Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
LA REGULACION
CONSTITUCIONAL DEL
AMBIENTE EN CHILE
ASPECTOS SUSTANTIVOS Y ADJETIVOS
HISTORIA, DOCTRINA Y JURISPRUDENCIA
CORTE SUPREMA
21312
BIBLIOTECA
AbeledoPerrot"
LegalPublishing
CORTE
SUPREMA ^
BIBLIOTECA )
L A R E G U L A C I Ó N C O N S T I T U C I O N A L D E L A M B I E N T E E N CHILE
ASPECTOS SUSTANTIVOS Y ADJETIVOS
HISTORIA. DOCTRINA Y JURISPRUDENCIA
c RODRIGO GUZMAN ROSEN
Legal Publishing Chile • M i r a f l o r e s 3 8 3 . p i s o 10. S a n t i a g o . C h i l e • T e l é f o n o : 6 0 0 7 0 0 8 0 0 0 • wwwlegalpublishing.cl
Registro de Propiedad Intelectual N° 194 986 • I S B N 978 - 956 - 238 - 926 -6
1* edición diciembre 2005 LexisNexis
2* edición septiembre 2010 Legal Publishing Chile
Tiraje 300 ejemplares
Impresores CyC Impresores - San Francisco 1434. Santiago
IMPRESO EN CHILE P R I N T E D I N CHILE
ADYERTENCLA
La Lev X* 17 sobre Propiedad Intelectual prohibe el uso no exceptuado de obras protegidas sin la autorización expresa de los titulares de los
derechos de autor El fotocopiado o reproducción por cualquier otro medio o procedimiento, de la presente publicación, queda expresamente
prohibido Usos infractores pueden constituir delito
Con eterno amor a Juan Francisco, Javiera Paz \ • José Antonio, mis hijos.
Con nostalgia a Raúl Brañes Ballesteros, quien, con su generosidad y bajo el abrigo
de su sabiduría, me traspasó la pasión por el derecho ambiental.
Con gratitud y afecto a Gabriel Real Ferrer.
Con admiración, a todos con quienes trabajé en la
Comisión Xacional del Medio Ambiente.
Con totalidad, a I erónica
ÍNDICE:
Pág.
ABREVIATURAS XIII
INTRODUCCIÓN 1
CAPÍTULO I
I. INTRODUCCIÓN 5
II. EL DERECHO AMBIENTAL: LOQUE FUE (SI LO HUBO): LO QUE ES (SI LO HAY)
Y LO QUE DEBE SER (SI LO HUBO, LO HAY Y AÚN ESTAMOS AQUÍ). LA CUESTIÓN
A) La doctrina comparada 11
1. España 11
2. México 12
3. Uruguay 14
4. Brasil 14
5. Argentina 15
6. Francia 16
7. Estados Unidos de Norteamérica 16
B) La doctrina nacional 16
IV. ANÁLISIS CRÍTICO Y TOMA DE POSICIÓN ACERCA DE LA NOCIÓN DE DERECHO
AMBIENTAL 18
Pág.
CAPÍTULO II
EN MATERIA AMBIENTAL
I. INTRODUCCIÓN 37
AMBIENTE ADECUADO 63
Pág.
B) El derecho a un medio ambiente adecuado: ¿Protección de un
derecho o de un ambiente? 68
C) El ambiente como relevante jurídico protegido en la CP 69
IV. NATURALEZA JURÍDICA DEL DERECHO A VIVIR EN UN .AMBIENTE ADECUADO.
Püg.
V I I . EL DOBLE DEBER DEL ESTADO DE VELAR PORQL'E EL DERECHO A VIVIR EN UN
DE LA NATURALEZA 96
CAPÍTULO III
I. INTRODUCCIÓN 107
Pág.
Pág.
Pág.
CAPÍTITO I V
I. INTRODUCCION 183
Pág.
III. LA ACCIÓN DE PROTECCIÓN EN MATERIA AMBIENTAL 219
A) La discusión en la CENC 219
B) Los requisitos para su interposición en materia ambiental 223
1. Que se trate de un acto u omisión 224
2. Que el acto u omisión sea ilegal 228
a) La situación antes de la reforma constitucional del año
2005 228
b) Los efectos de la reforma constitucional del año 2005 231
3. Que el acto u omisión ilegal afecte el ejercicio legitimo del
derecho a vivir en un medio ambiente adecuado. El problema
de las "amenazas" 235
4. Relación causal 236
a) El caso especial de las resoluciones de calificación am-
biental 236
b) Acerca de una relación causal inadecuadamente plantea-
da: El caso Campiche 238
c) Acerca de una relación causal correctamente formulada: El
caso PREM VAL 241
5. Que el acto u omisión ilegal que afecta el legitimo ejercicio
del derecho a vivir en un medio ambiente adecuado, sea
imputable a una autoridad o persona determinadas 242
6. Que se interponga dentro de plazo 243
C) La acción de protección en materia ambiental y el rango posible
de actuación de los tribunales. La cuestión de la deferencia
administrativa 245
1. Los diferentes enfoques en torno al control judicial de los
actos de la Administración 247
2. Los grados de control posible. Una visión general 249
3. El control de la administración en sede de protección en el
ámbito del procedimiento de evaluación de impacto ambien-
tal y en los procesos regúlatenos 251
a) Cuestiones generales asociadas a las potestades discre-
cionales 251
b) El procedimiento de evaluación de impacto ambiental y el
regulatorio contienen potestades discrecionales 255
c) La relación entre la reforma constitucional del año 2005
y los patrones de control que los tribunales pueden adop-
tar en el conocimiento de una acción de protección 256
IX
Pág.
CAPÍTULO V
I. INTRODUCCIÓN 29J
Pílg.
I. INTRODUCCION 312
Pág.
Pág.
BIBLIOGRAFÍA 347
ABREVIATURAS
p.: Página.
PCV Provecto Celulosa Valdivia
pp.: Páginas.
PNUMA: Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
PRC: Proyecto Río Cóndor.
RCHDUC: Revista Chilena de Derecho. Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales.
Universidad Católica de Chile.
RDJ: Revista de Derecho y Jurisprudencia.
RDP: Revista de Derecho Público. Universidad de Chile.
RDUACH: Revista de Derecho. Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales. Universi-
dad Austral de Chile.
RDUC: Revista de Derecho. Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales. Universidad
de Concepción.
RDUCV: Revista de Derecho. Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales. Universi-
dad Católica de Valparaíso.
RMLA: Revista Mexicana de Legislación Ambiental.
RSEIA: Reglamento del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental. (Artículo 2 o .
Decreto Supremo N° 95. de 2001. del Ministerio Secretaría General de la Presiden-
cia. que fija el texto refundido del Decreto Supremo N° 30. de 1997. del mismo
Ministerio. Diario Oficial de 07.12.2002).
SCAA: Sentencia Ilustre Corte de Apelaciones de Arica.
SCAC: Sentencia Ilustre Corte de Apelaciones de Concepción.
SCACOP: Sentencia Ilustre Corte de Apelaciones de Copiapó.
SCACOY: Sentencia Ilustre Corte de Apelaciones de Coyhaique.
SCACH: Sentencia Ilustre Corte de Apelaciones de Chillán.
SCAI: Sentencia Ilustre Corte de Apelaciones de Iquique.
SCALS: Sentencia Ilustre Corte de Apelaciones de La Serena.
SCANT: Sentencia Ilustre Corte de Apelaciones de Antofagasta.
SCAPA: Sentencia Ilustre Corte de Apelaciones de Punta Arenas.
SCAPAC: Sentencia Ilustre Corte de Apelaciones Presidente Aguirre Cerda.
SCAPM: Sentencia Ilustre Corte de Apelaciones de Puerto Montt.
SCAR: Sentencia Ilustre Corte de Apelaciones de Rancagua.
SCAS: Sentencia Ilustre Corte de Apelaciones de Santiago.
SCASM: Sentencia Ilustre Corte de Apelaciones de San Miguel.
SCAT: Sentencia Ilustre Corte de Apelaciones de Temuco.
SCAV: Sentencia Ilustre Corte de Apelaciones de Valdivia.
SCAVAL: Sentencia Ilustre Corte de Apelaciones de Valparaíso.
SCS: Sentencia Corte Suprema,
ss.: Siguientes.
STC: Sentencia Tribunal Constitucional.
L A R E G U L A C I Ó N C O N S T I T U C I O N A L DEL A M B I F N T E E N C H I L E
t.: Tomo.
TC: Tribunal Constitucional.
v.: Voz.
vol.: Volumen.
INTRODUCCION
ción ambiental, bien sea en el campo regulatorio. Sobre esto último, se sostendrá,
coincidiendo con la doctrina nacional y comparada, que en el ámbito de la acción de
protección los tribunales se encuentran impedidos de sustituir la voluntad expedida a
la hora de calificar provectos, o de dictar regulaciones ambientales.
El libro concluye con el análisis exhaustivo del caso Trillium. donde se tendrá la
oportunidad de examinar con detención algunos de los presupuestos procesales aso-
ciados a la acción de protección con respecto a la calificación ambiental de un pro-
yecto que. en su momento, dio origen a no pocas controv ersias de factura legal, técnica,
económica e incluso politica.
CAPÍTULO I
SOBRE LA EXISTENCIA, CONCEPTO Y CONTENIDO DEL DERECHO AMBIENTAL, Y LA
NOCIÓN, NATURALEZA E INTEGRACIÓN DEL AMBIENTE
I. INTRODUCCIÓN
Esta sección tiene primero por fin aportar sumariamente a un debate que. anclado
en sus posibles orígenes desde hace ya por lo menos 40 años, persigue desentrañar
dos interrogantes principales, a saber: si existe el Derecho Ambiental y. de ser ello
efectivo, cuál es su concepto, sentido y contenidos sustanciales. Bajo el cariz de un
planteamiento contrafactual. la primera pregunta demanda una insoslayable respues-
ta. pues, como revela el nutrido registro histórico de la legislación, jurisprudencia y
doctrina nacional y comparada, no pocas hojas han sido escritas en la elaboración de
normas jurídicas convocadas a regular el ambiente: tantas otras para interpretarlas y
aplicarlas; y otras no menos numerosas para componer una serie de análisis acerca de
la forma en que las reglas se han dictado y cómo éstas han sido recogidas a la hora de
arbitrar conflictos por parte de los entes judiciales y administrativos. Como es natu-
ral. toda aquella febril actividad se ha basado en el supuesto de la existencia, si no de
una disciplina, a) menos de la de un conjunto más o menos sistemático de preceptos
y principios que gobiernan la conducta de nuestra especie con el ambiente. En lo que
se refiere a la segunda cuestión (concepto, sentido y contenido sustancial), vale la
pena señalar que se teoriza, razona y aplica dentro de un espectro amplísimo de man-
datos. permisiones y prohibiciones que convergen en lo ambiental, en ocasiones guia-
dos por una convicción racional acerca de la existencia de un marco lógico que los
aglutina, y en otras, animados por una deliberada indiferencia sobre tal pretendida
ontología. en función, principalmente, de su irrelevancia concreta. Puestas así las
cosas, el supuesto suscrito (existe un Derecho Ambiental) exige ser colocado bajo
tela de juicio, levantarla, imprimirle un sentido práctico (para qué definirlo) e im-
pregnarle de un cierto contenido.
Por otra parte, seguida de la temática recién anunciada, resultará de la misma
manera indefectible referirse al concepto, naturaleza y composición del ambiente,
una materia no poco debatida, pero, como es obvio, capital a la hora de acometer el
régimen constitucional del mismo.
6 RODRIGO G C / M A N ROMA
1
"La construcción del Derecho Ambiental". Revista Mexicana de Legislación Ambiental (en ade-
lante. R\ILi\ septiembre 2001/abril 2002. Año 3. N°s. 7-8, p. 37.
:
Ibid.. en nota 2-4
5
íd . p. 35.
4
íd.. p. 41. Añade que "'los derechos nacionales sólo indirecta, limitada y condicionadamente han
contribuido a la protección del planeta", por lo cual "el Derecho Ambiental no puede quedar en un
conjunto de derechos estatales que obedecen a dinámicas complejas y frecuentemente poco convergen-
tes y que. además, sólo llegan allá donde alcanzan las respectivas jurisdicciones. Los derechos ambien-
tales estatales han sido el precedente y serán un instrumento del Derecho Ambiental, pero no son. no
pueden ser. el Derecho Ambiental Planetario" (Id., p. 24).
3.Ñ
L A R E G U L A C I Ó N C O N S T I T U C I O N A L DEL A M B I E N T E F . N C H I L E
5
íd„ p. 46.
6
Ibid. Y por lo tanto, resulta indispensable la formulación de un nuevo Contrato Social, donde
exista una autoridad global común y • mecanismos institucionales que aseguren la eficaz materialización
del principio de solidaridad, en el que se inspira tanto el Derecho Ambiental como el conjunto de los
nuevos derechos sociales, aunque con distinto alcance" (Ibid).
' Hay quienes sostienen, como TARLOCK.. una mirada sumamente escéptica sobre la existencia del
Derecho Ambiental, señalando, por una parte, que el conjunto de normas ambientales es una síntesis de
muchas otras anteriores (y, por ende, no es una disciplina original) y, por otra, que dada su relevancia,
precisa de forma urgente de la configuración de una estructura propia dotada de reglas particulares,
concretas y sistemáticas. De no hacerlo, expone, el posible Derecho Ambiental existente a la larga se
encuentre condenado a desaparecer (o a no nacer jamás) por su absorción con otras disciplinas. / id. de
dicho autor, el sugerente articulo: "Is there a there ín environmental la\v?. en Jowval of Land Use &
EnvinmuetUa! üm . vol. 19:2. Spnng 2004, pp. 213-254.
RODRIGO G I / \ I \ N ROSI;N
respectiv ámente Entonces, no hay una lógica distinta para el supuesto que exista un
orden global, con entidades únicas y generales para todos los Estados. En efecto.
¿Qué sucedería si existiese efectivamente un ordenamiento jurídico ambiental glo-
bal. dotado de una autoridad única y de instituciones uniformes, capaz de ejercer
coacción sobre todos y cada uno de los Estados? Parece que nada muy distinto de lo
que ho> puede ocurrir. Perfectamente puede resultar un completo éxito (lo cual equi-
valdría. en caso de no existir este modelo, al escenario en que la totalidad de los
ordenamientos particulares fueran eficaces y exitosos): o. también, un absoluto fra-
caso. o bien, un éxito parcial para el ambiente (lo cual es lo mismo que decir que en
ausencia de este esquema, el resultado de la suma de todos los sistemas jurídicos
parcialmente considerados arroje un fracaso total o parcial).
Lo que quiero decir es que en cualesquiera de los dos modelos pueden darse
aciertos y desaciertos, razón por la cual tal vez la respuesta no esté en función de la
estructura del sistema (globalizada o parcializada), sino en los instrumentos puestos
a su servicio. Para lo anterior, vuelvo ahora sobre las palabras contenidas en el título
de este epígrafe. Estimo que efectivamente hubo un Derecho Ambiental, caracteriza-
do. primero, por el fenómeno de su constitucionalización. y luego, por el de su nutri-
da producción normativ a s . Consecuencia de ello es que se cuenta hoy con una extensa
gama de ordenamientos jurídicos nacionales que regulan el medio ambiente, y no
menos instrumentos de carácter internacional. Es lo que tenemos, y estoy de acuerdo:
lo que hubo y lo que hay tal vez no han hecho lo suficiente por prolongar la vida del
planeta y de todas las especies que lo visitamos, ni menos para pensar en un auspicioso
flituro.
Pero ¿,(Jiio vadis?
El horizonte que tal vez se vislumbre sea el de la naturaleza de los diversos meca-
nismos nacidos, concebidos (y por nacer) y desarrollados por el Derecho Ambiental,
de manera que tales herramientas hayan de contar con la capacidad para hacerse
cargo de los problemas ambientales globales, todo lo cual integrado por unas adecua-
das modalidades de integración supranacional. como teóricamente (y prácticamente
también, ya que ha sucedido en relación con ciertas materias) es la suscripción de
formas de cooperación entre países que compartan recursos, como son ciertos cursos
de agua, campos de hielo o incluso cadenas completas de componentes ambientales
fijadas por masas de bosques, fauna, etc.: acuerdos que. multiplicados y replicados
bajo esa idea, pueden llevar al resultado esperado. No ha sido entonces el tipo de
embarcación, sino los remos y el timón los que han causado el retardo en llegar a
buen puerto 9 .
8
R E A L F E R R E R . op. c i t . . p. 34
9
Y muchas veces, por cierto, quienes deben bogar.
3.Ñ
LA R E G U L A C I Ó N C O N S T I T U C I O N A L DEL A M B I E N T E F . N C H I L E
10
Op. cit., pp. 42-43.
11
Formulado esto no en términos meramente conceptuales, vale decir, como un intento de explica-
ción de sus elementos básicos, sino en tanto planteamiento de sus ejes sustanciales. Puesto de otro
modo: No tiene relación con la idea de "legislación ambiental", sino con aquello que le precede, con lo
que le fija el horizonte. Como se expondrá, es esta última la que tendrá como base el Derecho Ambiental.
Si se analiza la ley N° 19.300 (en adelante. LBGMA). utilizando las definiciones de "contami-
nante". "medio ambiente libre de contaminación", "norma primaria de calidad ambiental ", "norma se-
cundaria de calidad ambiental", y. a su vez. del contenido del Plan de Cumplimiento a que se refiere el
articulo 12, letra d), del Reglamento del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (en adelante,
RSEIA). a propósito del contenido de los Estudios de Impacto Ambiental, se puede intentar de un modo
inuv primario, y con sesgo eminentemente positivo, la conceptualización de la norma juridico-ambiental
como "aquella que persigue la regulación de los riesgos derivados de la existencia de ciertos impactos
ambientales que inciden, o pueden incidir, en la salud de las personas, la calidad de vida de la población,
la preservación de la naturaleza o la conservación del patrimonio ambiental"
1(1 RODRIGO G U Z M A N ROS I A
13
B R A Ñ E S BALLESTEROS. Manual de Derecho Ambiental Mexicano. México, Fondo de Cultura Eco-
nómica. 1994. p. 29.
14
MARTIN MATEO. Tratado de Deivcho .Ambienta!. Madrid. Trivium, 1991. vol. I, p. 11 ypp. 20-21.
15
En esta sección me limitaré a lo conceptual en sentido estricto. Para los caracteres y principios
del Derecho Ambiental, vid:. M A R T Í N M A T E O , op. cit.. pp. 9 2 - 9 5 : J O R D A N O F R A G A . La protección del
derecho a un medio ambiente adecuado. Barcelona. Bosch. 1 9 9 5 . pp. 1 2 3 - 1 4 0 . En Chile, V A L E N Z U E L A
F U E N Z A L I D A . "Ordenación costera: Criterios para el diseno de su implementación jurídica". Revista de
Derecho. Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, l niversidad Católica de Chile (en adelante. RDUC1 *).
vol. V , 1 9 8 1 . pp 2 4 3 - 2 4 5 ; A S T O R G A JORQUE RA. Derecho Ambienta! Chileno. Parte General, Edit
LexisNexis. 2 0 0 6 . pp. 1 8 - 3 2 ; y B E R M U D E Z S O T O . Ftmdamentos de Derecho Ambiental. Ediciones Uni-
versitarias de Valparaíso. 2 0 0 7 . pp. 4 4 - 5 1
L A R E G U L A C I Ó N C O N S T I T U C I O N A L DEL A M B I E N T E F . N C H I L E 3 . Ñ
A) LA DOCTRINA COMPARADA
/. España
56
Op. citp. 88.
r
id., p. 89.
18
Ibid.
19
Op. cit.. p. 90. En una obra posterior, resumiría que el Derecho Ambiental, en sentido estricto, es
aquel que 'tutela los sistemas naturales que hacen posible la vida: agua, aire y suelo" (Manual de
Derecho Ambienta!. Thomson-Aranzadi. 2003. p. 53).
:o
Instituciones de Detvcho Ambienta!. España, La Ley. 2001, p. 176. Más adelante, desde la pers-
pectiva de lo que debiera ser en el futuro, manifiesta que esta rama del derecho "se presentaría (...), como
el subsistema normativo que regula las actividades del sistema social en el seno del sistema planetario (o
biosfera) a los efectos de que la interacción de aquellas actividades con el resto de los elementos del
sistema planetario no provoque una evolución de este sistema hacia un nuevo equilibrio en el que no sea
posible b v ida lal cual hoy la conocemos y, en particular, no sea posible la vida humana" (p. 178).
:1
Citada por I.OPERENA ROTA, en El detvcho al medio ambiente adecuado, Civitas, 1996, p. 21.
I: RODRIGO G I Y M A N ROSF.N
Según Pi RE/ MI JRI NC P. seria "el ordenamiento que garantiza y disciplina el goce
colectivo inherente a los bienes ambientales, velando por su integridad natural"
T R E N / A I * » R N / por su parte expresa que el Derecho ambiental "es el conjunto de
normas que regulan las distintas categorías de conductas que puedan incidir sobre los
elementos de la naturaleza (aire. agua, suelo), en función de su equilibrio, para preve-
nirlas. sancionarlas o repararlas" 2 '.
Adoptando un punto de vista funcionalista. JORD.WO FRAGA expresa que el Dere-
cho ambiental "es el derecho garantizador del medio ambiente como bien jurídico
constitucionalizado" 24 y "encuentra su razón de ser en constituir la articulación juri-
dico-positiva del derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado al desarrollo de
la persona" 1 ^. Y concluye: "Lo que implica el diseño constitucional del Derecho am-
biental es la consideración de éste como una herramienta a su s e n icio que deja fuera
del marco constitucional cualquier actuación que desvirtúe la cúspide de la pirámi-
de" 2 ".
2. México
29
íd., p. 47. En otra investigación, el profesor, basándose en buena parte en la estructura creada
localmente por el notable académico V A L E N Z U E L A F U E N Z A L I D A , distinguió, dentro del sistema del Dere-
cho Ambiental. tres tipos de normas jurídicas, a saber: Primero, lo que denominó "legislación común de
relevancia ambiental" (o de relevancia ambiental casual), disposiciones representadas por "nonnas jurí-
dicas expedidas sin ningún propósito ambiental, pero que regulan conductas que inciden significativamente
en la protección del medio ambiente" y que se plasmaba principalmente en "códigos y leyes del orden
civil, penal, procesal y administrativo, que se aplican a los asuntos ambientales, a falta de disposicio-
nes especiales sobre la materia, en temas tales como la propiedad y el uso de los elementos ambientales,
la responsabilidad por el daño ambiental y la manera de hacerla efectiva, el deterioro grave del patrimo-
nio ambiental, las contravenciones administrativas, y muchos otros". El segundo tipo de normas se
encontraba agrupada bajo la "legislación sectorial de relevancia ambiental", que reflejan "nonnas
jurídicas expedidas para la protección de ciertos elementos ambientales o para proteger el medio am-
biente de los efectos de algunas actividades" y que se traducían en la ocupación de tres temas: "ta
protección de recursos naturales...", "la ordenación del ambiente construido por el hombre..." y "la
protección de la salud humana de los electos ambientales". Por último, el tercer grupo de nonnas se
inscribían en el marco de una "legislación propiamente ambiental", que estaba "integrada por las nor-
mas jurídicas expedidas con arreglo a la moderna concepción que visualiza el medio ambiente como un
todo organizado a la manera de un sistema", cuya formalización se concretaba en "disposiciones
constitucionales expedidas últimamente para proteger el medio ambiente y promover el desarrollo sos-
tenible. asi como por las lev es generales o leyes marco sobre la materia promulgadas con las mismas
finalidades y por las leyes que [se] ajustan a ellas o derivan de las mismas". En: El desarrollo del
Derecho Ambiental Latinoamericano y su Aplicación. Informe sobre los cambios jurídicos después de
la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el A tedio Ambiente y el Desarrollo (Río 1992), PNUMA,
2001. pp. 11-12. Estas ideas las reiteraría en el extraordinario artículo intitulado "Tres décadas de evo-
lución del Derecho Ambiental y su aplicación en América Latina", en Primeras Jomadas Nacionales de
Deivcho Ambiental, Comisión Nacional del Medio Ambiente y Centro de Derecho Ambiental, LOM
Ediciones. Santiago, Chile, 2003, pp. 95-99.
30
La responsabilidad por darlo ambiental en México. El paradigma de la reparación. México.
Universidad Autonoma de México. 2002. p. 26.
31
"El nuevo derecho ambiental". RML4. septiembre-diciembre 2000, Año 2, N° 4. p. 70.
3:
Ibid.
u RODRIGO CU ZMAS R O S I A
3. Uruguay
4. Brasil
" Á / . . p . 71
34
Introducción al estudio del Derecho Ambiental* Edit. Porrúa, México, 2003, p. 166.
" "The general theory of environmental lavv". RA/LA, mayo-agosto, 2000. Año 1. p 29. El autor
agrega que son características de esta disciplina, las siguientes: Formales (poseedor de un objeto global,
un dominio planetario territorial y especifico y único) y sustanciales (como un Derecho imperativo, de
Derecho Público, una dimensión penal, de naturaleza preventiva, con una naturaleza específica de su
objeto, de elaboración multidisciplinaria y dotado de un componente participativo) (Id., pp. 29-36).
36
Direito Ambiental Brasileiro. 13a edición. 2005. Malheiros Editores, pp. 148-149.
r
Citado por Leme Machado, id., p 147. El mismo autor da cuenta de las definiciones que de
"Derecho Ecológico " ofrecen también en Brasil. F E R R A Z y M O R E I R A N E T O . Para el primero, esta discipli-
na es "un conjunto de técnicas, reglas e instrumentos jurídicos orgánicamente estructurados, para asegu-
rar un comportamiento que no atente en contra de la sanidad mínima del medio ambiente" (Id., p. 146).
El segundo autor entiende, a su vez. que se está ante "un conjunto de técnicas, reglas e instrumentos
jurídicos sistematizados e informados por principios apropiados, que tienen por fin la disciplina del
comportamiento relacionado con el medio ambiente" (Ibid ).
3.Ñ
L A REGULACIÓN C O N S T I T U C I O N A L DEL A M B I E N T E F . N C H I L E
5. Argentina
Para CANO, "el derecho ambiental comprende las nonnas legales referentes al uso
y conservación de todos los bienes, fenómenos, y elementos que componen el am-
biente humano -que se integra a su vez. en modo interdependiente. por el entorno
natura!, formado por los recursos vivos o biológicos y los recursos naturales inertes:
y el entorno creado, cultivado o edificado por el hombre y ciertos fenómenos natura-
les-, en tanto influyan en la calidad del entorno desde el punto de vista del interés
humano: la doctrina conducente a su formulación e interpretación: las decisiones
jurisprudenciales, y los usos y costumbres correlativos" 41 .
En la perspectiva de VALLS. el derecho ambiental "norma la creación, modifica-
ción. transformación y extinción de las relaciones jurídicas que condicionan el dis-
frute. la preservación y el mejoramiento del ambiente" 42 .
38
"O Estado Teatral e a Implementacao do Direito Ambientar". Dimito, ágtia e vida. Law, water
and the web of Ufe. Antonio Hennan Benjamín, editor, Sao Paulo, 2003, vol. 1, p. 347.
39
Citado por Néstor Catleratta: "Concepto de Derecho Ambiental", en la obra colectiva Régimen
Jurídico Ambiental de la República del Paraguay. Análisis critico, nonnas legales y reglamentarías
actualizadas y concordadas. Instituto de Derecho y Economía Ambiental, Paraguay, pp. 14-15.
w
íd., p. 24.
41
Íd., p. 14.
Íd . p 20.
1(1 RODRIGO GUZMAN ROSEN
6. }' rancia
p R i i a u advierte que "El nudo central del derecho del medio ambiente está consti-
tuido por el derecho de la naturaleza, el derecho de las contaminaciones y los riesgos,
el derecho de los monumentos naturales, de los sitios y de los paisajes" 43 . Estima que
el Derecho ambiental "contribuye a la salud pública y a mantener los equilibrios
ecológicos, es un derecho por el medio ambiente o derecho ambientalista" 44 y que su
función es "hacer efectiva la protección de la naturaleza y de los recursos, la lucha
contra las poluciones y las molestias derivadas de las relaciones de vecindad y el
mejoramiento de la calidad de vida y de la salud pública" 45 . DESPAX expresa la idea de
Derecho ambiental como aquel que tiene por objeto "de suprimir o limitar el impacto
de las actividades humanas sobre los elementos o los medios naturales" 46 . SAVY. seña-
la que "el derecho del medio ambiente reglamenta las instalaciones y las actividades
para prevenir los atentados que ellas pueden acarrear a la calidad del medio dentro
del cual ellas deben insertarse" 4 '. Finalmente. HERTZOG expresa que tiene esta disci-
plina "por función la de realizar una política de preservación y de gestión colectivas
del medio, de los seres vivos y de los recursos" 48 .
RODGERS manifiesta que se trata del "Derecho del gobierno planetario", es decir,
"lo concerniente a la protección del planeta y sus habitantes respecto de las activida-
des que dañen la tierra y sus capacidades de mantenimiento de la vida" 49 .
B) LA DOCTRINA NACIONAL
La noción más elaborada, por demás señera y precursora en sede local, es la que
desarrolló el profesor VALENZUELA FUENZALIDA. académico que abrió el tema ambien-
tal en nuestro pais. En un primer trabajo, el autor se refirió al "Derecho del Entorno",
definiéndolo como "el conjunto de normas jurídicas, cuya vigencia práctica deviene
o es susceptible de devenir en efectos ambientales estimables, beneficiosos o perju-
45
Dmit de I em imnnenient. Dalloz. 2001. p. 7.
44
/ ¿ . p 8.
45
Ibid.
46
Citado por PRIEUR. op. cii.. p. 8.
4
" Ibid.
48
Ibid.
Citado por JORDANO FRAGA, op. cit.. p. 74.
3.Ñ
L A R E G U L A C I Ó N C O N S T I T U C I O N A L DEL A M B I E N T E F . N C H I L E
dicialcs. sea o no que la motivación de dichas normas jurídicas haya reconocido una
inspiración asentada sobre la base de consideraciones de índole ecológica ",0.
enfatizando que la adscripción de una norma jurídica a este Derecho tenia relación
con que "pueda serle atribuida una gravitación ecológica significativa"'' 1 . Posterior-
mente. al alero de una investigación posterior, definió Derecho Ambiental como "el
conjunto de principios, normas y decisiones jurídicas desarrollados en torno al obje-
tivo final de colocar la normatividad y la coactividad del derecho al serv icio de la
protección de los sistemas ambientales, considerados en cuanto tales, esto es. en
cuanto unidades de funcionamiento constituidas por factores dinámicamente
interrelacionados" 52 .
En una línea muy cercana al citado profesor, y recogiendo la definición que de
ambiente ofrece la lev N" 19.300. Sobre Bases Generales del Medio Ambiente
(LBGMA). FERNANDEZ BÍTTERLICH ha dicho que el derecho ambiental es "un conjunto
de principios, leyes, normas y jurisprudencia que regulan la conducta humana dentro
del campo ambiental entendido como un sistema global constituido por elementos
naturales y artificiales de naturaleza física, química, biológica o socioculturales en
permanente modificación por la acción humana o natural y que rige y condiciona la
existencia y desarrollo de la vida en sus múltiples manifestaciones" 53 .
ASTORGA JORQUERA expresa que es "un Derecho Administrativo Especial, cuyo
objeto de regulación es el resguardo de las funciones ambientales de los componen-
tes del ambiente, respecto de acciones humanas que los puedan degradar
significativamente" 54 .
Finalmente, para BERMÚDEZ SOTO, se trataría de un "conjunto de disposiciones
que tienen por objeto la protección de los elementos del patrimonio ambiental, con el
fin de asegurar las condiciones que permitan la subsistencia humana y la mejora de la
calidad de vida de las personas, asi como la de las generaciones futuras"".
50
"El Derecho del Entorno y su Enseñanza". RDUCV, vol. I, 1977, p 224.
51
id.. p. 225. Para una breve critica sobre la expresión •'Derecho del Entorno", vid. CASTILLO
CORTE
C11 D n E RA A
IX RODRIGO G I / M W ROSF.N
56
En esta linea: M A R T I N M A T E O . R E A L F E R R E R . J A Q U E N O D DE Z S O G Ó N , P É R E Z M O R E N O , O J E D A M E S T R E .
CANO Y VALLS.
5
" Como sucede con GONZÁLEZ MÁRQUEZ. VALENZUELA FUENZALIDA y ASTORGA JORQUERA.
58
Asi lo estiman G U T I E R R E Z DE N A J E R A . M O R E I R A N E T O , B R A Ñ E S B A L L E S T E R O S , B E N J A M Í N . T R E N Z A D O
RUIZ y MILARE
59
Como es obvio, todo cuerpo normativo viene, a fin de cuentas, a regular conductas y relaciones
sociales entre las personas. La especificidad en este caso se encuentra dada por las consecuencias que el
comportamiento humano detona, o puede detonar, positiva o negativamente, sobre el ambiente, y su
inevitable repercusión sobre nosotros mismos.
60
Posición en la que se inscriben RODGERS, OJEDA MESTRE. MILARE y M A G A R I Ñ O S DE M E L Ó .
61
Cuestión distinta es el modelo o fórmula que finalmente se adopte, conforme se señaló anterior-
mente
3.Ñ
L A R E G U L A C I Ó N C O N S T I T U C I O N A L DEL A M B I E N T E F . N C H I L E
éstos no tienen fronteras, pues el remedio tampoco debiera contar con ellas, bajo
pena de sembrar sobre terreno yermo 62 .
Pero además hay algún reparo que hacer frente a determinadas formulaciones
que se proponen con relación a la naturaleza y eventual carencia de autonomía de
este tipo especial de Derecho. No comparto asi la propuesta expresada por la autora
JAQUENOD DE ZSOGÓN. En primer lugar, porque no creo que pueda catalogarse el Dere-
cho ambiental con algún sesgo privado. Si hay algo que objetarle al Derecho privado
es precisamente, por la época en que se gestó (y la majadería en su proyección hacia
cuanta nueva institución u objeto de regulación se presenta), su carencia de enfoque
para con el medio ambiente. En segundo lugar, si bien es cierto el Derecho que se
estudia tiende, deliberadamente o no. a resguardar intereses metaindividuales. no lo
es menos que también ampara los privados, en la medida que no sólo en aras de la
consecución de sus objetivos puede limitar los derechos particulares, sino que ade-
más debe establecer determinadas salvaguardias sobre ellos, como ocurre con el régi-
men de propiedad.
Haciendo un rescate y sistematización de los aspectos más relevantes de la doc-
trina expuesta, se puede proponer que el Derecho Ambiental es una disciplina de
carácter autónomo, representada por un conjunto de reglas jurídicas que tienen por
vocación premeditada encauzar y modificar conductas individuales y sociales del ser
y de la especie humanas, con el fin de proteger el medio ambiente, en sí mismo,
globalmente considerado y sobre sus funciones o servicios, ostentando un sustrato
esencialmente preventivo y subsidiariamente reparador con respecto a unos y otros.
De tal definición, se desprenden los siguientes elementos:
a) Es un Derecho dotado de autonomía. Yendo más allá de que esta independen-
cia sea efectiva por contar con un objeto, principios, técnicas y su declarada vocación
social63, creo, como lo hace JORDANO FRAGA64, que su perfil particular, en términos de
necesidad, se puede reafirmar en tanto las restantes disciplinas no hagan propias esas
peculiaridades.
62
El autor español intenta también situar adecuadamente el tipo de vínculos que se dan en el ámbito
del Derecho Ambiental, estructura conforme a la cual el sujeto se relaciona directamente con el ambien-
te. con prescindencia -a lo menos inmediata- de los demás pares. Rescata, asi, algo que es evidente,
muy propio de lo que es finalmente la realidad, y es que nosotros, a principio y fin de cuentas, al habitar,
al compartir nuestra existencia con la biosfera, lo hacemos con, por y en ella, y en tal sentido estamos
solos, cara a cara con sus regalos (y a veces, por cierto, con sus rencores), sin que medie sujeto alguno
en esa experiencia. Por eso es que cobra plena lógica la apuesta de este autor español, al considerar que
el conjunto de normas, reglas y principios del Derecho Ambiental debe reproducir ese mismo estado de
cosas. Obviamente, como su estructura desembocará en un ordenamiento determinado, conteniendo las
reglas respectivas, la exigibilidad del mismo tendrá que plantearse ante un sujeto, y ser. también, resuel-
ta por otro, unipersonal o colegiado.
65
JORDANO FRAGA, op. cit., p. 126.
6J
Ibid.
20 RODRIGO G I / \ I \ \ ROSKV
Respecto de este punto, vid.. entre otros. R E A L FERRER, op. cil.. p. 47.
06
Perfil sistémicoy de vinculaciones que recoge claramente la L B G M A . al definir "medio ambiente''.
3.Ñ
L A R E G U L A C I Ó N C O N S T I T U C I O N A L DEL A M B I E N T E F . N C H I L E
6
~ Para J O R D A N O F R A G A , "Las razones de la amplitud del tratamiento del problema conceptual habría
que situarlas tanto en la juventud de una disciplina que busca elementos aglutinadores en su proceso de
maduración, como en la propia dificultad de la elaboración de un concepto operativo y coherente, que ha
provocado un discurso todavía abierto que intenta aportar elementos y resolver la problemática que
conlleva la fonnulación del concepto" {Op. cit., p. 55).
68
JORDANO F R A G A , op. cit., p. 76.
69
Con independencia de la forma en que el derecho y las disciplinas científicas pueden, y deben,
converger a la hora de abordar los temas ambientales y traducirse en un lenguaje común que incorpore
la perspectiva técnica en la regulación, es usual pensar que en el caso de las ciencias no hay lugar a
discusiones o, dicho de otro modo, no hay espacio para posiciones divergentes. Sin embargo, como lo
ha hecho notar de forma preclara Schneider, los hechos científicos no pueden ser decididos por consen-
so. pero si puede serlo una política vinculada con la ciencia (Citado en H U N T E R , D A V I D ET A L . Internatio-
nal Enviwnniental Lew and Policv. Second Edition. University Casebook Series. 2002, p. 37).
70
Que se reconozca este derecho a nivel constitucional, sin embargo, no necesariamente conlleva
ventajas decisivas para la protección del ambiente. Esto ha provocado que ciertos autores consideren
que. más que sustantivamente, el ambiente -el derecho asociado al mismo- haya de ser enfocado más
convenientemente desde un punto de vista procesal I id. in/iv. Cap. n. &D, A).
RODRIGO G U Z M A N ROSUN
mismo derrotero, se añadirán ciertos matices que podrían ofrecer una mayor claridad
sobre esta discusión
Los autores que participan de la corriente restrictiva, suelen poner el acento en
dos factores que caracterizan esta aproximación. En primer término, apuntan al tipo
de elementos que integran el ambiente, jurídicamente considerado. En tal perspecti-
va. serian parte de aquél, sola y exclusiv amente, los elementos naturales y. dentro de
éstos, únicamente el agua y el aire"1: o. además, el suelo, la flora y la fauna" : . En
segundo lugar, para cierta tendencia, inserta en esta posición restrictiva, se incluye
como segundo factor el tratarse estos elementos naturales, de bienes de titularidad
común"'.
No obstante ser acertado el confinamiento de la noción jurídica de ambiente en
cuanto se centra sólo en los elementos naturales, no lo es lo vinculado a la titularidad
común de dichos componentes como rasgo definitorio. La radicación legal en sede
privada o común no tercia en la adjetivación de un bien como ambiental, aunque es
cierto que muchos de ios componentes de este carácter se ubican en un patrimonio no
privado. Lo que le perfila como tal es la incidencia que éste tiene en la supervivencia
de la especie en el planeta, influencia que. ciertamente, debe ser directa, clara e indu-
bitable. de tal suerte que un daño sobre ese bien acarree un compromiso para dicha
permanencia vital en la Tierra. Y esos bienes, de esas características, podrán emplazarse
legalmente en la esfera patrimonial privada, en la pública o en la común a todos los
hombres. JORDANO FRAGA señala en este sentido que aun cuando sea incontestable
que los bienes constituyentes del ambiente se sitúen mas allá del campo del indivi-
duo. como también lo es la presencia de una titularidad común, "ello, pese a su indu-
dable valor de constatación del régimen y de la titularidad de determinados elementos
fundamentales o nucleares en el ámbito conceptual del medio ambiente, no es
predicable de todos""""1.
Tampoco concuerdo con la idea que en alguna oportunidad sostuv o MARTIN MATEO.
al excluir el suelo como integrante del ambiente. El argumento del autor, para tal
separación, era que sólo el agua y el aire son "vehículos básicos de transmisión,
soporte y factores esenciales para la existencia del hombre sobre la tierra [y que] la
gestión del suelo o bien se reconduce a la ordenación global del territorio y a la lucha
contra la erosión con trascendencia más amplia que la propia gestión ambiental, o a
la postre se conecta con los ciclos del agua y del aire..." \ Resulta en extremo difícil
creer que el suelo, parafraseando a MARTIN MATEO, no sea v ehículo de transmisión,
soporte y factor esencial para la existencia humana. En efecto, participa de la primera
característica, por cuanto, v. gr.. un derrame de hidrocarburo en el suelo podrá perfec-
tamente infiltrar la napa subterránea: e indudablemente es un componente que sirve
tanto de base para la existencia de innúmeras especies animales y v egetales, como es.
de suyo, un elemento esencial para nuestra existencia y desarrollo713.
En el contexto de las v isiones expuestas, me inclino por participar de la concep-
ción restringida del ambiente, pero no sólo considerando el aire y el agua, sino que
también la flora y la fauna, lo que implica adoptar un enfoque que sitúa de manera
más o menos correcta su contenido en lo que realmente debe interesar al Derecho
Ambiental.
Característico del sector de la doctrina que v e el ambiente en un sentido extensi-
vo. es considerar como jurídicamente ambiental no sólo los elementos naturales. En
esta línea de pensamiento, pueden diferenciarse, aunque no sin cierta dificultad, tres
posiciones. Para una de ellas, dentro del ambiente debieran comprenderse los com-
ponentes artificiales o construidos por el hombre"7. En la otra, se encuentran aquellos
que adicionan los factores culturales c históricos78. Por último, se distinguen quienes
propugnan un concepto, más que descriptiv o. sintético o sistemático, es decir, que no
indican concretamente de qué tipo de bienes y elementos se compone el ambiente,
pero insinuando un campo sumamente extenso en dicha nomenclatura 79 .
75
Tratado de Derecho..., cit., p. 86.
16
J O R D A N O F R A G A critica la exclusión del suelo que efectúa Martin Mateo, argumentando que la
existencia de las interrelaciones como factor enajenante de dicho componente, bien se puede predicar de
los restantes, por un lado; y, por otro, señalando que la reconducción del suelo hacia otras disciplinas v
políticas, es igualmente aplicable al aire y al agua (Op. cit., pp. 5 7 - 5 8 ) .
77
En España, adscriben a esta posición. PALOMAR O L M E D A y C O R E L L A M O N E D E R O (citados en Jordano
Fraga, op. cit., pp. 6 2 - 6 3 ) . En Italia se encuentran las opiniones de D I FIBJO, citado por Rodríguez Arias,
op. cit.. p 3 2 : y deGiANNiNi, citado por Martin Mateo, op. cit., y. 8 3 . En Francia. P R I E U R ( O / ? . cit.. p. 2 ) ,
y D E S P A X (mencionado por JORDANO F R A G A , op. cit., pp. 7 0 - 7 1 ) .
"8 En España, la asumen F U E N T E S B O D E L O N . G A L V E S M O N T E S y D O M P E R F E R R A N D O (todos citados por
JORDANO F R A G A , op. cit.. pp. 6 1 - 6 3 ) ; T R E N Z A D O R U I Z (Op. cit.. p. 7 3 ) . En Italia lo hacen POSTIGLIONE Y
M A D D A L E N A (citados ambos por Jordano Fraga, op. cit., pp. 6 5 - 6 8 ) .
Continuación nota 79
biente". en Derecho del medio ambiente y Administración Local, España, Civitas S. A, 1996, pp. 67-68).
En México, B R A Ñ E S B A L L E S T E R O S (Manual de Derecho...cit., pp. 18-21). En Italia lo hace F R A N C O (cita-
do por J O R D A N O F R A G A , op. cit.. pp. 68-69). Especialmente asumiendo el ambiente en tanto biosfera, en
Francia. Kiss. citado por G O N Z Á L E Z M Á R Q U E Z ("El ambiente como bien jurídico", en RMLA, enero-
agosto, 2001. Año 2. números 5-6, p. 16): en Uruguay. M A G A R I N O S DE M E L L O (Op. cit., p. 27); y en Italia.
C A R Á O T A (citado por J O R D A N O F R A G A , op. cit., p. 69).
80
En México. G O N Z Á L E Z M Á R Q U E Z (La responsabilidad por daño. , cit., pp. 24-26). Hay que seña-
lar. eso si. que el autor de todos modos se aventura en precisar el tipo de elementos que conforman el
ambiente; en Italia, CHAMPFTRO (citado por Jordano Fraga, op. cit.. P 68): y en España, aunque colocan-
do el énfasis no en su unidad, sino específicamente en su carácter de bien jurídico. J O R D A N O F R A G A , op.
cit.. pp 78-81.
81
Esta opmion es independiente de lo que sobre este particular plantearé más adelante.
L A R E G U L A C I Ó N C O N S T I T U C I O N A L DEL A M B I E N T E F . N C H I L E 3 . Ñ
82
"Constitución económica y medio ambiente'". Revista de Derecho, Facultad de Ciencias Jurídi-
cas y Sociales, Universidad Austral de Chile (en adelante, RDUACH), número especial, agosto, 1998.
p. 48.
83
W.,p 49
84
Ibid. En otra parte agregaría que "teniendo presente estas transformaciones que afectan al Dere-
cho contemporáneo, podemos decir que el medio ambiente tiene una naturaleza jurídica muy particular,
que consiste básicamente en una estructura colectiva (que interesa, sirve y afecta a una comunidad
humana determinada) y también...una naturaleza difusa" ("'Empresa Forestal Trillium Limitada".
RDUACH, vol. VE, 1997, p. 139).
85
Sin embargo, en un trabajo anterior había sostenido lo contrario, expresando que '"el medio
ambiente incluye a las personas, a las cosas, a los bienes y a las universalidades de hecho y jurídicas. En
definitiva, no se puede circunscribir el medio ambiente en ninguna de estas categorías jurídicas tradicio-
nales Su característica de sistema global nos aleja de esta idea, y en cierto modo la supera Esta visión
sistémica hace que en definitiva todo nuestro ordenamiento jurídico sólo sea un subsistema del sistema
general que es el medio ambiente ("Consideraciones sobre el medio ambiente", RDUACH, vol VI.
diciembre. 1995. p 100). Y en otro trabajo posterior, desecha la idea de que se trate, el ambiente, de una
universalidad de cosas (""Titularidad y legitimación activa sobre el ambiente en el derecho chileno".
RDUACH. vol EX. 1998. pp 46-481
RODRIGO C¡I / M \ N ROSIA
la protcccion de cada uno de los componentes del medio, sin considerar a éste como
un todo*''.
Respecto del carácter de bien inmaterial del ambiente, indica, discrepando de
MADDALENA. que ello es un claro equívoco, puesto que "tanto los bienes naturales
como los bienes culturales son entidades del mundo externo y no pueden ser asimila-
dos a las entidades intelectuales que tienen una disciplina jurídica propia en cuanto
tales, como las obras del ingenio, la marca, el lema"".
El autor asume, por otra parte, una concepción amplia 88 . Bajo tal entendido, inte-
grarían el ambiente "todos aquellos elementos que condicionan y determinan la vida
del hombre en un territorio determinado, sean naturales o culturales (concepto este
último tomado aquí en un sentido amplio como equivalente a no natural), constituyen
el ambiente" 89 .
En una posición más restringida. VALENZUELA FUENZALIDA lo concibe como "un
sistema ecológico, o. más precisamente, como un acoplamiento organizado de
subsistemas ecológicos fúncionalmente interdcpendicntes". donde "los subsistemas
ecológicos y los problemas ambientales conexos a ellos van desde lo abiótico o ám-
bito de lo inerte como el aire y agua, por una parte, a lo biótico o sector ecológico de
los elementos vivos, compuesto por el hombre, los animales y vegetales, de otra"90.
8
" Puntualmente, expresa: "El problema se presenta cuando pensamos que en el ambiente hay bie-
nes de diferente naturaleza, no sólo mueble o inmueble, sino apropiable o inapropiable, divisible o
indivisible, lo que complica todo intento de homologación. Por otra parte, la lev en ninguna parte ha
reconocido la categoría de universalidad jurídica al ambiente, por lo que no podríamos darle esa cuali-
dad. Además, la legislación de los diferentes países indica que la unidad (ambiente) no tiene una norma-
tiva única que se refiera a aspectos tales como el uso, goce o disposición del todo, sino que lo habitual
son múltiples normativas sectoriales y especiales que se refieren a este punto". En razón de tales funda-
mentos "lo que parecería más conveniente [seria] poner mayor énfasis en los componentes del ambiente
que en el todo" ("Titularidad y legitimación activa...", cit., pp. 47-48).
8_
íd. p. 40
88
Al indicar que en el ambiente se incluyen "elementos naturales y humanos, que constituyan el
soporte para la vida -digna- del ser humano" (íd., p. 46).
89
"El derecho fundamental a vivir en un medio ambiente adecuado. ¿Qué protege? ¿A quiénes
protege '". Gaceta Jurídica (en adelante. GJ) N° 232. 1999, pp. 10-11. Y añade: "Por ello, entendemos
por medio ambiente el contexto natural y cultural que rodea al ser humano y que condiciona y determina
su existencia y el desarrollo de su personalidad". (íd., p. 11). Se inscribe también en la posición exten-
siva CORRAL T A L O A N I . para quien el ambiente es "todo aquello que rodea al hombre, entorno en que vive
v desarrolla su existencia" ("Daño ambiental y responsabilidad civil del empresario en la Lev de Bases
del Medio Ambiente". Revista Chilena de Derecho, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales. Univer-
sidad Católica de Chile, vol. 23. Np 1, 1996. p. 154). En adelante. RCHDL'C
90
"Medio Ambiente en Chile", Ediciones Universidad Católica de Chile. 1985. pp. 338-339. cit.
por José Luis Cea Egaña. en Tratado de la Constitución de 1980...". cit.. p 329. A ella adscribe, tam-
bién. C E A E G A Ñ A . al definir el ambiente como el sistema compuesto por elementos bióticos y abióticos
que rodean naturalmente al hombre y le permiten el desarrollo de su vida" (Id. p 331).
3.Ñ
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEL A M B I E N T E F.N CHILE
Finalmente, para BERMÚDEZ SOTO "se trata de la manifestación actual de las rela-
ciones que se dan entre los diversos ecosistemas -tanto los existentes en los ámbitos
urbanos como naturales- que produciendo un conjunto de condiciones, inciden de for-
ma determinante en las posibilidades de desarrollo integral de los seres humanos" 91 .
91
Fundamentos de Detvcho.... cit.. p 55.
9:
"El derecho fundamental a vivir ', cit.. p. 10. Para este autor, posición intermedia significa
aquella que concibe al ambiente formado sólo por elementos naturales, excluyentes de los socioculturales
(Ibid. p. 9). Para mi. es lisa y llanamente una posición restringida, según va se explicara.
95
Consid. 3. Enfasis añadido.
R O D R I G O ( ¡ I /M-VN R O S I ; \
94
Consid. 10. Énfasis agregado. Reiterado en Aguas Chacabuco Sociedad Anónima con Dirección
General de .-íguas (Recurso de reclamación. Sentencia de la Ilustre Corte de Apelaciones de Santiago -
en adelante. SCAS-. 26.07.2004, Consid. 2o. Confirmada por Sentencia de la Excelentísima Corte Su-
prema -en adelante. SCS- de fecha 31.10.2005).
95
Esta definición seria, con algunos matices de forma, adoptada también en Consejo Provincial de
Deportes y Recreación... cit. (Consid. 4): en Flores San Martín..., cit. (Consid. 5 ); y en Ríos, María y
otms con Sociedad Constructora Octava Ltda. (Sentencia de la Ilustre Corte de Apelaciones de Con-
cepción - e n adelante SCAC-. 03.10.1989, Consids. 29. 30 y 31 Confirmada por SCS de 13.11.1989.
Rex ista de Derecho y Jurisprudencia (RDJ), t. LXXXVL 2.5.. 1989).
96
í '.gr.. Consejo de Defensa deI Estado con CTC. í TR. COA I. .1 íóviles S.A Sentencia del Segundo
Juzgado Civil de Letras de La Serena. 07.12.2001. Rol N° 306-2000. Confirmada por Sentencia de la
Ilustre Corte de Apelaciones de La Serena -en adelante. SCALS-. 17.10.2002. y por SCS, 30.12.2003.
9
" En contra. B E R M U D E Z S O T O , para quien las definiciones de la L B G M A irradian hacia la Constitu-
ción. debido, por una parte, a la utilización de la voz "'para todos los efectos legales" de que hace mano
el articulo 2° v. por otra, al alcance amplio que tiene la aplicación de la misma lev en virtud de lo
establecido en su articulo 1°. (Fundamentos de Derecho.... cit.. p. 55. nota 69 y p. 86).
L A REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEL A M B I E N T E F . N C H I L E 3 . Ñ
2. Análisis de la definición
98
D I N A M A R C A G A RATE .Ley'Sobre Bases Generales del Medio Ambiente. Cámara de la Producción y
del Comercio A G . Concepción. 1996, p. 104 Las nonnas a las que se refiere el Informe citado son las
que definen conservación del patrimonio ambiental, preservación de la naturaleza y protección del me-
dio ambiente
99
TOLEDO TAPIA, lev Xo 19.300 Sobre Bases Generales del Medio Ambiente, Historia Fidedigna V
Concordancias Internas Conama, 1996. p. 40. nota N° 5. En el mismo sentido. B O R D A L Í S A L A M A N C A .
"El derecho fundamental a..." cit.. p 10, Un claro ejemplo sobre lo previsto por estos autores, fue lo
expresado en Riesco Bahamondes..., cit.. donde la Corte Suprema, para estimar que no habían antece-
dentes ciertos de contaminación, se amparó en la noción que ofrece de ella la L B G M A (SCS. Consid.
7) Mas aún. el propio Tribunal Constitucional (Sentencia del Tribunal Constitucional -en adelante.
STC-, de 26.04 2007, Rol N° 577-2006). junto con confumar el carácter no interpretativo que tiene el
articulo 2o de la lev- en función de las voces que utiliza la Constitución, no se demoró en señalar, no
obstante, que "no puede prescindirse de los conceptos que formula". (Consid. Decimotercero).
100
Articulo 2°. letra 11). LBGMA.
3 0 RODRIGO G I Y M W ROSKK
101
No obstante, la propuesta original contenida en el Mensaje incluía dentro del concepto sólo a los
elementos naturales ( D E L F Á VERO. "Ley sobre Bases Generales del Medio Ambiente", Estudios Públicos
N° 54. Otoño. Centro de Estudios Públicos (CEP), 1994. p. 11)
102
Fundamentos de Derecho.... cit.. p. 57.
103
Íd.. pp. 55-56.
3.Ñ
L A R E G U L A C I Ó N C O N S T I T U C I O N A L DEL A M B I E N T E F . N C H I L E
E) TOMA DE POSICIÓN
104
Respecto de este particular. B E R M U D E Z S O T O construye un interesante análisis que concluye en el
levantamiento de la noción de lo que él denomina el entorno adyacente, con proyecciones no sólo
respecto de la amplitud conceptual anotada -relativizándola-, sino, además, referente al modo de enten-
der el contenido del derecho a vivir en un ambiente libre de contaminación, cuestión que abordaremos
más adelante (Id., pp. 56-57 y pp. 74-83).
105
Es perfectamente posible sostener que desentrañar su naturaleza jurídica, prima facie, no tiene
gran relevancia desde el punto de vista del resguardo del medio, ya que, precisamente, el modo de
disfrute que de él se haga, con absoluta independencia de su entidad jurídica, puede ser objeto de una
determinada regulación normativa Planteado el asunto en estos términos, vale la pena preguntarse acer-
ca de la función que puede desempeñar el determinar la naturaleza jurídica del ambiente. A mi juicio, ese
rol consiste en hacer factible la elaboración de normas que sean coherentes con aquella, prefijando el
marco juridico general que desemboque en una necesaria y adecuada eficiencia y eficacia de las reglas
que al efecto se dicten e implementen.
106 Qy e t, i c n m i ra dos. representan la cara y el sello de una misma moneda,
}2 RODRIGO G I / M W ROSEN
,0
" Después de todo, a la hora de su protección es igual que se tenga o no propiedad sobre el
ambiente o alguno de sus componentes, porque en algo intervendrá la regulación legal sobre aquél o
éstos, aun cuando se esté de acuerdo en que el instrumental normativo no es un fármaco que por si solo
remedie los males que alee tan al medio.
3.Ñ
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL D E L AMBIENTE F.N CHILE
108
GONZÁLEZ MÁRQUEZ. La responsabilidad por daño , cit., p. 26.
34 RODRIGO GUZMAK ROSIA
109
Acta Sesión Comisión de Estudio de la Nueva Constitución (ASC) 186,09.03.1976, pp. 7-8 y 20.
110
"El recurso constitucional de protección sobre materia ambiental en Chile'', RDUCV, vol. XIII
(1989-1990), p. 182.
111
ASC 186, cit.. p. 20. Y en todo caso, en no pocos pasajes de la sesión en que se debatió acerca del
"patrimonio ambiental", se lee que varios de los comisionados entendieron esa expresión como sinónima
de "medio ambiente " (Id.. pp 22-23). Fluye del trabajo de dicho órgano, también, que la idea de "patri-
monio ambiental" inicialmente se consideró como diferente de "medio ambiente" y apuntaba a una
cuestión que tenia que ver con la integridad territorial del país en el contexto internacional. Como se
verá más adelante, después se eliminó del articulo 19 N" 8 y se trasladó al N" 24 de dicho precepto.
1,2
En la discusión sostenida en la CENC sobre este tema, quedó claramente reflejado, además, que
lo que se quería significar con la palabra "naturaleza" era aquello comprendido por el aire, el agua, el
suelo, etc. (ASC 186. cit.. p. 20).
3.Ñ
L A R E G U L A C I Ó N C O N S T I T U C I O N A L D E L A M B I E N T E F.N C H I L E
115
i d . pp. 23-24.
114
Al hilo de la definición de la LBGMA. sobre ""conservación del patrimonio ambiental ", se
seguiría igual conclusión. La letra b) del articulo 2° la entiende como "el uso y aprovechamiento racio-
nales o la reparación, en su caso, de los componentes del medio ambiente, especialmente aquellos
propios del país que sean únicos, escasos o representativos, con el objeto de asegurar su permanencia
v su capacidad de regeneración". No es fácil, pese a la amplitud aparente del concepto ("'de los compo-
nentes del medio ambiente"), imaginar que los elementos artificiales puedan manejarse de tal modo de
asegurar su capacidad de ivgeneración.
CAPÍTULO II
ASPECTOS SUSTANTIVOS DE LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEL AMBIENTE:
EL DERECHO A VIVIR EN UN AMBIENTE ADECUADO
Y LOS DEBERES DEL ESTADO EN MATERIA AMBIENTAL
I. INTRODUCCIÓN
115
A propósito del eje que denomino desarmUo sustentable, corresponde señalar que es una opi-
nion original elaborada por PANTOIA B A U Z A desde antiguo, y que se ha renovado en fecha reciente (De-
recho Administrativo. 120 años de cátedra. Rolando Pantoja Coordinador. Edit. Jurídica de Chile, 2008,
pp. 196-199).
116
Elementos que fueron recogidos en el articulo 1° LBGMA, constituyendo su regulación el obje-
to de ésta, como lo reflejan sus restantes nonnas y cuerpos legales complementarios.
3 8 RODRIGO G I Y M A N Rosrs
"" Para los efectos de este trabajo, optaré por echar mano de la expresión indicada en el encabeza-
miento. y no la literal-constitucional de vivir en un medio ambiente libre de contaminación, pues me
parece más precisa. Sin perjuicio de lo que se expondrá más adelante con respecto a la génesis del N° 8
del articulo 19 CP y al relevante juridico protegido por la norma, conviene señalar desde ahora que la
forma en que se puede alterar adversamente el ambiente no reconoce como única fuente la "contamina-
ción". Por consiguiente, la manera de ejercer legítimamente este derecho no tiene relación con habitar
en circunstancias exclusivamente exentas de contaminantes, sino en ausencia de factores que hagan
inidóneo su desarrollo y que van mucho más allá de situaciones confígurativas de contaminación en
sentido conceptual y legal estricto.
1,8
Con aspectos de carácter sustantivo deseo identificar a las normas que se ocupan del tema
enfocándolo en una vertiente no procesal, en una línea estática que fundamentalmente se ocupa del
derecho mismo y de las facultades que el Estado tiene en este orden. En cambio, los de carácter adjetivo,
son disposiciones que tienden a definir los rasgos procedímentales del derecho objeto de estudio, es
decir, de la forma en que la CP posibilita, al menos en principio, su resguardo por las vías procesales que
contempla.
119
Con independencia de lo que aqui se diga, la CP ofrece una regulación del ambiente en ambos
sentidos, vale decir, adjetivo (por la vía de la acción de protección, articulo 20) y sustantivo (estable-
ciendo obligaciones para el Estado v para las personas, lo cual resulta, como se verá, del juego del
articulo 19 Ñ" 8 y N° 241
3.Ñ
L A R E C U LACIÓN CONSTITUCIONAL DEL A M B I E N T E f . \ C H I L E 6 3
120
B I R N I E Y B O Y L E . International Law & The Envimnment. Oxford University Press, 2002, p. 256.
Kiss y SHELTON señalan, en tal sentido, que ambiente puede significar cualquier grado sobre un continuum
entre la totalidad de la biosfera y los contomos físicos inmediatos de una persona o de un grupo. Más
aún. es neutral en sí mismo: un ambiente puede ser bueno o malo, deteriorado o protegido (¡nieniaiionai
EnvironmentaI Iw, Transnational Publishers. Inc., 1991. p. 22). A su vez. S C O T T indica que la primera
dificultad de concebir el derecho a un medio ambiente sustantivamente, son, precisamente, los ambi-
guos e inexigibles términos en que aquél es concebido, agregando una segunda vinculada con la deter-
minación de la especie de obligaciones que son impuestas al Estado para proteger el ambiente en este
nivel. ("Einvironmental Rights in the European Union-Participatory democracy or democratic déficit?".
