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SUSANA TORRADO

(Directora)

EL COSTO SOCIAL
DEL AJUSTE

(Argentina, 1976-2002)

Tomo I
Modelos de acumulación, regímenes de gobierno
y estructura social

Susana Torrado

Los cambios en la estructura social y la movilidad social son fenómenos que


se despliegan —por lo tanto, se captan— en el largo plazo, es por ello que en
general se abordan desde una perspectiva histórica. Sólo así, por comparación
con momentos pretéritos, es posible aprehender convenientemente la signifi-
cación de cada acontecimiento. Esto explica que, a los efectos de contextuar
el análisis de los cambios en la dinámica demográfica y el bienestar que se ve-
rifican durante el proceso de "ajuste estructural" en nuestro país, y para pro-
veer las principales claves interpretativas en cada momento particular, rese-
ñaremos aquí la evolución de la estructura social de la Argentina desde fines
del siglo XIX hasta principios del XXI.
En nuestro marco conceptual, es central la distinción de lapsos históricos
según los "modelos de acumulación" hegemónicos. Esta noción se asocia fá-
cilmente con el corpus teórico desarrollado para dar cuenta de dos de las gran-
des dimensiones discernibles en los sistemas capitalistas: el "régimen social de
acumulación" (RSA) y el "régimen político de gobierno" (RPG) (Nun,
2007:12-14).
Un régimen social de acumulación constituye el conjunto complejo de
los factores territoriales y demográficos, de las instituciones y de las prácti-
cas que, en un determinado momento definido por coordenadas de lugar y
tiempo, inciden coherentemente en el proceso de acumulación de capital,
entendiendo a este último como una actividad microeconómica de genera-
ción de ganancias y de toma de decisiones de inversión. Un RSA —o mode-
lo de acumulación (utilizaremos las dos expresiones como sinónimos)—
constituye entonces una matriz de configuración cambiante en cuyo inte-
rior se van enlazando diferentes estrategias específicas de acumulación y
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procedimientos diversos para implementarlas, de modo que la acumulación
de capital se vuelve en cada lugar el resultado contingente de un entrelaza- 1. El modelo agroexportador: antes de 1930
miento de estructuras y de estrategias.
Por su parte, el régimen político de gobierno hace referencia a las trans- Las transformaciones que experimenta la economía argentina a partir de la se-
formaciones que pueden experimentar los sistemas políticos institucionales gunda mitad del siglo XIX están directamente determinadas por la coyuntu-
respecto a un determinado modelo de acumulación. En nuestro caso, nos in- ra de los mercados internacionales de materias primas, signada en ese enton-
teresa mostrar cómo, en el curso de un mismo modelo es factible que cambien ces por el notable acrecentamiento de su demanda en los países que se
los sistemas de gobierno que lo sustentan, es decir, que haya mutaciones en el consolidaban como centros industriales, fundamentalmente en Europa. Se in-
marco político institucional —el que puede variar desde una situación de dic- duce así una nueva división internacional del trabajo que favorece la incor-
tadura hasta una de democracia— sin que necesariamente las haya en las estra- poración a la economía mundial de las regiones productoras de bienes prima-
tegias de acumulación. rios, vía la inversión de capitales y las migraciones internacionales desde el
Ahora bien, en la historia de la Argentina moderna, hay un hito —la cri- centro a la periferia.
sis internacional de 1930— que separa dos etapas de muy distinta naturale- La Argentina —cuyas vastas praderas naturales la convertían en una de las
za: la primera, caracterizada por la prolongada vigencia de un modelo de zonas más aptas para la producción agropecuaria— fue uno de los países don-
acumulación agroexportador; la segunda, asentada, primero, en un modelo de este proceso se verificó en forma típica.
de industrialización sustitutiva para el mercado interno (1945-1972); y, lue- Las elites ilustradas que condujeron el país durante este período —noto-
go, en un modelo de apertura a la globalización económica internacional riamente subordinadas a los grandes propietarios terratenientes de la pampa
(1976-2002). húmeda— se abocaron entonces a resolver cuatro cuestiones prioritarias: a) la
Es este último lapso el que constituye la cobertura temporal de este tra- organización nacional; b) la atracción de capitales externos que posibilitaran
bajo. Durante el mismo se sucedieron en el poder gobiernos de muy distin- el desarrollo de formas modernas de producción agropecuaria; c) la promo-
ta idiosincrasia, aunque, por la naturaleza de sus políticas económicas, todos ción de la inmigración europea; d) la educación universal y obligatoria.
puedan ser englobados dentro un mismo régimen de acumulación —llamado La unidad nacional y la organización institucional (que se completaron
"aperturista" o "de ajuste"—. Para organizar la exposición de estos aconteci- hacia 1880, después de varias décadas de luchas civiles) eran indispensables pa-
mientos, distinguiremos en ese lapso dos principales momentos: a) el ajuste ra asegurar las inversiones extranjeras y la continuidad de las actividades eco-
en dictadura militar (1976-1983); b) el ajuste en democracia (1983-2002). nómicas. Los nuevos capitales debían permitir la modernización productiva y,
Este último período, signado por gobiernos civiles de disímil signo partida- sobre todo, asegurar la implantación de un sistema nacional de transporte (que
rio y diferente intensidad en la aplicación de similares políticas neoliberales, se centró en el tendido ferroviario) que posibilitara la movilización de bienes y
lo subdividiremos en tres etapas: la del gobierno radical (1983-1989); la del personas de acuerdo a la nueva dinámica económica. La promoción de la in-
gobierno justicialista (1989-1999); la del gobierno de la Alianza (1999- migración europea tenía por objetivo "poblar el desierto", modificando de pa-
2002). so sustancialmente la composición de la población criolla de antigua raigam-
Dentro de lo posible, nos limitaremos a destacar los efectos de cada es- bre. La universalización de la educación buscaba asemejar el elemento humano
trategia, dentro del modelo de ajuste, sobre la estratificación social y la movi- nacional al de los países europeos que servían de paradigma.
lidad social, ya que el cambiante nivel de vida de la población se muestra a lo Puede considerarse que todos estos objetivos se alcanzaron durante el
largo de varios capítulos de este libro. La disponibilidad de información esta- lapso 1880-1930. En efecto, durante esas seis décadas se incrementaron ver-
dística varía notablemente de un momento al otro, tanto en cantidad como tiginosamente el volumen y el valor de las exportaciones, el capital instalado,
en calidad, lo que ineludiblemente se reflejará en las características de cada el producto nacional y el producto per cápita (esto último a pesar del notable
descripción. incremento de la población).
Un efecto no previsto fue la escasa radicación rural de los inmigrantes
atribuible, entre otros factores, a las dificultades para acceder a la propiedad
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Para los años 1914-1947, ha disminuido radicalmente la tasa anual de


de la tierra regida por una altísima concentración latifundiaria. El asenta-
crecimiento (21 por mil), siendo este último atribuible ahora, en su mayor
miento en las ciudades de la mayoría de los recién llegados, propició una tem-
prana e importantísima urbanización en las áreas que se incorporaron a las parte, al crecimiento vegetativo. Sin embargo, esta delimitación intercensal es
engañosa. Si contáramos con un censo para el año 1930 o alrededores, com-
nuevas actividades agroexportadoras, la que fue acompañada por una muy in-
probaríamos que, hasta ese entonces, la dinámica demográfica era semejante
cipiente industrialización ligada a la preparación de productos primarios pa-
a la del pasado y que el cambio de tendencia empieza recién en 1932, cuan-
ra la exportación y por un muy considerable desarrollo del sector terciario (co-
do el país se cierra a la inmigración extranjera como secuela de la gran depre-
mercio y servicios). El Cuadro 01 provee los principales indicadores de esta
sión. Por su parte, el analfabetismo continúa disminuyendo aceleradamente
evolución.'
durante esos años, al igual que progresa ininterrumpidamente la urbanización
Cuadro 01. Indicadores de desarrollo social. Total del país, 1869-1947 (desde 1930, en función de las migraciones internas de la población nativa).
En lo que concierne a la estratificación social, su perfil se trastoca profun-
Año Población Tasa de 96 de 96 de 96 de PEA Yo Esperanza damente durante la vigencia del modelo agroexportador. 2 En el Cuadro 02 se
(miles) crecimiento Extranjeros Población en Sector Analfabetos de vida (e, aprecia la rapidísima expansión de los sectores medios, que pasan del 10% de
(p/mil) (a) Urbana (b) Terciario (c) (d) (años) la población activa en 1869, a 25% en 1895, y 30% en 1914, es decir, se tri-
1869 1,737 12 29 14 78 29 plican en un lapso de 45 años. Si este análisis se limita exclusivamente al sec-
30 ' tor urbano, los resultados son aún más espectaculares ya que el volumen de
1895 3,955 25 37 22 54 35 los estratos medios se cuadruplica con creces, pasando de 5% a 22%. Una
35 evolución semejante debió verificarse hasta mediados de los años treinta, co-
1914 7,855 30 53 27 35 48
mo lo sugieren las cifras correspondientes a 1947.
21.
1947 15,894 .g- 15 62 37 14 61
Cuadro 02. Población Económicamente Activa (PEA)
Fuente: TP-1869/1895/1914/1947; Germani (1955); Somoza (1971).
según Estratos Socio-ocupacionales y Origen. Total del país, 1869-1947
(a) Tasa de crecimiento anual intercensal (por mil).
(b) Localidades de 2.000 habitantes y más. Estratos Socio-Ocupacionales Distribución de la PEA (96) % Extranjeros
(c) Excluido Servicio Doméstico. en la PEA
(d) Analfabetos por 100 habitantes de 14 años y más. 1869 1895 1914 1947 1895 1914
(e) Sexos reunidos. Estratos medios urbanos (a) 5,1 14,6 22,2 31,0 59,4 50,7
Estratos populares urbanos (a) 53,5 46,2 50,0 43,8 38,7 47,7
Entre 1869 y 1914, la tasa de crecimiento intercensal de la población es nota-
Estratos medios rurales (b) 5,5 10,6 8,2 9,2 43,0 44,5
blemente alta (igual o superior al 30 por mil), un ritmo cuya mayor parte es
Estratos populares rurales (b) 35,9 28,6 19,6 16,0 25,0 34,8
atribuible a la inmigración europea: durante este período, el porcentaje de ex-
Total 100,0 100,0 100,0 100,0 38,8 46,1
tranjeros en el total de la población del país se situó siempre entre el 20% y el vente
uente: Germani, (1963: 321).
30%. Dado que su localización espacial no fue uniforme en el territorio nacio-
(a) No agropecuarios; (b) Agropecuarios.
nal, dicho porcentaje es sustancialmente superior en las grandes ciudades de la
región pampeana. Entre esas dos fechas censales, el porcentaje de población ur-
Esto significa que, en menos de una generación, surgió un amplio estrato me-
bana subió de 29% a 53%; el volumen de la población económicamente acti-
dio, por lo que, necesariamente, sus miembros debieron reclutarse entre los
va (PEA) en el sector comercio y servicios (excluido el servicio doméstico) pa-
estratos populares, urbanos y rurales, y la movilidad social resultante debió ser
só del 14% al 27%; el porcentaje de analfabetos descendió de 78% a 35%; y
no sólo de carácter intergeneracional (desplazamiento de posición de padres a
la esperanza de vida al nacimiento ascendió de menos de 30 a casi 50 años.
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hijos) sino también de naturaleza intrageneracional (desplazamiento durante
populares fluctuó entre ellos entre 1/3 (31%) y 1/4 (26%), contra 10% y
la vida de una misma persona), 3 esto último sobre todo entre los extranjeros
19%, respectivamente, en la población nativa.
recién llegados cuya extracción social originaria era por demás modesta.
Para el período de la inmigración masiva, existen las cuantificaciones Por otra parte, los datos precedentes se refieren a todo el territorio nacio-
de este fenómeno que se presentan en el Cuadro 03. Así, el hecho funda- nal cuando, en realidad, las tasas de movilidad debieron haber sido muy des-
mental que afectó la movilidad social en la Argentina durante esta etapa —en iguales entre regiones, en razón del muy dispar desarrollo del país durante el
extremo elevada por comparación a patrones internacionales— fue el creci- modelo agroexportador. En efecto, dado que los cambios estructurales se con-
miento muy rápido de la proporción de estratos medios que acabamos de centraron por entonces en la Ciudad de Buenos Aires (CBA) y en la región
reseñar. Debido a esta expansión estructural (y en la hipótesis de ninguna pampeana, la ampliación de los estratos medios debió haber sido comparati-
movilidad de descenso entre las personas de origen medio 4), durante dicho vamente mucho más marcada en estas áreas (que son también las que absor-
período, en la población total, por lo menos un 20% de las personas de ori- bieron prácticamente todos los flujos migratorios externos).
gen popular ascendía a los estratos medios, lo que a su vez implicaba que Al finalizar el modelo agroexportador con la gran crisis mundial, sin em-
66% de los individuos ubicados en posiciones ocupacionales de clase media bargo, se percibían ciertos aspectos negativos en el sistema socioeconómico
eran de origen popular, habiendo ascendido vía intergeneracional o intrage- que el proceso, bien dejó intactos, bien engendró.
neracional. Entre los primeros, el más importante era la persistencia —sobre todo en
la zona pampeana— de un régimen de propiedad fundiaria que actuó como
Cuadro 03. Movilidad estructural en la Argentina, 1895 y 1914 determinante fundamental del futuro desarrollo agropecuario. Entre los se-
gundos, el más grávido de consecuencias era, sin duda, el grado de dependen-
cia externa (respecto a la demanda de productos agrícolas y a la entrada de
Lugar de nacimiento Composición de los estratos Porcentaje de ascensos en los estratos nuevos capitales) en que se había situado la economía argentina, fenómeno
de la población medios: De cada 100 personas populares: De cada 100 personas que se designa habitualmente con la expresión "vulnerabilidad económica ex-
económicamente activa pertenecientes a los estratos de origen popular había ascendido terna".
medios había en los años a los estratos medíos la siguiente
Porque una de las principales consecuencias de la crisis de 1930 fue la
indicados la siguiente cantidad cantidad de individuos
modificación sustancial del sistema que había regido hasta entonces el comer-
de individuos de origen popular
cio internacional, sobre todo entre el centro y la periferia. En la Argentina, las
19 consecuencias de la depresión fueron inmediatas y se tradujeron en disminu-
PEA Argentina nativa 46 58
85 74 26 ción de las exportaciones, deterioro de la relación de intercambio entre los
PEA extranjera
PEA total 66 66 22 productos nacionales y los bienes de importación, drástica disminución de la
entrada neta de capitales, aumento de los servicios de la deuda externa, cierre
Fuente: Germani (1963: 325).
del país a la inmigración extranjera, etc.
Razones todas que explican el viraje sustancial de la orientación de los
modelos de acumulación a partir de 1930.
Estos parámetros eran notoriamente diferentes entre la población nativa y la
extranjera, aunque deba tenerse en cuenta que, para 1914, la categoría "nati-
va" involucraba también inmigrantes de segunda generación (hijos de extran-
jeros). Las cifras indican que el proceso de movilidad social ascendente fue 2. La industria como eje del desarrollo: 1930-1972 5
mucho más acentuado entre los extranjeros —que representaban en esa época
entre 50% y 60% de los estratos medios (véase Cuadro 02)—, ya que la pro- En efecto, como consecuencia de la crisis mundial, la Argentina debe aban-
porción de aquellos que habían ascendido personalmente desde posiciones donar el modelo agroexportador que, hegemonizado por los grandes propie-
tarios terratenientes de la pampa húmeda, había presidido su desenvolvimien-

