplomarse sobre mi pecho. Puedo sentirlo
jadeando, tratando de recuperar el aliento.
Solo puedo ver al techo con arrepentimiento, molestia y exasperación.
Debe notar que no respiro con dificultad ni digo nada, así que se apoya
en un codo para verme. Su otra mano se estira para apartar suavemente
un cabello suelto de mi rostro, y sonrío cálidamente ante el contacto.
―¿Te corriste? ―pregunta sin rodeos mientras me da una mirada
esperanzada.
Me debato en decirle la verdad, porque soy una mujer independiente,
después de todo, y ¿por qué no puedo exigir mis propios orgasmos?
Debería sentirme cómoda diciéndole a mi pareja que, lamentablemente,
el sexo de hoy no fue suficiente para mí, pero que tal vez podría intentarlo
con los dedos o la boca.
Pero luego recuerdo lo bien que nos hemos llevado esta semana y lo
bueno que ha sido no tener ningún conflicto entre nosotros. Recuerdo que
se enoja un poco cada vez que admito que no me corrí, aunque él niega
haberse sentido así, y a pesar de que me follará y me hará correrme si se
lo pido, siempre nos quedamos en una nube incómoda después, en lugar
de la felicidad posterior al sexo.
Eso, combinado con la siempre presente y persistente preocupación de
que es mi culpa que no pueda correrme... que hay algo mal conmigo...
Es más fácil de lo que debería ser tomar una decisión de una fracción
de segundo para mentir y decirle lo que quiere escuchar. Simplemente no

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The Fight Game #2
quiero lidiar con la molestia o la incomodidad hoy. ¿Y qué si no me corrí?
Ya me corrí ayer. Lo haré en la ducha más tarde, no es gran cosa.
―Sí, cariño, me corrí ―le digo con una sonrisa.

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The Fight Game #2

3
―¡FELIZ CUMPLEAÑOS, PERRA!
Hago una mueca y alejo el teléfono de mi oído.
―Jesús, eres ruidosa esta mañana ―murmuro en el teléfono una vez
que mi hermana, Remy, ha dejado de gritar―. ¿Por qué estás despierta
tan temprano?
―Tengo que prepararme para una reunión temprana con Cassandra, y
necesito todo el café del mundo para lidiar con la perra. ¡Además, es tu
CUMPLEAÑOS NÚMERO 21! ¡¿Qué haremos esta noche?!
Alejo mi teléfono de nuevo y lo miro.
―En primer lugar, vamos a calmarnos porque estás loca en este
momento, eso es lo primero en la agenda. ―Prácticamente puedo
escuchar a mi hermana poner los ojos en blanco ante eso―. En segundo
lugar, no puedo hacer nada esta noche porque Steve me invitará a cenar.
Ya hizo una reservación porque iremos a ese nuevo lugar en Old City que
se llena muy rápido, pero tal vez podamos hacer algo ¿este fin de semana?
Remy deja escapar un suspiro exagerado.
―¿Así que no podré verte en absoluto hoy? ¿De verdad no puedo
llevarte a un bar esta noche para que te embriaguez legalmente?
―No puedo ―le digo con una mueca de dolor―. Steve quiere pasar mi
cumpleaños juntos, y no le gusta salir de fiesta, por lo que un bar
probablemente no sea una buena idea.
Ella no responde durante unos segundos, así que veo mi teléfono para

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asegurarme de que la llamada no se haya cortado. Apenas la escucho
The Fight Game #2
gruñir por lo bajo “el maldito narcisista solo quiere demostrar que le pertenece”
pero su tono está tan molesto que no puedo estar segura de que haya
dicho eso. Justo cuando estoy a punto de preguntarle si está bien, dice:
―Hailey, es tu maldito cumpleaños. Lo que le gusta y lo que no le gusta
a Steve ni siquiera debería influir. ¿Por qué no puedes hacer lo que quieres
hacer? Te divertirías más si Jax y yo te sacáramos.
Hago una mueca y pellizco el puente de mi nariz. Sé que tiene razón,
entonces, ¿por qué soy tan firme en mi decisión de apegarme al plan de
Steve? ¿Por qué la idea de ir contra él me hace sentir ansiedad hasta los
huesos?
Sé que debería pasar el día haciendo lo que yo quiera; los cumpleaños
son el único día en el que todos pueden hacer sus demandas y las
personas que los rodean tienen que cumplir, pero ¿cómo le explico a mi
hermana que no me gustaría hacer lo que quiero hacer porque todo el
tiempo estaría completamente concentrada en el hecho de que Steve está
en casa y enojado? Y a menos que se lo diga después de la cena, su mal
humor probablemente también arruinaría nuestra cita.
Una noche divertida no vale la pena.
―Simplemente no me siento como para una gran noche ―miento. Es
la forma más fácil de terminar esta conversación en este momento―. Ya
sabes que no soy una gran bebedora. El cliché de la fiesta de cumpleaños
número 21 simplemente no me suena atractivo.
Oigo a Remy exhalar otro profundo suspiro y sé que se ha dado por
vencida con la discusión. Ella no me presionará a hacer nada que no
quiera hacer, es una de las cosas que amo de mi hermana. Ella me anima
a salir de mi zona de confort, pero siempre sabe cuándo parar.
―Al menos déjame invitarte a almorzar ―suplica―. No puedo no verte
hoy. Solo averigua cuándo puedes salir del trabajo por una hora, y te veré
donde quieras.
Una sonrisa vacilante se extiende por mi rostro. Eso suena como un
buen plan.
―Está bien ―estoy de acuerdo―. Te enviaré un mensaje de texto

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cuando llegue al trabajo y averiguaré cuándo puedo tomarme una hora.
The Fight Game #2
―Perfecto ―chilla Remy―. Llevaré a Jax también. Haremos una fiesta,
te guste o no.
Se me escapa una risa tranquila.

―Está bien, loca. Te veré en un rato.

Cuando llego al restaurante, sonrío cuando veo que Remy y Jax ya están
aquí. Al acercarme a su mesa, observo con diversión cómo Jax ignora
deliberadamente la ardiente atención de mi hermana y, en vez de eso,
sonríe a su cerveza antes de tragarse todo.
―¿Por qué le gritas a Jax? ―pregunto sin rodeos cuando los alcanzo,
luego niego con la cabeza con una risa cuando Jax me guiña un ojo.
Mi hermana pone los ojos en blanco ante eso.
―No importa ―concede con un resoplido. Volviendo su atención hacia
mí, su irritación se transforma lentamente en una sonrisa emocionada―.
Feliz cumpleaños hermanita. ―Nunca para el espectáculo de abrazos y
besos, ella solo me da un asentimiento.
Jax, por otro lado, se trata de abrazos. Siempre me sorprende que su
cariño no me moleste, ya que el contacto físico nunca ha sido mi lenguaje
de amor, pero hay algo en su amor, y la pura intención con la que lo
muestra, que siempre ha tenido el efecto contrario en mí. Siempre he
deseado sus abrazos, y cuando despliega su enorme estatura vikinga de
la silla y se pone de pie en su altura total del metro noventa y cinco, no
tengo más que ansias de que me envuelva en sus brazos.
Conocí a Jax cuando tenía diez años, cuando mi familia se mudó a un
nuevo vecindario, y Remy, siendo la marimacho que era, inmediatamente
se hizo amiga del chico atlético de al lado. Durante los siguientes cuatro
años, estuvieron prácticamente pegados a la cadera: Jax estaba más
pendiente de nuestra casa que incluso los novios de la preparatoria de
Remy. La gente solía bromear con ellos sobre ser novios, pero su relación
se convirtió más en una de hermanos muy unidos que cualquier otra cosa.

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The Fight Game #2
Nuestra relación, por otro lado, es algo completamente diferente.
Siendo cinco años menor que Jax, yo era solo la hermana menor molesta
que quería pasar el rato con los adolescentes, y aunque Remy nunca fue
tan mala conmigo como lo serían muchos de los hermanos mayores con
los amigos, no estaba exactamente ansiosa por incluirme en las cosas.
Jax fue el único que me dio la hora del día, incluso cuando era un chico
de dieciséis años, hacía todo lo posible para asegurarse de que estaba bien
y me ayudaba con todo lo que necesitaba. A menudo se le podía encontrar
en la cocina, ayudándome con mi tarea de matemáticas o llevándome a
clases de baile si nadie más podía hacerlo. Definitivamente estaba
enamorada de él al principio, ¿cómo podría no estarlo cuando era el chico
más lindo que había visto y agradable conmigo? Pero después de un
tiempo, mi enamoramiento de colegiala se desvaneció a un vínculo
diferente y más profundo.
Nunca estuve segura de si sucedió porque estaba harta de sentirme
herida cuando él tenía una nueva novia cada mes, o si simplemente me di
cuenta. Eventualmente, dejé de fantasear con el día en que se daría cuenta
de que yo era la chica que estaba buscando y, en vez de eso, comencé a
apreciar que yo poseía su corazón en una capacidad diferente. Él podría
no estar interesado en mí románticamente, pero yo era innegablemente la
única persona por la que dejaría todo si se lo pidiera. Ni siquiera Remy
tenía su amor como yo. Nunca pude decidir si él era protector conmigo
porque yo era pequeña y callada, o si era evidente que nos cuidaríamos el
uno al otro.
De cualquier manera, hemos sido cercanos por más de una década.
Aunque rara vez nos vimos después de que él y Remy se fueron a la
universidad, y aunque ahora no nos vemos muy a menudo, ese vínculo
se estrecha y brilla cada vez que estamos juntos en la misma habitación.
Cuando se levanta de su asiento, sonríe y me envuelve en un fuerte
abrazo.
―Feliz cumpleaños, niña ―murmura en mi cabello. Aprieto su cintura
y entierro mi rostro en su pecho, disfrutando el olor y la sensación de él
envolviéndome.

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The Fight Game #2
Me aprieta una vez antes de soltarme y volver a dejarse caer en su
asiento. Tomo el que está a su lado y me giro hacia mi hermana.
―¿Ya ordenaron?
Ella ve a Jax.
―Sí, este bastardo ya se bebió lo suyo. Si está debajo de la mesa al final
del almuerzo, sabremos por qué. ―Jax pone los ojos en blanco ante el
golpe de que es un peso ligero para tomar a pesar de su tamaño. Ella
vuelve su atención a mí, y una sonrisa se extiende por su rostro―.
Entonces, ¿cuál será tu primera bebida legal? ¿Y qué tipo de shot
tomaremos?
Arrugo la nariz ante la mención de un shot. Nunca fui una gran
bebedora incluso antes de Steve, por lo que el licor puro nunca me atrajo.
―¡Oh, vamos, tienes que tomar un shot! ―Remy prácticamente se
queja.
Suspiro derrotada al mismo tiempo que nuestro mesero se acerca a la
mesa.
―Hola, chicos, ¿cómo estamos hoy? ―pregunta con actitud amistosa y
acogedora, mientras coloca un vaso de agua frente a cada uno de nosotros.
―Estamos muy bien ―dice Remy con un chirrido―. Hoy es el
cumpleaños número veintiuno de mi hermana.
El mesero dirige su atención hacia mí con una sonrisa en su rostro y
siento a Jax ponerse rígido a mi lado cuando los ojos del mesero recorren
rápidamente mi cuerpo.
―¡Feliz cumpleaños! ―dice con demasiado entusiasmo―. El primer
trago corre por mi cuenta hoy, hermosa. ¿Qué puedo traerte?
Le doy una pequeña sonrisa.
―Gracias. Voy a pedir una margarita de la casa, por favor, y tres shots
de tequila para la mesa. ―Remy se frota las manos, luciendo demasiado
feliz por esto.
El mesero vuelve a sonreír.

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The Fight Game #2
―Lo tienes, cariño. ―Se gira hacia Remy, completamente ajeno a las
dagas que Jax está lanzando a un lado de su cabeza―. ¿Qué hay de ti?
¿Qué puedo traerte?
―También pediré una margarita ―responde Remy con una sonrisa.
―Yo tomaré una Corona ―ladra Jax. El mesero se sobresalta, como si
no se hubiera dado cuenta de que había un hombre en la mesa. Lo cual es
cómico en sí mismo, ya que Jax es un gigante. No puedo detener la risa
que se me escapa ante la actitud sobreprotectora de Jax. Él dirige su
mirada hacia mí con los ojos entrecerrados, desafiándome a decirle que se
detenga, pero solo le doy unas palmaditas en el brazo para que se relaje.
―Vuelvo enseguida con esas bebidas ―murmura el mesero una vez
que recupera la compostura. Jax lo ve hasta que llega a la barra.
―No tienes que ser tan oso, Jax ―no puedo evitar reírme―. Fue un
coqueteo inofensivo.
Las líneas del entrecejo continúan arrugando el rostro de Jax.
―Fue un servicio de atención al cliente de mierda ―gruñe en
respuesta.
Resoplo una carcajada más fuerte y niego con la cabeza, provocando
una sonrisa y un guiño de Jax mientras concede. Dirijo mi atención a mi
hermana y le pregunto:
―Hablando de osos, ¿por qué estabas tan malhumorada cuando
llegué? ¿Pasó algo en el gimnasio?
Ahora es el turno de Remy de verme.
―No exactamente. Estaba enojada porque Jax sintió la necesidad de
hacer algo sin consultar primero a la clase.
Levanto una ceja en pregunta.
―¿Qué hizo?
Remy abre la boca para responder, pero parece ver algo por encima de
mi hombro porque se congela. No sé cómo es posible, pero su irritación
se multiplica por diez.

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The Fight Game #2
―Estás a punto de descubrirlo ―dice, volcando la fuerza de su ira en
Jax.
Jax simplemente se sienta ahí, luciendo como el gato que atrapó al
canario y antes de que pueda mirar detrás de nosotros para ver qué llamó
su atención, el compañero de casa de Jax, Tristan, aparece junto a nuestra
mesa.
―Hola, chicos ―saluda feliz. Solo lo he visto un puñado de veces, pero
incluso por nuestras interacciones limitadas, puedo decir que no es un
hombre alegre. Estoico o arrogante, sí, pero no feliz. Entonces, estoy
confundida acerca de por qué se ve de esa manera ahora.
Mi pregunta se responde cuando se gira hacia mi hermana, y su sonrisa
crece de inmediato.
―Remy bebé ―dice arrastrando las palabras.
Si las miradas pudieran matar, Tristan sería un montón de cenizas en el
suelo en este momento.
―Vete a la mierda, Tristan ―dice Remy con los dientes apretados―.
No me importa si Jax te invitó, no eres bienvenido aquí.
Ignorándola por completo, Tristan se sienta a su lado, y a pesar de que
una mirada asesina está dirigida a un lado de su cabeza, su expresión se
suaviza cuando me mira.
―Feliz cumpleaños ―me dice con una sonrisa y afecto genuino.
―Gracias ―le respondo sonrojada.
―Espero que no te importe si me quedo por unos minutos ―comienza.
―Sí nos importa ―espeta Remy, y Jax y yo cubrimos nuestras sonrisas.
Una vez más, ignorándola, Tristan continúa:
―Solo estoy recogiendo un pedido para llevar. Jax mencionó que
estarías aquí, así que pensé en invitarte un trago. ¿El mesero aún no trajo
tus bebidas?
Dicho mesero aparece en ese preciso momento. Desliza nuestras
bebidas hacia nosotros antes de colocar los tres shots en el centro de la

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mesa y sus ojos se agrandan cuando saltan de Jax a Tristan, que no es tan
The Fight Game #2
grande como Jax, pero que es un atleta igualmente intimidante. Su mirada
nunca me toca, lo que significa que el aumento de testosterona lo ha
asustado con éxito para que no haga más avances.
―Oh, ¿puedo traerte algo de beber? ―le pregunta a Tristan.
―Estoy bien, gracias, me dirijo al gimnasio en un minuto de todos
modos. ―Mira la cerveza frente a Jax―. Y tú vas a dar clases esta noche
―agrega deliberadamente.
Jax solo pone los ojos en blanco y pasa su brazo por el respaldo de mi
silla.
―Es el cumpleaños de Hailey, estoy seguro de que puedo tomar una
cerveza siete horas antes de tener que enseñar algo que puedo hacer
mientras duermo.
Me río de la imagen, y antes de que pueda pensar mejor en el
comentario, reflexiono:
―¿Te imaginas? ¿Jiu-jitsu mientras duermes? Me da pena la persona
que esté en la cama contigo, Superman.
Los chicos se sonríen el uno al otro y entonces me doy cuenta de que
ahora lo he convertido en una insinuación sexual, ya que el jiu-jitsu es
como la lucha libre, y la lucha solo sería necesaria mientras duerme si
hubiera una compañera involucrada, y un atuendo de lucha mínimo.
Antes de que pueda hacer una mueca y decir no importa, Remy salta por
mí.
―Ni siquiera nos honren con una respuesta, imbéciles.
Tristan vuelve su sonrisa hacia ella.
―¿Por qué? ¿No estás practicando mucho jiu-jitsu mientras duermes
últimamente, Remy bebé?
―Lo juro por Dios, vas a morir por ese apodo algún día ―gruñe.
El mesero tose, y los cuatro vemos hacia él con sorpresa. Supongo que
no soy la única que olvidó por completo que estaba ahí.
―¿Están listos para pedir comida? ―pregunta, claramente

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incómodo―. ¿O debería darles unos minutos?
The Fight Game #2
―Necesitamos unos minutos ―le dice Jax con desdén.
Una vez que el mesero se va, Jax me pasa uno de los shots antes de
tomar el suyo. Remy agarra el suyo y Tristan simplemente levanta el agua,
ignorando una vez más su mirada.
Estoy empezando a pensar que ese es su superpoder.
―Felices 21, niña ―dice Jax con una cálida sonrisa.
―Felices 21 ―repiten Remy y Tristan con los vasos levantados.
La alegría inunda mi pecho, y veo entre Jax y mi hermana, tomándome
un segundo para apreciar cuánto amo a estas personas y cuánto me aman,
y aunque no hay una vela de cumpleaños frente a mí para apagar, y
aunque la tradición es pedir un deseo, hago lo que hago todos los años:
pongo mi gratitud en el mundo en su lugar.
―Gracias ―digo simplemente, expresando toda la fuerza de ese
sentimiento con una gran sonrisa. Entonces levanto mi trago en un
brindis.

Oigo correr la ducha cuando entro al apartamento. Cuelgo mi bolso en


la puerta, luego me dirijo al baño y me quito la ropa.
Cuando abro la puerta de la ducha y entro en el pequeño recinto, Steve
me dirige una sonrisa por encima del hombro.
―Hola, bebé ―me saluda, sin dejar de frotar la esponja vegetal sobre
su pecho―. ¿Cómo te fue en el trabajo?
Toco con mis dedos su cintura mientras aplasto mi cuerpo contra su
espalda. Presiono un beso húmedo en su hombro, empujando mis pechos
hacia él a medida que me acerco.
―Estuvo bien ―murmuro.
Mis manos comienzan a subir y bajar por sus costillas. Ahora me doy
cuenta de que el tequila todavía corre por mi cuerpo, así que estoy un
poco borracha y muy cachonda. Sigo dejando besos a lo largo de su
hombro.

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The Fight Game #2
―Bebé ―me advierte Steve, deteniendo mi mano antes de que pueda
aventurarse demasiado al sur―. Vamos a llegar tarde a la cena.
Froto mis senos contra su espalda, adolorida por la fricción en mis
pezones.
―Nuh uh, ya estamos ahorrando tiempo duchándonos juntos ―razono
inocentemente.
Él suspira y se da la vuelta. Sonrío y envuelvo mis brazos alrededor de
su cuello, mientras mis labios rozan ligeramente los suyos. Sus manos
agarran mis caderas.
―Hola ―susurro. Mi sonrisa se ensancha, y estoy segura de que parece
la de una borracha, pero realmente quiero que me bese en este momento.
Frota su nariz contra la mía en un beso esquimal, pero sigue sin darme
lo que quiero. Dado que tengo el apetito sexual más voraz, Steve rara vez
es el que inicia el sexo. A menudo tengo que acercarme a él si quiero tener
sexo, y aunque ya lo espero, no me molesta menos cuando tengo que
hacerlo.
Ahogo mi resoplido de frustración y en su lugar presiono mis labios
contra los suyos. Sigo besándolo, mordiendo sus labios, hasta que se relaja
contra mí y me devuelve el beso. Me estremezco cuando siento que su
agarre en mis caderas se aprieta, y cuando sus labios finalmente se abren
a los míos, gimo y deslizo mi lengua en su boca.
Se congela, como si hubiera estado en shock y cuando sus dedos se
clavan dolorosamente en mi piel, me retiro con el ceño fruncido.
―¿Qué ocurre? ―le pregunto.
Con mis brazos todavía envueltos alrededor de su cuello, solo hay un
poco de espacio entre nosotros, y desde aquí, puedo ver muy claramente
la furia que brilla en sus ojos. Que juro que puedo sentir hasta mis huesos.
―¿Estabas bebiendo? ―pregunta con frialdad. Sus dedos se clavan en
mí con tanta fuerza ahora que siento que la piel se rompe bajo sus uñas.
―¡Ay! ¡Steve! ―Empujo sus manos y él las suelta sin más lucha.

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The Fight Game #2
―Responde a la pregunta ―grita, apretando los puños a los costados e
ignorando el agua refrescante de la ducha.
Resisto el impulso de frotarme las caderas donde me agarró y, en vez
de eso, lo veo en respuesta, mis brazos se cruzan sobre mi pecho en un
inútil intento de esconderme.
―Tomé un trago en el almuerzo. No estaba bebiendo.
Sacude la cabeza y la desaprobación es clara en su rostro mientras
enjuaga el resto de su cuerpo. Ninguno de nosotros dice una palabra
cuando sale de la ducha. Alcanzo mi propio gel de baño, frotando mi
cuerpo y deseando en silencio poder lavar el alcohol de mi olor y la
vergüenza de mi piel.
Cuando ya no puedo esconderme en la ducha, envuelvo una toalla
alrededor de mi cuerpo y camino por la puerta de nuestra habitación. Ni
siquiera entro, sintiendo que necesito el espacio entre nosotros en este
momento. Steve está hurgando en el armario, buscando ropa e ignorando
descaradamente mi presencia.
Parece perder la paciencia en un instante cuando, de repente, se gira
hacia mí y me pregunta:
―¿Con quién almorzaste? ¿Por qué no me enviaste un mensaje de texto
diciéndome que ibas a salir con alguien?
―Steve, salí con Remy. ―respondo, luego suspiro con exasperación
mientras mis brazos caen a mi lado. Deliberadamente dejo el nombre de
Jax fuera de eso, sabiendo que mi bebida con Remy es un desencadenante
suficiente para Steve tal como es. Jax haría que esta situación fuera mucho
peor porque no importa lo que yo o cualquier otra persona diga, Steve
todavía no entiende cómo un hombre y una mujer pueden ser amigos sin
sentimientos románticos. No entiende mi relación con Jax, lo que significa
que se siente muy amenazado por ella.
Nunca he manejado muy bien sus celos, por la única razón de que
nunca he visto el punto de la emoción. Es difícil entender la mentalidad
de Steve cuando se pone así.
―Aún así podrías haberme dicho.

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The Fight Game #2
Podría haberlo hecho, no debería haberlo hecho. Siempre es tan astuto e
intencional. Sabe exactamente qué palabras usar cuando su tono implica
una orden, pero nunca se puede decir que su elección de palabras sea
dominante.
―Ellos me invitaron a almorzar en mi cumpleaños ―le explico con
incredulidad―. No estábamos exactamente de bar en bar, Steve.
Ante eso, las llamas de la furia vuelven a encenderse en sus ojos.
―Y pensaste que simplemente tomarías tu bebida de cumpleaños sin
mí ―resume en un tono engañosamente plano―. Y que no me importaría.
De hecho, pensaste que estaría agradecido, ¿no? ¿Tener una novia
borracha y cachonda rogando que la follen como una puta? ¿Es eso lo que
esperabas?
Me estremezco ante las palabras despectivas como si me hubieran
golpeado y agarro mi toalla como un escudo físico.
Él frunce el ceño.
―Espera un minuto. ¿Ellos? ¿Con quién más estabas?
Todo en mí se congela cuando me doy cuenta de mi desliz. Mierda.
Ni siquiera espera a que confirme sus sospechas, simplemente se burla
de mí y dice:
―Sabía que tenías algo con ese imbécil de gran tamaño que sale con tu
hermana. ¿Entonces ahora me engañas con él? Debes amarlo más si me
mientes al respecto y quieres pasar tu cumpleaños con él en lugar de
conmigo. ―Interrumpe mi tartamudeada defensa dándome otra mirada
de desdén―. Adelante, entonces. Ve a emborracharte con tu hermana y
sus amigos. Claramente, preferirías pasar el día con ellos.
Normalmente haría todo lo que estuviera a mi alcance para aplastar
esta tensión a fin de evitar la sensación de mierda de una pelea,
especialmente en mi cumpleaños, y los dos días de tratamiento silencioso
que le siguen, pero hoy, en lugar de intentar jugar a ser una pacificadora,
simplemente me siento enojada.
Enojada porque estoy constantemente caminando sobre cáscaras de

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huevo en torno a sus sentimientos.
The Fight Game #2
Enojada porque me hace sentir culpable cada vez que tomo un trago.
Enojada porque me pide que doblegue mi voluntad en mi cumpleaños.
Sin embargo, de alguna manera, todavía no me atrevo a lanzarle mi ira
al rostro. A pesar de que él no tiene ningún problema en hacerme trizas
con su furia, yo no puedo manejar nada más agresivo que una mirada
furiosa.
Finalmente entro en el dormitorio, obligándome a aplastar parte de la
distancia entre nosotros.
―Se me permite tomar una copa con la familia ―me las arreglo para
escupir―. La primera bebida legal no tiene el nombre de nadie, por lo que
no debería importar con quién estaba. Eran solo Remy y Jax. No es como
si hubiera salido con chicos al azar.
―Fui yo con quien hiciste planes para tu cumpleaños. Yo debería haber
sido con quien tomaras tu primer trago. ―Aún está enojado, pero no está
gritando. Él nunca grita. A veces desearía que lo hiciera, solo para que
pudiéramos tener una pelea a gritos y yo pudiera sacar todo a la luz.
―No sabía que era tan importante. ―Y aunque me odio por decirlo,
hay una necesidad arraigada en mí de tranquilizarlo que me obliga a
decir―: No sabía que era tan importante para ti. Lo siento.
Eso hace el truco. Veo como parte de su ira se desinfla y deja escapar
un fuerte suspiro.
―Odio cuando bebes ―dice con los dientes apretados―. Odio cuando
bebes, y odio especialmente cuando no estoy cerca cuando lo haces.
Me pongo rígida. He escuchado esta perorata tantas veces, y es
desconcertante cada vez, pero nunca he reunido el valor suficiente para
enfrentarlo.
―Fue un trago ―me obligo a decir―. En mi cumpleaños número
veintiuno. Ni siquiera estoy borracha en este momento.
―Tampoco estabas borracha esa noche en la preparatoria que decidiste
actuar como una puta ―dice bruscamente.

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The Fight Game #2
Mis ojos se agrandan y en realidad doy un paso atrás en la habitación
que de repente es demasiado pequeña. Steve niega con la cabeza con una
mirada de puro disgusto antes de volver al armario y ponerse la ropa.
Siento que mi sangre comienza a hervir en mis venas. Es la segunda vez
que me llama así en cuestión de minutos, lo cual es lo mejor para él. Por
lo general, espera para dejarlo como un singular final de conversación, ya
que lanza esa maldita palabra como si fuera mi descripción principal y lo
peor que una persona podría ser. Gracias a Dios, descubrí desde el
principio que solo la usa porque es la forma más fácil que conoce de
hacerme sentir como una mierda, y en realidad no es algo por lo que deba
sentirme mal. Sus insultos dicen más sobre él que sobre mí.
Por supuesto, eso no significa que su obvio intento de arremeter contra
mí no me duela y me moleste al mismo tiempo, pero incluso con la furia
hirviendo a fuego lento bajo mi piel, todavía no puedo defenderme.
Debe sentir el momento en que mi ira se desinfla porque deja escapar
un suspiro y toma asiento al final de la cama, dejando caer su cabeza entre
sus manos, pero el fastidio todavía se mete en la voz cuando pregunto:
―¿Qué, vamos a arruinar esta noche porque tomé un trago con mi
hermana en mi cumpleaños número veintiuno? ¿Eso es realmente lo que
haremos ahora?
Su cabeza se levanta de golpe, con la furia brillando en sus ojos.
―No actúes como si no fuera razonable. Sabes exactamente por qué me
molesta que bebas, y pensé que serías más inteligente que glorificar la
mierda del cliché del cumpleaños número 21.
Mis ojos se abren.
―¿No esperabas que tomara un trago legal hoy? ¿En serio?
Su mirada se oscurece.
―Esperaba que lo tomaras conmigo. Soy el único que ha estado ahí
para ti. Soy yo con quien deberías estar celebrando tu cumpleaños. Ni
siquiera tengo ganas de salir ahora. Lo arruinaste al celebrarlo sin mí.
―¿Ya no vamos a salir? ―pregunto incrédula.

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The Fight Game #2
Él vuelve a suspirar y deja caer la cabeza entre las manos para frotarse
las sienes.
―Todavía saldremos ―reconoce―. Incluso si no es lo mismo, todavía
quiero celebrarte esta noche. Lo haré por ti. ―Cuando me mira, puedo
ver claramente el dolor en sus ojos―. Solo quería ser yo con quien
quisieras celebrar.
Algo dentro de mí se quiebra. Me acerco a donde está sentado en la
cama, apartando suavemente sus manos para poder montar a horcajadas
sobre sus caderas. Él continúa mirándome con esa misma expresión de
dolor, haciendo que mi corazón se retuerza.
―Por supuesto, quiero celebrarlo contigo ―le susurro, apartándole el
cabello del rostro―. Te amo. Eres con quien quiero pasar esta noche. ―Me
estremezco y dejo caer mis manos en mi regazo―. Lo siento por salir hoy.
No pensé en cómo te haría sentir que te dejara afuera.
Steve envuelve sus brazos alrededor de mi cintura, hundiendo su rostro
en mi cuello.
―Está bien ―murmura contra mi piel―. Olvidemos lo que pasó y
pasemos esta noche como la planeamos. ―Se aparta y me da un ligero
golpe en el trasero, dirigiéndome una pequeña pero genuina sonrisa―.
Ve a vestirte. Ponte ese vestido rojo que tanto me gusta.
Asiento con entusiasmo, aliviada de estar de vuelta en tierra firme con
él. Odio la tensión que se genera cuando discutimos, y siempre es un gran
alivio cuando salimos al otro lado. Me bajo de él para poder agarrar mi
vestido rojo y terminar de arreglarme.
La cena esa noche es maravillosa. Nuestra conversación es fácil y
divertida, y Steve se ríe más que en unas pocas semanas. Está de tan buen
humor que ni siquiera dirige su habitual mirada agria a mi mojito cuando
el mesero lo pone en la mesa frente a mí. Estamos felices y todo es
perfecto, como solía ser cuando empezamos a salir.
Como quiero que vuelva a ser.
Nuestra pelea anterior está completamente olvidada.

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The Fight Game #2

4
―¿A qué hora se va a terminar esto? Es mejor que no pase de la
medianoche. Sabes que odio estar en la ciudad tan tarde.
Pongo los ojos en blanco mientras termino de abotonar mis jeans, luego
me volteo para ver mi apariencia en el espejo del largo del piso y le digo
a Steve:
―No será tan tarde. Por lo general, terminan a las diez de la noche, así
que deja de preocuparte.
Puedo sentir su mirada en mi espalda.
―No actúes como si no fuera razonable. ¿Qué tan organizadas pueden
ser estas peleas? Básicamente, están dirigidas por idiotas.
Ante eso, me giro para verlo.
―Ese es un estereotipo estúpido. ¿Por qué los menosprecias? Ni
siquiera los conoces, algunos de mis mejores amigos son luchadores y son
bastante inteligentes.
Jax y Tristan son más inteligentes que tú.
No lo digo, pero definitivamente lo estoy pensando en este momento.
Odio cuando se pone de mal humor.
―Si eso fuera cierto, no estarían dispuestos a pelear a golpes
―murmura, ajustando el cuello de su polo.
Parece un idiota niño rico estereotipado. Él va a sobresalir como un
pulgar adolorido en una arena llena de hombres de sangre roja.

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The Fight Game #2
―¿Sabes? No tienes que venir esta noche ―me enfurezco―. Eres más
que bienvenido a quedarte en casa y jugar videojuegos con tus amigos.
Estoy segura de que matar zombis es más divertido que ver a hombres de
verdad golpearse unos a otros sangrientamente.
Sus ojos se estrechan ante la sutil excavación que no anticipé dejar
escapar. Contengo la respiración y espero su respuesta, sintiendo que no
va a dejar pasar eso.
―¿Estás comparando a idiotas primitivos que solo conocen el dolor
contra un adulto exitoso que disfruta de un pasatiempo creativo e
inofensivo? Genial, Hailey. No estás defendiendo exactamente el caso de
tu propia inteligencia. ―Mis fosas nasales se dilatan y mi mandíbula se
aprieta, pero él me ignora y continúa hablando―. Iré esta noche, a
algunas personas realmente les gusta hacer tiempo para sus parejas.
Mi mandíbula se abre ante eso. ¿Está actuando como si yo nunca tuviera
tiempo para él? Eso es una locura, y falso. Priorizo la mayor parte de mi
vida a su alrededor.
Steve permanece ajeno a todos los pensamientos que nunca reuniré el
coraje de decir en voz alta.
―Entonces, incluso si tengo que soportar esta locura para estar contigo
esta noche, lo haré. Porque te amo y eso es lo que hacen las personas que
se aman. ―Y antes de que pueda responder, me dirige una mirada que
tiene el poder de hacerme sentir culpable al instante y luego sale de la
habitación.
―Vámonos ―dice desde la cocina.
Exhalo un suspiro cansado y le doy una última mirada a mi apariencia
antes de agarrar mi bolso.
―Bueno, esta noche ha tenido un gran comienzo ―rechino con los
dientes apretados.

La arena es ruidosa cuando finalmente llegamos ahí. La cerveza fluye y


las peleas ya han comenzado, por lo que los fanáticos están animando lo

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The Fight Game #2
suficientemente fuerte como para despertar a los muertos, especialmente
cuando uno de los luchadores en la jaula asesta un golpe devastador en la
sien que tira a su oponente al suelo.
Y aunque el entorno familiar me hace sonreír ante la sensación de estar
en casa, a Steve le da escalofríos. De hecho, levanta la mano que no sostiene
la mía hacia su oído y ve a su alrededor con desaprobación.
―¿Cuánto falta para la pelea de tu amigo? Esta no es mi idea de un
viernes por la noche ideal.
Lucho contra el impulso de poner los ojos en blanco.
―Tenemos que averiguar qué pelea es esta. La de Jax es la número
siete, creo. Vayamos a buscar a Remy y luego lo resolveremos.
Veo el número escrito en mi pulsera y empiezo a hacer mi camino hacia
nuestra sección, empujando educadamente a la gente fuera de mi camino
mientras jalo a Steve detrás de mí.
―¡Hailey! ―Escucho desde mi izquierda, y me giro para ver a Remy y
al resto de la pandilla del gimnasio agrupados en una sección y
apresuradamente nos dirigimos hacia ellos.
―Estaba a punto de enviarte un mensaje de texto para ver si todavía
vendrías ―dice a modo de saludo. Ella ve a Steve, y si no conociera a mi
hermana tan bien como la conozco, me habría perdido la leve mueca que
curvó sus labios cuando lo vio―. Hola, Steve. Muy amable de tu parte
unirte a los luchadores por una noche.
Las fosas nasales de Steve se ensanchan, pero él no le contesta. Siempre
he tenido la sensación de que le tiene miedo a mi hermana, lo cual, con
toda honestidad, no me sorprende en absoluto. Remy tiene una actitud
muy intimidante, de no aceptar una mierda sobre ella, y encima de eso,
es engañosamente astuta, no es alguien a quien quieras enfrentarte.
Entonces, en vez de eso, Steve fuerza una sonrisa en su rostro mientras
envuelve un brazo alrededor de mi cintura.
―Solo quería venir a apoyar al amigo de mi chica.

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The Fight Game #2
Los ojos de Remy se estrechan perceptiblemente mientras lo estudia en
busca de cualquier insulto implícito. Es tan protectora con Jax como lo es
conmigo, por lo que tampoco tolerará burlas contra él.
Para romper la tensión incómoda antes de que pueda escalar, digo:
―¿Cuántas peleas faltan para que Jax salga?
Remy finalmente aparta la mirada de Steve.
―Cuatro más. Están en la pelea número tres en este momento.
Prácticamente puedo sentir el gemido recorriendo a Steve. No dice
nada, pero puedo decir por la forma en que su cuerpo se tensa contra el
mío que no está feliz de estar aquí por tanto tiempo.
Muerdo nerviosamente mi labio inferior mientras mi mirada se dirige
hacia él. Odio cuando está molesto o infeliz. Sus emociones siempre se
sienten como si se asentaran directamente en mi piel, obligándome a
encontrar la fuente de su infelicidad y descubrir cómo desterrarla. No sé
cuándo sucedió, pero el impulso está completamente arraigado en mí
ahora.
―Nos iremos justo después de que termine su pelea ―susurro para
que solo él pueda escucharme―. Significa mucho para mí que estemos
aquí. Gracias por venir conmigo.
Inmediatamente, la tensión se filtra fuera de él. Sus hombros se relajan
y vuelve su mirada hacia mí con un suspiro.
―Por supuesto. Me hace feliz hacerte feliz.
Le doy una sonrisa temblorosa y le doy un beso en la mejilla. Por el
rabillo del ojo, veo que Remy se pone rígida, pero la ignoro, más
concentrada en hacer que Steve se sienta cómodo mientras esperamos que
comience la pelea de Jax.
Paso la siguiente hora y media pegada al lado de Steve, sintiendo que
se pone cada vez más tenso, incluso mientras trato de hablar con Remy y
los otros luchadores. Los luchadores masculinos me ignoran, excepto por
el incómodo saludo inicial, ya sea por Steve parado a mi lado o por el
temor de Dios que Jax puso en todos en el gimnasio para asustarlos y que

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The Fight Game #2
no me persiguieran, no estoy segura. Las únicas personas que se me
acercan son Remy y nuestra amiga Lucy.
Veo furtivamente a los otros luchadores mientras se ríen y bromean
entre peleas. Hay algo que decir acerca de las amistades que se forman
haciendo pasatiempos. Siempre he pensado que el tipo de vínculo que
surge de los intereses comunes es uno de los mejores, ya que se centra
completamente en una actividad que todos disfrutan. También es donde
conoces a los amigos más interesantes porque cada persona tiene una
experiencia, un trabajo y una razón diferentes para estar ahí.
Yo solía tener un pasatiempo propio, bailaba cuando estaba en la
preparatoria y era muy buena en eso. Me hacía feliz. Se convirtió en mi
salida, al igual que el entrenamiento se convirtió en la de Remy. Era el
lugar al que iba a expresarme tanto en los días buenos como en los malos,
y me encantaba.
Cuando me mudé a la ciudad con Remy después de la preparatoria, mi
plan era primero encontrar un trabajo y luego un estudio de baile.
Filadelfia tiene algunos excelentes, así que esperaba un nuevo entorno en
el que realmente pudiera desafiarme a mí misma.
Pero me sumergí tanto en Filadelfia después de mudarme aquí que
nunca terminó sucediendo. Trabajaba constantemente en el bar y, cuando
no estaba ahí, descubría mi nuevo hogar que no era un pueblo pequeño
cuyo único entretenimiento era un Dunkin' Donuts. Me obsesioné con ver
todo lo que Filadelfia tenía para ofrecer, y es mucho.
Cuando estuve lista para volver a bailar, había comenzado a salir con
Steve, y él estaba menos que entusiasmado con la idea. No importaba que
no hubiera hombres en las clases, o que yo no estuviera actuando en
ningún lado. A sus ojos, era inaceptable moverse de una manera que
simulara sexo fuera del dormitorio. Así que nunca terminé de encontrar
un estudio.
En vez de eso, me lancé a algo que él consideraba más valioso: la
universidad. Porque, ¿cómo podría tener un pasatiempo, cualquier
pasatiempo, si no tuviera un plan de carrera? Y trabajar en el bar no era
un trabajo al que aspirar. Dios sabe que escuché esa línea con bastante

2
frecuencia.
The Fight Game #2
La escuela triunfó sobre todo y todo triunfó sobre la danza, y pronto
todo lo que conocía era la escuela, el trabajo y Steve, sin amigos de los que
hablar.
Entonces, viendo a los luchadores a mi alrededor, a los hombres y
mujeres que pasan la mayor parte de su tiempo libre entrenando y
pasando el rato juntos, me doy cuenta de que estoy celosa. Celosa de sus
amistades, y del hecho de que tienen esta afición que les da felicidad en
lugar de un novio amargado.
Salgo de la peligrosa espiral en la que mis pensamientos han
comenzado a arrastrarme cuando las luces se atenúan para el comienzo
de la pelea número siete y nuestra sección se anima más fuerte.
Me olvido de Steve y su comodidad tan pronto como el locutor dice el
nombre de Jax, e incluso suelto su mano para poder aplaudir como loca y
gritar tan fuerte como el resto de nuestro grupo, completamente inmersa
en el éxito de mi amigo mientras todo lo demás se desvanece en el fondo.
La máquina de humo se pone en marcha y la canción de salida de Jax
Blood // Water comienza a sonar a través de los altavoces, las luces de la
arena se vuelven locas y la música se acumula hasta que finalmente el
ritmo cae y Jax aparece a través del humo.
Él trota hasta la jaula con una expresión totalmente profesional.
Rápidamente se quita la camisa y se enfrenta al réferi para los controles
previos a la pelea.
Viéndolo, los nervios se filtran, como siempre sucede cuando lo veo
pelear, pero respiro profundamente y me recuerdo a mí misma que Jax es
muy bueno en lo que hace, que ha ganado muchas peleas y nunca ha sido
herido de gravedad. Solo necesito confiar en él y apoyarlo.
En un abrir y cerrar de ojos, el oponente de Jax está en la jaula y el
locutor presenta a los luchadores. No puedo evitar llevarme las manos a
la boca y tensarme de preocupación, incluso mientras observo la
expresión seria de mi amigo y su cuerpo listo para la batalla. No existe
nada más que Jax y esta victoria en este momento.
―Luchadores, ¿están listos? ¡Vamos a PELEAR!

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The Fight Game #2
Estoy tan nerviosa que salto al sonido de la campana, pero Jax avanza,
confiado y sin prisas en sus movimientos. En el momento en que tocan los
guantes, es como si lo hubieran disparado desde un cañón.
Es una ráfaga de puñetazos y patadas, todo poder y presión hacia
adelante. Ser el agresor siempre ha sido el estilo de Jax, y aunque estoy
segura de que su oponente lo sabía al entrar en esta pelea, sigue siendo
un estilo que funciona. Abruma al de la esquina roja tan rápido que en
menos de treinta segundos, aterriza un centro en el rostro y un gancho en
el cuerpo, cuyos efectos son un oponente aturdido y retrocediendo.
―¡Quédate con él, Jax, no sabe qué hacer con eso! ―Escucho gritos
desde la esquina de Jax, volteo hacia la jaula y veo a Tristan indicándole
a su mejor amigo, apenas logrando mantener su trasero en la silla.
Jax sigue el consejo de su esquina y aumenta su ataque hacia adelante.
No le toma mucho tiempo empujar a su oponente de regreso a la jaula,
donde luchan por una posición ventajosa. Jax parece ser el luchador más
grande, pero parece que el de rojo se ha recuperado del ataque inicial y
ahora está dando una buena pelea. En un giro sorprendente de los
acontecimientos, engancha la pierna de Jax y lo tira al suelo.
Jadeo ante el sonido de ellos estrellándose contra la lona. Cada uno de
ellos probablemente pesa cerca de cien kilos, si no más, por lo que el
impacto es muy fuerte y suena muy doloroso.
―Maldición. ―Oigo a Steve reírse a mi lado.
Estoy demasiado concentrada en el hombre enorme que llueve golpes
sobre Jax como para prestarle atención. Desde la esquina, escucho a
Tristan gritar:
―¡Controla el cuerpo, derríbalo y ve por ese barrido!
Siempre me han fascinado los momentos en las peleas que se sienten
como un videojuego porque eso es lo que pasa ahora. Como si estuviera
controlado por un mando, Jax sigue las instrucciones de Tristan al pie de
la letra y agarra la cabeza del de rojo para que no pueda sentarse para
lanzar sus golpes, y cuando lo hace perder el equilibrio lo suficiente,
agarra sus piernas de una manera que cambia sus posiciones y termina
con Jax encima.

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The Fight Game #2
La multitud vitorea la acción y crece aún más cuando Jax comienza a
lanzar sus propios golpes. Nuestra sección está gritando, pero todo lo que
yo puedo hacer es presionar mis dedos contra mi boca y esperar con gran
expectación el final.
Efectivamente, después de varias llamadas para defenderse y aún más
golpes sin respuesta, el réferi interviene para terminar la pelea. Jax se pone
de pie con los brazos levantados y una sonrisa victoriosa en su rostro.
Los gritos resuenan en toda la arena. A los fanáticos les encantan los
finales más que cualquier otra cosa, por lo que victorias como esta siempre
reciben muchos elogios, como lo demuestra el volumen de la arena en este
momento, y por primera vez, soy capaz de quitarme las manos del rostro
y dejar escapar un fuerte grito de júbilo.
Me llena de alegría cuando me dirijo a una Remy igualmente
emocionada, que sujeta a Lucy con los nudillos blancos y grita:
―¡De eso estoy hablando!
No puedo evitar sonreír aún más al ver a Jax jalando a Tristan para
abrazarlo. Claramente, Tristan está tan entusiasmado con la victoria de su
amigo que se olvida por completo de sus niveles habituales de comodidad
y le devuelve el abrazo a Jax con la misma cantidad de entusiasmo, y
cuando el réferi empuja a los luchadores hacia el centro de la jaula para
que pueda levantar la mano del vencedor, su sonrisa se extiende de oreja
a oreja.
Cuando nuestros gritos y aplausos finalmente se apagan y sacan a Jax
de la jaula, escucho a Steve suspirar y murmurar:
―Eso fue divertido. Entonces, ¿podemos irnos ahora?
Lo veo sorprendida, olvidé por completo que él estaba aquí. Me
muerdo el labio, sin saber qué hacer. Por un lado, sé que a Steve no le
gustan las peleas y solo vino aquí por mí, pero, por otro lado, es una regla
tácita esperar a que el ganador salga a la arena después de limpiarlo.
―¿No vas a salir con nosotros? ―Lucy pregunta cuando escucha la
pregunta de Steve―. Íbamos a ir a Frankie's tan pronto como termine la
próxima pelea. ¡Deberían venir a tomar una copa!

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The Fight Game #2
La comisura del labio de Steve se contrae con disgusto, aunque trata de
ocultarlo.
―Eso suena divertido, pero creo que prefiero llevar a Hailey a casa.
―Envuelve un brazo alrededor de mis hombros y dice―: Sabes que ella
realmente no puede manejar su licor, es mejor si simplemente terminamos
la noche. ¿No es así, bebé?
Preferiría quedarme y pasar el rato con mis amigos, pero sé que no hay
posibilidad de eso con Steve aquí, así que solo sonrío y asiento.
―Lo dejamos para después ―le digo a Lucy―. Deberíamos juntarnos
tú, yo y Remy una de estas noches de todos modos. Podríamos pasar el
rato en casa de Remy, y yo podría hacer esas margaritas que tanto les
gustan.
Siento que Steve se pone rígido a mi lado, e inmediatamente recuerdo
que nunca debería dejar escapar ese tipo de plan sin hablar con él primero.
Me presiono contra su costado en una disculpa silenciosa.
―Deberíamos irnos ―interviene con voz plana.
Le sonrío y asiento.
―Está bien, bebé. Déjame usar el baño antes de irnos.
Se despide con un rígido asentimiento de Remy y Lucy, y luego me
dirige hacia la salida. Le lanzo una mirada silenciosa de disculpa por
encima del hombro a mi hermana y amiga, tratando de bloquear cuánto
odio las miradas de lástima en sus rostros.
Bueno, la de Lucy es de lástima, la de Remy es de furia.
Saco a ambas de mi cabeza y sigo a Steve al baño, pero justo después
de que me alejo de su lado para ir al baño de mujeres, ¿quién más que Jax
sale del baño de hombres?
Sus ojos se iluminan cuando me ve. Solo han pasado unos minutos
desde que salió de la jaula, por lo que todavía está sin camisa y empapado
en sudor, y una marca roja comienza a aparecer en sus costillas donde
recibió el golpe.
―Hailey ―dice sorprendido―. No sabía si ibas a venir.

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The Fight Game #2
No puedo evitar la sonrisa que se extiende por mi rostro.
―Por supuesto que vine. Nunca me perderé una de tus peleas.
Felicidades por la victoria, Superman.
La felicidad se apodera de toda su expresión. Da un paso adelante para
darme un abrazo, pero luego ve por encima de mi hombro y se congela.
Escucho la voz de Steve junto a mi oído justo cuando se para a mi lado
y desliza su brazo alrededor de mi cintura.
―Sí, hombre. Felicidades por golpear a otro hombre hasta convertirlo
en una maldita pulpa.
Me estremezco ante la burla no tan velada en su tono. No es ningún
secreto que no es fanático de las peleas, pero rara vez es tan obvio al
respecto. Puedo sentir la llama del rubor avergonzado en mi piel.
Jax solo ve a Steve. Si no lo conociera tan bien como lo conozco, no sería
capaz de ver el odio detrás de su expresión, pero lo conozco, y mi sonrojo
se intensifica al saber que todos mis amigos odian a mi novio.
Me recuerdo una vez más que simplemente no lo conocen como yo, que
no ven los lados de él que conozco y amo.
―Gracias, hombre ―dice Jax con fuerza―. Sí, es jodidamente
satisfactorio saber que podría matar a un hombre con mis propias manos.
Mis ojos se abren. Jax es el tipo más amable que conozco, así que es
impactante escucharlo decir algo así. Si no lo supiera mejor, casi sonaría
como una amenaza.
Y Steve debe interpretarlo como una porque siento que se pone rígido
a mi lado, pero esto debe ser una especie de concurso de medición de
penes que no entiendo porque él responde:
―No sabía que habíamos vuelto a los tiempos en que resolvíamos
conflictos por medios físicos.
―Steve ―lo regaño en voz baja.
Él se gira hacia mí con el ceño fruncido, como si estuviera sorprendido
de que hablara en su contra. Puedo verlo poner los ojos en blanco

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The Fight Game #2
mentalmente cuando deja caer su brazo alrededor de mi cintura ante mi
expresión.
―Voy por el auto, trata de no hacerme esperar.
A pesar de la orden límite que acaba de darme, me alegro de que se
vaya. Estoy mortificada por su comportamiento y el hecho de que Jax fue
quien lo vio.
―Lo siento ―le digo a Jax tan pronto como Steve está fuera del alcance
del oído―. No sé por qué dijo eso, por lo general no es tan... conflictivo.
Jax solo me mira, congelado en su lugar. No tengo idea de lo que está
pasando por su mente en este momento.
Juego nerviosamente con la tela de mi blusa mientras trato de desviar
la conversación de la incomodidad que ahora ha aparecido.
―¿Él asestó algunos golpes? ¿Estás herido?
Veo que flexiona la mandíbula, pero responde con voz tensa.
―No, no asestó ninguno.
Cuando no dice nada más, lo intento de nuevo.
―¿Irás a Frankie's con todos? Todos suenan como si quisieran celebrar
contigo. Te encanta Frankie's, ¿no?
―¿Por qué no vienes? ―pregunta de repente―. Tú también amas a
Frankie's, o al menos, lo hacías.
El golpe tácito es difícil de pasar por alto. Hasta él.
Trago el nudo en mi garganta. Odio pelear con Jax más que nada en el
mundo.
―Simplemente ya no soy una gran bebedora. Tampoco lo es Steve, así
que pensé en acostarnos temprano e irnos a casa. Saldré con ustedes en
otro momento…
―Deberías dejarlo en casa la próxima vez, entonces ―espeta Jax―. O
mejor aún, simplemente déjalo por completo.

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The Fight Game #2
Me estremezco ante la fuerza de sus palabras. Puedo decir que
inmediatamente se arrepiente de su tono porque toda su expresión se
suaviza y se vuelve adolorida.
―Mierda, Hailey, lo siento ―murmura―. No quiero lastimarte. Yo
solo… ―Traga y aparta la mirada de mí, con el dolor en su expresión
multiplicándose―. Olvídalo, no importa. Solo te extraño, eso es todo.
Desearía que vinieras con nosotros esta noche.
La tensión se alivia de mis hombros y una pequeña sonrisa aparece en
mi rostro.
―Yo también te extraño ―le digo en voz baja.
Pero luego me doy cuenta de que probablemente sea algo inapropiado
para decir, a pesar de que Jax y yo somos amigos desde hace más de una
década. Veo a mi alrededor con nerviosismo para asegurarme de que
Steve no reaparezca a mi lado.
―Probablemente debería irme ―murmuro―. No quiero hacerlo
esperar. ―Le sonrío a Jax, a pesar de que hay una sensación de opresión
en mi pecho que no puedo nombrar y que de alguna manera sé que no
podré sacudirme―. Felicidades de nuevo por la victoria. Estuviste
increíble, deberías estar orgulloso.
Sus manos aún cubiertas con cinta se aprietan en puños, y parece que
quiere alcanzarme, pero en lugar de eso solo asiente con la cabeza y dice:
―Gracias, y gracias por venir.
Y mientras me alejo de uno de mis más antiguos y mejores amigos, no
puedo evitar sentir que esta noche estoy tomando la decisión equivocada.

2
The Fight Game #2

5
Tres semanas después, estoy despertando a Steve en su cumpleaños
pasando una pierna sobre su cuerpo dormido y sentándome a horcajadas
sobre sus caderas y cuando solo gime mientras duerme, me inclino para
presionar un beso en su cuello. Todavía no obtengo una respuesta, así que
empiezo a besar mi camino por su pecho desnudo, bajando las sábanas a
medida que avanzo.
No es hasta que llego al borde de sus bóxers que siento que se despierta
por completo, cuando me agarra el cabello con un puño brutal y me jala.
Lo veo en estado de shock, Steve nunca ha sido agresivo en el
dormitorio. Generalmente es todo lo contrario, en su mayoría dulce y
gentil y un perfecto caballero. Siempre me ha tratado como si fuera frágil.
Lo cual, irónicamente, es exactamente lo contrario de lo que siempre he
querido, pero no importa cuántas veces le haya rogado que sea rudo o un
poco sucio, nunca se atreve a hacerlo, y él no entiende cómo es posible
que yo quiera eso, así que es una pelea que he aceptado que no tengo
forma de ganar.
Solo que ahora, está siendo tan agresivo como siempre había esperado.
Mi deseo ansioso y lleno de lujuria muere tan rápido como llegó porque
tan pronto como lo veo en estado de shock, lo interpreta como horror e
inmediatamente suelta mi cabello. Sus propios ojos se abren como platos,
como si ni siquiera se hubiera dado cuenta de lo que había hecho.
―Lo siento, creo que todavía estaba dormido ―tartamudea―. Me
asustaste. No quise lastimarte. ¿Estás bien?

2
Apenas dejo de poner mis ojos en blanco antes de responder.
The Fight Game #2
―No me lastimaste, Steve. ―Dejo que mi mirada se envuelva con
deseo mientras llevo mi mano a su erección matutina, dejándole ver mis
intenciones―. Hazlo de nuevo ―susurro mientras alcanzo sus bóxers.
Pero él me detiene agarrando mi mano. Su mandíbula se aprieta, y
puedo decir que está molesto por mi petición silenciosa de rudeza.
―No estoy de humor, Hailey.
Suspiro y me alejo de él, enderezándome a una posición sentada donde
todavía estoy a horcajadas sobre sus caderas.
―Solo quería desearte un feliz cumpleaños ―le digo en voz baja.
Cuando la dura expresión no desaparece de su rostro, me acuesto a su
lado, acurrucándome bajo su brazo y presionándome contra su costado.
―¿Debería prepararte el desayuno en su lugar? ¿Qué te haría feliz?
Podemos hacer lo que quieras hoy. ―Apunto mi oferta con un beso en su
mejilla.
Finalmente suspira, y la tensión desaparece de sus miembros.
―El desayuno suena bien ―murmura.
Me apoyo en mi codo para poder sonreírle. Ya no está molesto, pero
todavía no se ve feliz, así que me inclino para besarlo en los labios esta
vez.
―Feliz cumpleaños ―susurro contra su boca. Cuando no dice nada,
trato de profundizar el beso―. Te amo ―lo intento de nuevo.
Finalmente me devuelve el beso mientras entierra una mano en mi
cabello y abre la boca para que pueda deslizar mi lengua.
No es hasta que estoy tratando de deslizar mi pierna por su cintura para
montarlo a horcajadas de nuevo que Steve se aleja. Agarra mi cadera
como si me mantuviera en mi lugar, luego me ve y pregunta:
―¿Desayuno?
Me trago mi decepción, recordándome que hoy se trata de él, no de mis
necesidades sexuales básicas, pero solo hemos tenido sexo dos veces en
las últimas tres semanas, y me estoy poniendo un poco excitada.

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The Fight Game #2
Normalmente, pensaría que la falta de sexo indica que algo anda mal
en una relación, pero Steve nunca ha sido cachondo en primer lugar. Solo
tengo que lidiar con el hecho de que lo necesito más que él.
Steve y yo estamos en un lugar cómodo ahora con nuestra relación. No
hemos tenido más discusiones desde mi cumpleaños, y todavía es dulce
conmigo, me invita a cenar y trae flores a casa de vez en cuando, así que
no tengo mucho de qué quejarme. La felicidad abrumadora que
compartimos la noche de mi cena de cumpleaños no duró más allá de esa
noche, pero lo atribuyo a que ese nivel de alegría es difícil de mantener.
Las cosas no son malas, simplemente son diferentes. Necesito dejar de
esperar la perfección.
Estoy en la cocina preparando el omelette favorito de Steve cuando él
entra vestido con su traje y corbata habituales. Tomé la mañana libre del
trabajo para poder despertarme con él en su cumpleaños, pero sabía que
él todavía querría ir a trabajar. No es más que un empleado dedicado.
Incluso si su único objetivo es ganar suficiente dinero para jubilarse.
―Entonces, ¿qué quieres hacer esta noche? ―pregunto con una sonrisa
mientras muevo la sartén sobre la estufa. Quiero preguntarle si quiere ir
a un bar para celebrar, pero no estoy segura de qué tipo de reacción
tendrá, así que me quedo en silencio.
―No me importa, podemos hacer la cena o algo así ―dice con
indiferencia mientras se sirve café―. La gran celebración será este fin de
semana de todos modos.
Me congelo y frunzo el ceño en mi rostro cuando me giro hacia él
confundida.
―¿Qué quieres decir? ¿Qué hay este fin de semana?
Se recuesta contra el mostrador y me da una mirada en blanco.
―Voy a ir a Atlantic City con los chicos.
Mi ceño se profundiza.
―¿Tú qué? ¿Por qué no me lo dijiste?
Él solo se encoge de hombros, tomando un sorbo de su café negro.

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The Fight Game #2
―Originalmente íbamos a invitar a novias, pero decidimos que fuera
solo para chicos. Como sea no querrías pasar el rato con un montón de
idiotas borrachos.
Mi cabeza continúa alternando entre conmoción, dolor y furia.
―¿Qué pasó con no hacer el cliché de la fiesta borracha de cumpleaños?
―Logro apretar los dientes con los dientes apretados.
De nuevo, se encoge de hombros.
―Quiero ver de qué se trata todo este alboroto.
La ira comienza a dominar cualquier otro sentimiento que ruge dentro
de mí.
―¿Entonces tú puedes beber y jugar y ser codicioso en tu cumpleaños,
pero yo no puedo tomar una copa con mi hermana en mi cumpleaños
número 21?
Vuelve su mirada hacia mí, y por primera vez se me ocurre que puede
haber estado planeando esto como mi castigo desde la noche de mi
cumpleaños. Nunca ha sido de los que dejan pasar una transgresión, y
debería haberme dado cuenta de que me dejó escapar con demasiada
facilidad esa noche.
Continúa mirándome, y por un momento, creo que no va a responder,
pero luego dice:
―Solo quiero pasar una buena noche con mis amigos, no tienes que
darle tanta importancia. Puedes venir si realmente quieres.
De hecho, doy un paso atrás en estado de shock, y en este momento, en
mi cocina a las 8 de la mañana de un miércoles, amanece la comprensión.
De repente me doy cuenta de lo mucho que me ha manipulado. Pienso
en la noche de mi cumpleaños, en nuestra airada conversación, y me doy
cuenta con un sobresalto de que fui yo quien se disculpó. No hice nada
malo, pero fui yo quien se arrastró hacia Steve. En mi cumpleaños.
Pero incluso eso no fue suficiente para él. También tiene que castigarme
con algo más. Quiere que sufra por esa noche, quiere que lo espere en casa

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The Fight Game #2
mientras él tiene la celebración del cumpleaños que sabe que yo quería, y
que traté de robar un pedazo de eso cuando vi a Remy sin su permiso.
Se siente como si yo fuera un observador completamente externo que
ve no solo esta interacción, sino cada momento cuestionable que hemos
tenido como pareja. La realidad del último año pasa frente a mí y, de
repente, estoy experimentando cada insulto cortante, cada disculpa
forzada, cada pedacito de trato silencioso, todo de nuevo.
Veo a Steve con una nueva percepción.
Desafortunadamente, la percepción no es lo mismo que la acción.
A pesar de darme cuenta de la red en la que Steve me ha enredado, aún
estoy sofocada por la presión de la tensión entre nosotros. Aún siento el
peso de su mirada de desaprobación. Aún siento la abrumadora
necesidad de hacerlo feliz.
Aún no me atrevo a reclamarle.
Finalmente me separo de su mirada que me desafía a pelear con él en
esto. Sabe lo mucho que me ha golpeado. Sabe que no tengo fuerzas para
insistir.
―No, está bien ―murmuro, volviendo al omelette ahora quemado.
Ocupo mis manos tirándolo a la basura y buscando ingredientes en el
refrigerador para comenzar de nuevo, por alguna razón impulsada por
una necesidad profundamente arraigada de preparar comidas de calidad
para Steve, a pesar de que el estrés de las últimas semanas ha arruinado
mi suficiente apetito que apenas he estado comiendo.
―Diviértete con los chicos este fin de semana, yo voy a ponerme al día
con el trabajo escolar.
Ni siquiera sonríe en señal de victoria. Ya sabe que voy a aceptar, por
lo que ni siquiera merece una celebración. Se acerca a mí y me besa en la
mejilla.
―Me tengo que ir. No te preocupes por el desayuno, compraré algo en
el camino. ―Toma unos cuantos tragos más de su café, luego lo deja junto
al tazón lleno de huevos que acabo de romper. Sin otra palabra, agarra la
bolsa de su computadora portátil y sale del apartamento.

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The Fight Game #2
Me desplomo en una silla en nuestra mesa de la cocina. Me debato en
llamar a mi hermana para hablar sobre el lío de pensamientos en mi
cabeza, pero no creo que esté lista para escuchar lo que tiene que decir.
Ella ha hablado mucho acerca de que no le gusta Steve, incluso
insinuando algunas veces que él es controlador y malo para mí, pero
siempre lo descarté porque tiene una tendencia a dejar a los chicos a la
primera señal de un problema, nunca encontró a nadie con quien sintiera
que valía la pena trabajar en una relación. Cada vez que intentaba hablar
sobre algunos de los lados no tan perfectos de Steve, siempre podía decir
que ella estaba esperando el momento adecuado para decirme que lo
dejara en lugar de escucharme.
Me debato en llamar a nuestra amiga Lucy, con quien he sido más
abierta, pero es solo una amiga a través de Remy, y no hablo exactamente
con ella fuera de las noches de pelea. Además, nunca ha estado en esta
situación. Solo hemos hablado sobre cómo es cuando termina la fase de
luna de miel una vez que has estado con alguien por un tiempo. Me apoyé
en ella para entender qué cambios se consideran normales y cuál debería
ser una señal de alerta para que las parejas se vuelvan demasiado
complacientes.
Pero esto es algo completamente diferente, y me doy cuenta de que no
tengo a nadie a quien llamar porque no conozco a una sola persona que
haya salido con un narcisista.
Frunzo el ceño ante ese pensamiento. La palabra hace cosquillas en mi
memoria, algo que escuché decir a Remy recientemente acerca de que
Steve quería probar que él es mi dueño.
¿Lo es? ¿Todo esto es solo para ejercer su poder sobre mí?
¿Es un narcisista?
Alcanzo mi teléfono sin pensarlo conscientemente, luego respiro hondo
y busco en Google: ¿Qué es un narcisista?
Inmediatamente aparecen varias páginas, incluida la definición de
WebMD de trastorno narcisista de la personalidad. Me desplazo a través
de los síntomas.
Sentido de importancia inflado.

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The Fight Game #2
Una necesidad de atención y admiración.
Incapaz de recibir críticas.
Falta de empatía.
Incluso hay un artículo titulado 6 señales de que estás saliendo con un
narcisista. Hago clic en él y hojeo los párrafos.
1. Eran encantadores... al principio.
Frunzo el ceño, sabiendo que describe a Steve, pero también
reconociendo que se aplica a muchas relaciones a largo plazo.
2. Carecen de empatía. Los narcisistas carecen de la habilidad para
hacerte sentir visto, validado, comprendido o aceptado, porque no captan
el concepto de sentimientos. Traducción: no expresan emociones que
pertenecen a otros.
Okey, también algo cierto, incluso esta mañana es un ejemplo perfecto.
Expresé que me molestaba que Steve celebrara su cumpleaños de una
manera que a mí no se me permitió, pero no le afectó en absoluto.
3. No tienen ningún (o muchos) amigos a largo plazo.
Ese no es cierto. Steve tiene muchos amigos de la preparatoria con los
que todavía se mantiene en contacto.
4. Te molestan constantemente.
En eso, mis cejas se disparan. Esa es la definición de Steve,
especialmente desde que nos mudamos juntos. Él tiene cuidado de no
decir nada que sea directamente hiriente, pero mi confianza en mí misma
se ha hundido seriamente en los últimos meses. Él sabe exactamente qué
tipo de pequeños comentarios puede deslizar en nuestras conversaciones
que me harán dudar de mí misma, o incluso hacerme sentir como una
completa mierda.
5. Piensan que tienen razón en todo... y nunca se disculpan.
Me quedo con la boca abierta cuando me doy cuenta de hasta qué punto
eso se aplica a Steve. No recuerdo la última vez que le oí disculparse, y yo
no soy precisamente la que empieza ninguna de nuestras peleas, y ha
habido tantas veces en las que hemos superado una pelea, pero luego me

2
The Fight Game #2
he quedado pensando que es raro que nunca se haya disculpado. Todos
los desacuerdos han terminado o bien conmigo disculpándome solo para
deshacerme de la tensión agobiante, o bien él manipulando su salida sin
tener que decir las palabras 'lo siento'.
Veo en estado de shock mi teléfono, asustada incluso de ver el último
número.
6. Te gaslighting3.
El número seis me hace fruncir el ceño de nuevo. Escuché mucho el
término gaslighting en los últimos años, pero ahora es tan común que
comencé a pensar que las personas son demasiado indulgentes con su
uso.
Los signos de gaslighting incluyen:
• Te sientes más ansioso y menos seguro de lo que solías
• A menudo te preguntas si estás siendo demasiado sensible
• Sientes que todo lo que haces está mal
• Te disculpas a menudo
• Pones excusas por el comportamiento de tu pareja.
• Tienes la sensación de que algo anda mal, pero no eres capaz de
identificar qué es.
Golpeo mi teléfono boca abajo sobre la mesa, sacudiendo la cabeza
como si tratara de borrar la información recién descubierta.
Esto es ridículo. Steve no tiene un trastorno de personalidad, solo es un
poco imbécil.
Pero entre lo que pasó esta mañana y las cosas que acabo de leer, no
puedo dejar de darle vueltas a la idea en mi cabeza. No puedo dejar de
pensar en lo manipulador que es, lo egoísta y cruel que puede ser. Cómo
es perfecto sobre el papel, pero a menudo es todo lo contrario a puertas
cerradas.
Cómo mi regla 85/15 empieza a verse...

3
Gaslighting" es un patrón de abuso emocional en la que la víctima es manipulada para que llegue a dudar de

2
su propia percepción, juicio o memoria. Esto hace que la persona se sienta ansiosa, confundida o incluso
depresiva.
The Fight Game #2
...como una regla 15/85 en su lugar.
Comienzo a dar vueltas por la cocina mientras repaso estos
pensamientos una y otra vez en mi cabeza.
Darme cuenta de la verdad sobre Steve es una cosa, pero hacer algo al
respecto es algo completamente diferente. Porque ahora estoy atascada
haciéndome las preguntas: ¿Qué hago ahora? ¿Lo enfrento? ¿Puede incluso
cambiar? ¿Debería simplemente dejarlo?
Hago una pausa y dejo escapar un fuerte suspiro mientras pienso en
cómo sería una confrontación. No es difícil adivinar. Cualquier cosa que
señalara sería cerrada de inmediato, ya sea barriéndola debajo de la
alfombra o distorsionándola de alguna manera para que fuera mi culpa.
Así es él. Eso es solo el imbécil manipulador que es.
No puedo mentirme a mí misma pensando que es capaz de cambiar. Él
no lo hará. Esta no es una cualidad singular en la que alguien pueda
trabajar, es un tipo de personalidad completo. Literalmente se llama
trastorno de la personalidad. Entonces, si ese es el caso, ¿vale la pena
intentar discutirlo? ¿De qué me serviría confrontarlo si 1) ni siquiera lo
reconocería y 2) no es algo que él pueda cambiar?
La respuesta es... no. No haría ningún bien.
Dejo caer mi cabeza en mis manos en otra exhalación pesada. La única
opción que queda es simplemente... terminarlo. Romper con él y salir de
la relación.
Pero mierda... la idea de caminar hacia él y decirle “Quiero terminar” es
aterradora. Porque su próxima pregunta sería por qué, a lo que yo no
tendría una respuesta suficientemente buena, al menos para él. Decirle
que es un narcisista empedernido que me hace sentir una mierda conmigo
misma me llevaría... no tengo ni idea de a dónde me llevaría. Me sacaría
de la habitación a carcajadas, probablemente. Porque definitivamente no
aceptaría una ruptura.
Levanto la cabeza, la ira me revuelve el estómago y un grito de
frustración queda atrapado en mi garganta. Quiero enfurecerme por la
injusticia de todo esto, por el hecho de que no solo terminé con un fraude,
sino también porque me tomó tanto tiempo darme cuenta.

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The Fight Game #2
Y aún así no me atrevo a irme. Porque incluso sabiendo todo, sabiendo
todo lo que él es, aún siento que necesito una mejor salida. Como si
necesitara una verdadera excusa antes de terminarlo.
Y jodidamente odio sentirme así.
Porque sé que soy una cobarde por pensar así.
Renuncio a mi argumento interno, me trago mi grito y me dirijo a la
cocina en busca de una distracción. Me pongo a limpiar el desorden inútil
del desayuno, cada pasada de la esponja es un intento de despejar mi
mente de la misma manera que estoy limpiando los platos, pero no ayuda,
estoy igual de confundida cuando termino.
Sigo igual de confundida cuando llego a casa del trabajo.
Igual de confundida cuando Steve se mete en la cama esa noche, me da
un casto beso y se comporta como si nada hubiera pasado esta mañana.
Y cuando llega a casa después de su fin de semana en Atlantic City,
luciendo tan presumido como con resaca, no puedo dejar de pensar en lo
que todo esto significa para mi futuro.

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The Fight Game #2

6
―Bebé, ¿puedes llevarme al aeropuerto el lunes por la mañana? Tengo
un vuelo a Chicago a las 8 am.
Frunzo el ceño ante el chal de gasa en mis manos, tratando de recordar
lo que tengo que hacer el lunes por la mañana.
Finalmente lo recuerdo.
―No puedo el lunes. Tengo una sesión de yoga con Remy por la
mañana.
Hay una pausa en la que no pienso nada hasta que entra en el
dormitorio y cruza los brazos sobre el pecho. Está vestido con un traje
azul oscuro de tres piezas y, como siempre que está vestido así, su
confianza es palpable.
―¿Una clase de yoga? ¿Desde cuándo?
Me giro para estudiar mi reflejo en el espejo. Llevo un vestido largo
hasta el suelo, el color azul realza el brillo de mis ojos azules y los tirantes
finos no dejan nada que desear en mis hombros y espalda. Envuelvo el
chal alrededor de mis hombros en un intento de cubrirme un poco más.
―Vimos un folleto en el café y pensamos que sería divertido. De hecho,
nos vamos a tomar la mañana libre para poder almorzar después.
Cuando vuelve a estar en silencio, finalmente reconozco la quietud en
la habitación. Veo su reflejo a través del espejo y, efectivamente, hay una
furia que brilla como un relámpago en sus ojos.
Agarro el chal con más fuerza y ladeo la cabeza con confusión.

2
The Fight Game #2
―¿Por qué? ¿Qué hay de malo en eso? ¿No puedes simplemente tomar
un Uber para ir al aeropuerto? Pensé que la compañía pagaba por cosas
así.
Veo sus puños apretados donde todavía está parado en la entrada. No
me mira, lo cual no es buena señal.
No está acostumbrado a que me oponga a él. En el último año, he caído
tan profundamente en el agujero de la mujer que dice "sí" que incluso
hacer una pregunta inocente como esa es suficiente para inyectar una
tensión palpable en la habitación. Pero últimamente... es casi como si esa
parte de mí que siempre ha intentado no enojarle no se pusiera en marcha
automáticamente. O tal vez me importa menos. Porque esta es la segunda
vez en la semana que no me lanzo a hacer algo que me pide, incluso
cuando siento que su ira crece.
―¿Ibas siquiera a invitarme? ―pregunta con los dientes apretados―.
¿O ni siquiera se te pasó por la cabeza?
Trago saliva nerviosamente y me doy la vuelta para poder prestarle
toda mi atención.
―Yo… yo no iba a invitarte ―admito en voz baja―. Odias el yoga y
odias las mañanas. Asumí que una clase de yoga a las 7 am era lo último
que querrías hacer.
Deja escapar una risa áspera y niega con la cabeza, todavía sin verme.
―Realmente ya no piensas en mí, ¿verdad? ―pregunta con una risa
cruel―. Mientras yo estoy aquí comprándote flores y planeando citas
para cenar, tratando de hacerte feliz, a ti ni siquiera te paso por la cabeza.
Increíble.
Siento una punzada en el pecho ante su acusación. Sé que su lógica es
defectuosa, y sé que me está manipulando, pero su tono y control sobre
mis emociones no impiden que sus palabras den en el blanco. No puedo
escapar de la profunda necesidad de hacerlo feliz.
Incluso si realmente, realmente quiero.
Porque a pesar de mi epifanía hace tres semanas en la mañana de su
cumpleaños, todavía no puedo enfrentarme a él de la manera que necesito.

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The Fight Game #2
Todavía siento que estoy encadenada a su bienestar, que no importa lo
que haga o diga, si está equivocado y es un imbécil, todavía necesito hacer
lo que pueda para tranquilizarlo.
―Eso no es cierto ―digo en voz baja, pero con firmeza―. Pienso en ti
todo el tiempo, Steve. No invitarte a algo que sé que odiarás no significa
que hayas dejado de importarme.
Sus fosas nasales se ensanchan cuando finalmente se gira hacia mí y
trata de incinerarme con su mirada.
―¿Eso es cierto? Entonces, ¿por qué aceptarías un brunch si te importo?
Le doy una mirada burlona.
―¿Qué tiene de malo el brunch? ―De repente, se me ocurre que podría
estar protestando por que me vaya de la casa, en absoluto, sin su
conocimiento. Estrecho mis ojos hacia él mientras la rabia comienza a
hervir en mis venas―. ¿Me estás diciendo en serio que esperas que te
consulte antes de hacer planes que impliquen salir de casa? ¿Realmente
hemos progresado tanto?
Si es posible, su furia se multiplica por diez. No le gusta que me
enfrente a él, y quiero sentirme orgullosa, pero en vez de eso me siento
nerviosa. Steve no es del tipo que recibe una paliza, es del tipo que las da,
ya sea que se los merezcan o no, solo para poder mantener el poder en la
dinámica.
Me encojo en mí misma, preparándome para cualquier golpe verbal con
el que esté a punto de cortarme.
Me ve con una oscuridad en sus ojos que nunca había visto.
―No seas una maldita idiota. No soy un tirano, pero me involucra
cuando tus planes incluyen ser una borracha sin valor en público.
Mis ojos se abren.
―¿Una borracha? ¿Porque voy a almorzar? ¡Qué demonios, Steve!
―No uses ese lenguaje conmigo ―espeta.
Por ahora, estoy segura de que estoy boquiabierta.

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―¡Tú me insultaste!
The Fight Game #2
Finalmente niega con la cabeza y baja la mirada al suelo frente a él.
Como si estuviera totalmente incrédulo, vuelve a negar con la cabeza con
una risa áspera.
―Lo que sea ―dice rotundamente―. Haz lo que quieras, Hailey.
Emborráchate tanto como quieras. Fóllate con todos los chicos que
quieras. Estoy seguro de que tú y tu puta hermana pueden ligar con
muchos chicos para una pequeña orgía.
Mi sangre se congela ante las palabras. Todo a nuestro alrededor se
detiene, y ya ni siquiera estoy segura de estar respirando. Esto no puede
ser la vida real. Eso no solo sucedió. No solo dijo eso.
Sé que se pone celoso cuando algo o alguien que no sea él llama mi
atención. He escuchado muchas historias sobre su horrible ex prometida
que lo engañó, y lo he visto descargar sus inseguridades conmigo con la
misma frecuencia. No es la primera vez que me habla mal insinuando que
debería ir a engañarlo; ni siquiera es la segunda.
Nunca ha involucrado a Remy en sus insultos. Siempre ha sido algo
tácito entre nosotros, una línea clara que se ha trazado sin decirlo en voz
alta que no toleraré ningún odio contra mi hermana. Podría tener
problemas para enfrentarme a Steve para defenderme, pero no hay un
hueso en mi cuerpo que soportaría escucharlo hablar mal de Remy,
independientemente de sus problemas.
Me está probando, me doy cuenta mientras lo veo fijamente con
incredulidad, indignación, conmoción. Me está viendo con una expresión
de ¿qué vas a hacer al respecto? Está esperando mi represalia, sabiendo que
nunca llegará porque ha pasado demasiado tiempo cortándome,
haciéndome completamente dependiente de él. Él no cree que esté en mí
para decir una mala palabra contra él porque sabe exactamente lo
importante que ha hecho que su comodidad signifique para mí.
Pero ahora... ahora va tras Remy. Este es solo un nuevo límite que está
empujando, tratando de estirar la línea más y más hasta que no haya nada
con lo que no pueda salirse con la suya.
¿Hasta dónde llevará esto? ¿Qué otra cosa seguirá? Primero fue mi
autoestima, mi felicidad, mi independencia. Ahora es mi amor por mi

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The Fight Game #2
familia y amigos, a quienes ya ha comenzado a alienar. En este momento
está pasando de indirecto a directo.
¿Qué sigue? ¿Insultos descarados, incluso más violentos? Ha sido sutil
con ellos hasta ahora, clavándolos como una astilla para que sean
molestos, pero no exactamente abrumadores. ¿O será maltrato físico?
¿Alguna vez me golpearía? Últimamente, me he encontrado a mí misma
deseando que realmente me golpee, solo una vez, solo para tener una
señal clara de su abuso que pueda señalar y decir: ¡Ahí está! Por eso es un
mal tipo. Por eso rompí con él.
Hasta este punto, no he tenido nada específico que señalar. No había
razón suficiente para romper y que él aceptaría. Solo he estado esperando
que algo me saque de mi aturdimiento para finalmente poder irme.
Y me lo acaba de dar.
Con ese comentario sobre mi hermana, se siente como si el resto de su
máscara se hubiera levantado. De repente, lo veo claramente por cada
cosa fea que me ha dicho. Siento cada excavación en mi mente, mi ropa,
mi elección de carrera, mis pasatiempos, mi personalidad, todo lo que
estaba destinado a reducir mi autoestima. Veo cómo me ha alejado de mi
familia y amigos. Veo cómo me ha cambiado, tanto física como
emocionalmente.
Soy una sombra de la mujer que una vez fui, y ya me cansé.
Oficialmente me cansé de que me haga sentir de esta manera.
―Eres un imbécil ―le digo con voz atónita―. Eres... eres un imbécil,
Steve.
Levanta una ceja con incredulidad.
―¿Eso es todo? ¿Es todo lo que tienes para defender a tu preciosa
hermana? ―Se burla y se endereza desde donde está apoyado en la
puerta, luciendo completamente a gusto―. Eres patética.
Al menos tenía razón en que sus insultos empeoraban. En el lapso de
una hora, hemos pasado de las indirectas sutiles a la condescendencia
absoluta.
―No ―digo en voz baja―. Eso no es todo.

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The Fight Game #2
Se gira hacia mí con una ceja arqueada, luciendo visiblemente
satisfecho mientras espera.
Siento que finalmente me he despertado. Siento que finalmente estoy
viendo mi pasado, presente y futuro por lo que fue, es y será si sigo por
este camino. Puede que no vuelva mágicamente a mi personalidad
anterior a Steve, pero al menos ahora soy consciente de lo que me pasó y
por qué.
Al menos ahora siento que soy capaz de hacer algo al respecto.
Me enderezo en toda mi altura y levanto la barbilla en el aire con una
respiración profunda.
―Terminamos, Steve. Ya me cansé.
Se burla y sacude la cabeza.
―No te irás por esto. Lo superarás; no es como si dijera algo falso.
―¡Acabas de llamar puta a mi hermana! ―grito con incredulidad―.
Después de que me has tratado como tal durante toda nuestra relación.
―No deberías actuar como una si no quieres que te llamen por serlo
―se burla de mí―. Si vas a rogarme que te trate como una puta cuando
te folle, entonces deberías estar preparada para que te llame como lo que
eres, cariño. No se puede tener en ambos sentidos.
Solo puedo verlo boquiabierta en estado de shock.
―¿Me estás tomando el pelo? Esas dos cosas no son lo mismo. El hecho
de que quiera algo más que sexo vainilla no significa que puedas
avergonzarme. ¡Especialmente fuera del dormitorio!
Una mirada de disgusto rueda por su rostro.
―¿Así que ahora tienes problemas? ¿Qué sigue? ¿Me vas a pedir que te
folle en público? ¿O tal vez quieres que te orine? ¿Eh? ¿Qué tan depravada
eres, Hailey?
Me estremezco ante las palabras crudas, cada pregunta golpea como un
golpe individual. Siempre supe que Steve pensó que estaba sucia por
querer algo más que hacer el amor lento y dulce, pero en realidad nunca

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The Fight Game #2
lo dijo en voz alta. Hasta ahora, solo he recibido miradas críticas y
comentarios implícitos.
¿Esto es a lo que hemos llegado ahora? ¿Avergonzarme abiertamente?
Desde el incidente del cumpleaños hace tres semanas, Steve claramente
se ha sentido más cómodo haciendo lo que quiere y sin importarle cómo
me afecta. Ahora tiene menos filtro y sus comentarios no son tan sutiles
como solían ser.
Es casi como si me observara ese día y se diera cuenta de que finalmente
lo estaba viendo por lo que es, además de que no estaba haciendo nada al
respecto. Se sintió como mi aprobación final para que entrara en su
verdadera personalidad y devastara todo en nuestra relación.
Cualquier cosa buena que haya sucedido desde entonces fue solo para
hacerme retroceder y burlarse de la posibilidad de lo que teníamos al
principio.
―Ve a buscar tus cosas, ya estamos llegando tarde a esta fiesta a la que
no sé a qué vamos ―ordena, señalando mi chal y mi bolso.
―¿Qué? ―pregunto con incredulidad―. Te acabo de decir que voy a
romper contigo, no vamos a ir a ninguna parte.
Me lanza una mirada que debería reservarse para los papás que miran
a sus hijos adolescentes quejumbrosos.
―No vamos a romper. Puedes hacer tu rabieta en el auto. Vámonos.
Fortalezco mi columna vertebral y me repito con dura claridad.
―Steve, lo digo en serio. Ya no quiero estar contigo. Terminamos.
Otra mirada como si estuviera lidiando con un niño insolente aparece
en mi dirección.
―No me vas a dejar. ¿A dónde irías? No puedes pagar nada con el
dinero que ganas en tu trabajo de mierda.
Algo dentro de mí comienza a enturbiarse y crecer aún más fuerte. Es
frustración, indignación y resentimiento, y va a explotar en mi pecho en
cualquier momento. Puedo sentirlo. Quiero decirle que se vaya a la

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The Fight Game #2
mierda. Quiero gritar y llorar y decirle que es el peor imbécil y que no me
merece.
Pero… no puedo.
Porque junto a esa rabia también hay una sensación de impotencia que
me mantiene encadenada. A pesar de que quiero desatarme contra él, él
todavía tiene suficiente control sobre mí que en realidad no me atrevo a
hacerlo.
Lo máximo que puedo hacer es endurecer mi determinación y superar
la ruptura.
―Estoy cansada de que mi propio novio me joda ―me atraganto―. No
me merezco esto.
Se ríe, y el sonido es frío y cruel.
―Sí, lo mereces. Te doy exactamente lo que te mereces. Serías una
idiota si me dejaras porque nunca podrías conseguir algo mejor.
Aprieto los dientes, y la rabia crece incluso cuando la impotencia sofoca
la emoción al mismo tiempo.
―Estás equivocado ―susurro―, y aunque no lo estés, prefiero estar
sola que pasar otro minuto contigo.
Por primera vez, su expresión se vuelve seria. Frunce el ceño mientras
me ve fijamente, la animosidad irradia de su cuerpo.
―Bien ―espeta―. Déjame. Te doy dos días antes de que vuelvas
llorando a mí.
Niego con la cabeza, con lágrimas de frustración acumulándose en mis
ojos que me niego a dejar caer frente a él otra vez.
―Nunca volveré a ti ―le digo en voz baja―. Terminé, Steve.
Finalmente debe sentir lo serio que hablo porque se endereza,
apretando la mandíbula.
―Bien ―escupe―. No necesito esta mierda. No vales la pena de todos
modos.

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The Fight Game #2
Y al estilo típico de Steve, se asegura de tener la última palabra girando
sobre sus talones y saliendo del apartamento, cerrando la puerta al salir.
Por un momento, me quedo en el silencio que es el resultado de nuestra
pelea.
De nuestra ruptura.
Un suspiro se me escapa. Hay tantas emociones corriendo a través de
mí en este momento que no sé con cuál lidiar primero. No me sorprende
que no esté triste, pero estoy un poco en shock porque no soy una mezcla
de alivio y locura. He estado con Steve durante dos años y he sido infeliz
durante meses, por lo que el hecho de que acabemos de romper es más
que un poco surrealista, y el hecho de que fui yo quien rompió con él es
una locura.
Veo alrededor del apartamento aturdida. Mi vida ha girado en torno a
otra persona durante tanto tiempo que no sé qué hacer a continuación.
¿Llamo a mis amigas? ¿Salgo y tengo sexo? ¿Me emborracho?
En ese último pensamiento, me enderezo. Puedo beber ahora. Puedo
hacer lo que quiera ahora. Él no está para juzgarme o decirme que no
puedo.
Inmediatamente me dirijo a la cocina para agarrar la botella de tequila,
y aunque soy más una chica de cócteles que una chica de tragos, renuncio
al vaso y giro la botella directamente a mi boca.
Toso por la quemadura, pero aún así, una sonrisa se extiende por mi
rostro.
Me siento jodidamente libre.
Giro en mi lugar, buscando más cosas que no me han “permitido”
hacer. Mi mirada aterriza en el altavoz Bluetooth al lado del horno.
Perfecto.
Me quito el chal y coloco la botella de tequila en su lugar, en lugar de
eso, tomo una Corona del refrigerador, solo porque ahora puedo beber no
significa que voy a ignorar mis límites y beber hasta vomitar. Abro la
cerveza y revoloteo por la cocina, luego presiono play en mi lista de
reproducción EDM favorita.

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The Fight Game #2
Y subo el volumen, mi sonrisa se hace más grande con cada latido.

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The Fight Game #2

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The Fight Game #2

7
―¿Sigues viniendo a la fiesta de aniversario de mis papás esta noche?
―le pregunto a Tristan―. Sé que dijiste que lo harías, pero has estado tan
concentrado en entrenar últimamente que no estaba seguro.
Dejo fuera la parte tácita de mi pregunta que es algo así como, ¿vas a
venir o vas a faltar porque Remy estará ahí esta noche?
Simplemente continúa empujando la carne en su plato que sé que no
comerá. Las últimas semanas básicamente he tenido que forzar la comida
por su garganta; así de jodido ha estado el bastardo por Remy.
Aparentemente, dejar a estos dos juntos en nuestro apartamento durante
diez días mientras yo estaba de viaje, y Remy necesitando un lugar para
quedarse, resultó en que ambos terminaran con el corazón roto. Solo Dios
sabe lo que sucedió durante ese tiempo porque ninguno de ellos admitirá
sus sentimientos el uno al otro, y mucho menos a mí. Entonces, solo hago
el papel del mejor amigo despistado, ofreciendo consuelo con comidas y
palabras vagas.
―Ahí estaré ―dice con voz ronca―. Les prometí a tus papás que iría,
además espero... ―Aparta la mirada y se traga las palabras, aunque sé
que eso terminará, espero que Remy esté ahí.
Asiento con la cabeza y le robo un bocado de carne de su plato.
―Come el resto. Apestaste en el entrenamiento esta semana porque tu
fuerza ha sido una mierda últimamente. ―Me bajo del taburete y empiezo
a limpiar mi propio plato―. Me voy en un rato. Te ofrecería llevarte, pero
tengo cosas familiares antes y después y pensé que no querrías lidiar con

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The Fight Game #2
eso. ―No me molesto en decirle que voy a llevar a Remy a la fiesta y que
por eso no puedo llevarlo―. Así que te veré ahí, ¿sí?
Él asiente y continúa moviendo su último bocado. Con un suspiro, me
acerco a él y le doy una palmada en la espalda.
―Todo sale bien al final. Si no ha funcionado, no es el final.
Él me mira, y en sus ojos veo tanto dolor, tanta desesperación, que estoy
casi tentado a dejar escapar que sé que Remy está enamorada de él. Los
dos idiotas tienen los cables cruzados y no saben que tienen los mismos
sentimientos el uno por el otro, por lo que ambos están sentados,
miserables y con el corazón roto.
Él solo asiente con la cabeza en un agradecimiento tácito, a lo que yo
asentí antes de subir las escaleras para arreglarme para la fiesta.
Pero mientras me ducho y me visto con uno de mis trajes, no es en
Tristan y Remy en quienes estoy pensando con preocupación. Es la
hermana de Remy, Hailey.
Aunque Remy ha sido la más cercana a mi familia durante más de una
década, Hailey también ha sido una gran parte de ella. Mientras Remy era
mi mejor amiga cuando crecía, inseparable y siempre a mi lado, Hailey
era la hermana menor a la que no podía evitar tomar bajo mi protección.
Ser cinco años menor que yo significaba que yo era la figura adulta
responsable entre nosotros, incluso a la edad de quince años, y ella estaba
hipnotizada por mí.
Todos sabían que ella estaba enamorada de mí cuando éramos más
jóvenes. Nadie se sorprendió. ¿Qué niña de diez años no se enamoraría
del niño de quince años que siempre merodea por su casa? Nunca la traté
de manera diferente por eso, excepto tal vez para asegurarme de no hacer
nada para promover su enamoramiento o darle falsas esperanzas, y
cuando comencé a salir en serio a los diecisiete años, su amor platónico
pareció perder fuerza y se asentó cómodamente en una amistad. Cuando
ella se convirtió en adolescente y yo me fui a la universidad, teníamos una
amistad cuyo vínculo era tan fuerte que ninguna distancia podía ponerla
a prueba y ninguna palabra podía herirla.

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The Fight Game #2
Incluso verme llevar a casa a mi novia de la universidad no afectó lo
unidos que éramos. Su sonrisa de bienvenida fue tan cálida, tan Hailey
como podría haber esperado. Se convirtió en algo tácito que ella siempre
sería mi pequeña, mi amiga a través de relaciones, problemas escolares,
drama familiar, todo eso. Yo era el chico que la llevaba a clases de baile y
la ayudaba con su tarea de matemáticas, y ella era la chica cuya luz del sol
podía derretir cualquier nube de tormenta en mi vida en un santiamén.
Era tan feliz, tan sana, que nunca me sorprendió que nuestro vínculo fuera
tan puro. Siempre se sintió como esta cosa viva, respirando, acorazada
que se hizo evidente cada vez que los dos estábamos juntos en una
habitación. Habría hecho cualquier cosa por esa chica.
Nunca pensé en ella como algo más que una amiga. De hecho, recibí
más comentarios sobre salir con su hermana que sobre Hailey.
Obviamente, una gran parte de eso se debió a que era tan joven, una
menor de edad durante la mayor parte del tiempo que pasamos juntos
durante nuestra infancia, pero incluso después de que cumplió dieciocho
años, nunca se me ocurrió intentar nada más. Sabía que era hermosa, pero
nunca sentí que quisiera cambiar lo que parecía una amistad perfecta. Me
gustaba ser su amigo y protector, el tipo con el que siempre supo que
podía contar. Casi sentí que no quería meterme con la perfección.
Incluso cuando se mudó a la ciudad con Remy después de la
preparatoria, me gustó la comodidad de esas noches que pasé con las dos,
recordando nuestra ciudad natal y hablando de lo que sucedía durante
nuestros días en la ciudad. Vivíamos vidas tan diferentes: yo en la
América corporativa durante el día y el gimnasio por la noche, y ella, una
mesera de 18 años que trabajaba en la industria de restaurantes, y fue
divertido compartir nuestras diferentes experiencias, incluso mantuve
mis reacciones ligeramente salvajes cuando ella comenzó a salir. Siempre
sería protector con Hailey, pero solo quería que ella fuera feliz.
Por eso, mientras termino de abotonar mi camisa, no puedo dejar de
estresarme por esta noche. Porque Hailey ya no es feliz, y la mierda que
trae a la fiesta de mis papás es la razón.
Termino el último botón y me recuerdo una vez más que necesito
mantener la jodida calma. Con demasiada frecuencia quiero estrangular

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The Fight Game #2
a Steve por apagar el brillo en los ojos de Hailey, y tuve que hacerme una
promesa hace mucho tiempo de que no lo lastimaría físicamente por eso.
He intentado hablar con ella al respecto, pero he visto cómo reacciona
a los intentos de Remy, y el hecho es que tengo aún menos derecho a
decirle qué hacer que su hermana. Al final del día, es su elección cómo
vivir su vida y mientras él no la lastime física o mentalmente, realmente
no tengo una buena razón para intervenir.
Odio el hecho de que él es mucho menos de lo que ella se merece,
incluso Tommy, su novio de la preparatoria, fue bueno con ella a pesar de
ser un poco cabeza hueca. Nunca me destrozó verlos juntos de la forma
en que la veo a ella con Steve, a quien puedo ver que está matando su
autoestima, pero ella jura que es feliz, así que entre eso y no tener derecho
a intervenir en primer lugar, solo observo desde lejos y rechino los dientes
con mi furia.
Nunca sé si hoy será el día en que finalmente me rompa, pero mientras
me pongo el saco del traje y agarro las llaves del auto, me recuerdo a mí
mismo que solo dañaría mi relación con Hailey si lo hiciera.

―Jaxon, cariño, todavía no he visto a Remy. No me digas que no trajiste


a mi futura nieta política favorita esta noche.
Trago mi suspiro mientras tomo un gran trago de la cerveza en mi mano
y me giro hacia mi abuela.
―Hola, abuela Birdie ―la saludo con una sonrisa―. ¿Estás disfrutando
de la fiesta?
Ella me devuelve la sonrisa, pero su brillo palidece en comparación con
el detestable pasador de pájaro en su cabello.
―No cambies de tema ―dice con una mirada de complicidad―. ¿La
trajiste esta noche o no?
Esta vez no contengo mi suspiro.

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The Fight Game #2
―Sí, la traje. Estaba hablando con mamá y papá, pero, abuela, sabes
que no estamos saliendo. Nunca saldremos. Es demasiado raro, la
conozco desde hace demasiado tiempo.
Agita las manos como si todas mis razones fueran una mierda.
―Tonterías, siempre puedes pasar de la amistad a la relación. Conocí a
tu abuelo cuando los dos estábamos en pañales y ve cómo resultamos.
Solo estás siendo un marica para perseguirla.
Me atraganto con mi cerveza. Ella ni siquiera parpadea, solo me da unas
palmaditas en la espalda y espera a que responda con Dios sabe qué tipo
de respuesta.
―Jesucristo, abuela, ¿cómo... por qué...? Ni siquiera sé qué decirte en
este momento. Aparte de no, no lo soy. ―De repente, recuerdo el punto
de su comentario, así que me enderezo y la miro―. No soy un marica.
Simplemente no encajamos bien. Somos mejores como amigos. Además,
estoy bastante seguro de que está enamorada de mi compañero de casa.
Ella parece desinflarse ante mi respuesta. Todo el mundo sabe que ella
siempre ha estado enamorada de Remy (las mujeres luchadoras se unen),
por lo que nunca se lo toma bien cuando inevitablemente llegamos a este
punto de la conversación.
Ella suspira mientras concede.
―No estoy segura de que alguien sea mejor que tú, pero si ella es feliz,
entonces supongo que está bien.
Sonrío y presiono un beso en su mejilla curtida. Eso parece alegrarla
porque me sonríe, con un brillo en los ojos.
―¿Qué hay de su hermana? Es hermosa y madura, por lo que recuerdo,
y nunca la has tratado como alguien de quien no podrías ser más que
amigo. ―Ella pone los ojos en blanco y pone comillas en el aire alrededor
de la última parte, lo que hace que le dirija una mirada que
definitivamente dice cuidado.
Ella ignora la advertencia.
―¿Cuál es tu excusa para ella? ¿Demasiado bonita? ¿Demasiado

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inteligente? ¿O algo más ridículo?
The Fight Game #2
Suspiro, sabiendo que nunca ganaré esta discusión. Tiene demasiadas
agallas y le importa muy poco su propio bien.
―Ella tiene novio, abuela. En realidad, vendrán esta noche. ¿Quieres
que te presente?
Ella resopla con frustración y me hace señas para que me vaya.
―No. Nadie podría ser mejor partido que tú, así que no quiero conocer
a alguien con quien claramente esté perdiendo el tiempo.
Envuelvo un brazo alrededor de ella y la aprieto en un abrazo.
―Te amo, Birdie. Siempre serás mi mayor animadora.
Su sonrisa crece ante mi proclamación.
―Por supuesto. Siempre. Solo quiero lo mejor para ti, lo sabes.
―Lo sé. Nunca cambiaría nada.
Pero la repentina mención de Hailey es como una astilla en mi mente,
un persistente recordatorio de que todavía no está aquí. Ella nunca llega
tarde, es prácticamente una broma entre Remy y yo que Hailey es más
puntual que alguien en el ejército. Veo a mi alrededor, al patio trasero
iluminado y adornado de mis papás, buscando entre la multitud la luz
del sol, el cabello rubio y sedoso que conozco tan bien.
―De hecho, necesito ir a buscar a Remy y a su hermana. Iré a buscarte
más tarde, ¿de acuerdo?
Me da unas palmaditas en la mejilla con una sonrisa y dice:
―Por supuesto. Disfruta de tu velada, cariño.
Me abro camino a través de la fiesta, buscando a Remy o Hailey, pero
no encuentro a ninguna, incluso me detengo a preguntarles a mis papás
si las han visto, pero nadie lo ha hecho.
Me las arreglo para mantener mi impaciencia bajo control durante otra
hora, viendo la hora en mi teléfono y debatiéndome si enviarle un mensaje
de texto a Hailey.
A la quinta mirada a mi teléfono, decido a la mierda, solo voy a llamarla.

