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SENTENCIA N° 190

Ponencia de la Magistrada Doctora NINOSKA BEATRIZ QUEIPO BRICEÑO.

En fecha 11 de octubre de 2010 se remitió a la Sala de Casación Penal del Tribunal


Supremo de Justicia, el expediente contentivo del recurso de casación interpuesto
por el ciudadano abogado PEDRO JOSÉ TROCONIS DA SILVA, en
representación del acusado MOISÉS RAFAEL SILVA ARAPE. En esa misma
fecha se dio cuenta en Sala y se designó ponente a la Magistrada Doctora MIRIAM
MORANDY MIJARES.

Mediante decisión N° 514, de fecha 2 de diciembre de 2010, se admitió el recurso


de casación interpuesto por el profesional del derecho identificado ut supra.

El 7 de diciembre de 2010, en virtud de la designación de los Magistrados y


Magistradas (Principales y Suplentes) del Tribunal Supremo de Justicia, realizado
por la Asamblea Nacional y publicado en la Gaceta Oficial de la República
Bolivariana de Venezuela bajo el N° 39.569, asumió la presente ponencia la
Magistrada Doctora NINOSKA BEATRIZ QUEIPO BRICEÑO, quien con tal
carácter suscribe el presente fallo.

En fecha 28 de abril de 2011, se llevó a cabo la audiencia oral prevista en el artículo


466 del Código Orgánico Procesal Penal. Ahora bien, siendo la oportunidad prevista
en el último aparte del citado artículo 466 eiusdem, se procede a resolver el fondo de
la controversia, atendiendo a los vicios impugnados, de conformidad con lo
establecido en el artículo 441 del Código Orgánico Procesal Penal y hacer constar la
existencia de violaciones de rango Constitucional, de conformidad con lo
establecido en los artículos 257 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela y 13 del Código Orgánico Procesal Penal, para lo cual se hacen las
consideraciones siguientes:

II
DE LOS HECHOS Y ANTECEDENTES DEL CASO

El hecho que dio origen al juicio ocurrió el 15 de abril del año 2006, en la
urbanización El Paraíso, transversal 8B, con calle 7, parcela 24, N° 56 de Cabudare,
Estado Lara, donde se encontraba el ciudadano acusado MOISÉS RAFAEL SILVA
ARAPE en horas de la tarde, en su residencia, en compañía de su esposa ALBA
YAQUELINE BARÓN MENDOZA (occisa), originándose una discusión entre ellos
donde dicho ciudadano le efectuó un disparo en la mejilla izquierda ocasionándole la
muerte.

El Tribunal Cuarto en función de Juicio del Circuito Judicial Penal del Estado Lara,
constituido como Tribunal Mixto, a cargo del ciudadano juez ADELMO ATILIO
LEAL ARRIETA y las ciudadanas escabinas TANIA COLMENARES y ELIDA
GALLARDO, el 17 de marzo de 2010 CONDENÓ al ciudadano MOISÉS RAFAEL
SILVA ARAPE, venezolano, identificado con la cédula de identidad V-9.620.681, a
cumplir la pena de VENTINUEVE (29) AÑOS DE PRISIÓN por la comisión del
delito de HOMICIDIO CALIFICADO, tipificado en el artículo 406 (ordinal 3,
literal “a”) del Código Penal, más las penas accesorias de Ley y lo ABSOLVIÓ por
el delito de PORTE ILÍCITO DE ARMA DE FUEGO, tipificado en el artículo 277
del Código Penal. En el fallo publicado el 6 de abril de 2010 indicó lo siguiente:

“... analizadas y concatenadas cada una de las declaraciones de los


funcionarios actuantes, testigos, así como, la deposición de los
expertos y las experticias por estos realizadas, no queda más que
señalar que las circunstancias en las que se practicó el
procedimiento de aprehensión del acusado, quedaron claras y
precisas luego del debate probatorio, es decir, se demostró en el
juicio oral y público, que el ciudadano MOISE (sic) RAFAEL
SILVA ARAPE, titular de la Cédula de Identidad N° 9.620.681, en
fecha 15/04/06, en horas de la tarde, aproximadamente entre las
04:00 y 05:00, encontrándose en su residencia, en compañía de su
esposa ALBA JACQUELINE (sic) BARÓN MENDOZA, ubicada
en la Urbanización del Paraíso, transversal 8B, con calle 7 parcela
24, N° 56 de Cabudare, Estado Lara, le disparó con el arma de
fuego en la mejilla izquierda, causándole la muerte, todo esto quedó
suficientemente probado a través de las declaraciones de los testigos
Gregorio Merlo pacheco (sic) y Thomas Humberto Merlo, quienes
se hicieron presentes al lugar donde sucedieron los hechos, ya que el
mismo acusado realizó llamada telefónica, informando que había
sucedido un accidente y estando en el lugar el mismo les señaló que
le pegó un tiro…”.