Human Rights approaches to envimnmental protection, Estados Unidos, Clarendon Press. 1996, p.
110). B E L L V E R C A P E L L A , por su parte, expresa que definir el medio ambiente "resulta imprescindible
tanto para establecer qué acciones lo alteran de manera que se pueda decir que atentan contra ese dere-
cho, como para fijar el nivel prestacional del Estado en la satisfacción del derecho a la protección de un
medio ambiente adecuado" ("El contenido del derecho al medio ambiente", Anales de la Cátedra Fran-
cisco Suárez, Universidad de Navarra, N° 34,2000, p. 203).
Íd., pp. 256-257.
íd, p. 257.
1:3
International Environmental..., cit., p. 23.
124
International Lan & The ..., cit., p. 257. En este punto cobra importancia lo señalado por VAN
D E R KERCHOVE y OST, quienes a propósito de la interpretación judicial, luego de considerar otros facto-
res de los que aquélla ha de tomar mano, señalan que uno de ellos es el societal. es decir, "el contexto
más amplio desde el que se mira al conjunto de valores y representaciones que producen sus efectos en
el campo social. En efecto, por muy legalista y formalista que sea, un juez no puede ignorar que la ley se
ha adoptado con el fin de lograr un determinado objetivo social y que la interpretación que él como juez
dará, va a tener, en el plano del caso individual, un efecto práctico de soporte o alteración de las aspira-
ciones que han suscitado la demanda sometida a su juicio" (El sistema jurídico entre oirlen y desotxlen.
Universidad Complutense de Madrid, 1997. Madnd. p. 128).
125
Ibid.
-I:
RODRIGO GIZMAN ROSEN
126
Ibid.
!2
" Id., pp. 257-258.
128
íd. p. 258
120
Ibid.
130
id., p. 259.
131
"El derecho al medio ambiente. De Estocolmo a Sofía", Humana lura de Derechos Humanos,
NT 6. 1996. Universidad de Navarra, p. 156.
L A R E C U LACIÓN C O N S T I T U C I O N A L D E L A M B I E N T E F . \ C H I L E 41
necesidad se presenta, debe ser informado de los cambios que corre con el riesgo de
modificar el ambiente, a cuya conservación tiene derecho. Poseyendo la información
necesaria debe poder defender su derecho" 132 , lo cual podrá hacerlo invocando un
titulo preventivo o de reparación 133 . La mejor alternativ a, entonces, de defender el
medio "es asociar el sujeto a la decisión que corre el riesgo de atentar su medio
ambiente" 134 y. por lo tanto, "la participación en el proceso de decisión es pues la
segunda mejor garantía del derecho al medio ambiente" 135 . En caso que ni el primero
ni el segundo sean debidamente respetados, es necesario contar con "los recursos
adecuados, sean administrativos, sean judiciales, pudiendo proceder estos últimos
del derecho civil o del derecho penal" 136 . En suma, entonces, este trípode "conduce a
constatar que la naturaleza del nuevo derecho es ante todo procedimental" 137 .
En u n a p e r s p e c t i v a diferente, los e s p a ñ o l e s LOPERENA ROTA y HERREROS EZQUERRÉ.
distinguen el derecho al medio ambiente adecuado del derecho a la protección del
medio ambiente adecuado. poseyendo el primero un carácter de aquellos de primera
generación, y detentando el segundo el rasgo que comparten los de solidaridad o
sociales, puesto que en este último caso se ejerce también frente al Estado, deman-
dándole ciertas actuaciones. En el primer caso habría una abstención exigida, en el
segundo, una demanda de actuación 138 . Sin embargo, Y siguiendo en esto a BELLVER
CAPELLA, esta última fórmula presenta la dificultad de que en la perspectiva de uno de
primera generación, el derecho al ambiente adecuado de todas formas supone presta-
ciones por parte del Estado y. por ende, asume matices que se corresponden con los
de segunda era. Asimismo, la dificultad de ese enfoque no escapa de aquello de lo
que pretende evadir, pues, en los dos sentidos que los autores div iden el derecho en
cuestión, queda por definir lo que se ha de entender por "medio ambiente adecuado"
y la rueda del molino sigue girando 139 .
Las ventajas de la concepción procedimental de este derecho se encuentran re-
presentadas. según SCOTT. en primer lugar porque pueden proveer acceso a la justicia
en una forma que la regulación estándar local o de daños no lo permite. Tal enfoque
13
-W.,p. 157.
133
Ibid.
134
Ibid.
135
Ibid.
m
Ibid.
13
Ibid. Aunque esta de acuerdo con Kiss. B E L L V E R C A P E L L A añade otro elemento en esta nueva
concepción del derecho al ambiente, y es el de la educación "pues poco o nada sirve contar con los otros
derechos si no se cuenta con los medios para ponderarla". (Op. cit., p. 205).
138
"Los derechos humanos al medio ambiente adecuado", Humana lura de Derechos Humanos.
N" 6. 19%. Universidad de Navarra, p, 157.
139
BELLVER CAPELLA. "El contenido del derecho al...", cit., p. 203.
-I: RODRIGO G I Z M A N ROSEN
también permite asegurar que todos aquellos que experimenten las consecuencias de
la degradación ambiental puedan ser capaces de postular cómo y cuándo ello puede
acaecer, asegurándoles determinadas prerrogativas dirigidas hacia la información,
participación y revisión de la regulación ambiental. Esto evita ciertas dificultades
relacionadas con las ineludibles valoraciones subjetivas de los jueces"".
Pero, además, aun cuando no se produjeran los resultados deseados, esta aproxi-
mación tiene otros efectos jurídicos, como la flexibilización de las reglas de legitima-
ción activ a y lo propio respecto de la carga de la prueba en casos de daño ambiental' " :
adicionalmcntc. esta perspectiva puede también detonar un estimulo para la acción
política y el debate en cuestiones ambientales. En suma, para este autor un enfoque
procesal puede ser justificado como un intento por otorgar protección ambiental a
través de la democracia 142 .
No es difícil sumarse a la tesis que promueve la adjetivación del derecho al am-
biente. ya que juega de verdadero pivote para la mayor efectividad en el resguardo
del mismo, bajo el supuesto, como es obvio, que en el entramado de un ordenamiento
dado se contemple la trilogía dorada -acceso a ta información, a la participación y a
la justicia- 1 4 3 . mediante normas correctamente construidas, oportuna y adecuada-
mente aplicadas y. finalmente, en un marco que contemple mecanismos de correc-
ción administrativos y jurisdiccionales. De esa forma el ambiente puede ser
idóneamente protegido, despejando al mismo tiempo de todo embarazo -e incluso de
suspicacias- la indeterminación de lo que por tal debe entenderse. Con todo -y sobre
todo-, el tema en cuestión no puede mirarse de forma unívoca, motivado por una
engañosa dicotomía. Antes que argumentar por una u otra dimensión, más bien se
140
Op. cit.. p. 112
141
id., p. 113
142
Ibid.
143
Consagradas y reguladas en el contexto europeo -y hoy en vigor- por el Convenio Aarhus,
sobre Acceso a la Información. Participación y Acceso a la Justicia, de 1998. En este plano bien vale el
esfuerzo recordar lo que en su oportunidad se dijo en el denominado "Informe Ksentini". En éste, se
expreso que el derecho al medio ambiente se vincula necesariamente tanto con el derecho a la informa-
ción. cuanto con el derecho a la participación pública. La relevancia del primero es que resulta esencial
para la protección del medio ambiente y la prevención de los problemas sobre derechos humanos relati-
vos al medio ambiente, (párr. 203). La del segundo, en que se erige como un mecanismo que puede
evitar daños ambientales (párr. 220) (Reviev offurther developments in fields with nich the Sub-
Commission has be en concerned human rights and the enviranment. Final Report preponed by Sírs.
Fatma Zohra Ksentini. Special Rapponrter. E CX.-t Sub.2 1994 9 (6julv 1994)). A nivel local, además
de las reglas constitucionales señaladas en stipra nota 115, la LBGMA dispone en su articulo 4o que es
deber del Estado permitir el acceso a la información ambiental, norma que se complementa con lo
dispuesto entre los artículos 31 bis a 31 quáter. sobre el acceso a la información ambiental, mientras que
entre los artículos 31 y 34 de la Ley Orgánica de la Superintendencia del Medio Ambiente, se establecen
disposiciones sobre el Sistema Nacional de Información de Fiscalización Ambiental.
L A R E C U LACIÓN C O N S T I T U C I O N A L DEL A M B I E N T E F . \ C H I L E 43
144
Como señala B R A Ñ E S B A L L E S T E R O S , "el marco constitucional de los sistemas jurídicos para la
protección del medio ambiente en los países de América Latina, cumple una doble función: por una
parte, define las directrices a que debe sujetarse el legislador en su cometido de regular la materia y por
la otra fija los limites dentro de los cuales los jueces deben aplicar las leves". Y agrega: "En efecto,
recuérdese que. con arreglo al principio de la legalidad, las autoridades sólo pueden actuar en el marco
de las atribuciones que expresamente se les haya asignado, lo que se aplica al legislador. A su vez. de
acuerdo con el principio de la supremacía de la Constitución, los jueces tienen el deber de no aplicar las
leyes contrarias a la Constitución" (El desarrollo del derecho ambiental latinoamericano y su aplica-
ción. Informe sobiv tos cambios jurídicos después de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el
Medio Ambiente y el Desarrollo (Rio 1992). Pnuma, 2001, p. 47). L Ó P E Z R A M Ó N , expresa, sobre este
aspecto: "El caso concreto es la única vía de fijar el alcance del concepto jurídico indeterminado, en la
medida en que sólo entonces sera posible desarrollar la actividad técnica que acredite si los hechos
analizados alteran o no el medio ambiente adecuado para el desarrollo de la persona. Aunque ciertamen-
te conviene destacar que esa actividad técnica no podrá menos de estar constantemente penetrada por los
niveles de sensibilidad social ante los problemas ambientales" ("'Derechos fundamentales, subjetivos
v colectivos al ambiente". Revista Española de Derecho Administrativo. N° 95, julio-septiembre.
1997. p. 359).
145
En nuestro país, en materia de acceso a la justicia, el Tribunal Constitucional ha ido construven-
do una doctrina que va desde considerar que aquella se infiere del inciso 1° del artículo 19 N° 3 CP
(STC. 03.01 2008. Consid. Octavo. Rol N" 792: STC. 22.07.2008. Consid. Vigésimo. Rol N° 1046:
STC. 19 08.2008. Consid. Décimo. Rol N" 815: STC, 28.08.2008, Consid. Decimoquinto. Rol N° 1061:
44 RODRIGO GI /.MAS ROSE \
Continuación nota W5
STC. 27.01.2009, Consid. 14. Rol N° 1253: STC. 02.04.2009. Consid. 15. Rol N" 1279; STC, 02.04.2009.
Consid. 20, Rol N° 1262: y STC, 25.05.2009. Consid Octavo. Rol N° 1345): pasando por establecer lo
que debe entenderse por acceso a la justicia o a la tutela judicial electiva (STC, 01.07.2008, Consid.
Vigésimo octavo. Rol N° 946: STC. 10.07.2008. Consid. Vigésimo octavo. Rol N" 968: STC. 19.08.2008.
Consid. Noveno, Rol N" 815: STC. 16.04 2009. Consid. Quinto. Rol N° 1173: y STC. 28.04.2009,
Consid. Octavo. Rol 1252: STC. 27.08.2009. Consids. Noveno, Décimo y Undécimo. Rol NT 1356:
STC. 27.10.2009. Consids. Noveno. Décimo y Undécimo. Roles N"s. 1391.1418 y 1470): hasta lijar las
dimensiones de la referida tutela (STC. 19.08.2008. Consid. Décimo. Rol N° 8i 5). En este contexto,
cabe señalar que constituye un importante avance la idea de establecer un Tribunal Ambiental en Chile,
pues representa un interesante esfuerzo por generar órganos jurisdiccionales especializados en esta ma-
lcría. En tal sentido, resulta útil considerar una de las ideas matrices del provecto de ley actualmente en
tramite, planteada en los siguientes términos: Tal como se ha explicado existen buenas razones para
promover la potestad administrativa de sanción desde la perspectiva de la calidad regulatoria y la efi-
ciencia de los sistemas de cumplimientos, pero eso no se puede hacer a cualquier precio.
Por otro lado, existen buenas razones para acotar las potestades de los organismos administrativos
en defensa de los derechos de los particulares, pero eso no puede significar afectar el interés público y el
bienestar social detrás de la regulación.
Por tal motivo, los sistemas democráticos han tratado de buscar equilibrios. Por un lado, dotando a
los organismos administrativos de competencias regulatorias y de sanción, que busquen una finalidad de
disuasión efectiva (y no una retributiva) para promover cumplimientos y por la otra, establecer un meca-
nismo efectivo de revisión judicial de las intervenciones de las autoridades públicas.
Los jueces cumplen un rol esencial en el sistema de contrapesos de un sistema democrático, pero
también tienen un rol esencial e insustituible en la protección de los derechos de las personas. Es decir,
actúan como instrumentos al serv icio de la democracia para limitar los desbordes del poder público, en
especial de la Administración en relación a las competencias conferidas por el legislador, y por la otra,
como instrumento al servicio de la tutela de derechos, ahí donde la exigencia de tutela electiva resulta
indispensable.
Esto explica por qué resulta necesario crear un tribunal, pero concretamente el de un tribunal espe-
cializado Medio Ambiente es un buen espacio para conjugar ese equilibrio. En el está en juego el
bienestar de la comunidad, pero también el derecho de personas específicas que puedan verse afectadas
por las decisiones de la autoridad pública.
Por tal motivo el E jecutivo ha accedido a la creación de un Tribunal Ambiental, pero en el contexto
de un acceso a una tutela judicial efectiva por parte de los ciudadanos en éstas materias, de modo de no
restringir su competencia sólo al control de las decisiones de la Superintendencia, si no que también
ampliarlo a todo el contencioso de la lev N° 19.300. permitiendo de ese modo, el igual acceso a la
jurisdicción a todos los ciudadanos". (Mensaje N° 1419-357, de 28.10.2009. de S E. la Presidenta de la
República, con el que inicia el proyecto de ley que crea el Tribunal Ambiental. Boletín N" 6747-12).
45
L A R E C U LACIÓN C O N S T I T U C I O N A L DEL A M B I E N T E F . \ C H I L E
1. La CENC148
Fue al deliberarse el texto del Memorándum149. cuando por vez primera alumbró
el tema ambiental como parte de la labor de la CENC. en el cual se señaló que "para
dar protección al derecho a la vida de los ciudadanos, implícito en todas las Constitu-
A L decir de BORRERO. "sólo se hablará correctamente de cambio jurídico cuando sea posible
14Ú
cioncs del mundo, será necesario evitar la contaminación del medio ambiente, esta-
bleciendo las normas que conduzcan a tal fin'""". La propuesta generó reacciones
diversas. Para algunos comisionados, todo lo que tuviera que ver con la contamina-
ción y el ambiente debía excluirse de cualquier cariz constitucional 151 : en opinión de
otros, tales materias si debían poseerlo, pero insertas dentro del campo de acción
propio del bien común 152 . Al fin. ciertos integrantes sostuv ieron que habían de incor-
porarse en el texto fundamental, pero dentro de los derechos y garantías individua-
les153.
Sólo tres años más tarde, la CENC retomó el análisis154 y comenzó el estudio
acerca de la posibilidad de establecer este derecho en la Carta Constitucional, a partir
1 ü
• Acia de Sesión de la Comisión de Estudios N" 18 (en adelante. ASC). de 22.11.1973, p. 6. En la
misma sesión, sin embargo, el comisionado D I E Z U R Z U A estimó conveniente redactar esta parte de la
siguiente fonna "Asimismo, para la protección del derecho a la vida de los ciudadanos, implícito en
todas las Constituciones del mundo, será necesario establecer normas que eviten la contaminación del
medio ambiente". Tal propuesta fue aceptada (id.. p. 19).
1M
El comisionado O V A L L E Q U I R O Z adujo que "la contaminación del medio ambiente no puede
figurar en la Carta Fundamental, porque, si bien es cierto que es un deber del Estado buscar los arbitrios
necesarios para asegurar las más óptimas condiciones ambientales para el desarrollo físico y moral de
las personas, no es menos cierto que dicha matena -por importante que sea- no debe tener, en este
aspecto, jerarquía o rango constitucional " (ASC 18. p. 19).
152
El comisionado SILVA B A S C U L A N propuso "tratar el tema relativo a la contaminación en el capi-
tulo quinto, acerca del Estado, porque ésta debe ser una de las preocupaciones preferentes del Estado,
inserta en su objetivo fundamental que es el bien común" (Ibid.).
153
El comisionado D I E Z U R Z U A planteó que la idea de situar este derecho en el ámbito de las
garantías constitucionales obedecía a que "la mantención de un ambiente sano es un derecho de todos
los hombres" (Ibid ). A modo de complemento, el comisionado E V A N S DE LA C U A D R A agregó que "esta
materia debe tratarse conjuntamente con las garantías y derechos individuales, porque la preocupación
por el medio ambiente forma parte de la superestructura de la seguridad social" (Ibid.). En definitiva, la
CENC acordó mantener lo expresado en la propuesta del Memorándum, insertándole sólo modificacio-
nes menores Esta versión quedó plasmada en el texto definitivo del Memorándum, en los términos
siguientes: "Sera su deber [ se refiere al Estado], en cumplimiento de su fundamental misión de velar por
la v ida de los ciudadanos, implícita en todas las Constituciones del mundo, consagrar normas que tien-
dan a evitar la contaminación del medio ambiente" (Id., p. 24).
154
Sin embargo, hubo dos sesiones intermedias en las cuales se trató nuevamente el punto. Con
ocasión de la solicitud de un informe sobre diversas materias, el profesor Francisco Cumplido señaló a
la CENC "que debe ser la Constitución la que establezca la obligación de proteger los recursos humanos
v materiales ecológicos que permitan la subsistencia de los habitantes del territorio nacional, y. al mismo
tiempo, se consulte una posibilidad de control o de mayor fiscalización respecto del uso de ciertos
bienes naturales o de contaminación, que constantemente provocan una disminución de estos recursos,
con riesgo de la vida misma. Estima que. aunque parezca algo desvinculado de las garantías y derechos
humanos, en el fondo la subsistencia del hombre, su salud corporal y mental, son realmente tan funda-
mentales como la libertad, el derecho de opinión y otros " (ASC 86. de 12.11.1974, p. 5). Por su paite,
también con motivo de un informe que le fiie requendo. el profesor José Luis Cea Egaña manifestó que
•referente a los derechos y deberes sociales, cree que cabria, por ejemplo, consagrar normas destinadas
a proteger el medio ambiente, en términos de preservar el equilibrio ecológico, y los recursos naturales:
a controlar o eliminar la contaminación ambiental..."'(ASC 88. de 19.11 1974. p. 9)
L A R E C U LACIÓN C O N S T I T U C I O N A L DEL A M B I E N T E F . \ C H I L E 47
155
Esto ocurrió en la Sesión 186. de 9 de marzo de 1976. La indicación era del siguiente tenor: "La
Constitución asegura el derecho a vivir en un medio ambiente libre de toda contaminación. Corresponde
al Estado velar para que este derecho no sea afectado y tutelar la preservación de los recursos naturales.
La ley podra establecer determinadas restricciones al ejercicio de algunos derechos o libertades
para proteger el medio ambiente.
La integridad del patrimonio territorial de Chile comprende la de su patrimonio ambiental" (ASC
186. p. 5).
156
Bajo tales premisas, expresó que "lo esencial del precepto en debate, con cuyo contenido está
fundamentalmente de acuerdo, se relaciona con una aplicación de la idea de bien común, contenida en el
capítulo de las nonnas generales", de donde se seguía que "si el bien común consiste en proporcionar a
todos los habitantes -personas naturales o morales- las condiciones necesarias para su integral desarro-
llo humano, es un aspecto integrante, básico y genérico del mismo aquello de que el Estado deba asegu-
rar a los habitantes, precisamente, un medio ambiente libre de toda contaminación, velar porque ese
derecho no sea afectado y tutelar la preservación de los recursos naturales" (ASC 186, p. 8). Agrego que
SILVA B A S C U Ñ A N no hizo, en esta parte, nada original, pues vino a reafirmar lo que ya expusiera en ASC
18, de 1973.
151
Textualmente, señaló que era "'extraordinariamente grave e inductivo a confusión y a problemas
jurídicos bastante trascendentales colocar esta norma dentro de la enunciación de los derechos y liberta-
des que se aseguran a todos los habitantes de la República, ya que es tan genérico el valor que consagra
para toda la comunidad que no puede adscribirse específicamente a ninguna persona o cuerpo particular.
Tal como todos tienen derecho a un integral desabollo humano y, por lo tanto, a que el Estado les
proporcione el bien común, no podría ese fin genérico y sustancial convertirse en una garantía que
asegure a todos y a cada uno de los habitantes de la República, porque el exceso de extensión crea
después una sene de problemas jurídicos. Cuando los derechos que se aseguran son susceptibles de
adscribirse específicamente a una persona o cuerpo que puede interponer una acción proyectada
específicamente a su respecto, entonces sí que está bien que ello se enuncie entre las seguridades que se
dan a todos los habitantes de la República en términos de que pueden ser ejercidas por cada uno si acaso
llega un momento en que, respecto de lo específico, se está violando o quebrantando un valor". "Sin
embargo -prosiguió-, en este precepto, donde se trata de un valor colectivo tan genérico, tan indispen-
sable. tan "atmosférico" -por decirlo asi-, tan propio de un requisito esencial de convivencia, le parece
que no puede reducirse a una simple enunciación de la tabla que se asegura a todos los habitantes y a
cada uno de ellos Porque vendrán problemas sobre cuándo, cómo y quién ejercerá el derecho: y enton-
ces, como no podrá precisarse especifica y concretamente respecto de determinadas personas, la
inasibilidad jurídica del derecho que se está consagrando, generará dificultades de tipo político, puesto
-I:
RODRIGO GIZMAN ROSEN
El enfoque \ertido por SHA A BASCUÑ AN fue controvertido por los comisionados
ORIT ZAR ESC OBAR > DIEZ UR/I A. Para el primero resultaba indesmcntible la vincula-
ción entre el bien común y la garantía referida al ambiente, por lo cual lejos de ser
una norma reiterativa, en sus palabras "de lo que se trata ahora es. justamente, espe-
cificar un poco, en lo que dice relación al derecho a vivir en condiciones norma-
les"158. El segundo expresó que. desde el punto de vista de la naturaleza de este derecho,
se trataba de uno de carácter individual15''.
En suma, quedaron ev idenciadas dos aproximaciones en el seno de la CENC.
Según la primera, el derecho al ambiente representaba una pieza constitutiva del bien
común, a cuya satisfacción debia concurrir el Estado, y que ya se había contemplado
en la parte inicial del futuro texto constitucional, de manera que abordarla en otro
capítulo venia a ser algo poco más que tautológico. Asimismo, afirmaba que este
derecho, por su evidente pertenencia a todas las personas, por su obvia necesidad
práctica, no cstaria radicado en sujetos determinados, sino diseminado en la colecti-
vidad toda, configurando asi un derecho general. Incluso - s e agregaba- se cstaria
ante un clásico ejemplo de prestación estatal cuya insatisfacción no podía ser califi-
cada como prerrogativ a constitucional, ni mucho menos susceptible de acción juris-
diccional que la hiciera exigiblc. La segunda orientación apuntaba a que efectivamente
el derecho en análisis formaba parte del bien común, pero que ello no era razón para
no especificar esc deber a propósito del ambiente, agregándose que el mismo carác-
ter de general que se le imputaba al estudiado lo podían tener otros derechos que ya
habían sido consagrados, como el de la salud o la educación. De todos modos, era un
2. El Consejo de Estado
160
En la primera posición, principalmente, el comisionado SILVA B A S C U Ñ Á N y G U Z M A N ERRAZURIZ.
En la segunda, los señores D I E Z U R Z Ü A y E V A N S DE LA C U A D R A .
161
Acta de la sesión 58, de 12 de diciembre de 1978 (Actas del Consejo de Estado, vol. 2. p. 360).
Ibid.
163
Ibid.
164
Id., p. 361. Vale la pena señalar que las opiniones de los señores integrantes del Consejo de
Estado en esta sesión, fue vertida con ocasión del Anteproyecto de la Nueva Constitución de octubre de
1978. elaborado por la CENC.
165
Ibid. Lo que fue confirmado en la sesión 100. de 08.01.1980 (Consejo de Estado. Actas, vo!. 3 .
p. 201).
166
Informe del Consejo de Estado y su Proyecto Adjunto, ivcaido en la consulta foiviulada por el
Presidente de la República acerca del Anteproyecto elaborado por la Comisión, sobre nueva Constitu-
ción Política del Estado, de i de julio de 1980 (RCHDl X'. vol 8. 1981, p. 391).
5(1 RODRIGO GU/M W ROSI \
16
~ íd.. p. 420. Coherente con lo expresado en la sesión 58. de 12.12.1978.
168
íd.. p. 429 (articulo 19 N° 8).
169
Íd.. pp. 435-436 (articulo 20.2)
10
ASC 186. p. 5.
11
Íd.. p. 7. Sobre este punto hubo pleno acuerdo.
12
Ibid.
r?
Íd.. p 17.
L A R E C U LACIÓN C O N S T I T U C I O N A L DEL A M B I E N T E F . \ C H I L E 51
bargo. éste formuló una observación todavía más de fondo, y que por su relevancia
me permito transcribir aquí:
174
Ibid.
rs
Los comisionados O R T Ü Z A R y E V A N S D E L A C U A D R A indicaron que, sobre la base de lo definido en
el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, el término estaba correctamente empleado
en el texto propuesto (íd., p. 18). En todo caso, según los pasajes expuestos, dentro de la CENC se
utilizaron diversas fónnulas para expresar el derecho en estudio: derecho a un medio ambiente sano.
derecho a vivir en condiciones normales y derecho a vivir en un medio ambiente libre de contamina-
ción Este último lúe el que imperó en definitiva.
1
*6 Para C O R D E R O V E G A , lo que la CENC pretendió fue •'permitir a la ciudadanía vivir en un ambien-
te tolerable en que el número de impurezas no afecta gravemente su salud o vida" ("La regulación
general del medio ambiente". Gobierno Regional y Municipal, Año IH-8, N" 32. marzo, 1996. Edit.
Jurídica ConoSur Ltda. p. 49). Usualmente la doctrina que aborda este punto, incluso los tribunales, se
queda con la sola idea de que estuvo claro en la CENC -y en el texto final- que lo que asegura la CP no
52 RODRIGO GUZMAN ROSI \
2. La doctrina
juridico que protege la lev fundamental, de modo tal que cuando no la hay resulta
contraria al derecho consagrado en la C P 1 " 8 . La falta de congruencia entre esos aspec-
tos se daría "cuando esas conductas exceden los límites que compatibilizan la salud y
la vida humanas, por una parte, con el despliegue de las activ idades productiv as que
la misma Constitución reconoce, por otra" r 9 . Por lo tanto, para el autor la contamina-
ción inconciliable con dicho bien es aquella "nociv a para la vida o la salud del hom-
bre. como asimismo dañina para el ecosistema en que él desenvuelve normalmente
su existencia" 180 . La propuesta teórica reseñada deja planteada la interrogante acerca
de qué contaminación es aquella que resulta adv ersa para el hombre y el ambiente en
sí mismo considerado y. por ende, la que atenta en contra del relev ante jurídico res-
guardado.
Dudas de factura similar surgen de las ideas de SOTO KLOSS. para quien "el am-
biente libre de contaminación a que hace referencia el constituyente no es sino el
hábitat en que se desarrolla la vida diaria de las personas y que se exige jurídicamente
que esté exento, despojado, esto es. libre de todos aquellos agentes contaminantes
que hacen que dicho ambiente esté polucionado. contaminado, corrompido en la pu-
reza debida a fin de asegurar una vida que permita sea v ivida por los hombres de
modo sano" 181 . La interrogante que inv ariablemente aparece es la de saber cuándo no
se asegura una vida sana y qué significa una vida sana182.
Con prescindencia de las criticas que merecen, las visiones referidas coinciden
con el enfoque antropocéntrico que el artículo 19 N° 8 CP ha plasmado en su redac-
ción. La norma, en efecto, configura una relación dual en una dirección sujeto-me-
dio. porque sitúa al ser humano en un punto excéntrico en su vinculación con el
ambiente, como ente distinto y distante de éste, apostando a una disociación entre el
indiv iduo y el contexto que le ofrece y posibilita su desarrollo. En otras palabras, el
ambiente es mirado en cuanto función jurídica como facultad del ser humano en
relación con su derecho sobre el mismo, pero no como una entidad -el ambiente-
autónoma. digna de amparo en su totalidad y en cada uno de sus múltiples compo-
nentes que lo conforman, como de las relaciones y funciones que desempeñan. No
excluye lo dicho la existencia de cometidos que la norma fija para el Estado en mate-
ria ambiental, por cuanto lo que reconoce y asegura la CP al indiv iduo -y que garan-
tiza a través de la acción de protección- no es más ni menos que vivir en un ambiente
dotado de ciertas características.
179
Id., p. 332.
180
Ibid.
S O T O K L O S S , "El derecho fundamental a vivir en un ambiente libre de contaminación: su conte-
181
que un medio ambiente libre de contaminación es "aquel entorno planetario en el que se encuentran
ausentes cualesquiera tipos de contaminación que existen, a saber: atmosférica, acuática, terrestre, vi-
sual. acústica, sanitaria, radiactiva y alimenticia". Intivdiiccióii al Derecho Ambiental Chileno v Com-
parado. Edit. Jurídica de Chile. 1993. p. 14
-I:
RODRIGO G I Z M A N ROSEN
183
Biistaineuiie / ida!, Luzmira con Alcalde Municipalidad de Maipíi y otro (SCAS, 2 1 . 1 1 . 1 9 8 4 .
Consid. 4. RDJ. t. LXXXI, 2 . 5 . 1 9 8 4 ) . En ella, la Corte señaló que "la defensa del medio en que se
desenvuelve el hombre se traduce en preocupación por evitar causar perjuicio al ambiente, y a la vez,
que éste no atente contra su salud, economía y bienestar '. En igual sentido, Goday Marillán, José y
otivs con Municipalidad de Concepción y otro (SCAC, 1 8 . 1 2 . 1 9 8 5 . Consid. 3 . Confirmada por SCS,
o
2 7 . 0 1 . 1 9 8 6 . En: Medio Ambiente, ley X 19.300 Sobre Bases Generales del Medio Ambiente, P A L M A
lación. SCS. 1 9 . 1 2 . 1 9 8 5 (Consid. 1 0 . RDJ. t. LXXXIL 2 . 5 , 1 9 8 5 ) : y Floivs San Martin. Pedro con
Codelco-Chile División El Salvador (Sentencia Ilustre Corte de Apelaciones de Copiapó -en adelante,
S C A C O P - . de 2 3 . 0 6 . 1 9 8 8 Consid. 5 . Confirmada por SCS, 2 8 . 0 7 . 1 9 8 8 . RDJ, t. LXXXV, 2 . 5 , 1988).
En un caso en que se reconoció este nexo causal, el tribunal explicitó aún más el alcance del derecho,
señalando que éste consistía "en acceder a la naturaleza y sus elementos en condiciones de normali-
dad..." (SCAS. 2 9 . 0 8 . 1 9 9 6 . Consid. 5 - A . RDJ. t. XCV. 2 . 5 . . 1 9 9 8 ) .
184
Consejo provincial de Deportes y Recreación, 17II Región, Digeder con Sociedad de Productos
Alimenticios Sur Ltda., Pin-Pan (SCAC. 19.01.1987. Consid. 4. Confirmada por SCS, 04.03.1987.
Fallos del Mes ( « 1 ) N" 340. 1987): Palza Conacho, Humberto y otros (Apelación, SCS, 26.11.1987
Consid. 1. Fallos del Mes (en adelante. FM - Nc 348. 1987); infante Amunátegui, José Andrés con
Municipalidad de Las Condes (SCAS, 07.08.1990. Consid. 6. Confirmada por SCS. 03 09.1990. FM
N" 382. 1990); y Becker Henrique:, Alicia y otivs con Sociedad Protectora de La Infancia (SCAC.
17.07.1990. Consid. 7. Confirmada por SCS. 06.09.1990. FM. N° 382. 1990).
L A R E C U L A C I Ó N C O N S T I T U C I O N A L DEL A M B I E N T E F . \ C H I L E 55
Uno de los fines de esta ley fue "darle un contenido concreto y un desarrollo
jurídico adecuado a la garantía constitucional que asegura a todas las personas el
derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación" 187 . En v irtud de esto,
estableció dentro de sus objetos regulados, precisamente, el derecho a vivir en un
"ambiente libre de contaminación" 188 , y lo que se buscaba era construir un marco
jurídico preciso al derecho establecido en la CP. lo cual se lograría a través de la
consagración de normas que se encaminaran en dicha dirección189.
Para entender adecuadamente lo que establece el estatuto bajo examen, es nece-
sario señalar primero que el concepto legal de medio ambiente libre de contamina-
ción190 tiene su base funcional en la noción de contaminante, que el mismo estatuto
también define 191 . a la vez que contaminante representa la base del significado que se
185
Obviamente - l o cual es válido para los dos criterios-, habrá de estarse a los antecedentes de
hecho que rodeen al caso y que fundamentan la reclamación jurisdiccional.
186
Sobre la relación conceptual a nivel legal y constitucional, vid. supra Cap. I. &V, D).
187
Mensaje Presidencial con el que se envió al Congreso Nacional el proyecto de la LBGMA.
188
Articulo Io, LBGMA.
189
Es interesante destacar que el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación no
fue definido directamente en el articulo 2". lo que sí ocurrió, en cambio, con el medio ambiente libre de
contaminación, es decir, el objeto material de aquél. Por otra parte, el derecho a vivir en un medio
ambiente libiv de contaminación, luego de su mención en el articulo 1°, es utilizado una sola vez en la
LBGMA: en el artículo que alude a una explicitación de la función constitucional del Estado de velar
por la no afectación de este derecho. Ha de notarse también que medio ambiente libre de contaminación,
a más de su conceptualización, no es jamás aludido en el resto del articulado.
190
Definido como "aquél en el que los contaminantes se encuentran en concentraciones y periodos
inferiores a aquéllos susceptibles de constituir un riesgo a la salud de las personas, a la calidad de vida
de la población, a la preservación de la naturaleza o a la conservación del patrimonio ambiental" (artícu-
lo 2o. letra m). LBGMA).
191
Definido como "todo elemento, compuesto, sustancia, derivado químico o biológico, energía,
radiación, vibración, ruido, o una combinación de ellos, cuya presencia en el ambiente, en ciertos nive-
les. concentraciones o períodos de tiempo, pueda constituir un riesgo a la salud de las personas, a la
calidad de vida de la población, a la preservación de la naturaleza o a la conservación del patrimonio
ambiental" (articulo 2°. letra d). LBGMA).
RODRIGO G L V M A S ROM S
l9:
Definida como "la presencia en el ambiente de sustancias, elementos, energia o combinación de
ellos, en concentraciones o concentraciones y permanencia superiores o inferiores, según corresponda,
a las establecidas en la legislación vigente" (articulo 2". letra c), LBGMA).
193
Como condimento adicional a este punto, he de expresar que no existe un lenguaje homogéneo
cuando el legislador definió "contaminación" y " contaminante", pues para la primera se refiere a sustan-
cias. elementos, energia o combinación de éstos, mientras que para la segunda, alude a elemento, com-
puesto. sustancia, derivado químico o biológico, energia, radiación, vibración, ruido, o una combinación
de ellos. Igual disonancia se aprecia entre la definición de "contaminación " y la de "medio ambiente
libre de contaminación", pues en el primer caso se habla de presencia de elementos, etc., en concentra-
ciones y permanencia superiores o inferiores, según corresponda, y para el segundo, se habla de la
presencia de contaminantes en concentraciones y periodos inferiores Pero hay otro desacierto que se
reúne con los anteriores. Dentro de los riesgos que señaló el legislador cuando definió contaminante y
medio ambiente libre de contaminación, se encuentra el que se puede producir a la "preservación de la
naturaleza" El concepto de ésta es la de ser "el conjunto de políticas, planes, programas, nonnas y
acciones, destinadas a asegurar la mantención de las condiciones que hacen posible la evolución y el
desarrollo de las especies y de los ecosistemas del país" (Articulo 2". letra p). LBGMA). ¿F.s imaginable
un riesgo dentro de este campo 1 Puede existir, sí. para el aseguramiento de las condiciones que se
señalan, pero el asunto se complica para las políticas, planes, programas, etc. Si bien es fuerza reconocer
que el abordaje jurídico de estos temas es complejo cuando se trata de traducir aspectos propios de la
ciencia o arte respectiva, el elenco legislativo no estuvo precisamente lucido en esta materia
L A RF.CIL L A C I O S C O N S T I T U C I O N A L D E L A M B I E N T E E N C H I L E 5 7
tos que las constituyen con los que forman parte de medio ambiente libre de
contaminación, los riesgos a que se refiere este último son sola y exclusivamente
aquellos que se encuentran regulados, precisamente, a través de las normas de cali-
dad. Esto equivale a decir, por una parte, que este tipo de preceptos son los únicos
aptos para regular y hacerse caigo de los riesgos: y. por otra, que sólo tienen relevan-
cia para el derecho aquellos riesgos que se encuentran normados. No puedo estar más
en desacuerdo con ello.
194
El articulo 2° letra n). LBGMA. la define como "aquella que establece los valores de las concen-
traciones y períodos, máximos o mínimos permisibles de elementos, compuestos, sustancias, derivados
químicos o biologicos. energías, radiaciones, vibraciones, ruidos o combinación de ellos, cuva presen-
cia o carencia en el ambiente pueda constituir un riesgo para la vida o la salud de la población"
195
El articulo 2° letra ñ). LBGMA, la define como "aquella que establece los valores de las concen-
traciones y periodos, máximos o mínimos permisibles de sustancias, elementos, energía o combinación
de ellos, cuya presencia o carencia en el ambiente pueda constituir un nesgo para la protección o la
conservación del medio ambiente, o la preservación de la naturaleza"
5X RODRIGO CII /MAN ROSEN
En primer lugar, porque de esos riesgos se hacen también cargo otros instrumen-
tos. distintos de las nonnas de calidad, como son las normas de emisión y el sistema
de evaluación de impacto ambiental. Luego, porque la existencia de regulación espe-
cifica no excluye la ocurrencia de hechos con consecuencias jurídicas: es decir, que
una norma no garantiza, ni menos elimina, la presencia de riesgos. El umbral fijado
por el derecho, bajo el cual "se cumple", de todos modos puede implicar secuelas
sobre el ambiente y las personas, por cuanto la infalibilidad de los análisis previos y
que la fundaron es una regla que es confirmada constantemente por sus excepciones.
Además, puede que por importantes extensiones de tiempo no exista regulación para
un determinado contaminante, lo cual no inhibe, por cierto, el nacimiento de efectos
nocivos para la población o para el medio, ni. con mucho, suprime las posibilidades
de reaccionar jurídicamente frente a ello196"19 .
La historia de la tramitación del entonces provecto de la LBGMA nos permite ubicar el origen
de estas cuestiones. F.l Mensaje Presidencial no proponía la definición de contaminación, sino única-
mente la de contaminante No obstante, a partir del Primer Trámite Constitucional se planteó como
indicación que se definiera, también, contaminación. Tal propuesta generó dos posiciones. Para algu-
nos. era necesaria su inclusión porque se daba un mayor grado de certeza jurídica: posibilitaba un mejor
desempeño de los tribunales y aseguraba en grado importante la eficacia de la legislación. Tales argu-
mentos partían de la base que la definición de contaminante no establecía aquello que podia constituir
un riesgo, de forma tal que con el concepto de contaminación se objetivaba y aclaraba cuándo se produ-
cía efectivamente aquello que podía dañar a las personas y al ambiente. Sostuvieron esta posición los
senadores DIEZ. FELIÚ. SIEBERT. JARPA. PINERA Y THAYER. Para quienes no era conveniente la conceptuali-
zación de contaminación, consideraban que la definición que se proponía carecía de sentido, porque
implicaba aceptar que aquello que tiene fijado un estándar y que se respeta, no causaba contaminación,
lo cual no era racional. No era posible aceptar que la contaminación sólo se producía cuando una norma
jurídica resultaba infringida. Adicionahnente. se decia que dicho concepto desincentivaba la actuación
preventiva por parte de la autoridad. Asi lo estimaron ios senadores CANTUARIAS, PAPI, PACHECO y SOTO,
a los cuales se unió el entonces Ministro Secretario General de la Presidencia, señor BOENINGER. El
resultado de la discusión parlamentaria fue la aprobación, por estrecho margen, de la definición de
contaminación en los ténninos hoy existentes. Habría que agregar que en la Camara de Diputados tam-
bién se generó un debate similar. El diputado BARRUETO. impugnando el concepto propuesto, llevó el
asunto al extremo, señalando que con la idea se aceptaría que "mediante un Decreto, podría dejarse al
país libre de contaminación". Una vez que fue aprobado en ambas Cámaras el concepto, se mantuvo una
diferencia entre el Senado y la Cámara de Diputados, en el sentido de que para el primero debía hacerse
referencia a la "legislación vigente'", mientras que para la segunda debía aludirse a las "nonnas de
calidad ambiental ". El punto lo zanjó la Comisión Mixta, aceptando el criterio del Senado, agregando
que "en todo caso, estuvo de acuerdo en que la relevancia del punto radica en determinar cuándo el
fenómeno de la contaminación genera efectos jurídicos, lo que el proyecto desarrolla a lo largo de su
articulado".
La relación entre la alteración del ambiente y los preceptos regulatorios se da, a más del caso de
la contaminación, en las hipótesis de daño ambiental. Aparentemente, en este caso el vínculo adquiere
una fonna distinta, pues, de acuerdo al articulo 52°. la infracción de las normas que ahí se indican
configuran una presunción simplemente legal de responsabilidad. Bien pensado, sin embargo, podría
decirse que el legislador estableció, una vez más, una relación de causa a efecto entre una conducta
infraccional v la generación de efectos negativos en el ambiente, a tal grado que le confirió a dicha
L A R E C U LACIÓN C O N S T I T U C I O N A L DEL A M B I E N T E F . \ C H I L E 59
daño ambiental, nociones que si bien operan en ámbitos diferentes, todas representan
ciertos desequilibrios sobre el entorno19* Entre los fenómenos mencionados se dan
ciertos grados de correlación. Asi. bajo ciertas circunstancias puede que exista conta-
minación y. por ende, también impacto ambiental lo cual, al tenor de los conceptos
vertidos por el legislador en el artículo 2". LBGMA. no perentoriamente importará
daño ambiental2Ü". de donde se sigue que el aserto "no hay daño sin contaminación",
resulta ser. en principio, erróneo201.
El impacto ambiental negativo es el concepto genérico de la LBGMA con el cual
se identifican las alteraciones que puede experimentar el ambiente, siendo, en conse-
cuencia. la contaminación y el daño ambiental especies de aquél, aun cuando operen
todos en instrumentos de gestión diferentes. Esto arranca de la noción que ofrece el
articulo 2" LBGMA de impacto ambiental, y cuya lectura no impide su incorporación
en contextos ajenos al sistema de evaluación de impacto ambiental. Es un concepto
que además actúa de modo subsidiario en la ley. como una suerte de pivote que impi-
de la generación de vacíos y que no es difícil que se den. El impacto ambiental, pues,
es la idea angular de todo el aparato de la gestión ambiental desde el punto de vista de
las conductas susceptibles de reparo juridico. y que puede rev estir tres formas: como
impacto ambiental autónomo (cuando no existe contaminación, con base en la defini-
ción del artículo 2 o . letra c) de la lev. pues no hay emisión o estándar que verificar: y
cuando tal conducta no alcanza a revestir el carácter de daño ambiental): como con-
taminación (cuando hay norma) o. al fin. en tanto daño ambiental (con o sin norma).
Sin embargo, la circunstancia que el impacto ambiental juegue como moneda de
cambio de las dos últimas situaciones apuntadas, no ha de entenderse como un es-
fuerzo por reprochar todas las conductas. Para ello es menester diferenciar tres hipó-
tesis donde ello seria procedente:
199
Sobre el tema, vid. supra nota 177.
00
- El daño ambiental se configura como tal solamente en la medida que resulte ser esa pérdida,
disminución, detrimento o menoscabo del medio ambiente o de uno o más de sus componentes, "signi-
ficativa" (Articulo 2 o . letra e). LBGMA). Lo "significativo'" del daño ambiental -no definido en la
LBGMA- es una cuestión de hecho que en su momento tendrá que apreciar el Juez. Aunque esta cuali-
dad carece de conceptualización en la legislación, útil es mencionar algunos parámetros generales que,
individual o conjuntamente, ayudan a discernir la cualidad del daño. Así, puede considerarse la magni-
tud geográfica del daño, la cantidad de personas afectadas por el mismo; si, de acuerdo al articulo 2o.
lelra s) de la LBGMA. la reparación posible del entorno se efectuará restituyéndolo a "una calidad
similar" a la que tenia con anterioridad al daño generado, o solamente "restableciendo sus propiedades
básicas": e. incluso, como uno -no el único- de los elementos insertos en el contexto del siniestro, el
grado en que. dado el caso, se haya infringido una determinada normativa general o especial. Otros
parámetros los ofrece el articulo 40° de la Lev- Orgánica de la Superintendencia del Medio Ambiente,
conforme va se señalo.
201
Digo "en principio", porque del análisis que posteriormente se efectúe del contexto fáctico en
que se produjo el atentado al medio ambiente, puede desprenderse que producto de la violación de una
norma primaria o secundaria de calidad ambiental o de emisión y. por tanto, se esté ante una hipótesis de
contaminación, exista también daño ambiental.
L A R E C U LACIÓN C O N S T I T U C I O N A L DEL A M B I E N T E F . \ C H I L E 61
5. El Tribunal Constitucional
"De ta! Jornia, mientras no se aprueben las normas de calidad ambiental respectivas
que determinen objetivamente los parámetros dentro de los cuales es admisible en el
ambiente una sustancia o elemento, no corresponde hablar de contaminación, a menos
que se acredite inequívocamente la presencia en el ambiente de un contaminante, en
términos tales que constituya un riesgo cierto a la vida, la salud de la población, a la
conservación del ambiente o la preservación de ¡a naturaleza, o bien que exista una
situación de pública e indiscutida notoriedad de la presencia gravemente nociva en el
ambiente de un contaminante "204.
Es cierto que el tenor mismo del estatuto constitucional no brinda gran apoyo
para resolver el punto, lo que explica que tanto los autores como también ciertas
:o:
Dicho Decreto, de fecha 26 de agosto de 2006. establece una norma de emisión para molibdeno
y sulfatos de elluentes descargados desde tranques de relaves al estero Carén.
STC de lecha 26.04.2007. Rol N° 577-2006. Consid. Decimotercero.
304
Ibid.
<S2 RODRIGO GUZMAN ROSEN
- 05 Este diseño asume la utilización de los elementos y definiciones de la LBGMA, los cuales, a
pesar de de las dificultades esbozadas, y cuyo contenido que no es estrictamente vinculante desde el
punto de vista constitucional para su aplicación al articulo 19 N° 8, si son herramientas que nos pueden
avudar a levantar un esquema que permita cierta coherencia entre el plano superior (la CP) e inferior de
la pirámide Kelseniana (la LBGMA). Sobre el tema conceptual, vid., supra, Cap. 1, &V, D).
- 06 Este argumento serviría también para fundar la ilegalidad de una conducta aun cuando "'se
conformara ", por ejemplo, con una regla existente, como sería una norma de emisión. Un ejemplo donde
con claridad se puede apreciar que aun cuando no exista norma que fije parámetros asociados a determi-
nados contaminantes, se dio en el caso de una acción de protección deducida en contra del ente comunal,
por haber llevado adelante una poda de árboles en ciertos sectores de una ciudad, donde la Corte conclu-
yó que había en tal evento una contaminación visual y, por ende, conforme con su criterio, contamina-
ción. pues "se alteran la calidad de vida de las personas y dañan el patrimonio ambiental A juicio de esta
Corte, ese resultado positivamente ofende la sensibilidad visual de cualquier persona medianamente
culta, esto es. produce efectivamente un agravio psicológico, una incomodidad, una desazón, compa-
sión o tristeza, o directamente una indignación, sea ésta preferentemente estética, horticultural o ecológica
(Sentencia Ilustre Corte de Apelaciones de Valdivia -en adelante. SCAV-. de 21 12.2007. Consid. De-
cimoséptimo)
L A R E C U LACIÓN CONSTITUCIONAL DEL A M B I E N T E F . \ CHILE 63
El primer aspecto por dilucidar en este orden es. siguiendo a BORDALI SALAMANCA208.
si se está o no ante algo jurídicamente protegido en ténninos autónomos, vale decir,
con independencia o no de otros derechos que la CP también reconoce y asegura 209 .
207
Deliberadamente excluyo la utilización de "bien jurídico", puesto que es una palabra de claras
reminiscencias dominicales, fuente de cuyo fundamento para su desarraigo es permanente objetivo de
este trabajo. Se seguirá en esta parte una estructura similar a la utilizada por B O R D A L Í S A L A M A N C A (Tutela
jurisdiccional del medio ambiente. Universidad Austral de Chile, Edit. Fallos del Mes, 2004, pp. 100-
137).
208 --£] d e r e c ho fundamental a . . c i t . , pp. 11-16.
209
Se trata ésta de una materia que ha sido analizada también en la doctrina comparada, especial-
mente en el plano del derecho internacional, donde, al no existir un derecho al medio ambiente expresa-
mente consagrado, se le considera como un derecho que se vincula con el derecho a la vida, a la no
interferencia en el domicilio y la propiedad: a un ambiente adecuado de trabajo, a vivir en condiciones
decentes y a la salud. En este sentido: CHURCHILL. "Environmental rights in existing human rights treaties".
en Human rights approaches lo environmental protection, Clarendon Press, Oxford, 1 9 9 6 , pp. 9 1 - 1 0 8 :
C A N C A D O T.. "Environment and development: Formulation and implementation of the right to development
as a human right", en Derechos humanos, desarrollo sustentable y medio ambiente, San José de Costa
Rica. Instituto Interamencano de Derechos Humanos. 1 9 9 5 , pp. 4 0 - 4 3 : y L Ó P E Z R A M Ó N . ' Derechos
fundamentales, subjetivos...", cit.. pp 354-357. En la doctrina, se han esbozado tres tipos diferentes de
relaciones entre los derechos humanos y el derecho al ambiente. El primer enfoque sostiene que no
pueden existir derechos humanos sin un derecho sobre el ambiente: el segundo, postula que la existencia
de un derecho genérico al medio ambiente es altamente cuestionable, pues es difícil conceptualizarlo
como un derecho inalienable, dadas las constantes reordenaciones que cada Estado hace respecto de las
prioridades socioeconómicas Por último, hay quienes admiten la existencia del derecho al ambiente.
64 RODRIGO CU'/M-W ROSEN
Continuación nota m
pero que derivaría de la existencia de otros derechos humanos (FITZ MAURICE, "The right of the child to
aclean environment". Southern Illinois í niversity Law Journal, vol. 23, 1999. pp. 612-613). No puede
dejar de mencionarse en esta parte al denominado "Informe Ksentini" (Review of further developmenls
in lields \vith wich the Sub-Commission has been concemed human nghts and the environment. Final
Report prepared by Mrs. Fatma Zohra Ksentini. Special Rappourter, E/CN.4/Sub.2/1994/9 (6 july 1994)).
Por su relevancia en el tema, daré cuenta en una apretadísima síntesis, de sus aspectos principales. La
columna sobre la cual se edifica el Informe, consiste en considerar la indivisibilidad e interdependencia
entre todos los derechos humanos, sean civiles o políticos, económicos, sociales o culturales (párr. 49).
Bajo tal presupuesto, expresa que hay una relación entre el derecho al medio ambiente sano y varios
otros, entre los cuales destacan el derecho a la vida, el derecho a la salud, el derecho a la información y
de participación pública. Con relación al derecho a la vida, el fundamento que se invoca radica en que
este, como ningún otro, puede ser directa y peligrosamente amenazado por medidas que menoscaban el
ambiente. El derecho a la vida y a la calidad de vida dependen directamente de las condiciones favora-
bles o desfavorables del medio ambiente, y no se puede olvidar que el derecho a la vida es uno a partir
del cual todos los demás derechos derivan (párr. 174). Por otra parte, el derecho a la salud puede mirarse
desde la perspectiva ambiental a la luz de los principios del desarrollo sustentable, ámbito dentro del
cual el derecho a la salud es esencial para aquél desde el momento en que sin ella, los seres humanos no
pueden ser capaces de ocuparse del desarrollo, el combate a la pobreza y el cuidado por su entorno. El
estado de salud es el primer y mejor indicador de la degradación ambiental (párr. 184).
210
"El derecho fundamental a vivir en un ambiente libre de contaminación: su contenido esencial"'.
G / N ° 151. 1993, pp. 24, 26.
211
Op. cit.. p. 3 3 1 . Ene! mismo sentido. CORRAL TALCIANI, y TALLAR y GHIARDO, citados en BORDALÍ
SALAMANCA. "El derecho fundamental a...". cit., p. 1 1 .
212
"El derecho lúndamental a....", cit., p. 12. Lo cual encontraría fundamento también en lo dicho
por la CENC. -ASC 18, p. 6- donde aparece el siguiente texto: "Para dar protección al derecho a la vida
de los ciudadanos, implícito en todas las constituciones del mundo, será necesario evitar la contamina-
ción del medio ambiente, estableciendo las normas que conduzcan a tal fin
- 13 En contra, sosteniendo que lo que se protege es el bienestar de la persona: ABARA, citado por
BORDALÍ SALAMANCA. Id., p . 1 4 .
L A R E C U LACIÓN C O N S T I T U C I O N A L DEL A M B I E N T E F . \ C H I L E 65
entre el derecho a la vida y el derecho a vivir en un ambiente adecuado, pues hay ahi
una obvia comunicación entre uno y otro: desde un punto de vista material, un entor-
no inadecuado indefectiblemente afecta la integridad física y psíquica de las perso-
nas. y. con ello, también su salud. Desde luego, tampoco importa desconocer la
importancia de este derecho en el entramado constitucional 214 . Sin embargo, esto no
implica una construcción que se desarrolle en términos de necesidad desde el punto
de vista del relev ante jurídico protegido215. Si se llevara al extremo el fundamento
esgrimido por los autores citados, haría incontestable el razonamiento de que el dere-
cho a la salud, a la educación, al libre emprendimiento económico, el derecho de
petición, el de acceso a la justicia, el de igualdad ante la lev . en fin. el mismo derecho
de propiedad, se vinculan todos con el derecho a la vida. Ello, pues todos, unos más
que otros, en última instancia, tenderían a resguardar este último, y. en consecuencia,
sería lógico pensar que lo jurídicamente protegido finalmente en el caso del derecho
de propiedad, por ejemplo, sea la vida. Esta sola idea basta para descartar el argu-
mento ya anotado. Y es que el análisis hay que delimitarlo adecuadamente. Es acep-
table que se dé una relación entre los derechos fundamentales anotados, pero ello no
se extiende a una sinonimia desde el punto de vista de lo jurídicamente protegido,
punto de inflexión en el cual el derecho a vivir en un ambiente adecuado se desmarca
de los demás. Esto queda evidenciado porque no todo atentado a este derecho impor-
ta. ab intio. un agravio al derecho a la vida y la salud, lo cual es predicable también de
la hipótesis inversa. Es la relación asimétrica que existe, desde la perspectiva de los efec-
tos de actos agraviantes que se provocan en uno y otro caso, la que fija el deslinde216.
Un argumento adicional, aportado por BERXR DEZ SOTO, es que un entendimiento
del derecho a vivir en un ambiente adecuado como algo carente de identidad propia,
significaría disminuirle virtualidad jurídica, ya que "las esferas de protección que
Importancia que el Tribunal Constitucional -en adelante, TC- ha colocado de relieve al señalar
que "el derecho a la vida es, sin duda alguna, el derecho fundante de todos los demás, pues sin vida,
difícilmente tiene sentido referirse a otros derechos fundamentales" (STC, 18.04.2008, Consid. Quin-
cuagésimo quinto. Rol N° 740).
215 je ocupándose del alcance del derecho a la vida ha expresado "que el Constituyente chileno
aseguró el derecho a la vida y a la integridad lisica y psíquica de la persona, pues el derecho a conservar
la vida como un todo incluye la posibilidad de exigir que ella no sea menoscabada, física o psiquicamen-
te. De esta manera se trata de dos derechos que, aunque diferentes, se relacionan v complementan de
manera inescindible" (Id.. Consid. Quincuagésimo sexto).
216
Supóngase, por ejemplo, un acto que importa una alteración al componente visual del entorno,
evento en el cual, naturalmente, no hay atentado a la salud de persona alguna: véase el caso de un acto
que representara la disminución de la población de la especie Sapito de Danvin. y estaremos ciertos que
no hay agravio en el derecho a ia v ida humana (salvo la del desgraciado batracio): supóngase la situa-
ción de un homicidio calificado y adviértase que el ambiente sigue su curso, en términos de calidad y
cantidad; asúmase que a alguien se le deniega su afiliación a un instituto de previsión social v verifiqúe-
se ta inexistencia de alteración ambiental. Como se ve. hay aqui invoclucradas también cuestiones es-
tructurales que rodean a todos estos derechos, desde el punto de vista de su construcción constitucional.
RODRIGO GI'/M-YN ROSEN
-r Fundamentos de Derecho..., cit., p. 76. Sin embargo, cierta jurisprudencia ha señalado que "la
garantía del articulo 19 N° 8 de la Constitución configura, de alguna manera, una ampliación al derecho
a la v ida y a la integridad física y psíquica y al derecho de la protección de la salud.. " (Aguas Chacabnco
Sociedad Anónima con Dirección General de.iguas. Recurso de reclamación. SCAS, 26.07.2004, Consid
5° Confirmada por SCS de techa 31.10.2005). Lo propio ha ocurrido en sede de protección, expresán-
dose que "la garantía en examen constituye un derecho fundamental que tiene estrecha vinculación con
otros derechos garantizados por la Constitución como son el derecho a la vida, la integridad siquica y
tísica, la salud y la propiedad" (Sarniento, l 'ictory otws con Aridos Rio Maipú, Sentencia Ilustre Corte
de Apelaciones de Valparaíso -en adelante. SCAVAL- de 22.05.2006. Consid. 5°). En una línea similar,
se han acogido acciones de protección con base exclusiva en el derecho a la vida v a la integridad fisica
y psíquica, derivado de la presencia de hedores y de gases (Grupo de personas domiciliadas en Caiarna
con Empresa de Servicios Sanitarios de Antofagasta Sentencia Dustre Corte de Apelaciones de
Antofagasta -en adelante. SCANT-. de 05.09.2007. Consid. Sexto; y Burgos Díaz, Juan Pablo con
Empresa ESSBIO S.A.. Sentencia Ilustre Corte de Apelaciones de Rancagua -en adelante. SCAR-, de
14 06 2007. Consid. Sexto, respectivamente).
218
Bien lo expresa B O R D A L I S A L A M A N C A , al señalar que ' si el medio ambiente contaminado es sólo
otro medio por el cual se puede afectar esa vida o integridad física o psíquica, se está confundiendo, al
consagrarlo como derecho fundamental, el derecho con los supuestos de una agresión. Asi. entonces, la
afectación del medio ambiente sólo vendría a ser una nueva modalidad fáctica -propia del desarrollo
industrial y de las pautas de consumo actualmente existentes- de daños a la vida o a la integridad física
o psíquica de la persona" ("El derecho fundamental a . cit.. pp. 12-13)
L A R E C U LACIÓN C O N S T I T U C I O N A L DEL A M B I E N T E F.\ C H I L E 67
219
Tü derecho fundamental a ...", cit.. pp. 13-16.
B E R M U D E Z S O T O , en la misma línea, plantea que con relación a la vida, el artículo 1 9 N° 8 CP "le
2 2 0
da la particularidad de que sea una vida o existencia humana con unas condiciones v cualidades que sólo
pueden obtenerse si ésta se desarrolla o se pone en movimiento en un medio ambiente libre de contami-
nación". de forma tal que la especificidad del derecho en cuestión es que consiste "en que el ser humano
pueda desarrollarse, a desplegar sus potencialidades, en un entorno con unas determinadas cualidades"
(Fundamentos de Derecho . . cit.. p. 78). Evidentemente, seguirá quedando un manto de duda acerca de
qué es aquello que es digno para el ser humano o cuáles son aquellas cualidades necesarias para que
aquello se verifique al menos en potencia Para ello me remito a lo ya expuesto acerca del alcance de
"libre de contaminación ", en supra. II. C). 4.
221
Fundamentos de Detvcho.... cit.. pp. 81-83
RODRIGO GUZMAN ROSI:N
El más claro reflejo de lo que se viene anotando, es la evidencia que acusa la experiencia
derivada de la aplicación del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, donde muchas veces la
ciudadanía potencialmente afectada, por diversas razones, se mueve a nivel de la intuición y del escep-
ticismo consecuente, en tanto que la Administración vuelca su enfoque en la ponderación de estudios
científicos asociados a un determinado prov ecto o actividad, todo lo cual incide finalmente en la legiti-
midad social de las decisiones ambientales en ese contexto, alcanzando incluso al ámbito de otros ins-
trumentos. como es el de la regulación ambiental, como se verá más adelante.
L A R E C U LACIÓN C O N S T I T U C I O N A L DEL A M B I E N T E F . \ C H I L E 69
Fijadas así las cosas, hay aquí un relev ante jurídico autónomo que se protege, y
que ya no es la vida, ni la salud, ni la propiedad, ni la libre empresa. Lo que se
resguarda es el ambiente, no cualquiera, sino, como se indicó, uno adecuado en tér-
minos de impactos ambientales, contaminación o daño ambiental. Mediante la pro-
tección del ambiente se resguarda el derecho correlativo al que se refiere, con
prescindencia de si también ocurre lo mismo con otros relevantes jurídicos. Lo pri-
mariamente protegido es. pues, el entorno como tal. ya que si éste no se encuentra en
condiciones idóneas -libre de contaminación, según la tenninología constitucional-,
afectará invariablemente el derecho reconocido en el artículo 19 N° 8 CP. Como
señalara ya. si se afecta la vida, la salud, la propiedad o el libre emprendimiento. ello
no conducirá a una afectación del ambiente ni. por lo mismo, al derecho que se viene
examinando 223 .
