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(Directora)
EL COSTO SOCIAL
DEL AJUSTE
(Argentina, 1976-2002)
Tomo I
Modelos de acumulación, regímenes de gobierno
y estructura social
Susana Torrado
mediante la inversión directa en actividades industriales que funcionaban en Debe destacarse que —por única vez en la historia de la Argentina moder-
condiciones oligopólicas. Sin embargo, hacia 1945, predominaban en la es- na—, la industria manufacturera asume el liderazgo de ese proceso, expandién-
tructura industrial las empresas pequeñas y medianas de capital nacional. En dose con un perfil interno que, a pesar del predominio absoluto de las peque-
el plano político, varias estrategias alternativas de industrialización se dispu- ñas empresas en el conjunto de las nuevas plantas que entonces se establecen,
taban la hegemonía a comienzos de la década de 1940. favoreció netamente la creación de puestos asalariados tanto de clase obrera
En estas circunstancias, en 1945, emerge el movimiento que lidera el como de clase media. En efecto, el rasgo más específico del modelo justi-
General Juan Domingo Perón como expresión de una nueva alianza de clases: cialista fue su superior capacidad de creación de empleo industrial, aunque no
la de la clase obrera y los pequeños y medianos empresarios industriales. El pueda afirmarse que la industrialización sustitutiva de esta etapa liderara un
nuevo bloque, apoyado en una línea nacionalista de las fuerzas armadas, es por- importante crecimiento de la economía. También fue importante en este lap-
tador de un proyecto de desarrollo industrial radicalmente distinto al pro- so la creación de empleo por parte de los otros dos sectores no-agropecuarios
pugnado hasta ese momento por las diversas fracciones de la antigua clase do- (construcción y terciario).
En lo que concierne a la estructura social, puede observarse en el Cuadro
minante.
En esta estrategia —de corte "distribucionista"—, la industria constituye el 04 que, hacia 1945, la población activa urbana contenía cerca de 40% de
objetivo central del proceso de desarrollo. Se impulsa una industrialización puestos de clase media y 50% de puestos de clase obrera, con neto predomi-
sustitutiva basada en el incremento de la demanda de bienes de consumo ma- nio del empleo asalariado en ambos colectivos (2/3 en la clase media; 3/4 en
sivo en el mercado interno, la cual es generada a través del aumento del salario la clase obrera). En total, las posiciones asalariadas representaban 72% del
real. El modelo requiere así medidas redistributivas del ingreso que impulsan la empleo global, un nivel definitivamente asimilable a países capitalistas relati-
demanda interna y la ocupación industrial y, por lo tanto, la acumulación. vamente desarrollados.
El principal mecanismo para lograr estos objetivos fue la reasignación de La dinámica del mercado de trabajo durante la estrategia justicialista mo-
recursos para la producción a través de la acción del Estado. Ello se logró me- dificó un tanto ese perfil inicial aunque no en forma drástica. Por un lado, el
diante la expropiación parcial de la renta agraria a través de la nacionalización crecimiento global del empleo involucró en forma más o menos pareja tanto
del comercio exterior de productos agropecuarios, transfiriendo los recursos al empleo asalariado como al empleo autónomo (empleadores y cuenta pro-
así obtenidos al financiamiento del desarrollo industrial centrado en indus- pia), de suerte que puede estimarse que, hacia 1955, la distribución de posi-
trias de consumo masivo (particularmente, alimentos y textiles). Las medidas ciones desde esta óptica era bastante similar al comienzo: alrededor de 72%
que impulsaron la industrialización (tales como la protección arancelaria, el de asalariados y 28% de autónomos. Por otro, si bien es cierto que la clase me-
privilegio fiscal, el crédito subsidiado, el estímulo a la importación de bienes dia crece algo más rápido que la clase obrera, este lapso es el de menor distan-
de capital, el manejo selectivo del control de cambios, etc.) beneficiaron so- cia relativa entre las velocidades de expansión de ambos colectivos, al tiempo
bre todo a los pequeños y medianos empresarios de origen nacional y, parale- que también en ambos se incrementa velozmente el estrato asalariado.