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The Fight Game #2
Casi no creo que ella vaya a contestar, suena tantas veces, pero luego
escucho que se conecta la llamada. Por un momento, todo lo que escucho
es una respiración pesada.
―¿Hola? ―pregunto tentativamente―. ¿Hailey? ¿Estás ahí?
La respiración se acerca, y luego escucho:
―¡Jax!
Aparto el teléfono de mi oreja para verlo con confusión. Cuando lo
traigo de vuelta a mi oído, todo lo que puedo hacer es repetirme.
―¿Hailey? ¿Estás ahí?
Una risita resuena a través de la línea.
―¿Estoy aquí, dónde estás tú?
Frunzo el ceño cuando empiezo a caminar por el patio trasero, mientras
trato de averiguar qué diablos está pasando en este momento.
―Estoy en la casa de mis papás. ¿Te olvidaste de su fiesta de
aniversario?
―Por supuesto que no. Amo a tus papás. Desafortunadamente, Steven
y yo no podremos asistir esta noche. Por favor envíales nuestros saludos.
―Lo dice con un tono formal exagerado, y aunque prueba mis
pensamientos, hago la pregunta de todos modos.
―¿Estás borracha?
Otra risita.
―Síííí señor. Muy borracha.
Mi ceño se profundiza. No puedo recordar la última vez que vi a Hailey
realmente borracha, si es que alguna vez la vi. Prefiere tener el control, así
que lo máximo que hará es tener un zumbido. Aunque ahora que lo
pienso, apenas he visto bebidas en su mano en los últimos meses.
―¿Estás... bien? ¿Pasó algo?
Suspira pesadamente al otro lado de la línea.
―Nada importante. Solo quería relajarme por una vez.

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The Fight Game #2
―¿Estás en casa? ¿Dónde está Steve?
Ahora el suspiro está enojado.
―Me importa una mierda. Puede irse a la mierda.
Mis ojos se abren ante su tono hostil. Hailey es una de las personas más
amables y tranquilas que conozco, así que escuchar su maldición es algo
impactante. Me toma unos segundos decidir qué pregunta quiero hacer
primero.
―Eh, eso hace que suene como si algo hubiera pasado. Hailey, ¿qué
está pasando?
Ella gime en voz alta, no dice nada durante un rato, así que le doy
espacio para ordenar sus propios pensamientos. Eventualmente, la
escucho suspirar de nuevo, suavemente esta vez.
―Steve y yo terminamos ―murmura.
Casi tropiezo con mis propios pies con la admisión. Por un momento
no puedo pensar en nada que decir, solo puedo quedarme boquiabierta y
tratar de procesar esta noticia por la que Remy y yo hemos estado
conteniendo la respiración, pero nos preocupaba que nunca sucediera.
―¿Qué? ―Finalmente me ahogo―. ¿Cuándo, cómo?
―Tuvimos una pelea y lo terminé. Él se fue y no sé a dónde fue, pero
pensé que una ruptura era una buena excusa para enloquecer, ¿verdad?
Hago una mueca y pellizco el puente de mi nariz.
―Solo... por favor dime que estás en casa y no sola en alguna parte.
Ella resopla, otro sonido poco propio de Hailey.
―Jax, no soy idiota. No estoy deambulando sola por Filadelfia.
Mi suspiro de alivio se transforma en uno de exasperación.
―Hailey, ¿por qué no me llamaste a mí o a Remy?
―Porque soy perfectamente capaz de cuidar de mí misma, muchas
gracias. No necesito una niñera.
Niego con la cabeza, aunque sé que ella no puede verme.

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The Fight Game #2
―No es una niñera, solo… no deberías estar sola ahora. Además, ¿qué
vas a hacer cuando él llegue a casa?
Ella duda, y puedo decir que eso no se le había ocurrido todavía.
―No lo sé, lo resolveré cuando suceda ―murmura.
―Déjame ir a buscarte ―le digo apresuradamente―. Él también podría
estar bebiendo en este momento. No quiero que estés borracha en esa casa
sola cuando él regrese.
Ella gime de nuevo, luego, finalmente, acepta con un suspiro.
―Okey. Tomaré un Uber hasta tu casa.
―No te atrevas ―gruño al teléfono―. Mantén tu lindo trasero en ese
apartamento y te llamaré cuando esté afuera. No te muevas, estaré ahí en
veinte minutos. Lo digo en serio, Hailey.
Ella refunfuña unas cuantas palabras, pero acepta quedarse donde está.
Cuando voy a colgar, escucho que está abriendo otra cerveza en el fondo.
Gimo y acelero el paso a través de la casa hacia el patio trasero.
No es difícil ver a mis papás, pero es difícil esperar a que la gente deje
de hablarles el tiempo suficiente para expresar mis propias palabras.
Pierdo toda mi paciencia demasiado rápido e interrumpo la conversación
de mi mamá con una de mis tías, con una sonrisa de disculpa.
―Lamento interrumpir, pero tengo que irme, mamá. Hailey necesita
ayuda, así que tengo que ir a buscarla.
Los ojos de mamá se abren alarmados, y una vez más recuerdo cuán
parte de nuestras vidas se han convertido Remy y Hailey a lo largo de los
años. Juro que mi mamá ama a las niñas tanto como me ama a mí, a veces
probablemente incluso más.
―¿Está bien? ―pregunta con el ceño fruncido de preocupación―.
¿Qué está pasando?
Me inclino hacia delante para besar la mejilla de mi mamá.
―Ella está bien, lo prometo ―le digo en voz baja―. Solo necesita que
la lleve. Te llamaré mañana.

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Ella se relaja con una sonrisa.
The Fight Game #2
―Está bien, cariño, maneja con cuidado. Te amo.
―Yo también te amo, y si no te lo dije antes, te ves absolutamente
hermosa esta noche.
Ella me despide con un sonrojo. Para cuando se gira hacia la siguiente
persona para llamar su atención, ya he atravesado la casa hasta el camino
de entrada.
Veinte minutos después, estoy estacionado ilegalmente frente al
apartamento de Hailey y Steve. Agarro mi celular para llamarla y que me
deje entrar.
Ella no contesta la primera vez.
O la segunda.
Para la tercera llamada perdida, estoy empezando a entrar en pánico,
mis dedos golpean el volante con creciente agitación. Las visiones de un
Steve borracho que regresa a casa y encuentra a una exnovia que le
contesta mal pasan por mi mente. Para cuando dos llamadas más quedan
sin respuesta, estoy casi convencido de que necesito derribar la puerta
para llegar a ella.
En el último minuto, antes de hacer precisamente eso, recuerdo que
Remy una vez me dio una llave en caso de emergencia. Nunca pensamos
que Steve fuera violento con Hailey, pero definitivamente nunca
confiamos en él. Así que hizo una copia de la llave de repuesto que Hailey
le dio y me la pasó por si alguna vez necesitaba ayudarla cuando ella no
pudiera.
Ahora es una de esas veces.
Busco rápidamente las llaves en mi llavero hasta que encuentro la que
abre la puerta principal y luego la puerta de su apartamento. La abro con
un suspiro de alivio, uno que inmediatamente queda atrapado en mi
garganta cuando me doy cuenta de que no tengo idea de en qué me estoy
metiendo.
No hay señales de Hailey en la cocina, así que camino por el pasillo
hacia la sala de estar, siguiendo los sonidos de la música electrónica. Tan

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The Fight Game #2
pronto como atravieso la puerta, la veo tendida boca abajo en el sofá,
roncando suavemente.
Se me corta el aliento al verla. Lleva un vestido largo azul, los tirantes
finos se cruzan en un patrón a través de su espalda de una manera que
muestra su hermosa piel pálida. Su cabello rubio cuelga en una cortina
frente a su rostro, y cuando finalmente me atrevo a agacharme a su lado
y apartar su cabello del camino, sonrío cuando veo algo de baba en la
comisura de su labio.
Mi mirada recorre su brazo que cuelga del sofá hasta donde tiene una
botella de cerveza en el suelo al alcance de la mano. Apenas está medio
vacía. Solo veo otra botella de cerveza a mi alrededor, y aunque está vacía,
desde donde estoy sentado, parece que Hailey apenas tomó una cerveza
y media, una Corona, nada menos, así que difícilmente una cerveza con
alto contenido de alcohol.
Coloco mi mano en su espalda y froto suavemente.
―Hailey. Hailey, despierta. Déjame llevarte a casa.
Murmura algo en sueños, pero no se despierta. Lo intento de nuevo,
con más fuerte esta vez, pero es inútil. Ella está fuera de combate.
No hay ninguna posibilidad de que la deje aquí, así que me doy cuenta
de que tendré que llevarla afuera. Con cuidado, le doy la vuelta para
poder alcanzar debajo de su espalda y sus rodillas para levantarla y
acunarla contra mi pecho y maldigo en silencio cuando me doy cuenta de
lo ligera que es. Siempre ha sido pequeña, pero es fácil darse cuenta de
que ahora es demasiado pequeña. No sé qué le ha pasado en las últimas
semanas, pero definitivamente no ha comido lo suficiente.
Hago un voto silencioso de atiborrarla de comida grasienta y
sustanciosa por la mañana.
Con Hailey pegada a mi pecho, regreso por el pasillo. En algún lugar
entre la puerta principal y mi auto, una brisa le revuelve el cabello y se
acurruca con más fuerza contra mi pecho. Un pequeño gemido escapa de
sus labios y la abrazo aún más cerca de mí.
Cuando finalmente la tengo acurrucada en mi asiento del pasajero, la

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abrocho y la cubro con el saco de mi traje, luego me apresuro rápidamente
The Fight Game #2
al asiento del conductor para poder alejarme de este lugar olvidado de
Dios. Espero que Steve disfrute de volver a casa a un apartamento vacío
esta noche.
Hailey comienza a moverse cuando me estaciono frente a mi casa. En el
momento en que camino alrededor para abrir su puerta y me agacho a su
lado, ella parpadea y abre los ojos adormilada. Levanta la cabeza de
donde estaba apoyada en el cinturón de seguridad y ve a su alrededor
confundida antes de que su mirada finalmente se fije en mí.
―¿Jax? ―dice con una voz pesada de sueño―. ¿Dónde estoy?
―Estamos en mi casa ―respondo en voz baja―. Te recogí después de
que me dijiste que tú y Steve rompieron, ¿recuerdas?
Ante el recordatorio, ella frunce el ceño. Me pregunto si me gritará por
irrumpir en su apartamento cuando finalmente resopla y me mira.
―Odio a ese jodido tipo ―gruñe.
Ladro una carcajada al escucharla maldecir de nuevo. Continúa
mirándome, así que me enderezo con una sonrisa y le tiendo la mano.
―Estoy de acuerdo. Vamos a llevarte adentro, para que no tengas que
lidiar más con ese jodido tipo.
Murmura algo en voz baja, pero agarra mi mano. No me suelta hasta
que llegamos a mi pórtico delantero y la acompaño adentro con una mano
en su espalda baja, mientras sigue hablando todo el tiempo.
―¿Sabes que en realidad escribí una lista de A la mierda Steve no hace
mucho? ―balbucea mientras tira el saco de mi traje en el sofá y se dirige
directamente al refrigerador para tomar dos cervezas. Abro la boca para
preguntar si es una buena idea, pero las palabras nunca pasan de mis
labios porque Hailey me ve con una ceja enojada. La siesta en el auto
parece haberla hecho pasar de borracha a ebria, así que levanto las manos
en fingida rendición y abro la cerveza que me pasa por la isla de la cocina.
»Era básicamente una lista de cosas que quería hacer, pero no podía
porque Steve era un marica. ¿Quieres saber qué había en ella? Nunca
creerás lo aburrida que era esta estúpida lista. ―Empieza a contar con los
dedos―. Emborracharme, hacerme un tatuaje, fumar hierba, incluso

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The Fight Game #2
fumar de una Shisha, besar a una chica, viajar sola a algún lugar.
Literalmente creé una lista de deseos para cuando terminara con mi novio.
―Ella extiende sus manos en señal de victoria―. Bueno, la broma es para
él porque ya estoy marcando mi primera cosa de la lista.
No parece que realmente esté esperando una respuesta, así que no digo
nada, pero mientras me debato si quiero preguntarle si quiere hablar
sobre lo que sucedió esta noche, Hailey salta para sentarse en el mostrador
y luego se bebe la mitad de su cerveza, lo que hace que la mire con
asombro. No solo porque es un espectáculo, bebiendo como un chico de
fraternidad mientras se ve como una diosa con ese vestido, sino porque
en realidad se está abriendo a mí. Ella nunca ha hablado conmigo sobre
sus relaciones, así que nunca he entendido realmente ese lado suyo. Una
parte de mí está frustrada porque necesitó alcohol y una ruptura para que
tuviéramos esta conversación, pero la otra parte de mí está agradecida de
que esté sucediendo.
―Déjame hacerte una pregunta ―comienza molesta―. ¿Todos saben
que Steve es un pedazo de mierda? ¿Fui yo la única completamente ciega
a este hecho?
Me estremezco y veo hacia abajo, lo que nota de inmediato y lee
correctamente. Deja escapar una risa áspera y deja caer su cabeza contra
los armarios.
―Dios, soy tan jodidamente estúpida. Durante las últimas horas, he
estado tratando de averiguar cómo eso es posible. Quiero decir, entiendo
que es perfecto en el papel, pero me gusta pensar que no soy una completa
idiota. ¿Cómo no lo vi por lo que realmente es?
―No eres una idiota ―le digo con fuerza―. Nadie piensa eso de ti. Solo
viste otros lados de él que nosotros... no necesariamente podíamos ver.
Eso es todo.
Ella gira su cabeza hacia arriba para verme.
―Los otros lados de él son aún peores. ¿No lo entiendes? Eso es lo que
hace que esto sea tan molesto. No hay nada decente en él.
Ante sus palabras, mi ritmo cardíaco se acelera. Una mezcla de miedo
e ira que nunca había sentido antes comienza a revolverse en mis

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The Fight Game #2
entrañas, y estoy tratando de descubrir cómo luchar contra la tentación
de destrozar a Steve durante el tiempo suficiente para hacer la pregunta
que siempre ha estado grabada en mi cerebro.
―Hailey ―le digo con un temblor en la voz―, ¿te lastimó?
Completamente ajena al caos que actualmente me tiene como rehén, me
hace señas desechándolo como si no fuera nada.
―Por supuesto que no ―responde mientras le da otros pocos tragos a
su cerveza―. Es demasiado cobarde como para ponerme una mano
encima.
La ira en mí disminuye lo suficiente como para tomar una respiración
profunda, pero todavía no estoy seguro de qué podría ser peor que lo que
ya sabemos sobre Steve, así que todavía no me siento muy cómodo.
Finalmente me las arreglo para preguntar:
―Entonces... entonces, ¿qué pasó? ¿Por qué esta noche?
Un destello de dolor cruza su rostro, y casi salto de mi asiento para
moverme alrededor de la isla hacia ella, pero no lo hago. Le doy espacio
para procesar esto como lo necesita.
Con un suspiro, vuelve a dejar caer la cabeza contra los armarios detrás
de ella.
―Llamó puta a Remy ―finalmente murmura.
Mi ceño se frunce en confusión. Remy ha tenido un puñado de novios
a lo largo de los años, pero no es exactamente del tipo que se acuesta o
hace malabarismos con varios hombres a la vez. También estoy
convencido de que está enamorada de mi compañero de casa, así que
dudo que pase su tiempo acostándose con un montón de chicos. Está tan
lejos de ser una puta como puede serlo una chica normal de 25 años.
―Quiero decir, puedo entender por qué me llama puta a mí, pero
¿Remy? Esa chica nunca ha follado con un extraño en su vida.
Prácticamente solo ha follado con novios. ¿Cómo es que el gusto por el
sexo convierte a alguien en una puta a sus ojos?
Ante la admisión de que usó esa palabra como un término despectivo

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para describir a Hailey, realmente estoy saltando de mi asiento y corriendo
The Fight Game #2
para pararme frente a ella. Agarro el mostrador a cada lado de sus piernas
con los nudillos blancos, buscando la última pizca de paciencia dentro de
mí.
―¿Te llamó puta? ―Me las arreglo para soltar―. ¿Cuándo?
Se sonroja y ve la lata a su lado donde está jugando con la tapa de la
cerveza.
―Todo el tiempo ―murmura―. Era prácticamente un tema en nuestra
relación.
La veo fijamente, tratando -y fallando-, de procesar esa declaración. Mi
cerebro busca a tientas lo que sé sobre Hailey y su historial sexual para
tratar de entender de qué diablos podría estar hablando Steve. Todo lo
que logro decir es un débil:
―¿Por qué?
Ella me ve con una mirada vacilante. Puedo decir que está borracha
porque sus ojos están ligeramente inyectados en sangre, además del
hecho de que normalmente nunca tendría una conversación con alguien
que sea tan agresivo o directo, así que me pregunto en qué estará
tropezando su cerebro confundido por el alcohol en este momento.
―No puedes juzgarme ―comienza a la defensiva―. Fue hace mucho
tiempo, y estaba borracha. Normalmente no te diría esto ya que tú y yo
apenas hemos tenido el tipo de relación en la que hablamos de sexo, pero
estoy borracha y enojada, y tú preguntaste.
Sin palabras y confundido, solo asiento.
Ella suspira derrotada.
―Tuve un trío con Tommy y uno de sus amigos en la preparatoria.
Por un momento, todo lo que puedo hacer es parpadear hacia ella.
Mierda, eso es caliente.
Pero luego pienso en eso en el contexto de esta conversación, y mi frente
se arruga con confusión.
―Okey… ¿Y?

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The Fight Game #2
Ella frunce los labios y entrecierra los ojos ante mi respuesta, como si
no lo estuviera entendiendo.
―¿Y? Jax, tuve un trío con dos chicos. Eso es muy de puta.
El ceño fruncido en mi rostro se profundiza mientras pienso en cómo
podría usarse esto para insultarla.
―¿Lo hiciste para poder presumir de haberlo hecho? ―Niega con la
cabeza confundida―. ¿Le fuiste infiel a alguien? ―Otra sacudida, esta vez
más molesta.
―¡Por supuesto que no! Acababa de empezar a salir con Tommy y me
di cuenta de que me gustaba el sexo, y luego una noche llegó su amigo y
empezamos a beber y... simplemente sucedió. Ni siquiera fue algo muy
loco, éramos demasiado jóvenes para hacer nada más que andar a tientas.
Exhalo un pesado suspiro.
―¿Te arrepentiste o lo disfrutaste?
Sus ojos se abren y prácticamente puedo ver las ruedas de la memoria
girando en su cerebro.
―Me... me gustó ―responde en voz baja―. Dudo que lo vuelva a
hacer, pero... fue divertido.
Suspiro de nuevo mientras me acerco a Hailey y tomo su rostro entre
mis manos. Todavía me ve con un rostro de tan pura inocencia que casi
me parte el corazón. Mis pulgares comienzan a acariciar sus mejillas
mientras veo sus grandes ojos azules.
―Hailes ―susurro en voz baja―. Estás tan lejos de ser una puta que da
risa. Quiero matar a Steve solo por meterte la idea en la cabeza, y saber
que te ha estado tratando como tal durante tanto tiempo... bueno,
digamos que estoy intentando convencerme de que no debería dejarte
aquí e ir a buscarlo para arrancarle la lengua por hablarte así.
Una risa achispada escapa de sus labios. Sonrío, y mi corazón salta un
poco con el sonido.
―No quiero que vuelvas a pensar en ti de esa manera, ¿me escuchas?
Si descubro que hay un solo pensamiento de autodesprecio dando vueltas

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The Fight Game #2
en esa linda cabecita, voy a comenzar a cambiar tu azúcar y sal como te
gustaba hacer cuando eras una pequeña alborotadora. Veremos cómo a tus
clientes les gusta tu comida después de eso.
Suelta otra risita, pero asiente y dejo caer mis manos con un suspiro. No
me doy cuenta de que han aterrizado en su cintura hasta que respira
temblorosamente y sus costillas se expanden bajo mis grandes manos.
Recién ahora me doy cuenta de lo cerca que estamos.
Ella me ve a los ojos, y sus labios se separan cuando nuestras miradas
se encuentran. Mi respiración se entrecorta, pero no me atrevo a ver hacia
otro lado. No tengo idea de lo que está pasando por su cabeza en este
momento, así que todo lo que puedo hacer es sentarme en este momento
con ella, cargada de alcohol y siendo una maraña de emociones.
El momento se rompe cuando arroja sus brazos alrededor de mí. Hunde
su rostro en mi cuello, y apenas la escucho murmurar:
―Gracias, Jax.
Mi corazón y mis pulmones de alguna manera comienzan a funcionar
de nuevo. Vacilante, me estiro para envolver mis brazos alrededor de
Hailey, maravillándome de las curvas de su cuerpo que el vestido ceñido
a la piel me permite apreciar por un momento. El olor a coco de su cabello
invade mis sentidos, y automáticamente respiro hondo para tratar de
envolverla de tantas formas como pueda.
Sus brazos se aprietan alrededor de mi cuello, y de repente me doy
cuenta del hecho de que la hermana menor borracha de mi mejor amiga,
después de la ruptura, está actualmente envolviéndome. Dejo caer mis
manos en sus caderas y me alejo con una tos incómoda.
―¿Quieres... quieres ver una película o algo así? O si quieres ir a la
cama, puedes tomar mi habitación, yo dormiré en el sofá. Debería haberte
ofrecido una muda de ropa también, probablemente te estés congelando
con eso.
Ella niega con la cabeza y salta del mostrador. Una vez más recuerdo lo
pequeña que es cuando me doy cuenta de que la parte superior de su
cabeza apenas llega a mi hombro ahora que estamos en terreno parejo. Se

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The Fight Game #2
bebe el resto de la cerveza y luego camina hacia el contenedor de reciclaje
para tirar la lata vacía.
―Vamos a ver Seinfeld, o algo así ―dice mientras se deja caer en el sofá
y se sube el vestido largo hasta los muslos para poder acomodarse y
sentarse con las piernas cruzadas―, y no quiero cambiarme todavía.
Compré este vestido para esta noche, así que voy a desquitar el valor de
mi dinero, incluso si estamos sentados en el sofá y riéndonos de la atroz
actuación de Jerry como solíamos hacer cuando éramos más jóvenes.
El borde de mi boca se curva divertido por su elección de programa de
televisión. Todos en nuestro grupo de amigos siempre olvidan que Hailey
solo tiene veintiún años, entre su sabiduría general de la vida y sus
hábitos maduros, la mitad del tiempo actúa como si fuera mayor que
nosotros. Ella era la más joven de todos nosotros cuando consiguió su
primer trabajo, siempre se aseguraba de hacer su tarea y ha estado
comiendo comidas balanceadas desde que comenzó a cocinar a los trece
años, incluso con el único pasatiempo de “persona joven” que tiene -ir a
raves-, nunca consumió drogas ni participó en nada remotamente rebelde.
―Sí, señora. Seinfeld, será ―acepto con una sonrisa. Tomo otra cerveza
para mí, sin ofrecerle a propósito otra a la chica que ya está borracha, antes
de dejarme caer en el sofá junto a ella. Enciendo la televisión, y la veo con
molestia cuando me quita la cerveza de la mano, pero me quedo en
silencio. Ella pone los ojos en blanco mientras toma un gran trago antes
de devolverlo cuando presiono reproducir.
Nos quedamos así durante un par de episodios, riéndonos del
programa, pero sin hablar. Me doy cuenta cuando la bebida empieza a
golpear realmente a Hailey porque su risa se hace progresivamente más
fuerte, y luego me doy cuenta cuando su energía ebria empieza a
esfumarse porque se relaja de nuevo y deja caer su cabeza sobre mi
hombro.
De alguna manera me las arreglo para agarrar la manta del respaldo del
sofá sin empujarla y envolverla suavemente alrededor de sus hombros.
Disfruto de la cercanía por unos minutos, saboreando el hecho de que ella
parece feliz y sin pensar en todo lo que ha pasado esta noche. Siempre
supe que algún día vería a Steve por lo que realmente es, que se daría

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The Fight Game #2
cuenta de su autoestima y dejaría al bastardo. Se me ha quitado un peso
del pecho que ni siquiera sabía que estaba ahí.
Cuando la respiración de Hailey se estabiliza y deja de reír, me doy
cuenta de que se ha quedado dormida y la muevo suavemente en un
intento de despertarla.
―Hailey ―digo en voz baja―. Vamos a llevarte a la cama. Te estás
quedando dormida.
Murmura algo y acaricia mi cuello. Suspiro, dándome cuenta de que
probablemente tendré que cargarla de nuevo.
Me giro para tratar de deslizar mis brazos debajo de ella, pero se
endereza tan pronto que su cabeza cae de mi hombro. Me ve con los ojos
inyectados en sangre, adormilada y confusa.
―Vamos a llevarte a la cama. ¿Puedes caminar?
Se frota el ojo con el puño cerrado y no puedo evitar sonreír ante el
adorable gesto, pero luego asiente y se pone de pie, dirigiéndose hacia los
escalones.
La sigo escaleras arriba y me dirijo a mi habitación, jalando el edredón
de mi cama y esponjando las almohadas mientras espero que Hailey
termine de usar el baño de al lado, pero cuando me doy la vuelta para
agarrar algo de ropa para que se cambie, casi me ahogo con la respiración.
Hailey entra tropezando en mi habitación con los ojos entrecerrados y
un gran bostezo, el alcohol claramente la está alcanzando, pero lo que
hace que mis ojos se agranden y me quede boquiabierto es el hecho de
que se ha desabrochado el vestido y se ha bajado los tirantes, por lo que
la tela se acumula en su cintura.
―Hailes, tal vez deberías... ―empiezo, pero parece que ella ni siquiera
puede escucharme. Empuja el vestido hacia abajo sobre sus caderas, y casi
pierdo otro pulmón cuando se lo quita por completo y pasa junto a mí
hacia la cama.
Está prácticamente desnuda, usando solo un conjunto de sujetador y
bragas de encaje blanco a juego, ninguno de los cuales cubre mucho, y yo

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The Fight Game #2
soy el idiota que no puede hacer nada más que verla con abierta
fascinación.
Siempre supe que Hailey es increíblemente hermosa, incluso cuando
era pequeña, era la niña más fotogénica de nuestras dos familias, lo que
se demostró aún más cuando nunca pasó por una fase de pubertad
incómoda. Siempre fue conocida como la bonita. Entre sus grandes ojos
azules, su cabello rubio sedoso y su sonrisa angelical, ha llamado la
atención desde que era una adolescente. Combina eso con el cuerpo
delgado de modelo perfecto en el que creció, y es realmente difícil
encontrar algo desagradable en su apariencia física.
Pero ella nunca lo ha alardeado, y realmente nunca he pensado en eso
más allá del conocimiento general de que es obviamente atractiva, y
cuando amenazo ocasionalmente a los chicos en el gimnasio para que
dejen de comérsela con los ojos. Tampoco ha sido de las que usan nada
súper revelador, por lo que no exuda exactamente sexualidad. Es
simplemente... hermosa.
Pero en este momento, siento que estoy recibiendo un curso intensivo
sobre lo sexy que es. Sus tetas son orbes perfectas en su sostén de encaje,
pequeñas porque Hailey es pequeña pero aún demasiado tentadora. Su
estómago es plano y su cintura recortada se ensancha en caderas
femeninas y un culo redondo muy agarrable. Todo en ella es pequeño,
pero perfectamente formado y proporcionado con el resto de su cuerpo.
Es deliciosamente sexy.
No puedo dejar de verla. Probablemente estoy boquiabierto como un
pez, tratando de levantar mi mandíbula del suelo. No es hasta que alcanza
el broche en la parte posterior de su sostén que me saca de mi
ensimismamiento y rápidamente veo hacia otro lado, le doy la espalda
mientras trato de murmurar una respuesta coherente.
―Yo, eh, te daré algo, eh, algo de ropa para ponerte ―tartamudeo.
Entonces abro la puerta de mi armario y agarro la primera camiseta que
puedo encontrar, tratando de no ver detrás de mí mientras prácticamente
la lanzo hacia donde está Hailey sentada en la cama.
Me mantengo de espaldas mientras le doy tiempo para ponerse la

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camiseta, pero no soy un hombre lo suficientemente fuerte como para
The Fight Game #2
resistirme a mirar para ver si está vestida. Me giro un poco, y no estoy
seguro si realmente no quiero ver nada o si realmente quiero ver algo,
pero de cualquier manera, encuentro a Hailey sentada en mi cama de
espaldas a mí, sin sostén y buscando la forma de ponerse la camiseta de
la manera correcta.
Al ver su espalda desnuda y su suave piel de marfil, vuelvo la cabeza
hacia mi armario con una maldición silenciosa. Cierro los ojos y empiezo
a rogar por cualquier paciencia y fuerza que los dioses puedan ofrecerme.
Mi cerebro está dando vueltas, rebotando entre la conmoción por el
hermoso cuerpo femenino de Hailey, la excitación masculina sobre la que
siento que no tengo control en este momento, el disgusto, y más
conmoción, por tener este tipo de pensamientos sobre la hermana menor
de mi mejor amiga. A quien también conozco desde que tenía diez años.
Murmuro unas cuantas maldiciones más en voz baja. Acabo de tomar
la decisión de ver al armario por el resto de la noche en lugar de
arriesgarme a mirar hacia atrás cuando escucho la vocecita de Hailey.
―¿Jax? ―susurra. Veo al cielo y mascullo otra oración pidiendo fuerza
antes de darme la vuelta vacilante.
Afortunadamente, Hailey tiene puesta la camiseta y ya está bajo las
sábanas. Tiene el edredón subido hasta la barbilla y está tan acurrucada
en las almohadas que puedo ver más cabello esparcido a su alrededor que
su cabeza real. Me acerco lentamente a la cama y, después de dudar un
segundo, me agacho para envolver su cuerpo con el edredón. Ella sonríe
somnolienta ante la sensación, y un rayo de alegría me atraviesa al verla
así.
―Buenas noches, Hailes ―digo en voz baja.
Sus ojos ya están cerrados cuando me enderezo para salir en silencio de
la habitación, pero me detiene la sensación de los delgados dedos de
Hailey envolviendo mi muñeca justo cuando empiezo a girarme.
―Gracias ―susurra―. Por… todo. Por ser alguien con quien puedo
contar. ―Su mano cae de la mía mientras sus ojos se cierran de nuevo, y
puedo decir que ya está dormida.

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The Fight Game #2
La veo y sonrío, y el pensamiento aparece en mi cerebro de que no
puedo comprender cómo alguien podría pensar que ella es algo menos
que perfecta. Me agacho para quitarle el cabello del rostro,
momentáneamente atrapado en la vista, el olor, la esencia de Hailey.
Instintivamente, me inclino y le doy un suave beso en la frente.

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The Fight Game #2

8
Me despierto con el sonido familiar de Jax gritando por algo, aunque
tardo un segundo en recordar que no ha entrado en mi edificio para matar
a Steve como yo sospechaba que haría algún día. Me doy cuenta de que
estoy en la habitación de Jax y, de repente, me vienen a la cabeza todos
los acontecimientos de la noche anterior: la ruptura, la borrachera,
despertarme y ver a Jax durmiéndome.
Parpadeo hacia el techo, haciendo un balance mental de mis emociones
ahora que no estoy en estado de shock. Definitivamente no estoy triste
como podría estar después de una ruptura normal, aunque podría tener
un poco de resaca, estoy un poco frustrada, todavía, pero no peor por el
desgaste después de romper con un novio con el que vivo desde hace
mucho tiempo. De hecho, me siento... más ligera.
Una sonrisa vacilante se extiende por mi rostro. Sé que todavía tengo
mucho que resolver en lo que respecta a Steve y la ruptura, pero decido
que quiero pasarlo libre de culpa con las personas que más extraño en mi
vida. Empezando por Jax.
Salto de la cama y me doy cuenta de que lo único que llevo puesto es
una camiseta demasiado grande, y así, el recuerdo de mí desnudándome
frente a Jax regresa, y un rubor se extiende por mi piel. No recuerdo que
haya visto nada, pero aun así es más de mí de lo que jamás ha visto; y
ahora estoy usando su camiseta.
Suspirando, me sacudo la vergüenza que mi cabeza quiere que sienta
porque no quiero que nada arruine esta ligereza que fluye a través de mí,
al menos por el día. Me ocuparé de todo lo demás más tarde.

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The Fight Game #2
Abro la puerta y sigo el sonido de la voz de Jax escaleras abajo. Antes
de que llegue al fondo, veo a mi hermana y Tristan parados juntos en la
entrada, viendo a un Jax conmocionado.
―¿Por qué Jax está gritando a las ocho de la mañana? ―pregunto con
una sonrisa soñolienta, me detengo en el último escalón y me apoyo en la
barandilla, esperando expectante.
Todos se miran, esperando que alguien más hable, hasta que Tristan se
aclara la garganta y responde:
―Tengo una pelea en la UFC.
Al principio, solo puedo parpadear hacia él con sorpresa. Entonces...
―¡SANTA MIERDA! ―grito―. ¿Hablas en serio? ¡Eso es una locura,
felicidades!
―Gracias ―dice Tristan con una sonrisa, luego se gira hacia Remy con
una mirada escéptica―. ¿Sabes? Estoy empezando a sentirme un poco
dolido porque mi propia novia no reaccionó gritando. Todos los demás
parecen pensar que son noticias dignas de chillar.
Remy solo lo ve y golpea su brazo, al mismo tiempo que yo jadeo.
―¿Novia? ¿Qué diablos pasó anoche?
Remy me ve con una mirada vacilante.
―Creo que necesito preguntarte lo mismo ―responde suavemente.
Trago nerviosamente, pero asiento en respuesta. Ella se gira hacia los
chicos―. Entonces... ¿gimnasio? Me quedaré aquí con Hailey, y deberían
llamar al entrenador.
Sus palabras ponen a los chicos en acción. Tristan pasa a mi lado para
poder subir las escaleras, pero Jax se detiene a mi lado en el primer
escalón. Se ve pensativo por un momento, como si quisiera decir algo,
pero al final, se decide a besarme en la sien.
―Volveré más tarde, no vayas a ningún lado ―dice en voz baja.
Lo veo con los ojos muy abiertos, recordando cómo se sintió que me
sacara de mi apartamento y pasara la noche cuidándome aquí. Recuerdo

2
The Fight Game #2
que me escuchó y lo bien que se sintió su proximidad, incluso ahora, con
él parado tan cerca de mí, solo quiero abrazarlo aún más cerca.
Le doy un pequeño asentimiento, haciéndole saber que me quedaré
aquí hoy y algo de tensión parece aliviarse de su cuerpo ante eso.
Cuando vuelvo a ver a Remy, ella murmura:
―Parece que tenemos mucho de qué hablar. ―Suelta una risa nerviosa.
Para cuando los chicos se alistan y salen de la casa, ya me siento como
en casa en la cocina y preparo el desayuno para Remy y para mí.
―Así que... tú y Tristan, ¿eh? ―Eventualmente pregunto con una
sonrisa. A pesar de que Remy y Tristan han estado en la garganta del otro
durante años, algunos de nosotros sospechamos que eran secretamente
compatibles. Recientemente se vieron obligados a vivir juntos en la casa
de Jax y, para sorpresa de nadie, se enamoraron el uno del otro. Aun así,
eran demasiado tercos para admitir sus sentimientos y, debido a una falta
de comunicación, habían estado evitándose durante semanas. Sabía que
era solo cuestión de tiempo antes de que se tragaran su orgullo y
arreglaran las cosas, así que me alegra ver que finalmente sucedió.
Remy comienza a picar el omelette en su plato.
―No estamos hablando de mí ―dice sonrojada―. Deja de intentar
distraerme. ¿Qué pasó con Steve anoche? ¿Terminaste con él?
La sonrisa se desliza de mi rostro. Empujo mi plato lejos de mí para
poder cruzar los brazos y apoyarme en la encimera de granito.
―Simplemente... lo perdí anoche ―comienzo en voz baja―. Fue como
si de repente pudiera verlo por todo lo que realmente es. ―Dirijo una
mirada burlona hacia ella―. ¿Por qué nadie me dijo que Steve era un
pedazo de mierda?
Mi tono burlón se desvanece cuando ella se estremece.
―Eso no es algo fácil de decirle a tu hermana. Nosotros... ―Ella se
estremece de nuevo y ve hacia otro lado―. Todos lo sabíamos, pero al
principio estabas muy feliz y no queríamos lastimarte, luego, tratamos de
decírtelo, pero no creo que quisieras escucharlo. Especialmente de mí, ya

2
que tengo un historial de correr a la primera señal de problemas.
The Fight Game #2
Suspiro y asiento en comprensión.
―Lo sé. Probablemente no haya nada de lo que pudieras haber dicho
que yo hubiera creído. Tuve que resolverlo por mi cuenta. Lo cual tú
sabías. ―Levanto una ceja en cuestión, y ella asiente una vez,
confirmando lo que sospeché inconscientemente hace semanas.
―Entonces, ¿qué pasó anoche? ―pregunta de nuevo con un sutil
empujón.
Tomo una respiración profunda, no queriendo repetir todo, pero
sabiendo que necesito darle una respuesta.
―Dijo algunas cosas que me abrieron los ojos. Ni siquiera fue nada
notable, pero fue suficiente para finalmente cruzar la línea. Porque
durante las últimas semanas, siento que las cosas han estado cambiando,
y he notado más y más sobre él, sobre la forma en que me trata y me habla,
y ha estado empujando la línea más y más cada día. Hasta que
finalmente... ―Hago mímica de una explosión con mis manos―. Boom.
La tensión deja visiblemente los hombros de Remy. Realmente nunca
pensé en cómo mi relación podría afectar a mis amigos y familiares, pero
al verla ahora, me doy cuenta de que tanto ella como Jax han estado
realmente preocupados por mí, incluso ahora, puedo recordar la mirada
de alivio en el rostro de Jax después de que me recogió en mi apartamento.
―Bueno, me alegro de que finalmente estés fuera de ahí ―dice en un
suspiro, pero entonces se le debe ocurrir algo porque me lanza una mirada
vacilante y me pregunta―: ¿Te arrepientes de haberlo dejado? ¿Crees que
alguna vez volverías con él?
Resoplo de una manera que es tan diferente a mí últimamente que hace
que las cejas de Remy se levanten con sorpresa.
Culpo a la libertad recién descubierta por mi personalidad restaurada.
―Mierda, no. Nunca volveré con ese hombre. Los Porter no miramos
atrás en las relaciones, lo sabes.
Finalmente se permite relajarse y dirigirme una sonrisa.
―Maldita sea, no lo hacemos.

2
The Fight Game #2
Le devuelvo la sonrisa y muevo mi omelette hacia mí, apuñalando un
gran bocado en mi tenedor. Casi llega a mi boca cuando escucho a Remy
preguntar:
―Entonces, ¿qué pasó con Jax anoche?
Inmediatamente, mi rostro se sonroja al recordar estar borracha
desnudándome frente a Jax.
Ante lo cual los ojos de Remy se abren como platos.
―¿Tú… él… qué…? ―es lo único que logra balbucear.
―No pasó nada ―espeto rápidamente.
No me molesto en mencionar que nunca me tocaría. Nunca hablé con
Remy sobre mi enamoramiento infantil, pero estoy segura de que era
obvio para una adolescente cuatro años mayor que yo lo que estaba
sucediendo y cómo se sentía Jax al respecto. Siempre ha estado claro que
me ve como una amiga a la que necesita proteger, nada más, pero nunca
le hablé a Remy sobre cómo tuve que superar mi enamoramiento y ver a
Jax perpetuamente desinteresado en mí.
Nunca podría explicarle cuán improbable es realmente lo que ella
sugiere.
―Oh, gracias a Dios ―dice en una exhalación―. No creo que pueda
manejar tantas noticias en una mañana. ―Me da una mirada burlona―.
Entonces, ¿por qué ustedes dos estaban tan raros esta mañana? ¿Qué pasó
anoche?
Gimo, demasiado cansada para avergonzarme por eso.
―Yo... pude o no haberme desnudado borracha frente a él anoche.
Sus ojos se abren.
―¿Tú... tú qué?
Pongo los ojos en blanco hacia mi hermana.
―Oh, cállate. Acabo de decir que no pasó nada. Estaba demasiado
borracha y demasiado impaciente para esperar a que él saliera de la
habitación antes de cambiarme. Fue un descuido menor.

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The Fight Game #2
Ella resopla.
―No tenía idea de que eras del tipo de borracha que se desnuda.
Anotado para futuras referencias.
Solo pongo los ojos en blanco de nuevo y resoplo una carcajada.
―Muy graciosa. Como si me fuera a emborrachar cada fin de semana
ahora que estoy soltera. ―Mis ojos se estrechan cuando se me ocurre
algo―. Hablando de noches interesantes, ¿qué pasó contigo anoche? Ya
que estamos en el tema de estar borrachas y desnudas.
Probablemente puedo contar con una mano la cantidad de veces que he
visto sonrojarse a mi hermana segura de sí misma, pero a partir de esta
mañana, contaría un dedo más. Porque ella es roja.
―Wow, ¿así de bueno? Siempre supe que ese hombre estaba loco
―bromeo con una sonrisa.
Mi comentario la saca de su estado de vergüenza porque levanta la
mirada hacia mí.
―Dudo que quieras escuchar detalles sobre mi vida sexual, Hailes.
Me estremezco.
―No, no quiero saber. Sobre todo, porque estoy sentada en la casa de
Tristan, quien regresará pronto y a quien tendré que ver a los ojos. Solo
dame la versión rápida de lo que sucedió anoche antes de la hora sexy.
Ella se echa a reír.
―¿Hora sexy? Necesitamos actualizar tu juego ahora que estás de
vuelta en el mercado. Ningún hombre va a querer acostarse contigo si lo
llamas hora sexy.
La ignoro.
―No soy exactamente del tipo que se acuesta, a pesar de lo que… ―Me
interrumpo y trago saliva antes de que pueda terminar ese pensamiento.
Remy es demasiado protectora, así que no necesita saber los detalles de
cómo me trató Steve―. Deja de desviar. ¿Qué pasó anoche?
Su risa se apaga, para ser reemplazada por una sonrisa de satisfacción.

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The Fight Game #2
―Nos... nos encontramos en la fiesta de anoche. Puede que me haya
arrinconado o no en el estudio para que pudiéramos hablar de algunas
cosas, y luego puede que hayamos pasado o no toda la noche desnudos
en mi departamento...
Sonrío, sintiéndome tan genuinamente feliz por ella que ni siquiera me
estremezco ante el último comentario.
―Sabía que ustedes lo resolverían. Son perfectamente compatibles;
hubiera sido una locura si no terminaran juntos.
Su cabeza cae hacia atrás en el sofá con un suspiro feliz. Se ve como la
definición de enamorada, o tal vez azotada por la polla, si su comentario
anterior tuvo algún peso.
Me dirijo a la cocina para preparar el Bloody Mary favorito de Jax y
pasamos las siguientes horas hablando y riendo, sin apenas prestar
atención a las películas que ponemos de fondo. La sonrisa nunca
abandona mi rostro, mis mejillas me duelen físicamente. No he pasado un
tiempo así con mi hermana en mucho tiempo, y sé que normalmente me
sentiría muy culpable por eso, pero hoy, en vez de eso, se ve superado por
la libertad que siento.
Estamos un poco borrachas y muy risueñas cuando los chicos entran
por la puerta. Tristan echa un vistazo a su novia borracha y murmura una
maldición, y Jax parece aliviado de encontrarme todavía aquí.
―¿Cómo estuvo el gimnasio? ―Remy pregunta a mi lado.
Tristan se acerca a ella y se inclina para presionar un beso hambriento
en sus labios.
―Bien. No puedo esperar a que vuelvas al gimnasio conmigo.
Nunca había visto una sonrisa como la que se dibuja en el rostro de
Remy ante eso, e incluso verla hace que mi corazón dé un vuelco en mi
pecho. Nunca había experimentado un amor así, por mucho que intentara
convencerme de lo contrario.
Me hace feliz por mi hermana, pero triste por mi propia realidad.

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The Fight Game #2
De repente, Jax aparece a mi lado y se sienta en el reposabrazos del sofá
de dos plazas. Le sonrío cuando tira suavemente de un mechón suelto de
mi cabello.
―Hola ―murmura con una sonrisa.
―Hola ―susurro de vuelta.
―¿Cómo estuvo su día?
―Bien. Hemos estado pasando el rato aquí desde que ustedes dos se
fueron. ¿Cómo estuvo el gimnasio?
―Bien. Siempre es divertido vencer a Tristan un poco.
Escucho un resoplido a mi derecha y me doy vuelta para ver que
Tristan ha arrastrado a Remy a su regazo y actualmente está enroscando
su cabello alrededor de su dedo.
―Ha pasado un tiempo desde que me “ganaste”, hermano ―dice
arrastrando las palabras.
Jax levanta una ceja.
―¿Ah, sí? Entonces, ¿cómo te hiciste ese moretón en el ojo?
―Remy ―bromea Tristan sin siquiera una pausa.
La mandíbula de Remy cae en estado de shock.
―¡No es cierto! ―ella exclama―. ¡Nunca te he golpeado! ―Y cuando
todos la miramos con incredulidad, ella murmura―: No lo
suficientemente fuerte como para dejar un moretón, al menos.
―Puedes compensarme esta noche ―dice Tristan con una sonrisa de
suficiencia.
―Nuh-uh, estás en modo pelea ―le advierte Remy, levantándose de
su regazo y sentándose a su lado―. Ya te lo dije: nada de distracciones.
Tristan en realidad hace pucheros.
―Malditos niños ―murmura Jax―. ¿Podemos por favor esperar hasta
que pase la cena? Ustedes dos pueden hacer lo que quieran, y hablar de lo
que quieran, después de la cena.

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The Fight Game #2
Me muerdo el labio para ocultar mi sonrisa cuando Tristan sigue
viendo a su novia.
―¿Te quedas aquí esta noche? ―Jax pregunta, dirigiendo su atención
hacia mí. Entonces se le ocurre algo y frunce el ceño―. Por favor, dime
que no vas a volver al apartamento de ese pedazo de mierda.
Me arriesgo a ver nerviosamente a Remy.
―Mmm, realmente no había pensado en eso. Necesito ir por mis cosas,
entonces tal vez debería quedarme ahí mientras encuentro un
apartamento...
―Como el infierno que lo harás ―ella gruñe―. No te quiero cerca de
ese idiota. No, te quedarás conmigo. Mi sofá se convierte en una cama
plegable decente para que puedas dormir ahí todo el tiempo que
necesites, incluso puedo convertirlo en una habitación tipo estudio, ya
que todavía tengo esos separadores que guardé de mi antiguo
apartamento tipo estudio. Te haremos tu propio espacio para que no
sientas que estás durmiendo en el sofá. ¿Okey?
Todavía dudo, pero le pregunto:
―¿Estás segura? No quiero invadir tu espacio, te acabas de mudar ahí.
Siempre puedo sacar a Steve del apartamento o simplemente encontrar
un lugar para subarrendar.
―No ―escucho gruñir por encima de mí. Veo hacia arriba para ver a
Jax tenso por la frustración―. No te quiero sola ni cerca de él ―dice con
los dientes apretados―. ¿Puedes quedarte con Remy hasta que
encuentres un nuevo departamento?
Suelto un suspiro de alivio.
―Está bien. Puedo hacer eso.
Es el turno de Jax de relajarse ante mi concesión. Una sonrisa de alivio
aparece en su rostro y me doy cuenta de lo preocupado que ha estado por
mí. Alcanzo su mano y la aprieto, la comunicación tácita clara entre
nosotros.

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The Fight Game #2
―Voy a hacer la cena ―dice, levantándose del sofá―. ¿Se quedan las
dos? Tristan comerá pollo porque está oficialmente en modo reducción de
peso, pero puedo hacer carne si prefieren comer eso.
Comparto una mirada con Remy antes de que respondamos al mismo
tiempo:
―Carne.
Jax solo se ríe y se dirige a la cocina, y cuando Remy se gira hacia un
Tristan muy acaparador, decido seguirlo.
―Puedo hacer las guarniciones ―le ofrezco cuando levanta una ceja
hacia mí―. ¿Qué estabas pensando en hacer?
Ya está buscando ingredientes en el refrigerador cuando dice:
―Tristan tiene verduras, así que toma algunas de las verduras
congeladas que guardamos específicamente para bajar de peso en el
último momento, y creo que tenemos papas si quieres cortar un poco y
asarlas mientras yo hago la carne.
Asiento y termino el resto de mi bebida antes de quitarme la sudadera
de Jax que robé antes, pero cuando me dirijo al refrigerador para agarrar
mis propios ingredientes, encuentro a Jax mirándome con una mirada que
no puedo descifrar.
―¿Qué? ―pregunto confundida.
Él simplemente niega con la cabeza, con una pequeña sonrisa en su
rostro. Se acerca y me da un beso rápido en la parte superior de mi cabeza.
―Me alegro de que estés aquí ―es todo lo que dice.
Y lo único que puedo hacer es sonreírle, transmitiendo con mi mirada
que yo también estoy feliz. Me alegro de estar lejos de un ambiente tóxico
y me alegro de estar de vuelta con mi familia. Me alegro de tener gente
como Jax para cuidarme.
―No creo que ustedes dos hayan cocinado juntos alguna vez, ¿verdad?
―viene la voz de Remy desde la isla de la cocina donde se sienta―.
Ustedes dos son tan buenos. ¿Alguna vez han hecho algo juntos?
Comparto una mirada con Jax y luego ambos negamos con la cabeza.

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The Fight Game #2
―No, supongo que no ―respondo―. Por lo general, solo uno de
nosotros cocina. ―Me dirijo al refrigerador por mis ingredientes al mismo
tiempo que Jax comienza con la carne.
―Bueno, en ese caso, estoy muy emocionada por esta cena ―dice Remy
con una sonrisa.
―¿Sabes? Probablemente deberías aprender a cocinar también.
―Escucho el acento arrogante de Tristan―. Estabas tan orgullosa de ser
la pareja femenina ideal, pero ¿cómo es posible si lo quemas todo?
Me río mientras meto la mano en el congelador, sin siquiera tener que
ver a mi hermana para saber que me está mirando.
―No parecías tener ningún problema cuando me atraganté con tu pene
anoche ―espeta ella.
La sartén en la mano de Jax cae a la estufa con estrépito y ambos nos
volvemos hacia Remy con expresiones igualmente atónitas.
Le sonríe con aire de suficiencia a Tristan, pero cuando ve que la
estamos viendo boquiabiertos, la sonrisa desaparece inmediatamente de
su rostro. Estoy bastante segura de que es la primera vez que la veo así,
pero en realidad se ve tímida cuando se da cuenta de lo que ha dicho. Un
rubor flamea en sus mejillas mientras ve hacia abajo y murmura:
―Lo siento ―luciendo apropiadamente reprendida.
Jax niega con la cabeza, murmurando algo en voz baja sobre nunca
debería haber dado mi bendición. Me río y vuelvo a mis ingredientes.
El resto de la noche nos la pasamos disfrutando de la compañía de los
demás. Ni una sola vez pienso en Steve o en la angustia o en cualquier
otra cosa que las rupturas suelen acompañar.
Mi familia y amigos lo reemplazaron todo con risas y alegría.

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The Fight Game #2

9
Dos días después, estoy guardando las cosas de la oficina para irme por
ese día cuando finalmente decido llamar a Hailey. Ella y Remy se fueron
después de cenar el domingo por la noche, y me las he arreglado para
esperar hasta ahora para hablar con ella. Sé que Remy es tan protectora
con su hermana como yo, así que sé que probablemente esté bien, pero
hay algo en mí que no puede pasar un minuto más sin escuchar su voz y
asegurarse de que esté bien.
Responde al segundo timbre con un agotado:
―¿Hola?
―Hola, niña ―canturreo en el teléfono en un esfuerzo por calmarla―.
¿Día ocupado?
Ella se ríe, sin aliento.
―Algo como eso. ―Escucho el ruido de los platos en el fondo.
Arrugo la frente.
―¿Todavía estás en el trabajo?
―Sí, ha sido... un día interesante. ―Sé que hay más en esa historia, pero
no me da la oportunidad de preguntar porque dice―: Nada importante,
te lo contaré después. ¿Qué pasa?
Me obligo a no presionarla con el tema, a pesar de querer saber qué es
lo que la molesta.
―Solo quería ver si necesitabas ayuda para mudarte mañana. ¿Remy
dijo que irás por la mañana?

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The Fight Game #2
―Sí, pensé que sería mejor si me mudaba mientras él está en el trabajo,
pero sé que es cuando tú también trabajas, así que no quería preguntarte.
Remy estará ahí, así que no te preocupes por ayudar. No tengo mucho
que mover de todos modos. Debería ser capaz de meter todo en su auto
con dos viajes.
―Prefiero estar contigo cuando vayas ―admito con voz tensa―. No
quiero que él aparezca y te atrape sola. Ni siquiera Remy es una amenaza
suficiente para él.
Ella se ríe, y el sonido inmediatamente me calma. Infinitesimalmente.
―No dejes que Remy te escuche decir eso.
Yo suspiro.
―No creo que él haga nada, pero... odio la idea de que estés cerca de él.
Sé que eso me convierte en un neandertal. ¿Puedo ir contigo de todos
modos?
Hay una pausa al otro lado de la línea y luego suena su dulce voz y
alivia los bordes irregulares de mi corazón enojado.
―Por supuesto que puedes ir. Nunca usaría tus instintos cavernícolas
en tu contra, sabes que los amo. ―Otra risa―. Además, sería una idiota
si rechazara una gran cantidad de músculo y otro auto. Probablemente
reducirás nuestro tiempo a la mitad.
Me río.
―Eso es cierto, entonces, ¿a qué hora vas a ir? Asumo que te las
arreglaste para tomarte el día libre.
―Sí, quiero estar ahí a las 10 para que podamos sacar todo rápido.
¿Puedes reunirte con nosotras ahí entonces? Probablemente incluso
podrías estar desocupado para el almuerzo, para que no tengas que
tomarte un día libre.
―No te preocupes por eso, nos tomaremos el tiempo que necesites.
Puedo escuchar la sonrisa en su voz.
―Gracias, Jax. Te lo agradezco.

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Mi pecho se calienta con sus palabras.
The Fight Game #2
―Cuando quieras, niña.

Cuando me detengo frente al antiguo apartamento de Hailey, veo a


Remy bajando las escaleras con una caja grande en las manos.
―¿Llegas temprano? ―pregunto mientras la acomoda en la parte
trasera de su auto.
Lo deja caer con un gruñido, luego se gira hacia mí y dice:
―En realidad, no. Solo encendí fuego debajo de su trasero porque
quiero sacarla de aquí.
Asiento con la cabeza. Quiero distanciarla de Steve tanto como sea
humanamente posible después de esto.
―Hola, Jax ―el sonido flota por los escalones como una canción en el
viento, y cuando me volteo para ver a Hailey, tiene una sonrisa en su
rostro que rivaliza con la luz del sol.
Le devuelvo la sonrisa y envuelvo un brazo alrededor de sus hombros
cuando finalmente me alcanza.
―Hola, niña ―murmuro, presionando un beso en su sien.
―Gracias por venir a ayudar ―dice mientras aprieta mi cintura―. Ya
empezamos a empacar, así que creo que terminaremos con esto bastante
rápido. Si puedes hacer la cocina, entonces Remy y yo terminaremos en el
dormitorio y el baño. ¿Suena bien?
Asiento con la cabeza.
―Lo que necesites. Vamos a sacarte de aquí.
Ella se pone seria ante mi intensidad y asiente rápidamente.
Una vez que estamos arriba, me dirige a la cocina, donde todo menos
los platos y utensilios son suyos para tomar, y mientras empaco las cajas,
me doy cuenta de lo comprometida que está Hailey con su sueño de tener
un restaurante.

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The Fight Game #2
No es que tenga todos los electrodomésticos o utensilios de cocina, es
que los que tiene están bien usados. Claramente le encanta pasar tiempo
en la cocina. Siempre supe que le gustaba cocinar para sus seres queridos,
pero por el aspecto de cada artículo aquí, parece pasar mucho tiempo
experimentando, posiblemente incluso usándolo como una forma de
cuidado personal.
Siempre supe que su sueño era tener un restaurante o una cafetería, y
mientras me paro en la cocina y empaco todo en cajas, de repente me
pregunto por qué no la alentamos más. He comido su comida y sé que
tiene talento para eso, así que ¿por qué no la empujamos a la escuela
culinaria o a abrir su propio lugar? Claramente, ella tiene las habilidades
y el empuje para eso.
Cuando Remy sale de la habitación una hora después, con dos cajas en
las manos y empujando otra con los pies, termino de envolver
rápidamente la última taza y me acerco a ella para ayudarla.
―Solo toma la de arriba ―dice con los dientes apretados.
―¿Así de ambiciosa? ―Me río mientras la arranco fácilmente de sus
manos.
―Vete a la mierda ―murmura―. Soy una mujer independiente; podría
cargarla si quisiera. Tú eres mano de obra fácil.
Me río de nuevo y la sigo hasta la puerta.
Excepto que cuando golpeo accidentalmente el marco de la puerta al
salir, la solapa inferior de la caja queda atrapada y el fondo se abre.
Incluyendo toda la ropa interior y lencería en dicha caja.
Dejo escapar una maldición entre dientes. Remy ya está en el pasillo y
saliendo, así que ni siquiera se da cuenta de que ya no estoy detrás de ella.
Todo lo que puedo hacer es arrodillarme y comenzar a meterla
rápidamente en la caja, tratando desesperadamente de no tocar nada más
de lo que debo porque se siente mal, incluso pervertido, tocar algo como
esto de Hailey.
Así que sigo apilando todo de nuevo en la caja lo más rápido que
puedo. Todas las tangas de seda y los conjuntos de sujetadores a juego y

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The Fight Game #2
las medias hasta los muslos que nunca supe que Hailey era capaz de usar,
y es todo lo que puedo imaginarme ahora... Hailey apoyada en el marco
de la puerta del dormitorio con un conjunto de tanga y sujetador azul
medianoche, con sus pechos levantados en puñados perfectos, sus ligas
balanceándose tentadoramente mientras ladea su cadera y me hace señas
para que me acerque…
―Oh, Dios. ―Oigo decir en un respiro detrás de mí, y me giro para ver
justo cuando Hailey se arrodilla a mi lado e inmediatamente comienza a
tomar la ropa de mis manos y la mete en la caja. Sus mejillas están de color
rojo brillante, la vergüenza es clara en su expresión.
―Lo siento, el fondo se abrió ―murmuro torpemente, sigo arrodillado
ahí con mis manos en mi regazo porque no quiero hacerla sentir más
incómoda al tocar su ropa interior.
La repentina incomodidad hace que me esfuerce por decir algo,
cualquier cosa para distraerla de su vergüenza y, por alguna razón, me
decido:
―¿Por qué no hablas más sobre querer abrir un restaurante?
Su cabeza se levanta con sorpresa.
―¿Qué?
―Quiero decir, claramente amas la cocina, y todos sabemos que eres
realmente buena en eso, así que ¿por qué no hablas más sobre eso? Ni
siquiera sé si sabes qué tipo de lugar te gustaría.
Su mirada cae de nuevo a su ropa, y continúa metiéndola rápidamente
en la caja.
―Es solo un pasatiempo, no sé si alguna vez haré algo al respecto
―murmura.
―Pero podrías convertirlo en una carrera ―suelto, la tensión de toda
la situación me hizo más honesto que de costumbre―. ¿Por qué no
perseguir lo que amas?
―Simplemente no es realista ―balbucea―. Ser emprendedor es
demasiado arriesgado, y en una industria como esta, especialmente a mi

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edad, no tiene sentido convertirlo en mi objetivo principal, incluso
The Fight Game #2
trabajar en un restaurante en este momento es solo temporal hasta que
pueda conseguir algo más estable. Mejor tener un trabajo asalariado.
―Ella brilla una sonrisa tensa hacia mí―. Como tú.
Mi ceño se frunce en confusión e ira. Trabajo de 9 a 5 en la América
corporativa, pero me encanta mi trabajo. La estabilidad entre el salario y
los beneficios obviamente es excelente, pero me encanta porque creo en la
tecnología y disfruto el aspecto social de venderla. Simplemente funciona
para mí, pero también reconozco que los trabajos corporativos no son para
todos, y que hay muchos beneficios diferentes e increíbles de ser
emprendedor, y sé que Hailey los conoce porque solíamos hablar de ellos
cuando estaba en la preparatoria y soñaba con ser una repostera de fama
mundial.
En este momento, suena como si estuviera regurgitando alguna mierda
que escuchó de algún imbécil corporativo.
Mi mandíbula se aprieta cuando me doy cuenta de quién es ese imbécil
en particular.
―Odiarías mi trabajo ―le digo―. Odiarías la rigidez y la falta de
creatividad en un cubículo. Sin mencionar que siempre has disfrutado
más de los trabajos físicos. ¿Quién te dijo que lo corporativo es el camino
a seguir?
Cuando ella no responde a mi pregunta o no me ve a los ojos, sé que
acerté.
Pero antes de que pueda continuar con esta conversación, Remy
aparece al final del pasillo.
―Bueno, eso es incómodo ―suelta cuando ve lo que estamos haciendo
en el suelo.
Solo la miro.
―Útil como siempre, Remy bebé.
Un gruñido silencioso sale de su garganta ante el apodo que sé que
desprecia, pero solo le lanzo una sonrisa y jalo a Hailey para que se ponga
de pie, la ropa finalmente está recogida del piso.

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The Fight Game #2
―Toma las otras cajas del dormitorio, yo bajaré las de la cocina
―ordeno―. ¿Qué más necesitas empacar, Hailes?
Mira el reloj de la cocina antes de ver alrededor del apartamento.
―Mmm, solo el baño, creo. Hicimos mucho mejor tiempo de lo que
pensé que haríamos.
Asiento con la cabeza.
―Bien. Terminemos lo que necesitamos, entonces.
En solo otra media hora, empacamos el resto de las cosas de Hailey y
llenamos el auto de Remy con las cajas más grandes posibles.
―¿Por qué no conduces a casa y nos vemos ahí? ―sugiero―. Solo
quiero cargar el resto de estas cajas en mi auto y luego Hailey y yo iremos.
―Suena bien ―acepta Remy, dejando caer una mesita de noche y una
lámpara de mesa en el asiento del pasajero.
―Gracias ―le dice Hailey con una sonrisa, y ve el reloj en su teléfono―.
Esto fue mucho más rápido con ustedes dos aquí.
Remy le devuelve la sonrisa con un ligero golpe en el hombro.
―Lo que necesites, hermanita. Me alegro de que finalmente hayas
salido de este infierno.
Un ligero rubor aparece en el rostro de Hailey mientras asiente con la
cabeza, y veo a Remy por encima de la cabeza de su hermana. Parece que
se avergüenza de este tipo de comentarios negativos, probablemente
porque las personas a veces pueden sentirse como “idiotas” como dijo
anoche por quedarse o incluso salir con personas como Steve. Nunca
quiero que ella se sienta así.
Hago una nota mental para hablar con Remy sobre cómo deberíamos
hablar de él frente a Hailey.
―Vamos, niña, terminemos. ―Ella me lanza una elegante sonrisa antes
de darse la vuelta para caminar de regreso al edificio.
―Lamento que ella no sea más sensible con Steve ―le digo a Hailey
mientras hacemos un último barrido del apartamento. Agarro una caja y

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The Fight Game #2
termino de empacar cualquier otro artículo alrededor de la sala de estar―.
No creo que se dé cuenta de que lo está haciendo.
Ella suspira y empieza a doblar la manta que tiene en la mano.
―Lo sé. Nunca entendió realmente cómo era con él, o por qué me
quedé con él durante tanto tiempo. Sé que tiene buenas intenciones y está
tratando de entender, así que solo tengo que recordármelo cuando dice
esas cosas. ―Me sonríe―. No tienes que disculparte por ella, pero gracias
por preocuparte lo suficiente para hacerlo.
Solo gruño en respuesta.
―Por supuesto que me importa. Sé que esto es difícil para ti, sé que
todo el año pasado fue difícil, no necesitas que nadie más te lo empeore.
―Tú y Lucy son los únicos que entienden algo de eso ―dice en voz
baja, pensativamente―. Lucy, porque sabe cómo pueden cambiar las
relaciones a largo plazo, y cómo pueden cambiar a las personas, y tú,
porque... bueno, no estoy segura de por qué entiendes por lo que estoy
pasando, o al menos, entiendes que es difícil, complicado y confuso.
Asiento con la cabeza.
―Sé quién eres como persona. Conozco tu corazón, tus sueños y tu
mente, y sé quién eras, en quién te estabas convirtiendo, cuando conociste
a Steve. ―Me trago mi ira burbujeante con un trago duro―. Y sé que le
debe haber costado mucho herirte y confundirte, lo suficiente como para
que parecieras perder tu brillo.
Ella no responde, solo asiente con la cabeza con tristeza.
Me enderezo nervioso donde estoy pegando una caja.
―Sabes que puedes hablar conmigo de cualquier cosa, ¿verdad? Te
escucharé cuando quieras hablar.
Me sonríe, pero de nuevo, es triste.
―Lo sé, gracias por estar ahí para mí. Te lo contaré todo, lo prometo.
Solo quiero trabajar en mi cabeza un poco primero. Hay muchas cosas que
siento que necesito reevaluar por completo en retrospectiva.
Asiento con la cabeza.

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The Fight Game #2
―Me lo imagino. ―Pero luego se me ocurre algo y tomo la manta
doblada de sus manos para poder colocarla en el sofá y tomar su barbilla
en mi mano. No dice nada, solo parpadea sorprendida.
La veo fijamente, tomándome unos segundos para apreciar el hecho de
que está aquí, completa y feliz, que puedo estar aquí con ella e incluso
tener esta conversación.
―Tómate todo el tiempo que necesites, niña ―murmuro, mi pulgar
acaricia suavemente su mandíbula―. Trabaja en lo que sea que necesites
resolver. Solo quiero asegurarme de que entiendes que eres perfecta tal
como eres: una reina por derecho propio, y lamento que él no te haya
tratado de esa manera. No te merecía. No merecía tu amabilidad y tu
belleza y tu corazón, y me mata que no te haya tratado como te mereces
porque vales mucho más de lo que nunca te dio, y solo quiero que sepas
que eso depende de él, no de ti, y un día, alguien será digno de ti y te
amará de la manera en que mereces ser amada. Te lo prometo.
Por un momento, creo que dije demasiado, ella todavía está congelada.
Sus ojos están vidriosos, su pecho se eleva visiblemente con respiraciones
superficiales. Me sorprende que nadie le haya dicho nunca eso, que nadie
se haya molestado nunca en decirle que es digna.
Pero luego, un suspiro sale de su pecho y susurra:
―¿De verdad crees eso?
―De todo corazón ―respondo sin perder el ritmo.
Me ve por un momento más, sin parpadear, y luego asiente.
No hay nada más que decir, así que sonrío y presiono mis labios en su
frente. Algo al respecto me hace sentir como si estuviera sellando mi
promesa con un beso, y ese pensamiento es suficiente para que me
demore un poco más de lo que probablemente sea apropiado.
Y cuando me alejo, su mirada se fija en la mía de una manera que
literalmente me deja sin aliento. Se me corta la respiración al verla parada
frente a mí así, y siento que algo entre nosotros se mueve, cambia, chispea
de una manera que no entiendo, todavía…

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The Fight Game #2
Salgo de mi bruma impulsada por Hailey cuando escucho que se abre
la puerta principal. Una parte de mí espera que solo Remy regrese, pero
la parte más inteligente de mí sabe que no tengo tanta suerte.
En vez de eso, Steve está parado en la puerta.
Se detiene justo dentro del apartamento, conmocionado y mirándonos
sin pestañear.
―¿Qué estás haciendo aquí? ―espeta, sin apartar la mirada de Hailey.
―Vine a recoger mis cosas ―dice en voz baja.
Y es ese nerviosismo, esa voz de duda, lo que me llama la atención y
me pone los pelos de punta.
―Ya nos íbamos ―digo con un mordisco, poniendo en mi tono toda la
frustración, la rabia y la impotencia que este hombre me ha hecho sentir.
Agarro la manta que Hailey acaba de doblar y la empujo entre sus brazos
en un esfuerzo por hacer que se mueva. La quiero fuera de aquí, ahora. No
quiero que pase ni un segundo más con este hijo de puta tóxico.
―Espera ―espeta Steve―. ¿Podemos hablar? No has contestado mis
llamadas.
―No hay nada de qué hablar ―responde Hailey sin verlo. Ella
simplemente continúa caminando hacia la última caja frente a su
habitación, colocando la manta sobre ella antes de recogerlo todo.
―¿No crees que vale la pena hablar de una relación de dos años antes
de tirar todo por la ventana? ―pregunta incrédulo, como si estuviera
realmente sorprendido de que Hailey no quiera hablar con él.
Casi me río de lo absurdo de esto, de su mentalidad demente.
―No, no lo creo ―responde ella de inmediato, y a pesar de que no se
atreve a hacer contacto visual con él, aún así estoy orgulloso de ella por
apegarse a sus armas. Dios sabe que he visto muchas parejas romper y
volver a estar juntas porque una mirada a su ex y son absorbidas de nuevo
por el entorno en el que se encontraban con su relación.

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The Fight Game #2
―Hailey, vamos ―casi gime―. Dije que lamentaba lo que dije. Solo
estaba enojado, no lo dije en serio. ¿No puedes simplemente perdonarme?
Yo te perdoné.
Ante eso, su mirada finalmente se fija en la de él, con furia lamiendo
como llamas en sus ojos. Mi boca cae ante la vista. Nunca la había visto
molesta así y es fascinante ver la pasión en su expresión.
―El perdón no es una moneda de cambio, Steve ―escupe―. No
puedes comparar tus cagadas con las mías y luego usar eso como una
tarjeta para salir libre. Tratamos cada cosa por separado, y decidimos si
queremos perdonar al otro o no. Yo he decidido que tu cagada es
imperdonable. Una de muchas. No hay forma de cambiarla, disculparse
por ella o usarla como trampolín. Así que no, no necesitamos hablar.
Quiero rugir de orgullo al ver a Hailey pateándole el culo a Steve,
incluso él parece sorprendido por el hecho de que ella se enfrenta a él, lo
que me hace pensar que probablemente ha sido el alfa durante demasiado
tiempo.
Ese pensamiento vuelve a encender la ira dentro de mí. Ahora que
Hailey ha dicho su parte, me siento mejor por sacarla de aquí.
―Parece que ella sabe lo que quiere ―digo con frialdad, recogiendo las
dos últimas cajas de la cocina―. No creo que quede nada de qué hablar.
Así que si nos disculpas, la sacaré de aquí y la alejaré de ti.
Parece que Steve recién se está dando cuenta de que estoy aquí, lo cual
sería ridículo si toda esta situación no me enojara. Me ve con un odio que
solo he visto en los hombres cuando están encerrados en una jaula
conmigo, y prácticamente puedo saborear la inseguridad, la energía beta,
irradiando desde donde todavía está congelado en el pasillo.
―Vamos, Jax ―ordena Hailey, se gira hacia Steve con una mirada
fría―. No me vuelvas a llamar.
Steve solo la ve fijamente, sin expresión, pero cuando finalmente lo
pasamos y atravesamos la puerta principal, su voz tranquila se escucha
en el pasillo.

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The Fight Game #2
―Te vas a dar cuenta de que cometiste un error, y estaré esperando
cuando lo hagas, porque te amo, y somos perfectos juntos. Solo necesitas
algo de tiempo para ver eso.
Veo el segundo en que sus palabras se arrastran debajo de su piel, tal
como pretendía. Es como si pudiera ver la duda tomar forma en la mente
de Hailey, puedo verla en la forma en que sus hombros se desploman y
se muerde el labio con incertidumbre.
Y la vista de eso le ganó a él algo de tiempo extra conmigo.
―Baja al auto, Hailey. Espérame ahí.
Ella se gira para verme por completo, con los ojos muy abiertos.
―Jax, no...
―Está bien, solo estaré un minuto detrás de ti ―le aseguro―. Solo
quiero hablar con él.
Se muerde el labio con indecisión, pero finalmente, cuando le doy una
mirada de Confía en mí, asiente y continúa por el pasillo.
La observo hasta que llega a la puerta de los escalones.
―Ella nunca se fijará en ti, lo sabes ―gruñe Steve―. Ella es demasiado
buena para ti…
No escucho el final de su oración, porque al segundo que Hailey baja a
través de la puerta de la escalera y fuera de la vista, dejo caer la caja y
agarro a Steve por las solapas de su traje de mierda y lo azoto contra la
pared. Podría levantarlo fácilmente por la garganta para que quede
colgando en el aire, pero resulta que prefiero ver hacia abajo al pedazo de
mierda y ver sus ojos agrandarse en estado de shock.
―Solo voy a decir esto una vez, así que será mejor que escuches
―gruño―. Ustedes dos terminaron. Nunca la contactes, la busques, ni
siquiera la mires, nunca más. Dios sabe que nunca entenderé por qué
comenzó contigo en primer lugar, pero ahora que ha decidido que se
acabó, te quiero fuera de su vida para siempre.
―No puedes tomar esa decisión por ella… ―comienza.

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The Fight Game #2
―Yo no lo hice, ella lo hizo. Solo lo estoy haciendo cumplir ―gruño,
presionándolo más fuerte contra la pared. Siento una punzada de
satisfacción por la mueca en su rostro―. Esa chica vale su peso en oro, y
desperdiciaste tu oportunidad con ella por tus juegos mentales de mierda,
y para ser honesto, solo saber que la hiciste pasar por esa mierda me da
ganas de atravesar esta pared con tu cabeza. Así que no, no podrás seguir
persiguiéndola. Estás acabado.
Para su crédito, Steve no parece asustado, incluso en esta posición de
inferioridad, de estar totalmente dominado, todavía está tratando de
tomar la delantera. Sigue tratando de manipular su camino hacia la
victoria cuando dice:
―Ella nunca te querrá. Perdiste esa batalla cuando tuvo que superar su
enamoramiento de la infancia por ti porque estabas demasiado ocupado
follando con otras chicas. Así que es posible que yo ya no tenga ninguna
oportunidad, pero tú tampoco.
Mi labio se curva en una sonrisa mientras me alejo de él.
―Eres un idiota. Mientras esa chica sea feliz, no me importa lo que sea
para ella. Querer que alguien sea feliz no debería depender de si te estás
mojando la polla o no, pedazo de mierda. ―Martillo el último clavo en el
ataúd cuando veo su entrepierna con una ceja levantada―. Aunque por
lo que escuché, tu pene fue lo único que se mojaba.
Es una suposición total, no creo que pueda soportar escuchar a Hailey
hablar sobre sexo con Steve, pero no es difícil. Sé que mi comentario da
en el blanco cuando su rostro se enciende de vergüenza, y su boca se abre
para responder con algo, pero no sale nada.
Niego con la cabeza mientras me agacho para agarrar la caja de nuevo,
y cuando le doy la espalda en un movimiento de poder destinado a
demostrar que no le tengo miedo, termino la conversación con:
―Aléjate de ella.
Hailey me está esperando junto al auto cuando salgo, salta desde donde
está apoyada contra él, mordiéndose el pulgar con clara preocupación.
―¿Le hiciste daño? ―me pregunta inmediatamente.

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The Fight Game #2
Mis pasos vacilan, tomado por sorpresa por su pregunta. No puedo
evitar el pequeño ceño fruncido que tira de las comisuras de mis labios al
saber que no solo sigue preocupada por él, sino que cree que yo golpearía
físicamente a alguien fuera del gimnasio.
Ella debe ver todo eso en mi rostro porque sus ojos se abren como platos
y dice apresuradamente:
―No porque me importe, simplemente no confío en que no llame a la
policía o se desquite contigo de alguna manera si lo lastimas. Incluso
ahora, no me extrañaría que se diera un puñetazo en el rostro solo para
poder decir que tú lo hiciste.
Mis cejas se levantan con sorpresa. ¿Qué demonios? Sabía que Steve era
un imbécil, pero no sabía que estaba tan jodido.
Pero luego proceso lo que dijo Hailey y un suspiro de alivio atraviesa
mi pecho. Ella pregunta por mí, no por él.
―No, no lo lastimé ―le aseguro―. Solo... intercambiamos algunas
palabras.
Su ceja se arquea con incredulidad.
―¿Solo palabras?
Me encojo de hombros y me doy la vuelta para cargar la última caja en
el auto.
―Solo palabras. Aunque puede o no haber una huella de su espalda en
su pared ahora, así que tal vez no te sorprendas si no recuperas tu
depósito. ―En eso, algo se me ocurre por primera vez y me giro para
verla―. Por cierto, ¿qué harás con el contrato de arrendamiento? Si te
preocupa que él tome represalias por la ruptura, ¿qué pasa con el contrato
de arrendamiento?
Por primera vez en semanas, veo un destello de la antigua Hailey. La
comisura de su boca se curva con una pequeña sonrisa, lo que me hace
levantar una ceja con curiosidad.
―No estoy en el contrato de arrendamiento ―sonríe―. Ambos
pagamos el alquiler, pero algo me dijo que me asegurara de que mi

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nombre no apareciera en los papeles. Su pérdida. ―Pero luego su sonrisa
The Fight Game #2
se convierte en un pequeño ceño fruncido mientras piensa algo―. Creo
que tal vez supe desde entonces que algo andaba mal. He tenido una
sensación molesta desde que sugirió que nos mudáramos juntos, y ahora
sé que fue mi instinto porque fue entonces cuando él realmente cambió.
―Se estremece y ve hacia abajo a sus pies―. Fue entonces cuando
comenzó a alienarme de todo y hacerme dependiente de él. Usó el
apartamento como una táctica.
Doy un paso adelante y toco con un dedo debajo de su barbilla para
poder levantar sus ojos y encontrarlos con los míos.
―No funcionó ―le digo en voz baja―. Saliste, y regresaste con tu
familia, y eres tu propia persona otra vez. No funcionó. ―Sonrío y tiro de
su barbilla―. Además, ahora está atrapado con las repercusiones de usar
esa misma táctica, y un pago de alquiler muy alto.
Mi recordatorio le devuelve la sonrisa al rostro y, de repente, todos los
nervios, la frustración y la ira de esta mañana se desintegran en la nada.

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The Fight Game #2

10
―¿Estás lista? ―Remy dice desde el baño.
―Sí, ya terminé ―respondo mientras deslizo otra capa de brillo de
labios. Me inclino hacia atrás para verme por última vez en el espejo de
cuerpo entero de Jax, esponjando mi cabello una vez más.
Decidí usar un vestido ajustado que no ha visto el exterior de mi
armario desde antes de Steve, por la única razón de que abraza
completamente cada una de mis curvas. El color azul del vestido resalta
el azul de mis ojos, y combinado con mi cabello rubio que he dejado
naturalmente lacio, hasta yo puedo admitir que parezco una muñeca
Barbie. La única diferencia entre nosotras es mi estatura: con la friolera
altura de un metro cincuenta y siete, rara vez salgo sin algún tipo de tacón
y esta noche no es la excepción.
Luzco bien. Parezco una mujer. Nunca me ha gustado hacer alarde de
mi cuerpo, pero siempre he sabido que me siento mejor cuando me veo
bien, así que disfruto poniendo esfuerzo en mi apariencia, pero ha pasado
un tiempo desde que me vestí hasta el punto que me gusta arreglarme.
Pienso en la última vez que me vestí así.
Ha pasado más tiempo del que quiero admitir.
Inhalo un suspiro tembloroso cuando pienso en cuánto ha cambiado mi
apariencia en el último año. A Steve nunca le gustó que usara algo
ajustado porque dijo que estaba “mostrando mi cuerpo” y que debería
respetar a mi novio al no usar nada demasiado revelador. Me sentí
demasiado cómoda usando pantalones y blusas sueltas en lugar de los
vestidos que me encanta usar.

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The Fight Game #2
Ni siquiera me di cuenta de que lo estaba haciendo. En retrospectiva,
me tenía tan envuelta en su manipulación que ni siquiera se me ocurrió
que era una petición irrazonable. En ese momento, solo pensé que estaba
haciendo un compromiso y siendo respetuosa con mi novio. Nunca me di
cuenta de cuántas tonterías de Steve había interiorizado.
Ahora siento que tengo que recalibrar mi cerebro para recordar que un
novio no debe controlar cómo te vistes. Un novio debe ser tu animador y
debe apoyar cualquier atuendo que te haga sentir bien contigo misma.
El conocimiento de que ahora puedo usar lo que yo quiera es
sorprendentemente desalentador. Tomo una respiración profunda y giro
frente al espejo, sonriendo, recordándome una vez más que no tengo nada
de qué sentirme culpable. Recordándome a mí misma que está bien ser
hermosa, lucir sexy, que debo sentirme feliz de expresarme de cualquier
manera que me haga sentir bien.
―Okey, el Uber está a diez minutos, así que… mierda.
Me giro para ver a Remy en la puerta, mirándome boquiabierta.
Aliso mi vestido hacia abajo, arrastrando los pies nerviosamente en mis
tacones altísimos.
―¿Me veo bien?
Sus ojos se clavan en los míos.
―¿Te ves bien? ―pregunta incrédula―. Hermana, pareces una maldita
modelo de Victoria's Secret. Lucy te va a matar. Estaba muy emocionada
de ser el centro de atención esta noche con un nuevo atuendo que compró
con el que enseñaba los senos.
Eso me hace reír.
―Estoy segura de que todavía tendrá mucha acción.
―No si estás en algún lugar a seis metros de ella ―se burla. Su mirada
se vuelve pensativa―. Siento que ha pasado una eternidad desde que te
vi vestida así. ―Se suaviza cuando nuestros ojos se encuentran―. Es
bueno tenerte de vuelta.

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The Fight Game #2
Sonrío y, en un momento de afecto inusual, me acerco a mi hermana y
le doy un abrazo. Se pone rígida por un segundo, pero luego se ablanda
y me aprieta de vuelta.
Luego me aparta, incapaz de reprimir su sonrisa.
―Sí, sí, suficiente con la mierda blanda ―murmura―. Salgamos de
aquí. ¿Estás lista?
Sonrío y asiento, ya sintiéndome más ligera que en meses. Agarro mi
bolso y sigo a Remy por las escaleras.
Tristan está sentado en el sofá de la sala, y deja escapar un fuerte silbido
cuando ve a su novia.
―Maldita sea, bebé, te ves sexy. ―Ella sonríe y gira en su lugar,
mostrando los pantalones de cuero y la blusa roja sin espalda que eligió
para esta noche. Prácticamente puedo ver la lujuria oscurecer los ojos de
Tristan mientras se pone de pie y la jala contra su cuerpo.
»Tienes suerte de ir a un bar gay, o no te perdería de vista ―gruñe
contra su cuello, y ella se ríe cuando él le muerde la oreja.
―¿Y si no fuéramos ahí? ―La pregunta brota de mí antes de que pueda
pensar en detenerla.
Tristan se aleja de Remy con una mirada de sorpresa.
―¿Qué?
Trago saliva y decido comprometerme con la pregunta.
―¿La dejarías salir así si fuéramos a un antro? ¿No a un bar gay?
El ceño de Tristan se frunce, pero antes de que pueda responder, Remy
abre la boca para expresar algún tipo de indignación, si el destello en sus
ojos es una indicación.
Tristan le tapa la boca con la mano antes de que pueda pronunciar una
palabra.
―La pregunta no era qué miembro me cortarías si alguna vez intentara
decirte que no puedes hacer algo ―dice secamente, mirándola con
complicidad. Ella se relaja en sus brazos, pero su ceja se arquea de todos

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modos.
The Fight Game #2
Él simplemente niega con la cabeza y se gira hacia mí, su mano cae de
la boca de Remy. Él me da ese rostro característico suyo, mortalmente
serio, antes de responder.
―Nunca le diría lo que podría o no podría usar ―responde
honestamente―. Nunca le diría lo que podría o no podría hacer. Remy
puede tomar sus propias decisiones. Si me pide mi opinión, se la doy, o si
creo que está haciendo algo que la está poniendo en peligro, lo digo.
Expresaré mis preocupaciones, pero en última instancia, Remy es ella
misma. No tengo derecho a dictar ninguna parte de su vida.
Solo puedo asentir porque no tengo nada que decir a una respuesta tan
honesta.
Mi cerebro se recalibra un poco más.
Después de estudiarme por un momento, Tristan se gira hacia Remy.
―¿Ya llamaste un Uber?
Ella asiente mientras ve su teléfono.
―Estará aquí en tres minutos, pensé que todos podríamos tomar un
trago antes de...
De repente, algo se rompe detrás de mí. Salto ante el fuerte sonido y me
giro hacia la cocina.
Veo a Jax de pie junto al refrigerador, con su mirada conmocionada
saltando de un lado a otro entre mí y la botella de cerveza rota a sus pies.
Traga bruscamente cuando me ve a los ojos.
―Amigo, ¿qué demonios? ―Tristan se ríe―. ¿Desde cuándo eres
torpe? Apenas estabas alardeando de que es imposible barrerte en el
gimnasio.
Eso parece sacar a Jax del extraño aturdimiento en el que se encuentra.
Ve a Tristan, luego toma la escoba para limpiar la botella de cerveza rota
a sus pies.
―Déjame ayudarte ―le ofrezco, caminando alrededor de la isla de la
cocina y alcanzando el trapeador detrás de Jax.

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The Fight Game #2
―No, no lo hagas, hay vidrio por todas partes ―dice apresuradamente,
extendiendo la mano para evitar que me acerque más. Su mano aterriza
en mi cadera solo lo suficiente para detener mis pasos hacia adelante,
luego se aparta como si se quemara. Su mirada permanece fija en el vidrio
esparcido por el piso, y comienza a barrer el desorden a toda prisa.
―Entonces, ¿qué harán ustedes esta noche? ―pregunto, con mi
atención aún enfocada en Jax.
―Solo veremos las peleas ―responde. Parece pensar en algo, y ve hacia
arriba con el ceño fruncido―. ¿A dónde van de nuevo?
―A Woody's ―Remy gorjea alegremente―. Lucy se reunirá con
nosotras ahí. Durante el tiempo que le lleve ligar con alguna chica. ―Pone
los ojos en blanco, pero solo me hace reír.
Jax nos ve a Remy y a mí, como si quisiera decir algo, hasta que
finalmente suspira profundamente y dice:
―Solo tengan cuidado, ¿okey? Sé que es un bar gay, pero es posible que
todavía haya idiotas tratando de coquetear con ustedes.
Ladeo la cabeza y lo veo pensativa.
―¿Me dirías alguna vez cómo vestirme? ¿O me dirías que no puedo ir
a ningún lado?
Sus cejas se levantan y me ve directamente, como si estuviera buscando
algo, y le toma un momento responder.
―Nunca ―espeta, pero luego su mirada se vuelve casi avergonzada, y
vuelve a ver el vidrio en el suelo―. Solo quiero asegurarme de que estén
a salvo ―murmura a la defensiva.
Una calidez florece en mi pecho y una sonrisa se extiende por mi rostro,
haciéndose más y más grande hasta que siento que mis mejillas se van a
partir. Doy un paso adelante y me pongo de puntillas para poder besar su
mejilla, mi felicidad se siente como si quisiera salir por todos mis poros.
Jax me da una mirada confusa, sus ojos recorren mi rostro mientras
trata de averiguar de dónde vino eso.

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The Fight Game #2
Quiero decirle que es un buen hombre. Que acaba de demostrar que
hay una diferencia entre proteger y controlar. Que entre su respuesta y la
de Tristan, hoy tengo una comprensión un poco mejor del
comportamiento masculino aceptable.
Pero no tengo la oportunidad, porque el teléfono de Remy suena.
―El Uber está aquí ―dice―. Tenemos que irnos. ―Se gira y le da a
Tristan un beso rápido, pero antes de que pueda alejarse, él la agarra por
el cuello y la jala hacia atrás para darle otro beso más intenso. Oigo a Jax
gruñir a mi lado, pero yo solo sonrío y niego con la cabeza mientras veo
hacia otro lado.
―Okey, vamos ―escucho decir a Remy un momento después. Suena
tan sin aliento como se ve sonrojada. Empuja a Tristan lejos de ella antes
de que pueda agarrarla de nuevo.
―Llámame si necesitas algo ―oigo decir a Jax. Me giro hacia él para
ver una sonrisa en su rostro―. Y diviértete.
Antes de que pueda detenerme, presiono otro beso feliz en su mejilla.
Esta vez solo sonríe, y juro que es porque puede entender el cambio que
se produjo en mí.

Es tan tarde que cuando llegamos al club, la fila afuera ya se está


extendiendo por la calle. Gracias a Dios, es apenas septiembre, el clima es
lo suficientemente fresco como para estar cómoda a medida que
avanzamos hacia el final de la línea.
―¿Has estado alguna vez en Woody's? ―Lucy me pregunta, apretando
su abrigo alrededor de su cuerpo. Por primera vez desde que la conozco,
en realidad está usando un vestido. Es negro con tiras de cuero alrededor
de sus pechos para combinar con las botas de combate en sus pies, pero
no obstante es un vestido. Combinado con su cabello rubio recogido en
una cola de caballo para mostrar las líneas afeitadas en el costado de su
cabeza, parece una lesbiana ruda total.
Niego con la cabeza.

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The Fight Game #2
―He estado en algunos bares cerca del que solía trabajar que me
dejarían entrar antes de cumplir los veintiún años, pero nunca he estado
en un club.
Sus labios pintados de rojo se estiran en una sonrisa.
―Bueno, entonces estás de suerte. Woody's es el mejor club para bailar.
Tiene dos pistas de baile arriba, así que puedes elegir el tipo de música
que quieres bailar, y como es un bar gay, es menos probable ser golpeadas
por chicos de fraternidad idiotas.
Pero en ese momento, un silbido suena desde el otro lado de la calle.
―Menos probable, no imposible ―escucho a Remy murmurar a mi
lado.
Efectivamente, un grupo de tres chicos comienza a cruzar la calle
claramente en nuestra dirección. Se ven como los típicos asistentes al bar
de los sábados por la noche, solo para emborracharse y tener sexo. Ya
están en camino de convertirse en uno de esos, y por el brillo depredador
en sus ojos, parece que están trabajando en el otro.
―Damas ―insulta el líder de la manada―. ¿Cómo estamos esta noche?
―Estábamos bien hasta hace unos diez segundos ―espeta Remy―.
Piérdanse, no estamos interesadas.
Él levanta las manos en un gesto de rendición.
―Whoa, whoa, whoa. No hay necesidad de ser tan agresiva, ni siquiera
he dicho nada todavía. ―Sus ojos recorren la longitud de mi cuerpo,
observando mi vestido corto y mi no expresión de perra, y sonríe cuando
su mirada se posa en mi rostro―. ¿Cómo va tu noche, hermosa?
Me muevo torpemente, no estoy acostumbrada a que los tipos
borrachos se me acerquen tan descaradamente, o al menos, ha pasado un
tiempo desde que estuve en este tipo de situación. Trabajar en el bar
cuando me mudé por primera vez a la ciudad era diferente, ya que tenía
dieciocho años y no era del tipo fiestera, y me veía mucho más joven de
lo que era, así que entre mis compañeros de trabajo sobreprotectores y el
hecho de que parecía una adolescente, la mayoría de la gente se mantuvo

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The Fight Game #2
alejada de mí, luego, una vez que comencé a salir con Steve, nunca salí de
todos modos, por lo que la situación nunca surgió.
Ahora, me veo obligada a enfrentarlo cara a cara.
Tengo tantas ganas de mandarlo a la mierda. La perra de Filadelfia que
hay en mí y que ha estado escondida durante el último año prácticamente
me lo está exigiendo.
Pero todo lo que escucho es la voz de Steve en la parte de atrás de mi
cabeza diciéndome nadie quiere una mujer agresiva y fanfarrona, y solo
te está saludando, deberías estar agradecida por la atención.
―Va bien ―me las arreglo para murmurar.
―Escuchen una pista, imbéciles, estamos paradas frente a un bar gay
―resopla Lucy.
El Capitán Idiota nunca me quita los ojos de encima.
―A mí ella no me parece gay. ―Él sonríe.
―¿Y qué es exactamente gay para ti? ―Lucy espeta, ahora claramente
irritada.
Él rompe mi mirada por primera vez para voltearse hacia ella con una
sonrisa.
―Como tú. Aunque, estoy seguro de que estás a solo una buena polla
de reevaluar esa elección, apuesto a que mi amigo aquí podría
demostrártelo.
En el momento justo, dicho amigo se acerca sigilosamente a Lucy con
una sonrisa sórdida y gruñe:
―Claro que sí, bebé.
Remy se empieza a reír. Es ruidosa y estridente, y toma a los chicos con
la guardia baja.
―Oh, Dios, no puedo creer que hayas dicho eso ―se ahoga―. ¿De
verdad crees que tu pene es tan bueno que podrías conseguir que una
lesbiana cambie de equipo? Estás loco. Apuesto a que ella come coño diez
veces mejor que tú.

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The Fight Game #2
Su lenguaje crudo y su evidente disgusto hacen que el Capitán Idiota
frunza el ceño con ira. Vuelve su atención a mí, y su sonrisa sórdida
regresa.
―Me encantaría mostrarle a tu amiga lo bien que puedo comerle el
coño ―dice―. Apuesto a que podría tenerla gritando mi nombre en
menos de cinco minutos.
Remy llega a su punto de quiebre cuando me agarra del brazo al mismo
tiempo que Lucy deja escapar una fuerte carcajada burlona.
―¿Cinco minutos? Puto aficionado.
Todavía estoy congelada en estado de shock por todo el encuentro
cuando Remy comienza a alejarme, pero mi brazo se sacude cuando
siento que el Capitán Idiota se aferra a él.
―Vamos, nena, dame una oportunidad ―ronronea―. Te prometo que
puedo darte un buen momento.
Finalmente, jodida finalmente, un poco de mi perra interior domina la
voz de Steve. En el momento en que hace un contacto físico agresivo, me
siento justificada para devolver el golpe.
Tiro de mi brazo de su agarre.
―Estoy bien, gracias. Deberías perderte.
Afortunadamente, llegamos al frente de la fila durante la interacción,
así que cuando nos alejamos de los chicos, el portero está parado frente a
nosotras, esperando nuestras identificaciones.
El portero muy alto y muy grande lanza una mirada a los chicos.
―No estarías molestando a este agradable grupo de chicas frente a mí,
¿verdad?
Sintiendo su derrota, el Capitán Idiota solo resopla su frustración y se
aleja sin responder.
El portero verifica nuestras identificaciones sin decir una palabra más,
pero mientras nos indica que entremos, dice:
―Si por alguna razón esos idiotas regresan, no los dejaré entrar. Buenas

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noches, señoritas.
The Fight Game #2
Le sonrío con gratitud antes de seguir a Remy y Lucy a la barra.
Inmediatamente se abren paso hasta el barman, ordenando para nosotras
sin preguntarme qué quiero, pero cuando llegan a donde he conseguido
una mesa alta, mis ojos se iluminan al ver la hermosa bebida de color
algodón de azúcar en la mano de mi hermana, completa con un paraguas.
―Hacen las mejores bebidas afrutadas ―dice con una sonrisa,
entregándome uno de los cócteles. Y, efectivamente, en el primer sorbo
con la pajilla, mis papilas gustativas explotan con el sabor afrutado,
ligeramente dulce, y apenas alcohol.
―Bueno, ¿verdad? ―Lucy pregunta con una sonrisa, bebiendo un poco
de su propia bebida.
Asiento con entusiasmo y tomo otro sorbo.
Remy es la que finalmente habla del elefante en la habitación.
―Hailes, tienes que mejorar en cómo tratar con los idiotas. Si no
estuviéramos ahí, ¿le habrías dicho que no?
Inmediatamente me pongo seria cuando la realidad de nuestra
situación hace diez minutos me inunda.
―Le dije que no ―me defiendo débilmente.
Ella niega con la cabeza.
―Solo cuando te agarró. ¿Te habrías dejado engatusar por él al
principio?
―No quería ser grosera ―le digo débilmente.
Remy suspira.
―Hailey, estás soltera ahora, y muy guapa. Eso va a pasar más a
menudo ahora, y no quiero que te lastimes solo porque no puedes decirle
que no a los hombres.
Tomo otro sorbo de mi bebida y me quedo callada en lugar de
responder a su comentario. No menciono que no sentí que pudiera decirle
que no. Que fue solo cuando cruzó descaradamente la línea que pude
empujarlo hacia atrás. Si hubiera sido sutil con sus avances, como al

2
The Fight Game #2
principio, habría seguido siendo cortés. Hubiera hecho a lo que estoy
acostumbrada cuando se trata de hombres.
De repente, tengo escenas retrospectivas de la manipulación silenciosa
de Steve, de mis deseos inconscientes de que él, solo una vez, fuera obvio
sobre su abuso para que finalmente pudiera señalarlo y decir okey, ahí, por
eso hice bien en retroceder. Porque sin el comportamiento exagerado, estoy
atrapada en la trampa de complacer a los hombres en la que Steve me
enterró.
Remy suspira cuando ve que milagrosamente no voy a empezar a
insultar a cada hombre que se atreva a verme. Ella simplemente me da un
codazo en el hombro y dice:
―Sabes que destrozaré a todos los idiotas que intenten lastimarte, pero
quiero que te sientas cómoda poniendo límites por tu cuenta, ¿lo
entiendes?
En lugar de responder, solo asiento con la cabeza. No me molesto en
explicar mi proceso de pensamiento, porque sé que no importa lo que
diga, ella nunca entenderá lo que es no estar dispuesta a cagarse en un
hombre sin miedo a las consecuencias.
―Está bien, ya basta de hombres de mierda ―interrumpe Lucy con una
sonrisa―. Es noche de chicas y estamos en un bar gay. Emborrachémonos
y bailemos.
Y durante las próximas dos horas, hacemos precisamente eso.
Cambiamos entre el bar de abajo y las pistas de baile de pop y rap/hip hop
de arriba, tomando varias bebidas de algodón de azúcar y riéndonos
mucho más de lo que recuerdo haber hecho en los últimos meses. Lucy es
la chica fiestera hilarante del grupo de amigas, así que, entre su energía y
el ánimo constante de Remy, me duele el rostro de reírme de estas dos, y
cuando pienso en el hecho de que me he estado perdiendo esto en mi vida,
solo estoy triste por un momento.
Porque me doy cuenta de que, aunque podría haber estado haciendo
esto todo el tiempo que he vivido en la ciudad, mi ahora es lo único que
importa. Ahora soy libre, libre para pasar tiempo con quien quiera, libre

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The Fight Game #2
para hacer lo que quiera. Ninguna persona en tu vida a la que le importes
debería impedirte hacer algo que sea seguro y te haga feliz.
Y en este momento, estoy haciendo algo que amo con las personas que
amo, y me divierto mientras lo hago, y en este momento, soy feliz.
―Voy a ir al baño, ¿quieres venir conmigo? ―Remy grita en mi oído.
Actualmente estamos en la pista de baile de hip hop, cantando en voz
alta a Doja Cat y moviendo el trasero al ritmo de la música. Estoy tan
absorta en el movimiento y en poder finalmente bailar de nuevo que solo
niego con la cabeza en respuesta.
―Estoy bien aquí, me quedaré con Lucy ―le grito. Ella asiente y se
dirige hacia los baños, dejándome con una Lucy bastante intoxicada y
muy cachonda, que está completamente perdida en la sensualidad de la
música en este momento.
De hecho, menos de treinta segundos después, logra captar la atención
de una chica asiática muy atractiva, que no pierde el tiempo en acercarse
sigilosamente a Lucy para poder frotarse contra ella.
Me río cuando veo la lujuria obvia en los ojos de Lucy y sé que
oficialmente la hemos perdido por esta noche, pero no me importa bailar
sola, así que cierro los ojos y dejo que mis caderas se balanceen al ritmo.
Dejo que la música guíe mi cuerpo, mis caderas giran mientras levanto
mis manos por encima de mi cabeza, y una sonrisa se extiende por mi
rostro.
Ni siquiera me importa cuando unas manos aterrizan en mis caderas
desde atrás. No son agresivas, no me restriegan una erección no deseada,
solo me sostienen mientras mi cuerpo se mueve.
―Eres hermosa ―dice una voz masculina en mi oído―. Te mueves
como si estuvieras destinada a bailar.
Sonrío de nuevo, pero mantengo los ojos cerrados. Sigo moviendo mi
cuerpo de la forma en que se muere por hacerlo.
Debe tomar el hecho de que no lo aleje como aceptación porque me jala
contra su cuerpo. Todavía no es muy agresivo, a pesar de que ahora
puedo sentir su pene, razón por la cual no me alejo. Parece tener un

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The Fight Game #2
sentido del ritmo decente, así que dejo que nuestros cuerpos fluyan
juntos.
De nuevo, toma mi no resistencia como aceptación porque un ruido
sordo de placer suena en mi oído, y una de sus manos se desliza desde mi
cadera hasta mi estómago. Me presiona con más fuerza contra él, lo que
todavía no se siente como lo peor, pero luego su mano comienza a
arrastrarse más abajo.
Lo agarro para detener su descenso.
―Suficiente ―le digo con voz tensa.
Acaricia mi cuello, apenas pasando sus labios sobre mi piel.
―¿Cómo te llamas, hermosa?
Niego con la cabeza, y el hechizo de la música se rompe, dejándome
instantáneamente fría y nerviosa.
―No importa ―respondo con fuerza.
―¿No me vas a dar tu nombre? ―Sus palabras hacen que suene como
si estuviera ofendido, pero el tono en el que las dice suena casi presumido,
como si estuviera disfrutando de que me hiciera la difícil.
―No ―digo con firmeza, aunque me da náuseas hacerlo. Este tipo no
ha hecho nada malo, simplemente está empujando los límites más allá de
lo que yo quiero ir.
¿Es esa una razón suficiente para ser una perra con él? ¿Qué pasa si es
un buen chico que solo quiere conocerte? Es bastante grosero cortarlo así.
Trato de ignorar la pequeña voz en mi inconsciente, pero es más fuerte
incluso que la música. No puedo quitármela de la cabeza.
―Bueno, ¿cómo se supone que debo llamarte cuando estás moliendo
tan dulcemente mi polla? ―ronronea en mi oído, y cuando trata de
empujar su mano hacia abajo de nuevo, finalmente decido alejarme por
completo.
Saco sus manos de mi cuerpo y giro fuera de sus brazos para
enfrentarlo.