La CP ofrece algunos argumentos de texto que acuden a confirmar que. en dicho
estatuto, además de resguardarse el ambiente como derecho, también se hace en sí
mismo. El artículo 19 N° 8.2 CP. según se tendrá oportunidad de analizar más adelan-
te. le otorga la posibilidad al legislador de imponer restricciones específicas al ejerci-
cio de determinados derechos y libertades, con el fin de proteger el medio ambiente.
A su v ez. el artículo 19 N° 24 CP señala que también la lev puede fijar limitaciones y
obligaciones al dominio, derivadas de la función social, la que comprende, según la
constitución, la conservación del patrimonio ambiental. Por el tenor de sus expresio-
nes normativas, la CP se está ocupando del ambiente como tal. no desde la perspecti-
va del derecho a vivir en un medio adecuado, sino tomándolo como punto de partida,
en sí mismo22"'.
~3 Desde luego, lo dicho no excluye otro tipo de análisis a partir de lo que dispone la LBGMA.
Desde las definiciones que brinda de nonna primaria y secundaria de calidad ambiental, podría sostener-
se que aquellas tienen que ver con el derecho a vivir en un ambiente adecuado -por cuanto hacen
referencia al riesgo sobre la vida o salud de la población-, y que las secundarias se vinculan con el
ambiente como tal, puesto que regulan riesgos probables sobre la protección o la conservación del
medio ambiente, o la preservación de la naturaleza.
- ;J La consecuencia que de esto se deriva es clara y profunda. Como argumentaré en la sección
pertinente, significa que el ejercicio de las libertades iusfundamentales deben desplegarse en función del
ambiente dentro del cual se desarrollan, lo cual va mucho más allá del derecho de propiedad
70 RODRIGO G I / M \ N ROSES
que lo amparan, se está en la dirección de proteger el referido derecho. Es. asi. una
relación de clara conmutatividad. De la forma expuesta, es dable sostener que el
ambiente se encuentra protegido doblemente, como derecho y en tanto tal. y esto
último en la perspectiva de reclamar cuando se le afecta, y en la de exigir -por algún
medio- que el Estado cumpla los deberes que en esta materia tiene a su cargo satisfa-
cer. Sin embargo. vale el esfuerzo preguntarse sobre lo que significa que el ambiente
sea algo jurídicamente relevante.
Para GONZÁLEZ MÁRQUEZ, su consideración como tal exige que se den tres presu-
puestos fundamentales, a saber: que se reconozca el derecho al ambiente adecuado:
que se establezcan mecanismos idóneos tendientes a prevenir y reparar los daños al
entorno: y. finalmente, que se resuelva, jurídicamente, el problema de su titulari-
dad" 5 .
JORDANO FRAGA estima que la cualificación del ambiente como algo jurídicamen-
te trascendente, importa la existencia de un conjunto de disposiciones normativas
que tiendan a la protección del mismo- 6 . Bajo la perspectiva señalada, tomando úni-
camente la CP como referente, la mayor parte de estos aspectos se encuentra resuelto.
En efecto, el articulo 19 N° 8 CP reconoce el derecho al ambiente y. en paralelo, el
ordenamiento jurídico contiene no pocas normas que se ocupan de sus componentes,
de forma que el primer requisito está plenamente satisfecho. Seguidamente, el estatu-
to constitucional contempla la acción de protección, que tiene un calibre tanto pre-
ventivo como reparador de atropellos en contra del ambiente; en el mismo sentido,
establece dos deberes al Estado sobre la materia, y dos posibilidades para que el
legislador, concretamente, busque la protección del ambiente, todo lo cual tiene una
dimensión primordialmente preventiva 22 . Lo dicho hasta aquí cumple con el supues-
to propuesto por JORDANO FRAGA, en el sentido que efectivamente existe un conjunto
de pautas constitucionales y de rango jurídico inferior que tienden a la protección del
medio 228 .
considerar que en el ambiente hay que distinguir los elementos de base, de la función que ellos desem-
peñan. la cual no está radicada en patrimonio alguno. Y estas funciones o interacciones son las que en
definitiva configuran el medio ambiente como bien jurídico autónomo (íd., pp. 2 4 - 2 6 ) . No estoy de
acuerdo con el enfoque dominical del punto, en los términos ya expuestos. El punto de la titularidad no
se resuelve ni con la institución del dominio, ni menos con la consideración del ambiente o sus funcio-
nes como bienes colectivos, pues en este último aspecto se vuelve sobre esa misma idea patrimonial de
corte tradicional del cual urge desprenderse.
230
íd., pp. 56-57. En nuestro caso, la CP resuelve esto último por dos vías que ya se han menciona-
do más atrás. Por una parte, permitiendo que el legislador imponga restricciones y limitaciones en el
ejercicio de detenninados derechos y libertades, en aras de la protección del medio ambiente (artículo 19
N° 8.2), y. por otra, facultándolo también para que ahora, específicamente, sobre el derecho de propie-
dad. establezca limitaciones y obligaciones para conservar el patrimonio ambiental (artículo 19 Np 24.2).
251
Lo implícito siempre requiere de una fuente explícita que tenga relación directa con aquello que
de ella se infiere. No es éste el caso.
232
Un asunto diferente es abordar la posición específica en que se pueden encontrar desde el punto
de vista del dominio los distintos componentes ambientales, lo cual lleva, a su vez, a plantear posturas
RODRIGO CU ZMASÍ ROSEN
1. El derecho subjetivo
No es un enigma para nadie que una de las materias que ha causado mayor con-
troversia en la disciplina jurídica, es la concerniente al derecho subjetivo. Con res-
pecto a él se han concebido diversas teorías que pretenden explicar lo que es su
naturaleza y fundamento 233 , como también revisar críticamente la noción, llegando
hasta cuestionar incluso su existencia23'1. Este litigio teórico alcanza también a los
orígenes del mismo235. Como se ve. el derecho subjetivo es una institución en comba-
te permanente.
Siguiendo a GLTIÉRJREZ DE CABIEDES. sobre la base de las diferentes teorías que se
han construido sobre el concepto, hay dos elementos fundamentales en su elabora-
ción y que se expresan en una faz interna y una externa, a los que se une la siempre
necesaria síntesis. En lo interno va el contenido, expresado como una facultad de
hacer, mientras que el externo se manifiesta en el poder de exigir la intangibilidad de
aquella facultad 236 . La síntesis de la idea a partir de ambos elementos seria entonces,
en palabras de CASTÁX TOBEÑAS. considerar que el derecho subjetivo es "la facultad
p. 109).
234
A juicio de M O N T O R O B A L L E S T E R O S , son tres las fundamentales doctrinas que niegan la existencia
del derecho subjetivo, representadas por el positivismo sociológico -que. a su vez, presenta corrientes
diversas que se encuentran en Duguit. en el realismo jurídico Americano y en el realismo jurídico Escan-
dinavo-: el neohegelismo y nacionalsocialismo y, finalmente, el iusnaturalismo neotomista, encabezado
por Lachance y Villey. (Op. cit.. pp. 24-33).
235
Así, M O N T O R O B A L L E S T E R O S cree que con ocasión de los complejos procesos de diversa índole
que se experimentaron durante el Renacimiento, se fue preparando lentamente el campo para que surgie-
ra lo que hoy conocemos como derecho subjetivo, generándose lo que él denomina como la subjetivización
del pensamiento jurídico, y dentro de cuyo contexto se comenzó a entender la libertad como un valor
absoluto, sin restricción alguna. Y añade, citando a Lachance: "El vicio del liberalismo (...) consistió en
el trastrueque del orden de los valores. En lugar de considerar las manifestaciones de la libertad como
materia que ha)' que regular (...) convirtió a la misma libertad en la última y suprema regla. Y, como
consecuencia, despojó a la razón de su supremacía práctica. No vio que el acto humano, cuando escapa
a su gobierno, carece de integridad. Estos dos errores provocaron un tercero, consistente en mirar al
poder del hombre como la expresión de su derecho". De esta forma, y acudiendo nuevamente a Lachance,
el autor expresa que con el liberalismo "el deslizamiento de lo objetivo hacia lo subjetivo llegó a ser
general. Y, particularmente, el derecho empezó a confundirse con las prerrogativas de la persona, con el
poder -que emana de su calidad de ser libre- de explotarlas y de ordenar su respeto. Y ese poder es a lo
que se ha llamado derecho subjetivo"(Op. cit.. p. 21). Todo esto, unido al nominalismo, el voluntarismo
y el subjetivismo "constituyen, nos dice Villey. los supuestos filosóficos que van a permitir, a Guillermo
de Occam. la primera formulación clara y completa de la idea de derecho subjetivo" (íd., p. 32). Para
D Í A Z C R U Z , en cambio, es un concepto que nace cuando el individuo logra su consagración política, a
Aunque se trata de una idea cuyo origen es atribuido a GERBER. una de las
formulaciones más precisas acerca del derecho subjetivo público es identificable con
la obra de JELLIXEK. Para construir el concepto, el autor estableció ciertas diferencias
entre el derecho subjetivo privado, y el subjetivo público, utilizando para ello las
nociones de licitud y de poder 238 . Para el tratadista alemán, en el derecho subjetivo
privado se dan tres elementos que vienen a configurar de paso la licitud, y que son la
pretensión jurídica, la disponibilidad de ésta, y la enajenabilidad del derecho mismo.
Esto quiere decir que el derecho subjetivo, en este plano, es perfectamente suscepti-
ble de separarse del indiv iduo en quien recae su titularidad 239 . Esta licitud vendría a
ser consecuencia de una libertad natural y constituiría un tipo de relación que sólo se
daría entre individuos, con exclusión del Estado 240 .
En el derecho subjetivo público, en cambio, se dan únicamente situaciones de
poder 241 . En su v irtud, un individuo puede ejercitar una coacción determinada, ejer-
23
~ ¡ti., p. 4 8 . Explicando su composición, C A S T A N T O B E Ñ A S señala entonces que son fundamentales
los elementos de: voluntad apta (como sustrato del derecho subjetivo): facultad o poder jurídico, que
representa el elemento sustancial o de contenido del derecho subjetivo (que incluye los aspectos relati-
vos al obrar válidamente -como elemento interno del derecho subjetivo- y a la facultad de exigir de
otros el comportamiento debido, como elemento extemo del derecho subjetivo.): ordenamiento jurídico
(como tuente de las posibilidades de la voluntad, siendo el elemento normativo del derecho subjetivo):
interés (lo que se trata de proteger, y es el elemento teleológico del derecho subjetivo); y los diferentes
medios coactivos o de defensa, siendo el principal el de la acción, como elemento instrumental del
derecho subjetivo (Op. cit.. pp 110-111).
238
Respectivamente, diitfen o liceiv (licitud): y kónnen o posse (poder). GARRIDO FALLA, Sueva
Enciclopedia Jurídica, vol. DI, Francisco Seix Editor. Barcelona. 1955, p. 72.
239
Ibid.
240
G A Y A R A C A R A . Derechos fundamentales y desarrollo legislativo de la garantía del contenido
esencial de los derechos fundamentales en la Ley Fundamental de Bonn, Centro de Estudios Constitu-
cionales. Madrid. 1994. p. 45.
241
Ibid.
LA R E C U LACIÓN CONSTITUCIONAL DEL A M B I E N T E F.\ C H I L E 75
cicndo una pretensión en contra del poder estatal 242 . Por consiguiente, en el ámbito
del poder se darían exclusivamente relaciones entre el individuo y el Estado 241 , y su
origen vendría dado no como consecuencia de una libertad natural sino de un acto
jurídico emanado de este último244. Dado esto, se trataría de una relación de la que no
puede disponer el individuo245.
Planteado de otro modo, los elementos diferenciadores entre uno y otro -subjeti-
vo priv ado y subjetiv o público- deriv arían tanto de la naturaleza de la relación a que
dan lugar, como a partir de su origen. De este modo, en los derechos subjetiv os públi-
cos el tipo de v ínculo se engendraría únicamente entre los particulares y el Estado, y
su fuente se encontraría artificialmente entregada por actos jurídicos creados por
aquél, incluyendo la lev.
Ahora bien, las pretensiones jurídicas que tiene el individuo frente al Estado, son
consecuencia de posiciones o circunstancias del primero, también jurídicas, que
JELLIXEK denominó status246, Y que son definidas por el propio ordenamiento24^. La
importancia de tales posiciones es que de ellas nacen los tipos específicos de relación
que tendrá el particular con el Estado248.
BÜULER ofrece otra perspectiva, esta vez explorando una diferencia desde el pun-
to de vista material. Para éste, derecho subjetivo público es "la posición jurídica del
subdito que le permite basar una pretensión frente a la Administración en razón de un
negocio jurídico o una proposición jurídica coactiva dictada para la protección de un
242
GARRIDO FALLA, op. cit., p p . 72-73.
243
G A Y A R A C A R A . op. cit., p . 4 5 y G A R R I D O F A L L A , p . 73.
244
G A V A R A C A R A , op. cit., p. 4 5 . El autor agrega que cuando se dice que el derecho subjetivo público
encuentra fundamento no en una libertad natural, significa que a esa libertad se le agrega algo por el
Estado que in natura no poseía, lo que equivale a decir que se está, objetivamente, ante una concesión
y. subjetivamente, ante un poder (Ibid.). Así. lo que artificialmente se añade es el efecto jurídico necesa-
rio para proteger esa libertad (Id., p. 46). En otras palabras, en virtud de una nonna se le otorga o
concede un efecto jurídico a la voluntad individual.
245
G A R R I D O F A L L A , op. cit.. p . 73.
246
G A R R I D O F A L L A , op. cit., p. 7 4 . Este status importa, al mismo tiempo, una relación entre el
mdi viduo y el Estado, que califica al primero y lo coloca en una determinada situación ( A L E X Y , Teoría de
los deivchos fundamentales. Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2 0 0 2 , p. 2 4 8 ) .
24
~ Tales status estarían agrupados en cuatro categorías: a) pasivo o subiectionis. como consecuen-
cia de la sumisión del individuo al Estado: b) activo o activae civitatis, que permiten al sujeto ejercer
derechos políticos en sentido estricto; c) negativo o libertatis, en el cual opera libremente el sujeto: y d)
positivo o civitatis. que implica prestaciones estatales para los individuos ( G A R R I D O F A L L A , op. cit., p.
7 4 ) . Sobre el contenido y críticas a esta clasificación, vid. A L E X Y . op. cit., pp. 2 4 7 - 2 6 6 .
248
En el de subiectionis se contienen prestaciones del individuo para con el Estado. En el libertatis
se fundamentan las libertades del individuo en o dentro del Estado. En el civitatis. a su vez. se generan
las prestaciones del Estado frente al individuo. Al fin, en el caso del activiae civitatis se fundan las
actuaciones de determinadas personas a cuenta y nombre del Estado (Ibid.).
RODRIGO G I / M W ROSEN
Ínteres individual" 2 w De ello. GAVARA CARA extrae tres elementos que caracterizan al
derecho subjetivo público en la tesis bühleriana: proposición jurídica coactiv a, poder
juridico y norma de protección. La primera significa la necesaria existencia de una
norma que lo reconozca: la segunda consiste en una pretensión exigible de aquello
fijado en la norma, frente al Estado. La norma de protección, al fin. se refiere al
contenido mismo de la regla que refleja la proposición jurídica y que en virtud del
poder puede hacerse exigible250. Por lo tanto, en la perspectiva de BÜHLER las diferen-
cias entre el derecho público subjetivo y el derecho subjetivo privado son de tipo
material, ya que surgen del tipo de proposiciones jurídicas que uno y otro conside-
ran 2 ' 1 . Y. en consecuencia, en el derecho público subjetivo el origen del mismo se
encuentra en lo que establece el ordenamiento jurídico objetivo, en tanto se otorgue a
un ciudadano la posibilidad de detentar una pretensión exigible frente al Estado.
249
G A V A R A C A R A . , op. cit.. p . 46.
250
Ibid
251
íd.. pp. 46-47.
252
Op cu., p. 7?
253
Ibid. En nuestro pais. BERTELSEN R E P E T T O ha expresado que en los derechos subjetivos públicos
hay siempre un titular del mismo, y su contenido sustancial radica en constituir una facultad, o un haz
de facultades, de hacer o de disfrutar de algo con libertad, exenta de interferencias o perturbaciones".
Como correlato de ella existiría una obligación negativa de no lesionar esa facultad, radicada tanto en las
personas como en las autoridades ("El recurso de protección y el derecho a vivir en un medio ambiente
libre de contaminación Examen de quince años de jurisprudencia ". RCHDVC. vol. 25. N" 1. p. 140).
No comparto esta conceptuaiización. pues, como puede verse, no hay nada que la distinga del derecho
subjetivo privado.
L A R E C U LACIÓN C O N S T I T U C I O N A L DEL A M B I E N T E F . \ C H I L E 77
plc : 5 '. A la luz de lo visto, tres serían los elementos caracterizadores del derecho
subjetivo público: a) existe en los individuos en tanto o en virtud de su calidad de
integrantes del Estado; b) tiene su origen en el ordenamiento jurídico: y c) importa
una relación jurídica entre el Estado y el particular. En ese campo conceptual, el
derecho subjetivo público es. ante todo, posición ante el Estado a fin de que éste
actúe en su favor, u omita su conculcación, sin perjuicio de la facultad del titular del
mismo tendiente a solicitar y obtener su recaudo judicial-"".
La consideración de este derecho como subjetivo público no es incompatible con
su exigibilidad frente a terceros distintos del Estado. Aun cuando constituye una
relación distintiva entre el Estado y los particulares titulares y participes del vinculo,
los restantes individuos - que también son acreedores del nexo-, son deudores de esa
posición, en tanto unos podrán, a través de la posibilidad de tutela ofrecida por el
Estado, requerir el respeto de parte de los otros-136.
En mi particular visión, en Chile el artículo 19 N° 8 CP contempla un derecho que
se ejerce y se hace exigible bien frente al Estado -en tanto potencial sujeto que emba-
raza su ejercicio, como, además, entidad que ofrece por medio de sus instituciones la
correspondiente tutela judicial-, bien ante los demás particulares. El derecho al am-
biente se ejerce con respecto a todos, particulares y órganos públicos a través de los
cuales se fragmenta la Administración 25 ". El derecho a vivir en un medio adecuado
tendría entonces el carácter de subjetivo público tanto en relación al respeto que los
particulares se deben recíprocamente en orden a no perjudicar el ejercicio legítimo
de aquél -en cuyo caso el Estado pone a disposición de los individuos los respectivos
-5'' En un sentido similar, vid. F O R S T H O F F , citado por Jordano Fraga, "El derecho a disfrutar de un
medio ambiente adecuado"", en Suplemento Humana Itira de Derechos Humanos N" 6, 1996, Universi-
dad de Navarra. Pamplona, España, p. 131.
;FS
JORDANO FRAGA, "El derecho a disfrutar...", cil.. p. 131.
256
Eslo se ve muy claro, como se tendrá ocasión de analizar, con la acción de protección, mecanis-
mo que refleja que se trata de un derecho unponible también a los demás individuos, y no sólo al Estado.
No obstante, L O P E R E N A R O T A distingue entre el derecho al ambiente y el derecho a la protección del
medio ambiente, que si bien podría ser plenamente aplicable al caso chileno en el plano del presente
análisis, cuenta con unos matices que es necesario destacar. En palabras del autor, "el derecho al medio
ambiente adecuado no se ejerce frente al Estado. El derecho a la protección del medio ambiente adecua-
do sí se ejerce frente al Estado. Son dos derechos de naturaleza diferente, que, al menos en el plano de
la teoría jurídica, conviene tenerlos debidamente diferenciados'" ("Los derechos humanos al..., cit., p.
184). Para el autor español, se trataría de un derecho subjetivo puro y simple "cuando nos hallamos ante
una relación jurídica entre particulares, uno de los cuales ha peijudicado ilegítimamente el medio am-
biente y, por consecuencia, al otro que reclama su restauración y la indemnización que proceda" (El
deivcho al medio ambiente adecuado, Civitas, 1996, p. 59). El punto se complicaría "ante una omisión
o una actuación ilegitima de la Administración en relación con la legislación ambiental" (Ibid.). Por el
diseño constitucional existente en nuestro país, esta complicación no se produce, sin embargo. Lo ante-
rior. por las razones vertidas en esta misma sección.
resortes jurisdiccionales, o incluso administrativo-. como en lo que tiene que ver con
la obligación del Estado de que los organos que lo integran no embaracen dicho
ejercicio- 58 .
/. Aspectos generales
258
Lo que se ve confirmado por lo que dispone el artículo 5o CP, que le obliga a ejercer sus atribu-
ciones v funciones con pleno respeto de los derechos y garantías constitucionales. El TC, por su parte,
ha señalado "que de la dignidad, valor que singulariza a toda persona humana, se deriva un cúmulo de
atributos, con los que nace y que consena durante toda su vida. Entre tales atributos se hallan los
derechos públicos subjetivos o facultades que el ordenamiento jurídico le asegura con carácter de
inalienables, impivscriptibles e inviolables en todo momento, lugar y circunstancia. De esos atributos
se nombran aquí, por su vinculo directo con la causa a ser decidida, el derecho a la vida, a la integridad
física v psíquica, a la protección de la salud y a la seguridad social, cuyo ejercicio legítimo la Constitu-
ción exige respetar siempre, incluyendo la esencia inafectable de lo garantizado en ellos" (STC.
08.09 2009. Consid. Decimoséptimo. Rol N" 1287. Destacado añadido).
259
GUTIÉRREZ DE CABIEDES, op. cit.. p. 6 6 .
260
Como anota GUTIERREZ DE CABIEDES: "El Derecho, como instrumento de ordenación de las rela-
ciones sociales, debe adaptarse a esa nueva realidad y asumir una configuración y cometidos nuevos'
(Op. cit.. p. 67).
261
Ibid.
CAPPELLETTI. "Víndicating the public interest trough the Courts: A comparati vist's contribution'".
:É:
Access toJustice. Enierging Issues and Perspectives. vol. m. Cappelletti y Garth Editores. Sijthoffand
Noordhotl'-Alphenaan Den Rijn Dott. A. Giutl're Editore. Milán. 1979. p. 520.
LA R E C U LACIÓN CONSTITUCIONAL DEL A M B I E N T E F.\ C H I L E 79
269
Íd.. p. 80. Mas adelante, añade: "El interés supraindividual es una situación jurídica en que una
comunidad de sujetos se encuentran -en idéntica posición- respecto a un bien del que todos ellos disfru-
tan simultánea v conjuntamente, de forma concurrente y no exclusiva, y que se ven afectados de forma
unitaria por un determinado acto que a todos perjudica. Es un interés que es de todos y de cada uno de
ellos, en la misma medida y por el hecho de ser miembros del grupo genéricamente afectado" (Id.,
pp. 110-111).
íd.. p. 78. Por ello, el autor estima que estos son unos "intereses que originariamente son perso-
nales. pero que. por ser compartidos, comunes, no exclusivos, adquieren una relevancia superior, desde
el punto de vista de su desenvolvimiento, siendo normalmente asumidos por personas u organizaciones
sociales que los hacen valer" (Íd.. p. 88). Son. entonces, unos intereses "que son personales en su
nacimiento, pero sociales en su desarrollo" (Ibid).
2
"' Íd.. p 91.
— íd.. p. 93.
2-3
Íd.. pp. 93-94
L A R E C U LACIÓN CONSTITUCIONAL DEL A M B I E N T E F . \ C H I L E 81
:74
id.. p. 97.
2
G I D I . Las acciones colectivas y la tutela de los derechos difusos, colectivos e individuales en
5
Brasil. L ii modelo para países de Derecho Civil. Universidad Nacional Autónoma de México. México.
2004. pp. 58-59. GUTIÉRREZ DE C A B I E D E S añade que los intereses colectivos y ditusos "no tienen entre sí
diferencias esenciales u ontológicas; hacen referencia a un mismo fenómeno jurídico, a un mismo tipo
de situaciones jurídicas, situaciones que tienen una misma naturaleza y estructura, y que comportan
similares problemas jurídicos y procesales" (Op. cit., p. 109).
: 6
~ Una excelente explicación de cada enfoque la brinda GUTIERREZ DE C A B I E D E S , op. cit., pp. 1 0 1 - 1 0 8 .
R
B A C H M A I E R W I N T E R . "La tutela de los derechos e intereses colectivos de consumidores v usua-
rios en el proceso civil español", en Las acciones para la tutela de los intereses colectivos v de grupo.
.losé Ovalle Favela. coordinador. Universidad Nacional Autónoma de México. México. 2 0 0 4 , p. 7 ; G I D I
(üp. cit.. p. 5 8 ) : y B O R D A L I S A L A M A N C A . Tutela Jurisdiccional del . , cit.. p. 6 5 .
RODRIGO G I Y M W ROSEN
:
~ 8 B A C H M A I E R \ V Í N T E R , op. cit.. p . 7.
R
° B A C H M A I E R W ÍNTER. Ibid: GIDI. op. cit., p. 59.
280
Op. cit., pp. 1 0 9 - 1 1 0 . Por su parte. B O R D A L Í S A L A M A N C A agrega que en los intereses colectivos
"existe una organización, expresión de la estructura tendencialmente unitaria'' y "que asegura unidad del
tratamiento de los intereses correlativos y uniformidad de efectos en el aseguramiento jurisdiccional"
(Tutela Jurisdiccional del..., cit. pp. 6 3 - 6 4 ) .
281
J O R D Á N o F R A G A . La protección del derecho..., cit., p. 4 8 7 . En contra, M A R T I N M A T E O , Tratado de
Derecho .... cit.. p. 1 4 7 . Si se siguiera el modelo propuesto por G A Y A R A CARA, quien distingue entre el
sentido prescriptivo y el sentido cualificatorio de los enunciados jurídicos de los derechos fundamenta-
les. podríamos decir que el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación contiene un
enunciado jurídico del último carácter, aunque no es del todo claro, pues, como anota el autor, "los
principales problemas de los derechos fundamentales giran en tomo a las indeterminaciones semánticas
y de los supuestos de hecho de los derechos fundamentales, es decir, la determinación del contenido
semántico y de los supuestos de hecho que. en definitiva, fijarán la existencia de una infracción del
sentido prescriptivo o de un enunciado jurídico contrario al sentido cualificatorio del derecho funda-
mental" (Op. cit.. p. 74). Sobre los modelos que se han propuesto para explicar la naturaleza y funda-
mento de los derechos fundamentales, véase del mismo autor, op. cit.. pp- 7 5 - 1 1 6 . Para A L E X Y , lo
-fundamental" de una nonna desde el punto de vista formal " resulta de su posición en la cúspide de la
LA R E C U LACIÓN CONSTITUCIONAL DEL A M B I E N T E F.\ CHILE 83
sólo eso. sino uno de aquellos derechos de los que se dice son de torcera generación,
normalmente vinculados con los que en su esencia conciertan la idea de solidaridad.
Son. pues, en términos cronológicos, unos derechos que han sucedido a los de prime-
ra y segunda generación, es decir, los relativos a la libertad y la igualdad, respectiva-
mente.
Básicamente, los derechos de tercera generación "reflejan una cierta concepción
de la vida en comunidad y sólo pueden adquirir existencia a través de los esfuerzos
conjuntos de todos los componentes de la sociedad, esto es. los indiv iduos, el Estado,
las entidades públicas y priv adas y la comunidad internacional"282. Como anota BOYLE.
este tipo de derechos perfilan generalmente situaciones colectiv as, en las que el Esta-
do tiene un importante rol que cumplir283.
Se ha señalado, por otra parte, que entre los derechos de primera, segunda y
tercera generación hay relaciones, y que por lo tanto no deben verse de modo fraccio-
283
"The role of intemational human rtghts lavv in the protection of the environment". Human ríghts
appmaches lo envimnmental protection, Clarendon Press, Oxford. 1996, p. 46. Y por lo tanto "el con-
tenido entonces de los derechos de solidaridad es más bien programático, pero la responsabilidad está en
algunos casos más difusamente extendida y puede contener un buen número de componentes de justicia
redistributiva entre los Estados" (Ibid.) Agrega que una de las diferencias que presentan con los dere-
chos civiles v políticos, es que éstos se encuentran generalmente más estrictamente protegidos y le
ofrecen a los individuos la gran oportunidad para invocar la asistencia de instituciones internacionales
en casos de supuesta violación (Id., p. 47). B A L L E S T E R O S , en orden a explicar estas diferentes generacio-
nes. explica: "Los derechos de la segunda generación explicitan las exigencias sociales de los derechos,
subrayando el derecho a condiciones sociales dignas de vida (alimento, vivienda, trabajo) sin los cuales
no son posibles los derechos de la primera generación, en contra de lo que pretende Haveck, al basarse
en una concepción de la libertad, como algo carente de presupuestos. Destacan la exigencia de los otros.
Son derechos del ser humano en sociedad (=solidaridad sincrónica). Los derechos de la tercera genera-
ción a su vez explicitan las condiciones de posibilidad de los derechos anteriores, desde el punto de vista
de la física y la biología. Subrayan el derecho a la sostenibilidad en las condiciones dignas de vida, como
consecuencia de los presupuestos ecológicos: de ahí el énfasis en la temporalidad, en las futuras genera-
ciones (=solidaridad diacrómca)". ("Ecopersonalismo y derecho al medio ambiente". Suplemento Hu-
mana ¡ura de Derechos Humanos N° 6. Universidad de Navaira. Pamplona. España, 1996, pp. 24-25).
X4 RODRIGO G I / M W ROSIS
nado, ni como unos en sustitución temporal de los otros. Como manifiesta BEU.VTK
CAPELLA. "esa nueva generación de derechos humanos no tiene porqué suponer una
ruptura con los dos anteriores sino que. más bien, tiene que resultar del desarrollo
integral de los derechos contenidos en aquellas dos. a la vista de los nuevos requeri-
mientos históricos Esta vinculación, unida a la indivisibilidad de los derechos
humanos "nos hace ver cómo las nuevas exigencias sociales (...) prenden perfecta-
mente en derechos va consolidados, como el derecho a la vida, el derecho al libre
desarrollo de la personalidad, el derecho a la salud, el derecho a la libertad e inviola-
bilidad del domicilio, etc."31".
Pero no toda la doctrina es conteste de considerar el derecho al ambiente como de
tercera generación. LOPERENA ROTA Y HERREROS EZQLXRRÉ señalan que el derecho al
ambiente no se ajusta adecuadamente a la noción de derechos de tercera genera-
ción 286 . propugnando, como salida, la existencia de dos tipos de derechos humanos, y
que estarían representados por aquellos que el Estado debe proteger y respetar y los
que éste debe promover o proveer 8 ". Bajo esa perspectiva, el derecho al ambiente
BELLVER C A P E L L A "El futuro del derecho al ambiente", en Suplemento Humana ¡tira de Detv-
:8J
ambiente adecuado, al estar asociado a los derechos de libertad, dispondría de los mecanismos de garan-
tía tanto legal como jurisdiccional reforzados que suelen acompañar a esots derechos en las constitucio-
nes de los Estados", como también en que "el derecho al medio ambiente adecuado tendría una inmediata
proyección horizontal o eficacia inter privatos (la Drittvvirkung alemana) que generaría un nivel de
intervención del Estado frente a las agresiones de los particulares a los bienes ambientales, que alcanza-
ría hasta la sanción penal" (id., pp. 2 0 2 - 2 0 3 ) . Respecto de las dificultades de este modelo, anota, prime-
ro. que "los derechos de libertad tienen en todo caso, junto a la dimensión de abstención, una dimensión
prestacional (...) [lo que hace que] la distinción propuesta entre derechos sería superflua porque el
derecho al medio ambiente adecuado ya incluiría, como parte de su contenido esencial, los aspectos
prestacionales". El otro problema surge "al tratar de definir qué es un ambiente adecuado lo que resulta
imprescindible tanto para establecer qué acciones lo alteran de manera que se pueda decir que atentan
contra ese derecho, como para fijar el nivel prestacional del Estado en la satisfacción del derecho a la
protección de un medio ambiente adecuado" (id., p. 203).
RODRIGO G U / M W ROSEN
El interés legítimo o cualificado parece ser una posición que tendrían las perso-
nas en términos tales que con motivo de la actuación del Estado no se produzca una
situación configurativa de lesión, y en que la situación jurídica atribuida al individuo
viene dada por un vinculo nacido remotamente a partir del ordenamiento jurídico del
cual fluyen obligaciones para el Estado en orden a proceder u omitir de una manera
determinada 292 . Como señala Gi TIÉRREZ DE CABIEDES. se trata de "situaciones subjeti-
vas derivadas de una conexión mediata con el ordenamiento, y de una categoría que
englobaría los denominados derechos reflejos (ocasionalmente protegidos) y los de-
rechos debilitados (condicionalmente protegidos)" y que suponen "una mera preten-
sión general de ejecución de la ley"293. En palabras de FALCON. "hoy se considera
interés legítimo el interés que tiene un sujeto a no ser lesionado por el ejercicio del
poder administrativ o"29'1.
Con el fin de levantar criterios diferenciadores de este tipo de interés con el clá-
sico derecho subjetivo, la doctrina ha propuesto criterios diversos. Así. algunos pro-
ponen que el factor clave es. en cierta forma, la dimensión temporal del ejercicio de
la posición, de modo que a diferencia del derecho subjetivo, en el caso del interés
legítimo "el sujeto no es titular actual de ningún poder, sino que. en el caso de que la
Administración no actúe conforme a Derecho, nace en él un poder de promover la
anulación del acto administrativo en cuestión ante los tribunales, por lo que se asigna
291
íd.. p. 204. Añadiendo, según ya se v io. el componente de la educación.
292
Asi. la jurisprudencia ha señalado que "tampoco podría entenderse que la demandante tiene un
interés cualificado en la anulación de que se trata, porque el interés que la acción exige debe ser legíti-
mo, personal y directo, esto es, el titular debe encontrarse frente al acto que infringe el principio de
legalidad, en una especial situación de hecho que el ordenamiento jurídico ampara y que le afecta en su
esfera personal de manera directa y determinante, lesionando un derecho como señala el artículo 38
inciso segundo de la Constitución Politica. lo que en caso alguno puede acontecer con la actora porque
como ya antes se dijo jamás participó en el proceso de licitación que ahora cuestiona, de modo que
nunca se vio afectada con los actos de la demandada" (Sociedad Visa! Limitada con Emptvsa Portuaria
de Arica. Casación en el fondo rechazada. SCS, 16.10.2008, Consid. Decimocuarto. Rol N" 1428-07).
Para G U T I E R R E Z DE C A B I E D E S , el interés legítimo "'ha de concebirse como una situación jurídica material
favorable cualificada por una facultad reaccional o impugnatoria que se otorga a su titular en caso de ser
aquélla lesionada por una actuación antijurídica" {Op. cit., p. 53).
293
Op. cit.. p. 51.
^Citado por JORDANO FRAGA . La protección del derecho... cit., p. 376. nota 912.
LA RECII I \CION CONSTITUCION AL DEL AMBIENTE EN CHILE 87
a esta figura una mera v irtualidad procesal", de modo que este interés "carece de
relevancia jurídica alguna antes del acto ilicito y se reduce, por tanto, a mera condi-
ción del surgimiento de ese poder de pedir la actuación de la norma en el interés
general de la legalidad administrativa, sin que constituya de por si objeto de tute-
la"2*5. Para otros, el deslinde se traza a partir del tipo de facultades que importa una y
otra figura, destacando en el derecho subjetivo la existencia de un poder de disposi-
ción. y en el interés legítimo, sólo uno de reacción. Como explica GUTIÉRREZ DE
CABIEDES. "para que exista un derecho subjetivo se precisa que exista a favor de una
persona una norma jurídica cuya efectividad dependa de la voluntad individual del
favorecido", de forma que la diferencia "descansa en la disposición, no en la protec-
cion .
En Chile, ha sido el profesor BORDALÍ SALAMANCA quien ha sostenido que este
derecho constituye un interés legítimo, entendiendo por tal a "una posición jurídica
sustancial e incardinada en el mundo de las normas y principios contenidos en la
Constitución...", de donde fluye que seria "toda ventaja de la persona de carácter
licita, y será licita una ventaja en la medida que esté de acuerdo con las normas y
principios consignados en el texto constitucional"297. Desarrollando el concepto, agrega
que este interés se refiere a "toda ventaja patrimonial o extrapatrimonial para la per-
sona. que sea coherente con el conjunto de las normas y principios constituciona-
les"298. Bajo dicho marco, considera que el derecho a vivir en un medio ambiente
adecuado puede ser concebido como un interés legítimo, representado "en que un
determinado bien ambiental no sea destruido o extinguido por actos imputables a
particulares o a la Administración... "299. En dicho entendido, manifiesta que es posi-
ble que exista un derecho fundamental y un interés legítimo a vivir en un ambiente
adecuado y para saber cuándo se está ante uno u otro, establece ciertos caminos
posibles, uno de los cuales tendría relación con una dimensión espacial, de modo que
existiría un derecho fundamental cuando se está ante un entorno inmediato o próxi-
mo al individuo, mientras que cuando aquél fuere remoto o mediato se asociaría al
interés legítimo300.
295
GUTIERREZ D E C.AB1EDES. Op. C Í Í p . 5 2 .
296
íd. p. 5.V
29
Tíllela Jurisdiccional del... cit., p. 51
21)8
id., p p . 51-52.
299
Íd. p. 89.
500
Íd.. p. 1-41. Para una interesante sistematización de la noción y alcance de los intereses legítimos
en la jurisprudencia del Tribunal Supremo español, vid. JORDANO FRAGA. La protección del derecho a...,
cu. pp. 440-449
corte
'SUPREMA
V
ss RODRIGO G I V N I - W RUSIA
E) TOMA DE POSICIÓN
301
Con todo, planteo nuevamente aquí la dificultad que se viera a propósito de la naturaleza jurídi-
ca del ambiente. Sin pretensión de factura jacobina alguna, vale la pena señalar que las explicaciones
que se ofrecen para uno y otro caso nacen a partir de bases e instituciones tradicionales del derecho
común, de sesgo marcadamente individualista, liberal, clásico y jibarizante. El derecho subjetivo y la
propiedad son elementos fundamentales sobre los cuales se ha pretendido tradicionalmente explicar los
fenómenos jurídicos asociados al ambiente, lo cual ha entrampado a la doctrina del ramo en litigios que
le hacen perder el centro. Se discute y controvierte sobre esquemas clásicos incompatibles con las par-
ticularidades de esta nueva disciplina, que aun cuando se vea obligada a reconocer paternidad de no
pocas figuras del conjunto normativo civil y procesal tradicional, no debe, sin embargo, verse impedida
de demandar su emancipación definitiva.
30
- Y. sobre la base de lo que dispone el articulo 19 N° 8 CP, el Estado debe además velar porque ese
derecho no sea afectado.
303
Es necesario consignar que ha sido en el ámbito del derecho de los consumidores donde se ha
desarrollado, legal (por medio de la Ley del Consumidor, en adelante. LDC) y jurisprudencíalmente con
claridad y nitidez el tema asociado a los intereses difusos y colectivos. En lo que se refiere a la ley. cabe
señalar que es el único estatuto legal vigente en nuestro país que. a través del tratamiento de las acciones
a que da lugar su incumplimiento, se acerca conceptúalmente al tema de los intereses colectivos y
ditusos. Asi. el articulo 50 dispone que las acciones son de interés colectivo aquellas "que se promueven
en defensa de derechos comunes a un conjunto determinado o determinable de consumidores, ligados
con un proveedor por un vinculo contractual " (inciso 5o). Añade que son de "interés difuso las acciones
que se promueven en defensa de un conjunto indeterminado de consumidores afectados en sus dere-
L A R E C U LACIÓN C O N S T I T U C I O N A L DEL A M B I E N T E F . \ C H I L E 89
Reconozco que se pueden avizorar ciertas dificultades para darle esta forma, pero
ellas vendrían dadas no en función del tipo ni de la radicación de los bienes que
integran finalmente la biosfera. La incoherencia podria derivar del fundamento de la
prerrogativa, inmersa en un supuesto de exclusión de relaciones jurídicas
plurisubjetivas y cuyo objeto no es otro sino el cumplimiento recíproco, equivalente
v permanente de obligaciones 304 .
Asi visto, lo de derecho subjetivo público v iene dado por la forma en que el
v ínculo anteriormente explicado puede materializarse, fundamentalmente en su ejer-
cicio v exigibilidad forzosa. Es. en este sentido, y por ponerlo de alguna manera, la
herramienta puesta a disposición de esa relación jurídica, en términos tales que ésta
pueda materialmente desarrollarse 305 .
Considerar este derecho como uno de tercera generación, con una impronta soli-
daria. impone, a lo menos, dos líneas de análisis: su eventual repercusión práctica y
su ejercicio en el contexto en que puede operar. Con respecto a lo primero, es dable
señalar que la pertenencia a un determinado escalafón generacional no le imprime a
este derecho, per se. una importancia que pueda traducirse en el plano de su puesta en
práctica. Si es de primera, segunda o tercera, no veo cómo ello puede influir en su
ejercicio, desde el punto de vista de la relación ciudadano-Estado. Desde la perspec-
tiva inversa, el de las políticas, tampoco. En cuanto a lo segundo, dificulta el entendi-
miento de este derecho como uno perteneciente a los de solidaridad, el plano contextual
en el cual puede desenvolverse. A fin de cuentas, el sistema económico imperante
muy poco tiene, precisamente, de mancomunión colectiva. Una cosa es pensar que el
adecuado ejercicio de este derecho impone una labor conjunta de la sociedad, y otra
muy diferente es que efectivamente ello ocurra. Es. en este sentido, un derecho que
se desplaza en tierras extrañas, dentro de un presente nutrido en paradojas.
Por tal razón es que aunque el derecho al ambiente sí pueda catalogarse como
uno de tercera generación, si se le coloca en la realidad donde le corresponde concre-
tarse. no encuentra facilidades para su materialización.
Es probable que esta tesis levantada originalmente en sede doctrinal tenga aho-
ra. un refuerzo derivado de un pronunciamiento emanado del Tribunal Constitucio-
3TM
MARTIN M A T E O . Tratado de Derecho..., cit., pp. 143-148.
305
OUTIERREZ DE C A B I E D E S sostiene que existe algún grado de dificultad para pensar en una coheren-
cia entre la figura del derecho subjetivo, con la de los intereses metaindividuales, y concluye que éstos
son más bien asimilables a los intereses legítimos (Op. cit.. pp. 91-98). Sin embargo, son escasas y poco
claras las explicaciones que ofrece para sostener tal supuesta incompatibilidad.
RODRIC.O G U Z M A N R O S K S
nal3"''. En su sentencia, primero el tribunal estima que el interés legitimo "es un inte-
rés posible de concretar y relevante para el derecho en la medida que la motivación
que lo explica resulta acorde con los valores y los principios de la Constitución"*1".
En seguida, considera que "una interpretación finalista, como la que tradicionalmen-
te ha propiciado esta Magistratura Constitucional, debe llevar a la conclusión de que
la pnmacia de la persona, unida al principio de serv icialidad del Estado, tal y como se
consignan en el artículo I o . inciso cuarto, de la Carta Fundamental, permite que el
ordenamiento jurídico reconozca y regule la protección de intereses individuales le-
gítimos que resulten acordes con los v alores y principios constitucionales" 3 '*. Luego,
y sobre la base de la norma citada, dictamina que:
"... tal deber abarco la protección de los intereses individuales legítimos que deben en-
tenderse comprendidos dentro de un enfoque amplio del concepto derecho'. Así. compe-
te al ordenamiento jurídico contemplar tanto los mecanismos de defensa de los derechos
propiamente tales o derechos subjetivos cuanto de los intereses legítimos cuya eficaz
protección también fm orece el libre y pleno desarrollo de la personalidad humana "309.
306
Emitido en el contexto de un requerimiento de inaplicabilídad por inconstitucionalidad respecto
del articulo 13 de la ley N® 18.575. Orgánica Constitucional de Bases Generales de la Administración
del Estado (en adelante. LOCBGAE). a propósito del derecho de acceso a la información (STC,
09.08.2007. Rol N° 634)
30
Consid. Decimonoveno.
30S
Consid. Vigésimo.
309
Consid. Vigésimo primero.
310
Básicamente el articulo 21. el cual se coloca en hipótesis de derechos e intereses individuales o
colectivos: derechos: e intereses individuales o colectivos, mas no legítimos.
351
Consid Vigésimo segundo.
L A R E C U LACIÓN C O N S T I T U C I O N A L DEL A M B I E N T E F . \ C H I L E 93
31:
Los tribunales han ido perfilando gradualmente la idea del interés legitimo como presupuesto
material de la acción, en particular en el ámbito de la nulidad de derecho público, tomando como base lo
que la LPA señala al efecto. En este sentido, se ha dicho que "el artículo 21 de la ley N° 19.880 sobre
Bases del Procedimiento Administrativo acepta que no sólo puedan reclamar de un acto administrativo
los que detentan la titularidad subjetiva de un derecho sino también quienes actúen invocando un interés
legitimo efectivo, sea éste de carácter individual o colectivo, ampliando de este modo los supuestos de
legitimación para actuar contra la Administración. El interés en el campo del derecho administrativo no
se vincula necesariamente con derechos en sentido patrimonial sino que se busca ejercer un control en
los excesos en que pueda incurrir la Administración, siendo la herramienta utilizada la acción de nulidad
de derecho público, consagrada en el artículo T de la Constitución Política de la República. Desde esta
perspectiva, entonces, el actor tiene legitimación activa para accionar". (Lelelier Aguilar, Cristian con
Ministerio de Obras Públicas. SCAS, 12.8.2009, Consid. 3° Rol N° 5422-2007). Asimismo, se ha
desarrollado una suerte de tratamiento especial para la legitimación activa en materia contencioso-admi-
nistrativa, señalándose que "la Excma. Corte Suprema ha dicho, citando a Brewer-Carias, Alian R. autor
del texto. Aspectos de la legitimación activa en los recursos contencioso-administrativos contra los
actos administrativos de efectos particulares, "que en doctrina se ha definido la legitimación activa en el
Derecho Procesal Administrativo, como una situación jurídica subjetiva derivada de la relación jurídica
que se establece entre un sujeto de derecho y la Administración Pública con ocasión de un acto adminis-
trativo, por ser dicho sujeto de derecho el destinatario del acto o por encontrarse en una particular
situación de hecho frente a la conducta de la Administración, que hace que el ordenamiento jurídico
proteja particulannente su interés en la actividad administrativa y continúa' de lo que se sigue que en el
ámbito contencioso-administrativo sólo pueden intentar la acción de nulidad los sujetos afectados por el
acto administrativo, esto es. aquellos que tuvieren un interés subjetivo o interés cualitativo (legítimo) en
su anulación, como sostiene el autor citado, coincidiendo con la mayoría de lá doctrina (señores Pedro
Pieny Urbano Marín. Jorge Reyes entre otros distinguidos administrativistas) y la reiterada doctrina de
esta Corte (28 de agosto de 2008, Rol N° 3011-2006)". (González Verga ra, Hilda con Fisco de Chile.
SCAC. 06.01.2009. Consid. 14. Rol N° 3941-2006).
En el mismo sentido, se ha indicado que la acción de nulidad de derecho público no es popular, ya
que supone la existencia de un derecho subjetivo o de un interés legítimo afectado, lesionado o vulnera-
do (f alenzuela Gordillo, José del Carmen con Fisco de Chile. SCAS, 07.09.1999, Consid. 2 R o l
4 4 RODRIGO G I / . M A S ROSE \
313
La norma reconoce que "los preceptos legales que por mandato de la Constitución regulen o
complementen las garantías que ésta establece o que las limiten en los casos en que ella lo autoriza, no
podrán afectar los derechos en su esencia, ni imponer condiciones, tributos o requisitos que impidan su
libre ejercicio". En todo caso, se hace indispensable avanzar hacia la determinación del contenido esen-
cial del derecho a vivir en un ambiente adecuado, a los efectos de solicitar su resguardo para los casos en
que una regulación o limitación lo afecte en el grado y forma señalado.
I id. infixi. Cap. IV. & m. D).
4(I RODRIGO G I I / M A N ROSEN
V I I . El. DOBLE DEBER DEL ESTADO DE VELAR PORQl'E EL DERECHO A VIVIR EN l N AMBIENTE
A D E C l A D í ) N() SI A AFECTADO Y DE TI/TELAR LA PRESERV ACION DE LA NATI RALEZA
Como forma previa al análisis de los deberes estatales en materia ambiental im-
puestos por nuestra Carta Fundamental, conviene señalar que en términos de derecho
comparado latinoamericano es un patrón común el establecimiento de disposiciones
constitucionales que abordan las obligaciones de los Estados en este rubro. Asi. en
Argentina el articulo 41 ordena que las "autoridades proveerán a la protección de este
derecho, a la utilización racional de los recursos naturales, a la preservación del pa-
trimonio natural > cultural y de la div ersidad biológica, y a la información y educa-
ción ambientales", añadiendo que le corresponde "a la Nación dictar las normas que
contengan los presupuestos mínimos de protección, y a las prov incias. las necesarias
para complementarias, sin que aquellas alteren las jurisdicciones locales": en Brasil,
el articulo 23 N° VI. fija como competencia común "de la Unión, de los Estados, del
Distrito Federal y de los Municipios de proteger el medio ambiente y combatir la
contaminación en cualquiera de sus formas": en Colombia, el articulo 79. señala que
es "deber del Estado proteger la diversidad e integridad del ambiente, conservar las
áreas de especial importancia ecológica y fomentar la educación para el logro de
estos fines": en Cuba, el artículo 27 declara que el Estado protege el medio ambien-
te y los recursos naturales del país. Reconoce su estrecha vinculación con el desarro-
llo económico v social sostenible para hacer más racional la vida humana y asegurar
la superv ivencia. el bienestar y la segundad de las generaciones actuales y futuras :
en Ecuador, el articulo 86 indica que el "Estado protegerá el derecho de la población
a vivir en un medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado, que garantice un
desarrollo sustentable. Velará para que este derecho no sea afectado y garantizará la
preservación de la naturaleza": en El Salvador, el artículo 117 da cuenta del "deber
del Estado proteger los recursos naturales, así como la diversidad e integridad del
medio ambiente, para garantizar el desarrollo sostenible". añadiendo que se "declara
de interés social la protección, conservación aprovechamiento racional, restauración
o sustitución de los recursos naturales, en los términos que establezca la lev": en
Guatemala, el artículo 64 establece como "interés nacional la conservación, protec-
ción y mejoramiento del patrimonio natural de la Nación" y que el "Estado fomenta-
rá la creación de parques nacionales, reservas y refugios naturales, los cuales son
inalienables": y el articulo 97 añade que el "Estado, las municipalidades y los habi-
tantes del territorio nacional están obligados a propiciar el desarrollo social, econó-
mico y tecnológico que prev enga la contaminación del ambiente y mantenga el
equilibrio ecológico. Se dictarán todas las normas necesarias para garantizar que la
utilización y el aprov echamiento de la fauna, de la flora, de la tierra y del agua, se
realicen racionalmente, ev itando su depredación": en Honduras, el articulo 145 "re-
conoce el derecho a la protección de la salud. Es deber de todos participar en la
promoción y preservación de la salud personal y de la comunidad. El Estado con-
LA RECU LACIÓN CONSTITUCIONAL DEL A M B I E N T E F.\ C H I L E 97
servará el medio ambiente adecuado para proteger la salud de las personas": en Nica-
ragua. el artículo 60 establece la obligación del Estado en orden a "la presen ación,
conservación y rescate del medio ambiente y de los recursos naturales": en Panamá,
el artículo 114 establece como "deber fundamental del Estado garantizar que la po-
blación viva en un ambiente sano y libre de contaminación, en donde el aire, el agua
y los alimentos satisfagan los requerimientos del desarrollo adecuado de la vida hu-
mana": en Perú, el articulo 68 indica que "El Estado está obligado a promover la
conservación de la diversidad biológica y de las áreas naturales protegidas", añadien-
do el artículo 69 que "El Estado promueve el desarrollo sostenible de la Amazonia
con una legislación adecuada"; en Venezuela el artículo 15 impone al Estado "la
responsabilidad de establecer una política integral en los espacios fronterizos terres-
tres. insulares y marítimos, preservando la integridad territorial, la soberanía, la se-
guridad. la defensa, la identidad nacional, la diversidad y el ambiente, de acuerdo con
el desarrollo cultural, económico, social y la integración. Atendiendo la naturaleza
propia de cada región fronteriza a través de asignaciones económicas especiales, una
lev- orgánica de fronteras determinará las obligaciones y objetivos de esta responsabi-
lidad". El articulo 127 agrega que "El Estado protegerá el ambiente, la diversidad
biológica, genética, los procesos ecológicos, los parques nacionales y monumentos
naturales y demás áreas de especial importancia ecológica" y que "Es una obligación
fundamental del Estado, con la activa participación de la sociedad, garantizar que la
población se desenvuelv a en un ambiente libre de contaminación, en donde el aire, el
agua, los suelos, las costas, el clima, la capa de ozono, las especies vivas, sean espe-
cialmente protegidos, de conformidad con la ley".
315
En la perspectiva de A L E X Y , y dentro de la concepción semántica de la norma que propone, se
trataría éste de un enunciado normativo de carácter deóntico, en cuanto dispone un mandato (Op. cit.,
pp. 52-541
316
Desde un punto de vista general. A L D U N A T E L I Z A N A plantea que las normas constitucionales que
lijan obligaciones o deberes al Estado tienen ' como destinatarios a todos sus órganos, vienen a condi-
cionar el ejercicio de sus competencias, de tal manera que una actuación jurídicamente correcta, de
RODRIGO GLVMAS ROM S
B) El D E B E R D E V E L A R R A R A QL"E E L D E R E C H O A VIV I R E X L \ A M B I E N T E A D E C U A D O
NO SEA AFECTADO
D) L o s ÓRGANOS OBLIGADOS
Dado que la norma alude al Estado, entiendo que esta obligación compete ser
satisfecha no sólo por la Administración 321 . sino además por la legislatura v la judica-
tura322.
3:0
No obstante, según B E R M U D E Z S O T O respecto de los elementos artificiales ello no excluye que el
Estado carezca de obligaciones a su respecto, pues "lo que ocurre es que éste encuentra su fundamento
en la primera parte del deber, es decir, en el de amparar que el derecho a vivir en un medio ambiente libre
de contaminación no sea afectado, ya que en este caso el contenido del derecho incluye tales elementos"
(Fundamentos de derecho..., cit., p. 135).
321
La cual, desde el punto de vista de los Servicios Públicos, lo hará en tanto éstos "satisfacen
necesidades públicas (artículos 3° y 28 de la LOCBGAE) de manera regular (artículos 2° y 28° de la
LOCBGAE). continua (articulo 19 N° 16 de la Constitución, artículos 3o y 28° de la LOCBGAE y
articulo 57° de la leyN° 19.880) e igualitaria (artículo 19 de la Constitución. N"s. 2 y 22) (STC. 06.10.2009.
Consid. Quincuagésimo. Rol N° 1295).
— B E R M U D E Z S O T O , expresa que el deber "es del Estado, de todo él. en materia ambiental. Este debe
3
ser entendido en relación con los órganos que lo componen, cada un dentro de la esfera de sus propias
1''''
L A REGULACIÓN C O N S T I T U C I O N A L DEL A M B I E N T E E N C H I L E
Vale la pena aqui detenerse un momento para señalar que. como ha sido expresa-
do. tanto este deber como la obligación previa de cautela sobre el derecho mismo,
constituyen un blindaje de doble cara, amparando tanto el ejercicio de la prerrogativa
fundamental, como su componente central, todo lo cual desemboca finalmente en un
diseño teóricamente robusto tendiente a la protección del ambiente. Pero eso no es
todo: si a tales obligaciones se une el reconocimiento mismo del derecho a vivir en un
ambiente adecuado, los órganos del Estado, en este plano, tienen la obligación adi-
cional. de raigambre constitucional por cierto, de proceder en conformidad con el
referido reconocimiento que hace el artículo 19 N° 8 CP. y en esa perspectiv a tienen
el deber de promover y respetar ese derecho en la lógica impuesta por el articulo 5o
del Código Político, como, también, y según reza el articulo 6o CP. de someter su
acción a la Constitución. Por consiguiente, en la puesta en práctica de las funciones
y atribuciones asignadas al poder legislativo, judicial y administrativo, todos y cada
uno de los órganos que los conforman, tienen el imperativo constitucional de conce-
bir normas, aplicarlas y ejecutarlas, respectivamente, conforme con la ruta y signifi-
cado del aseguramiento del legítimo ejercicio del derecho a vivir en un ambiente
adecuado. Tal perspectiva la ha reconocido, en términos generales, el TC. a la hora de
explicar lo que significa el reconocimiento de un derecho fundamental:
Que de ¡o anterior se colige que cuando la Carta Fundamental "asegura " determinados
derechos a las "personas ", sólo está reconociendo atributos propios de su naturaleza.
En otros términos, no es la Constitución la que ha creado esos derechos sino que, simple-
mente. se ha ¡imitado a reconocerlos, a regular su ejercicio y a garantizarlos a tra\ és de
mecanismos jurídicos adecuados para no tornar ilusoria su protección. De allí que el
propio ejercicio de! Poder Constituyente, en cuanto expresión de la soberanía de la na-
ción. reconoce como ¡imite el "respeto a los derechos esenciales que emanan de la natu-
raleza humana ", ta! v como ordena el inciso segundo del articulo 5o de la Carta
Fundamental.
Al mismo tiempo, el mandato imperativo de "asegurar " tales derechos, que se contiene
en el enunciado del artículo 19 de la Constitución, importa: a) que sólo puede asegurar-
se lo que existe previamente: b) que la condición de seguridad que el Constituyente desea
blindar a los derechos que reconoce importa hacer cesar cualquier transgresión o vulne-
ración que. más allá de ¡os propios limites previstos por la Carta, puedan experimentar
tales derechos, como también impedir la amenaza o peligro inminente que pueda afec-
tarlos: v o que deben diseñarse e implementarse lodos los mecanismos necesarios para
brindar efectiva protección tanto a la titularidad de tales derechos cnanto a su ejercicio.
En esta perspectiva debe también agregarse que. para el constitucionalismo contempo-
ráneo. los derechos fundamentales -que se aseguran a todas las personas- poseen una
doble naturaleza que justifica su rol central en ¡as Cartas Fundamentales y en los instru-
mentos internacionales de derechos humanos. Por un lado, constituyen facultades que se
reconocen a sti titular, dando lugar a su dimensión "subjetiva", mientras que, por otro,
dan unidad r sentido a todo el ordenamiento jurídico, lo que se conoce como su dimen-
sión "objetiva "3-3.
Ese es un punto que puede ser abordado desde tres perspectivas diferentes, y que
permiten tomar posición sobre si los anotados deberes constitucionales adeudados
por el Estado forman o no parte del derecho a vivir en un ambiente adecuado.
El primero de los enfoques se refiere a si tales obligaciones son o no cubiertas por
el radio de resguardo jurisdiccional que ofrece la acción de protección. En este senti-
do. para algunos autores, como EVANS DE LA CUADRA324 y SOTO KLOSS325. la CP consa-
gra un solo derecho, cual es el derecho a \ivir en un ambiente "libre de contaminación",
siendo el ambiente, su protección y resguardo, deberes puestos a cargo del Estado y
que no son ni representan derecho individual alguno. De ello concluyen que no se
puede entablar una acción de protección cuando ciertos componentes de la naturale-
za son afectados, sino sólo en tanto y en cuanto ello irrogue una conculcación del
derecho en cuestión 326 . En la misma perspectiva, BERXÍÚDEZ SOTO explicaba, antes de
la reforma constitucional del año 2005. que la acción de protección no era procedente
en estos supuestos obligacionales del Estado, ya que el derecho a un ambiente ade-
3:3
STC. 18.04.2008. Consid. Cuadragésimo séptimo. Rol N° 740. Y según el propio TC, esta
obligación de respeto al legitimo ejercicio de los derechos fundamentales alcanza, además, a los particu-
lares (STC. 26.06.2008. Consid. 34°. Rol N° 976).
3:4
"El derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación. Su real alcance", en Temas de
Derecho, vol. 8. Nc I. enero-junio 1993. Universidad Gabriela Mistral, p. 83.
3
- "El derecho fundamental a vivir en un ambiente libre de contaminación: su contenido esencial",
en GL/N° 151. 1993. p. 24.
C E A E G A Ñ A . encauzando el tema desde el punto de vista de la procedencia de la acción de
protección, apunta que "el Estado, en cuanto personificado jurídicamente en el Fisco y Sector Centrali-
zado. no es encuadrable como sujeto activo del ilícito si se pretende conminarlo para que cumpla su
deber tutelar de la naturaleza y del derecho a vivir en un medio ambiente incontaminado" (Op. cit..
p 349).
1''''
L A REGULACIÓN C O N S T I T U C I O N A L DEL A M B I E N T E E N C H I L E
cuado " sólo se encuentra protegido en contra de acciones que lo afecten y no contra
omisiones, las cuales, por regla general, son consecuencias de los incumplimientos a
los deberes de salvaguarda del derecho que se ha impuesto a los órganos del Estado"32".
Una segunda aproximación sostiene que tales obligaciones sí forman parte del
derecho a vivir en un ambiente adecuado. Así. BORDALÍ SALAMANCA plantea que se
tiene no sólo un derecho a vivir en un ambiente adecuado sino, además, un interés
legítimo colectivo en viv ir en una naturaleza preservada o no alterada (que forma
parte de uno de los deberes del Estado en esta materia). En tal caso. pues, no hay un
derecho social. Ello se fundaría en que ciertos atentados al ambiente no generan
propiamente "contaminación", sino ciertas alteraciones al bienestar de las personas 328 .