lamente, a los asalariados industriales. La dinámica que acaba de describirse se traduce, a mediados de la déca-
Por otra parte, el Estado también extiende su campo de acción econó- da de 1950, en un perfil de la estructura social urbana algo diferente al de
mica y social al nacionalizar o crear importantes empresas de servicios públi- 1945, pero no en lo esencial. El volumen de la clase media es algo superior (ha-
cos, y al acentuar su estrategia redistributiva a través de la asignación crecien- bría pasado, digamos, del 41% al 43%) y algo inferior el de la clase obrera (de
te de recursos a la educación, la salud, la vivienda y la seguridad social. 50% a 49%). Pero la composición interna de cada clase había cambiado muy
El balance de la estrategia justicialista de sustitución "fácil" de importa- poco respecto al momento inicial, aunque se observe una incipiente asalariza-
ciones respecto a la distribución sectorial de la PEA, se traduce, en primer tér- ción de la clase media y una levísima desalarización de la clase obrera.
mino, en altísimos niveles de creación de empleo urbano, logrados en un con- En lo que respecta a la movilidad social, la interpretación más verosímil
texto de plena ocupación, o, más precisamente, con tasas de desempleo de los movimientos que acaban de reseñarse es que los migrantes internos ali-
abierto equivalentes al nivel friccional. mentaron principalmente la expansión del estrato obrero asalariado (lo que
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puede considerarse un movimiento ascendente, dadas las modestas posiciones otros a los que es práctica común calificar como "excluyentes", en razón, jus-
que la mayoría de ellos ocupaba en las áreas rurales de origen), así como tam- tamente, de su incapacidad para incorporar al empleo y al bienestar a impor-
bién el crecimiento de los pequeños propietarios de la industria y el comercio tantes contingentes de la fuerza de trabajo total. El modelo justicialista no in-
(un estrato de menor crecimiento demográfico comparativo), experi- dujo un gran crecimiento económico global ni una modernización destacable
mentando en todos estos casos movilidad ascendente de carácter intragenera- de la estructura social, pero tuvo el mérito de no segmentar los mercados de
cional (desde luego, esto no excluye que muchos de dichos migrantes debie- trabajo ni excluir a franjas importantes de la población de los frutos del desa-
ron incorporarse al empleo urbano en puestos manuales no calificados y en el rrollo logrado.
servicio doméstico). Por otra parte, la rápida expansión de las posiciones no Una serie de restricciones estructurales y coyunturales en las variables que
manuales asalariadas (empleados en la industria y la administración pública), sostenían la acumulación interna se conjugaron para interrumpir el creci-
debió nutrirse de los estratos autónomo y asalariado de clase media que se ha- miento industrial impulsado durante el período justicialista. Entre ellas pue-
bían conformado con anterioridad a 1945 —los que ya habían incorporado den citarse: a) la acérrima oposición del sector agroexportador que, al dismi-
por completo la obtención de la credencial educativa de nivel primario y co- nuir la producción exportable, favoreció una crisis en la balanza de pagos que
menzaban a acceder al nivel secundario (debe recordarse que, en este momen- redujo la capacidad de importación de los bienes intermedios y de capital in-
to, la cantidad de educación formal necesaria para acceder a posiciones admi- dispensables para continuar y profundizar la industrialización sustitutiva; b)
nistrativas asalariadas no debía exceder en mucho el nivel primario)—. En este la no menos virulenta oposición de los grandes empresarios que retrotrajeron
último caso, debió primar un tipo de movilidad intergeneracional que, a pe- la inversión y trataron de recuperar ingresos a través del aumento de precios,
sar de realizarse entre segmentos pertenecientes a una misma clase social, sin con la consiguiente inflación; c) el fracaso en la tentativa de obtener capitales
duda se visualizaba como ascendente, vista la alta valoración social de las po- externos que —aceptando la estrategia "distribucionista"— permitieran superar
siciones no manuales asalariadas. Por otra parte, no se detecta en este momen- el estrangulamiento externo de la economía. Estas fueron las principales fuer-
to empleo precario (empleo no-registrado) y existe escaso empleo marginal zas que se conjugaron para derrocar el gobierno justicialista, en 1955.