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to desde fines del siglo XIX. Se inicia entonces un proceso de desarrollo basa- Cuadro 04. Fuerza de trabajo urbana (a): distribución según
do en la industrialización sustitutiva de importaciones que habría de perdu- Clases y Estratos sociales. Total del país, 1947-1991
rar casi 45 años, aunque con sensibles diferencias en las dos estrategias ("jus- Clases y estratos sociales 1947 1960 1970 1980 1991
ticialista" y "desarrollista") que tienen vigencia efectiva en este lapso.
Para reseñar el efecto de estos modelos sobre la estructura social, nos ser-
(miles) (4.621) (6.022) (7.440) (8.684) (10,850)
viremos del Cuadro 04, en el que hemos estimado el peso de los principales
estratos socio-ocupacionales en la PEA no-agropecuaria (a la que denomina-
remos urbana). Esta última representa, respectivamente, en cada fecha censal,
73,7%, 80,5%, 84,1%, 86,9% y 87,9% de la fuerza de trabajo total.
Antes de entrar a analizar cada modelo, señalemos que tienen un rasgo - Industriales 2,5 2,8 1,2 1,3 1,9
común, por lo menos en lo que concierne al empleo: si bien a diferente rit- - Comerciantes 7,6 7,4 7,7 8,4 6,0
- Resto 3,9 4,1 2,9 2,8 3,7
mo, ambos indujeron el crecimiento de actividades no-agropecuarias, razón
IIIIIP lt,"1
por la cual, invariablemente, se verificó una notable transferencia de mano de
- Profesionales 1,9 1,8 2,3 3,4 3,6
obra rural hacia los sectores urbanos (migraciones internas de la población na-
- Técnicos 6,1 5,8 7,5 9,1 11,5
tiva). Aunque es claro que las dos estrategias difieren sensiblemente en lo que
- Empleados administrativos 10,9 14,9 16,6 14,7 8,3
concierne a la forma en que se absorbe el empleo no-agropecuario según los
- Vendedores del comercio 7,7 5,9 6,7 7,7 3,0
sectores productivos y según los estratos sociales componentes y, por lo tan-
a it.4
to, en el perfil resultante de la estratificación social.
Por otra parte,- en lo que concierne a la movilidad social 6 también pue-
- Artesanos de la manufactura 3,6 3,3 2,7 2,8 3,2
den señalarse algunos rasgos permanentes a lo largo de ambos modelos: la ex-
- Trabajadores calificados
pansión continua de la educación formal en el conjunto de la población; el
de los servicios 1,0 1,8 3,8 3,8 5,1
fenómeno de devaluación de las credenciales educativas 7; el acceso diferencial
de cada estrato a cada nivel educacional (en especial, el virtual bloqueo de la t"4"111119711 /71'51 -":011 ir17.11111r:1 -1544 • 1 4272:212913 1.
- Obreros de la industria 22,6 21,1 16,5 15,0 10,9
educación como canal ascensional para la clase obrera); en fin, el crecimiento
- Obreros de la construcción 5,1 5,4 7,0 6,4 6,1
demográfico diferencial entre estratos (más lento en los de clase media) (To-
- Resto 17,3 16,9 15,2 12,2 17,6
rrado, 2003).
Por último, es difícil escindir internamente la dinámica demográfica a
- Peones de la construcción
partir de 1930. Globalmente, el período 1930-2000 se caracteriza por una y los servicios
nueva desaceleración del crecimiento vegetativo, por una nueva disminución 0,5 1,1 1,9 4,5 7,6
- Empleados domésticos 8,8 7,1 7,2 7,0 10,3
de la importancia del crecimiento inmigratorio respecto al crecimiento total,
y por un cambio notable en los componentes netos de la migración externa,
Fuente: Torrado (1994) y CEN - 1991.
(ahora, inmigración de trabajadores provenientes de países limítrofes y emi-
(a) No-agropecuaria.
gración de argentinos nativos).
2.1 El modelo justicialista: 1945-1955