En el mismo sentido. VARGAS MIRANDA sostiene que "los habitantes de la Repú-
blica tenemos el derecho a vivir en una naturaleza prese¡-vada. debido a que. en la
concepción amplia de ambiente a la cual nos hemos suscrito -además la lev N" 19.300
también lo hace, sostenemos-, los elementos naturales serian parte del sistema global
que conforma el ambiente" 329 . Argumentando, plantea en primer lugar que gran parte
de las acciones de protección se refieren o tienen relación con componentes de la
naturaleza 330 . En segundo lugar, manifiesta que el ambiente es un sistema global, de
forma que "si en caso de alterarse componentes naturales del ambiente, como sería el
agua por ejemplo, mal podría llegarse a pensar que este deber constitucional no per-
tenece al derecho al ambiente adecuado" 331 . Como tercer elemento, añade que "la
inclusión de estos deberes constitucionales es correcta, toda vez que el Estado -con
sus tres poderes- se encuentra obligado a dar el debido cumplimiento a este deber" 332 .
Pero también indica que cuando se redactó la norma constitucional, no se tenían
muchos conocimientos científicos ni jurídicos asociados a la disciplina, y que "la
naturaleza o mejor dicho la biodiversidad es parte del medio ambiente. Simplemente,
porque la contaminación, en la medida que ella exista, necesariamente va a dañar la
naturaleza" 333 . Remata su fundamentación señalando que como consecuencia de lo
anterior "es que. en cumplimiento de este deber constitucional, el Estado -el ejecuti-
vo en este caso-, ha debido plantearse toda una serie de políticas, nonnas y progra-
mas para la preservación de la naturaleza" .
327
"Roles del Consejo de Defensa del Estado en la protección del medio a m b i e n t e . . c i t . , p. 245.
328
Tutela jurisdiccional del..., cit.. pp. 133-134. Sobre el particular, vid. sttpra, & IV, D.
329
Instituciones de derecho ambiental. Recurso de protección ambienta!, Edit. Metropolitana,
2007, p. 285.
"u Ibid.
331
Ibid.
332
íd.. p. 286.
333
Ibid.
334
Íd.. p. 287 Reitera el punto en pp. 375-376.
I2F»
RODRIGO G L Y M A N ROSIN
En una torcera perspectiva, se señala que las antedichas cargas estatales o bien
son principios, o prerrogativas, pero de entidad diversa. En el primer sentido. BIRMÜDEZ
SOTO ha señalado que "este deber impuesto al Estado, que es manifestación del deber
general de servicialidad a la persona con el fin de promover el bien común contenido
en el articulo 1" inc 4° CPR. no se traduce en un derecho constitucional para el
ciudadano, su naturaleza jurídica es distinta, se trata más bien de un principio que
debe orientar la acción estatal, y que. eventualmente. podrá ser exigiblc ante la juris-
dicción ordinaria, pero no goza de la vía priv ilegiada del recurso de protección" 11 '.
Por su parte, si los anotados deberes reflejan alguna especie diferente de prerrogativa
fundamental con una cualidad especial. BERTELSEN REPETTO apunta que el artículo 19
N° 8 CP se refiere a dos tipos de derechos, subjetivo público uno y social el otro,
Describe el primero en cuanto existe una pluralidad de obligados a quienes se les
impone fundamentalmente deberes de omisión, prohibiéndoseles aquellas conductas
que degraden el ambiente. Por ello, agrega, en caso que ello no se satisfaga, surge la
posibilidad de solicitar la tutela judicial pertinente. Respecto del segundo - d e carác-
ter social-, señala que se trata más bien de una aspiración, cuya concreción se en-
cuentra a cuenta y cargo del Estado, el cual, al tenor de la norma constitucional, debe
velar porque el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación no sea
afectado y de tutelar la preservación de la naturaleza 336 .
En mi opinión, y como ya se ha expresado en otra parte, no tiendo a compartir el
interesante planteamiento de BORDALÍ SALAMANCA en el sentido de considerar el de
vivir en un ambiente adecuado como una manifestación de un interés legítimo. Pri-
mero. porque la figura descrita no tiene asidero constitucional en nuestro ordena-
miento: segundo, porque aun cuando dicho diseño puede venir dada por una amplitud
en términos de exigibilidad jurisdiccional, ésta no es exclusiva a raíz de su conside-
ración como interés legitimo, pues mecanismos tales como la responsabilidad
extracontractual por falta de servicio del Estado, pueden llegar a idénticos resulta-
dos33".
Tampoco adhiero al planteamiento esgrimido por VARGAS MIRANDA, fundamen-
talmente porque el hecho de que la mayoría de las acciones tengan relación con bie-
nes de la naturaleza, que el Estado deba satisfacer el deber de preservar la naturaleza,
la falta de conocimientos científicos que poseían los comisionados de la CENC y la
33
- Fundamentos de Derecho..., cit., p. 98.
»£i r e c u r s o de protección y el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación.
Examen de quince años de jurisprudencia ", (en RCHDUC. vol. 25, 1998, pp. 141-142).
" B E R M U D E Z S O T O señala a este respecto que "es probable esperar que en una etapa más desarrolla-
33
da del Derecho Ambiental, y de nuestro Estado de Derecho, los Tribunales de Justicia acojan demandas
que condenen a actuaciones positivas a los óiganos del Estado, actualizando el cumplimiento de sus
deberes impuestos por el texto constitucional" ("Roles del Consejo de Defensa del Estado en la protec-
ción del medio ambiente. ", cit.. p. 245).
1''''
LA REGULACIÓN C O N S T I T U C I O N A L DEL A M B I E N T E EN C H I L E
elaboración de políticas por parte del Estado en materia de presen ación, no permiten
determinar necesariamente la consecuencia que el autor le asigna, esto es. que forma
parte del derecho a vivir en un ambiente adecuado.
Por consiguiente, estas obligaciones no forman parte del derecho a vivir en un
ambiente adecuado, pues se trata de materias consideradas de manera diferente en la
CP. y aun cuando apuntan al mismo fin -proteger el ambiente-, presentan una natura-
leza y alcance muy diversas 338 .
338
Recientemente, la Excrna. Corte Suprema, aparentemente vinculando el derecho a vivir en un
ambiente adecuado con los dos deberes atribuidos al Estado, ha plasmado un enfoque diferente respecto
del rol que cumplen dichas obligaciones. Al efecto, señaló que "La obligación constitucional que se le
impone al Estado de proteger el medio ambiente sólo puede entenderse bajo la premisa que a partir de
él se desarrolla toda la vida. Esto es, cumple una función claramente preventiva" {22.06.2009, Rol
N° 1219-2009, Consid. Décimo). Dicho pronunciamiento se dio con ocasión de la apelación respecto de
la sentencia de fecha 08.01.2009. dictada por la Ilustre Corte de Apelaciones de Valparaíso, en la causa
Correa üiibri, Ricardo Gonzalo con Comisión Regional del Medio Ambiente de I hlparaiso. Rol
N° 317-2008
CAPÍTULO I I I
LAS RESTRICCIONES, LIMITACIONES Y OBLIGACIONES SOBRE EL EJERCICIO
LEGÍTIMO DE DETERMINADOS DERECHOS Y LIBERTADES ESTABLECIDOS EN LA
CONSTITUCIÓN, IMPUESTAS BAJO FUNDAMENTOS AMBIENTALES
I. INTRODUCCIÓN
339
Articulo 19 N"s. 8.2 y 24.2 CP. El primero de ellos dispone. "La ley podrá establecer restriccio-
nes especificas al ejercicio de determinados derechos o libertades para proteger el medio ambiente " Y el
segundo establece: "Sólo la ley puede establecer el modo de adquirir la propiedad, de usar, gozar y
disponer de ella y las limitaciones y obligaciones que deriven de su función social. Esta comprende
cuanto exijan los intereses generales de la Nación, la seguridad nacional, la utilidad y la salubridad
públicas y la conservación del patrimonio ambiental".
340
Como de manera notable ha señalado ELKINGTON, la clave consiste en determinar si el bien
común creado por la "mano invisible" del mercado es desecho por el daño ambiental causado por su
"codo invisible" (Citado en HL"\TER. David et al, op. cit.. p. 1 2 6 ) .
341
Envimnmental Regitlation, Law, Science and Policy. PERCIVAL, Robert et al. Third Edition.
Aspen Law and Business. 2000. p. 73.
34:
Articulo 19 N'1 8.2 CP.
343
Articulo 19 N° 24.2 CP.
544
No obstante, el puente de unión entre una y otra es que su puesta en practica debe respetar la
frontera material que impone la cláusula del contenido esencial de los derechos y libertades a que se
refiere el articulo 19 N* 26 CP.
1''''
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEL A M B I E N T E EN C H I L E
Es de sobra conocido que el ambiente llev a a cabo, cuanto menos, tres funciones
esenciales: proveedor de recursos (proporcionando insumos a los procesos producti-
vos). asimilador de residuos (consecuencia de las dos primeras leyes de la termodiná-
mica) y generador de utilidades directas en términos de disfrute 345 . Puesto de ese
modo, el tipo de prestaciones y funciones que cada uno de los componentes ambien-
tales realiza para el ser humano, que bien pueden resumirse en el poco prosaico rol de
su sobrevivencia: la sensibilidad que aquellos tienen frente a los efectos que genera
la conducta de nuestra especie y. al fin. la multifacética nomenclatura que presenta la
posición jurídica respecto de todos y cada uno de los referidos bienes, pueden cons-
tituir tres muy buenas razones para que una sociedad tome decisiones en orden a
resguardar el ambiente, y que pueden ser tanto de factura de mercado, como de corte
regulatorio. a través de las cuales se avance hacia un balance óptimo concerniente a
la triple necesidad de crecer económicamente, de proteger el medio y de avanzar
hacia una indispensable equidad social: en suma, el logro del desarrollo sustentable.
Ciertamente el punto no es baladí Tomando los elementos precedentemente anota-
dos como punto de partida, es evidente que la intervención sobre los recursos natura-
les tiende en no pocos casos a generar extemalidades negativas, es decir, disminuciones
de bienestar provocadas por actuaciones de terceros que no retribuyen o compensan
dicho menoscabo personal o patrimonial a los afectados. En tales situaciones, el pun-
to central que debe elucidarse es el óptimo social que una agrupación está dispuesta
a consensuar, entendiendo que ese óptimo "se obtiene de comparar los costos margi-
345
En este sentido, vid. PEARCE y T U R N E R. Economía de los recursos naturales y del medio ambien-
te, Madrid, Celeste Ediciones, pp. 57-71. La primera lev de la termodinámica señala que la energía no
puede ser creada ni destruida, mientras que la segunda establece que todo proceso físico, natural y
tecnológico, actúa de tal manera que la disponibilidad de energía involucrada, decrece ( E R L I C H . Paul R..
el al.. "Availabilitv, entropy. and the laws oí Thermodvnamics". citado en H U N T E R . David, et al. op. cit.,
pp 31-32)
RODRIGO G I V M - W ROMA
nales sociales de una actividad que produce una externalidad con sus beneficios so-
ciales" 346 . Para arribar a dicha fórmula, es que se han propuesto dos grandes mecanis-
mos. representados por la operacion del mercado (con un importante rol de la definición
de derechos de propiedad), de un lado, y por la intervención regulatoria. de otro.
Desde el punto de vista del mercado, en tanto opción, se presume que la opera-
ción de los diferentes actores que mueven la mano invisible. reforzada por una ade-
cuada y precisa definición de derechos de propiedad y de reglas de responsabilidad,
tiende al logro no sólo de la satisfacción de los intereses particulares en juego, sino
del colectivo social (se presume que lo patrimonialmcntc propio se resguarda mejor
que aquello que no lo es), en la medida que dentro de un marco flexible de aproxima-
ciones las negociaciones entre particulares procurarán inevitablemente la obtención
de acuerdos razonables con bajos costos para todos. La premisa aquí es que mientras
menos intervención estatal exista, mayor será el beneficio ambiental y social.
Por su parte, cuando se encara la regulación ambiental (fijando patrones adecua-
dos de comportamiento entre personas, y entre éstas y determinados bienes), general-
mente lo que se hace es aplicar un criterio de evaluación respecto de la forma en que
el progreso tanto económico como tecnológico asociado se está desarrollando: en
otras palabras, constituye un juicio que se vierte sobre los efectos que la teenósfera -en
términos de Toffler- produce sobre la biosfera. Como es evidente. esa valoración
posee un sesgo político, tomado este término en el sentido que la decisión de enfren-
tar un proceso regulatorio -hacerlo o no. y en caso afirmativo, en qué grado- precisa
por una parte de la consideración que sobre la materia pueden tener los distintos
actores que inciden en ese plano, esto es. la Administración y sus agentes, los grupos
de interés (potenciales regulados y ciudadanos organizados) y las personas 347 . Cada
uno de estos segmentos persigue el buen recaudo de intereses distintos, y de lo que se
trata, desde el punto de vista de la legitimidad social de las políticas públicas, es de
hacer confluir las distintas aproximaciones que sobre un específico asunto se puedan
tener. Pero, por otra parte, también resulta indispensable tener a la vista, a partir de
todos los referidos actores, la participación que tiene y debe poseer la disciplina
científica, porque como petición de principio la toma de decisiones regulatorias no
debiese ser el resultado de una suerte de proceso plebiscitario, sino, más bien, el
producto de la adecuada reunión de diversas visiones siempre enmarcadas por lo que
la ciencia pueda decir sobre tales particulares.
346
SÁNCHEZ, en la introducción al capítulo "Instrumentos de política económica para el control de
la contaminación", en Medio ambiente en desarrollo, Chile, CEP, p. 146.
34
~ También su carácter político puede expresarse en un sentido diferente. Como algunos han seña-
lado. "las cuestiones ambientales son inevitablemente políticas. La historia de la regulación ambiental
es la historia de la creciente conciencia política acerca de los efectos negativos en el ambiente natural de
una creciente y compleja sociedad económica industrial" ( H A Z A R D . JR y O R T S . "'Environmental contracts
in the United States", en Emimnmental contracts. Comparative Approaches to Regulalory Innovalion
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEL AMBIENTE EN C H I L E 1''''
551
OSTROM. ""Prívate and common property Rights". Enciclopedia oflav , cit., p 335.
352
Un buen resumen asociado al enfoque libremercadista como solución a los problemas ambien-
tales para el caso de nuestro pais. lo ofrece ESTENSSORO SAAVEDRA. al señalar "que los defensores de un
modelo de desarrollo economico de libre mercado en Chile, del cual sus bases se habían asentado
durante el regimen militar, manifestaran una temprana y consolidada respuesta teórica que será parte
importante del debate con que el país reestrenaba su vida política democrática tras años de interrupción.
Para los defensores del libre mercado, la verdadera y correcta defensa del medio ambiente (e incluso, la
posibilidad de viabilizar conceptos como el de desarrollo sustentable). será aquella que descanse en los
principios y criterios que sustentan el libre funcionamiento de una economía de mercado y la defensa de
los derechos de propiedad privada, principios que también sustentan v estructuran de manera fundamen-
tal el funcionamiento libre de la sociedad. De aquí entonces, buscaran distinguir y diferenciar con fuerza
la idea sobre la necesidad de proteger el medio ambiente de las propuestas que, igualmente aludiendo a
su protección, llamaran a terminar con el capitalismo y/o con el modelo neoliberal y/o enfatizarán la
necesidad de un Estado crecientemente interventor y regulador de la acción del capital privado en la
actividad economico-productiva. Todas aquellas propuestas que. desde la argumentación central de pro-
tección al medio ambiente, busquen terminar o modificar sustancialmente el modelo de libre mercado,
se entenderán como una clara amenaza político-ideológica a lo que se considera un funcionamiento
deseable de la sociedad" ("Antecedentes sobre la protección al medio ambiente en el pensamiento de
libre mercado en Chile (década de los noventa del siglo XX)". en Estudios.Avanzados 5(8). 2007. p 57).
--]\íew forms of prívate property...". cit., p. 279.
3?4
¡d.. p. 280. En el mismo sentido. MARTÍN M A T E O ('~\&loración de los daños ambientales". Revis-
ta de Derecho Ambiental. Centro de Derecho Ambiental. Año I. N° 1. diciembre. 2003. p. 53).
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEL AMBIENTE EN C H I L E 1''''
suma que " una adecuada teoría de derechos de propiedad sobre bienes ambientales
debe considerar el rango total de posibles derechos de propiedad y de soluciones
regulatorias a la tragedia de los comunes, y reconocer que ningún régimen en si
mismo es el adecuado para trabajar para todos los recursos y para todo el conjun-
to institucional y ecológico", pues "cada circunstancia requiere de una ev aluación
comparativa de los costos de producción, de exclusión y de administración '3"1. Y
agrega:
"L'n régimen de propiedad privada basado en la titularidad individual podrá ser apro-
piado en los casos donde los costos de administración son relativamente altos, pero los
costos de exclusión son relativamente bajos. Alguna forma de régimen común o de titula-
ridad estatal podrá ser preferible, sin embargo, en una situación de altos costos de exclu-
sión v relativamente bajos costos de administración. Finalmente, donde los costos de
cada exclusión o de administración puedan ser extraordinariamente altos (reflejando,
tal vez, la inviabilidad tecnológica de la exclusión) o el recurso en sí mismo sea sobrea-
bundante. el acceso abierto puede ser inevitable, altamente eficiente o ambos "316.
355
COLÉ. op. cit., p . 280.
356
íd.. pp. 280-281. Lo dicho por Colé encara la ya clásica postura de quienes adhieren a la
corriente de los ambientalistas del libre mercado, quienes sostienen, finalmente, que la regulación am-
biental debe ser reemplazada por un régimen de derechos de propiedad bien definidos sobre bienes
ambientales, y agrega: "Los derechos de propiedad son necesarios, de acuerdo a esta teoría, porque la
regulación estatal no provee una adecuada protección ambiental; y aquellos son suficientes porque
obvian la necesidad de la regulación estatal que vaya más allá de los resguardos del cornmon lavv tradi-
cional" (íd., p. 276).
Para C O L É , "la única diferencia entre un enfoque y otro descansa en los diferentes costos de
cumplimiento Como cuestión práctica, entonces, la clave al elegir entre diferentes enfoques regulatorios
para lograr ciertos objetivos de protección ambiental es el costo efectividad o la eficiencia regulatoria:
en una determinada situación, cuánto control de contaminación o conservación de recursos puede la
alternativa de régimen regulatorio llevar para si Esta es la cuestión que los investigadores jurídicos y
económicos han abordado en sus modelos teóricos y en las investigaciones empíricas de los regímenes
de protección ambiental" (Id., p.282)
RODRIGO G U Z M . W R O M \
338
"El Problema del Costo Social", reproducido en Detvcho y Economía: Una revisión de la
¡itemtura. Fondo de Cultura Económica. México. 2002. p. 538.
359
M E D E M A y Z E R B E ofrecen otro modo de explicación, en los términos siguientes: "Coase argu-
menta que. desde una perspectiva económica, el objetivo del sistema legal debe ser el de establecer un
patrón de derechos de tal manera que se logre la eficiencia económica. El sistema legal afecta los costos
de transacción y la meta de dicho sistema es minimizar el daño o los costos, entendidos ampliamente
Con esto en mente. Coase demuestra la importancia de los costos de transacción a través de la conside-
ración de la naturaleza del negocio o de los contratos que podría ser afectado utilizando el ejemplo de un
cultivo dañado a causa del extravio de ganado Él destacó que las negociaciones entre las partes afecta-
das podían derivar en un resultado consistente en un efecto eficiente e invariable bajo un estándar
supuesto de competitividad de los mercados (especialmente, que los costos de transacción equivalgan a
cero), asi como de derechos adecuadamente definidos. Específicamente, es necesario saber si los nego-
cios perjudiciales son responsables o no del daño causado a partir de que el establecimiento de su
delimitación inicial de derechos no puede haber transacciones de mercado para transferirlos y
recombinarlos" ("The Coase Theorem" en Encyclopedia of ¡cru ..., cit.. pp. 836-837).
360
Los costos de transacción, citando a Brazel, serían "los costos asociados con la transferencia,
obtención y protección de los derechos", añadiendo que ello comprende "ios recursos utilizados para
establecer y mantener derechos de propiedad" (íd., p. 856). Sin embargo, el asunto puede ser más
complejo, conceptualmente. según la perspectiva que se adopte. A juicio de A L L E N , por ejemplo, existen
dos enfoques diferentes para abordar el término "costos de transacción" utilizado por Coase. Uno pers-
pectiva es el asociado a la doctrina de los derechos de propiedad, y otro, es la doctrina neoclásica. En la
primera perspectiva, se sostiene una estrecha relación entre los derechos de propiedad y los costos de
transacción, a partir de la aseveración de Coase conforme a la cual "en ausencia de costos de transac-
ción. la asignación de recursos es independiente de la distribución de los derechos de propiedad".. En
efecto, para este enfoque, citando la perspectiva de Alchian y Kessel, 'ios derechos de propiedad son los
derechos de los individuos a usar los recursos, no sólo bajo la lev. sino además en la realidad". Asimis-
mo. este enfoque entiende los derechos de propiedad como la "aptitud para ejercer libremente una
elección sobre un bien o un servicio". Para este enfoque, los costos de transacción son "los costos de
establecer y mantener los derechos de propiedad" ("Transaction Costs", 1999. en Encyclopedia oflaw.. .,
cit.. pp. 897-898). En cambio, para el enfoque neoclásico, los costos de transacción son "los costos
resultantes de la transferencia de los derechos de propiedad"' (íd.. p. 901).
361
P E A R C E y T U R N E R . op. cit.. p p . 103-104
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEL A M B I E N T E EN CHILE 1''''
36:
íd., p. 43.
363
Íd., p. 104
364
ibid
365
Íd., p. 106.
i66
Íd..p. 103.
36
" ""El problema del Costo Social ", cit., p. 528. Para un interesante análisis sobre el enfoque de
Coase y. en general, sobre el análisis económico del derecho, vid U B I L L A F U E N Z A L I D A . "La conservación
privada de la biodiversidad y el derecho real de conservación", en Rex'ista de Derecho Ambiental. Cen-
tro de Derecho Ambiental de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, Chile. Año 1. Np 1.
diciembre. 2003. pp. 72-96.
RODRIGO G U Z M Á N Rnsr.s
es decir, de asumir lo que traducen las pérdidas de bienestar sobre terceros derivadas
de aquellas y que no se encuentran compensadas. La base para ello se encuentra en lo
establecido en el articulo 19. N°s. 8.1 en relación con el ordinal 24.2 de la misma
disposición (a cuyo análisis se dedicará un apartado más adelante). Para tal efecto,
debe partirse de la idea de que no toda externalidad importa por sí misma la afecta-
ción sobre el ejercicio legitimo de un derecho radicado en el patrimonio de su titular,
lo cual, por otra parte, no significa que en ciertas hipótesis confluyan ambos fenóme-
nos. Bajo tal entendido, las reglas constitucionales permiten sostener que las
externalidades negativas se pueden abordar desde dos puntos de vista diferentes. En
primer lugar, a partir del derecho a vivir en un ambiente adecuado, es posible argu-
mentar que éste importa una facultad de impetrar su protección jurisdiccional por la
vía del artículo 20 CP cuando se configura una externalidad que al mismo tiempo
refleja un amago sobre su legítimo ejercicio, en las hipótesis que ya han sido analiza-
das en otra parte de este trabajo (Vulneración de un estándar normativo, impacto no
compensado o daño ambiental). En segundo término, el control de las externalidades
negativas puede hacerse a través de las limitaciones y obligaciones necesarias que
fije la lev en aras de la conservación del patrimonio ambiental: o a través de restric-
ciones específicas en pos de la protección del medio ambiente: y en ambos casos,
suprimiendo o morigerando, los efectos negativ os no compensados generados por el
despliegue del ejercicio del derecho de dominio.
De la manera vista, pues, tanto el derecho a vivir en un ambiente adecuado, como
la función ambiental de la propiedad fungen como resortes jurídicos constitucionales
que habilitan, respectiv amente, para que los individuos exhorten de los tribunales la
adopción de medidas orientadas a suprimir consecuencias adversas no deseadas so-
bre sus prerrogativas iusfundamentales: y para que el legislador y la Administración
reglamentariamente autorizada, a través del alumbramiento de un conjunto de dispo-
siciones normativas - d e corte pigouv iano. coasiano o de regulación directa en senti-
do no impositivo-, controlen los efectos negativos inicialmente no compensados,
prov ocados a su turno con motivo del ejercicio de otros derechos, todo lo cual fundado
en la conserv ación del patrimonio ambiental y en la protección del medio ambiente.
a) Regulación
mentaría- para lograr dicho nivel), parece ser necesario efectuar algunas reflexiones
básicas sobre la manera en que un sociedad determinada debe abordar sus decisiones
para efectos de colocar instrumentos destinados al control de la externalidades nega-
tivas.
Una primera cuestión dice relación con lo que cualquier gobierno debe tomar en
cuenta para definir acciones normativas, y que no es otro que el de configurar ade-
cuadamente el problema del cual desea hacerse cargo, o. puesto de manera diferente,
el riesgo que desea enfrentar. En otras palabras, debe ser. primero, capaz de evaluar
el riesgo: en seguida, de hacer un balance en el sentido de los mecanismos que utili-
zará: y tercero, de ponderar los efectos negativos que eventualmente pueden derivar-
se de la regulación del mismo, esto es. los trade-off. En la perspectiva de SUNSTEIN "el
gobierno debe lograr evaluar las magnitudes de los riesgos; no debe hacerse cargo de
riesgos estadísticamente pequeños", y. además, "debe examinar todos los efectos
derivados de la reducción del riesgo, incluyendo los costos y los peligros adicionales
creados por la propia reducción del riesgo"36S.
368
Risk and reason. Safety. ¡av. and the envimnment. Cambridge University Press, 2002, p. 100.
SUNSTEIN agrega que. "primero es necesario evaluar magnitudes, si es posible a través de números. Es
difícil saber si un riesgo merece ser reducido a menos que sepamos su dimensión. En segundo lugar, es
necesario tomar en cuenta los trade-ofls. Es complejo saber lo que debe hacerse sobre un riesgo, incluso
uno de gran magnitud, sin saber también las consecuencias derivadas del intento de hacerlo. En tercer
lugar, es importante utilizar herramientas regulatorias adecuadas de protección que minimicen en vez de
que maximicen costos, que maximicen más que minimicen su efectividad, y que dosminuya más que
promueva la influencia de grupos privados interesados en sus propias agendas" (p. 27).
142 RODRIGO (¡I'/MAN ROSIA
El tercer punto tiene que ver con los roles que cada uno de los actores desempeña
en el proceso regulatorio. y con esto me refiero a la forma en que el Gobierno, el
Congreso, el Poder Judicial (todo lo cual según reza la nomenclatura constitucional),
los destinatarios de la regulación y los ciudadanos, cada uno a través de las acciones
que les competen y concicrncn. se mueven. c\ entualmente confluyen o dividen, en
un escenario de decisiones regulatorias.
Desde el punto de vista el gobierno o la Administración, el papel fundamental
que debe jugar es el de v elar por cumplir a carta completa las funciones que el orde-
namiento juridico le atribuye, dentro del marco de atribuciones que le ha sido confe-
rido. todo lo cual circunscrito en su obligación de velar por el idóneo ejercicio del
derecho a vivir en un ambiente adecuado que constitucionalmente se le ordena satis-
facer. En dicha linea, sus intereses estarían fundamentalmente representados, prime-
ro. por la obtención de beneficios ambientales, y segundo, por el de no ser anulada
por quienes la fiscalizan (como el Congreso Nacional, el Poder Judicial o la Contraloría
General de la República), de forma tal de poder mantener el control de su agenda370.
Hay. por cierto, un hecho insoslay able, que hace que el Gobierno se mueva perma-
nentemente entre dos aguas y que dicen relación con la captura. En efecto, por un
lado debe enfrentar las acometidas de las organizaciones no gubernamentales y em-
presariales que pretenden incidir en sus decisiones (lo cual a veces se traduce en
369
Id., p. 5 4 . De cualquier modo. S U N S T E I N estima que hay cuatro íuentes de preocupación pública
que juegan y deben jugar un rol en las políticas regulatorias: los riesgos acompañados por un inusual
pánico y sufrimiento, los riesgos concentrados en grupos que socíalmente se encuentran en desventaja:
los riesgos que son muy difíciles de suprimir a menos que se incurra en altos costos: y los riesgos que
producen externa! idades inusualmente altas, en la forma de una onda de efectos sobre personas no
directamente involucradas (íd.. p. 56).
3 0
El interés de la Administración estaría fundamentalmente representado, primero, por la obten-
ción de beneficios ambientales, y segundo, por el de no ser anulada por quienes la fiscalizan (como el
Congreso o los Tribunales), de forma tal de poder mantener el control de su agenda ( C A N N O N . "Bargai-
nina. Politics. and Law . en Emironmental contracts. Comparative..., cit.. pp 42-43)
L A R E G U L A C I Ó N C O N S T I T U C I O N A L DEL A M B I E N T E E N C H I L E 1''''
a.4) Síntesis
rl
Articulo 52. N° 1. CP.
r:
Artículos 49° y 50°. LBGMA.
Articulo 93. N° 16. CP
1 2 0 RODRIGO G U Z M A N R U S I A
b) Análisis costo-beneficio
b.l) (¡enera!idades
r j
Por eso es que. con toda razón. RAVANAL FIGARI indica que en el rubro ambiental "la ciencia
constituye el principal aliado al momento de formular el valor de calidad ambiental con relativa certeza
de su eficacia para lograr los objetivos finales esperados", infiriendo entonces que la dimensión técnica
apunta "no sólo a una especificación más detallada, o a una detenninación de lo indeterminado, sino
también a un dato proveniente de la realidad, una herramienta emanada del conocimiento científico,
lejana, por tanto, a influencias políticas o ideológicas. El vinculo de lo ambiental con la ciencia no es
sólo una búsqueda de racionalidad, de garantía de imparcialidad a la hora de definir una cierta política
ambiental. Más allá de eso. la ciencia es por ahora la mejor herramienta que tenemos para conocer la
naturaleza de las cosas" ("Una reflexión sobre el rol de las normas de calidad ambiental en la Ley de
Bases del Medio Ambiente y los problemas que plantea para una gestión ambiental moderna1', en Desa-
rrollo sustentable: Gobemanza v derecho. Actas de las Cuartas Jomadas de Derecho Ambiental.
LegalPublishing. Chile, p. 88).
3 5
Op. cit.. pp. 106-107. Agrega que el objetivo de este mecanismo "es superar las limitaciones
cognitivas asegurando que las personas tengan un total, más que limitado, sentido de lo que está en
juego. Al mismo tiempo, el análisis costo-beneficio ayuda a superar los problemas creados por la dispo-
nibilidad heurística, permitiendo una contabilización de las consecuencias reales de riesgos presentes, y
de los efectos de reducirlas. Si las personas tienen temor acerca de un riesgo que es pequeño, el análisis
costo-beneficio puede actuar como un correctivo. Si la gente es indiferente a un riesgo que es realmente
rnuv significativo, el análisis costo-beneficio ayuda a despertar del adormecimiento" (p. 107). Concluye
manifestando que este instrumento tiene como uno de sus grandes objetivos el de " incrementar el papel
de la ciencia en la regulación del riesgo" (p. 108).
1''''
L A R E G U L A C I Ó N C O N S T I T U C I O N A L DEL A M B I E N T E E N C H I L E
Para FAI RE. este método puede ser utilizado para determinar la calidad ambiental
de ciertos componentes ambientales, pero también para hacer trade-off entre distin-
tas técnicas de abatimiento. Sobre la base de lo expuesto por O ATES. FAURE señala que
este método precisa, primero, enumerar varias formas de costos y beneficios inheren-
tes a una acción que tenga por objeto lograr un fin ambiental: segundo, asignar en
valor de moneda actual las distintas formas de costos y beneficios; tercero, seleccio-
nar una tasa de descuento para la evaluación de beneficios y costos que se espera
acumular en años futuros: y cuarto, que el descuento del valor actual de todo el flu jo
de beneficios y costos futuros, puedan ser calculados376. En suma, y citando a FREEMAN.
"si la sociedad desea tener a sus recursos mejor resguardados, debe comparar lo que
recibirá producto de las actividades de control de la contaminación y de protección
ambiental con lo que entregará tomando recursos de otros usuarios. Debe evaluar los
valores de lo que gana (beneficios) y de lo que pierde (los costos) en términos de las
preferencias de aquellos que experimentan esas ganancias y esas pérdidas" 377 .
Como uno de sus más recientes exponentes. SUNSTEIN coloca el ACB como una
herramienta que permite enfrentar ciertos factores y circunstancias que usualmente
se presentan en el colectivo social, como son los siguientes:
rf
' "Environmental regulation"', 1998. en Enci clopedia oflaw.... cit.. p. 449.
Ibid.
3 s
" Op. cit.. pp. 31-32.
R O D R I G O G I V M VN ROSEN
hechos y donde "las personas tienden a pensar que los eventos son más probables de
ocurrir sí ellas pueden recordar un incidente asociado a su aparición" 3 ^.
El análisis de este punto se vincula con lo que ya refiriéramos a propósito del
populismo y la tecnocracia, aspecto en el cual subyacc una dimensión democrática
que permite apreciar el factor aludido en una perspectiv a diferente. En palabras de
Sunstcin. "el análisis costo-beneficio no debería ser considerado como no democrá-
tico sino, por el contrario, debería ser visto como un medio de fortalecer los objetivos
democráticos, garantizando que las decisiones de gobierno respondan a juicios públi-
cos bien informados", y de este modo "una contabilización de costos y beneficios,
cualitativa y cuantitativamente, puede superar la ignorancia del público"38*1.
"Primero, mucha gente cree que el riesgo es un asunto de todo o nada. Algo puede
ser seguro o peligroso, pero no existe término medio. Segundo, mucha gente se en-
cuentra comprometida con la creencia sobre la benevolencia de ¡a naturaleza. Ellas
piensan que los productos de los seres humanos, y las actividades humanas, son más
peligrosas que los productos derivados de procesos naturales. Tercero, mucha gente
suscribe la creencia del "riesgo cero ". al menos en algunas materias. Esa gente cree
que es posible v adecuado suprimir el riesgo totalmente, una creencia que parece encon-
trarse estrechamente conectada con la noción de que el riesgo es una cuestión de todo o
nada "iS/.
Tomando en cuenta este elemento. SUNSTEIN declara que el ACB "puede atenuar
la influencia de la toxicología intuitiva, dándoles a las personas un sentido real de las
consecuencias de diferentes cursos de acción" 382 .
3 9
" Id . p.
380
Íd.. p. 35. Añade, en la misma perspectiva, que "algunas personas sostienen que los riesgos son
socialmente construidos, y que cualquier juicio acerca de la magnitud o incluso de la existencia de un
riesgo es una materia de juicios sociales, no de algo externo de lo que la gente piensa. Sí un riesgo es
serio, en el sentido que mucha gente puede resultar muerta o herida, es una cuestión de hecho, no de
valores Por supuesto los valores afectan cualquier juicio que evalúe la seriedad de los riesgos, pero las
cuestiones de hecho son cruciales y deben ser identificadas y evaluadas como tales'" (Id., p. 109).
38t
Íd.. p. 36.
382
Íd.. p 37
1''''
L A REGULACIÓN C O N S T I T U C I O N A L DEL A M B I E N T E E N C H I L E
Tal vez el nombre del primer fenómeno sea un tanto elegante para representar
algo que sucede frecuentemente y que refleja una manera de cómo las personas atraen
hacia sí elementos de información, a partir de los cuales construyen sus propios jui-
cios. Hay una cascada de información, según SI~XSTEI\. "cuando la gente con poca
información personal acerca de un asunto en particular basa sus propias creencias
sobre las creencias aparentes de otros"383. Respecto del segundo, el profesor de Chicago
manifiesta que una cascada de reputación se produce cuando "las personas no se
someten a influencias sociales porque ellos piensan que otros tienen más conoci-
miento". donde "su motivación es simplemente escuchar la aprobación social y evi-
tar su desaprobación" 384 . En concreto, el caso bajo examen se verifica en los términos
siguientes:
"Si mucha gente se encuentra alarmada acerca de un riesgo, usted silencia sus dudas
sobre si Ia alarma es justificada, simplemente en orden a no parecer obtuso, cruel o
indiferente. }' si muchas personas creen que un determinado riesgo es trivial, usted no
disiente a tra\és de hechos o palabras, a menos que usted aparezca como cobarde o
confuso. Quienes deben hacer las leyes, incluso más que los ciudadanos comunes, son
vulnerables a las presiones reputacionales: esto esparte de su trabajo... "i8S.
Ante ambos tipos de cascada. SUNSTEIX estima que el efecto del ACB "es someter
una demanda pública por regulación a una especie de escrutinio tecnocrático. para
asegurar que la demanda no se funda en un mito, asi como para asegurar que el
gobierno regule riesgos aun cuando la demanda pública (dada su insuficiencia de
información) sea baja" 386 .
383
Íd . p. 86.
384
Íd , p. 87.
385
Ibid.
386
Íd.. p. 39. Y luego concluye expresando que el ACB "'permite asegurar que la política sea
dirigida no por la histeria o la alarma sino por una completa apreciación de los electos de los riesgos
relevantes y su control. Si la histeria sobrevive una investigación de consecuencias, entonces la histeria
es totalmente racional, y una respuesta regulatoria inmediata e intensa es completamente apropiada"'
(P 46).
¡24 RODRIGO CIUZMÁN ROSEN
cstablcccr. con certeza, quienes recibirán los beneficios, y quiénes, a su vez. habrán
de cargar con los costos 38 .
Con ocasión de la falencia anotada del ACB. no es irrelevante considerar la pues-
ta en práctica de esta herramienta en el contexto de la legislación nacional, pues en el
ámbito de los principales procedimientos regulatorios que contempla (normas de ca-
lidad ambiental, normas de emisión, planes de prevención y planes de descontamina-
ción). se pueden detectar ciertas disposiciones que avanzan en la dirección del análisis
costo-beneficio, pero de una manera tal que. distanciándose del mismo, permiten en
una primera impresión superar la valla que impone la debilidad expuesta. El punto de
partida se encuentra en una nueva definición que actualmente contiene la LBGMA
(artículo 2". letra m bis), conforme con el cual se incluye el concepto de Mejores
Técnicas Disponibles, consistente en "la fase más eficaz y avanzada de desarrollo de
las actividades y de sus modalidades de explotación, que demuestre la capacidad
práctica de determinadas técnicas para evitar o reducir en general las emisiones y el
impacto en el medio ambiente y la salud de las personas". La norma añade que con
dicha finalidad "se deberán considerar una ev aluación de impacto económico y so-
cial de su implementación. los costos y los beneficios, la utilización o producción de
ellas en el pais. y el acceso, en condiciones razonables, que el regulado pueda tener a
las mismas".
Seguido de lo anterior, el articulo 32.3 de la LBGMA establece que el reglamento
convocado para desarrollar el procedimiento de elaboración de las normas de calidad
ambiental, debe contemplar dentro de sus etapas el análisis técnico y económico.
fase que por reenvío efectuado por el artículo 40.2 del mismo estatuto, alcanza tam-
bién a las normas de emisión. No obstante, respecto de estas últimas, la nueva lev-
efectúa un añadido, en el sentido que se autoriza "utilizar las mejores técnicas dispo-
nibles. como criterio para determinar los valores o parámetros exigibles en la norma,
cuando corresponda". En la misma situación de las normas de calidad se encuentran
los planes de prevención y de descontaminación (artículo 44.2, LBGMA). pero con
la única diferencia consistente en que se hace un reforzamiento de la idea al señalar-
se. como parte del contenido mínimo de dichos planes, la estimación de sus costos-
económicos y sociales (artículo 45.1, letra g). LBGMA) 388 . Así, pues, un primer dato
es que en los procedimientos regulatorios ya individualizados, la dimensión econó-
mica (análisis técnico y económico, o estimación de costos económicos y sociales, o
mejores técnicas disponibles, según el caso) asociada a las normas que fijan patrones
de calidad ambiental, estándares de emisión o establecen los ya referidos planes, se
3S
" F A U R E . op. cit., p. 450.
388
El nuevo articulo 47°. letra c). añade que los planes de prevención o descontaminación podrán
utilizar, entre otros instrumentos, "impuestos a las emisiones o tarifas a los usuarios, en los que se
considerará el costo ambiental implícito en la producción o uso de ciertos bienes o servicios".
1''''
L A R E G U L A C I Ó N C O N S T I T U C I O N A L DEL A M B I E N T E E N C H I L E
389
Decreto supremo Nc 93. de 1995. del Ministerio Secretaria General de la Presidencia, que fija
Reglamento para la Dictación de Normas de Calidad Ambiental y de Emisión (Diario Oficial de
26.10.1995).
,Q
° Decreto Supremo N° 94. de 1995. del Ministerio Secretaría General de la Presidencia, que fija el
Procedimiento v Etapas para establecer Planes de Prevención y de Descontaminación (Diario Oficial de
26 10.1995).
I2F» RODRIGO G L Y M A N R O S I N
ción. en términos similares el articulo 17.2. letra g). contempla como parte de su
contenido la estimación de sus costos y beneficios económicos y sociales, añadiendo
que en particular se hará referencia a la evaluación de los costos y beneficios para la
población, ecosistema o especies directamente protegidas por las normas que dan
origen ai plan.
c.3.1) Como puede inferirse de las normas ya anotadas, es evidente que nuestra
legislación básica no contempla en términos expresos el uso del análisis costo-bene-
ficio. Sin embargo, también es inconcuso que el legislador, primero, y el ejecutor
reglamentario, después, contemplaron como parte del proceso de toma de decisiones
rcgulatorias la contabilización de aspectos asociados al costo y al beneficio deriv ado
de las mismas:
c.3.2) Asimismo, los estatutos aludidos exigen que se determine con claridad el
costo y el beneficio para los cuatro actores principales en materia rcgulatoria. es
decir, la población, los ecosistemas, los regulados y el Estado: los primeros como
aquellos que experimentarán las consecuencias de la fijación de estándares y medi-
das en términos de salud; los segundos, como factores del ambiente que se verán
impactados en términos positivos o negativos con motivo de dichos estándares y
medidas; los regulados, en tanto sujetos que deberán satisfacer las exigencias deriva-
das de unos y otros: y el último, como agente principal del rol de verificación de
cumplimiento de las normas y de los planes. Desde esta perspectiva, al menos en
principio, los efectos distributivos de la regulación debiesen encontrarse perfecta-
mente determinados;
c.3.3) La medición de los impactos económicos y sociales no forman parte sólo
de los antecedentes necesarios a tener en cuenta a la hora de fijar normas o planes,
sino, en este último caso, deben ser expresamente abordados y señalados en el cuerpo
del plan correspondiente:
c.3.4) No obstante, hay un aspecto que no se encuentra resuelto en nuestro siste-
ma. que consiste en lo que debe hacerse cuando la relación deriv ada del análisis de
los impactos y costos sociales y económicos arrojan un resultado negativo, esto es.
donde los costos netos superan a los beneficios. En dicho trance, la autoridad debe
tomar una decisión, ya sea insistiendo en la elaboración de la norma o del plan, o
bien, desistiendo de la misma. En el evento que opte por el primer camino, evidente-
mente el gobierno debe fundar adecuadamente la decisión de persistir, sobre la base
de la regla general de la razonabilidad de los actos de la Administración. En este
punto, cobra relevancia lo que señala SIAJSTEIX:
¡idas a demostrar que los beneficios justifican ¡os costos. Si una agencia pretende proce-
der aun cuando los beneficios no justi fiquen los costos, debe explicarlo, tal ver demos-
trando que el riesgo en cuestión es enfrentado desporporcionadamente por niños o es
especialmente complejo de suprimir, o que los beneficios de ¡a regulación pueden ser
gozados principalmente por los pobres, y ¡os costos impuestos principalmente sobre los
más ricos "39¡.
391
Op. cit.. p. 291.
39
- STC. 30.10.1995. Consid. 47°. Rol N° 226. Ideas reiteradas en sentencias de 20.10.1998, Consid.
29". Rol N° 280; 17.11.2006. Consid. 12°. Rol N" 546; 26.12.2006, Consid. Decimocuarto. Rol N° 541:
v 03.01.2008. Consid Decimotercero. Rol Np 792.
R O D R I G O G U Z M W ROSF.N
Se trata este de un estándar común y general que debe seguir el legislador para
efectos de evitar que. aun cuando imponga la restricción o limitación bajo la hipóte-
sis admitida por la constitución, ello suceda quebrantando el necesario equilibrio que
ha de imperar entre todos quienes detentan la titularidad de los derechos fundamenta-
les y que se sitúan bajo circunstancias similares393.
El concepto jurisprudencial de igualdad, fue primeramente sostenido en un voto
disidente expedido por el Ministro Sr Valenzucla. en el contexto del control de la
constitucionalidad del proyecto de ley por el cual se establecían normas para entida-
des financieras en liquidación, en los siguientes términos:
De esta manera, la igualdad ante la ley consiste en que las normas jurídicas deben ser
iguales para todas las personas que se encuentren en las mismas circunstancias y que no
deben concederse privilegios ni imponerse obligaciones a unos que no beneficien agra-
ven a otros que se hallen en condiciones similares. "So se trata, por consiguiente, de una
igualdad absoluta sino que ha de aplicarse la ley en cada caso conforme a las diferen-
cias constitutivas del mismo. La igualdad supone, por lo tanto, la distinción razonable
entre quienes no se encuentren en la misma condición: por lo que ella no impide que la
legislación contemple en forma distinta situaciones diferentes, siempre que la discrimi-
nación no sea arbitraria ni responda a un propósito de hostilidad contra determinada
persona o grupo de personas, o importe indebido favor o privilegio personal o de grupo "
iLinares Quintana Segundo. Tratado de ta Ciencia del Derecho Constitucional Argenti-
no y Comparado, tomo 4o. pág. 263)394.
393
Como señala el articulo 5o LBGMA., "las medidas de protección ambiental que, conforme a sus
facultades, dispongan ejecutar las autoridades no podrán imponer diferencias arbitrarias en materia de
plazos o exigencias".
394 S T C 08.0-4.1985. Consid. 4° del voto disidente. Rol N°28. Este criterio ha sido reiterado en
pronunciamientos posteriores: STC. 05.04 1988. Consid. 72. Rol N° 53. STC. 14.11.2006, Consid.
Quincuagésimo Sexto. Rol N° 467; STC. 11.12.2007. Consid. Vigésimo primero. Rol N° 790: STC.
18 12.2007. Consid Decimonoveno. Rol N° 787: STC. 24.01.2008, Consid. Decimonoveno, Rol
N° 797: STC. 31.01.2008. Consids. Decimoctavo y Decimonoveno. Rol N° 811: STC. 31.03.2008.
Consids. Vigésimo séptimo y Vigésimo octavo. Rol N° 755: STC, 08.09.2008. Consid. Vigésimo
cuarto. Rol V 1138: STC. 14 01.2009. Consid. Decimonoveno. Rol N° 1140: y STC. 28.05.2009.
Consid. Décimo primero. Rol N° 1204
1''''
L A REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEL A M B I E N T E E N C H I L E
3,5
STC. 14.11.2006, Consid. Quincuagésimo Séptimo. Rol N° 467 Criterio reiterado en: STC.
30.01.2008. Consids. Trigésimo segundo y Trigésimo tercero, Rol N° 986: STC, 31.01.2008. Consid
Vigésimo. Rol 811: STC. 31.03.2008. Consids. Vigésimo octavo, Trigésimo sexto y Cuadragésimo. Rol
N° 755; STC, 08.09.2008. Consids. Vigésimocuarto y Vigésimo sexto. Rol N° 1138; STC. 18.11.2008,
Consid. Decimoséptimo. Rol N° 1133; v STC, 14.01.2009. Consids. Vigésimo v Vigésimo octavo.
Rol N° 1140.
13(1 RODRIGO G I / V U N RUSIA
396
STC. 11.12.2007. Consid. Vigésimo segundo. Rol N° 790.
39
" STC, 31.01 2008. Consid. Vigésimo, Rol N° 811. En casi idénticos términos. STC. 30.01.2008.
Consid. Trigésimo primero, Rol N° 986. Criterio que se complementa en otra sentencia en los siguientes
términos: "Como lo ha precisado la doctrina, "la clave de la distinción entre la discrecionalidad legiti-
ma}' la arbitrariedad prohibida está, pues, en la motivación, entendida no como pum requisito formal,
sino como justificación, esto es. como razón o conjunto de razones susceptibles de dar soporte a la
elección realizada en ausencia de las cuales dicha elección sería sólo la expresión del puro capricho,
de la voluntad desnuda deI órgano o autoridad que la realiza " (Tomás Ramón Fernández.
L A R E G U L A C I Ó N CONSTITUCION A L DEL A M B I E N T E E N C H I L E 131
Que. en es/e sentido, esta Magistratura ha sostenido que "si bien el legislador goza de
discreción y de un amplio margen en la regulación de las relaciones sociales, debe cuidar
que las restricciones al goce de los derechos que puedan resultar de tales regulaciones
encuentren justificación en el logro de fines consiitucionalmcntc legítimos, resulten razo-
nablemente adecuadas o idóneas para alcanzar tales fines legítimos y sean -las mismas
restricciones- proporcionales a los bienes que de ellas cabe esperar, resultando por ende
tolerables a quienes las padezcan en razón de objetivos superiores o. al menos, equivalen-
tes". <\er roles \'"s. 541, 1046y 1061. entreoíros)401;
Que ¡a igualdad ante ¡a ley consiste en que las normas jurídicas deben ser iguales para
todas las personas que se encuentren en ¡as mismas circunstancias y que no deben
concederse privilegios ni imponerse obligaciones a unos que no beneficien o graven a
otros que se hallen en condiciones similares. En este sentido, este Tribunal, en diversos
pronunciamientos, entendió que ¡a igualdad ante la ley "consiste en que las normas jurí-
dicas deben ser iguales para todas las personas que se encuentren en las mismas circuns-
tancias y. consecucncialniente. diversas para aquellas que se encuentren en situaciones
diferentes. No se trata, por consiguiente, de una igualdad absoluta sino que ha de apli-
carse la ley en cada caso conforme a las diferencias constitutivas del mismo. La igual-
dad supone, por lo tanto, la distinción razonable entre quienes no se encuentren en la
misma condición". Por ¡o tanto, se ha concluido, "la razonabilidad es el cartabón o stan-
dard de acuerdo con el cual debe apreciarse la medida de igualdad o la desigualdad".
(Sentencias Roles \"s. 28, 53. 219 y 755).
Asi se desprende, como ¡o ha precisado esta Magistratura, que "la garantía jurídica de la
igualdad supone, entonces, la diferenciación razonable entre quienes no se encuentren en
la misma condición; pues no se impide que la legislación contemple en forma distinta
situaciones diferentes, siempre que la discriminación no sea arbitraría ni responda a un
propósito de hostilidad contra determinada persona o grupo de personas, o importe inde-
bido favor o priv ilegio personal o de grupo, debiendo quedar suficientemente claro que el
legislador, en ejercicio de sus potestades, puede establecer regímenes especiales, diferen-
ciados y desiguales siempre que ello no revista el carácter de arbitrario" (Roles \°s. 986-
2008y 755-2007). En palabras del Tribunal Constitucional español, "no toda desigualdad
de trato resulta contraria al principio de igualdad, sino aquella que se funda en una dife-
rencia de supuestos de hecho injustificados de acuerdo con criterios o juicios de valor
generalmente aceptados" (STC 128 1987). De estaforma, un primer test para determinar
si un enunciado normativo es o no arbitrario, consiste en analizar su fundamentadon o
razonabilidad y la circunstancia de que se aplique a todas las personas que se encuen-
tran en la misma situación prevista por el legislador.
400
STC. 31.01.2009. Rol N° 1217.
401
Id.. Consid. Segundo. Reiterado en STC. 28.05.2009, Consid. Décimo. Rol N° 1204.
1''''
L A REGULACIÓN C O N S T I T U C I O N A L DEL A M B I E N T E E N C H I L E
Por otro lado, como ¡o señaló recientemente esta Magistratura en ¡os autos Rol X°s. 790-
2007 v 755-2007. el examen de la jurisprudencia de diversos Tribunales Constituciona-
les. como e¡ españoly el alemán, da cuenta de que no basta con que la justificación de las
diferencias sea razonable sino que además debe ser objetiva. De este modo, si bien el
legislador puede establecer criterios que permitan situaciones fácticas que requieran de
un tratamiento diverso, ello siempre debe sustentarse en presupuestos razonables y obje-
tivos que lo justifiquen, sin que, por tanto, quede completamente entregado el estableci-
miento al libre arbitrio del legislador. Asi. para poder determinar si se infringe la igualdad
ante la ley, es necesario atender además a la finalidad perseguida por el legislador para
intervenir el derecho fundamental de que se trata, la que debe ser adecuada, necesariav
tolerable para el destinatario de la misma, como lo ha puntualizado la doctrina autoriza-
da (Tomás Ramón Fernández. De la arbitrariedad del legislador. Una crítica de la juris-
prudencia constitucional. Editorial Civitas, Madrid, 1988. pp. 34y 42)402.
40
- Id.. Consid. Tercero. En el mismo sentido. STC, 02.04.2009, Consid. 23°, Rol N° 1262: STC.
02.04.2009, Consid. 18°. Rol N° 1279: STC. 28.05.2009, Consid. Décimo primero, Rol N° 1204: STC.
25.05.2009. Consid. Décimo. Rol N° 1345. Respecto de esta última sentencia, cabe señalar que en su
virtud el Tribunal declaró inconstitucional el precepto legal contenido en las expresiones: "Para dar
curso a ellos se exigirá que el infractor acompañe el comprobante de haber pagado la multa", incluidas
en el inciso primero del articulo 171 del Código Sanitario, siendo dicho dictamen publicado en el Diario
Oficial de 28.05.2009.
134 RODRIGO G U Z M Á S R O S I A
10. N" 4; 24 inciso segundo; 32. X" 22: <V" y 94 de la Constitución en vigor"40*. En
cambio, la reserva legal es absoluta, cuando "la regulación deI asunto respectivo por
el legislador debe ser hecha con la mayor amplitud, profundidad y precisión que
resulte compatible con las características de la ley como una categoría, diferenciada
e inconfundible, de norma jurídica "4Ü1. La consecuencia de ello es que en tal caso "el
Poder Constituyente exige el desempeño de la función legislativa con un grado ma-
yor de rigurosidad en la amplitud de la temática regulada, minuciosidad de la nor-
mativa que dicta, profundidad o grado de elaboración en los textos preceptivos que
aprueba, pronunciamientos sobre conceptos, requisitos, procedimientos y control de
las regulaciones acordadas r otras cualidades que obligan a reconocer que, el ámbi-
to de la potestad reglamentaria de ejecución, se halla más restringido o subordina-
do"**.
4M
STC. 26.04 1997. Consid. 26". Rol N° 254
4U4
STC. 09.04.2003. Consid. Decimoséptimo. Rol N° 370.
405
íd. Consid. Decimoctavo. En una perspectiva diferente. R A J F Y I C M O S L E R estima que hay dos
grandes lomas de posición trente a la relación que debe existir entre la ley y el reglamento que la ejecuta
La tesis que denomina extensiva, " exige que las nonnas legales desarrollen las materias reseñadas a la
ley hasta el máximo de detenninación posible" de modo que lo único que le empece al reglamento es.
respecto de la ley "su sola ejecución y no el establecimiento de nuevas regulaciones en reemplazo de la
ley (art 32 N° 8. parte final), deviniendo en inconstitucional la ley que así lo admitiera" {Op. cit., p. 33)
Añade que esta tesis ha sido acogida por el TC en: STC. Rol N" Í46. Consids 18-19: STC. Rol N" 167.
Consid 15: y STC. Rol N° 185. Consid. 12. a). En cambio, señala que para la tesis que cataloga como
restnctiva. a la ley le corresponde únicamente establecer el marco básico o general, sobre el cual podrá
actuar, después, la administración, ejecutando sus mandatos (Id., p. 34). Indica que este enfoque ha sido
adoptado por el TC en la sentencia recaída en la causa Rol 183. además de en dos casos dados en sede
jurisdiccional ordinana: SCAS. de 30.05.1990. sobre restricción vehicular (FM N° 379,1990): y SCAS,
de 25.08 1994. sobre la misma materia (GJ N" 171. 1994)). Como se puede leer en los fallos del TC
citados por el autor, mayoritariamente este tribunal ha abrazado la tesis extensiva. Asi, en STC Rol
N° 146. el TC señaló que "si bien es efectivo que el legislador haciendo uso de su facultad de regular
puede establecer limitaciones y restricciones al derecho a desarrollar cualquier actividad económica,
esta facultad no le corresponde al administrador, pues de acuerdo al texto constitucional (...), estas
atribuciones están entregadas expresamente al legislador "Y agrega: "En otras palabras, el constitu-
yente entrega al legislador y no al administrador la facultad de disponer cómo deben realizarse las
actividades económicas y a qué reglas deben someterse" (Consid. 11). Para el tribunal, las "nonnas
reglamentarias no están facultadas conforme al artículo 19 N° 8, que consagra el derecho a vivir en un
medio ambiente libre de contaminación, para restringir, limitar o prohibir el ejercicio de los derechos
constitucionales, pues esta atribución es exclusiva de la ley Además, para que la autoridad administra-
tiva pueda reglamentar ciertas limitaciones al ejercicio de los derechos constitucionales, debe estar
autorizada por la Constitución, autorización que no existe en relación a esta materia en el articulo 19.
N" 21. de la Carta Fundamental antes transcripto" (Consid. 13). Por lo tanto, el tribunal estimó que "los
dueños de las fajas adyacentes de los caminos en su calidad de propietarios de dichos espacios sólo
podrían ver afectado el ejercicio de su derecho de propiedad por nonnas legales y que además deriven de
su función social y no afecten la esencia del derecho de propiedad" (Consid. 18). En STC, Rol N° 167,
el TC se expresó en los mismos términos que el Consid 11 del fallo antes individualizado (Consid 15).
1''''
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEL A M B I E N T E EN C H I L E
STC. 26.06.2001. Consid. 40". Rol N" 325. En los mismos términos: STC, 09.04.2003, Consid.
Vigésimo. Rol N" 370. y STC. 25.11.2003. Consid. Decimoséptimo, Rol N° 388.
R O D R I G O G I Y M A N ROSI N
repinarse tal en su forma \' sustanc ia si el legislador ha creído haber realizado su función
con meros enunciados globales, plasmados en cláusulas abiertas, o a tra\ és de fórmulas
que se remiten, en blanco, a la potestad reglamentaria, sea aduciendo o no que se trata
de asuntas mutables, complejos o circunstanciales. Obrar asi implica, en realidad, am-
pliar el margen limitado que cabe reconocer a la discrecionalidad administrativa, con
detrimento ostensible de la segundad jurídica4" .
Desde esta perspectiv a, el TC ha manifestado que "si bien resulta aceptable, sin
vulnerar el principio de reserva legal, el que se faculte al legislador para efectuar la
remisión a la autoridad administrativa de la precisión de algunos conceptos, sin
embargo lo esencial es que "los conc eptos deben ser determinables según la lev al
punto de excluir toda discrecionalidad y establecer una sola solución jurídicamente
procedente " (T'ictor Manuel Aviles Hernández, Legalidad Tributaria, p. 58) "40S.
Sin perjuicio de lo que se anotará más adelante a propósito del derecho de propie-
dad. conviene detenerse en esta estación para cerrar la sección presente, y que viene
a configurar la última barrera que ha de respetar el legislador cuando se propone
limitar o restringir determinados derechos constitucionales. A tal efecto, el TC ha
interpretado que la esencia del derecho es afectada "cuando se le priva de aquello
que le es consustancial de manera tal que deja de ser reconocible y que se 'impide el
libre ejercicio 'en aquellos casos en que el legislador lo somete a exigencias que lo
hacen irrealizable, lo entraban más allá de lo razonable o lo privan de tutela jurídi-
ca"*».
Con el objeto de precisar cuándo se hace impracticable el ejercicio del derecho,
el tribunal ha entendido que ello ocurre "cuando sus facultades no pueden ejecutar-
se. El derecho se dificulta más allá de lo razonable cuando las limitaciones se con-
vierten en intolerables para su titular. Finalmente, debe averiguarse si el derecho ha
Jü
" STC. 09.04.2003. Consid. Decimonoveno. Rol N" 370.
408
STC. 26.11.2007. Rol N° 718: STC, 26.11.2007. Rol N° 759: STC, 26.11.2007, Rol N° 773,
todas en su Consid. Vigésimo Quinto.
409 S T C 24.02.1987. Consid. 21°. Rol Np 43. Este predicamento ha sido reiterado también en:
STC. 06.12 1994. Consid. 26". Rol N" 203: STC. 20.10.1998, Consids. 13° y 29°, Rol N" 280: STC.
22 07 2008. Consid. Vigésimo Segundo. Roí N" 1046: STC, 28.08.2008, Consid. Decimoséptimo, Rol
N° 1061: STC, 18.11.2008. Consid. 38°. Rol N° 1182: STC. 18.11.2008. Consid. 38°, Rol N° 1193:
STC. 18.12.2008. Consid. 38°. Rol N" 1201: STC, 27.01.2009, Consid. 16°, Rol N" 1253: STC.
02.04 2009. Consid. 23°. Rol N° 1262: STC. 02.04.2009. Consid. 18°. Rol N° 1279; STC, 25.05.2009.
Consid. Décimo. Rol N° 1345.
1''''
L A R E G U L A C I Ó N C O N S T I T U C I O N A L DEL A M B I E N T E E N C H I L E
410
STC, 20.10.1998, Consid. 29°, Rol N° 280. En los mismo términos: STC. 17.11.2006, Consid.
12°, Rol N" 546; STC. 26.12.2006, Consid. Decimocuarto, Rol N° 541; y STC, 03.01.2008, Consid.
Decimotercero, Rol N° 792). Habría que añadir aquí que en materia de esencia del derecho, el TC se ha
cuidado de precisar el marco dentro del cual juega este concepto, señalando lo siguiente: "Estos supues-
tos deben ser aplicados, en todo caso, con la confluencia de dos elementos irrenunciables. En primer
lugar, el momento histórico de cada situación concreta, por el carácter evolutivo del contenido esencial
del derecho; y luego, las condiciones inherentes de las sociedades democráticas, lo que alude a determi-
nar el sistema de limites del ordenamiento jurídico general y cómo juega en ella el derecho y la limita-
ción" (STC, 20.10.1998, Consid. 29°, Rol N" 280). Lo mismo ha hecho en STC, 17.11.2006, Consid.
12°, Rol N° 546: y STC, 03.01.2008, Consid. Decimotercero, Rol N° 792.