(empleo inestable u ocasional de calificación nula). En suma, desde el punto
de vista ocupacional, el panorama de conjunto durante el justicialismo es el
de un proceso generalizado de movilidad estructural ascendente, desde mo- 2.2 El modelo desarrollista: 1958-1972 8
destas posiciones rurales a posiciones urbanas autónomas de clase media y asa-
lariadas de clase obrera, y desde segmentos inferiores a segmentos superiores En el contexto de una autoritaria proscripción del peronismo de la vida polí-
dentro de la clase media. Complementariamente, todas las evidencias dispo- tica nacional, en 1958 accede al poder un nuevo bloque caracterizado por la
nibles llevan a concluir que esta movilidad ocupacional ascendente fue efecti- alianza de la burguesía industrial nacional y el capital extranjero, corporizado
vamente acompañada por un movimiento también ascendente en la escala de este último por grandes empresas trasnacionales norteamericanas que afluyen
entonces al país en magnitudes significativas.
ingresos.
Como visión global, puede decirse que el modelo justicialista favoreció En esta nueva estrategia, la industria también constituye el objetivo cen-
la expansión cuantitativa de los componentes sociales del bloque que le sirvió tral del proceso de desarrollo. Pero, a diferencia del modelo justicialista, se im-
de apoyo para su surgimiento (la clase obrera y los pequeños y medianos em- pulsa ahora una industrialización sustitutiva de bienes intermedios y de con-
presarios industriales), al tiempo que fortaleció (por que existían desde anta- sumo durable, en la que el incremento de la demanda está asegurado por la
ño) el aumento cuantitativo de las capas medias asalariadas, sobre todo en el inversión, el gasto público y el consumo suntuario del estrato social urbano
sector público. Además de su carácter "distributivo", otros dos adjetivos po- de altos ingresos. Este modelo implica, por lo tanto, un proceso regresivo de
drían calificar los efectos de esta estrategia sobre la estructura social: se trata concentración de la renta.
de una dinámica "relativamente modernizadora" e "incluyente". Con este úl- El Estado también cumple un rol crucial en esta estrategia —coadyuvan-
timo neologismo buscamos contrastar el modelo justicialista con aquellos do al intenso esfuerzo de capitalización y concentración económica que se
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despliega durante más de una década—, mediante sus funciones como produc- la clase obrera, predomina ahora el crecimiento del estrato autónomo. En
tor de bienes y servicios y como agente distribuidor de los recursos sociales. otros términos, se experimenta un claro proceso de asalarización de la clase
En lo que concierne a la distribución sectorial de la fuerza de trabajo, la media y de desalarización de la clase obrera.
estrategia seguida entre 1958 y 1972 induce efectos completamente disímiles El balance final del desarrollismo es una estructura social urbana en la
a la justicialista. que la clase media representa alrededor del 45% al igual que la clase obrera,
La creación de empleo urbano es aún más rápida que durante el período con un más neto predominio del estrato asalariado dentro de la primera y con
precedente, pero, en este proceso, el papel de la industria manufacturera es un incipiente crecimiento del estrato autónomo dentro de la segunda. Se ob-
prácticamente nulo. No obstante, es preciso calificar esta afirmación desde di- serva también un leve incremento del estrato marginal.
versos ángulos. Porque lo que en realidad acontece, es que la nueva estrategia En lo que respecta a la movilidad soci ah el modelo desarrollista también
industrializadora destruye un número muy considerable de pequeños y me- muestra tendencias muy disímiles a las precedentes.
