Está en la página 1de 2

El publicista

Aparece un hombre alto, entre 35 y 40 años, pulcro, blanco estilo nerd, con anteojos
marco de carey muy modernos (para dar credibilidad) pelos castaños abundantes y
batidos Vestido con un ambo y zapatos acordonados blancos. Esta ubicado en el centro,
todo el resto fuera de foco.
Escenario: Símil nursery, espacio grande, con cunitas amarillas, con una pequeña
pantalla en la cabecera.
En las cunas bebes, uno negro, uno blanco, y otro chino, en la pared de fondo gran
pantalla con una sinfónica con imagen estática.
El tipo dice y mientras habla se va poniendo en foco atrás.
-Usted ha pensado que es posible aumentar el desempeño intelectual de su hijo, solo con
hacerlo escuchar música clásica una hora por día.
La cámara va directamente a la pantalla con la sinfónica estática que empieza a tocar y
se va alejando, enfocando a los bebes, que mueven las manitos al ritmo de la música.
- No importa su origen étnico o social, todos reaccionamos ante la música.
Plano de las pantallas encima de las cunitas y aparece una tomografía y los cerebros de
los bebes iluminándose también al ritmo de la música.
- lo que están viendo son los cerebros de los bebes reaccionando ante el estimulo
de la música,
Se acerca a una de las pantallas de las cunitas (de el bebe blanco) que esta en medio. Y
señala las regiones que se van iluminando,
.ya que trabaja a nivel global estimulando todas las regiones cerebrales. Con nuestra
adecuada selección que le enviaremos a su casa por solo $ 850 incrementará el
coeficiente intelectual de su hijo en un 30 % garantizado.
La cámara se va alejando con el nerd siguiéndola hasta que queda en medio de la
pantalla y de fondo la otra pantalla con la sinfónica.
La música va decayendo en volumen mientras que sube el del locutor que dice el
número del teléfono y el nombre del producto.
Aparece el numero de teléfono y el paquete de CD, con la foto del baile del bebe blanco
y la etiqueta. Mozart-ci. En letras verdes.
- Corte. Se imprime- dice el director.
Alberto se saca los lentes de utilería, pasándose la mano por los cabellos medio batidos
por la peluquera del set, mientras el director camina hacia el.
-Bien Alberto, me gusto..Cuando Flavio me lo recomendó tuve mis dudas, pero quedo
muy bien. Sáquese el maquillaje y su ropa la tiene el cámarin. Metió la mano en el
bolsillo, saco $850 y se los dio.
- Muchas gracias, espero su llamado.
Le dio una palmada en el hombro y se alejo gritando que corrieran la escenografía.

Flavio y Alberto habían sido vecinos y amigos toda la vida, jugaban juntos en la calle
San Bernardo de su pueblo natal Calcuchita provincia de Córdoba.
A muy temprana edad afloro el talento artístico y esteticista de Flavio.
Su primera obra la hizo con Fita, la lechona, que su papa tenia en el patio, el chico con
la sensibilidad propia del artista, se compadeció de la porcina que iban a degollar para el
locro del 9 de julio, así que a la hora de la siesta, saco del baño la bolsa de maquillajes
De su mama. Tenia que apurarse, no lo podía dilatar más ya que el chancisidio se
efectuaría a eso 6 antes que oscureciera, según el último comunicado del abuelo, quien
desde siempre había oficiado de verdugo.
Fue al patio, hacia un poco de frío la Fita parada a la entrada del galponcito
comiéndose un sorete del gato. Entonces Flavio con su exquisita sensibilidad tomo su
cabeza con una mano y con la otra le limpió la mierda con un trapo rejilla. La chancha
se quedo conmovida ante tamaña demostración de amor desinteresado. Entonces el
chico, abrió la bolsa de los maquillajes y comenzó a delinear los ojos de la chancha,
después le puso un poco de rimel y también le puso rouge en el hocico, y por ultimo le
pinto las uñas de rojo, para que se lucieran en los platos cuando sirvieran el locro con
patitas.
La chancha durante toda la operación se quedo muy quieta, como agradeciendo la
atención.
El problema surgió cuando Don Pancho (el abuelo) salio con el cuchillo y vio como la
chancha lo pestañaba, en un instante flaqueo, la conocía de hacia algún tiempo, y la
verdad que estaba linda, pero inmediatamente pensó, en las altas posibilidades de que su
nieto fuera un insipiente putito, así que le hundió el cuchillo en la yugular y a Fita… se
le corrió el rimel.
Alberto por su parte también era medio rarito para los estándares del pueblo, gustaba de
la técnica sobretodo la electricidad. Así que para la festividad patria cívico-militar el
invento una especie de silla eléctrica para lombrices, había elegido este pequeño animal
por su humedad viscosa, primero pensó en una babosa, pero eran demasiado gordas y
requerían más electricidad.
Los demás chicos jugaban a las figuritas o a la pelota, en tanto que ellos dos siempre
andaban solos, así que en su singularidad inmersa en esa uniformidad pueblerina
formaron una fuerte amistad.
Flavio siempre compenetrado en la estética y el diseño gano un concurso de logotipo
para una cereal era y luego la misma empresa, lo contrato, mudándose a Capital, donde
ser diseñador grafico era una noble y rentable profesión.
Por su lado Alberto montó un negocio de electricidad, dejo en paz, por fin a las pobres
lombrices, que habían servido para desarrollar su cerca eléctrica para vacas erráticas y
terneras rebeldes.
Al principio el negocio prosperó, hasta que una epidemia de aftosa diezmo la población
vacuna dejando varios toros viudos tan deprimidos que las cercas no fueron necesarias.
Recién casado y con un bebe, la situación se complico, así que hablo con su amigo que
le conseguía laburos de extra cuando en la agencia, necesitaban alguien que de nerd en
cámara.
Íntimamente caminando por los sets y viendo toda esa gente hablando raro con ropa
exótica pensó que se equivocó en seguir su vocación.
Una vez de vuelta en el pueblo sin edificios. Chato. Con el mismo perro en la puerta de
la casa de Cacho, las viejas con las medias a media asta hablando a los gritos por el
tapial. Sintió un vacío existencial. Entro a la casa corriendo, directo al cuarto del bebe
que dormía muy feliz en su cunita de mimbre celeste, decorada con la boa fucsia regalo
de Tito, el padrino colectivero, y en su manito derecha el sonajero con la Mona Jiménez.
Lloró y mientras arropaba al bebe balbuceo.
Me hubiera casado con Flavio.
Gabriela Messina Rodríguez
24-04-18

También podría gustarte