El 20 de abril de 2010, el ciudadano abogado PEDRO JOSÉ TROCONIS DA


SILVA, en representación del acusado MOISÉS RAFAEL SILVA ARAPE,
interpuso recurso de apelación en los términos siguientes:

“… De conformidad con lo establecido en el numeral 4 del


artículo 452 del Código Orgánico Procesal Penal, denunciamos la
violación de ley por errónea en la aplicación de una norma
jurídica, en virtud, de haber aplicado en el curso de autos,
equivocadamente, en contenido de la norma previsto en el
numeral 3 literal “a” del artículo 406 del Código Penal, relativo
al homicidio culposo.
En efecto, los sentenciadores, incurren en una errónea aplicación
del delito previsto en el artículo 406 numeral 3 literal “a” del
Código Penal venezolano, que consagra el delito de homicidio
calificado cuando el mismo se comete en la persona cónyuge, pues
considera la defensa que a pesar de encontrarse demostrado el hecho
de la muerte de la ciudadana ALBA JACQUELINE (sic) BARON
MENDOZA, quien era esposa de mi defendido MOISÉS SILVA
ARAPE, existe un error en la aplicación de la mencionada norma
sustantiva, toda vez, que de encontrarse demostrado el elemento
objetivo del delito como es el resultado, se obvia que el elemento
subjetivo no se demostró y que en si no guarda relación con el
resultado con el hecho, sino con el interior del autor del delito, es
decir, si la conducta del agente fue dolosa o culposa y ahí es en
donde radica la errónea aplicación de la norma sustantiva (…) Sobre
la base de todo lo expuesto, visto que el Tribunal Mixto de Juicio
N° 4 de este Circuito Judicial Penal incurre en violación de la ley
por errónea aplicación del artículo 406, numeral 3, literal “a”
del Código Penal, es justicia que la honorable Corte de Apelaciones
de esta Circunscripción judicial declare CON LUGAR el presente
motivo y acuerde la nulidad de la sentencia apelada y proceda a
dictar una decisión propia sobre el presente asunto con base a
las comprobaciones de hechos ya fijados por la decisión
recurrida, tal y como lo establece el primer aparte del artículo
457 del Código Orgánico Procesal Penal…”.

La Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado Lara, a cargo de los
ciudadanos jueces YANINA BEATRIZ KARABIN MARÍN (Presidente), JOSÉ
RAFAEL GUILLEN COLMENARES (Ponente) y ROBERTO ALVARADO
BLANCO, el 21 de julio de 2010 declaró SIN LUGAR el recurso de apelación y
estableció en dicho fallo lo siguiente:

“…Ahora bien, en el caso que nos ocupa y por las circunstancias en


que ocurrieron los hechos, donde sólo el victimario era el único
presente con la hoy occisa en el escenario en cuestión, se hizo
impretermitible por parte del A Quo, acudir a las ciencias auxiliares
del derecho para resolver acertadamente, sin espacios que dieran
lugar a equívocos y sentenciar a base de pruebas científicas, el
asunto sometido a su estudio. Así se observa de la adminiculación y
concatenación de todo el acervo probatorio hilvanado por el Juez al
momento de fundamentar y motivar la recurrida, de igual manera le
merecen plena credibilidad y confianza a esta Corte, las credenciales
y máximas de experiencia con que cuentan los expertos del órgano
instructor (CICPC), que practicaron todas y cada una de las
prenombradas experticias, así tenemos pues que el A Quo al
momento de fundamentar y motivar la recurrida, le dio pleno valor
probatorio a todo ese legajo de experticias entre las que estimó las
siguientes: La deposición del médico anatomopátologo Ismael
Chirinos que junto al protocolo de autopsia por él realizado se
demuestra la muerte de la ciudadana Alba Jackeline Barón
Mendoza, con el Reconocimiento Técnico y comparación balística
realizado por la licenciada Ana Sofía Fernández, y Experticia
Química (Iones Oxidantes) realizado por la experto María
Magdalena Berti Sierra, el Reconocimiento técnico y comparación
balística realizado por la Licenciada Fernández Ana Sofía, la
trayectoria balística realizada por el detective Emisael Gómez
Arena, la experticia de análisis de Traza de Disparo (ATD)
realizado por el experto Gregorio Martínez, no quedándole duda a
este Tribunal Mixto como bien lo afirma que el ciudadano Moisés
Rafael Silva Arape, de manera intencional colocó el arma cerca de
la mejilla izquierda de la hoy occisa Alba Jacqueline (sic) Barón
Mendoza, accionando el arma y causándole la muerte. Se presume
la buena fe y honestidad de estos peritos hasta prueba en contrario
(…)Finalmente y al concluir categóricamente que confirmamos la
sentencia recurrida en toda y cada una de sus partes, se infiere como
consecuencia lógica que esta Corte al igual que el Tribunal A Quo
considera que estamos en presencia de un Homicidio Calificado,
donde por supuesto hubo Dolo en la acción desplegada por el
victimario porque así lo arrojaron todas las pruebas científicas
explanadas y confrontadas dialécticamente en el debate oral,
comprometiendo de manera equívoca y concluyente la
responsabilidad penal del encartado, a esa conclusión llego el A
Quo como resultado o síntesis de las premisas debatidas en la
confrontación probatoria (…) Por estas razones legales y científicas
hemos llegado a la convicción firme de que el juez aplicó bien la
norma, y no erróneamente como lo pretende hacer creer la
institución de la defensa en su escrito de apelación, el juez
simplemente encuadró ajustadamente la ecuación o se enmarcó el
supuesto de hecho correctamente dentro del texto legal o sea en la
consecuencia de derecho, dando la respuesta jurisdiccional en
nombre del Estado, inspirado en los máximos y elevados principios
que aderezan la justicia (…) Finalmente y aclarados estos puntos de
la denuncia, la declaramos SIN LUGAR por no ser cierto los
alegatos que la sustentaron y en consecuencia se confirma la
sentencia recurrida en toda y cada una de sus partes por estar
ajustada a derecho…”.