411
STC. 09.04.2003. Consid. Vigésimo Primero, Rol N° 370. En esta perspectiva añade: "Que,
obviamente, donde la Carta Fundamental ha previsto el doble principio de reserva y dominio legal
descrito, lo ha hecho con la deliberada voluntad de fortalecer o reforzar la exigencia que conlleva ese
principio, excluyendo, o restringiendo, cualquier injerencia de la potestad reglamentaria en la materia.
En consecuencia y con análogo sentido de estricto rigor deberá ser interpretada y aplicada la norma
general de la Constitución que contempla tal potestad reglamentaria de ejecución, porque no puede ser
regulado a través de ella cuanto, reiterada y claramente, el Poder Constituyente ha confiado, con cuali-
dad privativa e indelegable, al dominio de la ley" (Consid. Vigésimo Segundo).
4,:
id . Consid. Vigésimo Tercero.
RODRIGO G I / M W ROSIA
potencia, vedada. de juzgar los aspectos de mérito que son base de la norma examina-
da. muy en particular tratándose de asuntos ambientales. Para explicarlo de mejor
modo, conv iene tomar las propias palabras del tribunal:
Oue constituye un elemento esencial de este análisis la consideración que lleva a con-
cluir que ¡a competencia constitucional limita en el mérito de la norma sometida a revi-
sión de constitucionalidad. Ello implica que su competencia excluye un pronunciamiento
acerca de lo que se denomina el mérito de! acto impugnado o controlado. Con esta doc-
trina coinciden la jurisprudencia de los Tribunales Constitucionales de Francia. Alema-
nia. Italia, España y Chile y la comparten las opiniones de distinguidos procesalistas v
constitucionalistas.
Su aplicación se traduce en que el Tribunal C \institucional no legisla ni administra, ni
entra a calificar la bondad de las disposiciones legales o administrativas sometidas a su
control. Sólo debe resolver si dichos actos se ajustan o no a los preceptos constituciona-
les. He una parte, debe velar por que la ley o el decreto no vulnere los limites constitucio-
nales y, de otra, no puede inmiscuirse en la esencia del ejercicio de la junción pública
que le corresponde a! Congreso Xacional. al Presidente de ¡a República o a los otros
tribunales de la organización de justicia.
En efecto, al resolver, dentro del concepto chiovendano, el Tribunal sustituye la voluntad
de los sujetos involucrados en el conflicto, haciendo prevalecer su voluntad por sobre la
de! órgano controlado. En otros términos, el Tribuna! Constitucional sustituye la volun-
tad de los parlamentarios o la de! Presidente de la República.
Lo expresado demuestra la grai'edad de la decisión v ¡a consiguiente necesidad de con-
tar con reglas claras y precisas de competencia.
Tanto el legislador como el administrador se encuentran sujetos al marco que fija la
propia Carta Fundamental. El Tribunal Constitucional es el principal órgano encargado
de velar por que la ley o el acto administrativo, efectivamente, no vulnere los limites
constitucionales.
En el caso del legislador, tal esfera de autonomía comprende, básicamente, el conjunto
de apreciaciones de mérito i • oportunidad que llevan a la adopción de una u otra fórmula
normativa. Sólo cuando el Parlamento exceda su ámbito de competencia, infringiendo
los márgenes contemplados en ¡a Constitución, o violente el proceso de formación de la
ley. el Tribunal Constitucional puede intervenir para reparar los vicios de inconstitucio-
nalidad en que éste haya incurrido.
(... i
En el modelo chileno, revisando su jurisprudencia, puede afirmarse que el Tribunal no
hace consideraciones acerca del mérito de las normas que le corresponde conocer, como
se desprende especialmente de sus sentencias roles S°s. 141, 231, 242y247" 413.
413
STC. 11.01.2007. Consid. Noveno. Rol N° 591. En un interesante fallo del tribunal dictado en
forma posterior, y a propósito de la posibilidad de determinar la arbitrariedad posible del legislador, el
organo manifestó: "'Ahora, la dificultad de analizar la arbitrariedad en el legislador radica en varios
factores En primer lugar, en determinar cuál es la justificación de la regulación que establece. Esta no
esta explicitada en la ley misma, como sucede, en cambio, con los motivos de una sentencia, o con los
1''''
L A REGULACIÓN C O N S T I T U C I O N A L DEL A M B I E N T E E N C H I L E
"a esta Magistratura no le corresponde sustituir el juicio propio de! legislador ni juz-
gar la sabiduría o mérito de los instrumentos que emplea, incluso si ellos conllevan
diferencias, a condición de que estos instrumentos diférenciadores se presenten como
razonablemente idóneos y proporcionales a los fines perseguidos (STC Rol Xo 797 07).
Asi. por ejemplo, se ha señalado que un determinado precepto "obedece a una decisión
de política legislativa específica, en el marco ya reseñado, que establece una diferencia
que. por tener fundamento racional, no puede ser calificada de arbitraria" (Rol \°8¡¡ 07).
Además, se ha sentenciado que "el Tribunal no legisla ni administra, ni entra a calificar la
bondad de las disposiciones legales o administrativas. Sólo debe resolver si se ajustan o
no a las nonnas. valores y principios constitucionales. De una parte, debe velar porque la
ley o el decreto no vulneren los limites constitucionales y. de otra, no puede inmiscuirse
en la esencia del ejercicio de las funciones públicas que le corresponden al Congreso
Nacional, al Presidente de la República o a los Tribunales de Justicia. En el ejercicio de
esta facultad, el legislador se encuentra sujeto al marco que fija la propia Carta Funda-
mental y el Tribunal Constitucional es el principal órgano encargado de velar por que la
lev efectiv amente no vulnere los límites constitucionales. El principio que se ha descrito
constituye un criterio interpretativo adoptado explícitamente por los más importantes Tri-
bunales Constitucionales del mundo" (STC Rol X"896 07) "414.
Continuación nota 4 , 3
fundamentos del acto administrativo que. cuando la lev' lo establece, deben explicitarse en él. La ley no
tiene una justificación en sí misma: sólo tiene mandatos de hacer, no hacer o de permitir. La razón o
justificación de ella hay que buscarla, Ello puede hacerse en la historia de la norma, es decir, en el
mensaje o moción, en la discusión en sala o comisión, en los informes de comisión. Esto tiene el incon-
veniente de que un argumento puede no expresar más que la opinión de uno o más parlamentarios, pero
no la del Congreso. De ahí la máxima prudencia que debe haber al escudriñar y determinar estos moti-
vos. Estos no pueden ser determinados caprichosamente. Eso cambiaría la arbitrariedad del legislador
por la del juez.
En segundo lugar, la dinámica de la sociedad hace que lo que el legislador puede haber considerado
como un motivo legítimo, quede desfasado en el tiempo. Eso obliga a quien quiera examinar la justifi-
cación de una lev; a mirar otros factores de corrección que permitan una adecuación a la época en que la
norma se aplica, como puede ser su inserción normativa y la visión sistémica del ordenamiento jurí-
dico. De lo contrario, se produciría una petrificación, un predominio del legislador originario. Ello,
sin embargo, no debe conducir a reemplazar el originalismo interpretativo por un activismo judicial
inmoderado.
En tercer lugar, es importante partir de la base de que el legislador tiene un motivo cuando establece
una nonnativa. El control del legislador por parte del Tribunal Constitucional no significa que esta
Magistratura establezca sus propios parámetros y los contraste con lo que los legisladores establecieron.
El control consiste, más bien, en examinar si estos parámetros existen, es decir, que puedan ser detecta-
dos: en determinar si son suficientes y si son coherentes con la regulación que se estableció: y señalar si
son legítimos. De lo contrario, el organismo de control puede convertirse en un censor de las razones
que llevan a los legisladores a regular" (STC. 06.10.2009, Consid. Nonagésimo sexto, Rol N° 1295).
•"J STC, 06.10.2009, Consid. Trigésimo, Rol N° 1295.
140 RODRIGO GI / M A N ROSI \
No obstante los patrones constitucionales comunes que han de seguir las restric-
ciones sobre el ejercicio de derechos y libertades, hay determinadas especificidades
que. en el contexto ambiental, poseen unas y otras.
415
STC. 26 06.2001. Consid. 46°. Rol N° 325.
J|6
STC. 26.04.2007. Consid. 14°. Rol N° 577.
ir
STC. 18 04.2008. Consid. Noveno. Rol N° 740.
1''''
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEL AMBIENTE EN CHILE
La nonna del artículo 19 N° 8.2 CP es mucho más amplia que la del N° 24.2 CP.
v a que se refiere, en general, a todo tipo de derechos y libertades -inclusive la propie-
dad-. v no sólo al derecho de dominio419. Atendido lo anterior, podría creerse que la
418
No ha sido éste un punto del mayor interés de la doctrina chilena, que se ha limitado a señalar
que "el constituyente de 1980 no reparó en el distinto significado de estos ténninos y los utilizó, por lo
mismo, de manera indistinta" (VALENZUELA FUENZALIDA, "El recurso constitucional de protección sobre
materia ambiental en Chile", RDl XI'. XIII (1989-1990). p. 183). De un modo un poco más específico,
y analizando los significados de patrimonio ambiental y de medio ambiente, se ha sostenido que el
ámbito de aplicación del artículo 19 N° 8.2 tiene relación con todos los componentes del ambiente,
mientras que el del 19 Nn 24.2, dice razón exclusivamente con los elementos únicos, escasos o represen-
tativos (CARTES MONTORY, "La función ambiental de la propiedad", Revista del Colegio de Abogados de
Concepción, Año VII, N° 7. diciembre de 2000, p. 11). En todo caso, tiendo a coincidir con VALENZUELA
FUENZALIDA, pero en absoluto con CARTES MONTORY. El análisis de este autor tiene una doble falencia. En
primer lugar, para construir su argumento se cuelga de las definiciones contenidas en la LBGMA, lo cual
no parece ser muy idóneo en la medida que las definiciones contenidas en un texto de menor rango
jurídico como es dicha ley. no son de pleno derecho aplicables a los conceptos indeterminados conteni-
dos en el texto fundamental, sin dejar de lado el contexto histórico y el nivel de conocimiento técnico y
jurídico que sobre la materia existía en uno y otro momento a la hora de elaborar las respectivas nonnas.
Por otra parte, aun cuando las normas de la ley pudieren ser consideradas como un medio de ilustración
tendiente a precisar en abstracto lo que la CP establece, no es efectivo que en la definición contenida en
la letra b) de la ley haya una limitación a los componentes escasos, únicos o representativos. Lo que hace
la ley en esa parte es poner un énfasis, pero sin ningún sesgo de exclusividad, que deje fuera los demás
elementos que forman parte del ambiente
419
Según se verá más adelante, a pesar de la amplitud del artículo 19 N° 8.2. no cualquier derecho
o libertad puede estar sujeto a restricciones. Es conveniente agregar que para CARTES MONTORY. aunque
admite que es sumamente discutible, el articulo 19 N° 8 no seria aplicable al derecho de propiedad, en
u : RODRIGO t i l / M A N ROSEN
423
Op. cil., p. 67.
4:4 id., p. 68.
425
Fundamentos de Derecho..., cit., p. 124.
426
F.ste carácter de eje del modelo económico encuentra su confirmación en que "el marco de
neoliberal de las políticas chilenas considera que la mejor protección de los recursos naturales consiste
en establecer derechos individuales de propiedad de los recursos. Los conflictos ambientales y las
externalidades se reducen y limitan, según esta concepción, por sí mismos, debido a una política de
precio de mercado" ( I N G O G E N T E S , "Derecho de propiedad ambiental y contribuciones al mejoramiento
del manejo de los conflictos sobre recursos naturales en Chile", wwv.ejournal.unam.mx/problemas.des/
pdel32 , p. 160). Obviamente, esta es una de las visiones en torno al tema, grandemente influenciada
por la cada vez más expandida teoría del análisis económico del Derecho. Sin embargo, por oposición,
para otros hay "en la práctica un aumento del costo extemo debido a la omnipotencia de un mercado de
recursos naturales no controlado (...) Bajo la premisa de una liberación de la economía del mercado se
1 4 4 RODRIGO G I : Z M A \ Rost \
cias. es indudable a mi juicio que el derecho con mayor deuda potencial en materia
ambiental es. precisamente, el de propiedad, incluso a pesar que en no pocas ocasio-
nes se está ante componentes huérfanos de propiedad asignada. Es por ello que el
derecho de propiedad se ha visto en la obligación de ir adaptándose a una nuc\a
realidad: los problemas ambientales. Al mismo tiempo, éstos, junto con reconfigurar
por si este derecho, han provocado el surgimiento de nuevos derechos -como el de un
ambiente adecuado- >. también, el rediseño de otros, distintos del de propiedad, como
es la libertad económica Puestas asi las cosas, al derecho de propiedad no le queda
más que readaptarse a esta nueva realidad (pues forma parte importante de la génesis
de la misma a la luz de sus consecuencias) y de lo cual no tiene escapatoria: su haz de
proyección juridica implica nuevas formas de ejercicio y de limitaciones.
Las modalidades de interv ención que contemplan las dos normas en estudio son
también, a priori. diferentes. Para proteger el medio ambiente, se restringe: para
conservar el patrimonio ambiental, se limita u obliga. La letra de las disposiciones
motiva preguntarse si son estas modalidades cfcctivamcntc distintas, o expresan una
sola y misma idea: si son distintas, en qué sentido y que consecuencias trae: o. si no
lo son. por qué se utilizaron términos diversos para uno y otro caso427.
Para EVANS DE LA CUADRA, restringir es "el acto de reducir a menores límites,
aminorando o modificando el ejercicio de los derechos, o sea las formas o maneras
como ellos se usan por las personas" 428 .
Con independencia, por ahora, de considerar una diferencia de carácter general,
reflejada por el diverso contexto en que unas y otras voces son utilizadas, restringir el
ejercicio de determinados derechos equivale a limitarlos y obligarlos 429 . Si restringir
es alterar el modo original de ejercer un derecho en un sentido de minoración o
reducción, tanto la limitación como la obligación vienen a cumplir la misma función.
Si ello es asi. cabe entonces preguntarse por qué se utilizaron locuciones diversas.
Pareciera ser que la distinción se debe, ahora sí. al diverso ámbito en el cual unas
y otras se insertan. Es la noción de la "función social" la que delimita el uso de los
vocablos, ya que en el caso del artículo 19 N° 8.2 CP aquella no tiene ningún papel
que cumplir a modo de fundamento de la restricción, lo que si ocurre en el caso del
segundo inciso del numeral 24 del artículo 19 CP. Reconocer esta circunstancia, como
se verá más adelante, significa que la restricción del N° 8 importa una intervención
externa, por ejemplo, del derecho de propiedad, mientras que la del N° 24. es más
bien de orden interno, atendida la inherencia que tiene la función social en la propie-
dad.
Llegados a este punto, corresponde una toma de posición respecto de las interro-
gantes al inicio planteadas.
a) Desde el punto de vista genérico de los objetivos que se persiguen por medio
de las condicionantes que se pueden imponer a los derechos y a las libertades consti-
tucionales respectivas, no se advierte una diferencia sustancial entre ambas disposi-
ciones. Mediante la protección del medio ambiente, primero, se puede lograr la
finalidad de conservar el patrimonio ambiental: y. segundo, esto último puede ser
también una herramienta para lograr la protección del ambiente. De este modo, am-
bas nociones poseen un rol que semeja al de unos vasos comunicantes que se poten-
cian v entran en funciones reciprocamente.
b) Junto con lo anterior, tampoco existe diversidad desde el punto de vista de la
forma de condicionar, en el sentido que aunque en una norma se alude a restricción y
en otra a limitación u obligación. todos estos verbos apuntan a una sola y misma
cosa: modificar la matriz original de los derechos a que se refieren.
c) Sin embargo, hay dos elementos que representan en conjunto unos matices que
hacen diversas a las disposiciones en cuestión, y que se relacionan con el tipo de
derechos y el ámbito de la intervención que pueden experimentar.
En virtud del artículo 19 N° 8.2 CP se pueden condicionar todos aquellos dere-
chos y libertades establecidos en la CP que, en tanto modificados de su despliegue
original, sirvan a la protección del medio ambiente, incluyendo al derecho de propie-
dad. En cambio, en el caso del articulo 19 N° 24.2 CP. sólo pueden establecerse
restricciones al de dominio.
Por otra parte, la primera de las disposiciones mencionadas permite una altera-
ción en el ejercicio de tales derechos y libertades, mientras que la segunda, vendo
más allá, admite la limitación a la propiedad en sí misma, esto es, al bien sobre el cual
recae.
d) Al fin. lo recién expuesto permite concluir que la utilidad que presenta esta
protección reforzada del ambiente a través de las dos normas bajo examen, se da en
términos de contexto, ya que se situó al derecho de propiedad bajo potenciales res-
146 RODRIGO ( ¡ I / M \ N R O S E S
triccioncs. no sólo desde el punto de vista de su ejercicio y desde afuera, sino además
a partir de la función social que permanentemente debe satisfacer en su manifesta-
ción. desde el seno de su contenido.
,311
El primero de ellos es el reconocimiento del derecho a un ambiente adecuado, y. el segundo, el
deber estatal de preservar la naturaleza. No me refiero a un grado en sentido de importancia, sino en una
perspectiva de nivel. En este caso la herramienta legislativa puede acudir en resguardo del ambiente en
sí mismo considerado, sin referencia ni relación alguna con derechos sobre el mismo.
431
Lo cual tiene como primerísima confirmación en el texto del artículo 5.2 CP, al señalar que el
"ejercicio de la soberanía reconoce como limitación el respeto a los derechos esenciales que emanan de
la naturaleza humana. Es deber de los órganos del Estado respetar y promover tales derechos, garantiza-
dos por esta Constitución, así como por los tratados internacionales ratificados por Chile y que se
encuentren vigentes"".
432
BERTELSEN REPETTO, "Sentencia del Tribunal Constitucionar, Informe Constitucional N ° 749.
de 14.03 1994. pp. 4-5. En el mismo sentido. S O T O K L O S S . Suspensión, Restricción..., cit., P 9 .
433
Pues al tenor de los artículos 39 y siguientes CP, ello sólo es posible bajo estados de excepción
constitucional. Es por ello que no causa extrañeza que en el debate originado en la CENC se hayan
planteado diversas visiones. Asi, Silva era partidario de no considerar una norma de esta naturaleza,
pues la consideraba demasiado genérica, atendido lo cual propuso su eliminación (ASC 186, p. 9-11):
Ortüzar estuvo por consagrarla, pero en términos muy ambiguos (Id.. p. 11): Diez también fue partidario
de mantener la propuesta en esta materia, recalcando que las restricciones debían imponerse sólo respec-
to de derechos que por su naturaleza las hacían posibles, previniendo además que debían ser lo más
precisas posible. (Id., pp. 12-13).
1''''
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEL A M B I E N T E EN CHILE
4:14
ASC 186, p. 15. En el mismo sentido, LAVIN V A L D É S , Legislación restrictiva de derechos Y
libertades para proteger el medio ambiente. RCHDUC. vol. 25 N° 1 (1998), p. 190.
435
Para apreciar un análisis distinto, vid. BERMUDEZ SOTO. Fundamentos de Derecho..., cit.,
pp. 114-117.
430
RAJEYIC M O S L E R . Limitaciones, reserva legal y contenido esencial de ¡a propiedad privada.
RCHDUC. número monográfico, vol. 23, NT 1. enero-abril, 1996. p. 31. El autor agrega que. desde la
STC. 28.02.1994. Rol N° 185. que se pronunció sobre la constitucionalidad del proyecto de la actual
LBGMA "no sólo se vedó a la potestad reglamentaria autónoma la regulación de derechos, sino que.
lambien. se prohibió al legislador delegar sus facultades legislativas respecto [de] esta materia a la
Administración" (/</.. p. 32). Sobre el principio de reserva legal en general, vid. supra, en este mismo
Capitulo. &l. B). 3.
I4S RODRIGO G I ' Z M Á N R O M S
minacion que la ley debe tener para habilitar adecuadamente al reglamento la ejecu-
ción de la misma - *'Sin embargo, por ahora interesa hacer referencia a la STC. recaí-
da sobre el entonces provecto de la actual LBGMA I3S , En dicho caso, el tribunal
señaló categóricamente que conforme al artículo 19 N° 8 CP. la facultad ahí estable-
cida. dada sólo a la lev. sólo podía ejercerse durante los estados de excepción consti-
tucional y no en los periodos de normalidad 439 .
Lo señalado por el TC no resiste ningún análisis tendiente a controvertir dicho
criterio, tanto desde un punto de vista histórico, como de hermenéutica constitucio-
nal. En efecto, en la CENC ningún punto de la discusión giró en este sentido, en
cuanto esa restricción fuera sólo posible durante los estados constitucionales excep-
cionales. según ya se expuso. Pero lo más capital tiene que ver con la forma de enten-
der los distintos preceptos constitucionales 440 . Si se siguiera lo establecido en la
sentencia, querria decir, necesariamente, que la norma del articulo 19 N° 8.2 CP esta-
ría de sobra, bastando la sola aplicación -y únicamente en estados de excepción
constitucional- de los artículos 39. 43 y 45 constitucionales hoy vigentes. No resulta
lógico que las medidas ambientales no puedan adoptarse en cualquier momento
-previa habilitación de lev-, pues ello atenta en contra de la propia naturaleza y el
evidente dinamismo que los problemas ambientales presentan: y asume, además, que
las medidas ambientales sólo puede tomarse una vez que la excepción constitucional
se produce (excepción que muy probablemente no tenga su fundamento en razones
de carácter ambiental, o. como dice la norma del N° 8. de "protección del medio
ambiente") 4 ".
Concluir en la línea del tribunal, v a en contra de lo que el mismo TC tantas veces
ha señalado, en cuanto a que la interpretación constitucional no debe conducir a la
Sobre lo cual volveré cuando ine refiera a los requisitos de especificidad de las restricciones.
438
STC. 28.02 1994. Rol N" 185.
439
El Consid. 12. b). del voto de mayoría, señala: "Porque esas "restricciones' especificas la Cons-
titución las prevé para los "estados de excepción constitucional' (artículos 39 a 41 de la Constitución
Política) y no para situaciones de normalidad constitucional en las que se mueve el legislador en este
proyecto, por lo cual la disposición analizada excede notoriamente la normativa fundamental (artículos
6" y T. en relación con los artículos 1 inciso cuarto, y 5o, inciso segundo, de la Constitución Política)'".
440
Que ha sido dada por el propio TC. en cuanto a que al momento de darle sentido a la CP, debe
existir una debida correspondencia y armonía entre los distintos preceptos fundamentales. Y ello, por
cuanto el Primer Estatuto es un todo armónico, orgánico y sistemático, lo cual impide cualquier interpre-
tación que tenga como resultado anular o privar de eficacia a algún precepto en ella contenida (STC.
09 11.1985. Rol N° 5. Consid. 2: y STC, 26.06.2001. Rol N° 325, Consids. 10-13).
441
Citando a Zapata. R A J E V I C M O S L E R señala que bajo el criterio sostenido por el TC. "todas las
muchísimas regulaciones razonables y legítimas que deben imponerse cotidianamente al ejercicio de
derechos individuales tendrían que no sólo ordenarse por lev. sino que también especificarse en una lev
Tal situación conduciría, con toda seguridad, o bien a la saturación y desnaturalización de la actividad
legislativa, o a la abdicación del estado de su deber de promover el Bien Común" (Op. cit., pp. 37-38)
1''''
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEL A M B I E N T E EN C H I L E
BERTELSEN REPETTO ha señalado que el articulo 19 N° 8.2 permite, precisamente, que las restriccio-
442
nes se puedan establecer en casos de normalidad constitucional ('"Sentencia del Tribunal"..., cit., p. 5).
Por añadidura, el propio TC (STC, Rol N° 325, Consid. 10), ha señalado que "no es dable
suponer que la Carta Política incluya en su texto normas supertluas o reiterativas que lejos de regular en
forma clara la convivencia política y pacifica de un pueblo en sociedad, confunda o de cabida a interpre-
taciones que permiten vulnerar la esencia de los principios y valores en que ella descansa, o hacer
ambiguo o confuso lo que para el Constituyente es claro e inequívoco'". Si uno de los ejes sobre los
cuales se muevo la Constitución es la protección del medio ambiente, es evidente que la interpretación
propuesta por el TC en el fallo en comento altera y va en contra de esa finalidad claramente manifestada
en la misma Carta.
444
En este sentido. F E R N A N D E Z BITERLICH señala que aunque el ideal teórico es que sea la ley la que
establezca la totalidad de los aspectos asociados a una restricción, no siempre ello es así, dejando el
legislador a la Administración su especificación. Ello vendría dado porque "es muy dilicil que la ley
pueda por si sola precisar los parámetros, requisitos y condiciones que deben cumplirse para fijar las
normativas que protegen el ambiente, las cuales son esencialmente variables, o señalar las políticas que
deben aplicarse, las cuales deben tener un rango de flexibilidad necesaria para que puedan ser realmente
eficientes" ("Garantías Constitucionales y regulación ambiental". A ¡entonas del Seminario Xacional de
Detvcho Ambiental. Cepal/Fundación Friedrich Ebert, Eduardo Astoraa v Gonzalo Cubillos Editores, p.
70).
150 RODRIGO G I V M - W Rosr:\
Oue. acorde con i o expresado, si bien las normas legales en que se funda el D.S. A'° 20
en estudio no cumplen a cabalidad con los requisitos de determinación 'de los dere-
chos que podrán ser afectados v especificidad' de las medidas que se autorizan para
llevar a cabo tal objetivo que la Carta Fundamental exige a fin de restringir o limitar los
derechos comprometidos en el caso sub lite, esta Magistratura ha llegado a la convic-
ción que tales requisitos resultan aceptables en este caso y sólo para aplicación a él.
445
STC. 26.06.2001. Rol N" 325.
446
Ley 18.290. de Tránsito y LBGMA.
44
Como indica el TC, la determinación es un requisito que exige que "los derechos que puedan ser
afectados se señalen, en forma concreta, en la norma legal", y la especificidad "requiere que la misma
[nonna legal] indique, de manera precisa, las medidas especiales que se puedan adoptar con tal finali-
dad" (Consid. 40).
448
Tanto respecto de la LBGMA como de la ley N° 18.290. En relación con la primera, señaló que
"ponderando la indispensable flexibilidad con que debe contar el Administrador para hacer frente a
situaciones ambientales constantemente cambiantes, que hay que analizar en una perspectiva esencial-
mente dinámica, y que miran a ia preservación de la salud y, a la postre, a la conservación de la vida
humana, debe concluirse que en función de estos muy particulares factores y aplicando criterios
hermenéuticos finalistas, las nonnas de la ley N° 19.300, miradas en su conjunto, sí bien no cumplen a
cabalidad con el principio de "reserva legal", resultan aceptables en este caso por las consideraciones
expuestas y las que se expresarán más adelante" (Consid 43). En cuanto a la Ley de Tránsito, el tribunal
expresó: "Si bien es cierto que estas normas cumplen con el requisito de especificidad", en cuanto
señalan la medida restrictiva que el reglamento puede adoptar, no ocurre lo mismo con el requisito de
determinación", toda vez que explícitamente no se señala el derecho, constitucionalmente protegido,
que pueda ser afectado" (Consid 45)
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEL AMBIENTE EN CHILE 1''''
449
Consid. 46.
450
Por más que el TC advierta que los requisitos de especialidad y determinación resulten "acepta-
bles para este caso y sólo para aplicación de éF (Consids. 43,46). Hay que agregar que se está ante una
sentencia que es consecuencia directa de la vertida en la STC, Rol N° 185, dictada, como ya se ha dicho,
a propósito del análisis de constitucionalidad de la hoy LBGMA. Como se recordará, en dicho caso se
estimó inconstitucional el artículo 49 del proyecto, que permitía establecer restricciones y limitaciones
para los casos de emergencia ambiental. Al efecto, el TC señaló, en el fallo bajo examen, lo siguiente:
"Que. por las consideraciones expresadas en el razonamiento precedente y a fin de cumplir debidamente
con el mandato constitucional sobre limitaciones o restricciones a los derechos fundamentales que nues-
tra Carta Política establece en su artículo 19, este Tribunal insta a los Poderes Colegisladores a llenar el
vacio que se produjo en esta materia, luego de haberse declarado la inconstitucionalidad del artículo
49 del provecto de la actual lev N° 19.300, por sentencia de 28 de febrero de 1994, Rol N° 185, y cuyo
texto original estaba en el artículo 34 del proyecto contenido en el Mensaje enviado por el Presidente
de la República al Congreso Nacional en septiembre de 1992. Lo anterior resulta enteramente perti-
nente. porque si el legislador hubiere estimado que las normas invocadas en esta sentencia para justi-
ficar la restricción vehicular eran completamente suficientes, no habría incluido en el proyecto de la
ley N° 19.300. el referido articulo 49. que regulaba precisamente esta materia, pues como lo ha mani-
festado reiteradamente este Tribunal, no es dable aceptar en la interpretación de la Constitución ni de la
ley que sus autores incorporen en sus textos normas superfiuas. reiterativas o innecesarias que lejos de
contribuir a la clarificación de sus prescripciones, confundan y tornen oscuro o difícil de comprender lo
que para el legislador es claro y preciso" (Consid 47).
I2F»
RODRIGO G L Y M A N R O S I N
4 M
G A R C Í A BARZELATTO ha estimado que la razón do Bien Común aducida por el TC no es jurídica-
mente válida, y que la solucion a este caso es que. efectivamente. se dicte la ley que falta, con la adecua-
da especificidad y determinación "Evidentemente, no se requiere la emisión de una ley frente a cada
situación de emergencia ambiental, lo que seria inviable. pero si de un precepto legal que pennita al
Presidente adoptar con seguridad y certeza jurídica las decisiones administrativas que involucren res-
tricciones a los derechos de las personas" ("Potestad reglamentaria excedida. Análisis de un fallo".
RDl Tí ". XXn. Valparaíso. Chile. 2001. p. 364). Por su parte. Z Ü Ñ I G A U R B I N A ha señalado, sobre la
preeminencia de unos derechos sobre otros, que "Desde el punto de vista de los bienes jurídicos que
cada uno de estos derechos reconoce, todos tiene la misma jerarquía y condición de iuslundamentalidad.
la cual esta dada por su recepción en la Constitución del estado y no por valores o principios que
trasuntan dichos bienes jurídicos. Aceptar que hay una jerarquía de derechos en función de principios y
valores es una puerta abierta a lo que Cari Schmitt denominó la tiranía de los valores " ("Leyes de bases
en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional Apuntes acerca de la norma de clausura RDUCV,
X X I I I . Valparaíso. Chile. 2001. p. 239). Agrega que en el caso en cuestión se plantea "la confluencia del
derecho a la vida y a la integridad tísica y psíquica de las personas, el derecho a vivir en un ambiente, y
el derecho de propiedad y la libertad ambulatoria. Existe aquí un conflicto de derechos que no se resuel-
ve conforme a una supuesta jerarquía de los bienes jurídicos, sino que conforme a una interpretación de
la Constitución que tenga presente la fórmula política" i m p e r a n t e . . ( I d . , pp. 239-240). Y concluye
señalando que "cuando se produce un conflicto entre un derecho civil (como es el de propiedad y
libertad ambulatoria) y un derecho económico social (como es el derecho a la vida, derecho a la salud y
derecho a vivir en un medio ambiente sano) lo que debe resolverse en ese conflicto es el interés indivi-
dual versus el interés público" (Id., p. 240).
4x5
No obstante lo dicho, y el alcance de la sentencia analizada recién, debe señalarse que con
posterioridad a la misma, el tribunal dictó la de fecha 09.04.2003. Rol N" 370, la cual, de algún modo,
vino a "rectificar" esa posición. En ella, el tribunal señaló: ".Yo puede la ley, por ende, reputarse tal en
su torma y sustancia si el legislador ha creído haber realizado su función con meros enunciados globales,
plasmados en cláusulas abiertas, o a través de fórmulas que se remiten, en blanco, a la potestad regla-
mentaria, sea aduciendo o no que se trata de asuntos mutables, complejos o circunstanciales. Obrar asi
implica, en realidad, ampliar el margen limitado que cabe reconocer a la discivcionalid¿¡d administra-
tiva. con detrimento ostensible de la seguridad juridica " (Consid Decimonoveno)
1''''
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEL A M B I E N T E EN CHILE
454
Los Derechos Constitucionales, cit., I. II, p. 314
455
STC. 28.02.1994, Rol N° 185, Consid. 12. c) y d). BERTELSEN REPETTO puntualiza, sin embargo,
que el problema del artículo 49 del proyecto de ley era que aunque establecía el tipo de restricciones que
se podían imponer, no se encontraban definidas ni la cuantía ni la duración de las mismas, materia que
quedaba entregada "a las regulaciones emanadas de los órganos de la Administración, razón por la que
es indudable que no ha sido la ley la que ha fijado "específicamente'' las restncciones, como lo exige la
Constitución, sino que ha remitido su establecimiento a la vía administrativa" ("Sentencia del Tribu-
nal ". cit.. p. 7).
456
Conexión que además, según el TC, debe encontrarse dada por el criterio de la razonabilidad
técnica. En STC. 15.04.1997. Rol Nt>253, el tribunal señaló que debe existir "una apropiada adecuación
entre los fines postulados por la ley y los medios que planifica el reglamento para lograrlos. En otras
palabras, debe existir una correspondencia entre las obligaciones que la norma impone y los propósitos
que la ley quiere alcanzar" (Consid 9). Lo propio hizo en STC. 26.12.2006, Rol N° 541, al señalar lo
siguiente: "La regulación legal debe ser razonable, no arbitraria, sirviendo como referencia del juicio de
razonabilidad la concurrencia del principio de proporcionalidad, determinado por la relación coherente
entre los medios utilizados y los fines legítimos perseguidos. La extensión de la limitación del derecho
cede frente a la licitud del objeto que se pretende alcanzar, por razón de bien común" (Consid. Décimo-
154 RODRIGO G L / M W ROSIN
Sólo la ley puede establecer el modo de adquirir ¡a propiedad, de usar, gozar y disponer
de ella y las limitaciones y obligaciones que deriven de su función social. Esta compren-
de cuanto exijan los intereses generales de la Xación, la seguridad nacional, la utilidad
v la salubridad públicas y la conserv ación del patrimonio ambiental.
A partir de la doctrina sentada por DUGUIT. la función social consiste en que " el
detentador de un bien no tiene un derecho sobre éste en sí. sino que existe una situa-
ción de hecho que lo obliga a realizar una cierta función social: su propiedad, enton-
ces. sólo es protegida en la medida que cumpla aquélla. El legislador moldea el
contenido de la propiedad según las necesidades sociales existentes. De esta manera,
la propiedad no es un derecho, sino una función social que debe desempeñar su titu-
("Garantías Constitucionales y...", cit., p. 70). Lo señalado por estos autores resulta plenamente cohe-
rente con lo que en su oportunidad la CF.NC discutió sobre este particular. Inicialmente. en la sesión
1 8 6 . como ya se expusiera, el comisionado SILVA B A S C U Ñ A N se opuso a la idea de establecer el tema de las
459
RAJEVIC M O S L E R . op. cit., p. 83. Citando al mismo Duguit. Ríos ÁLYAREZ agrega: "Descansando
únicamente la propiedad sobre la utilidad social, ella no debe existir smo en la medida de esta utilidad
social. F1 legislador puede, pues, imponer a la propiedad individual todas las limitaciones que sean
conlonnes con las necesidades sociales que ella provee. La propiedad no es un derecho intangible y
sagrado, sino un derecho que continuamente cambia, que debe moldearse según las necesidades sociales
que viene a satisfacer. Si llega un momento en que la propiedad individual no responde a una necesidad
social, el legislador debe intervenir para organizar otra forma de apropiación de las riquezas" ("El prin-
cipio constitucional de la función social de la propiedad". RDJ. t. LXXXIV, N° 2, 1987, p. 63).
460
B A N D A V E R G A R A . op. cit., p. 6 8 . En el mismo sentido. Rios ALYAREZ. Op. cit., p. 6 5 . No está de
sobra señalar que en la CENC se tuvo el mismo enfoque en esta materia. Así, en el Informe de la
Subcomisión de Derecho de Propiedad, se puede encontrar la opinión del Sr. Figueroa. para quien "el
dominio es el derecho que la sociedad le da a un individuo para que pueda usar una cosa detenninada
como suya, pero sólo con el objeto de darle un uso, goce y disposición dirigidos al Bien Común". (ASC
N ° 1 4 8 . de 2 6 . 0 8 . 1 9 7 5 . p. 2 9 ) . Por ello es que. a su juicio, desde la Edad Media la propiedad ha sido "un
derecho limitado en su esencia, es decir, se concede a un inviduo para que realice un conjunto de
acciones en su beneficio y en beneficio social. No ha sido concebido, desde la época señalada, como un
derecho que se conceda nada más que para sí. Por eso, el derecho de propiedad, en su esencia, además
del beneficio personal, es función social. Y si la función social fonna parte de la esencia del derecho de
dominio, ello está indicando que no puede abusarse del derecho para obtener un beneficio propio v
privar a la colectividad del beneficio social. De esta manera, si la propiedad no se ejerce conforme al
objetivo para el cual está destinada, ella caduca" (íd., p. 34).
461
RAJEYIC M O S L E R , op. cit., p p . 8 5 - 8 8 : B A N D A V E R G A R A , op. cit., p p . 6 9 - 7 0 : BORDALÍ SALAMANCA,
La función social...., cit.. p. 1 5 7 ; Rios ALYAREZ. op. cit., pp. 6 6 - 6 8 y C O R D E R O V E G A , op. cit., p. 57. Ello
se refleja también en la historia de la elaboración de la norma constitucional. En una de las primeras
sesiones en donde se trató el tema, se indicó que en la Subcomisión sobre Derecho de Propiedad existía
un consenso en orden "a que la función social no es una obligación anexa del propietario sino que es un
elemento que forma parte del derecho" (ASC 1 9 , de 2 0 . 1 2 . 1 9 7 3 , p. 1 8 ) . En el Informe anexo al ASC
148. citada, se lee efectivamente que "la (unción social es inherente al derecho de propiedad v a la
propiedad misma. Este elemento, en consecuencia, en el ejercicio del derecho, limita el hacer v el no
hacer, de suerte que el uso. goce y disposición de los bienes deben ejercerse conforme a la naturaleza de
éstos con el fin de satisfacer la necesidad del dueño y la necesidad colectiva, De este modo (...), la
propiedad está relacionada directamente con el derecho a ella y con la naturaleza del bien, v. por consi-
guiente. la función social se encuentra implícita en esta última" (ASC 1 4 8 . cit., pp. 2 8 - 2 9 ) . Más adelan-
te. en la misma sesión. Figueroa expresó que "la función social no es una forma de limitar el derecho de
propiedad, ya que dicho concepto pertenece a la esencia misma del derecho. La sociedad, añadió, no
esta entregando, reconociendo o protegiendo un derecho absoluto y limitable, sino ya limitado en su
esencia, limitado desde su génesis en cuanto su ejercicio debe dirigirse al bien común, ademas del
15(1 RODRIGO G I ' / M - W ROM \
particular pasan a ser las dos caras de una misma moneda, pues al propietario se le exige, según el autor
español, "que la explotación del bien sea socialmente útil" y "socialmente útil es garantizarles a todos
los ciudadanos singulares el eficaz ejercicio de sus libertades (fundamento ético-político) y también lo
es demandar del titular del derecho que con todas su fuerzas (lo que permita el uso del bien) contribuya
al bienestar social". De esta manera, "reconocer la función social es superar un esquema antitético de
intereses en que el legislador seria un simple árbitro político" (Op. cit., p. 86). El TC también ha compar-
tido esta visión, señalando que la función social de la propiedad "significa que ésta tiene un valor
individual y social por lo que debe estar al servicio de la persona y de la sociedad. La Constitución
Alemana dice. "La propiedad obliga", para hacer notar que el dominio además de conferir derechos,
impone deberes y responsabilidades a su titular. Estos deberes y responsabilidades del propietario que
armonizan los intereses del dueño y de la sociedad puede decirse que constituyen la función social de la
propiedad" (STC. Rol 245-246. de 12.12.1996. Consid. 25).
4OJ
E V A N S DE LA C U A D R A , citado por B A N D A VERGARA. op. cit.. p. 70.
1''''
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEL A M B I E N T E EN CHILE
46
" Op. cit.. p. 14
468
Op. cu., p. 12.
469
Conforme al articulo 585 CC las cosas que la naturaleza ha hecho comunes a lodos Ios hom-
bres. como la alta mar. "no son susceptibles de dominio, y ninguna nación, corporación o individuo
I2F»
RODRIGO G L Y M A N R O S I N
norma establece otra posible restricción a esta libertad. Se trata que en la medida que
el interés nacional" lo exija, una ley - d e quorum calificado- puede establecer limi-
taciones o requisitos para la adquisición del dominio de algunos bienes. Es decir,
conforme a la norma en estudio, la posibilidad de adquirir bienes presenta dos limi-
tes. uno absoluto y otro relativo. El primero consiste en la imposibilidad de hacerse
de bienes que la naturaleza ha hecho comunes a todos los hombres (como el caso de
la alta mar y del aire en nuestro ordenamiento) o de bienes que deban pertenecer a la
Nación toda. El segundo -limite relativo-, consiste en que la ley tiene poder para
fijar limitaciones o exigencias para los efectos de adquirir algún tipo de bien, siempre
que se funde en el interés nacional y el texto tenga el carácter de quorum calificado.
En el primer caso se atiende a la naturaleza de los bienes, mientras que en el segundo,
al interés -nacional- comprometido eventualmente con esa adquisición.
Sobre la base de lo anterior, es posible sostener que la función ambiental comien-
za a manifestarse de modo previo a la adquisición del bien, en la forma antes descrita,
de tal suerte que existe una no sólo de la propiedad, sino a la propiedad. Si el inciso
segundo del articulo 19 N° 24 CP. al referirse a la función social, comprende dentro
de sus elementos "los intereses generales de la Nación", voz de suyo similar al "inte-
rés nacional" de que habla el mismo articulo en su numeral 23.2; y. además, señala
que forma parte de dicha función "la conservación del patrimonio ambiental", resulta
indesmentible que esa conservación puede también ser fundamento para fijar limita-
ciones u obligaciones para adquirir el dominio.
Desde una perspectiva diferente, también es dable apuntar que el derecho de
propiedad muchas veces se ejerce sobre bienes que desempeñan roles ambientales,
como el suelo o un bosque. De ahi que pueda decirse que originalmente la propiedad,
cuando sobre esos bienes recae, realiza funciones ambientales, puesto que está refe-
rida a componentes que así lo hacen. Ello exige que exista una coherencia entre la
naturaleza del objeto de dominio (un bosque) y el ejercicio de sus atributos y faculta-
des que el derecho de propiedad permite. Pero otras veces, la propiedad recae sobre
bienes que no cumplen en sí mismos esas funciones, p.e.. un vehículo. En estos ca-
sos. artificialmente se exige que la utilización de ese bien cumpla con una función
que antes no tenia in natura: en estas situaciones, más bien, lo que originalmente
constituye ese tipo de bienes es una fuente de externalidad negativa. Dado lo ante-
470
Haciendo una interesante precisión. B E R M Ú D E Z S O T O señala que no podría usarse el artículo 1 9
N° 24 para fines de preservación de la naturaleza, pues "cuando la limitación del derecho se realiza en
aras de proteger otros bienes jurídicos, como la preservación de la naturaleza, la ley que limita seria de
carácter expropiatorio. dado que impide totalmente la explotación, y priva de una de las facultades
inherentes al dominio, con lo que surge el derecho del titular a ser indemnizado" (Fundamentos de
Derecho..., c/7.,p 123).
4 1
* Resulta curioso, por tal razón, que ciertos autores afirmen categóricamente que ello se deba al
trabajo del Consejo de Estado, como se ve en RAJEVIC M O S L E R . op. cit., p. 91 y en B A N D A V E R G A R A . op.
cit.. p. 66. En contra de dicha posición. EVANS DE LA C U A D R A , op. di. A. DI, p. 237 y C O R D E R O V E G A . op.
cit.. pp 56-58.
I2F»
RODRIGO G L Y M A N ROSIN
*~2 La propuesta del comisionado Evans de la Cuadra era del siguiente tenor: "La integridad del
patrimonio territorial de Chile comprende la de su patrimonio ambiental" (ASC 186. p. 5)
4 3
~ Según las argumentaciones vertidas en la ya aludida sesión 186. el objeto de la cláusula de
integridad territorial indicada era que el Estado pudiera tener una mayor fuerza jurídica para plantarse
trente a otros Estados en el caso que deseare oponerse, por ejemplo, a la realización de ensayos nuclea-
res a nivel atmosférico (ASC 186. p. 23).
L A REGULACIÓN C O N S T I T U C I O N A L D E I . A M B I E N T E F . N C H I L E 163
cerniente a todo aquello que constituye la preservación del paisaje, vinculado al pa-
trimonio cultural y artístico" 4 4.
Por otro lado. EVANS DE LA CUADRA señaló que la idea era considerar que la sobe-
ranía nacional "no sólo se ejerce cuando se cautela el ámbito territorial o patrimonio
geográfico (...) sino también cuando se protege el medio ambiente" 4 " 5 , pero ello, a
juicio del comisionado DIEZ URZÚA. "no significa que el medio ambiente sea parte del
territorio" y "que no corresponde señalar que la integridad territorial de Chile com-
prende la de su medio ambiente. Le parece una idea confusa Y ambigua" 4 6 . GLZMAN
ERRAZI RIZ agregó que en la propuesta de la Comisión Nacional para la Inv estigación.
Ciencia y Tecnología (Conicvt) habian dos elementos distintos: la cautela de la inte-
gridad territorial y la cautela del medio ambiente, expresiones ambas del ejercicio de
la soberanía 4 ".
Si bien es claro que Conicvt. tanto en sus ideas básicas -a partir de aquella que
señalaba que "la soberanía nacional no sólo se ejerce cuando se cautela el ámbito
territorial o patrimonio geográfico, sino también, al proteger el medio ambiente y los
recursos naturales"- como en su propuesta, entiende el patrimonio ambiental con un
enfoque estratégico-político. no lo es menos que al patrimonio ambiental le dio con-
tenido y titularidad. El contenido seria el medio ambiente y los recursos naturales: la
titularidad, a las actuales y futuras generaciones, puesto que el antedicho contenido
es "patrimonio de todos" (letras b) y d) del Informe Conicvt) 478 .
Atendidas las prev ias consideraciones, es posible sostener que patrimonio am-
biental. en la CP y a la luz de la confusa historia de la norma, da la idea de una
pertenencia común de todos los habitantes del país sobre un objeto, representado éste
por el medio ambiente Así. patrimonio ambiental sería una expresión jurídica gené-
rica que incluye en su composición al medio ambiente.
Aunque antes ya se ha hecho referencia a este tema, conviene reiterar que. a la luz
de la LBGMA. el patrimonio ambiental vendría siendo un conjunto de componentes
del medio ambiente 4 " 9 y. por consiguiente, representaría un verdadero cesto
ri
ASC 186, p. 7.
475
íd., p. 23.
4,6
Ibid.
4
" Ibid.
478
Íd., p. 5.
El articulo 2°. letra b). define conservación del patrimonio ambiental como "el uso y aprovecha-
miento racionales o la reparación, en su caso, de los componentes del medio ambiente, especialmente
aquellos propios del pais que sean únicos, escasos o representativos, con el objeto de asegurar su penna-
nencia y capacidad de regeneración" (Énfasis añadido). Esta idea se confirma por el articulo 1°. letra m)
del prov ecto onginal -suprimido finalmente- de esta ley. que entendía por patrimonio ambiental "los
recursos naturales renovables y demás componentes del medio ambiente". Aún más. antes de ser supri-
mido definitivamente, la Cámara de Diputados propuso una nueva definición: "El conjunto de compo-
164 RODRIGO CiI /M \n ROSI s
ccosistémico sobre el cual el legislador puede posar un velo a la hora de procurar por
su conservación.
BRAÑES BALLESTEROS ha señalado que en este c a s o se está ante una reunión forma-
da exclusivamente de "bienes que forman parte de ese patrimonio en la medida en
que tienen un significado ambiental determinado para la nación, independientemente
de que sean o no susceptibles de v alorizarse pecuniariamente" 480 . La noción de patri-
monio. a j u i c i o del m i s m o autor, no importa una relación necesariamente de dominio
entre la nación y e s o s bienes, sino más bien una en que "la nación tiene una potestad
sobre tales bienes que le permite regular el u s o y disposición de los mismos, incluso
en los c a s o s en que ellos son civilmente de propiedad de personas físicas o morales
distintas de la nación" 481 .
I. Introducción
482
R A J E V I C M O S L E R , op. cit.. p . 43.
483
R A J E V I C M O S L E R , id., p . 28.
484
El primero de ellos señala: "Nadie puede, en caso alguno, ser privado de su propiedad, del bien
sobre el que recae o de alguno de los atributos o facultades esenciales del dominio, sino en virtud de una
lev general o especial que autorice la expropiación por causa de utilidad pública o de interés nacional,
calificada por le legislador". El N" 26 dispone, a su vez. lo siguiente: "La seguridad de que los preceptos
legales que por mandato de la Constitución regulen o complementen las garantías que ésta establece o
que las limiten en los casos en que ella lo autoriza, no podrán afectar los derechos en su esencie. ni
imponer condiciones, tributos o requisitos que impidan su libre ejercicio". Aunque inicialmente en la
CENC la idea de la esencia del derecho se pensó sólo para el derecho de propiedad, a medida que fue
desarrollándose la discusión se llegó al convencimiento de que. además, era necesario que esta cláusula
fuera aplicable a todos los derechos y libertades, y que se contemplara en especial para el dominio,
atendida la importancia que este derecho tenia.
RODRIGO CÍI / M \ N ROSEN
dó en la CENC. estaba dado tanto por las facultades como por los atributos del domi-
nio' 81 . De una manera más genérica, ahi se señaló también que la esencia de este
derecho es "todo aquello que le es consustancial, de tal manera que faltando deja de
ser tal o se confunde con otro derecho"186.
Aunque la doctrina imprime énfasis diversos en torno a que parte del derecho de
propiedad es la esencia del mismo 4 *. no puede sino compartirse que tanto los atribu-
tos. como especialmente el ejercicio de las facultades, deben v erse, siempre, en un
sentido dinámico y no estático, conforme van ev olucionando las circunstancias so-
ciales e históricas41*.
La importancia de tener claridad acerca de este concepto, radica en que. como se
ha anotado va. el articulo 19 N° 24.2 CP faculta al legislador para establecer limita-
ciones v obligaciones por razón de función social -incluyendo en ella la conserva-
ción del patrimonio ambiental-, sobre la propiedad, de tal manera que asi se
considerarán en tanto no traspasen el limite de la esencia del mismo, en cuyo caso se
podrían transformar en privaciones sobre sus atributos o facultades esenciales, con
derecho a indemnización, aunque, conforme se verá, con ciertos matices. A esto me
volcaré en las siguientes lineas.
Las facultades serían las relativas al modo de adquirir, de usar, gozar, administrar y disponer: los
atribuios, en cambio, se encontraban representados por la exclusividad, perpetuidad v arbitrariedad
( ASC 150. de4.09.1975. pp. 10-16: ASC 156. de 07.10.1975. p 5: ASC 159. de 16.10.1975. p. 11: v
ASC 160. de 21.10.1975. pp. 10-20)
480
Palabras vertidas por el comisionado Sr. Rodríguez. (ASC 150. p. 19).
4S
f id. por todos. RAJEYIC M O S L E R . op. cil.. pp. 6 7 - 7 6 . De todas formas conviene añadir que al
respecto se ha dicho, en el ámbito de la acción de protección, que '"una primera posición ha atribuido el
carácter de facultad esencial integrante del derecho de propiedad al uso. goce y disposición.. ." (FUENTES
OLMOS. El deivcho de pmpiedad en la Constitución y la Jurisprudencia. Recursos de protección e inaplica-
hilidad. Edit. Jurídica ConoSur Ltda.. 1998, p. 13). Sin embargo, también los tribunales han sostenido
que "las recién llamadas facultades de uso y goce no se han entendido integrar el derecho de propiedad,
sino más bien son derechos amparados independientemente por la norma, reconociéndose en ellos bie-
nes incorporales susceptibles de propiedad y, por ende, de la protección constitucional" (íd., p 14) Es
decir, bajo ese prisma "el goce de un bien es un derecho distinto del derecho de propiedad y que, como
tal. se constituye en un bien incorporal sobre el cual recae el derecho de propiedad, alcanzándolo por
ende, la garantía del articulo 19 N° 24" (Ibid.).
488
Id., pp. 70-73. Esto fue también considerado por la CENC. según claramente se puede leer en las
ASC 148 y 150. En especial, en esta última, conviene citar las palabras del comisionado Sr. Diez, quien
señaló que la jurisprudencia podrá "ir enriqueciendo y variando el concepto de la esencia del derecho,
manteniéndolo invariable en lo que corresponde a la fuente real del derecho, a la relación del derecho
de propiedad con la naturaleza del hombre, que es lo invariable en la fuente del derecho, pero permi-
tiéndole a la jurisprudencia ir involucrando, en la esencia del derecho de propiedad, toda la creación que
el pensamiento, el quehacer político, el estudio universitario le vayan atribuyendo en un momento
Jado a la esencia del derecho. De modo que este concepto tiene la rigidez para impedir la burla y. al
mismo tiempo, la flexibilidad para impedir que se quiebre el concepto del derecho de propiedad" (ASC.
cit.. p 17)
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEI. A M B I E N T E F.N CHILE 167
489
Tesis que suscriben C E A E G A Ñ A . E V A N S DE LA C U A D R A y MOHOR A B U A U A D (RAJEVIC MOSLER, op.
cit.. pp. 44-45).
490
íd.. pp. 45-46.
491
Id., p. 46. En todo caso, el autor tiende finalmente a colocarle a las obligaciones un sesgo más
propiamente positivo en términos de actuación, enfoque con el cual coincido. Se limitará, pues, ahí
donde el interventor legislativo imponga una conducta pasiva al titular del derecho, obligándolo, en
cambio, cuando establezca de modo imperativo una gestión dominical activa tendiente a la satisfacción
de los intereses colectivos. No debe olvidarse que tanto la limitación como la obligación se imponen con
base en la función social, la cual es. en si misma, una obligación, y que se expresa en las modalides
recién anotadas, ya sea en un vertiente activa o bien, pasiva.
492
Al efecto, el articulo 19 Np 24 3 CP, dispone: "Nadie puede, en caso alguno, ser privado de su
propiedad, del bien sobre que recae o de alguno de los atributos o facultdaes esenciales del dominio,
sino en virtud de ley general o especial que autorice la expropiación por causa de utilidad pública o de
interés nacional, calificada por el legislador".
Jín
Esa fue la idea que expuso a modo de conclusión el Informe de la Subcomisión sobre Derecho
de I'ropiedad de la CENC. en el cual se expresa que encontrándose "obligado el propietario a utilizar los
RODRIGO G I V M - V N ROSEN
Por otra parte, entre limitación y privación existe una diferencia desde el punto
de v ista de sus fundamentos. Como ha sido escrito, se limita u obliga en v irtud de la
función social -en lo que nos interesa, en virtud de la necesidad colectiva de conser-
var el patrimonio ambiental-, en tanto que se priva sobre la base de la utilidad públi-
ca o del interés n a c i o n a l D a d o lo anterior, se ha expresado que si la función
genéticamente incorporada en el derecho resulta poseer insuficiente contenido para
satisfacer el interés de la generalidad "entra el juego el supuesto constitucional
expropiatorio mediante privación del dominio o sus atributos esenciales, prev ia can-
celación de la indemnización correspondiente, llegándose de dicha manera a despo-
jar al dueño de la sustancia de su derecho de propiedad" 495 . En consecuencia, bien se
puede señalar que la función social (a través de la limitación) es un primer intento por
el logro de satisfacer el interés colectivo, actuando la expropiación (por medio de la
privación) como mecanismo supletorio, posterior y de última ratio para la obtención
de aquél.
Desde un punto de vista sustantivo, conv iene dejar establecido que la diferencia
entre limitar/obligar y privar tiene que ver fundamentalmente con el grado de inten-
sidad de la intervención legislativa sobre la propiedad. En el primer caso, hay una
reducción en la esfera del ejercicio de las facultades o atributos del dominio, mien-
tras que en el segundo hay un desprendimiento de ellos o algunos, o del bien en si496.
Esta v isión coincide con la manifestada en la CENC 49 \
Continuación nota 4 , 3
bienes conforme al bien común, las limitaciones que se establecen al ejercicio del derecho sobre esa
base, no son susceptibles de indemnización. En cambio, existe derecho a ser indemnizado cuando se
afecta a la esencia del derecho de propiedad quedando el titular privado de él o de una parte del mismo"
(ASC 148. cit.. pp 32-33). En el mismo sentido, posteriormente el comisionado Sr. Rodríguez manifes-
tó que dado que se trata de "limitaciones preexistentes, y lo único que hizo el constituyente fue elevarlas
a la categoría de deberes jurídicos. es la razón por la cual no tienen derecho a indemnización, porque no
privan de nada ni se impone un gravamen que antes no tuviera desde el punto de vista sustancial" (ASC
158.de 14 10.1975. p. 19).
494
Lo cual se encuentra confirmado por el TC (STC, de 12.12.1996, Rol 245-246, Consid 22).
495
B A N D A V E R G A R A . op. cit.. p . 78.
496
Para RAJEVIC M O S L E R . las privaciones son "intervenciones estatales que despojan ai propietano
de su bien, o de alguno de los atributos o facultades esenciales del dominio ", y las limitaciones son
aquellas que "comprimen, restringen o reducen los atributos y facultades esenciales del dominio, pero lo
dejan subsistente: puedo todavía usar, gozar y disponer, con carácter perpetuo, exclusivo y libre". En
consecuencia, para él las limitaciones "son aquellos deberes no indemnizables que impone la lev a los
propietarios en relación al ejercicio de su derecho de propiedad, derivados de la función social de este
último y que no pueden vulnerar las esencia de los atributos y facultades dominicales" (Op. cit., pp. 46-
47) Como se desprende de la norma constitucional, la privación puede recaer en la propiedad, el bien y
sus facultades esenciales Al respecto, se ha dicho que pnvar de la propiedad significa aquella que recae
en la titularidad de un derecho, lo cual se da "por todo acto de confiscación, de transferencia por ley.
decreto u otro acto de autoridad a terceros y de extinción inmediata o después de un tiempo, por el solo
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEI. A M B I E N T E F.N C H I L E 169
5. La jurisprudencia
Donde primero se planteó este punto en el TC. fue a propósito de un decreto que
imponia la prohibición de colocar avisos publicitarios sobre inmuebles que se situaren
en forma ady acente a los caminos públicos 498 . Aunque la línea argumental central del
tribunal se endilgó por otro lado, objetando la constitucionalidad de dicho texto nor-
mativo499. el voto de minoría señaló que lo consagrado en la norma objetada era "una
limitación muy restringida y especial, ya que el propietario podrá siempre usar y
gozar la franja de su dominio adyacente al camino público en toda su amplitud" y que
el propio Código Civil "contiene, desde mediados del siglo 19. limitaciones del do-
minio muchísimo más significativas que la que se analiza y que son de respeto uni-
versal desde tiempos inmemoriales" 300 .
Posteriormente, el TC. y con ocasión de la posibilidad de acceso a las play as a
través de propiedades particulares establecidas en otro decreto, sostuvo:
Al no establecer el Decreto cómo se puede hacer uso de la vía de acceso, ello puede
permitir un tránsito peatonal y de vehículos y obligará a dichos propietarios colindan-
tes a adoptar una serie de medidas que no hay duda que causarán daño y además, si bien
les priva del dominio del terreno de la vía de ac ceso, se les limitan las facultades de uso
i' goce de tal forma que éstas pasan a constituir en la práctica más que una limitación
una privación parcial del uso y goce al ejercicio del derecho de dominio.
En este caso no hay privación total del uso y goce pero si una limitación que hace iluso-
rios estos atributos deI dominio y que es indudable que en la especie causa daño y que
éste debe ser indemnizado301.
Oue. por lo expuesto anteriormente este Tribunal destaca cpte si la Constitución estable-
ce que en ciertos estados de excepción las limitaciones al dominio dan derecho a indem-
nización. con mayor razón deberán indemnizarse las ¡imitaciones que se establezcan en
un periodo de normalidad constitucional r que causen daño502.
Que. como se ha visto de los considerandos anteriores de esta sentencia la limitación al
dominio que impone el decreto supremo X" 1. de Bienes Xacionales. de ¡996. si bien no
priva totalmente de uso y goce de la propiedad, en el hecho hace ilusorio estos atribuios,
de lo que resulta en ¡a realidad una privación de ellos que causa un daño que debe
indemnizarse por la autoridad503.
Oue la distinción entre "privar " de propiedad, por una parte y regular " o "limitar " la
propiedad, por otra, es una de ¡as que mayor debate han suscitado en la doctrina. A su
respecto han debido pronunciarse las jurisdicciones constitucionales más influyentes del
mundo. En general, puede decirse que conceptualmente ambas figuras pueden distin-
guirse. pues un acto de privación tendrá por objeto despojar, quitar, sustraer una deter-
minada propiedad de su titular, mientras el acto regulatorio tendrá por función determinar
las reglas a que debe ajustarse el ejercicio del dominio, estableciendo un modo ¡imitado
y menos libre de ejercer la propiedad sobre la cosa. Asi, habrá casos claros de privación
(como cuando se le quita a una persona todo el bien sobre el que recae e! dominio) y
otros casos claros de regulación (como aquellos en que ¡os actos propios del dominio que
se limitan son irrelevantes). Sin embargo, si el acto de regulación o de limitación afecta
en una magnitud significativa las facultades o atributos esenciales del propietario, éste
podrá argumentar que se le ha privado del dominio, pues ya no puede hacer Ias cosas
esenciales que éste conllevaba. Se trata de ¡o que el derecho comparado ha denominado
desde hace casi un siglo "regulaciones expropiatorias". Xuestra Carta Fundamental
contiene una distinción muy útil para acometer esta tarea, pues trata como equivalentes
la privación de la propiedad con ¡a de cualquiera de sus atributos o facultades esencia-
les y. fundado en ello, esta Magistratura ha estimado que ciertas regulaciones resultan
501
STC. 12 12 1996. Rol N° 245-246 (Consid 34)
so
- id. (Consid. 39).