El período 1930-1945 estuvo signado por el estancamiento de la actividad


agropecuaria tradicional y por el estímulo a la actividad industrial, verificán-
dose concomitantemente una moderada implantación de capital extranjero
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mediante la inversión directa en actividades industriales que funcionaban en Debe destacarse que —por única vez en la historia de la Argentina moder-
condiciones oligopólicas. Sin embargo, hacia 1945, predominaban en la es- na—, la industria manufacturera asume el liderazgo de ese proceso, expandién-
tructura industrial las empresas pequeñas y medianas de capital nacional. En dose con un perfil interno que, a pesar del predominio absoluto de las peque-
el plano político, varias estrategias alternativas de industrialización se dispu- ñas empresas en el conjunto de las nuevas plantas que entonces se establecen,
taban la hegemonía a comienzos de la década de 1940. favoreció netamente la creación de puestos asalariados tanto de clase obrera
En estas circunstancias, en 1945, emerge el movimiento que lidera el como de clase media. En efecto, el rasgo más específico del modelo justi-
General Juan Domingo Perón como expresión de una nueva alianza de clases: cialista fue su superior capacidad de creación de empleo industrial, aunque no
la de la clase obrera y los pequeños y medianos empresarios industriales. El pueda afirmarse que la industrialización sustitutiva de esta etapa liderara un
nuevo bloque, apoyado en una línea nacionalista de las fuerzas armadas, es por- importante crecimiento de la economía. También fue importante en este lap-
tador de un proyecto de desarrollo industrial radicalmente distinto al pro- so la creación de empleo por parte de los otros dos sectores no-agropecuarios
pugnado hasta ese momento por las diversas fracciones de la antigua clase do- (construcción y terciario).
En lo que concierne a la estructura social, puede observarse en el Cuadro
minante.
En esta estrategia —de corte "distribucionista"—, la industria constituye el 04 que, hacia 1945, la población activa urbana contenía cerca de 40% de
objetivo central del proceso de desarrollo. Se impulsa una industrialización puestos de clase media y 50% de puestos de clase obrera, con neto predomi-
sustitutiva basada en el incremento de la demanda de bienes de consumo ma- nio del empleo asalariado en ambos colectivos (2/3 en la clase media; 3/4 en
sivo en el mercado interno, la cual es generada a través del aumento del salario la clase obrera). En total, las posiciones asalariadas representaban 72% del
real. El modelo requiere así medidas redistributivas del ingreso que impulsan la empleo global, un nivel definitivamente asimilable a países capitalistas relati-
demanda interna y la ocupación industrial y, por lo tanto, la acumulación. vamente desarrollados.
El principal mecanismo para lograr estos objetivos fue la reasignación de La dinámica del mercado de trabajo durante la estrategia justicialista mo-
recursos para la producción a través de la acción del Estado. Ello se logró me- dificó un tanto ese perfil inicial aunque no en forma drástica. Por un lado, el
diante la expropiación parcial de la renta agraria a través de la nacionalización crecimiento global del empleo involucró en forma más o menos pareja tanto
del comercio exterior de productos agropecuarios, transfiriendo los recursos al empleo asalariado como al empleo autónomo (empleadores y cuenta pro-
así obtenidos al financiamiento del desarrollo industrial centrado en indus- pia), de suerte que puede estimarse que, hacia 1955, la distribución de posi-
trias de consumo masivo (particularmente, alimentos y textiles). Las medidas ciones desde esta óptica era bastante similar al comienzo: alrededor de 72%
que impulsaron la industrialización (tales como la protección arancelaria, el de asalariados y 28% de autónomos. Por otro, si bien es cierto que la clase me-
privilegio fiscal, el crédito subsidiado, el estímulo a la importación de bienes dia crece algo más rápido que la clase obrera, este lapso es el de menor distan-
de capital, el manejo selectivo del control de cambios, etc.) beneficiaron so- cia relativa entre las velocidades de expansión de ambos colectivos, al tiempo
bre todo a los pequeños y medianos empresarios de origen nacional y, parale- que también en ambos se incrementa velozmente el estrato asalariado.
lamente, a los asalariados industriales. La dinámica que acaba de describirse se traduce, a mediados de la déca-
Por otra parte, el Estado también extiende su campo de acción econó- da de 1950, en un perfil de la estructura social urbana algo diferente al de
mica y social al nacionalizar o crear importantes empresas de servicios públi- 1945, pero no en lo esencial. El volumen de la clase media es algo superior (ha-
cos, y al acentuar su estrategia redistributiva a través de la asignación crecien- bría pasado, digamos, del 41% al 43%) y algo inferior el de la clase obrera (de
te de recursos a la educación, la salud, la vivienda y la seguridad social. 50% a 49%). Pero la composición interna de cada clase había cambiado muy
El balance de la estrategia justicialista de sustitución "fácil" de importa- poco respecto al momento inicial, aunque se observe una incipiente asalariza-
ciones respecto a la distribución sectorial de la PEA, se traduce, en primer tér- ción de la clase media y una levísima desalarización de la clase obrera.
mino, en altísimos niveles de creación de empleo urbano, logrados en un con- En lo que respecta a la movilidad social, la interpretación más verosímil
texto de plena ocupación, o, más precisamente, con tasas de desempleo de los movimientos que acaban de reseñarse es que los migrantes internos ali-
abierto equivalentes al nivel friccional. mentaron principalmente la expansión del estrato obrero asalariado (lo que
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puede considerarse un movimiento ascendente, dadas las modestas posiciones otros a los que es práctica común calificar como "excluyentes", en razón, jus-
que la mayoría de ellos ocupaba en las áreas rurales de origen), así como tam- tamente, de su incapacidad para incorporar al empleo y al bienestar a impor-
bién el crecimiento de los pequeños propietarios de la industria y el comercio tantes contingentes de la fuerza de trabajo total. El modelo justicialista no in-
(un estrato de menor crecimiento demográfico comparativo), experi- dujo un gran crecimiento económico global ni una modernización destacable
mentando en todos estos casos movilidad ascendente de carácter intragenera- de la estructura social, pero tuvo el mérito de no segmentar los mercados de
cional (desde luego, esto no excluye que muchos de dichos migrantes debie- trabajo ni excluir a franjas importantes de la población de los frutos del desa-
ron incorporarse al empleo urbano en puestos manuales no calificados y en el rrollo logrado.
servicio doméstico). Por otra parte, la rápida expansión de las posiciones no Una serie de restricciones estructurales y coyunturales en las variables que
manuales asalariadas (empleados en la industria y la administración pública), sostenían la acumulación interna se conjugaron para interrumpir el creci-
debió nutrirse de los estratos autónomo y asalariado de clase media que se ha- miento industrial impulsado durante el período justicialista. Entre ellas pue-
bían conformado con anterioridad a 1945 —los que ya habían incorporado den citarse: a) la acérrima oposición del sector agroexportador que, al dismi-
por completo la obtención de la credencial educativa de nivel primario y co- nuir la producción exportable, favoreció una crisis en la balanza de pagos que
menzaban a acceder al nivel secundario (debe recordarse que, en este momen- redujo la capacidad de importación de los bienes intermedios y de capital in-
to, la cantidad de educación formal necesaria para acceder a posiciones admi- dispensables para continuar y profundizar la industrialización sustitutiva; b)
nistrativas asalariadas no debía exceder en mucho el nivel primario)—. En este la no menos virulenta oposición de los grandes empresarios que retrotrajeron
último caso, debió primar un tipo de movilidad intergeneracional que, a pe- la inversión y trataron de recuperar ingresos a través del aumento de precios,
sar de realizarse entre segmentos pertenecientes a una misma clase social, sin con la consiguiente inflación; c) el fracaso en la tentativa de obtener capitales
duda se visualizaba como ascendente, vista la alta valoración social de las po- externos que —aceptando la estrategia "distribucionista"— permitieran superar
siciones no manuales asalariadas. Por otra parte, no se detecta en este momen- el estrangulamiento externo de la economía. Estas fueron las principales fuer-
to empleo precario (empleo no-registrado) y existe escaso empleo marginal zas que se conjugaron para derrocar el gobierno justicialista, en 1955.
(empleo inestable u ocasional de calificación nula). En suma, desde el punto
de vista ocupacional, el panorama de conjunto durante el justicialismo es el
de un proceso generalizado de movilidad estructural ascendente, desde mo- 2.2 El modelo desarrollista: 1958-1972 8
destas posiciones rurales a posiciones urbanas autónomas de clase media y asa-
lariadas de clase obrera, y desde segmentos inferiores a segmentos superiores En el contexto de una autoritaria proscripción del peronismo de la vida polí-
dentro de la clase media. Complementariamente, todas las evidencias dispo- tica nacional, en 1958 accede al poder un nuevo bloque caracterizado por la
nibles llevan a concluir que esta movilidad ocupacional ascendente fue efecti- alianza de la burguesía industrial nacional y el capital extranjero, corporizado
vamente acompañada por un movimiento también ascendente en la escala de este último por grandes empresas trasnacionales norteamericanas que afluyen
entonces al país en magnitudes significativas.
ingresos.
Como visión global, puede decirse que el modelo justicialista favoreció En esta nueva estrategia, la industria también constituye el objetivo cen-
la expansión cuantitativa de los componentes sociales del bloque que le sirvió tral del proceso de desarrollo. Pero, a diferencia del modelo justicialista, se im-
de apoyo para su surgimiento (la clase obrera y los pequeños y medianos em- pulsa ahora una industrialización sustitutiva de bienes intermedios y de con-
presarios industriales), al tiempo que fortaleció (por que existían desde anta- sumo durable, en la que el incremento de la demanda está asegurado por la
ño) el aumento cuantitativo de las capas medias asalariadas, sobre todo en el inversión, el gasto público y el consumo suntuario del estrato social urbano
sector público. Además de su carácter "distributivo", otros dos adjetivos po- de altos ingresos. Este modelo implica, por lo tanto, un proceso regresivo de
drían calificar los efectos de esta estrategia sobre la estructura social: se trata concentración de la renta.
de una dinámica "relativamente modernizadora" e "incluyente". Con este úl- El Estado también cumple un rol crucial en esta estrategia —coadyuvan-
timo neologismo buscamos contrastar el modelo justicialista con aquellos do al intenso esfuerzo de capitalización y concentración económica que se
34 EL COSTO SOCIAL DEL AJUSTE SUSANA TORRADO
35
despliega durante más de una década—, mediante sus funciones como produc- la clase obrera, predomina ahora el crecimiento del estrato autónomo. En
tor de bienes y servicios y como agente distribuidor de los recursos sociales. otros términos, se experimenta un claro proceso de asalarización de la clase
En lo que concierne a la distribución sectorial de la fuerza de trabajo, la media y de desalarización de la clase obrera.
estrategia seguida entre 1958 y 1972 induce efectos completamente disímiles El balance final del desarrollismo es una estructura social urbana en la
a la justicialista. que la clase media representa alrededor del 45% al igual que la clase obrera,
La creación de empleo urbano es aún más rápida que durante el período con un más neto predominio del estrato asalariado dentro de la primera y con
precedente, pero, en este proceso, el papel de la industria manufacturera es un incipiente crecimiento del estrato autónomo dentro de la segunda. Se ob-
prácticamente nulo. No obstante, es preciso calificar esta afirmación desde di- serva también un leve incremento del estrato marginal.
versos ángulos. Porque lo que en realidad acontece, es que la nueva estrategia En lo que respecta a la movilidad soci ah el modelo desarrollista también
industrializadora destruye un número muy considerable de pequeños y me- muestra tendencias muy disímiles a las precedentes.
dianos establecimientos industriales (con la consiguiente desaparición de los En primer lugar, la clase media autónoma crece poco en términos netos,
empresarios, obreros asalariados y artesanos por cuenta propia empleados en un fenómeno que refleja la compensación entre la desaparición absoluta de pe-
los mismos), pero, al mismo tiempo, crea empleo asalariado de clase media queños industriales y el aumento absoluto de pequeños propietarios del comer-
(empleados administrativos y, de manera incipiente, técnicos industriales) a cio y los servicios. Ahora bien, aun aceptando que muchos migrantes recientes
un ritmo tan veloz que compensa con creces el número de puestos elimi- pudieron haberse incorporado directamente al estrato de pequeños propietarios,
nados. De manera que, si bien puede afirmarse que, en lo que concierne a la es plausible que tal dinámica implicara mayoritariamente un trasvasamiento de
creación cuantitativa de empleo, el desempeño de la industria es nulo duran- los estratos medios autónomos de la industria que fueran desplazados por el
te el período desarrollista, esta afirmación sería totalmente errónea en térmi- proceso sustitutivo, hacia posiciones sociales análogas en el sector terciario, en
nos cualitativos. todos los casos suponiendo movilidad de tipo intrageneracional.
Desde luego, la falta de creación neta de empleo industrial determina que En segundo lugar, la clase media asalariada alcanza durante esta etapa su
todo el crecimiento de la oferta de fuerza de trabajo urbana deba ser absorbi- ritmo más rápido de expansión, con la particularidad de que ahora crecen más
do por los otros dos sectores no-agropecuarios: la construcción y el terciario velozmente sus categorías ocupacionales de mayor requerimiento educacional
experimentan por entonces su crecimiento más veloz. (profesionales y técnicos). En su gran mayoría, este movimiento ascencional
Por otra parte, aunque es verdad que la creación de empleo urbano es aún debió haber sido alimentado —vía intergeneracional— desde la clase media au-
más rápida que durante el justicialismo, el contexto ya no es de pleno empleo. tónoma en su conjunto, desde las propias posiciones técnico-profesionales, y
Así, si bien la tasa de desempleo abierto (aunque oscilante) nunca se alejó de- desde las categorías más bajas de la clase media asalariada (empleados adminis-
masiado de niveles usuales en economías capitalistas (del orden del 6%), en trativos y comerciales). En relación a esta dinámica, es verosímil que durante
algunos años de este período la misma alcanza valores que señalan sin amba- esta etapa comenzara a experimentarse una devaluación de las credenciales de
ges una subutilización visible de la mano de obra urbana. nivel medio, atribuible a la rápida expansión de la matrícula secundaria que co-
Por su parte, los efectos de la estrategia desarrollista sobre la estructura so- mienza ya durante el justicialismo.
cial son radicalmente diferentes a los del período precedente (Cuadro 04). En tercer lugar, en lo que concierne a la clase obrera asalariada, durante
Por un lado, la expansión del empleo favoreció algo más al asalariado por el desarrollismo disminuye en términos absolutos el número de obreros de la
comparación al autónomo, aunque al final de este lapso el volumen total del industria (comparativamente más calificados que los de otros sectores urba-
empleo asalariado urbano continuaba oscilando alrededor del 72%. nos), razón por la cual este sector dejó de constituir un canal de incorpora-
Por otro, se acelera el crecimiento de la clase media por comparación al ción laboral para los migrantes recientes. Por el contrario, sí parece haber
de la clase obrera, al tiempo que se modifica profundamente la composición cumplido este papel el empleo obrero calificado y no calificado asalariado en
interna de ambos agregados. Dentro de la clase media, la expansión relativa la construcción, tanto para los migrantes internos como para los limítrofes
beneficia casi exclusivamente al estrato asalariado. Por el contrario, dentro de (comparativamente más voluminosos durante esta etapa).
36 EL COSTO SOCIAL DEL AJUSTE SUSANA TORRADO 37
Por último, puede razonablemente conjeturarse que el canal de movili- cio de marginar a una parte considerable de la población de los logros del des-
dad laboral más importante —tanto para los migrantes internos recientes co- arrollo económico. En otras palabras, muchos de los fenómenos por los que
mo para los obreros autónomos y asalariados desplazados de sus antiguas po- sería posteriormente anatematizado el modelo aperturista, se inician en reali-
siciones en la industria y el transporte—, fue el empleo autónomo de clase dad durante la vigencia del desarrollismo.
obrera en el sector servicios, el que, durante esta etapa, aseguraba iguales o El freno a este modelo estuvo dado por la convergencia de factores eco-
mejores ingresos que muchas posiciones obreras asalariadas. Por lo demás, du- nómicos y políticos de índole adversa. Entre los primeros, se cuenta la recu-
rante este lapso, se detecta escaso empleo marginal, aunque sí empleo no-re- rrencia de las crisis de la balanza de pagos, agravadas ahora por la remisión de
gistrado tanto de clase media como de clase obrera. utilidades y pagos por tecnología al capital extranjero. Entre los segundos, la
Dicho de otra manera, en relación con la movilidad social ocupacional, el agudización del conflicto social, manifestado en las movilizaciones de protes-
panorama de conjunto durante el desarrollismo es de mucha mayor compleji- ta que, en 1969, en varias aglomeraciones urbanas, tradujeron el rechazo de
dad que durante el justicialismo. A la continuada y masiva transferencia de po- los sectores populares respecto a los objetivos de la estrategia desarrollista.
blación desde el campo a la ciudad, se acompañan ahora múltiples trasvasa- Estas movilizaciones tuvieron como corolario, durante 1970-1973, una
mientos dentro de la población urbana nativa o de antigua residencia citadina. aguda crisis institucional que se resuelve con el llamado a elecciones genera-
Desde el punto de vista ocupacional, esta estrategia parece caracterizarse por la les y con la asunción del tercer gobierno justicialista, en mayo de 1973.
coexistencia de fuertes flujos de movilidad estructural ascendente y descenden-
te, acompañados de importantes movimientos intersectoriales presumiblemen-
te neutros desde una perspectiva jerárquica (también debió ser más intensa la 3. El modelo aperturista: 1976-2002
movilidad por reemplazo). Correlativamente, desde la óptica de los ingresos, las
evidencias sugieren que la estrategia desarrollista induce, en promedio, una mo- El gobierno surgido del golpe de Estado de marzo de 1976 adoptó un mode-
vilidad descendeyte relativa, que constituye el efecto neto, por un lado, del me- lo de acumulación sustancialmente diferente a todos los experimentados en el
joramiento de las posiciones correspondientes a la clase alta y a los segmentos pasado, virando en forma diametral las orientaciones de industrialización sus-
superiores de la clase media, por otro, del empeoramiento de las posiciones pro- titutiva que habían estado vigentes desde 1930.
pias de la clase obrera y de los segmentos inferiores de la clase media. En términos generales (aplicables a todo el período aunque con algunas
En síntesis, el balance global del modelo desarrollista en relación a la es- diferencias según los gobiernos), esta estrategia aperturista —"de ajuste" en su
tructura social muestra algunas de las bondades prometidas por sus estrategas, denominación popular— tendió simultánea o sucesivamente a los siguientes
pero también muchos rasgos que difícilmente podrían ser catalogados como objetivos: vigencia de los precios de mercado como régimen básico de funcio-
tales. Por un lado, es cierto que durante 1958-1972 se verifica en promedio namiento; promoción de los sectores más altamente competitivos, lo que im-
una notoria modernización y complejización de la estructura social en todos plicaba la concentración del capital y la eliminación de empresas de menor
los sectores productivos (incluido el sector público), cuya manifestación más productividad; amplia apertura de la economía a la importación de capital ex-
evidente es la rápida expansión de puestos de clase media asalariada. Un ras- tranjero y de bienes de todo tipo; contención drástica del salario real como
go que —además de su obvia naturaleza "concentradora"— permitiría calificar medio de controlar la inflación y de asegurar bajos costos de mano de obra a
,