El 23 de agosto de 2010, la Defensa del acusado interpuso recurso de casación


conforme a lo previsto en el artículo 460 del Código Orgánico Procesal Penal y el 22
de septiembre de 2010 la ciudadana YELITZA COROMOTO BARÓN
MENDOZA, en su condición de víctima y asistida por el abogado GUSTAVO JOSÉ
MENDOZA PACHECO, contestó dicho recurso.

III
DE LOS FUNDAMENTOS DEL
RECURSO DE CASACIÓN INTERPUESTO

Con base en el 460 del Código Orgánico Procesal Penal, el recurrente denunció la
violación de la ley por errónea aplicación del artículo 406, numeral 3, literal “a” del
Código Penal. Para fundamentar su denuncia, alegó lo siguiente:

“… Denuncio sobre la base del contenido previsto en el artículo 460


del Código Orgánico Procesal Penal, que la sentencia emanada de la
Sala Única de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal de
la Circunscripción Judicial del Estado Lara, incurre en violación
de la ley por errónea en la (sic) aplicación de una norma
jurídica, en virtud, de haber aplicado en el caso de autos,
equivocadamente, en (sic) contenido de la norma prevista en el
numeral 3 literal “a” del artículo 406 del Código Penal, relativo
al homicidio culposo. (Subrayado y resaltado del recurrente)(…)
La Sala Única de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial
Penal del estado Lara, incurre en el mismo error en que incidió el
Tribunal de Juicio, cuando se limita única y exclusivamente a
decidir, que la decisión dictada por el a-quo, concluye que el
Ministerio Público cumplió con la carga de probar la existencia del
cuerpo del delito de Homicidio Intencional Calificado (…)
consideramos que el tribunal de alzada al igual que el de la
instancia, incurre en una errónea aplicación de la norma sustantiva
previsto en el artículo 406 numeral 3, literal “a”, toda vez que esta
norma requiere, además de la muerte de una persona y a su vez que
esa persona sea cónyuge del sujeto activo, requiere
indiscutiblemente que el agente haya actuado con intención con
dolo y ese elemento subjetivo no se encuentra comprobado en autos,
máxime cuando lo que existen son una serie de pruebas técnicas que
demuestran el hecho de la muerte (elemento objetivo), pero no
existen pruebas que demuestren la intención (elemento subjetivo),
sólo contamos con la versión del acusado quien manifiesta que su
esposa estaba discutiendo con él, que ella va hacia la mesa de noche
que se encuentra a su lado y saca un arma de fuego y dice que lo
mata a él o se mata ella, logra quitarle el arma a su esposa ella se
abalanza sobre él y trata de quitarle el arma y ahí es cuando se
acciona la misma con el resultado de la muerte de ALBA BARÓN
MENDOZA (…) los miembros de la Sala Única de la Corte de
Apelaciones del estado Lara decidió confirmar la sentencia
condenatoria (…) avalando los argumentos del tribunal de juicio,
como fue el hipotético escenario de que mi defendido le puso el
arma en la mejilla izquierda de su esposa y accionó la misma y con
ello quedó demostrado la intención de MOISÉS SILVA ARAPE de
dar muerte a su esposa…”.

IV
CONSIDERACIONES PARA DECIDIR

La Sala procede a decidir, en base a las consideraciones siguientes:


En la denuncia propuesta la Defensa indicó que el Tribunal de Alzada incurrió en el
mismo error, en el cual a su criterio incidió el Tribunal en función de juicio, por
cuanto se limitó a decidir, que la sentencia dictada por dicha instancia, concluyó que
el Ministerio Público cumplió con la carga de probar la existencia del cuerpo del
delito y así mismo avaló los argumentos del tribunal de juicio sin que existan
pruebas que demostraran la intencionalidad como elemento subjetivo del tipo penal.
La Corte de Apelaciones al resolver el recurso de apelación y respecto a lo planteado
por el recurrente en su escrito, indicó lo siguiente:

“… Corresponde a esta Corte conocer del Recurso de Apelación de


Sentencia interpuesto por el Abogado Pedro José Troconis Da Silva
en su condición de Defensor Privado del ciudadano Moisés Rafael
Silva Arape, contra la decisión de fecha 06 de Abril de 2010, por el
Tribunal de Primera Instancia en Funciones de Juicio N° 04, de este
Circuito Judicial Penal del Estado Lara, mediante la cual
CONDENA al ciudadano Moisés Rafael Silva Arape, por los delitos
de HOMICIDIO INTENCIONAL CALIFICADO, previsto y
sancionado en el artículo 406, ordinal 3°, literal A, del Código Penal
y Porte Ilícito de Arma de Fuego, previsto y sancionado en el
artículo 277 del Código Penal (…) Ahora bien, en el caso que nos
ocupa y por las circunstancias en que ocurrieron los hechos, donde
sólo el victimario era el único presente con la hoy occisa en el
escenario en cuestión, se hizo impretermitible por parte del A Quo,
acudir a las ciencias auxiliares del derecho para resolver
acertadamente, sin espacios que dieran lugar a equívocos y
sentenciar a base de pruebas científicas, el asunto sometido a su
estudio. Así se observa de la adminiculación y concatenación de
todo el acervo probatorio hilvanado por el Juez al momento de
fundamentar y motivar la recurrida, de igual manera le merecen
plena credibilidad y confianza a esta Corte, las credenciales y
máximas de experiencia con que cuentan los expertos del órgano
instructor (CICPC), que practicaron todas y cada una de las
prenombradas experticias, así tenemos pues que el A Quo al
momento de fundamentar y motivar la recurrida, le dio pleno valor
probatorio a todo ese legajo de experticias entre las que estimó las
siguientes: La deposición del médico anatomopátologo Ismael
Chirinos que junto al protocolo de autopsia por él realizado se
demuestra la muerte de la ciudadana Alba Jackeline Barón
Mendoza, con el Reconocimiento Técnico y comparación balística
realizado por la licenciada Ana Sofía Fernández, y Experticia
Química (Iones Oxidantes) realizado por la experto María
Magdalena Berti Sierra, el Reconocimiento técnico y comparación
balística realizado por la Licenciada Fernández Ana Sofía, la
trayectoria balística realizada por el detective Emisael Gómez
Arena, la experticia de análisis de Traza de Disparo (ATD)
realizado por el experto Gregorio Martínez, no quedándole duda a
este Tribunal Mixto como bien lo afirma que el ciudadano Moisés
Rafael Silva Arape, de manera intencional colocó el arma cerca de
la mejilla izquierda de la hoy occisa Alba Jacqueline (sic) Barón
Mendoza, accionando el arma y causándole la muerte. Se presume
la buena fe y honestidad de estos peritos hasta prueba en contrario
(…) Entre otras cosas el Tribunal recurrido concluye
categóricamente que el Ministerio Público cumplió con la carga de
probar la existencia del cuerpo del delito de Homicidio Intencional
Calificado, previsto y sancionado en el artículo 406, ordinal 3,
literal “a”, del Código Penal por haber sido en la persona de quien
en vida fuese su esposa, demostrado mediante el acta de matrimonio
y las declaraciones de los testigos Tomas Merlo y José Gregorio
Merlo (…) Es menester decirlo que sobre estas bases monolíticas
estriba la sentencia revisada y que esta Alzada confirma en todas y
cada una de sus partes por considerar que la misma se encuentra
dentro del marco de la legalidad y en consecuencia ajustada a
derecho (…) Finalmente y al concluir categóricamente que
confirmamos la sentencia recurrida en toda y cada una de sus partes,
se infiere como consecuencia lógica que esta Corte al igual que el
Tribunal A Quo considera que estamos en presencia de un
Homicidio Calificado, donde por supuesto hubo Dolo en la acción
desplegada por el victimario porque así lo arrojaron todas las
pruebas científicas explanadas y confrontadas dialécticamente en el
debate oral, comprometiendo de manera equívoca y concluyente la
responsabilidad penal del encartado, a esa conclusión llego el A
Quo como resultado o síntesis de las premisas debatidas en la
confrontación probatoria (…) Por estas razones legales y científicas
hemos llegado a la convicción firme de que el juez aplicó bien la
norma, y no erróneamente como lo pretende hacer creer la
institución de la defensa en su escrito de apelación, el juez
simplemente encuadro ajustadamente la ecuación o se enmarcó el
supuesto de hecho correctamente dentro del texto legal o sea en la
consecuencia de derecho, dando la respuesta jurisdiccional en
nombre del Estado, inspirado en los máximos y elevados principios
que aderezan la justicia (…) Finalmente y aclarados estos puntos de
la denuncia, la declaramos SIN LUGAR por no ser cierto los
alegatos que la sustentaron y en consecuencia se confirma la
sentencia recurrida en toda y cada una de sus partes por estar
ajustada a derecho…”.

En el pronunciamiento dictado por la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial


Penal del estado Lara, se observa que ésta resolvió motivadamente los argumentos
propuestos por la Defensa en el recurso de apelación, específicamente con relación a
la actividad probatoria desarrollada durante el transcurso del debate y razonamiento
jurídico, considerados por el Tribunal en función de Juicio, a fin de establecer la
vinculación del acusado en el hecho ilícito y su consecuente responsabilidad penal,
en la que advirtió la conducta típica dolosa del ciudadano MOISÉS RAFAEL
SILVA ARAPE, al producir la muerte de su cónyuge, el día 15 de abril de 2006,
mediante una herida ocasionada por un arma de fuego. En tal sentido, el Tribunal de
Alzada constató que las circunstancias fácticas determinadas por el Tribunal de
Juicio se correspondían con el cúmulo probatorio controvertido en el juicio, y que el
razonamiento de condena por la comisión del delito tipificado en el artículo 406
(numeral 3, literal “a”) del Código Penal, se ajustó a un estudio y deducción
coherente de tales pruebas.

La Sala ha establecido con reiteración, que al Juez de Juicio le corresponde el


análisis de todos los diversos elementos de prueba, confrontándolos entre sí para
arribar a una conclusión y valorar el mérito probatorio y a la Corte de Apelaciones le
corresponde, el examen del razonamiento utilizado por el sentenciador, con
fundamento en los principios generales de la sana crítica, es decir, si la motivación
del fallo se ajusta a los criterios de la lógica y de la experiencia.