505
id. (Consid. 40).
L A REGULACIÓN C O N S T I T U C I O N A L D E I . A M B I E N T E F . N C H I L E 171
Oue si bien no puede estimarse que el nudo propietario y requirente en esta causa se vea
privado de su derecho de propiedad, que consiste en disponer de la misma, en virtud de
establecerse, por aplicación de la disposición legal impugnada, un derecho público de
paso por la finca hasta la ribera del lago, sí es razonable estimar que la medida proba-
blemente le causará un daño por el menor precio o valor del bien raíz respecto del cual
puede seguir disponiendo, y ello podría hacer constitucionalmente necesario que sea in-
50J
STC. 06.03 2007. Rol N° 505. Consid. 22.
505
Íd.. Consid. 23. y en idéntico sentido y numeración de Considerandos, STC, 06.03.2007. Rol
NT 506. liste criterio ha sido confirmado en STC, 17.03.2009, Rol N° 1141, Consid. Decimoctavo y
STC. 06.10.2009. Rol N° 1295. Consid Nonagésimo tercero.
172 R O D R I G O G I Z U A N ROSEN*
dcmnizado. iodo lo cual se analizará en el acápite siguiente. Pero, lo que se diga respecto
a la necesidad de indemnización no afecta e! carácter de limitación y no de priv ación que
se debe atribuir a la obligación de facilitar el acceso que se contiene en la norma impug-
nada**5.
Oue. en relación a eslo última, no debe olvidarse que un principio fundamental de nues-
tro Estado de Derecho es el de la responsabilidad (articulas 6"y 7" de la Constitución
Política), en términos tales que "cualquier persona que sea lesionada en sus derechos
por la Administración de! Estado, de sus organismos o de las municipalidades, podrá
reclamar ante los tribunales que determine la ley. sin perjuicio de la responsabilidad que
pudiere afectar a! funcionario que hubiere causado el daño ". Ello debe complementarse
con lo estatuido por la Ley Orgánica Constitucional de Bases Generales de la Adminis-
tración del Estado, conforme a la cual "el Estado será responsable por los daños que
causen los órganos de !a Administración en el ejercicio de sus funciones, sin perjuicio de
las responsabilidades que pudieren afectar al funcionario que los hubiere ocasionado"
(articulo 4o). En tal sentido, no debe olvidarse que incluso da derecho a indemnización
las limitaciones que se impongan a! derecho de propiedad, en los estados de excepción
"cuando importen privación de alguno de sus atributos o facultades esenciales y con ello
se cause daño " (articulo 45. inciso segundo, de la Constitución Política). Esta doctrina,
por lo demás, ha sido confirmada por esta Magistratura en relación a la carga gratuita
del turno que se impone legalmente a los abogados (Rotes \"s. 755. ¡138 y 1140. todos
de 2(H)Sr rr.
506
STC. Rol 1141. 17.03.2009, Consid. Vigésimo. Lo destacado es nuestro.
50
~ íd.. prevención. Consid. Séptimo.
>os
Id . voto disidente. Consids Tercero. Sexto y Séptimo.
509
No tomo en cuenta STC. Rol N° 185. porque aunque efectúa un pronunciamiento sobre la
esencia del derecho, no lo hace de un modo argumentativamente completo que posibilite deducir la
estructura de su raciocinio (Jid. Consid. 12. letra e), voto de mayoría)
L \ REGULACION CONSTITUCIONAL DEL AMBIENTE EN CHILE 173
510
Casos que se han abierto con ocasion de la interposición de una acción de protección.
511
Asi. por ejemplo, se ha dictaminado que 'las restricciones vehiculares de que se reclama se
llevan a efecto en ciertos dias y horas de la semana para detenninadas patentes de vehículos v. en
consecuencia, no tienen el carácter de pennanencia que pudiera alterar el derecho a usar los vehículos a
que se refieren los recurrentes y. por lo tanto, no atentan ni amenazan en forma definitiva o constante los
derechos a que el recurso deducido en estos autos se refiere" (SCS, 06.09.1988. Consid 1. FX1W 358.
1988): también, se ha expresado que no hay atentado a la esencia del derecho "ya que la prohibición no
impide que aquellos puedan circular en vias autorizadas" y en "los dias y horas no prohibidos" (SCAS.
30.05.1990. Consids. 3-4. FAÍW 379.1990). O bien, que no hay afectación de la esencia porque "no ha
sometido el derecho a circulación a exigencias que lo hagan irrealizable o lo entraben más allá de lo
razonable, sino que sólo lo ha suspendido por razones de bien común, por un periodo determinado,
cumplido el cual el derecho vuelve a poder ser ejercido con sus mismas características" (SCAS.
25.08.1994, Consid 15. G/N°171, 1994) En el mismo sentido. SCAS, 07.11.2000.
512
A título de antecedentes, los hechos pueden resumirse del siguiente modo: Mediante decreto
Supremo N° 531. de 23 de agosto de 1967, el Gobierno de Chile ordenó cumplir como ley de la Repú-
blica la Convención para la Protección de la Flora, la Fauna y las Bellezas Escénicas Naturales de
América, comúnmente denominada "Convención de Washington". En virtud de lo asi dispuesto, el
Estado procedió posteriormente a dictar una serie de decretos, de forma de darle realidad jurídica al
mandato antes señalado.
En ese plano, se dictaron las siguientes nonnas: a) Decreto supremo N° 29, de 1976, por el cual se
declaro Monumento Nacional a la Araucaria Araucana, y en su virtud prohibió la corta, destrucción v
explotación de dicha especie: b) Decreto supremo N" 141. de 1987. por el cual se llexibilizó en algo la
prohibición anterior, señalando que era factible su explotación, previa autorización de la Corporacion
Nacional Forestal, que debía ser fundada y excepcional. En este decreto además la prohibición de corta
o explotación incidía sólo en algunos terrenos, como eran los parques nacionales. Por ende, la corta o
explotación en sitios que no tuv ieran tal calidad, quedaba pennitida; c) Decreto supremo N° 43, de 1990.
que derogó el decreto anterior En su virtud, junto con confirmar la declaración de la Araucaria como
Monumento Natural, se extendió la prohibición a cada uno de los pies o individuos vivos de la citada
especie, cualquiera fuese su estado o edad, y que se situaren en cualquier parte dentro del territorio
174 R O D R I G O G I Z U A N ROSEN*
Oue. dada la naturaleza i • entidad de los hechos que el fallo asienta i • que recién se han
sintetizado, forzosamente tenia que concluirse que la demanda era atendible: la prohi-
bición del decreto supremo Xo 29 aunque loable y oportuna, porque esos bellos, nobles e
históricos árboles estaban en vías de extinción y aunque basada en ¡a ley. redunda en
graves daños para los propietarios de Gallatué tsic) que han acatado ¡a decisión de la
autoridad, no siendo equitativo que los soporten en tan gran medida sin que sean indem-
nizados por el Estado, autor de la decisión. conforme a los principios de la equidad y
justicia*19.
Como era de esperar, la decisión de minoría contenido en esta sentencia, para los
efectos de acoger el recurso de casación, señaló que el pago de indemnización proce-
de sólo cuando hay expropiación -que no era el caso, al menos formalmente- y que
no puede acudirse a razones de equidad y justicia cuando debe decidirse un recurso
de casación, mecanismo jurisdiccional que tiene una por objeto únicamente apreciar
si ha habido o no infracción de preceptos legales520.
El caso expuesto es notable desde diversos puntos de vista.
De entrada, se puede señalar que existe una discusión real en términos de si en la
situación habia limitación o expropiación; y si. en seguida, no obstante no existir esta
última, era o no pertinente la indemnización.
El voto de mayoría señala, conforme se indicara, que no hay expropiación, no por
falta de una ley que asi lo hubiese declarado, ni por la ausencia de un procedimiento
tendiente a materializarla Lo que establece es que su inexistencia se debe a que se
está ante una limitación, dada porque no se verifica una privación absoluta sobre los
atributos esenciales del dominio, de forma que pueden caber aún sobre dichos bie-
nes. determinadas modalidades de ejercicio521.
Luego, también resulta a todas luces relevante reconocer que el dictamen de ma-
yoría estableció que era perfectamente posible encontrar una fuente que justificara la
indemnización, en la equidad y la justicia, algo que resulta extraordinariamente ex-
cepcional en un contexto en el que nuestros tribunales suelen fallar apegados a la
letra de las normas, sobre todo cuando éstas poseen rango constitucional 522 . Como
anota FUEYO LAXERL en este caso.
519
Consid. 11. En el Consid. 12 agrega que dicha razón de equidad se refuerza por una serie de
preceptos constitucionales que le imponen, en tales casos, al Estado la obligación de reparar por sus
actuaciones, como son el artículo 19 N" 24.3 y siguientes: artículo 19 N° 7, letra i): artículo 19 N° 26 v
articulo 38 y articulo 41 N° 8 CP.
520
Consids. 2. 7 y 8. voto de minoría.
521
R A N D A V E R G A R A . op. cit.. pp 6 0 - 6 1 . Ello, a tal grado, que ni siquiera lo anotado es. para el voto
de mayoría, la razón fundante para indemnizar, que, como se vio, encuentra su base en otras argumenta-
ciones, como son los principios de equidad y justicia.
5:2
Y mas aún: Lo que hace especialmente notable este caso es que la Excma. Corte Suprema lo hizo
en el contexto de un recurso de casación en el fondo, en donde se supone que se analizan cuestiones v
puní os esenc ia Imen te de derecho estri c to.
RODRIGO GI/ZMÁN ROSLS
nuestro alto tribunal, muy lejos de aferrarse a la literalidad, que le habría costado poco
enc ontrarla, ha pre ferido una consideración global del problema y sus electos, resguar-
dando. especialmente, legítimos derechos de los pmpietarios a quienes se les había pri-
vado. prácticamente, del valor económico de su predio forestal. La figura jurídica de la
compensación por declaración de monumento natural, con (oda su repercusión econó-
mica. no está consagrada en nuestro ordenamiento jurídico positivo: pero, por encima
de ese silencio de ¡a ley. constitutivo de laguna legal, están los principios jurídicos, de
valor incluso universal, que permiten declarar ta justicia de! caso concreto*--*.
5:3
"Interpretación e integración de la norma en contra de su literalidad por los tribunales de justi-
cia". en. Interpretación, integración y razonamiento jurídicos. Conferencias y Ponencias presentadas
en el Congreso realizado en Santiago v Viña del Mar entre el 23 y 25 de mayo de 1991. Edil. Jurídica de
Chile. 1992. p. 480.
5 : 4
BANDA V E R G A R A . op. cit.. p p . 81-82.
LA REGULACIÓN C O N S T I T U C I O N A L DEI. A M B I E N T E F.N C H I L E 177
ella se traduzca en una verdadera expropiación, o más bien, confiscación como afirma el
ador, ya que al circunscribirse los efectos del decreto Xo 43. a la prohibición de explotar,
cortar v comerciar una determinada especie arbórea, no se ha desconocido el derecho de
propiedad del dueño de esa especie vegetal, ni aquel acto importa privar, de un modo
absoluto. las facultades de gozar y disponer libremente el objeto de la propiedad. Es así
como los inmuebles o predios de! recurrente son susceptibles [...] de variadas explota-
ciones. que van desde el manejo silvopasloril, la caza r el aprovechamiento turístico,
hasta su venta parcial o tota!, sin perjuicio que en todos ellos se ha establecido la exis-
tencia de otros recursos f orestales, respecto de los cuales no se ha dispuesto ninguna
medida que los afecte525.
5:5
SCAS. 31.05.1990, Consid. 11. RDJ, t. LXXXVD, 2.5., 1990.
526
Creo que, entre otras razones, porque, aunque discutible, la sede de protección no es la apta para
solicitar tal tipo de declaraciones, aun cuando los tribunales, en ciertas ocasiones, genéricamente han
declarado que el vencedor en la protección tiene un derecho a ser resarcido. Sin embargo, puede leerse
en el fallo un posible fundamento para descartarla, y que se encuentra en el Consid. 9, que se expresa en
los términos siguientes: "Que. entre aquellos derechos o valores superiores que el constituyente ha
querido proteger, aún a costa de sacrificar determinados mtereses de los individuos, se encuentran, entre
otros, los relativos a la conservación del patrimonio ambiental, idea que surge del va citado inciso 2o del
art 19 24 del texto constitucional, y del N° 8 de ese mismo precepto, cuando señala que la ley
establece restncciones especificas al ejercicio de determinados derechos o libertades para proteger el
medio ambiente ". Pero hay una razón adicional, que se encuentra ofrecida por el Consid 11 antes
transcrito: que no se está ante una privación absoluta, sino ante una limitación.
527
Como de alguna manera sostuvo la Excma. Corte Suprema en el caso anterior
I 7.S RODRIGO G I / \ I \S ROSI \
Oue. con forme se aprecia de ¡as normas transcritas en las fundamentaciones decimosép-
tima y decimoctcn'a nos encontramos frente a un caso en que. la propia Carla Fundamen-
tal. legitima que se establezcan leves que /imitan el ejercicio del derecho de dominio,
cuando en ese ejercicio estuviere comprometido el interés de la comunidad toda, es decir,
cuando ellas tengan como objeto primordial la protección de! medio ambiente y ¡a con-
sen'ación del patrimonio ambiental530.
Oue de todo lo arriba relacionado, aparece por consiguiente, que los actores no han
visto vulnerado su derecho en forma contraria a la Constitución, como se pretende, sino
5:8
SCAS. 15.10.1991 (Resista Gobierno Regional y Municipal N" 13). El tribunal expuso: "Que
los objetivos del decreto antes resumidos, no implican de manera alguna que se prive a la recurrente del
ejercicio legitimo del derecho de propiedad sobre los terrenos de los fundos Quinquén y Galletué. pu-
diendo igualmente usar, gozar y disponer de ellos a su arbitrio. Los actos de protección que puedan
ejecutarse en el área no pueden confundirse con actos de expropiación y las medidas necesarias de
protección a la llora y fauna, bajo vigilancia oficial en nada se relaciona con la propiedad del suelo ni la
disposición de las especies existentes". Previo a este "remate", mediante Sentencia de la Ilustre Corte de
Apelaciones de Temuco -en adelante, SCAT-. de 19.07.1991. dicha Corte tampoco dio lugar a una
acción de protección deducida en contra del mismo decreto supremo, señalando, al efecto que "si bien
dicha Reserva implica una limitación de las facultades que corresponden a los propietarios sobre los
predios de que son dueños, ello se ha hecho en razón de un interés general de la Nación, lo cual está
permitido en la norma constitucional citada [se refiere al articulo 19 N° 24 CP]" (Consid. 4)
529
El tribunal, para ello, esgrimió que "la causa de pedir del juicio anterior fue la dictación del
decreto supremo Np 29 del Ministerio de Agricultura, del año 1976, en cambio en la causa en actual
tramitación ella estaría constituida por los decretos supremos Np 43 de 19 de marzo de 1990 y N° 56 de
7 de mayo de 1991. En otras palabras, no existe en la especie la cosa juzgada alegada, pues la causa de
pedir de ambas litis es distinta, aun cuando las partes sean las mismas y el objeto pedido sea idéntico:
una indemnización por los daños y perjuicios que se dice haber sufrido, con la dictación de un acto sólo
asimilable a la figura de la expropiación por causa de utilidad pública, la que de otro lado ninguna lev;
a juicio de los demandantes, les obliga a soportar, por lo que serian merecedores de una compensación
satisfactoria en reparación de las pérdidas sufridas: falta, en consecuencia, uno de los elementos de la
triple identidad requeridos por esta excepción para que ella prospere, por lo que deberá ser rechazada en
lo resolutivo del fallo" (Comunidad Galletué con Fisco de Chile. Sentencia de fecha 30.10.1998, Primer
Juzgado Civil de Santiago. Rol N° 1593-91. Consid. Décimo primero).
530
Consid Vigésimo segundo.
LA REGULACIÓN C O N S T I T U C I O N A L DEI. A M B I E N T E F.N C H I L E 179
531
Consid. Vigésimo tercero.
?3:
Consid. Vigésimo cuarto
533
Consid. Vigésimo quinto.
1 8 0
ROHRIC.(I GL'ZMÁV R O S I S
534
Consid. Vigésimo séptimo.
535
Consid. Vigésimo octavo.
550
Consid. Vigésimo noveno.
L A REGULACIÓN C O N S T I T U C I O N A L D E I . A M B I E N T E F . N C H I L E 181
Jr
SCAS, 28.01.2005, Rol N° 7868-1998.
538
SCS. 23.03.2006, Rol N° 1796-2005. El fundamento que se tuvo en vista, básicamente, fue que
"conforme a lo establecido en el motivo anterior, sin entrar a discutir la procedencia de la infracción de
nonnas constitucionales e incluso aceptando, que la demandante frente a los decretos supremos sufrió
un perjuicio no imputable de su parte, que pudo afectar en su esencia las garantías constitucionales que
aduce quebrantadas y que tendría derecho a una reparación económica, sobre la base de lo que consig-
nan los artículos 38 de la Carta Fundamental y de la ley N" 18.575, la verdad es que estas posibles
infracciones sustantivas no podrían, en el presente caso, influir sustancialmente en lo dispositivo de la
sentencia recurrida, puesto que no habiéndose demostrado como un hecho cierto de la causa, la entidad
>' monto de los peijuicios que se demandaron expresamente, no podría este tribunal sin infringir las
nonnas procesales que regulan la casación en el fondo, otorgar indemnización alguna a la recurrente,
por no contar con ningún antecedente táctico suficiente para dar lugar a la pretensión mdemnizatoria,
toda vez que sobre este punto específico no hubo denuncia acerca de infracción de leves reguladoras de
la prueba, por lo que necesariamente, el recurso en esta parte, tampoco podrá ser acogido" (Consid.
Decimosexto).
CAPÍTULO I V
ASPECTOS ADJETIVOS DE LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEL AMBIENTE:
LA ACCIÓN, PROCESC) O RECURSO DF. PROTECCIÓN
COMO MECANISMO CONSTITUCIONAL DE GARANTÍA DEL DERECHO
A VIVIR EN UN AMBIENTE ADECUADO
I. INTRODUCCIÓN
respecto de situaciones que las demandan de fonna urgente, tal pretcnsión, sin em-
bargo. no ha encontrado una traducción simétrica, siendo más bien algo que ha reves-
tido rasgos excepcionales, fundamentalmente en casos surgidos con motivo de la
aplicación del sistema de evaluación de impacto ambiental5-'9.
Situar el origen del desequilibrio entre la cantidad de acciones de este tipo dedu-
cidas y el número de sentencias favorables -sobre todo con relación a provectos
analizados en el sistema de evaluación de impacto ambiental- no resulta ser una
labor especialmente sencilla. De lo que ninguna duda cabe, eso sí. es que en ello ha
incidido de manera importante la forma en que ha operado el razonamiento judicial,
poco proclive a los cambios tendenciales y sujeto, cual camisa de fuerza, a una fe
cuasi-dogmática sobre la racionalidad legislativa, y las formas' 40 . En efecto, como
tendrá oportunidad de v erse. en el orden ambiental es necesario acreditar, para obte-
ner. la existencia de un acto u omisión que tenga el carácter de ilegal, excluyéndose
aparentemente la arbitrariedad. Sin embargo, en el contexto referido, habitualmcntc
los tribunales ponderan, primero, si la conducta impugnada es o no legal, y si llegan
a la convicción acerca de la legalidad del proceder, no efectúan el análisis de fondo,
cual es si. con independencia de aquello, hubo o no una afectación en la esfera parti-
cular del actor. Si. en cambio, se concluye que ha habido ilegalidad, recién entonces
se avocan a determinar la afectación eventual sobre el ejercicio del derecho al am-
y la forma de llevar adelante el razonamiento judicial, expresa que "más que el modelo de legislador
racional", (el cual produce, en todo caso, una decisión jurídica racional, pero no razonable [todo lo
razonable es racional, pero no todo lo racional es razonable], habría que aplicar, por llamarlo de algún
modo, el prototipo del legislador coherente", esto es, aquel criterio interpretativo que se rige por la
coherencia que impone, prioritariamente, la juridicidad constitucional (vale decir, aquel que produce
una decisión jurídica susceptible de ser justificada razonablemente de conformidad al ordenamiento
general): que en el caso especifico de la acción de protección resulta más acentuada, por cuanto el
imperativo exegético está determinado en el amparo de los derechos y libertades fundamentales, que son
la base material e indiscutible de todo ordenamiento" ("El fenómeno de la constitucionalización de)
derecho: Cuestiones de mera legalidad, de trascendencia constitucional y derechos fundamentales", en
La Constitucionalización del Derecho... cit.. pp. 55-56).
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEI. AMBIENTE F.N CHILE 185
bicnte. Pero, aun en esta última hipótesis, tornan el examen nuevamente sobre el
plano normativo, pues usualmente infieren un potencial agravio sobre el derecho si y
sólo si éste es causa directa de la ilegalidad^ 1 .
Asimismo, esta acción se ha utilizado en una doble vertiente: por una parte, para
impugnar actos administrativos emanados de algún órgano de la administración del
Estado que se han dictado con el objeto de satisfacer la doble obligación que sobre
éste recae en relación con el derecho a vivir en un ambiente adecuado, aduciéndose la
conculcación, principalmente, del ejercicio legítimo de los derechos de desarrollar
actividades económicas lícitas (artículo 19 N° 21 CP) y de propiedad (artículo 19
N" 24 CP): y. por otra parte, para controv ertir actividades productiv as llevadas a cabo
bajo el amparo del ejercicio de estos dos últimos derechos, sosteniendo en tales casos
los actores la privación, perturbación o amenaza del ejercicio del derecho a vivir en
un ambiente adecuado. Esta segunda v ariante ha asumido, a su vez. dos formas diver-
sas: de un lado, se ha ejercido la acción constitucional de protección directamente en
contra de los titulares de actividades económicas, generalmente argumentándose que
éstas se desarrollan sin cumplir la normativa ambiental respectiva: y. de otro, se han
impugnado los actos administrativos emanados de las autoridades gubernamentales
que precisamente han autorizado la ejecución de las referidas actividades e. incluso,
en este caso, los legitimados pasiv os han sido, a la vez. los sujetos de dicha actividad
v el ente administrativo que ha emitido la correspondiente autorización. La mayor
ML
SIERRA 1. y V A R A S B . . "Derecho subjetivo, problema ecológico y razonamiento judicial: algunas
reflexiones". Revista Derecho y Humanidades, aflo 1. mayo, 1992, pp. 148-149. Sobre este particular,
no deja de ser interesante reproducir algunas secciones de un informe que en su oportunidad preparó la
Comisión de Estudios del Sistema Judicial Chileno, conforme se pasa a exponer: "La Corte Suprema ha
definido su rol. en la actualidad, como un tribunal que se presume de equidad, que juzga los hechos y el
derecho desde la perspectiva del caso particular en los recursos de queja. Ello se traduce en que la Corte
no esta ejerciendo su función de seguridad juridica de garantizar la uniformidad de la jurisprudencia. La
decadencia de la casación es consecuencia de la renuncia del tribunal a su responsabilidad de declarar el
derecho vigente en Chile sobre la base de una interpretación comprensiva, y no formalista, de las insti-
tuciones legales". "Desde el punto de vista del método jurídico, la Corte se mueve entre dos extremos
igualmente dañinos: cuando conoce recursos de queja es un tribunal carente de orientaciones permanen-
tes que. de preferencia, atiende a las circunstancias del caso: cuando conoce de casaciones, por el con-
trario, es un tribunal altamente formalista, descuidado del trasfondo valórico y finalista de las instituciones,
lo que evita el progreso efectivo y la consolidación judicial del derecho". "Existe una evidente carencia
en la técnica decisoria, que se hace manifiesta al analizar los fallos recaídos en recursos de casación. La
técnica de interpretación utilizada en la dictación de los fallos de la Corte Suprema es inadecuada. No
hay interpretación de contexto, sólo se atiende al tenor literal y no al sentido de la lev: La Corte Suprema
se ha resistido a trabajar en la interpretación del derecho". "El culto obsesivo a la forma y al texto
constituye un obstáculo a que la justicia sirva de criterio regulador y a que la jurisprudencia a través de
sus fallos dé forma razonable al orden jurídico. Es del caso señalar, además, que la lundamentación de
las sentencias en forma deficiente, conduce inevitablemente a una positivización" del derecho y deifica-
ción de la lev como único elemento seguro al que aferrarse" ("Informe Final sobre reformas al sistema
judicial Chileno". Comisión de Estudios del Sistema Judicial Chileno. Eugenio Valenzuela Soinamva.
Coordinador. Estudios Públicos, N" 41. 1991. pp. 6-7 v pp. 19-20).
|S(> RODRIGO G I / M A N ROSHN
parte de los casos que han sido objeto de conocimiento por parte de los tribunales de
justicia se han inscrito en la última de las vertientes descritas, y en ambas modalidades.
Lo dicho recien puede grafícarse temporalmente. Asi. entre 1981 y 1993. la ac-
ción de protección, desde el punto de vista del legitimado pasivo, por un lado se
enderezaba fundamentalmente en contra de personas naturales (deriv adas de las rela-
ciones de v ecindad) o de personas jurídicas de derecho privado (como las empresas)
y. por otro, desde la óptica sustantiva, con ocasión del incumplimiento de normas
ambientales específicas, como las de residuos sólidos, de contaminación atmosféri-
ca. de olores y de ruido. No obstante, a partir de 1993. fecha en la cual entró en
vigencia el Instructivo Presidencial Reservado N" 888 de 1993 sobre Ev aluación de
Impacto Ambiental Voluntario y especialmente desde 1997. año en que entró en ple-
no vigor el Sistema de Ev aluación de Impacto Ambiental, se produjo un cambio en
los dos sentidos antes apuntados. Asi. la interposición de la acción constitucional de
protección en materia ambiental comienza a hacerse cada vez más frecuente respecto
de las personas jurídicas de derecho público, esto es. los órganos de la administración
del Estado y. al mismo tiempo, ya no sólo aduciendo el incumplimiento de normas
ambientales, sino que impugnando derechamente los actos administrativos dictados
por aquéllos, especialmente con respecto a las resoluciones de calificación ambien-
tal. con un fuerte énfasis en el uso inadecuado de las facultades discrecionales, esto
es. la potencial impronta arbitraria del proceder Estatal.
En consecuencia, los dos períodos de tiempo se diferencian tanto por un giro
respecto de los legitimados pasivamente (ampliándose cada vez más hacia y contra el
Estado), como de la naturaleza de los actos que se impugnan. Se aprecia también un
cambio cualitativo respecto de quienes interponen la acción constitucional de protec-
ción. aumentando la intervención de las organizaciones no gubernamentales y de
grupos de parlamentarios preocupados por el tema ambiental. Esto último, sin duda,
provocado también por la existencia de una mayor conciencia, educación y participa-
ción en el colectivo social en cuanto a la conservación del patrimonio ambiental
nacional, unido, muy probablemente, a un contexto político chileno que. más disten-
dido. posibilita un ejercicio más asiduo y profundo de las instancias de participación
ciudadana.
Desde el punto de vista de las materias discutidas en sede judicial, interesa desta-
car que variados han sido los aspectos que han conocido, ponderado y analizado las
distintas Cortes de Apelaciones y. mediando apelación, la Excma. Corte Suprema, en
torno a la acción de protección en materia ambiental, como son el modo de contabi-
lización de plazos para deducirla; la determinación del alcance de la limitación a sólo
las acciones como causantes de la privación, perturbación o amenaza: la exigencia
copulativa de la arbitrariedad e ilegalidad 54 -: la vinculación con otras garantías, como
Asunto planteado en esos términos hasta antes de la reforma constitucional de 2005. contenida
en la ley N° 20.050 (Diario Oficial de 26.08.2005).
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEI. A M B I E N T E F.N CHILE 187
CÍO. no pueden ser sino meras declaraciones programáticas 545 . Sobre la base de tales
fundamentos, la CP. para la mayoría de los derechos que reconoce en el articulo 19.
contempla un mecanismo procesal de índole constitucional para solicitar el resguar-
do de su legitimo ejercicio"'46. Tal es el que ha venido en denominarse Recurso de
Protección54".
543
Continuación nota
Estado en Iberoamérica: Un análisis comparado con el recurso de protección chileno". lus tú Praxis.
vol. 10. N l , 2. 201M. pp. 169-195. Universidad de Talca. Chile: NOGUEIRA ALCALA. "El recurso de protec-
ción en el contexto del amparo de los [ )erechos Fundamentales latinoamericano e interamericano"". lus
El Praxis, vol. 13. N T 1. 2007. pp 75-13-4. Universidad de Talca. Chile: y BREWER-CARIAS. "Ensayo de
síntesis comparativa sobre el régimen de amparo en la legislación latinoamericana". Revista Iberoame-
ricana de Derecho Procesal Constitucional. N ° 9. 2 0 0 8 . pp 311-321. México.
544
Sobre la distinción entre derechos y garantías. N V N E Z VASQUEZ, Tratado de los recursos juris-
diccionales v administrativos. I.a Ley Ediciones Jurídicas, 1994, p. 416.
Si iio KLOSS. El recurso de protección. Orígenes, doctrina y jurisprudencia. Edit. Jurídica de
Chile. 1 9 8 2 . p 12 y PIERRY A R R A U . "El recurso de protección y lo contencioso administrativo". RDl'('!'.
Año XI.IV. N" 165. enero-diciembre. 1977. p. 175. Esta idea quedó claramente expresada en el Consi-
derando 10" del Acta Constitucional N" 3. de 1976 (promulgada por decreto ley N° 1.552. de 11 de
septiembre de 1976. y publicada en el Diario Oficial de fecha 13 del mismo mes y año): "Que por muy
perfecta que sea una declaración de derechos, éstos resultan ilusorios si no se consagran los recursos
necesarios para su debida protección Uno de los más trascendentales lo constituye la creación de un
nuevo recurso de prolección de los derechos humanos en general, con lo cual el resguardo jurídico no
queda sólo limitado al derecho a la libertad personal y al recurso de amparo, sino que se extiende a
aquellos derechos cuya naturaleza lo permita". En el Infonne sobre Proposiciones e Ideas Precisas de
16 de agosto de 1978. de la CENC. se señaló asimismo que una "democracia eficaz debe contemplar
instrumentos que permitan a la persona recurrir a los tribunales de justicia cuando las garantías que le
otorga la Carta Fundamental hayan sido desconocidas o conculcadas, sea por acto de autoridad o de
particulares. En un Estado de Derecho son los tribunales, que constituyen un poder público indepen-
diente. los llamados a restablecer el imperio del derecho en caso de violación del mismo" (RCHDUC.
vol 8. 1981. p. 233)
546
Articulo 20.1 CP: "El que por causa de actos u omisiones arbitrarios o ilegales sufra privación,
perturbación o amenaza en el legítimo ejercicio de los derechos y garantías establecidos en el artículo
19. números 1°. 2°. 3° inciso 4". 4°. 5". 6°. 9o inciso final, 11°. 12° 13°. 15°. 16° en lo relativo a la libertad
de trabajo y al derecho a su libre elección y libre contratación, y a lo establecido en el inciso 4". 19o. 21
22°. 23°. 24 p y 25°. podrá ocurrir por sí o por cualquiera a su nombre, a la Corte de Apelaciones respec-
tiva. la que adoptará de inmediato las providencias que juzgue necesarias para restablecer el imperio del
derecho y asegurar la debida protección del afectado, sin peijuicio de los demás derechos que pueda
hacer valer ante la autoridad o los tribunales correspondientes". En lo adjetivo, esta norma se encuentra
complementada por el AA de la Excma. Corte Suprema, sobre Tramitación del Recurso de Protección de
Garantías Constitucionales de 24 de junio de 1992. modificado por AA de 4 de mayo de 1998 y luego
por AA publicado en el Diario Oficial de fecha 08.06.2007. El primero que se adoptó sobre la materia lo
fue con fecha 29 de marzo de 1977.
sentido, se ha indicado que este recurso "vino a suplir, por un lado, la carencia endémica en nuestro
ordenamiento jurídico de mecanismos procesales efectivos de protección de los derechos fundamenta-
les, no obstante -siguiendo las Constituciones y declaraciones políticas de la época- su proclamación
explícita desde los primeros textos constitucionales que proclamaron la república: y, por otro, la inexis-
tencia de un proceso general expedito y eficaz de protección jurisdiccional de los particulares frente a
los aclos del poder público, sin perjuicio de la controvertida competencia de los tribunales ordinarios de
justicia para conocer de los asuntos contenciosos administrativos" ( F E R R A D A B Ó R Q U E Z ET AL, op. cit..
p. 69).
549 Derechos fundamentales y recurso de protección. Ediciones Universidad Diego Portales. Facul-
tad de Derecho. 2005, p. 19. Pero agrega que no es sólo eso, pues lnalmente lo que se hace es definir
posiciones individuales amparadas por derechos fundamentales (id., pp. 20-21).
550
En palabras de N Ü Ñ E Z V A S Q U E Z . la acción de protección busca "mantener el necesario equilibrio
que debe existir en el Estado de Derecho entre el poder y el deber, y, en consecuencia, por medio de este
arbitrio se pretende que la autoridad administrativa, legislativa, y aun la judicial, sea por carecer de
atribuciones, sea por excederse en las que ostentan, incurran en actos u omisiones ilegales o arbitrarias
que priven, perturben o amenacen el legitimo ejercicio de los derechos que la Carta Fundamental asegu-
ra a todas las personas, sean éstas naturales o jurídicas de derecho privado o público, grupos de indivi-
duos. comunidades o cofradías, siempre que sean determinadas" (Op. cit., pp 416-117). En el informe
sobre Proposiciones e Ideas Precisas de la CENC. se señaló que el recurso de protección "es un medio
pronto y eficaz de prestar inmediato amparo al afectado cada vez que una garantía de libertad o un
1 9 0 RODRIGO G I ' / M A N ROMA
B) NATURALEZA JURÍDICA551
/. El debate doctrinario
555
CASTELLÓN VENEGAS, op. cit., p . 102.
Ríos ÁLVAREZ, "El recurso de protección y sus...", cit., p. 4 5 3 . Al decir "simple", se quiere
significar que se plantea nada más que en oposición a "recurso". Se adscribe también a este enfoque.
NOGUEIRA A L C A L Á , quien agrega, sí. que junto con ser vista como una acción, ha de serlo también como
un derecho (Op. cit.. pp. 8-9).
555
OTERO LATHROP, op. cit.. p. 2 2 2 y M O H O R A B U A U A D , "El recurso de...", cit.. pp. 1 1 - 1 2 . Sin
embarco, para este autor, aunque cautelar, la acción puede asumir diversos caracteres, según a través de
ella se busque el reconocimiento de un derecho, la condena del ofensor o la actuación frente a una
omisión En dichas situaciones, respectivamente, la acción será declarativa, condenatoria o constitutiva
(/RF..P. 17).
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEI. AMBIENTE F.N CHILE 191
556
FERRADA BORQUEZ ET AL. op. cit.. p. 73. En el mismo sentido. BORDALÍ SALAMANCA, "El proceso
de...", cil.. p 48.
1 "ERRADA BORQUEZ ET AL. op. cit., pp. 74-76 y BORDALÍ SALAMANCA, "El proceso de...", cit., pp. 5 5 - 5 8 .
JANA LITNEZKI y MARÍN GONZÁLEZ, op. cit.. pp. 8 7 - 9 4 ' . N Ú Ñ E Z VÁSQUEZ, op. cit., pp. 419423.
559
PAILLAS P E Ñ A . op. cit.. pp. 7 4 - 7 7 y p. 9 0 : Z U Ñ I G A U R B I N A , "Recurso de protección y...", cit..
p. 107. Vale la pena precisar que para ambos autores pareciera ser que se está ante una figura mixta, es
decir, que no obstante ser un proceso, es, además una acción de urgencia. También, en esta línea, .TANA
LITNEZKI y MARÍN GONZÁLEZ (Op. cit.. p p . 93-94).
560
Ello, aunque en la CENC se le dio el carácter de tal, al discutirse la última parte del actual
articulo 20.1 CP (...sin peijuicio de los demás derechos que pueda hacer valer ante la autoridad o los
tribunales correspondientes). En ese momento, la CENC trabajaba otra redacción, que en vez de utilizar
la actual oración señalada con la voz "derechos", ocupaba la frase de "sin perjuicio de las acciones que
procedan". El comisionado Guzmán propuso que se redactara como "sin peijuicio de las demás accio-
nes que procedan". Ante ello, el comisionado Evans señaló que ello resultaba inapropiado, porque no se
estaba frente a una acción (ASC 215, 26.05.1976, p. 8 y ASC 216,27.05.1976, p. 4).
561
No obstante, debe prevenirse que este punto sí tiene relevancia en otro sentido, y que consiste
en determinar si con ocasión de la interposición de un recurso de protección se da origen o no a un
pmceso. esto es. a una relación jurídica donde sea posible distinguir a dos o más partes intervínientes.
En este sentido, la doctrina se encuentra dividida. Entre quienes sostienen que no es un proceso en la
perspectiva indicada, se encuentran MOHOR A B U A U A D ("El recurso de...", cit.. pp. 1 2 - 1 3 ) : NOGUEIRA
ALCALA (Op. cit.. pp 9 - 1 0 ) : y Ríos ÁLVAREZ ("El recurso de protección y sus...", cit., p. 4 5 5 ) . BORDALÍ
SALAMANCA, en cambio, es del parecer que sí hay un proceso propiamente tal ("Recurso de protección
\ ". cu., p p . 4 9 - 5 2 ) .
192 RODRIGO G U Z M Á K ROSEN
sentencia por el Tribunal competente" 562 . Lo que a juicio del autor tiene carácter
cautclar es la consecuencia de esa declaración, es decir, el pronunciamiento del tribu-
nal. que. concretamente, se encuentra representado por la medida de protección que
al efecto disponga 563 . Por lo tanto, concluye, ese pronunciamiento cautelar no debe
"inducir a error en la calificación de la posible naturaleza de esta acción de protec-
ción"*'.
Criticando esa perspectiv a. JAXA LINETZKY y MARÍN GONZÁLEZ señalan que si bien
es frecuente que el tribunal efectué declaraciones (al resolver la Corte que un deter-
minado acto es arbitrario o ilegal), en no pocas ocasiones también se dispone, como
medida de protección, la realización de determinadas conductas 565 .
Junto con compartir este enfoque, puede añadirse que la distinción que efectúa
SOTO KLOSS no tiene justificación, pues si. precisamente como él indica, el pronun-
ciamiento es cautclar. de ello derivaría que la acción tendría que participar también
de esa naturaleza. Bajo esa lógica, si a fin de cuentas el objeto del mecanismo cons-
titucional es obtener, previa constatación del amago de un derecho, una medida de
protección, no podría sino inferirse que la acción tiene, en tal perspectiva, un carácter
cautelar.
Para OTERO LATHROP se trata de una acción cautelar, pues su "objeto es impetrar
de la Corte de Apelaciones respectiva el cumplimiento del mandato constitucional de
servir de guardián de los derechos garantizados constitucionalmente" 566 . En la misma
linea. MOHOR ABI AL AD expresa que se está ante un "instrumento cautelar destinado a
poner en ejercicio las facultades jurisdiccionales específicamente conservadoras de
los tribunales de justicia, es decir, de aquellas que tienen precisamente por objeto la
salvaguarda de los derechos fundamentales de las personas de un modo más directo e
inmediato" 567 .
Sin embargo. JANA LINETZKY y MARÍN GONZÁLEZ indican que no es plausible con-
siderar este mecanismo como cautelar, por cuanto los efectos de la protección dedu-
cida son básicamente provisionales: se trata, además, de un medio de suyo instrumental
-cumple un determinado fin en si mismo- y por último, para su interposición no se
requiere de la presentación de una caución 568 . En razón de ello, estiman que se trata
562
El recurso de pmiección. Orígenes..., cit., p. 248.
563
Ibid.
SM
Ibid.
565
Op. cit.. pp. 84-85. Añaden que en tales casos, "se está ordenando realizar una determinada
prestación, ya consista en una obligación de dar, ya en una obligación de hacer, y ello es propio de las
acciones de condena". (Id., p. 85).
566
Op. cit.. p. 222.
í6
~ "El recurso de...", cit., pp. 11-12.
568
Op. cit.. pp. 77-84. Caracteres todos que se oponen directamente a los que poseen las acciones
cautelares. En el mismo sentido. B O R D A L I S A L A M A N C A ("Recurso de protección y..", cit.. p. 5 5 ) .
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEI. AMBIENTE F.N C H I L E 193
2. Toma de posición
569
En la doctrina nacional parece existir un consenso respecto del tipo de cosa juzgada (formal)
que se produce con la sentencia dictada en un proceso de protección. En este sentido: .TANA LINETZKY y
M A R Í N G O N Z Á L E Z ( Q P . cit., pp. 90-94); P A I L L Á S P E Ñ A (Op. cit., pp. 89-91): N Ú Ñ E Z VASQUEZ(Op. cit.. p.
423): TAYOLARI OLIVARES, "Recurso de protección: En busca del alcance perdido". GJ N ° 54. 1984, p.45:
NOGUEIRA A L C A L Á (Op. cit.. p. 16): Rios ÁLVAREZ ("El recurso de protección y sus...", cit.. p.4 56):
Z U Ñ I G A U R B I N A ("Recurso de protección y...", cit.. pp. 108-112). Sin embargo. SOTO K L O S S admite la
posibilidad de la producción de cosa juzgada material para los casos en que se acoge un recurso de
protección en contra de un acto u omisión de la Administración (El recurso de protección. Orígenes...,
cit., pp. 290-294). Y M O H O R A B U A U A D , por su parte, admite que existiría cosa juzgada sustancial cuando
la protección ha concurrido con otros procedimientos especiales que persigan un objeto parecido al del
recurso y se dé la triple identidad de sujeto, objeto y causa de pedir ("El recurso de...", cit., pp 35-37).
570
Op. cit.. pp. 8 7 - 9 4 . N U Ñ E Z V A S Q U E Z va, incluso, más allá, expresando que se trata de "una
acción tutelar y no meramente cautelar, porque su objeto no es sólo provisoriamente precaver, sino que
proteger el legitimo ejercicio de los derechos que la Constitución asegura, mediante el restablecimiento
del imperio del derecho y la debida protección del afectado" (Op. cit.,p. 4 2 2 ) . Para BORDALÍ S A L A M A N C A
se trata de un proceso sumario especial o interdictal, caracterizado por una discusión limitada y urgente
y ta provisionalidad de la decisión ("Recurso de protección y...", cit., p. 57).
íi 1
" La provisionalidad tiene relación con el carácter excepcional que tiene la acción de protección,
en el sentido que, como lo expresa el artículo 20 CP. su interposición es sin peijuicio de los demás
derechos que se puedan hacer valer ante los tribunales. Será entonces, con motivo de aquellas demás
acciones jursidiccionales ordinarias, donde se lijará de modo definitivo aquello que se hava pedido v
obtenido en la sede proteccional, ámbito este último que ofrece un resguardo temporal en tanto lo
definitivo, en un procedimiento común y ordinario, se resuelva. No obstante, en la práctica, y derivado
de la intensidad y efectividad que poseen las sentencias que acogen las acciones de protección, este
efecto "provisional" termina transformándose en "definitivo", haciendo innecesario el ejercicio de me-
canismos procesales posteriores de lato conocimiento.
1 9 4 RODRIGO G I ' / M A N ROMA
entidad que de manera reiterada y uniforme ha sido reconocida por la Excma. Corte
Suprema, la cual ha señalado que "el recurso de protección de garantías constitucio-
nales establecido en el articulo 20 de la Constitución Política de la República consti-
tuye jurídicamente una acción de naturaleza cautelar, destinada a amparar el legítimo
ejercicio de las garantías y derechos preexistentes, que en esa misma disposición se
enumeran, mediante la adopción de medidas de resguardo que se deben tomar ante
un acto u omisión arbitrario o ilegal que impida, amague o moleste ese ejercicio"5"2.
De acuerdo con lo que dispone el articulo 20.1 CP. no todos los derechos recono-
cidos en el texto fundamental se encuentran garantizados con la acción de protec-
ción 5 ' 3 . De hecho, en el trabajo desarrollado por la CENC se dejó muy en claro, desde
sus inicios, que esta acción constitucional debía sólo garantizar el ejercicio de aque-
llos derechos cuya naturaleza lo permitiera. Éstos serían únicamente los que tuvieran
un carácter personal y cuyo ejercicio se realizara de forma permanente, quedando por
consiguiente excluidos los que posey eran un rasgo social, esto es. aquellos cuya sa-
tisfacción dependía fundamentalmente de prestaciones del Estado 574 .
SCS, 04.03.2008. Consid. Io, Rol N" 6418- 2008. apelación. Ramírez Valdivia, Alejandro con
Diivcción de! Tmbajoy otro. En el mismo sentido, entre otras, sentencias de: 09.04.2008, Consid. 1".
Rol N° 930-2008. apelación. Ganadera Tres Marías Compañía Limitada con Servicio, ¡grícola y (kma-
dero: 14.04.2008, Consid. 7o, Rol N° 288-2008. apelación. MeirogasSA. con Contralor General de la
República. 05.05.2008. Consid. 1". Rol N° 1360-2008. apelación. Merino Xavarrete, Claudio Alejan-
dro con Sanhueza Ojeda, María Leonor. 05.05.2008, Consid. P. Rol N° 1068-2008, apelación, AC
Xielsen Chile Limitada con Inspección Comunal de! Trabajo de Iquique: 05.05.2008, Consid. Io, Rol
N° 1566-2008. apelación, Assmitssen Vidal, Jaime Luis con Lagno Cruces, Ricardo. 10.06.2008. Consid.
1 c\ Rol N° 1613-2008, apelación. Construcciones Eléctricas Ltda. con Director de la Región A íetropo-
litana de! Fondo Xacional de Salud: 24.07.2008, Consid. 1", Rol N° 3237-2008, apelación, Bravo
Rojas, Gloría Maivelay otro con 1. Municipalidad de Santiago: 11.09.2008, Consid. Io, Rol N°4135-
2008. apelación. Anguila Ramírez, Andrea y otro con Juez Titular del Tribunal de Familia de 1 'iña del
Mar. 22.09.2008. Consid. 1°. Rol N° 2834-2008, apelación, López Ahumada. Cristián Marcelo con
Isapiv Consalud S.A.: 20.10.2008. Consid T, Rol N° 2991-2008, apelación, Inmobiliaria AsegGrevia
Limitada con I. Municipalidad de Independencia: 21.10.2008, Consid. Io, Rol N° 4919-2008, apela-
ción, Farmacias Cruz I erde S.A. con Inspector Provincial del Trabajo de Cautín Temuco: 24.11.2008,
Consid. Io. Rol N° 6238-2008. apelación, Jeldres l argas, Jaime con Contraloria Regional Los Lagos.
y de 08 01.2009. Consid. 1". Rol N° 6397-2008. apelación. Girardi Lavín, Guido y otros con Comisión
Regional de! Medio .Ambiente de la Región de Los Lagos.
5 3
~ Lo que ocurre con el derecho a la libertad y segundad individual (resguardado por el recurso de
amparo), ciertas dimensiones del derecho a la salud, el derecho a la educación, el derecho de petición, el
derecho de admisión a la túnción pública, el derecho a la seguridad social, el derecho a la igual reparti-
ción de los tributos y de las demás cargas públicas v el derecho a la seguridad de la no limitación en la
esencia de los derechos.
5 J
En palabras del comisionado E V A N S DE LA C U A D R A : "Para que esas libertades y esos derechos
constitucionales merezcan tal protección especial a través de un recurso nuevo, de una ampliación del
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEI. AMBIENTE F.N CHILE 219
acuerdo con el artículo 5.2 CP. es deber de los órganos del Estado respetar y promo-
ver los derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana, ya sea que se en-
cuentren en la misma Constitución, o bien en los tratados internacionales ratificados
por Chile y que se encuentren vigentes. En tal sentido, una norma como el artículo
20 1 CP se encuentra en clara contradicción con la Convención Americana de Dere-
chos Humanos, instrumento que. ratificado por Chile y vigente, establece el derecho
de acudir a la jurisdicción para solicitar el amparo del ejercicio de los derechos a que
se refiere (articulo 25) r ". En tercer lugar, y como lo manifiesta SOTO KLOSS. por
mucho que determinados derechos, excluidos del resguardo del artículo 20 CP. im-
porten. para su eficaz ejercicio, el deber para el Estado en orden a realizar una serie
de prestaciones, no puede ello ser razón para sentar tal exclusión, ya que es una
obligación de aquél el proveer lo necesario para una vida de sus habitantes adecuada
y digna, de modo que si no lo hace, tendrá que asumir entonces las consecuencias de
tal proceder" s .
En este marco, son variadas las formas de respuesta posibles. Para algunos, una
manera de "abrir" el listado ha sido la interpretación extensiv a del derecho de propie-
dad. de suerte tal de considerar aquellos derechos no contemplados en el artículo 20
CP. como bienes incorporales" 9 . También se ha considerado el principio de igualdad
ante la lev- y la equidad5*0.
lo que se refiere a la extensión por aplicación del derecho establecido en el artículo 19 N" 24 CP (propie-
dad). últimamente la jurisprudencia la ha ido descartando (Ibid.).
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEI. A M B I E N T E F.N CHILE 197
D ) REQUISITOS
a) El causante
581
Como modelo de síntesis de tales exigencias, me permito citar el siguiente fallo: "Que para
entrar al estudio del recurso resulta útil analizar los llamados criterios de procesabilidad sustancial,
expuestos por el profesor Humberto Nogueira en el articulo '"El recurso de Protección en el contexto de
amparo de los derechos fundamentales Latinoamericanos e Interamericano". según los cuales para que
prospere esta acción es necesario que: a) Que los hechos que motiven la demanda de protección sean
actos omisivos o positivos que amenacen, perturben o vulneren uno o varios derechos fundamentales,
contemplados en la Carta Fundamental en su artículo 20, denominados "actos u omisiones" que deben
ser ilegales o arbitrarios. El acto u omisión debe ser arbitrario o ilegal, lo que significa que debe ser
contrario al ordenamiento juridico o carecer de fundamento racional. Cuando una conducta es lícita v
legítima no opera la acción de protección, ya que ella no tiene por objeto resolver conflicto de intereses
ni tampoco tiene la finalidad de limitar los derechos de las personas que actúan de acuerdo con el
ordenamiento jurídico, ya que dicha función le corresponde a los tribunales ordinarios a través de los
respectivos procedimientos civiles, laborales, de menores, administrativos o penales: b) Que haya una
consideración e identificación del o de los derechos fundamentales o garantías afectados, los cuales son
los que señala el articulo 20 del texto constitucional: c) Que exista una relación de causalidad entre el
hecho omisivo o positivo ilegal o arbitrario y el derecho lesionado o amenazado. Es necesario conside-
rar que la acción o la omisión sea una causa real de la afectación del derecho fundamental que puede ser
objeto de protección, ya que puede suceder que tal relación no exista efectivamente, y la acción sea
producto de la incomprensión de la situación, de un error o de una actuación emocional o de mala fe. en
cuyo caso, obviamente, la acción de protección es improcedente: d) Que el objetivo o finalidad de la
demanda de protección sea poner en marcha el aparato jurisdiccional del Estado a través de la acción de
protección que tiene por objetivo restablecer el imperio del ordenamiento jurídico quebrantado por la
acción u omisión arbitraria o ilegal del tercero, como asimismo, restablecer v garantizar efectivamente el
legítimo ejercicio del derecho fundamental de la persona afectada por el agresor, sea éste un agente del
Estado o un particular" (SCAS. 17.10.2008, Consid. 4°, Rol N° 2321-2008, \lejías Zapata. Bernardo
Daniel y otros con l 'niversidad La República).
*82 En general, el acto puede tener diversas expresiones en lo que se refiere a sujetos no particula-
res Me refiero, por e jemplo, a las resoluciones administrativas e incluso -aunque de modo incipiente en
la jurisprudencia- a las de carácter judicial Aparentemente en la CENC se estableció un criterio amplio
(ASC 2 1 4 . p 6 y pp. 1 9 - 2 0 ) . Sobre la acción de protección en contra de actos administrativos: PIERRY
RODRIGO GUZM-W R I « E S
Dicha conducta puede ser atribuida a quienquiera, vale decir, una persona natu-
ral. jurídica, de derecho público o privado
Para cierta doctrina -en algo que tiene un nivel de razonabilidad-, resulta indis-
pensable que en la acción de protección se indiv idualice al autor del acto o de la
omisión antijurídica. MOHOR ABIAIAD señala que aun cuando este elemento no apa-
rece cxplicitado en el artículo 20.1 CP. y sí lo esta en el siguiente inciso, referido al
derecho a vivir en un ambiente adecuado, ha de ser necesario también respecto de los
demás derechos para poder asi radicar la responsabilidad en un sujeto determina-
do581. Sin embargo, estimo que a pesar de que se ve como un elemento que debe
satisfacerse, ello no necesariamente ha de darse al momento de deducir la acción,
pues en no pocas ocasiones se ignora el autor, a pesar de saberse perfectamente el
acto u omisión que se pretende corregir. Debe ser la Corte de Apelaciones la que. en
caso de ausencia de este elemento, o incluso de duda, tendrá que determinar quién es
el ente pasivo de la acción"*1.
b) Artti juridicidad
588
Op. cit.. pp. 4 2 8 - 4 2 9 . En el mismo sentido, M O H O R A B U A U A D (Op. cit.. p. 1 9 ) . Como se verá
oportunamente, con ocasión de la reciente reforma constitucional el punto adquiere notable relevancia,
tanto en lo teórico como en lo práctico, ¡'id. infra, &D. B), 2.
589
SOTO KLOSS, El recurso de protección. Orígenes..., cit., p. 83.
590
¡d.. p. 85.
591
íd.. p. 87.
592
N Ü Ñ E Z VASQUEZ, op. cit.. p . 440.
W
MOHOR ABUAUAD, "El recurso de...", ai.. p. 24
594
SOTO KLOSS, El recurso de protección. Orígenes..., cit., P 91.
RODRIGO G I Y M A N R O S I N
4. Relación causal
596
"El recurso de...", cit.. p. 24
59
El recurso de protección. Orígenes.... cit.. p. 97. N U Ñ E Z V A S Q U E Z agrega que hay legítimo
ejercicio cuando "la facultad o beneficio que otorguen, se realice o perciba de acuerdo con el ordena-
miento que los rige, ya que el recurso no cautela su ilícito ejercicio, sea por estar en pugna con el interés
publico o con otros derechos iguales o superiores; sea por contraponerse a las normas reguladoras
impuestas por la autoridad competente en uso de sus facultades legales" (Op. cit., p. 441).
598
SOTO KLOSS. El recurso de protección: Aspectos.... cit.. p. 366.
225
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEI. A M B I E N T E F.N CHILE
5. Plazo
6. Legitimación activa
599
lid. sttpra nota 547.
600
AA. N° 1. Hasta antes de su última modificación en el año 2007, el plazo era de 15 días.
601
La forma de notificación de los actos administrativos se encuentra supletoriamente regulada en
la LPA. artículos 45-49, ambos inclusive.
6 0 :
S O T O K L O S S , El recurso de protección. Orígenes..., cit., pp. 2 6 2 - 2 6 4 . Sobre este tema, puede
consultarse del mismo autor. "Extemporaneidad y lato conocimiento...", cit., pp. 5 5 - 5 6 . A tal punto es
relevante el requisito asociado al plazo, que en la última modificación introducida en el AA, se estable-
ció que "el Tribunal examinara en cuenta si ha sido interpuesto en tiempo y si se mencionan hechos que
puedan constituir la vulneración de garantías de las indicadas en el artículo 20 de la Constitución Polí-
tica de la República. Si su presentación es extemporánea o no se señalan hechos que puedan constituir
vulneración a garantías de las mencionadas en la referida disposición constitucional, lo declarará inad-
misible desde luego por resolución fundada" (AA. N" 2. inciso 2°).
RODRIGO GI /MAN ROSI N
' Cuesta creer que en nuestro ordenamiento procesal común esta cualidad -legitimación activa-
no se encuentre expresamente estatuida Asi. el articulo 25-4 del Código de Procedimiento Civil, al tratar
los requisitos de toda demanda, se limita en su numeral 2" a exigir el "nombiv, domicilia y profesión u
oficio del demandante y de las personas que lo ivpivsenten, r la naturaleza de la represeniacitm ". IX'
igual forma, el articulo 303 del mismo cuerpo legal, en sincronía con el precepto antes anotado, señala
como causal para interponer una excepción dilatoria la "(alta de capacidad del demandante, <> (k
personería o ivpivsentacióu legal del que compaivce en su nombiv ". De esta forma, creo que el enfoque
dado por este Código tiene mas bien que ver con la capacidad procesal que con la legitimación activa atl
caiisant Tal ve/ la norma mas clara -aunque se contextualiza de modo radicalmente diverso- sea la
contenida en el articulo 23 del Código de Procedimiento Civil, que. refiriéndose a los terceros
coadvuvantes. señala que estos, para considerarse como tales, han de tener un interés actual en el mul-
tado del juicio, entendiendo que ello se da "siempre que exista comprometido un derecho y no una mera
expectativa, salvo que la ley autorice especialmente la intervención fuera de estos casos". Sin embargo,
este precepto seria útil, y por ende aplicable, solo en tanto identificáramos en función de necesidad la
titularidad del derecho con la legitimación activa ad caiisam. A propósito del requisito de legitimación
activa, en particular desde el punto de vista del contencioso administrativo y la nulidad de derecho
público, es útil destacar una SL-ntencia emanada del Primer Juzgado de Letras de Arica, el cual, refirién-
dose al tema, dictaminó: "Oue en cuanto a la inadniisihilidad de la acción de utilidad de derecho
publico primera alegación de ¡a demandada. La legitimación implica tina aptitud para ser parie en mi
proceso concreto. Esta situación está determinada por la posición en que se encuentran las partes
ivspecto de la pivtensión procesal, ya que sólo las personas que sustentan una cualificada relación con
la pivtensión están legitimadas en el proceso en que aquélla se deduce. La legitimación activa consti-
tuye mi pivsiipuesto pmcesal de toda acción (Jaime Jara Schnettler).
Se ha definido la legitimación activa en el derecho pmcesal administrativo como una situación
jurídica subjetiva derivada de la relación juridica que se establece entre un sujeto de derecho y la
Administración Pública con ocasión de un acto administrativo, por ser dicho sujeto de detecho el
destinatario del acto o por encontrarse en una particular situación de hecho fíente a la conducta de la
Administración, que hace que el ordenamiento jurídico proteja particularmente su interés en la legali-
dad de la actividad administrativa (Alian Brewer Carias, aspectos de la legitimación activa en los
recursos contencioso administrativo contra los actos administrativos de efectos particulares.) ". (Sen-
tencia de fecha 13.10.2005. Consid. Decimoctavo Confirmada por Sentencia de la Ilustre Corte de
Apelaciones de Anca -en adelante. SCAA- de fecha 23.01.2006. Recurso de casación rechazado por
SCS.de fecha 16.10.2008).
604
Como señala OSVALDO G O Z A I M . estar legitimado en la causa "supone tener una situación perso-
nal que le permita contar con una expectativa cierta a la sentencia, lo cual indica por qué la legitimación
es. antes que nada, un presupuesto de la pretensión". ("El desplazamiento de la noción de derecho
subjetivo por el de acceso a la justicia sin restricciones". Boletín Mexicano de Derecho Comparado.
N ° 8 3 . 1 9 9 5 . p. 6 8 2 1 PRIETO CASTRO, a su vez. escribe: "Mediante la legitimación se determina cuál es la
genuina parte que tiene derecho a incoar y llevar un proceso contra un demandado concreto, gravado
con la carea de contradecir (si quiere defenderse)" (Oí. en Repertorio de Legislación y Jurisprudencia
Chilenas. Código Civil v Leyes Complementarias. 1 9 % . pp. 1 5 9 - 1 6 0 ) .
227
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEI. AMBIENTE F.N CHILE
Desde el punto de vista del sujeto jurídicamente habilitado para deducirla, las
normas que gobiernan la acción de protección ofrecen una gama potencialmente amplia
de titulares, y así se entendió desde el primer momento en que se comenzó el estudio
del actual artículo 20 CP605.
Esta extensión guarda también coherencia con la que en términos similares posee
el artículo 19 constitucional, que reconoce y asegura a todas las personas los dere-
chos fundamentales de que dan cuenta sus veintiséis numerales. Si se une. pues,
dicha expresión totalizante con la indistinta y neutra que ocupa la del articulo 20 CP
(El que), no se puede sino deducir que. prima fdeie. ningún sujeto, entidad o grupo
quedan excluidos de la posibilidad jurídica de interponer la acción bajo examen. Sin
embargo, el registro histórico de la elaboración del artículo 20 también permite esta-
blecer un límite a la extensión señalada, y que deriva de la naturaleza de dicha ac-
ción. ya que se trata de un mecanismo procesal constitucional que no participa del
carácter de una acción popular. Ello, por cuanto supone siempre un derecho radicado
en una persona determinada la cual, ejerciéndolo legítimamente, experimenta una
605
Lo que queda claramente demostrado en diversos pasajes que constan en el ASC 215. El comi-
sionado G U Z M A N ERRAZURIZ señaló que no debia restringirse más allá de lo necesario el ámbito do los
potenciales actores. "Agrega que le ha surgido la inquietud de que, a la luz del planteamiento del señor
Silva Bascuñán de restringir esto a las personas naturales o jurídicas, no quedarían comprendidos aque-
llos grupos o personas morales, llamados genéricamente asi. que carecen de personalidad jurídica. Pien-
sa que es cierto que están formados por personas naturales, pero cuando un grupo que no tiene personalidad
jurídica, pero que existe como persona moral, ejerce un derecho, no cabe entender a su juicio que se trata
simplemente de una suma inorgánica de ejercicio de muchos derechos individuales por cada una de las
personas naturales que lo integran. Opina que el derecho, por ejemplo, que se ha reconocido a la autono-
mía de los grupos intermedios se extiende no sólo a las personas jurídicas, sino también a las personas
morales, a los grupos en general, y destaca el hecho de que en otras partes de la Constitución se ha
hablado de "grupos", sin que esto suponga necesariamente la personalidad jurídica, la que da titularidad
a ciertos derechos en el orden, principalmente, civil, pero derechos más genéricamente entendidos en el
campo del orden constitucional o del derecho público los tienen todos los grupos intermedios, y por ese
motivo hacía sólo la salvedad" (p. 6). "El señor Ortúzar (Presidente) cree que, en los términos indicados
por el señor Guzmán. no hay inconveniente alguno en dejar constancia en el Acta de su alcance o
interpretación, porque es ev idente que el precepto favorece o resguarda los derechos no sólo de una
persona natural, sino también de un grupo de personas naturales, y si es de un grupo de personas natu-
rales. es de una persona moral" (pp. 6-7) "El señor Silva Bascuñán estima que la recta interpretación es
la de que todo ente, individual o colectivo, que tenga o crea tener un derecho dentro del ordenamiento
constitucional puede interponer el recurso, porque allá se verá, en la práctica de éste, si tiene o no tiene
el derecho, pero le parece que eso no se puede expresar" (p. 7).