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The Fight Game #2
―Dije que no ―digo en lo que espero sea una voz firme. Excepto que
parece salir demasiado firme porque su rostro se arruga con disgusto.
―Jesús, no tienes que ser tan perra al respecto ―se burla―. Podrías
haber dicho que no estabas interesada. No tenías que enloquecer.
Mi rostro palidece cuando me doy cuenta de que lo he ofendido.
―Lo siento, no estaba tratando de ser grosera, solo...
―Puede que ella no quiera ser grosera, pero yo no tengo ese problema
―dice una voz detrás de mí.
Remy da un paso a mi alrededor y se pone justo en la cara del chico,
viéndose casi tan intimidante como cualquier portero en este lugar, a
pesar de que apenas mide más de metro y medio.
―Ella dijo que no, imbécil, así que lárgate de aquí ―escupe―. Cómo
eliges hacerlo no es problema de nadie más que tuyo. Piérdete antes de
que te reacomode la cara.
Sus ojos se abren con sorpresa. Casi parece demasiado conmocionado
por la agresión de Remy como para reaccionar a sus palabras, razón por
la cual retrocede un paso e inconscientemente admite la derrota. Remy
sonríe en señal de victoria y se gira para tomar mi mano.
―¿Y Lucy? ―me pregunta, viendo a su alrededor en busca de su
amiga.
―Ocupada ―respondo en piloto automático. Cuando Remy encuentra
a Lucy besándose con la chica asiática en el borde de la pista de baile,
simplemente niega con la cabeza con un suspiro y me saca del lugar.
―¿A casa? ―ella me pregunta
Asiento en silencio. Todavía estoy en estado de shock por el encuentro,
todavía avergonzada y confundida acerca de cómo terminó.
Remy asiente con la cabeza y nos lleva escaleras abajo hacia la salida.
―Me alegro de que le hayas dicho que no al bastardo ―reflexiona
simplemente.

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The Fight Game #2
Y cuando estoy acostada en mi cama improvisada en el apartamento de
Remy más tarde esa noche, tratando de averiguar qué hice mal, no me
acerco más a una respuesta.
Sigo deseando poder ser tan fuerte como Remy, tan fuerte como quiero
ser. Tan fuerte como era antes de que apareciera un hombre y erosionara
mi confianza y mi capacidad de decir lo que pensaba.
Cuando cierro los ojos y finalmente me quedo dormida, lo hago con la
promesa de buscar con más ahínco a esa vieja Hailey mañana.

2
The Fight Game #2

11
―¿Cuándo fue la última vez que los tres salimos solos? ―Remy
pregunta mientras agarramos nuestras bebidas y caminamos hacia uno
de los techos altos en nuestro antro favorito.
―Creo que fue esa noche que Max peleó ―reflexiona Hailey―. Esa
noche ganó por knockout y después fuimos a Frankie's. ¿Cuándo Jax
terminó intentando tomarse de un trago una botella de cerveza?
Remy me mira, incluso cuando sonrío al recordarlo.
―Te lo juro, eres el peor borracho ―se queja.
―Mentira, te encanta cuidarme. ―La despido―. Dios sabe que lo he
hecho por ti suficientes veces.
Ella me mira.
―¿Cuándo has tenido que impedirme que haga algo estúpido cuando
estoy borracha?
Le doy una mirada mordaz.
―¿Qué tal el mes pasado cuando quisiste pelear con el levantador de
pesas olímpico de un metro noventa y cinco porque no conocía la letra de
Benny and the Jets?
Por un momento, ella solo parpadea hacia mí, luego rompe mi mirada
y se aleja, murmurando:
―Okey, es justo.
Hailey se ríe a mi lado, así que me giro para guiñarle un ojo.

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The Fight Game #2
―¿Qué hay de ti, niña? ¿Alguna vez has hecho algo realmente estúpido
cuando estás borracha?
Demasiado tarde, me doy cuenta de mi mala elección de palabras. Hace
poco me contó cómo la juzgaban cada vez que tenía un trago en las manos,
así que lo último que debo hacer ahora es ser otra persona que suena como
si la estuvieran juzgando por hacer algo imprudente bajo la influencia del
alcohol.
Ella se sonroja y ve la cerveza en sus manos.
―Hailey nunca ha sido realmente una bebedora ―dice Remy, ajena a
la tensión en los hombros de su hermana―. Aunque fue divertido verte
soltarte la otra noche con Lucy. ¿Por qué bebiste entonces pero no antes?
La sonrisa de Hailey es tensa, y me pregunto cómo Remy no puede ver
lo que es.
―Me conoces, actúo mayor de lo que soy. La fase beligerantemente
borracha y estúpida nunca me atrajo.
Remy simplemente se encoge de hombros y toma otro trago de su
cerveza.
―Siempre pensé que esos días estúpidos eran divertidos.
―¿Cómo estuvo la otra noche? ―pregunto en su lugar, tratando de
llevarnos a un tema más seguro―. ¿Te divertiste?
Hailey me lanza una sonrisa agradecida.
―Fue muy divertido. Las bebidas y la música estuvieron bien y Lucy
también fue divertida, hasta que encontró su aventura para la noche.
Me río, sabiendo el loco juego que tiene Lucy con las mujeres. No me
sorprende en absoluto que haya abandonado la noche de chicas por algo
de acción.
―Hablando del diablo ―murmura Remy, obsesionada con su teléfono.
Ella nos ve con una disculpa ya escrita en sus ojos―. Me tengo que ir.
Lucy tiene algún tipo de crisis de chicas. ¿Podemos dejarlo para después?
Realmente quiero tener una noche solo nosotros tres.
Le hago un gesto para que se vaya y alcanzo mi cerveza.

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The Fight Game #2
―Solo vete, lo haremos en otro momento.
Le lanza a su hermana una mirada culpable, pero Hailey sonríe y le
dice:
―Estamos bien. Ve.
Remy suspira, pero finalmente asiente con la cabeza y sale del bar.
Me giro hacia Hailey, una sonrisa se extiende lentamente por mi rostro.
―Entonces ―empiezo―, solo somos tú y yo, niña. ¿Qué haremos esta
noche?
Ella me da una sonrisa que no he visto en mucho tiempo. Dios,
extrañaba su sonrisa. Extrañaba verla feliz.
―Tengo una idea ―dice con un brillo travieso en los ojos.

―Okey, en este punto, siento que debería obtener un Mulligan4 o algo


así ―gruño, viendo a la mesa de billar que aún no me ha dado una victoria
contra este genio matemático de mujer.
La risa tintineante de Hailey resuena en el bar. Varios hombres se dan
la vuelta para verla, pero solo se necesita una mirada mía antes de que
sepan que deben dejarla de ver. Es demasiado bonita para su propio bien,
y lo peor es que ni siquiera se da cuenta del efecto que tiene en las
personas.
―Solo admite que apestas en el billar. ―Ella se ríe, inclinándose hacia
adelante en su palo.
Niego con la cabeza en desafío.
―No lo soy. Tú solo... sigues teniendo suerte. ―Niego con la cabeza de
nuevo, esta vez confundido―. Okey, en serio, ¿cómo te volviste tan
buena? Tú fuiste la que apestó la última vez que jugamos.
―Después de que tú y Remy se fueron a la universidad, pasé todo mi
tiempo en casa de los Benson, jugando billar con Katie. Fue lo único que

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4
Masaje terapéutico.
The Fight Game #2
me hizo sentir mejor por extrañarlos, y al menos entonces tuve un turno.
―Ella me ve deliberadamente, y me río y levanto mis manos en señal de
rendición.
―Eso fue culpa de tu hermana, no mía. Apuesto a que era competitiva
incluso cuando era una niña pequeña, tomando todos los juguetes de los
niños y guardándolos para sus propios juegos malvados. Cúlpala por
nunca dejarte tener un turno, no tuve nada que ver con eso. ―Veo
alrededor del bar en busca de un juego que realmente podría tener una
oportunidad de ganar. Puede que no sea tan competitivo como Remy,
pero no estoy exactamente feliz por perder cuatro juegos consecutivos de
billar.
Mis ojos aterrizan en el tablero de dardos.
―Juguemos un juego de dardos. Seguramente, ¿no te recuerdan a
nosotros? ―bromeo con una sonrisa.
Hailey se estremece y termina el resto de su cerveza.
―No, a menos que casi me saques los dedos de los pies como Remy ese
año. No creo que haya jugado desde entonces.
Asiento con la cabeza.
―Bien. Son dardos, entonces.
Hailey pone los ojos en blanco, pero veo una sonrisa en sus labios, y un
sentimiento de satisfacción me inunda al verla. Se ve mucho mejor ahora
que hace dos semanas, parece... como ella misma. Se siente como si la
estuviera viendo volver a ser ella misma.
Le hago una seña a la mesera y pido dos cervezas más, luego me dirijo
hacia el tablero de dardos. Afortunadamente, no hay nadie a nuestro
alrededor porque Hailey tiene razón: somos conocidos por ser malos en
este juego.
Le entrego los dardos rojos mientras me alineo para un tiro de práctica.
―Así que, ¿cómo está todo? ―pregunto casualmente. Aunque sé que
ella sabe exactamente lo que estoy preguntando.
Suspira, pero creo que incluso eso es un suspiro feliz.

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The Fight Game #2
―Las cosas van muy bien ―responde―. Me siento mal por mudarme
al espacio de Remy, pero es bueno vivir con ella nuevamente. Siento que
finalmente puedo respirar, incluso la escuela va mejor últimamente.
―Me alegra escuchar eso ―comento, viendo los tres dardos azules que
están en los extremos opuestos del tablero y lo más lejos posible de la
diana. ¿Al menos lo lograron en el tablero?―. Sé que estabas preocupada por
este semestre debido a esa clase de estadística. Avísame si necesitas
ayuda, Tristan o yo podemos repasarla contigo.
Niega con la cabeza con una pequeña sonrisa.
―Todavía es tan extraño pensar en Tristan como un cerebrito. Nunca
lo hubiera adivinado.
Dirijo mi atención hacia ella y arqueo una ceja.
―¿Es más probable que adivinen que yo soy un cerebrito? Soy al que a
Remy le encanta jurar que parece un vikingo.
―¿Quién dijo que eras un cerebrito? ―Ella sonríe con un brillo burlón
en sus ojos.
Toco su costado, lo que la hace reír y apartar mi mano.
―Cuidado, mujer ―gruño. Se ríe de nuevo, y el sonido tiene una
sonrisa aún más grande extendiéndose por mi rostro. Juro que verla feliz
me hace jodidamente feliz.
La mesera llega con nuestras cervezas, así que tomo la mía y me acerco
al tablero para recuperar mis dardos.
―Pero ¿estás bien? ―pregunto de nuevo, necesitando asegurarme de
que está bien para mi propia tranquilidad. La estudio por el rabillo del
ojo.
Ella suspira, su expresión se vuelve seria.
―Sí, Jax, estoy bien. Te lo prometo. No me siento desconsolada ni nada
por el estilo, así que no tienes que preocuparte de que esté interiorizando
algo. Ya superé todo el asunto y estoy feliz de estar más allá. ―Se alinea
para lanzar sus dardos, pero parece perderse en sus pensamientos porque
es casi como si estuviera viendo más allá del tablero.

2
The Fight Game #2
Con los ojos todavía desenfocados, lanza lentamente un dardo. Golpea
el borde de la diana.
Ni siquiera tengo tiempo para sorprenderme o llamarla para jugar
conmigo porque sus siguientes palabras captan toda mi atención.
―Creo que solo estoy tratando de averiguar cuál era la verdad ―dice,
más para sí misma que para cualquier otra persona―. Siento que mis
recuerdos del año pasado son totalmente diferentes de la realidad. Tengo
que verlos a través de una nueva lente y casi volver a recordarlos. ―Niega
con la cabeza y ve hacia abajo, pareciendo repentinamente cansada, luego
continúa en voz baja―: Nunca entenderé cómo me convenció de creer que
yo era el problema. Nunca pensé que sería la chica que dejaría que un
chico destruyera su confianza en sí misma tan completamente que
algunos días ella caminaría, pensando que era la puta más sucia de la
ciudad.
El recuerdo de ese hecho en particular hace que mi sangre hierva de la
misma manera que lo hizo la primera vez que lo escuché. Si no supiera
que Hailey me gritaría, con mucho gusto encontraría a Steve y lo
golpearía contra el pavimento. Hacer que una chica se sienta así es
repugnante, pero con Hailey, es a la vez imperdonable y descaradamente
falso.
A pesar de que se está alineando para otro tiro en el tablero, doy un
paso frente a ella y tomo su rostro entre mis manos. Suavemente inclino
su cabeza hacia arriba, así tengo toda su atención cuando gruño:
―El hecho de que él te haya hecho sentir como algo menos que una
puta reina me hace querer convertirme en un asesino. ―Sus ojos se abren
ante la intensidad de mi tono. Bien. Que vea lo serio que soy―. Espero que
lo sepas. Espero que sepas lo que vales, Hailey, pero si no es así, me
complacerá recordártelo todos los días hasta que despiertes con ese
conocimiento inherente. No tengo ningún problema gritándolo desde los
tejados, o comprándote una corona, o inclinándome a tus pies como un
maldito sirviente. Lo que sea necesario para que se te meta en la cabeza.
Se ríe de mis imágenes y trata de apartar la mirada, pero la guío
suavemente hacia mí para que pueda ver mi expresión completamente

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seria.
The Fight Game #2
Ella se pone seria cuando se da cuenta de que no estoy bromeando, la
sonrisa se desliza de su rostro.
―No quiero volver a oírte hablar así de ti misma, ¿entendido?
―pregunto suavemente, pero con firmeza, y esta vez asiente sin dudarlo.
Suspiro y la jalo para abrazarla. Automáticamente me relajo cuando ella
enrolla sus brazos alrededor de mi cintura, y el aroma de su champú de
coco me envuelve como un abrazo en sí mismo.
Me aprieta una vez antes de dar un paso atrás. El momento serio se
rompe, agarro mi cerveza de nuevo y me apoyo contra la mesa alta en
nuestra área. Observo cómo Hailey se alinea para su segundo
lanzamiento.
―¿Sabes cuál fue la parte más divertida de todo esto? ―me pregunta
con una risa. El dardo rojo aterriza en la diana. Se alinea de nuevo para su
último tiro―. Me trató como una puta en todas partes menos donde yo
quería.
El último dardo cae justo en el centro de la diana, justo al lado del otro,
por lo que Hailey se da la vuelta con una sonrisa.
Una sonrisa que se congela cuando me ve a los ojos.
Me trató como una puta en todas partes menos donde yo quería...
Solo puedo pensar en un lugar en el que una chica querría ser tratada
como una puta, y no es un lugar en el que visualicé a Hailey.
Pero a pesar del espacio entre nosotros, mientras el aire se calienta y
nuestros ojos nunca rompen el contacto, puedo sentir la verdad en sus
palabras. Puedo sentir la desesperación en su declaración, puedo sentir lo
mucho que quiere exactamente eso.
Y ahora, ella sabe que yo lo sé.
No estoy seguro de si quiso decir eso en voz alta, o si entendió lo que
implicaba cuando lo dijo, pero observo mientras aparta la mirada y
comienza a jugar nerviosamente con el borde de su blusa.
Hailey y yo nunca hemos hablado realmente de sexo. No es solo que
ella era demasiado joven mientras crecíamos, sino que cuando ambos

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The Fight Game #2
éramos adultos y vivíamos en la misma ciudad, se convirtió en algo tácito
que no hablábamos de sexo más allá de con quién lo teníamos. Remy era
demasiada hermana para que yo quisiera escuchar su historia, y Hailey
era una persona tranquila y reservada en general. El alcance de mi
conocimiento de su historial de citas fue lo que escuché de Remy mientras
vivían juntas, más la confesión borracha la noche en que ella y Steve se
separaron.
Realmente nunca pensé en preguntarme sobre las preferencias sexuales
de Hailey.
Ahora, no puedo dejar de pensar en las preferencias sexuales de Hailey.
Trago saliva y veo hacia otro lado, la visión de Hailey de rodillas, con
lágrimas corriendo por sus mejillas mientras me ve y se ahoga con mi
polla, luciendo como una puta obediente, de repente está fresca en mi
mente.
Trato de aclararme la garganta, pero cuando eso no ayuda a la
sequedad, me trago la mitad de mi bebida en la mano. Me obligo a evitar
ver a Hailey, deseando que mi erección se calme antes de que esto se
ponga incómodo. Probablemente no quiso decirme eso, y probablemente
esté avergonzada de tratar de no verme.
Intento sacarla de su miseria cambiando de tema.
―Entonces, ¿vas a decirme cuándo te volviste buena con los dardos
también?
La tensión en sus hombros desaparece y me da una sonrisa agradecida.
Vuelve a ver hacia donde cayeron los tres dardos muy cerca de la diana
roja.
―No estaba mintiendo acerca de no jugar ya que Remy casi me saca los
dedos de los pies, pero también era buena antes de eso. Ustedes
simplemente nunca me dejan jugar. ―Dirige una sonrisa de suficiencia en
mi dirección, e inmediatamente me siento aliviado de sentir que hemos
vuelto a la normalidad. Lo último que quiero hacer es hacer que se sienta
incómoda cuando mi objetivo siempre ha sido hacer que sonría más.
―Siempre llena de sorpresas ―suspiro.

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The Fight Game #2
Se muerde el labio para sofocar una sonrisa, y mi mirada baja
automáticamente a su boca para ver cómo sucede, pero luego salta a su
asiento en la mesa alta y me hace un gesto para que tome mi turno en el
tablero.
Niego con la cabeza y me alineo para perder de nuevo.
―Eres un problema ―murmuro.
Suelto un dardo, que va tan lejos que es un milagro que incluso golpee
el tablero, cuando Hailey suena detrás de mí.
―Entonces, ¿cómo has estado? ¿Qué te ha pasado últimamente?
Me alineo para otro tiro.
―Nada muy emocionante. ―Me encojo de hombros―. Todo lo que
hago es trabajar y capacitarme, como de costumbre. El trabajo es bueno.
La compañía contrató a algunos nuevos desarrolladores hace unos meses,
por lo que lanzamos un nuevo producto de software que está
funcionando bien. El dinero es bueno en este momento, lo que siempre
hace que la vida sea una mucho más fácil. Así que no me puedo quejar.
Dejo volar los últimos dos dardos mientras dice:
―Eso siempre es bueno. ¿Y todavía te gusta la compañía? ¿La
industria? ¿Crees que te vas a quedar?
Me encojo de hombros mientras camino de regreso para pararme al
lado de la mesa para tomar mi cerveza.
―Me gusta la tecnología, y me gusta venderla porque genera buen
dinero. Tal vez algún día pase al lado de la ingeniería para ser más
práctico con los productos, pero estoy feliz donde estoy ahora, y la
América corporativa me conviene.
Ella se ríe de eso.
―Quién lo hubiera pensado. Solo una vez me encantaría estar en la
habitación cuando conoces a un nuevo cliente y sus ojos se abren como
platos cuando el modelo escandinavo muy grande e increíblemente sexy,
rubio y de ojos azules entra para hablar de trabajo con ellos.

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The Fight Game #2
Le toma un momento darse cuenta de lo que acaba de dejar escapar,
pero cuando lo hace, respira sobresaltada. Cuando ve que mis labios se
contraen en un intento de sofocar mi sonrisa, trata de cubrir sus huellas
haciéndome un gesto y diciendo:
―Quiero decir, eres, ya sabes, eres enorme. ¿Parecen sorprendidos de
que sepas lo que haces?
Me acerco para tocarle cariñosamente la nariz, lo que la hace reír de
nuevo.
―Sabelotodo ―murmuro, pero hay una sonrisa en mi rostro.
―¿Qué hay de pelear? ―pregunta, el tablero de dardos olvidado por
un momento―. Sé que has estado... menos entusiasmado últimamente.
¿Sabes lo que vas a hacer?
Suspiro, y la sonrisa desaparece de mi rostro.
―Creo que mi corazón ya no está en eso. Me encanta entrenar, pero no
siento las mismas ganas de pelear que tenía antes. El último combate fue
el campo de entrenamiento más duro hasta la fecha porque hubo más días
malos que buenos: apenas lo superé, a pesar de que terminó con una
victoria. ―Comienzo a tocar la etiqueta de la botella de cerveza, incapaz
de evitar moverme mientras trato de describir mi confusión interna―. Me
siento ridículo diciendo que quiero retirarme por un trabajo corporativo,
pero últimamente... siento que quiero seguir adelante. Prefiero
conformarme con un trabajo estable y fácil, con un buen pasatiempo, y
realmente relajarme con mi familia y amigos. El estrés de pelear ya no me
compensa. ―Niego con la cabeza y tomo un trago de mi cerveza―. Eso
probablemente suene ridículo.
Hailey pone una mano en mi brazo, con una mirada seria y ardiente en
sus ojos. Conmigo de pie y ella sentada en el taburete alto, está casi a la
altura correcta para verme directamente a los ojos.
―Por supuesto que no suena ridículo ―dice con firmeza―. Parece que
tus prioridades han cambiado, y diferentes cosas te hacen feliz ahora. Eso
no es algo malo, Jax, ni nada de lo que debas avergonzarte.
Muevo mi botella de cerveza de nuevo, todavía incapaz de hacer

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contacto visual.
The Fight Game #2
―¿No suena como si me estuviera rindiendo? ¿Como si me estuviera
conformando porque soy flojo?
―No, por supuesto que no ―resopla con frustración―. Nadie pensaría
eso, especialmente de ti. ―Jala mi brazo para obligarme a verla a los
ojos―. Nadie pensaría eso, Jax. Nadie te juzgaría por eso.
Cuando todavía no estoy convencido, dice:
―Bien, entonces míralo de esta manera. Pelear es 90% mental, ¿verdad?
Eso es lo que siempre escucho. ―Espera mi asentimiento antes de
continuar―. Entonces, ¿cómo podrías seguir peleando si tu cabeza ya no
está en eso? Este no es un deporte en el que puedas fingir. Pelear cuando
no quieres pelear suena realmente peligroso.
Finalmente encuentro sus ojos por propia voluntad.
―Okey, eso tiene sentido.
Ella asiente, luciendo complacida con mi respuesta.
―Siempre puedes regresar si lo extrañas, pero no parece una buena
idea hacerlo solo porque sientes que necesitas hacerlo. ―Su expresión se
vuelve preocupada―. Eso suena como una buena manera de lastimarte,
y verte pelear es bastante difícil.
Suelto un suspiro.
―Okey, tienes razón. Creo que ya sabía todo eso, solo que no quería
admitirlo. No he hablado con nadie más sobre eso.
Sonríe, y su brillo aligera inmediatamente el peso en mi pecho. Ella es
tan jodidamente hermosa.
―Remy y Tristan lo entenderían, pero me alegro de que sientas que
puedes hablar conmigo al respecto.
Le devuelvo la sonrisa; si estuviera más cerca de mí y de pie, la
abrazaría.
―Siempre tan sabia ―murmuro, conformándome con apretar su mano
que todavía está en mi brazo.
La luz en sus ojos se desvanece un poco, y cuando habla, sé por qué.

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The Fight Game #2
―Te extrañé ―dice en voz baja―. Extrañé hablar y salir contigo. Lo
siento, me perdí de la faz de la tierra por una razón tan estúpida.
Ante eso, realmente la jalo en un abrazo. La jalo de su asiento e
inmediatamente envuelvo mis brazos a su alrededor, deleitándome con el
hecho de que se mete debajo de mi barbilla y encaja perfectamente en mis
brazos.
―No te atrevas a disculparte por eso ―murmuro―. Es completamente
natural quedar atrapado en una relación y ver menos a tus amigos. No
hiciste nada malo.
Sus brazos me envuelven y la aprieto más contra mi cuerpo.
―Aunque yo también te extrañé ―murmuro en su cabello―. Estoy
feliz de tenerte de vuelta.
Su cabeza se inclina hacia atrás y me ve con una sonrisa.
―Yo también estoy feliz. No me gusta no estar cerca de ti.
Presiono un beso en su frente, con mis labios demorándose por un
momento. Se siente tan natural abrazarla así, y soy arrastrado sin esfuerzo
por la esencia de Hailey, de su dulzura, belleza y amabilidad genuina, y
por un momento, el saber que ella está aquí en mis brazos es suficiente
para quitarme el aliento de los pulmones.
Hailey rompe nuestra conexión alejándose, y de mala gana la dejo ir,
pero hay una sonrisa que comienza a formarse en su rostro cuando
pregunta:
―¿Quieres seguir estando cerca de mí?
Frunzo el ceño con confusión, pero asiento.
Su sonrisa crece.
―Bien. Entonces vamos a emborracharnos.

2
The Fight Game #2

12
Dos horas después, estamos en el tercer bar cuando Jax y yo chocamos
nuestros tragos de tequila al mismo tiempo. Sorprendentemente, ambos
somos pesos ligeros, por lo que nos hemos moderado ordenando
principalmente tragos mixtos y cerveza ligera. No puedo decir qué tan
ebrio está Jax, pero estoy cómodamente borracha y me siento más feliz
que en mucho tiempo.
―¿Recuerdas esa vez en la preparatoria cuando tú y Remy estaban
bebiendo en el sótano y nuestros papás llegaron temprano a casa?
―pregunto con una risita. Jax gime y deja caer su cabeza entre sus
hombros.
―¿Cómo podría olvidarlo? De alguna manera tuve que reunir todo el
poder mental del mundo solo para mantener una conversación con tu
papá sobre la nueva fusión de su compañía. Todo sabiendo que, si se
enteraba de que estaba borracho, literalmente me perseguiría fuera de la
propiedad y en la nieve mientras solo vestía pantalones cortos y una
camiseta.
Mi risa se convierte en carcajada.
―Estabas tan extrañamente concentrado en sus ojos, no tengo idea de
cómo no pudo darse cuenta de que estabas borracho.
―Lo cuento como uno de los pocos milagros que he experimentado en
mi vida ―dice con un suspiro, y le indica al barman dos cervezas más.
Una vez que ordena, observo cómo Jax tiene una mirada pensativa, casi
vacilante en su rostro. Después de unos momentos, finalmente pregunta:

2
―¿Por qué nunca bebiste antes?
The Fight Game #2
Suspiro mientras mi buen humor se evapora. Ahora me doy cuenta de
que probablemente debería haber sabido que venía la pregunta. Me
preparo para la ira, la decepción, la confusión, cualquier cóctel de
emociones que experimentará una vez que le diga la verdad. Comienzo a
trazar un patrón inexistente en la parte superior de la barra para evitar
hacer contacto visual con él.
―¿Recuerdas que te conté sobre ese trío que tuve en la preparatoria?
―pregunto sin rodeos, sumergiéndome directamente en el corazón de la
explicación.
Siento, más que veo, la sorpresa de Jax.
―Eh, sí ―responde, confundido.
―Fue la primera vez que bebí. Me emborraché esa noche, aunque no es
la razón por la que inicié todo. ―Me estremezco y veo hacia el estante de
licor frente a mí para poder concentrarme en algo que no sea Jax―. Te dije
que Steve me juzgó por esa noche, esa fue la única razón por la que me
trató como si fuera una puta. Se lo conté al principio, cuando
compartíamos anécdotas divertidas sobre citas, pero más tarde me di
cuenta de que la razón por la que no me dijo que era un problema era que
intentaba parecer despreocupado. A veces me pregunto si incluso
buscaba cosas para dominarme y así tener siempre el poder en la relación.
Mi voz se calla al final, perdida en el doloroso recuerdo. Sacudo la
cabeza en un esfuerzo por despejarla.
―Como sea ―continúo―, nunca pudo superar el hecho de que hice
algo así. Creo que se esforzó tanto en explicarlo que se aferró al hecho de
que yo estaba borracha. Todavía me culpaba por haberme emborrachado
lo suficiente como para tomar una mala decisión, pero le resultaba más
fácil creer que el error de su novia había sido beber demasiado que el error
de querer que dos hombres la llevaran a la cama. De alguna manera
empezó a asociar la bebida con los tríos. Cada vez que tenía un trago en
la mano, me lanzaba una mirada juiciosa o hacía un comentario sarcástico.
Era su forma de recordarme que todavía recordaba lo que pasó antes de
que me conociera. Se hizo más fácil simplemente no beber.

2
The Fight Game #2
―Jesucristo ―oigo murmurar a Jax―. Qué puto psicópata. ―Se gira
hacia mí y me doy cuenta de cuántas emociones luchan por el espacio en
su rostro. La ira gana cuando pregunta―: Todavía no puedo creer que te
haya juzgado por un acto sexual consensuado. ¿Qué año es? Ese es un
estándar tan arcaico para obligar a tu novia. Es como el equivalente a
juzgarte por tener relaciones sexuales antes del matrimonio.
Le doy una sonrisa triste.
―No ayudó que su ex prometida lo engañara. Él estaba arruinado por
todo lo que tenía que ver con el sexo, creo que porque el sexo es poder.
Entre mi pasado, su pasado y… ―Siento que mis mejillas se sonrojan,
pero sigo adelante de todos modos―, y mis preferencias sexuales, era el
único lugar en el que nunca sintió que tuviera nada.
Siento que Jax se congela ante mi reconocimiento de mi admisión
anterior, pero no le doy oportunidad de responder, solo sigo hablando.
―Creo que por eso el sexo se convirtió en el tema central de la relación.
Porque si hay algo tan importante que no puedes superar, algo que hace
que no respetes a tu pareja, ¿cómo es posible que tengas una relación
sana? ―Sacudo la cabeza―. No puedes. Sin respeto, no son iguales, y en
retrospectiva, creo que ese era todo su objetivo. Creo que la razón por la
que nunca lo dejó pasar es porque necesitaba tener ventaja.
Jax sacude la cabeza con incredulidad, lo que parece ser la única
reacción aceptable para recapitular todo lo que hizo Steve.
―No tienes idea de lo mucho que quiero cazar a ese pedazo de mierda
y meterle el puño en la garganta cada vez que me dices algo que hizo o
dijo mientras estaban juntos. No es digno ni siquiera de respirar el mismo
aire que tú, Hailey. Espero que lo sepas.
Me giro hacia Jax con una sonrisa, mientras mi corazón se calienta por
sus palabras. Siempre ha expresado lo bien que piensa de mí, pero sus
palabras golpean un poco más fuerte ahora. Soy plenamente consciente
de que mi autoestima está en su punto más bajo últimamente, así que
escuchar a Jax decir cosas así, escucharlo respetarme, preocuparse por mí
y querer protegerme, me quita un gran peso del pecho.
Y lo amo por eso.

2
The Fight Game #2
―Lo sé ―le respondo―. Me doy cuenta de eso ahora. No pude verlo
en ese momento porque me tenía jodida con sus juegos mentales, pero
ahora lo entiendo. Un hombre no debería disfrutar de tener poder sobre
su pareja; no debería avergonzarla repetidamente por un -hago comillas
en el aire con mis dedos-, error. No debería... bueno, hay muchas cosas
que no debería hacer. Solo aceptemos que Steve era un novio de mierda y
una persona de mierda.
Jax se ríe de eso. Desearía poder almacenar el sonido de su risa
retumbante y emborracharme con eso. Me trae la misma sensación de paz
que el sonido de una tormenta.
En ese momento, el barman aparece frente a nosotros. Desliza dos
tragos de tequila por la barra y, un segundo después se aleja con la tarjeta
de Jax en la mano.
Levanto una ceja hacia Jax.
―¿Shots? ―pregunto en un tono divertido.
Él solo se encoge de hombros.
―Si vamos a beber, vamos a beber. Toma el trago, niña.
Niego con la cabeza, pero una sonrisa se dibuja en mis labios. Agarro el
trago de tequila y lo levanto en el aire.
―Okey, ¿qué estamos celebrando?
Me ve directamente a los ojos mientras levanta su caballito y dice:
―Felicidades por reconocer tu valor y alejarte de cualquiera que te trate
como algo menos que la reina que eres.
Un escalofrío me recorre por la intención de sus palabras.
Ambos nos tomamos nuestros tragos y luego Jax está firmando la
cuenta y girándose hacia mí con una sonrisa, y a pesar de que el tequila
bajó por mi garganta hace solo unos segundos, siento que algo comienza
a hervir a fuego lento en mi vientre ante su mirada acalorada. ¿Hemos
estado tan cerca todo el tiempo?
―Muy bien, niña, ¿a dónde vamos ahora?

2
The Fight Game #2
Me retuerzo en mi asiento, sintiéndome repentinamente sin aliento por
el alcohol, la conversación, la presencia de Jax... quiero seguir pasando el
rato, pero ha pasado mucho tiempo desde que me emborraché con otra
persona, y no sé si puedo confiar en mí misma para mantener mi cabeza
sobre mí con estos extraños sentimientos que se agitan en mi interior. Jax
nunca me pondría nerviosa, pero el no saber si estas reacciones son por el
alcohol o por otra cosa definitivamente lo hacen.
―Probablemente debería irme a casa ―murmuro―. No quiero ser la
molesta chica borracha que necesita que la cuiden, y probablemente sea
ahí a donde me dirijo.
Jax solo sonríe, el alcohol lo hace más feliz de lo normal.
―No creo que puedas ser molesta incluso si lo intentas ―dice mientras
nos bajamos de los taburetes y comenzamos a dirigirnos hacia el frente
del bar.
―Tu hermana, por otro lado...
Dejo escapar una fuerte carcajada ante eso, pero se corta cuando veo
una familiar expresión de molestia por el rabillo del ojo.
―Mierda ―jadeo, sintiendo mi corazón caer libremente en mi
estómago. Veo a mi alrededor en busca de una salida rápida, pero estamos
demasiado atrás en el bar, y cualquier camino hacia una puerta hace que
me acerque mucho más a Steve de lo que me siento cómoda. A pesar de
saber que Jax me apoyaría, realmente no quiero tratar con Steve en este
momento. Ha sido bastante difícil ignorar sus mensajes de texto.
―¿Qué pasó? ―Escucho a Jax preguntar, y me doy cuenta de que está
viendo a su alrededor en busca de la fuente de mi repentina angustia. Sé
que ve a Steve cuando su mandíbula se aprieta lo suficiente como para
estallar, y da un paso adelante.
Bloqueo su camino y empuño mis manos en su camisa en un esfuerzo
por detenerlo.
―No, por favor no lo hagas ―le suplico, esperando que mis ojos
transmitan mi desesperación―. Yo solo… no quiero tratar con él ahora.
Por favor. Solo… no ahora.

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The Fight Game #2
Jax me mira, la furia aún brilla en sus ojos, pero puedo decir que está
sopesando mis sentimientos en este momento. Después de un momento
tenso, asiente con rigidez.
Apenas tengo tiempo suficiente para exhalar aliviada antes de ver a
Steve acercándose en mi periferia. Todavía no me ha visto, pero es solo
cuestión de tiempo antes de que lo haga. Sin pensar, empujo a Jax hacia
un pasillo de empleados.
Ni siquiera me doy cuenta de que he aplastado mi cuerpo contra el suyo
hasta que escucho mi nombre en un gruñido en mi oído, y mis ojos saltan
a los suyos con sorpresa.
A pesar de la diferencia de altura, estamos tan cerca que puedo ver cada
mota de plata en sus hermosos ojos azules; me recuerda a un cielo lleno
de relámpagos, especialmente por la forma en que parpadean mientras
me miran en este momento. La vista literalmente me quita el aliento.
Y mientras respiro sobresaltada, mis senos se presionan aún más contra
el pecho de Jax. Él también debe darse cuenta, porque siento que sus
dedos se clavan en mis caderas mientras su agarre se hace más fuerte.
Mi mirada cae a sus labios, nunca había pensado en lo agradables que
son para ser labios de un chico, a pesar de que me han dado muchos besos
en las mejillas y en el cabello, pero tampoco han estado nunca tan cerca
de los míos. Nunca he estado tan tentada de descubrir qué se siente al
presionar los míos contra ellos.
―Hailey ―gruñe de nuevo, y me doy cuenta de que su mirada está
saltando entre mis ojos y mis labios también, y ahora no puedo recordar
nada que haya sucedido antes de este momento. Solo estamos Jax y yo, en
estas sombras, mirándonos mientras el alcohol y la proximidad aumentan
la tensión cada vez más hasta que el aire se siente sofocante.
No sé si uno de nosotros hubiera hecho el cambio hacia adelante, y
nunca lo sabremos porque la puerta al final del pasillo se abre de golpe
para revelar a un empleado del bar que viene de la calle, apestando a
humo de cigarro.
Salto hacia atrás de Jax, probablemente luciendo tan nerviosa como me
siento. El tipo simplemente nos ve antes de volver al trabajo.

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The Fight Game #2
Veo nerviosa entre la salida a la calle y Jax.
―Mmm, tal vez deberíamos... ―me las arreglo para murmurar.
Mis palabras parecen sacar a Jax del estupor en el que se encuentra.
―Sí, salgamos de aquí ―asiente. Duda por un momento, luego toma
mi mano y me saca del bar con él.
―Tomaré un Uber ―murmuro una vez que hemos puesto cierta
distancia entre nosotros y mi exnovio. Jax asiente rígidamente, deja caer
mi mano y mete la suya en su bolsillo. No me ve mientras saco mi teléfono
y abro la aplicación.
No hablamos mientras esperamos unos minutos a que llegue mi
conductor. Muevo los pies nerviosamente todo el tiempo, sin saber cómo
romper la tensión y maldiciéndome por ponernos en una posición
incómoda con mi torpeza.
Suspiro cuando finalmente llega el auto, resignada al hecho de que
ahora he vuelto las cosas raras entre nosotros. Todo porque no podía
alejarme lo suficiente del maldito Steve.
Suelto otro suspiro.
Pero justo cuando empiezo a murmurar una especie de despedida a
medias, siento que Jax me agarra la muñeca para detenerme antes de que
pueda alcanzar la puerta del auto y me giro hacia él sorprendida.
Me da una pequeña sonrisa antes de decir:
―Envíame un mensaje de texto cuando llegues a casa, niña.
No puedo evitar la sonrisa que se apodera de mi rostro incluso si
quisiera.
Él visiblemente se relaja ante eso, y cuando abre la puerta del auto y me
guía dentro con una mano en mi espalda baja, su sonrisa vuelve a su brillo
normal.
Durante todo el viaje en auto a casa, no puedo dejar de pensar en lo que
acaba de pasar. Lo que se sintió. He estado cerca de Jax antes, ya que Dios
sabe que es una persona afectuosa, especialmente conmigo, pero algo en
el día de hoy se sintió diferente. La forma en que me miró, la forma en que

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The Fight Game #2
se sintió al estar presionada contra él... casi se sentía como si me estuviera
viendo como algo más que Hailey, la hermana menor de Remy.
Pero... eso no tiene sentido. Jax y yo hemos sido amigos durante mucho
tiempo, si algo fuera a pasar, ya habría pasado, pero nunca sucedió. Sé
que él sabe que estaba enamorada de él cuando éramos más jóvenes. Era
tan obvio que incluso los extraños podían decir que sentía algo por el
mejor amigo de mi hermana mayor, y aunque yo era demasiado joven
para él entonces y sabía que no correspondería a mis sentimientos,
tampoco los reconoció ni me los devolvió una vez que tuve la edad
suficiente. Simplemente se convirtió en un enamoramiento de la infancia
con el que nunca lidiamos.
Dejo caer mi cabeza contra el asiento con un gemido, sintiendo que
empieza a dolerme. En el fondo, sé que a Jax no le gusto así, ya que ha
tenido mucho tiempo para desarrollar sentimientos y oportunidades para
abordar el tema. Ni siquiera sería un gran riesgo para él, dado que ya he
tenido sentimientos por él y no es exagerado pensar que lo haría de nuevo.
Suspiro y presiono mi frente contra el frío vidrio de la ventana del auto.
Me comprometo en este momento a no darle más importancia al día de
hoy de lo que realmente fue, a apartar cualquier resto de mi
enamoramiento de colegiala para evitar que levante su fea cabeza. Fue
simplemente un momento tenso provocado por una proximidad
accidental, nada más. Lo último que necesito es complicar mi relación con
una de las personas más importantes de mi vida, que también resulta ser
un gran apoyo para mí en este momento.
Para cuando subo los escalones del apartamento de Remy, me obligo a
olvidarme de todo lo que pudo o no haber sucedido entre Jax y yo.

A la mañana siguiente, estoy preparando café para Remy, que se ve


muy gruñona, cuando mi teléfono me avisa que tengo un mensaje de
texto.
―¿Quién diablos te está enviando un mensaje de texto a las siete y
media de la mañana? ―se queja.

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The Fight Game #2
Le frunzo el ceño, aunque estoy tan confundida como ella. Remy y Jax
son las únicas personas que realmente me envían mensajes de texto, y Jax
tampoco es exactamente una persona mañanera.
―Solo bebe tu café e intenta volver a ser un ser humano decente ―le
digo a mi hermana con una mirada penetrante―. No tengo idea de cómo
solías trabajar de 9 a 5, te has vuelto inútil antes de las 10:00 am desde que
empezaste a escribir.
Me frunce el ceño, pero no está en desacuerdo. Niego con la cabeza y
vuelvo a mi teléfono.

7:22 am Steve: Olvídalo. De todos modos, solo eras buena para una cosa.

Mis manos tiemblan ligeramente mientras agarro el teléfono en mi


mano. Al desplazarme hacia arriba, me doy cuenta de que ayer me perdí
media docena de mensajes de texto de Steve.
―¿Quién es? ―Remy pregunta bruscamente.
Me sobresalto y la miro, pero inmediatamente niego con la cabeza y
respondo:
―No es nada. Solo una notificación de Instagram.
Cuando ella gruñe su aceptación y vuelve a su café, vuelvo a ver mi
teléfono y empiezo a leer los mensajes de texto. Con cada uno, mi ira crece.

20:02 Steve: Hola. Creí haberte visto cerca de Rittenhouse Square antes. Me
hizo extrañarte.
20:19 Steve: Creo que deberíamos hablar. ¿Podemos hablar? Encontrémonos
para tomar un café en alguna parte.
20:44 Steve: Hailey, por favor... Danos otra oportunidad. Lo siento por estar
celoso. Me enloquece la idea de no tenerte para mí.
21:32 Steve: Sabes que no me refiero a las cosas que digo. No les des mucha
importancia. Te amo.

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The Fight Game #2
21:42 Steve: Sabes por qué beber es un disparador para mí. No es mi culpa, no
puedo evitarlo.
23:03 Steve: Te he perdonado tantas veces por la preparatoria, ¿por qué no
puedes perdonarme por esto?
7:22 am Steve: Olvídalo. De todos modos, solo eras buena para una cosa.

Cuando vuelvo a leer el mensaje de esta mañana, golpeo mi teléfono


contra el mostrador, con la furia hirviendo en mis venas. Remy me ve con
las cejas levantadas.
―¿Todo bien?
Asiento rápidamente.
―Sí, solo necesito ir a trabajar. Te veré más tarde.
Ella no parece convencida, pero se queda callada de todos modos. En
unos minutos, estoy vestida y de camino al trabajo.
Estoy distraída todo el día, los mensajes de texto de Steve dan vueltas
en mi cabeza.
Ninguna parte de mí quiere regresar con a Steve, o incluso escucharlo.
Lo sé. Sé que Steve es un manipulador de mierda que no me merece. No
ha habido un solo momento en el que me haya sentido triste por la
ruptura, solo aliviada. Los mensajes de texto son exasperantes porque,
incluso a través de un teléfono, parece que me tiene agarrada.
Le dije que habíamos terminado. Le dije cómo me sentía por la forma
en que me trató y que ya no quería tener nada que ver con él. ¿Por qué me
contacta para tratar de volver a estar juntos? ¿Está realmente tan
desesperado por recuperar su poder sobre mí? ¿Cómo se atreve a tratar
de llevarme de vuelta a su mierda tóxica?
Mi ira crece, más y más a lo largo del día, mis pensamientos confusos
se enredan en la rabia. ¿Por qué todavía me tiene agarrada? ¿Por qué soy
tan débil? ¿Por qué algunos mensajes suyos me hacen sentir como una
mierda y me arruinan todo el día?

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The Fight Game #2
Porque eso hacen, me arruinan todo el día. Soy cortante con mis
clientes, brusca con mis empleados, me molesto cuando uno de mis
cocineros me pregunta. Me siento tan alterada, tan a la defensiva, que
admito que soy una verdadera perra todo el día. Es como si cualquier
conversación con Steve inmediatamente me hiciera cuestionar mi
autoestima, y el hecho de que todavía me tenga así me enoja.
Termino pidiéndole a uno de los gerentes que cierre, y prácticamente
puedo escuchar el suspiro de alivio de los empleados del café. Murmuro
gracias en un gruñido y luego agarro mi bolso para ir... no sé a dónde. A
algún lugar que no sea mi cabeza.
El aire fresco, tan fresco como en el corazón de cualquier ciudad, parece
ayudar. Siento que el agarre metafórico de Steve en mi corazón se afloja,
y mi mujer interior segura de sí misma puede respirar por primera vez en
el día. Todavía no puedo deshacerme de la sensación de aplastamiento
por completo, pero al menos ahora no tengo ganas de acurrucarme debajo
de las sábanas por el resto del día. Sigo caminando, con la esperanza de
que el aire fresco de octubre continúe quitando este peso de encima de mi
pecho.
Ni siquiera me doy cuenta de en dónde he terminado hasta que estoy
de pie frente a las puertas, viendo las palabras “Bulldog MMA” que
conozco tan bien. Veo el edificio con sorpresa, pero solo dudo un
momento antes de subir los escalones.
Es sábado por la tarde y parece que la gente está terminando sus
entrenamientos del día. Todavía hay algunas personas haciendo jiu-jitsu
en los tatamis, pero la mayoría de las personas están sentadas bebiendo
agua y hablando. La mascota ronca ruidosamente en el sofá de la
recepción, con la cara apretada entre sus patas gigantes y su dueño
sentado a su lado con el teléfono en la mano. El entrenador me mira al
pasar, pero solo me saluda con una inclinación de cabeza.
Detrás de mí escucho:
―Pequeña Porter, mucho tiempo sin verte. ¿Qué hay de nuevo?
Me giro para ver a Aiden sonriéndome. Está empapado en sudor, su
cabello rubio oscuro completamente alborotado, y su camisa se ha ido

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The Fight Game #2
hace mucho mientras se recuesta cómodamente en el tatami, como la
imagen de la arrogancia masculina. Tiene el típico cuerpo de peso welter
(metro ochenta y tres de alto y setenta y cinco kilos de músculo peligroso),
pero apenas corta peso para sus peleas, lo que significa que camina por
ahí ya marcado. Un hecho que le encanta presumir en el gimnasio.
Combina el cuerpo de modelo de traje de baño con los ojos traviesos y los
hoyuelos en sus mejillas, y tendrás un hombre que coqueteará con
cualquier chica directo a la cama. Si pensara que podría manejar al tipo
encantador, probablemente me derretiría a sus pies, pero tal como está,
simplemente no puedo tomarlo en serio. Aunque me hace sonreír y poner
los ojos en blanco más que cualquier otra cosa.
―Mmm, en realidad no sé por qué yo… ―empiezo, pero él me
interrumpe.
―Jax está en la sala de sacos en la parte de atrás, enseñando a uno de
los chicos nuevos. Puedes entrar. ―La sonrisa diabólica nunca deja su
rostro.
Estrecho mis ojos hacia él.
―¿Por qué crees que estoy aquí por Jax? Tal vez estoy buscando a
Remy.
Simplemente se encoge de hombros y dice:
―Solo una corazonada. ¿Me equivoco?
Ante eso, frunzo el ceño. ¿A quién quería ver cuando entré aquí?
Amo a mi hermana, pero ella no entiende nada de esto. Ha sido
obstinada desde que salió del útero, no ha tenido problemas para expresar
sus opiniones o dejar en claro lo que quiere. Nadie ha tratado de hacerla
sentir que no es lo suficientemente buena. Sé que trata de entender con lo
que estoy lidiando y cómo se siente, pero simplemente no puede.
Es posible que Jax no haya pasado por lo que yo pasé, pero entiende lo
suficiente, y definitivamente es el mejor en hacerme sentir bien conmigo
misma.
Entonces, Jax será.

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The Fight Game #2
Veo a Aiden cuando me doy cuenta de que está en lo cierto, y el brillo
travieso resplandece aún más en sus ojos.
―Está en la parte de atrás ―sonríe.
Resoplo con molestia, pero camino hacia la sala de sacos de todos
modos.
Cuando atravieso la puerta, veo a Jax de pie junto a uno de los sacos
pesados, instruyendo a un joven sobre cómo lanzar una especie de combo
de puño y patada. Me apoyo contra la barandilla que domina el espacio,
observándolos a los dos trabajar juntos.
El chico está viendo el saco, con las manos en alto y el ceño fruncido
mientras escucha las instrucciones de Jax y trata de seguirlas. Lanza el
combo varias veces, Jax le ofrece sugerencias menores cada vez, hasta que
finalmente grita:
―¡Sí! ¡Eso es todo! Ahora hazlo de nuevo.
Sonrío ante el orgullo en su voz. Siempre ha sido un gran entrenador,
hasta el punto de que siempre me he preguntado por qué sigue peleando
cuando claramente disfruta mucho más enseñando. Tiene habilidad con
los boxeadores aficionados, especialmente con los adolescentes, y tiene la
paciencia de un santo. Prueba ambos de pie y viendo al luchador ejecutar
el mismo movimiento una y otra vez hasta que finalmente lo tiene.
Después de algunas repeticiones más, finalmente me ve de pie en la
parte superior de las escaleras. Sus ojos se iluminan con el tipo de sonrisa
que calienta mi pecho y me hace sonreír de vuelta, y toda la incomodidad
que quedó de ayer se disuelve de inmediato, dejándonos con la misma
conexión pura que se ha extendido entre nosotros durante años. Del tipo
que nada puede interrumpir.
―Hailey, no sabía que vendrías. ¿Qué pasa? ¿Todo bien? ―La
preocupación estropea un poco su sonrisa, así que lo tranquilizo
rápidamente.
―Todo está bien. Perdón por irrumpir, estaba en el área y pensé en ver
si querías comer algo, pero si estás ocupado, no es gran cosa, solo...

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The Fight Game #2
―No, no, suena genial. Solo déjame terminar con Pete. Solo tardaremos
unos minutos más.
Sonrío y asiento, observándolos comenzar de nuevo. Jax le pide a Pete
que realice algunas repeticiones más, ajustando algunos detalles y
agregando algo al final del combo. Cuando terminan, ambos chicos tienen
una gran sonrisa en el rostro.
Jax le da una palmada en la espalda a Pete y le dice:
―Muy bien, chico, terminaste por hoy. Disfruta tu fin de semana.
Volveremos a trabajar en eso para entrenar la próxima semana.
Pete asiente y dice:
―Gracias, hombre. Eso fue muy útil. ―Me ve mientras sube los
escalones y sale de la sala de sacos, y a pesar de que le sonrío, él apenas
me da una pequeña sonrisa a cambio antes de pasar corriendo a mi lado.
Le frunzo el ceño a Jax, que ni siquiera trata de ocultar su sonrisa.
―No tienes que ahuyentarlos de mí, ¿sabes? ―lo regaño―. Soy una
niña grande, puedo cuidarme sola.
La sonrisa no abandona su rostro mientras prácticamente sube los
escalones hacia mí.
―Lo sé, pero son ellos en quienes no confío. Hay demasiada
testosterona por aquí, y eres demasiado bonita. ―Presiona un beso en mi
mejilla sonrojada, y cualquier temor que me queda de que me va a tratar
diferente después de la tensión de ayer se va oficialmente. Exhalo un
suspiro de alivio mientras le doy una tímida sonrisa.
Ladea la cabeza como si se le acabara de ocurrir algo.
―Hablando de eso, ¿por qué no cambiamos un poco los planes antes
de ir a buscar comida?
Le dirijo una mirada sospechosa.
―¿Qué es lo que quieres hacer?
Una sonrisa divide su rostro.
―Vamos a enseñarte a pelear.

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The Fight Game #2

13
Sus ojos se abren.
―¿Enseñarme a pelear? ―ella chilla.
Asiento con la cabeza, con mi sonrisa todavía firmemente en su lugar.
―Sí, niña. De todas formas, ya deberías haber recibido una lección
conmigo. ¿Por qué no ahora?
Ella ve hacia abajo a su ropa. Asumo que vino del trabajo porque está
usando leggins y una camiseta polo, y puedo ver los pensamientos que se
arremolinan en su cabeza de que no está vestida para hacer ejercicio.
―Solo haremos quince minutos de técnica, no se requiere ropa
deportiva, luego iremos a comer. ―Cuando continúa dudando, tiro de un
mechón de cabello que se le escapó del moño desordenado―. Me haría
sentir mejor si supieras un poco de defensa personal, especialmente ahora
que estás soltera.
Y aunque mi comentario hace que algo brille en sus ojos, también
desinfla cualquier argumento que pueda tener. Ella toma su decisión y
asiente.
―Okey. ¿Nos quedamos aquí?
Presiono mi mano en la parte baja de su espalda y la acompaño
escaleras abajo.
―Sí. Justo aquí. Deja tu bolso, vamos a empezar con bofetadas de perra.
Ella se ríe, pero hace lo que le digo, y antes de que me dé cuenta de lo
que está haciendo, se saca la camiseta por la cabeza y la deja caer encima

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The Fight Game #2
de su bolso. Solo lleva un top sin mangas blanco y delgado, a través del
cual definitivamente puedo ver el sostén gris que lleva debajo.
Trago saliva y trato de desviar la mirada, arrepintiéndome de
inmediato de este plan. Ella no es indecente de ninguna manera, pero
definitivamente está menos vestida de lo que mi atención puede manejar
después de lo que pasó anoche. Estar tan cerca de ella...
Mi autocontrol necesita seriamente arreglar su mierda.
Me aclaro la garganta y me obligo a girarme hacia ella. Tiene un asomo
de sonrisa en sus labios, lo que inmediatamente hace que mi aprensión
desaparezca. La autodefensa realmente sería buena para ella, y no voy a
ser el imbécil cachondo que le jode algo solo porque mi atención se dirige
a la curva de su cuello, o la franja de piel expuesta entre su top sin mangas
y leggins ajustados, o el culo perfecto cuya forma quiero trazar con mi…
Me alejo de la visión que es Hailey. La visión sin pretensiones, ya que
claramente no tiene idea de que se ve completamente comestible y está
causando estragos en mi enfoque. Me ve con esos hermosos ojos azules
que me derriten cada vez que los veo.
―Okey, ¿con qué empezamos? ―pregunta, con una pizca de
entusiasmo en su voz.
Me aclaro la garganta de nuevo.
―Ya te dije, empezaremos con bofetadas de perra.
Su sonrisa se transforma en un ceño fruncido confundido.
―¿En serio? ¿Eso existe?
Asiento con la cabeza y extiendo la mano para mostrarle la palma.
―Golpear a alguien en realidad es bastante peligroso si no sabes cómo
hacerlo, o incluso si sabes cómo hacerlo, porque corres el riesgo de
romperte los nudillos. Así que en realidad es mejor dar una bofetada con
la palma abierta. ―Toco la palma de mi mano―. Esto es con lo que
quieres abofetear. No los dedos, sino el talón. Es más duro y fuerte, y si lo
haces bien, puedes noquear a alguien con él. ―Sonrío―. Aunque si vas a
golpear a alguien, recuerda que debes concentrarte en clavar tus dos

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primeros nudillos en el rostro de tu objetivo.
The Fight Game #2
Me pongo en mi posición de pelea, con las piernas separadas al ancho
de los hombros y la pierna derecha hacia atrás, mientras Hailey ve con
asombro. No sé cuánto le ha enseñado Remy, pero sí sé que al menos ha
hecho algunas lecciones con su hermana para aprender las armas básicas:
puñetazos, patadas, rodillazos y codazos.
―Ya sabes cómo pararte ―le digo―. Así que ponte en tu posición para
mí.
Hace lo que digo sin dudar, llevándose los puños al rostro sin mi
instrucción.
―Bien. Remy te ha enseñado a golpear, así que ten en cuenta algunas
de las mismas cosas cuando se trata de abofetear. El poder proviene de tu
cuerpo, no solo de tu brazo. Quieres poner todas tus caderas y trasero en
un golpe. Entonces, cuando abofeteas, comienzas con la mano hacia abajo
a tu lado y luego mueves todo el cuerpo y el brazo cuando quieres
lanzarlo. Gira las caderas cuando lo haces.
Observo mientras trata de seguir mis instrucciones, pero su bofetada
parece más un mosquito que la irrita que una técnica de autodefensa.
Todavía está usando solo su brazo en lugar de todo su cuerpo y puedo
sentir que empiezo a sudar cuando me doy cuenta de que voy a tener que
tocarla para corregir su forma.
Exhalo un suspiro entrecortado y doy un paso detrás de ella para
colocar mis manos suavemente en sus caderas. Se congela ante la
sensación, pero no me aparta, solo se gira para ver por encima del hombro
y mirarme por debajo de las pestañas.
―Tienes que poner tu cadera en eso ―murmuro―. Tira de nuevo.
Esta vez, cuando lo hace, le giro las caderas al mismo tiempo. Su palma
silba por el aire, e incluso yo puedo sentir la diferencia de poder entre los
golpes.
―Oh ―ella respira. Rápidamente me alejo de ella y le hago un gesto
para que lo haga de nuevo, esta vez sola.
Su próxima repetición es mejor. Está empezando a poner su cuerpo en
el golpe, en lugar de simplemente golpearlo con la mano. Estoy asintiendo

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con aprobación cuando Aiden asoma la cabeza en la habitación.
The Fight Game #2
―Oye, hombre, todos se están yendo. ¿Puedes cerrar?
Aparto mi atención de Hailey para poder asentir con la cabeza a Aiden.
―Sí, está bien. Nos vemos el lunes.
―Entendido, jefe. Diviértete con la pequeña Porter. ―Dirijo una
mirada asesina en su dirección, pero la enorme sonrisa en su rostro
permanece donde está. Puedo escuchar su risa mientras sale de la
habitación.
Me giro hacia Hailey.
―Okey, eso se ve bien. ¿Te ha enseñado Remy cómo lanzar un
rodillazo? Ese es el otro movimiento importante de defensa personal que
siempre enseño. Ir directo a las bolas.
Ella sonríe y asiente.
―Sí, hemos hecho tanto rodillas como codos. Me gusta lanzar los
codos, es divertido.
Me río de su entusiasmo.
―Okey, esos son los únicos golpes que iba a repasar. ¿Ha hecho algo
en el suelo contigo? ¿Alguno de los movimientos de jiu-jitsu?
Cuando niega con la cabeza, me froto la barbilla pensando.
―Todas las peleas callejeras probablemente terminarán en el suelo en
algún momento, por lo que el jiu-jitsu es posiblemente el tipo de defensa
personal más importante ―empiezo a explicar―. Algunos movimientos
básicos pueden ayudar a empujar a un atacante, ponerte de pie e incluso
salir de la peor posición posible de alguien sentado completamente
encima de ti con las manos alrededor de tu cuello. Así que eso es
probablemente en lo que deberíamos trabajar.
El único problema es que ahora solo estamos dos aquí. Lo que significa
que yo tendría que ser el atacante que está encima de Hailey.
Me muevo nerviosamente, lamentando una vez más esta idea y trato
de ofrecer una salida a la situación.
―¿Quieres hacer más golpes? Podría conseguirte un par de guantes,

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podríamos hacer un poco de kickboxing en los sacos pesados...
The Fight Game #2
Está sacudiendo la cabeza incluso antes de que haya terminado.
―No, ya he hecho eso. Quiero hacer algo de jiu-jitsu. Esa es la pieza
que me falta, y sé que esa es la mejor defensa personal, así que quiero
hacer eso.
Inhalo un suspiro tembloroso, pero le doy un fuerte asentimiento. La
guío hacia el pequeño tatami en la parte trasera de la habitación, lejos de
todos los sacos pesados. Me siento y palmeo el tatami a mi lado,
haciéndole un gesto para que se siente.
―Okey, primero veremos cómo ponerse de pie. Lo creas o no, la gente
no se pone de pie correctamente. Hay una manera de prepararte y
asegurarte de que siempre estés equilibrada y lista cuando estés de pie.
Repaso la técnica con ella, y aunque no es el movimiento más limpio
que he visto, parece entender la esencia. Es elegante, pero parece que
podría derribarla con una fuerte exhalación si realmente lo intentara.
Paso al siguiente movimiento antes de que ella pueda frustrarse
demasiado con este.
Mierda, este es el que me va a matar.
Le hago un gesto para que se siente y luego caigo de rodillas frente a
ella. Me aclaro la garganta repentinamente seca.
―Eh, ¿sabes lo que es la posición de guardia completa? ¿Cuando yo
estoy arriba y tú abajo?
La escucho contener la respiración, pero asiente rápidamente. Sé que a
su hermana le encantan la MMA lo suficiente como para explicarle los
conceptos básicos del deporte e inculcarle respeto. Aunque ciertas
posiciones de jiu-jitsu podrían verse como sexuales simplemente por su
cercanía, cualquiera que entienda el deporte, aunque sea un poco sabe que
no debe tratarlo de esa manera. Es un arte marcial, y uno importante,
además. Nada al respecto debe tratarse con menos de 100% de enfoque y
respeto.
Pero a pesar de ser un profesional con años de práctica, nada de eso
computa en este momento. Lo único en lo que estoy concentrado es en el
hecho de que estoy a punto de ponerme encima de Hailey.

2
The Fight Game #2
Y ella lo sabe.
Levanto las manos en un gesto de rendición, para dejar claro el objetivo
y asegurarme de no asustarla. Aunque en este punto, eso podría ser más
para mi beneficio que para el suyo.
―Voy a estar arriba en tu guardia completa, simulando que alguien te
estrangula desde arriba. ¿Te parece bien?
Su respiración sigue siendo errática, y juro que veo un ligero color en
sus mejillas, pero asiente y se acuesta. Despacio, tan jodidamente
despacio, me arrastro hacia adelante sobre mis rodillas hasta que puedo
empujar sus rodillas para separarlas. Me deslizo entre sus piernas,
avanzando lo suficiente como para alcanzar su garganta con mis manos,
pero no lo suficientemente cerca como para que mi erección cada vez
mayor y completamente inapropiada se presione contra ella.
Ni siquiera me miento a mí mismo sobre el hecho de que me quemaría
al 100% frente a ella si eso sucediera. Por lo general, quieres estar lo más
cerca posible de tu oponente en jiu-jitsu, pero en este momento, la
distancia es lo único que me mantiene cuerdo.
Suavemente envuelvo mis manos alrededor de su garganta, y esta vez
no podría dejar de inhalar con fuerza incluso si quisiera. Definitivamente
hay color en sus mejillas ahora, y ella me ve con una mirada cuyo
significado es inconfundible.
Está excitada.
Me digo a mí mismo que es una reacción natural a la proximidad, que
cualquiera que no haya practicado este deporte antes tiene esta misma
reacción. Sin duda es raro la primera vez que lo pruebas porque todo
parece sexual. Estás rodando por el suelo con otra persona, con sus
piernas envueltas entre sí... por supuesto que la gente tendrá
pensamientos inapropiados. Solo es natural.
Eso no impide que mi polla se endurezca aún más por la mirada en sus
ojos. Ese conocimiento no ayuda en nada.
Y cuando de repente recuerdo el comentario de Hailey la otra noche
sobre el particular sabor del sexo que ella disfruta, tengo que tragarme el

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gemido que tanto desea rodar por mi lengua.
The Fight Game #2
Esta fue oficialmente la peor idea que he tenido.
Pero no puedo ponerme de pie y marcharme en este momento, así que
respiro hondo y empiezo a hablar.
―Okey, vas a girar sobre una cadera, de modo que estés de lado, y
luego deslizarás tu espinilla sobre mi pecho y estómago como una especie
de bloqueo, para que no pueda empujar hacia adelante. Eso es todo. ―No
estoy seguro de cuánto de este calor siente Hailey, aunque basándome en
el rosa de su piel de porcelana, creo que es una cantidad decente, pero no
la detiene de hacer el movimiento. Ese conocimiento me ayuda a tragar
un poco más de ese impulso de agarrarla y ponerla debajo de mí de verdad.
»Bien, ahora quiero que te levantes sobre tu codo con una mano y me
sujetes en el hombro con la otra para mantenerme alejado de ti. Ahora,
simula darme bofetadas o patadas para quitarme de encima. Así. Buena
chica. ―Ella hace lo que digo, arremetiendo contra mí y obligándome a
retroceder para que no me atrape con uno de sus golpes―. Ahora que has
creado distancia entre nosotros, levántate con el movimiento que hicimos
justo antes de esto. Mantén el equilibrio y nunca me quites los ojos de
encima.
Se pone de pie, pero está tan inestable como las primeras veces que lo
hizo. No estar segura de los movimientos tampoco ayuda; está a un
empujón de caerse y, por la expresión de frustración en su rostro, lo sabe.
Antes de que pueda animarla a intentarlo de nuevo, se acuesta y me
hace un gesto para que lo haga de nuevo. No estoy del todo seguro de por
qué está tan frustrada, pero parece distraernos de la tensión de nuestra
proximidad. Apenas respiramos cuando envuelvo mis manos alrededor
de su cuello esta vez.
Recorre los pasos de nuevo, bloqueando mi cuerpo con la espinilla y
luego golpeándome con una bofetada, pero el bloqueo es endeble y ambos
sabemos que podría vencerlo fácilmente. Para cuando logra ponerse de
pie, está visiblemente aún más frustrada que con su primera repetición.
―Otra vez ―espeta ella. Sin una palabra, lo repasamos de nuevo. Es
un poco mejor esta vez, pero no por mucho, y puedo decir que realmente
está empezando a afectarla.

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The Fight Game #2
―Hailey, está bien ―trato de tranquilizarla. Me acerco a donde está
parada con las manos en las caderas, deseando que mis suaves palabras
rompan su bloqueo mental―. No todo el mundo lo conseguirá en el
primer intento. ―Se necesitan docenas de repeticiones para dominarlo,
así que no te preocupes si…
―Hagámoslo de nuevo ―me interrumpe mientras vuelve a caer sobre
el tatami, su frustración visiblemente se transforma en ira. Empiezo a
preguntarme si está pasando algo más que no tenga nada que ver con
nuestra lección de defensa personal.
Me trago las palabras que quieren salir y trepo sobre ella para repetir el
movimiento.
Una vez más, es mejor, pero no genial.
―Intenta ir más despacio. Si te centras en cada paso como un
movimiento, puedes clavar cada uno antes de juntarlo todo. Solo
intenta…
Ella me ignora por completo y trata de volar a través del movimiento,
inevitablemente empeorando las cosas. En el momento en que se pone de
pie, prácticamente está echando chispas con su ira.
―Dios, apesto en esto ―exclama―. ¡Apesto en todo!
Frunzo el ceño y me acerco a ella, teniendo cuidado de no tocarla.
―Hailey... ―empiezo.
―¡No, Jax, solo admítelo! Soy terrible en esto. Apuesto a que incluso la
clase de niños puede hacer este maldito movimiento, pero estoy dando
vueltas como si acabara de aprender a caminar. Dios, ¿qué me pasa?
A estas alturas, su ira se ha transformado nuevamente en frustración,
esta vez acompañada de ojos llorosos. Confirma mi sospecha de que algo
más sucedió hoy, simplemente no sé qué.
Agarro su mano en un esfuerzo por hacer que se concentre en mí. Sus
ojos no se giran hacia mí, pero siento que se estremece con mi toque.
―Hailey, ¿qué está pasando? ―pregunto suavemente. Froto suaves
círculos en su muñeca en un esfuerzo por calmarla―. ¿Pasó algo?

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The Fight Game #2
Ella no me ve a los ojos mientras responde.
―Hoy apesto en todo ―susurra―. Siento que sigo arruinando todo.
―Se limpia una lágrima y luego deja escapar una risa fría, sacudiendo la
cabeza―. Steve tiene razón. Es bueno que sea bonita porque no puedo
hacer nada más. Solo soy buena para una cosa... así que tal vez solo soy
una puta.
El nombre de ese bastardo en sus labios, y el conocimiento de que
todavía está jodiendo su cabeza y haciéndola sentir así, hace que todos los
pensamientos racionales salgan volando de mi cabeza. Todo lo que veo es
rojo.
Sin pensar en lo que estoy haciendo, o si esto es una idea terrible, me
muevo hacia adelante hasta que tengo a Hailey enjaulada entre mis brazos
en la pared. No la estoy tocando, pero bien podría hacerlo con la tensión
que irradia de los dos. Veo sus ojos llorosos, hermosamente rotos, y ella
ve mi rostro mientras vibro de rabia.
―Te dije antes que no quiero volver a oírte hablar de ti de esa manera
nunca más ―le digo con los dientes apretados.
Aparta su atención de mí, y un rubor tiñe sus mejillas mientras evita
mis ojos y murmura un lo siento.
―No, no hagas eso ―digo con firmeza, pero con delicadeza,
levantando su barbilla con un dedo―. No quiero tus disculpas. ―Estudio
sus ojos, deseando que ella vea lo que yo veo―. ¿Qué tiene de malo ser
una puta, niña?
Algo pasa a través de su mirada ante eso, y comienza a tartamudear a
través de una especie de falta de respuesta, pero no quiero escucharlo.
Estoy harto de que esa maldita palabra tenga algún poder sobre ella.
―Te está haciendo sentir como una mierda al llamarte con una palabra
que no debería significar nada para ti ―digo en voz baja―. A menos que
sea usada en el dormitorio por un hombre cuyo único propósito es
romperte con hambre y volverte a coser con placer, no debería significar
nada. Se suponía que usaría esa palabra para amarte y en vez de eso la usó
para lastimarte. No dejes que haga eso. No dejes que sea algo negativo.
Tú misma lo dijiste, querías que te trataran como una puta en el

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The Fight Game #2
dormitorio, y eso no es malo, niña. Entonces, recupera el poder. Porque si
vuelves a decir cosas así, no tendré más remedio que enseñarte cómo.
Sus labios se separan por la sorpresa, y necesito todo mi poder para no
bajar la cabeza y morder sus labios perfectamente rosados.
―¿Cómo...? ―ella susurra con incredulidad. Sus ojos me muestran que
está asustada, pero también desesperada por ser más fuerte que esto. Por
ser más de lo que Steve hizo de ella.
A la mierda, ya estoy demasiado metido en esto.
Dejo caer mi cabeza para que mi boca quede presionada contra su oreja.
―Eso depende de ti, Hailey. ¿Qué clase de puta quieres ser? ¿De
rodillas con mi polla en tu linda boca? ¿O a cuatro patas con la huella de
mi mano en tu trasero como castigo por pensar que eres todo menos
perfecta?
Escucho su brusca inhalación al mismo tiempo que comienza a temblar.
Sé que debería sentirme culpable por cruzar tantos límites, pero no me
atrevo a restarle importancia a la situación.
Me alejo lo suficiente para poder ver hacia abajo y ver su expresión,
manteniéndola enjaulada entre mis brazos. No hay posibilidad de que la
deje ir antes de que terminemos esta conversación.
Me encuentro cara a cara con una Hailey que nunca había visto. Su
rostro está sonrojado, su respiración es errática y sus pupilas están tan
dilatadas que sus ojos, por lo general azules, son casi negros. Está tan
excitada que ni siquiera puede hablar, su boca se abre y se cierra, pero no
sale ninguna palabra.
Eventualmente, logra un susurro.
―Jax...
Todo lo que puedo pensar es en lo mucho que quiero llevarla a casa.
Cuánto deseo verla de rodillas y luego mostrarle cómo me veo en las mías.
Cuánto deseo adorar su cuerpo y borrar cada pensamiento de
autodesprecio que alguna vez haya tenido sobre sí misma. Quiero llevarla
a la cama y mostrarle cómo un hombre debe tratar a una mujer.

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The Fight Game #2
Pero tan rápido como vienen esos pensamientos, también llega el
conocimiento de que estoy fantaseando con follarme a la hermana menor
de mi mejor amiga. Una mujer que conozco desde que tenía diez años.
Una mujer que acaba de salir de una relación emocionalmente abusiva y
me busca como amiga.
Una mujer a la que no tengo por qué decirle que quiero follarla, y
mucho menos admitir que quiero follarla así.
Darme cuenta inmediatamente sacude la lujuria de mi sistema. Mis ojos
se abren y retrocedo unos pasos.
Hailey debe ver el pánico en mis ojos porque da un paso adelante,
alcanzándome.
―Jax... ―Esta vez suena más como una súplica.
Sacudo la cabeza, como si pudiera deshacerme de los pensamientos
condenatorios de esa manera.
―Mierda, Hailey, yo… ―Doy otro paso lejos antes de que pueda
tocarme―. Lo siento, no debí haber dicho eso. Yo no… no sé qué me pasó.
Mierda…
―Jax ―dice, y su tono ahora suena más como una advertencia. Como
si me viera enloqueciendo y tratara de regañarme para que me calme.
―No, Hailey, se supone que debo ayudarte ―suelto, tratando de
hacerla entender―. Se supone que debo ser tu amigo en este momento.
No debería ser, quiero decir, no deberíamos, mierda, Hailey, lo siento
tanto.
Finalmente se acerca lo suficiente para tomar mi mano. La veo con ojos
suplicantes, con la esperanza de no haberla dañado a ella o a nuestra
relación.
―Jax, está bien ―dice en voz baja. Espero que diga algo más, pero solo
me sonríe, esa sonrisa cálida y confiada, y repite―: Es mi culpa por hacer
ese comentario ayer y por insistir en una lección de jiu-jitsu hoy. Está bien,
Lo juro.
―No ―digo con fuerza―. No tienes nada por qué disculparte. Yo soy

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el que hizo esto inapropiado, no tú. Nunca tú. Yo soy el que empezó toda
The Fight Game #2
esta lección, y nunca debí haber… mierda, Hailey, nunca debí haber
dicho…
Cierro los ojos con fuerza mientras la vergüenza de mis palabras me
atraviesa. Dios, ¿qué diablos me pasa? Ella necesita un amigo en este momento,
no esto.
―Jax, está bien ―dice en voz baja, apretando mi mano en un esfuerzo
por llamar mi atención hacia ella―. Lo prometo.
Mis ojos se abren de golpe, la necesidad de hacerle entender me hace
sentir un poco loco. Agarro su otra mano con la que tengo libre, la
desesperación me hace apretar mi agarre sobre ella.
―Dime que me perdonas ―me atraganto―. Dime que entiendes que
soy el único que debería disculparse aquí, y que me perdonas. Dime que
estamos bien.
Ella me ve con sorpresa en sus ojos, claramente sorprendida por la
locura en mi tono y en mi postura física.
―Te perdono ―susurra―. Por supuesto que te perdono. Por supuesto
que estamos bien.
Busco en su rostro cualquier deshonestidad, cualquier mentira que me
esté diciendo porque no quiere herir mis sentimientos diciéndome que
acabo de joderlo todo, pero no hay nada. Está diciendo la verdad.
Parte de la tensión se alivia de mis hombros, y aprieto su mano en un
silencioso gracias.
―¿Todavía quieres ir por algo de comer? ―pregunto con esperanza―.
O puedo llevarte a casa si prefieres hacer eso. Lo que quieras.
Ella me sonríe de nuevo, apretando mi mano.
―Vamos a alimentarte, Superman ―me dice―. Tal vez podamos
tomar un trago también. Estoy disfrutando esto de beber sin una capa de
desaprobación, y es aún más divertido hacerlo contigo.
El recuerdo de Steve es como un baño de agua helada. No solo hace que
mis dientes se aprieten con furia porque alguna vez tratara a Hailey con
menos respeto por una bebida, sino que también solidifica mi

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The Fight Game #2
determinación de ser un buen amigo para ella. Lo último que necesita es
más drama o dolores de cabeza por parte de un hombre, así que
definitivamente no debería acercarme a ella, de ninguna manera. Hay
tantas razones por las que no es una buena idea, pero en la parte superior
de la maldita lista: Hailey se merece un amigo en este momento.
―Entonces vamos a buscarte ese trago, niña. Tus deseos son órdenes.

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The Fight Game #2

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El resto de la noche transcurre cómodamente. Nos dirigimos a mi pub
local favorito y pasamos el siguiente par de horas comiendo, bebiendo,
riendo y disfrutando de la compañía del otro como siempre lo hacemos
cuando estamos juntos. Cualquiera que nos vea probablemente piense
que solo somos dos amigos que se ponen al día un sábado por la tarde.
Pero conozco a Jax lo suficientemente bien como para reconocer que
todavía hay una pequeña pizca de tensión en el aire. No lo suficiente como
para que sea incómodo entre nosotros, pero lo suficiente como para
reconocer que algo sucedió.
Algo ha cambiado entre nosotros.
Veo a Jax, permitiéndome a mí misma admirar su buen aspecto por
primera vez. Siempre supe que se convirtió en un hombre guapo, pero
nunca me permití apreciarlo antes de esto. Por el rabillo del ojo, veo por
encima de sus jeans oscuros y la camiseta negra que se puso en el
gimnasio, los cuales se aferran con fuerza a sus músculos. Sus jeans deben
ser elásticos porque puedo ver claramente sus cuádriceps, y su camiseta
es definitivamente elástica porque puedo ver cada hundimiento y cada
protuberancia de sus hombros definidos y su enorme pecho. Me pregunto
brevemente cómo pude haber ignorado al impresionante espécimen que
es Jax Turner.
Porque en este momento, es todo en lo que puedo concentrarme.
Sus brillantes ojos azules son un hecho, y lo único que nunca podría
pasar por alto. Sostuve la mirada de Jax en demasiadas conversaciones
silenciosas, vi cómo sus ojos se iluminaban cuando sonreía, durante

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The Fight Game #2
demasiado tiempo como para no darme cuenta de lo fascinantes que son.
Entre eso y su cabello rubio oscuro, se ve como un modelo de portada de
la revista Men's Health desde que era un adolescente, desde el verano en
la preparatoria, saltó al metro noventa y cinco y pasó de ser un niño
flacucho a un joven musculoso.
Su altura y su enorme musculatura siempre han sido una broma
constante entre nosotros porque resalta la gran diferencia de tamaño que
hay entre los dos, pero en este momento, todo en lo que puedo pensar es
cuán fácilmente podría dominarme físicamente. Ese momento en el
gimnasio solo enfatizó eso. Pienso en Jax apretándome contra la pared,
diciendo cosas que siempre quise escuchar pero que nunca esperé escuchar
de Jax, y puedo imaginar todo lo que describió tan claramente, cada azote,
cada empujón para meterme en la posición que quiere, cada…
―¿Puedo traerles algo más? ―el barman interrumpe mis pensamientos
en espiral y me aclaro la garganta con una tos forzada.
―Estamos bien por ahora, gracias ―responde Jax, ajeno a los
pensamientos sucios que actualmente ocupan mi mente.
Lanzo mi servilleta en mi plato vacío y alcanzo la Corona frente a mí.
Llevamos unas dos horas sentados en la barra, para disgusto del barman.
Jax no es un gran bebedor fuera de su trabajo de ventas corporativas y yo
sigo siendo un peso ligero total, lo que significa que apenas logramos
pedir dos cervezas cada uno. No fue hasta que Jax ordenó suficiente
comida para alimentar a un ejército que el ceño fruncido permanente del
barman se suavizó un poco.
Tomo los últimos sorbos de mi cerveza y empujo la botella y el plato
lejos de mí. A mi lado, Jax hace lo mismo.
―Dios, esa hamburguesa estaba buena ―gime―. ¿Quieres otra
cerveza?
Veo el estante de licores detrás de la barra, repentinamente desesperada
por distraerme de los eventos del día y mis pensamientos traidores
actuales.

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The Fight Game #2
―Creo que quiero algún tipo de licor. Siempre me ha gustado más el
tequila, pero ha pasado un tiempo desde que trabajé en el bar. No estoy
segura de si hay algún cóctel nuevo que estén haciendo con él hoy en día.
Jax estudia las batidoras a lo largo de la barra.
―El Tequila sunrise sigue siendo la opción preferida, creo. ―Niego con
la cabeza, no me gusta la idea del jugo de naranja en este momento―- No
sé si hacen margaritas aquí, y nuestro barman podría fruncirnos el ceño
si le pedimos una. ―Inclina la cabeza por un momento mientras
contempla algo, luego chasquea los dedos y dice―: Lo tengo. Tengo la
bebida perfecta para ti.
Le hace señas al barman para que se acerque, quien, una vez más, tiene
un enorme ceño fruncido en su rostro. Jax le dice algo en un susurro bajo,
después de lo cual el tipo se da la vuelta para tomarnos dos Coronas y
luego dos tragos de Patron.
Cuando desliza las bebidas hacia nosotros en la barra, veo a Jax
confundida.
―Mmm, el objetivo de un cóctel es que no tenga que tomar un trago.
Sabes que no puedo tragar esas cosas.
Algo destella en sus ojos ante eso, y una vez más recuerdo la tensión
que flota entre nosotros. Está en la vacilación, en la mirada a mis labios,
la emoción desconocida en sus ojos. Me hace apretar automáticamente los
muslos y tomar aire, incluso antes de que pueda pensar en lo que significa.
Cuando habla, su voz suena completamente normal y todo rastro de lo
desconocido se ha desvanecido.
―Es una Corona cargada ―explica. Agarra la Corona y toma unos
cuantos tragos. Observo hipnotizada cómo su nuez de Adán se balancea
hacia arriba y hacia abajo, y ni siquiera tengo tiempo para procesar el
pensamiento antes de que vuele por mi cerebro.
¿Por qué es tan erótico?
Ignorando mi mirada de admiración, agarra el trago de tequila y lo
vierte en la botella de cerveza que ahora tiene espacio para el líquido.

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The Fight Game #2
Finalmente, toma el limón y lo deja caer en la cerveza antes de poner la
tapa y voltearla boca abajo para mezclarla.
―Corona cargada ―gesticula con una sonrisa―. Es bueno y muy fácil.
Ni siquiera probarás el tequila. Pruébalo. ―Desliza la bebida que acaba
de preparar a través de la barra hacia mí, la tomo y, después de oler el
cuello de la botella con desconfianza, tomo un sorbo con curiosidad. Mis
ojos se abren cuando me dirijo a Jax.
Una risa explosiva y feliz brota de su pecho ante mi expresión.
―Te lo dije. Sabe como una Corona con un toque de ese regusto a
tequila, ¿verdad? ―Asiento, tomando otro trago más grande de la
botella―. Podemos ponerle otro trago si quieres que sea una fiesta ―dice
con una sonrisa.
Debato por un momento, pero finalmente decido no hacerlo. Ya siento
las cervezas de la tarde zumbando cómodamente en mis venas, así que
un trago de tequila será más que suficiente para tranquilizarme. No estoy
del todo segura de querer emborracharme delante de Jax en este
momento, así que simplemente niego con la cabeza.
―Con uno es suficiente ―le digo, luego, me acerco y preparo su bebida
de la misma manera que él hizo la mía. Una vez que termino, se la deslizo
hacia él, y él la agarra y la levanta para brindar. Yo levanto mi botella y
espero lo que quiera decir.
―Salud por los buenos tragos con buena gente. ―Choca su botella
contra la mía antes de tragarse una cuarta parte de su bebida de un solo
golpe.
Los dos estamos en silencio por unos momentos, tomando nuestras
bebidas y viendo nada en particular, incluso sin mirarlo, puedo ver a Jax
dudando, tratando de averiguar cómo puede decir lo que sea que quiera
decir.
Sé exactamente lo que quiere decir, así que no apresuro la conversación.
―¿Quieres hablar sobre lo que pasó hoy que te molestó? ―finalmente
me pregunta.
Suspiro, haciendo girar la botella de cerveza en la barra.

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The Fight Game #2
―Ni siquiera vale la pena repetirlo. Recibí algunos mensajes de texto
de Steve esta mañana que pusieron un mal tono para mi día. Eso es todo.
―Le echo un vistazo de reojo y veo que tiene la mandíbula apretada y
lanza miradas asesinas a su cerveza―. Lamento haberme alterado. Fue
un lapso momentáneo de cordura, no tuvo nada que ver contigo o con la
lección.
Sus nudillos se ponen blancos donde está agarrando la botella.
―Te dije que no quiero tus disculpas, Hailey. No hay nada por lo que
disculparse.
Asiento inmediatamente en acuerdo.
―Tienes razón, soy… quiero decir, no lo volveré a hacer. Solo tuve una
mala mañana, pero no debí dejar que me afectara, y definitivamente no
debí desquitarme contigo.
Veo que la tensión en sus hombros se alivia. Él suspira y dice:
―Pero quise decir lo que dije, Hailey. La negatividad debe detenerse.
Enfoco mi atención de nuevo en la barra frente a mí, sintiendo un rubor
manchar mis mejillas. Estoy mortificada por haber explotado de la forma
en que lo hice frente a Jax. No es propio de mí hacer públicos mis
problemas de confianza en mí misma o desquitarme con los demás. El
hecho de que me alteré con Jax significa que dejé que los comentarios de
Steve dieran en el blanco más de lo que pensaba.
―Lo sé ―susurro―. No fue mi intención, simplemente se me escapó.
―Tomo una respiración profunda, tartamudeando―. No sé por qué me
molestó tanto hoy.
Lo oigo dejar escapar un profundo suspiro, luego siento su gran mano
en la parte posterior de mi cuello, masajeándome suavemente el cuello y
los hombros.
Su toque me tranquiliza instantáneamente. Mi cuerpo se relaja en el
momento en que hace contacto con mi piel, y una exhalación de alivio
escapa de mis labios. Cierro los ojos para disfrutar del tacto y en poco
tiempo, el estrés del día ha dejado mi cuerpo por completo.

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The Fight Game #2
Cuando apunto una sonrisa agradecida hacia él, nuestros ojos se
encuentran y el aire se carga inmediatamente. Instantáneamente recuerdo
el momento en el gimnasio donde me tenía presionada contra la pared,
susurrando la cosa más sucia que nunca imaginé que saldría de su boca.
Mi corazón late con fuerza ante el recuerdo.
No creo que jamás hubiera imaginado que Jax disfrutaría... ese tipo de
sexo. Es un tipo tan agradable que supuse que disfrutaba del sexo normal
de un buen chico.
¿Qué clase de puta quieres ser? ¿De rodillas con mi polla en tu linda boca? ¿O
a cuatro patas con la huella de mi mano en tu trasero como castigo por pensar que
eres todo menos perfecta?
Un escalofrío me recorre. Quise decir lo que le dije a Jax la semana
pasada acerca de odiar el hecho de que Steve nunca me dio lo que le pedí
en el dormitorio. Siempre supe que no era una persona del tipo vainilla,
pero nunca tuve parejas que me dieran lo que quería, incluso mi trío en la
preparatoria fue tan normal como un trío puede ser, una noche
descuidada con dos adolescentes que no sabían lo que estaban haciendo.
Siempre quise que fuera un poco sucio, un poco rudo, un poco
degradante.
Quiero exactamente lo que Jax describió. Me encantaría que me
obligaran a ponerme de rodillas. Ser azotada hasta que mi trasero esté
rosado y luego ser follada hasta que no pueda recordar lo que se siente
estar vacía.
Pero la idea de que Jax sea el que lo haga... no es algo que haya
imaginado.
Ahora no puedo dejar de imaginarlo.
Jax en el gimnasio, presionándome contra la pared, provocándome con
sus sucias palabras antes de agarrarme por el cuello y empujarme hacia
abajo…
Se me corta el aliento ante la fantasía que acaba de construir mi
memoria. Él debe estar recordando lo mismo porque tan pronto como
hacemos contacto visual, su mano se detiene en mi cuello y juro que veo

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un tinte rosado en sus mejillas.
The Fight Game #2
Jax retira su mano y se aclara la garganta, y no me ve mientras dice:
―Entonces, eh, probablemente deberías bloquear su número, ¿no?
Quiero decir, si sus mensajes te alteran tanto, probablemente deberías
bloquearlos por completo.
Me río nerviosamente.
―Si, probablemente. ―Pero por una razón que aún no puedo entender,
en realidad no me atrevo a hacer eso.
Giro la cerveza frente a mí antes de tomar otro trago largo.
―¿Alguna vez has tenido una mala ruptura? ―pregunto, tratando de
enmascarar la tensión repentina y completamente inesperada entre
nosotros.
Él se ríe, igual de nervioso.
―Quiero decir, la de Kara apestó, pero esa fue mi culpa. Me enganché
demasiado en pelear y no la traté de la forma en que se merecía que la
tratara. ―Se calla por un momento, luciendo pensativo y triste―. Odié
esa ruptura porque me arrepentí de mi parte de culpa. Probablemente
debí haber luchado más por ella después, pero sabía que tenía razón al
romper conmigo, se merecía algo mejor.
Si así es como sueno cuando hablo mal de mí misma, entiendo
completamente por qué Jax se frustra conmigo. Es un asco escuchar eso.
―Jax, no lo hiciste a propósito ―le digo en voz baja―. Te habías vuelto
un profesional, estabas buscando trabajo... simplemente tenías mucho en
tu plato, y eras joven. No es tu culpa que los dos coincidieran en el
momento equivocado.
Él me lanza una sonrisa agradecida, luego se estira para tirar de mi
cabello juguetonamente.
―Siempre tan sabia ―murmura.
Sonrío, exhalando un suspiro de agradecimiento porque el aire se ha
aligerado y ya no se siente tenso entre nosotros. Tomo un largo trago de
mi bebida, dándole la bienvenida al cómodo zumbido del alcohol, luego
giro mi cuerpo y toda mi atención hacia Jax.

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The Fight Game #2
―Entonces. Conocía tu tipo, ¿y ahora? ¿Qué estás buscando?
Sus ojos se iluminan con algo que no puedo descifrar mientras
contempla mi pregunta, luego vuelve a su cerveza con un suspiro.
―No sé lo que quiero y no es que nada de lo que estoy haciendo
realmente esté funcionando, básicamente solo estoy encontrando mujeres
que quieren acostarse conmigo.
Pongo los ojos en blanco.
―Semejante dificultad ―bromeo.
Me da una sonrisa juguetona.
―No me malinterpretes, es divertido, pero... se vuelve aburrido
después de un tiempo, o ellas no quieren tener algo o yo no, y luego se
acabó. Entonces, ¿cuál era el punto?
Lo estudio pensativamente.
―Entonces, ¿quieres una novia, pero no sabes lo que estás buscando?
Él se estremece ante eso.
―Quiero decir, no necesito una novia. Estoy bien solo con el sexo, solo
desearía que no se sintiera sin sentido, ¿sabes?
Asiento con la cabeza en comprensión, incluso cuando la idea de tener
sexo con Jax comienza a apoderarse de mi cerebro nuevamente. Jax
encima de mí, susurrándome cosas sucias en mi oído, Jax detrás de mí,
tirando de mi cabello mientras se conduce dentro de mí, Jax debajo de
mí…
Jesucristo, necesito controlarme. Uno pensaría que no he tenido sexo en meses.
―Lo entiendo totalmente ―me las arreglo para chillar. Me aclaro la
garganta y tomo la mitad de mi trago en un esfuerzo por ocultar mi
extraño tono.
Puedo sentir a Jax estudiándome, así que evito verlo. Dios no permita
que se dé cuenta de la dirección muy inapropiada y poco amistosa que
han tomado mis pensamientos.
Mira mi botella de cerveza casi vacía.

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The Fight Game #2
―¿Quieres otra?
Rápidamente niego con la cabeza. Si sigo bebiendo, terminaré
admitiendo algo que no debería.
Como que no puedo dejar de pensar en lo mucho que quiero acostarme con mi
mejor amigo.
―No, estoy bien. De hecho, debería irme. No estoy acostumbrada a
beber tanto como últimamente, así que voy a tratar de reducir la velocidad
un poco, especialmente con Las Vegas la próxima semana.
Jax me da una mirada incrédula mientras me bajo del taburete.
―¿Las Vegas?
Arqueo una ceja.
―Supongo que Remy no te lo dijo, entonces. Iremos para la pelea de
Tristan la próxima semana. Solo por un día, pero logramos conseguir
vuelos baratos de última hora. Así que saldremos el sábado.
Su mandíbula cae.
―¿Irán a Las Vegas? ―repite en estado de shock.
Me río y niego con la cabeza.
―Tú procesa esto como necesites procesarlo. Te espero.
Sacude la cabeza como para despejar las telarañas de su cerebro.
―No puedo creer que vayan a verlo. Eso es increíble. ¿Tristan lo sabe?
Asiento con la cabeza.
―Remy ha estado tratando de darle espacio con la pelea que se avecina,
pero le dijo anoche que estaría ahí para animarlo. Parecía emocionado por
eso.
―Debería estarlo, es mucho mejor cuando no estás solo. Especialmente
para una gran pelea como esta. ―De repente, la conmoción desaparece y
una sonrisa se dibuja en su rostro―. ¿Crees que estás lista para Las Vegas?
Mis ojos se estrechan.

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The Fight Game #2
―No lo sé, ¿lo estoy? Suenas sospechosamente emocionado. ¿Estás
planeando emborracharme y casarme?
Algo destella en sus ojos, pero desaparece antes de que pueda
entenderlo.
―No es exactamente en la dirección en que se dirigían mis
pensamientos, pero podemos casarte si quieres, ¿supongo? Estoy seguro
de que podemos encontrar a un hijo de puta agradable en alguna parte y
hacer que sea el día más afortunado de su vida...
Le doy un golpe juguetón en el brazo, pero hay una sonrisa tirando de
la comisura de mis labios.
―Qué gracioso. ¿Qué haces realmente cuando estás ahí?
Él suspira y vuelve a su cerveza.
―Nada, odio Las Vegas. Es donde van a ser la mayoría de las peleas de
Tristan, así que supongo que tengo que acostumbrarme, pero ya no soy
un gran fanático. Puede ser que haya superado la cosa de la fiesta.
Me señalo a mí misma y al hecho de que me voy.
―Claramente yo también, pero estoy segura de que podemos encontrar
algo agradable que hacer después de su pelea de todos modos.
Jax me sonríe y, en ese momento, me doy cuenta de la facilidad con la
que volvemos a hundirnos en nuestra amistad, incluso cuando algo sale
mal, o cuando algo se vuelve extraño y sexual.
―Te encontraré algo de comer y un gran club para bailar, ¿qué te
parece? ―me ofrece.
Pongo los ojos en blanco y me pongo la chaqueta.
―Supongo que eso no suena como lo peor ―coincido con una sonrisa,
y ante su sonrisa de respuesta, no puedo evitar inclinarme hacia adelante
y presionar un beso en su mejilla. Jax feliz es una de mis vistas favoritas.
―Gracias por hoy ―le digo―. Estoy segura de que hablaremos antes
del sábado, pero si no te veo antes de que te vayas, buen viaje y buena
suerte.

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Vuelve a sonreír mientras asiente.
The Fight Game #2
―Hasta pronto, niña.

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The Fight Game #2

15
Observo a Tristan boxeando en el centro de la lona, sus nervios son una
energía palpable en el diminuto vestidor.
Me arriesgo a ver al entrenador sentado a mi lado. Tiene la misma
expresión que usa cuando está viendo una clase de técnica en el gimnasio:
está atento, observando todo, pero completamente a gusto. Debería haber
imaginado que no estaría nervioso, Dios sabe que ese hombre ha estado
en más vestidores que nadie.
Tristan, por otro lado, está jodidamente nervioso. Conozco a mi mejor
amigo mejor que nadie y aunque está tratando de ocultarlo, puedo ver la
tensión en sus hombros y en su mandíbula.
Siempre hemos estado de acuerdo en que la hora antes de una pelea es
la peor. Es el momento en el que no tienes nada más en lo que concentrarte
más que la pelea, y no tienes otros pensamientos que te consuman excepto
aquellos en los que reconoces que estás a punto de ser encerrado en una
jaula con un hombre muy grande que intentará todo lo que esté en su
poder para hacerte daño.
Es un poco inquietante.
También es el pensamiento que todos los luchadores tienen, pero que
solo los más auténticos afrontan de frente y se suben a la jaula de todos
modos.
Por el rabillo del ojo, veo a nuestro entrenador de boxeo entrar en el
vestidor.
―Es hora ―es todo lo que dice.

2
The Fight Game #2
Tristan solo asiente con rigidez e inmediatamente comienza a caminar
hacia la salida. Sin una palabra, el entrenador y yo nos ponemos de pie
para seguir.
A medida que avanzamos por el pasillo y entramos en el túnel, escucho
que Voodoo Chile de Jimi Hendrix comienza a tocar en la arena. Siempre
me ha sorprendido que Tristan no necesite música “exagerada” es
demasiado intenso para eso. Probablemente ni siquiera escuche la
canción, así de concentrado está ahora. No nos ve ni una sola vez durante
todo el camino hasta la jaula.
En el otro extremo, estoy temblando en mis jodidas botas y tratando de
mantenerme calmado por el bien de mi compañero de equipo.
Cuando llegamos a los escalones de la jaula, Tristan no pierde el tiempo
en quitarse la camisa y los zapatos. El réferi se acerca para revisar su
equipo (sus guantes, su copa, su boquilla) y luego comienza a untar
vaselina en el rostro y las cejas de Tristan. Tristan se queda quieto, con los
ojos cerrados, incluso cuando veo que se le pone la piel de gallina cuando
los nervios lo recorren.
Finalmente, la preparación del réferi está lista. Da un paso atrás para
permitirle a Tristan un momento para despedirse de su esquina.
Ambos entrenadores le dan un rápido abrazo, ninguno de los cuales es
de grandes discursos. Cuando llega a mí, veo un destello de
vulnerabilidad en sus ojos, y sé que soy el único al que ha dejado verlo.
En lugar de un abrazo, lo agarro por la nuca y acerco su frente a la mía.
No digo nada mientras respira hondo. Le doy un momento para
recuperarse, para absorber este momento y hacer lo que necesita hacer
para prepararse mentalmente, pero no puedo dejarlo ir sin algún tipo de
estímulo.
―Este es tu momento, hermano ―le digo en voz baja―. Naciste para
esto. Cada carrera, cada sesión de entrenamiento, cada pelea te ha
preparado para este momento exacto. Has sido mejor que todos los chicos
en esta división desde que eras un adolescente. Tú lo sabes, yo lo sé, ahora
todos los demás necesitan saberlo. Muéstrales por qué diablos mereces
estar aquí.