a esta estrategia como "modernizadora". Pero, por otro lado, son impactantes las empresas. El modelo postuló además el aprovechamiento —a través de la
otros hechos (aumento del cuentapropismo obrero; incremento del empleo exportación de bienes agroindustriales y agropecuarios— de las ventajas com-
precario, tanto de clase media como de clase obrera; franco deterioro o estan- parativas que posee la estructura productiva argentina en esos rubros, aunque
camiento de los niveles de bienestar de las capas sociales más modestas) que sin brindar a estas actividades estímulos especiales.
justifican que también se la califique como "excluyente". En efecto, si bien el Para alcanzar estas metas se aplicaron medidas de distinta índole. En el
desarrollismo indujo un elevado crecimiento económico global y una innega- plano económico, se destacan las siguientes: notable reducción de los arance-
ble modernización de la estructura social, ambos elementos se lograron al pre- les a la importación; subvaluación de la paridad cambiaria; reforma financie-
EL COSTO SOCIAL DEL AJUSTE SUSANA TORRADO 39
38
ra inductora de un sustancial crecimiento en las tasas de interés real (es decir, tituciones corporativas y de representación política, más allá de la represión fe-
fin del crédito subsidiado); supresión de los antiguos créditos preferenciales a roz, la estrategia más eficiente debía consistir en una modificación drástica de
la industria. Otra dimensión central de esta estrategia buscó imponer el prin- las condiciones económicas funcionales que habían alentado históricamente el
cipio de subsidiariedad del Estado en materia económica y social, lo que su- desarrollo de esa clase, es decir, en una modificación drástica de los modelos
ponía, por un lado, transferir parte de sus actividades (servicios públicos y industrializadores. Y ello, aunque los efectos de la política a implementar afec-
empresas productivas) a la esfera privada; por otro, desmantelar el Estado de taran algunos intereses de fracciones importantes de las clases dominantes. De
bienestar que se había organizado en nuestro país en la década de 1940. ahí la política de apertura externa de la economía.
Incluso se llegaron a trasladar los efectos del endeudamiento externo privado En lo que respecta al volumen y estructura de la mano de obra, algunos
al Estado nacional, a través de su estatización. de los preceptos centrales del nuevo modelo (sobre todo, el abandono de la
industrialización sustitutiva; la reforma financiera; el principio de subsidiarie-
dad del Estado) dejan su huella indeleble en las trasferencias de empleo que
se producen en este período.
3.1 El ajuste en dictadura (1976-1983)
Por una parte, el ritmo de crecimiento del empleo urbano fue notable-
En medio de una profunda crisis económica y política del gobierno constitu- mente más lento que en las décadas precedentes, debido a factores que opera-
cional justicialista instaurado en 1973, un golpe de Estado militar desplaza a ron tanto del lado de la oferta como de la demanda de mano de obra. Por
este último en marzo de 1976, adoptando una nueva estrategia de desarrollo. otra, en este momento, el nivel de empleo traduce mecanismos de equilibrio
Puede caracterizarse al nuevo bloque dominante durante 1976-1983, co- más complejos que en el pasado. Es cierto que los índices corrientes de subu-
mo una alianza entre el estamento militar y el segmento más concentrado del tilización abierta de la mano de obra -de 1974 a 1986, la tasa de desocupa-
capital nacional y de las empresas transnacionales. La particularidad de este ción pasa de 3,4% a 5,2%, y la de subocupación horaria de 4,6% a 7,4%
momento histórico es que las fuerzas armadas llegaron entonces al poder con (Cuadro 05)-, respecto al desarrollismo precedente, habrían descendido o
intereses que claramente sobrepasaban mantenido el mismo nivel durante el aperturismo, algo incongruente si se tie-
la esfera de lo económico, apuntando a ne en cuenta la notoria recesión económica que se experimenta durante el go-
lograr un disciplinamiento social gene- bierno militar. No obstante, un análisis más detenido de la cuestión lleva a
ralizado mediante un cambio drástico concluir que tales índices son engañosos.
de la antigua estructura de relaciones
Cuadro 05. Indicadores de la evolución del mercado de trabajo, 1974 2002
económicas, sociales y políticas. -