dianos establecimientos industriales (con la consiguiente desaparición de los En primer lugar, la clase media autónoma crece poco en términos netos,
empresarios, obreros asalariados y artesanos por cuenta propia empleados en un fenómeno que refleja la compensación entre la desaparición absoluta de pe-
los mismos), pero, al mismo tiempo, crea empleo asalariado de clase media queños industriales y el aumento absoluto de pequeños propietarios del comer-
(empleados administrativos y, de manera incipiente, técnicos industriales) a cio y los servicios. Ahora bien, aun aceptando que muchos migrantes recientes
un ritmo tan veloz que compensa con creces el número de puestos elimi- pudieron haberse incorporado directamente al estrato de pequeños propietarios,
nados. De manera que, si bien puede afirmarse que, en lo que concierne a la es plausible que tal dinámica implicara mayoritariamente un trasvasamiento de
creación cuantitativa de empleo, el desempeño de la industria es nulo duran- los estratos medios autónomos de la industria que fueran desplazados por el
te el período desarrollista, esta afirmación sería totalmente errónea en térmi- proceso sustitutivo, hacia posiciones sociales análogas en el sector terciario, en
nos cualitativos. todos los casos suponiendo movilidad de tipo intrageneracional.
Desde luego, la falta de creación neta de empleo industrial determina que En segundo lugar, la clase media asalariada alcanza durante esta etapa su
todo el crecimiento de la oferta de fuerza de trabajo urbana deba ser absorbi- ritmo más rápido de expansión, con la particularidad de que ahora crecen más
do por los otros dos sectores no-agropecuarios: la construcción y el terciario velozmente sus categorías ocupacionales de mayor requerimiento educacional
experimentan por entonces su crecimiento más veloz. (profesionales y técnicos). En su gran mayoría, este movimiento ascencional
Por otra parte, aunque es verdad que la creación de empleo urbano es aún debió haber sido alimentado —vía intergeneracional— desde la clase media au-
más rápida que durante el justicialismo, el contexto ya no es de pleno empleo. tónoma en su conjunto, desde las propias posiciones técnico-profesionales, y
Así, si bien la tasa de desempleo abierto (aunque oscilante) nunca se alejó de- desde las categorías más bajas de la clase media asalariada (empleados adminis-
masiado de niveles usuales en economías capitalistas (del orden del 6%), en trativos y comerciales). En relación a esta dinámica, es verosímil que durante
algunos años de este período la misma alcanza valores que señalan sin amba- esta etapa comenzara a experimentarse una devaluación de las credenciales de
ges una subutilización visible de la mano de obra urbana. nivel medio, atribuible a la rápida expansión de la matrícula secundaria que co-
Por su parte, los efectos de la estrategia desarrollista sobre la estructura so- mienza ya durante el justicialismo.
cial son radicalmente diferentes a los del período precedente (Cuadro 04). En tercer lugar, en lo que concierne a la clase obrera asalariada, durante
Por un lado, la expansión del empleo favoreció algo más al asalariado por el desarrollismo disminuye en términos absolutos el número de obreros de la
comparación al autónomo, aunque al final de este lapso el volumen total del industria (comparativamente más calificados que los de otros sectores urba-
empleo asalariado urbano continuaba oscilando alrededor del 72%. nos), razón por la cual este sector dejó de constituir un canal de incorpora-
Por otro, se acelera el crecimiento de la clase media por comparación al ción laboral para los migrantes recientes. Por el contrario, sí parece haber
de la clase obrera, al tiempo que se modifica profundamente la composición cumplido este papel el empleo obrero calificado y no calificado asalariado en
interna de ambos agregados. Dentro de la clase media, la expansión relativa la construcción, tanto para los migrantes internos como para los limítrofes
beneficia casi exclusivamente al estrato asalariado. Por el contrario, dentro de (comparativamente más voluminosos durante esta etapa).