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The Fight Game #2
Una fuerte exhalación escapa de sus labios. Él asiente rígidamente, y
después veo la determinación arder en sus ojos.
Me da un abrazo rápido y luego se gira para subir corriendo los
escalones para entrar en la jaula.
Doy la vuelta a la jaula con los dos entrenadores y me acomodo en
nuestros respectivos asientos, manteniendo un ojo en el luchador muy
grande e intenso que actualmente está viendo a Tristan desde el otro lado
del octágono. Tristan simplemente se pasea por su espacio,
manteniéndose suelto e ignorando por completo a su oponente por el
momento.
―Damas y caballeros, ¡bienvenidos a su primera pelea en la cartelera
estelar de esta noche! Esta es una pelea de peso mediano de 185 libras.
Peleando desde la esquina roja, tenemos a Kevin Holladay, un veterano
de la UFC y cinturón negro de jiu-jitsu brasileño...
Me desconecto durante las presentaciones, completamente consumido
por mis nervios y con ganas de que empiece. Todo el mundo sabe que los
nervios desaparecen una vez que suena la campana, y en este momento
eso es lo único que estoy esperando.
Después de lo que parece una eternidad, el réferi llama a los dos
luchadores al centro del octágono para repasar las reglas finales y
ofrecerles la opción de tocarse los guantes. Lo hacen, y luego se separan
en sus esquinas individuales.
―¿Están listos? ―el réferi dice, y juro que he dejado de respirar.
―¡PELEA!
El aire sale de mis pulmones con el sonido de la campana.
Tristan salta hacia adelante, con la intención de lanzar el primer golpe,
como en todas las peleas. Un viejo entrenador de boxeo de Filadelfia nos
dijo una vez que la primera persona en dar un paso adelante y lanzar
probablemente mantendrá el impulso de la pelea, y ambos hemos vivido
de acuerdo con eso desde entonces.
Efectivamente, Tristan tiene el centro de la jaula, estableciéndose como
el agresor desde el principio. Siempre ha tenido un estilo de lucha

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The Fight Game #2
dominante, pero es especialmente importante en esta pelea: Holladay es
un veterano conocido por su inagotable depósito de gasolina y su
habilidad para el combate. Si se le permite jugar su juego, Tristan estará
jugando a ponerse al día toda la pelea.
Entonces, en vez de eso, debemos vencerlo y superarlo en su propio
juego. Mantenerse sobre él y ser siempre el primero y el último en lanzar
un intercambio.
Tristan inmediatamente comienza a iniciar el plan de juego. Está al
tanto de Holladay desde el primer intercambio, lanza combos cada vez
que puede y nunca espera a que Holladay se levante. Hay muchos tiros
lanzados, no es que Holladay se esté simplemente sentando y
recibiéndolos, pero aún está claro que Tristan tiene la ventaja en la
mayoría de ellos. A pesar de que van y vienen con sus golpes, el simple
hecho es que Tristan es tanto el primero como el último en aterrizar en la
mayoría de los intercambios.
El valor predeterminado de Tristan es el boxeo, aunque se las arregla
para lanzar algunas patadas al cuerpo cuando Holladay intenta escapar
de sus golpes. Los intercambios son constantes: esta pelea ya tiene un
ritmo mucho más alto que la mayoría de las peleas de peso mediano, y
todo se debe a que Tristan no deja que su oponente recupere el aliento el
tiempo suficiente para convertirse en el agresor.
El orgullo llamea en mi pecho ante la vista. No es ningún secreto que
Tristan no es favorito en esta pelea. Es un luchador relativamente
desconocido en el gran mundo de MMA, y va contra un tipo que tiene el
triple de peleas que él. Todos los demás esperan un luchador verde que
solo tomó esta pelea porque era una manera fácil de ingresar a la UFC. Y
lo es, porque mientras Tristan dé una buena pelea y no sea completamente
demolido, es probable que esta no sea su única pelea en la promoción.
Pero no es así como Tristan está peleando. Si no supiera nada sobre las
estadísticas de sus luchadores, diría que estoy viendo a dos veteranos
tranquilos y experimentados enfrentarse cara a cara en una batalla
técnica. Es una gran pelea, incluso sin los sonidos de los fanáticos
vitoreando en la arena, se nota que es un combate muy entretenido. Todos

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The Fight Game #2
los que están sentados alrededor de la jaula están fascinados con estos dos
luchadores.
Tristan mantiene el centro de la jaula y continuamente lanza, y aterriza,
más golpes que su oponente, pero con un minuto restante en el round,
encuentra una oportunidad para disparar una combinación rígida
directamente a la mandíbula de Holladay.
Los golpes aturden a Holladay y lo hacen retroceder unos pasos. Es
exactamente la apertura que necesitaba Tristan, y no pierde el tiempo
capitalizándola. Inmediatamente lanza su propio ataque de golpes.
Desafortunadamente, se emociona demasiado al hacerlo. Tiene tantas
ganas de ganar al finalizar que se lanza hacia adelante con un ataque
descuidado. Cuando Holladay da un paso atrás y entra en el rango
perfecto para una patada, Tristan lanza una patada en la línea media del
cuerpo.
Que Holladay atrapa de inmediato. Tiene demasiada experiencia, es
demasiado veterano para no ver la apertura por lo que es: una forma de
cambiar el rumbo a su favor en un round que no ha ganado.
Con la patada atrapada y Tristan de pie sobre una sola pierna,
fácilmente lo lleva a la lona. Escucho que el entrenador suelta una
maldición a mi lado, incluso cuando Tristan intenta corregir su error de
inmediato envolviendo a Holladay en su guardia.
El final del round ve a Holladay tratando de hacer daño desde su
posición en la parte superior, mientras que Tristan intenta minimizar el
impacto y buscar una forma de ponerse de pie. La campana señala el final
del round.
La expresión de Tristan permanece en blanco mientras se pone de pie.
Es tan fácil maldecirse en un momento como este, pero lo que la gente no
entiende es que los jueces ven y sopesan cada acción de los luchadores. Si
actúas como si hubieras perdido, serás visto como un perdedor; sí actúas
como si hubieras ganado y verán a un ganador. Entonces, en lugar de
maldecir, Tristan mantiene su rostro tranquilo y camina hacia la esquina
para recibir más instrucciones.

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The Fight Game #2
―Olvídate del final de ese round ―ladra el entrenador de inmediato.
Golpea a Tristan en el rostro una vez para asegurarse de que tiene toda su
atención, luego se lanza a sus instrucciones―. Lo estás haciendo muy bien
con la presión, así que quiero que te quedes con él como lo estabas
haciendo. No tiene nada para ti mientras lo mantengas sobre sus talones,
pero quiero que dejes las patadas al cuerpo porque pronto se desesperará
y empezará a buscar el derribo. Así que mantén la presión, mantén los
combos, pero mantente largo y no dejes que te derribe. Esta es tu pelea.
Tu victoria. Tómala de él.
Observo cómo las palabras del entrenador dan en el blanco, y los ojos
de Tristan brillan con determinación mientras asiente con firmeza.
Apenas respira con dificultad cuando el entrenador termina sus
instrucciones. El hecho de que tomó esta pelea con dos semanas de
anticipación es sorprendente en sí mismo, pero es aún más impresionante
que ni siquiera esté sin aliento en este momento. Es realmente un
testimonio de su ética de trabajo y su régimen de entrenamiento sin días
libres que lo está haciendo tan bien físicamente en este momento.
―Puedes hacerlo, hermano ―me atraganto, el orgullo casi hace que las
palabras se atasquen en mi garganta.
No se da la vuelta para verme, pero sé que escucha mis palabras de
aliento cuando asiente y salta para rebotar sobre las puntas de sus pies. El
toque de advertencia suena e indica que las esquinas deben salir de la
jaula.
No pierde el tiempo poniendo en práctica las instrucciones del
entrenador. En el momento en que suena la campana, sale como un cohete
de un cañón, prácticamente corriendo a través de la jaula para poder
poner los puños en el rostro de Holladay.
A la mierda esperar el último round; él está listo para terminar esta
pelea ahora.
Holladay intenta disparar para un derribo una o dos veces entre huir
del ataque, pero Tristan logró recordarse a sí mismo que no debe
descuidarse. Su defensa contra derribos es sólida, incluso cuando sus
golpes comienzan a intensificarse.

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The Fight Game #2
En un último esfuerzo por llevar a Tristan a la lona, Holladay dispara
para un derribo muy telegrafiado, y a medida que su cuerpo baja hasta el
nivel de la cintura para poder atacar, Tristan inmediatamente ve la
oportunidad.
El gancho aterriza al ras de la barbilla de Holladay.
Está fuera antes de tocar el suelo.
Tristan ni siquiera reacciona, solo levanta los brazos en señal de
victoria, luciendo como el luchador que sabía que iba a ganar, como si
fuera un hecho inevitable.
Por el contrario, estoy gritando a todo pulmón, incluso el entrenador
aplaude con fuerza, y ese tipo es una de las personas más inexpresivas
que conozco. Nos amontonamos en la jaula, sorteando al réferi y al doctor
acurrucados sobre Holladay y acercándonos a Tristan con abrazos
entusiastas y palmadas en la espalda.
Pero hay tantos sentimientos caóticos dentro de mí que inevitablemente
mi abrazo termina cuando lo levanto en el aire, necesitando expresar mi
emoción porque siento que estoy a punto de estallar de alegría.
―¡Eso fue increíble! ―grito cuando lo dejo caer. Como si mi rostro
estuviera a punto de partirse por la mitad por mi sonrisa―. Acabas de
ganar en tu debut en la UFC por knockout. ¡Mierda, sí! ―Le doy un
puñetazo en el hombro con pura alegría antes de envolverlo en otro
abrazo de oso.
Está sonriendo de oreja a oreja, y lo juro por Dios, ver a mi hermano
feliz es uno de los sentimientos más grandes del mundo. No puedo
evitarlo, lo golpeo de nuevo.
―Amigo, estoy a punto de ser más herido por ti que por Holladay
―dice con una sonrisa―. Averigua otra forma de ser feliz por mí,
¿quieres?
Sonrío y envuelvo un brazo alrededor de sus hombros.
―Sin duda esa fue la pelea de la noche. Definitivamente obtendrás ese
bono de $50,000. Supongo que vamos a tener que llevar a las chicas a cenar
esta noche, ¿eh?

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The Fight Game #2
Si es posible, la mención de su novia hace que sus ojos brillen aún más.
Probablemente esté jodidamente ansioso por terminar con las
formalidades posteriores a la pelea para poder llegar a ella lo más rápido
posible.
Mi sonrisa se calienta ante la vista. Se merece todo el buen karma del
mundo.
El anuncio del ganador y la entrevista posterior a la pelea pasan como
un borrón. En el momento en que salimos de la jaula, mi cabeza da vueltas
con toda la ráfaga de actividad. No es hasta que Tristan corre hacia la
multitud que vuelvo al momento.
Remy y Hailey están de pie al otro lado de la barandilla. Tristan les
consiguió entradas para la sección reservada específicamente para los
invitados de los luchadores, pero deben haber bajado hasta la barandilla
que separa a la multitud del camino de regreso al túnel de los luchadores.
Ambas chicas están prácticamente vibrando con la emoción de su victoria.
Tristan corre hacia su novia e, ignorando la barandilla entre ellos, la
levanta por la cintura para poder besarla ansiosamente en la boca.
Ella agradece su atención, toma su rostro entre sus manos y le devuelve
el beso con el mismo fervor. Puedo oírla distantemente susurrando lo
orgullosa que está.
Pongo los ojos en blanco, aunque la sonrisa permanece en mi rostro, y
me alejo de los repugnantes tortolitos. Instantáneamente, mi atención es
capturada por la diminuta rubia al lado de Remy.
―Hola, niña ―murmuro, envolviendo un brazo alrededor de sus
hombros y presionando un beso en su cabello―. ¿Estás bien?
Ella destella una sonrisa de mil vatios hacia mí y por segunda vez esta
noche, estoy impresionado por la felicidad que siento por la felicidad de
otra persona.
―Sí ―respira―. Estoy bien. Eso fue increíble. ¿Siempre pelea así?
―En las buenas noches, lo hace. Esta noche fue una buena noche. Fue
una gran iniciación en la UFC. ―Ella asiente en comprensión―. ¿Estás
lista para la fiesta posterior? Tristan tiene que ser revisado por el médico,

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The Fight Game #2
pero después de eso planeábamos tomar una ducha y salir un rato. ¿Te
apuntas?
Ella asiente de nuevo, ansiosamente esta vez.
Me río y la aprieto más contra mí.
―Buena chica.

Pasan otras dos horas antes de que podamos reunirnos con las chicas
de nuevo. Es una de las partes más molestas de pelear, que incluso cuando
ganes, es probable que vayas al hospital o al menos necesites que el
médico te arregle de una forma u otra. Me tomó una eternidad salir de ahí
y subir a la habitación del hotel para darme un baño y cambiarme.
Para cuando llegamos al bar del hotel, es obvio que Remy y Hailey han
tomado unas copas mientras nos esperaban. Lo único que Remy dice que
está borracha es su postura relajada y su sonrisa fácil, pero Hailey
claramente está mucho más feliz y mucho más ruidosa que esta noche.
―¡Hola! ―chilla cuando nos ve caminando hacia la barra―. ¡Llegaron!
¿Por qué tomó tanto tiempo?
Dejo escapar un pesado suspiro.
―Cosas de doctores, incluso cuando ganas, te lleva una eternidad que
te revisen. ―Arqueo una ceja ante su vaso casi vacío―. Veo que ustedes
dos no tuvieron problemas para comenzar sin nosotros.
Ella se ríe, tratando de ocultar el sonido detrás de su mano. Mierda, es el
sonido más lindo que he escuchado.
Ella deja su vaso en la barra.
―Lo siento, sigo olvidando que mi tolerancia no es lo que solía ser. Ya
cambié a agua, no te preocupes. No tendrás que cuidar niños esta noche.
Tiro un mechón de su cabello con cariño.
―Celebra todo lo que quieras, niña, yo te cuido. Te mereces un poco de
diversión también.

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The Fight Game #2
Ella me sonríe, y el azul de sus ojos parece más brillante esta noche, ya
sea por el alcohol o por su buen humor en general. Su mirada cae hasta
mi camisa blanca abotonada.
Su respiración se precipita fuera de ella en un silbido.
―Dios, siempre olvido lo sexy que te ves cuando estás bien vestido.
Sonrío, y después de que sus labios se separan por la sorpresa cuando
se da cuenta de lo que el alcohol acaba de dejar escapar, mi sonrisa crece
aún más.
―¿Crees que soy sexy, Hailes? ―bromeo.
Traga con nerviosismo, pero no se retracta, solo pone los ojos en blanco
y ve hacia otro lado, diciendo:
―Como si necesitaras que te dijera que eres sexy. Probablemente haya
muchas mujeres que te digan eso cada vez que usas un traje en público.
Choco suavemente su cadera con la mía en un intento de que vuelva a
centrarse en mí.
―Me gusta más viniendo de ti.
La comisura de su labio se contrae cuando lucha contra una sonrisa. Mi
sonrisa se hace aún más grande, en parte porque hice que ella sonriera de
nuevo, pero también porque piensa que soy sexy. Me recuesto para ver
qué lleva puesto y poder devolverle el cumplido.
Se me corta el aliento cuando observo su apariencia.
Estaba demasiado emocionado por la victoria de Tristan antes como
para realmente verla.
Ahora, no puedo dejar de verla.
No se parece a las fanáticas femeninas habituales de la UFC en la arena.
No se ve falsa, ni demasiado arreglada, o como si solo estuviera aquí para
atraer al espécimen masculino y convencer a uno de ellos de que se case
con ella.
Se ve... como ella misma. Como si se pusiera algo que casualmente
acentúa su belleza natural. Como si no le importara una mierda lo que

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otras personas piensen de cómo se ve, siempre y cuando le guste cómo se
The Fight Game #2
ve. Lleva un sencillo vestido negro que la abraza desde las tetas hasta los
muslos, con finos tirantes a lo largo de sus hombros y la espalda
completamente abierta a la mirada de cualquiera. Apenas lleva
maquillaje, y su cabello dorado está sin peinar y recogido sobre su
hombro. ¡Nada en su atuendo grita mírame!
Ella es simplemente... hermosa. Como es.
Perfecta.
Salgo de mi ensoñación cuando me doy cuenta de que Hailey me ve
expectante.
―Lo siento, ¿qué? ―suelto, completamente despistado sobre cuánto
tiempo he estado admirándola, esperando que ella no se diera cuenta.
La he estado viendo mucho últimamente.
―Pregunté si ese es el reloj que te regalé ―repite con una sonrisa de
complicidad.
Ella no espera a que responda, solo se estira para tomar mi mano.
― Es el que te regalé ―murmura, rozando sus dedos sobre la cara del
mismo.
Asiento con la cabeza.
―Sí, nunca voy a trabajar sin él. Creo que me lo diste cuando obtuve
mi primera gran pasantía en la universidad.
Ella confirma el recuerdo con un asentimiento pensativo.
―Sabía que querías lucir profesional cuando empezaste y ahorré
durante semanas para esto. Fue lo máximo que trabajé en la preparatoria.
Trago con dificultad ante la admisión. Conozco la historia, por
supuesto. Casi no acepté el regalo cuando me lo dio, ya que sabía cuánto
podía costar un reloj como este, mucho más de lo que una mesera de
preparatoria podría ganar en un pueblo pequeño. No fue hasta que Remy
me dijo cuánto significaba para Hailey darme el regalo que hice las paces
con aceptarlo.
Ella no me mira, todavía está perdida en el recuerdo del reloj, y sé que

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si cedo a la seriedad de este momento, podría admitir algo que ni siquiera
The Fight Game #2
estoy listo para admitir, así que en su lugar trato de aligerar la situación
con algo de humor.
―Recuerdo que la chica con la que estaba saliendo se enojó porque una
chica de dieciséis años la superó ―bromeo con una sonrisa forzada.
Pero es suficiente para sacarnos a ambos del momento pensativo
porque Hailey suspira y finalmente levanta la vista del reloj.
―Sí, bueno, Amanda era una perra. Se merecía ser superada por una
adolescente.
Suelto una carcajada de sorpresa. Hailey me sonríe con picardía
brillando en sus ojos.
―Entonces, ¿A dónde vamos esta noche? ―pregunta rebotando―.
Remy no dijo dónde es la fiesta posterior. ¿Cuál es el plan?
Veo a Remy, quien actualmente está siendo abordada, no hay otra
palabra para eso, por Tristan. Tenía la sensación de que él no sería capaz
de quitarle las manos de encima, pero esto es simplemente ridículo.
Él tiene sus manos en su cintura y su rostro enterrado en su cuello, sin
duda susurrando mierda sucia en su oído si el rubor en su piel es una
indicación.
―¿Tengo razón al suponer que va a ser así toda la noche? ―pregunto
secamente.
El rubor de Remy se intensifica, pero Tristan solo se aparta de su piel
con su característica sonrisa.
―Probablemente ―arrastra las palabras―. Esta noche podría ser una
noche corta porque estoy menos interesado en la fiesta y más interesado
en inclinar a mi novia lo antes posible.
―¡Oh, Dios, Tristan! ―grita Hailey con una mueca de dolor.
Tristan solo sonríe antes de girarse para ver pensativo a Remy.
―Oh, eso es exactamente lo que le gusta decir. Menos enojada y más
sin aliento, pero el sentimiento es el mismo.
En eso, Remy finalmente entra en la conversación. No con palabras,

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exactamente, sino con un puñetazo en el hombro.
The Fight Game #2
―¡Es mi hermana, idiota! ―ella sisea.
Tristan simplemente se frota el hombro con fingido dolor.
―¿Qué pasa con ustedes dos golpeándome? ―se queja―. Juro que
tengo más dolor después de la pelea que durante.
Remy simplemente niega con la cabeza con un profundo suspiro.
―Vamos a mantenernos en nuestros pantalones mientras otros están
alrededor, ¿de acuerdo? Actúas como si te hubiera estado privando
durante semanas.
La sonrisa burlona inmediatamente regresa a su rostro.
―Ese puede haber sido el plan, pero ambos sabemos que no podrías
decirme que no aunque lo intentaras.
Finalmente dejo escapar un fuerte gemido.
―Querido Dios, esta va a ser la noche más dolorosa de mi vida. ―Los
fulmino con la mirada―. Recuérdenme que nunca vuelva a salir con
ustedes dos.
Remy y Tristan solo sonríen y se alejan de la barra.
―Vengan, vamos a bailar ―chilla Remy. Agarra la mano de Hailey y
la jala hacia la salida.

―Entonces, ¿cómo se siente? ―le pregunto a Tristan, volviendo a


acomodarme en la sala VIP y tomando un trago de mi cerveza. La sonrisa
no se ha ido de mi rostro en toda la noche, y en este momento, sentado en
el club con mi victorioso compañero de equipo, puedo decir que eso no
va a cambiar en el corto plazo.
Lo observo estirarse en el sillón frente a mí, pareciendo un alfa cómodo
y arrogante. Efectivamente, apunta una sonrisa arrogante en mi dirección
antes de responder.
―Se siente como si siempre hubiera sabido que lo lograría ―responde
honestamente, tomando un sorbo de tequila en sus manos―. Se va a

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poner más difícil con cada pelea ―admite pensativo―. Esta fue solo la
The Fight Game #2
primera, y sí, sé que se suponía que no debía ganar, pero ahora que lo
hice, la próxima vez me darán a alguien más duro. Esta noche es la única
noche que tendré para relajarme y disfrutar este sentimiento. Hasta la
próxima victoria.
Asiento con la cabeza, no queriendo endulzar la verdad para él.
―Eso es cierto, pero cada victoria será más dulce que la anterior,
porque cada pelea será una montaña más grande que la anterior. Hasta
que obtengas ese cinturón. Lo cual, todos sabemos que lo conseguirás,
seamos honestos.
Me sonríe con aprecio, y luego parece verme por primera vez desde que
recibió la llamada para la pelea.
―¿Y tú? ¿Vas a pelear de nuevo?
Me estremezco, conozco a Tristan lo suficientemente bien como para
saber que está preguntando por una razón, y no solo para entablar una
conversación. También sé que esta es la apertura que he estado buscando
para decirle cómo me he estado sintiendo acerca de todo.
Pienso en lo que dijo Hailey la semana pasada, y luego respiro
profundamente para responder la pregunta.
―Creo que he terminado, hombre ―digo en voz baja―. Mi cabeza ya
no está en eso. Especialmente viendo el mundo en el que acabas de
entrar... no creo que pueda hacerlo más, no creo que quiera.
Y Tristan, a pesar de todas mis preocupaciones, todas mis razones
nerviosas para no contarle lo que estaba pasando por mi cabeza... solo
asiente.
―Okey.
Arqueo una ceja.
―¿Okey? ¿Eso es todo?
Él asiente de nuevo.
―¿Qué más hay? Este no es el tipo de deporte que puedes hacer a
medias o impulsar si tu cabeza no está en él. Si has terminado, has
terminado.

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The Fight Game #2
Me inclino hacia adelante para apoyar mis antebrazos en mis rodillas,
viendo hacia abajo a la bebida en mis manos en lugar de encontrarme con
los ojos de Tristan.
―Siento que me estoy rindiendo ―murmuro.
Él resopla.
―Las personas que se retiran son las más inteligentes en este deporte.
Todos deberíamos rendirnos. Este deporte es una locura.
Pero luego se pone serio y fija mi mirada en la suya.
―Esto no es algo de lo que debas avergonzarte ―dice, sabiendo mis
pensamientos de una manera que solo Tristan puede saber―. Cualquier
motivo es suficiente para abandonar este deporte, incluso a nivel
profesional. Es demasiado difícil y peligroso cuando no quieres hacerlo,
nadie más que tú lo vería como si estuvieras renunciando.
Suspiro y vuelvo a sentarme, sintiendo que poco a poco se me va
quitando un peso del pecho. Dejar que Tristan me sermonee de una forma
tan práctica que me tranquiliza.
―Eso es lo que también dijo Hailey.
La mirada de Tristan no titubea. Por un momento, solo me estudia, y
luego dice:
―Ella es una chica inteligente.
Asiento, viendo hacia abajo a mi bebida, girando en mi vaso.
―Lo es ―murmuro.
Él se queda en silencio por otro minuto. Cuando habla, su voz casi se
ha suavizado.
―Parece que todavía disfrutas entrenar y coachear, pero últimamente
parece que tus prioridades han cambiado. Como si estuvieras más
interesado en dejar el deporte de los jóvenes y establecerte un poco más.
Te gusta el trabajo, te gusta tomar tiempo libre, te gusta estar con tus
amigos y familiares. Eso es suficiente para ti ahora, ¿no es así? ¿Eso es lo
que quieres hacer?

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The Fight Game #2
Finalmente, veo hacia arriba para encontrar sus ojos. Ha dado en el
clavo, por supuesto. Quiero establecerme. No con una casa e hijos, sino con
una vida. Me gusta la idea de asentarme, de estar en un punto cómodo de
mi vida, incluso a los veintiséis, siento que he llegado a un punto en el
que sé lo que quiero.
Mi única respuesta para Tristan es un asentimiento.
Y en la forma en que solo los hombres pueden comunicarse, él asiente
en respuesta.
―Entonces hazlo ―dice simplemente.
Me río de la simplicidad de su conclusión, aunque tiene razón, y de
repente, o tal vez no tan de repente, tomo la decisión de retirarme de la
MMA.
Una paz se asienta sobre mí. Entre Hailey y Tristan, siento que
finalmente me he decidido por algo que no sabía que me estaba causando
mucho estrés en las últimas semanas.
Levanto la vista para darle las gracias, pero me distraigo cuando noto
el vaso en su mano por primera vez y frunzo el ceño en confusión.
―¿Desde cuándo bebes tequila? Pensé que eras un bebedor de whisky.
Una pequeña sonrisa se dibuja en las comisuras de sus labios mientras
ve hacia la pista de baile.
―Es algo nuevo ―murmura, sobre todo para sí mismo.
Sigo su mirada y, por supuesto, está viendo a Remy. Ella y Hailey están
en el centro de la pista de baile, moviendo sus caderas y claramente
divirtiéndose.
Mi atención inevitablemente se dirige a Hailey. Se está riendo de algo
que dijo Remy, su piel brilla por el sudor y sus mejillas están sonrojadas
por el alcohol y el calor. Tiene el cuerpo de una bailarina y los
movimientos para respaldarlo; verla bailar es fascinante. No puedo evitar
mirarla fijamente mientras levanta las manos por encima de la cabeza, no
puedo evitar seguir la línea de su cuerpo mientras se balancea...

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The Fight Game #2
Mientras observo, veo a un chico acercarse sigilosamente a ellas con una
sonrisa.
El aire se vuelve repentinamente sofocante cuando tanto Tristan como
yo nos ponemos rígidos de inmediato.
Pero él no las toca ni se acerca demasiado, y ambas chicas siguen
sonriendo. Oigo a Remy soltar una fuerte carcajada, el chico parece
complacido con su reacción, pero es con Hailey con quien se inclina para
susurrarle. Con una pequeña sonrisa, ella solo lo ve y asiente. Él sonríe y
da un paso detrás de ella, poniendo sus manos en su cintura y tirando de
ella contra su cuerpo. Fácilmente comienzan a balancearse al ritmo.
Si antes pensaba que estaba rígido, no es nada comparado con cómo me
siento ahora. Mi neandertal interior no quiere nada más que saltar la
barrera VIP y arrancarle los brazos al chico de su cuerpo por atreverse a
siquiera pedir tocarla.
Pero, no soy un neandertal, y no tengo derecho sobre Hailey. Así que
no tengo derecho a estar molesto por el hecho de que ella aceptó un baile
de un chico guapo. Es una chica hermosa, claro que alguien la iba a invitar
a bailar. Debería estar agradecido de que el tipo realmente se lo haya
pedido y no haya bailado encima de ella como les gusta hacer a muchos
imbéciles borrachos.
Aun así, mi rabia sigue hirviendo a fuego lento bajo la superficie. Pasé
más de una década cuidando a Hailey y he visto a demasiados imbéciles
intentar acercarse a ella a lo largo de los años. Es una reacción natural
querer protegerla. Por supuesto que quiero apartarlo de ella.
De alguna manera me las arreglo para no saltar y hacer precisamente
eso. Veo como los tres bailan juntos por unos minutos, el cuerpo de Hailey
moviéndose fácilmente contra el de él, y Remy bailando sola justo en
frente de ella. Debería saber que Remy nunca dejaría a su hermana sin
protección; a veces me pregunto si ella es más protectora que yo.
Me lo repito después de que termina la canción y Remy deja a Hailey
en la pista de baile y se dirige hacia donde estamos. Se está abanicando
dramáticamente cuando se deja caer en el lounge junto a Tristan, y juro
que lo escucho gruñir mientras entierra su rostro en su cuello sudoroso.

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The Fight Game #2
En realidad, no puedo ver lo que están haciendo porque no he quitado
los ojos de Hailey.
―Jax, ella está bien ―dice Remy, y prácticamente puedo oírla poner los
ojos en blanco―. No la habría dejado si no fuera así. Él fue muy amable y
solo quería bailar con ella.
―Sí, estoy seguro de que eso es todo lo que quiere ―gruño. Cuando
me volteo para verla, realmente está poniendo los ojos en blanco.
―Necesita volver a familiarizarse con el comportamiento masculino
aceptable e inaceptable. Steve la tiene tan jodida que ya ni siquiera sabe
qué es lo correcto. ―Asiente en dirección a donde están bailando―. Él lo
hizo de la manera correcta. Le hizo un cumplido, preguntó sin tocarla y
esperó hasta que ella dijo que sí antes de hacer algo. Aceptable.
Suspiro derrotado, sabiendo que tiene razón. Hailey incluso dijo algo
en ese sentido antes.
Es más difícil de lo que esperaba dejar a cualquier hombre esté cerca de
ella otra vez.
―No se va a ir con un extraño en Las Vegas ―gruño, negándome a
admitir la derrota total. No es que esté en contra de que las mujeres tengan
aventuras de una noche, simplemente no me gusta que ella lo haga en una
ciudad donde no conoce a nadie ni a nada.
Remy vuelve a poner los ojos en blanco y me pregunto, no por enésima
vez, cómo no se quedan atrapados ahí con la frecuencia con la que lo hace.
―Amigo, es Hailey. Para empezar, ella no tiene aventuras de una noche.
Relájate. ―Se gira para ver a su hermana de nuevo, justo a tiempo para
verla echar la cabeza hacia atrás y reírse de algo que el chico debe haberle
susurrado al oído.
Mis pelos literalmente se levantan de punta.
―Creo que ella solo quería bailar ―murmura Remy pensativamente―.
Creo que extraña bailar, incluso si no se da cuenta. ―Su mirada se
endurece―. Es otra cosa más a lo que ese pedazo de mierda la convenció
para que renunciara.

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The Fight Game #2
Ese es el pensamiento que finalmente doma mi rabia. Sé que a Hailey
le gusta bailar, y también sé que Remy tiene razón: lo extraña, aunque no
se dé cuenta, y lo último que quiero ser es otro hijo de puta que le dice lo
que puede o no puede hacer.
Suspiro y me giro hacia Tristan y Remy. Ella está completamente
sentada en su regazo ahora, y las manos de él vagan demasiado cerca de
su dobladillo para mi comodidad.
―Ustedes dos realmente necesitan conseguir una habitación ―me
estremezco―. Si hubiera sabido que serían tan repugnantes con las
muestras públicas de afecto, nunca hubiera aprobado esta mierda.
Incluso cuando Remy se sonroja, Tristan solo me envía una sonrisa
lobuna, y ahora soy yo el que pone los ojos en blanco.
Pero Hailey elige ese momento para separarse del chico en la pista de
baile y dirigirse hacia donde estamos sentados y se deja caer en el cojín a
mi lado con un suspiro de satisfacción.
Resisto el impulso de jalarla contra mí para poner en juego mi reclamo
inexistente sobre ella para que cualquier otro hombre lo vea.
―¿Te diviertes bailando? ―Me obligo a preguntar en su lugar.
Me lanza su típica sonrisa de megavatios y asiente.
―Olvidé cuánto lo disfruto. Bailamos casi toda la noche la semana
pasada cuando salimos con Lucy.
Remy le sonríe a su hermana menor, incluso mientras se acurruca más
cerca de Tristan, pero en la típica manera contundente de Tristan, decide
llevar el tema un poco más lejos.
―¿Por qué no empiezas a bailar de nuevo? ―le pregunta, mientras sus
dedos siguen trazando patrones en el muslo de su novia―. Remy dijo que
te encantaba. ¿Por qué lo dejaste?
Cuando Hailey se sonroja y baja la mirada a su regazo, lo fulmino con
la mirada. Él solo me da una mirada en blanco como diciendo ¿qué?
―No tuve mucho tiempo debido a la escuela ―admite finalmente, y
aunque eso es una verdad parcial, Remy y yo sabemos que también es

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The Fight Game #2
una mentira. Hacer que dejara de bailar fue otra táctica más de Steve para
alejarla de las personas y los lugares que amaba.
Pero luego ve hacia la pista de baile.
―Aunque probablemente tenga más tiempo ahora ―dice pensativa―.
Tal vez debería retomarlo de nuevo.
En este punto, no puedo resistir finalmente pasar un brazo a su
alrededor. La acerco a mi costado, y la tensión en mi cuerpo disminuye
cuando ella se derrite en mí.
―Deberías hacer lo que sea que te haga feliz ―le digo simplemente―.
El baile, la escuela, un nuevo pasatiempo, lo que sea, hazlo.
Mira a nuestro alrededor, desde Remy sentada frente a ella hasta la
pista de baile donde se estaba divirtiendo.
Luego vuelve su atención hacia mí.
―Estoy feliz ahora ―dice suavemente, sonriéndome.
Y mierda si eso no me golpea en el estómago.

Solo una hora más tarde, los cuatro estamos paseando por el hotel, ya
superada la escena de la fiesta.
Remy está delante de mí, con el brazo de Tristan envuelto alrededor de
ella como si no pudiera soportar tener ni una pulgada de espacio entre
ellos.
―Hailey, ¿estás bien quedándote con Jax esta noche? Pensé que Tristan
y yo tomaríamos nuestra habitación y tú podrías quedarte con Jax. ―Ella
tiene la decencia de parecer tímida―. O puedo enviar a Tristan de regreso
a su habitación y tú y yo podemos hacer una pijamada como en los viejos
tiempos. Realmente no me importa…
Hailey simplemente agita su mano hacia Remy como si fuera la tontería
más ridícula que jamás haya escuchado.
―No me quedaré contigo cuando estés así de mal. Tú y Tristan pueden

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tomar la habitación y hacer cualquier cosa horrible de la que hayan estado
The Fight Game #2
susurrando toda la noche. ―Ella en realidad se estremece ante la idea―.
Realmente preferiría que nos separáramos en este momento y no tuviera
que pasar otro segundo pensando más en esta conversación.
Me río y tiro un brazo alrededor de sus hombros.
―Apoyo esa idea. Alejémonos de ellos antes de que empiecen a besarse
de nuevo. Estamos en el otro extremo del piso y, con suerte, lo
suficientemente lejos como para que no escuchemos nada.
Tristan no necesita más insistencia porque en el segundo en que las
palabras salen de mi boca, simplemente se agacha para arrojar a Remy
sobre su hombro y comienza a caminar por el pasillo.
―Buenas noches a todos ―grita alegremente por encima del sonido de
las protestas de Remy.
Me río de nuevo y dirijo a Hailey en la dirección opuesta. Cuando
llegamos a la habitación de hotel que Tristan y yo compartimos esta
semana, la empujo suavemente hacia la habitación recién limpiada con
una mano en la parte inferior de la espalda.
―Solo hay una cama ―dice con sorpresa.
Gruño en reconocimiento mientras tiro mi teléfono y mi billetera en la
mesita de noche.
―Sí, no hagas que Tristan comience con eso. Arruinaron nuestras
habitaciones y todo estaba demasiado ocupado para cambiar algo.
―Dirijo una sonrisa burlona hacia donde está parada al pie de la cama―.
Es bueno que esté lo suficientemente seguro de nuestra amistad como
para compartir una cama tamaño king con él. De lo contrario, las cosas
podrían haberse vuelto un poco raras.
Ella niega con la cabeza, con una pequeña sonrisa tirando de las
comisuras de sus labios.
Frunzo el ceño y veo la cama con una nueva perspectiva. No pensé en
el hecho de que tener a Hailey durmiendo aquí significaría que ella tiene
que dormir conmigo, pero ahora que lo menciona, definitivamente debería
haberlo hecho. Dios sabe que he compartido cama con Remy mil veces en
la última década, pero nunca con Hailey.

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The Fight Game #2
―¿Debería... tomar el sofá? ―me encuentro preguntando―. Estoy tan
acostumbrado a dormir con Tristan o Remy que olvidé que podría ser
incómodo para ti compartir una cama. Lo siento, debería haberlo pensado
antes de dividir las habitaciones para pasar la noche. ―Al final de ese
pensamiento, llego a una decisión. Agarro una almohada de la cama―.
Voy a dormir en el sofá.
Hailey me detiene antes de que pueda rodear la cama y acomodarme
en el mueble, ciertamente demasiado pequeño, en la esquina de la suite.
―No seas ridículo, ni una sola extremidad tuya cabría en esa cosa, y
mucho menos todo tu cuerpo. Compartiremos la cama, estoy totalmente
bien. Solo... me tomó por sorpresa. ―Me sonríe para disipar cualquier
preocupación restante―. Pero estoy lista para acostarme. ¿Estás cansado?
Tú también has tenido un día infernal.
Gimo y me dejo caer sobre la cama.
―Y que lo digas. ¿Quieres ducharte primero?
Ella asiente e inmediatamente desaparece en el baño. Me quito los
zapatos, me desabotono y tomo un montón de agua mientras espero mi
turno en la ducha. Estoy jugando con mi teléfono cuando escucho que la
puerta del baño se abre.
―¿Jax? ―su voz suave dice.
Veo hacia arriba para verla de pie afuera del baño con solo una toalla.
Y todavía está mojada.
Lo que significa que estoy viendo a una Hailey de mejillas sonrosadas,
con su cabello dorado pegado a sus hombros, y gotas de agua corriendo
por su piel hasta que son absorbidas por la toalla blanca y esponjosa que
la envuelve.
Se me seca la boca y estoy bastante seguro de que no hay aire en la
habitación.
Ella no se da cuenta o ignora mi sorpresa.
―¿Tienes una camiseta que pueda usar? Me acabo de dar cuenta de que
no tengo nada para cambiarme.

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The Fight Game #2
―Ohh... sí. Sí, puedo conseguirte algo de ropa. Mmm… yo… ―Me
cuadro y empiezo a hurgar en mi maleta. Fácilmente encuentro una
camiseta para arrojársela, pero pierdo el foco cuando veo sus piernas bien
formadas a mi lado.
―Mmm, no tengo pantalones cortos para darte que no sean pantalones
cortos de lucha ―murmuro―. Podría darte unos bóxers, pero no sé si eso
es lo que estás buscando... podría…
―Solo una camiseta está bien, de todos modos, no duermo con
pantalones. Gracias, Jax. ―Se da la vuelta y regresa al baño, dejándome
de pie ahí con el corazón acelerado y la mandíbula floja.
―Mierda ―exhalo.
Hailey estará durmiendo a un pie de mí en nada más que una camiseta. Mi
camiseta.
Mierda.
Arrastro una mano por mi rostro con frustración. Esta no es la misma
imagen de Hailey que he tenido durante la última década. La Hailey
inocente. Infantil.
No esta bomba rubia que es completamente mujer pero que no tiene
idea de lo atractiva que es.
Mierda.
Sacudo la cabeza en un esfuerzo por despejarme de pensamientos
inapropiados. No estoy seguro de si funciona porque inmediatamente
vuelvo al punto de partida cuando Hailey sale del baño por segunda vez,
esta vez vistiendo solo mi camiseta.
Mi camiseta.
Le queda tan grande que casi le llega a las rodillas, pero bien podría
estar desnuda por lo sexy que se ve, parece el sueño húmedo de todos los
hombres.
Aprieto la mandíbula en un esfuerzo por evitar que se me caiga y veo
hacia abajo a mi maleta, tratando de ver en cualquier lugar menos a donde
realmente quiero.

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The Fight Game #2
―Eh, voy a saltar a la ducha muy rápido. Ponte cómoda.
―Prácticamente salgo corriendo de la habitación.
»Mierda ―no puedo evitar murmurar mientras me meto en la ducha y
dejo que el agua corra por mi cuerpo exhausto. Esa parece ser la palabra de
la noche.
Gimo y arrastro mis manos por mi rostro. ¿Qué demonios me pasa? No
es una sorpresa que sea hermosa. ¿Por qué de repente me está afectando
así?
¿Cómo sigue pasando esto?
Y para empeorar las cosas, mi pene está duro como una roca. Mi cerebro
me grita que envuelva mi puño alrededor de él, que frote mi mano sobre
mi longitud mientras imagino que no es mi mano la que lo está agarrando.
En vez de eso, en realidad es un par de labios rosados envueltos
alrededor, y a medida que se deslizan hacia arriba y hacia abajo por mi
longitud, retiro algunos mechones dorados que se han caído al frente,
hasta que finalmente lo recojo todo en mi mano para poder sostenerme
firme y comenzar a follar hacia adelante…
Con un gruñido de molestia, cierro el agua caliente por completo. No
me masturbaré pensando en la hermana menor de mi mejor amiga, que
actualmente está durmiendo en mi cama al otro lado de la pared. Casi de
inmediato, la ducha se transforma en una lluvia helada, una que, si no de
inmediato, eventualmente me lleva de un manojo jadeante de cables con
corriente a una pasa molesta y congelada. Irritante como la mierda, pero
funcionó.
No me molesto en secarme, simplemente me envuelvo una toalla
alrededor de la cintura y abro la puerta del baño. Sin arriesgarme ni
siquiera a ver a Hailey, -lo último que necesito en este momento es una
erección que no tengo posibilidad de esconder debajo de una toalla-, me
acerco a mi maleta y elijo un par de bóxers para dormir. También debato
agarrar una camiseta, pero luego pienso, a la mierda, ella odia dormir con
pantalones, y yo odio dormir con camisetas.
No es hasta que me levanto de mi maleta que accidentalmente
vislumbro a Hailey, donde está acurrucada contra la cabecera. No parece

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The Fight Game #2
que ella haya mirado en mi dirección, así de cautivada está por el teléfono
en su mano, y si no fuera por el rubor rosado que corre desde la punta de
su nariz hasta sus orejas, incluso creería que ella no está afectada por mí,
pero entre eso y la intensidad con la que está tratando de no verme, puedo
decir que está igual de nerviosa al ver mi cuerpo semidesnudo.
Gracias a Dios. Supongo que no soy el único que de repente está
desconcertado por esta situación.
Me lavo los dientes y termino de prepararme para ir a la cama, y luego
camino por la habitación, apagando todas las luces. Cuando finalmente
retiro las sábanas de la cama, Hailey ya está acurrucada bajo el edredón.
Ninguno de los dos dice nada. Ni siquiera miramos nuestros teléfonos,
simplemente nos acostamos en silencio en extremos opuestos, tratando de
calmar nuestra respiración e ignorar la tensión que claramente persiste en
el aire.
La suave voz de Hailey suena en el silencio.
―Buenas noches, Jax.
Y mierda, mi nombre en sus labios.
―Buenas noches, Hailey ―me las arreglo para decir.
A pesar del largo día, sé que no voy a dormir esta noche.

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The Fight Game #2

16
Cuando me despierto todavía está oscuro afuera, claramente es mitad
de la noche. Estoy confundida acerca de lo que me despertó hasta que
siento un brazo apretando mi cintura.
Frunzo el ceño confundida ante la extraña sensación. Si bien nunca me
ha gustado mucho el afecto físico, siempre he anhelado la sensación de
ser abrazada cuando duermo, queriendo sentirme amada y protegida en
mi espacio más vulnerable.
No me he sentido así en mucho tiempo.
En este momento, me siento cálida, segura y tan cómoda que casi me
vuelvo a dormir, pero luego el agarre se aprieta de nuevo, jalándome más
hacia un pecho duro.
Y una erección muy evidente.
Ahogo el gemido que automáticamente trata de salir al sentir a Jax
presionado contra mí. No puedo dejar de darle vueltas a mis caderas una
vez, solo para sentirlo.
Y ahogo mi gemido cuando me doy cuenta de lo grande que es.
Veo por encima de mi hombro para ver el rostro de Jax enterrado en mi
cuello. Se ve tranquilo, no se parece en nada a cómo se veía cuando nos
acostamos hace unas horas, entonces parecía estresado e intranquilo. No
podría haber estado más lejos de mí en la cama cuando nos acostamos. Si
lo que pasó en el gimnasio la semana pasada fue una indicación, se ha
esforzado mucho para no acosarme o hacerme sentir incómoda.

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The Fight Game #2
Lo que no parece entender es que me hace sentir lo contrario de
incómoda. Él me hace sentir segura. Querida.
Lo conozco. Conozco sus expresiones y sus modales y sus estados de
ánimo. Sé cuando se siente culpable.
Sé cuando está siendo protector.
Y anoche, estaba tratando de protegerme de sí mismo. Le gustó verme
en toalla, empapada y parada frente a él. Agradecido por su camiseta. Yo
le gusto.
Pero de la misma manera que me ha estado alejando durante las últimas
semanas, también levantó esos muros entre nosotros anoche. Por alguna
razón, él no quiere actuar sobre este calor que se está acumulando entre
nosotros. Ya sea por Remy, o Steve, o por el hecho de que nuestra amistad
comenzó cuando yo era mucho más joven que él, se ha estado impidiendo
dejarse llevar.
Y estoy cansada de eso.
Esta atracción entre nosotros no es algo que podamos simplemente
ignorar. Ni quiero hacerlo. En las últimas semanas, solo creció,
comenzando con nuestra amistad que siempre ha sido sólida como una
roca, y luego floreciendo con la atracción física gradual entre dos personas
que nunca se permitieron mirarse de esta manera. Nunca me permití
quererlo de nuevo después de mi enamoramiento de colegiala.
Pero ahora… él también me quiere.
Lo veo en sus ojos, en la forma en que aprecia mi nuevo estilo y mi
creciente confianza. En la forma en que se le corta el aliento cuando
estamos demasiado juntos.
No quiero luchar más contra esta atracción entre nosotros. Quiero
presionarlo, que se rompa y reconozca este fuego nuevo, incluso si es solo
sexo, quiero explorar este calor con el hombre en el que confío más que
nadie en el mundo.
Así que lo hago.
Retrocedo hacia el abrazo de Jax, aplastándome contra su pecho

2
musculoso y descaradamente retorciéndome contra su erección cada vez
The Fight Game #2
mayor, luchando contra un gemido. Todo lo que puedo pensar es en lo
bien que se siente esto, y en lo mucho que lo quiero dentro de mí...
El brazo que cuelga sobre mis caderas cruza mi estómago y me acerca
aún más. Un zumbido de satisfacción suena en mi oído donde su rostro
aún está enterrado en mi cuello, y al sentir su aliento a lo largo de mi piel,
un escalofrío recorre mi cuerpo.
No puedo evitar presionar mi trasero contra él incluso si quisiera. Mis
caderas automáticamente comienzan a moverse en círculos, y empiezo a
sentir que la humedad se acumula entre mis piernas solo por sentir a Jax
en mi espalda.
Un gemido ahogado escapa de mis labios.
No puedo decir si el sonido comienza a despertar a Jax de su sueño,
pero un gemido retumba a través de su pecho justo cuando su otro brazo
serpentea debajo de mi hombro y se envuelve alrededor de mi pecho justo
cuando su otra mano se desliza debajo del dobladillo de mi camiseta que
ya está demasiado arriba.
Me congelo al sentir su mano tan cerca de mis pechos, y cuando respiro
profundamente, mi pecho se expande con el movimiento, y gimo cuando
su mano roza mi pezón. Sus manos son lo suficientemente grandes como
para envolver mi pecho por completo, y no puedo evitar retorcerme
contra él y buscar el contacto de nuevo.
Y como dos imanes que se atraen entre sí, Jax también parece buscar
inconscientemente el contacto físico. Murmura algo en mi cabello
mientras una mano ahueca mi pecho y la otra se desliza debajo de mi
camiseta para acariciar suavemente mi estómago.
Creo escucharlo decir mi nombre, pero no estoy del todo segura porque
en ese momento, sus caderas se mecen hacia adelante y jadeo ante la
sensación de su longitud presionada contra mí, e instintivamente me
empujo contra él.
―Niña ―murmura adormilado, su rostro acaricia mi cuello al mismo
tiempo que sus caderas se balancean hacia adelante de nuevo.

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The Fight Game #2
Dejo escapar un gemido cuando la lujuria aumenta a niveles sofocantes.
Sé que Jax también lo siente porque inmediatamente gime y se agacha
para agarrar mi cadera para poder apretarse contra mí otra vez.
―Mierda ―gime en mi oído.
No tengo idea si está despierto. No tengo idea si él sabe que soy yo, o
si sabe lo que está haciendo en este momento, pero estoy respirando tan
fuerte, tratando desesperadamente de que entre aire en mis pulmones
cuando siento que no hay nada en la habitación, que las preguntas ni
siquiera se registran. Todo lo que sé es esta ardiente necesidad de tomar,
tomar, tomar.
No puedo evitarlo cuando, con la voz entrecortada, jadeo.
―Jax.
Sus caderas se detienen en su balanceo, y entonces escucho un dormido
“¿Hailey?”.
Tomo aire porque sé que este es el momento en que esto se vuelve real.
Él va a ceder o me alejará.
Y a pesar de que deseaba tanto que abrazara este fuego entre nosotros,
no estoy realmente sorprendida cuando se aleja de mí con una maldición.
―Mierda, Hailey, lo siento. No sabía, no quise...
Trago mi suspiro y me doy la vuelta en la cama para enfrentarlo, y la
lujuria se enfría como si nos arrojaran un balde de agua helada. Está
sentado, con los ojos a punto de salirse de su cabeza, y está respirando
con dificultad mientras me pide perdón visiblemente con los ojos. Tengo
que recordarme a mí misma que debo concentrarme en su rostro y no en
su cuerpo, porque la vista de un Jax sin camisa me distrae mucho más de
lo que estoy preparada mientras estoy en este estado mental.
―Jax, está bien― empiezo.
―No, no lo está ―entra en pánico, levantándose de la cama―. No está
bien. Mierda, nunca debí dejar que esto sucediera, debí haberte dejado la
habitación...

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The Fight Game #2
Me obligo a sentarme mientras comienza a caminar por la habitación.
Está realmente asustado en este momento, delirando por haber sido
despertado y entrando en pánico por la gravedad de lo que sea que estaba
pasando entre nosotros.
―Jax, tienes que relajarte ―trato de calmarlo―. Ni siquiera pasó nada,
no hay nada de qué asustarse. Solo acuéstate para volvernos a dormir.
Se detiene en su paseo y me ve fijamente, con la boca abierta.
―¿Acostarme? ¡No puedo volver a meterme en esa cama contigo! No
cuando todo lo que quiero es... ―Se interrumpe, con la garganta
zigzagueando mientras parece tragarse las palabras, pero no es difícil
adivinar lo que iba a decir porque sus ojos se oscurecen mientras miran
mi cuerpo, deteniéndose en mis pezones endurecidos que son visibles a
través de su camisa.
―Jax, por favor ―le suplico―. Solo vuelve a la cama, nos olvidaremos
de todo. Por favor, no te cierres.
Él solo me ve por un momento más antes de decir en voz baja:
―No puedo. ―Sus ojos se nublan, su atención regresa a mi rostro y me
muestra la profundidad de su lucha―. Simplemente no puedo.
Lo observo mientras toma una almohada de la cama y se sienta en el
diminuto sofá sin decir una palabra más.
Trato de no dejar que el aguijón del rechazo me moleste. Sé que no está
haciendo esto porque no me quiere, simplemente cree que es lo correcto.
Entonces, con un profundo suspiro, me acuesto y trato de volver a
dormirme.

Los dos estamos tranquilos por la mañana. Aparte de un susurro de


buenos días, Jax no me ve a los ojos mientras empacamos la habitación.
Recibo un mensaje de texto de Remy de que vendrán a la habitación para
ayudar a agarrar todas las cosas de los chicos, así que una hora después
de despertarme con un Jax incómodo, abro la puerta a una Remy muy
feliz y a un Tristan igualmente feliz de pie detrás de ella.

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The Fight Game #2
―Buenos días ―dice mi hermana mientras entra en la habitación―.
¿Cómo durmieron ustedes dos? ―Se congela cuando ve la situación de la
cama―. ¿Solo hay una cama?
―Ni siquiera me hagas empezar ―gruñe Tristan mientras entra―. Si
hubiera tenido más energía cuando nos registramos, habría hecho un
escándalo en la recepción por no conseguirnos dos camas como pedí. Lo
último que quería era lidiar con la noche anterior a una pelea con Jax
tratando de hacerme cucharita.
Remy se ríe.
―Se pone un poco sensible cuando duerme.
Tristan la mira, y honestamente estoy esperando que suene un gruñido
real, pero Remy solo pone los ojos en blanco y le da una palmada en el
pecho.
―Relájate, desde que le di un puñetazo en el rostro esa vez, ni siquiera
se acerca a mí, ni siquiera mientras duerme. Misión cumplida. Tú podrías
hacer lo mismo fácilmente. ―Sus ojos brillan con picardía mientras una
sonrisa se desliza por su rostro―. ¿Ha tratado de hacerse cucharita
contigo? Porque eso podría ser bastante sexy.
Esta vez, un gruñido resuena en el pecho de Tristan.
―Pensé que te había jodido anoche. Supongo que tengo que esforzarme
un poco más la próxima vez.
―¿Podemos no hacer esto a primera hora de la mañana? ―Jax espeta.
La atención de todos se desplaza hacia él con sorpresa. No hay forma
de ocultar el hecho de que se ve exhausto y actualmente increíblemente
frustrado con lo que está pasando. Jax puede provocar molestia a veces,
pero es raro verlo alguna vez legítimamente irritado de esta manera por
algo tan trivial.
Remy frunce el ceño cuando se da cuenta de las mismas cosas que acabo
de ver. Ella me ve y pregunta:
―¿Cómo les fue anoche?

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The Fight Game #2
―Bien. ―De alguna manera me las arreglo para no chirriar mi
respuesta. No sé si siente la mentira, pero ve a Jax con la misma pregunta.
―Bien, simplemente odio Las Vegas ―se queja―. ¿Podemos salir de
aquí? Incluso el olor me da náuseas. ―Aprovecha su comentario
arrojando lo último de su ropa en su maleta.
También va a agarrar la ropa de Tristan, pero él se lanza hacia adelante
para arrebatársela de la mano.
―Está bien, Jesús. Solo cálmate. Me tomará diez minutos empacar todo.
―Él ve a su amigo―. ¿Sabes? vas a tener que descubrir cómo hacer las
paces con Las Vegas si voy a pelear en la UFC. Aquí es donde las peleas
serán la mayoría de las veces.
―Oye, mantuve mi mierda controlada. Al menos hasta anoche ―se
defiende Jax. Sus ojos se lanzan hacia mí y se alejan tan rápidamente que
casi me pierdo el gesto automático.
No tardamos mucho en empacar el resto de la habitación. Tomamos
dos taxis al aeropuerto, e inmediatamente estoy agradecida por el corto
viaje porque Jax permanece en silencio durante todo el tiempo. Gracias a
Dios que no estamos en el mismo vuelo porque probablemente explotaría
por la incomodidad que pesa tanto entre nosotros.
Los cuatro pasamos la mañana juntos en el aeropuerto, Tristan y Remy
hablando y riéndose mientras almorzamos. El silencio de Jax es tan
inusual como lo fue esta mañana, pero el mío es normal, por lo que en
realidad nadie dice nada. Remy y yo tenemos un vuelo aproximadamente
una hora antes que los chicos, así que cuando finalmente los dejamos en
el área de asientos, es con la expectativa de encontrarnos con ellos en
Filadelfia.
―¿Todo bien? ―Remy pregunta con una ceja levantada escéptica
mientras nos acomodamos en nuestros asientos.
―Bien ―respondo simplemente―. Solo cansada. Creo que Jax tiene
razón, Las Vegas no es genial.
Ella se ríe.

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The Fight Game #2
―No, no lo es ―acepta, cerrando los ojos mientras deja caer la cabeza
hacia atrás. En cuestión de minutos, se duerme y yo me quedo sola con el
caos en mi cabeza.
Estoy atrapada en mis pensamientos durante todo el viaje a casa:
durante la escala, el vuelo de conexión, el viaje en Uber de regreso al
apartamento de Remy, todo. Estoy perdida en pensamientos no solo por
anoche, sino también por las últimas semanas.
Ni siquiera me refiero a la ruptura, parece que sucedió hace meses. No
he sentido nada de la tristeza que habría asumido que sentiría, no me he
sentido perdida o como si hubiera tomado la decisión equivocada. De
hecho, he sentido lo contrario. En solo dos semanas, sentí que mi
confianza volvía y comencé a hacer cosas que me hacen feliz...
Básicamente comencé a asentarme de nuevo en mi verdadera yo.
Y todo es por Jax.
Es posible que hayamos sido capaces de negarlo al principio, puede que
hayamos sido capaces de llamarlo tensión natural cuando nos estábamos
adaptando a que los dos estábamos solteros en la ciudad por primera vez,
pero este sentimiento entre nosotros solo se está volviendo más profundo.
Se siente como lujuria, pero también como algo más pesado, y sé que está
luchando contra eso, debido a Remy y nuestra amistad y tal vez incluso a
mi reciente ruptura, pero todas esas razones suenan cada vez más
endebles.
Incluso antes de anoche, esta tensión ha comenzado a sentirse
sofocante. Siempre pensé que Jax era el macho alfa más sexy que había
conocido, pero es más que eso. Es amable y divertido, y lleva su corazón
en la manga para que el mundo lo vea. También es el mejor hombre que
conozco. ¿Cómo podría no interesarme en él? De una manera más simple,
fue la razón por la que me enamoré de él cuando era niña: porque incluso
cuando era adolescente, tenía el mejor corazón de todos los que conocía.
Entonces, si años después finalmente comienza a notarme como mujer,
¿cómo podría no querer perseguirlo?
No puedo arrepentirme de haberme encontrado con él anoche, incluso
si la situación comenzó accidentalmente. Quería que él hiciera un

2
movimiento, que me tocara. Deseé, por primera vez desde que era
The Fight Game #2
demasiado joven para entender mi propio deseo, que él me quisiera de
vuelta. No porque quiera iniciar una relación seria o porque crea que es
mi alma gemela, sino porque es uno de mis mejores amigos y quiero
explorar esta nueva conexión.
Sin embargo, no estoy segura de cuán fuerte quiero presionarlo. Lo de
anoche es solo una prueba más de que siente demasiadas razones para no
ceder, y por mucho que quiera ser una mujer independiente y tomar lo
que quiero, tampoco quiero obligarlo a hacer algo de lo que se arrepienta.
Cuando regresamos al apartamento de Remy, es lo suficientemente
tarde como para que el domingo termine, pero no lo suficientemente tarde
como para irnos a la cama. Desempaco mi ropa y trato de hacer un poco
de tarea, pero no llego muy lejos porque mi cerebro está perdido en
pensamientos de anoche, de Jax sin camisa, de la sensación de su piel
contra la mía, de la sensación de su longitud presionando contra mí...
Cierro de golpe mi computadora y justo cuando estoy en el punto de
inflexión de mi decisión, escucho unas llaves en la puerta principal, y la
aparición de Tristan se abre es suficiente para decidir por mí. Sin darme
la oportunidad de dudar de mí misma, agarro mis llaves y digo:
―Remy, voy a salir. No esperes despierta.
Parece que Tristan quiere decir algo, pero debe ver algo en mis ojos
porque, en vez de eso, se hace a un lado mientras paso volando.
De una forma u otra, Jax y yo nos libraremos de esta maldita tensión.

2
The Fight Game #2

17
No puedo evitar dar un portazo detrás de mí cuando finalmente llego
a la casa. Arrastro mis manos por mi rostro con un murmullo.
―Mierda.
Luego, un poco más fuerte...
―Mierda.
¿Cómo diablos esta nueva fascinación por Hailey se salió de control?
La conozco desde hace diez años, y ahora, de repente, no puedo dejar de
fantasear con tenerla debajo de mí, y lo que es peor, de alguna manera
sigo diciendo y haciendo cosas que hacen que estos nuevos sentimientos
sean obvios. Sé que Hailey se da cuenta, porque veo su cuerpo reaccionar.
Sé que está excitada, y aunque es halagador que me encuentre atractivo,
me hace sentir más culpable por ponerla en estas situaciones.
Y si ella quisiera o no actuar en consecuencia es irrelevante, porque ni
siquiera debería darle la opción. Soy su amigo, por el amor de Dios,
debería estar actuando como un amigo, no salivando por ella como un
adolescente cachondo. Estoy harto de tomar duchas heladas para
deshacerme de las erecciones que no debería sentir por la hermana menor
de mi mejor amiga.
Me paso las manos por el rostro de nuevo con un gruñido de
frustración. Necesito un maldito trago.
Me acerco a la cocina y abro el refrigerador para tomar una cerveza. Por
primera vez, tomo una de las repugnantes IPA de Tristan, necesitando el
contenido de alcohol adicional. Tomo la mitad, tratando de no respirar

2
The Fight Game #2
por la nariz para poder ignorar el extraño sabor agrio. Estoy jadeando
cuando finalmente la golpeo en la isla de la cocina.
Está bien, cálmate. Algo pasó anoche, pero no es el fin del mundo. No
lo hiciste jodidamente a propósito, estabas durmiendo. Tienes problemas
más grandes en este momento de todos modos. Por ejemplo, cómo sacar
a la chica de tu cerebro confundido por el sexo.
―Mierda ―murmuro para mí mismo de nuevo. Eso es todo lo que
tengo para describir la culminación de la locura del día. Solo... mierda.
De repente, suena un golpe en la puerta principal, lo que me hace
fruncir el ceño confundido. ¿Quién aparece sin avisar que viene?
Atravieso la sala de estar hasta la puerta principal y me detengo para
ver por la mirilla antes de abrirla. Mi ceño solo se profundiza cuando veo
quién está afuera.
―¿Hailey? ―pregunto confundido cuando abro la puerta. En algún
momento, comenzó a llover, porque ella está de pie, empapada, en mi
puerta. Su cabello rubio está pegado a sus mejillas y cuello, y sus ojos
azules se ven inusualmente brillantes. También está respirando
pesadamente. En cierto modo, se ve tan loca como me siento ahora.
»Jesucristo ―jadeo en estado de shock―. Entra, estás empapada. ¿Qué
estás haciendo aquí? ―La acompaño a través de la puerta y me acerco
para quitarle la chaqueta empapada de los hombros.
Lo que de inmediato resulta ser un error porque solo lleva una blusa
sin mangas debajo, y ahora me distraen sus pezones que se han
endurecido por el frío.
Ella ignora el hecho de que mi atención se ha desviado y me empuja
hacia la casa.
―Tú también lo sientes ―afirma simplemente―. Sé que lo sientes. No
soy solo yo.
Me obligo a apartar la mirada de ella. Cierro la puerta y pregunto
distraídamente:
―¿De qué estás hablando?

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The Fight Game #2
Cierra la distancia entre nosotros en dos pasos decididos. Me giro hacia
ella y respiro sobresaltado ante la expresión de su rostro. Todavía se ve
salvaje, pero también decidida, y tan jodidamente hermosa.
―Hailey… ―respiro. Mi corazón está latiendo fuera de mi pecho. No
tengo idea de lo que está pasando en este momento.
Su mirada en mí se agudiza, y da otro paso más cerca. Por ahora, tanto
mi respiración como mi ritmo cardíaco están fuera de control.
Observo cómo su comportamiento se calma visiblemente ante mí, como
si lo que ve en mi rostro fuera suficiente para domar el desenfreno que
estaba sintiendo.
―Sé que tú también lo sientes ―repite en voz baja―. Dime cómo te
sentiste cuando casi te besé en el bar.
Mierda.
No puedo decirle la verdad. Esto no puede suceder, no podemos
permitir que esto suceda.
―Yo… yo no sé de lo que estás hablando ―fuerzo. Estoy prácticamente
jadeando ahora, suplicando con mis ojos, rogándole que no me presione.
Ya me siento culpable, y ni siquiera ha pasado nada. Estoy demasiado
cerca de perder la cabeza en este momento, mi pánico aumenta aún más.
Sus ojos azules permanecen tranquilos, serenos. Ella sabe exactamente
lo que me está haciendo en este momento, y no va a detenerse sin una
respuesta.
―Tenía muchas ganas de besarte ―susurra, haciéndome contener el
aliento ante su admisión―. Y también quiero besarte en este momento.
―Sus ojos recorren mi rostro antes de volver a cruzar nuestras miradas.
En sus ojos, en este momento, veo puro fuego. Veo una pasión que nunca
había visto en Hailey, y es suficiente para hacerme temblar de deseo,
incluso mientras trato de endurecer mi resolución de no rendirme―. Y
luego quiero hacer otras cosas, cosas que nunca pensé hacer contigo.
Hasta ahora. Ahora, parece que no puedo pensar en otra cosa.
Cierro los ojos con fuerza, como si al no poder verla, entonces no fuera
una gran tentación.

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The Fight Game #2
Pero no ayuda. Ahora, todo en lo que puedo concentrarme es en su
dulce aroma femenino y el calor de su piel junto a la mía.
Tenía la sensación de que ella estaba experimentando las mismas
emociones que yo, pero nunca pensé que sería ella quien daría el primer
paso, y escucharla decirlo en voz alta significa que en realidad tengo que
tomar una decisión.
Siento, más que sentir, que da un paso más cerca de mí. Cuando todavía
no respondo, coloca sus manos sobre mi pecho y susurra:
―¿Por qué estás luchando contra esto?
Abro los ojos para poder lanzarle una mirada acusatoria.
―Porque Remy…
―Amo a mi hermana, pero ella no puede decir con quién puedo o no
puedo estar… ―interrumpe, y escucho la convicción en sus palabras―.
He tenido suficiente de personas que intentan dictar mi vida.
Ahora mi mirada se vuelve suplicante.
―Hailey, eres como una hermana menor…
―No… ―me interrumpe de nuevo. Solo que ahora está molesta―. No
puedes hacer eso. No puedes usar eso como un escape, porque sabes que
eso no es cierto. Remy puede sentirse como una hermana para ti, pero
siempre he sido algo diferente y lo sabes. Así que no te atrevas a tratar de
mentirte a ti mismo sobre eso.
Un sonido ahogado de dolor sale de mi pecho. Estoy colgando de un
hilo aquí, y estoy a una razón de rendirme por completo y darle todo lo
que quiere porque sabe que yo también lo quiero.
Siento una intensa necesidad de ahuecar su rostro y acercarla a mí, pero
eso me atraería aún más, así que coloco mis manos sobre sus hombros y
las paso suavemente hacia arriba y hacia abajo por sus brazos. Cuando
paso su cabello mojado sobre su hombro, un escalofrío la recorre.
―Hailey, tú me importas ―murmuro―. Si esto daña nuestra amistad,
o si, Dios no lo quiera, te lastimo accidentalmente, nunca me lo
perdonaría. Yo no...

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The Fight Game #2
Desliza sus manos de mi pecho a los lados de mi rostro, ahuecándolo
suavemente de la misma manera que anhelo hacer con el suyo.
―Nunca podrías hacerme daño ―susurra, acariciando tiernamente
mis mejillas con sus pulgares―. Te conozco, y es porque te conozco que
quiero esto. Confío en ti, me importas, y sé que sientes esta chispa entre
nosotros, y lo quiero. Sea lo que sea. Te quiero a ti.
Me ve con tanta confianza, con tanto anhelo, que siento que se
desmorona la última pizca de mi determinación. En ese momento, decido
que le daré a esta chica todo lo que quiera: mi cuerpo, mi corazón, la luna,
las estrellas, cualquier cosa. Es suyo.
No hay suficiente aire en mis pulmones para respirar. Ella quiere una
respuesta, pero ni siquiera puedo formular un pensamiento, y mucho
menos palabras. Estoy demasiado ido en los ojos de esta chica para hacer
algo más que verla con asombro.
Después de unos momentos en los que todavía no he dicho nada,
Hailey se pone rígida y ve hacia otro lado, la molestia y el dolor cruzan su
rostro. Verlo es suficiente para sacarme de mi estupor, pero antes de que
pueda decir algo, ella se endereza y levanta su mirada hacia la mía de
nuevo.
―Pero no estoy interesada en convencer a nadie de que me quiera de
vuelta, así que si tengo que presionar por esto, olvidémoslo. ―Comienza
a alejarse.
Agarro su brazo antes de que pueda alejarse de mí.
―No ―gruño.
Oigo su brusca inhalación cuando se gira hacia mí. Sus ojos se
agrandan, el dolor en ellos se desintegra para revelar su esperanza.
Doy un paso adelante para hacer lo que me muero por hacer desde esa
noche en el bar. Tomo su rostro, mis dedos se enredan en su cabello
mojado, y me deleito con la sensación de finalmente tocarla así. Mi
respiración se queda atrapada en mis pulmones ante la expresión de su
rostro, ante el hambre por mí.

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The Fight Game #2
No me apresuro a besarla. Solo acuno su rostro, tratando con todo mi
ser de memorizar este momento, memorizar cómo se ve. Mi mirada cae
hasta sus labios rosados y afelpados, y luego me pierdo.
En el momento en que sus labios tocan los míos, siento una carga
eléctrica correr entre nosotros, reiniciando mi corazón y haciéndolo latir
solo para ella. La devoro, la reclamo como mía. Mis labios se separan en
un gemido.
Cuando nuestras lenguas se tocan, siento a Hailey gemir y apretar sus
manos en mi camisa. Mierda, es mucho más pequeña que yo, tan frágil.
Quiero apretarla contra mi pecho y protegerla para que nadie pueda
lastimarla nunca más.
Pero Hailey no besa como si fuera frágil, se enfrenta a mi agresión con
su propia marca de fuego, presionando con fuerza su cuerpo contra el mío
y tirando de mi camisa para poder llegar mejor a mi boca. Su lengua choca
con la mía, y sus gemidos se hacen más fuertes. Escucharlos venir de
Hailey es suficiente para hacer que mi corazón se acelere, y cuando toma
mi labio inferior entre sus dientes y lo muerde, el acto saca un gemido
torturado de mi garganta.
Ese mordisco es la razón por la que me obligo a hacer una pausa por un
momento, antes de llevar esto demasiado lejos demasiado rápido.
Me alejo, dejando mis manos en su cabello y mi frente descansando
contra la suya. Ambos respiramos con dificultad, ambos vibramos con la
urgencia de seguir adelante.
Trato de ordenar mi revoltijo de pensamientos que el beso de Hailey
acaba de borrar por completo. No me queda determinación para luchar
contra esto, ni quiero hacerlo, pero algo me molesta en el fondo de mi
mente para asegurarme de que Hailey sepa que esto no es solo sexo. No
puede ser. Es Hailey.
Tomo un respiro tembloroso y me obligo a decir:
―Si hacemos esto, no solo voy a follarte, Hailey. No puedes ser solo
una chica en mi cama. No estoy diciendo que tengas que llamarme tu
novio, pero esto tiene que ser exclusivo. Me importas demasiado como
para no valorar nuestra amistad y tratarte con respeto.

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The Fight Game #2
Ella asiente rápidamente, ansiosa por más.
Pero luego ve hacia otro lado. Abre la boca para decir algo, pero se
necesita otro intento antes de que salga algún sonido.
―Okey ―susurra vacilante―. También quiero eso, pero… mmm,
también quiero...
Sé exactamente lo que quiere. Es la misma fantasía que no me he podido
sacar de la cabeza desde aquel día en el gimnasio que me ofrecí a ponerla
de rodillas.
Me enderezo y saco mis dedos de su cabello, acariciando suavemente
los mechones húmedos sobre su hombro para que queden a lo largo de su
espalda. Enderezo su blusa también, alisándola por su cintura. Le doy la
oportunidad de tomar las riendas de su fantasía y poseerla. De decirla en
voz alta.
Pero no parece estar lista para eso todavía. Se queda callada, demasiado
tímida acerca de su pedido para vocalizarlo.
Le doy una oportunidad más para admitir sus deseos. Cuando mis
ajustes están completos, agarro ligeramente su barbilla entre mis dedos y
me inclino para depositar un dulce beso en sus labios.
―Hailey, te daré lo que quieras, solo pídelo. Nunca tienes que
esconderte de mí.
Se le corta el aliento y sus ojos se abren como platos.
―Quiero que me enseñes, como dijiste que harías…
Su respuesta hace que un sonido de placer retumbe a través de mi
pecho y un escalofrío recorre a Hailey.
―Arriba ―gruño con avidez.
Si es posible, sus ojos se abren aún más, pero luego se da la vuelta y
sube las escaleras sin dudarlo.
Una parte de mí siente que debería sentirme culpable por lo que estoy
a punto de hacer, pero la gran mayoría de mí está demasiado
obsesionado, demasiado hambriento por ella y demasiado débil para no
ceder a este calor entre nosotros. Las últimas semanas me han mostrado

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The Fight Game #2
una Hailey que nunca había conocido, y no creo que pueda dejar de
perseguirla aunque quisiera.
Me ocuparé de las posibles consecuencias más tarde.
Corro detrás de ella escaleras arriba y llego a mi habitación al mismo
tiempo, así que cierro la puerta detrás de nosotros y la empujo contra ella.
Me trago su jadeo con un beso.
Caemos uno sobre el otro como si estuviéramos hambrientos.
Hambrientos por el toque del otro, nuestro sabor, la sensación de nuestras
manos agarrándose mientras tratamos de decidir qué prenda de ropa le
arrancaremos al otro primero. De algún modo se las arregla para quitarme
la camiseta, pero el tiempo que tarda es demasiado tiempo separados
porque en cuanto me la quita por la cabeza, vuelve a estar pegada a mí,
jadeando contra mi boca y mordiéndome lo labios.
El sentimiento es mutuo. No importa lo cerca que la apriete, cuánto
tiempo la bese, todavía no puedo tener suficiente. Es como si nuestros
años de amistad hubieran estado construyendo esta fiebre entre nosotros
y ni siquiera nos diéramos cuenta, y ahora que nos hemos rendido, todo
está a punto de estallar.
Finalmente me obligo a alejarme de ella, pero solo hasta el punto de
apoyar mi frente contra la suya. Ambos jadeamos, ambos todavía
agarrándonos con manos desesperadas. Ella me mira con la misma
hambre y la misma confianza brillando en sus ojos como allá abajo.
Con el pecho agitado, rozo mis nudillos contra su suave mejilla de
marfil.
―¿Segura que quieres hacer esto? ―murmuro.
Asiente antes de que termine la pregunta.
―Sí ―respira, pero debe ver los últimos hilos de mi vacilación porque
además de sus palabras, también me muestra con sus acciones.
Ella cae de rodillas frente a mí.
―Mierda ―jadeo antes de que pueda evitar que la palabra se me
escape.

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The Fight Game #2
Por mucho que haya fantaseado con Hailey así en las últimas semanas,
la vista es mil veces mejor de lo que jamás pensé que sería. No solo se ve
como la pareja obediente que amo en el dormitorio, sino que también se
ve absolutamente impresionante de rodillas. La lujuria oscurece su
mirada, y casi gimo cuando ve mis pantalones y se lame los labios.
Inmediatamente alcanza mis jeans, abre el botón y desliza
cuidadosamente la cremallera hacia abajo y solo esa acción es suficiente
para hacerme empezar a jadear. Solo hace una pausa por un momento,
lanzándome una mirada vacilante, pero luego la aprensión desaparece y
mete la mano dentro de mis bóxers.
Esta vez no puedo detener el gemido que sale de mí cuando su mano
envuelve mi polla. Lentamente, y todavía un poco vacilante, comienza a
bombear su puño a lo largo de mi cuerpo. El placer de ese toque mínimo
me debilita, y me agarro con las manos en la puerta mientras caigo hacia
adelante.
Él triunfo brilla en sus ojos ante mi reacción, su labio se curva en una
sonrisa de suficiencia, y luego su agarre se aprieta, pero cuando comienza
a inclinarse hacia adelante para tomarme en su boca, y antes de que pueda
pensar en detenerlo, vuelvo automáticamente a mi lado dominante que
aparece cuando una mujer está de rodillas frente a mí. Agarro su cabello
y jalo su cabeza hacia atrás. Ella jadea ante mi acción contundente y, por
un segundo, me arrepiento de haber sido tan agresivo, pero luego me doy
cuenta de que se retuerce sobre sus rodillas y junta sus muslos.
―Todavía no, bebé. Usa tus manos ―le digo con voz áspera. Aflojo mi
agarre en su cabello y en su lugar paso mis dedos por los mechones,
ofreciendo a propósito sensaciones contrastantes.
Ella deja escapar un pequeño gemido ante mis palabras y lentamente
comienza a mover su mano de nuevo. Son solo unos segundos antes de
que esté conteniendo mi gemido por el placer que vibra a través de mi
cuerpo.
Empujo mis caderas hacia adelante, casi lo suficiente como para tocar
sus labios.
―Chupa ―ordeno bruscamente.

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The Fight Game #2
Mantiene sus ojos en mí mientras se inclina hacia adelante y toma la
cabeza de mi polla en su boca. Siento su lengua arremolinarse alrededor
de mi eje justo antes de que sus mejillas se ahuequen y succione con
fuerza.
―Mierda, bebé ―gimo. Mi mano se desplaza para sostener la parte
posterior de su cabeza, y tengo que luchar para mantener los ojos abiertos,
así no me pierdo un solo segundo de Hailey comenzando a trabajar más
de mí en su boca. Se siente como el jodido cielo. Todo lo que quiero hacer
es hundir toda mi longitud en su garganta.
Mi pene es lo suficientemente grande que pronto comienza a luchar.
Cuando llego a la parte posterior de su garganta, se atraganta y pone sus
manos en mis muslos, pero antes de que pueda aflojarla, agarra la base de
mi eje y vuelve a trabajar conmigo con sus manos.
Me trago la tentación de dejarla subir y bajar por mi longitud hasta que
me corra por el puro placer de su lengua de seda. En su lugar, dejo salir
la parte de mí con la que ha estado coqueteando desde aquella noche en
el tablero de dardos.
Aprieto mi agarre en la parte posterior de su cabeza y lentamente
empiezo a empujar dentro de su boca. Golpeo la parte posterior de su
garganta y ella se atraganta de nuevo, pero aun así, no me detengo.
―Mírame ―gruño. Sus ojos saltan para encontrarse con los míos.
Empujo un poco más en su boca, y esta vez, ella no se atraganta. Buena
chica―. Quiero que tomes todo de mí, quiero cada centímetro de mi polla
enterrada en tu garganta.
Mis palabras deben hacerla estallar porque gime e inmediatamente se
estira para arañar mis muslos y empujarme más profundamente hacia
ella. Mierda.
Empujo aún más profundo, permitiéndome ser un poco más rudo. Otro
centímetro más y sus ojos comienzan a lagrimear, aunque ignora por
completo las lágrimas que ahora ruedan por sus mejillas.
Aprovecho la oportunidad para ver el resto de ella. Mi mirada viaja por
sus mejillas rosadas, hasta el cabello pegado a su cuello, y luego se posa
en sus senos, que puedo ver a través de su blusa sin mangas delgada y

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The Fight Game #2
mojada. Mi pene se endurece aún más ante la idea de ahuecar sus pechos
perfectos y frotar mis pulgares sobre sus pezones hasta que se retuerce en
mis manos.
Mi atención vuelve a su boca cuando me da una caricia particularmente
profunda.
―Buena chica ―murmuro, manteniendo su cabeza en su lugar y
follando completamente su boca en este punto. Las lágrimas continúan
rodando por sus mejillas.
Su nariz finalmente llega a mi estómago mientras lo último de mí se
hunde en su garganta. Empieza a retroceder, pero la detengo con la mano
en la nuca.
―Tómalo ―gruño―. Toma cada centímetro. ―Se retuerce, pero deja
de intentar alejarse, y siento que sus músculos se relajan mientras me
acepta por completo.
»Mierda, eso es tan bonito ―murmuro. Me mantengo ahí por otro
segundo, luego salgo de entre sus labios cuando empiezo a preocuparme
seriamente de que voy a correrme por la vista. Casi pierdo la cabeza
cuando veo un hilo de saliva que se extiende desde la punta de mi pene
hasta los labios rosados e hinchados de Hailey.
Gruño y alcanzo debajo de sus brazos para ponerla de pie y presionarla
contra la puerta de nuevo con mi cuerpo. Agarro sus caderas y trago su
jadeo, besándola con una ferocidad que me duele físicamente en su
presencia.
―Eres jodidamente perfecta ―susurro contra sus labios.
Agarrándola por debajo de los muslos, la levanto para que pueda
envolver sus piernas alrededor de mi cintura. No dejo de besarla en todo
el camino hasta mi cama. Cuando finalmente arranco mis labios de los
suyos y la acuesto, está sin aliento y retorciéndose contra mi pene y gimo
ante la sensación de que está tan excitada y receptiva.
―Te voy a devorar ―le digo con un gruñido, incapaz de evitar besarla
de nuevo.

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The Fight Game #2
Estoy encajado entre sus muslos, sosteniendo mi peso sobre mis
antebrazos y tratando de recordarme a mí mismo que no debería
simplemente arrancarle la ropa de su cuerpo y empujarme dentro de ella
tan rápido como sea humanamente posible. Necesito tomarme mi tiempo
y hacer que esta sea exactamente la clase de noche que ella me ha estado
rogando en silencio.
Finalmente arranco mis labios de los suyos y empiezo a arrastrarlos por
su barbilla y su cuello. Cuando llego a la tela de su blusa, juego con mi
lengua debajo del dobladillo y sonrío cuando siento que se estremece.
Me alejo un poco para poder verla. Está respirando con dificultad y su
piel tiene el rubor rosado más hermoso. Sus ojos están negros de lujuria
mientras me ve con el tipo de ojos confiados con los que solo Hailey me
mira, como si hubiera puesto toda su fe en mí.
Lo único que importa es la hermosa chica que yace debajo de mí,
confiando en que le daré el placer con el que solo ha fantaseado y
esperando que lo haga. Un gruñido retumba a través de mí en satisfacción
masculina de que soy el que ella quiere.
Me inclino para lamer y morder a lo largo de su escote.
―¿Qué es lo que te hace correrte más fuerte, niña? ―murmuro, incluso
cuando mis manos comienzan a moverse poco a poco debajo de su blusa.
―Mmm, no estoy segura ―murmura sin aliento. Sus ojos se cierran y
empieza a jadear cuando mi boca se desliza más abajo para engancharse
en su pezón a través de la tela―. ¿Oral? En realidad, solo me corro con el
oral.
Muerdo su pezón lleno de guijarros a través de su blusa, sonriendo
cuando jadea y se arquea fuera de la cama.
―¿Cuándo fue la última vez que tuviste más de un orgasmo durante el
sexo? ―Cuando no responde, simplemente sigue arqueándose para pedir
más, muerdo la curva de su pecho y gruño―: Hailey. Responde la
pregunta.
Ella jadea, y sus ojos se abren de golpe.
―Nunca. Tengo suerte si me corro una vez.

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The Fight Game #2
Con mis sospechas confirmadas, y sin otra palabra, agarro la parte
inferior de su blusa y la paso por encima de su cabeza, y gimo cuando veo
la totalidad de su piel de porcelana y sus perfectos pezones rosados. No
puedo evitar dejarme caer y devorar las puntas rosadas. Necesito tocarlas,
saborearlas, morderlas.
Se arquea aún más fuerte cuando hago rodar una punta entre mis
dientes. Alterno entre chupar y morder, molestando a los capullos hasta
que están rosados e hinchados por mis servicios. Solo entonces cambio al
otro.
―Jax ―finalmente jadea. Sus uñas se clavan en mis hombros, y se
siente como si no pudiera decidir si quiere alejarme o acercarme―. Jax…
sí, yo… Oh, Dios…
Sus palabras se desvanecen en un gemido cuando pellizco un pezón
mientras chupo el otro en mi boca.
―Sé lo que necesitas, niña ―le digo con un beso en la curva de su
pecho―. Y te lo voy a dar. ―Beso mi camino por su estómago hasta que
mi lengua una vez más se arrastra debajo de la tela de su ropa y oigo que
se le entrecorta la respiración ante la provocación. Rápidamente
desabrocho los botones de sus jeans, luego tiro de los costados―.
Levántate para mí.
Levanta las caderas y rápidamente le quito los pantalones y la ropa
interior con un solo movimiento. Cuando voy a acomodarme entre sus
muslos de nuevo, me doy cuenta de que ha juntado las rodillas y ahora
tiene una mirada vacilante en su rostro. Como si acabara de darse cuenta
de lo expuesta que está.
Es suficiente para mí pausar los grandes planes que tengo para su
cuerpo y, en su lugar, trepo por ella y presiono un suave beso contra sus
labios. Me tomo mi tiempo para besarla, esperando a que se relaje y las
abra para mí antes de terminar.
―Eres perfecta ―susurro contra sus labios―. Eres tan jodidamente
hermosa. Nunca dudes de que tu belleza me arruina por completo.
Siempre lo ha hecho.

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The Fight Game #2
Una respiración temblorosa suena entre sus labios mientras asiente. La
beso de nuevo, dejándola sentir la verdad en mis palabras.
Continúo besándola, incluso mientras mi mano se desliza por su piel
hasta su cintura y luego por su estómago. Siento su respiración
entrecortada cuando mis dedos viajan más lejos.
―Déjame hacerte sentir bien ―murmuro―. Déjame mostrarte cómo se
siente cuando un hombre moriría si no pudiera tenerte. ―Puntualizo mis
palabras dejando que mis dedos rozaran ligeramente su clítoris.
Un escalofrío la recorre con mi toque, y la oigo jadear:
―Sí.
Dejo que mis dedos se deslicen aún más. Rodeo su entrada,
provocándola manteniendo todo ligero y sin darle el toque que sé que está
deseando.
―Jax ―gime, y con el sonido, sé que he atravesado su último muro de
inseguridad.
Empujo sus piernas para abrirlas para poder acomodarme entre ellas
sobre mi estómago. Creo que estoy temblando, finalmente viéndola de
esta manera en la que ni siquiera me he permitido pensar. Mis brazos se
envuelven debajo y alrededor de sus muslos, mi cabeza está a solo unos
centímetros de su hermoso y reluciente coño. Cuando inhalo
profundamente, mis sentidos se abruman con su aroma embriagador y
femenino.
Veo hacia arriba para ver a Hailey mordiéndose el labio, con sus ojos
brillando con hambre y emoción. Sonrío y le digo:
―He estado soñando con tu sabor, niña.
Y luego bajo la cabeza y como.
En el momento en que mis labios tocan su clítoris, el gemido más sexy
que he escuchado sale de sus labios, justo cuando se arquea con fuerza
contra mi boca. La vista y la sensación de ella anhelándome tan
intensamente es suficiente para hacerme gemir y sumergirme aún más
profundo.

2
The Fight Game #2
No puedo tener suficiente de su sabor, su olor, su tacto. Mi lengua se
sumerge desde su clítoris hasta su entrada, y empujo dentro para poder
beber directamente del pozo. Sabe como el puto nirvana.
Mi pene está aún más duro de lo que estaba cuando Hailey estaba de
rodillas frente a mí, y mis caderas automáticamente quieren comenzar a
moverse en la cama para aliviarse, pero que me condenen si me corro en
cualquier lugar que no sea sobre o dentro de ella, así que deslizo mi
lengua hacia su clítoris y deslizo dos dedos donde estaba mi lengua.
Sus jadeos se convierten en gemidos al sentir mis dedos empujando
dentro de ella. Se inclina para agarrar mi cabello mientras sus caderas
comienzan a moverse aún más.
―Mierda, sí ―gruño contra su piel. No puedo quitar mis ojos de ella,
de su pura necesidad por mí―. Monta mi rostro, bebé, toma lo que quieras.
Gime y empieza a hacer precisamente eso. Dejo que sostenga mi cabeza
donde ella me quiere, continuando con mis dedos dentro de ella mientras
usa mi boca sin vergüenza. Mierda, podría correrme solo con verla así.
―Jax ―gime, y veo un poco de asombro, mezclado con un poco de
miedo en sus ojos. Sus caderas dejan de rodar y comienza a alejarse
ligeramente―. N-no puedo, es d-demasiado...
―A la mierda con eso ―gruño, aumentando la intensidad de mis
dedos. Chupo su clítoris con mi boca y chupo con fuerza, decidido a sacar
el orgasmo de su cuerpo si es necesario.
Saco un brazo debajo de su muslo para poder dejarlo caer sobre su
estómago y mantenerla en su lugar mientras redoblo mi misión de sacar
un orgasmo divino de esta hermosa criatura privada frente a mí, y cuando
finalmente enrosco mis dedos dentro de ella, hago exactamente eso.
Hailey grita por la fuerza de eso, y observo completamente embelesado
cómo su rostro se contrae ante las puras olas de éxtasis que la recorren,
mientras finalmente sucumbe a los sentimientos con los que ha estado
luchando, y justo cuando creo que la vista no puede mejorar, siento un
chorro de líquido en mi labio inferior.
Cuando las sensaciones finalmente disminuyen, su cuerpo exhausto

2
cae, inerte, de vuelta a la cama. Sus ojos, que se habían cerrado por la
The Fight Game #2
fuerza, finalmente se abren lentamente. Estoy empapado y sonriendo
salvajemente, cuando su mirada finalmente se posa en mí y su ceño se
frunce en confusión.
―Si me dices que no sabías que podías eyacular, puedo decirte en este
momento que nunca más voy a querer dejar este lugar entre tus piernas
―le digo mientras mis dedos rozan ligeramente su clítoris.
Ella se estremece por el bulto hipersensible que está siendo tocado, pero
luego sus ojos se abren como platos cuando registra mis palabras.
―Yo… ¿qué? ¡No lo hice!
Empujo mis manos para poder arrastrarme por su cuerpo. Una vez que
estoy apoyado sobre ella, hago que mire mientras lamo mis labios
brillantes, y ella en realidad gime de la vista.
Y eso es incluso antes de que lo haga de nuevo, esta vez lamiendo su
sabor de mis dedos antes de frotarlos en sus labios.
―Pruébate ―gruño―. Prueba lo ansiosa que estás por mi lengua, mis
dedos, mi polla. Nunca había visto ni probado algo tan hermoso.
―Oh, Dios ―susurra.
Luego chupa mis dedos en su boca.
Al sentir la succión, recuerdo cómo se sintió estar en su boca. Lo que
inmediatamente me hace desesperar por estar dentro de ella otra vez.
―Necesito follarte ―le digo―. Siento que voy a morir si no me meto
dentro de ti en este momento. ―Me inclino sobre ella para alcanzar los
condones en mi mesita de noche, pero no llego muy lejos porque Hailey
envuelve sus brazos alrededor de mi cintura y me jala hacia arriba.
―No ―respira―. Sin condón. Acabo de hacerme la prueba, estoy
limpia y estoy tomando la píldora. ¿Y tú?
―¿Tomando la píldora? No. ―Se ríe de mi estúpido chiste y pega su
rostro a mi cuello. Sonrío, la tensión cargada entre nosotros se detiene por
un momento y me recuerda que ella no es solo alguien a quien quiero
follar, también es una amiga que me importa.
El pensamiento es aleccionador, especialmente con su pregunta.

2
The Fight Game #2
―Estoy limpio ―le digo―. Acabo de hacerme la prueba y no he estado
con nadie en algunos meses. ―La veo y estudio sus rasgos―. ¿No quieres
que use un condón? ¿Estás segura?
Ella asiente de inmediato.
―Quiero sentirte ―susurra.
Y eso es todo lo que se necesita. Gimo, dejando caer mi propio rostro en
su cuello.
―¿Cómo se supone que voy a decir que no a eso?
―No lo dices ―me dice―. Se supone que debes empezar a follarme
porque no eres el único que siente que morirá si no lo haces. ―Y luego
envuelve sus piernas alrededor de mis muslos y comienza a empujar mis
jeans ya sueltos de mis caderas. Entre los dos logramos quitarme
rápidamente los pantalones para que pueda acomodarme entre sus
piernas.
Deslizo mi antebrazo debajo de su hombro para poder dejar caer mi
pecho contra el suyo. En esta posición, nuestros labios están a solo
centímetros de distancia.
Dejo que mi mirada vague por su rostro por un momento. Con mi otra
mano, la paso suavemente por su cabello.
―¿Segura que quieres hacerlo? ―pregunto―. No hay vuelta atrás
después de esto.
Ni siquiera duda, simplemente envuelve sus piernas alrededor de mi
cintura y me acerca. Gimo cuando mi polla presiona contra su coño
empapado.
―Acabo de correrme en tu rostro, Jax ―dice con naturalidad―. Ya no
hay vuelta atrás.
Ahogo una risa. Creo que mi boca se abre un poco, no acostumbrado,
pero también completamente hipnotizado por la idea de una Hailey
hablando sucio.
―¿Quién eres y qué has hecho con mi dulce Hailey?

2
The Fight Game #2
Se levanta y me besa, su lengua se enreda audazmente con la mía
mientras susurra contra mis labios:
―No quiero que me folles como si fuera dulce. Quiero que me folles
como si fuera tuya.
Sus palabras rompen cualquier restricción restante dentro de mí. Soy
impotente para ceder a sus deseos, sus necesidades, impotente para ceder
a ella.
Me inclino y capturo sus labios con los míos.
El beso es intenso, hay muy claramente una rendición desesperada de
parte de ambos porque todo está a punto de cambiar.
Cuando no puedo soportar otro segundo de no estar dentro de ella, me
agacho para agarrar mi pene y lentamente me deslizo dentro.
Ella gime por mi tamaño y comienza a retorcerse, así que me detengo
para darle un segundo para que se ajuste y me inclino para besar su cuello.
Me agarra el rostro y acerca mi boca a la suya.
―No... ―jadea―. Te quiero dentro de mí. No te detengas.
―No quiero hacerte daño ―murmuro contra sus labios.
Niega con la cabeza y se agacha para agarrar mi trasero. Con un tirón
me arrastra completamente dentro de ella.
―Mierda ―jadeo cuando toco fondo. Se siente como lo único que soy
capaz de decir con esta chica.
Gime contra mi boca mientras sus manos comienzan a arañar mi
espalda.
―Sí. Muévete. Oh, Dios, necesito que te muevas.
Gimo y empiezo a moverme lentamente, luego, cuando siento que
Hailey se ajusta a mi tamaño y se relaja, acelero el ritmo. No pasa mucho
tiempo antes de que mueva sus caderas y me inste a ir más rápido.
―Dios, te sientes tan jodidamente bien ―exhalo. Las sensaciones son
demasiadas, ya estoy demasiado cerca de explotar. Cierro los ojos y

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The Fight Game #2
hundo el rostro en el hueco de su cuello, inclinando mi cuerpo sobre el
suyo para poder empujar mis caderas contra ella.
Todos los planes que tenía para follarla de siete maneras
inmediatamente salen volando por la ventana. Ahora, todo en lo que
puedo pensar es en follarla lo más profundo y fuerte que pueda, hasta que
la sienta explotar a mi alrededor. Hailey debe sentir lo mismo que yo
porque sus muslos comienzan a temblar a mi alrededor y pequeños
gemidos salen de sus labios.
Sus sonidos receptivos me vuelven loco. No me atrevo a tomarme el
tiempo para alejarme de ella, pero esta fiebre dentro de mí es suficiente
para sacar al animal de mí. Deslizo ambas manos debajo de su trasero y
la levanto, lo que me coloca en el ángulo perfecto para frotar su clítoris
cuando empujo hacia adentro. La escucho jadear sorprendida por la
sensación, luego deja escapar el gemido más sexy que he escuchado en mi
vida.
Su reacción me hace querer sacar más de esos sonidos de ella. Con sus
caderas fuera de la cama y mi mano ya en su trasero, estoy en la posición
perfecta para azotarla y luego amasar su mejilla en mi mano.
―Jax, Oh, Dios ―jadea―. Yo-yo voy a...
―Sí ―gruño mientras la azoto de nuevo, más fuerte esta vez.
Finalmente me enderezo para poder verla, sin dejar de sostener sus
caderas en mis manos. Sus labios se han abierto y su piel está enrojecida
del color rosa más increíble―. Córrete para mí, bebé.
―Jax ―dice en una última toma de aire, y luego su orgasmo la inunda.
Toda la cordura restante me abandona en el momento en que siento su
liberación. Su grito es silencioso, su cabeza gira hacia atrás mientras su
espalda se arquea. Casi pierdo la cabeza cuando sus manos rascan mis
abdominales, y el orgullo brota en mi pecho al saber que me está dejando
marcas. Sus músculos me aprietan con tanta fuerza que es casi una lucha
seguir sacando y empujando hacia adentro; su orgasmo me hace querer
quedarme enterrado en ella y disparar mi propia liberación tan
profundamente como sea posible.

2
The Fight Game #2
Pero me obligo a esperar porque estoy decidido a hacer que Hailey se
corra de nuevo, incluso cuando ella baja de su orgasmo, ya estoy
acelerando mi ritmo y apretando su clítoris con cada embestida, y cuando
su respiración comienza a entrecortarse de nuevo, engancho una de sus
piernas sobre mi brazo para poder profundizar aún más.
―Oh, Dios ―se ahoga―. Estás tan profundo, yo… yo no puedo…
Me conduzco dentro de ella, duro, decidido a forzar otro orgasmo de su
cuerpo, y como creo que le puede gustar mi boca sucia, me inclino para
chupar mi marca en su cuello antes de susurrarle al oído:
―Puedes y lo harás, Hailey. Vas a correrte sobre mi polla como una
buena chica. ―Sigo mis palabras con otro duro azote.
Siento, más que oír, su respiración entrecortada, pero luego sus manos
agarran mi cintura y comienza a atraerme hacia ella, sus caderas se
encuentran con las mías en cada embestida, y cuando tomo su cuello con
mis dientes otra vez, todo su cuerpo se congela antes de explotar de placer
una vez más. Sus gemidos se vuelven salvajes, y la siento temblar por la
abrumadora sensación de otro orgasmo siendo arrancado de su cuerpo
tan pronto después del último.
―Mierda ―jadeo. En el segundo en que su cuerpo comienza a
apretarse, siento mi propia liberación corriendo por mi columna. Empujo
una vez más hasta la empuñadura y luego gimo mientras me derramo
dentro de ella. Hailey se estremece debajo de mí cuando el último de sus
orgasmos disminuye.
No tengo sentido del tiempo después de eso. Pueden pasar segundos,
pueden pasar horas, antes de que los temblores se detengan para ambos
y nos quedemos sin aliento, jadeando. Me he derrumbado sobre ella y mi
rostro está nuevamente presionado contra su cuello.
―Tenía algunas posiciones más en mente cuando empezamos eso
―murmuro contra su piel. Ella se ríe, y el sonido es tan ligero y eufórico
que no puedo evitar sonreír y apartarme para poder ver su rostro.
Está brillando, y eso ni siquiera es una exageración, está tan relajada,
sonrojada y feliz.

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Es la vista más hermosa que he visto.
The Fight Game #2
―Hola ―susurra con una sonrisa.
―Hola, niña ―susurro de vuelta. No puedo evitar inclinarme y robar
un suave beso de sus labios.
―Estoy un poco sorprendida de que eso haya sucedido ―admite―.
Fantaseaba con besarte cuando era más joven, pero nunca pensé que esto
sucedería.
―¿Superó las expectativas? ―bromeo con una sonrisa.
Ella rueda los ojos en respuesta.
Solo me río y salgo lentamente de ella, frunciendo el ceño cuando se
estremece.
―¿Te lastimé? ―pregunto preocupado.
Su sonrisa regresa cuando niega con la cabeza.
―No, simplemente odio la sensación de que te retiraras. ―Mierda, pero
mi hombre de las cavernas interior golpea su pecho ante eso―. Y tu pene
es enorme, así que estoy un poco adolorida. ―Y eso.
―Me aseguraré de mantener mis manos alejadas de ti por un día o dos
―le respondo con una sonrisa.
Sus ojos brillan ante eso.
―No te atrevas ―susurra, acercándome más por la cintura.
Esta maldita sonrisa nunca va a dejar mi rostro.
Dejo caer un beso en su nariz y me acuesto a su lado, e inmediatamente
se acurruca bajo mi brazo contra mi costado.
―¿Quieres... quieres que me vaya? No quiero hacerlo raro…
―¿Qué? ―La veo en estado de shock―. ¿Por qué te irías?
Cuando no dice nada, y solo acaricia mi pecho, pienso en la razón detrás
de su pregunta.
―¿Creías que esto solo iba a ser sobre sexo? Ya te dije que quiero más
que eso.