RODRIGO CU / M \ S ROSI S
afectación sobre el mismo 6 ". Este limite, asi como sucede con su amplitud inicial,
encuentra coherencia tanto con lo que el propio articulo 20 CP establece -al señalar
que puede interponer la acción todo aquel que safra una determinada priv ación, pertur-
bación o amenaza-, como con lo que dispone el AA. que hace alusión al afectado*0'.
No es difícil entonces, a la luz de la historia de la norma, y de lo escrito en el texto
fundamental y en el AA. concluir que la acción de protección no es popular 608 , ya que
no puede intentarse por cualquiera, sino por o en nombre del propio afectado, agra-
viado en el legítimo ejercicio de su derecho. Tampoco es posible hacerlo a favor de
terceros indeterminados60", ni. al fin. en bien del resguardo del ordenamiento jurídi-
co. sin más610.
b) La jurisprudencia
606
El comisionado G U Z M A N ERRAZLRIZ señaló que "nadie puede reclamar de este derecho genérica-
mente. por simple amor al derecho mismo, sino que tiene que sufrir un menoscabo o una amenaza
alguna persona detenuinada" (ASC 215 pp 24-25. Énfasis añadido). Por su parte, el comisionado
SILVA B A S C U Ñ A N expresó que "el sujeto activo del recurso tendrá que ser una persona natural o jurídica
que tenga un derecho o un interés propio vulnerado y configurado con precisión dentro del oidena-
miento juridico. No cree que se pueda concederlo a un particular que considere que no se han satisfecho
los anhelos de la Constitución en distintos aspectos" (ASC 214. p. 5. Énlásis añadido).
60
~ En la parte considerativa del AA. se expresa que uno de sus objetivos es "conferirá los agravia-
dos mayor amplitud y defensa de las garantías constitucionales..Al mismo tiempo, el N° 2 del AA
señala, en lo pertinente, que "El recurso de interpondrá por el afectado o por cualquier otra persona en
su nombre ..."". Por último, el N° 13 establece, a propósito de la regla de acumulación, que ella procederá
cuando respecto "de un mismo acto u omisión se dedujeren dos o más recursos, aun por distintos afec-
tados ..."
608
El punto se encuentra desarrollado por S O T O K L O S S en Derecho a la vida y recurso de protec-
ción.RDJ. t. LXXXI. N p 2,1984, pp. 62-63. También por C A S T E L L Ó N V E N E G A S , op. cit.., pp 101-108 Sin
embargo, para este último autor, en ocasiones la acción de protección opera como si fuera popular.
citando al efecto algunos casos en que se ha deducido este medio a favor de personas en huelga de
hambre o que se han negado, por motivos religiosos, ha aceptar transfusiones de sangre, pues en tales
situaciones se ha interpuesto sin contar, e incluso, contra la voluntad de aquellos a favor de los cuales se
deduce (íd.. pp. 109-115).
609
N U Ñ E Z V A S Q L E Z . op. cit.. p . 424.
610
En este sentido. S O T O K L O S S ha señalado con renovado énfasis que es esta una acción que se
endereza para resguardar a un afectado concreto, especifico y determinado, que ve conculcada la mani-
festación de su derecho por un acto u omisión antijurídicos y, por ende, no se trata de un mecanismo
jurisdiccional tendente a obtener la salvaguarda del ordenamiento jurídico en si mismo considerado.
L A REGULACIÓN C O N S T I T U C I O N A L D E I . A M B I E N T E F . N C H I L E 205
protección"61", o. dicho de otro modo, que "el accionante tenga Ínteres en su resulta-
do. vale decir, tenga un derecho comprometido" 618 , resultando indispensable "la con-
currencia de un interés directo de parte del recurrente, lo que se deriva del hecho de
haber sufrido un agravio a raíz del acto u omisión supuestamente ilegal o arbitrario,
de donde se sigue que debe existir legitimidad activa de quien deduce el referido
recurso"619.
De todo lo dicho se infiere que para los tribunales la legitimación activa concurre
en el actor en la medida que éste, primero, sea titular de alguno de los derechos
resguardados por el artículo 20 CP 621 : y. en seguida, que asista en él un interés perso-
nal. directo, concreto y actualmente comprometido: Que no es otro que el ejercicio
legítimo del derecho del cual es titular, se encuentre conculcado y de ese modo expe-
rimente un agravio (por una priv ación, perturbación o amenaza sobre su ejercicio)622.
6r
í acarezzu ] Vivar, Ricardo con Secretario A íinisterial A íetropolitano de Salud y otras. (Senten-
cia Ilustre Corte de Apelaciones de Pedro Aguirre Cerda -en adelante. SCAPAC-. de 16.11.1984, Consid.
9. Confinnada por SCS. 20.12.1984. RDJ. t. LXXX1. 02.05.1984): Verdugo Haz.... cit. (Consid. 8): y
Sociedad Comercial Sáezy Cía. Limitada con Cementos de Chile S.A. (SCAC. 10.11.1999, Consid. 5.
Confirmada por SCS de 11.01.2000. RDJ. t. XCVH. 02.05.2000).
618
Sobando Sovino, María Elena con Director Regional de Vialidad de la VIH Región (SCAC,
17.12.1991. Consid..v Confirmada por SCS, 10.03.1992. RDJ. t. LXXXIX, 02.05.1992).
619
Consorcio Agmindiistrial Malloa S.A. con Director del Traba/o (SCAS, 18.08.1992. Consid 5.
Confirmada, en esa parte, por SCS. 02.08.1993. RDJ. t. XC, 02.05.Í993).
620
De sumo interés es la visión general, más allá del radio de aplicación de la acción de protección,
que ha ofrecido el tribunal de segundo grado de Temuco en el contexto de la acción de nulidad de
derecho público, al señalar que "sólo excepcionalmente, v mediando texto expreso de ley que lo autori-
ce, es posible que una persona cualquiera, que no tiene interés actual, en el sentido de tener comprome-
tido un derecho, puede ejercer válidamente ciertas y detemiinadas acciones. Ello ocuriv con las llamadas
acciones populares, toda las cuales requieren necesariamente de texto expreso que asi las configure,
uno de cuyos ejemplos se encuentra en el reclamo de ilegalidad municipal establecido en el artículo
I-10 de ¡a ley Xo 18.695 conforme al cual cualquier particular puede reclamar ante el alcalde contra sus
resoluciones u omisiones o de las funcionarios que estime ilegales atando estas afecten el interés
general de la comuna o el articulo 108 de la ley Xo 19.175 cuando establece en relación al reclamo de
ilegalidad de los gobiernos ivgionales que cualquier particular podrá reclamar ante el intendente
contra las ivsoluciones o acuerdos que estime ilegales, cuando éstos afecten el interés general de la
región o de sus habitantes " (SCAT. 30.11.2007, Consid. 25. Rol N° 2438-2005).
621
Echrairis l'aldés..., cit. (Consid. 18); Consejo Xacional..., cit. (Consid. 6); Briones Espinosa...,
cit. (Consid 6); y Venlugo Haz..., cit. (Consid. 5).
6:2
Sindicato ¡nterempresa.... cit. (Consid. 7); Edwards l'aldés..., cit. (Consid. 18); Consejo Nacio-
nal.... cit. (Consid. 6): Briones Espinosa.... cit. (Consid. 6); Vacatvzza Yávar..., cit. (Consid. 9); Verdu-
go Haz.... cit. (Consid X). Sobando Sovino.... cit. (Consid. 3): y Consorcio Agroindustrial Malloa
N..I cu. (Consid. 5)
RODRIGO G I / M A N ROSIA
623
Y no lo seria porque para el éxito de la acción constitucional es indispensable la individualiza-
ción especifica y determinada del titular del derecho amagado en su ejercicio. En este sentido: lallu/iu
Balboa, A íario con Pivsidente de la República (SCAS. 06.01.1992. Consid. 5. Confirmada por SCS de
09.0?. 1992. RDJ. 1.1 XXXIX. 02 05 1992): Bustos Sepitlveda, Luis con Asociación Gremial de Dueños
de Taxibuses (SCAV. 2(>.05.1993. Consid. 3. RDJ. t. XC. 02.05.1993): Sociedad Comercial Sáe:.... cit.
(Consid 41. Girardi Lavin, Guido y otms con Pivsidente de la República de Chile y otro (SCAS.
2l) 09.2004. Consid. 1. Rol NT 4484-2004): Adriasola Barroilhet, María con Alcalde Municipalidad de
Buin (SCS. 15.04.1998. Consids. 2-3. apelación. Rol N° 2057-97): Cosan Sociedad Anónima y otra con
Ministerio de Obras Públicas (SCAC. 17.10.2000. Consids. 1-2. Rol N° 123-2000, confirmada por
SCS de 02.01.2001. Rol ^4191-2000).
6:4
Ejemplos de acciones populares en Chile, los dan el articulo 26 de la Ley de Bosques: en el
articulo 30 de la ley N° 18.362: en el articulo 16 de la leyN° 18.348: en el articulo 5o de la ley N° 18.378:
en el articulo 12 de la ley N° 18.755: y en el articulo 18 del Código de Minería. En todos estos casos, se
concede acción pública o popular básicamente no para obtener el amparo de derechos o intereses con-
cretos ni menos para perseguir el resarcimiento de daños, sino, más bien, para denunciar la infracción de
los estatutos legales respectivos. Es decir, se trata de herramientas que tienen por fin velar por el cumpli-
miento y respeto de las nonnas a que se refieren, perspectiva según la cual podrían corresponder funda-
mentalmente a acciones populares sustitutivas. En nuestro CC. en cambio, se conceden varias para
prevenir daños (í." gr.. artículos 948 y 2.333).
625
WulffMunita, Cristian con Pablo Rossenblatt (SCAS. 27.08.1982, Consid 3 Confirmada por
SCS. 06.09.1982 RDJ. t. LXXIX. 2 5. 1982): Edwards Valdés..., cit. (Consid 16): largas Morales,
Raquel con Gendarmería de Chile (SCAS. 09.05.1983, Consid 3. Confirmada por SCS, 24.05.1983.
RDJ. t. LXXX. 2.5. 1983): Compañía de productos, alimentos y servicios CORPOR4 S.A. con Junta
Xacional de Auxilio Escolar y Becas (SCAS. 22.12.1983, Consid 5. Confirmada por SCS, 15.03.1984
RDJ, t. LXXXI. 2.5. 1984): Briones Espinosa..., cit. (Consid 4); Consejo Xacional..., cit. (Consid 4):
Verdugo Ha:.... cit. (Consids 4-5): l 'allejos Balboa..., cit. (Consid 5. Suprimido por SCS. 09.03.1992.
RDJ. t. LXXXIX. 2.5. 1992): Bustos Sepúlveda..., cit. (Consid 3-1). Castillo Díaz. Adolfo y otros con
Corporación de Televisión de la Universidad Católica de Chile y otro (SCAS. 27.06.1997, Consids. 2-
3 Confirmada por SCS. 12.08.1997. RDJ. t. XCIV. 02.05.1997y.Ministerio Público y otros con Juezde
Tribuna! Oral en lo Penal de Covhaique (Sentencia Ilustre Corte de Apelaciones de Coyhaique -en
adelante. SCACOY-. de 26.01.2004. Consids. 7-8 y prevención del Ministro Sr. Hugo Andrés Bustos
Pérez, fundamento segundo. Rol N° 42-2003): Ministerio Público con Juez de Garantía de Santa Cruz
\ SCAPR. 24 06 2004. Consids.4-5. Rol N° 21797. Confirmada por SCS de 14.07.2004. Rol N° 2793-
04): y Echaveguren Xavanv, Esteban con Burke Roche. Bradford (SCACOY. 08.04.2004. Consid 12.
Rol N° 1-2004 Confirmada por SCS de 10.05.2004. Rol N" 1502-04).
LA R E G U L A C I Ó N C O N S T I T U C I O N A L DEL A M B I E N T E EN C H I L F 209
626
IVuljfMunita..., cit.
627
l'acarezza Yávar, Ricardo con Secretario Ministerial Metropolitano de Salud y otivs (SCAPAC.
16.11.1984. Confirmada por SCS. 20.12.1984. RDJ. t. LXXX1, 2.5.. 1984).
6 8
- Urquieta Tognarelli, Horacio v oirá con Empresa Portuaria de Chile (SCAV. 29.11.1984. Con-
firmada por SCS. 19.12.1984. RDJ. LXXXI. 02.05.1984).
629
Asociación Gremial de Laboratorios Farmacéuticos con Ministro de Salud (SCAS. 22.03.1985.
Consid 10. Confirmada por SCS de 08.04.1985. RDJ. t. LXXXD. 02.05.1985).
630 pave: i invtia, Jorge y oirá con Ministro de Educación Pública (SCAS, 07.08.1986. Confirma-
da por SCS. 04.09.1986. RDJ. t. LXXXHI. 02.05.1986).
631
Briones Espinosa.... cit.
621
Edwnds ¡aldés..., cit.
633
Vargas Morales..., cit.
634
Compañía de productos..., cit.
635
Fe/dugo Haz..., cit.
636
Alcalde de Hualqui con Sepúlveda, María Rebeca y otros (SCS, 06.12.1993, apelación. Rol
N° 22178).
637
Ramírez ¿\ lironda, Arturo v otros con Director de! Servicio de I 'ivienda v Urbanismo \ letmpo-
!i taño y otms (SCAS, 12.09.1997" Confinnada por SCS de 09.10.1997. FMW461, 1997).
638
Cornejo Cornejo, Nelson con Portus Goviden, Leocán (SCAC, 29.09.1998. Confinnada por
SCS de 02.11.1998. G / . N ° 221).
639
A íatus 1 alenda, Juan Guillermo con Junta Directiva de la Universidad de I alparaíso (SC AVAL,
13.11.1998. Revocada sin embargo por SCS de 20.01.1999. GJ N°223. 1999).
640
Vallejos Balboa, cit.; Montiel Gómez y otros con Empivsa Concesionaria de Autovelox ECM
Ingeniería en Electrónica, Computación y Medicina S.A. y otro (SCAC, 27.03.2000, Consid. 1, Rol
N° 283-99).
641
Castillo Diaz.... cit. (Consid. 3), Madrid Baños, Emilio y otros con Ministerio de Bienes Sacio-
nales (SCAS, 04.01.2001, Consid 6. Revocada por SCS de 08.02.2001. RDJ, t. LXCVm, 02.05.2001).
642
Cerda Pizarmy otro con Compañía Minera Davton (SCALS. 10.04.2000, Consid. 3 Confir-
mada por SCS. 02.05.2000. Rol N" 283-99).
645
lán Rysselberghe Herí-era, Jacqueline con Empresa de Servicios Sanitarios del Bío Bio S..4.
(SCAC. 10.11.2000. Confirmada por SCS de 15.01.2001. GJ, N° 247).
210 RODRIGO G L / \ I \ N ROSHN
Metropolitana" 641 , "la comunidad" 645 , los "usuarios de una via"646. "todas las organi-
zaciones sociales, comunitarias funcionales, juntas de vecinos, corporaciones e insti-
tuciones" 64 ". "dueños de camiones internados al país" 648 . "pacientes que requieren de
atención de emergencia" 649 , "los que están por nacer" 650 , "adjudicatarios eventuales v
habitantes de futura población de viviendas" 651 , "la sociedad toda"652, "un tercero
ajeno a un contrato" 653 , "todos los automovilistas del pais" 654 . "toda persona natural
que se encuentre en un perímetro de 30 kms. cercano al volcán Chaitcn"^. "los
habitantes de la comuna de La Pintana" 656 . "miles de mujeres" 65 ", o. al fin. "todas las
personas que pagan permiso de circulación" 658 .
644
Giranli Lavin.... cu.. Consids. 1-4
645
Adriasola Banvilhet..., cit.
646
Cosan Sociedad Anónima..., cit.
647
l ilches Campos, Xancy con .Municipalidad de San Femandoy otros (SCAR. 27.08.2002. Consids.
5-6. Rol N° 2.203. Confirmada por SCS de 17.10.2002. Rol N° 3425-2002).
"18 Asociación Givtuial de Dueños de camiones y otros con Pivsidente de la República y oliv.s
(SCAS. 12.07.2004. Consids. 3. 5 y 6. Rol N" 1271-2004. Confirmada por SCS de 03.08.2004. aunque
eliminando el Consid. 6. Rol N° 3.164-20041
649
J "illar Bordones, Gonzalo con Ministro de Salud (SCAVAL. 19.10.2004. Rol N" 272-2004).
650
Organización no gubernamental de Desarivllo para la investigación, formación y estudio so-
biv la mujer (ISFEM) y otms con Instituto de Salud Pública y otros (SCAS. 28.05.2001. Consids. 5. 6.
8 y 9. Revocado por SCS de 30.08.2001. RDJ. t. LXCVÜL 2.5.. 2001).
651
Aba iva Bustos, Osvaldo y otms con Dirección de Obras Municipales de la Municipalidad de
Covhaique (SCACOY. 14.06.2004. Consids. 5 v 10, Rol N° 9-2004 Confirmada por SCS de 18.08.2004.
Rol N° 2711-04).
65:
Ulloa Aguillón, Joige con Secretario Regional Ministerial de Transportes y Telecomunicacio-
nes 1111 Región (SCAC. 13.08.2007. Consids. 5o y 6o).
653
Iturrieta Ponce, LuisAbner con Ilustre Municipalidad de Tetmtco (SCAT, 10.09.2004. Consid.
5. Confirmada por SCS de 14 10.2004).
654
Olivares Zepeda, Carlos v otros con Ministerio de Obras Públicas v otro (SCAS, 29.11.2004.
Consid. 5. Rol N° 5207-2004. Confirmada por SCS de fecha 29.12.2004, Rol N° 5898-2004).
655
Galilea Ocón, Sergio (Sentencia Ilustre Corte de Apelaciones de Puerto Montt -en adelante.
SCAPM-. de 05.06.08. Consid 5. Confirmada por SCS de fecha, 03.07.2008).
656
¡lustre lunicipalidad de La Pintana con Cueipo de Bombems de La Granja, San Ramón y La
Pintana (Sentencia Ilustre Corte de Apelaciones de San Miguel, en adelante SCASM, 09.01.2007. Consid
Decimocuarto. Confirmada por SCS de fecha 14.03.2007).
657
TragoleffSánchez, Givciay otms con Ilustre Municipalidad de Concepción (SCAC, 04.01.2007.
Consid. 5).
658
Serra Agurto. Mabel con Alcalde Ilustre Municipalidad de Punta Arenas (Sentencia Ilustre
Corte de Apelaciones de Punta Arenas -en adelante. SC APA-, de 21.06.2006. Consid. Cuarto. Confir-
mada por SCS de fecha 23.08.2006).
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEL A M B I E N T E EN CHILF 235
659
Edwanis l'aldés ... cit. (Consid 18); Consejo Nacional.... cit. (Consid 6); y Briones Espino-
sa.... cit. (Consid 6).
660 p ^ G A R S S O N E T . el interés es personal "cuando afecta a la persona que ejercita la acción; nacido
y actual cuando ya existe en el momento en que se intenta la acción..." (Citado en E D U A R D O P A L L A R E S .
Diccionario de Derecho Procesal Civil. Porrúa. México, 1963, p. 396). Según CARNELUTTL el interés
personal "siempre supone una relación en la que figuren seres humanos, sean considerados individual-
mente o colectivamente. En este sentido puede decirse que el interés siempre es, en última instancia,
personal" (Id., p 397). Asimismo, para R A M I R O PODETTI hay interés directo cuando se busca "su satisfac-
ción. sin dependencia del interés de otro" y se da, según Camelutti, "cuando el bien al que se refiere
satisface directamente una necesidad" (Ibid.).
661
Echumls l 'aldés.... cit. (Consid. 18) y Consejo Nacional.... cit. (Consid 6).
212 Rumor») G U Z M Á N ROSIN
662
En este sentido. GUTIERREZ DE C A B I E D E S ha señalado que el interés juridico "es el que ha sido
considerado por la norma como jurídicamente relevante y al que ésta brinda su protección (ínteres
jurídicamente protegido), por considerar que se adentra en el orbe de lo jurídico y es digno de tutela
jurídica" (Op. cif.. p 46). Tales intereses, agrega, "pueden adquirir la lonna de derechos subjetivos, que
suele señalarse como el modo más perfecto de formulación jurídica del interés o. simplemente, como
tales intereses jurídicamente protegidos" (Ibid.). En consecuencia, no todo interés jurídico equivale a
derecho subjetivo, pues "determinados intereses son objetivados por la norma como dignos de tutela,
sin necesidad de que respondan a la satisfacción de un derecho subjetivo perfecto y preexistente" (Ibid.)
Bajo este enfoque, nuestro más alto tribunal, en el contexto de un recurso de casación en el fondo, ha
señalado que: "ahondando en la dijétvncia entre interés y detvcho subjetivo, se ha dicho que en este
ultimo no existe duda que tendrá una tvpercusión en su patrimonio la decisión que se adopte, mante-
niendo su privación o recuperando aquello de lo que fue privado. Sin embargo, en el interés el acogi-
miento de la acción puede llevar en alguna fonna a mejorar su situación personal, la que se encontraría
beneficiada o quedaría en un mejor pie para afrontar una situación particular. Es así como la noción
de interés puede admitir diversas graduaciones, las que quedan circunscritas entre el solo interés de la
lei; que equivale a una acción popular, y el que se afecte un derecho subjetivo, extremos que, por lo
mismo, quedan excluidos de dicha noción. También este concepto jurídico ha suscitado diferentes cali-
ficaciones en relación al antecedente que lo origina y el acto o contrato que motiva la demanda, tales
como: personal, directo, grave y legitimo. Adentrarse en estas determinaciones ha llevado a establecer
la teoría de ¡os círculos de interés, esto es, el conjunto de personas interesadas, pues resulta evidente
que más de una puede tener ivpercusiones favorables al impugnar un mismo acto o contrato, excluyen-
do solamente aquellos círculos muy lejanos, llegando a establecerse ¡a noción de círculo de intereses
suficientes, que apunta a la calidad que se esgrime para impugnar el acto o contrato. Todo lo anterior
siemptv el legislador lo ha dejado entregado a la jurisprudencia, de forma tal que es ésta ¡a que está
habilitada para construir la noción que integre la ley, pero necesariamente sobre la base de la exclu-
sión de la acción popular y el detvcho subjetivo violado, puesto que de otra manera se ¡a estaría
identificando con una de ellas, circunstancia que ciertamente no ha querido el legislador, pues de otro
modo ¡o habría manifestado dilectamente, dado que ninguno de los conceptos le es desconocido. En
este sentido la jurisprudencia en materia procesal penal ha podido graduar ¡a intensidad del interés al
deducir querella, diferenciando el exigible en el antiguo sistema y el actual, siendo más exigente en este
último " (SCS. 20.08 2007. prevención del Ministro Sr. Muñoz y de la Sra Herreros Consid. 3°)
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEI. AMBIENTE F.N CHILE 213
663
Edwcirds \'aidés...,cit. (Consid. 18); Consejo Xacional y Metropolitano de Periodistas A.G...,
cit. (Consid 6); y Briones Espinosa.... cit. (Consid 6).
664
Op. cit.. p. 161.
665
Ibid.
666
íd.. p. 162.
66
GUTIÉRREZ DE C A B I E D E S , op. cit.. p. 1 6 3 . En todo caso, como expresa el autor, "'la sentencia que
se pronuncia sobre la falta de legitimación -sea cual sea el momento procesal en que ésta recaiga- es una
resolución sobre el fondo, con eficacia de cosa juzgada Si se produce "ab intio", simplemente supondrá
un adelantamiento de dicha decisión de fondo" (Id., pp. 1 6 5 - 1 6 6 ) . En el mismo sentido, vid. CORDON
MORENO. "Sobre la legitimación en el Derecho Procesal". RCHDLX\ vol. 2 5 . N° 2 . 1998, pp. 3 7 2 - 3 7 3 .
RODRIGO G U Z M A N ROSES
668
Sindícalo Interempivsa.... cit. (Consid. 7): Federación Chilena..., cit. (Consid. 9): Edwards
Valdés....cit. (Consid. 18); ConsejoXacional.... cit. (Consid. 6y. BrionesEspinosa..., cit (Consid. 6): y
Echagtte Paira.... cit. (Consid. 4).
609
G O N Z A L E S M A N T I L L A señala a este respecto que bajo esta teoría "se asume que la acción no es otra
cosa que el derecho mismo deducido judicialmente" ("Relataría sobre las acciones de interés público en
el Perú. Las acciones de interés público". Las Acciones de Interés Público. Felipe González M. Ed..
1997, p.155).
6 0
Eduaids Valdés..., cit. (Consid. 18); Consejo Xacional.... cit. (Consid 6): Briones Espinosa...,
cit.. (Consid 6): y Echague Parra.... cit. (Consid 4).
6 1
G O N Z A L E S M A N T I L L A expresa que para esta posición "la acción se presenta como un derecho
subjetivo orientado a obtener una sentencia como tutela jurisdiccional". (Op. cit., p. 1 5 5 ) : SILGUERO
E S T A G N A N apunta que la acción seria, en esta aproximación, "el poder que reconoce el ordenamiento a
los su jetos jurídicos para que. mediante su actuación en el proceso, obtengan la tutela jurisdiccional
(La tutela jurisdiccional de los intereses colectivos a través de la legitimación de los gnipos. Dykinson.
Madrid 1995. p. 53).
6 :
En este sentido. V Í V E R O S expresa que la acción sería "un derecho autónomo que permitiría a
quien invoca ser titular de un derecho vulnerado, exigir de los tribunales un pronunciamiento respecto
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEI. AMBIENTE F.N CHILE 215
6 0
Op. cit.. p. 1 4 9 . Y os que, como indica V A L L E S A L A Z A R . "de otra manera volveríamos a tesis va
superadas según las cuales sólo tiene derecho de acción quien es titular del derecho material controver-
tido" ("Legitimidad para obrar". Detvcho, N° 48. Perú. 1994. p. 35). En esto parece seguir la linea
propuesta por Ugo Rocco (Fid PALLARES, op. cit.. p. 4 9 4 ) Además. GUTIERREZ DE CABIEDES es de la
opinión que la legitimación "no presupone ni depende de que el derecho exista efectivamente, ni que, en
caso de existir, pertenezca al demandante frente al demandado. Esto es precisamente lo que se trata de
averiguar en el proceso y lo que habrá de decidirse en la sentencia. Y ello porque lo que toma en cuenta
la legitimación no es la relación jurídica en cuanto existente, sino en cuanto deducida". (Op. cit., p. 149).
En la misma lógica. V A L L E S A L A Z A R , op. cit.. p. 35.
6
" GUTIERREZ D E C A B I E D E S . op. cit., p . 150.
c s
' Ibid. O. en palabras de Goldschmidt. si faltaba la legitimación "la demanda se considera como
"no fundada', pero "no como inadmisible": esto, por no ser el actor o el demandado las partes verdade-
ras". ( P A L L A R E S , op. cit.. p . 494).
6 9
' íd..p. 151.
680
íd., p. 152.
681
Ibid. Resulta de absoluto interés volver a citar aquí lo expresado en un voto disidente formulado
por el entonces Ministro de la Corte Suprema, don Enrique Correa, con ocasión de una sentencia de
primer grado que declaraba improcedente la acción por falta de legitimación activa: "Que la declaración
de improcedencia del recurso, no constituye un pronunciamiento sobre el derecho discutido -el derecho
a vivir en un medio ambiente libre de contaminación-, pues aquella decisión tiene el único alcance de
establecer que los peticionarios no han tenido la facultad procesal para solicitarlo, desconociéndoles el
derecho de accionar, sólo porque la resolución impugnada no es arbitraria ni ilegal. Pero, en el recurso
no se discute la ilegalidad o arbitrariedad de la resolución-activ idad de la Dirección General de Aguas
(...). sino que la acción entablada se basa precisamente en los efectos de dicha resolución-activi-
dad... Pero, el fallo no se pronuncia sobre el derecho mismo que se ejercita e invoca en la acción o
recurso entablado, toda vez que nada resuelve sobre la contaminación que fue propuesta justamente para
ser decidida Desprecia el derecho subjetivo ejercitado y resuelve un aspecto meramente procesal del
negocio" (SoloDavison.., cit.).
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEL AMBIENTE EN CHILF 217
Aunque comparto en plenitud las palabras del autor español, en lo que concierne
a la acción de protección es imprescindible efectuar ciertos matices.
Lo que deseo expresar es que tratándose de esta garantia constitucional, el proce-
so a que da lugar su interposición no tiene en sí mismo por fin que se reconozca un tal
o cual derecho fundamental, porque, al menos desde un punto de vista formal, la
Constitución lo hace a partir del artículo 19.1. parte primera. Formulada esta aprecia-
ción en otros términos, el enfrentamiento que en sede jurisdiccional se produce entre
el actor y el recurrido, no versa en lo esencial sobre el desconocimiento de la titulari-
dad de un determinado derecho constitucional. La litis proteccional se traba con el
objeto de ordenar que determinado acto u omisión cese sus efectos agraviantes, de
modo tal que la amenaza, perturbación o privación ya no siga más su curso y. así. se
restablezca, como reza la norma constitucional, el imperio del derecho682. Lo funda-
mental ahi es verificar el agravio.
Desde luego, no es mi posición la de desmentir cualquier vinculación entre la
titularidad del derecho y la posible legitimación del actor garantístico. y. por ende,
que cualquier persona, ajena al derecho, pueda válidamente interponer una acción de
protección sin más. pues, conforme se expusiera, la acción bajo examen no es popu-
lar y eso es algo que. al menos para quien escribe, a estas alturas no puede ser objeto
de cuestionamiento. Ev identemente, la titularidad del derecho será importante para
la decisión del tribunal, fundamentalmente en aquellos casos en que. no obstante lo
dicho recién, aquélla es incluso dudosa atendida la naturaleza del sujeto que interpo-
ne la acción. Simplemente se trata de introducir un elemento que viene dado por la
entidad y objeto de ella, que la hacen diferente de un procedimiento ordinario civil.
682
Como muy bien escribe G U Z M Á N B R I T O . en este caso "de lo que se trata es de analizar la juridi-
cidad o antijuridicidad del comportamiento de una autoridad o de cualquier particular, según los respec-
tivos ordenamientos constitucionales, frente a determinada situación garantizada por la Constitución.
No se pretende, en consecuencia, examinar si el que interpuso la correspondiente acción es o no titular
de un derecho" (" La naturaleza de las garantias constitucionales de la persona examinada a través de su
protección judicial". RDJ, t. LXXXV, N° 2.1988, p. 108). Y aún más: de lo que se trata es de determinar
la juridicidad de situaciones esencialmente lácticas. (Sociedad Agrícola Forestal Los Chenqties. Apela-
ción. SCS. 07.07.1980. Consid. 9. RDJ. t. LXXVD, 2.1., 1980).
681
Llamamos acción popular la que ampara el derecho propio del pueblo (Digesto 47,23.1. Paulo.
Comentarios al lidíelo. Libro 8)
-1 S
RODRIGO CU /MAN ROSEN
084
Citado en JORDANO FRAGA, La pmlección de! derecho..., cit., p. 301.
685
Op. cit.. pp. 200-201 y pp. 361-363.
686
íd.. p 200. 361.
68
La protección del derecho cit.. pp. 302-304.
688
CASARINO VITERBO ha señalado sobre el particular: "Según la calidad del que ejercita la acción,
pueden las acciones clasificarse en: directas, indirectas y populares. Directas son aquellas que las ejerce
el titular del derecho misino como la acción reinvidicatoria. Indirectas son aquellas que se hacen valer
por terceras personas a nombre del titular del derecho, pero por expresa disposición de la lev. Populares
son aquellas que se hacen valer por cualquier persona del pueblo en el solo interés de la comunidad
como la denuncia de obra ruinosa" (Manual de Derecho Procesal, Edit. Jurídica de Chile, Manuales
Jurídicos. 4?. 1983. vol. III. p. 109). En 1957. Alessandri y Somarriva la definieron como "aquella que
se reconoce a cualquier persona para la defensa de un interés público, y sobre todo a aquellas que, por el
hecho que lo contraviene, también han sufrido o pueden sufrir un daño en su interés privado". En
ALESSANDRI RODRÍGUEZ y SOMARRIVA. Curso de Derecho civil (redactado y puesto al día por ANTONIO
VODANOVIC). Edit. Nascimento. 1957. vol. II. p. 951. R O Z A S V I A L , hace poco, las definió como 'las que
se conceden a cualquier persona del pueblo para la defensa de un interés público, para precaver un daño
a personas indeterminadas" (Los Bienes. Edit. Jurídica ConoSur. 1998)
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEL AMBIENTE EN CHILF 219
suerte de representante del Estado, coadyuvando en la acción de éste para velar por el
efectivo cumplimiento de determinadas disposiciones legales689.
De cualquier forma, aun cuando coincido con que esta acción no es popular, seria
interesante que los tribunales efectuaran una relación más precisa entre lo que en
verdad es una de carácter popular - q u e se titulariza en un sujeto en tanto ciudadano o
integrante del pueblo- y el marcado rasgo no sustitutivo sino correctivo que perfila
fundamentalmente la acción de protección 690 .
A) LA DISCUSIÓN EN LA CENC
689
Sobre el origen, naturaleza y corrientes doctrinales asociadas a las acciones populares, l'id.
BORGHESI, v. Azume Populare, Enciclopedia Giurídica, vol. I V , Torino, 1 9 8 8 , pp. 1 - 1 8 : P A L A D Í N ,
v. . 1 zione Populan. Xovissimo Digesto Italiano, vol. O, Torino. 1 9 5 7 , 3'1 ed., pp. 8 8 - 9 3 : M I G N O N E , V.
Azione Populare, Digesto delle Discipline Pubblicistiche, vol I I , Torino, 1 9 8 7 , pp. 1 4 5 - 1 5 0 ; L U G O ,
v. .4zione Populare. Enciclopedia del Diritto, vol. I V , Milán, 1 9 5 9 , Giullre Editore, pp. 8 6 1 - 8 7 1 : y
RUGGIERO, v. .Azione Populare, Dizionario Enciclopédico de! Diritto, vol. I , Milán, 1 9 9 6 , pp. 1 8 3 - 1 8 4 .
690
Bajo la linea propuesta, en fecha reciente los tribunales han señalado que en las acciones popu-
lares "no se exige tener algún grado de vinculación de su pretensión con la relación jurídica-material que
se deduce en el proceso. En la acción popular puede haber coincidencia entre el derecho particular y el
interés público o cívico pero es la lev la que confiere expresamente tal facultad lo que no ocurre en la
especie" (Letelier Aguilar, Cristián con Ministerio de Obras Públicas. Apelación en acción de nulidad
de derecho público. SCAS, 1 2 . 0 8 . 2 0 0 9 , Consid. 2 ° Rol N ° 6 4 2 2 - 2 0 0 7 ) . En tomo a las potencialidades
de la acción popular en materia ambiental, l'id. B R A Ñ E S BALLESTEROS, Manual de derecho.., cit., pp.
7 2 0 - 7 2 5 : D E L G A D O SCHNEIDER. "La protección del medio ambiente a través de las acciones populares del
articulo 948 del Código Civil de Andrés Bello: un estudio histórico comparativo", en AA.VV.,
Sesquicentenario del Código Civil: Pasado, píeseme y futuro de la codificación. Departamento de
Derecho Privado. Universidad de Chile. Edit. LexisNexis, 2 0 0 5 : y D I E Z SCHWERTER - D E L G A D O SCHNEIDER,
"Algunas útiles herramientas olvidadas en nuestra práctica del Derecho de Daños", en Revista de Dere-
cho. Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales. Universidad de Concepción, N° 214. Año LXXI, julio-
dicieinbre. 2 0 0 3 . pp. 1 4 3 - 1 5 0 .
RODRIGO G U Z M W ROSL\
de la garantía y que. puntualmente, fue la razón que esgrimieron los mismos comisio-
nados en esa oportunidad 69 '. Si el derecho a un ambiente adecuado tenía un carácter
prcstacional. es decir, cuya satisfacción quedaba sujeta fundamentalmente a lo que el
Estado podria hacer sobre esc particular, no resultaba lógico a juicio de esos comisio-
nados que se exigiera su cumplimiento compulsiv o a través de un procedimiento de
excepción como el que desencadenaba el ejercicio de la acción de protección. Bajo
tal enfoque, puede sostenerse que la visión asi expresada importaba una serie de
consecuencias. En primer lugar, que el deber de mantener un ambiente en condicio-
nes adecuadas tenía un solo obligado: El Estado. Por ende, el rol de los particulares o
administrados, quedaba limitado al cumplimiento de las normas que. en la satisfac-
691
E V A N S DE LA C U A D R A señaló que "en esta materia no puede caber recurso de amparo, porque el
asunto está muy vinculado a una actividad estatal que la propia Constitución encomienda v. en conse-
cuencia. a las correspondientes prestaciones que se deriven de esa actividad estatal. Agrega que se ha
dicho que es deber del Estado velar porque este derecho no sea afectado: tutelar, como primer elemento,
la preservación de la naturaleza, y por lo tanto hay vinculada una acción del Estado relacionada con
prestaciones estatales, y. desde luego, se ha manifestado que cuando hay prestaciones estatales
comprometidas no puede haber recurso de amparo, sin perjuicio de que ningún tribunal puede negarse
a admitir la tramitación de una demanda que pretenda impedir el contagio del medio ambiente, lo que es
otra cosa, que ya se ha establecido y que se va a mantener, pero no como recurso de amparo" (ASC 215.
p. 13). Agregó que "lo que sucede es que el recurso de protección tiende a una resolución inmediata de
la perturbación, privación o amenaza a un derecho detenninado, y solamente las garantías que se han
señalado son aquellas que. por su naturaleza, admiten solución inmediata. Porque las que se han exclui-
do dependen fundamentalmente de prestaciones que debe efectuar el Estado para que ellas se realicen, v
nadie puede exigir al Estado que esté permanentemente en situación de realizar todas y cada una de las
prestaciones, a todos y a cada uno de los habitantes, que se le han encomendado por el ordenamiento
jurídico". Finaliza indicando que "todas aquellas garantías cuya concreción depende de prestaciones
que debe otorgar el Estado, por su naturaleza, están excluidas de un recurso de resolución inmediata, el
cual, es un criterio claro para establecer la procedencia de un recurso de protección inmediato" (ASC
215. p. 2-4). El comisionado G U Z M A N ERRAZURIZ señaló, por su parte, "que, por su naturaleza propia,
recursos como el de amparo u otros análogos sólo pueden ser establecidos para ciertos derechos que,
también por su naturaleza, sean susceptibles de ser protegidos por recursos semejantes. Y, en ese senti-
do. estima que con razón deben quedar excluidos todos los que se llaman "derechos sociales" o cuya
atención en forma suficiente dependa de alguna manera de la capacidad económica del Estado: están, en
consecuencia, necesariamente restringidos por la naturaleza del derecho" (ASC 214. p. 11). En la sesión
siguiente, indicó que "lo que ocurre es que éste, por su naturaleza propia, es un derecho que cuesta
bastante precisar en su contenido, pues el derecho a vivir en un medio ambiente libre de toda contami-
nación es una aspiración que estará ligada necesariamente a muchas circunstancias de tipo social, muy
difíciles de solucionar para el legislador" (ASC 215. p. 12). A ello añadiría que "una vez mencionó que
este tipo de derechos, con razón, un autor alemán. Cari Schmitt. los llama "pretensiones sociales".
porque propiamente no son derechos en el sentido clásico de la palabra. Ese autor -añade- distingue
entre los derechos clásicos y las pretensiones sociales: y. como quiera que los términos puedan no ser
siempre perfectos, hay en la expresión "pretensión social" una voluntad, precisamente, de señalar el
caracter de aspiración que tiene este tipo de derechos frente ya al carácter acabado y perfectamente
determinable de los otros". Concluyó indicando "que es evidente, entonces, que nadie puede reclamar
de este derecho genéricamente, por simple amor al derecho mismo, sino que tiene que sufrir un menos-
cabo o una amenaza alguna persona determinada" (íd.. p. 24)
L \ R r c . I I AC IÓN CONSTITUCIONAL DEL A M B I E N T E EN CHILE
ción de tal deber, dictara aquél. En segundo lugar, que el papel que podría cumplir en
esta materia el espacio de intercambio de bienes y sen icios - e l mercado-, quedaba
absolutamente cerrado. Ambas consecuencias se pueden traducir en que. a fin de
cuentas, el medio ambiente quedaba a la suerte de la regulación directa que. cuando
lo estimara del caso, el Estado impusiera a los ciudadanos, de modo tal que si respec-
to de un componente determinado no existía una norma que lo gobernara, el ambien-
te quedaba sujeto al postrer arbitrio del Estado. Ello podría implicar, además, que la
impugnación de actuaciones de terceros abiertamente atentatorias en contra del mis-
mo. no podía sino hacerse a través del camino casi siempre arduo y tortuoso de las
vías jurisdiccionales ordinarias. Por consiguiente, en el fondo del planteamiento de
los comisionados se encontraba la idea de que un ambiente adecuado dependería
exclusivamente del desempeño del Estado.
De su parte, inicialmente el comisionado ORTÚZAR fue partidario de incluir este
derecho en el ámbito de la acción de protección, teniendo a la vista fundamentalmen-
te ciertas situaciones que. aunque pudieren ser en definitiva resueltas mediante los
mecanismos jurisdiccionales ordinarios, requirieran de una intervención rápida y ur-
gente692.
En virtud de lo analizado y discutido hasta ese momento, la posibilidad de que el
derecho bajo examen se pudiera resguardar por medio de la interposición del meca-
nismo garantístico fue descartada absolutamente, lo cual quedó reflejado en el artícu-
lo 2° del AC N° 3 de 1976. al no contemplarse dentro de aquellos derechos amparados
por tal acción, aunque sí se incluía en el listado de los que se reconocían como funda-
mentales693. Con posterioridad, al debatirse y analizarse el anteprov ecto de la nueva
69
- ASC 215, pp. 11-13. Sin embargo, finalmente desistió en virtud de los fundamentos esgrimidos
por el comisionado E V A N S DE LA C U A D R A (M., p. 14). Este último, complementando su argumento de que
se trataba de un derecho prestacional. expresó que la propia naturaleza de la acción de protección y el
tipo de asunto de que se trataba, hacían extremadamente dificultosa la adopción de medidas de resguar-
do. Puntualmente, indicó: "¿Puede la Corte de Apelaciones adoptar providencias de ese carácter, en
circunstancias que es probable que deban oírse informes de peritos y conocerse una serie de anteceden-
tes de naturaleza muy especializada? ¿Se puede exigir que la Corte de Apelaciones ampare de inmediato
un derecho, esencialmente controvertido, como en esta materia? Porque podría suceder que alguien
muy susceptible a los hedores y olores, sostuviera que el vecino está lanzando gases venenosos, y éste,
a su vez. demostrara que se ha limitado a hacer uso de su legitimo derecho de pulverizar sus árboles,
flores y de mantener su jardín en buen estado. ¿Podría tal persona exigir a la Corte de Apelaciones que,
en homenaje a su sensibilidad frente a determinados aromas, le resolviera el problema de inmediato? Le
parece que en esta materia no se puede ser tan extremadamente exagerado" (ASC. 215. p. 14). Cabe
señalar que en la sesión que tuvo por objeto preparar el Informe sobre Proposiciones e Ideas Precisas
que inspirarían el anteproyecto de la nueva Constitución, el comisionado G U Z M A N ERRAZURIZ propuso
supnmir toda referencia al derecho a vi vir en un ambiente adecuado, a lo cual se opuso el señor BERTELSEN
REPETTO (ASC 407. 09.08.1978. p. 3362).
693
Considerando 9. en relación con el articulo Io N" 18. Consecuente con lo que hasta esa fecha se
había sostenido y plasmado además en el Acta Constitucional N° 3 de 1976. en el Informe sobre Propo-
RODRIGO G I V M W R U S I A
Continuación nota ^
siciones e ¡deas Prensas de la Comisión de Estudio de la Xueva Constitución Política de la República,
de 16 de agosto de 1978. también fue excluido este derecho del campo de actuación de la acción de
protección
694
ASC 412. 07.09.1978. p. 3471.
695
ASC 414. 27.09.1978. p. 3515.
696
BERTELSEN REPETTO señaló que "en lo relativo a vivir en un medio ambiente libre de contamina-
ción hav un derecho que reviste una doble característica; por una parte, tiene similitud con los llamados
derechos sociales, pues se trata de una aspiración general de la colectividad orientada a que el Estado
asegure el derecho a vivir en un medio ambiente no contaminado; y por otro lado, posee un carácter más
especifico referente, de manera directa, a actos de particulares y de autoridades. Manifiesta que de este
modo los ciudadanos tienen expectativas de que el Estado dirija su acción a mejorar la calidad del medio
ambiente, y también un derecho exigible contra toda persona o autoridad que por actos o hechos impu-
tables directamente a ellos les causen un peijuicio en su derecho". Y finalizó señalando que "si en esta
materia no se actúa con premura sobrevendrá un deterioro ambiental irreversible en el corto plazo".
(¡bid.). Por lo tanto, para SILVA B A S C U Ñ A N . las aspiraciones de mejoramiento del ambiente frente al
Estado representaban un derecho de carácter social, no exigible por la vía de la protección: en cambio,
para los efectos de proceder en contra de actos de particulares o incluso de entes administrativos especí-
ficos. esta prerrogativa fundamental asumía la forma plena de un derecho y, por ende, resguardable a
través de la acción de protección. Más adelante me detendré en las consecuencias de este planteamiento.
69
" La primera versión rezaba como sigue: "Procederá también el recurso de protección en el caso
del N° 7° del articulo 20. cuando el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación sea
afectado por un acto o hecho imputable a una autoridad o persona determinada" (ASC 414, p. 3535.
Énfasis añadido). La siguiente decía: "Procederá también el recurso de protección en el caso del N° T
del articulo 20. cuando el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación sea afectado/wr
un acto ilegal imputable a una autoridad o persona determinada" (ASC. 416, 05.10.1978, p. 3623.
Destacado añadido).
698
Lo que se plasmó en el ocumento denominado Texto del Anteproyecto de la Comisión de
Estudio de la Nueva Constitución Política de la República", de 18 de octubre de 1978.
LA R E G U L A C I Ó N C O N S T I T U C I O N A L DEL A M B I E N T E EN C H I L F 247
599
Cuyo tenor era el siguiente: "El derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación.
Es deber del Estado velar para que este derecho no sea afectado y tutelar la preservación de la naturale-
za" (inciso 1°) "La ley podrá establecer restricciones especificas al ejercicio de determinados derechos o
libertades para proteger el medio ambiente" (inciso 2"). "La integridad territorial de Chile comprende la
de su patrimonio ambiental" (Inciso 3o) (.RCHDUC, vol. 8. 1981, p. 326).
700
El texto era el siguiente: '"Procederá, también, el recurso de protección en el caso del N° 7° del
artículo 19, cuando el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación sea afectado por un
neto arbitrario o ilegal imputable a una autoridad o persona determinada" {Id.. p. 333. Énfasis agrega-
do). Posterionnente. el Consejo adoptó el mismo texto, con la única diferencia que en vez de referirse al
N° T\ lo hizo al N° 8. variación que se debió a que dicho organismo incluyó un numeral 4" nuevo en el
articulo 19(M.,p 435).
701
El articulo 20.2 CP establece "Procederá, también, el recurso de protección en el caso del N° 8
del articulo 19. cuando el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación sea afectado por
un acto u omisión ilegal imputable a una autoridad o persona determinada". Hasta muy recientemente, la
última parle del texto contenia la frase "acto arbitrario e ilegal".
224 RODRIGO G I Z U A N ROSEN*
ASC 414. p. 3515. Recuérdese que el texto que en ese instante se analizaba presentaba el si-
guiente tenor: "Procederá también el recurso de protección en el caso del N° T del articulo 20. cuando
el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación sea afectado por un acto o hecho
imputable a una autoridad o persona determinada"
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEI. A M B I E N T E f.N CHILE 225
Xada se opone a que los tribunales, si se les da competencia para ello, aprecien si quie-
nes tenían el deber de actuar no lo han hecho, pero sin sustituir a la administración mal
podrían determinar qué medidas son las adecuadas para alcanzar el objetivo perseguido
por la Constitución. De ahí que no proceda recurrir de protección contra las omisiones o
negativas a actuar, existiendo el deber de hacerlo, en materia de medio ambiente, por la
incapacidad de los tribunales de otorgar protección jurisdiccional
706
id., p. 3516. Estas ideas se reiteraron posterionnente (ASC 416, pp. 3597-3598).
707
Aunque nunca se sostuvo en tribunales, podía pensarse que puesto que el fundamento era el ya
indicado, esto es, que la omisión se excluía en razón que los deberes que al Estado se le asignan en el
articulo 19 N° 8 tienen un carácter prestacional, sí seria pertinente interponer una acción de protección
en contra de alguna omisión originada en la conducta de un particular ( Y Á Ñ E Z A G U I L E R A , "El recurso de
protección y el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación", GJN° 158,1993, Anexo.
Boletín N" 10, p. 3).
708
En el mismo sentido S O T O K L O S S : El recurso de protección. Orígenes..., cit., p. 1 0 9 ; B E R M Ú D E Z
SOTO, " Roles del Consejo de Defensa del Estado en la protección del medio a m b i e n t e . . c i t . , p. 264.
709
ASC. 215. p. 14.
--p] reCurso de protección y el derecho...", cit., p. 154. (Énfasis agregados). Tal idea la expresó
primeramente como integrante de la CENC (ASC 414, p. 3515), y luego en "Facultad de Conaf y
Contaminación de aguas de un lago (Informe en Derecho)", RCHDL'C, vol. 19,1992, p. 567.
'11 SOTO KLOSS.además, parece agregar otro fundamento, pero que extiende incluso a las conductas
omisivas de particulares: La fonna en que se puede producir un agravio en el derecho bajo examen
Plantea que éste se afecta cuando se contamina, y contaminar importa, de suvo, un hacer, un actuar,
jamás un omitir (El recurso de protección. Orígenes.... cit., p. 106 y "El recurso de protección y el
226 RODRIGO G I X M \ S ROSES
'Roles del Consejo de Defensa del Estado en la protección del medio a m b i e n t e . c i t . , p. 269.
IJ
"El recurso de protección y...", cit.. pp. 185-186
2 2 8 RODRIGO G U Z M Á N ROSI S
za' como base para deducir el correspondiente remedio procesal, ya que la disposi-
ción de la segunda parte del inciso primero del articulo 19 N° X CP cualifica el tipo de
resultado deseado y derivado del deber, consistente en que el derecho no sea "afecta-
do" Se podria argumentar la existencia de una contradicción con el propio articulo
20 CP. norma que incluiría a todo evento la amenaza (ilegal) como supuesto. Sin
embargo, sostengo que en la hipótesis ahora en examen -en la que teóricamente se
puede impugnar por este instrumento la insatisfacción de la obligación referida-, no
hay tal contradicción, pues debe estarse a la naturaleza de aquello en contra de lo cual
se acciona de protección, que en este caso sería la de un omitir que "afecta" -asi se
expresa la norma-, y no que "amenaza" al derecho mismo. Lo que ocurre es que aqui
hay una especie de oposición entre la faz adjetiva y la sustantiva del derecho que se
viene tratando, situación que debe analizarse de manera sistemática para lograr ex-
traer alguna lógica en el juego de las mismas. Es cierto que el inciso 2" del artículo
20. como se señalará, cubre tanto la amenaza, como la privación y la perturbación, a
pesar de la lamentable forma en que se encuentra formulada la regla. Esta es la di-
mensión procesal del punto. Pero también ha de reconocerse que la amenaza, pertur-
bación o privación deben encontrar un frente lógico respecto de aquello que es
susceptible de prov ocarlas, caso en el cual es esencial identificar adecuadamente la
naturaleza de la conducta que las puede originar. Este es el aspecto sustantivo. Con-
secuencia de lo dicho es que si el deber aquí del Estado es de tipo positivo, tendiente
a velar porque el derecho a vivir en un ambiente determinado "no sea afectado", se
está aquí refiriendo a una conducta inicialmente activa que busca no producir un
menoscabo efectivo - n o eventual- en el ejercicio de aquél.
Pese a todo lo dicho, conforme se expondrá en el número siguiente, la situación
parece haber quedado empatada y colocada en términos absolutamente neutros.
Hasta el año 2005. el requisito especial que regía en este punto era que el acto
vulneratorio debía ser a un solo tiempo arbitrario e ilegal. Conforme se ha visto, en
momento alguno la CENC consideró esa restricción, lo cual generó siempre una inte-
rrogante en tomo al origen y razón de la inclusión de este requisito y que, por lo
mismo, para la doctrina no ha sido fácil de responder 715 . En efecto, si nada sobre el
15
No obstante, hubo una sesión en la que de algún modo se abordó el punto, aunque jamás en el
sentido establecido en el texto vigente. En ella, el comisionado G U Z M A N ERRAZURIZ estuvo por entender
que no cabía en este caso la arbitrariedad, sino sólo la ilegalidad. Indicó que "en esta materia no puede
incurrir en actos arbitrarios que atente contra el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contami-
nación. m que tales actos son meramente 'ilegales'o 'contrarios a derecho'..: (ASC 416. p. 3597.
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEI. A M B I E N T E F.N CHILE 229
Continuación nota 7 , 5
Énfasis añadido). Finalmente se acordó dejar el texto que se proponía con ambas voces -arbitrario/
ilegal-, pero sin un carácter copulativo, según se expuso.
716
SOTO K L O S S . El recurso de protección. Orígenes cii.. p. 109. nota 1.
'' C E A E G A Ñ A expresa que es " insostenible atribuir a equivocación de la Junta (de Gobierno], a
error de impresión o a otra circunstancia semejante el requisito adicional que lijó aquel órgano, pues tal
criterio podría ser también sustentado respecto de otros preceptos de la Carta Fundamental con la secue-
la de incertidumbre que ello provoca. A esa objeción se añade, entre muchos otros reparos, que es un
canon elemental de toda hermenéutica jurídica, y. específicamente, de la Constitución, aquel según el
cual los principios y nonnas tienen que ser interpretados y aplicados evitando desprender de ellos con-
clusiones absurdas porque conduzcan al incumplimiento, ineficacia o inutilidad de lo ordenado por
ellos con sentido claro en su tenor literal e historia fidedigna" (Tratado de la Constitución.... cil.. p.
344). En el mismo predicamento. M O H O R A B U A U A D ('"El recurso de...", cit., p. 19). No obstante, este
último autor estima que la exigencia copulativa de la que se viene hablando tendría probablemente base
en las mismas razones que en su oportunidad complicaron la incorporación del derecho a vivir en un
medio ambiente libre de contaminación en la Constitución, esto es, las dificultades para determinar al
causante del acto; la eventual responsabilidad del Estado en la materia: la existencia de otros mecanis-
mos procesales para abordar el tema: el potencial uso abusivo del mecanismo de protección y el riesgo
económico que significaría {Íd., p. 26).
Consejo de Defensa del Estado en la protección del medio ambiente...", cit.. p. 266. Sin embargo, se
habían dado éxitos evidentes, pero resultaban ser tan excepcionales que éllo explica de algún modo el
bajisimo número de acciones de protección acogidas. La doctrina nacional nunca reparó suficientemen-
te en la gravedad que esta antijuridicidad reforzada implicaba tratándose del derecho a vivir en un
ambiente adecuado. En general, y como se ha anotado más arriba, los autores se detenían en la posible
explicación del fenómeno, pero no en la profunda estocada que se le daba al sistema constitucional de
resguardo jurisdiccional de los derechos fundamentales.
"" O . en palabras de NOGUEIRA A L C A L A . la ausencia de " fundamento razonable V legitimo para
realizar esta discnminacion" (Op. cit.. p 15).
230 RODRIGO G I / M W ROSIA
720
Como bolón de muestra, en A laldonado Alvare:, David con Mora Mora, Gamaliel. se falló que
no obstante los perjuicios ocasionados sobre la propiedad del actor, el tribunal no otorgó protección por
concepto del derecho reconocido en el N° 8 del articulo 19 CP. pues "el demandado ha actuado en el
ejercicio de su derecho de exploración minera, lo que es legal, aunque el acto ha sido arbitrario.
resultando en la especie que el recurso no alcanza a cubrir esta última situación, por requerirse además
la ilegalidad de parte del que perturba (SCAT. 15 09.1992, Consid. 10. Confirmada por SCS. 05.10.1992
RW. t. LXXXIX. 2.5. 1992. Énfasis añadido). Respecto de la forma en que esta exigencia se aplicaba
por los tribunales en el contexto del sistema de evaluación de impacto ambiental: I id., GALINDO VILLARROEL.
El sistema de evaluación..., cit.. pp. 88-96.
"21 Del tipo que aparece en Floivs San Martin, donde se señaló: "Que. el acto contaminante del
medio ambiente que ejecuta la recurrida, además de ilegal es arbitrario de suyo. En efecto, importa por
si solo una violación al derecho, a principios jurídicos y de convivencia superiores, que lo tornan, más
que ilegal, en injusto. Asi, jamás podrá decirse que una persona o autoridad tiene derecho a contaminar
el medio ambiente en que vive y se desarrolla una comunidad de personas, por acto voluntario suyo,
como ocurre en este caso. iás aún, dicho acto, al afectar la naturaleza misma, resulta atentatorio a
toda noivia civilizada de convivencia del hombre con su medio, y siendo la preservación de la natura-
leza y conservación del patrimonio ambiental, pi-eocupación del Estado según nuestra Carta Funda-
mental, resulta a todas luces arbitrario, el acto contaminante que ejecuta la recunida por propia
voluntad" (SCACOP. 23.06.1988. Consid. 16. Confirmada por SCS. 28.07 1988. RDJ. t. LXXXV, 2.5..
1988 Énfasis añadido): o. en idéntica lógica, González Arancibia con Fiordo Blanco S.A. SCAPM.
19.05 1995. Consid. 7. Confirmada por SCS, 11.10.1995. FM. N° 443.1995: y en Soria Ouimga...cit..
Consid. 12.
::
Esto no se solucionaba por el solo hecho que, conforme al artículo 20 CP, quedaran a salvo las
acciones ordinarias, independientemente de la de protección. Ello, pues de lo que se trata es de analizar
la institución procesal misma -la acción- y no sus alternativas, y porque al salimos de tai contexto, ello
podría llevar a la conclusión de no encontrarle sentido a este mecanismo en materia ambiental, pues la
solución seria, lisa y llanamente, acudir a las otras acciones procesales que contempla nuestro ordena-
miento jurídico.
L \ Rl.f',1 I ACION CONSTITUCIONAL DEL AMBIENTE EN CHILE
? 9
- Sobre el particular, ver: Primer Informe de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y
Reglamento, del Senado, 06.11.2001, primer trámite constitucional, Segundo Informe de la Comisión
de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento, del Senado, 18.03.2003, primer trámite constitu-
cional; Primer Informe de la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia, de la Cámara de Diputa-
dos, 16.03.2005, segundo trámite constitucional: e Informe de la Comisión de Constitución, Legislación,
Justicia y Reglamento, del Senado, 12.07.2005, tercer trámite constitucional.
730
Este enfoque tendría base, además, en aquello que precisamente no hizo el trabajo parlamenta-
rio: no modificar, en el mismo sentido, el primer inciso del artículo 20 CP. Si se impusiese estas tesis,
claramente a juicio de quien escribe la reforma no significaría sino un retroceso, ya que podría conectar
con la errada idea consistente en que la contaminación ocurre sólo cuando hay una nonna que, regulan-
do un contaminante, haya sido infringida. Más grave y equivocada aún seria tal interpretación si se toma
en cuenta el escenario poco nutrido de normas ambientales que sirvan para objetivar una conducta
omisiva o de acción "ilegal" (Sobre este punto, vid. supra, Cap. D, & O. C), 4). Por otro lado, si se
siguiera esta línea argumentativa, una resolución de calificación ambiental, dictada por órgano compe-
tente y en la forma prescrita por la ley y por los integrantes debidamente investidos de modo previo, que
fuera, sin fundamento alguno, en contra de todo aquello que se expresara en un Informe Consolidado de
Evaluación, no seria susceptible de esta acción de protección (Por una posible salida, vid. sitptv. Cap. D.
234 RODRIGO G I / M W ROSIA
nos enfrentaremos a problemas que será necesario dilucidar" 3 '. Sin embargo, en fe-
cha reciente. y a cuatro años va de la modificación constitucional, la Excelentísima
Corte Suprema ha comenzado a inclinarse por una interpretación rcstrictix a relativa a
la ilegalidad"32.
Por otra parte, y en un sentido diferente, es también criticable la forma en que
se ha plasmado la modificación constitucional, al imponer una discriminación absur-
da"33. estableciendo una vez más. elementos de complejidad respecto de la acción de
protección en materia ambiental, que bien pudieran conv ertir a esta reforma en una
de corte propio del Gatopardo" 34 .
Conviene recordar que respecto de los demás derechos a que se refiere, el artícu-
lo 20 constitucional admite expresamente la procedencia de la acción de protección
cuando el ejercicio de esos derechos sea privado, perturbado o amenazado. Aunque
de ello guarda silencio en materia ambiental - d e donde se seguiría que se pueden dar
esas mismas tres modalidades fijadas en su inciso primero-, sí. a diferencia de los
otros, expresa que la acción surge cuando el ejercicio del derecho en estudio "sea
afectado". Se origina, pues, la duda de si para el potencial éxito de la acción es indis-
pensable que se produzca un atentado efectivo en su ejercicio legítimo (privándolo o
perturbándolo), o si también aplica a su respecto un agravio en grado de amenaza.