El Tribunal Mixto en función de Juicio al fundamentar la condena del acusado y en


la sentencia publicada el 6 de abril de 2010, indicó lo siguiente:

“… analizadas y concatenadas cada una de las declaraciones de los


funcionarios actuantes, testigos, así como, la deposición de los
expertos y las experticias por estos realizadas, no queda más que
señalar que las circunstancias en las que se practicó el
procedimiento de aprehensión del acusado, quedaron claras y
precisas luego del debate probatorio, es decir, se demostró en el
juicio oral y público, que el ciudadano MOISÉS RAFAEL SILVA
ARAPE, titular de la cédula de identidad N° 9.620.681, en fecha
15/04/06, en horas de la tarde, aproximadamente entre las 04:00 y
05:00, encontrándose en su residencia, en compañía de su esposa
ALBA JACKELINE BARÓN MENDOZA, ubicada en la
urbanización El Paraíso, transversal 8B, con calle 7 parcela 24°, N°
56 de Cabudare, estado Lara, le disparó con el arme de fuego en la
mejilla izquierda, causándole la muerte, todo esto quedó
suficientemente probado a través de las declaraciones de los testigos
Gregorio Merlo Pacheco y Thomas Humberto Merlo, quienes se
hicieron presente (sic) al lugar donde sucedieron los hechos, ya que
el mismo acusado realizó llamada telefónica, informando que había
sucedido un accidente y estando en el lugar el mismo les señaló que
le pegó un tiro, asimismo, concatenada con la declaración de los
Funcionarios Rogelio Yépez y Gabriel Fonseca, quienes fueron los
encargados de realizar la inspección ocular y reconocimiento
técnico del cadáver, donde realizaron una inspección al sitio del
suceso adminiculada con las documentales referente a la inspección
técnica y el reconocimiento del cadáver (…) con la deposición del
médico anatomopatólogo ISMAEL CHIRINOS que junto al
protocolo de autopsia por este realizado se demuestra que la muerte
de la ciudadana (…) se produjo por fractura de cráneo producida por
arma de fuego que según la licenciada FERNÁNDEZ ANA SOFÍA
experto en balística y fue la encargada de realizar reconocimiento
técnico y comparación balística, llegó a la conclusión que la misma
se trata de un arma de fuego tipo revólver (…) y concatenando las
experticias químicas (…) realizado por la experto MARIA
MAGDALENA BERTI SIERRA, el reconocimiento técnico y
comparación balística realizado por la licenciada FERNÁNDEZ
ANA SOFÍA, la trayectoria balística realizada por el detective
EMISAEL GÓMEZ ARENA, la experticia de Análisis de Trazas de
Disparo (ATD) realizado por el experto EDWAR JOSE PEREZ y el
levantamiento planimétrico realizado por el experto GREGORIO
MARTINEZ, no cabe duda para este Tribunal Mixto de que el
ciudadano MOISES RAFAEL SILVA ARAPE, de manera
intencional colocó el arma cerca de la mejilla izquierda de la hoy
occisa ALBA JACKELINE BARON MENDOZA, (quien para ese
momento era su esposa) accionando el arma y causándole la
muerte…”.

Ahora bien, visto que en el presente caso el aspecto medular de la denuncia se centra
en la consideración de que a juicio del recurrente, la violación de la ley por errónea
aplicación de una norma, en este caso el artículo 406 numeral 3 literal “a”, obedeció
al hecho que en el presente caso, no se pudo acreditar el elemento subjetivo del
aludido tipo penal; la Sala estima oportuno hacer las siguientes consideraciones:
Ciertamente, constituye un principio básico de nuestro derecho penal de corte
liberal, que para el establecimiento de la responsabilidad penal, respecto de aquellas
conductas que lesionan o ponen en peligro de lesión, bienes jurídicos penalmente
tutelados; es necesario establecer no solamente la corporeidad del hecho delictivo,
que se configura con la lesión o puesta en peligro de un bien jurídico objeto de tutela
penal; sino que además se debe acreditar que ese actuar lesivo devenga de una
acción u omisión culpable entendida ésta en su sentido latu sensu (dolo o culpa)
pues no existe delito ni pena sin culpa ‛nullum crimen nulla poena sine culpa’. De
manera que no debe hacerse una imputación personal y mucho menos imponerse
una sanción penal, sino está debidamente demostrada la vinculación subjetiva entre
el acto y el actor.

Al respecto, el Dr. Alejandro Rodríguez Morales, en su obra Síntesis de Derecho


Penal Parte General refiere:

“…Un Derecho penal respetuoso de la persona humana y la


dignidad que a ésta le es inherente necesariamente tiene que
pronunciarse por una responsabilidad subjetiva, pues sería contraria
a ésta la imposición de una pena por un hecho al que no podía
haberse orientado la persona, o en otros términos, que no se puede
personalizar…”.
Ello es así, por cuanto toda conducta típica en los tipos penales a “título doloso” -
como es el de autos-, está precedida de una intención conciente y voluntaria de su
autor que la ejecuta a un fin previamente determinado, de allí que acertadamente la
teoría finalista, propuesta por el Maestro Hans Welzel afirma que “acción humana
es ejercicio de la actividad final”, por lo que bajo esta concepción la acción viene a
constituir el ejercicio final de la voluntad, pues la voluntad primero anticipa el fin
selecciona los medios, para realizarlo, considera sus efectos concomitantes; para
finalmente dirigir una acción al fin querido previamente programado por la
voluntad.