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The Fight Game #2
Se encoge de hombros sin verme, sus dedos trazan nerviosamente
patrones en mis abdominales.
―No sabía si cambiarías de opinión una vez que terminara.
Tengo que tragarme el gruñido que quiere salir al saber que cree que
cualquiera es capaz de usarla solo para el sexo.
Aprieto mi brazo a su alrededor y suavizo mi voz.
―Ni hablar, te dije que no tiene que ser una relación completa si no
quieres que lo sea, pero tú sigues siendo Hailey y yo sigo siendo Jax, y
somos amigos. ―Suspiro y niego con la cabeza, murmurando
distraídamente―: Y cómo crees que podría echarte de mi cama después
de ver a Dios, no tengo idea.
Se ríe de mi comentario, pero estoy bastante seguro de que escucho un
aire de alivio en el sonido.
Eso me pone aún más sobrio.
Tomo su barbilla e inclino su rostro hacia arriba para ver el mío.
―Hailey ―digo suavemente―. Te follaré como quieras, especialmente
la próxima vez que pueda meterte en algo más que un misionero sin
perder la cabeza. ―Otra risita―. Pero nunca podrías ser solo sexo para
mí, vales mucho más que eso. ¿Me oyes?
Veo lágrimas en sus ojos, pero no las deja caer.
―Sí, te oigo ―susurra, con una sonrisa temblorosa en su rostro.
Satisfecho con el hecho de que hemos apartado algunas de sus
inseguridades, levanto su barbilla un poco más y la beso de nuevo.
Solo pretendo que sea un beso, pero ella pasa una mano por mi cabello
y lo profundiza. Solo hace falta que su lengua salga a escondidas y juegue
a lo largo de mi labio inferior para que abra la boca con un gemido y
deslice mi lengua para encontrar la suya. La hago rodar sobre su espalda
antes de darme cuenta de que hemos escalado.
Me obligo a alejarme.
―Mierda, espera, quería ofrecerte una ducha, y si estás adolorida, no

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quiero presionarte. ―Antes de que pueda tentarme con otro beso
The Fight Game #2
embriagador, salgo de la cama y la jalo para que se siente―. Ven, vamos
a meterte en la ducha y luego pediremos algo de comida y pasaremos el
rato.
Sus ojos se iluminan ante eso, y una vez más quedo fuera de combate
por la visión que es Hailey. Ni siquiera me importa que esté desnuda, solo
quiero que se vea tan feliz como ahora: con sus mejillas sonrojadas de
placer, sus labios hinchados por mis besos y una sonrisa relajada en su
rostro.
Nunca se ha visto más hermosa de lo que se ve en este momento.

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The Fight Game #2

18
No puedo quitarme la sonrisa del rostro cuando Jax me saca de su cama
y me lleva por el pasillo hasta el baño. Estoy completamente hipnotizada
no solo por su cuerpo, sino por su absoluta falta de timidez mientras
camina por su casa desnudo.
Ni siquiera sabía que era posible que alguien se sintiera tan cómodo en
su cuerpo. Nunca llegué al punto de caminar desnuda por el apartamento,
pero hubo muchas ocasiones en las que me sentí lo suficientemente sexy
como para usar lencería o vestirme con un atuendo diminuto. Solo tomó
algunas miradas de Steve antes de que comenzara a cuestionar esas
decisiones y, en vez de eso, comenzara a cubrirme más.
Ahora, viendo el cuerpo desnudo de Jax, no puedo recordar una sola
razón por la que alguien querría cubrirse. Siempre me ha fascinado la
apariencia física de Jax. Obviamente se destaca que tiene una estatura
enorme, pero no es solo su tamaño: también es un tamaño con un
propósito. Cada músculo de su cuerpo se construyó a través del trabajo
duro y mucho sudor. Además, mucha comida. Es el tipo de músculo
funcional que ganó a través de millones de repeticiones, miles de horas
de entrenamiento y una docena de peleas. Su cuerpo es una obra maestra.
Y en este momento, arrastrándome detrás de él, todo en lo que puedo
pensar es en lo mucho que quiero lamer cada línea de cada músculo. Las
ganas que tengo de trazar el tatuaje en su espalda, usar mi lengua para
seguir la tinta desde su hombro, a través de su espalda, bajando por su
columna, y luego encontrar mi propio camino a través de su cintura
estilizada y su trasero perfectamente agarrable...

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The Fight Game #2
Un rayo de lujuria se dispara a través de mí ante el recuerdo de agarrar
ese trasero mientras me empujaba, y luego otro cuando recuerdo
exactamente cómo se sentían esos empujes.
Una parte de mí todavía no puede creer que acabamos de tener sexo.
Estaba segura de que me rechazaría cuando apareciera esta noche.
Pero estoy tan feliz de que no lo haya hecho, porque ese sexo fue... de
otro mundo. No tenía idea de que el sexo pudiera sentirse así.
A pesar de lo que parecía creer Steve, yo no tenía tanta experiencia en
lo que respecta al sexo. Siempre he tenido la sensación de que anhelo un
tipo diferente de sexo, pero los chicos de preparatoria no son exactamente
conocidos por ser muy buenos o aventureros con el sexo. Apenas he
rozado la superficie de lo que quiero.
En solo una hora, Jax lo superó.
No sabía que podías experimentar el sexo así. Tenía la sensación de que
Jax estaría en sintonía con mis necesidades, únicamente por nuestras
conversaciones pasadas, pero lo que le hizo a mi cuerpo fue algo
completamente diferente. Nunca había estado tan excitada, ni me había
corrido tan fuerte. Entre los azotes, la charla sucia, la dulzura que
contrastaba con su rudeza... Jax acaba de demostrarme que no fue culpa
mía que solo pudiera correrme de vez en cuando con el sexo oral; que no
había nada de malo en que el sexo no fuera siempre agradable.
Mi mente regresa a lo que debería ser. Jax azotándome, Jax follándome
la boca, Jax bañándome como si fuera la última comida que tendría...
Un escalofrío me recorre al recordarlo. Lo cual, por supuesto, Jax nota.
Me lleva al baño para poder cerrar la puerta detrás de mí. Debe pensar
que tengo frío porque inmediatamente abre el agua caliente y me conduce
a la cabina de la ducha.
A través del vidrio, lo veo tirar dos toallas en el calentador de toallas al
que Jax es notoriamente aficionado. La broma corriente es que era
exactamente el tipo de compra borracha a medianoche que haría Jax, solo
que ya nadie se ríe porque esa cosa no tiene precio.

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The Fight Game #2
Cuando finalmente se coloca detrás de mí, no puedo detener la risa que
se escapa de mis labios.
Un lado de su labio se levanta.
―¿Qué?
―Eres enorme ―le digo con una risa. Levanta una ceja, la sonrisa en su
rostro crece―. Probablemente apenas encajes aquí incluso cuando yo no
estoy. ¿Cómo se supone que vamos a ducharnos juntos?
―Fácil, solo nos quedamos cerca. ―Para enfatizar su punto, presiona
su pecho contra mi espalda mientras pasa junto a mí para agarrar el gel
de baño. Apretando un poco en su palma, comienza a hacer espuma en
mi piel.
―No tienes que hacer eso, puedo bañarme sola ―le digo con torpeza,
tratando de girarme para verlo.
Me sostiene en el lugar y continúa aplicando el jabón por mi espalda.
―Quiero hacerlo ―responde simplemente―. Me gusta cuidarte,
siempre lo he hecho.
Eso me tranquiliza. Sé que es verdad porque él siempre fue el que me
cuidó cuando era niña. Cada vez que necesitaba una mano, un salvador o
incluso un amigo, él estaba ahí, siempre cuidando de mí.
Me sonrojo y me quedo quieta, dejando que me bañe.
Cuando llega a mi espalda baja, pasa el jabón por mi trasero y mis
muslos y estoy bastante segura de que está evitando cierta área a
propósito, simplemente se pone en cuclillas detrás de mí y lava la
longitud de mis piernas.
―Eres tan jodidamente hermosa ―lo escucho susurrar, y cuando me
giro un poco para ver dónde está arrodillado detrás de mí, se me corta el
aliento por la expresión de su rostro. Me ve con asombro, amor y lujuria.
Me ve como nunca lo había hecho. De una manera que nadie lo ha hecho
antes.
―Jax ―susurro impotente. No sé qué viene después de eso, solo sé que
estoy destrozada por la mirada en sus ojos.

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The Fight Game #2
Él ignora mi tono o no se da cuenta por completo de él, porque se
endereza en toda su altura y pregunta con voz preocupada:
―¿Te lastimé esta noche? ¿Te duele algo en este momento?
Examina mi cuerpo en busca de signos de dolor o incomodidad y, al no
encontrar ninguno, se concentra en mi cuello, y cuando envuelve una
gran palma alrededor de mi garganta, estoy sorprendida de no
desmayarme ahí mismo en la ducha por el tsunami de excitación que
recorre mi cuerpo incluso con el más ligero toque no sexual.
―¿No fui demasiado rudo? ―murmura, presionando un suave beso en
mi cuello―. ¿Tu garganta está bien?
Lo único que puedo manejar es un movimiento de cabeza.
―Estoy bien ―logro decir.
Lo veo calmarse un poco. Cuando sus hombros se relajan, recuerdo que
acaba de pasar unos minutos masajeando mis músculos. Con anterioridad
a nadie le ha importado una mierda el cuidado posterior, pero, por
supuesto, para Jax, es automático. Probablemente ni siquiera se dio cuenta
de lo que estaba haciendo.
Giro y alcanzo el gel de baño, exprimiendo una gran cantidad de él en
mi palma antes de darme la vuelta y comenzar a bañar a Jax de la misma
manera que acaba de hacer conmigo. Comienzo con la parte superior de
su cuerpo, levantándome de puntillas para poder alcanzar su cuello y
hombros, y cuando me acerco a su rostro en el proceso, se inclina para
besarme.
Le devuelvo el beso por un momento, eventualmente alejándome con
rodillas débiles y rubor en mis mejillas. Empiezo a lavarle los brazos, el
pecho, los abdominales, viendo a todos lados menos a sus ojos, que me
miran fijamente.
―¿Se siente raro? ―Me las arreglo para preguntarle, echando un
vistazo curioso a su expresión contenida.
Descansa sus manos en mis caderas.
―Ni siquiera un poco ―admite―. Siento que debería haberlo hecho

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todo este tiempo.
The Fight Game #2
No puedo evitar la sonrisa que se extiende por mi rostro.
―Bueno, al principio era ilegal, y luego, habría sido ser infiel. Así que
probablemente sea bueno que hayamos esperado hasta ahora.
Él se ríe de eso.
―Admito que recién comencé a pensar en besarte, obviamente pensé
en ti como una niña cuando estábamos en la escuela, y luego, cuando
estabas con Steve, parecías feliz. ―Hace una pausa, con el ceño fruncido
en su rostro―. Por un tiempo, al menos. Es por eso que nunca dije nada,
pero ahora te ves mucho más feliz.
Sonrío ante eso.
―Lo estoy. Mucho de eso tiene que ver contigo, honestamente.
Presiona otro beso en mis labios.
―Solo quiero hacerte feliz, niña.
Solo puedo verlo fijamente con incredulidad por un momento, y luego
niego con la cabeza.
―Eres demasiado caballero blanco para tu propio bien, Jax. Todavía no
tengo idea de cómo no tienes mujeres alineadas tratando de seducirte.
Me sonríe.
―¿Qué te hace pensar que no?
Niego con la cabeza, esta vez con una sonrisa, pero entonces se me
ocurre algo y se me escapa del rostro.
Sé que estamos bromeando, pero también es cierto. Él podría tener a
quien quiera. Hay muchas mujeres mayores y más atractivas que podrían
darle a Jax todo lo que necesita, ¿por qué me querría?
Sigo bañándolo sin verlo a los ojos.
―Quiero decir, claro que sí. Cualquiera de ellas sería afortunada de
tenerte.
Antes de darme cuenta de que ha captado mi tren de pensamiento
cohibido, se gira y me presiona contra la pared de la ducha, sus grandes

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The Fight Game #2
manos ahuecan mis mejillas mientras me ve con la mirada más intensa en
su rostro.
―Necesito que me escuches, Hailey. Quise decir lo que dije. No sé qué
es esto, pero es importante para mí. Tú eres importante para mí. Lo que
quieras que seamos, es lo que seremos, pero tú eres, y has sido, la única
mujer en mi mente. La única mujer que quiero. ¿Me escuchas?
No puedo hacer nada más que verlo con los ojos muy abiertos y asentir
sin aliento.
―Okey ―respiro―. Te… te escucho. No quiero a nadie más tampoco.
Solo a ti. Solo esto.
Mira mi rostro por un momento, buscando mi verdad, y cuando la
encuentra, asiente y se inclina para besarme.
Vuelvo a ponerme de puntillas, desesperada por acercarme a él. Su
lengua golpea mi boca y la abro con entusiasmo. No puedo tener
suficiente de él, sus manos aún tocan mi rostro, así que todo lo que puedo
hacer es arañar su pecho y abdominales.
―Jax ―gimo, con mi sangre corriendo caliente con deseo. A pesar de
que estuvo dentro de mí no hace mucho, y aunque aún estoy adolorida
por su tamaño y trato rudo, ya lo quiero de nuevo.
Él ignora mis súplicas desesperadas y acaricia lentamente su lengua
contra la mía y se toma su tiempo para besarme, así que tomo el asunto
en mis propias manos.
Dejo que mi mano se deslice hacia abajo hasta que estoy agarrando su
eje duro de nuevo en mi mano.
―Hailey ―gime contra mis labios, y sus caderas se inclinan hacia mi
mano―. Pensé que habías dicho que estabas adolorida.
Sigo acariciándolo, apretando mi agarre y aumentando mi ritmo.
―No dije que no te quisiera de nuevo. Te quiero. En este momento.
―Me presiono más cerca y lo beso de nuevo―. Por favor, fóllame
―susurro contra sus labios, con tono de súplica.

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The Fight Game #2
El sonido de mi súplica parece romper su control, gime y alcanza debajo
de mis muslos para levantarme rápida y fácilmente contra la pared de la
ducha, mis piernas se envuelven automáticamente alrededor de su
cintura y mis brazos alrededor de sus hombros.
―No sé si lo sabes, pero podrías rogarme que hiciera cualquier cosa y
lo haría. Siempre has tenido ese poder sobre mí. ―Conecta nuestros labios
de nuevo, y la intensidad de este beso está subiendo a otro nivel―. Todo
lo que tienes que hacer es decir mi nombre con un por favor al final.
Aprieto mis piernas alrededor de su cintura.
―Jax, por favor ―susurro contra sus labios.
―Mierda ―gruñe, y en un movimiento resbaladizo se agacha para
apretar su polla y empuja dentro de mí con un fuerte empujón.
Gimo ante la sensación de él profundamente dentro de mí.
―Jesucristo ―se ahoga, enterrando su rostro en mi cuello―. Estás tan
jodidamente mojada. Vas a hacer que me corra como un adolescente otra
vez.
Le aprieto los hombros, jadeando por la abrumadora sensación de estar
tan llena.
―Jax, por favor.
Él gime.
―Ahí están esas malditas palabras otra vez. ―Pero luego comienza a
moverse, sin molestarse en comenzar despacio esta vez. Simplemente
agarra mi trasero y comienza a follarme sin piedad.
Entre el azulejo frío contra mi espalda y el calor del cuerpo de Jax
presionado contra mi frente, las sensaciones son abrumadoras, y cuando
engancha uno de mis pezones en su boca, la sensación se multiplica.
Su lengua rodea el capullo rosado antes de succionarlo con la boca por
completo y succionar con fuerza, mientras mi espalda se arquea en la
pared en felicidad.
―Muérdeme ―jadeo.

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Lo hace, pero no es suficiente.
The Fight Game #2
―Más fuerte ―gimo.
Me toma un minuto reunir el coraje para pedir más, aunque sé que Jax
nunca me juzgaría. Solo hice esa solicitud una vez antes, y a Steve le
molestó tanto que apenas logró terminar. Tuvo que girarme y follarme
por detrás, y sospecho que fue para no tener que verme a mí ni a mis
pezones.
Jax ni siquiera duda.
Muerde con un gruñido, y si la sensación de que su polla se engrosa es
una indicación, tiene el efecto contrario al que estoy acostumbrada.
A él le excita excitarme a mí.
Ese conocimiento es suficiente para traer la ola de mi orgasmo aún más
cerca de lo que ya estaba, mis ojos se cierran y mi cabeza cae sobre el
azulejo, mis dedos aún se enroscan en su cabello y sostienen su cabeza
contra mi pecho. Cambia a mi otro pecho y me da la misma atención de
nuevo.
Mi orgasmo rueda más cerca. Empiezo a jadear, retorciéndome contra
el agarre sólido como una roca de Jax y una vez más queriendo alejarme
de la increíble cantidad de placer que está a punto de alcanzarme.
―Jax ―gimo, mis ojos se abren de golpe por el pánico.
Y una vez más, sabe exactamente lo que sucede dentro de mi cabeza y
mi cuerpo. Se aparta de mi pezón con un pop y crea el espacio suficiente
entre nosotros para que su mano se deslice hacia mi clítoris.
―Dámelo, niña ―gruñe, pasando el pulgar por el pequeño nudo―.
Drena mi polla, quiero sentir lo bien que hago que este dulce coño se
corra.
Donde su toque es la leña, sus palabras son la chispa.
Me desmorono por la explosión de placer que se apodera de cada
centímetro de mi cuerpo. Mis ojos se cierran, y grito por el puro poder de
este sentimiento.
Veo vagamente a Jax maldiciendo y sacudiendo sus caderas mientras
mi cuerpo sigue temblando. Se siente como si estuviera suspendida en el

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The Fight Game #2
aire por segundos, minutos, horas, mientras las sensaciones nos recorren
a ambos.
Cuando finalmente aminoran, me derrumbo, exhausta, en los brazos de
Jax.
―Maldita sea, bebé ―murmura en mi oído, con una de sus manos
acariciando mi espalda.
Apenas puedo murmurar algo incoherente.
Su risa suena contra mi piel, y el sonido calienta mi corazón casi tanto
como la dicha posterior al orgasmo que acaba de arrancarme.
Suavemente, se desliza fuera de mí para poder dejarme en el suelo. Me
empuja bajo el agua para que pueda enjuagar mi piel una vez más, esta
vez tomándose el tiempo para lavar entre mis piernas y me estremezco
cuando toca mi sexo hipersensible.
De alguna manera nos las arreglamos para maniobrar y cambiar de
lugar para que él pueda enjuagarse, y luego cierra el agua y me envuelve
con la toalla caliente.
―Oh, Dios... ―gimo. Agarro los bordes de la toalla, apretándola con
más fuerza a mi alrededor. La sensación es tan celestial que ni siquiera me
concentro en el hecho de que el cuidado de Jax incluye secarme y
arroparme―. Nunca más te molestaré por esto, es lo mejor que he sentido.
Él sonríe, envolviendo su propia toalla alrededor de su cintura y estoy
momentáneamente distraída por la repentina necesidad de lamer las
gotas de agua que actualmente corren por sus abdominales y desaparecen
en dicha toalla.
―¿Mejor que el orgasmo que acabas de tener? ―bromea,
interrumpiendo mi aturdimiento.
Querido señor, ¿cómo es que lo quiero de nuevo? Nunca había estado
tan necesitada, esto es una locura.
―Incluso mejor que eso ―bromeo con una sonrisa. Él frunce el ceño y
me da una palmada en el trasero como represalia.
―¿Quieres que te haga comer tus palabras?

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The Fight Game #2
Levanto una ceja.
―Preferiría comerte a ti ―respondo suavemente.
Ahora son sus cejas las que se levantan hasta la línea del cabello. Casi
nunca he sido una fanática del sexo segura de sí misma que habla sucio,
así que incluso a mí me sorprenden las palabras que salen de mis labios.
Parece que solo necesitaba algunos orgasmos.
―No antes de que te haya dado de comer ―responde con seriedad,
dándose la vuelta y empujándome fuera del baño―. Supongo que no has
comido desde el aeropuerto, así que ordenaremos y veremos algo en la
televisión mientras esperamos. Nada de miradas sexuales hasta entonces.
Suelto un suspiro exagerado, pero empiezo a caminar hacia su
dormitorio.
―Sí, señor.
No lo veo, pero siento su pausa, y veo por encima del hombro con una
sonrisa.
Está parado congelado en la entrada, incluso las gotas de agua se
congelan en su camino por su cuerpo.
―Yo... no sé cómo sentirme acerca de eso ―admite―. Pero
probablemente deberías ponerte la ropa antes de que decida que me gusta
demasiado.
Me río, pero hago lo que sugiere.
Pasamos la noche viendo capítulos de The Office en el sofá, donde me
acurruco bajo su brazo y lucho contra la urgencia de quedarme dormida.
Me siento demasiado eufórica, demasiado ligera, para dejar que la noche
termine, incluso ver a un Jax del tamaño de un oso abriendo la puerta
principal al repartidor de comida china con los ojos muy abiertos me hace
estúpidamente feliz. Me río de la mirada desconcertada en el rostro del
hombre, y de nuevo cuando Jax me guiña un ojo.
Comemos nuestra cena, la mitad viendo la televisión y la mitad
hablando de nada en particular. Ambos estamos llenos, soñolientos y
saciados por las últimas horas, acurrucados en el sofá con mi cabeza en su

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The Fight Game #2
regazo, y sus dedos pasando por mi cabello. Cuando inevitablemente
empiezo a quedarme dormida, Jax me lleva a la cama y una vez más me
acomoda bajo su brazo. Me quedo dormida con una sonrisa en mi rostro.
Es la mejor noche que he tenido en mucho tiempo.

Los próximos días pasan en un borrón. Estoy abrumada en el café, y


todo lo que puedo hacer es salir de ahí tropezando todas las tardes y de
alguna manera reunir la energía para ir a casa y hacer la tarea escolar.
Gracias a Dios, ahora solo soy estudiante de medio tiempo porque con la
cantidad de responsabilidades que Stacey me impone en el café, nunca
tendría suficiente tiempo o energía para tomar más de tres clases.
Paso todas las noches con la nariz en un libro de texto. Algunas noches,
cuando no está en el gimnasio, Remy se sienta conmigo en la sala de estar.
Ocasionalmente, me ayuda con mi tarea, pero la mayoría de las veces solo
está ahí para brindarme apoyo moral.
En realidad, es un poco agradable. Ambas nos repartimos en extremos
opuestos del sofá, yo corriendo números para las estadísticas y Remy
conspirando locamente en su computadora para cualquier nueva idea
novedosa que tenga en la cabeza.
A pesar de la razón por la que yo llegué en su apartamento en primer
lugar, en realidad me alegro de poder pasar más tiempo con mi hermana.
Antes de que renunciara a su trabajo, y antes de mi ruptura, rara vez nos
veíamos más de una vez por semana. Ahora, parece que volvemos a
establecernos en nuestra relación preuniversitaria.
Y aparte del hecho de que le estoy mintiendo y acostándome con su
mejor amigo a sus espaldas, todo va muy bien.
Un persistente pozo de temor aparece en mi estómago ante la idea. Jax
y yo no hablamos exactamente sobre Remy la otra noche, así que no tengo
idea de cómo se supone que debemos manejar este giro de los
acontecimientos.

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The Fight Game #2
¿Deberíamos decírselo? ¿Se enojará? No tengo idea de cómo reaccionará,
y la idea de que esté decepcionada de mí, o peor aún, de Jax, me hace
dudar en decirle algo.
Tal vez solo esperaré un poco antes de decirle, solo para ver a dónde va
esta cosa con Jax.
Reviso automáticamente mi teléfono por décima vez desde que me
senté. Jax y yo nos enviamos un poco de mensajes de texto desde la
mañana después de que salí de su casa, nada realmente fuera de lo común
para nosotros, solo los mensajes habituales durante el trabajo y preguntar
cómo me fue el día. La única diferencia ahora es el ligero trasfondo
coqueto de cada intercambio, o tal vez es solo mi imaginación porque no
puedo quitármelo de la cabeza. Ha estado ocupado con el trabajo y el
gimnasio durante la semana, así que realmente no he podido hablar con
él, y mucho menos volver a verlo.
Y no me avergüenza admitir que me está volviendo un poco loca.
Remy me saca de mi ensoñación obsesionada con la polla cuando cierra
la computadora y estira los brazos por encima de la cabeza.
―Creo que me voy a saltar el gimnasio esta noche ―gime―. El
entrenador nos puso un entrenamiento pesado esta semana, y juro que
todavía lo siento días después. ―Deja caer los brazos y dirige su atención
hacia mí―. ¿Quieres pasar el rato? Siento que la única vez que te he visto
últimamente es cuando ambas estamos trabajando. ¿Qué has estado
haciendo?
No tengo idea de cómo mi rostro no se enrojece ante su pregunta.
Oh, nada. Estuve coqueteando con tu mejor amigo hasta que finalmente
ambos nos rendimos, y me sacó más orgasmos en una noche de los que
puedo contar con una mano. Nada especial.
―Mmm, ya sabes, lo mismo de siempre ―de alguna manera me las
arreglo para murmurar―. Trabajo y escuela, nada nuevo. ―Me apresuro
a cambiar de tema―. Pero voy a tomarme un descanso. ¿Qué quieres
hacer?
Ella no parece darse cuenta de mis nervios porque sigue hablando sin

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cuestionar, simplemente se encoge de hombros y dice:
The Fight Game #2
―Depende de si quieres salir o quedarte en casa. Es jueves, ¿podríamos
cenar y tal vez tomar una copa? O sé que mañana trabajas, así que
podríamos quedarnos y cocinar algo.
Mis nervios se esfuman cuando una sonrisa se dibuja en mi rostro.
―Quieres decir que yo podría cocinar algo ―le digo con diversión.
Remy sonríe.
―Tú lo dijiste, no yo. ―Su sonrisa se desvanece un poco mientras su
enfoque en mí se aprieta―. ¿Hay algo que quieras hacer? ¿Algo que tal vez
no hayas... tenido la oportunidad de hacer en mucho tiempo?
Y en ese momento, amo a mi hermana más de lo que nunca la he amado.
Porque sé lo que está preguntando. Sé que está tratando de ser sensible
con las cosas a las que he renunciado de una forma u otra durante el año
pasado, y está tratando de darme la oportunidad de aprovechar un poco
más de mi libertad.
Así que sonrío y digo:
―Quedémonos y revivamos los raves a los que hemos ido. Podemos
poner música y recordar. ¿Qué te parece?
Su sonrisa está de vuelta, diez veces mayor esta vez.
―Eso suena como una maldita gran idea. Hagámoslo.
Nuestra emoción es palpable cuando comenzamos a guardar nuestras
computadoras y ordenar nuestra área de trabajo. Remy está tan
emocionada que se distrae a mitad de la limpieza, y revisa sus listas de
reproducción de EDM favoritas para encontrar al artista cuyo concierto
quiere que aparezca en la televisión. Me apresuro a ir a la cocina para
prepararnos una bebida mezclada, aunque nunca consumimos drogas en
los conciertos, disfrutamos ocasionalmente de las caras Lime-a-Ritas de
los puestos de comida.
Estoy en el proceso de hacernos unas Coronas cargadas cuando la
puerta se abre y un Jax sonriente entra al apartamento.
Remy y yo lo vemos sorprendidas.

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The Fight Game #2
―¿Jax? ―pregunta mi hermana con el ceño fruncido―. ¿Qué estás
haciendo aquí?
Su sonrisa se congela cuando sus ojos se fijan en los suyos. No sé qué
está pasando aquí, pero puedo decir por su lenguaje corporal que no está
exactamente emocionado, o al menos preparado, para encontrarse con
Remy.
―Eh... estaba... esperaba encontrarte antes de que te fueras al gimnasio
―busca a tientas en su explicación.
Ella se ve aún más confundida por eso. Ya somos dos.
―No voy a ir al gimnasio ―le dice―. ¿Qué necesitabas?
Lanza una mirada en mi dirección, y ahí es cuando me doy cuenta... que
vino aquí para verme a mí. Se suponía que Remy estaría en el gimnasio,
donde suele estar los jueves por la noche.
―Eh... necesito... quiero decir, solo quería... ―Jax está luchando tanto
por encontrar una excusa que sería adorable si no fuera porque está
arriesgando que nuestro secreto salga a la luz antes de que yo esté lista,
así que decido saltar para tratar de salvar este desastre.
―Ha estado hablando de hacer una Shadow Box para tus medallas de
jiu-jitsu ―interrumpo. Tanto Jax como Remy se fijan en mí, y los ojos de
Jax se abren de par en par con la misma cantidad de sorpresa y pánico. Si
no fuera un desastre en este momento, esa mirada me haría reír y luego
caer de rodillas frente a él.
―¿Una Shadow Box? ―Remy repite, viendo a Jax de nuevo con
preguntas escritas en su rostro―. ¿Desde cuándo eres hábil para las
manualidades?
A la vista del rubor que ilumina el rostro de Jax, algo atraviesa mi
pecho.
―Yo... no lo soy ―tartamudea―. Solo pensé...
―Simplemente pensó que, dado que le está pagando a alguien para que
haga una para la primera victoria de Tristan en la UFC, también haría una
para ti ―interrumpo de nuevo, la mentira se escapa fácilmente de mis

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The Fight Game #2
labios que ahora están curvados en una sonrisa divertida―. Él es tan
considerado, ¿verdad?
Remy finalmente se relaja cuando se establece la comprensión. Sus ojos
se iluminan y una sonrisa se extiende por su rostro mientras se enfoca de
nuevo en Jax.
―Eso es considerado ―está de acuerdo, comienza a caminar fuera de
la sala de estar hacia su dormitorio, deteniéndose para empujar
cariñosamente a Jax cuando pasa junto a él―. Eres tan considerado, gran
bastardo.
En el momento en que desaparece en su habitación para buscar sus
medallas, la mirada de pánico de Jax se gira hacia mí.
Tengo que morderme el labio para no reírme a carcajadas.
Se acerca a mí, su enorme estatura ocupa tanto espacio en la pequeña
cocina que puedo sentir su cuerpo calentarse cuando se para frente a mí.
―¿Qué diablos es una Shadow Box? ―sisea, solo lo suficientemente
fuerte para que yo lo escuche.
No puedo evitarlo. Finalmente dejo escapar el resoplido de risa que se
me había estado acumulando desde que me di cuenta de por qué se estaba
volviendo loco.
Sus ojos se abren ante el sonido, y una mirada de asombro suaviza su
expresión estresada.
―¿Acabas de reírte de mi dolor? ―pregunta―. En realidad no, borra
eso... ¿Acabas de resoplar por mi dolor?
Otra risa brota de mí, y dejo caer mi rostro entre mis manos, mis
hombros tiemblan de risa que estoy tratando de mantener en silencio.
―Deberías haber visto tu cara ―me atraganto, levantando finalmente
la cabeza para verlo de nuevo. Pasó del pánico al asombro y ahora a una
combinación de diversión y ternura mientras una media sonrisa se dibuja
en la comisura de sus labios.
―¿No se te ocurrió una mentira mejor? ―pregunta con una risa.
Vuelvo a resoplar.

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The Fight Game #2
―No se te ocurrió a ti una mentira mejor. ―Mi risa se calma, y
finalmente lo veo con curiosidad―. ¿Por qué estás aquí? Claramente, no
es para reunir materiales para una Shadow Box.
Él se estremece.
―Muy graciosa, pero ¿qué diablos es eso? Sincronicemos las historias
antes de que regrese y me sorprenda mintiendo sobre cómo la verdadera
razón por la que vine es para inclinar a su hermana porque no puedo dejar
de pensar en lo dulce que se sintió su coño la otra noche.
Ante eso, todas las risas se desvanecen. Trago nerviosamente, y mi
cuerpo se calienta por sus palabras. Las imágenes de él haciendo
exactamente eso borran inmediatamente todos los demás pensamientos
de mi cerebro, dejándome distraída y jadeando.
―Hailey ―dice con una sonrisa, atrayendo mi atención hacia él.
Salgo de mi aturdimiento.
―¿Qué? ―pregunto, la palabra escapando de mis labios en una
exhalación.
―¿Qué es una Shadow Box? ―repite, la diversión cubre su tono.
―Es como un marco de fotos, pero para cosas en lugar de imágenes
―respondo automáticamente―. ¿Recuerdas esa caja transparente que
uno de tus boxeadores hizo para el Entrenador por la gran victoria de su
carrera? ¿La que está en la pared del gimnasio con todos los cinturones y
medallas? ―La comprensión amanece en la expresión de Jax―. Esa es una
Shadow Box. Que ahora tienes que hacer para Tristan y para Remy.
El pánico comienza a regresar.
―¿Cómo se supone que voy a hacer una de esas? No tengo ni idea de
por dónde empezar. ―Él gime y deja caer la cabeza hacia atrás―. Esto es
lo que me pasa por estar tan obsesionado. Ahora estoy atrapado en un
proyecto de arte cuando todo lo que quería era verte.
Mi corazón da un vuelco en mi pecho.
―¿De verdad? ―pregunto en voz baja.
Su mirada se vuelve a centrar en mí.

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The Fight Game #2
―Por supuesto. No he podido pensar en nada más desde que dejaste
mi cama el lunes, me muero por verte de nuevo, niña.
Mis mejillas se sonrojan ante sus palabras.
―Yo también te extrañé ―susurro.
Jax se arriesga a ver por encima del hombro para asegurarse de que
Remy todavía está en su habitación, luego da un paso adelante y me
enjaula, sus manos se apoyan junto a mis caderas contra el mostrador.
―¿Sí? ―respira contra mis labios. Cuando asiento, deja escapar un
fuerte suspiro y pregunta―: ¿Cuándo podré volver a verte? Me estoy
volviendo loco sin ti.
―Umm, creo...
―Las encontré ―dice Remy desde su habitación. En un instante, Jax da
un paso atrás para crear cierta distancia entre nosotros. Para cuando mi
hermana regresa a la sala de estar, me las arreglo para disimular mi
expresión nerviosa volviendo a las bebidas que ya había sacado del
refrigerador.
Remy deja caer sus medallas de oro en el mostrador de la cocina.
―¿Tristan sabe que estás haciendo esto? ―le pregunta a Jax.
―Eh, no ―admite―. Fue una idea improvisada.
Apenas cubro mi sonrisa con una tos, pero cuando Jax patea
suavemente mi pie donde estamos escondidos detrás del mostrador,
tengo que estallar en un ataque de tos para evitar que se me escape la risa.
Remy me da una mirada confundida pero no comenta al respecto.
―Entonces... ¿qué van a hacer ustedes dos esta noche? ―Jax pregunta
rápidamente en un intento de cambiar de tema.
En ese momento, Remy sonríe y dice:
― Vamos a tocar viejos sets rave de Illenium y a revivir los conciertos a
los que hemos ido. ¿Te apuntas?
Jax se estremece.

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The Fight Game #2
―Creo que pasaré, ese no es exactamente mi tipo de música, pero
ustedes dos disfruten.
Remy se encoge de hombros.
―Como quieras.
Jax agarra las medallas de oro y yo agarro una bolsa de mano para que
él las guarde, tragándome la risa cuando me doy cuenta de que agarré la
que dice ella creía que podía, así que lo hizo. Cuando me quita la bolsa y
comienza a girar hacia la puerta para irse, lo veo detenerse, con la
indecisión luchando en sus ojos, luego, como si se hubiera decidido,
rápidamente se inclina para besarme en la mejilla.
Con la misma rapidez, se da la vuelta y se va con un Adiós, diviértanse
las dos.
Y a pesar de que Jax me ha besado frente a la gente docenas de veces,
todavía estoy luchando contra el rubor que quiere encender mis mejillas
mientras evito ver a Remy.
Todavía puedo sentirla estudiándome cuando dice:
―A veces me pregunto cómo empezaste a tener citas con Jax alrededor.
No tengo idea de cómo un chico ve cómo es contigo y no piensa que es
una amenaza en absoluto. ―Ella sacude la cabeza y alcanza una de las
Coronas cargadas frente a mí―. Supongo que probablemente sea algo
bueno por ahora, ya que asumo que quieres tomarte un poco de tiempo
lejos de los chicos, ¿verdad?
Arrugo la frente.
―¿Por qué necesitaría tiempo? No es que tenga el corazón roto y
necesite olvidar a Steve. De hecho, es todo lo contrario: he estado harta de
ese tipo durante meses, solo no sabía cómo salir de la relación.
Remy asiente con comprensión.
―Lo sé, lo sé, pero aun así te liberaste de él hace solo tres semanas,
¿verdad? Hay una diferencia entre haber superado a un chico y estar
soltera. ¿No quieres vivir para ti misma por un rato? ¿No es por eso que
estamos poniendo música house y emborrachándonos en este momento?

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The Fight Game #2
No puedo detener la sonrisa que se apodera de mi rostro ante eso. Sé lo
que quiere decir, y tiene razón. Necesito acostumbrarme a ser
independiente de nuevo.
Lo que no sabe es que puedo hacer eso incluso con Jax a mi lado.
Pero no estoy del todo lista para compartir esa parte de mi vida con ella,
especialmente después de lo que acaba de decir. Entonces, en vez de eso,
la distraigo tomando mi propia bebida y tomando un gran trago.
―Puedo estar borracha con o sin un hombre. En este momento, quiero
escuchar Illenium y olvidar que tengo una Karen con la que lidiar por la
mañana y estadísticas de las que preocuparme por la noche. Entonces,
¿podemos encender la música? Quiero ver cuánto tiempo podemos pasar
antes de que tus vecinos vuelvan a golpear tu puerta.
La sonrisa de Remy es a la vez encantada y salvaje.
―Sí, señora ―dice ella, agarrando su teléfono.

Veinticuatro horas después, estoy exactamente en la misma posición:


sentada frente a mi computadora, perdida en el confuso universo de las
estadísticas, mientras Remy se mete el quinto bolígrafo en el cabello
mientras trata de sortear un agujero en la trama de su nueva novela.
Solo que, en lugar de terminar la noche riendo en el sofá viendo videos
antiguos que hemos tomado de espectáculos de luces, nuestra sesión de
estudio termina con Remy anunciando que su cerebro está listo para la
noche y que necesita ir a golpear a su novio en el rostro un poco para
relajarse.
Me giro hacia mi hermana con una sonrisa divertida.
―¿Vas a volver aquí después?
Remy se ve un poco culpable mientras responde.
―Iba a quedarme con Tristan, si no te importa el apartamento vacío.
Puedes dormir en mi cama si quieres. ―Me estudia por un momento

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The Fight Game #2
antes de agregar―. Pero puedo hacer que Tristan venga aquí si quieres
compañía. No quiero dejarte aquí sola si te molesta.
Le hago un gesto para que se vaya.
―No te preocupes por mí, estoy bien aquí, incluso podría ser agradable
tener un poco de paz y tranquilidad sin tu bocota y tus fuertes gemidos
por una vez. ―Cuando su mandíbula cae con indignación sorprendida,
solo puedo reírme―. La segunda parte fue una broma. No eres tan
ruidosa.
Entrecierra los ojos hacia mí, luego agarra una almohada y me la tira.
―Mocosa ―murmura en voz baja.
Vuelvo a mi tarea con otra risa. No pasa mucho tiempo antes de que la
escuche cantar su despedida y salir del apartamento.
Me las arreglo para sumergirme en mi tarea lo suficiente como para
desconectarme completamente del mundo real. Entonces, cuando suena
mi teléfono, me sobresalto tanto que casi me caigo del sofá.
El nombre de Jax en el identificador de llamadas ilumina mi pantalla.
―¿Jax? ―respondo sorprendida.
―Hola, Hailey, ¿qué estás haciendo ahora? ―su voz profunda
proviene del otro extremo de la línea.
―Mmm, estoy haciendo la tarea. ¿No estás en el gimnasio? ¿Qué pasa?
―Tengo la noche libre, abre la puerta.
Veo hacia la puerta principal con sorpresa.
―¿Estás aquí? ―pregunto incrédula.
―No me hagas volver a pedírtelo, niña ―gruñe a través del teléfono, y
juro que él puede sentir el escalofrío que recorre mi cuerpo ante su
profundo timbre, porque estoy bastante segura de que también puedo
percibir la sonrisa de su rostro.
Me levanto y abro la puerta para encontrarlo apoyado contra el marco
de la puerta, luciendo tan delicioso como siempre. Se eleva sobre mí, y
una vez más, me pregunto si alguna vez se ha quedado atascado en las

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The Fight Game #2
puertas, así de grande es. Lleva unos jeans gastados y una camiseta henley
color pizarra que parece estar estirando los hilos para cubrir su amplio
pecho. Con una mano sosteniendo su teléfono en la oreja y la otra en el
bolsillo, es el epítome de la confianza en sí mismo sin esfuerzo.
Ni siquiera me doy cuenta de que me lamo los labios al verlo hasta que
la expresión sonriente de Jax se transforma en un intenso enfoque al ver
mi lengua saliendo.
―¿Remy está aquí? ―pregunta, metiendo su teléfono en su bolsillo.
Dejo caer mi propio teléfono.
―Se fue al gimnasio no hace mucho.
No pierde el tiempo.
―Bien ―gruñe, empujándome de vuelta al apartamento y cerrando la
puerta detrás de nosotros―. Porque necesito besarte más de lo que
necesito respirar en este momento.
En un abrir y cerrar de ojos, estoy girando y mi espalda está contra la
puerta. Ni siquiera tengo tiempo para jadear de sorpresa porque Jax me
quita el aliento.
La forma en que me besa es... épica.
Todo lo que ha hecho por mí ha sido para protegerme, para apoyarme.
Para amarme. No sé por qué alguna vez pensé que sus besos serían
diferentes. Su toque es frenético debido a la semana que pasamos
separados, con su mano deslizándose en mi cabello y sus labios ansiosos
contra los míos, pero aun así, el beso es reverente. Como si me estuviera
mostrando cuánto me adora, cuánto ha estado pensando en mí.
Cuánto no quiere estar en ningún otro lugar en este momento.
Nunca me han besado así, y no puedo imaginar cómo volvería a
hacerlo.
Mis rodillas de verdad se debilitan y se doblan, por lo que Jax se agacha
para agarrarme por debajo de los muslos y me levanta contra la pared.
Aparta sus labios de los míos para poder arrastrarlos a lo largo de mi
mandíbula y mi cuello.

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The Fight Game #2
―Mierda, Hailey, casi pierdo la cabeza ayer por no poder besarte. He
estado muriendo por esto toda la semana. Por ti. Tuve que rogarle a Aiden
que tomara mis clases esta noche para poder venir a verte. ―En el
momento en que las palabras salen de su boca, vuelve a devorarme,
besando y mordiendo mis labios.
No puedo encontrar la motivación para separarnos de nuevo el tiempo
suficiente para responder, así que aprieto mis piernas alrededor de su
cintura y hundo mis dedos en su cabello para poder besarlo mejor.
Jax gime ante mi renovado vigor, y en poco tiempo, sus caderas
comienzan a bombear contra mí, o tal vez son mis caderas las que se están
moviendo, y ambos jadeamos por la falta de aire.
De alguna manera se las arregla para separarse y crear un poco de
distancia entre nuestras bocas.
―Espera, espera, esto no es lo que vine a buscar ―jadea. Cuando
levanto una ceja con incredulidad, modifica su declaración―. Quiero
decir, obviamente he estado pensando en esto toda la semana, pero tengo
toda una noche planeada para nosotros. No vine solo para inclinarte y
hacerte gritar.
Mis entrañas se licuan con sus palabras, jalo su cabeza hacia mí y
susurro contra sus labios:
―Primero hazme gritar, y luego podemos ir a hacer lo que hayas
planeado.
Un gemido desesperado es todo lo que obtengo antes de que vuelva a
atacar mi boca. Sus manos se aprietan en mi trasero y comienza a rodar
sus caderas contra las mías, todo mientras me besa como un hombre
muerto de hambre.
―Di por favor ―gruñe.
Deliberadamente espero un momento antes de suplicar.
―Jax, por favor.
Un gruñido masculino puramente animal resuena a través de su pecho
mientras me aleja de la pared. Echando un vistazo rápido alrededor del

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apartamento, inmediatamente se acerca a la pared de ventanas del piso al
The Fight Game #2
techo y me presiona contra ella. Jadeo por el impacto del vidrio frío contra
mi espalda, y Jax aprovecha la oportunidad para deslizar su lengua en mi
boca de nuevo.
―Te voy a follar contra esta ventana. ―susurra la promesa en mi
piel―. Toda la ciudad va a ver cómo te corres en mi polla.
Solo puedo gemir de emoción. Apenas me ha tocado, y ya puedo sentir
el orgasmo hirviendo a fuego lento dentro de mí, no va a tomar mucho
para que explote. De hecho, solo escucharlo describir lo que me va a hacer
probablemente sería suficiente para ponerme en marcha.
Baja mis piernas de su cintura y me deja en el suelo, y sin otra palabra,
se arranca la camisa y luego se inclina para quitarme los leggins y la ropa
interior de mi cuerpo.
Grito y alcanzo su hombro para estabilizarme, pero no hace la
diferencia, porque con la misma rapidez me da la vuelta y me pone de
cara a la ventana. Apenas puedo concentrarme lo suficiente como para
apoyarme con las manos.
―Abre tus piernas para mí ―ordena mientras se aleja, y ni siquiera
dudo antes de hacerlo―. Buena chica, ahora arquea tu espalda,
muéstrame lo mucho que ese lindo coño ha estado rogando por mí toda
la semana.
―Oh, Dios ―gimo, y mi frente cae sobre el cristal mientras mi cuerpo
amenaza con arder por las eróticas palabras. Definitivamente estoy a un
toque de explotar. ¿Cómo tiene Jax una boca tan sucia?
Sigo sus instrucciones y soy recompensada con un gemido, la única
prueba de que él está tan afectado por esto como yo. Miro por encima de
mi hombro para verlo parado ahí con el puño en la boca y una mirada de
dolor en su rostro.
Y en este momento, una pequeña parte de mí, una de las piezas que
Steve destruyó con sus miradas sucias y sus comentarios pasivo-
agresivos, sana, como si nunca hubiera sido dañada en primer lugar.
Me pone más desesperada por Jax de lo que ya estoy. Me retuerzo en
mi postura y me quejo.

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The Fight Game #2
―Jax, por favor.
Él gime y se pasa la mano por el rostro.
―Esas malditas palabras ―gruñe, pero inmediatamente se agacha y se
desabrocha el cinturón, abriendo sus jeans lo suficiente para sacar su
polla.
Empiezo a jadear mientras lo veo acariciar su longitud. Pensé que rogar
haría que se diera prisa, pero no se apresurará en este momento. Porque
se está deleitando con eso.
Continúa acariciándose mientras un dedo recorre mi columna. Cuando
llega a mis nalgas, ahueca una casi con amor.
―Una putita tan perfecta, lista para mi polla ―susurra.
Contengo el aliento ante las palabras. He estado fantaseando con
escuchar algo así desde que tengo relaciones sexuales, pero nunca pensé
en cómo se sentiría escucharlas realmente. Nunca esperé la forma en que
mis músculos se tensarían con anticipación y emoción. Nunca esperé
sentir la oleada de excitación en mi interior por el sucio sentimiento.
Nunca esperé que escucharlas de Jax me prendiera fuego.
No puedo verlo, pero puedo sentirlo observando de cerca mis
reacciones. Está acariciando mi piel con un toque tierno, esperando a ver
si quiero jugar o si necesita reducir la velocidad, y cuando dejo escapar
un gemido estremecedor, obtiene su respuesta.
―Buena chica ―me elogia mientras deja caer un azote en una nalga, y
al sonido de otro gemido, repite el movimiento en la otra.
―Eres jodidamente perfecta ―gruñe mientras finalmente se acerca a
mí. Cuando agarra mi cadera y toca con su punta mi entrada empapada,
sé que estoy a solo unos segundos de perder el control.
Y cuando entra en mí con un solo empujón fuerte... lo hago.
En el momento en que me llena por completo, es como si alguien
encendiera la mecha y provocara la explosión. Apenas soy capaz de
apoyarme en la ventana mientras mi orgasmo atraviesa mi cuerpo, y estoy
completamente ajena al hecho de que Jax ni siquiera se ha movido, solo

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The Fight Game #2
está sosteniendo mis caderas y manteniéndome erguida mientras mi
cuerpo se estremece debajo de él.
Cuando las chispas finalmente se apagan, lo escucho preguntar con una
voz llena de asombro:
―Jesucristo, Hailey, ¿qué fue eso?
Solo puedo temblar de nuevo en respuesta.
Se desliza fuera de mí para poder ponerme en pie y pegar mi espalda a
su pecho.
―¿Estás bien? ―susurra en mi oído, rozando sus dedos suavemente
sobre mi cuello―. ¿Quieres parar?
Inmediatamente niego con la cabeza.
―No te detengas, eso se sintió increíble. Creo que fue solo porque no
te vi en toda la semana.
Él tararea pensativo en mi oído.
―¿Estabas caliente por mí, niña? ―Cuando gimo y asiento con la
cabeza, me muerde el lóbulo de la oreja―. ¿No te tocaste?
Ese orgasmo debe haber destruido toda mi timidez porque mientras
antes me sonrojaba y me escondía de la pregunta, ahora solo niego con la
cabeza.
No es que necesite decirle esto cuando su pene todavía está cubierto
por mi liberación, pero Steve siempre frunció el ceño ante la
masturbación. Creo que lo consideró un engaño o una señal de que no
podía satisfacerme. Me atrapó haciéndolo una vez y no me habló durante
dos días.
Jax pasa su nariz por mi mejilla.
―Mmm. Vamos a remediar eso.
Toma mi mano y la guía por la parte delantera de mi cuerpo. Con sus
dedos cubriendo los míos, presiona contra mi clítoris y lentamente
comienza a moverse en círculos, y aunque acabo de correrme, la
combinación del toque de Jax y él diciéndome que juegue conmigo misma

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ya está haciendo que mi cuerpo se caliente de nuevo.
The Fight Game #2
―No te detengas ―me dice al oído. Aparta su mano de la mía y vuelve
a sujetarme por las caderas, y un sonido de satisfacción retumba en su
pecho cuando hago lo que dice.
―Mira lo bonita que eres ―murmura con aprecio. Sus palabras hacen
que mire hacia abajo, donde mis dedos se mueven entre mis muslos, pero
casi de inmediato levanta mi barbilla y dice―: Así no, mírate en la
ventana, ve lo magnífica que estás tocándote así.
Levanto la cabeza con sorpresa. Efectivamente, hay un leve reflejo en la
enorme ventana, lo suficiente como para que pueda ver mi cuerpo casi
desnudo y la expresión hambrienta de Jax sobre mi hombro. Nuestros ojos
se encuentran, y su labio se curva en una sonrisa cuando mi rostro se
sonroja.
―Ahí estás ―prácticamente ronronea―. Tan jodidamente hermosa.
―Veo y siento sus labios caer sobre mi cuello, depositando besos en mi
piel y a lo largo de mi hombro.
Gimo por el contacto y dejo caer mi cabeza contra su pecho. Mis dedos
automáticamente comienzan a moverse más rápido, las imágenes
eróticas, los sonidos y las sensaciones ya aumentan el placer dentro de mí
más alto que nunca.
―Métete dos dedos, bebé ―instruye, y lo hago con entusiasmo,
deseando exactamente este tipo de dominación. Siento su gruñido contra
mi espalda cuando mis dedos se hunden fácilmente dentro de mí, y su
agarre se aprieta en mis caderas―. ¿Sabes cuántas veces pensé en ti esta
semana? ¿Cuántas veces me masturbé al pensar en ti de esta manera?
Ante la sensación de su polla moviéndose en mi trasero, las palabras de
Jax finalmente se registran, y mis ojos se disparan hacia los suyos en el
reflejo de la ventana.
―¿Cuántas...? ―Trago saliva y lo intento de nuevo―. ¿Cuántas veces
te masturbaste?
Una sonrisa se extiende por su rostro. Sus labios trazan el contorno de
mi oreja, provocándome porque sabe que no habría hecho esa pregunta si
no me estuviera muriendo por saber la respuesta.

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The Fight Game #2
―Todas las mañanas cuando me despertaba sin tu trasero presionado
contra mi polla ―dice, sus labios continúan su camino lento―. Y todas
las noches cuando tenía que irme a dormir sin antes enterrar mi rostro en
tu dulce coño y hacerte gritar mi nombre.
―Jax ―jadeo. Agrego otro dedo adentro, y los sonidos de mi excitación
son fuertes en el departamento vacío. Normalmente, estaría mortificada
por el hecho de que estoy tan mojada y haciendo tanto ruido, pero entre
el orgasmo que amenaza con hundirme y Jax controlando la escena, no
hay una pizca de mí a la que le importe en este momento.
Pero justo cuando mi respiración comienza a acelerarse y el placer
comienza a aumentar, Jax agarra mi mano y detiene mis movimientos.
Mis ojos se encuentran con los suyos con sorpresa.
―Ese orgasmo me pertenece ―gruñe―. Pon tus manos de nuevo en la
ventana para mí, bebé. ―Hago lo que dice, tan desesperada por liberarme
que puedo sentir mis piernas temblando. Arqueo automáticamente mi
espalda para él.
»Buena chica ―murmura. Su mano acaricia mi trasero y mis muslos en
agradecimiento. Estoy demasiado cerca de la ventana y demasiado
perdida en mi lujuria para ver lo que está haciendo, pero luego escucho
su gemido―. Mierda, estás tan mojada. Esa fue la jodida cosa más sexy
que he visto en mi vida. ―Luego, sin otra palabra, se desliza dentro de
mí.
Mi cabeza cae entre mis omóplatos mientras el placer ruge hasta
convertirse en una hoguera en el lapso de solo un segundo. Sus
embestidas no son rápidas, pero son duras y se sienten como si tocaran
cada terminación nerviosa.
―Levanta la cabeza ―dice sombríamente―. Mira la ciudad mientras
te follo.
Jadeo y levanto la cabeza, viendo el pintoresco vecindario del sur de
Filadelfia. Son las 6:00 p. m., lo suficientemente claro como para que las
luces de la ciudad aún no estén encendidas y lo suficientemente claro
como para que la gente definitivamente pueda vernos si miran hacia
arriba.

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The Fight Game #2
―¿Crees que alguien puede verte en este momento? ¿Alguien está
viendo cómo te follan? ―Lo siento estirarse y tirar hacia abajo de las copas
de mi camisola, exponiendo mis pechos a la ciudad. Por alguna razón, eso
es lo que de repente me hace sentir verdaderamente desnuda.
Otro orgasmo amenaza con hundirme.
Con ambas manos, Jax se estira para provocarme. Alterna entre rodar
las puntas duras entre sus dedos y hacerme jadear con un fuerte pellizco.
―Apuesto a que, si alguien mirara hacia arriba en este momento,
estaría dividido entre querer chupar estos pezones rosados y querer
tomar mi lugar detrás de ti. Apuesto a que les encantaría ser los que follan
tu dulce coño en este momento.
Sus palabras son suficientes para encender un segundo orgasmo, y grito
de sorpresa cuando me alcanza, Jax murmura un mierda, sí mientras
acelera sus embestidas.
Cuando una vez más me desinflo como consecuencia del caos inducido
por él, sale de mí y me hace girar. Me levanta y nos vuelve a colocar en la
posición en la que estábamos cuando apareció por primera vez, solo que
esta vez hay mucha menos ropa y mucho más sudor.
Jadeo cuando se desliza dentro de mí de nuevo, apretando mis brazos
alrededor de su cuello. Va directo a mis pezones expuestos, dejando caer
su cabeza en mi pecho incluso cuando sus embestidas comienzan a
aumentar de nuevo.
―Sabes como el caramelo más dulce ―jadea mientras hace rodar un
capullo endurecido entre sus dientes, y gimo ante el pellizco de dolor y
me arqueo con más fuerza contra su boca, luego muerde una vez más
antes de cambiar a mi otro pecho.
Cuando ya no puedo soportar la tortura, tiro de su cabello y me
retuerzo en sus brazos. Lo único que logro jadear es su nombre.
Por ahora, Jax parece conocer mi cuerpo mejor que yo. De alguna
manera puede sentir la presión creciendo dentro de mí, la frustración
alcanzando su punto máximo a medida que me acerco más y más a otro
orgasmo. No solo eso, sino que también sabe lo que me va a provocar.

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The Fight Game #2
Sus embestidas nunca disminuyen la velocidad, incluso cuando sus
labios recorren mi clavícula y mi cuello. Lo siento morder mi piel, lo
suficientemente fuerte como para sacar un gemido de mi garganta, y justo
cuando empiezo a perder el control de la realidad por el abrumador
placer que se acumula en mi cuerpo, él presiona sus labios contra mi oído.
―Vas a correrte para mí y luego te pondré de rodillas y te pintaré con
mi semen para que toda la ciudad lo vea.
No puedo hacer nada más que abrir la boca en un grito silencioso
mientras me estremezco en sus brazos, atada por el efecto que tiene en mi
cuerpo.
Tiene una mirada de asombro en su rostro mientras me ve
desmoronarme en pedazos.
―Eres tan jodidamente hermosa cuando te corres ―susurra. En el
momento en que mi orgasmo se apaga, estoy demasiado cansada y tímida
para responder a eso, así que dejo caer mi cabeza contra su hombro.
»Aunque tengo la sensación de que te verás igual de bien con mi semen
en tus labios ―ronronea en mi oído.
Y así, mi lujuria se enciende de nuevo. Solo que esta vez no es porque
quiera correrme, es porque quiero complacerlo. Quiero mostrarle el mismo
tipo de placer que él me ha mostrado a mí, y quiero observar su rostro
mientras lo experimenta.
Me escapo de sus brazos y caigo de rodillas, colocando mis palmas en
mis muslos y viéndolo con reverencia.
―Mierda, bebé, eres tan hermosa de rodillas ―susurra mientras pasa
el pulgar por mi labio inferior, mirándome con adoración. Abro la boca y
chupo su dedo en mi boca, rogándole en silencio.
Un gruñido retumba a través de su pecho cuando alcanza su polla. Su
puño rueda fácilmente sobre su longitud, resbaladizo por los orgasmos
aturdidores que acaba de arrancarme.
―Abre tu boca para mí ―dice con los dientes apretados, y lo obedezco
de inmediato―. ¿Te gusta que tus vecinos te vean así? ¿Tan ansiosa por
mi semen?

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The Fight Game #2
Solo puedo gemir con la boca abierta, retorciéndome donde estoy
sentada sobre mis rodillas, y cuando saco la lengua en una invitación
silenciosa, es la acción lo que finalmente lo hace estallar.
Con un gemido, su liberación se dispara a través de mis labios, mi
barbilla, mis pechos. Mis ojos se cierran automáticamente, pero gimo ante
la sensación del placer de Jax pintando mi piel, ante el conocimiento de
que yo provoqué eso. Que lo volví loco.
Después de un momento, abro los ojos y veo a este hombre increíble,
sexy como el pecado frente a mí. Sosteniendo su mirada, lamo mis labios,
saboreando su sabor. Jax observa, fascinado, mientras paso un dedo por
mi pecho y me lo meto en la boca.
Se cae hacia adelante para agarrarse a la ventana con un brazo,
gimiendo
―Mierda, Hailey, eres como un sueño.
Solo le sonrío y paso otro dedo sobre mi pecho.
Parece finalmente salir de su niebla de lujuria y se apresura a la cocina
para tomar algunas toallas de papel. Cuando camina hacia mí, no solo me
entrega las toallas como esperaba, sino que se arrodilla y me limpia con
cuidado.
―Yo puedo hacerlo ―murmuro torpemente, tratando de quitarle la
toalla, pero al estilo típico de Jax, aparta mis manos y sigue cuidándome.
Cuando termina, se inclina hacia adelante con una sonrisa y me da un
beso en los labios.
Me sacudo hacia atrás con sorpresa.
―¡Jax! Todavía tengo tu… mmm... ¿no te molesta que esté cubierta de...
―A la mierda con eso ―gruñe, y luego me agarra por la base del cuello
y me atrae para darme un beso que me encrespa los dedos de los pies. Me
besa hasta que me quedo sin aliento y no puedo recordar lo que me
preocupaba.
Él sonríe ante mi mirada aturdida, y en un movimiento rápido, se pone
de pie y me ofrece una mano.

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The Fight Game #2
―Vamos, niña, tengo grandes planes para nosotros esta noche. Vístete.
Dejo que me ponga de pie, pero la mirada sospechosa en mi rostro
persiste.
―¿Qué vamos a hacer?
Su sonrisa solo se hace más grande.
―Vamos a hacer mella en tu lista de A la mierda Steve.

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The Fight Game #2

19
Una hora más tarde, estoy llevando a Hailey a nuestra hamburguesería
favorita en Center City. Ni siquiera tengo que preguntarle qué quiere, solo
pido su hamburguesa favorita y papas fritas con una combinación de
batido de galletas Oreo.
Además, dos hamburguesas dobles para mí.
Ella ve alrededor del local de comida con una mirada escéptica en su
rostro antes de finalmente posar su mirada en mí.
―Mmm, no recuerdo haber tenido Burgerfi en mi lista de A la mierda
Steve ―comenta, con una ceja levantada en interrogación.
Me río del nombre que seguimos usando para su lista de deseos.
―Esto es solo una parada, niña. El verdadero destino es después de
esto, pero no puedo dejar que vayas ahí con el estómago vacío. Así que...
las hamburguesas primero.
Ahora, he despertado su interés.
―¿Cuál es el verdadero destino?
Una sonrisa astuta curva mis labios.
―Tienda de tatuajes.
Sus cejas se disparan hasta la línea del cabello.
―¡¿Qué?! ¡Jax, no puedo hacerme un tatuaje!
Me acomodo en mi asiento, con mis brazos cruzados sobre mi pecho y
arqueo una ceja.

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The Fight Game #2
―¿Por qué no? ―pregunto simplemente.
Su mandíbula se abre en estado de shock.
―¡Porque! Porque... eso es una locura. La gente no se hace tatuajes por
capricho.
Mi mirada inquisitiva no flaquea.
―Estoy bastante seguro de que eso sucede la mayoría de las veces.
Además, esto no es un capricho. Sabías lo que querías hacerte desde que
tenías dieciocho años.
Por un momento, se queda sin palabras, y si no la conociera tan bien
como la conozco, pensaría que está molesta, pero no lo está, solo está
analizando la información. Las ruedas de su cerebro están girando,
sopesando la verdad de mis palabras y sus propios sentimientos, tratando
de averiguar qué hacer a continuación.
―Jax, esto es una locura. Es una gran decisión, no puedes soltarme esto.
Le doy un asentimiento en reconocimiento.
―Tienes razón, esta no es una decisión para tomarla a la ligera, y si no
te sientes cómoda, haremos otra cosa. Lo que quieras, pero tú y yo
sabemos que esto no es un capricho, y has estado postergando esto desde
que tenías la edad suficiente para hacerlo, y ahora que Steve ya no está,
ya no tienes una buena excusa.
Su farfullante indignación se transforma en una mirada de frustración.
Sabe que tengo razón, y después de unos momentos, finalmente acepta.
―Bien ―murmura, pero entonces se le ocurre algo y me ve
sorprendida―. ¿Tú te harás algo también?
Niego con la cabeza.
―No. Esta noche se trata de ti, niña.
Ya sea por el apodo que sé que ama o por el sentimiento en sí,
prácticamente se derrite con mis palabras. Una sonrisa feliz se extiende
por sus labios justo antes de que se incline sobre la mesa entre nosotros y
me dé un beso en la boca.

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The Fight Game #2
Pero en el momento en que se aleja, se congela cuando se da cuenta de
lo que ha hecho. La sonrisa desaparece de su rostro y me mira, atónita y
nerviosa, esperando mi reacción.
―Lo siento, ¿no debería haber...
Ni siquiera la dejo terminar la frase. Me inclino más cerca para
encontrarla a mitad de camino y deslizo mi mano alrededor de su nuca,
trayendo sus labios de vuelta a los míos. Tomo unos segundos lentos para
provocarla, deslizando mi lengua a lo largo de su labio inferior y
mordiendo suavemente, y luego ansiosamente tragando su jadeo con otro
beso hambriento.
―Nunca tienes que preguntar si puedes besarme ―le digo cuando
finalmente me alejo, y me complace ver que sus mejillas ahora están
rosadas.
Se sonroja aún más, aparentemente avergonzada.
―Simplemente no estaba segura de si queríamos mantenernos en
privado. ¿Qué pasa si alguien nos ve?
Me encojo de hombros.
―Entonces nos ven. Quise decir lo que dije acerca de que esto es más
que sexo. Lo último que quiero hacer es esconderte.
Todavía parece poco convencida.
―¿Qué pasa si es alguien del gimnasio y le dice a Remy o a Tristan?
Por primera vez, veo incertidumbre en sus rasgos, y el conocimiento de
que ella podría estar preocupada o arrepentida por lo que está pasando
entre nosotros me golpea como un relámpago. No queriendo hacerla
sentir incómoda, me recuesto en mi asiento y ella también lo hace, pero
alcanzo su mano antes de que pueda dejarla en su regazo.
―Podemos manejar esto como quieras, Hailes. Me gustaría ser honesto
con Remy, pero si quieres mantener guardado esto entre nosotros,
también estoy de acuerdo con eso.
Ella frunce el ceño ante eso y automáticamente aprieta mi mano.

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The Fight Game #2
―Nunca querría esconderte. Cualquier chica gritaría a los cuatro
vientos que está del brazo de Jax Turner. ―La incertidumbre vuelve por
un momento―. Pero creo que... prefiero mantener esto en privado hasta
que se lo diga a Remy. No me gustaría que ella se enterara de una forma
en la que yo no se lo dijera directamente.
Estudia mi rostro por un momento antes de alcanzar mi mejilla con la
palma de su mano. Se ve nerviosa mientras su pulgar me acaricia.
―¿Está bien? ―susurra.
Sonrío y presiono un beso en su palma.
―Por supuesto ―le digo honestamente―. Lo que tú quieras hacer.
Ella debe sentir la verdad en mis palabras porque una cálida sonrisa
aparece de nuevo en su rostro. Con la mano todavía ahuecando mi mejilla,
me acerca más para poder besarme de nuevo.
―Pensé que acabábamos de decir que mantendríamos esto en privado
―le digo con una risa divertida.
Ella sonríe.
―Sí, pero eres demasiado irresistible y quería uno más, así que lo tomé.
Sonrío y me inclino hacia adelante para tomar sus labios una vez más.
―Puedes tomarme cuando quieras, niña. Estoy a tus órdenes.
Sus ojos brillan con picardía cuando dice:
―No te preocupes, tomaré mucho de lo que quiero más tarde.
Tres hamburguesas y veinte minutos después, finalmente puedo
concentrarme en algo que no sea mi loca necesidad de cancelar todo este
plan y llevar a Hailey a casa para ver exactamente lo que quiere. Se necesita
verla retorciéndose nerviosamente en el banco de tatuajes para cambiar
del Jax animal al Jax cariñoso.
Tomo asiento al lado de donde está Hailey en el borde de la silla y paso
un brazo alrededor de su cintura. La acerco a mi costado y presiono mis
labios contra su cabello.

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The Fight Game #2
―Relájate ―murmuro―. No duele tanto como crees, y terminará antes
de que te des cuenta. Solo respira hondo y recuerda por qué estás
haciendo esto.
Puedo sentirla relajarse en mis brazos. Toma una respiración profunda,
luego otra, y luego me sonríe agradecida.
Mi corazón se siente como si quisiera explotar ante la vista.
―Hola, chicos, ¿cómo estamos esta noche? ¡Jax! ¡Hola, hombre!
Me giro para ver a Tyler, mi tatuador habitual. No es que tenga un
montón de tinta, pero cuando me comprometo con algo, él es mi chico.
―Tyler, ¿qué pasa, hombre? ¿Cómo te va? ―Extiendo mi mano para
chocar el puño, y me responde con una gran sonrisa. Todos los luchadores
en el gimnasio se hacen sus tatuajes aquí, por lo que la broma corriente es
que nosotros mantenemos la tienda en funcionamiento; todos los artistas
siempre están felices de ver a uno de nosotros entrar por la puerta
principal.
―Oh, ya sabes, no puedo quejarme. De hecho, Remy me acaba de
llamar y concertó una cita para un tatuaje loco en la espalda el próximo
mes. ¿Qué haremos hoy? ¿Vamos a terminar el color de tu espalda?
Niego con la cabeza con una risita.
―Deja de intentar poner color en mis diseños, hombre, sabes que solo
me los hago blanco y negro.
Tyler levanta las manos en fingida rendición, aunque una sonrisa de
culpabilidad aparece en su rostro.
―Tenía que intentarlo. Esa cosa se vería genial con un poco de color.
Me río de nuevo, pero me volteo hacia Hailey.
―De hecho, hoy no soy tu cliente. Hailey quería un poco de tinta.
Tyler dirige su atención a Hailey y nota por primera vez que mi brazo
la rodea.
―¿Es tu chica? ―pregunta con una sonrisa amable.

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The Fight Game #2
Aprieto a Hailey más fuerte a mi lado, justo cuando esa palabra aprieta
algo alrededor de mi corazón. Sé que parezco un idiota sonriente en este
momento, pero me importa una mierda. Todo lo que logro decir es:
―Sí, lo es.
Los ojos de Hailey están muy abiertos mientras me mira, pero no dice
nada para corregirme. Sé que no hemos puesto una etiqueta a lo que esté
pasando entre nosotros, pero no creo que ninguno de los dos pueda negar
que 'mi chica' suena mejor que cualquier otra cosa que podríamos haber
dicho.
―Encantado de conocerte, Hailey ―dice Tyler, interrumpiendo mi
conversación silenciosa con ella―. Soy Tyler. ¿Qué estabas pensando
hacerte hoy?
Sus nervios regresan de inmediato, así que le doy un apretón
tranquilizador para recordarle que estoy aquí.
―Mmm, siempre quise tatuarme una brújula en el tobillo. Algo de
tamaño mediano, no demasiado grande, pero tengo algunos detalles en
mente. Tengo un diseño que puedo mostrarte, solo necesito encontrarlo
en mi teléfono…
―Yo lo tengo ―interrumpo. Saco mi teléfono de mi bolsillo y me
deslizo a la imagen, luego se lo doy a Tyler.
―¿Recordaste qué diseño quería? ―pregunta Hailey, sorprendida―.
Hablamos de eso hace años.
Me encojo de hombros como si no fuera gran cosa.
―Lo busqué cuando hice esta cita. Sabía que querías un diseño muy
específico. ―No menciono la parte en la que pasé casi dos horas buscando
entre los tatuajes de brújulas, solo para poder encontrar este en particular.
―Esto es genial, definitivamente podemos hacerlo ―interviene Tyler
después de ver el diseño―. ¿Qué tan grande lo estás pensando? ¿Puedes
mostrarme en tu tobillo?
Hailey me ve en estado de shock por otro momento antes de apartar la
mirada para ver a Tyler. Se sube el tobillo derecho sobre la rodilla opuesta

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y se baja los calcetines para poder calcular un círculo con los dedos.
The Fight Game #2
―Umm, me gustaría algo así de grande si aún puedes mantener el detalle.
No sé qué tan pequeño o grande tiene que ser.
―Ese tamaño está bien, todavía puedo hacer los detalles. ¿Por qué no
te quitas el zapato y te recuestas en la silla mientras imprimo la plantilla
para esto? Puedo sacarte de aquí en aproximadamente una hora.
Hailey hace lo que dice, y cuando Tyler regresa unos minutos después,
sus nervios han empeorado cada vez más. Él pasa por el proceso de
configurar la tinta, limpiar su piel, colocar la plantilla, momento en el que
ella respira con dificultad y aprieta los puños.
Acerco una silla a su lado opuesto y alcanzo su mano. Suavemente abro
sus puños para poder tomar su mano en la mía y darle un apretón
tranquilizador.
―Respira, bebé ―murmuro―. Te prometo que no es tan malo.
―¿Lista? ―Tyler pregunta suavemente.
Todavía con los ojos muy abiertos y luciendo más nerviosa de lo que
nunca la he visto, Hailey solo asiente.
La observo mientras escucho el zumbido comenzar, frotando suaves
círculos en su muñeca en un esfuerzo por mover su atención de la aguja a
mi rostro. No funciona, pero su boca se abre de sorpresa.
―¿Cómo se sintió? ―Oigo preguntar a Tyler.
Hailey traga con dificultad.
―No es... tan malo como pensé que iba a ser. Se siente como un arañazo
de gato.
Sonrío.
―Te dije. ―Me lanza una mirada y le indica a Tyler que continúe.
―Entonces, ¿por qué una brújula? ―pregunta mientras el arma arranca
de nuevo.
Hailey no quita la mirada curiosa de su tobillo mientras responde.
―Mi familia siempre viajó mucho cuando yo era niña. Mis papás nos
enseñaron a mi hermana y a mí que era importante ver otras culturas para

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The Fight Game #2
comprender mejor el mundo, por lo que viajar se convirtió en algo
inherente. Para cuando éramos lo suficientemente mayores, mi hermana
y yo estábamos obsesionadas con ver tantos lugares nuevos como
pudiéramos.
Hace una pausa cuando Tyler golpea un área sensible, cerrando los ojos
con fuerza y obligándose a respirar profundamente. Cuando pasa, ella
sigue hablando.
―Siempre quise un tatuaje de brújula como un recordatorio no solo
para seguir viajando y aprendiendo sobre el mundo, sino también para
seguir haciendo las cosas que me hacen feliz. Algunos de los mejores
recuerdos de mi vida fueron en viajes con mi hermana. ―Suspira y deja
caer la cabeza contra la silla―. Probablemente sea el momento ideal para
tatuarlo en este momento. No he estado en ningún lado en casi dos años.
Demasiado para priorizar las cosas que me hacen feliz...
Se calla al final y se ve tan infeliz que aprieto su mano, que todavía
tengo que soltar, para llamar su atención.
―Eso se soluciona fácil, Hailes. Puedes subirte a un avión cuando
quieras. Te llevaré a España mañana, si quieres.
Todavía está distraída por el dolor cuando dice:
―¿Para que nos arresten juntos? No estoy segura de que esa sea mi idea
de diversión, incluso si estoy impresionada de que puedas salir de la
estación con palabras dulces.
Mi boca se abre en estado de shock. Mi compañero de casa de la
universidad es el único que sabe sobre mi discusión borracha con un
grupo de lugareños que terminó conmigo indignado y comprometido a
demostrarles que las pollas circuncidadas no parecen ratas desnudas. Si
hubiera visto a los policías parados al otro lado de la calle, es posible que
me hubiera detenido lo suficiente como para al menos cuestionar la
decisión, en lugar de hacerlo sin pensarlo dos veces. Gracias a Dios, a los
policías les divirtió la discusión y estaban demasiado cansados para
arrestarme.
―¿Cómo sabes…? ―Me desvanezco con asombro.

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The Fight Game #2
Ella sonríe y, por primera vez, no parece completamente envuelta en el
dolor.
―Te conozco tan bien como tú me conoces, pequeño.
El apodo sobresalta mis ojos aún más, y luego se estrechan
sospechosamente.
―Eso no responde a mi pregunta, niña ―gruño―. ¿Cómo supiste de
eso? Incluso Remy no lo sabe, y sé que ella no lo sabe porque si lo supiera,
nunca me dejaría olvidarlo. ―De hecho, me estremezco al pensar en las
burlas que recibiría.
Ella se ríe, finalmente ajena al zumbido de la pistola de tatuajes.
―Fue el único país de tu viaje europeo de vacaciones de primavera del
que nunca hablaste. Siempre te sonrojaste y cambiaste de tema, y siempre
te pones muy nervioso cada vez que alguien habla de ser arrestado
cuando está borracho, así que hice la conexión. ―Me lanza otra sonrisa―.
Las zalamerías para salir de esto fueron solo una suposición.
Por un momento, todo lo que puedo hacer es parpadear hacia ella. ¿Se
dio cuenta de todo eso? ¿Cuando era una adolescente? Incluso mis
mejores amigos no me conocían lo suficientemente bien como para
deducir todo eso.
La risa de Tyler me saca de mi estupor de conmoción.
―Parece que ella te tiene ahí, hombre. ―Él sonríe, compartiendo una
mirada divertida con una engreída Hailey.
―Entonces, ¿por qué fue el arresto real? ―Hailey se burla.
Lo juro por Dios, siento el rubor flamear en mi rostro, y sé que es visible
porque Tyler y Hailey inmediatamente se ríen a carcajadas.
―No es gracioso ―me quejo, aunque mi corazón está acelerado por el
sonido de la risa de Hailey―. No puedo volver a beber nada que contenga
Vermouth debido a esa noche. No bebí nada durante el resto del viaje.
Las risitas de Hailey finalmente disminuyen.

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The Fight Game #2
―Algún día tendrás que decirme qué sucedió porque estoy bastante
segura de que las ideas que tengo son mucho peores que lo que sea que
hayas hecho en realidad.
―Yo no apostaría por eso ―murmuro por lo bajo.
Me sonríe e inmediatamente olvido mi vergüenza, mi molestia, mi
renuente diversión, todo. Porque ella me está dando esa sonrisa.
La sonrisa que solo da cuando está verdaderamente feliz. Esa que hace
brillar sus ojos y que ilumina su rostro. Esa que estira sus labios de una
manera que me hace incapaz de concentrarme en otra cosa que no sea lo
mucho que quiero besarla. Esa que hace que me obsesione singularmente
con encontrar todas las cosas que podrían hacer que aparezca esta sonrisa.
La que no he visto en más de un año.
―Okey, quizás no España ―bromea.
―A donde quieras ―estoy de acuerdo en un trance sin aliento―. Sin
España. ―Me sacudo de mi aturdimiento y me concentro de nuevo en el
tema original―. Iremos a cualquier otro lugar. ¿Qué quieres, niña? ¿Italia?
¿Finlandia? ¿Japón?
Ella considera mi pregunta.
―Siempre pienso en volver a Italia. Siento que Remy y yo pasamos
mucho tiempo en las ciudades más pequeñas, pero nunca lo suficiente en
Roma. Creo que me gustaría ir ahí.
―Listo. ¿Cuándo nos vamos?
―Jax ―me advierte con una pequeña sonrisa.
―Hablo en serio. Te llevaré a donde quieras. Solo dilo.
Ella estudia mi rostro por un momento.
―Probablemente lo harías, ¿no? Realmente dejarías el trabajo para
llevarme a alguna parte.
―Cien por ciento.
Su expresión se vuelve triste mientras ve hacia otro lado.

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The Fight Game #2
―No puedo, Jax. Tengo escuela, y trabajo. Simplemente no es un buen
momento ahora.
Suavizo mi tono, queriendo presionarla porque sé que está poniendo
excusas, pero no queriendo presionarla demasiado.
―¿Qué pasa con el punto del tatuaje, Hailes? ¿Cuándo será un buen
momento? Siempre tendrás escuela o trabajo. Debes convertirte a ti
misma y a tu felicidad en una prioridad.
Puedo ver el momento en que se apaga porque se pone rígida, con una
sonrisa falsa en su rostro esta vez. Demasiado lejos demasiado pronto.
―¿Qué ciudades están en tu lista de deseos de viaje, Tyler? ―pregunta,
desviando mi pregunta―. ¿A dónde quieres ir?
―No puedo decir que haya estado en ningún lugar fuera de Estados
Unidos, para ser honesto, aparte de México durante las vacaciones de
primavera, así que me encantaría ir a cualquier parte. Italia suena bien.
¿O tal vez España?
―España es hermosa ―suspira ella con nostalgia―. Especialmente los
pequeños pueblos de playa alrededor de la costa. Volvería a Barcelona en
un santiamén.
―¿Has estado alguna vez en Asia? ―Tyler pregunta sin apartar los ojos
de su trabajo.
Hailey niega con la cabeza.
―No. La historia europea siempre me ha interesado más debido a que
mi familia vive ahí, por lo que generalmente terminamos yendo. No es
que no haya muchos lugares en Asia que me encantaría visitar,
simplemente no lo he hecho. Aunque mi hermana pareció disfrutar
mucho de Tailandia, así que probablemente ahí es donde iría.
―¿Dónde más has estado? ―Tyler pregunta, habiendo descubierto el
tema que mantendrá a Hailey distraída y hablando.
Y durante los próximos veinte minutos, lo hace. Se instala en sus
recuerdos de viaje favoritos y se relaja más con cada historia. Su sonrisa
nunca se desvanece, e incluso cuando Tyler tiene que remarcar algunas

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líneas, apenas se estremece.
The Fight Game #2
A pesar de que lo está manejando bien, nunca suelto su mano y nunca
dejo de frotar círculos en su muñeca. Creo que a una parte de mí le gusta
estar en contacto con los latidos de su corazón de esa manera.
―Muy bien, Hailey, ya terminaste. Lo hiciste muy bien, especialmente
para ser el primero. ¿Quieres tomarle una foto antes de que lo termine?
Una gran sonrisa ilumina el rostro de Hailey mientras asiente con
entusiasmo. Finalmente suelto su mano para que pueda inclinarse hacia
adelante y ver más de cerca su nueva tinta.
―Es hermoso ―respira con asombro. Solo lo ve fijamente durante unos
segundos, como si quisiera tocarlo con los dedos, antes de agarrar su
teléfono para tomar una foto.
Tyler lo envuelve y repasa las instrucciones sobre cómo cuidarlo
durante las próximas semanas, luego caminamos hacia la recepción para
pagar. Todo el tiempo, la sonrisa nunca deja su rostro.
Cuando Tyler nos dice el costo total, impido que Hailey busque en su
bolso y deslizo mi tarjeta por el mostrador.
―¡Oye! ―exclama sorprendida―. Jax, no vas a pagar por mí. Yo soy la
que se hizo el tatuaje.
Solo me encojo de hombros, sin siquiera molestarme en ocultar mi
sonrisa.
―No importa. Fue mi idea y mi cita, así que yo voy a pagar. Acéptalo.
Ella balbucea algunas palabras bien escogidas e intenta pagar con su
tarjeta, pero Tyler solo sonríe y pasa la mía en su lugar.
―Eres incorregible ―murmura, admitiendo la derrota.
Sonrío y deslizo un brazo alrededor de su cintura.
―No soy tal cosa.
Me ve como si se estuviera dando cuenta de algo por primera vez.
―Tienes razón, no lo eres. Eres compasivo. Tienes el corazón más
grande de todos los que conozco y cuidas de las personas que amas, en
todos los sentidos. Así es como eres.

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The Fight Game #2
Me muevo torpemente ante su elogio, sin saber cómo responder. Abro
la boca para hacer una broma antes de permitirme pensar demasiado en
por qué me gusta tanto el sonido de la palabra amor en sus labios.
Pero ella no parece estar tan desconcertada como yo porque continúa
mirándome con una calidez en sus ojos que hace que mi corazón se
acelere, y cuando desliza su mano detrás de mi cuello y tira de mi rostro
hacia el suyo, realmente pierdo la capacidad de hablar.
Este beso se siente diferente a cualquiera de nuestros otros besos. Este
beso no solo lo dirige Hailey, también es intenso de una manera que sé en
este momento que solo puedo experimentar este sentimiento con ella.
―Gracias ―susurra contra mis labios―. Por esto, y por ser un buen
hombre. El mejor hombre.
Si antes pensaba que me había quedado sin palabras, no es nada
comparado con cómo me siento ahora. Solo la veo fijamente, con los ojos
muy abiertos y aturdido. Eventualmente, me obligo a tragar y asentir.
―Por supuesto.

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The Fight Game #2

20
Dos semanas y algunas citas secretas después, cocinando juntos, viendo
películas y explorando esta nueva conexión entre nosotros, estamos listos
para marcar otro elemento de su lista.
―Entonces, ¿qué vamos a hacer esta noche? ―pregunta Hailey, dando
vueltas en mi casa.
Estoy hipnotizado por ella una vez más mientras la veo, no solo porque
lleva una falda que muestra su cintura esbelta y sus hermosas piernas,
sino porque está brillando de felicidad.
―Entonces, ¿a dónde vamos? ―pregunta, sacándome de mis
pensamientos. Su sonrisa es enorme y prácticamente vibra de emoción―.
¿Qué hay en la lista de A la mierda Steve esta noche?
―Uh, bar de shishas ―balbuceo, todavía perdido en el hechizo de
Hailey―. Hay un restaurante marroquí en la Ciudad Vieja que tiene un
bar de shishas adentro, así que pensé que podríamos salir a tomar unas
copas y pasar el rato un poco.
Si es posible, su rostro se ilumina aún más.
―No he estado en un bar de shishas desde la preparatoria. ―Su
expresión se desvanece un poco cuando un recuerdo toma el control―.
Nunca logré que Steve entendiera que la shisha no era una droga. Creo
que lo consideró como una especie de hierba, ya que te relaja y te marea
un poco. Además, cualquier sustancia siempre fue un gran no-no. ―Pone
los ojos en blanco ante la última parte, y toda la alegría se desvanece por
completo frente a su enojo con el idiota de su ex.

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The Fight Game #2
Y una vez más recuerdo que me encantaría golpear al tipo por más
razones de las que puedo contar.
Doy un paso hacia ella y envuelvo un brazo alrededor de su cintura,
levantándola ligeramente. Juego con un mechón de cabello, una vez más
succionado por su vórtice, esta vez por su delicioso olor femenino. Parte
de eso es el toque de coco que la sigue a todas partes, pero la otra parte es
solo su esencia personal y femenina, que está teñida con el calor de su
excitación ahora que está presionada contra mi cuerpo. Tan pronto como
está en mis brazos, su piel se sonroja y su respiración se vuelve errática.
Mi pene se endurece instantáneamente ante la vista, y necesito toda mi
fuerza de voluntad para expresar mi pensamiento en lugar de llevarla al
suelo en este momento.
―Deberíamos dejar de llamarlo la lista de A la mierda Steve ―le digo,
todavía distraído pasando su cabello entre mis dedos. Cualquier cosa para
distraerme de mi ira por ese idiota y mi necesidad desesperada por
Hailey―. No necesitas más recordatorios, y aunque la lista se hizo por él,
debemos dejar de asociarla con él. ¿Por qué no lo llamamos Lista Carpe
Noctem en su lugar?
Su ceño se frunce.
―¿Aprovechar la noche?
Asiento en confirmación.
Lo piensa por un segundo, y cuando finalmente responde, parece que
ha tomado una decisión monumental. Me da un asentimiento rígido.
―Tienes razón. Necesito dejar de gastar energía en enojarme con él;
solo me va a agotar. Lista Carpe Noctem, será. ―Su mirada de
determinación se desvanece en una sonrisa complacida, y cuando me jala
para besarme, mi corazón prácticamente se derrite al verla recuperar su
vida, un paso a la vez.
Me abalanzo para robar otro beso de sus labios, golpeando su trasero
una vez por si acaso.
―Bien, entonces salgamos de aquí y aprovechemos la noche, niña.

2
The Fight Game #2
Ella no se gira inmediatamente para irse. Tiene un brillo burlón en sus
ojos, y juro que estoy duro solo por esa mirada. Trato de recordar por qué
no debería arrastrarla arriba conmigo en este mismo segundo.
―¿Puedo agregar algo a la lista para después? ―pregunta
tímidamente―. Yo también tengo algo que quisiera aprovechar.
Y cuando su mano se desliza por mis abdominales para agarrar la
hebilla de mi cinturón, de verdad empiezo a tener problemas para recordar
por qué es una mala idea.
Me inclino para morder su cuello.
―Traviesa ―murmuro en su oído―. Estoy así de cerca de cancelar todo
este plan y, en vez de eso, pasar la noche entre tus piernas. ―La escucho
gemir y siento su mano deslizarse aún más para ahuecarme a través de
mis jeans.
El contacto es suficiente para sacarme de mi estupor. Me alejo para
poder verla y decir:
―Pero realmente quiero salir contigo esta noche.
Parece ebria de lujuria, apenas registrando mis palabras.
―Okey, lo que quieras hacer.
Arrugo la frente. No me gusta el sonido de eso.
Saco su mano de mí y la levanto para poder besar sus nudillos.
―Hailes ―digo suavemente, atrayendo su atención de nuevo hacia mí.
Ella ve hacia arriba para encontrarse con mis ojos―. No quiero hacer nada
que tú no quieras hacer. Me dirías si no quisieras hacer algo, ¿verdad?
―Por supuesto ―responde rápidamente. Tal vez demasiado rápido.
Mis ojos se estrechan ligeramente mientras estudio su expresión,
tratando de averiguar si está mintiendo. No estoy ciego al hecho de que
la influencia de Steve la convirtió en la persona que más complace a la
gente, y lo último que quiero hacer es verla hacerlo conmigo.
Ella se retuerce bajo mi atención.
―Realmente quiero ir esta noche, lo prometo.

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The Fight Game #2
La veo por un momento más antes de asentir y alcanzar mi abrigo.
Agarro mi billetera y las llaves en una mano y la mano de Hailey en la
otra, y luego salimos por la puerta.
Quince minutos después, estamos sentados dentro del restaurante
marroquí. Aunque restaurante podría ser la palabra incorrecta para eso, a
pesar de que hay un menú para una cena tradicional de siete platos,
porque está configurado para sentirse como una carpa marroquí en el
interior, con personas sentadas en áreas de descanso en lugar de mesas
reales. Tapices coloridos cuelgan del techo y de las paredes, haciéndonos
sentir como si estuviéramos sentados dentro de una tienda de campaña.
Junto con los sofás y las pequeñas mesas redondas colocadas por todo el
pequeño restaurante, realmente emite un ambiente marroquí.
―Este lugar es increíble ―respira Hailey, asombrada―. No puedo
creer que nunca supe que esto estaba aquí. ―Antes de que me dé cuenta
de lo que está haciendo, salta a mi regazo para envolver sus brazos
alrededor de mi cuello, y luego planta un gran beso en mis labios―.
Gracias por traerme aquí ―susurra―. Me encanta.
Estoy demasiado sorprendido para hacer algo más que sonreírle. Se
siente fácil apretarla contra mí y dejo un beso juguetón en su nariz, por lo
que se ríe y se retuerce de mi regazo. No la dejo ir muy lejos, envolviendo
un brazo alrededor de sus hombros y metiéndola en mi cuerpo.
No pensé que esto sería algo importante, aunque las reacciones de
Hailey últimamente a algunas de las cosas que hemos hecho
probablemente sean una prueba de que no la han atendido por un tiempo.
No es una chica que requiera mucho mantenimiento: es bastante fácil
prestar atención a lo que le gusta y esforzarse para que esas cosas sucedan.
No fue exactamente ciencia espacial buscar en Google 'bares de shishas
en Filadelfia' y luego hacer una reservación. Dos horas de mi tiempo y
$100 para una pipa de agua y algunas bebidas, y mi chica rebosará de
felicidad.
―¿Qué sabor de shishas quieres probar? ―le pregunto cuándo se ha
acomodado a mi lado otra vez. A pesar de que hay mucho espacio en el
sofá, está acurrucada contra mi costado con su mano apoyada en mi

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The Fight Game #2
muslo, como si no pudiera soportar la idea de que haya espacio entre
nosotros.
―Algo afrutado ―gorjea―. Nunca me gustaron los sabores fuertes.
¿Naranja? ¿O tal vez un sabor a bayas?
―Pide lo que quieras, niña.
Después de hacer nuestro pedido con el mesero, veo que sus ojos se
agrandan cuando ve algo detrás de mí. Escucho que la música cambia y
noto que las luces se apagan, así que ni siquiera tengo que darme la vuelta
para saber qué le llamó la atención. Una sonrisa lenta se desliza por mi
rostro.
Efectivamente, la música animada se intensifica y las conversaciones en
el restaurante se vuelven más tranquilas hasta convertirse en un
murmullo silencioso. La atención de todos está fijada en la puerta de la
carpa que se abre en la parte trasera del restaurante.
Todas excepto la mía, porque no puedo dejar de ver la expresión de
Hailey.
Está asombrada, pero también sorprendida, y un poco sonrojada. Ese
rubor se extiende cuando el objetivo de la atención de todos comienza a
moverse por el restaurante, más y más cerca de donde estamos sentados.
Cuando llega a nuestra mesa, finalmente quito la mirada de Hailey y me
dirijo a la deslumbrante bailarina del vientre que gira sus caderas a
nuestro lado.
Es marroquí y absolutamente deslumbrante: el color bronceado de su
piel, el verde brillante de sus ojos, el cabello oscuro y brillante que le cae
hasta la cintura. Sería cautivadora incluso si no estuviera bailando de una
manera que solo podría describirse como hipnótica, pero combina su
apariencia y su movimiento, y todos en este restaurante quedan
fascinados con ella.
Y la bailarina, al parecer, está encantada con Hailey.
Mientras pasó por la mesa de todos los demás, parece demorarse junto
a la nuestra. Sus caderas continúan moviéndose de una manera que solo
puede hacerlo una bailarina de danza del vientre, de una manera que

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cautiva a cualquiera que la mire. La propia Hailey parece estar bajo un
The Fight Game #2
hechizo, pero también la bailarina, porque no puede apartar los ojos de la
chica que actualmente está debajo de mi brazo.
Aprieto a Hailey más cerca y presiono mis labios contra su oído.
―Creo que le gustas.
Ella se sonroja, pero sigue sin quitarle los ojos de encima a la mujer
marroquí.
―Es bonita, ¿no? ―murmuro. Hailey me mira sorprendida, pero yo
solo sonrío y le aseguro―. No te preocupes, eres la única para la que tengo
ojos, niña.
Ella se gira hacia la bailarina, bajo su hechizo una vez más por las
manos que giran y el movimiento circular de sus caderas.
―¿Te gusta ella? ―Continúo susurrándole al oído―: ¿Te gusta verla
moverse? Porque creo que está bailando para ti.
Hailey no responde, solo traga saliva nerviosamente y sigue mirando.
No puedo dejar de sonreír al verla nerviosa, y nada menos que por una
mujer.
Me recuerda a algo, y dejo que mi mano comience a deslizarse por su
piel en un patrón que la hace temblar.
―¿Besar a una chica no era una de las cosas en tu lista? ―pregunto con
una sonrisa.
Su cabeza se gira hacia mí con sorpresa.
―¿Qué?
Mi sonrisa solo crece.
―Me escuchaste. ―Registro en la distancia que la bailarina se fue a otra
mesa.
Su expresión cambia de sorprendida a pensativa.
―¿Me dejarías hacer eso?
Mi sonrisa vacila ante el razonamiento detrás de su pregunta, pero
respondo honestamente y le digo:

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The Fight Game #2
―No depende de mí dejarte hacer nada, Hailes. Escuchaste lo que dijo
Tristan sobre Remy; lo mismo vale para mí y para cualquier otro hombre
que se precie de serlo. Tus decisiones son tuyas. No me corresponde a mí
decirte cómo vivir tu vida.
Por un momento, solo me ve fijamente. No puedo decir lo que está
pensando en este momento, así que dejo que lo procese como sea que lo
necesite, mi toque en su brazo y cuello nunca se detiene.
―¿Qué hay de compartirme? ―finalmente pregunta―. ¿Me dejarías
besar a una chica, aunque estemos... juntos?
Me obligo a no centrarme en su vacilación con esa palabra. En vez de
eso, paso la nariz por su cuello y respondo honestamente:
―Niña, te dejaría traer a otro hombre a la habitación si pensara que eso
es lo que quieres.
―¿Hablas en serio? ―chilla―. ¿Harías eso por mí?
Frunzo el ceño mientras me alejo para verla.
―Por supuesto. Tu felicidad me importa, y definitivamente es más
importante que cualquier problema de celos que pueda tener o no.
Ella me ve por otro momento antes de sacudir la cabeza con un
tranquilo:
―No puedes ser real. ―Pero luego ladea la cabeza y pregunta―: ¿Es
algo que te gustaría? ¿Alguien para unirse a nosotros en el dormitorio?
¿Una chica, supongo?
Me encojo de hombros.
―Eres más que suficiente para mí. Lo haría por ti, pero no tengo ningún
interés en traer a nadie más a la habitación con nosotros.
Hailey asiente y se recuesta a mi lado, su mirada se mueve alrededor
del restaurante y finalmente vuelve a posarse en la bailarina. No sé si está
pensando en la chica o en mis palabras, pero su postura es relajada, así
que no la presiono más.
No es hasta que la bailarina comienza a regresar a nuestra mesa que
rompo el silencio.

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The Fight Game #2
―Le gustaste ―observo, tomando otra bocanada de la pipa de agua.
―Ella solo estaba haciendo su trabajo ―murmura sonrojada mientras
ve hacia otro lado.
En momentos como este, siento una urgencia ardiendo en lo más
profundo de mí para descubrir cómo convencerla de que es la mujer más
hermosa que he visto, tanto por dentro como por fuera. Lo cual ni siquiera
es una exageración derivada de mis sentimientos por ella, es solo la pura
verdad. ¿Cómo no puede ver que su dulce sonrisa y su buen corazón
atraen a la gente como un imán? ¿Cómo no se da cuenta de lo increíble
que es?
Así que entrelazo mi mano en su cabello en la nuca y paso mi nariz a lo
largo de la larga línea de su cuello. Se estremece bajo mis atenciones, pero
automáticamente se inclina hacia mi toque.
―Ella no solo estaba haciendo su trabajo, Hailey, estaba hipnotizada
por ti ―susurro contra su piel―. Te deseaba, al igual que todos en este
restaurante te deseaban cuando entramos. Eres impresionante, niña. Ya
es hora de que te lo creas.
Se sonroja aún más, pero se obliga a verme a los ojos en lugar de
esconderse contra mi pecho como obviamente quiere. Buena chica.
No hablamos durante los siguientes minutos, solo compartimos la pipa
de agua y observamos a la bailarina del vientre mientras se abre paso por
el restaurante, pero solo la veo a medias, porque mi atención está
enfocada en la chica debajo de mi brazo que no tiene idea de cuán
poderosa es realmente su belleza, que ha estado encerrada durante tanto
tiempo que sus alas están encogidas y cree que están rotas.
Entonces, cuando la bailarina regresa, luciendo tan ansiosa por estar en
la órbita de Hailey como lo estaba en su primer paseo, se me ocurre una
idea tan pronto como me viene a la cabeza.
―¿Puedes mostrarle cómo bailar? ―le pregunto a la chica cuando su
mirada sensual vuelve a posarse en Hailey.
Ella asiente con entusiasmo, incluso cuando la boca de Hailey se abre
en estado de shock.

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The Fight Game #2
―¿Qué? ¡Jax, no, no puedo!
Le guiño un ojo y la empujo hacia la bailarina, que ya la está
alcanzando.
―Claro que puedes. Ya eres bailarina, solo piensa que es como
aprender un nuevo estilo.
Se muerde el labio y ve a la chica, luciendo nerviosa pero también como
si quisiera intentarlo. Jalo su mano para atraer su atención hacia mí.
―Nunca tienes que hacer nada que no quieras, Hailes. Especialmente
no por mí, pero si quieres probarlo, deberías arriesgarte. Carpe Noctem,
¿recuerdas?
Eso parece funcionar porque toma la mano de la bailarina y se pone de
pie, la conduce alrededor de nuestra mesa hasta el pasillo que atraviesa el
restaurante, donde la bailarina inmediatamente pone sus manos en las
caderas de Hailey y comienza a murmurar instrucciones sobre cómo
mover su cuerpo.
Hailey me lanza una mirada nerviosa, pero yo solo sonrío y asiento
para animarla, se gira hacia la chica con un brillo de determinación en los
ojos y comienza a mover las caderas de la forma en que se le indica que lo
haga. Me acomodo en mi asiento para estirar mis brazos sobre la parte
superior del sillón y ponerme cómodo.
No le toma mucho tiempo entenderlo, y la bailarina ve a Hailey con
alegría sorprendida tan pronto como comienza a moverse sin guía, la
observa durante un minuto antes de quitar las manos de las caderas de
Hailey para poder desatar la faja de su propia cintura. Las monedas de
oro en la banda tintinean maravillosamente una vez que están alrededor
de la cintura de Hailey.
Ella me ve con asombro cuando empieza a mover las caderas de nuevo.
Siento un dolor golpear mi corazón mientras la observo, y veo crecer la
alegría en su rostro solo por bailar, por sentirse talentosa y sexy.
Exactamente lo que es.
Así que me inclino hacia adelante para descansar mis brazos sobre mis
muslos y mostrarle cuánta atención tiene. Le devuelvo la mirada con una

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The Fight Game #2
que espero que pueda leer como, Eres increíble, niña. Muéstrame lo sexy que
eres.
Creo que lo entiende porque todo su cuerpo se relaja y me lanza una
sonrisa que es a la vez agradecida y complacida.
Sé que quieres aceptarlo. Muéstrame, niña. Quiero que veas lo prendado que
estoy de ti.
La lujuria llamea en su mirada, se gira hacia la bailarina del vientre,
quien toma sus manos y las levanta para que puedan permanecer
conectadas mientras Hailey imita sus movimientos. Juntas, bailan en el
pasillo, a veces dando vueltas en el lugar, a veces moviéndose en un
círculo, siempre moviéndose juntas de una manera que tiene a todo el
restaurante hechizado.
Y cuando la bailarina del vientre deja caer las manos de Hailey para
agarrarla de la parte superior de su cuerpo y verla en silencio pidiendo su
consentimiento, la carga en el aire se multiplica por diez. Después de un
momento de vacilación, Hailey asiente con la cabeza y deja que le levante
la blusa lo suficiente para que su estómago quede a la vista.
Mi propio aliento se queda atrapado en mis malditos pulmones. Estaba
embelesado con solo verla bailar, pero ahora, con su estómago tenso y su
piel de porcelana a la vista, estoy más concentrado en la vista frente a mí
de lo que nunca he estado en nada en mi vida.
Estoy hipnotizado por la vista de Hailey recuperando su poder.
Sabe que todos en la habitación la están mirando. Apreciándola. Puedo
verlo en la expresión confiada y satisfecha de su rostro mientras sigue
moviendo las caderas al ritmo de la música. Sabe que es el centro de
atención y lo acepta.
Está deleitándose en eso.
No me está pidiendo permiso, solo está aprovechando el poder que
proviene de su feminidad y diciéndole al mundo de nada por esto.
Solo observo asombrado cómo la chica a la que hicieron sentir inútil
finalmente comprende la mentira y recupera su poder con la verdad.