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Por último, puede razonablemente conjeturarse que el canal de movili- cio de marginar a una parte considerable de la población de los logros del des-
dad laboral más importante —tanto para los migrantes internos recientes co- arrollo económico. En otras palabras, muchos de los fenómenos por los que
mo para los obreros autónomos y asalariados desplazados de sus antiguas po- sería posteriormente anatematizado el modelo aperturista, se inician en reali-
siciones en la industria y el transporte—, fue el empleo autónomo de clase dad durante la vigencia del desarrollismo.
obrera en el sector servicios, el que, durante esta etapa, aseguraba iguales o El freno a este modelo estuvo dado por la convergencia de factores eco-
mejores ingresos que muchas posiciones obreras asalariadas. Por lo demás, du- nómicos y políticos de índole adversa. Entre los primeros, se cuenta la recu-
rante este lapso, se detecta escaso empleo marginal, aunque sí empleo no-re- rrencia de las crisis de la balanza de pagos, agravadas ahora por la remisión de
gistrado tanto de clase media como de clase obrera. utilidades y pagos por tecnología al capital extranjero. Entre los segundos, la
Dicho de otra manera, en relación con la movilidad social ocupacional, el agudización del conflicto social, manifestado en las movilizaciones de protes-
panorama de conjunto durante el desarrollismo es de mucha mayor compleji- ta que, en 1969, en varias aglomeraciones urbanas, tradujeron el rechazo de
dad que durante el justicialismo. A la continuada y masiva transferencia de po- los sectores populares respecto a los objetivos de la estrategia desarrollista.
blación desde el campo a la ciudad, se acompañan ahora múltiples trasvasa- Estas movilizaciones tuvieron como corolario, durante 1970-1973, una
mientos dentro de la población urbana nativa o de antigua residencia citadina. aguda crisis institucional que se resuelve con el llamado a elecciones genera-
Desde el punto de vista ocupacional, esta estrategia parece caracterizarse por la les y con la asunción del tercer gobierno justicialista, en mayo de 1973.
coexistencia de fuertes flujos de movilidad estructural ascendente y descenden-
te, acompañados de importantes movimientos intersectoriales presumiblemen-
te neutros desde una perspectiva jerárquica (también debió ser más intensa la 3. El modelo aperturista: 1976-2002
movilidad por reemplazo). Correlativamente, desde la óptica de los ingresos, las
evidencias sugieren que la estrategia desarrollista induce, en promedio, una mo- El gobierno surgido del golpe de Estado de marzo de 1976 adoptó un mode-
vilidad descendeyte relativa, que constituye el efecto neto, por un lado, del me- lo de acumulación sustancialmente diferente a todos los experimentados en el
joramiento de las posiciones correspondientes a la clase alta y a los segmentos pasado, virando en forma diametral las orientaciones de industrialización sus-
superiores de la clase media, por otro, del empeoramiento de las posiciones pro- titutiva que habían estado vigentes desde 1930.
pias de la clase obrera y de los segmentos inferiores de la clase media. En términos generales (aplicables a todo el período aunque con algunas
En síntesis, el balance global del modelo desarrollista en relación a la es- diferencias según los gobiernos), esta estrategia aperturista —"de ajuste" en su
tructura social muestra algunas de las bondades prometidas por sus estrategas, denominación popular— tendió simultánea o sucesivamente a los siguientes
pero también muchos rasgos que difícilmente podrían ser catalogados como objetivos: vigencia de los precios de mercado como régimen básico de funcio-
tales. Por un lado, es cierto que durante 1958-1972 se verifica en promedio namiento; promoción de los sectores más altamente competitivos, lo que im-
una notoria modernización y complejización de la estructura social en todos plicaba la concentración del capital y la eliminación de empresas de menor
los sectores productivos (incluido el sector público), cuya manifestación más productividad; amplia apertura de la economía a la importación de capital ex-
evidente es la rápida expansión de puestos de clase media asalariada. Un ras- tranjero y de bienes de todo tipo; contención drástica del salario real como
go que —además de su obvia naturaleza "concentradora"— permitiría calificar medio de controlar la inflación y de asegurar bajos costos de mano de obra a
,
a esta estrategia como "modernizadora". Pero, por otro lado, son impactantes las empresas. El modelo postuló además el aprovechamiento —a través de la
otros hechos (aumento del cuentapropismo obrero; incremento del empleo exportación de bienes agroindustriales y agropecuarios— de las ventajas com-
precario, tanto de clase media como de clase obrera; franco deterioro o estan- parativas que posee la estructura productiva argentina en esos rubros, aunque
camiento de los niveles de bienestar de las capas sociales más modestas) que sin brindar a estas actividades estímulos especiales.