De allí que nuestro Código Penal al señalar en su artículo 61: “Nadie puede ser
castigado como reo de delito no habiendo tenido la intención de realizar el hecho
que lo constituye, excepto cuando la ley se lo atribuye como consecuencia de su
acción u omisión…”; pues como se ha sostenido, para que determinado hecho
punible pueda ser imputado a una persona, es necesario en principio, que en la
ejecución de éste, haya existido la intención de cometerlo, es decir, la voluntad libre
y consciente de infringir las disposiciones legales prohibitivas, pues salvo en los
delitos culposos; en los delitos a título doloso, sin la intención no existe la
responsabilidad penal; por ello nuestro Código Penal, en el artículo citado, establece
una prohibición de castigo para el reo, si éste no ha tenido la intención de realizar el
hecho que lo constituye.

Ello es así, por cuanto nuestro sistema penal, sigue el esquema clásico sobre
responsabilidad penal que admite implícitamente la existencia del libre albedrío en
el hombre, mediante el cual sólo es posible la imputabilidad.

De manera tal, que estatuido en el Código Penal como precepto general que sólo la
intención o la culpa en los casos expresamente previstas en la ley penal, origina el
castigo de los hechos punibles; no existe pena ni responsabilidad penal cuando en la
ejecución de la conducta dañosa no está precedida o dirigida por éste elemento
subjetivo.

Respecto al citado artículo la Jurisprudencia de la extinta Corte Federal y de


Casación ha precisado:

“… Si la intención no fue la de agredir, si se reconoce la


inexistencia del animus nocendi, no puede haber ocurrido un delito
doloso de (…) pues. «nadie puede ser castigado como reo de delito
no habiendo tenido la intención de realizar el hecho que lo
constituye, excepto cuando la Ley se lo atribuye como consecuencia
de su acción u omisión (artículo 61, Código Penal), fundamental
concepto genérico del dolo que la Ley repite en la descripción del
delito de lesiones personales al añadir un elemento subjetivo
concretamente referido a aquél Por consiguiente, la recurrida violó
el artículo 61 del Código Penal; y así se declara”. (Gaceta Forense,
2da Etapa, N° 1 Sentencia del 14/01/1954. pp 444 y 445).
“Disposición ésta (artículo 61) que a juicio de este Tribunal debe
interpretarse en el sentido de que ninguna persona puede castigarse
como reo, ni como cómplice de un delito intencional, doloso, si no
ha habido de su parte intención de realizar el hecho que constituye
el delito o de cooperar en alguna de las formas señalas por la Ley a
su realización, salvo que se trate de un delito inintencional, (sic) de
un delito culposo, que la Ley se lo atribuya como consecuencia de
una acción u omisión de su parte. No se puede ser cómplice sin
intención de la comisión de un delito doloso, como es el de…”
Gaceta Forense, 2da. Etapa, N° 3, 1959, sentencia del 23/02/54 p.
532.)

En tal sentido, la imposición de la pena debe necesariamente atender al elemento


subjetivo del tipo penal, pues de conformidad con el principio “nullum crimen nulla
poena sine culpa”, en nuestro derecho penal está abolida la responsabilidad
objetiva, la cual durante su vigencia implicó la absurda posibilidad de imponer una
sanción penal sin atender a la vinculación de la persona con el hecho, es decir,
independientemente de si es posible o no hacer un imputación personal del injusto.
Al respecto, el Dr. Alejandro Rodríguez Morales, en libro indicado ut supra, refiere:

“… Este principio de responsabilidad subjetiva, en definitiva,


conlleva la prohibición de hacer responder penalmente a alguien por
la mera causación del resultado (incluso fortuitos e imprevisibles),
pues ello desconocería la naturaleza de la persona humana, a quien
se castigaría sin considerar su relación con el específico resultado
verificado, desechando su libertad y la responsabilidad que se deriva
de ésta. De aceptarse la responsabilidad objetiva en el Derecho
penal, entonces, se consideraría a la persona un medio y no un fin
en sí misa vulnerándose su dignidad. Queda claro de esta manera
que el delito no puede ser visto como un ente meramente objetivo,
por el que se pueda hacer responder al individuo sin examinar su
participación personal en el hecho, su intervención subjetiva, en
tanto ser único e irrepetible, conformado por una unidad de cuerpo y
alma, voluntad e inteligencia. De lo contrario, daría lo mismo
castigar a una persona que padece de una grave enfermedad mental
(que no sepa lo que está haciendo) que a una persona totalmente
sana (que sepa lo que está haciendo); o que se castigue a u persona
que hirió a otra porque se le amenazó o coaccionó para que lo
hiciera, que a una persona que sencillamente hirió a otra porque le
caía mal. Hay que tomar en cuenta a la persona, hay que ver más
allá de lo externo. Y es que el Derecho penal, precisamente,
pretende regular la conducta de las personas humanas; intenta,
tipificando comportamientos que considera atacan a los bienes
jurídicos, indicar que deben abstenerse de realizar los mismos, esto
es, pretende motivarlas con la finalidad de que las mismas no
incurran en la comisión de delitos. El legislador penal, entonces,
describe las conductas delictivas para motivar (función de llamada)
a que los ciudadanos se abstengan de realizar el supuesto de hecho
descrito en el tipo penal. En tal virtud, para que sea posible
afirmar efectivamente que se ha infringido la norma habrá que
comprobar la culpabilidad del agente, la posibilidad de hacer
una imputación personal, de acuerdo a si la persona podía o no
seguir el mensaje normativo contenido en el tipo penal.
Es por todo esto, pues, que debe considerarse absolutamente
necesaria la culpabilidad como elemento del delito sin el cual
éste no puede considerarse configurado y por lo tanto no puede
imponerse pena alguna, pues es inherente tanto a la propia
configuración de la sociedad como a la naturaleza de la persona
humana. La culpabilidad debe entenderse, pues, como límite del
poder penal del Estado, como una barrera de contención más
que impide el recurso al arma penal, pues sólo será posible éste
si la persona podía orientarse a actuar de forma ajustada a
Derecho…”. (Negritas de la Sala).