En efecto, el programa del go-


Indicador 1974 1986 1991 1995 2000 2002
bierno militar se opone a las preceden-
Tasa de desocupación abierta(*) 3,4 5,2 6,0 16,6 14,7 17,8
tes orientaciones de industrialización
Tasa de subocupación horaria(*) 4,6 7,4 7,9 12,5 14,3 19,9
sustitutiva, dando implícitamente por
°A de Asalariados registrados(**) 56,9 51,4 48,1 47,0 46,0 40,7
terminada a la industria como objetivo de No asalariados(**) 28,6 33,0 28,9 28,9 25,2 27,8
central del proceso de desarrollo. En la de Asalariados no registrados(**)(a) 18,8 20,9 29,9 30,6 35,0 39,6
concepción que se impuso entre los
sectores dominantes de la coalición Fuente: EPH-INDEC (ondas de octubre), Beccaria (2002).
militar (en especial, el Ejército), para (*) Total de aglomerados.
lograr el ansiado disciplinamiento po- (**) Aglomerado Gran Buenos Aires (Ciudad de Buenos Aires más Conurbano Bo-
naerense).
Martínez de Hoz, Ministro de Economía lítico e institucional de la clase obrera, (a) Excluido el servicio doméstico.
de la dictadura militar. más allá del avasallamiento de sus ins-
EL COSTO SOCIAL DEL AJUSTE SUSANA TORRADO 41
40
En primer lugar, una parte considerable del descenso de los indicadores de su- tables se orientó preferentemente hacia el cuentapropismo informal o subem-
butilización abierta se explica por el fuerte retroceso de la oferta de mano de pleo oculto, más que hacia puestos asalariados de mala calidad (no-registrado
obra en los mercados de trabajo urbanos (especialmente en el Área o "en negro" ), como acontecería en el futuro.
Metropolitana), un fenómeno principalmente atribuible a razones de índole Un aspecto crucial de esta dinámica radica en la diferencia del impacto
demográfica (no independientes, desde luego, de la propia coyuntura econó- en los distintos estratos sociales, definidos estos, por imperativo de la infor-
mica). Entre las mismas se encuentran: la disminución de la migración inter- mación disponible, de acuerdo al nivel de educación del jefe de hogar (Becca-
na hacia las grandes ciudades; el retroceso de la inmigración de trabajadores ria, 2002). En efecto, el desempleo abierto afectó a todos los trabajadores, pe-
limítrofes; el aumento de la emigración externa de argentinos; en fin, el enve- ro en los estratos inferiores lo hizo con mayor intensidad. Esto se vio agravado
jecimiento de la población que produjo un achicamiento de la franja de eda- porque los más débiles sufrieron, además, desocupación de más larga dura-
des potencialmente activas. ción y más alta rotación en el empleo. También fueron los trabajadores me-
En segundo lugar, también contribuyó al descenso de dichos índices la nos calificados los que experimentaron mayor incidencia del trabajo no-regis-
retracción de la demanda de mano de obra que induce la recesión, fenómeno trado.
que, a su vez, se tradujo en el aumento considerable del desempleo oculto En lo que concierne a la desigualdad en la distribución del ingreso, es
(por desaliento de personas activas respecto a la búsqueda de empleo, las que preciso referirse aunque sea brevemente a la evolución de las remuneracio-
son contabilizadas como inactivas). nes reales.
En otros términos, la subutilización de mano de obra durante el modelo Durante 1976-1983, los ingresos medios de los asalariados, que habían
aperturista en su versión militar, se manifestó por mecanismos distintos a los registrado una muy leve tendencia creciente desde principios de la década de
conocidos, pero alcanzó sin duda niveles muy considerables. 1950 hasta mediados de los setenta, caen abruptamente en 1976 como resul-
Por otra parte, el escaso empleo neto creado en la industria manufactu- tado del ajuste implementado por el gobierno militar inmediatamente des-
rera durante este loso, a diferencia de lo acontecido durante el desarrollismo, pués de su llegada al poder. Al punto que puede afirmarse que el grueso del
no privilegia exclusivamente a los asalariados sino que se distribuye entre to- aumento en la regresividad de la distribución del ingreso durante el gobierno
das las categorías ocupacionales, lo que equivale a decir que se retrotrae el per- militar aconteció durante 1976-1978, cuando se produjo el gran deterioro de
fil socio-ocupacional del nuevo empleo industrial a fases incluso previas a los salarios medios reales.
1945, cuando se afianza en el país la industrialización sustitutiva. Tal conclu-
sión se desprende de la notoria desaceleración del empleo asalariado industrial Cuadro 06. Distribución decílica del ingreso total de las familias.
de clase media (fundamentalmente, empleados administrativos) dentro de las Área Metropolitana (Aglomerado Gran Buenos Aires), 1974-2002
plantas, así como de la renovada expansión del cuentapropismo industrial (ar-
Deciles 1974 1986 1991 1995 2000 2002
tesanado), tanto de clase media como de clase obrera.
20% más pobre 6,1 4,9 4,6 4,2 4,1 3,2
Dado este comportamiento de la industria, el crecimiento de la fuerza de
70% intermedio 67,0 63,2 61,2 60,5 61,7 54,8
trabajo urbana debió necesariamente refluir por entero a la construcción y al
10% más rico 26,9 31,9 34,2 35,3 34,2 42,0
terciario, que crecen efectivamente a ritmo acelerado. TOTAL 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
Otro aspecto del deterioro del mercado de trabajo se refiere a la morfo-
logía interna de los ocupados plenos. En el Cuadro 05, puede observarse que, Fuente: EPH-INDEC (ondas de octubre).
durante 1974-1986, se verifica la disminución de los asalariados registrados
(de 56,9% a 51,4%); el aumento de los no-asalariados (categoría que incluye Esta evolución de la desigualdad durante el gobierno militar se puede resumir
a cuentapropistas y empleadores informales) (de 28,6% a 33%); y también la observando (Cuadro 06) que, en el lapso 1974-1986, la distribución decílica
incipiente alza del trabajo precario (de 18,8% a 20,9%). En suma, durante es- del ingreso total de los hogares disminuyó de 6,1% a 4,9% en los dos prime-
ta etapa, el reflujo de mano de obra expulsada de las posiciones asalariadas es-
42 EL COSTO SOCIAL DEL AJUSTE SUSANA TORRADO
43
ros deciles; y de 67% a 63,2% en los deciles 3 a 9. Es decir, resignaron ingre- —más agudo cuanto más bajo era ese nivel— fue significativamente diferente
sos las capas sociales más bajas pero también las capas medias. El conjunto de (Beccaria, 2001).
lo perdido se trasladó al último decil, cúspide de la pirámide, el que agrega 5
puntos porcentuales a lo que absorbía en 1974 (de 26,9% a 31,9%) (Beccaria, Cuadro 08. Porcentaje de hogares por debajo de la Línea de pobreza.
2002). AMBA, 1974-2002 (fechas escogidas)

Cuadro 07. Participación de la masa salarial en el PBI. En %. 1974-2002 Período y fecha % Hogares bajo LP
Antes del ajuste 4,2
Año Masa salarial/ PBI Oct-74
1974 48,5 Gobierno militar
1980 30,8 Oct-80 6,1
1983 26,1 Gobierno radical
1985 29,6 Oct-86 11,3
1990 s/d Oct-89 38,2
1995 36,8 Gobierno justicialista
1999 33,5 Oct-90 25,3
2001 32,1 Oct-99 18,9
2002 25,4 Gobierno Alianza
Oct-00 20,8
Fuente: Lindenboim (2005). Oct-02 42,3

Fuente: Elaborado en base a Lindenboim (2009).