justifican que también se la califique como "excluyente". En efecto, si bien el Para alcanzar estas metas se aplicaron medidas de distinta índole. En el
desarrollismo indujo un elevado crecimiento económico global y una innega- plano económico, se destacan las siguientes: notable reducción de los arance-
ble modernización de la estructura social, ambos elementos se lograron al pre- les a la importación; subvaluación de la paridad cambiaria; reforma financie-
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ra inductora de un sustancial crecimiento en las tasas de interés real (es decir, tituciones corporativas y de representación política, más allá de la represión fe-
fin del crédito subsidiado); supresión de los antiguos créditos preferenciales a roz, la estrategia más eficiente debía consistir en una modificación drástica de
la industria. Otra dimensión central de esta estrategia buscó imponer el prin- las condiciones económicas funcionales que habían alentado históricamente el
cipio de subsidiariedad del Estado en materia económica y social, lo que su- desarrollo de esa clase, es decir, en una modificación drástica de los modelos
ponía, por un lado, transferir parte de sus actividades (servicios públicos y industrializadores. Y ello, aunque los efectos de la política a implementar afec-
empresas productivas) a la esfera privada; por otro, desmantelar el Estado de taran algunos intereses de fracciones importantes de las clases dominantes. De
bienestar que se había organizado en nuestro país en la década de 1940. ahí la política de apertura externa de la economía.
Incluso se llegaron a trasladar los efectos del endeudamiento externo privado En lo que respecta al volumen y estructura de la mano de obra, algunos
al Estado nacional, a través de su estatización. de los preceptos centrales del nuevo modelo (sobre todo, el abandono de la
industrialización sustitutiva; la reforma financiera; el principio de subsidiarie-
dad del Estado) dejan su huella indeleble en las trasferencias de empleo que
se producen en este período.
3.1 El ajuste en dictadura (1976-1983)
Por una parte, el ritmo de crecimiento del empleo urbano fue notable-
En medio de una profunda crisis económica y política del gobierno constitu- mente más lento que en las décadas precedentes, debido a factores que opera-
cional justicialista instaurado en 1973, un golpe de Estado militar desplaza a ron tanto del lado de la oferta como de la demanda de mano de obra. Por
este último en marzo de 1976, adoptando una nueva estrategia de desarrollo. otra, en este momento, el nivel de empleo traduce mecanismos de equilibrio
Puede caracterizarse al nuevo bloque dominante durante 1976-1983, co- más complejos que en el pasado. Es cierto que los índices corrientes de subu-
mo una alianza entre el estamento militar y el segmento más concentrado del tilización abierta de la mano de obra -de 1974 a 1986, la tasa de desocupa-
capital nacional y de las empresas transnacionales. La particularidad de este ción pasa de 3,4% a 5,2%, y la de subocupación horaria de 4,6% a 7,4%
momento histórico es que las fuerzas armadas llegaron entonces al poder con (Cuadro 05)-, respecto al desarrollismo precedente, habrían descendido o
intereses que claramente sobrepasaban mantenido el mismo nivel durante el aperturismo, algo incongruente si se tie-
la esfera de lo económico, apuntando a ne en cuenta la notoria recesión económica que se experimenta durante el go-
lograr un disciplinamiento social gene- bierno militar. No obstante, un análisis más detenido de la cuestión lleva a
ralizado mediante un cambio drástico concluir que tales índices son engañosos.
