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CONCLUSIONES SOBRE LA SEPARACIÓN DE HECHO

La separación de hecho debe presentarse como causa objetiva, sin entrar a investigar por qué se
produjo la separación ni tampoco buscar culpables, basta solo la separación y que se hayan
cumplido los plazos es de orden objetivo al demostrar un hecho real y directo la falta de
convivencia por un plazo determinado e ininterrumpido. Para que no queden dudas de ello, la
propia Corte Suprema ha considerado, en la sentencia del Tercer Pleno Casatorio, que esta causal
es de esencia objetiva.

La separación de hecho es capaz de generar daños personales (morales) y extrapersonales


(materiales), estando dentro de los primeros, por ejemplo, la aflicción o desconsolación de uno de
los cónyuges por ver roto el vínculo matrimonial, mientras que en los segundos se ubicaría el daño
emergente, como los gastos que asumiría el cónyuge perjudicado para superar el trastorno
psicológico: Los daños causados son subjetivos con consecuencias personales como
extrapersonales o patrimoniales. Las consecuencias personales están referidas al daño moral o la
aflicción de los sentimientos, al daño al proyecto de vida matrimonial y, en no muy pocas
ocasiones, se puede presentar el daño psicológico o pérdida, de diversa magnitud, del equilibrio
psíquico que asume un carácter patológico. Las consecuencias extrapersonales son los daños
emergentes referidos a los gastos incurridos en el tratamiento y recuperación del cónyuge que no
motivó la separación de hecho por las lesiones corporales o los agravios psicológicos sufridos;
mientras que, respecto del lucro cesante, se debe negar esa posibilidad por considerar que el
matrimonio no responde a intereses personales de contenido patrimonial. Para que no quepa
ninguna du de la indemnización prevista en el artículo 345-A del Código Civil, señala que el único
que puede cumplir el rol de cónyuge perjudicado es el que no motivó la separación, así como el
monto a asignarse cumple una función paliativa de los daños: Establecido quién es el cónyuge
perjudicado aquel que no motivó la separación de hecho, la indemnización asume el significado de
otorgar a la persona una “satisfacción” por las consecuencias del daño causado, por carecer de
connotación patrimonial.

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