Por su parte, esta Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia en
decisión Nro. 401, de fecha 11 de noviembre de 2004, en relación al elemento
subjetivo, ha precisado lo siguiente:

“... Cuando el Juez aprecia los elementos probatorios está obligado


a verificar que estos deben ser lo suficientemente contundentes
como para desvirtuar la presunción de inocencia que acompaña por
derecho constitucional y legal a todo acusado, es decir, no puede
quedar ninguna duda en tal apreciación que contraríe dicho
principio constitucional; y simultáneamente ha de tomar en cuenta
que el cúmulo probatorio debe llevar a la absoluta subsunción de los
hechos en la disposición típica, de manera que el juicio de reproche,
al ser sobrepuesto en la misma, se ajuste con tal perfección que la
conducta efectivamente pueda ser atribuida al autor configurando el
injusto típico y por ende culpable.
Así el hecho de considerar probado un homicidio intencional sobre
la base del resultado, como efectivamente lo constituye la muerte, es
insuficiente pues debe apreciarse el elemento sujetivo que
acompaña al tipo y cual ha sido la verdadera intención de quien
acciona el arma de fuego, porque en el hecho de accionar esta hay
un elemento de voluntad como es poner en funcionamiento el
mecanismo físico que acompaña a la percusión. Es por ello que el
Juez debe observar hacia donde va dirigida la voluntad del sujeto y
no únicamente el resultado de su acción...”

Ahora bien, delimitado como fue lo anterior, y visto los fundamentos que tuvo el
Tribunal de Juicio, para determinar tanto en su aspecto objetivo como subjetivo la
responsabilidad penal del representado del recurrente; estima esta Sala que en el
presente caso no se configura la denuncia de violación de la ley por errónea
aplicación del artículo 406 numeral 3 Literal “a” del Código Orgánico Procesal
Penal, pues tal y como se verificó en el análisis de la decisión, la Corte de
Apelaciones del Circuito Judicial Penal del estado Lara, verificó que el Juzgado A
quo examinó, analizó y comparó la totalidad de los elementos probatorios
controvertidos en el debate público, entre ellos, las experticias de análisis de trazas
de disparos (ATD) concluyentes en la presencia de los componentes producidos por
la deflagración de pólvora (Antimonio, Bario y Plomo) en el dorso de ambas manos
del acusado y ausentes en las muestras tomadas en las regiones dorsales de ambas
manos de la víctima ALBA JACKELINE BARÓN MENDOZA, con las cuales se
obtuvo la certeza que la referida víctima no manipuló el arma de fuego al
momento de producirse el disparo, desvirtuándose así lo expuesto por el
acusado de haberse producido un forcejeo entre ambos en el momento previo
en que se accionó el arma de fuego y evidenciándose, que solo el acusado
accionó el arma con la intención de dar muerte a su cónyuge efectuando un
disparo a próximo contacto, que se corroboró entre otros elementos con el
resultado del protocolo de autopsia realizado a la víctima y trayectoria balística.
En efecto, la intencionalidad en el presente caso, conlleva a un consenso
considerable en la voluntad del acusado de ocasionar la muerte de su cónyuge
(elemento volitivo) y llevar a cabo tal comportamiento típico (elemento
cognoscitivo) con el resultado fatal de ejecutarlo, y es así que le produjo a la víctima
una herida con el arma de fuego en la mejilla izquierda de su rostro, con un halo de
contusión de tres centímetros y le ocasionó fractura de cráneo donde quedó alojado
en sus partes blandas el proyectil. Por lo que resulta indudable que el acusado sabía
que el resultado dañoso podía acontecer y sin embargo emprendió la acción
limitando posibilidad alguna de defensa a la víctima.

Así las cosas, esta Sala de Casación Penal, estima que la Corte de Apelaciones del
Circuito Judicial Penal del estado Lara, motivadamente verificó la labor realizada
por el Tribunal de Primera Instancia, el cual razonadamente y sobre las bases
probatorias pudo establecer las razones para acreditar la responsabilidad penal del
ciudadano MOISÉS RAFAEL SILVA ARAPE, dándose así cumplimiento al
derecho a la Tutela Judicial Efectiva, pues el pronunciamiento dictado por la
instancia y revisado por la Alzada, fue el producto de una labor intelectual ceñida a
la verdad procesal.