de la antigua estructura de relaciones
Cuadro 05. Indicadores de la evolución del mercado de trabajo, 1974 2002
económicas, sociales y políticas. -
Cuadro 07. Participación de la masa salarial en el PBI. En %. 1974-2002 Período y fecha % Hogares bajo LP
Antes del ajuste 4,2
Año Masa salarial/ PBI Oct-74
1974 48,5 Gobierno militar
1980 30,8 Oct-80 6,1
1983 26,1 Gobierno radical
1985 29,6 Oct-86 11,3
1990 s/d Oct-89 38,2
1995 36,8 Gobierno justicialista
1999 33,5 Oct-90 25,3
2001 32,1 Oct-99 18,9
2002 25,4 Gobierno Alianza
Oct-00 20,8
Fuente: Lindenboim (2005). Oct-02 42,3
2000 (Cuadro 08). Recuérdese que al comenzar el modelo aperturista, a me- vorecieron una mayor concentración de la propiedad y de los ingresos
diados de la década de los setenta, el volumen de pobres apenas superaba al (Lindenboim, 2009).
El derrumbe económico
5% de la población.
que culminó en 2002 fue dra-
mático y provocó la más grave
crisis política y económica en
3.2.3 El gobierno de la Alianza (1999-2002)
generaciones: en el cuatrienio
En diciembre de 1999, el justicialismo fue desplazado electoralmente del poder que va desde 1999 a 2002 el
por una Alianza de Partidos políticos que llevó como presidente al Dr. Fernando PIB retrocedió más del 20%.
de la Rúa, cuya gestión no cambio la orientación aperturista prevaleciente has- La crisis ocasionó fuertes pertur-
ta su renuncia anticipada. Este corto lapso de gobierno, preñado de conflictos baciones sociales y una impor-
propios y heredados, tampoco alcanzó a cumplir su mandato constitucional, tante disminución del bienestar
afectado en 2000 por la renuncia del vicepresidente Carlos Álvarez y, en diciem- de la población mensurable en la desocupación eh Bond hes E::
bre de 2001, por la del propio presidente Fernando de la Rúa. el ario 2002: la tasa de desem- **mi e 1 record del 20 por dato
:rt=r:z
pleo (Cuadro 05) llegó al ViralpaV.5
1.1*, l~e1~MY.
-
greso y por ende de bienestar; se convirtió por primera vez en un segmento vul- Por lo tanto, quedan fuera de análisis los siguientes lapsos: a) años 1956-1957 (gobierno de la
nerable a la pobreza; asistió atónita a la confiscación de sus ahorros (corrali- "revolución libertadora"); b) años octubre 1963-junio 1966 (breve interregno de un gobierno
to); cambió drásticamente su valoración de la autonomía personal a expensas radical dentro del modelo desarrollista); c) años 1973-1975 (tercer gobierno justicialista). En
esos breves períodos no se implementaron políticas públicas que alteraran significativamente la
de su percepción del entorno familiar. Sin trabajo, sin seguridad social, sin aho- estructura socioeconómica que primaba en sus respectivos inicios.
rros, muchas familias de clase media cayeron en la situación estigmatizante de 6
Después de 1947, es imposible cuantificar la movilidad social como lo hiciera Germani
"vivir al día", lo que, en el plano simbólico, deterioró su autovaloración como para la etapa agroexportadora.
clase, es decir, de los valores con que las elites dominantes habían promovido su 7
Las expresiones "devaluación educacional" o "devaluación de las credenciales" designan
emergencia a fines del siglo XIX: la estabilidad y la previsión. Desde mediados un proceso en el que la exigencia de credenciales o títulos educativos para acceder a una mis-
ma posición ocupacional va creciendo paulatinamente sin que se aumenten las respectivas re-
de los años setenta, la clase media vio bloqueada la permeabilidad social que muneraciones, a medida que aumenta la oferta de mano de obra más educada como producto
antaño parecía constituir el orden natural de las cosas. En ese bloqueo perdió de la expansión del sistema educativo.
uno de sus privilegios más preciados, el poder de transitar la vida en términos Esta parte se basa en Torrado (2004) y su correspondiente bibliografía.
de un proyecto. Sin proyecto de futuro, sin proyecto de vida, es el presente, el
aquí y ahora, el que pierde significado, el que pierde sentido.