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The Fight Game #2
Creo que todavía estoy mirando con la boca abierta, cuando la canción
finalmente termina y estallan vítores en el restaurante. La sonrisa de
Hailey es un poco tímida cuando escucha los aplausos y cuando alcanza
la faja alrededor de su cintura. Se la devuelve a la bailarina, quien
inmediatamente la atrae para abrazarla, la veo susurrarle algo al oído a
Hailey, y todo lo que dice hace que sus mejillas se ruboricen, aunque
también hay una sonrisa de satisfacción.
Se aleja de ella y toma una de sus manos para poder mostrarla al
restaurante, girándolas en todas direcciones y absorbiendo por completo
los aplausos. Observo con asombro cómo Hailey mantiene la barbilla
levantada con orgullo, y cuando finalmente la lleva de regreso a nuestra
mesa, se mantiene erguida cuando se sienta a mi lado, en lugar de
acurrucarse a mi lado por seguridad.
Pero eso no significa que pueda resistirme a jalarla hacia mi costado en
el momento en que su trasero toca el cojín. Envuelvo mi brazo alrededor
de sus hombros y entierro mi rostro en su cabello, tratando de inhalar su
esencia en mi alma.
―Mierda, bebé, eso fue increíble ―murmuro en su cuello―. Eres la
cosa más sexy que he visto en mi vida. Mierda.
―¿De verdad? ―pregunta sin aliento―. ¿No te molestó que otros
estuvieran mirando?
Finalmente me alejo para poder verla.
―Mierda, no. Me encanta presumirte, y tú deberías disfrutar presumir.
―Meto un mechón de cabello detrás de su oreja―. ¿Lo disfrutaste?
Solo me mira, sin aliento y con los ojos muy abiertos, antes de
finalmente asentir.
―Sí ―respira―. Me gustó que me vieran, pero me gustó aún más que
tú lo hicieras.
Un sonido posesivo retumba a través de mi pecho. Siento la necesidad
de besarla y ni siquiera trato de luchar, solo me inclino hacia adelante y
capturo sus labios con los míos.

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The Fight Game #2
―No puedo esperar para llevarte a casa ―gruño contra su piel―. Te
presumiré cada minuto de cada día y no me importa quién te vea, siempre
y cuando termines en mi cama.
Ella se estremece en mis brazos y se presiona más cerca.
―Llévame a casa ―dice en voz baja―. Te necesito. ―Pero antes de que
pueda responder, ve la pipa de agua apenas a medio fumar y comienza a
retroceder―. Quiero decir, sé que solo hemos estado aquí durante media
hora, así que podemos terminar la pipa de agua primero si quieres...
―Al diablo con la pipa de agua ―gruño―. Si quieres ir a casa, iremos
a casa. Es tu noche, Hailes. ¿Qué preferirías hacer?
Ella echa otro vistazo a la mesa, con nuestras bebidas apenas tocadas y
la shisha aún encendida, y luego dice:
―Probablemente deberíamos quedarnos un poco más. ―Interrumpe
mi protesta cuando repite―: Quedémonos un poco más.
Estudio su expresión, pero finalmente asiento con la cabeza.
Tardamos veinte minutos en fumar el resto. Charlamos un poco, pero
la mayor parte del tiempo disfrutamos de la silenciosa compañía del otro
mientras nos turnamos para fumar.
Es una combinación extraña, la sensación de la shisha que nos suaviza
mientras las chispas de nuestra tensión sexual cargan el aire entre
nosotros al mismo tiempo. Nunca le quito las manos de encima. Alterno
entre toques burlones a lo largo de su cuello, su costado, su muslo y
suaves caricias de mis labios contra su piel. Con cada toque, cada mirada
acalorada, la llama de nuestra lujuria aumenta más. Así que no me
sorprende cuando finalmente toma mi mano y respira:
―Vamos.
Tan pronto como llegamos a casa, la empujo contra la pared de mi
habitación y me agacho para arrastrar mi lengua por su cuello. Cuando
llego a su oído, pellizco suavemente su lóbulo antes de preguntar con voz
áspera:
―¿Te gustaría ser una reina o una puta esta noche, niña?

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The Fight Game #2
Sus ojos se oscurecen con deseo, pero ni siquiera duda antes de
susurrar:
―Ambas.
Asiento con la cabeza.
―Como desees. ―Luego busco la hebilla de mi cinturón y ordeno―:
Entonces, de rodillas.
Cae al suelo, y casi me corro con solo mirarla, me ve con los ojos tan
confiados que por un momento me congelo y solo la miro, asombrado por
verla sintiéndose tan cómoda conmigo.
Pero cuando sus ojos se deslizan hacia mis pantalones y su lengua se
lanza para lamerse los labios, vuelvo a la realidad.
Apresuradamente saco el cinturón de mis pantalones, luego me inclino
para pasarlo alrededor de su cuello, y sus ojos se abren cuando se da
cuenta de lo que estoy haciendo.
―¿Confías en mí? ―murmuro, acariciando su mejilla con un toque
suave. Se inclina hacia mi mano por un momento, sus ojos se cierran, pero
luego se enfoca de nuevo en mí y asiente.
―Sí ―susurra con una exhalación sin aliento.
Dejo que mis dedos se arrastren por otro momento.
―Buena chica.
Luego agarro el extremo del cinturón con una mano y desabrocho mis
pantalones con la otra.
―Comenzaré despacio y no haré nada que te haga daño ―le prometo
y hago un gesto hacia sus manos―. Pon tus manos en mis muslos. Si en
algún momento quieres parar, quiero que me des una palmada en la
pierna. ¿Lo entiendes? ―Me da un asentimiento ansioso y coloca sus
manos donde las necesito.
―Quiero oírte decirlo en voz alta, bebé ―digo con firmeza.
Ella traga y responde:
―Entiendo, te daré una palmada en la pierna si quiero que te detengas.

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The Fight Game #2
―Buena chica ―murmuro. Me detengo una vez más para asegurarme
de que esto es algo que ella quiere, pero cuando veo la disposición
brillando en sus ojos, tengo mi respuesta. Cuando libero mi polla
hinchada y que gotea de mis jeans, esos ojos se nublan de lujuria.
―Chúpame ―murmuro, emparejando mi orden con un ligero tirón en
el cinturón.
Inmediatamente me toma en su boca, su lengua envuelve mi cabeza y
succiona con entusiasmo. Yo gimo en éxtasis.
―Qué boca tan dulce ―la alabo―. Mírame.
Sus ojos se abren y miran hacia arriba para encontrarse con los míos, y
cuando sostiene mi mirada y toma la mayor parte de mi polla en su boca,
gimo y apoyo mi mano en la pared.
―Mierda, bebé. Eso es tan bueno. Tómame más profundo.
Su mirada nunca deja la mía mientras hace precisamente eso.
Mis ojos se cierran con un gemido. Por unos momentos, no hago nada
más que disfrutar la sensación de su boca húmeda y cálida deslizándose
a lo largo de mi longitud, pero cuando va lo suficientemente profundo
como para golpear la parte posterior de su garganta y luego más, mi
sangre de repente se siente como si estuviera en llamas.
Con un gruñido, agarro mejor el extremo de mi cinturón. Me aseguro
de que esté apretado en su cuello, pero no lo suficientemente apretado
como para bloquear su aire, todavía.
Lo jalo para sacar la boca de Hailey de mí.
―Voy a follarte la boca ahora. ¿Okey?
Ella asiente, sus labios están rosados e hinchados. Tengo tantas ganas
de deslizarme entre ellos de nuevo, de hacer que se hinchen aún más y de
ver cómo gotea saliva desde las esquinas.
Me deleito en la anticipación por un momento, acariciándome
lentamente mientras la veo comenzar a retorcerse de necesidad e
impaciencia. Cuando un gemido se escapa de sus labios, me compadezco
de ella y deslizo mi polla de nuevo en su boca.

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The Fight Game #2
Sosteniendo su cabeza en su lugar con mi agarre en el cinturón,
empiezo a moverme dentro de su boca con empujones lentos y uniformes.
Todavía no la presiono, solo aprecio la vista teniéndola de rodillas,
tomando mi polla con entusiasmo.
Después de un minuto, empujo un poco más profundo. La primera vez
que golpeo su garganta, espero que se atragante, pero no lo hace, solo me
ve fijamente con su mirada azul inquebrantable.
Gruño y aprieto mi agarre en el cinturón, aplicando un poco de presión
en su cuello. Solo de eso, la veo comenzar a retorcerse, e incremento mis
embestidas y profundizo más, deteniéndome cuando llego a su garganta.
―Traga ―le digo con los dientes apretados. Lo hace, y no puedo
detener el gemido que retumba a través de mi pecho al sentir su garganta
contrayéndose alrededor de mi polla.
―Mierda, bebé, eso es tan bueno ―murmuro. Jalo un poco más fuerte
el cinturón, está lo suficientemente apretado ahora que puedo sentir que
su respiración empieza a ser más rápida. Mi voz es áspera cuando
pregunto―: ¿Vas a dejar que me corra en tu boquita perfecta?
Su gemido viaja a lo largo de mi pene, haciendo que mis abdominales
se contraigan y mi orgasmo se acerque mucho más. Mierda, nunca he
estado tan duro en mi vida.
Responde a mi pregunta con un asentimiento entusiasta, mientras su
mirada nunca aparta la mía.
―Mantén la boca abierta y no tragues de nuevo hasta que yo te lo
ordene ―le digo con los dientes apretados. Entonces empiezo a follarle la
boca.
No pasa mucho tiempo para que sus lágrimas corran y la saliva gotee
de su boca, pero nunca deja caer mi mirada o levanta sus manos para
alejarme, solo toma lo que quiero darle.
―Voy a correrme ―me atraganto.
Finalmente aprieto el cinturón y empujo lo más profundo que puedo, y
cuando me quedo ahí, enterrado en su garganta, solo puedo ver en éxtasis
cómo las lágrimas caen como diamantes de sus ojos.

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The Fight Game #2
Aflojo el cinturón y me alejo lo suficiente para no dispararle a la
garganta. Dejo caer mi mano en mi polla y empiezo a jalarla con
movimientos bruscos, temblando por el orgasmo que corre por mi
columna. Observo con asombro cómo Hailey sigue mis instrucciones al
pie de la letra: respira con rapidez hasta sus pulmones, pero mantiene la
boca abierta, y la saliva sigue goteando por las comisuras mientras espera
para tragar.
Después de solo unos pocos movimientos en mi pene, gimo, y mi mente
se astilla con mi liberación, pero me obligo a mantener los ojos abiertos y
observo cómo mi semen aterriza en su lengua. Verla arrodillada a mis
pies, esperando mis instrucciones mientras está cubierta y llena de mí, es
la cosa más erótica que he visto en mi vida.
Estoy jadeando cuando el placer se desvanece. Todavía tengo el
cinturón aflojado en una mano, pero con la otra tomo su barbilla y le digo
honestamente:
―Nunca te has visto más sexy que ahora. Traga para mí, bebé.
Su boca se cierra, y observo cómo su garganta se mueve en un trago.
Inmediatamente, dejo caer el cinturón con un ruido y caigo de rodillas.
―Niña ―murmuro, acunando su rostro y limpiando las lágrimas de
sus mejillas. Presiono un beso de adoración en sus labios, sin importarme
el semen en su boca y la saliva que todavía gotea por su barbilla. Me alejo
para verla, queriendo asegurarme de que está bien, pero ella solo me ve
con una sonrisa feliz, su amor y confianza brillando en sus ojos.
―Tratas tan bien a mi polla, bebé. Eres una putita tan perfecta
―susurro, apartando el cabello de su rostro―. ¿Estás lista para ser una
reina ahora?
Su mirada pasa de perezosa a acalorada en un instante, y solo asiente
con la cabeza en respuesta.
Me levanto para ponerla de pie. Con su espalda contra la pared, ahueco
su rostro de nuevo para poder besarla dulce y lentamente. Ella tararea
apreciativamente, sus manos agarran mis muñecas mientras se deleita
con nuestra cercanía, y cuando profundizo el beso y deslizo mi lengua en

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The Fight Game #2
su boca, sus sonidos se transforman en gemidos y sus caderas empujan
contra las mías.
Presiono mi mano contra su estómago y la aplasto contra la pared de
nuevo, hace un pequeño sonido de molestia, protestando por la distancia
entre nosotros, pero yo solo me río y termino nuestro beso.
―Paciencia, niña ―la regaño suavemente―. Obtendrás lo que
necesitas. ―Y luego rápidamente me saco la camisa por la cabeza y caigo
de rodillas ante ella, envolviendo mis grandes manos alrededor de sus
delgados muslos.
»He estado pensando en poner mi boca sobre ti durante días
―murmuro. Mi mirada recorre su falda, mientras mis manos se deslizan
por sus muslos.
Se le entrecorta la respiración cuando se mueven bajo la suave tela y
llegan a los lados de su tanga.
―¿Te gusta verme así delante de ti? ―le pregunto, sosteniendo su
mirada mientras las bajo lentamente―. ¿Te gusta verme arrodillado,
hipnotizado por la vista, el tacto, tu olor y volviéndome loco con la idea
de saborearte?
Mientras le quito la ropa interior, observo cómo su pecho se agita con
respiraciones superficiales mientras espera que le quite la falda, pero no
me muevo para tocarla de nuevo, solo espero a que responda.
―¿Te gusta? ―Empujo suavemente.
Traga nerviosamente y asiente.
―Sí ―jadea―. Sí, me gusta verte de rodillas.
Mis manos regresan a sus muslos y comienzan a acariciar suavemente
su piel suave, moviéndose lentamente más y más arriba en su pierna.
―¿Te hace sentir como una reina? ¿Verme arrodillado ante ti de esta
manera? ¿Escucharme suplicando adorarte?
Sus ojos están negros por la lujuria y está jadeando, tratando de llenar
sus pulmones de aire. Internamente me golpeo el pecho al saber que

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The Fight Game #2
puedo afectarla así sin siquiera tocarla realmente. Que puedo mojarla solo
con mis palabras.
―Sí ―respira―. Me encanta, me haces sentir como... como nunca me
había sentido. ―Sus jadeos comienzan a ser más rápidos―. Mierda, Jax,
yo… yo…
Sus palabras se cortan con un gemido cuando mi toque se acerca a su
centro, luego, cuando cambio el deslizamiento de mis manos de
provocativo a relajante, empieza a jadear de nuevo.
―Respira, bebé ―le susurro―. Déjame cuidarte.
Traga saliva con nerviosismo y asiente, dejando caer la cabeza contra la
pared con una fuerte exhalación. Presiono un beso relajante en la parte
externa de su muslo.
Decido no quitarle la falda, simplemente la subo hasta la cintura. Me
gusta la idea de que esté casi completamente vestida mientras la como.
Canto de satisfacción cuando su coño reluciente está al descubierto ante
mi vista, me inclino hacia adelante para presionar mi mejilla contra su
muslo y respiro profundamente, necesitando inhalar algo de su esencia y
casi gimo por la belleza de eso.
―Eres tan jodidamente perfecta ―murmuro―. Creo que nunca tendré
suficiente de ti. ―Luego me inclino hacia adelante y lamo la longitud de
su entrada.
Inmediatamente gime ante el contacto y hunde sus dedos en mi cabello.
Me sumerjo y empiezo a acariciarla con mi lengua, y mis manos se clavan
en sus muslos con tanta fuerza que sé que mañana tendrá moretones con
la forma de mis huellas dactilares.
Gimo cuando mi lengua penetra en su interior y me recompensa con
otra oleada de excitación.
―Mierda, bebé, te pones tan caliente. ¿Vas a correrte en mi cara por mí?
―Presiono un dedo dentro de ella mientras hablo, empujando lentamente
dentro y fuera, avivando el fuego que está a punto de estallar en cualquier
momento.

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―Sí ―jadea, apretando mi cabello―. Dios, sí, voy a correrme.
The Fight Game #2
―Aún no. ―Le pellizco el interior del muslo y la oigo chillar de
sorpresa―. No hasta que yo lo diga.
Su gemido es prueba suficiente de que ya está luchando.
En ese momento, escucho una puerta cerrarse de golpe en la planta baja.
―¿Jax?
Siento que Hailey se congela ante el sonido de la voz de Tristan. Me
detengo también, y sé que estamos pensando lo mismo: ¿Remy está con él?
Pero después de un minuto, solo escuchamos un par de pasos subiendo
las escaleras.
―Jax, ¿estás aquí arriba? ―vuelve a llamar.
―Sí ―respondo con un grito. Los ojos de Hailey saltan hacia mí con
horror, pero yo solo sonrío. Mi dedo nunca deja de moverse dentro de
ella.
―Voy a ir a casa de Remy, ¿quieres cenar con nosotros esta noche?
Queremos ver ese nuevo lugar de hamburguesas cerca de su
apartamento.
Lamo una línea rápida a lo largo del coño de Hailey antes de responder:
―No, ya tengo planes para la cena.
La boca de Hailey se abre ante el descarado movimiento, y cuando
deslizo otro dedo dentro de ella, siento que sus muslos empiezan a
temblar con la fuerza de contener un orgasmo.
―No te corras ―digo.
Se tapa la boca con una mano para sofocar su gemido.
―Okey, entonces me voy ―continúa Tristan desde el pasillo―. No
tengo mi lección privada con Jacob hasta más tarde en la mañana, así que
me quedaré en casa de Remy esta noche, pero supongo que te veré
mañana por la noche en el gimnasio. Avísame si quieres algunos rollos
durante la hora del almuerzo, siempre me vendrán bien…
―Maldita sea, hombre, estoy un poco ocupado en este momento.
¿Puedes largarte? ―finalmente me rompo. Tristan rara vez se va por la

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The Fight Game #2
tangente, pero cuando lo hace, siempre es en los momentos más
inoportunos.
―Oh, Jesucristo ―lo escucho murmurar―. Sí, ya me voy. Mierda. Lo
siento.
Casi de inmediato se escuchan sus pasos bajando las escaleras, y para
cuando sello mis labios en el clítoris de Hailey, escucho que la puerta
principal se cierra de golpe.
―Qué buena chica ―murmuro contra su piel. Levanto la vista hacia
donde todavía está ahogando sus sonidos, todavía tratando de seguir mis
instrucciones. Así que me compadezco de ella y le digo―: Córrete para
mí, niña.
Nunca he visto a una mujer terminar a la orden, pero en este momento,
ahora mismo, mis palabras son las que finalmente rompen el dique. Al
sonido de mi orden, se deja llevar con un grito.
La sostengo firmemente con una mano y lamo ansiosamente su miel
mientras mis dedos continúan penetrando en ella. Puedo sentir el
orgasmo recorrerla, la fuerza que hace temblar todo su cuerpo y hacer que
sus rodillas se debiliten. Es suficiente para ponerme duro de nuevo, a
pesar de que ella acaba de chuparme la vida hace unos minutos. Sigo
lamiéndola con avidez hasta que sus piernas finalmente se doblan y la
atraigo hacia mis brazos.
―Eres tan jodidamente hermosa ―murmuro mientras acaricio su
cuello―. Creo que nunca me cansaré de verte correrte con mi lengua en
tu coño y mi nombre en tus labios.
Todavía está temblando cuando la acuesto en mi cama, y rápidamente
le quito la ropa antes de sentarme encima de ella, con mi rostro enterrado
en su cuello y dejando besos burlones en su piel. Apenas puedo tomarme
un segundo para quitarme los pantalones antes de deslizarme dentro de
ella con un gemido, y mis besos se convierten en mordiscos mientras
nuestra lujuria aumenta.
―Oh, Dios ―jadea, abriendo más las piernas mientras trata de
meterme más profundo―. Jax, sientes… yo… Oh, Dios…

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The Fight Game #2
Gruño mi satisfacción cuando veo el abrumador placer en su rostro y
en su cuerpo.
―Mierda, sí. Tómame. Tómame todo.
Subo una de sus piernas sobre mi brazo y la conduzco aún más
profundo, mi lado animal finalmente hace su aparición. De repente, todo
lo que quiero hacer es follarla lo más fuerte que pueda, penetrarla tan
profundamente que luego se sienta vacía sin mí. Quiero escucharla gritar
mi nombre hasta que esté demasiado ronca y débil para hacer otra cosa
que gemir mientras suplica por más.
―Dime cuánto amas mi polla ―gruño―. Dime cuánto quieres que te
folle.
―Amo tu polla. ―Jadea cada palabra, demasiado perdida en su placer
como para sentirse avergonzada de que le exija un lenguaje sucio. En
nuestro estado de frenesí, ella puede dejarse llevar, puede dejar que sus
inhibiciones desaparezcan y finalmente sumergirse en el tipo de sexo que
siempre ha deseado.
―Dilo de nuevo ―le digo con los dientes apretados, inclinándome para
chupar su pezón en mi boca. Cuando la muerdo, jadea sorprendida―.
Dilo.
―Dios, amo tu polla ―dice con un gemido sin aliento. Su cuerpo,
resbaladizo por el sudor y enrojecido por su deseo, se arquea debajo de
mí―. Me encanta cómo me follas. Me encanta lo profundo que te metes.
Por favor, por favor, lo quiero más fuerte, Jax, quiero...
Salgo de ella y rápidamente la giro sobre sus manos y rodillas. Agarro
su cadera con una mano y un mechón de su cabello con la otra, y antes de
que pueda reaccionar, me estrello dentro de ella, deleitándome con el
sonido de su grito ahogado.
―¿Esto es lo que quieres? ―gruño cuando mis caderas se introducen
brutalmente en ella desde atrás―. ¿Mi polla tan profundamente dentro
de ti? ¿Follarte tan fuerte que llevarás mis moretones por días?
Apenas puede contener un gemido, está delirando de placer. Cuando
siento que sus músculos comienzan a tensarse, conduzco profundamente

2
y aprieto mi agarre en su cabello.
The Fight Game #2
―No te corras todavía ―gruño―. No hasta que yo lo diga.
Siento que su respiración comienza a acelerarse mientras trata de
obedecer. Su cuerpo claramente quiere correrse, pero aun así, hace lo que
le digo y se contiene.
―Buena chica ―la alabo, y la recompenso empujándola hacia adelante
y aplastando su cuerpo contra la cama, manteniendo mi agarre en sus
caderas para poder seguir penetrándola. Le pellizco el lóbulo de la oreja
antes de dejar un rastro de besos de succión a lo largo de su cuello―. Qué
putita tan buena para mí ―susurro contra su piel.
Un gemido desesperado escapa de sus labios ante mis palabras, y su
cuerpo comienza a temblar ante la fuerza de detener el orgasmo que sé
que está a punto de consumirla, y al saber que fácilmente podría llevarla
al éxtasis en este momento, no puedo resistirme a burlarme de ella un
poco más.
Mi mano se desliza desde su cabello hacia abajo para deslizarse debajo
de su cuerpo. Juego con su clítoris, y mi toque es lento incluso mientras
sigo follándola con fuerza.
―Dulce Hailey, tan hambrienta por mi polla ―me burlo―. Me darías
cualquier cosa en este momento, ¿no? ¿Cualquier cosa que te pida?
―Sí ―jadea―. Lo que quieras. Jax...
Mis dedos presionan un poco más fuerte su clítoris, provocando un
gemido embriagador suyo.
―Antes quería limpiarte la cara con mi polla empapada de saliva.
Quería cubrirte con mi saliva y mi semen. ¿Me lo habrías permitido?
Un sí sin aliento sale de sus labios.
Conduzco más fuerte dentro de ella con mis caderas.
―¿Qué pasaría si quisiera tomar tu pequeño y apretado trasero? ¿Me
dejarías hacer eso?
Sus manos se cierran en puños en las sábanas cuando comienza a rogar.
―Sí, sí, lo que sea, lo quiero todo... Jax, por favor, por favor, déjame
correrme, por favor.

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The Fight Game #2
Me alejo de su clítoris solo un instante, lo suficiente para empujar una
de sus piernas hacia arriba para doblarme a su lado y abrirla por
completo. No le doy la oportunidad de respirar, solo aprovecho la
posición mejor y más profunda al entrar en ella tan fuerte y profundo como
puedo.
Ella grita por la fuerza de eso. Una parte de mí está sorprendida de que
no se corra solo por eso, y que de alguna manera espere mi orden.
―Sé que me darás todo lo que quiera ―le hablo al oído. Entonces mi
mano se desliza debajo de ella otra vez para poder volver a acariciar su
clítoris, esta vez sin burlarme, y esta vez, dejo que la desesperación entre
nosotros alimente mis círculos duros y rápidos―. Y en este momento,
quiero sentir que te corres alrededor de mi polla.
Mis embestidas son animales y están fuera de control. Siento que mi
liberación corre por mi columna, pero estoy tan hiperconcentrado en el
placer de Hailey que reprimo mi orgasmo por pura fuerza de voluntad, y
la presiono con mi peso, mi mano, mis caderas.
―Dame lo que es mío ―gruño.
―Oh, Dios ―respira, segundos antes de que sienta que su coño se
aprieta a mi alrededor, tanto que es difícil sacarme para poder empujarme
de nuevo, pero luego sus músculos comienzan a contraerse y apretarse a
mi alrededor, y su orgasmo la atraviesa con tanta fuerza que es todo lo
que puedo hacer para aferrarme a ella.
Inmediatamente desencadena mi propia liberación. Me dejo caer hacia
adelante para agarrarme al hombro de Hailey con mis dientes,
sujetándola a la cama de todas las formas posibles, y gimo mientras me
vacío dentro de ella.
La follo a través de cada ola, cada onda, hasta que finalmente se
desploma contra la cama con un gemido cansado.
Me desplomo encima de ella, apenas sosteniendo mi peso sobre mis
antebrazos, mientras ambos respiramos pesadamente por la fuerza de
nuestros orgasmos. Ni siquiera tengo suficiente energía para besarla, así
que solo presiono mis labios contra su hombro y murmuro:

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The Fight Game #2
―Cuando Tristan me destroce mañana en el gimnasio, te culparé por
drenar toda mi energía.
Deja escapar una risa débil y entierra su rostro en el edredón.
No quiero aplastarla, así que ruedo hacia un lado con un gemido, y
cuando gime por no tenerme encima, me giro y la atraigo contra mi pecho.
―¿Estás bien? ―Me las arreglo para croar―. ¿Te lastimé?
Niega con la cabeza, con su rostro aún enterrado en mi pecho.
―Me encantó ―susurra. Entonces, finalmente, me mira y me ve a los
ojos por primera vez desde que la tenía sobre su espalda―. Me encantó
todo eso. Yo… nunca me había corrido tan duro.
No puedo evitar que se me dibuje una sonrisa de suficiencia en mi
rostro. Ni siquiera trato de ocultarlo.
Paso mis dedos por su cabello y empiezo a jugar con los mechones.
―Yo tampoco, niña. Creo que me desmayé por un minuto.
Sus ojos se abren con sorpresa.
―¿De verdad?
Asiento con la cabeza, y mi sonrisa se suaviza mientras sigo su línea de
pensamiento.
―De verdad. Tú y tu bonito coño serán mi muerte. ―Me agacho para
deslizar mis dedos dentro de ella, gimiendo cuando puedo sentir lo llena
que está de mí.
―Mierda, eso es sexy ―murmuro, viendo su cuerpo. Me encanta la
vista de mi semen goteando por sus muslos, pero antes de que pueda
profundizar demasiado en ese pensamiento en particular, me levanto de
la cama para agarrar una toalla.
Empujo suavemente sus piernas para abrirlas, besando el interior de su
rodilla antes de comenzar a pasar la tela sobre su piel. Mantengo mis ojos
fijos en su cuerpo, hipnotizado con la vista ante mí, pero puedo sentir su
mirada en mí. Ella me está estudiando. Me está estudiando mientras la
cuido de esta manera.

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The Fight Game #2
La dejo mirar, incluso después de tirar la toalla y caer entre sus piernas
de nuevo para poder besar mi camino por su cuerpo y eventualmente
jalarla contra mi pecho, la dejo mirar. La dejo ver cuánto disfruto
adorándola.
La dejo ver lo prendado que estoy de ella.

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The Fight Game #2

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Me despierto con una sonrisa en mi rostro, de la misma manera que lo
he hecho durante las últimas tres semanas. Es sábado por la mañana y mi
día de trabajo más ajetreado, pero esta semana ha sido tan increíble que
ni siquiera me importa lo cansada que sé que estaré al final del día. Estoy
emocionada de tener más tiempo con Jax este fin de semana.
Estiro mi cuerpo antes de alcanzar mi teléfono, automáticamente
comenzando mi día con notificaciones y redes sociales.
Y frunzo el ceño cuando veo que recibí una serie de mensajes de texto
anoche.

21:38 Steve: Te extraño.


22:02 Steve: ¿Podemos hablar?
23:13 Steve: Me muero sin ti, Hailey. Ya no quiero estar sin ti. No puedo.
7:56 a. m. Steve: Por favor, reúnete conmigo durante una hora. 30 minutos.
Todo lo que puedas darme, lo tomaré. Solo quiero resolver esto.
8:18 Steve: Por favor, Hailey...

Me siento contra los cojines del sofá en mi cama improvisada y frunzo


el ceño al teléfono en mi mano. No he sabido nada de Steve desde que
voló mi teléfono hace unas semanas cuando nunca respondí. Supuse que
captaría la indirecta, ya que no había nada que odiara más que ser
ignorado. Lo cual es irónico porque su forma favorita de castigarme

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The Fight Game #2
siempre fue el tratamiento silencioso, pero cuando no escuché nada
después, fue un alivio, y pensé que se daría por vencido.
Ese no parece ser el caso, y si sus mensajes de texto actuales son una
indicación, es probable que no se detenga hasta que realmente hable
conmigo.
Me estremezco al pensar en cómo iría eso. No tengo ningún deseo de
hablar con él, en parte porque sería inútil ya que definitivamente no
quiero volver a estar con él, pero también porque me preocupa que
todavía tenga suficientes garras sobre mí como para manipularme de
alguna manera. No necesariamente para aceptarlo de vuelta, sino para
confundirme acerca de algo. Lo último que necesito es dar un solo paso
atrás en todo el progreso que he hecho en mí misma.
Excepto que... ¿Necesito cerrar algo?
La ruptura real tardó mucho en llegar, por lo que no es que me
preocupe haber tomado la decisión equivocada o que necesite volver a
visitar la noche real en que sucedió, pero estaba tan ansiosa por salir de la
relación que solo me concentré en la única razón que me dio y no dediqué
tiempo a las otras cien razones que había acumulado.
¿Me beneficiaría sacar todas las cosas que odio de él de mi pecho?
Suspiro y empiezo a masajear mis sienes. Esto no es con lo que quería
empezar mi día.
Pero después de un rato, decido que no me muero por ningún tipo de
cierre, y no estoy ansiosa por abrir una lata de gusanos, por lo que
probablemente sea mejor cerrar esto de inmediato. Le envío una respuesta
a Steve.

8:25 am Hailey: No hay nada de qué hablar. Ambos dijimos lo que


necesitábamos, y mi decisión sigue en pie. No vamos a volver a estar juntos. Por
favor, deja de llamarme. Déjame en paz.

Luego silencio sus mensajes y salto de la cama para empezar a

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prepararme. Necesito sacar a Steve de mi cerebro para tener algún tipo de
The Fight Game #2
día productivo, así que me prometo a mí misma que he terminado con
más idas y venidas. Puede enviar mensajes de texto todo lo que quiera,
pero no voy a verlos y definitivamente no voy a responder a ninguno más.
Mi mensaje de hace un momento fue muy claro, y tarde o temprano se
dará cuenta de que hablo en serio y luego dejará de intentar hablar
conmigo. Nunca se disculpó ni rogó por nada durante nuestros dos años
juntos, por lo que seguramente se rendirá bastante rápido.
Me preparo para el trabajo con mi rutina habitual, luego saludo a Remy
cuando finalmente sale de su habitación una hora más tarde,
probablemente después de haber despertado con el olor a tocino que
quemé a propósito para ella. Solo gruñe su acuerdo cuando le pregunto si
quiere pasar el rato en casa una vez que termine con el trabajo.
Paso todo el brunch sin pensar ni una vez en Steve. No es hasta que voy
a enviarle un mensaje de texto a Jax que me doy cuenta de que mi teléfono
está iluminado con mensajes de texto.

8:29 a.m. Steve: Cariño, por favor. Pasamos 2 años juntos, ¿no crees que vale
la pena al menos una conversación?
8:42 am Steve: Te amo. No quiero que nos deseches por una pelea, quiero
pelear por nosotros. Por ti.
13:58 Steve: Si no quieres darnos una oportunidad, al menos danos 10
minutos para despedirnos. No podemos dejarlo así, Hailey.

Frunzo el ceño ante los mensajes, molesta porque Steve está mostrando
persistencia por primera vez desde que lo conozco. Mi estado de ánimo
se agria instantáneamente, no es que haya sido particularmente bueno ya
que también comencé mi día con este tipo de mensajes, y estoy molesta
conmigo misma por revisar los mensajes que sabía que arruinarían aún
más mi día. Debería haberlo sabido. Sé que probablemente debería
bloquearlo por completo, pero una parte de mí está preocupada por
perder comunicación por temor a ser emboscada o atrapada con la
guardia baja. Dios sabe que apareció sin previo aviso en muchos lugares
cuando no respondí sus mensajes de texto lo suficientemente rápido, y no

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The Fight Game #2
solo eso, sino que hay una parte de mí, en el fondo, muy en el fondo, que
aún no está lista para bloquearlo, por razones que no me atrevo a
diseccionar. Ya sea por culpa o simplemente por miedo, todavía no puedo
hacerlo.
No, prefiero ver los textos, pero ignorarlo. Ese es un plan mucho mejor,
incluso con la molestia que conlleva.
Estoy a punto de deslizar mi teléfono en mi bolsillo cuando me doy
cuenta de que tengo otro mensaje de texto. Todavía estoy frunciendo el
ceño cuando hago clic en el mensaje.

1:58 p. m. Jax: Niña... Sé que estás trabajando en este momento, pero


necesitaba que supieras que te has apoderado de todos mis pensamientos. No
puedo pensar en nada más. No puedo esperar a verte más tarde.
2:00 p. m. Jax: Además... te veré más tarde, ¿verdad? Quiero ver ese bonito
tobillo tuyo tatuado sobre mi hombro mientras te follo porque soy oficialmente
adicto a ti.
2:01 pm Jax: ¿Me envías un mensaje de texto cuando estés en casa? Ten un
buen día en el trabajo.

La sonrisa más grande y tonta se extiende por mi rostro, haciendo que


mi mal humor se evapore instantáneamente. Con esos tres mensajes de
texto, mi día ha cambiado completamente de nuevo. Ahora, cuando
deslizo mi teléfono en mi bolsillo, tengo un rubor en la piel y una sonrisa
feliz en mi rostro.
El resto de la tarde pasa volando. Para cuando dan las 4:00, estoy
muerta de pie y lista para irme a casa, pero incluso durante el ritmo
demente del brunch y los inevitables incidentes de empleados y clientes,
el sentimiento de felicidad nunca abandona mi pecho. El calor de Jax ha
infectado todo mi día.
Me pregunto qué ha planeado esta noche, si es otra cosa de la Lista de
Carpe Noctem.

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Y si lo es, no puedo esperar para saber cuál ha elegido.
The Fight Game #2
Termino de cerrar el café, y luego, veinte minutos después, estoy
haciendo el camino algo largo, pero muy agradable en este día de otoño,
de regreso al apartamento de Remy. Suspiro felizmente cuando empiezo
la caminata, respirando ansiosamente el aire fresco del otoño y tirando de
mi suéter más cerca de mí. Amo esta ciudad.
Rápidamente le envío un mensaje a Jax, diciéndole que pronto estaré
en casa, y nuevamente, en el momento en que voy a guardar mi teléfono,
se enciende con un mensaje de Steve.

16:48 Steve: Hailey, vamos. Solo encuéntrame por 10 minutos. Donde


quieras, iré a ti, incluso puedo ir a casa de Remy para que no tengas que salir.
Estoy seguro de que ya terminaste de trabajar.

Frunzo el ceño ante el mensaje, más de mi felicidad se filtra.


Me debato en enviarle un mensaje de texto, pero una vez más decido
que solo lo animaría. No es probable que aparezca en casa de Remy, es
demasiado cobarde para una confrontación, especialmente si existe el
riesgo de que mi ruda hermana mayor esté cerca, quien siempre ha
querido una excusa para golpearlo.
Cuando finalmente llego al apartamento, me doy cuenta de que Remy
y Tristan están aquí. Es sábado por la noche y normalmente hacen planes
para salir o ver peleas en algún lugar, así que me sorprende ver a mi
hermana sentada en la isla de la cocina.
Levanta la vista cuando abro la puerta. Está en su computadora,
claramente escribiendo algo porque solo desde la puerta puedo ver que
tiene al menos cuatro bolígrafos metidos en su cabello. Más de cuatro y
todos sabemos que está agotada hasta el punto de sentirse abrumada y
necesitada desesperadamente de algunos tragos, así que ella se está
acercando.
―Hola ―me dice―. ¿Cómo te fue en el trabajo?
Me encojo de hombros.

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The Fight Game #2
―Lo de siempre. Me alegro de estar en casa y estar de pie. ―Me siento
en un taburete junto a ella y veo por encima de su hombro―. ¿En qué
estás trabajando? ¿Esa idea del misterio del asesinato?
Ella asiente y vuelve a ver la pantalla.
―Sí, solo estoy tratando de descifrar los agujeros de la trama. Hay uno
que me está volviendo loca. No sé cómo solucionarlo.
―Puedo ayudarte con esos agujeros ―dice una voz burlona detrás de
nosotras y pongo los ojos en blanco sin girarme para darle crédito al
comentario de Tristan.
―Eres un idiota ―murmura Remy en voz baja―, o un niño. A veces
no puedo decidir cuál.
Él ignora sus insultos y en su lugar se coloca detrás de ella para deslizar
sus brazos alrededor de su cintura. Él apoya su barbilla en su hombro
mientras ve su pantalla.
―Sigo pensando que deberías hacer que el mayordomo lo haga. Nadie
creería que fue él, es perfecto.
Esta vez es Remy la que pone los ojos en blanco, aunque puedo ver una
pequeña sonrisa tirando de la comisura de sus labios.
―Ustedes dos están asquerosamente enamorados ―suspiro. Me bajo
del taburete para acercarme al sofá y tirarme sobre los cojines―. Aunque
ni siquiera pueden estar en la misma habitación sin pelearse, y es
divertido hasta que Tristan inevitablemente usa una insinuación odiosa y
hace que sea incómodo para todos.
Sin vergüenza, Tristan me da un guiño odioso antes de separarse de su
novia.
―Voy a llevar mis insinuaciones al dormitorio ―bromea―. Sé cuándo
no me quieren.
Remy y yo compartimos una mirada de diversión. Enfurruñar a Tristan
es raro, incluso si es sarcástico, pero siempre es entretenido verlo ser algo
más que arrogante.

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The Fight Game #2
Mientras Remy vuelve a su computadora, yo enfoco mi atención en mi
teléfono. Estoy hojeando perezosamente las redes sociales cuando
empiezan a llamar.
―¡Hailey, abre la puerta!
Me estremezco al mismo tiempo que veo a Remy fruncir el ceño desde
su lugar en la isla de la cocina. Para empeorar las cosas, Tristan sale de la
habitación con el ceño fruncido.
―¿Quién es? ―pregunta con esa voz suya de que no acepta ninguna
mierda
Suspiro y decido quitarme la curita de golpe.
―Es Steve, me ha estado enviando mensajes de texto diciendo que
quiere hablar. Sigo diciéndole que no tengo nada que decirle, pero en
realidad no parece aceptar un no por respuesta.
Para enfatizar mi punto, Steve vuelve a golpear la puerta.
―Hailey, sé que estás ahí. Solo quiero hablar, ¡déjame entrar!
Salto del sofá, lista para correr hacia la puerta antes de que mis dos
guardaespaldas puedan llegar, pero Tristan es demasiado rápido.
Remy se le habría adelantado si no se hubiera detenido a sacar un bate
del armario de los abrigos.
Tristan abre la puerta para revelar a Steve, con el rostro rojo y jadeando.
El hecho de que pueda ver a la montaña de músculos frente a él en lugar
de encogerse de miedo habla de lo furioso que debe estar.
Veo a Steve, esperando que toda la culpa, el miedo y la necesidad
internalizada de complacerlo regresen corriendo. Espero el momento en
que me congele y me disculpe y le diga que nunca quise lastimarlo, que
sé que no quiso decir las cosas que dijo y que estoy segura de que nunca
lo volverá a hacer. Espero los sentimientos que demolerán el progreso que
he hecho hacia mi propia felicidad, que me devolverán a un mundo donde
soy miserable y una cáscara de la persona que estoy destinada a ser.
No vienen.
Jodidamente no vienen.

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The Fight Game #2
No siento nada cuando lo veo.
Nada más que tristeza y lástima por él. Nada más que amor y
compasión por la chica que era demasiado joven y estaba demasiado
ansiosa por su amor para darse cuenta de lo pequeño que era en realidad.
Nunca podré ayudarlo, ni siquiera tuve una oportunidad. No solo no
se da cuenta de que, para empezar, hay un problema, sino que tampoco
es posible ayudar a alguien si no quiere que lo ayuden, y cuando su
problema se vuelve perjudicial para mi felicidad y mi bienestar... es hora
de dejarlo ir.
Vuelvo mi atención a las personas en la entrada, finalmente habiendo
tomado mi decisión, y mi corazón se siente mucho más ligero por eso.
―Tienes que irte. Ahora. ―No hay espacio para la discusión en la
orden fría de Tristan.
Steve lo intenta de todos modos.
―Solo quiero hablar con ella.
―Como el infierno que lo harás ―gruñe Remy, empujándose frente a
su novio―. Puedes largarte de mi apartamento y olvidarte de volver a
contactar a mi hermana.
Suavemente, sin moverse demasiado rápido, Tristan le quita el bate de
béisbol, lo deja detrás de la puerta, y apenas puedo oírlo murmurar:
―Jesús, bebé. Dejemos a Bennie en el suelo. No tengo ganas de ir a la
cárcel esta noche.
Resoplo una carcajada, aunque Remy no es menos aterradora sin el bate
que con él.
Doy un paso adelante para tocar su codo.
―Chicos, está bien. Solo quiero terminar de una vez. Déjenlo entrar.
Remy se gira para verme, con una mezcla de pánico y dolor en su
rostro. Sé que no quiere nada más que hacerse cargo de mí y patear a
Steve, pero está luchando visiblemente contra la parte de ella que quiere
hacer eso. Quiere tanto dejarme hacer esto por mi cuenta.

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Finalmente, traga saliva y me pregunta:
The Fight Game #2
―¿Estás segura?
Asiento con la cabeza.
―Estaré bien, lo prometo. Quiero hacer esto por mi cuenta.
Mi hermana intercambia una mirada con Tristan, que parece tan
descontento por abrir la puerta como ella, pero después de un momento
tenso, el escudo humano frente a mí se separa. Steve ve a Tristan con
desconfianza, luego da un paso tentativo hacia adelante, yo regreso al
área de la sala de estar, indicándole que me siga.
Cuando llego al espacio abierto, me giro hacia mi exnovio con los
brazos cruzados y el ceño fruncido en mi rostro.
―¿De qué quieres hablar? ―empiezo, con tono de aburrimiento.
Steve abre la boca para decir algo, pero inmediatamente la cierra
cuando Remy y Tristan se pegan a la pared detrás de él. Ellos también
tienen los brazos cruzados y el ceño fruncido.
―¿Podemos tener algo de privacidad? ―les grita.
―No ―dice Tristan simplemente.
Steve me ve en busca de ayuda y tengo que reprimir la pequeña sonrisa
que quiere aparecer ante la visión de Steve en cualquier otra cosa que no
sea una posición dominante, pero sofoco el impulso antes de que pueda
verlo. No estoy lista para empezar a enemistarme con él.
Antes de que pueda decirle que hable o se vaya, escucho que la puerta
principal se abre de golpe.
―¡Cariño, estoy en casa!
La sonrisa feliz de Jax se desliza de su rostro en el segundo en que nos
ve a todos reunidos.
Observo cómo su rostro se transforma del feliz Jax que conozco y amo,
al luchador despiadado que sé que es capaz de ser. Ni siquiera me mira,
está tan concentrado en destrozar a Steve con los ojos.
―¿Qué diablos está haciendo aquí? ―finalmente gruñe.

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The Fight Game #2
Ni siquiera me molesto en tratar de calmarlo con palabras. Doy un paso
hacia él y coloco una mano tranquilizadora en su brazo.
―Está bien, les dije que lo dejaran entrar ―le digo en voz baja―. Solo
quiero terminar con esto de una vez por todas.
Su mirada finalmente se posa en mí y se calma ligeramente, justo frente
a mis ojos. Me doy cuenta de que está buscando algo, probablemente
tratando de averiguar en primer lugar si estoy bien, y luego ver si estoy
pensando en regresar con Steve.
Le dejo ver la verdad en mi mirada: no quiero a Steve. Nunca lo querré
de nuevo.
Se ablanda aún más, deslizando un brazo sobre mis hombros, y con una
última mirada hacia Steve, deja escapar un fuerte suspiro y asiente.
―Está bien. Habla.
Sé que Steve no solo vio, sino que entendió el intercambio. Puedo verlo
en sus ojos, y vuelve a ponerse furioso, esta vez al saber que
probablemente lo superé y que esta es una misión infructuosa.
Aún así, no se rinde. Debería haberlo sabido, siempre podía decir
cuánto odiaba ser superado.
―¿Podemos tener algo de privacidad, por favor? ―él chasquea.
―No ―dicen tres personas a la vez.
Suspiro y veo a mis sobreprotectores guardaespaldas, tomándome un
momento para agradecer el hecho de que tengo tres personas que quieren
protegerme a toda costa.
―Chicos, está bien ―les digo suavemente―. Solo necesitamos unos
minutos. ¿Pueden darnos la habitación? ¿Por favor?
Creo que es el por favor lo que los hace salir. Puedo escuchar a Tristan y
Remy gruñendo por lo bajo, pero desaparecen en el dormitorio. Jax se
queda donde está.
Toco su brazo de nuevo.
―Jax, ¿por favor? Quiero hacer esto yo sola.

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The Fight Game #2
Ante eso, suspira y deja caer su brazo de mis hombros. Planta un suave
beso en mi sien antes de volver su mirada asesina hacia Steve.
―Si la lastimas, te haré pedazos.
La amenaza logra sorprender a Steve, pero Jax ya está entrando a la
habitación de Remy para darnos un poco de espacio. Me cruzo de brazos
y espero pacientemente a que empiece a hablar.
Pero Steve todavía está viendo a la habitación en donde desapareció
Jax. Su propia expresión se vuelve más y más enojada, hasta que la
pregunta prácticamente explota fuera de él.
―¿Te lo follaste? ―él hierve.
Solo levanto una ceja en respuesta.
―No sabía que te gustaba el tipo imbécil ―escupe―. Supongo que
tiene sentido por qué no funcionamos, entonces. ¿El coeficiente intelectual
de un hombre tiene que estar en la cuneta para que tú…
―Dices una palabra más en su contra y esta conversación termina
―interrumpo con frialdad. No dejo que las palabras de Steve golpeen
donde él quiere porque sé que solo está tratando de sacarme de quicio.
La furia aún brilla en sus ojos, así que me giro hacia la puerta principal,
lista para escoltarlo hacia afuera.
―Espera ―espeta―. Quiero hablar. Solo escúchame.
Me doy la vuelta.
―Entonces habla, pero si te escucho insultar a mi familia o a mis amigos
otra vez, haré que Jax te eche, y no me importará si te rompe algunos
huesos en el proceso.
Steve debe sentir que no estoy mintiendo porque traga y educa su
expresión para que parezca de disculpa.
Aunque sé que en realidad no es capaz de sentir la emoción.
―Yo… ―Traga saliva y vuelve a intentarlo―. Te quiero de vuelta,
Hailey. La cagué y lo siento mucho. Me volví complaciente cuando nos
mudamos juntos y dejé de tratarte como te mereces. No tengo excusa, y

2
The Fight Game #2
lamento haberte lastimado alguna vez, o hacerte sentir mal. Te mereces
solo lo mejor, siempre. Tal como era al principio.
No me creo una sola palabra que salga de su boca. Él podría creerlo,
pero dudo incluso eso. Creo que solo está diciendo lo que cree que quiero
oír. Quiere tanto “ganar” que está diciendo lo que sea necesario para
recuperarme. Él no me quiere, quiere su poder sobre mí.
No interrumpo. Lo dejo hablar, porque quiero escuchar todo lo que
tiene que decir antes de dar mi respuesta. Solo lo veo con los brazos
cruzados y una mirada en blanco, sin sentir absolutamente nada mientras
habla.
O encuentra su coraje, o interpreta mi silencio como algo bueno, porque
da un paso vacilante hacia adelante. Cuando no lo empujo, da otro hasta
que está parado frente a mí. Se inclina hacia adelante para acunar mis
codos. Cuando todavía no me muevo, comienza a frotarme suavemente
los brazos en un patrón que pretende ser relajante. No quiero su toque,
por supuesto, solo tengo curiosidad por ver cómo juega esto y hasta
dónde intenta empujarlo. También es una prueba más de que él no me
conoce ni le importa lo que necesito, porque si lo hiciera, sentiría mi
postura tensa o vería mis labios contraerse con disgusto.
―Dame otra oportunidad ―susurra suplicante―. Por favor, Hailey.
Somos tan buenos juntos, sabes que lo somos, solo dame otra
oportunidad, por favor...
Con otra mirada vacilante sobre mi rostro, lentamente se inclina para
besarme. Ni siquiera puedo culparlo por eso, porque ha funcionado en el
pasado más veces de las que me gustaría admitir.
Lo detengo con una mano en su pecho.
―Eres un narcisista ―le digo sin rodeos.
Él se sacude hacia atrás con sorpresa.
―¿Qué?
Le doy un fuerte empujón para que retroceda unos centímetros.

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The Fight Game #2
―Eres un narcisista ―repito―. Crees que tienes derecho, no puedes
aceptar nada menos que la admiración total, e ignoras por completo los
sentimientos de otras personas.
Sus ojos se agrandan mientras retrocede otro paso.
―Me manipulaste durante toda la relación ―continúo, decidiendo
decirle exactamente lo que ha hecho. Si él no anda con rodeos, yo tampoco
lo haré―. Solías tratarme como basura un día y luego como una princesa
al día siguiente, solo para atraerme y hacer que me enamorara de ti otra
vez. Serías amable por el tiempo suficiente para que cuando me
maltrataras otra vez, no estuviera lista para dejarte. Probablemente ni
siquiera te diste cuenta de que lo estabas haciendo, aunque eso no lo hace
menos malo. Puedes decirme que lamentas haber dejado de tratarme de
la forma en que lo merezco y que nunca lo volverás a hacer, pero no lo
dices en serio, ¿verdad? Puede que tarde una semana, o un mes, o seis
meses, pero volverás a cagarte sobre mí. Harás pequeños comentarios
sobre mi apariencia, mi trabajo o mi pasado, todo para que puedas reducir
mi autoestima y hacerme dependiente de ti incluso por un cumplido,
porque te gusta tener ese poder sobre otra persona, ese poder te hace
sentir como un hombre.
Niego con la cabeza, la tristeza se refleja en mi expresión.
―Dejé trabajos por ti y pasatiempos, me alejé de mis amigos y familia
gracias a ti. ―Dejo escapar una risa amarga y planto mis manos en mis
caderas―. Dios, hasta dejé de escuchar la música que me gusta. Ese es el
control que tenías sobre mí, y te excitaba eso, ¿no? ¿Que se lo hiciste a
alguien fuerte? ¿A alguien como yo?
La expresión de Steve va y viene entre la conmoción y la ira. No puedo
decir si está enojado porque le estoy llamando la atención por sus
problemas, o si realmente no se da cuenta de que tiene un problema, pero
definitivamente está demasiado en conflicto para siquiera responder a
mis acusaciones.
Suspiro y dejo caer mis manos a mis costados, el agotamiento se asienta
en mis huesos. Hace meses que quería sacarme eso del pecho, y ahora que
lo he dicho, estoy cansada. Solo quiero acurrucarme en la cama y dejar

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The Fight Game #2
que Jax susurre alabanzas en mi oído, borrando cada cosa horrible que
Steve me haya hecho pensar sobre mí.
Camino hacia la puerta principal y la abro, luego me giro hacia él para
entregarle mi último mensaje.
―Nunca volveremos a estar juntos, Steve. Tú y yo nunca volveremos a
hablar o a vernos. Así que sal y borra mi número de tu teléfono, porque
este es el final para nosotros. Nada de lo que puedas decir o hacer va a
cambiar eso.
Su expresión finalmente se convierte en ira, abre la boca para morderme
probablemente, pero una rápida mirada hacia un lado hace que la cierre.
Sus fosas nasales se dilatan y sus puños se aprietan en un esfuerzo por
contenerse.
Se acerca a la puerta, pero se detiene antes de cruzar el umbral, se gira
para verme, y en esta proximidad puedo ver claramente la furia brillando
en sus ojos, puedo ver sus verdaderos colores finalmente saliendo a la luz.
En este momento, realmente me odia, y puedo decir antes de que abra la
boca que no puede irse sin tratar de decir la última palabra, sin cortarme
profundamente con algo verdaderamente despiadado.
―Siempre supe que eras una puta asquerosa ―gruñe―. No sé por qué
me molesté contigo. Buena suerte para encontrar a alguien mejor que yo.
Tú y tu hermana de mierda pueden divertirse follándose a esos imbéciles
sin cerebro. Tal vez puedas disfrutar de una buena orgía como siempre
has querido...
No dice ni una palabra más. Estoy tan jodidamente cansada de que este
hombre me joda, no quiero volver a escuchar otro insulto de él.
Así que lanzo mi puño hacia atrás y lo disparo directamente a su
barbilla.
La fuerza de mi golpe lo derriba. No se cae, pero tropieza a través de la
puerta y apenas logra sostenerse del otro lado. Cuando levanta una mano
para tocarse la barbilla, puedo ver la mirada aturdida en sus ojos y
mentalmente me doy una palmadita en la espalda por un golpe bien
colocado. Podría haberle roto la nariz, pero Steve valora el cerebro por

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The Fight Game #2
encima de las apariencias, así que opté por el golpe de knockout en la
barbilla.
―¿Sabes lo que siempre quise decirte, Steve? ―digo pensativa. Él
parpadea un par de veces mientras trata de concentrarse en mí―. Quiero
que te vayas sabiendo que nunca me arrepentí de ese trío en la
preparatoria. De hecho, lo disfruté diez veces más que cuando metías tu
pequeño pene dentro de mí.
Él solo me ve fijamente, con los ojos muy abiertos y boquiabierto.
―Solo quería que lo supieras ―me encojo de hombros―. Adiós, Steve.
Todavía me ve en estado de shock cuando le cierro la puerta en la cara.
Veo hacia arriba para ver a Jax, quien está nervioso esperando mi
reacción.
―Bebé ―susurra, colocando sus manos en mis caderas y viendo entre
mis ojos mientras evalúa mi bienestar.
Dejo escapar una exhalación temblorosa en un esfuerzo por dejar ir
cualquier sentimiento negativo residual, y de nuevo, me siento cansada,
orgullosa, pero cansada.
Me pongo de puntillas para poder pasar mis brazos alrededor de su
cuello y enterrar mi rostro en su cálida piel. Él ya sabe lo que necesito, así
que me agarra por debajo de los muslos y enrolla mis piernas alrededor
de su cintura. Me aprieta fuerte contra su cuerpo.
―¿Vas a casa conmigo? ―murmura en mi oído―. Necesito asegurarme
de que estás bien, y luego quiero adorarte toda la noche. ―Asiento
rápidamente. Lo siento caminar, pero me niego a apartar el rostro de su
cuello y su olor reconfortante, así que no puedo decir a dónde vamos.
Cuando trata de dejarme en la isla, protesto y aprieto mi agarre sobre él.
―¿Qué... está pasando en este momento? ―La voz de mi hermana
atraviesa la niebla en mi cerebro.
Veo hacia arriba para verla de pie en el pasillo, mirándonos a Jax y a mí
en estado de shock.
―Ahora no, Remy ―dice Jax con rigidez.

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The Fight Game #2
Su orden parece sacarla del aturdimiento en el que se encuentra y dirige
su mirada característica hacia Jax.
―¿No pensaste en decírmelo primero? ¿Cuánto tiempo ha estado
pasando? ―Se pasa una mano por el rostro con frustración―. ¡Maldita
sea, Jax! ¡Es mi hermana!
Veo el rostro de Jax desmoronarse con culpa. Ser tratada como una niña
pequeña es suficiente para hacerme enojar, pero escucharla culpar a Jax
cuando no ha sido más que un maldito santo me pone roja.
Justo cuando estoy a punto de gritarle con palabras que ya sé que van
a ser demasiado cortantes, Tristan agarra la barbilla de su novia y la gira
para que lo mire.
―Remy ―le advierte en voz baja―. No puedes tomar decisiones por
Hailey. Ella es una mujer adulta y Jax es tu mejor amigo. Si vas a confiar en
alguien, confía en ellos, pueden tomar sus propias decisiones. ―Cambia
su agarre a un lado de su cuello para poder acariciar su mejilla con el
pulgar―. Además, Jax nos aceptó sin una sola queja, estás siendo un poco
hipócrita en este momento.
Ante eso, las mejillas de Remy se sonrojan y ve hacia abajo a sus pies,
luciendo apropiadamente regañada. Nos echa un vistazo de culpabilidad
a Jax y a mí.
―Lo siento ―susurra―. Solo estoy sorprendida, y tú eres mi hermana.
―Vuelve a mirarse los pies mientras murmura―: Ya sabemos que soy un
poco sobreprotectora. Mis instintos de mamá oso están disparados hoy.
Eso me hace reír, aunque suene llorosa. No sé cuándo empecé a llorar,
pero cuando me toco la cara definitivamente está mojada por las lágrimas.
La vista suaviza a Remy.
―Lo siento ―repite―. Es solo una reacción instintiva cuando te veo
con un chico. ―Su mirada se endurece cuando se gira hacia Jax―. Pero te
diré lo mismo que le dijiste a Tristan. Aunque te amo como a mi propio
hermano, amo más a Hailey, así que no te atrevas a lastimarla porque
odiaría tener que matarte después de todo lo que hemos pasado.

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The Fight Game #2
Dejo escapar otra risa mientras entierro mi rostro en el hombro de Jax,
aliviada de sentir que la tensión en la habitación se relaja de inmediato.
―Nunca la lastimaría ―dice Jax bruscamente―. Tú lo sabes.
Cuando me giro para ver a Remy, ella está estudiando a Jax con una
mirada que parece como si estuviera tratando de atravesar su alma hasta
sus secretos más profundos, y siento a Jax moverse bajo su mirada
penetrante.
Después de lo que parece una eternidad, Remy simplemente asiente y
dice:
―Lo sé.
El alivio en Jax es obvio; la tensión desaparece de sus hombros y deja
escapar un suspiro audible. Envuelve un brazo protector alrededor de mi
cintura y dice:
―La llevaré a casa conmigo esta noche.
Una vez más, Remy solo asiente.
―Okey. ―Y en un movimiento muy poco característico, se acerca a mí
y me envuelve en un fuerte abrazo, expresando más amor y afecto en este
momento que nunca. Una calidez se esparce a través de mí al saber que
las tres personas en esta sala me apoyaron esta noche sin que yo tuviera
que pedirlo.
Cuando Remy le indica a Tristan que la siga a la habitación para
dejarnos algo de espacio, Jax gentilmente vuelve a llamar mi atención
hacia él.
―¿Te quedarás conmigo este fin de semana? ¿Quieres que empaque
algo de ropa para ti?
Le sonrío a este hombre que hará cualquier cosa para asegurarse de que
me cuida.
―Yo lo haré, solo necesito agarrar algunas cosas. ―Me enderezo para
poder besarlo suavemente antes de decir―: No quiero moverme de tu
lado hasta que ambos regresemos a trabajar el lunes por la mañana.
Me devuelve el beso con uno propio.

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The Fight Game #2
―Esa necesidad es mutua, niña. Ve a buscar tus cosas para que pueda
llevarte a casa.
Empiezo a ver alrededor de la habitación.
―En un minuto ―digo distraídamente. Cuando mis ojos se posan en
lo que estoy buscando, señalo mi teléfono en el sofá y pregunto―:
¿Puedes pasarme mi teléfono, por favor?
Jax agarra mi teléfono y me lo entrega, con su ceja arqueada en forma
de pregunta mientras espera que haga lo que sea para lo que necesito mi
teléfono.
Con una sensación de cierre, me desplazo al contacto de Steve en mi
lista, y cuando hago clic en el botón Bloquear número, siento que se me
quita un peso de los hombros. Por primera vez en meses, siento que
finalmente puedo respirar profundamente.
Apago mi teléfono y veo a Jax.
―¿Estás bien? ―pregunta gentilmente, rozando sus nudillos contra mi
mejilla.
Sonrío, con lágrimas de alivio brillando en mis ojos.
―Estoy bien ―susurro.

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The Fight Game #2

22
No suelto su mano desde el momento en que tomo la bolsa de ella y la
conduzco fuera del apartamento de Remy, ni durante el viaje en auto, ni
mientras la acompaño a la casa, y tampoco cuando la conduzco a mi
habitación.
Tomo asiento en mi cama y la jalo suavemente para que se meta entre
mis piernas. Me tomo un momento para verla, asombrado por su belleza
y su fuerza.
Presiono un beso en su estómago, en la franja de piel expuesta entre sus
pantalones y su blusa.
―¿Qué necesitas, niña? ―murmuro mientras agarro sus caderas y
presiono mi frente contra su estómago―. ¿Qué puedo darte?
Pasa una mano por mi cabello, siempre tranquilizándome, incluso
cuando es ella la que debería ser tranquilizada.
―No soy frágil, Jax, no necesitas tratarme como si me fuera a romper.
Me alejo para poder mirarla, para que pueda ver la verdad en mi
expresión cuando digo:
―Nunca estuviste en peligro de romperte. Eres demasiado fuerte para
eso, pero no cambia el hecho de que quiero tratarte como mereces ser
tratada. ―Tomo una respiración profunda, repentinamente abrumado
por esta noche, por nuestra conexión, por ella―. Dime lo que quieres. Te
daré cualquier cosa.
Inclina la cabeza, estudiándome por un momento. Me pregunto si
puede ver la verdad, la desesperación en mis ojos, la necesidad de

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The Fight Game #2
cuidarla. Porque en algún momento de esta noche algo cambió, y nos
convertimos en algo más que dos personas que se preocupan el uno por
el otro.
Nos convertimos en... más.
Y por la forma en que me mira, me doy cuenta de que ella también
puede sentirlo.
Hasta esta noche, solo hemos sido dos amigos teniendo sexo. Todavía
ha sido solo nuestro vínculo original, excepto que se incendió por nuestra
química.
Ahora, es mucho más que eso.
Ahora, es como si hubiéramos pasado de dos amigos teniendo sexo a
dos almas conectadas.
Juro que puedo sentir el momento en que la conexión encaja en su lugar.
En el momento en que me doy cuenta de que lo que siento por Hailey no
se parece a nada que haya experimentado en mi vida, y es algo que nunca
sentiré por otro ser humano. Es como si se hubiera convertido en parte de
mí, una extensión de mí, un pedazo de mi corazón que late fuera de mi
cuerpo.
Se me corta el aliento mientras sostengo su mirada, su expresión no
revela nada excepto la confianza que sé que siente por mí. No puedo decir
si está sintiendo lo que yo siento. Puede que sea demasiado pronto para
ella después de todo lo que ha pasado. Entonces, aunque siento que me
estoy ahogando en estas emociones, tomo un respiro tembloroso y me
recuerdo a mí mismo que todavía necesito tomarlo con calma. Que
todavía necesita tiempo y espacio para ver si puede sentir por mí lo que
yo siento por ella.
―¿Qué quieres, Hailey? ―susurro con la respiración entrecortada,
consumido por mis emociones y físicamente temblando por la fuerza de
todo.
Ella toma una bocanada de aire sorprendida por el poder crudo en mi
mirada, y luego, sin una palabra, se agacha para agarrar el dobladillo de
su camisa y sacársela por la cabeza.

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The Fight Game #2
Es todo lo que puedo hacer en este momento para no caer de rodillas a
sus pies, indefenso por mi asombro hacia ella, incluso antes de esta noche,
ha mostrado una fortaleza en las últimas semanas que muchas personas
nunca encuentran en sí mismas. Nunca aprenden cómo alejarse de lo malo
en sus vidas, o cómo convertirlo en algo bueno. Nunca aprenden a pelear.
Hailey lo hizo.
―Eres perfecta ―le susurro, mis pulgares acarician suavemente sus
caderas mientras la miro―. Y si pudiera mirarte así hasta que mi corazón
dejara de latir, entonces moriría como el hombre más feliz que jamás haya
existido.
Un sonido ahogado se precipita a través de su pecho solo un segundo
antes de que se incline para presionar sus labios contra los míos. Ese
contacto es suficiente para romper lo último de mi restricción.
Gimo cuando finalmente me rindo ante ella, la jalo para que se siente a
horcajadas sobre mi regazo y entrelazo una mano en su cabello para poder
agarrar su nuca, sosteniendo sus labios contra los míos y devorarla con
mi boca, mis dientes, mi lengua. Con un beso, trato desesperadamente de
mostrarle lo que no me atrevo a decir.
―Jax ―jadea, y con solo mi nombre entiendo su urgencia, su repentina
necesidad de mi toque, porque yo también lo siento. Como si nuestra
cercanía fuera lo único que puede sofocar este fuego entre nosotros.
―Lo sé ―murmuro, ralentizando mi beso lo suficiente como para
decir―: Voy a cuidar de ti, bebé, pero no voy a ser duro esta noche. Quiero
tomarme mi tiempo contigo. ¿Okey?
Se aparta para poder ahuecar mi rostro y verme a los ojos, y me
pregunto si puede ver todo lo que no estoy diciendo en la forma en que la
miro.
Y creo que puede, porque solo susurra:
―Okey.
Agarro sus muslos para poder rodar hacia un lado y acostarla en la
cama. No puedo dejar de besarla, así que ni siquiera lo intento, solo sello

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The Fight Game #2
nuestros labios y acaricio su lengua de la forma en que quiero acariciar su
cuerpo. Ella suspira cuando mi peso la presiona.
Es más difícil de lo que pensé que sería separar mi boca de la suya y
comenzar a recorrer su mejilla, su cuello, su clavícula. Mantengo mis
toques suaves y fugaces, queriendo mostrarle mi adoración en cada
sensación.
Cuando llego a sus senos, rodeo su pezón con mi lengua antes de
succionarlo con mi boca, y mi otra mano se arrastra hacia abajo para
agarrar su cadera en un esfuerzo por centrarme, luego le doy a su otro
pezón el mismo trato.
Cuando termino de jugar con sus pechos, se arquea fuera de la cama y
jadea pesadamente. Empiezo a besar a lo largo de su esternón y hacia
abajo para rodear su ombligo, antes de finalmente alcanzar sus pantalones
y sumergir mi lengua debajo del dobladillo.
―Jax ―finalmente jadea―. Te necesito.
Miro a lo largo de su cuerpo para ver su pecho agitado y sus ojos fijos
en los míos, y sé lo que necesita porque yo también lo necesito. Me empujo
hasta quedar sentado y murmuro:
―Lo sé, bebé. Levanta las caderas.
Le quito los pantalones y la tanga cuando hace lo que le pido y luego
me coloco entre sus piernas de nuevo. La acaricio suavemente por un
momento antes de dejar caer mi boca donde está empapada y temblando.
Acaricio cada centímetro de ella con mi lengua, mis labios, mis dedos.
Me deleito en el hecho de que puedo besarla así, que soy yo quien hace
que su respiración se acelere y sus dedos agarren mi cabello.
―Jax ―jadea―. Jax… voy a…
Deslizo dos dedos dentro de ella y levanto mi lengua lo suficiente como
para decir:
―Córrete para mí. Rómpete para mí, solo para mí.

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The Fight Game #2
Solo bastan unos cuantos movimientos de mi lengua para que explote.
Cabalgo la ola junto con ella, mis dedos y mi boca se vuelven más lentos
mientras su cuerpo cae sobre la cama y se estremece con las réplicas.
Me enderezo para poder mirarla y disfrutar de la vista que tengo
delante: Hailey desnuda y feliz con el color en sus mejillas y una sonrisa
en su rostro es la visión más embriagadora que he visto en mi vida.
―Eres tan malditamente hermosa ―suspiro.
Y en lugar de sonrojarse o despedirme, simplemente sonríe.
Mierda, me encanta verla poseer su belleza. Me encanta verla volver a
ser ella misma. Me destroza.
Cuando se acerca a mí, rápidamente me quito la ropa antes de volver a
colocar mi peso sobre su cuerpo. Sus brazos se envuelven alrededor de mi
cuello, sus piernas alrededor de mi cintura, y luego nos besamos. Nos
besamos como si nunca tuviéramos suficiente el uno del otro y como si
ambos supiéramos que algo ha cambiado.
―Te necesito ―susurra contra mis labios. Ni siquiera dejo de besarla,
solo me agacho y me deslizo dentro.
Me trago su gemido, obsesionado con cada sonido que hace, cada
expresión. Mis caderas toman un ritmo fácil cuando empiezo a follarla.
Agarro su cadera con una mano, sosteniéndola en su lugar para poder
aplastarla con cada embestida, mi otra mano se enreda en su cabello y
ladeo la cabeza para poder profundizar nuestro beso, necesitando estar lo
más cerca posible de ella.
Pronto sus gemidos se hacen más fuertes y comienza a retorcerse debajo
de mí.
―Mierda, bebé ―gimo, aferrándome a su cuello para morder su piel
antes de calmarla con mi lengua, y acelero el ritmo de mis embestidas
cuando siento que comienza a apretarse a mi alrededor.
―Dios, sí ―gimo―. Quiero sentir que te corres de nuevo.
Me agarra la cabeza con las manos para poder levantarla y que la vea
de nuevo. Sus mejillas están sonrojadas y sus ojos lucen frenéticos, y sé

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que está cerca.
The Fight Game #2
―Quiero que te corras conmigo ―jadea―. Quiero que nos corramos al
mismo tiempo.
Sus palabras me hacen algo, ese mismo sentimiento de antes que hizo
que esto se sintiera como algo más que amigos, más que solo sexo... me
golpea diez veces en este momento.
Mi mirada recorre su rostro, tratando de ver si ella también lo siente.
Tratando de ver si quiere esto porque se siente como si hubiera una fuerza
insana entre nosotros tratando de fusionar a más.
Pero no puedo leer más allá de su placer y desesperación en este
momento, y recuerdo vagamente mi promesa anterior de tomar las cosas
con calma con ella, así que no expreso nada de eso en voz alta. Solo asiento
y la beso de nuevo.
No le toma mucho tiempo comenzar a gemir en mi boca y empujar
contra mis embestidas.
―Jax ―jadea, sus manos agarran mis brazos, anclándose mientras su
orgasmo se apodera de ella―. Espera, no, yo… yo quiero…
―Lo sé, bebé, estoy ahí ―me las arreglo para decir, mientras mis
caderas empiezan a temblar―. Estoy ahí contigo. ―Y cuando ella aprieta
mi polla, mi cerebro se fragmenta en pedazos mientras mi propio
orgasmo me atraviesa―. Hailey, mierda…
Ella se rompe con un grito silencioso, e incluso cuando mi propio placer
me atrae, no puedo evitar quedar hipnotizado por la vista de Hailey
perdida en los sentimientos de felicidad que yo provoqué.
Me vacío dentro de ella con un gemido, enterrando mi rostro en su
cuello mientras se estremece debajo de mí. Cuando las sensaciones
finalmente disminuyen, me desplomo hacia adelante, tratando de
sostener la mayor parte de mi peso en mis antebrazos al lado de su cabeza.
Desliza sus brazos alrededor de mi cintura y acaricia mi pecho con un
suspiro de felicidad. Tomo su cabeza y la sostengo contra mí,
deleitándome con la cercanía mientras todavía estoy dentro de ella.
Debe sentir lo mismo porque cuando trato de salir, me agarra con más
fuerza y me susurra:

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The Fight Game #2
―No, quédate. Me gustas dentro de mí.
Me acomodo encima de ella, presionando mis labios contra su sien y
acariciando su cabello.
Y entonces me doy cuenta, que podría quedarme aquí con ella así para
siempre.
―Quiero quedarme así todo el fin de semana ―dice contra mi piel.
No del todo para siempre, pero lo aceptaré.
Me alejo para poder sonreírle.
―Entonces nos quedaremos así todo el fin de semana, niña.

Se necesita mucha más fuerza de voluntad de la que hubiera pensado


para dejar que Hailey se levantara de mi cama el lunes por la mañana. Yo
también tengo que ir a trabajar, pero por primera vez desde que me
gradué de la universidad me estoy debatiendo en llamar para decir que
estoy enfermo solo para poder quedarme con ella.
Incluso si eso significa estar sentado en el café todo el día mientras ella
trabaja. Así de obsesionado me siento en este momento.
Estoy tan inmerso en los recuerdos de este fin de semana, viendo
capítulos de Seinfeld, cocinando todas las comidas juntos, e incluso esa
hora extraña cuando Hailey trató de presentarme un subgénero de música
electrónica extraño llamado trap, que no me doy cuenta de Tristan y
Aiden en el tatami hasta que ya llego a la mitad de la sala y la estúpida
sonrisa desaparece inmediatamente de mi rostro.
Tristan tiene su habitual mirada de no acepto una mierda en su rostro,
pero Aiden sonríe como un idiota. No hace falta ser un genio para saber
que se enteró de lo del sábado por la noche.
―¿Le dijiste a Aiden? ―digo con un suspiro resignado―. ¿Realmente
tenemos que actuar como chicas de secundaria y difundir todos los
chismes?

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The Fight Game #2
―Yo no le dije ―dice Tristan―. Pero es un poco difícil no sumar dos y
dos cuando Remy arrasó por aquí gruñendo sobre la amistad, los mejores
amigos y las hermanas menores.
Mis hombros se tensan.
―¿Ella está aquí?
Tristan solo asiente.
―En la sala de sacos, probablemente destruyendo un saco pesado en
este momento.
―Mierda ―murmuro. Dejo caer mi bolsa de gimnasia en los bancos y
luego me giro hacia mis amigos, tratando de averiguar cómo se supone
que debo lidiar con esto. ¿Remy me odia? ¿Me perdonará? ¿Tristan está loco?
Veo nervioso a mi mejor amigo, buscando decepción o enfado, pero no
veo nada.
―¿Dijo algo este fin de semana? ―le pregunto en voz baja.
Él simplemente niega con la cabeza hacia mí.
―Tienes que hablar con ella, amigo, no me pongas en medio. Ustedes
dos pueden resolverlo. ―Pero se toma un momento para estudiarme, y
luego pregunta―: Te conozco lo suficiente como para saber que no
empezarías con Hailey solo por sexo, así que por curiosidad, ¿es en serio?
Arrastro una mano por mi rostro con frustración.
―No estoy seguro. Es Hailey, así que todo se pone serio
automáticamente, pero no sé lo que ella quiere. ―Me estremezco―. ¿Eso
hace que mi traición sea mejor o peor?
Aiden finalmente se une a la conversación con un resoplido.
―Amigo, estás actuando como si acabaras de apuñalar a alguien por la
espalda. Remy puede estar enojada, pero es solo porque protege a Hailey.
No significa que te odiará para siempre. En el momento en que se calme
y recuerde que en realidad eres el bastardo más protector que conocemos,
ella verá que esto es algo bueno. Solo necesita superarse a sí misma.
Tristan le lanza una mirada mordaz a nuestro amigo.

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The Fight Game #2
―Tienes suerte de que esté de acuerdo contigo, o te estaría
estrangulando hasta dejarte inconsciente en este momento, pero será
mejor que te asegures de que nunca te escuche decir eso.
Aiden solo sonríe, luciendo como si no tuviera una sola preocupación
en el mundo.
―¿Por qué no? Me gusta cuando se pone luchadora. Es divertido jugar
con ella cuando está enojada.
Con un gruñido, Tristan se lanza hacia Aiden y, en cuestión de
segundos, los dos están rodando sobre la lona, buscando una mejor
posición para poder acabar con el otro con una sumisión, pongo los ojos
en blanco y empiezo a caminar hacia la sala de sacos en la parte trasera
del gimnasio.
―Para que conste, te vi a ti y a Hailey venir desde un kilómetro de
distancia ―dice Aiden con voz tensa, pero no dice nada más porque
cuando lo veo por encima del hombro, Tristan está de espaldas y lo asfixia
con el antebrazo en la garganta.
―Toca, hijo de puta, y admite que mi novia podría patearte el trasero
―sisea Tristan.
Solo niego con la cabeza y los dejo atrás. Con cada paso más cerca de
Remy, mis nervios crecen y se enredan en mi estómago. Trago
nerviosamente.
Cuando finalmente abro la puerta de la sala de sacos y entro,
experimento toda la fuerza de la frustración de Remy: los sonidos de ella
golpeando el saco pesado son continuos y tan fuertes que al abrir la
puerta, llena todo el gimnasio con ellos. Ni siquiera puedo escuchar a los
chicos burlándose unos de otros por los golpes de Remy.
No le toma mucho tiempo darse cuenta de que aquí estoy. Cuando lo
hace, lanza algunos golpes más antes de terminar su entrenamiento. Ella
solo me ve fijamente, respirando pesadamente y esperando que diga algo.
―Hola ―es lo único que logro ahogar.
Un pesado suspiro sale de sus pulmones.

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―Hola ―dice en voz baja.
The Fight Game #2
Trago nerviosamente.
―¿Podemos hablar un minuto?
Ella solo asiente y se quita los guantes. Agarra una botella de agua y
toma unos cuantos tragos antes de unirse a mí en los escalones que me
llevan hasta donde se encuentra.
Nos sentamos así por un rato, ninguno de nosotros sabe qué decir o
cómo empezar, y aunque sé que soy yo quien debe abrir con una disculpa,
todavía me toma unos momentos iniciar la conversación.
―Lo siento ―le digo―. Sé que debería haber hablado contigo primero.
No hay excusa para mi comportamiento y, sinceramente, no estoy seguro
de por qué no lo hice. Lo único en lo que puedo pensar es que me volví
un poco loco por Hailey. ―Podría decirle que Hailey quería esperar para
contarle la noticia ella misma, pero se siente como si la estuviera tirando
debajo del autobús, y si alguien se va a comer la ira de Remy, prefiero ser
yo.
Ante eso, Remy exhala un profundo suspiro, y si no lo supiera mejor,
diría que casi suena aliviada.
―Solo dime, ¿es esto casual para ti?
Me sobresalto y me giro hacia ella.
―¿Hablas en serio, Remy? Mierda, no.
Ella se estremece ante eso.
―Sí, me imaginé ―murmura. Entonces suspira―. No sé si eso lo hace
mejor o peor.
Todavía la estoy viendo en estado de shock. Me toma un momento
ordenar mis pensamientos porque hay tantos confusos rebotando en mi
cerebro en este momento.
―Para que quede claro, ¿qué... qué es exactamente lo que te molesta?
¿Es porque no te lo pedí de antemano? ¿O porque me acosté con ella?
―Eso la hace estremecerse de nuevo, pero sigue sin decir nada, y cuando
se me ocurre otro pensamiento más doloroso, se me cae el corazón―. ¿No
crees que soy lo suficientemente bueno para ella?

2
The Fight Game #2
Eso parece asustarla, y se gira hacia mí sorprendida, sus grandes ojos
captan el dolor en mi expresión e inmediatamente hacen que se ablande.
―Por supuesto que no ―dice en voz baja―. Eres mi mejor amigo, Jax,
y el mejor hombre que conozco. ¿Cómo podría pensar que no eres lo
suficientemente bueno incluso para Hailey?
Su confesión alivia la opresión en mi pecho, pero solo un poco.
―Entonces, ¿qué es?
Ella suspira y ve la botella de agua entre sus pies. Después de un
momento, admite:
―Yo solo... no creo que esté en un buen lugar después de Steve. No
pretendo saber por lo que pasó o lo que necesita ahora, pero lo último que
quiero ver es que ella accidentalmente tu use como un rebote.
La idea me impacta tanto que me congelo.
―El hecho de que sea su primer chico después de una relación a largo
plazo no significa que sea un rebote.
―No es solo porque eres el primero, también es porque es muy pronto.
Todavía es muy frágil, y si te conozco, sé que la estás ayudando con toda
la mierda en su cabeza, pero... simplemente no quiero que te conviertas
en una muleta para ella, necesita arreglarse sola. ―Remy niega con la
cabeza―. Solo... hazme un favor. Los conozco a ambos mejor de lo que
ustedes mismos se conocen, y después de lo que vi el sábado, sé que esto
es lo suficientemente importante para los dos como para que no se rindan,
pero... simplemente no te pongas serio demasiado rápido, ¿okey? Dale
suficiente espacio para que sane primero.
Todavía sigo en estado de shock, así que todo lo que puedo hacer es
asentir. La idea de que mi ayuda podría ser un estorbo no se me había
ocurrido.
―Sí, okey ―murmuro.
Me sonríe, pero no puedo evitar pensar que se ve un poco triste, y eso
duele, así que elijo centrarme en el hecho de que acabamos de hacer las
paces después de nuestra primera pelea en varios años.

2
The Fight Game #2
―Entonces, ¿estamos bien? ―murmuro torpemente.
Esta vez, su sonrisa es cálida.
―Sí, Jax, estamos bien. Siempre estaremos bien, eres mi hermano.
Sonrío ante eso. Remy solo me ha llamado su hermano un puñado de
veces cuando se emociona, pero golpea igual de fuerte cada vez. Lanzo
un brazo alrededor de sus hombros y la abrazo contra mi costado,
sabiendo que está a dos segundos de hacer algún tipo de comentario
sarcástico para aligerar el estado de ánimo. Beso su sien.
―También te amo, Remy bebé.
Efectivamente, el afecto y el apodo burlón que odia son suficientes para
devolverla a su personalidad de perra alfa. Pone los ojos en blanco y me
empuja lejos de ella, pero no puede ocultar la pequeña sonrisa en sus
labios.
―Entonces, soy el mejor hombre que conoces, ¿eh? ―bromeo con una
sonrisa―. ¿Qué pasa con tu juguetito?
Pone los ojos en blanco, pero esa sonrisa sigue ahí, tratando de hacerse
aún más grande.
―Mi declaración sigue en pie, es demasiado idiota para ser el mejor.
―Finalmente, la sonrisa se apodera de su rostro―. Pero no le digas eso.
Puede que sea un idiota, pero también es un bebé, y heriría sus
sentimientos, lo que significa que me quedaría sin polla.
Me estremezco y quito mi brazo de sus hombros.
―Si no pudiéramos hablar de que mi mejor amigo te está follando, sería
genial.
Su sonrisa se vuelve malvada cuando se pone de pie y me tiende una
mano para levantarme.
―Esa es la venganza por acostarte con mi hermana.
Agarro su mano con un suspiro y dejo que me jale para ponerme de pie.
―Okey, eso es justo, pero ¿podemos volver a no hablar nunca de
nuestra vida sexual ahora?

2
The Fight Game #2
Ante eso, es el turno de Remy de hacer una mueca.
―Sí, por favor. Necesito escuchar sobre mi hermanita aún menos de lo
que tú necesitas escuchar sobre la polla de Tristan.
Solo me río de acuerdo. Subimos las escaleras para volver a salir a la
sala de tatami, donde, -sorpresa, sorpresa-, Tristan y Aiden todavía están
tratando de cortarse la cabeza el uno al otro.
Al vernos, Tristan rápidamente capitaliza su posición en la parte
superior y balancea sus piernas para atrapar el brazo de Aiden y forzarlo
a hacer tapping desde la sumisión de candado. Aiden se aleja con un
gruñido.
―¿Ustedes dos hicieron las paces? ―Tristan pregunta mientras se pone
de pie, y cuando Remy asiente, la tensión desaparece visiblemente de los
hombros de Tristan, se acerca a Remy y envuelve su brazo a su alrededor,
presionando un beso en su cabello.
Aiden finalmente se pone de pie y nos ve a todos con las manos en las
caderas.
―Okey, ahora que la familia se ha reconciliado, ¿podemos volver a
entrenar? Tengo la teoría de que todos ustedes se han ablandado en sus
días de tortolitos.
Antes de que Tristan pueda hacer algo más que gruñir a modo de
advertencia, Remy le pone una mano en el pecho y lo empuja hacia atrás
para poder pasar junto a él hacia Aiden.
―Ven aquí, niño bonito, te mostraré lo suave que me he vuelto...

2
The Fight Game #2

23
Es viernes por la noche cuando Remy y yo entramos al bar, y lo primero
que escuchamos es la risa estridente de Jax. Al escucharlo, no puedo evitar
la ridícula sonrisa que aparece en mi rostro, es tan natural como el calor
que se agita en mí cada vez que estoy cerca de él.
Me doy cuenta de que Remy me estudia, pero no me atrevo a girarme
hacia ella. Las cosas han sido normales entre nosotras esta semana, pero
aún no he reunido el coraje para tener una conversación con ella sobre las
cosas. No porque me preocupe que esté enojada porque se lo ocultamos,
sino porque tengo miedo de que tenga un problema con nuestra relación.
No esperaba exactamente que hablara con entusiasmo sobre mi “nuevo
novio” pero siento más cautela que emoción en ella al respecto.
Y escuchar lo que tiene que decir dolerá, así que no estoy lista para
escucharla todavía.
―¡Remy, Hailey, por aquí!
Me saca de mis pensamientos el sonido de Lucy llamándonos. Sonrío y
sigo a Remy a la mesa de billar en la parte trasera del bar.
Hay un núcleo de unos seis luchadores que forman su grupo de
amistad, casi todos los cuales están aquí en este momento. El único que
falta es Tristan, quien, según Remy, viajará esta noche para un seminario
de MMA que impartirá por la mañana, pero junto a Lucy están Max,
Aiden y Jax.
Mi corazón se detiene al verlo.
Siempre ha sido el tipo de hombre que te llama la atención. Su sonrisa

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y risa son absolutamente contagiosas, y cada vez que dirige su atención a
The Fight Game #2
alguien, es imposible no sentir que eres lo más importante en su mundo
en ese momento. Es su personalidad lo que lo hace impresionante.
Pero incluso eso se ve eclipsado por su aspecto en este momento. Sus
jeans oscuros se ajustan a sus muslos musculosos, y su Henley azul
pizarra se extiende sobre su amplio pecho. El color de la camiseta es
deslumbrante contra su piel ligeramente bronceada y cabello rubio
oscuro. Sin mencionar que resalta el azul de sus ojos.
Realmente parece un dios vikingo.
Y en este momento, me está viendo como si yo fuera su diosa.
Su sonrisa se hace más grande y sus ojos brillan en el segundo en que
me ve. Ni siquiera parece que se dé cuenta de que Remy está a mi lado
porque se dirige directamente hacia mí con pasos enérgicos y decididos.
Antes de que pueda murmurar un saludo, puede que ni siquiera haya
pronunciado uno, me levanta del suelo y me besa.
Es un beso casto, pero estoy tan abrumada por su presencia que aún así
termino jadeando al final. Él solo me sonríe, luciendo más feliz de lo que
nunca lo he visto.
―Hola ―susurro con una pequeña sonrisa.
Su sonrisa crece aún más. Acaricia mi cuello, arrastrando sus labios a lo
largo de mi piel y presionando ligeros besos por todas partes.
―Hola de vuelta ―murmura.
Dejo escapar una risa nerviosa, y estoy segura de que ya me estoy
sonrojando.
―No sabía que te gustaban las muestras públicas de afecto.
Especialmente frente a tus compañeros de equipo.
Me vuelve a poner de pie.
―Lo siento, debería haberte preguntado antes cómo te sientes al
respecto. Yo... realmente no puedo evitarlo cuando te tengo a mi
alrededor. ―Ve hacia otro lado, y juro que puedo ver un rubor en sus
mejillas―. Solo quería que todos supieran...

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The Fight Game #2
―¿Que soy tuya? ―Me río. Soy muy consciente de lo posesivos que
pueden llegar a ser los hombres.
Su mirada se lanza de nuevo a la mía, pareciendo sobresaltada.
―No, que yo soy tuyo.
Mis labios se separan por la sorpresa, sus palabras hacen eco en mi
cabeza mientras trato de darles sentido. Eso no es un reclamo, eso es...
Una ofrenda.
―Tú… ¿qué? ―pregunto con incredulidad.
Mete la mano en el cabello de mi nuca y me sujeta con fuerza para que
no pueda apartar la mirada.
―Soy tuyo, niña ―murmura―. Yo lo sé, tú lo sabes, ahora todos lo
saben.
Es todo lo que puedo hacer para verlo. Nunca nadie se ha preocupado
tanto por mis sentimientos, o me ha entendido tan completamente, como
para decir algo así. Sé que Jax es del tipo que usa los pantalones en sus
relaciones, sé que preferiría marcarme como suya, pero no lo hace. En
lugar de hacer lo que él quiere, me da lo que yo necesito.
Él me da a elegir.
Pongo mis manos en puños en su camisa y presiono mis labios contra
los suyos, superada por la emoción, superada por el amor por este hombre
desinteresado que se preocupa tanto por mí, que siempre se ha
preocupado por mí, incluso cuando yo era solo una niña que seguía a los
adolescentes, y ahora que estamos juntos, él se preocupa por mí como un
hombre debería cuidar a una mujer.
―Eres mío ―susurro contra sus labios―. Y yo soy tuya.
Un sonido complacido retumba a través de su pecho. Lo acompaña con
un beso áspero cuando me atrae con su agarre en mi cuello, y devora mis
labios, presionándome con fuerza contra su cuerpo e inclinando la cabeza
para poder profundizar el beso.
Este no se parece en nada a su beso de saludo. Este es un beso de
reivindicación.

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The Fight Game #2
―Voy a vomitar en aproximadamente 0.3 segundos si ustedes dos no
cortan esa mierda en este momento ―espeta una voz molesta,
arrancándonos con éxito a Jax y a mí de la neblina en la que nos habíamos
hundido.
Me alejo de Jax, repentinamente avergonzada. Nunca tuve mucho
afecto, por lo que las muestras públicas nunca fueron un problema, pero
algo en Jax me vuelve ansiosa por toda la atención que quiere darme.
Se toma su tiempo para regresar al grupo, presiona su frente contra la
mía, con los ojos cerrados, mientras saborea nuestro momento por un
poco más de tiempo, luego coloca un beso en mi frente y nos gira hacia el
grupo, su brazo se envuelve alrededor de mis hombros y me mantiene
cerca.
Todos en el grupo nos miran fijamente. Aiden sonríe, Max y Lucy se
ven atónitos y Remy simplemente se ve incómoda.
Todo mi rostro se calienta al pensar que todos acaban de presenciar lo
que hicimos y no me atrevo a ver a Remy excepto por una mirada rápida.
―Lo siento ―murmuro torpemente―. No quise forzar eso en tu cara.
Ella se ablanda ante eso y suspira. No parece molesta o como si nos
odiara juntos, simplemente parece incómoda al ver a alguien agasajar a
su hermana menor. Por lo cual, realmente no puedo culparla.
―Así que es cierto ―dice Lucy con una sonrisa―. Siempre supe que
alejar a los chicos de ella era un poco sospechoso. Supongo que ahora
sabemos por qué.
Jax solo la mira.
―Dime que te gustaría que tu hermana saliera con cualquiera de los
imbéciles del gimnasio.
Eso hace que Lucy se estremezca.
―Okey, buen punto.
―Oye, no somos idiotas ―argumenta Aiden―. Somos caballeros del
más alto calibre. ―Lanza su brazo alrededor de Max, quien solo pone los
ojos en blanco ante las payasadas de su mejor amigo.

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The Fight Game #2
Alguien resopla, y Jax y yo nos giramos hacia la chica que está detrás
de Aiden con sorpresa. No me había dado cuenta de que ella estaba con
nuestro grupo.
―No estoy segura de que la palabra 'caballero' pueda aplicarse a
ninguna parte de tu vida ―dice riendo―. Podría elegir otras palabras,
pero no esa.
Veo las cejas de Jax dispararse hasta la línea del cabello por el rabillo
del ojo.
Solo he estado realmente cerca de Jax y Lucy, por lo que el resto del
grupo de luchadores es un poco desconocido para mí. Lo único que sé
sobre Aiden es que es un mujeriego aún más grande que incluso Tristan,
porque es todo encanto y buen humor. Las mujeres se desviven por llegar
a él, absorbidas por su sonrisa y ansiosas por seducirlo de cualquier
manera que puedan. Nunca he oído a nadie burlarse de él.
―Lo siento, no había visto que venías con nuestro grupo ―dice Jax
finalmente cuando su sorpresa desaparece. No es raro que mujeres o
novias se traigan al grupo, pero es extraño ver a alguien que no es la típica
aspirante a WAG que solo está tratando de abrirse paso en el gimnasio
con palabras falsas y tetas de plástico―. Soy Jax. Ella es Hailey, y ella es
su hermana Remy.
La chica rodea a Aiden y hace su aparición. Es hermosa, con cabello
largo y castaño oscuro que se asemeja más a una peluca que a cualquier
otra cosa, y sus ojos parecen esmeraldas. Los resalta la franela verde que
lleva puesta sobre un sencillo top corto negro y unos jeans negros
deshilachados. También tiene una increíble manga de tinta negra que
corre por un brazo y sobre su mano.
Ella estira los nudillos para chocar los puños.
―Soy Danielle, solo llámame Dani.
El labio de Jax se tuerce en una casi sonrisa ante el saludo. Él le da un
golpe de puño y asiente con aprobación.
―Encantado de conocerte, Dani. ¿Supongo que estás aquí con el
imbécil con hoyuelos? ―Señala con la barbilla a Aiden.

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The Fight Game #2
Dani solo suspira, como si hubiera aceptado de mala gana su situación
actual.
―Sí. No estoy segura de cómo llegué a su órbita, pero aquí estamos.
Aiden solo sonríe desde su lugar detrás de ella.
―No estabas triste por nuestra situación anoche, cariño.
Una vez más, las cejas de Jax se disparan hasta la línea del cabello. No
es extraño conocer las conquistas de Aiden, pero es extraño verlo traerlas
él mismo y luego alardear de ellas ante el grupo.
―¿Cómo se conocieron? ―Remy pregunta, sonando tan curiosa como
el resto de nosotros sobre esta chica misteriosa.
Ante eso, Dani sonríe.
―Lo conocí en el campus de Temple cuando me ayudó a huir de un
guardia de seguridad. Terminamos teniendo…
Aiden se lanza hacia delante para cortarla tapándole la boca con la
mano.
―Yyyy eso es suficiente tiempo de cuentos ―gruñe―. Esa bocota tuya
nos va a meter a ambos en problemas.
Dani se quita la mano de la boca y se gira para sonreírle por encima del
hombro.
―Oh, por favor. Te encanta mi bocota. ―Su sonrisa se amplía mientras
se mueve contra el lugar donde Aiden está presionado contra su
espalda―. Y mi trasero.
Los ojos de Aiden se agrandan, Remy suelta una carcajada sorprendida
y Jax sonríe.
―Me gusta ―Remy se ríe―. Necesitamos más mujeres para mantener
a estos chicos a raya. ―Ella le sonríe a Dani, y las dos mujeres se unen
instantáneamente con una sola conversación tácita―. Ya era hora de que
este imbécil encontrara a alguien así.
Dani solo le guiña un ojo en respuesta.
La nueva chica definitivamente ha causado una impresión.

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The Fight Game #2
Aiden salta de inmediato para distraer a Dani ordenando otra ronda de
bebidas, y no me sorprende en absoluto ver que ella es una bebedora de
whisky, o que se está uniendo a Max por cualquier whisky de calidad que
ambos pidan en la cuenta de Aiden.
Finalmente, Aiden se gira hacia Jax y hacia mí.
―Es bueno tenerte de regreso, pequeña Porter ―dice―. Me alegro de
que finalmente te hayas quitado al idiota de la espalda.
Ofrezco una pequeña sonrisa, a pesar de que estoy tratando de no
volver a oír hablar de Steve nunca más.
―Yo también.
Él sonríe, y sus ojos brillan.
―Escuché que diste un buen puñetazo.
Ahora es mi turno de sonreír.
―Mierda, lo hice. No puedo ser una Porter sin tener un buen gancho
de derecha. ―Veo a Remy por el rabillo del ojo, sonriendo con orgullo en
su cerveza.
Jax se ríe a mi lado.
―Ella también insultó su pene, me sorprendería si alguna vez vuelve a
encontrar su ego.
Los ojos de Aiden brillan divertidos.
―¿Lo hiciste? Maldita sea, niña. Derrotaste a ese hombre en todos los
sentidos que cuentan, ¿eh?
Me encojo de hombros.
―Parecía tener la impresión equivocada de que su dedo meñique del
regazo era algo de lo que estar orgulloso, solo estaba tratando de ayudar
al tipo.
Mis palabras son recibidas con un alboroto de carcajadas.
Aiden parece encantado, Max y Lucy se ríen a carcajadas e incluso Dani
se ríe. Jax sonríe y puedo ver el orgullo brillando en sus ojos.

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The Fight Game #2
Es Remy quien se queda mirándome en estado de shock, con una
mirada de ¿quién eres tú y qué has hecho con mi inocente hermana?
La risa de Aiden es la última en extinguirse.
―Eso es jodidamente increíble ―dice con una risa final. Sus ojos me
recorren, observando mi vestido rojo corto y la sonrisa feliz que parece
haberse apoderado de mi rostro―. Ahora también te ves mejor. Más viva.
Más femenina.
Remy pone los ojos en blanco, sintiendo el coqueteo de su idiota
compañero de equipo, y Jax gruñe y aprieta su agarre alrededor de mis
hombros, pero antes de que alguien pueda decir algo, Aiden empieza a
reírse.
―Jesucristo, hermano. No estaba coqueteando con ella. Solo estaba
diciendo que se ve... digamos que más feliz. ¿Eso satisface tus instintos
protectores? ―Pone los ojos en blanco hacia Jax, pero su sonrisa satisfecha
sigue en su lugar.
―Si pensabas que era protector antes, te puedo asegurar que está a
punto de empeorar mucho ―lo amenaza Jax con voz profunda. Un
escalofrío me recorre, como siempre sucede cuando él se pone así.
Sus palabras curan algo en mí en este momento. Siempre ha sido obvio
que Jax se preocupaba por mí, pero realmente nunca me puse a pensar en
lo que significaba que fuera algo tan intrínseco. Con Steve tenía sus
palabras, todo el tiempo y cada vez que se lo pedía. Rápidamente me
decía que me amaba y me recordaba las cosas que hacía que “probaban”
ese amor, pero nunca estuve realmente convencida de eso.
No fue como siempre ha sido con Jax.
No sé si está “enamorado” de mí, pero nunca en mi vida ha habido
dudas en mi mente de que Jax me muestra el tipo de amor incondicional
que las personas rara vez experimentan de personas que no sean sus
papás. Incluso con amigos, este tipo de amor es raro, pero con Jax, con su
declaración de es Hailey, nunca he estado tan segura de ser amada en toda
mi vida.
Y aunque me mortifique al sentirlas, sé que las lágrimas arden en el

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fondo de mis ojos, simplemente porque me siento agradecida.
The Fight Game #2
Aunque no las dejo caer. Parpadeo y giro mi rostro hacia el pecho de
Jax, y cuando lo siento presionar un beso en la parte superior de mi
cabeza, me siento aún más amada.
―Ustedes dos son tan adorables ―suspira Lucy―. Siempre pensé que
estarían bien juntos, pero no sabía que sería así. Mierda, estoy celosa.
Me giro hacia mi amiga con una sonrisa, pero en esa mirada, veo a Dani
escuchando nuestra conversación con una mirada triste en su rostro.
Cuando me observa, me ve fruncir el ceño confundida sobre qué parte de
mi amor por Jax podría significar algo menos que una felicidad
incandescente, se limita a dedicarme una sonrisa aún más triste antes de
volver a su conversación con Max.