Por otra parte, en el Cuadro 07 se aprecia que, entre 1974 y 1980, la partici-
pación de la masa salarial como porcentaje del PBI pasa de 48,5% a 30,8%,
el más brusco deterioro anual promedio de toda la serie si se excluye la caída La estructura social urbana durante el gobierno militar, por su parte, experi-
inducida por la crisis de 2001-2002. menta mutaciones inéditas por comparación a períodos precedentes, lo que se
La reseña de variables que acabamos de presentar, sin duda, conduce a la aprecia analizando el saldo de la década de 1970 sobre este particular (Cuadro
conclusión de que ya en estos momentos creció significativamente la inciden- 04). Esta temática se estudia con los censos de población que se levantan en
cia de la pobreza por ingreso (LP) entre los hogares. cada década en los años terminados en cero, razón por la cual la información
El desempleo, la disminución del salario real y la regresividad en la dis- no puede desagregarse de acuerdo a las fechas límite de cada gobierno.
tribución del empleo, debieron inducir el crecimiento del nivel de la pobre- Así, invirtiendo de raíz las tendencias sostenidas en el pasado durante los
za por LP (población cuyos ingresos no alcanzan para comprar una canasta modelos industrializadores, la creación de empleo urbano durante el gobier-
de bienes y servicios básicos de costo mínimo) (Cuadro 08), aunque existan no militar favoreció netamente las posiciones autónomas por comparación a
muy escasas fuentes para ilustrar con confiabilidad el nivel de la pobreza du- las asalariadas. Entre 1970 y 1980, la tasa anual de crecimiento del empleo
rante la dictadura militar (Lindenboim, 2009). Nótese que, según el Cuadro autónomo (27,4 por mil) es casi dos veces y media superior a la del empleo
08, la única medición disponible indica que el volumen relativo de hogares asalariado (11,9 por mil). Como resultado de lo cual, al final de esa década,
pobres experimentó un aumento del 4,2% en 1974 al 6,2% en 1980. Sin du- el empleo asalariado había perdido casi 4 puntos porcentuales en la estructu-
da, parte del aumento que recién se puede verificar para 1986 (11,3%) fue ra social urbana, representando ahora alrededor de 68%.
generado en los últimos años del gobierno militar. Por otra parte, está de- Además, se acrecienta la velocidad comparativa de expansión de la clase
mostrado que el impacto de la pobreza según el estrato social de pertenencia media respecto a la de la clase obrera (éste es el período de mayor distancia
44 EL COSTO SOCIAL DEL AJUSTE SUSANA TORRADO 45
entre las mismas), a la par que se modifican drásticamente las tendencias in- so, más bien que de migrantes internos o externos (en franca retracción nu-
ternas en cada colectivo. Dentro de la clase media, por vez primera, es el es- mérica), razón por la cual puede considerarse esta movilidad de tipo descen-
trato autónomo el que lidera el crecimiento. Dentro de la clase obrera, casi to- dente.
do el crecimiento concierne al estrato autónomo. En otros términos, se En suma, desde el punto de vista ocupacional, el balance del modelo
detiene el proceso de asalarización de la clase media y se acelera el de desala- aperturista durante el gobierno militar es de preeminencia de movilidad es-
rización de la clase obrera. Por otra parte, tiene lugar un significativo creci- tructural descendente.
miento del estrato marginal. A su vez, desde el punto de vista de los ingresos, las evidencias dispo-
Naturalmente, visto lo reseñado hasta el momento, la movilidad social nibles (Cuadro 06) —reducción del salario real; caída de la participación de
durante el gobierno militar ostenta una total singularidad respecto al pasado. los sueldos y salarios en el ingreso nacional; incremento de la desigualdad
Primero, el menor crecimiento del empleo urbano (o sea, de la migra- en la distribución de las remuneraciones entre los asalariados y entre los
ción rural-urbana) elimina una fuente crucial de movilidad ascendente, al no-asalariados; niveles extremadamente reducidos de los haberes jubilato-
tiempo que concentra los desplazamientos en la población de antigua resi- rios— confirman que la movilidad experimentada en todos los estratos de
dencia urbana. clase obrera y en la mayor parte de los de clase media fue abruptamente
Segundo, la continuada expansión de la clase media favorece ahora com- descendente.
parativamente más a su estrato autónomo —con fundada presunción de que el
mismo contiene erróneamente una proporción no discernible de trabajadores
marginales—. Este crecimiento de las posiciones autónomas de clase media 3.2. El ajuste en democracia (1983-2002)
(sobre todo en el comercio) debió alimentarse —vía intrageneracional— de asa-
lariados de clase obrera y de clase media que perdieron sus antiguas posicio- 3.2.1 El gobierno radical (1983-1989)
nes en el proceso general de desalarización que indujo la estrategia militar,
siendo difícil de aceptar que estos desplazamientos tradujeran una movilidad En abril de 1982, un suceso imprevisto —la guerra de las Malvinas— marca el
ascendente. ocaso del gobierno militar. La guerra precipitó de tal forma los acontecimien-
Tercero, la clase media asalariada crece menos que en las etapas preceden- tos que, para fines de ese año, estaba ya en marcha el proyecto de reconstruc-
tes, siendo significativo el hecho de que se expanda comparativamente más el ción democrática que culminaría con la asunción del gobierno constitucional
segmento técnico-profesional (de menor crecimiento vegetativo y migratorio) (Partido Radical) del Dr. Raúl Alfonsín, en diciembre de 1983.
que el de los empleados y vendedores. Todo ello, en un contexto en el cual se Desde entonces y hasta julio de 1989, no llegó a implementarse una es-
acentuó el proceso de devaluación de las credenciales educativas en el merca- trategia de desarrollo específica distinta del aperturismo, si bien se intentaron
do de trabajo, como secuela de la expansión de la matrícula secundaria y su- suavizar algunos efectos sociales de la situación heredada, sobre todo en lo que
perior en los años precedentes, y se acrecentó el empleo precario de clase me- concierne a la mejoría del salario real.
dia. El modesto crecimiento del estrato medio asalariado debió continuar La recuperación democrática había legado al nuevo gobierno una situa-
nutriéndose —vía intergeneracional— desde posiciones correspondientes a la ción económica caótica, con enorme déficit fiscal y presiones inflacionarias.
clase media autónoma y a la propia clase media asalariada, representando por Por otra parte, en el lapso de este primer gobierno radical, las vicisitudes de la
lo general una movilidad ascendente, si se definiera a esta última en términos
,
transición democrática, la irracionalidad de la oposición justicialista y sindi-
exclusivamente ocupacionales. cal, y las propias fisuras dentro del radicalismo, determinaron que los escasos
Cuarto, el estrato marginal es el de más rápido crecimiento, junto con intentos de reforma global de las instituciones de política social se vieran sis-
el empleo obrero precario. El crecimiento del estrato obrero autónomo y el temáticamente frustrados, e incluso que se evidenciara una creciente inclina-
del segmento marginal debió alimentarse comparativamente de trabajadores ción por medidas de índole neoliberal.
asalariados urbanos que perdieran sus antiguas posiciones durante el proce-
46 EL COSTO SOCIAL DEL AJUSTE SUSANA TORRADO 47
Primero, se aceleró la desalarización de la fuerza de trabajo: el volumen
relativo de asalariados entre los hombres era 71% en 1970, 67% en 1980 y
61% en 1991. Especialmente impactante es el hecho de que, en la década del
ochenta, el número de asalariados disminuyó en términos absolutos.
Segundo, se acentuó la informatización de los asalariados: en 1980, el
28% de los asalariados varones trabajaba en una microempresa (hasta 5 ocu-
pados); en 1991, esta cifra alcanza al 35%.
Tercero, aumentó la precarización de los asalariados: en 1991, 37% del
total de asalariados del sector privado era no-registrado; este indicador alcan-
zaba 23% en el sector empresarial (más de 5 ocupados) y 64% en el micro-
empresarial. Si bien es imposible calcular este índice con el censo de 1980, to-
das las estimaciones disponibles lo sitúan, ese año, muy por debajo de la cifras
de 1991.
Soldados argentinos en Puerto Argentino.
Esta medición intercensal entre 1980 y 1991 también pone de manifies-
to otros hechos que confirman las estimaciones anteriores sobre el aumento
Estos diversos condicionamientos políticos resultaron, hacia fines de la déca-
de la subutilización durante la década de 1980.
da de 1980, en algunos brotes hiperinflacionarios que repercutieron dura-
Se verifica un aumento absoluto del componente público entre los asala-
mente en la situación de los sectores populares, y, a la postre, obligaron a la
riados: el empleo público representa 31% del total de asalariados tanto en
entrega anticipada del poder en julio de 1989.
1980 como en 1991, pero este porcentaje se mantiene gracias a un aumento
En lo que dice relación con el mercado de trabajo, en el lapso 1983-1991
absoluto de los ocupados en el sector público (muchas más mujeres, leve re-
—que abarca al gobierno radical y los dos primeros años del justicialista—, la ducción de los varones).
tasa de desocupación abierta, si bien muestra una tendencia claramente cre-
Se acelera el aumento del cuentapropismo: el volumen relativo de traba-
ciente, se mantiene inferior al 7%, un nivel considerado relativamente bajo
jadores por cuenta propia entre los activos varones era igual al 18% en 1970,
atendiendo a la intensidad del deterioro económico durante ese lapso 22% en 1980 y 27% en 1991.
(Cuadro 05). La subocupación horaria tuvo durante estos años una evolución
En fin, en la misma dirección, se tiende a la informalización de los em-
similar. presarios: entre 1980 y 1991 aumentó considerablemente el número de em-
Ahora bien, el deterioro de la situación ocupacional en estos momentos
pleadores varones: este aumento favoreció comparativamente más al sector
se visualiza mejor observando, con datos censales (asimilables al total del pa- microempresarial que al empresarial.
ís en ocupaciones "urbanas"), cómo cambia la composición de la mano de obra
Por lo demás, prosiguió la expansión ocupacional del sector terciario y
subutilizada entre 1980 y 1991. volvió a disminuir la mano de obra ocupada en la industria.
En efecto, durante la década de 1980, la subutilización abierta de la fuer-
Estos hechos se expresan sintéticamente en el Cuadro 05: los asalariados
za de trabajo fue acompañada de modificaciones sustanciales en las formas de
registrados perdieron casi 3 puntos porcentuales entre 1986 y 1991; los no-
inserción laboral de los ocupados plenos (ocupados con jornada normal), no
asalariados resignaron 4 puntos en igual lapso; los asalariados no-registrados
menos graves desde el punto de vista de su impacto sobre la estructura de cla-
—incluso excluyendo el servicio doméstico— aumentaron 9 puntos, pasando de
ses sociales y los niveles de bienestar. 20,9% de la PEA en la primera fecha, a 29,9% en la segunda.
Observando exclusivamente lo que acoñteció con la PEA masculina total Los efectos sobre la estructura social de las políticas implementadas du-
y con la PEA femenina asalariada (a fin de eliminar posibles sesgos de medi-
rante 1983-1991, también pueden observarse en el Cuadro 04, comparando
ción introducidos por el cambio de metodología del censo de 1991 respecto
los perfiles de 1980 y 1991 de la PEA total (la falta de comparabilidad inter-
al de 1980), pueden enumerarse las siguientes tendencias (Torrado, 1995).
48
EL COSTO SOCIAL DEL AJUSTE SUSANA TORRADO 49
censal de estos datos no alcanza a sesgar las tendencias de conjunto). Se resu- 3.2.2 El gobierno justicialista (1989-1999)
men como sigue: drástica desalarización (cuentapropismo) de toda la estruc-
tura (el empleo asalariado total representaba 68% de la PEA en 1980 y 61% • El Dr. Carlos Saúl Menen (Partido justicialista), ganador de las últimas elec-
en 1991); violenta retracción del volumen de la clase media (de 47% a 38%), ciones generales, asume entonces anticipadamente en julio de 1989. El nue-
casi toda explicable por la disminución de su estrato asalariado; aumento del vo presidente se mantuvo diez años en el poder (hasta 1999) ya que, en 1994,
volumen de la clase obrera (de 40% a 43%), casi todo explicable por el creci- se modificó la Constitución Nacional a fin de posibilitar la reelección del pri-
miento de su estrato autónomo; abrupto incremento del estrato marginal (de mer mandatario por una sola vez consecutiva. En otros términos, durante la
12% a 18%). década de 1990 gobernó siempre el justicialismo con el mismo presidente. Sin
En consecuencia, la movilidad social fue esencialmente descendente, tan- embargo, la década "menemista" (como la bautizara el decir popular) no fue
to desde el punto de vista ocupacional como del de la distribución de los in- homogénea en su devenir.
gresos. Durante los años 1989-1990, el nuevo gobierno ensayó infructuosamen-
En síntesis, durante la década de 1980, el debilitamiento de la capacidad te diversos lineamientos de políticas públicas tendientes, sin mucho éxito, a
de la economía para generar empleo genuino se resuelve en una fuerte expan- controlar la inflación.
sión de las dos formas visibles de subutilización (desempleo abierto y subem- Pero fue recién en abril de 1991, con el Plan de Convertibilidad, que se
pleo horario) y en la disminución e intensa precarización del trabajo asalaria- afianza una estrategia de desarrollo nítida en sus objetivos y en sus medios de
do, junto con una proliferación de subocupaciones en el sector informal implementación, la que, en el plano económico, retoma —exacerbándolo— el
urbano (comercio y servicios), en el sector público (nivel provincial y muni- modelo aperturista del gobierno militar, pero ahora con un éxito notable en
cipal) y en el servicio doméstico. el control de la inflación y en el crecimiento del producto bruto nacional, al
Respecto a la distribución del ingreso, la instauración del gobierno de- menos durante algunos años.
mocrático en 1981 posibilita una importante pero momentánea recupera- Después de 1991, hubo un acentuado crecimiento de la economía que
ción parcial de las remuneraciones reales en 1984, la que, sin embargo, no se frenó durante 1993-1994 (por efecto de la crisis mexicana), el que se reto-
llegó a consolidarse para 1989. El poder de compra de las remuneraciones mó firmemente desde 1995 a 1997 y entró en aguda recesión en 1998 (sin
volvió a descender a partir de 1987 —luego de otro corto período de recu- interrupción hasta el año 2002).
peración asociado a la estabilidad lograda por el Plan Austral (1985-1986)—, A los inconvenientes generales que el modelo aperturista arrastraba des-
para volver a reducirse, ahora de manera extrema, durante los brotes hipe- de los setenta, se agrega durante los noventa un agravamiento de la vulnera-
rinflacionarios de 1989 y 1990. Si se toma el año 1986 como base 100 de bilidad externa de la economía, derivado de las restricciones que impone al
las remuneraciones reales, el número índice correspondiente a 1989 era crecimiento la imposibilidad de generar un superávit de la balanza de pagos
igual a 61. que permitiera hacer frente a los exorbitantes servicios de una deuda externa
Obviamente, esta evolución del ingreso medio, sumada a las tendencias en continua expansión.
del desempleo y el subempleo, indujo una nueva marcha regresiva de la dis- En el plano social, paradojalmente, el Partido justicialista que había sido
tribución del ingreso. Puede verse en el Cuadro 06 que el ingreso total de los quien comenzara a desarrollar el Estado de bienestar en la década de 1940,
hogares volvió a mostrar una pérdida en los 9 primeros deciles, contrastada fue también el ejecutor de su desmantelamiento en los años noventa. El nue-
con el aumento del decil más rico (32% en 1986; 34% en 1991). vo gobierno introdujo cambios profundos en la legislación laboral, reducien-
Lamentablemente, no existen datos que permitan estimar la participación en do la estabilidad en el empleo, promoviendo el empleo legal precario, toleran-
el PBI de la masa salarial durante el gobierno radical (Cuadro 07). do el empleo "en negro", bajando costos de contratación y de despido,
aliviando las responsabilidades del empleador frente a accidentes de trabajo y
quiebras empresarias. Paralelamente, todas las políticas sociales se vieron ne-
gativamente afectadas por la modificación de sus reglas de funcionamiento,
50
EL COSTO SOCIAL DEL AJUSTE SUSANA TORRADO
51
por la degradación de sus fuentes de financiamiento, y por cambios en el ré- Porque otro de los factores que afectó gravemente el funcionamiento del
gimen de acceso y en el tipo de beneficios. mercado de trabajo, como ya se mencionó, fue la desregulación de las anti-
Ahora bien, durante la década de 1990, la subutilización de la mano de guas protecciones de los trabajadores. Las normas laborales se modificaron en
obra se agrava extraordinariamente, un fenómeno que se sintetiza diciendo distintos andariveles: por un lado, disminuyeron las contribuciones patrona-
que, en 2000, el nivel de la desocupación abierta (14,7%) más que duplica el les que se destinaban a financiar el costo del despido y ciertos programas so-
correspondiente a 1991 (6%). Una evolución similar ostenta la tasa de sub- ciales; por otro, se fomentaron nuevas modalidades contractuales (períodos de
ocupación horaria (Cuadro 05). prueba; contratos a tiempo parcial; contratos de aprendizaje y pasantías; lími-
Por otra parte, las tendencias a la informalización y precarización de los tes a la duración de la jornada de trabajo; deterioro de la inspección de las
ocupados se prosiguieron a un ritmo todavía más acelerado que en la década condiciones de trabajo; descentralización de las negociaciones colectivas;
de 1980. Entre 1991 y 2000 (Cuadro 05), fue prácticamente nula la creación etc.). Todas estas modificaciones tuvieron el común denominador de precari-
de empleo asalariado; se satura la receptividad del sector "refugio" para el em- zar la situación laboral. Unida a la rápida expansión del empleo "en negro", la
pleo no-asalariado (cuentapropismo informal); casi todo el empleo creado fue nueva reglamentación explica en gran parte el agravamiento de la vulnerabi-
precario (los asalariados no-registrados crecieron de 30% en 1991 a 35% en lidad en el empleo y, por extensión, de la vulnerabilidad social.
2000). En este lapso, el impacto también fue diferencial según el estrato so- En consecuencia, en la distribución del ingreso familiar
se constata una vez
cial, perjudicando más a los más débiles. más la pérdida de los sectores más desfavorecidos (principalmente afectados
Cabe mencionar otro hecho trascendental en la evolución del mercado por el desempleo): los dos primeros deciles de la distribución pierden todavía
de trabajo durante este período: la nueva y brutal devaluación de los títulos algunos puntos, en favor esta vez de los sectores medios (Cuadro 06).
académicos que indujo la abrupta irrupción del hiperdesempleo. De repen- Lamentablemente, no existe información que nos permita visualizar los
te, millones de personas quedaron "obsoletas" respecto a las nuevas exigen- rasgos de la estructura social
a fines de los años noventa (los datos sobre la PEA
cias empresarias, con el agravante de que su eventual reciclamiento debía ser del censo de 2001 son completamente incompatibles respecto a los censos pre-
autosolventado (ese tipo de formación educativa no es gratuito). Es decir, cedentes). No obstante, visto lo acontecido en el mercado de trabajo y en la
una ingente porción de la mano de obra se encontró de pronto enfrentada distribución del ingreso, pueden enunciarse algunas conclusiones razonables.
a la siguiente disyuntiva: para conseguir empleo se necesita más educación, Para fines de la década de 1990, deben haberse agudizado algunos ras-
pero para reciclarse se necesitan ingresos que no se obtienen porque se es gos ya evidentes a principios de los ochenta: disminución relativa del volu-
desempleado. men de la clase media y su progresiva desalarización; disminución del peso
A partir de 1991, el exitoso control de la inflación que acompañó al Plan relativo de la clase obrera estable y acentuamiento de su desalarización; au-
de Convertibilidad permitió que, temporariamente, mejorasen los ingresos re- mento absoluto y relativo del estrato marginal (no-asalariado sin calificación).
ales de todos los grupos de perceptores. No obstante esta importante recupe- Todo ello en un contexto de empobrecimiento absoluto (caída por debajo de
ración, después de 1994 continuó la tendencia negativa de las remuneracio- la Línea de pobreza) que ahora involucra no sólo a sectores obreros estables y
nes reales, las que, en 1999, representaban 83% del nivel de 1986. a sectores marginales, sino también a las capas medias que hasta hace poco ex-
Paralelamente, siguió perdiendo peso la porción del ingreso que absor- perimentaban sólo empobrecimiento relativo (disminución del bienestar sin
bían los asalariados, afectada también por el menor poder negociador de los caer por debajo de la Línea de pobreza). O sea, un panorama de intensa mo-
sindicatos como consecuencia de los cambios en la legislación laboral: el sala- vilidad social descendente, tanto desde el punto de vista ocupacional como del
rio real promedio de los trabajadores menos calificados en los servicios menos de los ingresos.
productivos se deterioró, incluso en términos nominales; cuando hubo au- El altísimo desempleo, la disminución del salario real y la regresividad en
mento del salario real, éste fue siempre muy inferior al aumento de la produc- la distribución del ingreso, indujeron niveles nunca antes conocidos de pobre-
tividad por persona ocupada. Entre 1995 y 1999, la participación de la masa za crítica (Cuadro 08): el número de personas por debajo de la línea de po-
salarial en el PBI pasó de 36,8% a 33,5% (Cuadro 07). breza en momentos no inflacionarios se situó alrededor de 20% entre 1999 y
EL COSTO SOCIAL DEL AJUSTE SUSANA TORRADO
52 53