Sólo resignaron más los que estaban por debajo. Si algunas políticas del Bibliografía
ajuste fueron percibidas como incomprensibles ataques a la clase media, es
porque se perdió de vista que, a pesar del deterioro, ésta todavía tenía algo que
Altimir, Oscar (1986): "Estimaciones de la distribución del ingreso en la Argentina,
perder. A los de abajo ya no podía sacárseles nada sin poner en peligro su re- 1953-1980", en Desarrollo Económico, vol. 25, N° 100, Buenos Aires.
producción generacional; es decir, sin poner en peligro una condición sine qua
Altimir, Oscar y Beccaria, Luis (2001): "El persistente deterioro de la distribución del
non de la acumulación capitalista. ingreso en la Argentina", en Desarrollo Económico N° 160, Buenos Aires.
Ariño, Mabel (2010): "Transformaciones en el mercado de trabajo: 1974-2002.
(PEA, Empleo, Salarios, Ingresos)", en Susana Torrado (comp.), El costo social
Notas del ajuste (Argentina, 1976-2002), Buenos Aires, Edhasa.
Beccaria, Luis y Maurizio, Roxana (2008): "Mercado de trabajo y distribución perso-
Las siglas "TP-año" en los Cuadros y Gráficos remite a los censos correspondientes al nal del ingreso", en Javier Lindenboim (comp.), Trabajo, ingresos y políticas en la
Total del País en el año mencionado. Los censos jurisdiccionales son identificados con sus si-
Argentina. Contribuciones para pensar el siglo XXI, Buenos Aires, EUDEBA.
glas respectivas. La sigla EVITAL significa Estadísticas Vitales.
Beccaria, Luis (2002): "Empleo, remuneraciones y diferenciación social en el último
2 Esta parte se basa en Germani (1962, Parte IV) y (1963, passim).
cuarto del siglo XX", en VV. AA., Sociedad y sociabilidad en la Argentina de los
3 La movilidad social puede ser de distintos tipos: estructural (modificación en el núme-
ro relativo de posiciones disponibles de cada categoría social); de reemplazo (cambio individual 90, Buenos Aires, Universidad Nacional de General Sarmiento, Biblos.
posibilitado por la vacancia en otras posiciones); demográfica (derivada de las diferencias inter- Consejo Federal de Inversiones (CFI) (1989): Estructura Social de la Argentina. Indi-
estratos en los niveles del crecimiento vegetativo y migratorio). Por otra parte, se dice que la
cadores de la estratificación social y de las condiciones de vida de la población en ba-
movilidad es intrageneracional cuando el desplazamiento se realiza en el curso de la vida de una
se al Censo Nacional de Población y Vivienda de 1980. (Total del país y 26 volú-
misma persona; intergeneracional cuando tiene lugar de padres a hijos.
4 Una hipótesis irrealista, ya que el propio Germani demuestra que existió en todo mo-
menes por provincia), Buenos Aires. (Dirección general y redacción: Susana
mento un volumen no despreciable de movilidad descendente. Ello significa que esta cuantifi- Torrado).
cación de la movilidad estructural ascendente con anterioridad a 1930 constituye una esti- Germani, Gino (1963): "Movilidad social en la Argentina", en S. M. Lipset y R.
mación de mínima. Bendix, Movilidad social en la sociedad industriah Buenos Aires, EUDEBA.
5 Salvo mención contraria, todos los análisis de este acápite provienen de Torrado (1994), (1955): Estructura social de la Argentina. Análisis estadístico,
con sus respectivas referencias bibliográficas. Por razones que enseguida se harán comprensibles Buenos Aires,
Raigal.
60 EL COSTO SOCIAL DEL AJUSTE SUSANA TORRADO 61
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