Me tiro en el sofá con un suspiro feliz.


―Eso fue muy divertido. Siento que no he estado con ustedes en mucho
tiempo.
Remy se deja caer en el sofá de dos plazas con una sonrisa.
―Eso es porque no lo has hecho, a Steve le encantaba robarte.
La sonrisa se desliza de mi rostro.
―Sí… ―Suelto un profundo suspiro―. No puedo superar lo diferente
que se siente estar libre de él. Es como si una cadena real se hubiera ido
de mi cuello, como si finalmente pudiera respirar y vivir mi vida sin ver
por encima del hombro.
Remy está en silencio por un momento, luego dice en voz baja:
―Me alegro de que te hayas alejado de él. No me gustaba lo que te
estaba haciendo, y no sabía cómo arreglarlo.
Me acuesto boca arriba y veo al frente, hacia las luces de la ciudad bailar
a través de las ventanas del apartamento.
―No siempre estuve segura de que me alejaría de él. Por un tiempo,
realmente no sabía cómo iba a terminar. ―Suspiro, el sonido de la derrota
es pesado―. No me gusta en lo que me convirtió. Todavía estoy en mal

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The Fight Game #2
estado por un montón de cosas que plantó en mi cabeza. Honestamente,
verte a ti y a Tristan ha sido útil porque siento que estoy volviendo a
aprender cómo deben actuar los hombres con sus mujeres. Suena ridículo,
pero es verdad.
Remy no puede evitar la sonrisa que mis palabras traen a su rostro, tal
como lo hace cualquier recuerdo de su hombre, pero luego me ve con una
expresión cuidadosamente cautelosa, como si dudara en decir algo.
―¿Cómo interviene Jax en todo? ―finalmente pregunta.
Me estremezco, sabiendo que debería haberlo mencionado antes de
esto, y sintiéndome culpable por no haberlo hecho.
―Él lo es todo ―admito en un respiro―. Se siente como si él fuera el
que me sacó del agujero en el que Steve me enterró. ―Me siento y con
nerviosismo cruzo las manos sobre mi regazo, incapaz de ver a mi
hermana mientras murmuro―: Siento no haberte hablado de él. Me
estaba ayudando tanto y pasábamos tanto tiempo juntos que cuando
nuestra química se convirtió en algo tangible, simplemente nos rendimos.
Se sintió como la cosa más natural del mundo.
Veo a Remy por debajo de mis pestañas y la encuentro dándome una
mirada en blanco de la que Tristan estaría orgulloso. Está calculando, y
no me da idea de lo que está pensando. Tomo una respiración profunda
y digo la parte más difícil.
―No creo que pueda disculparme por salir con él… él es demasiado
importante para que haya siquiera una pizca de mí que podría haber
impedido que empezáramos esto. En las últimas semanas me ha ayudado
de maneras en las que ni siquiera sabía que necesitaba ayuda. Siempre ha
sido invaluable, y ahora especialmente, pero… lo siento, no te lo dije. No
debí ocultártelo, y lamento que te hayas enterado de una manera que no
te lo dijéramos nosotros. ―Trago bruscamente―. Espero que sepas que
ambos te amamos, lo último que queríamos hacer era lastimarte.
Remy se ablanda visiblemente con un profundo suspiro.
―Lo sé ―me dice―. Nunca podría dudar de eso, y no puedo decir que
ustedes dos no se merecen toda la felicidad del mundo, o que no son una
buena pareja el uno para el otro. Cualquiera que tenga ojos puede ver

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The Fight Game #2
cuán enamorada estás de él y cuán obsesionado está contigo. Además,
obviamente no hay forma de que me moleste por nada sin ser una gran
hipócrita, ya que Jax fue muy bueno cuando Tristan y yo nos juntamos.
―Hace una pausa y, por primera vez, parece nerviosa. Lo supe desde el
momento en que se enteró de que se avecinaba un pero, y este es el
momento para el que me he estado preparando. Ojalá tuviera una idea de
lo que podría preocuparle―. Pero…
Ahí está.
―…me preocupa que sea demasiado pronto. Sé que no quieres ver a
Jax como un rebote, pero si te apoyas demasiado en él y se convierte en
una muleta, en eso se convierte. No es sostenible.
Veo a mi hermana, atónita. La idea de que Jax, el Jax cariñoso,
desinteresado y protector, podría ser el rebote de cualquiera es una
locura. Es más como si fuera el tipo de chico que toda chica sueña con
conocer.
Remy se ve culpable mientras continúa.
―Los amo a ambos. Demasiado, pero creo que todavía te estás
recuperando, y aunque Jax te está ayudando con cosas en las que admito
que no tengo experiencia, hay cosas que debes resolver por tu cuenta, sin
su ayuda. Sin que él esté tan cerca y tan ansioso por recogerte y volver a
unirte.
Finalmente encuentro mi voz.
―Remy, eso es una locura. No hay tal cosa como demasiada ayuda.
Además, no soy una muñequita rota que necesita ser pegada de nuevo.
―No puedo evitar el dolor que encuentra su camino en mi voz. Amo a mi
hermana, pero ella no tiene idea de quién soy o de lo que necesito, y
escuchar que piensa que estoy rota me duele.
―Por supuesto que no creo que estés rota ―se apresura a
asegurarme―. Solo digo que te estás recuperando de tu relación, y
aunque Jax puede ayudar con las cosas, simplemente no quiero que te
apoyes tanto en él. ―suspira―. Solo… trata de no ponerte seria
demasiado rápido, ¿de acuerdo? Es lo mismo que le dije a él. Solo quiero

2
The Fight Game #2
asegurarme de que superes las mierdas de Steve de una manera que no te
haga más daño al final, y que eso no le haga daño a Jax…
Mis ojos se abren.
―Nunca lastimaría a Jax. Ese hombre es un santo y merece solo las
mejores cosas del mundo.
La sonrisa de Remy es triste.
―Sé que no lo harías, y él nunca te haría daño a ti tampoco. Los amo
tanto a los dos y... Odio la idea de que no funcione entre ustedes dos
porque ambos se merecen el puto mundo. ―Ella traga con dificultad y
me sorprende ver que su mirada se vuelve suplicante―. Solo…
prométeme que tratarás de tomártelo con calma. No te pongas seria
demasiado rápido. Solo puede ayudar tomar las cosas con calma,
¿verdad? No hay razón para precipitarse en algo profundo.
Suena como si estuviera tratando de convencerse a sí misma más que a
mí, y aunque aprecio el sentimiento, no creo que esté de acuerdo con él.
Jax solo puede ser algo positivo en mi vida en este momento, así que
distanciarme de él solo podría lastimarme.
Le doy a Remy una sonrisa triste de todos modos.
―Voy a tratar, pero no puedo prometer nada, porque Jax es diez veces
más grande de lo que te das cuenta.
La sonrisa de Remy también es triste. Se ve las manos y respira:
―Sí, lo es.
Después de un momento silencioso y contemplativo y en una muestra
de afecto inusual, se pone de pie y camina hacia mí para poder inclinarse
y envolverme en un abrazo. Es aún más sorprendente cuando aprieta los
brazos y no se aparta de inmediato.
―Los amo a ambos. Solo podría desearles felicidad a los dos, porque
ambos se la merecen más que nadie que yo conozca. ―Luego, me da un
beso en la cabeza y se aleja sin verme. Ella simplemente camina hacia el
baño y comienza a prepararse para ir a la cama.

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The Fight Game #2
La veo confundida. No siento que esté molesta, solo triste. Realmente
está preocupada por nosotros, y mientras una parte de mí la ama por
cuidarme, otra parte de mí todavía está frustrada porque me ve como algo
roto que no puedo arreglar ni siquiera con las herramientas adecuadas.
Suspiro y me froto las sienes.
Cuando sale del baño unos minutos más tarde, todavía estoy perdida
en sus palabras.
―Buenas noches, Hailes ―dice en voz baja.
Yo suspiro.
―Buenas noches, Remy.
La puerta de su dormitorio se cierra y me acuesto en mi cama
improvisada, viendo las luces de la ciudad proyectar sombras en la
habitación mientras los comentarios de Remy dan vueltas en mi cerebro.
¿Tiene razón? ¿Estoy usando a Jax como muleta? ¿Estoy demasiado
seria demasiado pronto?
Cierro los ojos y me pellizco el puente de la nariz; me duele la cabeza
de solo de pensarlo.
Suspiro de nuevo y dejo caer mi mano sobre las sábanas. Cuando
aterriza en mi teléfono, automáticamente lo agarro y lo levanto hacia mi
rostro.
Y sonrío cuando noto que tengo un mensaje de texto de Jax.

12:32 am Jax: Ya te extraño. Espero que tú y Remy se estén divirtiendo juntas.

Todos los pensamientos de mi conversación con Remy se arremolinan


en mi mente; en vez de eso, solo me queda la euforia que ahora me llena
al pensar en Jax.
Empiezo a enviarle un mensaje de texto, pero luego siento la repentina
necesidad de hablar con él en lugar de solo intercambiar algunas palabras.

2
The Fight Game #2
Responde al segundo timbre y prácticamente puedo escuchar la sonrisa
en su voz.
―Hola, niña.
Me hundo más profundamente en los cojines con un suspiro feliz,
inmediatamente siento que la tensión desaparece de mi cuerpo.
―Hola ―digo en voz baja.
―¿Todo bien? Pensé que estarías con Remy.
―Lo estaba, acaba de irse a la cama, y tenía ganas de escuchar tu voz,
así que pensé en llamarte. ¿Estás ocupado?
Escucho una puerta cerrarse en el fondo.
―No, no estoy ocupado. Estaba a punto de acostarme. ¿Dónde estás
ahora?
―Estoy acostada en el sofá cama, también me acosté.
Estoy segura de que tiene una sonrisa diabólica en su rostro cuando
pregunta:
―¿Y qué llevas puesto?
Veo hacia abajo a mi atuendo.
―Todavía no me he cambiado, aún estoy usando mi vestido rojo.
Su gemido suena al otro lado de la línea.
―Te veías tan sexy esta noche, bebé. Apenas podía quitarte las manos
de encima. Quería devorarte toda la noche.
―No me quitaste las manos de encima esta noche ―le digo con una
risa―. Estabas encima de mí.
Él se ríe.
―Culpable. Es posible que tengas que acostumbrarte, entonces. Eso fue
todo lo que me pude contener. ―Mi pecho se calienta porque podría
acostumbrarme fácilmente a eso, me encantó cada minuto de sus caricias
errantes y sus besos al azar durante toda la noche, independientemente
de quién estuviera mirando.

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The Fight Game #2
―Desearía estar contigo en este momento ―admito―. Ojalá estuviera
en tu cama.
―¿Sí? ―pregunta―. ¿Te sientes necesitada, niña?
Me estremezco ante su timbre profundo.
―Siempre te necesito.
Mi respuesta hace que un sonido de placer retumbe en su pecho.
―¿Estás segura de que Remy ya se fue a la cama? ¿No saldrá de su
habitación?
Giro hacia la puerta del dormitorio de mi hermana. Cuando veo que las
luces están apagadas y escucho que el ventilador está encendido,
murmuro:
―Ella ya se durmió.
―Bien ―gruñe―. Porque quiero que te toques a ti misma.
A pesar de que no puede verme, mis labios se abren en estado de shock.
―¿En este momento? ¿Mientras hablamos?
―Sí, en este momento mientras hablamos ―dice con esa voz profunda
que suena diez veces más grave por teléfono―. Te voy a decir
exactamente lo que quiero que hagas, lo harás y te correrás en silencio
como una buena chica.
Vuelvo a temblar ante el tono autoritario que no genera discusión. Ni
siquiera tengo que decir nada, él sabe que haré lo que sea que me pida así.
―Quiero que te bajes el vestido y expongas esos hermosos senos tuyos
―comienza, y la seducción gotea de sus palabras. Estoy casi segura de
que podría correrme solo con su voz.
Hago lo que dice, tirando de mi vestido hacia abajo para que mis pechos
queden posados en el escote. Con una mano, alcanzo automáticamente la
unión, amasando la piel y tirando de mi pezón.
―Apuesto a que fuiste directo a esos pezones rosados, ¿no? ―Jax gruñe
en mi oído―. ¿Los estás pellizcando entre tus dedos en este momento?
¿Recuerdas cómo se siente cuando los toco? ¿Cuando los chupo?

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The Fight Game #2
No puedo detener el gemido que sale de mí ante el vívido recuerdo.
Apenas he hecho nada, y ya estoy empapada, cautivada por sus palabras
y con ganas de correrme por él.
―Silencio ―ordena en voz baja pero severa―. Tienes que estar callada,
Hailey, no me hagas poner fin a nuestro juego antes de que hayamos
comenzado.
Eso me calla. Mi boca se cierra de golpe, la acción es audible y lo hace
reír.
―Buena chica. Ahora, quiero que pases tu mano por tu cuerpo y te
levantes el vestido, lo suficiente para exponer esa tanga sexy.
Una vez más, hago lo que dice, tirando de mi vestido hasta que está lo
suficientemente arriba como para poder alcanzar mis bragas.
―Ni siquiera pienses en tocarte antes de que yo te lo diga ―gruñe, y
ante esas palabras me detengo, mis dedos están a centímetros de
deslizarse por debajo del satén―. Quiero que te quites las bragas por
completo en este momento, pero no te toques.
De nuevo, hago lo que dice. Antes de que pueda decirle que está hecho,
su voz vuelve a cruzar la línea.
―Ahora abre las piernas y siéntate. Dime lo mojada que estás, niña.
Dejo escapar un suspiro mientras abro lentamente las piernas, y gimo
cuando la brisa fresca del ventilador golpea el calor de mi centro
empapado. Con una mano sosteniendo mi teléfono, paso la otra por mi
cuerpo para deslizarla sobre mi adolorido calor.
―Jax ―jadeo―. Estoy tan mojada, quiero correrme ya.
―Te correrás cuando yo te diga que puedes y ni un segundo antes ―me
ordena. Me trago un gemido en respuesta, mis dedos se deslizan arriba y
abajo de mi centro.
―Quiero que toques tu clítoris ahora, niña. Tócalo como a mí me gusta
tocarlo, en círculos suaves y rápidos.
Obedezco de inmediato, tratando desesperadamente de contener mis
gemidos.

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The Fight Game #2
―Ya estás tan excitada por esto, ¿no? ―dice con voz burlona―. Puedo
oírlo en tu respiración. Podrías correrte en este momento si te dejo, ¿no?
―Sí ―jadeo―. Jax, por favor.
Oigo un gemido retumbar a través de su garganta ante eso.
―Esas malditas palabras. Tienes suerte de que no pueda verte
retorciéndote como lo haces normalmente cuando dices esas palabras, o
este juego terminaría muy rápido. ―Hay una pausa y escucho un ligero
susurro de fondo, pero luego parece recuperar la compostura porque en
el segundo siguiente, su voz es tan seria y profunda como lo era antes―.
Ahora toma esos mismos dedos y desliza uno dentro de ti. Solo uno.
La sensación cuando obedezco es una provocación total.
―Jax, no es suficiente ―me quejo―. Necesito más.
El bastardo se ríe de verdad; su risa rueda a través de la línea y se hunde
directamente en mi cuerpo adolorido.
―Desliza otro dentro, niña. ―Lo hago, y gimo en voz baja mientras
meto mis dedos dentro y fuera de mí en un triste esfuerzo por replicar
cómo se siente Jax―. ¿Qué tal eso, es suficiente? ―Es imposible pasar por
alto la burla en su tono, aunque su voz suena un poco más áspera.
―No ―me quejo―. Jax, por favor, te necesito. No es… no puedo…
―Silencio ―me interrumpe, y después de mi súplica, su voz
definitivamente suena tensa ahora―. No quiero escuchar una palabra
más hasta que te deje correrte. Ahora, quiero que tomes la base de tu mano
y comiences a frotar tu clítoris de nuevo.
Con mis dedos todavía dentro de mí, hago lo que me dice y empiezo a
frotar la base de mi mano contra mi clítoris. Apenas es suficiente y
definitivamente no se siente como se siente con Jax, pero todavía me
siento inmediatamente abrumada por las sensaciones duales. No puedo
detener el gemido que escapa de mis labios.
―Apuesto a que te estás imaginando cuánto mejor se siente cuando mis
manos están sobre ti, ¿no es así? ―dice con voz áspera―. ¿Cuando son
mis dedos dentro de ti? ¿Mi lengua sobre ti? Dios, qué no daría por tener

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mi rostro entre tus piernas en este momento. ¿Sabes lo que haría?
The Fight Game #2
No espera a ver si lo desobedezco y le respondo. Simplemente continúa,
tejiendo la fantasía entre nosotros.
―Me acostaría en el sofá y te arrastraría para que te sentaras en mi
rostro. Lo he estado pensando durante días. Te verías tan bonita encima
de mí así, mirándome mientras lamo tu lindo coño. ¿Te gusta eso? ¿Te
gustaría montar mi cara?
No puedo evitarlo, y dejo escapar un gemido. La combinación de mis
dedos en mi cuerpo y sus palabras eróticas aumentan el placer más y más.
Mis dedos comienzan a moverse más rápido, y mi respiración se acelera.
―También te provocaría con mis dedos. Los deslizaría y comenzaría a
follarte mientras montas mi lengua, tal vez incluso jugaría con tu pequeño
y apretado trasero. ¿Alguien ha hecho eso alguna vez?
―Jax ―jadeo. Estoy tan cerca, Dios, estoy tan cerca.
Ignora o no se da cuenta del hecho de que hablé. Está demasiado
atrapado en la fantasía, y registro vagamente que escucho los sonidos de
él masturbándose al otro lado de la línea.
―Haría que te corrieras sobre mi lengua al menos dos veces antes de
ponerte boca abajo en el sofá y deslizarme dentro de ti por detrás, luego
haría que te corrieras sobre mi polla hasta que no pudieras más, hasta que
estuvieras flácida y temblando en mis brazos.
Vuelvo mi rostro hacia los cojines del sofá para amortiguar mis
gemidos. Son demasiado ruidosos, las sensaciones demasiado fuertes, y
mi orgasmo se apodera de mí con una intensidad aterradora.
―Jax ―gimo impotente.
―Eso es, bebé, di mi nombre mientras te corres. Quiero oírte
desmoronarte con solo pensar en mi polla dentro de ti.
Y eso lo hace. Con un jadeo final de su nombre antes de enterrar mi
rostro en las almohadas y ahogar mis gritos por él, mi liberación se estrella
contra mí.
―Mierda, Hailey ―lo escucho gemir. Los sonidos de su puño
moviéndose sobre su polla son claros, y me estremezco con las réplicas de

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mi orgasmo ante la imagen de él masturbándose, y luego, el sonido
The Fight Game #2
primitivo y muy masculino de su gemido cuando explota con mi nombre
es suficiente para calentarme de nuevo.
Los únicos sonidos que nos quedan son los de nuestra respiración
pesada. Después de un momento, escucho a Jax decir:
―Maldita sea. Los sonidos que haces son tan hermosos, incluso cuando
no estás en la misma habitación que yo, me haces perder la cabeza, niña.
Una calidez, completamente separada de la causada por mi orgasmo
aturdidor, se precipita a través de mí ante el asombro en su voz. Empecé
a notar que Jax siempre está lleno de elogios después del sexo, y eso en sí
mismo es suficiente para darme una oleada de felicidad que rivaliza con
la del orgasmo que acaba de darme.
Es otra diferencia más entre Jax y a lo que estoy acostumbrada, otro
recordatorio más de que este hombre es mejor para mí de lo que podría
haber imaginado que merecería.

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The Fight Game #2

24
―Hailey, ¿tienes un minuto para hablar?
Levanto la vista desde donde estoy revisando las entregas de los
proveedores en mi tablet y hago contacto visual con Stacey.
―Sí, por supuesto. ―Le entrego la tablet al gerente del personal y le
digo―: Revisa dos veces que lo que está entrando es lo que pedí. Avísame
si hay alguna discrepancia. ―Cuando asiente y empieza a contar, me giro
hacia mi jefa, la dueña del café.
―Ven, vamos a la trastienda. ―Me conduce más allá de la cocina y
hacia la habitación que todos usan para los descansos. En el momento en
que ambas estamos dentro y cierra la puerta, veo a mi alrededor con una
ceja levantada, tratando de averiguar qué está pasando. Si no tenía
curiosidad antes, definitivamente la tengo ahora.
»Seguro que te estás preguntando qué está pasando, así que iré directo
al grano ―comienza Stacey―. Has estado aquí durante casi tres años y
has sido supervisora de personal durante casi dos. ¿Has pensado a dónde
quieres ir desde aquí? ¿Qué sigue para ti en cuanto a tu carrera?
Parpadeo.
―¿Relativo a mi carrera? ―repito, tratando de envolver mi cerebro
alrededor de su pregunta y de alguna manera llegar a una respuesta
lógica―. Honestamente, no he pensado mucho en la progresión. Estoy
bastante ocupada con la escuela. Además, no sabía que había algo a lo que
avanzar después de mi posición ahora.
Stacey asiente, como si esperara esa respuesta.

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The Fight Game #2
―Por lo general, no lo hay. El supervisor de personal en cualquier
restaurante es lo más alto que se puede llegar sin ser propietario. ―Hace
una pausa esperando, pero cuando solo puedo parpadear de nuevo,
continúa―. ¿Cuánto tiempo te queda antes de obtener tu licenciatura?
―Un año, tal vez año y medio, dependiendo de cómo pueda acomodar
mis clases en mi horario.
Ella solo asiente de nuevo.
―¿Te gusta trabajar en esta industria?
Me sobresalto por el cambio repetido de temas. Está rebotando
alrededor de algo, y no es propio de ella. Siento que está tratando de
llevarme a algo y yo no me doy cuenta.
―En este tipo de restaurantes, sí. No me gustaría trabajar en un bar, y
estoy bastante segura de que muchos restaurantes para cenar no serían
adecuados para mí, pero en un lugar de brunch o café, absolutamente.
Y sin más, deja de bailar y me empuja de cara a su punto.
―¿Te gustaría encargarte del café por mí?
Eso en realidad logra sorprenderme y doy un paso atrás.
―¿Qué? ¿Ahora?
Una leve sonrisa se contrae en sus labios, y una parte de ella disfruta
despistándome así.
―Ahora no. No pronto, pero quiero jubilarme en los próximos dos
años, y prefiero pasar este lugar que cerrarlo o vendérselo a un extraño.
Eres la elección perfecta.
Mis ojos se abren aún más.
―Tengo veintiún años y no tengo un título en negocios, ¿cómo podría
encargarme de un restaurante completo?
Su rostro se pone serio cuando mi voz comienza a adquirir un tono
histérico.
―Hailey, no necesitas un título para dirigir un restaurante. Ya tienes
más conocimiento y experiencia que la mayoría de la gente cuando abre

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The Fight Game #2
un restaurante, y no solo lo dejaría caer en tu regazo, te ayudaría a hacer
la transición hacia él. Podríamos tomar un año o incluso dos, con lo que
te sintieras cómoda. Podría entrenarte en todo lo que necesitas saber,
aunque sabes mucho más de lo que crees. Probablemente podrías tomar
el control en seis meses y estar totalmente bien.
―¿Seis meses? ―chillo. ¿Realmente estoy teniendo esta conversación
en este momento? ¿Qué demonios está pasando?
―Como dije, no quiero simplemente dejarlo caer en tu regazo, pero
Hailey, esto tiene tu nombre escrito por todas partes. Sé que eres la
persona adecuada para esto desde hace más tiempo del que
probablemente quieras escuchar, y tú misma acabas de admitir que tu
sueño es abrir un café como este.
Mi boca se cierra de golpe ante eso. Ella no se equivoca, ese siempre ha
sido mi sueño, simplemente no esperaba que apareciera una oportunidad
de oro a los veintiuno.
―No tengo esa cantidad de dinero ―digo en voz baja, luchando por
algún tipo de argumento que ella no pueda derribar. Porque esto es una
locura.
Ese punto en particular parece ser el que más se sostiene porque ella
asiente con la cabeza.
―En cierto modo asumí eso. No mentiré y diré que no requeriría un
poco de pago inicial, pero no es tanto como te preocupa que sea.
Podríamos arreglar algo en lo que yo obtenga una parte de las ganancias
en los próximos meses o años, para que lo pagues de esa manera.
Podríamos hacer que funcione.
No me quedan más palabras, ni más preguntas ni refutaciones. Me he
quedado sin palabras.
Stacey me estudia por un momento, esperando mi aceptación o algún
problema más, y cuando no obtiene ninguno, solo suspira y se frota la
nuca.
―Mira, no estoy esperando una respuesta en este momento. Ni siquiera
necesito una la próxima semana, pero quería poner la idea en tu cabeza y

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dejar que la trates como necesites, porque realmente creo que esta es una
The Fight Game #2
gran solución no solo para mí, sino también para ti. Creo que aquí es
donde siempre te imaginaste terminar, pero probablemente no pensaste
que sucedería así.
Estoy muda, así que todo lo que puedo hacer es quedarme ahí con los
ojos muy abiertos y sin palabras. Stacey en realidad se ve divertida por mi
falta de palabras, y finalmente se ríe y me da una palmadita en el hombro,
luego abre la puerta y nos hace salir a ambas de la habitación.
―Solo piénsalo ―termina―. Tómate una semana, tómate un mes, pero
averigüemos si esto es algo que quieres hacer. Me estoy haciendo
demasiado mayor para esta vida; me gustaría jubilarme y dejar a mi bebé
en manos de alguien que sepa que lo amará y lo cuidará.
Asiento tontamente y camino hacia el restaurante. Mi supervisor de
turno levanta una ceja interrogante, pero yo simplemente niego con la
cabeza con incredulidad y le hago un gesto para que continúe con su tarea
de inventario.
Stacey se va poco después de nuestra conversación y termino mis
últimas tareas del día, moviéndome por el restaurante aturdida mientras
repaso nuestra conversación en mi cabeza y trato de encontrarle sentido.
Cuando finalmente saco a mis últimos meseros y cierro el café, busco
por mi teléfono para poder llamar a Jax. Contesta al primer timbre.
―Hola, niña. ―Es imposible no escuchar la sonrisa en su voz―. ¿Qué
haces? ¿Terminaste el trabajo?
―Sí, por eso te estoy llamando ―digo en un suspiro apresurado―. La
dueña me acaba de tirar una bomba.
―¿Qué quieres decir? ¿Qué pasó?
―Quieren que lo compre ―respondo.
Sí, suena igual de loco en voz alta.
―¿Comprarlo? ¿Te ofrecieron el café?
―Sí. ―Hago una pausa, mordiéndome el labio―. Eso es una locura,
¿verdad?
Ahora hay una pausa al otro lado de la línea, y luego…

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The Fight Game #2
―¡Hailey, eso es increíble! ¡Santa mierda!
Mi mandíbula cae.
―¿Increíble? ¡No es increíble, es una locura! ¡No puedo dirigir un café,
tengo veintiún años y todavía estoy en la universidad!
Jax se ríe en mi oído, lo que solo despierta mi frustración. ¿Esto es
divertido para él?
―Hailey, ahora eres una estudiante universitaria de 21 años y ya estás
a cargo del café. Me acabas de decir el otro día que los dueños apenas
hacen nada. Eres toda tú. ¿Por qué no querrías hacerte cargo? ―Hace una
pausa para considerar algo y luego pregunta―: ¿Es el precio? ¿Es algo
escandaloso?
Froto mi sien, un dolor de cabeza comienza a establecerse.
―No hablamos de precio, dijo que podríamos llegar a un acuerdo en el
que ella obtenga una parte de las ganancias durante uno o dos años y yo
le pague de esa manera, pero aún así necesitaría obtener un préstamo para
la compra inicial.
Otra vacilación.
―Entonces ella quiere ponértelo fácil. Eso... suena como un muy buen
negocio. ―Mi frustración aumenta ante su tono, como si lo suavizara
específicamente porque piensa que estoy siendo ridícula―. ¿No es esto lo
que siempre has querido? Pensé que ibas a obtener un título en negocios
para poder abrir tu propio negocio algún día. ¿No es esto lo que es? ¿Por
qué suenas tan desanimada por eso?
―¡Porque es una locura! ―exploto, perdiendo toda sensación de
calma―. Porque es inaudito. Ningún dueño de restaurante vende su bebé
a una joven de 21 años sin apenas experiencia y sin apenas dinero. Ella no
sabe lo que está diciendo. ―Me apresuro con más de mis quejas antes de
que pueda interrumpirme para contradecirme―. E incluso si habla en
serio, no puedo hacerlo. Es demasiado pronto, ni siquiera sé qué quiero
hacer con mi vida, entonces, ¿por qué me ataría así? Y estoy en la escuela,
así que no tengo ni el tiempo ni el dinero para eso ahora de todos modos,
y llevar el día a día como lo hago ahora no es lo mismo que poseerlo, así

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The Fight Game #2
que no tendría ni idea de lo que estoy haciendo. Y… ―Trago saliva y bajo
mi voz a un susurro entrecortado―. Y simplemente no puedo hacerlo.
―Hailey… ―murmura con dulzura―. Podrías hacer cualquier cosa
que te propongas, pero especialmente esto. Ya llevas dos años haciéndolo,
y siempre has querido abrir uno. Lo harías en grande.
Niego con la cabeza a pesar de que él no puede verme.
―No puedo. Simplemente... no puedo.
Un suspiro suena sobre la línea, y suena triste. Resignado.
―Ojalá pudieras verte a ti misma como yo lo hago. Me gustaría que
pudieras ver lo fuerte, capaz e increíble que eres.
Escuchar eso me hace sentir aún más incómoda de lo que ya estoy y, de
repente, solo quiero colgar el teléfono. No puedo escuchar lo genial que
Jax piensa que soy.
―Me tengo que ir ―digo rápidamente―. Tengo tarea que hacer esta
noche, te llamaré luego.
No se escucha ningún sonido por la línea, pero puedo sentir su fuerte
exhalación.
―Está bien, niña. Hablaremos más tarde.
Cuelgo y empiezo a ocuparme en la cafetería. Podría hacer las tareas de
cierre dormida, lo cual es desafortunado porque en este momento podría
usar la distracción.
No puedo quitarme las palabras de Jax de la cabeza. Escucho su voz, en
repetición, diciéndome todas estas cosas maravillosas que una vez me
moría por escuchar. Quería escuchar que debía ir tras mis sueños, que
podía hacer cualquier cosa que me propusiera.
Que yo era lo suficientemente buena.
Durante mucho tiempo, no escuché nada de eso. Todo lo que escuché
fueron comentarios que lentamente me redujeron y me hicieron pensar
que no era nada especial.
Durante las últimas semanas, pensé que había comenzado a verme

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mejor que eso, que valía más. Me he estado vistiendo más como yo misma,
The Fight Game #2
sintiéndome más hermosa en mi propia piel, haciendo cosas que me hacen
feliz. He sentido que finalmente me estoy convirtiendo en la mujer que
siempre quise ser.
Entonces, ¿por qué me asusté con Jax?
Me derrumbo en una silla y dejo caer mi cabeza entre mis manos,
gimiendo de frustración, de inmediato me arrepiento de cómo acaba de
salir esa llamada telefónica. Jax solo ha sido una luz en mi vida y la última
persona que debería merecer algo menos que mi gratitud total. Ha sido
un animador, un oído atento, un hombro sobre el que llorar; solo me ha
mostrado apoyo y lealtad inquebrantable.
Me estremezco mientras reproduzco la conversación en mi cabeza.
Dios, fui una perra total. Estar conmocionada y nerviosa por la oferta de
Stacey no es excusa para morder la cabeza de Jax, sin importar cuán
automática haya sido la reacción. Estaba completamente equivocada.
Siento la familiar sensación de vergüenza y culpa deslizarse por mis
venas, y de repente, me enfoco singularmente en disculparme, en arreglar
esto entre nosotros.
Salto de la silla, mientras una idea ya se está formando en mi cabeza.

Mis brazos están agotados por llevar las bolsas de la compra cuando
llego a la casa de Jax. Llamo a la puerta principal, dispuesta a que se me
pase el cansancio físico y mental del día. Logro esbozar una sonrisa
exhausta cuando la puerta se abre y aparece un Tristan de aspecto
confundido.
―Hola ―lo saludo con entusiasmo forzado―. Vine a hacer la cena.
¿Puedes tomar la bolsa de mi mano? Mis dedos están a punto de caerse.
Se lanza hacia adelante sin dudarlo y agarra cada bolsa de mis manos.
Exhalo un tembloroso suspiro de alivio y le dedico una sonrisa
agradecida.
―Gracias ―murmuro, él solo empuja la puerta para que se abra más y
me hace un gesto para que entre.

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The Fight Game #2
Tristan coloca las bolsas de comestibles en la isla de la cocina.
―Jax no está en casa todavía ―ofrece―. ¿Sabe que vienes? No
mencionó los planes para la cena cuando lo vi en el gimnasio.
Niego con la cabeza y empiezo a descargar las bolsas.
―Él no lo sabe, quería sorprenderlo y pensé que la comida era una
buena forma de hacerlo feliz. ―Tristan asiente con la cabeza, es de
conocimiento público cuánto le gusta comer a Jax―. Tengo mucha
comida, así que, si tienes hambre, eres más que bienvenido a unirte a
nosotros. Solo debería tomarme unos cuarenta minutos preparar esto.
Tristan está de pie, apoyado contra el refrigerador, observándome con
esa mirada inexpresiva y omnipresente suya. Muevo incómodamente las
bolsas, no queriendo hacer contacto visual con él para que no vea la
confusión y la culpa dentro de mí en este momento.
―Me encantaría, gracias ―dice, y luego, compadeciéndose de mí,
aligera el ambiente―. ¿Hay alguna forma de enseñarle a tu hermana
algunos de tus trucos? La semana pasada casi me mata con una extraña
receta de pollo que encontró en Pinterest. Pensé que estaba bromeando
cuando dijo que realmente apestaba cocinando.
Dejo escapar una fuerte carcajada, y la tensión se disipa en el aire
mientras me relajo en la compañía de Tristan. Se me ocurre que es la
primera vez que estamos solo nosotros dos.
―Ella no está bromeando ―le digo con una sonrisa―. De verdad
quemó agua una vez. Ni siquiera sabía que eso era posible.
Sacude la cabeza con una sonrisa afectuosa y no puedo evitar pensar en
lo mucho que claramente ama a mi hermana. La suya es la clase de
relación por la que cualquiera lucharía, la clase en la que ambos están tan
profundamente enamorados el uno del otro que solo cobran vida cuando
están juntos o al menos pensando en el otro.
Sonrío y pregunto:
―¿Alguna vez te contó sobre la vez que...?
Cuando Jax entra en la casa treinta minutos después, Tristan y yo

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estamos llorando de risa después de intercambiar media docena de
The Fight Game #2
historias de Remy. Se congela en la puerta, viendo entre nosotros con una
mirada confundida en su rostro.
―¿Qué... está pasando?
Le sonrío.
―Estamos contando historias de Remy. ¿Recuerdas la vez que despertó
a toda la cabaña a las 4 a.m. porque estaba borracha y quería macarrones
con queso, pero se olvidó de poner agua en la pequeña taza de Kraft?
Ante eso, Jax se ríe y relaja su postura.
―Me olvide de eso. Papá quería matarla. ―Él ve a Tristan y
pregunta―: ¿Dónde está ella, a todo esto? No sabía que íbamos a dar una
fiesta esta noche.
―Está en casa, escribiendo ―responde Tristan―. Se puso en marcha y
no quería distraerse. ―Inclina su barbilla en mi dirección―. Yo tampoco
sabía que íbamos a tener una fiesta esta noche. Hailey simplemente tuvo
la repentina y abrumadora necesidad de cocinar para ti, supongo. De ahí
las historias de pesadillas culinarias de Remy.
Jax vuelve su atención hacia mí. No está necesariamente tenso, y tiene
una sonrisa en su rostro, pero hay una pizca de inquietud en el aire de lo
de antes y de lo inesperado de mi visita. Deja su bolso en la sala de estar
y camina el resto del camino hacia la cocina, deteniéndose a mi lado para
inclinarse y besarme en la mejilla.
―Hola ―murmura contra mi piel.
Lo veo tímidamente.
―Hola ―le susurro de vuelta.
Tristan rápidamente interrumpe nuestro momento privado y se
disculpa para irse.
―Voy a darme un baño. ¿La comida está lista en quince? ―pregunta.
Asiento con la cabeza.
―Diez o quince, sí.

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The Fight Game #2
Él asiente y desaparece de la habitación, dejándome incómoda con la
ensalada frente a mí para evitar el contacto visual.
―Oye ―dice Jax en voz baja, empujando mis caderas―. ¿Todo bien?
Nunca diré que no si cocinas para mí, pero me sorprende verte aquí.
―Duda, pareciendo inseguro por un momento―. No pensé que querrías
verme después de esta tarde.
Me estremezco ante el recuerdo de mi pánico y me obligo a darme la
vuelta para verlo.
―Lamento lo de antes, no debí haber gritado. Solo estabas tratando de
ayudar, y yo actué como una perra total contigo. Lo lamento. Te lo
compensaré, lo juro.
Jax frunce el ceño y se estira para rozar sus nudillos contra mi mejilla.
―No hay nada por lo que disculparse. Tienes permitido tener un día
estresante. Siempre estaré aquí para ayudarte a navegar cualquier cosa,
siempre lo he hecho.
Y así ha sido. Siempre, sin ninguna duda. La vergüenza me inunda de
nuevo por la forma en que le hablé, se merece algo mucho mejor.
Mi rostro se sonroja, y me encojo en su hombro para tratar de ocultar
mi vergüenza por mi egoísmo e inmadurez.
―Lo siento tanto ―susurro en su camisa―. No te merecías lo que dije
hoy.
Antes de que pueda responder, me invade una sensación de
desesperación, la necesidad de mostrarle mis disculpas. Me alejo de su
abrazo y me giro para señalar el horno.
―Pensé en hacerte la cena para disculparme. La cena está casi lista y
solo necesito terminar la ensalada mientras la esperamos, pero siempre
puedo prepararte algo más si no estás de humor para lo que preparé…
―Hailey ―dice Jax, tratando de interrumpirme.
Ni siquiera lo escucho, solo sigo balbuceando.
―O, mmm, si estás adolorido puedo darte un masaje mientras
esperamos. Lo que quieras, de verdad. Tú dime.

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The Fight Game #2
―Hailey ―dice, más fuerte esta vez.
―O si prefieres que me vaya, también puedo hacerlo. Probablemente
no debería haber aparecido y haberme metido en tu noche de todos
modos, así que me iré tan pronto como la comida esté…
―Hailey. ―Detiene mi vómito verbal con un tono que no admite
discusión, al mismo tiempo que agarra mis brazos y me gira para verlo―.
Por favor, solo... cállate por un segundo, ¿quieres?
Trago saliva y me obligo a verlo. No parece enojado, solo un poco
frustrado.
―No irás a ninguna parte ―comienza―. Vamos a cenar y luego te vas
a quedar en mi cama esta noche si eso es lo que tú quieres, porque ahí es
donde yo te quiero, y no porque hayas hecho algo por lo que debas
disculparte, sino porque ahí es a donde perteneces. Me encanta que
aparecieras para hacerme la cena, pero no era necesario que hicieras eso
solo porque las cosas se calentaron un poco hoy. Cuando eso sucede,
simplemente lo analizamos, lo enfrentamos y seguimos adelante. Nada
de esto es necesario. ¿Entendido?
No estoy del todo segura de haberlo entendido, pero asiento de todos
modos. Quiero ser lo que dice, pero todavía siento esta necesidad intensa
e inherente de compensar la forma en que actué.
Estudia mi expresión, luciendo escéptico de que le crea, pero no dice
nada más, simplemente me jala en un abrazo.
―Eres una reina, ¿recuerdas? ―murmura en mi cabello―. Nunca
quiero verte rogar o suplicar. ―Hace una pausa―. A menos que estés de
rodillas frente a mí, por supuesto.
Eso finalmente me hace relajarme, entierro mi nariz en su pecho y
aprieto mis brazos alrededor de su cintura, incapaz de contener mi
sonrisa. Lo escucho suspirar de alivio y abrazarme más cerca.
―Entonces, ¿qué dijiste que hiciste para la cena? ―finalmente
pregunta, sacándonos de la burbuja tensa.
La cena es un momento divertido y fácil. Nunca he estado con Tristan
sin Remy, así que me toma unos minutos llegar a conocerlo como una

2
The Fight Game #2
persona en lugar de como una pareja, pero cuando Jax está limpiando su
plato del último trozo de carne, me he familiarizado cada vez más con el
humor seco y la mirada inexpresiva de Tristan.
Incluso decidimos ver un poco de televisión juntos después de que Jax
retira los platos de la mesa para lavarlos, sin preguntar, por supuesto. De
hecho, me tomó un momento sacudir mi mirada sorprendida y sin
pestañear de él cuando comenzó a alcanzar los platos.
Apenas comenzamos el primer episodio de Criminal Minds cuando
Tristan comienza a bostezar y decide terminar la noche, dejándonos a Jax
y a mí solos en el sofá.
Estoy acurrucada bajo su brazo, hundida profundamente en mis
pensamientos sobre todo lo que sucedió hoy: sobre la oferta de Stacey,
sobre mi conversación con Jax, y sobre cuán diferente fue la conversación
de reconciliación con Jax.
Es eso último lo que me mantiene atrapada en mis pensamientos. No
quiero comparar a los dos hombres, pero Steve está tan profundamente
en mi cerebro que casi se siente como si fuera la única experiencia que
tengo. Mientras que Steve hubiera querido barrer la pelea debajo de la
alfombra e ignorarme por dos días, Jax quiere sacarlo a la luz. Él quiere
hablarlo, y mientras que Steve habría jugado el juego de culpa tácita
pasivo-agresivo, Jax honestamente no parece juzgarme por mi locura. Es
casi como si nunca hubiera sucedido.
Pero aún no puedo deshacerme de mi culpa, si él me dejara
compensarlo, me sentiría mejor conmigo misma y podría seguir adelante.
Lo veo por debajo de mis pestañas, mis ojos recorren su cuerpo relajado,
tumbado perezosamente mientras ve la televisión con una sonrisa de
satisfacción en su rostro. Se puso unos joggers y una camiseta después del
gimnasio, y como ambos son lo suficientemente delgados como para
pegarse a su cuerpo en esta posición, puedo ver cada protuberancia y
curva de sus músculos. Bajo mi mirada a su regazo, encontrando el
contorno de lo que estoy buscando.

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The Fight Game #2
Solo pienso mis acciones por un momento, luego, me deslizo del sofá y
me arrodillo entre sus piernas, mis manos recorren sus densos muslos
hasta que estoy sujetando sus caderas.
Steve no era un adicto al sexo ni mucho menos, pero le encantaba
hacerme pagar la penitencia chupándosela. Era un juego de poder fácil
por varias razones, sobre todo porque las mamadas vainilla le daban
placer a él pero no a mí, y porque nos ponía en una jerarquía física de
poder: le encantaba ver hacia abajo cuando yo estaba de rodillas, y luego,
cuando terminara, nunca más se disculparía ni se volvería a hablar del
tema.
Y aunque sé que Jax nunca haría nada de eso, estoy desesperada por
corregir la dinámica de poder entre nosotros de una manera que conozco
y con la que me siento cómoda.
―Hailey ―murmura Jax, sonando inseguro.
Tiro de la cintura de sus joggers y le hago señas para que levante las
caderas. Él lo hace, pero puedo sentirlo mirándome de cerca. No dice nada
más, solo tensa sus músculos cuando empujo su endurecido pene en mi
mano y empiezo a acariciarlo.
Apenas unas pocas respiraciones después, Jax está duro como una roca
en mi mano. No pierdo tiempo tomándolo en mi boca y trabajándolo con
mi lengua y mis labios.
―Mierda ―murmura, pero él no me toca ni se hace cargo de la forma
en que pensé que lo haría.
Lo veo a través de mis pestañas.
No se ve adolorido como suele verse cuando intenta no correrse, está
frunciendo el ceño. Cierro los ojos para evitar su mirada, incluso mientras
doblo mis esfuerzos para hacerlo sentir bien.
―Hailey ―dice en voz baja―. Hailey, mírame.
No. Sigo metiendo su polla tan profundamente en mi garganta como
puedo, tratando de chuparle el placer.

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The Fight Game #2
―Hailey ―dice, incluso más suave que la vez anterior. Suavemente me
aparta de él usando mi cabello e inclina mi barbilla para verlo―. Hailey,
no necesitas hacer esto.
Arrugo la frente.
―Quiero hacerlo. Me gusta chupártela.
Él niega con la cabeza, luciendo casi triste.
―Sé que te gusta, pero no así. Siento que lo estás haciendo porque crees
que necesitas hacerlo.
No respondo porque no sé cómo hacerlo. Solo lo veo con lo que estoy
segura es una mirada confundida en mi rostro.
Deja escapar una fuerte exhalación antes de volver a subirse los
pantalones, luego, con la misma rapidez, se agacha para levantarme y
ponerme en su regazo. Acaricia mi cuello por un momento, como si
necesitara el consuelo de nuestra cercanía para tranquilizarlo. Dejo que la
tensión en mis hombros comience a relajarse y levanto la mano para pasar
mis dedos por su cabello en un esfuerzo por calmarnos a ambos.
―Nunca quiero que hagas algo que no quieres hacer, solo porque crees
que yo lo quiero ―dice finalmente―. No quiero ser alguien que,
conscientemente o no, te obligue a hacer cosas que no quieres hacer. No
quiero que hagas cosas porque sientas que debes hacerlo o porque creas
que no querré estar contigo si eres honesta conmigo. ―Finalmente aparta
la cabeza para verme―. ¿Entiendes por qué no querría eso? ¿Entiendes
por qué prefiero que seamos honestos el uno con el otro y hablemos de
las cosas?
Mis sentimientos se transforman de la vergüenza, a la sorpresa, a la
vergüenza. Dejo caer las manos en mi regazo y bajo la mirada para no
tener que verlo.
La verdad es... que no entiendo. ¿Cómo puede decir que todavía querrá
estar conmigo si estamos hablando de un desacuerdo hipotético? No sé
cuál de mis preferencias o pensamientos podrían molestarlo. Todo lo que
quiero evitar es tener un asunto en primer lugar. No hay asunto, no hay
problema. No hay riesgo de que diga algo malo. Pasé toda mi relación con

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Steve tratando de evitar o minimizar la confrontación porque nunca supe
The Fight Game #2
qué asunto lo desencadenaría. Si él no disfrutaba tener control sobre mí,
cualquiera de nuestros argumentos podría haber terminado la relación, y
la idea de terminar con Jax es... desgarradora. La única forma de
minimizar la posibilidad de que eso suceda es evitar la confrontación por
completo.
―Quiero entender ―murmuro―. Simplemente siento que mis
instintos están en mal estado. Todo lo que sé es que quiero hacerte feliz.
―Lo veo a los ojos―. ¿Eso es tan malo? ¿Querer hacerte feliz?
Una fuerte exhalación sale de su pecho y envuelve sus brazos alrededor
de mi cuerpo.
―Por supuesto que no. Yo también quiero hacerte feliz, pero no quiero
que hagas cosas por mí por culpa. Quiero que empieces a centrarte un
poco más en tu felicidad, ¿okey? Eso me haría feliz.
Tomo una respiración profunda mientras pienso en eso por un
momento. Se siente al revés, pero si el que yo sea feliz hace feliz a Jax,
entonces la culpa parece aflojarse un poco.
―Okey, trataré.
Acaricia mi cuello de nuevo, toda la tensión restante sale de su cuerpo.
Simplemente nos sentamos ahí, abrazándonos durante varios largos
minutos, feliz de abrazarnos y respirar en la presencia del otro.

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The Fight Game #2

25
―Hijo de puta ―murmura Hailey.
Mi cabeza salta al escuchar su maldición. Actualmente estamos
sentados en el sofá del departamento de Remy, ambos con nuestras
computadoras en el regazo, mientras Hailey está acostada a lo largo del
sofá con sus pies presionados contra mí. Mientras que yo me estoy
poniendo al día con algo de trabajo, ella está haciendo la tarea para una
de sus clases.
O tratando de hacerlo, aparentemente.
―¿Qué pasa? ―le pregunto, frotando su pantorrilla donde sus pies
están presionados bajo mis muslos.
Ella deja escapar un suspiro de frustración mientras se frota los ojos con
las palmas de las manos.
―Es la tarea de estadística, me está volviendo loca.
Masajeo el músculo de su pantorrilla para tratar de calmar la tensión en
su cuerpo.
―¿Quieres ayuda? Ha pasado un tiempo desde que tomé una clase de
estadística, pero puedo intentarlo. Tal vez podamos resolverlo juntos.
Ella sacude la cabeza con el ceño fruncido.
―No, necesito resolver esto yo misma. Ya lo revisé con un grupo de
estudio y con el profesor, así que, en este punto, es solo mi cerebro.
Simplemente no puedo envolver mi cabeza alrededor de eso.

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The Fight Game #2
Dejo mi computadora portátil en la mesa de café y pongo sus pies en
mi regazo para poder concentrar toda mi atención en ella.
―¿Es la misma clase con la que luchaste el semestre pasado?
Su ceño se intensifica.
―Sí. Reprobé esta y otra clase ejecutiva. Eso me retrasó, así que
definitivamente no puedo darme el lujo de que eso vuelva a suceder, y
ambas son obligatorias, así que necesito aprobar este curso.
Se me ocurre algo que hace que mis pulgares se detengan en su masaje
sobre las puntas de sus pies.
―Si te haces cargo del café, ¿necesitas un título?
Ella se pone tensa, y mentalmente me maldigo por no haber pensado
en eso. No hemos hablado de su enloquecimiento por la oferta de la dueña
del café el otro día, pero tengo la sensación de que ha estado hirviendo a
fuego lento bajo la superficie en el fondo de su mente. Probablemente
debería haber abordado el tema un poco mejor, o al menos no apilarlo
sobre un tema que ya es frustrante.
―Debería obtener un título de todos modos ―dice con rigidez―. No
puedes obtener ningún trabajo que valga la pena sin una licenciatura, y
un título en negocios específicamente sería útil para la mayoría de las
oportunidades.
Comienzo a frotar círculos en sus pies de nuevo, deseando que la
tensión se derrita de su cuerpo.
―¿Es por eso que te inscribiste en primer lugar? ¿Para obtener un título
para que puedas incluirlo en tu currículum?
No lo digo de manera acusadora, pero la forma en que entrecierra los
ojos hacia mí deja claro que así es como se lo tomó.
―Una de las razones, sí ―muerde.
Trato de suavizar mi tono aún más.
―Eso es nuevo, solías decir que la universidad no era necesaria, que la
experiencia de la vida real era más valiosa que un papel. ¿Qué cambió?

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The Fight Game #2
Aprieta la mandíbula, la creciente frustración claramente es evidente en
su rostro. Una parte de mí quiere dejar el tema y arrastrarla a una noche
de orgasmos aturdidores, pero otra parte más grande quiere presionar
esto un poco, no solo porque hemos estado mucho sobre el orgasmo
últimamente y quiero demostrarle que no es todo lo que es esta relación,
sino también porque está claro que necesita mejorar en la comunicación
sobre temas difíciles. Solo puedo adivinar la horrible comunicación que
Steve le impuso, probablemente no había o simplemente la obligó a
aceptar su opinión, por lo que esta es exactamente una de esas cosas que
necesita recalibrar para una relación saludable.
Por mucho que quiera retirar mi pregunta y mi acusación límite, no lo
hago, solo sostengo su mirada y espero su respuesta.
Cuando se da cuenta de que estoy listo para esperar una respuesta real,
aprieta la mandíbula y dice con rigidez:
―Crecí, eso es lo que cambió. ―Luego me ve con los ojos
entrecerrados―. Tú fuiste a la universidad por la misma razón. Sabes que
no podrías haber obtenido tu trabajo actual sin tu título en negocios, así
que ¿por qué me estás molestando?
Nunca dejo de masajear su pie mientras mantengo el contacto visual y
le digo suavemente:
―Nunca te molestaría, Hailes. Solo quiero tener una conversación, y
tienes razón, yo fui a la universidad para obtener un título para poder
conseguir un trabajo, pero sabía el trabajo que quería y sabía que
necesitaba un título para conseguirlo, así que había un propósito claro. La
razón por la que te pregunto sobre la universidad es porque el trabajo que
deseas se te ha presentado en bandeja de plata y en ninguna parte requiere
un título universitario. Entonces, me pregunto, ¿por qué seguir en la
escuela? ¿Por qué no dejarla?
Sus ojos se abren ante eso.
―¿Dejarla? ―ella chilla―. ¡Eso es una locura! Ya llevo dos años, no
puedo parar ahora. Además, solo puede ser bueno tener una licenciatura
en mi currículum.

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The Fight Game #2
―Eso es cierto ―estoy de acuerdo con un asentimiento―. Pero no solo
ese título no es necesario para la carrera que deseas, sino que de hecho
podría estar impidiéndote aceptar el trabajo de tus sueños. Sabes que no
podrías pasar suficiente tiempo en la escuela si reemplazas a Stacey;
tendrías que concentrar toda tu energía en el café. Entonces, ¿por qué no
hacer eso? ¿Por qué mantenerte tan firme en esta idea de la universidad
que, de todos modos, nunca pareció ser lo tuyo?
Ella me ve y saca sus pies de mi regazo.
―Lo siento, no todos podemos tener nuestros planes de carrera
presentados perfectamente frente a nosotros, algunos tenemos que buscar
a tientas nuestras elecciones y esperar que terminemos en la correcta antes
de los cuarenta años.
Ignoro la distancia que está tratando de poner entre nosotros y la agarro
por la cintura para poder levantarla en mi regazo. Ella no trata de alejarse,
pero continúa sentada rígidamente.
―No te estoy juzgando por buscar a tientas nada ―murmuro mientras
le paso el cabello por encima del hombro y le doy un beso en la
clavícula―. Todos buscamos a tientas, no hay nada de malo en eso. Solo
estoy tratando de señalar que, por alguna razón, estás tan empeñada en
la universidad que no estás viendo el panorama general, o
principalmente, la gran oportunidad que tienes frente a ti. ―Aprieto mis
brazos alrededor de su cintura y me detengo para besar su hombro―.
Solo quiero que seas feliz haciendo lo que sea que quieras hacer durante
el día. Creo que eso significa administrar tu propio café, pero si me
equivoco y en realidad es obtener tu título para que puedas buscar otra
cosa, también lo apoyaré. Solo estoy tratando de empujarte un poco.
Se relaja un poco en mis brazos, y respiro aliviado. Una parte de mí
esperaba que ella se alejara de mí otra vez, y como parece que estamos
progresando con esta conversación, me arriesgo y presiono un poco más.
―¿Steve te dijo que necesitabas un título? ―pregunto en voz baja.
Se pone rígida y luego se aleja, justo como tenía miedo de que lo hiciera.
Suelta mi agarre de alrededor de ella y se pone de pie para poner algo
de distancia entre nosotros.

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The Fight Game #2
―Soy capaz de hacer cosas sin la intervención de un hombre, ¿sabes?
―dice con frialdad―. Sé que Remy y tú piensan que Steve tenía algún
tipo de control sobre mí e influía en cada decisión que tomaba, pero en
realidad soy lo suficientemente inteligente como para ser independiente.
―Lo sé ―digo en voz baja, pero, al sentir que la he empujado
demasiado lejos, no menciono el hecho de que creo que todavía tiene
muchos más fragmentos de la influencia de Steve entretejidos en su
psique de lo que se da cuenta. Que creo que Steve la tenía tan jodida que
estoy bastante seguro de que inconscientemente necesita la opinión de un
hombre para las grandes decisiones. Esa es la razón por la que la estoy
presionando para que justifique quedarse en la universidad cuando la
oportunidad que quiere la está viendo a la cara, aunque sé que solo quiere
ir a lo seguro y continuar haciendo lo que está haciendo, lo que le dijeron
que tenía que hacer.
―No creo que lo hagas ―espeta―. Creo que eso es exactamente lo que
estás insinuando, y no lo aprecio. El hecho de que Steve fuera un idiota
manipulador no significa que de alguna manera me convertí en una mujer
mansa que ya no puede tomar sus propias decisiones, y me molesta la
idea de que mi propio novio piense eso de mí.
―Hailey, yo nunca…
―Pensé que tú, de todas las personas, lo entenderías ―dice con voz
áspera.
Me pongo de pie en pánico. Estoy sobre ella en un instante, tomando
su rostro entre mis grandes manos y murmurando:
―Mierda, bebé, lo siento. No estaba tratando de lastimarte. Nunca
pensaría eso de ti. Yo... ―Vacilo y trago saliva―. Creo lo mejor de ti, eres
la persona más fuerte que conozco. Lamento haber sugerido que Steve es
la razón por la que estás en la escuela, eso estuvo fuera de lugar. Solo
estaba tratando de entender.
Se desinfla en mis brazos, apoyándose en mi pecho y envolviendo sus
brazos alrededor de mi cintura. Simplemente se siente cansada.
―No quiero hablar más de esto ―susurra―. No me gusta pelear
contigo.

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The Fight Game #2
―Okey, bebé, no tenemos que hacerlo ―murmuro, acariciando su
cabello en lo que espero sea una caricia relajante. A pesar de querer
empujarla más allá de su zona de confort, odio alterarla, siempre lo he
hecho, incluso cuando era niña, el estrés de Hailey me estresaba a mí.
Aprieta su agarre en mi cintura y hunde su rostro en mi pecho.
―Vamos a ver una película o algo así.
Le doy besos en el cabello.
―Lo que quieras hacer, niña.
Así que pasamos el resto de la noche viendo películas, acurrucados el
uno en el otro como si ambos estuviéramos desesperados por la cercanía
para arreglar el espacio que nuestra discusión puso entre nosotros.
Y durante toda la noche, no puedo quitarme el temor de que Remy
pueda haber tenido razón.

Me estoy estirando en el tatami, perdido en mis propios pensamientos


cuando escucho:
―Oye, hombre, ¿quieres hacer algunos rounds en la jaula?
Salgo de mi aturdimiento y me giro hacia Aiden.
―¿Qué? Sí, claro, vamos. ―Saco mis guantes de combate de mi bolso y
entro en la jaula, ignorando la mirada que me lanza Tristan. Envuelvo mis
manos y tomo el centro del espacio.
―¿Listo? ―Aiden pregunta antes de que empecemos, y asiento con la
cabeza.
Empezamos despacio, a pesar de que ambos hemos estado haciendo
ejercicio durante más de una hora. Por lo general, soy el que se lanza como
un toro, por lo que Aiden parece comprensiblemente confundido.
Todavía es un luchador aficionado y está acostumbrado a que Tristan y
yo le pateemos el trasero, pero, sintiendo que no estoy en mi modo
habitual de toro en una tienda de porcelana, comienza con una ráfaga de
golpes.

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The Fight Game #2
Los detengo con facilidad, pero no veo venir la patada al cuerpo, y
gruño por el impacto cuando aterriza limpio.
―Jax, ordena tu mierda ―ladra Tristan.
Muevo los hombros en un esfuerzo por sacudir la niebla mental en la
que parece que estoy. Doy un paso adelante con una combinación de
boxeo propia.
Que Aiden desvía fácilmente.
Gruño y me lanzo hacia delante de nuevo. Me las arreglo para lanzar
un puñetazo al final de mi combinación, pero Aiden se aprovecha de mi
posición demasiado extendida y se agacha para envolver sus brazos
alrededor de mis piernas para un derribo.
Que consigue.
Luchamos por posicionarnos en el suelo, pero me toma mucho más
tiempo de lo normal quitarlo lo suficiente como para volver a ponerme de
pie, y una vez que estamos de pie, Aiden no me da un segundo para
respirar antes de que esté sobre mí con golpes de nuevo.
Vamos de un lado a otro durante el resto del round, pero me atrapa con
un gran gancho en la barbilla justo antes de que suene la campana.
―Mierda ―murmuro para mí mismo, estirando la mandíbula.
―¿Qué diablos te pasa hoy? ―chasquea Tristan―. Normalmente estás
encima de Aiden. Apenas conseguiste un golpe en todo el round.
―Eso me ofende ―murmura Aiden desde el otro lado de la jaula.
―¿Qué está pasando? ―Tristan presiona.
―Es solo un mal día, jodidamente cálmate ―digo entre dientes―. Te
han pateado el trasero muchas veces.
Me ve desde donde se aferra al exterior de la jaula. No dice nada, pero
su mirada dice mucho de una manera que solo la de Tristan puede.
La campana marca el comienzo del segundo round. Esta vez, Aiden no
espera a ver si voy a lanzarme contra él, simplemente se lanza hacia
adelante para otro derribo. Me las arreglo para defenderme del primero,

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pero ahora que ha sentido que no soy una amenaza tan grande como
The Fight Game #2
normalmente lo soy, no cede en sus ataques. Intenta otro derribo y cuando
lo defiendo, me engancha la pierna y nos lleva a la lona.
Gruño al caer de espaldas. Intento zafarme de él, pero en el forcejeo
consigue atraparme el brazo y, sin dudarlo, me hace una llave.
Frunzo el ceño mientras me agarro la mano para evitar que pueda
enderezarme el brazo por completo. Y por mucho que odie hacerlo, uso
pura fuerza en lugar de técnica para zafarme. Paso los hombros por donde
las piernas de Aiden me sujetan y presiono con todo mi peso sobre él.
Aprieta los dientes y lucha por acabar conmigo con algo.
Pero suena la campana y me suelta con el ceño fruncido. Me levanto y
me encuentro cara a cara con un Tristan enojado.
―Respira ―gruñe, vertiendo agua sobre mi cabeza. Hago lo que dice,
aunque bajar el ritmo cardíaco al final de un round es tan natural como
respirar. Veo a través de la jaula hacia donde Max está ahora parado frente
a Aiden, dándole el mismo trato.
―Lo que sea que esté pasando en tu cabeza, descubre cómo deshacerte
de esa mierda ―espeta Tristan―. No digo que no puedas tener un mal
día, pero úsalo como un ejercicio de entrenamiento: seguramente tendrás
una pelea en la que te sientas igual de mal, así que practica hoy cómo dejar
pasar esa mierda para que no afecte a tu lucha.
Lo veo a pesar de que sé que tiene razón. Este no es mi primer rodeo
con una cabeza que no está en su lugar o que me pateen el trasero, pero
aún así es molesto oírselo decir.
―Lo tengo ―gruño. Abro la boca para tragar un poco del agua que me
vierte Tristan, y cuando suena la campana y comienza el tercer round de
cinco minutos, muerdo mi boquilla y empiezo a avanzar de inmediato.
―Sé inteligente ―ladra Tristan.
Pero estoy mucho más allá de eso. Me alimenta la frustración, la
molestia y mi propia confusión por el desorden de todo este día. Toda esta
semana, de hecho.
Empujo todo eso lejos y caigo sobre Aiden con una ráfaga de golpes. Lo
atrapo con un tiro al final que lo obliga a retroceder, y lo sigo con

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The Fight Game #2
entusiasmo. Acelero el ritmo a pesar de que los días de descanso rápido
siempre resultan diez veces más agotadores.
Mi ira en este día hace que mis golpes sean salvajes. No estoy
presionando de forma inteligente, a pesar de que Tristan me está gritando
la misma orden una y otra vez, pero estoy en un estado mental tan
frustrado que lo ignoro por completo y sigo adelante, lanzando tantos
golpes como puedo y esperando que uno de ellos conecte.
Pero Aiden no es idiota. Entró en esta sesión de sparring esperando que
yo presionara hacia delante, así que probablemente ha estado preparado
para lanzar una técnica específica desde el principio. Y cuando la lanza
ahora, cae al ras.
Me caigo cuando su patada izquierda golpea mi hígado. Es como un
botón de apagado automático, no importa lo duro que seas.
Inmediatamente caigo de rodillas y me acurruco.
―Se acabó ―ladra Tristan―. Aiden, termina con tres rounds
relámpago en el saco pesado. No me importa lo que lances, pero ve tan
fuerte como puedas durante tres rounds. Te quiero agotado. ―Señala con
la cabeza la sala de sacos―. Max, tú también. El entrenador está tratando
de ponerte en la cartelera de enero, así que te necesito listo.
Me dejo caer contra la jaula y observo a los chicos salir de la sala. Tristan
se sienta frente a mí, ambos apoyados en los postes acolchados y sin decir
una palabra por un minuto mientras nos miramos el uno al otro.
―Es Hailey ―me quejo, rompiendo el silencio.
Tristan solo asiente con la cabeza y espera a que continúe.
Bajo la mirada a mis pies, incapaz de verlo a los ojos en esta parte.
―Creo que Remy tenía razón, hombre. Creo que fue demasiado pronto.
―Me estremezco―. Ella… ella ni siquiera sabe cómo hablarme si no es
sol y arcoíris. Es como si la única relación en la que supiera estar fuera
una tóxica.
Tristan parece pensativo por un momento.
―Pero eso ya lo sabías de antemano. Que tendrías que llevarla de la

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mano un poco al principio.
The Fight Game #2
Veo hacia arriba con una expresión de dolor.
―Lo sabía, simplemente no esperaba que ella se opusiera. Pensé...
mierda, pensé... somos nosotros. Somos Jax y Hailey. Hemos sido capaces
de comunicarnos en la misma longitud de onda desde que ella era una
niña, y ahora... ahora quiere pelear conmigo si no estoy de acuerdo con
ella, o simplemente esconder toda la discusión debajo de la alfombra.
Simplemente no es con lo que pensé que tendríamos problemas. ―Dejo
escapar una fuerte exhalación―. A veces creo que estoy pensando
demasiado en eso, ya que solo sucede realmente cuando estamos
hablando de la escuela o el trabajo, pero otras veces tengo la sensación de
que se está mordiendo la lengua conmigo. Por ejemplo, tiene demasiado
miedo de decirme cómo se siente realmente porque se siente incómoda
con las discusiones o con hacerme infeliz. Simplemente no sé cómo
hacerle entender que los desacuerdos no son el fin del mundo, que no la
querré menos si me habla de estas cosas.
Tristan parece pensativo.
―Parece que necesitas mostrarle cómo comunicarse. Olvidamos que es
joven, pero lo es, probablemente no sabe cómo ser parte de una pareja
saludable. Ten paciencia con ella.
Gimo y dejo caer mi cabeza contra el poste.
―Lo intento, pero me preocupa que empiece a estar resentida conmigo.
Hemos tenido un par de discusiones que se me han quedado grabadas
porque no hemos sido capaces de solucionarlas porque ella entra en
pánico y luego se cierra conmigo, y luego hace comentarios acerca de que
la menosprecio. Que, supongo que puedo entender por qué se siente de
esa manera, pero no puedo encontrar la manera de hablar con ella acerca
de las cosas sin que ella lo interprete como si estuviera siendo
condescendiente. ―Trago saliva y me atraganto―: No podría soportarlo
si ella comenzara a odiarme.
―Ella nunca podría odiarte, lo sabes ―me tranquiliza―. Solo dale
tiempo. Ustedes trabajarán en esto.
―¿Qué pasa si lo estoy empeorando al estar con ella? ―pregunto con
la voz quebrada―. ¿Qué pasa si ella tiene que resolver esto por su cuenta?

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The Fight Game #2
Me preocupa que Remy tenga razón, y que Hailey necesite espacio para
resolver las cosas por sí misma antes de poder volver a estar con alguien.
Hago una pausa, dejando que las preocupaciones de los últimos días
me superen por un momento.
―Y me está asustando como la mierda porque si la dejo ir ahora, quizás
nunca me acepte de regreso ―me atraganto.
Tristan no dice nada. Simplemente me deja sentarme ahí, viendo
fijamente a la pared del fondo mientras dejo que mi desorden de
pensamientos se arremoline una y otra vez en mi cerebro. De repente me
invaden los nervios, la preocupación, la esperanza, el miedo, todo. Siento
todo, porque no tengo idea de qué hacer con Hailey o cómo va a funcionar
esto.
Solo me queda el pánico.
Que Tristan ve de inmediato.
―Ve a golpear el saco ―ordena, levantándose de la lona. Se acerca a
mí y baja una mano para levantarme―. Ve a quemar tus nervios y luego
ve a hablar con tu chica.

Cinco rondas de trabajo con el saco no son suficientes para despejar mi


mente: todavía estoy atrapado en una espiral descendente de miedo y
confusión cuando salgo del gimnasio.
No puedo evitar la sensación de que esto no conduce a un buen lugar.
Ese pensamiento genera aún más pánico, así como la necesidad de ver
a Hailey de inmediato. Compruebo la hora y me doy cuenta de que
probablemente ya esté terminando de trabajar, así que me dirijo
directamente al apartamento de Remy.
Ya está en casa cuando llamo a la puerta.
―Hola―dice ella, sonando sorprendida―. No sabía que vendrías.
Entro en el apartamento para poder cerrar la puerta y tomarla en mis
brazos.

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The Fight Game #2
―Te extrañé ―murmuro en su cuello, respirando hondo e inhalando
toda la esencia de Hailey que puedo obtener.
―Yo también te extrañé ―dice suavemente, envolviéndome con sus
brazos a cambio―. Estaba a punto de llamarte para ver qué querías hacer
este fin de semana.
―No me importa, solo quiero pasar tiempo contigo. ―La aprieto con
más fuerza, esa molesta sensación de preocupación se apodera de mi
corazón.
Ella se ríe en mi pecho.
―Me encanta cuando me extrañas así.
Aflojo mi agarre sobre ella y empiezo a alejarme, murmurando:
―Lo siento. Ha sido un día extraño.
Sin embargo, no me deja ir muy lejos porque atrapa mis brazos donde
sujetan su cintura.
―No dije que me importara ―dice con una sonrisa, pero luego nota
algo en mi rostro y frunce el ceño―. Tienes un ojo morado. ¿Estuviste
entrenando hoy?
Asiento con tristeza.
―Aiden y yo hicimos algunos rounds.
―¿Aiden? ―pregunta sorprendida―. Pero siempre le ganas. ¿Qué
pasó? ¿Un golpe de suerte?
Niego con la cabeza.
―Día malo ―gruño.
Ladea la cabeza mientras me mira. No pregunta nada más, pero debe
llegar a una conclusión porque asiente y se gira para llevarme a la sala de
estar.
―Vamos a pasar el rato aquí esta noche. ¿Podemos ver una película o
algo así?

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The Fight Game #2
Asiento con la cabeza y dejo que me lleve al sofá. No le doy nada de
espacio, simplemente la envuelvo inmediatamente, lo que hace que se ría
de nuevo.
Me encanta ese sonido más que nada.
Pasamos las próximas horas acurrucados viendo la televisión y
hablando de todo y de nada. Es el tipo de noche fácil que, salvo el
contacto, Hailey y yo hemos disfrutado durante años a lo largo de nuestra
amistad.
Poco a poco me las arreglo para dejar ir mis nervios. Mi conversación
con Tristan todavía está en el fondo de mi mente, pero en lugar de esperar
a que caiga el zapato, ahora me encuentro enfocándome en sus palabras
para ser paciente con ella, ella lo resolverá.
La miro a escondidas mientras está debajo de mi brazo. Está feliz y se
ríe de algo en la televisión, mi corazón quiere estallar al verla tan contenta.
―No vas a trabajar mañana, ¿verdad? ―le pregunto, abrumado de
repente por la necesidad de mantenerla a mi lado el mayor tiempo
posible.
Niega con la cabeza.
―Estoy libre mañana y el lunes. ―Se gira para verme―. ¿Por qué?
¿Quieres hacer algo?
No puedo evitar estirar un dedo hacia delante para trazar su nariz, sus
cejas, los ángulos de su rostro. Me siento tan enamorado de ella, es una
locura.
―Tengo que dar dos lecciones privadas mañana, pero ¿por qué no
vienes conmigo y luego te llevo a una cita en la noche? Lo que sea que
quieras hacer, estoy dentro, incluso podemos repetir de tu Lista Carpe
Noctem si lo deseas.
Estoy sonriendo por mi broma, pero siento que ella se pone rígida
contra mí. Mi dedo se detiene en su camino y frunzo el ceño confundido.
―¿No quieres esperarme en el gimnasio? ―le pregunto.

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The Fight Game #2
Ella ve que mi sonrisa se desvanece e inmediatamente trata de plasmar
una en su rostro. Me engañaría excepto que conozco cada expresión que
tiene, y sé que esta no llega a sus ojos.
―Claro, iré contigo ―dice, pero suena forzado―. Eso suena divertido.
Mi ceño se profundiza.
―No tienes que ir, Hailes. La única razón por la que lo sugerí es porque
soy egoísta y te quiero a mi lado mientras ambos estemos fuera del
trabajo, pero entiendo que no quieras ir. Te recogeré después.
Ella niega con la cabeza antes de que termine de hablar.
―No, está bien, quiero ir. Voy a ir.
Está mintiendo, lo sé. Conozco a esta chica mejor que ella misma
algunos días, y sé que no quiere ir conmigo mañana.
Estudio su perfil mientras ve la televisión y evita verme a los ojos.
Probablemente sabe que estoy leyendo su mentira. Pero ¿por qué? ¿Por
qué está mintiendo sobre algo tan pequeño como esto?
Y de repente, una roca cae en mi estómago. El sentimiento que ha
estado sentado conmigo todo el día, acerca de que algo malo está
pasando... esto es todo. Esto es lo que sabía que iba a pasar.
Todo mi cuerpo se enfría al darme cuenta.
No solo sobre la razón de su mentira, sino sobre lo que significa esa
mentira.
Ella no quiere decirme que no, incluso sobre algo como esto, no se
atreve a decirme que no.
Lo intento de nuevo, esta vez con desesperación entrelazando mis
palabras.
―Hailey, te prometo que está bien si no quieres ir. Entiendo
completamente. Es aburrido, y la única razón por la que irías es porque
soy un bastardo egoísta. Solo quédate en casa, te recogeré después.
―Dije que quiero ir ―dice con fuerza, su cuerpo se pone rígido en mis
brazos. Está molesta.

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The Fight Game #2
Trago con fuerza, mis palmas se humedecen por los nervios.
―Dime que no ―susurro entrecortadamente―. Solo dime que no,
Hailes.
Necesito que ella diga que no. Necesito que ella diga que no.
Necesito que ella se defienda por sí misma. Necesito que me demuestre
que puede.
Su mirada se dispara hacia mí con confusión y molestia.
―¿Qué? No, dije que iría. Voy a ir. ―Luego se gira hacia la televisión,
poniendo fin efectivamente a nuestra conversación.
Cierro los ojos, el dolor de nuestra realidad actual me atraviesa como
un maremoto. Una ola que solo ve destrucción a su paso y que no puede
descarrilarse, sin importar cuánto desee poder cambiar las cosas.
Simplemente… es.
Ni siquiera puede decirme que no, incluso si le digo que lo haga, incluso
si le doy un entorno en el que se sienta lo suficientemente segura, no
puede hacerlo.
Y en ese momento, me doy cuenta de que, para salvarla, necesito hacer
exactamente lo que podría alejarla de mí para siempre.
―Hailey ―grazno, mientras el dolor corre a través de mí―. Tenemos
que tomarnos un descanso.

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The Fight Game #2

26
Su cabeza se gira hacia mí.
―¡¿Qué?!
La mirada en su rostro destroza mi corazón. Mierda, no quiero hacer esto.
Trato de hablar, pero las palabras se me quedan atascadas en la
garganta. Trago saliva y lo intento de nuevo.
―Tu hermana tenía razón, nos precipitamos en esto demasiado rápido.
Rápidamente se aleja de mí para crear cierta distancia entre nosotros.
―¿Estás rompiendo conmigo? ―susurra con incredulidad.
―No ―digo apresuradamente―. Yo nunca podría… no quiero…
―Mierda. Esto es lo más difícil que he tenido que decir―. Creo que
necesitamos un poco de espacio. Me equivoqué al saltar sobre ti justo
después de tu ruptura, debería haberte dado espacio para que despejaras
tu cabeza después de esa mierda…
―¡Tú me ayudas a despejar mi cabeza! ―me interrumpe enojada―.
Eres exactamente lo que necesito en este momento. ¿Por qué estás
tratando de alejarme? ¿Qué pasó?
Murmuro una maldición y veo al techo en busca de paciencia y una
manera de explicar esto sin sonar condescendiente.
―Yo... creo que te estás apoyando demasiado en mí ―le digo sin
verla―. Creo que Steve te hizo dependiente de él y ahora ese es el único
tipo de relación que conoces. Así es como nos estás tratando. ―Bajo mi

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The Fight Game #2
mirada a mi regazo y admito en voz baja―: Creo que ni siquiera te das
cuenta de que lo estás haciendo.
Salta del sofá, la ira es evidente en su rostro.
―Basta ―sisea―. No puedes decirme cómo me siento, Jax. No tienes
idea de lo que pasé o de cómo me siento estando contigo.
Levanto mis manos en señal de rendición.
―Tienes razón, yo no…
―No puedes tomar una decisión por mí ―continúa molesta―. No
puedes ser el noble Jax y salvar a la pobre pequeña Hailey de sí misma.
―Hailey, yo nunca… ―digo con pánico.
―¡Eso es exactamente lo que estás haciendo! ―exclama, lanzando sus
manos en el aire―. Estás tomando una decisión por mí sin mí.
Tiene razón. Sé que tiene razón, pero eso no significa que me equivoque
en esto. Necesita volver a ser ella misma y no puede hacerlo cuando estoy
tan cerca de ella.
Ese pensamiento endurece mi determinación y me convence de que
estoy haciendo lo correcto. Tomo una respiración profunda y me levanto
del sofá, manteniendo mis movimientos lentos para que no entre más en
pánico. Ella me ve con una mirada cautelosa, mientras la ira todavía
irradia de su cuerpo.
Doy un paso frente a ella y acuno su rostro, con mi pulgar acariciando
amorosamente su mejilla.
―Hailey ―murmuro suavemente―. No sé nada de lo que pasaste,
tienes razón. Todo lo que sé es que... te conozco, y no estoy viendo a la
misma Hailey que sé que está muy dentro de ti. Solo quiero darte un poco
de espacio para encontrarla de nuevo porque creo que estar conmigo es
darte una muleta y una excusa para no lidiar con toda la mierda en tu
cabeza. Creo que si nos tomamos un descanso por un poco…
Ella empuja mi mano lejos de su rostro.
―No hay tal cosa como un descanso, Jax ―me interrumpe con enojo―.
O estamos juntos o no lo estamos. No hay término medio.

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The Fight Game #2
Trago con fuerza, aunque sabía que había una posibilidad de que dijera
eso. Las hermanas Porter siempre han tenido esta obsesión con no ser
tratadas como segundas, así que no me sorprende que me esté dando un
ultimátum.
―Si eso es lo que quieres, entonces lo entiendo ―murmuro, aunque
decir las palabras se siente como clavar clavos en mi propio maldito
corazón―. Sigo insistiendo en que necesitamos espacio.
Ella me ve con incredulidad, y prácticamente puedo sentir que
comienza a darse cuenta de que estoy hablando en serio sobre esto.
―Así que, si empiezo a follar con alguien más, estarías bien con eso
―dice en un tono plano.
Me estremezco. No, no estaría bien con eso, incluso pensar en eso me
da ganas de retractarme de todo lo que acabo de decir y encerrarla en mi
habitación para que ningún hombre pueda verla, y mucho menos tocarla
nunca más.
Pero aprieto los dientes y me recuerdo a mí mismo que esto es por un
bien mayor. Que Hailey solo necesita un poco de espacio para sanar por
su cuenta, y luego podemos intentarlo de nuevo, en serio. Esta es solo la
parte dolorosa necesaria.
―No estaría bien con eso, pero sería tu decisión y lo entendería ―me
las arreglo para decir de alguna manera. Tomo aire y agrego―: Pero
espero que trates de entender por qué estoy haciendo esto y tomes el
espacio para sanar en lugar de tratar de llenar el vacío con otro chico. Que
es exactamente lo que estoy tratando de arreglar, por cierto.
Su rostro cae.
―¿Arreglar? ―susurra entrecortadamente―. ¿Quieres arreglarme?
Mierda.
―Esa fue una mala elección de palabras.
La ira vuelve a su rostro en un abrir y cerrar de ojos.
―No, no lo fue. Eso es exactamente lo que quisiste decir. ―Cruza los
brazos sobre el pecho, esperando expectante―. Adelante, entonces. Dime

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The Fight Game #2
qué crees que debo arreglar. Si vamos a tener esta conversación, al menos
seamos honestos al respecto.
Dudo, sintiendo la trampa, pero sin saber cómo lidiar con ella.
―Adelante ―insiste―. Dime.
Me desinflo, resignándome a mi destino, y en lugar de intentar
retractarme y suplicarle que olvide todo lo que acabo de decir, le digo la
verdad.
―Estás demasiado acostumbrada a estar en una relación tóxica
―admito, abatido―. No sabes cómo existir en una relación cuando no es
perfecta todo el tiempo, porque estás tan acostumbrada a que tus
preocupaciones sean ignoradas o tratadas como si no fueran válidas.
―Inhalo una respiración entrecortada, buscando el coraje para continuar.
Hailey se queda ahí parada, congelada.
―Podría superar todo eso contigo, si eso fuera todo. Podría mostrarte
una comunicación sana, pero no es solo eso. ―No puedo evitar
estremecerme con la siguiente parte―. Steve te manipuló tanto que
aplastó tu voluntad y te hizo depender de él para cualquier tipo de
confianza en ti misma, y ahora te apoyas en mí de la misma manera. No
puedes tomar una decisión por tu cuenta porque tienes demasiado miedo
de no ser lo suficientemente buena y eso te está frenando. ―Me encuentro
con su mirada, resignándome a la tristeza que lentamente comienza a
abrumar mi sistema―. Ni siquiera puedes decirme que no quieres ir al
gimnasio porque no quieres decirme que no.
Sus ojos se abren ante eso.
―¿Estás rompiendo conmigo porque no quería herir tus sentimientos?
Vacilo, pero luego asiento.
―¿Cuándo fue la última vez que le dijiste que no a alguien?
Sus labios se separan por la sorpresa.
―¡Digo que no en el trabajo todo el tiempo!
Asiento de nuevo.

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The Fight Game #2
―Sí, pero sólo porque de algún modo has conseguido separar tu yo
laboral de todo lo demás. Has estado en la industria de los restaurantes el
tiempo suficiente para que la Hailey del trabajo no cambiara, incluso
cuando la Hailey de la vida real se parecía cada vez menos a sí misma.
―Hago una pausa, y mi determinación se endurece―. ¿Cuándo fue la
última vez que le dijiste que no a alguien? ―repito.
Ella parece perdida por un momento.
―Yo... yo... ha habido muchas veces que yo... ―Pero luego la ira
regresa y su rostro se nubla―. No es justo. No es un crimen complacer a
la gente.
―Lo es si es a costa de tu propia salud mental. Te mereces hacer lo que
te hace feliz a ti tanto como cualquiera al que haces feliz
comprometiéndote cuando no quieres―digo en voz baja.
Sus ojos se abren. Me preparo para otro arrebato, lo que significa que
me toma desprevenido cuando obtengo lo contrario.
Solo una declaración plana, un frío despido.
―Vete a la mierda, Jax. A la mierda todo lo que acabas de decir.
Me estremezco. Las maldiciones de Hailey, especialmente dirigidas a
mí, son como un cuchillo en el corazón.
―Bien, rompamos, entonces. Si es lo que quieres.
Nunca había oído su voz tan fría.
Levanto mi mirada vacilante para encontrarme con la suya. Todavía
tiene los brazos cruzados y me ve con un nivel de odio e ira que nunca
pensé que vería en la dulce niña que solía seguirme cuando era pequeña.
Me rompe el maldito corazón.
―Lo siento ―me atraganto―. Espero que puedas entender por qué
estoy haciendo esto.
―No lo entiendo ―dice con frialdad―. Todo lo que veo es que te das
por vencido con nosotros.
Niego con la cabeza, bajando la mirada.

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The Fight Game #2
―Nunca podría hacer eso. Solo estoy tratando de hacer lo mejor para
nosotros. ―Trago saliva antes de verla de nuevo―. Simplemente no
quiero ser un rebote.
Y así, toda la ira y la frialdad abandonan su cuerpo como un suspiro
que abandona sus pulmones.
―Nunca podrías ser un rebote ―dice con voz conmocionada. Traga,
luciendo un poco asustada―. Tú eres Jax ―susurra entrecortadamente.
Mierda, lo que me hace eso. Nunca pensé que dolería escuchar a alguien
decir Jax y Hailey en la forma inevitable en que siempre se ha dicho.
Pero esto... ¿escucharla decir mi nombre así? Duele.
Su pánico aumenta. Comienza a arrastrar los pies donde está parada, la
emoción se acumula detrás de sus ojos.
―No eres un rebote, lo juro. Eres... ―Ve hacia otro lado, mientras su
inquietud aumenta―. Eres todo.
Cuando se gira hacia mí, casi caigo de rodillas al ver el dolor en sus
ojos.
―Solo dime lo que quieres y lo arreglaré. Dime lo que necesitas de mí.
―Su voz se quiebra cuando agrega―: Por favor.
―No puedo, bebé ―susurro―. Necesito que hagas esto por ti misma.
Su pánico se intensifica y su respiración comienza a volverse más
rápida.
―No hagas esto ―suplica―. Por favor, no me dejes. Solo...
Intentémoslo de nuevo. Seré más fuerte, lo prometo.
Renuncio a tratar de mantener la distancia entre nosotros y doy un paso
para pararme frente a ella. Dudo por un momento, pero luego, cuando me
doy cuenta de que no se está alejando de mí, tomo su mejilla de nuevo,
esta vez con ambas manos.
―Necesito que seas más fuerte sin mí ―susurro.
Una lágrima rueda por su mejilla, y juro que puedo escuchar mi
corazón romperse por la mitad ante la vista.

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The Fight Game #2
Y mierda, solo quiero que vuelva la ira. Puedo lidiar con la ira.
No puedo lidiar con la tristeza.
―No puedo hacer esto sin ti ―solloza, sus lágrimas ahora caen más
rápidas―. Eres lo único que me mantiene unida. Yo… yo no puedo…
―Entierra su rostro en mi pecho, abrazándome con fuerza.
Envuelvo mis brazos a su alrededor, queriendo protegerla del dolor y
del daño, aunque sé que soy yo quien lo inflige.
―Te prometo que no te abandonaré ―murmuro en su cabello―. Esto
no significa que nunca me volverás a ver. Sigo aquí, me sigues
importando tanto como siempre. Eso nunca, nunca cambiará. Te lo
prometo.
Ella se aparta para verme, su expresión se vuelve suplicante.
Conmoción. Ira. Pánico. Tristeza. Desesperación.
No puedo manejar nada de eso. Estoy muriendo por dentro.
―Por favor, no hagas esto ―suplica, con el rostro húmedo y la nariz
rosada―. Por favor. ―Su mirada recorre mi rostro, buscando cualquier
señal de ayuda. No sé si puede ver el dolor que se siente grabado por
todas partes, pero lo que sea que ve no la tranquiliza en absoluto. De
hecho, parece estar más desesperada, porque recurre a lo que sabe que
amenaza más mi determinación.
―Jax, por favor ―susurra.
Mis ojos se cierran, y una sola lágrima rueda por mi mejilla ante el
sonido de mi nombre como una súplica en sus labios.
―Lo siento ―me atraganto. Me inclino hacia adelante para presionar
un beso en su frente, demorándome con el contacto porque sé que será el
último por un tiempo―. Lo siento tanto. Nunca quise hacerte daño.
Trato de dar un paso atrás, pero no puedo obligarme a alejarme de ella.
No puedo dejar de abrazarla.
Aprieto mi frente contra la suya y respiro hondo y entrecortadamente.
―Quiero que encuentres a esa niña que conocí cuando me mudé al

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vecindario, la que exigió que la llevara al cine. La adolescente que bailaba
The Fight Game #2
porque la hacía feliz. La mujer en la que te convertiste y que encarnaba la
bondad mientras aún vivía su vida y hacía lo que quería. Esa es la Hailey
que quiero que vuelvas a encontrar, y por mucho que quiera hacerlo por
ti, creo que tienes que hacerlo por tu cuenta.
Ella llora lágrimas silenciosas, agarrando mi camisa en sus manos, y
cuando aparto suavemente sus manos, me doy cuenta de que, incluso
llorando, es la mujer más devastadoramente hermosa que he visto en mi
vida.
No me cuesta mucho empujarla para que me suelte. Cuando lo hace,
parece resignada, cansada, como si ya no tuviera fuerzas para luchar
contra mí.
Camino hacia la puerta antes de que mi corazón pueda ganar la batalla
de cancelar todo. Cada paso es una lucha, y lo más probable es que sea un
testimonio de mi entrenamiento que mi fortaleza mental me empuja hacia
adelante.
Aun así, no puedo dejar de verla cuando llego a la puerta. No se ha
movido ni un centímetro, solo sigue viéndome con una mirada de triste
resignación.
Intento hablar, pero las palabras no me salen. Me aclaro la garganta y
vuelvo a intentarlo.
―Quise decir lo que dije sobre no esperar que me esperes. Quiero que
hagas lo que te parezca correcto, lo que sea que te convierta en esa Hailey
que siempre he amado, pero… quiero que sepas que te estaré esperando.
Nunca querré a nadie más que a ti, e incluso si te lleva años… ―Mis ojos
se llenan de más lágrimas, y lucho por parpadear para alejarlas, pero mi
voz todavía se quiebra cuando digo―: Espero que algún día vuelvas a mí.
Ella se rodea a sí misma con un sollozo, y al ver sus lágrimas frescas, el
cuchillo con el que nos he estado cortando lentamente es arrancado de mi
corazón y me desangra.
No vuelvo a mirar atrás cuando salgo del apartamento y cierro la puerta
detrás de mí.

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The Fight Game #2

27
Observo la puerta cerrarse con una horrible sensación de final. No solo
porque Jax no bromea sobre algo como esto o cambia de opinión, sino
porque se siente definitivo. Puedo sentir el dolor en mis huesos. Puedo
sentir la soledad en cada aliento que aspiro a mis pulmones.
Al pensarlo, empiezo a hiperventilar. Lucho por inhalar suficiente aire,
tomando respiraciones cortas que rápidamente se convierten en
sibilancias. Me acurruco sobre mi estómago mientras me dejo caer en el
sofá, mi cabeza cae automáticamente entre mis rodillas.
Mierda. ¿Qué acaba de suceder?
Lucho por entender el hecho de que Jax, uno de mis mejores amigos,
acaba de romper conmigo. Después de apenas unas semanas y sin previo
aviso.
Ante ese pensamiento, siento un destello de ira. Se pierde en el fuego
del dolor, pero inmediatamente me doy cuenta de que es más fácil de
manejar.
Me aferro a eso.
Me siento enojada porque me abandonó. Enojada porque tomó esta
decisión sin hablar conmigo.
Enojada porque cree que sabe lo que es mejor para mí.
Mi resentimiento crece. ¿Cómo se atreve a suponer que sabe por lo que
pasé? ¿Quién es él para tomar decisiones por mí? Él no sabe de lo que está
hablando. No tiene idea de lo que necesito.

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The Fight Game #2
¿Cómo se atreve a decirme que estoy rota y que necesito que ser
arreglada? ¿Y que él sabe cómo arreglarme?
Dejo que la ira crezca y crezca hasta que mis lágrimas se convierten en
lágrimas de rabia. Estoy temblando de furia, apretando y aflojando los
puños mientras trato de recordarme a mí misma que debo respirar.
Pero cuando la puerta se abre y entran Remy y Tristan, los muros de ira
resultan completamente inútiles contra el río de dolor. En el momento en
que hago contacto visual con una sorprendida Remy, me doblo y dejo que
las lágrimas corran libremente.
No comprendo la maldición murmurada por Tristan o la forma en que
le susurra algo a su novia antes de salir corriendo por la puerta. Ni
siquiera me doy cuenta de que Remy se acerca a mí con pasos cautelosos,
porque estoy llorando demasiado como para notar nada más allá del
dolor profundo.
Dios, duele. ¿Cómo pudo hacerme esto? ¿Cómo pudo dejarme así?
―Hailey ―dice mi hermana mientras se mueve para sentarse a mi lado
en el sofá―. ¿Qué pasó? ¿Qué está sucediendo?
Me toma unos minutos poder siquiera intentar hablar. Remy se queda
a mi lado, acariciando mi brazo en un esfuerzo por consolarme.
―Él… yo... ―empiezo, pero todavía estoy llorando demasiado y
tratando de hablar solo me hace jadear por aire.
―Respira hondo ―murmura Remy.
Me toma un minuto respirar sin sentir que estoy hiperventilando, pero
eventualmente me calmo lo suficiente como para decir:
―Él me dejó.
Remy se congela.
―¿Jax?
Asiento, incapaz de decir su nombre en voz alta.
―Él lo terminó, dijo que quería espacio.

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The Fight Game #2
No dice nada, pero puedo sentir la tensión en su postura. De repente,
recuerdo algo que dijo Jax antes, y luego mi cuerpo también se congela.
―Tú le dijiste que lo hiciera ―respiro, y la veo en estado de shock, los
detalles del comentario de Jax se cristalizan en mi cabeza―. Lo hizo por
tu culpa.
Ella retrocede sorprendida.
―Nunca le diría que hiciera eso.
―No directamente, pero lo hizo por lo que tú se lo dijiste. ―Me pongo
de pie de un salto y la veo fijamente, mientras mi ira regresa―. Tú eres la
razón por la que me acaba de dejar.
Y aún así, la ira es diez veces más fácil de manejar que el dolor. Así que
la abrazo. La abrazo y apunto a mi hermana, ignorando mi subconsciente
que susurra que nada de lo que mi hermana pueda hacer merecería mi
ira.
―¿Por qué no pudiste simplemente dejarnos ser felices? ¿Te molestó
tanto que a tu mejor amigo le pudiera gustar tu hermana menor? ¿O fue
el hecho de que no te pidió permiso antes de follarme?
Remy se estremece ante mis groseras palabras.
―Hailey, nunca querría…
―Le dijiste que era demasiado pronto. Le dijiste que me diera espacio.
¿Cómo pensaste que se lo tomaría? Probablemente piensa que esa fue tu
forma de no dar tu aprobación.
Ella no puede hacer contacto visual conmigo mientras sus manos se
mueven inquietas en su regazo.
―Puedo hablar con él, nunca quise que él...
Me río, el sonido es cruel y áspero. Siento que estoy perdiendo la
cabeza, ni siquiera me reconozco en este momento, pero el dolor en mi
pecho me está convirtiendo en otra persona por completo.
―Ve a hablar con él, ve y hazle saber que hizo lo correcto. No necesito
a alguien que le tenga demasiado miedo a mi hermana para estar
conmigo.

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The Fight Game #2
Ante eso, frunce el ceño y finalmente me ve a los ojos.
―Jax nunca te haría daño porque me tiene miedo. Siempre estás por
encima de mí cuando se trata de ese hombre. ¿Cómo es que no lo sabes?
Tropiezo en mi ira. Una parte de mí sabe que él siempre ha sido más
protector conmigo, pero me está costando mucho reconciliar ese lado de
él con el que acaba de salir por la puerta.
―Eso es difícil de creer cuando él nunca te dejaría atrás ―espeto.
Se pasa una mano por el rostro con frustración.
―Él te ama, Hailey. Estoy segura de que pensó que tenía una buena
razón...
Con esa sola palabra, toda la lucha desaparece de mí, y me quedo
exhausta.
―No quiero hablar más de esto ―interrumpo―. Solo quiero ir a la
cama.
Por un momento, parece que va a pelear conmigo por esto e intentar
obligarme a hablar más al respecto, pero debe ver algo en mi rostro que
le hace saber que sería una batalla infructuosa. Ella asiente y se levanta
del sofá.
―Te dejaré sola. Solo... avísame cuando quieras hablar de eso.
―Agarra el bolso que dejó caer en la puerta cuando entró y se dirige hacia
su dormitorio, pero antes de cruzar la puerta, se detiene y levanta su
mirada hacia la mía, la culpa brilla clara como el día en sus ojos.
»Lo siento ―susurra entrecortadamente―. No quiero que seas infeliz
nunca. Si esto es mi culpa, lo siento mucho. ―Hay lágrimas brillando en
sus ojos cuando ve hacia otro lado, pero no puedo tranquilizarla en este
momento. Solo la veo hoscamente.
Al darse cuenta de que no voy a decir nada, entra en su dormitorio. Con
el sonido de su puerta cerrándose, se me escapa un suspiro, como si
finalmente pudiera aliviar algo de la presión en mi pecho.

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The Fight Game #2
Pero no hace nada por el dolor. Siento que finalmente puedo dejarme
llevar, hacer lo que sea natural ahora que estoy sola, pero eso no
disminuye la sensación de que mi alma se desangra con cada respiración.
Me acurruco en el sofá y sucumbo a mis pensamientos y sentimientos,
y dejo que cada pensamiento confuso, frustrado y enojado pase por mi
mente.
Por el resto de la noche, me acurruco como un ovillo en mi cama
improvisada y me dejo arrastrar por el dolor.

Aunque mi raro descanso de dos días del trabajo termina siendo


beneficioso, no es tan agradable como esperaba. En lugar de gastarlo con
Jax, cocinando juntos, riéndonos de los recuerdos de la infancia y creando
nuevos, perdiéndonos el uno en el otro entre las sábanas, se gasta en
comida de mierda y televisión basura que solo se usa para distraerme.
No digo una palabra. Remy intenta que hable con ella, pero apenas le
doy más que un gruñido de reconocimiento, e incluso esos son escasos.
Me estoy revolcando y lo sé, pero me siento traicionada por las dos
personas más importantes de mi vida y no puedo reunir la energía para
siquiera intentar arreglarlo.
Cuando regreso a trabajar el martes, tengo un rostro estoico del que
incluso Tristan estaría orgulloso.
Y me doy cuenta de que Jax puede haber estado en lo cierto cuando dijo
que soy capaz de separar mi yo laboral del resto de mi vida, porque a
pesar del dolor que todavía me pudre dentro, nunca sería capaz de decirlo
mirándome.
Me pongo mi máscara de servicio al cliente y hago los movimientos.
Por días, les doy a mis empleados y a mis clientes el mismo nivel de
atención que habrían recibido cualquier otra semana, y cuando Stacey me
lleva a un lado el viernes y me pregunta si he pensado más en su oferta,
le digo la verdad: que estoy en medio de una crisis existencial que solo
una chica de 21 años podría atravesar y todavía estoy tratando de

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The Fight Game #2
averiguar qué quiero hacer con mi vida, tanto con la escuela como con el
café.
―Sigue pensando ―me dice―. No te lo habría ofrecido si no hubiera
pensado que ambas estábamos listas y destinadas para esto.
Su honestidad es lo que me lleva de vuelta a la conversación que tuve
con Jax al respecto. Le doy vueltas a sus palabras una y otra vez en mi
cerebro mientras termino mi turno, hasta el punto de que estoy tan
distraída con mis propios pensamientos que ni siquiera me doy cuenta de
que Remy entra al café.
―Ya cerramos ―digo por encima del hombro, levantando la última
silla sobre la mesa.
Cuando no escucho nada en respuesta, me giro hacia la puerta, lista
para descargar mi frustración en cualquier cliente idiota que no pueda
leer un maldito letrero.
Pero cuando veo a mi hermana de pie junto al puesto de recepción, con
las manos entrelazadas nerviosamente y su expresión suplicante, mi ira
se desinfla.
No digo nada, solo espero a que me diga por qué está aquí. Apenas
hemos hablado en toda la semana. En las noches que ella no está en el
gimnasio, entierro mi nariz en mi computadora e ignoro cada intento de
conversación que me lanza.
Pero estoy cansada de pelear con mi hermana. Nunca habíamos pasado
por algo así y la distancia está empezando a desgastarme.
Inconscientemente, sé que la ruptura no es su culpa, pero fue difícil verla
y saber que su comentario hacia Jax jugó un papel en que me dejara.
Extraño a mi hermana. Mi determinación ya se ha debilitado lo
suficiente esta semana, así que cuando me pregunta si quiero tomar un
trago y hablar, asiento sin pensarlo dos veces.
―Solo déjame cerrar. Terminaré en diez minutos.
Asiente y me deja seguir trabajando. En el momento en que tengo la
llave en la mano lista para cerrar, el silencio ha crecido hasta un nivel
incómodo. Lo cual es decir algo porque nunca he sido una gran habladora.

