Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
023
Por obra del Espíritu Santo, nuestra Señora se convierte en Madre de Dios, dotándole de un
Cuerpo, de su Sangre, de una genética: de una Humanidad perfecta, acabada, plena. Y dio a
luz en Belén a este Hijo suyo, la segunda Persona de la Santísima Trinidad, sin los dolores de
parto: ni Ella ni Él estaban afectados, en su naturaleza humana, por el Pecado Original. En la
Cruz, Cristo engendró en Ella por el agua del Espíritu Santo y la Sangre de la Eucaristía a su
Cuerpo Místico, que es la Iglesia, a la que dio a luz con los dolores del parto en la Cruz 1,
porque nos hace nacer a la vida sobrenatural: del Pecado Original nos hace pasar a la vida de
la gracia.
¿Cuál es el lugar de la Virgen María en el Cuerpo Místico de Cristo? Podemos decir que
ocupa dos lugares. En primer lugar, al considerar que Cristo es la Cabeza y la iglesia es su
Cuerpo, al considerar que nada recibimos si no es por María Santísima, entonces ella es el
cuello que une la Cabeza con el resto del Cuerpo. Pero si acudimos a una de las bendiciones
que la Iglesia realiza sobre los esposos reciñen casados, y leemos en ella, acerca de la esposa,
estas palabras: “Colma de bendiciones a tu hija N., para que pueda cumplir sus deberes de
esposa y madre, y sea el alma y la alegría de su hogar”, entonces la misión de nuestra Madre
del Cielo es la de ser el alma y la alegría de la Iglesia. De esta manera, el Espíritu Santo,
verdadera alma de la iglesia, está indisolublemente unido a su esposa, que es María4.