En este orden de ideas, constituye un deber fundamental para la Corte de


Apelaciones cuando así lo haya alegado el recurrente, verificar y determinar que en
la sentencia sometida a su revisión se haya realizado un análisis detallado de las
pruebas debatidas en el juicio oral, así mismo, la comparación de unas con otras bajo
el método de la sana crítica racional, con la determinación clara y precisa de los
hechos que se dan por probados y el derecho aplicable, lo cual determinó el Tribunal
de Alzada en el presente caso.

Con fundamento en las consideraciones antes expuestas lo procedente y ajustado a


Derecho es declarar sin lugar el recurso de casación interpuesto por la defensa del
acusado MOISÉS RAFAEL SILVA ARAPE. Así se decide.

DECISIÓN

Por las razones expuestas el Tribunal Supremo de Justicia en Sala de Casación


Penal, administrando Justicia en nombre de la República, por autoridad de la Ley,
DECLARA SIN LUGAR el recurso de casación interpuesto por el ciudadano
abogado PEDRO JOSÉ TROCONIS DA SILVA, en representación del acusado
MOISÉS RAFAEL SILVA ARAPE.

Dada, firmada y sellada en el Salón de Audiencias del Tribunal Supremo de


Justicia, en Sala de Casación Penal, en Caracas, a los VEINTITRÉS
días del mes de MAYO de dos mil once. Años 201° de la Independencia y 152º de
la Federación.

Publíquese, regístrese y bájese el expediente.


La Magistrada Presidenta,
NINOSKA BEATRIZ QUEIPO BRICEÑO
Ponente
La Magistrada Vicepresidenta,
DEYANIRA NIEVES BASTIDAS
La Magistrada,
BLANCA ROSA MÁRMOL DE LEÓN
El Magistrado,
ELADIO RAMÓN APONTE APONTE
El Magistrado,
HÉCTOR MANUEL CORONADO FLORES
La Secretaria,
GLADYS HERNÁNDEZ GONZÁLEZ
Exp N° 2010- 341
NBQB/
La Magistrada Doctora DEYANIRA NIEVES BASTIDAS no firmó la sentencia por
ausencia justificada.

VOTO SALVADO

Yo Blanca Rosa Mármol de León, Magistrada de la Sala de Casación Penal


del Tribunal Supremo de Justicia, salvo el voto en la decisión que antecede, en la
causa seguida al ciudadano MOISES RAFAEL SILVA ARAPE, por lo siguiente:

De la revisión del expediente se observa que los hechos establecidos por el


Tribunal de Juicio resultan vagos, pues afirma que quedó demostrada la muerte de la
víctima por parte del acusado, pero no expresa de manera concisa y detallada los
fundamentos de su convicción, es decir, no relata los hechos de manera
circunstanciada y conclusiva para que la sentencia sea considerada debidamente
motivada.

En ese sentido, observa igualmente quien aquí disiente, que la Sala, ante la
manifiesta falta de motivación de la sentencia del Tribunal de Juicio, hace una
valoración de prueba y determinación de los hechos, cuando expresa, refiriéndose a
las muestras de ATD tomadas a las manos de la víctima, lo siguiente: “…con las
cuales se obtuvo la certeza que la referida víctima no manipuló el arma de fuego al
momento de producirse el disparo, desvirtuándose así lo expuesto por el acusado de
haberse producido un forcejeo entre ambos en el momento previo en que se accionó
el arma de fuego y evidenciándose, que sólo el acusado accionó el arma con la
intención de dar muerte a su cónyuge efectuando un disparo a próximo contacto…”.

Así mismo, expresa la Sala que “…el acusado sabía que el resultado dañoso
podía acontecer y sin embargo emprendió la acción limitando posibilidad alguna de
defensa a la víctima”, lo cual no se encuentra en modo alguno determinado por el
tribunal “a quo”, infringiendo de esa forma el principio de inmediación previsto en
el artículo 16 del Código Orgánico Procesal Penal, que corresponde a los jueces de
primera instancia, que “…han de pronunciar la sentencia..” y “…deben presenciar,
ininterrumpidamente el debate y la incorporación de las pruebas de las cuales
obtienen su convencimiento”.

De esa forma la Sala, en una suerte de subrogación de las funciones de aquél,


pretende suplir el deber que le corresponde al Juez que presenció el debate, violando
de esta forma los principios democráticos de Derecho y de Justicia que plantea el
modelo de Estado, cuando desconoce el derecho que corresponde al justiciable de
obtener sentencia debidamente motivada de quien presenció las pruebas debatidas
conforme al debido proceso, así como el derecho que tiene la sociedad de que sus
autoridades judiciales respeten los principios de Derecho que deben sustentarla.

En tal virtud debió la Sala declarar con lugar el Recurso de Casación


interpuesto, declarar la nulidad de las decisiones y ordenar nuevo juicio, donde se
dicte sentencia que cumpla con el requisito de motivación que debe contener de
conformidad con la ley.

Queda en estos términos salvado mi voto en la decisión que antecede. Fecha


ut supra.

La Magistrada Presidente,
Ninoska Beatriz Queipo Briceño

La Magistrada Vicepresidenta, La Magistrada Disidente,


Deyanira Nieves Bastidas Blanca Rosa Mármol de León
El Magistrado, El Magistrado,
Eladio Aponte Aponte Héctor Coronado Flores
La Secretaria,
Gladys Hernández González
BRMdeL/hnq
VS. Exp. N° 10-0341 (NQB)
No firmó la Magistrada Doctora Deyanira Nieves Bastidas, por ausencia justificada.

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