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The Fight Game #2
―Vamos por la calle ―dice ella, rompiendo el silencio―. Será lo
suficientemente lento como para que encontremos un sitio donde
sentarnos.
Asiento con la cabeza y la sigo a través del restaurante.
Remy nos lleva directamente al bar, donde pide una IPA amarga, como
sabía que haría.
―Tomaré una Corona cargada ―respondo automáticamente.
Luego me estremezco cuando el recuerdo regresa de golpe.
―Tendrás que decirme qué hay en eso ―dice el barman con una
mirada aburrida.
―Es solo una Corona y un trago de tequila ―respondo simplemente.
Veo a Remy observándome por el rabillo del ojo y sé que se pregunta por
qué estoy bebiendo licor puro, pero ella no hará ningún comentario al
respecto, por supuesto, y si sabe que las Coronas cargadas son cosa de Jax,
no lo menciona.
―¿Lo has visto? ―pregunto sin verla directamente.
Ella se estremece ante mi pregunta contundente, pero asiente de todos
modos.
―Sí.
―¿Cómo está? ―Intento que mi voz sea lo más plana posible, pero no
estoy segura de cuánto lo estoy consiguiendo. Me estoy aferrando a su
respuesta mucho más de lo que debería hacerlo una mujer que se respeta
a sí misma y ha sido abandonada recientemente.
―No muy bien ―murmura―. Se ve tan congelado como tú. Lo cual
dice algo sobre su estado mental porque ese hombre es más expresivo que
cualquier otro hombre que haya conocido. Simplemente parece que está
siguiendo los movimientos.
Un destello de alivio se mezcla con una punzada de dolor al saber que
está luchando. Nunca le desearía el mal a ninguno de mis amigos, pero
me ayuda saber que no soy la única afectada.

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The Fight Game #2
―¿Qué pasó, Hailey? ―pregunta en voz baja―. Jax tampoco quiere
hablar conmigo. No tengo idea de qué pasó o cómo solucionarlo. Ustedes
dos pasaron de asquerosamente perfectos a... esto. Ayúdame a entender.
―Traga saliva y no me ve mientras susurra―: Y si fue mi culpa, déjame
arreglarlo.
Exhalo una respiración pesada y cansada. No quiero culparla más. Ya
no quiero esta distancia entre nosotras. Extraño a mi hermana.
Antes de que pueda lanzarme a la sórdida historia, el barman nos pasa
las bebidas. Remy toma su IPA, pero antes de que pueda pensarlo mejor,
me tomo el trago de tequila solo. Todavía me estremezco y lo sigo con la
Corona, pero es mucho mejor de lo que hubiera hecho la desgarradora
Hailey.
―¿Me puedes dar otro? ―le digo al barman. Él solo asiente y me sirve
otro, pero en lugar de tomar este también, lo vierto en la cerveza y la agito.
Solo después de haber tomado un gran trago empiezo a hablar.
»Dijo que quería darme espacio ―comienzo―. Dijo que cree que nos
metimos en esto demasiado rápido y que no quiere ser solo un rebote para
mí.
Remy ve la cerveza que tiene en la mano, pero no lo suficientemente
rápido como para ocultar el destello de culpa en su rostro. Obviamente sé
que esas fueron sus palabras para Jax, así que no fue exactamente una
sorpresa escucharlo usarlas como excusa, o verla sentirse culpable por
ellas.
Me siento cansada.
―Dijo que me estoy apoyando demasiado en él. Que soy demasiado
cohibida por culpa de Steve y demasiado insegura de mí misma para
existir sin una relación ―continúo a pesar de ver la mueca de dolor de
Remy por el rabillo del ojo.
Genial, incluso mi hermana piensa que soy patética.
―Y la cereza del pastel fue mi supuesta incapacidad para comunicarme
de manera efectiva en una relación. De nuevo, la culpa la tiene Steve. Dijo
que estoy demasiado acostumbrada a ignorarlo o a enojarme

2
irracionalmente cuando intentamos solucionarlo. ―Me río, el sonido es
The Fight Game #2
estridente y lastimero―. Así que, básicamente, dependo de una relación,
pero al mismo tiempo, en realidad no soy capaz de funcionar dentro de
ella. Todo lo que escucho es un escenario de perder/perder. De cualquier
manera, termino luciendo como una idiota débil y patética.
―No ―ladra Remy de repente, y me giro hacia ella sorprendida. Sus
ojos están fijos en los míos y me está lanzando dagas con la mirada,
claramente enojada.
»No te atrevas a jugar el juego de ay de mí en este momento ―dice
bruscamente―. Sé que estás triste, pero no puedes hundirte en ese
agujero de mierda del que te acabamos de sacar. Eres mejor que eso.
Solo puedo parpadear en estado de shock. Mi hermana nunca es dura
conmigo, y en este momento parece francamente enojada.
Debe sentir que se está poniendo demasiado fuerte porque suspira y
libera la tensión de sus hombros.
―Hailey, sabemos lo que Steve te hizo. Todos lo vimos. Ese hombre
explotó tu autoestima hasta hacerla añicos solo porque quería el desafío
de tratar de derribar a una mujer fuerte. ―Su mirada se endurece de
nuevo―. No dejes que gane. En este momento, mañana, dentro de diez
años, no dejes que nada te haga volver a ser lo que Steve te manipuló para
que creyeras. Eres fuerte, amable, capaz e inteligente, y nada de lo que
alguien diga, incluido Jax, incluyéndome yo, debería hacerte pensar lo
contrario.
Trago saliva, repentinamente abrumada por las palabras de mi
hermana. Ella tiene razón, por supuesto. Las palabras de Jax me han
hecho volver a caer en mi vieja costumbre de creerme todo lo que me dice
el hombre de mi vida, incluso ir un paso más allá por mí misma para
ganarle la partida. Es más fácil oírlo de mi cabeza que de sus labios.
Suspiro derrotada y vuelvo a mi cerveza.
―Quitaré la parte de autodesprecio, pero eso no cambia el hecho de
que ese es básicamente el mensaje que recibí de Jax. Me dio 'espacio'
porque piensa que dependo demasiado de él. No cree que pueda curarme
de la mierda de Steve si está lo suficientemente cerca como para usarlo
como muleta.

2
The Fight Game #2
Giro mi cerveza en la barra mientras me permito considerar las palabras
de Jax por primera vez desde que las dijo. ¿Me estaba apoyando demasiado
en él? ¿He estado arrastrando demasiado de mi equipaje en mi relación con Jax?
Remy hace eco de mis pensamientos mientras pregunta en voz baja:
―¿Puedes pensar por qué diría que eres demasiado dependiente de él?
¿Pasó algo?
Suspiro de nuevo, más fuerte esta vez. Estoy tan cansada de tener dolor.
―Quiero decir, todo comenzó porque no le dije que no quería ir al
gimnasio, y él se estaba esforzando mucho para que admitiera que no
quería ir.
―Entonces, ¿por qué no dijiste que no?
―Porque claramente, Jax quería que fuera o no lo habría ofrecido.
Entonces, ¿por qué le diría que no? Me gusta hacerlo feliz.
Remy solo me ve por un momento, claramente tratando de tener
cuidado con lo que quiere decir.
―Porque ¿qué hay de hacerte feliz a ti? ―finalmente pregunta en voz
baja―. ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo que te hizo feliz?
Veo a mi hermana.
―Hago eso un montón de veces ―espeto―. Jax me hace feliz. Pasar
tiempo contigo me hace feliz. Están actuando como si yo fuera una
miserable que sigue a todos como un cachorro triste.
Ella niega con la cabeza, la tristeza es evidente en sus ojos.
―En primer lugar, nadie piensa eso. En segundo lugar, no solo estoy
preguntando sobre las cosas que te hacen feliz, estoy preguntando cuándo
priorizaste tu felicidad. ¿Cuándo fue la última vez que te elegiste a ti
misma a pesar de que te incomodó o molestó a alguien más?
Pongo los ojos en blanco y abro la boca para responder, pero...
―Oh ―respiro.
Remy solo me asiente con tristeza.

2
Salgo de mi aturdimiento y lo intento de nuevo.
The Fight Game #2
―Pero nunca he sido una persona egoísta. Quiero decir, ya me conoces,
siempre he complacido a la gente. ¿Por qué es un problema ahora?
―Porque estás en un nivel en el que te duele ahora. Porque ni siquiera
crees que puedes decir que no desde que Steve te convenció de que no
mereces defenderte, y Jax probablemente vio eso, y se preocupó por ti lo
suficiente como para querer eso para ti.
Giro mi cerveza de nuevo, sintiéndome incómoda con esta revelación.
―Pero ¿por qué tuvo que dejarme para que eso sucediera? ¿Por qué no
simplemente ayudarme a convertirme en una persona más fuerte? No es
como si no lo estuviera haciendo ya. Entonces, ¿por qué ahora? ¿Por qué
así?
―Porque realmente no puedes aceptarlo mientras él está lo
suficientemente cerca como para sostener tu mano. Probablemente quiera
que descubras ese nivel de confianza en ti misma. ―Duda y luego
pregunta―: Hace un par de semanas dijiste algo acerca de que no podías
tomar una decisión sobre algo hasta que hablaras con Jax. ¿Eso tuvo algo
que ver con esto?
Abro la boca para contarle sobre la oferta de Stacey, pero cuando me
doy cuenta de que no lo he considerado lo suficientemente en serio como
para contárselo a Remy, dejo caer la cabeza avergonzada.
―Stacey me ofreció el café ―murmuro, mi rostro se calienta.
―¡¿QUÉ?! ―grita―. ¿Cuándo pasó? ¡¿Por qué no me lo dijiste?!
Me estremezco.
―Lo siento, debería habértelo dicho. En realidad, no quiero tomarlo y
Jax y yo tuvimos una pelea extraña por eso, así que realmente no quiero
hablar más de eso.
―¿Por qué no lo tomarías? ―Remy pregunta con una expresión de
sorpresa―. Eso es una locura. ¡Ese es todo tu sueño!
Por alguna razón, cuando Remy es la que lo presenta así, parece
ridículo.

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The Fight Game #2
Pero trato de defender mi razonamiento de todos modos. Tartamudeo
en mi defensa, tratando de recordar por qué me sentía tan inflexible al
respecto con Jax.
―¡Porque estoy en la escuela en este momento! Porque soy demasiado
joven, no estoy lista.
Remy sigue mirándome como si tuviera tres cabezas, o más bien, como
si no tuviera ninguna, ya que ella me ve como si fuera una idiota.
―¿De qué estás hablando? Puede que el nombre de Stacey esté en el
café, pero has estado manejando esa cosa prácticamente desde que te
mudaste a la ciudad. Tiene tu nombre escrito por todas partes. Para ser
honesta, me sorprende que le tomó tanto tiempo ofrecértelo.
Solo puedo parpadear hacia mi hermana con incredulidad y pánico.
―¿Qué hay de la escuela? ¡Todavía me quedan dos años más!
Remy simplemente agita una mano en el aire como si eso no importara.
―No necesitas un título si te ofrecen el trabajo de tus sueños sin él. No
estoy diciendo que no hayas aprendido valiosas habilidades comerciales
en los últimos dos años, está bien, tal vez solo una, todos saben que el
primer año es una broma, pero puedes aprender mucho más de la
experiencia de la vida real. Probablemente puedas correr en círculos
alrededor de los graduados del programa de negocios incluso ahora.
―Ella entrecierra sus ojos hacia mí en acusación―. Además, dime que
Stacey no se ofreció a mostrarte las cuerdas primero.
Agacho la cabeza para que no pueda verme a los ojos.
―Sí, eso es lo que pensé. Entonces, ¿Por qué lo rechazas? ―empiezo a
responder, pero ella me interrumpe con un firme―. ¿Por qué lo rechazas
en realidad?
Mi reacción inmediata es defenderme y seguir argumentando que no
estoy preparada para este tipo de responsabilidad, pero Remy me ve con
una mirada tan intensa que me obligo a pensar en eso por un minuto
primero.
―Yo… no lo sé ―finalmente admito―. Creo que ambas cosas siguen

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siendo ciertas, pero supongo que una parte de mí está asustada de no
The Fight Game #2
poder manejarlo. Quiero decir, mierda, es una gran responsabilidad ser
dueña de tu propio negocio.
Una sonrisa burlona se extiende por el rostro de Remy.
―¿Cuándo empezaste a maldecir, hermanita?
Mi sonrisa se siente tensa e inusitada en mi rostro, pero genuina, no
obstante.
―Es algo nuevo para cuando estoy lidiando con emociones intensas.
Ella solo se ríe.
―Me gusta. ―Pero luego se pone seria y vuelve su atención a mí―.
Está bien tener miedo, pero la mayoría de las veces vale la pena hacer
cosas a pesar de tener miedo. Esta es una de ellas.
No respondo, solo tomo otro trago de mi cerveza y reflexiono sobre sus
palabras.
―Okey, ¿qué pasa con la escuela, entonces? ¿Por qué es tan importante
terminar tu licenciatura? Aunque claramente no la necesitas para
conseguir el trabajo de tus sueños.
Empiezo a responder, pero cierro la boca y la veo furiosamente por ese
último golpe, solo se ríe y levanta las manos en señal de rendición.
―Supongo que pensé que no podías conseguir ningún trabajo que
valiera la pena sin una licenciatura. No hace falta decir que tu currículum
es diez veces más sólido con un título, así que comenzar la escuela parecía
lo más obvio, y obviamente terminar se sintió aún más obvio, puesto que
ya he desperdiciado dos años de tiempo y dinero.
―Pero ¿por qué crees que es tan importante? Mamá y papá nunca nos
insistieron en la universidad. Siempre nos decían que había muchas otras
cosas que podrían ser más importantes para nuestras carreras. ¿De dónde
sacarías la idea de que la universidad es el final de todo?
Mis ojos se encuentran con los suyos, la respuesta queda sin decir entre
nosotras. Ambas sabemos exactamente por qué de repente pensé que un
título era tan importante. Estoy harta de decirlo en voz alta.

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The Fight Game #2
Estoy harta de admitir que una persona tenía tanto control sobre mi
mente y mis emociones.
―Parecía lo correcto ―murmuro―. Me sentí como una perdedora
saltándome un año después de la preparatoria. Todo lo que hice fue
trabajar.
―Y mudarte a la ciudad y conseguir un trabajo y hacer amigos y
aprender un montón sobre la vida. Eso es todo lo que hiciste, y eso ni
siquiera habla del hecho de que echaste raíces para encontrar un lugar que
ahora te ofrece tu sueño en un plato.
Comienzo a hurgar en la etiqueta de mi botella de cerveza.
―Entonces, ¿qué se supone que debo hacer, simplemente dejarla?
¿Después de haber gastado dos años de mi tiempo y dinero?
―Siempre puedes regresar si realmente quieres, no es como si fuera un
desperdicio total. Si dentro de un año decides que fue un error dejarla,
puedes regresar de inmediato. No hay daño, no hay falta. ―Me ve con
una expresión casi suplicante. Como si me estuviera rogando que
entendiera lo que está diciendo―. Pero la alternativa si no lo haces es
perder tu sueño.
Me estremezco y dejo caer mi cabeza entre mis manos.
―Todo esto es una locura. Quiero decir, estamos hablando de que yo
compre un café. ¿Qué chica de 21 años hace eso?
Remy solo se encoge de hombros.
―Si fueras como otros jóvenes de 21 años, no te importaría una mierda
desperdiciar tus años universitarios porque estarías más preocupada por
emborracharte y tener sexo. Así que no le daría mucha importancia a eso.
―Pero ¿y si fallo? ―pregunto―. ¿Qué pasa si esto resulta ser un gran
error?
Se encoge de hombros de nuevo.
―Es una posibilidad, pero es aún más probable que lo logres, como ya
lo estás haciendo. La mayor parte de la presión está en tu cabeza, pero,
honestamente, Hailes, todo se reduce a arriesgarte, y tan cliché como

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The Fight Game #2
suena, terminarás arrepintiéndote de las cosas que no hiciste más que de
las cosas que hiciste. Así que parece una obviedad, aunque obviamente
eres la única que puede tomar esa decisión.
―Okey ―digo en voz baja―. Tienes razón, vale la pena pensarlo, al
menos.
―Eso es todo, chica ―sonríe―. Y si decides no seguir adelante,
también te apoyaré en eso. Quiero que hagas lo que se siente bien, solo no
quiero que tomes ninguna decisión basada en las razones equivocadas.
Asiento hoscamente.
―Lo sé, puedo entender eso. ―La veo nerviosamente, dudando antes
de expresar mi siguiente pensamiento―. Lamento haberme enojado
contigo después de Jax. Lamento haber sido una perra total esta semana.
Ella me agita una mano en el aire como si eso no importara de nuevo, y
una vez más recuerdo cuánto aprecio a mi hermana y mi vínculo con ella.
―Estabas molesta, puedo entenderlo. No hay nada por lo que
disculparse. ―Pero luego la expresión fácil en su rostro cae―. Yo también
estaría triste sin Jax.
―¿Tú... ―trago nerviosamente y lo intento de nuevo―. ¿Crees que
realmente terminamos? ¿Debería siquiera pensar en lo que se necesitaría
para cambiar de opinión y volver a estar juntos?
La sonrisa de Remy es triste.
―No me preocuparía por nadie más por un tiempo, Hailes. Deberías
concentrarte en controlar tu propia felicidad, tu propio poder. Cuando
estés lista, si ustedes dos todavía quieren estar juntos, lo lograrán. Lo
prometo.
Contengo las lágrimas que amenazan con desbordarse ante la idea de
que realmente se acabó con Jax. Tal vez no para siempre, pero por primera
vez en más de una década, estoy realmente sin mi mejor amigo.
Y duele jodidamente demasiado.
Pero luego pienso en lo que dijo Remy, sobre tomarme un tiempo para
encontrar mi propia felicidad.

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The Fight Game #2
Y de repente, eso ya no suena como la peor idea.

Durante la próxima semana, no puedo dejar de reproducir las palabras


de Remy y Jax en mi cabeza. Me convencí de las reacciones defensivas y
furiosas que surgen automáticamente y, en vez de eso, me obligué a
pensar por qué mis dos mejores amigos, y las personas que más admiro
en el mundo, parecen pensar que necesito ser más egoísta sobre mi
felicidad.
Trabajo en el café con mi habitual nivel de enérgico profesionalismo.
Nunca he vacilado en mi trabajo, y en el transcurso de estos pocos días se
hace evidente lo buena que soy en eso.
Manejo a los proveedores y las entregas sin problemas, tengo control
total sobre mis empleados y todo lo relacionado con la gestión de
personas, y manejo fácilmente a los clientes con gracia, incluso Stacey
elogia mi control de hierro.
―¿Has pensado más en mi oferta? ―me pregunta durante un turno
particularmente desafiante.
Trago nerviosamente. He estado pensando en eso. Casi constantemente.
No solo sobre el café, sino también sobre cómo la escuela se relaciona con
esto.
―Lo he hecho ―respondo―. Y tengo algunas preguntas, si tienes algo
de tiempo para hablar hoy.
Stacey ve su teléfono.
―Hoy no, pero me alegro de que estés tomando mi oferta en serio. Por
tu mirada de ciervo en los faros, pensé que te había asustado para
siempre. ¿Podemos charlar el lunes? Me gustaría asegurarme de tener
suficiente tiempo para tener esta conversación contigo.
Asiento con la cabeza.
―El lunes está perfecto. Gracias.
Ella me sonríe y se aleja para terminar sus tareas finales del día.

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The Fight Game #2
―Lunes, entonces. Es una cita.
Para cuando termina mi turno, estoy lista para despedirme de esta
semana. Estoy exhausta, tanto por los desafíos en el trabajo como por los
pensamientos repetidos que me dan vueltas en la cabeza como bolas de
billar. Necesito despejar mi cerebro.
Es noviembre en Filadelfia, lo que significa que hace frío, pero todavía
no tanto; no nevará hasta después del año nuevo, y hay algo acerca de
caminar por Rittenhouse Square en un fresco día de otoño que me anima
un poco. Un paseo debería despejarme la cabeza.
Me dirijo hacia el parque y respiro hondo, desacelerando mi corazón e
intentando pausar mis pensamientos. Pienso en los ejercicios de
respiración que aprendí cuando solía bailar y ahora los incorporo.
Justo cuando el recuerdo de mis ejercicios de baile aflora, un negocio
me llama la atención al final de la cuadra. Acelero el paso, sintiéndome
atraída por el espacio incluso antes de que mi cerebro comprenda lo que
estoy viendo.
Es un estudio de baile. Miro adentro y veo una clase de baile de hip-
hop, alrededor de una docena de bailarines contando los pasos y
practicando una rutina en secciones. Parece una clase intermedia, no tan
intimidante como la famosa compañía de baile del otro lado de la ciudad,
y cuando veo alrededor del estudio, noto las imágenes en las paredes de
muchos estilos de baile diferentes. Veo alguna clase de jazz, lírica,
moderna, incluso se ofrecen clases de ballet. Parece un estudio normal,
destinado a cualquiera que quiera probar una clase de baile.
Es exactamente el tipo de estudio que solía amar. El tipo de baile que
hice en mi tiempo libre, que me hizo feliz y que me presentó a amigos con
los que no he hablado en mucho tiempo.
Y lo extraño. Lo extraño porque dejé de ir a clases cuando Steve y yo nos
mudamos juntos. Me hizo desistir con sus miradas de decepción y su
silencio. Cuando realmente, necesitaba aliento.
Me congelo cuando mi cerebro se pone al día con los pensamientos en
mi cabeza.

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The Fight Game #2
Y al igual que en el momento en que me di cuenta de que Steve era un
narcisista, ahora me doy cuenta de lo equivocada que estaba sobre tantas
cosas que se me quedaron grabadas en la cabeza. Sobre la escuela, sobre
trabajos, mis pasatiempos, todo, y aunque ya sabía que su objetivo
principal era alejarme de las cosas que me traían felicidad fuera de él,
siento que solo ahora estoy entendiendo cuán profundo en mi psique
realmente llegó.
Y en ese momento, decido que voy a quemar hasta la última gota de la
toxicidad de mierda de Steve de mi cerebro. Me obligaré a reconocer mis
inseguridades y mis dudas, y las veré a la cara mientras las derribo. Cada
día. Ahora sé que son las pequeñas cosas que se acumularon para formar
estos conceptos erróneos generales, lo que significa que serán las
pequeñas victorias de cada día las que las derribarán, pero cada día, daré
un paso más cerca de recuperar mi vida. De recuperarme a mí misma.
Una ola de empoderamiento me recorre el pecho y me endereza la
columna. Una enorme sonrisa divide mi rostro y abro la puerta del
estudio de baile.
Comenzar con algo que me haga feliz.

Dos meses después

Me derrumbo en mi sofá con un gemido de cansancio.


―¿Ya trajimos todo? ―Aiden dice desde donde desapareció en mi
habitación con la última de mis cajas de mudanza.
―No hay nada más en el camión ―responde Max mientras camina por
la puerta.
―Sí, creo que eso fue lo último ―confirma Tristan mientras coloca mi
freidora en el mostrador de la cocina y ve alrededor del apartamento.
Observo el puro caos de cajas, plástico de burbujas y suciedad de los
zapatos de los chicos. Solo les tomó a los tres una hora y media (incluido

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el viaje a Fishtown) para mudarme del apartamento de Remy a mi
The Fight Game #2
pequeño apartamento de una habitación, y aunque sé que me llevará una
eternidad desempacar mi ropa y organizar mi millón de artículos de
cocina, no siento más que orgullo y satisfacción al ver mi nuevo hogar.
―¿Necesitas ayuda con algo más? ―Remy ofrece mientras dirige una
mirada cautelosa a la abrumadora cantidad de cajas en la cocina, sin duda
tratando de descubrir cómo alguien podría necesitar algo más que una
freidora y una máquina para hacer sándwich de queso a la parrilla.
Niego con la cabeza.
―Eso fue todo. Lo que queda es desempacar, pero lo haré esta semana.
El desfase de horario me está matando demasiado para comenzar esta
noche.
Tristan niega con la cabeza mientras pasa un brazo alrededor de Remy.
―Todavía no puedo creer que programaras un viaje a Europa y una
mudanza a un apartamento nuevo en la misma semana. Estás loca.
Dejo escapar lo que solo puede llamarse como un gruñido cansado en
acuerdo. Él no está equivocado.
―Tendrás que decirnos cómo estuvo Roma ―dice Max, apoyándose
contra la puerta principal―. Remy dijo que tienes que ver la Roma de los
lugareños, la escena de la fiesta y todo. Me encantaría escuchar sobre eso.
Tal vez Aiden y yo planeemos un viaje.
―Me parece bien ―sonríe Aiden en respuesta―. Las chicas italianas
son sexys. No me importaría trabajar un poco en mis países europeos que
tengo en la lista.
Max pone los ojos en blanco.
―¿Sí? ¿Y Dani? Pensé que ella pondría un alto a cualquiera de tus listas.
Aiden lo despide.
―Actúas como si estuviéramos saliendo. No hay nada exclusivo en
nosotros y es igual de probable que se acueste con una chica italiana.
―Mete las manos en sus pantalones de chándal y estudia a su mejor
amigo―. No actúes como si no me conocieras, o a ella, para el caso. ―Él
arquea una ceja deliberadamente.

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The Fight Game #2
Max sonríe, mientras Tristan ahoga su propia sonrisa tosiendo. Remy
solo pone los ojos en blanco de una manera que solo puede transmitir el
mensaje de que ustedes son unos cerdos.
No tengo idea de qué conversación secreta están teniendo en este
momento.
―No creo que puedan manejar a las chicas italianas de cualquier
manera ―les digo a Aiden y Max―. Se comen hombres americanos para
el desayuno, y luego sus hombres te beben debajo de la mesa por la noche.
Los ojos de Aiden se estrechan con incredulidad.
―Eso es una mierda ―argumenta.
Niego con la cabeza con una risita.
―Les daré el número de mi primo si realmente quieren planear un
viaje. Él estará feliz de mostrarles el lugar. ―Me pongo de pie y veo a
Tristan para intentar una vez más ofrecerles dinero―. ¿Estás seguro de
que no puedo pagarles? Ustedes no tenían ninguna razón para ayudar.
Siento que me estoy aprovechando de ustedes.
Pero antes de que la pregunta haya salido de mi boca, Tristan sacude la
cabeza.
―Este va por la casa, pequeña Porter ―asiente Aiden―. Además, Jax
nos mataría si…
Se corta a sí mismo, y sus ojos se agrandan cuando se da cuenta de lo
que acaba de dejar escapar.
Ante la mención de su nombre, mi garganta se cierra de inmediato.
Trato de tragar contra la sequedad, pero es inútil, el recordatorio ya está
ahí, y es tan doloroso hoy como lo fue el día que se fue.
―Mierda, lo siento ―murmura Aiden tímidamente.
Me aclaro la garganta y empujo más allá de la incomodidad.
―Al menos déjenme invitarles una ronda de bebidas ―ofrezco―. ¿La
próxima semana, tal vez? Una vez que pueda quedarme despierta hasta
pasadas las 8 p. m. de nuevo.

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The Fight Game #2
Max y Aiden asienten bruscamente, claramente incómodos con la
tensión.
―¿Estás segura de que no necesitas nada más? ―pregunta Remy―.
Los chicos tienen que ir al gimnasio, pero yo puedo ayudarte a comenzar
a desempacar. ¿O simplemente podemos pasar el rato?
Niego con la cabeza.
―No, está bien, tengo que ir a la cafetería para avisarle a Stacey que
estoy de vuelta y revisar el horario, luego me voy a dormir por unas
catorce horas.
Remy suspira.
―Está bien. Entonces te dejaremos. Avísame si necesitas algo.
Le sonrío a mi hermana y asiento.
―Lo haré. Muchas gracias chicos por ayudar hoy, realmente lo aprecio.
Todos salen en fila del apartamento, Remy me da una sonrisa y un
cariñoso empujón y susurra orgullosa de ti antes de irse.
Una vez que cierro la puerta principal detrás de ellos, me derrumbo en
el sofá de nuevo. Gimo al saber que realmente necesito levantarme e ir al
café antes de que cierren. Tal vez un viaje de una semana a Italia no fue la
mejor idea cuando tengo tantas cosas que hacer.
Pero apago ese pensamiento tan rápido como vino. Estoy harta de
poner las cosas en un segundo plano. Lo hice durante demasiado tiempo
y ya no lo haré más.
Han sido dos meses de vivir con esta nueva mentalidad de haz lo que te
haga feliz, y hasta ahora me ha servido bien, por decir lo menos. Me hizo
abandonar un programa universitario que me hacía sentir miserable, me
motivó a hacer realidad mi sueño de ser dueña de un café, a hacer un viaje
que había pospuesto durante años y me ayudó a redescubrir mi
individualidad al encontrar mi propio espacio y perseguir mis propios
pasatiempos. Han sido dos meses ocupados, pero también los más
increíbles.

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The Fight Game #2
Y como siempre sucede cuando pienso en todo lo que he hecho
recientemente, mi mente regresa al punto de inflexión donde todo
comenzó.
A Jax.
Dejo caer mi cabeza en el sofá con una fuerte exhalación. Nunca duele
menos pensar en él. Todavía estoy tan enamorada de él como lo estaba el
día que se fue. Ninguna cantidad de tiempo disminuirá eso.
Solo lo he visto dos veces desde esa noche, una vez porque tenía algo
importante que darle a Remy en el gimnasio, y otra vez cuando todos los
luchadores aparecieron en el bar en el que estaba. Ese momento fue el que
más apestó porque ambos tratamos de tener una pequeña charla entre
nosotros antes de que yo saliera corriendo del bar cuando no podía pasar
un minuto más sin llorar. Me dolió aún más porque pude ver su dolor
cuando me di la vuelta.
Y por mucho que muera todos los días por volver con él, algo me
detiene. Simplemente no se siente... bien.
No porque no crea que Jax y yo estemos destinados a estar juntos.
Sino porque tenía razón al terminar con nosotros.
Sacudo el feo pensamiento de mi cabeza. No lo terminó. Nos puso en
pausa. Él nunca terminaría con nosotros.
Pero cada día, es un poco más difícil convencerme de eso. ¿Qué pasa si
estaba diciendo la verdad en ese momento, sobre querer tomar un
descanso, pero ahora ha pasado demasiado tiempo? ¿Qué pasa si tardé
demasiado en entender mi mierda y ahora ya no me quiere?
Es un feo ciclo de pensamientos. En los días buenos, puedo creer que
Jax hablaba en serio cuando dijo que me esperaría, pero en los días malos,
casi puedo convencerme de que estoy hecha un desastre y que me demoré
demasiado.
Otro suspiro pesado escapa de mis pulmones. Tomo una respiración
profunda y luego exhalo de nuevo.
Cada vez que quedo atrapada en este caótico ciclón de preocupaciones,

2
tengo que recordarme a mí misma que por mucho que amo a Jax, por
The Fight Game #2
mucho que me muera por aparecer en su puerta y rogarle que me acepte
de nuevo, parte de mí estaría mintiendo porque aún no estoy lista.
Todavía necesito algo de tiempo para adaptarme a mi nueva vida, a mis
nuevos objetivos profesionales y pasatiempos, con mis amistades
reavivadas, y ya sea que Jax y yo terminemos juntos o no, aun así me salvó
cuando me dejó ir.
Me permito meditar unas cuantas respiraciones más antes de ponerme
de pie y prepararme para caminar hacia el café, pero antes de cerrar la
puerta, me tomo un momento para ver alrededor de mi nuevo
apartamento. Mi nuevo hogar.
Y me permito sentirme agradecida. No solo por las cosas buenas que
existen en mi vida en este momento, sino por el poder que encontré en mí
misma para crear estas cosas. Porque yo traje esto a buen término. Encontré
la fuerza para ir tras lo que me hace feliz y para crear este espacio y esta
increíble vida para mí, y pase lo que pase después, sigo ganando en el
juego de la vida.
Salgo al pasillo y cierro la puerta detrás de mí.
Solo tengo que esperar que Jax pueda esperar un poco más antes de
estar lista para ganarlo como premio final.

2
The Fight Game #2

28
Un mes después

―¿Estás seguro de que no quieres venir con nosotros a buscar comida?


―Tristan pregunta mientras guarda el resto de su bolso de gimnasia.
Niego con la cabeza.
―Estoy bien. Gracias. Solo voy a hacer algunas rondas más y luego me
iré a casa para hacer algo de trabajo para esta semana.
Tristan suspira y sé lo que va a decir incluso antes de que abra la boca.
Es un buen amigo y no me ha presionado, incluso cuando sé que
realmente quiere hacerlo, pero lo conozco mejor que a mí mismo, y sé lo
que me va a decir. Sé que ha llegado a su límite.
―No puedes hacer esto por mucho más tiempo, hombre ―dice en voz
baja. Desafortunadamente―. Han pasado tres meses. Todo lo que haces
es entrenar y trabajar. Ni siquiera comes como antes. ¿Cuánto tiempo más
vas a vivir esta vida vacía?
Me encojo de hombros.
―Por todo el tiempo que me apetezca. Me siento bien así.
―Sentirse bien no es una victoria. Necesitas descubrir cómo volver a
ser tú mismo, porque esta no es la respuesta. Te estás matando, Jax. ―Él
niega con la cabeza―. No le devolviste la vida a Hailey solo para poder
deshacerte de la tuya.
No tengo respuesta a eso.

2
The Fight Game #2
Tiene razón, por supuesto. No estoy haciendo nada más que
lastimarme viviendo así. Debería estar feliz de que Hailey hizo lo que dije
y descubrió cómo seguir adelante, y no deprimirme porque no trató de
forzarse a sí misma a regresar a mi vida para tratar de convencerme de
que cometí un error. Debería estar viendo esas pocas semanas como un
regalo, y debería estar viviendo mi vida como si estuviera mejor por eso.
Pero no puedo. No importa lo que haga, no puedo dejar de sentir que
me falta una parte completa de mí mismo. Me siento destrozado y sin
vida, y me he sentido así desde el momento en que salí del apartamento
de Remy hace tres meses.
Tristan sale del gimnasio sin esperar a que responda. Él sabe que no lo
haré, sabe con lo que estoy lidiando, ya que lo pasó hace poco con Remy.
La diferencia es que él no perdió a un amigo también. Un amigo con el
que pudiera hablar, con el que pudiera contar. Que ya había amado
durante años, y su angustia no duró lo suficiente como para tener que
descubrir quién es sin su chica.
Sacudo la cabeza para despejarme de los pensamientos cada vez más
en espiral. Aprieto las vendas en mis manos y me pongo los guantes,
luego me dirijo a la sala de sacos para golpear unos sacos pesados.
Cada golpe afloja un poco más el agarre alrededor de mi corazón. Solo
en estos momentos siento que puedo respirar, y aunque la contracción
regresa inmediatamente después de que dejo de moverme, disfruto de
estos entrenamientos como un alivio momentáneo del dolor.
También es la única vez que puedo pensar en Hailey sin dejarme
atrapar por un vórtice de angustia. Con mi mente enfocada
principalmente en que mi cuerpo no se mate a sí mismo, me permite
pensar en ella casi objetivamente por un momento.
Durante mucho tiempo, luché con la pregunta de si tomé la decisión
correcta. Durante semanas, pensé en cómo Hailey debió haber pensado
que la abandoné, o que no pensé que valía la pena, o que Dios no quiera
que ella fuera solo otra chica para mí. Le pedí un descanso, por el amor de
Dios. ¿Podría haber sonado como un idiota más estereotipado?

2
The Fight Game #2
¿Por qué no me quedé a su lado y simplemente sostuve su mano en
todo? ¿Por qué pensé que dejarla era la respuesta?
Pero luego, una tarde, unas pocas semanas después de ese horrible día,
escuché a Remy decirle a Tristan que Hailey había decidido dejar la
universidad y comprar el café, que estaba ridículamente feliz con la
decisión y tan orgullosa de sí misma que era de lo único que podía hablar.
Y eso en sí mismo consolidó mi decisión para mí. Si Hailey pudo volver
a encontrar el tipo de confianza para tomar una decisión de ese tamaño
por su cuenta, entonces, con suerte, fue mi empujón lo que hizo que
cayeran las fichas de dominó. E incluso sin los detalles menores que
obtuve escuchando a escondidas durante las semanas posteriores a eso
(que ella comenzó a bailar de nuevo, que encontró su propio apartamento,
que hizo un viaje sola), supe que hice lo correcto.
Incluso si sentía que me estaba muriendo lentamente por sus efectos.
No importa que se haya olvidado de mí. No importa que esté en el
mismo estado hueco de alternar el dolor y la nada en la que caí el día que
salí de su vida. Si ella es feliz, valió la pena. Eso es todo lo que siempre he
querido para Hailey, y si me tomó ser un rebote para que ella diera ese
paso, que así sea. Yo llevaría esa cruz.
Solo tendría que descubrir cómo vivir con eso, incluso si estaba
haciendo un trabajo de mierda en ese momento.
Mis golpes nunca disminuyen la velocidad, incluso cuando mis
pulmones arden y mis músculos comienzan a gritarme. Empujo a través
de todo, incluso aumento mi velocidad y continúo lanzando cada onza
restante de energía en mis golpes.
Si no me derrumbo como un montón de tierra en el suelo, no estoy lo
suficientemente entumecido.
Justo cuando creo que ese objetivo en particular podría cumplirse,
escucho el chirrido de una puerta. No se registra lo suficiente como para
detener mi asalto al saco, ya que siempre hay mucha gente caminando
por aquí fuera de horario, pero cuando la puerta de la sala de sacos se
abre, finalmente veo hacia las escaleras.

2
Y enseguida me quedo helado cuando veo a Hailey de pie en el rellano.
The Fight Game #2
Detengo el pesado saco en su lugar justo antes de que gire hacia atrás y
casi me derribe.
No puedo quitarle los ojos de encima.
Una parte de mí está preocupada de haber perdido la cabeza o haber
trabajado mi cuerpo hasta el agotamiento lo suficiente como para estar
alucinando porque no tiene sentido que ella esté aquí, y no se parece a
Hailey.
Sigue siendo hermosa, tan hermosa como siempre lo ha sido. Sus ojos
azules brillan, nunca se alejan de mí mientras coloca un mechón de cabello
detrás de su oreja y da un paso adelante para apoyarse en la barandilla
que da a esta habitación. Físicamente, se parece a ella misma.
Es su aura la que es diferente.
Esos mismos ojos azules ahora tienen un sentido inquebrantable de
confianza. Esos labios rosados que he besado sin sentido y con los que he
fantaseado todos los días están rodeados de líneas de expresión, y ese
cuerpo que he adorado con asombro y devoción, ahora exuda una
sensación de gracia segura de sí misma de la que la princesa Diana estaría
orgullosa.
Ella es jodidamente impresionante.
Entre mi entrenamiento y la apariencia de Hailey, estoy literalmente sin
aliento. Mi pecho está agitado por el esfuerzo de tomar el oxígeno que
necesito desesperadamente en este momento.
Ella solo me ve fijamente, sin sonreír del todo, pero definitivamente sin
verse triste tampoco. Solo... pensativa.
Después de unos momentos, y después de que de alguna manera me
las arreglo para recuperar el aliento, su labio finalmente se levanta en una
pequeña sonrisa.
―Hola ―susurra.
Mi corazón pasa de mil millas por hora a una línea plana con solo esa
palabra.
―Hola ―me las arreglo para responder.

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The Fight Game #2
Sin quitarme los ojos de encima, se aparta de la barandilla y empieza a
bajar las escaleras, creo que no respiro todo el tiempo. Cuando finalmente
se detiene frente a mí, tengo que recordarme a mí mismo que debo tomar
aire para no desmayarme antes de darme cuenta de lo que está haciendo
aquí.
No la he visto en tres meses, aparte de esa vez en el bar y mi acecho
ocasional fuera del café, y no puedo adivinar por qué está aquí. A lo largo
de las semanas, me convencí de que ella ya habría vuelto a mí si quisiera,
y como no lo ha hecho, eso obviamente significa que me ha superado. Que
lo que teníamos no era tan importante para ella como lo era para mí. Así
que en este momento, definitivamente parece demasiado esperar que ella
esté aquí por mí. Es más probable que quiera un cierre entre nosotros.
Solo me observa mientras estos pensamientos pasan por mi cabeza, y
juro que realmente puede escucharlos. Sus ojos comienzan a brillar con
un toque de tristeza, y cuando empieza a hablar, hay tristeza en sus
palabras.
―Te odiaba al principio ―dice en voz baja―. No entendía por qué me
habías dejado, o cómo pudo haber sido tan fácil para ti.
Mis ojos se agrandan y abro la boca para refutar que todo esto fue fácil,
pero me detiene poniendo una mano en mi brazo, y ese pequeño contacto
es suficiente para hacer que mi corazón tartamudee, lo suficiente para que
tenga que luchar para no arrodillarme y pedirle perdón.
Ella sigue hablando.
―También estaba enojada con Remy. Estaba enojada con todos. Me
sentía unida y como si me estuvieran tratando como si fuera una niña rota
y frágil. Me sentí peor que con Steve.
Un sonido de dolor sale de mi pecho ante eso. Abro la boca para volver
a intentar interrumpirla, pero esta vez ella se acerca y me pone la mano
en el pecho. Está tan cerca de mí que podría inclinarme un poco hacia
adelante y rozarle la frente con los labios, tal como lo he hecho miles de
veces antes y como si estuviera prácticamente temblando por hacerlo
ahora.

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The Fight Game #2
Sé que está tratando de decirme algo, pero no puedo dejar que continúe
sin decir:
―Nunca quise lastimarte. Tienes que creerme, Hailey. Siempre he
querido...
Me interrumpe con un susurro:
―Jax, por favor.
Me trago el gemido que quiere salir cuando pronuncia esas palabras.
Mi corazón se siente como si estuviera siendo destrozado ante su
admisión de dolor, y necesito todo mi ser para no empezar a hablar de
nuevo, pero tomo una respiración profunda y temblorosa y asiento con la
cabeza para que continúe.
Ella espera hasta que sabe que estoy listo para escuchar antes de
empezar de nuevo.
―Me mató cuando te fuiste. No solo porque me dejaste, sino porque
odiaba estar sin ti. No eras solo mi mejor amigo, eras Jax. ―Por primera
vez desde que entró, su compostura parece tropezar y su voz se quiebra
cuando dice―: Una parte de mí murió por dentro cuando te fuiste.
Me ahogo con un grito y me inclino hacia adelante para presionar mi
frente contra la suya. Solo puedo susurrar lo siento una y otra vez mientras
estamos ahí, apoyándonos el uno en el otro en nuestra vulnerabilidad.
Mueve su mano de donde nunca se apartó de mi pecho, para tomar mi
rostro en su palma, tirando ligeramente hacia atrás para poder verme. Las
lágrimas brillan en sus ojos, pero nunca caen, y luego veo que su escudo
de fuerza vuelve a su lugar.
―Pero luego me di cuenta de que nunca lo habrías hecho sin una buena
razón ―comienza de nuevo, su mirada nunca deja la mía―. Toda mi vida,
siempre has sido mi protector. Me protegiste de todo daño, grande o
pequeño, porque eso es lo que eres. Nunca me habrías lastimado a menos
que fuera para evitarme un daño aún mayor.
Solo puedo asentir, mi garganta está demasiado llena de emoción para
responder.

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The Fight Game #2
―Así que me puse a pensar en lo que dijiste cuando te fuiste. Traté de
ponerme en tu lugar para poder entender por qué lo hiciste, y me di
cuenta de que todo lo que dijiste esa noche tenía razón, aunque no
quisiera escucharlo. A pesar de que me mató escuchar que estaba rota y
necesitaba sanar, me lo dijiste de todos modos. Porque sabías que
necesitaba sanar, y hacerlo yo misma. ―Duda por un momento, y su voz
se quiebra cuando pregunta―: Lo hiciste porque me amas, ¿no es así?
Mi mirada recorre su rostro, buscando su reacción a esas palabras, pero
ella no me da nada, solo me observa y espera.
Solo puedo asentir en silencio.
Suelta una fuerte exhalación, como si estuviera esperando conteniendo
la respiración a que confirmara lo que sospechaba. Entonces una comisura
de sus labios se levanta en una pequeña sonrisa, aunque parece triste.
―Sé que te dolió hacer eso ―finalmente susurra―. Pero quiero que
sepas que tenías razón. Acerca de todo. Tenías razón sobre mí, y tenías
razón al obligarme a enfrentarlo por mi cuenta. Es posible que nunca
hubiera resuelto mis problemas si te hubiera tenido ahí para apoyarme.
Así que quería darle las gracias. Porque sin esa llamada de atención,
todavía podría estar rota.
Cuando se inclina para darme un beso en la mejilla, mis ojos se cierran
y mi corazón se parte en pedazos irreparables. Esto se siente como un
cierre.
Esto se siente como un adiós.
Ella retrocede.
―Me salvaste ―admite en voz baja―. Me obligaste a lidiar con las
partes de mí que quería enterrar profundamente y olvidar. Tuve que
tomar esas partes y descubrir por qué me estaban lastimando, y luego
hacer cambios para que no me lastimaran de nuevo. Yo empecé a decirle
que no a la gente. Empecé a bailar de nuevo, incluso hice un viaje sola.
Aprendí a hacer de mi felicidad una prioridad. ―Toma mi mejilla en su
mano, y sus ojos buscan los míos―. Pero nunca hubiera hecho eso sin ti,
y no creo que pueda agradecerte lo suficiente por eso, pero… ―Su escudo
cae y la cruda vulnerabilidad brilla a través de sus brillantes ojos azules―.

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The Fight Game #2
Me gustaría pasar el resto de nuestras vidas intentándolo. ―Su voz se
quiebra cuando dice―: Si me aceptas.
Mis ojos se abren. Pensé que esta era su forma de cerrar y romper
oficialmente conmigo, pero esas palabras suenan como…
―¿Quieres estar conmigo? ―Me las arreglo para decir, me aclaro la
garganta y lo intento otra vez―. Quiero decir, ¿volvemos a ser amigos o...
Está sacudiendo la cabeza incluso antes de que haya terminado.
―Ya no puedo ser tu amiga, Jax. ―Fija su mirada honesta en mí otra
vez―. Te amo demasiado como para conformarme con ser solo amigos.
Dejo escapar un suspiro y no puedo pasar otro segundo sin tocarla.
Apenas logro pronunciar en un susurro Hailey antes de tomar su rostro
entre mis manos y acercarla a mí.
En el momento en que nuestros labios se tocan, se siente como si mi
alma hubiera vuelto a la vida. Su gemido solo alimenta las chispas en mi
pecho, sus manos me hacen sentir de nuevo mientras se aferra a mí,
completamente indiferente al hecho de que mi camisa está empapada por
mi entrenamiento. Se presiona contra mí como si no pudiera soportar ni
una pulgada de espacio entre nosotros, como si no pudiera pasar otro
segundo sin recuperar la intimidad que siempre fue tan jodidamente fácil
entre nosotros.
Envuelvo un brazo alrededor de su cintura, con mi otra mano todavía
entretejida en su cabello, y la levanto para acercarla aún más. Profundizo
el beso en el borde del frenesí: no puedo tener suficiente de ella, no puedo
acercarme lo suficiente. No puedo convencerme de que esto es real, que
ella está aquí en mis brazos y que me quiere de regreso.
Después de lo que parece una eternidad, pero al mismo tiempo no lo
suficiente, me obligo a alejarme, pero solo lo suficiente para separar
nuestros labios. Apoyo mi frente contra la suya, y mis ojos se cierran
mientras lucho por recuperar el aliento.
―Lo siento ―susurro. Ella abre la boca para interrumpir, pero la
interrumpo, desesperado por pronunciar las palabras―. Sé que me dirás
que no necesito hacerlo, pero solo necesito decirlo. Siento haberte hecho

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daño. Dios, lo siento tanto. Me mató hacerlo, pero tienes que saber que
The Fight Game #2
nunca te haré daño, nunca más. Lo juro. Prefiero cortarme el brazo que
ser la causa de una lágrima más en tus ojos. ―Me alejo un poco más para
ver su expresión y asegurarme de que está escuchando mis palabras―.
Dime que me crees. Por favor.
Por un momento solo me mira, y no puedo evitar estar hipnotizado por
el cambio en ella. No hay ni una pizca de inseguridad en su mirada en
este momento. Está parada aquí, segura de sí misma, segura de su
decisión. Una decisión que tomó por su cuenta en función de sus propias
necesidades.
―Te creo ―dice en voz baja―. Por supuesto que te creo. Eres mi Jax.
Y mierda, lo que me hace escuchar mi nombre en sus labios.
Con un gemido, caigo sobre ella con mi beso de nuevo. Después de tres
meses, no puedo tener suficiente de su olor, de su sabor, de sentirla en
mis brazos. Estoy obsesionado.
―Te amo ―susurro contra sus labios―. Te amo tanto…
Siento su sonrisa contra mi boca, y el saber que es feliz es suficiente para
enviarme a un frenesí nuevamente, y en este momento, me comprometo
a hacerla sonreír de nuevo.
Me obligo a alejarme y poner un poco de distancia entre nosotros,
aunque no me atrevo a soltarla.
―Vamos a salir de aquí. La próxima vez que me digas que me amas,
quiero estar dentro de ti inmediatamente. No me gusta mucho la idea de
follarte contra un saco pesado.
Ella se ríe, y juro por Dios que extrañaba ese sonido más que nada en el
mundo, pero también tiene un brillo en los ojos porque me ve y susurra:
―Te amo, lo sabes. ―Lo dice con una sonrisa, viendo si iré en contra
de lo que acabo de decir y la follaré aquí mismo, en este momento.
Gruño y alcanzo debajo de sus muslos para envolver sus piernas
alrededor de mi cuerpo, y aunque estoy tentado a follarla contra un saco
pesado, estoy más interesado en llevarla a casa.

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The Fight Game #2
―Traviesa ―murmuro mientras muerdo su cuello―. Te has vuelto
más traviesa. ―Sin dejarla en el suelo, empiezo a subir las escaleras y a
través del gimnasio.
―Algunas cosas han cambiado ―admite en voz baja.
Solo la veo con una sonrisa, haciéndole saber en silencio que estoy
emocionado de navegar esas nuevas aguas con ella, que la llevaré como
sea que sea, ahora y para siempre.
―Te llevaré a casa ―le digo mientras la dejo para cambiarme la
camiseta y tomar mi bolso de deporte.
Acabo de sacarme la camiseta sudada por la cabeza cuando dice
simplemente:
―No.
La veo sorprendido.
―¿No?
Y de nuevo, está esa sonrisa traviesa. Me ve como si estuviera orgullosa
de sí misma y emocionada por su secreto, todo a la vez. Ella asiente y dice
de nuevo:
―No. No vamos a tu casa.
Finalmente, me doy cuenta y una sonrisa se desliza lentamente por mi
rostro mientras la pura alegría se extiende por mi pecho.
―Sí, señora.
Hace un gesto hacia la camiseta limpia que tengo en la mano como
diciendo date prisa. Solo niego con la cabeza, sintiéndome divertido y
orgulloso de este lado mandón de ella.
―Vamos a mi casa ―declara―. Aún no he bautizado mi nuevo
apartamento.
El comentario es inmediatamente aleccionador. Trago con fuerza,
obligándome a verla a los ojos, aunque estoy jodidamente nervioso por lo
que quiero preguntar.
―¿No estuviste, eh... con nadie más? ―pregunto en voz baja.

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The Fight Game #2
La sonrisa desaparece de su rostro tan rápido como lo hizo en el mío,
aunque donde la mía fue reemplazada por lo que estoy seguro parece
terror, la de Hailey se transforma en tierno afecto.
Ni siquiera duda antes de dar un paso hacia mí y envolver sus brazos
alrededor de mi cintura, levantando la barbilla para que pueda ver la
verdad en su expresión. Con vacilación, coloco mis manos en su cintura,
esperando con gran expectación su respuesta.
―No hubo, y nunca habrá, nadie más ―me dice―. Tú y yo hemos sido
almas gemelas desde que era adolescente, incluso antes de que
pudiéramos ser románticos. Nuestros corazones coinciden, siempre lo
han hecho. ―La incertidumbre entra en su mirada, pero aun así, no aparta
la mirada de mis ojos. Aún así, se mantiene fuerte―. Me perdí un poco en
el camino, pero supe que eras para mí desde la noche en que te alejaste de
mí. Cuando sentí como… como si una parte de mi corazón saliera por la
puerta. Entonces supe que tenía razón sobre lo que sentía cuando éramos
niños. Que tú y yo estábamos destinados a estar juntos. Ni siquiera he
pensado en nadie más desde ese momento. Todo lo que he hecho desde
entonces ha sido para encontrarme a mí misma, sí, pero también para
volver contigo. Porque somos tú y yo, Jax. No hay nadie más.
La tensión abandona mi cuerpo en un santiamén. Habría sido su
derecho tener una cita si quisiera, por supuesto, pero no sabía lo mucho
que necesitaba saber de ella que estaba tan atrapada conmigo como yo lo
estaba con ella. El inmenso alivio casi me derriba.
―Mierda, te amo ―murmuro mientras caigo sobre ella con otro beso.
Ya está envuelta alrededor de mi cintura, así que todo lo que necesito es
dejar caer mi cabeza para presionar mis labios contra los suyos. Ella me
recibe con las mismas ansias que yo siento, esa misma desesperación por
volver a conectar de cualquier forma posible, y me toma varios largos
segundos retroceder lo suficiente como para llevar un poco de aire a mis
pulmones y responder a su declaración, e incluso así, solo puedo ir tan
lejos como para poner unos centímetros entre nuestros labios.
»Yo también lo siento ―digo en voz baja―. Eres todo para mí, seguro
que lo eres. Me he estado muriendo pensando que no iba a poder estar
contigo, y eso es porque sabía que nunca habría otra persona más

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The Fight Game #2
adecuada para mí que tú. Soy tuyo, Hailey. Ayer, hoy, dentro de diez
años. Por todo el tiempo que me quieras, soy tuyo.
Sus ojos se cierran y deja caer su frente contra la mía. Observo cómo
una mirada de paz la inunda, y me pregunto si siente que se quita el
mismo peso de su pecho que el mío.
―Llévame a casa, Jax ―susurra, apretando su agarre sobre mí de una
manera que me hace pensar que nunca querrá soltarme.
Asiento y presiono un beso en su frente, murmurando:
―Sí, mi reina.

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The Fight Game #2

EPÍLOGO
―Mierda, Hailey, te sientes tan bien ―gruñe Jax.
Me inclino hacia atrás para apoyarme en sus muslos, dándole una mejor
vista no solo de la longitud de mi cuerpo sino también de dónde está
desapareciendo dentro de mí mientras lo muevo.
―Oh, mierda ―gimo cuando golpea un punto muy dentro de mí que
inmediatamente enciende chispas. Mis ojos se cierran y mi cabeza cae
hacia atrás con un gemido mientras soy arrastrada por la sensación.
―Jesucristo, eres tan sexy ―jadea con voz adolorida. Siento que su
agarre se aprieta en mis caderas―. ¿Tienes alguna idea de lo sexy que te
ves ahora montando mi polla así? Podría correrme solo con verte.
Estoy demasiado envuelta en el tsunami de placer que se me viene
encima para responder con palabras. Solo aumento el ritmo de mis
caderas, con la desesperación liderando mis movimientos.
Se levanta hasta quedar sentado para poder acercarme más y succionar
un pezón en su boca. Gimo por la sensación, pero la nueva posición y su
cercanía no me permiten moverme tan rápido o tan profundamente como
quiero. Así que coloco una mano en su pecho y lo empujo de vuelta a la
cama, inclinando mi peso hacia adelante y aumentando el ritmo de mis
caderas.
Puedo sentir el orgasmo acercándose a mí, y lo necesito.
Sus ojos se abren con sorpresa por el movimiento agresivo, pero luego
su expresión rápidamente se calienta.

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The Fight Game #2
―Esa es mi chica ―susurra―. Toma lo que necesites de mí. Monta mi
polla así. Quiero sentir que te obligas a correrte.
Y como siempre lo hacen, sus sucias palabras me llevan al límite.
―Mierda, sí ―gruñe, su agarre en mis caderas continúa moviéndome
a través del clímax, pero antes de que haya terminado realmente, desliza
sus manos debajo de mis nalgas y me cambia en un movimiento para
sentarme a horcajadas sobre su rostro.
Grito por el repentino cambio de posición, pero él ya está perdido en
comerme, así que el sonido cae en oídos sordos. Está tan hambriento de
mi placer que un orgasmo se catapulta inmediatamente a otro.
Me desplomo de lado sobre la cama mientras mis músculos se relajan.
―Mi turno, bebé ―murmura, poniéndose de rodillas y pasando una
mano por mi espalda. Murmuro algo incoherente.
Tira de mi trasero en el aire y toma su lugar detrás de mí. Es gentil
cuando se desliza dentro de mí, aunque incluso con sus embestidas lentas,
mi placer no tarda mucho en aumentar y mis gemidos comienzan de
nuevo.
―Silencio, bebé, o mis papás te escucharán ―dice con voz áspera.
Mi boca se cierra de golpe ante el recordatorio. Es tan fácil perderse en
Jax cuando es así. Olvidé por completo que actualmente estamos follando
en la habitación de su infancia en la casa de sus papás.
Me las arreglo para sofocar mis sonidos por un rato, pero cuando
comienza a empujar más fuerte, más profundo, es casi imposible quedarme
callada.
―¿Necesito mantenerte callada? ―gruñe, y sonaría molesto si no
conociera a Jax tan bien como lo hago. No está molesto, está excitado ante
la idea de ocupar mi boca con algo.
Lo amo cuando es así, todo alfa y sucio. En los últimos meses, ha hecho
realidad todas las fantasías que he tenido. No se inmuta ante nada, quiere
lo que yo quiero y hará cualquier cosa para complacerme. Mi placer le trae
placer, y si eso significa degradarme un poco... entonces eso es lo que va

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a hacer.
The Fight Game #2
Solo para burlarme de él, no reprimo mis gemidos. No son lo
suficientemente fuertes como para alertar a sus papás en el piso de abajo,
pero son suficientes para obligar a Jax a actuar.
Siento que la cama se mueve cuando se desliza fuera de mí y se mueve
fuera de la cama. Curiosa, me empujo en mis manos y veo por encima de
mi hombro, esforzándome por ver lo que ha planeado.
Observo mientras se agacha para escarbar en nuestra pila de ropa en el
suelo, contengo el aliento cuando lo veo sacar el cinturón de las trabillas
de los pantalones.
Él sonríe cuando me ve mordiéndome el labio con una sonrisa.
―Me encanta cuánto amas mis cinturones ―dice con una sonrisa. No
quito los ojos de él, y mi cuerpo gotea de anticipación mientras camina
hacia mi cabeza, con su cinturón sostenido como una ofrenda en su mano.
―Abre ―ordena.
Abro la boca obedientemente, con mi mirada fija en su expresión
ansiosa.
Empuja el cinturón doblado por la mitad entre mis labios y espera hasta
que muerdo el cuero antes de soltarlo. El peso de la hebilla tira hacia abajo
lo suficiente como para obligarme a mantener los dientes apretados para
no dejarla caer.
Jax pasa el dorso de su mano por mi mejilla, el contraste entre su toque
suave y su acción sucia me pone aún más caliente de lo que ya estoy.
Su voz es igual de suave.
―Si lo dejas caer, te daré una nalgada y no dejaré que te corras hasta
que estemos de vuelta en casa.
Mis ojos se estrechan en confusión. El objetivo de esto es mantenerme
callada. ¿Cómo me vas a azotar en silencio?
Él lee mis pensamientos de una manera que solo Jax puede hacerlo.
Como si conociera mis reacciones, sentimientos, cavilaciones, incluso
antes de que yo misma me dé cuenta.
Él sonríe.

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The Fight Game #2
―Donde estaré azotando, no necesitaré ser duro o ruidoso.
Un escalofrío recorre todo mi cuerpo al pensar en él azotando mi coño.
No tengo ninguna duda de que lo haría de una manera que yo disfrutaría,
pero no tengo muchas ganas de probarlo en este momento. Todo lo que
hace es convencerme de que no debería dejar caer el cinturón.
Jax ve la decisión en mis ojos. Asintiendo con aprobación, se aleja de mi
vista hasta que siento que la cama se hunde detrás de mí otra vez y su
mano acaricia la longitud de mi columna hasta mi cintura. Prácticamente
puedo sentir su mirada caliente recorriendo mi cuerpo, y es suficiente
para hacer que mi ritmo cardíaco se dispare con anticipación.
Se desliza dentro de mí y comienza a moverse a un ritmo agitado. No
se está tomando su tiempo ni haciéndome entrar, simplemente está
volviendo a perseguir su placer. Se acabaron las bromas.
No me toma mucho tiempo comenzar a jadear alrededor del cuero en
mi boca, y luego empezar a gemir. Para cuando se me escapan algunos
gemidos, estoy bastante preocupada de que voy a perder este juego.
―No te atrevas a soltarlo ―gruñe detrás de mí. Aprieto mis dientes con
más fuerza, la saliva comienza a gotear de las comisuras de mi boca
mientras lucho por mantener mi mordida, pero me duele la mandíbula y
el placer empieza a hacer temblar mi cuerpo con la necesidad de
mantenerlo a raya para no perder el control.
Aprieto mis músculos en un esfuerzo por controlar las sensaciones.
Oigo que Jax respira con dificultad cuando me aprieto a su alrededor, y
sus movimientos se vuelven más duros, más carnales.
―No lo dejes caer, Hailey ―dice con voz áspera, mientras sus palabras
adquieren un tono desesperado.
Cierro los ojos con fuerza, concentrada únicamente en obedecer. La
saliva gotea de mi boca y cubre el cuero. El dolor en mi mandíbula es
suficiente para amortiguar mis gemidos y evitar que mi orgasmo se
apodere por completo. Siento que las embestidas de Jax se vuelven
frenéticas, pero es una sensación distante, secundaria a mi enfoque en el
cinturón en mi boca.

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The Fight Game #2
―Mierda, mierda, mierda ―Jax comienza a cantar en voz baja, y su
agarre en mis caderas añade otro tinte de dolor a las abrumadoras
sensaciones.
Me suelta con un gemido, empujando profundamente, y yo gimo al
sentir que se corre dentro de mí.
Se desploma sobre mí, y sus manos aterrizan junto a las mías para
sostener su peso.
―Mierda ―dice con voz áspera.
Estoy demasiado excitada por el placer no liberado, y demasiado
concentrada en el maldito cinturón para relajarme. Todo lo que puedo
hacer es mantener mi postura y continuar jadeando alrededor del bocado.
―Buena chica ―susurra en mi oído, presionando un beso en el lugar
justo debajo que siempre me hace temblar. Toma el cinturón de mi boca y
me guía sobre mi espalda, con toque tranquilizador. Cariñoso.
»¿Quieres correrte ahora? ―me pregunta―. Sé que estás sufriendo,
pero lo hiciste muy bien, niña. ―Me aparta el cabello del rostro y se
inclina para besarme, completamente indiferente a mis labios y barbilla
empapados de saliva. La acción, que es a la vez tierna y sucia, es suficiente
para que mi corazón comience a latir a un ritmo acelerado nuevamente.
Se estira a mi lado en la cama, apoyado sobre un codo, depositando
besos a lo largo de mi cuello y hombro mientras su mano recorre mi
cuerpo. Sus dedos hacen su camino entre mis senos, rodeando mis
pezones, pellizcándome rápidamente para hacerme jadear, y luego
bajando por mi estómago y alrededor de mi ombligo. En el momento en
que se mueve más al sur y se desvía para pasar sus dedos por la parte
interna de mi muslo, estoy respirando tan fuerte que se me escapa un
gemido.
―¿Te he dicho alguna vez lo mucho que disfruto correrme dentro de
ti? ―susurra en mi oído, su toque se mueve tan cerca de mi centro que
ahora definitivamente estoy gimiendo, tratando de arquearme con su
toque―. Nunca lo había hecho antes, nunca quise hacerlo. Nunca necesité
reclamar tanto a alguien. ―Sus dedos finalmente llegan a su destino, pero
no me da lo que estoy tan desesperada por conseguir. Solo toca a lo largo

2
The Fight Game #2
de mis labios, la parte interna de mis muslos, en todas partes donde dejó
su marca en mí.
»Porque ¿esto? ―continúa con voz profunda―. ¿Sentir mi semen
saliendo de ti, sabiendo que es mi toque lo que quieres? Nunca me había
sentido más como un hombre que ahora.
No sé si todavía quiere que me calle, pero no puedo estar más tiempo
sin rogar.
―Jax, por favor ―jadeo, arqueando mis caderas, tratando de forzar sus
dedos dentro de mí.
―Mierda, esas palabras ―gruñe mientras se rompe.
Mete sus dedos dentro de mí, y no puedo decir si está trabajando para
darme el orgasmo de todos los orgasmos o tratando de empujar todo su
semen dentro de mí. En este momento, no me importa, todo lo que sé es
que acaba de encender una mecha con sus palabras y está provocando la
explosión con sus dedos.
Mi placer sube más y más alto, mi respiración se vuelve jadeante y mis
dedos agarran las sábanas en un esfuerzo por permanecer atada a este
mundo.
―Jax, yo voy… ―jadeo.
―Esa es mi chica ―gruñe mientras finalmente curva sus dedos y frota
el lugar que está a punto de hacerme volar―. Córrete sobre mi mano
como una buena putita.
Sus palabras me hacen explotar. Un grito sale de mi garganta, sofocado
por la mano de Jax cuando cubre mi boca al mismo tiempo que redobla
sus esfuerzos para prolongar mi orgasmo.
―Mierda, sí ―gime, viendo mi rostro mientras se contrae de placer. Sus
dedos se ralentizan cuando bajo, dejándome jadeando y temblando con
las réplicas.
»Eres tan jodidamente hermosa ―murmura mientras se inclina para
besarme. Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello y le devuelvo el
beso con entusiasmo. Siempre me siento particularmente cariñosa

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después de que sacude mi mundo.
The Fight Game #2
Me sonríe después de alejarse, tomándose un momento solo para verme
y le doy una sonrisa feliz a cambio.
Él se ríe de eso.
―Sin embargo, vas a tener que borrar esa mirada de ebria sexual de tu
rostro antes de que bajemos. No necesito exactamente que mi mamá sepa
que hice que mi novia se corriera lo suficiente como para ver las estrellas.
Pongo los ojos en blanco, pero no puedo fingir mi molestia lo suficiente.
―Tan arrogante ―murmuro mientras acerco su boca a la mía.
El beso no tarda mucho en escalar de nuevo. Justo cuando deslizo mi
lengua sobre la suya, sacando un gemido de su garganta, una voz dice
desde abajo que la cena está lista.
Suelta otro gemido, esta vez claramente frustrado por la interrupción.
―Más tarde ―dice, mordiendo mi labio antes de rodar fuera de mí.
Sonrío. Espero que nunca se canse de mí, nunca pierda el hambre que
siempre brilla en sus ojos cuando me mira, sin importar si ha pasado una
semana desde que me tocó o cinco minutos.
Por alguna razón, el pensamiento me pone seria. Estoy en silencio
mientras me limpio y me pongo la ropa.
Jax se da cuenta, por supuesto. Él siempre se da cuenta.
Me toma en sus brazos antes de que pueda cruzar la puerta.
―Oye ―dice en voz baja―. ¿Dónde te perdí? ¿Qué pasa?
Envuelvo mis brazos alrededor de su cintura y entierro mi rostro en su
pecho, respirando profundamente y absorbiendo la esencia que es Jax.
Cálido, reconfortante, estable. Me ama.
Hace seis meses, hubiera escondido mi preocupación debajo de la
alfombra y me hubiera dicho que era un pensamiento ridículo.
Demasiado estúpido para compartir.
Pero ya no soy esa persona.
Así que retrocedo y veo a Jax a los ojos mientras confieso:

2
The Fight Game #2
―A veces me preocupa que tanta felicidad no sea sostenible. Que
estemos en la fase de luna de miel en este momento, pero que no siempre
se va a sentir así, que tú no siempre me verás como si quisieras devorarme,
y... no sé, solo me preocupa que sea demasiado bueno para ser verdad.
Él no ignora mi preocupación, asiente, como si la entendiera
completamente, y aprieta sus brazos a mi alrededor.
―Sé por qué estás preocupada, pero ¿alguna vez pensaste que es
sostenible? ¿Que tal vez la fase de luna de miel es para parejas que no son
100% adecuadas el uno para el otro de la forma en que nosotros lo somos?
―Hace una pausa para dejarme pensar en eso―. Porque si lo pienso, no
puedo imaginar un día en el que te ame ni una onza menos de lo que te
amo ahora, y definitivamente te amo más hoy que ayer, o hace seis meses.
¿No es así?
Asiento con la cabeza inmediatamente, por supuesto que siento lo
mismo. Cada día pienso que no puedo amarlo más, y cada día me
enamoro más de él. Por supuesto que no puedo imaginar un día en el que
lo ame menos.
Aprieta su abrazo de nuevo.
―Esta no es una fase de luna de miel, niña. Esta es nuestra nueva
normalidad. Está bien acostumbrarse.
Asiento de nuevo, esta vez en acuerdo. Aunque mis días de
preocupación son pocos y espaciados, él siempre sabe exactamente qué
decir para hacerme sentir mejor, sabe exactamente cómo tranquilizarme.
Presiona un beso en mi cabello.
―Confía en mí lo suficiente como para amarte tanto hoy como ayer.
Cualquier preocupación restante deja mi cuerpo en un susurro, luego
entrelazo mis brazos detrás de su cuello y me empujo de puntillas para
poder besarlo mejor con todo el amor que puedo reunir en un beso.
―Te amo ―susurro contra sus labios, mi beso se vuelve urgente
tratando de expresar cuán grandes son mis sentimientos por él―. Hoy,
mañana y todos los días después de eso.

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The Fight Game #2
Su boca se curva contra la mía en una sonrisa. Sus brazos se aprietan
alrededor de mi cintura, y sé que ama estos momentos en los que estoy
abrumada de afecto por él.
―Yo también te amo, niña ―murmura contra mis labios ansiosos―.
Siempre. Para siempre.
Cuando finalmente retrocedo, es justo a tiempo, porque nos llega otra
llamada desde abajo. Desenredo mis brazos de alrededor de Jax y doy un
paso atrás, aunque solo me deja ir hasta cierto punto ya que mantiene mi
mano.
―Deberíamos bajar antes de que envíen a la abuela Birdie a buscarnos
―le digo con una risita.
Jax sonríe, y con esa única sonrisa, me pregunto cómo pensé que mi
amor por este hombre podría desvanecerse. Me aprieta la mano y me
consulta por última vez.
―¿Estás bien? ―murmura.
Sonrío y asiento.
―Estoy bien ―susurro.

La señora Turner está sacando una cacerola del horno cuando


finalmente entramos a la cocina.
―Oh, ahí están ustedes dos ―dice con una gran sonrisa―. ¿Te
divertiste viendo los anuarios de la preparatoria? Él y Remy fueron un
terror durante esos años, pero podría haber jurado que también había
algunos con Hailey en ellos. ¿Los encontraste?
Los labios de Jax se contraen mientras lucha contra una sonrisa.
―Sí, nos divertimos viendo los anuarios. ―Ignora mi pellizco a su
lado―. ¿Necesitas ayuda con algo, mamá?
Ella le da una sonrisa agradecida.
―Si pudieras poner la mesa, sería genial.

2
The Fight Game #2
Jax asiente y se dirige hacia los gabinetes, pero cuando pasa junto a ella,
se detiene para darle un beso en la mejilla y ella le sonríe a cambio.
―Entonces, Hailey, ¿cómo estás? ―me pregunta mientras se quita los
guantes para horno y me presta toda su atención―. ¿Qué hay de nuevo
en tu vida? ¿Sigues viviendo con Remy?
Niego con la cabeza.
―No, encontré mi propio apartamento hace unos meses. Todavía estoy
en el sur de Filadelfia, pero ahora vivo sola.
La señora Turner se gira para ver a Jax donde está contando los
utensilios.
―Eso me recuerda, ¿tú y Tristan van a renovar su contrato de
arrendamiento? Terminará pronto, ¿no?
Jax y yo intercambiamos una mirada, y una sonrisa tira de sus labios.
―No vamos a renovar. Estoy harto de vivir con hombres.
Veo hacia abajo con una sonrisa, sintiendo mi rostro arder con calidez,
incluso la idea de vivir con Jax me hace delirantemente feliz.
La señora Turner asiente solemnemente.
―Puedo entender esa preocupación.
―Oh, por favor ―suena el señor Turner mientras camina hacia la
cocina―. Si no fuera por mí, tendrías pasto hasta arriba, las arañas
correrían desenfrenadas por la casa y no tendrías a nadie con quien
burlarte de esos horribles reality shows de televisión que te niegas a
admitir que te gustan. ―Prácticamente me derrito cuando besa a su
ruborizada esposa y se ríe.
Ella golpea su pecho, con una sonrisa arrastrándose en su rostro.
―No son horribles ―murmura.
Jax le da una palmada en el hombro a su papá cuando pasa a su lado
para agarrar la cristalería.
―Pregúntale a Hailey cómo le va en el trabajo, mamá.

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La señora Turner vuelve su atención hacia mí.
The Fight Game #2
―¿Cómo va el trabajo? ¿Sigues en ese pequeño y encantador café?
Asiento con la cabeza.
―Sí. De hecho, estoy en el proceso de comprarlo.
Los ojos de la señora Turner se agrandan en estado de shock.
―¿De verdad? ¡Eso es increíble, cariño! ¡Felicidades!
No puedo evitar la sonrisa en mi rostro, aunque lo intentara.
―Gracias, ha sido un sueño de toda la vida, así que estoy muy
emocionada.
―¡Oh, es cierto! ―exclama la señora Turner, aplaudiendo―. Siempre
te encantó hornear cuando eras pequeña. Solías hacer esos deliciosos
bizcochos de chocolate doble, si no recuerdo mal.
Asiento de nuevo.
―En realidad, no hornearé como quería cuando era niña, pero será
divertido estar a cargo del menú. Tengo algunas recetas geniales que creo
que a la gente le encantarán.
―Diría que ser capaz de hacer un buen postre es la mejor manera de
hacer que un hombre se enamore de ti, pero parece que ya aprendiste esa
lección.
Todos nos giramos para ver cómo la abuela Birdie entra en la cocina, y
fiel a su estilo, tiene un alfiler de pájaro desagradablemente grande sujeto
a su cabello.
Ella nivela su mirada hacia mí, y contengo el aliento. Conocí a la abuela
de Jax antes, pero nunca en un entorno que no fuera como la hermana
menor de Remy; es de conocimiento público que ella ha estado tratando
de juntar a Jax y Remy durante años, por lo que nunca valió la pena
prestarme atención.
Ahora, ella me está dando toda su atención.
No respiro todo el tiempo que ella me ve de arriba abajo y estoy
bastante segura de que nadie más está respirando tampoco. Siento que
estoy esperando un veredicto que me libere o me envíe a la silla eléctrica.

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The Fight Game #2
―¿Es por eso que le gustas a mi nieto? ―pregunta con una ceja
arqueada―. ¿Por tus… pastelitos?
La señora Turner jadea.
―¡Mamá!
Birdie lanza una mirada inocente a su hija.
―Saca tu mente de la cuneta, Emily. Solo estoy preguntando sobre sus
habilidades en la cocina. Es importante para una mujer poder alimentar a
su hombre.
―De hecho, soy más que capaz de alimentarme solo, abuela, lo creas o
no ―bromea Jax.
Ella agita una mano hacia él sin siquiera quitarme los ojos de encima.
Como si sus esfuerzos por salvarme de su inquisición fueran en vano.
Ella solo espera y mira.
―Él me ama por una serie de razones ―le digo con voz firme―. Estoy
segura de que mis habilidades para hornear y cocinar están entre ellas.
Ella inclina la cabeza, estudiándome.
―¿Sabes? La razón por la que me gustó Remy para Jax es porque ella
era una chica fuerte, que no aceptaba ninguna mierda.
―¿Quién no sabe cocinar? ―interrumpo.
Ella me ignora.
―Siempre has sido la chica dulce y tranquila en el fondo. ¿Cómo sabes
que eres una buena pareja para mi nieto?
Arqueo una ceja, sin apartar la vista ni una sola vez de su mirada fija.
―El hecho de que no sea tan ruidosa como mi hermana loca no significa
que sea débil, o incapaz de igualar el ingenio con una anciana. ―Termino
mi disparo de despedida con un guiño.
La señora Turner inhala sobresaltada.
El señor Turner suspira y niega con la cabeza.

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Jax solo sonríe.
The Fight Game #2
―¿Crees que podrías conmigo, eh? ―Birdie pregunta en un tono
curioso.
Asiento con la cabeza.
―Si vuelves a intentar empujar a Jax hacia mi hermana, te lo garantizo.
Ella sigue mirándome. Por un respiro, y luego dos.
Nunca rompo el contacto visual.
Entonces... ella sonríe.
Una amplia sonrisa que ilumina todo su rostro, y juro que incluso el
pájaro en su cabello se ve más feliz.
―Bien ―dice ella con un asentimiento―. He estado esperando el día
en que alguien me haga frente. Sabía que ese sería el tipo de mujer que mi
Jaxon merecía, e incluso Remy nunca hizo eso. Bien hecho, niña.
La tensión en la habitación se desinfla como un globo. Todos suspiran
audiblemente aliviados, incluida yo misma, aunque espero hasta que
Birdie se gira hacia las botellas antes de soltarlo. Dios sabe que nunca
dejaré que esa mujer tenga ni una pizca de mi miedo.
―Y tienes razón sobre los pastelitos ―dice como una ocurrencia
tardía―. Realmente son el camino hacia el... corazón de un hombre.
Podría contarte una o dos historias sobre mis pastelitos que hicieron que
el abuelo de Jax rogara por...
―¡Birdie! ―grita la señora Turner.
El señor Turner se estremece.
Jax gime y se pasa una mano por el rostro.
Yo solo me río fuerte.
―Felicidades, has vencido oficialmente el último obstáculo ―murmura
Jax en mi oído―. Todo después de esto es pan comido, o un juego de
pastelitos, aparentemente. ―Resoplo por el juego de palabras y me llevo
la mano a la boca, temblando de risa silenciosa.
Como siempre, parece francamente mareado al verme.

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Envuelve un brazo alrededor de mis hombros y pregunta:
The Fight Game #2
―Entonces, ¿qué sigue? Nuestras opciones son ilimitadas. Podemos
hacer lo que quieras.
Envuelvo mis brazos alrededor de su cintura y lo veo con lo que estoy
segura son corazones en mis ojos.
―¿Cualquier cosa? ―susurro con una sonrisa.
La sonrisa que me lanza ilumina mi mundo de la misma manera que lo
ha estado haciendo desde que tenía diez años. De la misma manera que
siempre lo hará.
―Cualquier cosa, niña ―responde.

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The Fight Game #2

CAPÍTULO EXTRA

Cumpleaños de Hailey

Me despierto con una sensación de felicidad.


Me aferro a seguir dormida, queriendo quedarme envuelta en este
maravilloso sueño para siempre, pero cuanto más trato de mantener los
ojos cerrados, más empiezo a darme cuenta de que este sentimiento no es
en realidad un sueño.
Dejo escapar un gemido y abro más las piernas, arqueándome con las
increíbles sensaciones que solo Jax ha sido capaz de evocar en mí.
―Jax, por favor ―susurro, mis manos se hacen puños a mi lado en las
sábanas.
Un gemido de respuesta suena debajo de las sábanas, y tal como lo
imaginé, las palabras resultan en un frenesí de actividad.
Su lengua continúa arremolinándose sobre mi clítoris, pero ahora se
une a la sensación de dos dedos deslizándose dentro de mí, y dejo escapar
otro gemido cuando la ola de mi orgasmo comienza a caer sobre mí.
―Sí, ahí mismo ―susurro―. Jax, mierda, Oh, Dios...
Y cuando la ola finalmente rompe sobre mí, el placer se extiende como
el agua a través de mi cuerpo, y tengo un pensamiento fugaz de que mi
realidad actual es mucho mejor que cualquier estado de sueño.
Finalmente, el placer se desvanece y vuelvo a hundirme en la cama,
suspirando de satisfacción. Me las arreglo para abrir los ojos cuando Jax
comienza a trepar por mi cuerpo y me río cuando su cabeza sale de debajo

2
de las sábanas.
The Fight Game #2
―Buenos días, niña ―ronronea, inclinándose para presionar un dulce
beso en mis labios. Le sonrío, luego lo hago más ampliamente cuando
comienza a dejar un rastro de besos a lo largo de mi mandíbula y mi
cuello.
―Buenos días para ti también ―respondo, levantando mis brazos para
envolver sus anchos hombros y dejando que mis dedos se deslicen por su
cabello rubio―. Esa fue una agradable sorpresa.
Jax muerde mi cuello y de alguna manera el latido en mi núcleo
comienza de nuevo. No tengo idea de cómo, ya que pasamos dos horas
en esta cama anoche haciendo de todo.
―Bueno, hoy es una ocasión especial ―murmura, desviando mi
atención de los recuerdos de anoche―. Quería empezar bien el día.
Arrugo la frente.
―¿Qué día es hoy?
Ante eso, finalmente levanta la cabeza para poder verme. Una pequeña
sonrisa tira de sus labios, la que siempre detiene mi corazón en seco
porque se ve tan feliz cuando me apunta. Con solo esa sonrisa puedo sentir
cuánto me ama.
―Es tu cumpleaños ―responde simplemente.
Al principio solo puedo parpadear con sorpresa, olvidé por completo
que hoy cumplo veintidós años.
Entonces... una gran sonrisa se dibuja en mi rostro, y aprieto mi agarre
alrededor de su cuello y pregunto:
―Entonces, ¿eso significa que tienes grandes planes para celebrarme?
Te diré que espero una atención total y muchos orgasmos y que en general
me trates como una reina hoy.
Lo digo en tono de broma, pero su expresión es todo lo contrario. Roza
la parte posterior de sus nudillos contra mi mejilla y dice en voz baja:
―Quiero hacer eso por ti todos los días.
Mi expresión se transforma de burla a una sonrisa genuina, y me
levanto un poco para besarlo.

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The Fight Game #2
―Lo sé ―le digo―. Y todos los días lo haces.
Deja escapar un suspiro de alivio, y luego su sonrisa vuelve a ser feliz
y enamorada.
―Pero tengo planes para nosotros hoy. ¿Te gustaría desayunar en la
cama o quieres salir a la cocina?
―En un minuto ―murmuro, demasiado excitada por su preocupación
por mí como para concentrarme en la comida en este momento. Lo jalo
hacia abajo para otro beso―. Primero quiero que termines lo que
empezaste.
Se ríe contra mis labios.
―Hailey, se suponía que eso era para tu placer, no para el mío. Estoy
bien sin eso.
―Estoy feliz de escucharlo ―le digo en otro beso―. Pero por otro lado,
no lo soy. ―Envuelvo mis piernas alrededor de su cintura y lo jalo hacia
abajo para que su dura polla quede presionada contra mi centro
dolorosamente húmedo. Él gime ante la sensación y deja caer su frente
contra la mía―. Es mi cumpleaños, ¿no? ¿No dijiste que me darías lo que
quiero? Bueno, quiero que me folles.
Sus labios comienzan a contraerse con una sonrisa que está tratando de
no mostrar.
―Sí, señora ―finalmente responde cuando pierde la batalla y deja que
una sonrisa se extienda por su rostro.
Luego se agacha para guiarse dentro de mí.
Los dos no tardamos en empezar a gemir y retorcernos de placer. Para
cuando empiezo a arañarle la espalda y jadear su nombre, Jax ya está
enterrando su rostro en mi cuello y soltando una serie de maldiciones.
―Jax ―jadeo―. Por favor, haz que me corra...
Lo siento levantar la cabeza lo suficiente como para poder susurrar su
orden directamente en su oído.
―Suéltate, Hailey. Córrete para mí como mi buena putita.

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The Fight Game #2
Sus palabras tienen el mismo efecto que siempre tienen: pura felicidad
estalla en mí como fuegos artificiales en el cielo nocturno. Soy vagamente
consciente de que Jax gime contra mi piel, y sus caderas se sacuden
cuando encuentra su orgasmo, pero estoy tan perdida en mi propio
orgasmo que apenas lo registro.
―Mierda, siempre te sientes tan bien ―gime mientras se hunde en mi
cuerpo―. Casi se siente como mi cumpleaños hoy.
Suelto una risa débil ante eso, y él levanta la cabeza, luciendo tan
complacido de haberme hecho reír como siempre lo hace, y deja un rápido
beso en mis labios.
―¿Desayuno? ―pregunta.
Gimo y tiro mi brazo sobre mi rostro.
―¿Cómo es posible que estés listo para comer en cualquier momento
del día? Ni siquiera puedo pensar en comida en este momento. Voy a
necesitar alrededor de una hora para recuperarme de esa penetración.
Él se ríe y se aleja de mí, y me asomo por debajo de mi brazo para poder
babear no tan secretamente por su enorme cuerpo musculoso. Observo
cómo se pone unos pantalones cortos y una camiseta, y dejo escapar un
resoplido exagerado cuando me lanza otra de sus camisetas para que me
la ponga.
―Vamos, niña. Te encantará, te lo prometo.
De mala gana me siento en la cama para poder ponerme la camiseta por
la cabeza. Cuando me jala para ponerme de pie y el dobladillo casi llega
a mis rodillas, sonrío como siempre lo hago ante la diferencia de tamaño
entre nosotros.
Hago un gesto en dirección al baño.
―Necesito orinar y cepillarme los dientes. ¿Te veo abajo en cinco
minutos?
Él asiente con una sonrisa y prácticamente salta fuera de la habitación.
No puedo evitar reírme de la emoción infantil que tiene mi novio cada
vez que hace algo especial por mí.

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The Fight Game #2
Pero cuando bajo las escaleras y veo lo que preparó para mí, ni siquiera
puedo culparlo por eso. Yo también estaría emocionada.
Jax está de pie detrás de la isla de la cocina, sonriendo con orgullo ante
el buffet de desayuno que ha preparado frente a él. Hay panqueques
apilados en un plato y plátanos a fuego lento en una sartén junto a ellos,
además de tocino, vasos de jugo de naranja y un tazón de fruta picada,
incluso hay un jarrón con flores frescas.
―¿Cómo… cuándo tú…? ―Me desvanezco con una voz
conmocionada.
Su sonrisa se ensancha.
―Me levanté temprano para preparar todo. ¿Te gusta? Probé una
nueva receta para los plátanos. Realmente espero que sea tan buena como
huele.
―Es increíble ―digo aturdida―. ¿Cómo cronometraste esto tan
perfectamente? Quiero decir, esto es... perfecto.
Camina alrededor de la isla para poder pararse detrás de mí,
envolviendo sus brazos alrededor de mi cintura y acariciando mi cuello.
―Estaba bastante seguro de que dormirías hasta tarde esta mañana.
Esa fue una de las razones por las que te mantuve debajo de mí durante
dos horas anoche.
Ahogo un gemido ante el timbre profundo y sexy de su voz, y ante los
recuerdos de las cosas que le hizo a mi cuerpo, el placer que me arrancó...
―Niña, tu corazón está acelerado ―bromea, y puedo sentir su sonrisa
contra mi piel.
―Estoy tratando mucho de concentrarme en este desayuno en este
momento en lugar de pensar en lo mucho que quiero que me doblegues
de nuevo ―murmuro.
Él se ríe.
―Qué mente tan sucia.

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The Fight Game #2
Sacudo la cabeza para tratar de despejar la repentina neblina
embriagada por la lujuria, y cuando noto la bolsa de regalo al final del
mostrador, se vuelve un poco más fácil hacer precisamente eso.
―¿También me compraste un regalo? ―pregunto. Aunque no sé por
qué me sorprende, por supuesto que Jax pensó en todo.
―Lo hice ―dice, empujándome en la dirección del regalo―. Ábrelo,
luego comeremos.
Cuando llego a la bolsa de regalo, me toma un minuto excavar a través
de la increíble cantidad de papel de seda que hay dentro. Lo veo con
confusión, lo que solo lo hace sonreír.
―Sigue buscando ―me anima.
Saco todo de la bolsa y pongo los ojos en blanco cuando me doy cuenta
de que lo único que hay dentro es un sobre en el fondo. Deslizo mi dedo
debajo de la solapa y saco una hoja de papel doblada.
Y luego grito de emoción cuando veo lo que es.
―¡¿Me conseguiste boletos para ver a Odesza?! ―grito, pero algo me
llama la atención, así que veo más de cerca el papel―. Espera, esto es en
Miami. ―Lo veo confundida.
Jax simplemente se encoge de hombros y dice:
―Compré boletos de avión y reservé una habitación de hotel para que
Remy y tú fueran el fin de semana. Pensé que disfrutarías unos días fuera
solo ustedes dos.
Veo boquiabierta a mi novio, atónita y sin palabras.
Después de un momento, de alguna manera me las arreglo para hacer
que mi boca funcione.
―Entonces déjame aclarar esto ―empiezo―. ¿No solo compraste
boletos para un evento para que yo llevara a otra persona, sino que también
planeaste todo un fin de semana en torno a eso? ―Lo veo boquiabierta―.
¿Eres real?
Se encoge de hombros de nuevo, luciendo un poco tímido esta vez.

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The Fight Game #2
―Bueno, sé que te gusta ir a los conciertos, pero como no es mi tipo de
música, pensé que te divertirías más con Remy. ―Duda por un segundo,
luciendo un poco confundido cuando pregunta―: ¿Preferirías que fuera
contigo? Porque puedo hacerlo.
Camino hacia él para poder envolver mis brazos alrededor de su
cintura y sonreírle.
―Eres el hombre más increíble que he conocido ―susurro―. Esto es
increíble, gracias.
La preocupación desaparece de su rostro, para ser reemplazada por una
sonrisa complacida. Se inclina para besarme, luego susurra:
―Cualquier cosa por ti, niña.
Eventualmente me alejo de él lo suficiente para poder alcanzar la sartén
de plátanos. Sumerjo una cuchara en la mezcla y la llevo a los labios de
Jax a modo de ofrenda, pero él simplemente sacude la cabeza y la empuja
hacia mí, diciendo:
―Tú primero.
Tomo la cuchara en mi boca y casi de inmediato, mis párpados se
cierran.
―Oh, Dios ―gimo de placer. Los plátanos están tibios y la mezcla es
deliciosa, los sabores se mezclan en el bocado dulce perfecto―. Es como
un orgasmo en mi boca.
Mis ojos se abren cuando empiezo a elogiar sus habilidades culinarias,
pero las palabras mueren en mis labios cuando me doy cuenta de que su
mirada está cubierta de deseo.
―Gime así una vez más y nos saltaremos el desayuno por completo
―gruñe, y su agarre en mis caderas se hace más fuerte.
Sonrío y vuelvo a sumergir la cuchara en la sartén, esta vez llevándola
a su boca. De mala gana, aparta la mirada de mis labios y se lleva la
cuchara a la boca.
Y efectivamente, también deja escapar un gemido cuando los sabores
explotan en su lengua.

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The Fight Game #2
―Está bien, sí, tienes razón, esto es delicioso ―admite. Solo que ahora
soy yo la que está distraída por sus sonidos, porque todo lo que puedo
pensar es en ver a qué sabe en él.
»Antes de capitalizar esa mirada e inclinarte sobre este mostrador,
primero hablemos de una cosa ―dice divertido―. ¿Qué quieres hacer
después del desayuno?
―No me importa ―admito en un tono distraído, poniéndome de
puntillas para poder dejar besos a lo largo de su mandíbula.
Su risa vibra contra mis labios.
―Esa no es una respuesta, Hailes. Cenaremos con Tristan y Remy esta
noche porque sabía que querrías verlos, pero aparte de eso, tenemos todo
el día para nosotros. Entonces, ¿qué quieres hacer?
Apoyo mi frente contra su mejilla y pienso por un minuto. Si puedo
pasar el día haciendo cualquier cosa hoy, ¿qué quiero hacer?
Retrocedo y le doy a Jax una respuesta honesta.
―Solo quiero pasarlo contigo. Aquí. ¿Tal vez podamos pasar el rato y
ver películas? Si vamos a salir esta noche, entonces realmente no quiero
hacer nada grande hoy. ―Aprieto mis brazos alrededor de su cintura―.
¿Pasas el día conmigo aquí, por favor?
Él sonríe y me da un beso en la frente.
―Cualquier cosa por ti, mi reina.
Luego, antes de que pueda parpadear, cambia de nuevo al modo alfa.
Alcanza la mezcla de plátano y abro la boca para dar otro mordisco,
tomándome mi tiempo para sacar mis labios de la cuchara que me ofrece.
―Ahora que eso está resuelto, realmente quiero ver a qué saben estos
plátanos de tu boca ―gruñe, apoyándome contra el mostrador.
Y cuando se inclina para hacer precisamente eso, me olvido de todo
excepto de la forma en que se siente contra mi cuerpo.

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The Fight Game #2
―Si ir a la casa de Remy para los planes de la cena significa que ella
cocinó, es posible que tenga que restar algunos puntos en la escala de
cumpleaños ―murmuro.
Jax suelta una carcajada mientras me conduce por el pasillo.
―No lo hizo, lo prometo. Eso sería un castigo cruel e inusual para
cualquier día, y mucho menos para tu cumpleaños. ―Toca la puerta antes
de volver su atención hacia mí―. Ella acaba de decir que nos detengamos
aquí primero, y luego iremos todos juntos al restaurante.
Asiento con la cabeza entendiendo, pero cuando la puerta se abre y Jax
me hace entrar, me encuentro con mi segunda gran sorpresa del día.
―¡SORPRESA!
―Mierda ―jadeo―. ¿Qué está…
―¡FELIZ CUMPLEAÑOS! ―Oigo a mi hermana chillar por encima de
los vítores de los demás, y antes de que pueda ver alrededor a la
habitación llena de gente, ella se lanza hacia mí con una gran sonrisa y un
raro abrazo.
Creo que le devuelvo el apretón, pero no estoy segura, porque estoy en
estado de shock por demasiadas cosas para registrar realmente lo que está
pasando en este momento.
―¿Qué es todo esto? ―Logro preguntarle a nadie en particular.
Remy me suelta justo cuando Tristan se acerca a su novia.
―Jax quería celebrar tu cumpleaños de la manera correcta ―explica,
pasando un brazo por los hombros de Remy, como si fuera
completamente obvio que mi novio haría todo lo posible por mí.
Aunque ya debería saberlo porque eso no debería sorprenderme en
absoluto.
Veo alrededor del apartamento, viendo no solo a mis amigos del café y
del estudio de baile, sino también a los luchadores de los que soy amiga.
Algunas personas están sentadas en la sala de estar y otras se agrupan
alrededor del carrito de comida y bebida en la cocina, pero todos
conversan alegremente y se ven emocionados solo por estar aquí.

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The Fight Game #2
Una ráfaga de amor y gratitud me recorre al verlos.
Vuelvo a ver a las tres personas frente a mí, todavía en estado de shock
por el hecho de que planearon una fiesta de cumpleaños sorpresa para mí.
―¿Ustedes hicieron todo esto...?
Remy asiente con entusiasmo.
―Y no te preocupes, tenemos comida aquí ―me tranquiliza―. Sé que
el plan era cenar, pero eso fue solo una artimaña. Cociné lo suficiente para
todos.
Mi cabeza se sacude hacia ella y ante la mirada de preocupación en mi
rostro, Tristan se ríe a carcajadas, y luego inmediatamente la ahoga con
una tos cuando Remy lo ve fijamente.
―Está bromeando ―dice Jax con una sonrisa―. Pedimos en tu
restaurante favorito.
―Son unos idiotas ―murmura Remy, y Tristan simplemente presiona
un beso en su cabello en respuesta, lo que inmediatamente hace que la
tensión en sus hombros desaparezca y una pequeña sonrisa aparezca en
su rostro.
―¿Estás bien con esto? ―Oigo preguntar a Jax. Me volteo y lo veo
luciendo preocupado―. Adiviné con la fiesta sorpresa. Si prefieres salir a
cenar con nosotros cuatro, dejaremos a Aiden aquí para que organice la
fiesta.
Esa idea me hace resoplar con incredulidad, lo que por supuesto hace
que Jax sonría.
―No dije que fuera el mejor plan ―admite con una sonrisa, luego
coloca sus manos en mis caderas y me acerca, como para asegurarse de
que todavía estoy aquí con él―. Entonces, ¿qué piensas? ¿Nos quedamos
o nos vamos?
Antes de responder, echo otro vistazo alrededor de la fiesta. Hay globos
y letreros de Feliz cumpleaños por todas partes, pero son las pancartas que
dicen Felices 21 lo que me deja perpleja.
―Pero ¿qué pasa con las decoraciones? ―pregunto confundida.

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The Fight Game #2
Se encoge de hombros.
―Sé que hoy cumples 22 años, pero quería darte una nueva versión de
los 21. Te merecías mucho más el año pasado, así que pusimos algunas
decoraciones, llenamos la barra e invitamos a todos tus amigos.
Por un momento, solo puedo parpadear en estado de shock.
―¿Tú… estás rehaciendo mi cumpleaños número 21? ―Cuando solo
puede sonrojarse y encogerse de hombros en respuesta, me encuentro
susurrando―: ¿Cómo es posible que cada día te ame más que el día
anterior?
Puedo ver el florecimiento del amor en sus ojos. Él sonríe, y es una
mirada tan feliz que inmediatamente me hace ponerme de puntillas para
poder besarlo.
―Gracias ―murmuro contra sus labios―. Esto es lo más increíble que
alguien ha hecho por mí.
Me devuelve el beso con entusiasmo.
―Veré si puedo superarlo el próximo año ―responde con una sonrisa.
Mi risa es interrumpida por Remy presionando una Corona cargada en
mi mano.
―Okey, suficiente con la mierda blanda, brindemos y comencemos esta
fiesta. ―Sostiene su caballito de tequila en el aire y hace un gesto a todos
en el apartamento para que hagan lo mismo. Una a una, las
conversaciones se apagan y las bebidas se levantan.
―Feliz cumpleaños a la amiga más increíble que cualquiera de nosotros
podría pedir ―dice en voz alta, y entonces ella sonríe―. Y la hermanita
más genial que nunca supe que necesitaba. Feliz cumpleaños, Hailey.
¡Los sonidos de la risa se ahogan con los vítores de feliz cumpleaños!
Luego todos brindan, dejándome con lágrimas en los ojos y sin poder
ahogar una respuesta.
―Feliz cumpleaños, niña ―murmura Jax en mi oído.

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The Fight Game #2

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The Fight Game #2

SIGUIENTE LIBRO
Un encantador mujeriego al que todo el
mundo quiere.
Una fotoperiodista que vive cada día como
una nueva aventura.
Una relación de amigos con beneficios.
Cuando Aiden y Dani se conocen en el
campus universitario de él, sus bromas
juguetonas y su química física los atraen
inmediatamente el uno hacia el otro. Es fácil
que un encuentro accidental se convierta en una
cita permanente y que se desarrolle un cierto
entendimiento entre ellos. Y es que ninguno de
los dos está interesado en nada serio.
Con el tiempo, su relación física se convierte
en una verdadera amistad. Al poco tiempo, se
envían mensajes de texto sin motivo, quedan con los amigos del otro y
pasan juntos noches que no acaban entre las sábanas, pero cuanto más se
acercan, mayor es la aprensión de ambos hacia las relaciones, que se
convierte en un obstáculo entre ellos.
Mientras Aiden lucha por equilibrar sus sentimientos por Dani con su
miedo a largo plazo al abandono, Dani se ve obligada a reexaminar su
pasado y sus razones para no querer acercarse a nadie.
¿Serán capaces Aiden y Dani de superar sus miedos y dejarse
enamorar? ¿O su desconfianza hacia el amor les impedirá tener un final
feliz?
The Fight Game, libro 3.

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The Fight Game #2

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