2000 (Cuadro 08). Recuérdese que al comenzar el modelo aperturista, a me- vorecieron una mayor concentración de la propiedad y de los ingresos
diados de la década de los setenta, el volumen de pobres apenas superaba al (Lindenboim, 2009).
El derrumbe económico
5% de la población.
que culminó en 2002 fue dra-
mático y provocó la más grave
crisis política y económica en
3.2.3 El gobierno de la Alianza (1999-2002)
generaciones: en el cuatrienio
En diciembre de 1999, el justicialismo fue desplazado electoralmente del poder que va desde 1999 a 2002 el
por una Alianza de Partidos políticos que llevó como presidente al Dr. Fernando PIB retrocedió más del 20%.
de la Rúa, cuya gestión no cambio la orientación aperturista prevaleciente has- La crisis ocasionó fuertes pertur-
ta su renuncia anticipada. Este corto lapso de gobierno, preñado de conflictos baciones sociales y una impor-
propios y heredados, tampoco alcanzó a cumplir su mandato constitucional, tante disminución del bienestar
afectado en 2000 por la renuncia del vicepresidente Carlos Álvarez y, en diciem- de la población mensurable en la desocupación eh Bond hes E::
bre de 2001, por la del propio presidente Fernando de la Rúa. el ario 2002: la tasa de desem- **mi e 1 record del 20 por dato
:rt=r:z
pleo (Cuadro 05) llegó al ViralpaV.5
1.1*, l~e1~MY.
-

La partida abrupta de este


último —en medio de graves 17,8% frente al 14,7% registra-
I DEVALUCIOV; VALOR
El N quedó
dueri n da l a
disturbios sociales y represión do tres años antes; la desigual-
dad en los ingresos (Cuadro
ownwo te limar. o.. sc.

COVENI~ ~IEGOCIAPCNES POR


-11.0

Página/12 policial— indujo una crisis que +a,


sÍlUaCiefl 06), que, como vimos, venía in-
llega a su punto culminante
1.1a la t'ala se fie. e o dela 26 EllICI`WS a sus espaldas
sOlo 7 "- Presidente. abandone
30 PUOS/0 —tanto desde el punto de vista crementándose sin pausa desde Jon armovird,M.

, pilletes que desetheu gotaemo.


,'Porr100.
De

sobre los que protestaban en económico, como político y mediados de los años setenta, al- La desocupación en los medios,
Reza C/0 tAn$2 7 ormobó otras cinco muertes. centenares de
.
hongos luna ola. Op violencia en pleno centro social— en los primeros meses canzó su punto máximo después 26 de octubre de 2001.
de 2002. de la crisis (del 34,2% al 42% pa-
Tras la salida del Régimen ra el decil superior) (Cuadro 06); la participación de la masa salarial en el PBI
de Convertibilidad, de la libera- pasó de 33,5% en 1999 a 25,4% en 2002 (Cuadro 07); la incidencia de la po-
ción del mercado cambiario y breza (por hogares) aumentó de 20,8% en octubre 2000 a 42,4% en Octubre
del anuncio de la devaluación 2002 (medida en la población, esta última cifra era de 57,5%) (Cuadro 08);
del peso en un 40% en los pri- la brecha de pobreza (porcentaje del costo de la canasta que no alcanza a cu-
meros días de 2002, en apenas brir el ingreso familiar) era igual a 31,7% en 1991, 42% en 2000, y 49,7%
dos meses el tipo de cambio se en 2002.
triplicó. Esto, sumado a los me- Naturalmente, la caída vertiginosa en tan corto lapso no permite cuanti-
canismos diferenciales aplica- ficar los efectos sobre la estructura de clases sociales ni sobre la movilidad so-
dos para la liquidación de deu- cial (aunque se admita que esta última debió haber sido abismal).
das en moneda extranjera, Es que la naturaleza de esta crisis, asimilable a un tsunami económico, fue
produjo —una vez más en la his- tan específica y desestructurante respecto a la historia de la Argentina moder-
toria de las últimas décadas en na, que las antiguas variables universalmente aceptadas para captar la perte-
Caída de Fernando de la Rúa reflejada el país— una impresionante nencia de clase —principalmente, las formas de inserción en los mercados de
en la portada del diario Página/12.
transferencia de activos que fa- trabajo— dejaron de predecir el lugar de pertenencia. Durante algunos años
54 EL COSTO SOCIAL DEL AJUSTE SUSANA TORRADO
55
(hasta la recuperación de la crisis con posterioridad al año 2003), fue imposi- to progresivo y posterior estrechamiento de la parte intermedia y el ensancha-
ble cuantificar como antaño los volúmenes de cada estrato social. miento paulatino de la base. A la derecha, el ensanchamiento ininterrumpido
de la cúpula en detrimento de la superficie correspondiente a la parte interme-
dia y a la base. En suma, las mutaciones en la pirámide de estratificación so-
4. Una visión de largo plazo cial ilustrarían un proceso caracterizado por los siguientes rasgos: a) una clase
alta numéricamente ínfima en curso de enriquecimiento absoluto; b) una cla-
Vale la pena ahora comparar sintéticamente los efectos de cada modelo de se media sucesivamente creciente/decreciente, en curso de progresiva asalari-
acumulación y de cada régimen de gobierno sobre la estructura de clases so- zación/desalarización, y pauperización absoluta y relativa; c) una clase obrera
ciales y la movilidad social. numéricamente decreciente en curso de progresiva desalarización y pauperi-
Antes de 1930, durante el modelo agroexportador, el perfil de la estructu- zación absoluta; d) la aparición de un estrato marginal numéricamente im-
ra social se trastoca profundamente: en especial, se aprecia una rapidísima ex- portante con carencias absolutas.
pansión de los estratos medios, los que prácticamente se cuadruplican en es- Por otra parte, cada estrategia de desarrollo indujo un tipo particular de
te lapso —al menos en las áreas urbanas—, absorbiendo una parte sustancial de movilidad social, entendiendo por tal el desplazamiento entre posiciones je-
los grandes contingentes de inmigrantes de ultramar llegados durante el perí- rárquicas dentro de la pirámide de estratificación social, posiciones que, a su
odo. De suerte que puede afirmarse que, en menos de una generación, surgió vez, pueden definirse en términos ocupacionales o en términos de ingresos.
un amplio estrato medio que, necesariamente, debió reclutar a sus miembros Respecto a la movilidad social, el conjunto del período 1945-2002 tiene
entre los estratos populares, por lo que la fuerte movilidad social ascendente algunos elementos comunes: la masiva transferencia de población del campo
experimentada debió ser no sólo de carácter intergeneracional sino también a las ciudades (con la concomitante creación de empleo urbano, inductora, de
de naturaleza intrageneracional, esto último sobre todo entre los extranjeros por sí, de movilidad ocupacional); la expansión de la matrícula educacional
recién llegados cuya extracción social originaria era por demás modesta. en todos sus niveles; la progresiva devaluación de las credenciales educativas
Después de 1930, los modelos industrializadores comienzan con la estra- (aumento de los títulos exigidos para y disminución de los ingresos devenga-
tegia justicialista (1945-1955) —caracterizada por la sustitución de bienes de dos por una misma posición); el acentuamiento del rol de la educación como
consumo final—, la que, si bien no modernizó significativamente la estructura canal ascencional. Sin embargo, también en este dominio, cada estrategia tu-
social, fue claramente distribucionista e incluyente de los estratos más desfavo- vo efectos específicos.
recidos respecto a los frutos del progreso económico. Por su parte, la desarro- Durante la etapa justicialista, desde el punto de vista ocupacional, existe
lista (1958-1972) —propulsora también de una industrialización sustitutiva un proceso generalizado de movilidad estructural ascendente de carácter in-
pero ahora de bienes intermedios y de capital—, aunque modernizadora, fue trageneracional, desde modestas posiciones rurales a posiciones urbanas autó-
marcadamente concentradora y excluyente. Por comparación, el modelo aper- nomas de clase media y asalariadas de clase obrera, y desde segmentos inferio-
turista (1976-2002), presenta rasgos de claro sesgo desindustrializador, con- res a segmentos superiores dentro de la clase media urbana. No se detecta en
centrador y excluyente, sin atisbos de modernización. este momento ni empleo precario ni empleo marginal. Por otra parte, esta
Para ilustrar los cambios que experimentó la estructura social en la segunda movilidad ocupacional ascendente fue efectivamente acompañada por un
mitad del siglo XX, podría diseñarse una pirámide de estratificación con un eje movimiento también ascendente en la escala de ingresos.
vertical representando los diversos estratos sociales ordenados jerárquicamente, y Durante el desarrollismo, el panorama de conjunto es mucho más com-
con dos ejes horizontales: a la izquierda, uno que representara el volumen relati- plejo. La continuada migración rural-urbano, se acompaña ahora de múlti-
vo de cada estrato desde el punto de vista ocupacional; a la derecha, otro que hi- ples trasvasamientos dentro de la población urbana nativa o residente citadi-
ciera lo propio con la parte del ingreso nacional absorbida por cada estrato. na de antigua data. Desde el punto de vista ocupacional, esta estrategia se
En el largo plazo (1945-2002), esta pirámide mostraría formas cambian- caracteriza por la coexistencia de fuertes flujos de movilidad estructural as-
tes. A la izquierda, el mantenimiento de una cúpula minúscula, el engrosamien- cendente y descendente, intra e inter generacionales, acompañados de im-

EL COSTO SOCIAL DEL AJUSTE
SUSANA TORRADO 57
56

portantes movimientos intersectoriales neutrales desde una perspectiva jerár-


quica. Por lo demás, no se detecta empleo marginal aunque sí empleo preca-
rio, tanto de clase media como de clase obrera. Correlativamente, desde la
óptica de los ingresos, la estrategia desarrollista induce, por un lado, el me-
joramiento de las posiciones correspondientes a la clase alta y a los segmen-
Asunciones presidenciales desde 1983 a 2008.
tos superiores de la clase media, por otro, el empeoramiento de las posicio-
nes propias de la clase obrera y de los segmentos inferiores de la clase media.
Durante el modelo aperturista (1976-2002), tomado en su conjunto, el A principios del tercer milenio, la suma de estos procesos se cristalizaba en
proceso es totalmente disímil. Primero, el crecimiento del empleo urbano es una estructura social profundamente segmentada, con signos agudos y exacer-
mucho más lento que en el pasado, lo que concentra la movilidad social en bados de desigualdad social.
la población de antigua residencia urbana. Segundo, la expansión de la cla- Como primera visión global del aperturismo se impone una conclu-
se media favorece ahora comparativamente más a su estrato autónomo (pe- sión: el empeoramiento de las condiciones laborales y de bienestar en tan
queños productores, cuentapropistas), movilidad que debió alimentarse corto lapso es un buen indicador de la eficacia con que funcionó el "disci-
—vía intrageneracional— de asalariados de clase obrera y de clase media que plinamiento social" originalmente propiciado por el golpe militar de 1976.
perdieron sus antiguas posiciones en el proceso general de desalarización, Visto lo cual, calificar el balance de esta gestión en relación con la estructu-
siendo difícil de aceptar que estos desplazamientos tradujeran una movili- ra social no es una tarea compleja: además de "concentradora", la estrategia
dad ascendente. Tercero, la clase media asalariada crece menos que en las aperturista es también violenta y explícitamente "excluyente"; sólo que se
etapas precedentes, en un contexto en el cual se acentuó el proceso de de- trata ahora de una exclusión sin modernización social ni crecimiento eco-
valuación de las credenciales y se acrecentó el empleo precario de clase me- nómico global.
dia. El modesto crecimiento de la clase media asalariada continuó nutrién- La contrapartida previsible de estos hechos fue un aumento sin preceden-
dose —vía intergeneracional— desde posiciones correspondientes a la clase tes de la incidencia, la intensidad y la heterogeneidad de la pobreza crítica, in-
media autónoma y a la propia clase media asalariada, representando por lo ductora de un deterioro brutal de los niveles de bienestar, particularmente de
general una movilidad ascendente, si se aceptara definir a esta última en tér- los más débiles.
minos exclusivamente ocupacionales. Cuarto, la clase obrera autónoma es el En la Argentina de las tres últimas décadas del siglo XX, la pérdida de co-
estrato de más rápido crecimiento, traduciendo ahora este fenómeno la ex- hesión social emergió tanto en dictadura como en democracia —siendo mu-
pansión preferencial del empleo informal y del empleo precario, junto con cho más grave en democracia—, y no sólo comportó el incremento de la desi-
la emergencia de un estrato marginal. El crecimiento del estrato obrero au- gualdad social, sino que hizo más intensa la polarización entre los muy pobres
tónomo se alimentó comparativamente más de trabajadores asalariados ur- y los muy ricos, destruyendo, en el camino, uno de los atributos distintivos
banos que perdieron sus antiguas posiciones durante el proceso, que de mi- del nuestro país: la existencia de amplios estratos medios formados y consoli-
grantes internos o externos (en franca retracción numérica), razón por la dados a lo largo de casi un siglo.
cual puede considerarse esta movilidad de tipo descendente. En suma, des- Quizá sea oportuno terminar esta exposición con algunas reflexiones so-
de el punto de vista ocupacional, el balance del modelo aperturista es de bre las clases medias, visto que en algunos análisis se las visualiza como los sec-
preeminencia de movilidad estructural descendente, intra e intergeneracio- tores que más perdieron durante el proceso de ajuste.
nal. A su vez, desde el punto de vista de los ingresos, la movilidad experi- Puede decirse que, con mayor o menor gravedad según los momentos, en
mentada en todos los estratos de clase obrera y en la mayor parte de los de el plano estructural: la clase media disminuyó su peso relativo y retrocedió en
clase media fue abruptamente descendente, implicando un proceso de pau- su modernización (cuentapropismo); comenzó a padecer desocupación y sub-
perización absoluta y de pauperización relativa, de carácter inédito en la his- ocupación; sufrió un sensible deterioro en la calidad de sus empleos debido a
toria argentina reciente.
58 EL COSTO SOCIAL DEL AJUSTE SUSANA TORRADO
59
la devaluación de las credenciales educativas; resignó porciones notables de in- sólo discriminamos aquí las estrategias justicialista (1945 1955) y desarrollista (1958-1972).
-

greso y por ende de bienestar; se convirtió por primera vez en un segmento vul- Por lo tanto, quedan fuera de análisis los siguientes lapsos: a) años 1956-1957 (gobierno de la
nerable a la pobreza; asistió atónita a la confiscación de sus ahorros (corrali- "revolución libertadora"); b) años octubre 1963-junio 1966 (breve interregno de un gobierno
to); cambió drásticamente su valoración de la autonomía personal a expensas radical dentro del modelo desarrollista); c) años 1973-1975 (tercer gobierno justicialista). En
esos breves períodos no se implementaron políticas públicas que alteraran significativamente la
de su percepción del entorno familiar. Sin trabajo, sin seguridad social, sin aho- estructura socioeconómica que primaba en sus respectivos inicios.
rros, muchas familias de clase media cayeron en la situación estigmatizante de 6
Después de 1947, es imposible cuantificar la movilidad social como lo hiciera Germani
"vivir al día", lo que, en el plano simbólico, deterioró su autovaloración como para la etapa agroexportadora.
clase, es decir, de los valores con que las elites dominantes habían promovido su 7
Las expresiones "devaluación educacional" o "devaluación de las credenciales" designan
emergencia a fines del siglo XIX: la estabilidad y la previsión. Desde mediados un proceso en el que la exigencia de credenciales o títulos educativos para acceder a una mis-
ma posición ocupacional va creciendo paulatinamente sin que se aumenten las respectivas re-
de los años setenta, la clase media vio bloqueada la permeabilidad social que muneraciones, a medida que aumenta la oferta de mano de obra más educada como producto
antaño parecía constituir el orden natural de las cosas. En ese bloqueo perdió de la expansión del sistema educativo.
uno de sus privilegios más preciados, el poder de transitar la vida en términos Esta parte se basa en Torrado (2004) y su correspondiente bibliografía.
de un proyecto. Sin proyecto de futuro, sin proyecto de vida, es el presente, el
aquí y ahora, el que pierde significado, el que pierde sentido.
Sólo resignaron más los que estaban por debajo. Si algunas políticas del Bibliografía
ajuste fueron percibidas como incomprensibles ataques a la clase media, es
porque se perdió de vista que, a pesar del deterioro, ésta todavía tenía algo que
Altimir, Oscar (1986): "Estimaciones de la distribución del ingreso en la Argentina,
perder. A los de abajo ya no podía sacárseles nada sin poner en peligro su re- 1953-1980", en Desarrollo Económico, vol. 25, N° 100, Buenos Aires.
producción generacional; es decir, sin poner en peligro una condición sine qua
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Total del País en el año mencionado. Los censos jurisdiccionales son identificados con sus si-
Argentina. Contribuciones para pensar el siglo XXI, Buenos Aires, EUDEBA.
glas respectivas. La sigla EVITAL significa Estadísticas Vitales.
Beccaria, Luis (2002): "Empleo, remuneraciones y diferenciación social en el último
2 Esta parte se basa en Germani (1962, Parte IV) y (1963, passim).
cuarto del siglo XX", en VV. AA., Sociedad y sociabilidad en la Argentina de los
3 La movilidad social puede ser de distintos tipos: estructural (modificación en el núme-
ro relativo de posiciones disponibles de cada categoría social); de reemplazo (cambio individual 90, Buenos Aires, Universidad Nacional de General Sarmiento, Biblos.
posibilitado por la vacancia en otras posiciones); demográfica (derivada de las diferencias inter- Consejo Federal de Inversiones (CFI) (1989): Estructura Social de la Argentina. Indi-
estratos en los niveles del crecimiento vegetativo y migratorio). Por otra parte, se dice que la
cadores de la estratificación social y de las condiciones de vida de la población en ba-
movilidad es intrageneracional cuando el desplazamiento se realiza en el curso de la vida de una
se al Censo Nacional de Población y Vivienda de 1980. (Total del país y 26 volú-
misma persona; intergeneracional cuando tiene lugar de padres a hijos.
4 Una hipótesis irrealista, ya que el propio Germani demuestra que existió en todo mo-
menes por provincia), Buenos Aires. (Dirección general y redacción: Susana
mento un volumen no despreciable de movilidad descendente. Ello significa que esta cuantifi- Torrado).
cación de la movilidad estructural ascendente con anterioridad a 1930 constituye una esti- Germani, Gino (1963): "Movilidad social en la Argentina", en S. M. Lipset y R.
mación de mínima. Bendix, Movilidad social en la sociedad industriah Buenos Aires, EUDEBA.
5 Salvo mención contraria, todos los análisis de este acápite provienen de Torrado (1994), (1955): Estructura social de la Argentina. Análisis estadístico,
con sus respectivas referencias bibliográficas. Por razones que enseguida se harán comprensibles Buenos Aires,
Raigal.
60 EL COSTO SOCIAL DEL AJUSTE SUSANA TORRADO 61

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