Para un sector de la doctrina, la amenaza se encuentra incluida como hipótesis de
agravio tratándose de este derecho, pues si se le excluyera tal importaría "limitar la
eficacia práctica de este remedio constitucional en una muy considerable medida",
sobre todo si se tiene en cuenta que el óptimo en los casos ambientales es actuar bajo
criterios de prevención y no de reparación' 35 .
En el otro extremo. BERTELSEN REPETTO Y BERMUDEZ SOTO sostienen que en mate-
ria ambiental, dado el significado de la voz "afectado", la amenaza se encuentra
excluida como causal de agravio al ejercicio de este derecho: y aun cuando se acep-
tara. ella sería sólo aplicable al caso de actos y no de omisiones, y siempre que re-
uniera los requisitos de ser cierta, actual, precisa y concreta736.
Sin embargo, en su última obra. BERMUDEZ SOTO ha manifestado no sin razón que
la afectación a que se refiere el articulado bajo examen podría incluir implícitamente
las tres modalidades de agravio, lo cual además sería coherente con "el principio de
interpretación constitucional in favor libertatis. el cual permite preferir aquella inter-
pretación de la norma fundamental que más favorece el ejercicio de los derechos
constitucionales" 737 . A tal argumentación habría que añadir que una postura contraria
no seria conciliable con el relevante jurídico que en esta parte la Constitución res-
guarda -el derecho a vivir en un medio ambiente adecuado- ni con el angular princi-
pio de prevención en materia ambiental. La "amenaza" en su legítimo ejercicio permite
conectarlo con la naturaleza de los daños o perjuicios que pueden causarse sobre el
entorno, los cuales, en no pocas ocasiones, resultan ser irreversibles: si se espera su
35
VALENZUELA FUENZALIDA, "El recurso constitucional. .. cit.. p. 1 8 5 . También, aunque sin mayo-
res fundamentos: SOTO K L O S S , El recurso de protección. Orígenes..., cit. , p. 1 0 8 .
BERTELSEN REPETTO, " Facultad de Conaf >..."", cit., pp. 5 7 0 - 5 7 1 y B E R M U D E Z SOTO, "Roles del
Consejo de Defensa del Estado en la protección del medio ambiente.. cit., p. 265.
~3~ Fundamentos de Derecho.... cit., pp. 99-100. A ello añade que aunque no de modo exclusivo,
las omisiones, hoy incorporadas por la refonna constitucional, son las que principalmente generan las
amenazas (Id., p. 100).
236 R O D R I G O G L Z M Á N ROSEN
4. Relación causal
"38 Pueden citarse: a) Codejj, Filial // Región Aiitofágasta con Pacific Chemicals Eiigineering
( hile ¡MÍO. (SCANT. 28.1 ] 1989. Consid. 8. Confirmada por SCS. 24.10. i 990: b) Onvgo Silva. Juan
Pabla con Empivsa Eléctrica S.A. (SCS. 05 08.1993. Consids. 8. 12: c) Bernabé Borquez, Josévoims
con Empivsa Nocional de Minería (SCACOP. 15.02.1991. Consid. 10 y 14 Conlínnada por SCS.
26.03.1991. Consids. 1 -2. RDJ, l. I .XXXVIII. 2.5.. 1991): y d) Arara Aravena con Inmobiliaria Puerto
Chico S.A. (SCS. 18.01.1999. RDJ. t. XCV1.2.5.. 1999). En contra de este criterio: Comité de Adelanto
Sector San Ramón X" I con Cooperativa de í hiendas v Sen'icitts Habitacionales "f 'illa Obtvra Ltda
Xo?" (SCAC. 18 12.1985. Consid. 6. Confirmada por SCS. 27.01.1986). Un tema de sumo interés
relacionado con el presente -y que por sus profundas proyecciones y consecuencias no es posible abor-
dar aquí en plenitud-, tiene que ver con la amenaza y las resoluciones de calificación ambiental, matena
en la cual, la Excma. Corte Suprema se ha uniformado en el sentido de sostener que tal tipo de actos no
pueden, jamas, ni siquiera en ese grado, conculcar el ejercicio del derecho a un ambiente adecuado, por
cuanto representa un acto administrativo de opinión y no de resultado material, todo lo cual en los
ténninos que más adelante se señalarán. Por de pronto adelantaremos que el referido criterio ha sido
sentado en: ialenzuela Silva. Gonzalo con Comisión Nacional del Medio Ambiente. (SCS. 12.08.2002,
Consids 4° y 5°, Rol N° 2391-2002): Alcalde ¡lustre Municipalidad Mostazal con Director Ejecutivo
Comisión Nacional.Medio Ambiente y otro. (SCAS, 18.05.2004. Consid. 8o, Rol N° 8007-2003. Confir-
mada por SCS de 28.09.2004. Rol N° 2342-2004); Ferrada Borquez, Juan Carlos con Comisión Regio-
nal Medio .Ambiente Décima Región Los Lagos. (SCAPM, 24.01.2005, Consid. Sexto, Rol N" 262
-2004. Confirmada por SCS de 03.03.2005, Rol N° 701-2005); Perelló Arias, Jaime con Comisión
Regional del Medio .Ambiente de la UI Región. (SCACOP, 17.08.2006. Consid. Noveno. Rol N° 95-06,
confirmada por SCS de 02.10.2006, Rol N° 4431-2006); Hidalgo Cáceres, Hortensia y otros con Socie-
dad Continental Minera I ilacolloy otra. (SCAA. 22.01.2008. Consid. Undécimo Rol N° 385-2007 y
N° 411-2007. acumulado. Confirmada por SCS de 27.05.2008. Rol N° 856-2008) y Giraidi Lavín,
Guido y otros con Comisión Regional del Medio Ambiente de la Región de Los Lagos. (SCAPM.
03.10.2008. Consid. Sexto. Rol N° 170-2008 acumulado Rol N° 179-2008. Sin embargo, el aludido
Consid fue suprimido por SCS de 08.01.2009. Rol N° 6397-2008).
"3Í> Concepto adaptado a partir de la lev N° 20 417. sobre la base del Oficio Ordinario Departamen-
to Juridico N° 070983/07, Dirección Ejecutiva de la Comisión Nacional del Medio Ambiente, de fecha
14 de marzo de 2007. "Instructivo para la adecuada fundamentación de los Informes Sectoriales, de los
LA R E G U L A C I Ó N C O N S T I T U C I O N A L DEI. A M B I E N T E F.N C H I L E 237
4") Oue resulta fácil advertir de la lectura y análisis tanto del escrito que contiene el
recurso como de los antecedentes reunidos, que el fundamento del mismo no es la perpe-
tración de algún acto u omisión arbitrario o ilegal que prive, perturbe o atente contra el
ejercicio de la referida garantía constitucional invocada, y<? que lo que en verdad se
cuestiona es la apreciación u opinión contenida en una Resolución que se limita a califi-
~4' SCS. 22.06 2009, Rol N° 1219-2009, apelación. Tercera Sala integrada por los Ministros Sr
Adalis Oyarzún Miranda. Sr. Héctor Carreño Seaman. Sr. Pedro Pierrv Arrau. Sra Soma Araneda
Briones y el Abogado Integrante Sr. Benito Mauriz Aymerich. El fallo apelado es de fecha 08.01.2009.
Rol N' 317-2008?
L A R E G U L A C I Ó N CONSTITUCIONAL D E I . A M B I E N T E F . N C H I L E 239
como de áreas verdes y recreación, todo lo cual bajo la condición de ejecutar deter-
minadas defensas fluviales en la ribera del estero Campiche. en función, esto último,
de lo que dispone el articulo 2.1.17 de la Ordenanza General de Urbanismo y Cons-
trucciones1'12. La antijuridicidad imputada a la actuación de la Comisión Regional del
Medio Ambiente provenia de "no ponderar cabalmente la resolución N° 112 de 2006
debiendo haber exigido todos los antecedentes legales que incidían puesto que como
expertos en la materia no podian menos que conocer que para alzar una zona de
riesgo introducida por el Plan Regulador mencionado, para su modificación, se debía
dictar por la autoridad pertinente en ejercicio de su facultad reglamentaria el decreto
que así lo autorizaba" 7-0 .
En concreto, el fallo emanado del máximo tribunal, para efectos de edificar la
relación causal, dictaminó:
42
En concreto, la Resolución N° 112. de 29.12.06, de la Dirección de Obras Municipales de
Puchuncaví, autorizó la ubicación de instalaciones para la construcción de infraestructura eléctrica en el
arca comprendida entre la paralela a 340 m de la calle Pedro Aldunate y la paralela a no menos de 25 m
del Estero Campiche (Zona ZR-2), así como la construcción de protecciones fluviales en la ribera norte
del estero Campiche. en el tramo comprendido entre la Ruta F-30-E y la desembocadura.
"45 SCAVAL. Consid. 24".
~JJ Consid. Décimo
~JS Consid. Undécimo.
240 R O D R I G O G U Z M Á N ROSI S
46
Articulo 2.1. decreto supremo N° 94. de 1995, del Ministerio Secretaria General de la Presiden-
cia. que fija el Procedimiento y Etapas para establecer Planes de Prevención y de Descontaminación.
(Diario Oficial de 26.10.1995).
"4" Articulo 2 1 7. inciso Io. decreto supremo N° 47. de 1992. del Ministerio de Vivienda y Urbanis-
mo. que fija nuevo texto de la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones
De algún modo, los dos puntos analizados aquí fueron puestos por el voto disidente del fallo de
primer grado, suscrito por el Ministro Sr. Rolando Fuentes Riquelme. el cual manifestó que "la resolu-
ción N° 449 recurrida, corresponde a un acto administrativo de calificación favorable del Estudio de
Impacto Ambiental del Provecto Central Termoeléctrica Campiche. y a su juicio, en los autos no se
encuentran los antecedentes técnicos que permitan acreditar que por la aprobación de dicho Estudio se
encuentran conculcadas las garantías constitucionales invocadas por la parte recurrente Respecto de
que si lo que se quiere es decidir sobre la legalidad de la Resolución N" 112. del año 2006 de la Direc-
ción de Obras de la Municipalidad de Puchuncaví. estuna el disidente que esta acción extraordinaria
constitucional no es oportuna m la v ía al efecto
241
L A REGULACIÓN C O N S T I T U C I O N A L D E I . A M B I E N T E F . N C H I L E
Oue resulta fácil advenir una primera omisión en la construcción del recurso, cual es
que no identifica tas modificaciones al Plan Regulador Intercomunal de J alparaiso
introducidas con posterioridad a su aprobación ambiental que conllevaban necesaria-
mente en concepto de las reclamantes un nuevo estudio de la autoridad ambiental.
Como resultado de esa falta, tampoco explica ¡a manera en que estos cambios de que
fue objeto el Plan Regulador vulnerarían la garantía conslitucional invocada, presu-
puesto ineludible para que prospere esta acción cautelar, pues sólo asi se permite que la
Corle pueda adoptar las medidas de resguardo requeridas para el restablecimiento de!
derecho amagado
Oue tampoco es posible in ferir del análisis de los antecedentes reunidos que los cambios
que se efectuaron al proyecto de modificación del Plan Regulador atenten contra la
garantía invocada, ni quedó demostrada la existencia de actos aptos para causar el
daño ambienta! en que se sustenta el recurso. En efecto, sean o no de consideración tales
modificaciones, no se acreditó que ocasionaran la transgresión del derecho cuya tutela
se solicita.
En consecuencia, al no acreditarse la privación, perturbación o amenaza de una garan-
tía constitucional \ • siendo como es el recurso de protección una cautela de dichas garan-
tías. no puede la Corte en esta sede llegar a determinar que cierto acto de un órgano del
Estado deba ser dejado sin efecto por su sola ilegalidad o arbitrariedad '34.
temor existente entre los integrantes de la CENC. en orden a que la acción de protec-
ción en materia ambiental generase una ola incontrolable de acciones que terminara
por paralizar la actividad económica del pais.
En todo caso, este requisito debe exigirse hacia el final del proceso de protec-
ción. y no al inicio, pues, de no ser asi. se estaría en contra de la naturaleza misma de
los problemas ambientales. Es muy elevado el número de casos en que se desconoce
la autoría del proceder antijurídico que genera el agravio a este derecho, unido a lo
cual en tales ocasiones se hace indispensable una interv ención oportuna y eficaz de
parte de los tribunales.
"Xo se comparle la lesis de ¡os recurrentes que un acto por ejecutarse de manera conti-
nua. estaría renovando permanentemente el plazo para interponer el recurso de protec-
ción pues ello haría que ta mayoría de éstos no tuvieran plazo para deducirlos, lo que.
además de carecer de sentido, vulnera el texto expreso de dicho Auto Acordado que,
como se dijo, estableció, para deducir la acción de! articulo 20 de la Constitución Polí-
tica de la República, un término fatal de quince días corridos contados desde la ejecu-
ción del acto o la ocurrencia de la omisión, o según la naturaleza de éstos, desde que se
haya tenido noticias o conocimiento cierto de los mismos 'y. yn está dicho, los recurren-
tes supieron de las supuestas in fracciones por parte de la recurrida a la Resolución de la
Calificación Ambiental en el mes de octubre de 2004 " 58.
tes que sobre la materia ya se habían dado, de forma tal que si se hubiere acreditado
que la infracción a la resolución de calificación ambiental se mantenía, aun cuando
se hubiere tomado conocimiento efectivo de ella en un espectro de tiempo que exce-
día los 15 días de esa noticia (hoy 30. por la modificación del AA). "la ejecución del
acto"' a que se refiere el AA seguía manteniéndose y. por ende, los recurrentes po-
drían haber estado dentro del plazo exigido.
Finalmente, de lo que se trata es el de poder establecer el lugar adecuado que deben ocupar los
tribunales en el contexto de un procedimiento administrativo (en el doble aspecto asociado al alcance
del examen y a la modalidad del veredicto), en el cual se encuentran elementos que demandan análisis y
valoraciones técnicas, y donde las decisiones adoptadas en el respectivo expediente vienen dadas por el
deber de satisfacer necesidades públicas y por la obligación de respetar los derechos de los interesados
que en aquél participan
246 R O D R I G O G I ZMAN ROSI:N
perspectiva diferente, la mayor o menor suspicacia que en los operadores del mundo
jurídico y en la sociedad en general provoca la actuación de la administración, lo cual
supone al menos la existencia de un cierto grado de evidencia que permita asumir una
u otra postura, más o menos proclive a la solidaridad y seguridad que produce el
accionar administrativ o. El segundo factor a considerar se refiere a los instrumentos
de que dispone el entramado jurídico para asegurarse que la antedicha actuación se
haya realizado conforme a derecho y de acuerdo con las reglas de la técnica. Al igual
que en el primer caso, es necesario efectuar un examen al ordenamiento para arribar
a alguna conclusión, junto con la reunión de un cumulo de situaciones que posibiliten
esa definición.
Sin embargo, lo que en el fondo de esta cuestión subyace es una posición filosó-
fica frente al rol que la Administración ha de jugar en un determinado escenario
social: porque muy probablemente, si se adhiere a un papel fuerte, donde el Estado
posea un conjunto de herramientas que le permiten intervenir en ciertos aspectos
fundamentales de la organización colectiva, de suyo ello lleva implícito que debe
contar con personas aptas para tomar esas definiciones y si eso es asi. posiblemente
se concluya que el examen que lleve a efecto el Poder Judicial debe ser reducido, si
no nulo' 60 : pero perfectamente es factible que. en ese escenario, la pregunta acerca de
lo que puede o no hacer el órgano jurisdiccional sea respondida por un desempeño
fuerte en dicha área, pues el campo de decisión de la administración es muy amplio,
ya sea regulando, ya sea definiendo v aloraciones técnicas. Es decir, cuando la batalla
por una administración instrumentalmente débil se pierde, el contraataque viene dado
por un control más intenso de otros poderes, como es el judicial: cuestión diferente
acaecerá si en dicho litigio se sale victorioso, en cuyo caso enfrentados a un aparato
administrativo débil, la cuestión del control pudiese eventualmente resultar irrele-
vante. A fin de cuentas, lo que se discute es la mejor manera de velar por el ejercicio
legítimo de los derechos fundamentales que. sin duda alguna, se ven envueltos en la
definición administrativ a, primero, y en el escrutinio jurisdiccional, después.
En esta sección se analizará lo que en este rubro sucede en el contexto de la
acción de protección, donde acuden varias razones para responder afirmativamente a
la pregunta de si el Poder Judicial puede controlar las decisiones administrativas,
pero, como contrapunto, dentro de ciertos límites que se inician por la naturaleza
propia que tiene dicho arbitrio cautelar, de manera tal que el patrón de control no
Como señala T . W I L . refiriéndose al punto en el contexto de lo que sucede en los Estados Unidos
de Norteamérica, la deferencia en dicho país se funda principalmente en "la creencia de que los entes
administrativos cuentan con un conocimiento superior de la amplia gama de factores a ser considerados
para la adopción de una decisión y de las normas de las que resulta autoridad de aplicación, asi como en
el convencimiento de que el papel institucional del Poder Judicial limita su poder para fijar las políticas
estatales" (Administración y Justicia. Alcance del contml judicial de la actividad administrativa. Edi-
ciones Depalma. Buenos Aires. 1993. Vol D, p. 209).
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEI. A M B I E N T E F.N C H I L E 247
"6I Este es el sentido de la sección que se aborda, de forma tal que se excluy e del análisis otra
variante de la deferencia y que es la relacionada con la presunción de validez de los actos administrati-
vos desde el punto de vista estricto de su juridicidad y del radio de actuación, en tal ámbito, de los
tribunales. En esta materia, la jurisprudencia se ha ido consolidando en la perspectiva que "los actos
administrativos se presumen validos en lo que administrativamente se conoce como principio Favor
Acti. Asi los actos administrativos, aún siendo nulos, pasan por válidos mientras esa nulidad no ha sido
declarada administrativa o judicialmente. Dicha presunción emana de que el acto tiene su origen en una
autoridad pública y por ende no puede partirse del supuesto de la mala 1'e en su actuación. La autoridad
tiene como mandato no infringir el ordenamiento juridico. De ahí que el control judicial se haga sobre la
base de la deferencia hacia la decisión que contiene el acto, es decir, parte de la base que la autoridad que
lo dictó respetó el ordenamiento jurídico. Por ello es que el artículo 3o inciso final de la ley N° 19.880
señala que los actos administrativos gozan de una presunción de legalidad, de imperio y exigibilidad
frente a sus destinatarios, desde su entrada en vigencia. Consecuencia de ello es que la administración
no necesita probar la legitimidad de sus actos. Se trata de una presunción jiiris tantum, con arreglo a la
cual los actos administrativos han de tenerse por ajustados a Derecho, hasta tanto su invalidez no sea
declarada formalmente por otro acto posterior o por una sentencia judicial. Corresponderá a quien ale-
gue que el acto no se conforma a derecho, demostrarlo*" (Taladriz González, Benito contra el Fisco de
Chile, acción de nulidad de derecho público. Apelación, SCAT, 30.11.2007, Rol N° 2438-2005, Consid.
15). En el mismo sentido. González í érgara, Hilda contra Fisco de Chile v otra. acción de nulidad de
derecho público. SCAC. 06.01.2009. Rol N° 3941-2006. Consid. 27.
762
Para una excelente visión en lo que se refiere a la doctrina española, vid. G A L I N D O VILLARROEL.
"El caso Itata: Sobre el control jurisdiccional de la discrecionalidad técnica a través del recurso de
protección", en Rev ista de Detvcho Ambiental. Año I. N° 1. diciembre 2003, pp. 143-149.
63
"The era of deference: Courts. expertise. and the emergence of New Deal Administrative Law".
Michigan Law Review. vol. 1 0 6 . december 2 0 0 7 , p. 4 1 3 .
SCHILLER. R E U E L E . .
RODRIC.O G U Z M \ N ROSF.N
Íd.. p 414.
6Í
" Íd..p. 419.
Íd.. p. 421.
"s" Íd. pp. 422-423.
68
íd.. p. 434.
69
Op. cit.. p 90.
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEI. AMBIENTE F.N CHILE 249
770
P E ROÍ VAL ET AL. op. cit.. pp. 184 y 187.
71
Op. cit.. pp. 9 2 y 9 3 . Y B R O O K S agrega que conforme a la doctrina sentada en dicha causa, se
"exige a los tribunales involucrarse dentro de la minucia cientifica sobre la cual se basan las agencias
para cerciorarse de si éstas consideraron todos los factores relevantes y se embarcaron en una decisión
razonable" ("American Trucking Associations v. EPA: The D.C. Círcuit's Missed Opportunity To
Unambiguoush Discard the Hard Look Doctrine". Hcu-vardEnvimnmentalLcrw Review, vol 2 7 . 2 0 0 3 .
number 1. p. 269).
TAWIL. op. cit., p p . 2 1 1 - 2 1 2 .
250 RODRIGO ( ¡ I V M V N R O S I A
sobre la forma de aplicar las normas sustantivas, es decir, el modo en que se entien-
den y aplican por la entidad administrativa: asimismo, sobre el debido recaudo de las
reglas adjetivas vinculadas al procedimiento correspondiente que ha de colocar la
autoridad: y. por último, acerca de la razonabilidad de las decisiones por esta adopta-
das. lo que se vincula con la coherencia entre la v erdad material que acusa un deter-
minado expediente administrativ o y lo que en definitiva define el agente. Colocado
todo esto en un apretado resumen, el control que lleva a efecto el órgano jurisdiccio-
nal sobre el administrativo abarca tanto cuestiones de legalidad, cuanto de motiva-
ción suficiente.
Asunto diferente es el grado hasta el que puede alcanzar el escrutinio jurisdiccio-
nal. v respecto de lo cual se han diseñado enfoques variopintos, y daremos cuenta de
los principales, donde el punto esencial dice relación con la factibilidad de que un
tribunal pueda sustituir la voluntad emanada del órgano administrativo.
Uno de los enfoques aludidos es lo que se ha venido en denominar la rev isión de
novo, la cual, por petición de principio, "no admite error alguno en el acto o decisión
sujeta a rev isión"" 1 . Más específicamente, lo que en su v irtud sucede es que "el
órgano judicial sólo confirma la decisión administrativa en caso de considerarla co-
rrecta. En aquellos aspectos en los que el tribunal disiente con ella, se encuentra
facultado para sustituir la decisión administrativa, basándose para ello en las cons-
tancias del expediente administrativo o en las recabadas en forma independiente en
sede judicial"" 4 . La critica que se ha hecho a esta forma de aproximarse a la revisión
jurisdiccional radica en que "su admisión llevaría a una usurpación del ejercicio de
funciones típicamente administrativas y una duplicación del trabajo realizado por los
entes administrativos"" 5 .
Por su parte, y en una segunda modalidad, se ha distinguido la regia de lo clara-
mente erróneo, conforme con la cual "una determinación fáctica es claramente erró-
nea cuando a pesar de existir prueba que la sustente, el tribunal revisor se encuentra
firme y definitivamente convencido, a la vista de la totalidad de la prueba, que un
error ha sido cometido'"" 6 .
De su lado, se puede ubicar la regla de la evidencia sustancial, en cuyo caso "el
examen judicial no puede extenderse más allá de verificar si las determinaciones
fácticas efectuadas por los entes administrativos se encuentran respaldadas por prue-
ba o evidencia sustancial", de tal suerte que de ocurrir aquello, "el tribunal debe
confirmar la decisión impugnada, más allá de que coincida o no con la solución
nales. Sobre este particular. PIERRY ARRAI ha dicho que existe una potestad reglada
"cuando la norma jurídica impone al poder público la decisión que se tome, en aten-
ción a la existencia de ciertos requisitos que ella establece", en términos tales que el
ente administrativo "no queda en libertad para elegir el camino que más le conviene,
va que en presencia de determinadas circunstancias deberá actuar en el sentido pres-
crito por la norma" 8 \ En suma, esta clase de potestad ata las manos del órgano en
función de lo que el precepto particular dispone. De su lado, hay potestad discrecio-
nal cuando se está frente a "una facultad de obrar libremente por la Administración
sin que su conducta esté previamente determinada por la regla de derecho'""1"
Estas potestades se explican porque una aplicación estricta y rigurosa del princi-
pio de legalidad (en el sentido de una Administración simplemente ejecutora de la
ley). convertirían a la Administración en un ente autómata que aplica la lev sin dis-
cernir. Como señala MADARIAGA GUTIÉRREZ, dicho automatismo "atentaría en contra
de la oportunidad de las decisiones y. en general, en contra del mérito de las mismas,
el que puede ser apreciado precisamente cuando existe un margen de libertad en el
proceso de formación de la voluntad decisoria de la administración " 8 \
A juicio de GARCÍA DI ENTERRÍA y FERNANDEZ, este tipo de potestades incardinan
perfectamente con el principio de legalidad, más que. como señalan algunos, debili-
tarlo. ya que siempre este principio seguirá los pasos del administrador al utilizar su
discreción, velando, fundamentalmente, por la no mutación de esta facultad en una
antijurídica arbitrariedad, como v eremos en seguida. En este caso. pues, es la propia
lev la que remite a la estimación subjetiva de la Administración el resto de las condi-
ciones de ejercicio de la potestad" 86 . En el ejercicio de una potestad discrecional, la
Administración, para aplicar una norma, incluye una estimación subjetiva de ella. No
debe confundirse con hacer lo que se quiera, de modo que no hay discrecionalidad al
margen de la ley. En definitiva, se está ante una potestad discrecional cuando implica
su materialización el ejercicio de opciones respecto de soluciones alternativas o igual-
mente justas. como señalan GARCÍA DE ENTERRÍA y FERNÁNDEZ78^.
Por otro lado, la discrecionalidad, según algunos autores, puede tener dos expre-
siones. o darse en dos grandes hipótesis: a) La primera consiste en que la norma de
rango superior al acto administrativ o, establece un contenido específico respecto de
las posibilidades de actuación que tiene la Administración, señalando puntualmente
cuáles son esas alternativas: b) La segunda, que algunos denominan poder discrecio-
~83 "El control de la discrecionalidad administrativa'", RCHUC. vol 11, N°s. 2-3, mayo-diciembre,
1984. p. 480.
^ Ibid.
"8Í Seguridad Jmidica y Administración Publica en el Siglo XXI, Edit. Jurídica de Chile, 2a Ed.. p. 45.
86
Curso de Derecho Administrativo. Civitas Ediciones, Madrid. Xa Ed.. vol. I, p. 454
~s~ íd.. p. 460.
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEI. A M B I E N T E F.N CHILE 253
nal "propiamente tal", consiste en que esta vez la norma superior no da ni ofrece
pautas concretas de comportamiento posible"88.
Al mismo tiempo, y a la hora de determinar hasta qué punto el juez puede contro-
lar la actividad discrecional, se ha dicho que el deslinde de dicho examen se encuen-
tra dado por la imposibilidad de revisar aspectos asociados a los criterios de
oportunidad, pues, en caso contrario, el órgano jurisdiccional estaria "sustituyendo la
discrecionalidad administrativa por la judicial", como apunta correctamente CORDÓN
MORENO789. De este modo, el referido control debiese operar en plenitud sólo en lo
concerniente a los aspectos reglados del atributo discrecional, entre los cuales se
encuentran la desviación de poder, la motivación, y el objeto, todos asociados al acto
administrativo.
La desviación de poder, inserto en el campo del principio de probidad adminis-
trativa. establecida en la CP (artículo 8). en la L O C B G A E (artículos 3.2 y 52) y en la
L P A (artículo 11). se verifica, como bien apunta PIERRY ARRAU. en "aquella decisión
administrativa, que ha sido dictada por la autoridad competente, teniendo en vista un
fin diverso de aquel para el cual el acto podía ser dictado" 790 . Es decir, consiste en que
al adoptar la decisión, no debe buscarse otro fin sino aquel que tiene vinculación con
la situación de hecho que se resuelve y. por ende, al decidir, el órgano no puede
perseguir objetivos de diversa entidad, pues "el fin del acto siempre estará definido
en una norma positiva y al excederse de tal fin se configura la desviación de po-
der" 91. Por eso. si "el funcionario competente expide el acto administrativo cum-
pliendo los requisitos de forma, pero buscando una finalidad diferente de aquella
prev ista en el ordenamiento jurídico, que le está atribuida por competencia, el acto
administrativo estará viciado' 792 . Al fin. para MADARIAGA GUTIÉRREZ, en el ámbito
propio del ejercicio de la potestad discrecional, la desviación de poder se produce
cuando el agente administrativo utiliza de sus poderes en beneficio de sus propios
intereses personales, o al contravenir claramente el contenido de sus propias atribu-
ciones"93. De ahí que a juicio de PIERRY ARRAU. la desv iación de poder se configure
precisamente cuando se v erifica una asimetría entre el fin de la actuación y el interés
general, o entre aquél y los fines asignados puntualmente por la regla jurídica"94.
788
Sobre el particular, vid. M A D A R I A G A GUTIERREZ. op. cit., pp. 47-48.
789
"El control judicial del uso por la Administración de sus facultades discrecionales", en Revista
Juridica de Castilla y León. N° 1, septiembre 2003. pp. 145-146.
190
Op. cit . p 481
791
PRATT. citado por SÁNCHEZ T O R R E S , en El acto administrativo. Teoría General. Legis. Tercera
Ed„ p. 87.
792
SÁNCHEZ TORRES. Ibid.
Op. cit.. pp. 51-53
794
Op. cit.. p. 481
254 RODRIGO ( ¡ I / M A N ROM N
Id., p. 72
Op. cit. p. 56
L A REGULACIÓN CONSTITUCIONAL D E I . A M B I E N T E F . N C H I L E 255
PIERRY ARRAI considera que el control de los motiv os de hecho puede asumir tres
modalidades diferentes. En primer lugar, se verificaría un vicio en el acto administra-
tivo cuando "ha sido motiv ado por hechos que no se han producido o por hechos
materialmente inexactos" 800 . En segundo lugar, se produciría un vicio en la actuación
del órgano administrativ o. y. por ende, susceptible de examen por el tribunal, cuando
en el acto hay una calificación jurídica inadecuada de los hechos 801 . Finalmente, pue-
de producirse un control sobre la apreciación de los hechos, pero, a j u i c i o del autor,
"en los casos en que la norma jurídica otorga expresamente una facultad discrecio-
nal. prohibiendo al juez calificar los fundamentos de hecho de la decisión administra-
tiva. dicha limitación ha de entenderse referida únicamente a la apreciación de los
hechos, siendo plenamente competente para verificar la exactitud material de los
hechos v su calificación jurídica" 802 .
Un tercer límite se construye sobre la base del objeto, el cual consiste en el efecto
que producirá la decisión administrativa, en forma inmediata y concreta, o. como
señala DIEZ, "es la relación jurídica que crea el contenido del acto, en forma tal que
objeto v contenido aparecen identificados" o. al fin. "el resultado práctico que el
órgano se propone conseguir a trav és de su acción voluntaria" 805 . Obv iamente, en el
caso de potestades discrecionales, el objeto debe encuadrarse en los límites legales
de libertad de apreciación que la nonna jurídica le otorga a la Administración 804 . Se
trata entonces de que las medidas que dispone un acto tengan que ver directa y ade-
cuadamente con la finalidad que persiguen, siendo un ejemplo de ello lo que estable-
ce el artículo 32.4 de la LPA.
800
Op. cú.. p. 488.
801
Ibid.
80:
íd.. p 490
803
Ibid.
804
Ibid.
R O D R I G O t i l ZMAN R O S I : \
Poder llegar a concluir acerca del grado de control que tienen los tribunales sobre
las decisiones de la administración cuando se encuentran inv olucradas cuestiones de
carácter ambiental (en su dimensión regulatoria y evaluadora de provectos) y un
derecho fundamental como el de vivir en un ambiente adecuado, hacc necesario tener
a la vista un dato nada irrelevante y que se vincula con la reforma constitucional
introducida el año 2005 sobre el inciso 2" del artículo 20 y que se relaciona y depen-
de. finalmente, con la forma de entenderla en función de adoptar posiciones sobre el
examen jurisdiccional en tales casos. Deseo colocar esto como primer punto, pues
define todo lo demás, al menos en términos iniciales.
Como se ha expresado en otra sección de este trabajo, en v irtud de la reforma
constitucional se suprimió como supuesto la existencia de arbitrariedad, quedando
limitado el control jurisdiccional, al menos en términos expresos y literales, a deter-
minar si una actuación administrativa resulta o no ser ilegal. De este modo, si se
asume una lectura lisa, llana y estricta de las expresiones constitucionales, se podría
sostener que el examen de los tribunales, desde el año 2005. sólo se debiera reducir a
velar porque el comportamiento administrativ o se haya conformado a derecho, esto
es. que se hayan respetado las formas adjetivas y seguido las reglas sustantivas a la
hora de adoptar sus decisiones, dejando de lado, entonces, el potencial control sobre
la razonabilidad de su actuación. Conforme con dicho enfoque, prima facie se exclu-
ye toda posibilidad de discutir en esta sede si el acto administrativo se sujetó o no a la
verdad material del expediente, en suma, si se expidió de forma razonable y. por
ende, suprime toda disquisición acerca de si el tribunal puede controvertir la decisión
desde el punto de vista de su mérito con base en la evidencia y de su idoneidad o
pertinencia desde la perspectiva técnica, aunque cuando se trata, por ejemplo, de una
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEI. A M B I E N T E F.N CHILE 257
805
Si se adhiriese a este último criterio, el examen de la razonabilidad podría venir dado producto
de la combinación de derechos fundamentales potencialmente conculcados por la Administración, dis-
tintos del reconocido en el numeral 8° del artículo 19 de la CP. Con todo, eso es relativo, atendido lo
señalado en Cap. D & ID
806
O , más bien, en términos de PANTOJA B A U Z A , a la distribución de competencias públicas (La
organización administrativa del Estado. Edit. Jurídica de Chile. Ia ed., 2004, pp. 272-278).
8<r
Debe recordarse, además y conforme ya se expuso, que el Tribunal Constitucional, refiriéndose
a su vinculación con el órgano legislativo y reafirmando la idea de separación de funciones, ha señalado
de manera sistemática que no se encuentra habilitado, al examinar la constitucionalidad de las nonnas
que se colocan bajo su conocimiento, para efectuar apreciaciones de mérito y oportunidad sobre las
refendas reglas jurídicas, construyendo asi la idea de la deferencia legislativa. Pero no sólo existe ésta y
la deferencia administrativa, pues también se puede construir la deferencia judicial, a partir de lo que
258 RODRIGO G U Z M W ROM \
materia ambiental. constituyen una expresión del deber constitucional del Estado de
velar porque el derecho a vivir en un ambiente adecuado no sea afectado. De hecho,
es un mecanismo que se une a los que emanan de la voluntad legislativa y administra-
tiva en dicha materia. La satisfacción de la antedicha obligación se fragua a partir de
un concurso de funciones y atribuciones que despliega el Estado en dicha triple pers-
pectiva. a través de la sentencia, la lev y el acto administrativ o. Ello supone, al menos
en un marco teórico, que el tribunal, el Congreso y la Administración se desenvuel-
ven en un ámbito que les es propio, particular y. en consecuencia, respecto del cual
ninguno de los otros ejes del poder tiene posibilidad de desplegar sus respectivas
competencias Por lo tanto, existiría un norte común del cual participan todos ellos,
pero a cuyo destino llegan por caminos diferentes. Es lo que desde hace bastante
tiempo ya se viene reconociendo como parte integrante del Estado de Derecho.
El otro punto de carácter general se refiere a que se pueden producir ineficiencias
por duplicación de funciones, pues si el juez puede reemplazar la voluntad adminis-
trativa. significaría entonces que la labor de regulación o de evaluación, según los
casos, se efectuaría al menos dos veces; más aún. ello se efectuaría a través de proce-
dimientos distintos, con interesados eventualmentc diferentes y con formas de verifi-
cación asimismo div ersas.
Desde una perspectiva más puntual, hay razones que tienen que ver con las res-
tricciones derivadas de la naturaleza de la acción de protección y de los asuntos que
sirven de base para fundamentar las decisiones administrativas de corte regulatorio o
de factura ponderadora. El procedimiento de evaluación de impacto ambiental es. en
sí mismo, un instrumento donde conv ergen fundamentalmente asuntos relacionados
con aspectos científicos, confluyendo en él criterios v inculados a la química, la bio-
logía. la física, las matemáticas y. también, las ciencias sociales desde el punto de
vista de la economía, la sociología y la antropología y lo propio sucede en el ámbito
regulatorio. La concurrencia de estas disciplinas dan lugar a un examen que, por lo
mismo, precisa ser llevado a efecto por aquellos agentes, públicos y privados (regu-
lados y ciudadanos), que posean las capacidades necesarias para procesar la informa-
ción y. por consiguiente, emitir un juicio fundado sobre la misma a base de conclusiones
que se infieran de los antecedentes respectivos. Si a ello se une que la acción de
Continuación nota 8 0 7
dispone el articulo 76.1 de la CP, el cual establece que respecto de los pronunciamientos judiciales, ni el
Presidente de la República ni el Congreso Nacional pueden, entre otras interdicciones, revisar los fun-
damentos o contenidos de sus ivsoluciones o hacer revivir procesos fenecidos, añadiendo el inciso final
que la autoridad deberá cumplir sin más trámite el mandato judicial y no podrá calificar su fundamento
u oportunidad, ni la justicia o legalidad de la resolución que se trata de ejecutar. En consecuencia, es
perfectamente coherente sostener la existencia de un sistema de deferencia reciproco entre los tres gran-
des sectores por medio de los cuales se realizan las manifestaciones de soberanía y de poder, y que hace
lógico, por tanto, estimar que respecto de las decisiones administrativas el aparato judicial debe exami-
narlas conforme con tales límites.
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEI. AMBIENTE F.N C H I L E 259
808
El articulo 11.2 señala la regla de oro en materia de fundamentación, al disponer que los
hechos y fundamentos de derecho deberán siempre expresarse en aquellos actos que afectaren los dere-
chos de los particulares, sea que los limiten, restrinjan, priven de ellos, perturben o amenacen su legíti-
mo ejercicio, así como aquellos que resuelvan recursos administrativos. El artículo 35.2, por su parte,
establece que cuando a la Administración no le consten los hechos alegados por los interesados o la
naturaleza del procedimiento lo exija, el instructor del mismo ordenará la apertura de un periodo de
prueba, por un plazo no superior a treinta días ni inferior a diez, a fin de que puedan practicarse cuantas
juzgue pertinentes. Finalmente, el articulo 41.4 señala que las resoluciones de término contendrán la
decisión, que será fundada.
809
El articulo 60 LPA, en su literal b), confirma la necesidad de fundamentación correcta, al decla-
rar como causal de revisión la circunstancia de que al dictar un acto administrativo, se hubiere incurrido
en manifiesto error de hecho y que éste haya sido determinante para la decisión adoptada.
810
Un buen resumen y contenido de dichos pronunciamientos se encuentra en G A L I N D O VILLARROEL,
"El casoltata. . . c i t . , pp. 151-161. El punto ha sido abordado también por la justicia de protección en
lo que se refiere a las atribuciones de la Contraloria General de la República, cuestionando la posibilidad
de que la entidad pueda entrar al análisis sobre el mérito o conveniencia que contienen los actos admi-
nistrativos. a propósito del control de legalidad que de éstos efectúa el órgano contralor. Los argumentos
levantados por los tribunales se construyen sobre la base de la necesidad de certidumbre jurídica, de la
26» RODRIGO G I V M - W ROSFN
constituyentes y funcionales, y. por ende, sobre todos quienes en tanto sujetos for-
man parte y dependen de el. En este sentido, recobra valor lo que ya se ha dicho con
respecto a la titularidad y naturaleza jurídica del derecho al ambiente. De este modo,
lejos de cualquier original creación, no es difícil señalar que en este orden de asuntos
cobran plena vigencia cuatro puntos que deben tenerse en todo momento a la vista:
titularidad, naturaleza y aptitud para acudir en la tutela jurisdiccional del derecho al
ambiente, como, también, la entidad que jurídicamente tiene en sí mismo el ambien-
te. Tales aspectos representan dimensiones inextricablemente vinculadas, no fáciles
de leer para el efectivo y legítimo ejercicio de ese derecho, y que. insertas en el
diseño descrito, permiten al menos suponer que el esquema tradicional deviene en
insuficiente para hacerse cargo de intereses jurídicos que ya no son patrimonio ex-
clusivo de un individuo, sino de muchos, o de intereses jurídicamente protegidos
cuvo agravio puede tener un alcance, antes que particular, socialmente significati-
vo'814 .
En otra sección de este trabajo se ha puesto de manifiesto que la cuestión de la
legitimación debe principalmente enfocarse desde el punto de vista de los hechos que
configuran el agrav io. La posición, pues, que habilita al sujeto para obrar legítima-
mente en el proceso de protección, no consiste en la titularidad del derecho -inris
ierntum colocada en su esfera-, sino la de éste en tanto afectado. De consiguiente, la
calidad de amenazado, perturbado o privado es la situación jurídica que lo habilita
para ubicarse frente a una acción que puede acudir en su resguardo. Pero, como
también se expuso, en ocasiones la titularidad adquiere relevancia cuando no es tan
claro que el sujeto que hace uso del mecanismo de protección pueda detentarla, lo
cual deriv a de la naturaleza del derecho cuanto de la del actor. Aun así. la titularidad
es de todos modos bastante amplía, pues lo serían en principio las personas naturales:
las personas jurídicas, públicas o privadas: y las entidades morales.
Un factor que de algún modo incide en el carácter de la legitimación en materia
ambiental, es la cualidad del ejercicio de este derecho, que difícilmente es ilegítimo,
pero siempre inmediato y permanente. Otro tanto puede decirse del rasgo que el
agrav io puede revestir: es potencialmente extenso tanto desde el punto de vista de los
afectados por la amenaza, privación o perturbación, como del espacio físico que pue-
de cubrir. Si a tales elementos se agrega el de la dimensión en que puede ser entendi-
da la acción de protección, podría despejarse toda duda, tanto para el estudioso, como
para el aplicador del derecho, acerca de las grandes posibilidades de tutela que este
derecho tiene. En efecto, tal acción puede ser concebida como un mecanismo juris-
diccional que. en principio, asume la v isión tradicional de defensa de intereses parti-
culares. pero, a la vez. también una impronta más contemporánea en orden a hacerse
cargo de otros que van más allá de lo particular 815 . En este último sentido, en determi-
nados casos esta acción desborda el esquema clásico de sesgo individual para hacer-
se cargo de necesidades grupalcs o sociales, como ocurre precisamente con el derecho
a vivir en un medio ambiente adecuado 816 . Con todo, y como se tendrá oportunidad de
analizar, la forma en que los tribunales han enfocado la acción de protección en
materia ambiental, hace pensar que esta dualidad no pasa de ser un antecedente es-
tructural. sin un reflejo cierto en la manera en que se deciden los litigios de esta
naturaleza 81 ". En efecto, si se practica un somero estudio de las decisiones vertidas
en sede ambiental y se las confronta con las expedidas en otras materias, se concluye
sin may ores dificultades que la judicatura convocada a decidir, no ha efectuado la
indispensable distinción al momento de definir litigios de clara incidencia social o
colectiva, y. en otros casos, de nítida naturaleza individual, de forma tal de asumir
una perspectiv a separada según sea el interés que está siendo reclamado de protec-
ción.
Cualquiera sea el interés que se discuta, los tribunales han impreso en sus vere-
dictos una visión clásica, de nítido corte individua!, desconociendo las esenciales
particularidades que fuera de todo margen de duda poseen las controversias ambien-
tales. Sobre ellas, pues, la mirada de los jueces es tradicional, empapada en el para-
digma según el cual los conflictos, siempre, son de naturaleza particular, por tener
como fundamento derechos subjetivos precisamente individuales. A lo anterior se
suma la circunstancia que de manera cada vez más frecuente la idoneidad para solici-
tar la interv ención jurisdiccional tendiente a recabar el resguardo del legítimo ejerci-
815
V I V E R O S indica en este sentido que "el recurso de protección estaría sujeto a una especie de
ambivalencia, conforme con la cual, por una parte sería un medio eficaz para amparar intereses privados
(tutela del derecho de propiedad y de la libertad contractual) (...) y, por otra parte, también lo sería para
amparar ciertos intereses públicos, tendencialmente menos cubiertos por los dispositivos del derecho de
tradición liberal individualista" (Op. cit., p. 115).
s: r
' A este respecto. V I V E R O S señala que "el recurso de protección se yergue como una institución
que introduce una importante excepción -o fisura- al modelo tradicional, permitiendo la cabida de una
pluralidad de intereses no estrictamente privados ni públicos en el sentido clásico, sino intereses colec-
tivos o difusos, públicos en un nuevo sentido, si se quiere, menos estrictamente "estatal" y más abierto
y ligado a las necesidades generales de la sociedad civil y a bienes comunes que ésta estima que el
derecho debe tutelar" (íd.. p. 117).
s1
" Para P E Ñ A G O N Z Á L E Z , "al estar vigente de una manera predominante el paradigma de la propie-
dad como base conceptual del derecho subjetivo, la amplia acogida procedimental que presenta el ar-
ticulo 20° en la Constitución suele contraponerse al hecho que la lesión protegida sigue concibiéndose
individualmente" < "Las acciones de interés público en el ordenamiento jurídico Chileno: Antecedentes
dogmáticos v conceptuales", en Las Acciones de Interés Público. Felipe González M. Editor.! 997.
p. 375).
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEI. AMBIENTE F.N CHILE 263
JORDANO F R A G A señala que "la legitimación es una de las primeras armas arrojadizas que utiliza
818
el abogado del Estado en cualquier contencioso" (La protección del derecho...,cit., p. 297)
8,9
Complementando a JORDANO F R A G A , agregaría que en este caso se trata de un arma habitualmen-
te poderosa esgrimida para ante la judicatura, la cual le impide (o permite, según se prefiera) resolver
sobre el habitualmente delicadísimo fondo de la controversia ante ella planteada.
820
Por lo cual, según P E Ñ A G O N Z Á L E Z , "la legitimación activa basada en un interés personal Y
directo sobre el derecho en conflicto no permite que las situaciones de naturaleza colectiva, difusas o
grupales. tengan acceso -en cuanto tales, habría que subrayar- a la jurisdicción puesto que. cabria
insistir, esos intereses no son susceptibles de titularidad individual" (Op. cit.. p 356).
HERNÁNDEZ M A R T Í N E Z . Mecanismos de tutela de los intereses difusos y colectivos. Universidad
821
823
Como lo plantean GUTIERREZ DE C A B I E D E S . op. cit.. pp 1 3 2 - 1 3 3 V H E R N Á N D E Z MARTÍNEZ, op. cit..
p 33.
RODRIGO C H V M W R<>M\
824
Mensaje N° 1419-357, de 28.10.2009. Boletín N° 6747-12.
8
- Como muy bien lo resume PEÑA GONZÁLEZ: "Poseemos una práctica procesalmente avanzada,
pero argumentativamente arcaica" (Op. cit.. p. 375).
Ya que. como explica PEÑA GONZÁLEZ, "si bien la eficacia directa de la Constitución posee, en
nuestro medio, un reconocimiento constitucional explícito, ello, como era de esperar, no ha ido acompa-
ñado de un desarrollo dogmático v jurisprudencial que por ría ya no procedimental. sino, ahora, sustantiva,
permita la protección de intereses difusos" (Ibid.).
GUTIERREZ DE CABIEDES. op. cit.. p. 127.
828
Ibid.
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEI. A M B I E N T E F.N C H I L E 265
dividual contenido en un derecho subjetivo. Sin embargo, como se apuntó, hay una
inclinación por parte de la producción legislativ a en orden a generar espacios más
amplios para acceder a los tribunales. Así. en materia de resguardo del derecho a
desarrollar actividades económicas del que da cuenta el artículo 19 N° 21 CP. la
norma que lo desarrolla -lev N° 18.971- dispone que cualquier persona podrá denun-
ciar las infracciones al artículo señalado, y que el actor no necesitará tener interés
actual en los hechos denunciados, lo cual, en clave jurisprudencial, se ha traducido
en la existencia de una acción popular para su amparo: por su parte, la LDC contem-
pla en el artículo 50. con toda claridad, la posibilidad de dirigir acciones esgrimiendo
intereses difusos y colectivos: la LPA. de su lado, en el artículo 21. reconoce como
parte interesada en un procedimiento administrativo a quienes detenten intereses co-
lectivos: y el decreto lev N° 211. de 1973. en su artículo 18. le otorga la atribución al
Tribunal de la Libre Competencia para conocer, a solicitud de quien tenga interés
legítimo, o del Fiscal Nacional Económico, los asuntos de carácter no contencioso
que puedan infringir las disposiciones de dicha lev. sobre hechos, actos o contratos
existentes o por celebrarse, para lo cual, podrá fijar las condiciones que deberán ser
cumplidas en tales hechos, actos o contratos. Se une a todo ello el prov ecto de lev que
crca el Tribunal Ambiental, el cual, en su artículo 18. considera como legitimados
para intervenir ante dicho órgano a todas las personas naturales o jurídicas que se
encuentren en alguna de las hipótesis a que se refiere el articulo 21 de la LPA.
Conforme con los antecedentes expuestos precedentemente, en esta sección, a
partir fundamentalmente de las decisiones judiciales en la materia, se intentará esta-
blecer los principios y criterios que han establecido los tribunales en materia de legi-
timación dentro de controversias asociadas a lo ambiental: determinar si existe un
tratamiento distinto de la legitimación en materia ambiental, en comparación con lo
que ocurre con los restantes derechos reconocidos en la Constitución; verificar si hay
factores que han incidido para que los órganos jurisdiccionales, en materia ambien-
tal. hayan resuelto el tema de diversa forma, incluso, en hipótesis de hecho similares;
v. al fin. concluir si la noción de intereses supraindividuales. como también su consa-
gración positiva, representa la única posibilidad de obtener una ampliación de la
legitimación activa en materia ambiental, dentro de nuestro particular sistema jurí-
dico.
entes individuales como los colectivos. Pese a ello, desde la perspectiva de las enti-
dades jurídicas, en materia ambiental los tribunales han mantenido una posición no
claramente definida, puesto que se han dado soluciones opuestas, acogiendo en oca-
siones v rechazando en otras la legitimación de aquéllas 8 -'.
Con respecto a las Municipalidades, se han esgrimido dos razones para validar
su legitimación en asuntos ambientales. Una de ellas ha sido la naturaleza de las
funciones que llevan a cabo 830 , y otra, la amplia cobertura que tanto la CP como el A A
ofrecen sobre el particular, no distinguiendo el tipo de sujetos habilitados para hacer-
lo831.
En lo que se refiere a las organizaciones no gubernamentales, se les ha atribui-
do legitimación atendiendo a la sustancia de sus actividades y finalidades, vale decir,
al objeto que dichas entidades habitualmcntc desarrollan y tienen en vista832. Una
razón adicional que acudiría en abono de la legitimación general de las personas
jurídicas, cstaria dada por el significado que la protección del ambiente tiene en la
Constitución 833 .
Dentro de este tipo de sujetos, ha sido objeto de pronunciamiento lo referido tanto a las Muni-
cipalidades como a las organizaciones no gubernamentales.
K3
" En /. Municipalidad de Coronel con Empresa Negocios Forestales S.A. v oíros, se expresó que
la "intervención del Alcalde en estas materias tiende a cumplir con el mandato constitucional de asegu-
rar. a cada una de las personas de la comuna o agrupación de comunas que la Municipalidad representa
el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación. De esta forma el Alcalde está legitima-
do para recurrir de protección, cuando a su juicio el derecho de los habitantes de su comuna a vivir en un
medio ambiente libre de contaminación ha sido afectado por un acto arbitrario e ilegal imputable a una
autoridad o persona determinada" (SCAC, 05.11.1996. Consid 2. Confirmada por SCS. 19.03.1997).
En el mismo sentido. Soria Ouiroga..., cit.. Consid 3.
831
En I. Municipalidad de Ouilptté con Superintendencia de Electricidad y Combustibles y otivs.
se dictaminó que si bien "la I. Municipalidad de Quilpué no es persona natural, lo cierto es que la
disposición invocada -articulo 2°, Auto Acordado de la Excma.Corte Suprema de 24 de junio de 1992-
no hace distingo y. en cambio, sí que es persona jurídica. Por otra parte, estiman los sentenciadores que
bien ha podido comparecer esa Corporación edilicia por los habitantes de la comuna a quienes supone
sufriendo una merma en los derechos fundamentales que invoca" (SCAVAL, 04.12.1997, Consid 2
Confirmada por SCS. 06.08.1998. RDJ, t. XCV, 2.5. 1998).
En Studn. se dijo: "En lo que respecta al Comité Pro-Defensa de la Fauna y de la Flora, dada la
naturaleza de la actividad de dicha institución que se desprende de su propia denominación, no merece
reparo que haga valer una acción de rango constitucional con el propósito de que la naturaleza y el
medio ambiente sean debidamente preservados (SCAV, 11.02.1997, Consid 9. Confirmada por SCS.
23 09.1997. aunque eliminando el considerando citado. RDJ, t. XCIV, 2.5,1997) En la misma lógica.
Bataona Bray, Carlos Felipe y otros con Comisión Regional del Medio Ambiente de la Décima Región
de Los Lagos (SCAPM. 26.03.1999. Confirmada por SCS. 11.05.1999).
833
En Horvatb. caso asociado al Prov ecto Río Cóndor (PRC), el voto de mayoría de la Corte
Suprema expreso: "Por otra parte, el patrimonio ambiental, la preservación de la naturaleza de que habla
la Constitución Política y que ella asegura y protege, es todo lo que naturalmente nos rodea y que
permite el desarrollo de la vida, y tanto se refiere a la atmósfera como a la tierra y sus aguas, a la llora y
a la fauna, todo lo cual conforma la naturaleza con su sistema ecológico de equilibrio entre los organis-
L A REGULACIÓN C O N S T I T U C I O N A L D E I . A M B I E N T E F . N C H I L E 267
De acuerdo con lo señalado, son dos las posiciones vertidas para definir la leuiti-
mación de las personas jurídicas en materia ambiental. Para la que la estima proce-
dente. los elementos fundantes de ella descansarían, primero, en la historia fidedigna
del artículo 20 CP. donde claramente quedó sentado que el sujeto activo de la acción
de protección comprendería a todo ente individual y colectivo: segundo, en la no
distinción que se desprende de la norma en la materia, utilizando una v oz que. antes
que limitar, no restringe (El que): y. tercero, en el tipo y extensión de las funciones
que les corresponde desplegar a ciertos órganos públicos, así como los objetivos v
fines perseguidos por ciertas organizaciones. En cambio, para aquella doctrina judi-
cial que ha rechazado la legitimación de las personas jurídicas, el derecho a v iv ir en
un ambiente adecuado seria una derivación especial del derecho a la vida, que es
propio de las personas naturales y no de las jurídicas. Vale decir, que el alcance del
articulo 20 constitucional debe restringirse sobre la base de la naturaleza del derecho
de que se trate con respecto a quien interpone la acción de protección.
Para los efectos de un toma de posición en este punto, y prev io análisis doctrinal,
estableceré, primero, en qué tipo de sujetos puede radicarse el derecho a vivir en un
ambiente adecuado, para luego intentar determinar qué tipo de vinculación tiene tal
asunto con la legitimación activ a necesaria para acudir en su resguardo.
A juicio de quien escribe, del derecho bajo examen no son titulares todos los
sujetos jurídicos, algo que. bien mirado, ocurre también con algunos otros que reco-
noce la CP. En efecto, para que se pueda configurar una situación jurídica, represen-
tada en este caso por la titularidad de un derecho, resulta indispensable que el sujeto
receptor del reconocimiento constitucional sea. en función de sus particularidades y
de las de ese derecho, posible de identificarse con él. En el sentido expresado, se
puede estar en condiciones de coincidir con el enfoque emanado de las decisiones
jurisdiccionales, que excluye a las personas jurídicas del ámbito del derecho a un
ambiente idóneo, pues, tal como acaece con éste, efectivamente hay derechos que
sólo pueden radicarse en y ejercerse por únicamente sujetos naturales, como es de
suponer que sucede, por ejemplo, con los derechos a la vida, a la libertad personal, a
la protección de la salud, el derecho al trabajo y a la seguridad social, etc.. casos
todos en los que únicamente son titulares las personas naturales, excluyéndose, por
tanto, a los entes ficticios83 . Ciertamente no es este un fenómeno conmutativo, ya
que todo derecho es siempre predicable de las personas naturales, pero no. como se
expuso, de las jurídicas, atendida su propia y específica sustancialidad 838 .
Una vez sentado que la titularidad de un derecho depende tanto de su naturaleza
cuanto de la del sujeto en el cual puede recaer, hay que avanzar un poco más a fin de
lograr una conclusión en esta materia. Ese paso siguiente pasa por afirmar que la
titularidad efectiva de un derecho - e n la forma recién expuesta- no es el elemento
que fecunda la legitimación, de lo que se sigue que se podrá estar en una perfecta
posición de titularidad, pero no situarse en la de legitimado839. Sin embargo, hay aquí
un pequeño matiz del que es necesario dar cuenta. Si bien la titularidad del derecho
no acarrea per se la legitimación para reclamar su resguardo y. por consiguiente, se
puede ser titular pero a fin de cuentas no legitimado, es inconcebible pensar hayarse
en esta última calidad si no se es titular del derecho. Planteado de otra forma, la
ecuación que puede reflejar lo dicho sería: Dada una determinada titularidad de un
derecho, no se infiere de ella su legitimación para reclamar su amparo. Pero, una vez
verificada ésta, no puede concebirse sin la titularidad del derecho.
Llegados a este punto es fundamental colocar el eje de análisis en la acción de
protección. Como ha sido dicho, dos son los factores que con motivo de la interposi-
ción de esa acción ha de indagar el tribunal a los efectos de brindar el resguardo al
actor. En primer lugar, que quien -o en cuyo nombre- ha deducido la acción, sea
titular de un derecho (no cualquiera, sino de aquellos a que se refiere el articulo 20
CP). En segundo término, que el ejercicio del mismo se haya visto afectado
ilegitimamente (por una amenaza, perturbación o privación causada por un acto u
omisión ilegal). Estos son los elementos centrales de esta acción, a tal grado de que si
no se dan. ella está condenada irremediablemente al fracaso. La esencialidad de estos
factores viene dada, justamente, por la medida de protección que. llegado el caso, se
desee adoptar: ella dependerá -y nacerá sólo si- del tipo de afectación al ejercicio,
esto es. la gradación que presente en el asunto concreto: y para su efectiva
implementación. tendrá que existir certeza acerca de su beneficiario, el cual, si las
circunstancias lo demandan, se encontrará habilitado para exigir el fiel y oportuno
cumplimiento de aquélla.
838
Tal vez una opción para fundar la legitimación en estos casos es la de considerar el derecho a
vivir en un medio ambiente adecuado en su dimensión colectiva (no difusa), siendo tales entidades
- organizaciones no gubernamentales, municipios- titulares de ese interés plural en razón del objeto que
en si persiguen: representando por ello, en cierto modo, esa posición. Sin embargo, la falta de admisión
de legitimación es definitiva con respecto a personas jurídicas que no son ya municipalidades ni organi-
zaciones como las recién señaladas, sino entidades que lejos están de poder representar la aludida situa-
ción, como ocurrió en Cooperativa de Consumo de Energía Eléctrica Osotvo Ltda. cit.
839
Como apunta GUTIERREZ DE C A B I E D E S . "para merecer la tutela jurisdiccional solicitada la persona
ha de estar legitimada, pero no todo legitimado procesalmente merece dicha tutela jurisdiccional concre-
ta"^/?. cit.. p 165).
270 RODRIGO ( I I /M W ROSEN
Se puede recurrir a los tribunales en favor de un tercero, aun sin ser titular del
derecho aquel que deduce la acción, aunque deberá serlo, si. la persona en cuvo fa\or
se actúa. Asimismo, es factible ser titular del derecho, interponer la acción, pero
carecer de legitimación. La razón: No existir en el ejercicio del primero una amena-
za. perturbación o privación. Puesto en otros términos: en la acción de protección se
exige una doble titularidad: del derecho, por un lado, y de su afectación, por otro. En
esta materia, la doctrina parece inclinarse mayoritariamente por considerar que el
derecho en examen emana del derecho a la vida y. por ende, es propio de la especie
humana, y que en nada se v incula con las personas jurídicas 840 . Esto significa que una
entidad ficticia no puede, en tanto titular, deducir una acción de protección para el
resguardo del derecho a un ambiente adecuado. Pero ello no excluye, de modo algu-
no. que esa persona jurídica, atendidas sus competencias y esfera de atribuciones (si
es un órgano Administrativo), o bien, a la luz de sus propios y particulares fines (si es
una organización intermedia no gubernamental), pueda deducir esa acción solicitan-
do el amparo constitucional del derecho radicado en un tercero811,
Por otra parte, y dentro de la linea esbozada que se asume, no comparto del todo
la sugerencia plasmada en algunos fallos, según la cual el derecho a vivir en un
ambiente adecuado derive del derecho a la vida, representando esta circunstancia una
causa bastante para sostener que sólo las personas naturales tienen la posibilidad de
recurrir, en materia ambiental, de protección. A mi juicio, este derecho es autónomo.
En primer lugar, porque tiene un numeral propio (N° 8) asignado en la Constitución y
porque además posee unas características particulares que lo diferencian del derecho
a la v ida, como se ha visto desde la historia de su elaboración en la CENC. Además,
porque desde el punto de vista de la acción de protección, éste tiene requisitos dife-
rentes que en el caso del derecho a la vida. Y. en cuarto lugar, por cuanto el relevante
juridico protegido es sustancialmente diverso. No pretendo desconocer el vínculo
evidente que existe entre ambos derechos, pero sí. claramente, establecer que jurídi-
ca y constitucionalmente se trata de derechos de diversa entidad que. bajo esa pers-
pectiva, no admiten una relación de género (derecho a la vida) a especie (derecho a
vivir en un ambiente adecuado).
840
BERTELSES- REPPETO, "Informe en Derecho./", cit.. p. 565: SOTO KLOSS. (En un comentario en
tomo al fallo dictado a propósito del caso Callejas A íolina, Homero y otros con Compañía Huera del
Pacifico S_4 y que se puede leer en RDJ. t. LXXXIX. 2.5, pp. 382 y ss). y EVANS DE LA CUADRA. LOS
Derechos....cit.. t. H, pág. 309. Lo reitera en un comentario a una sentencia en RDJ, t. XCVL 2.5., 1999,
p. 21).
841
BORDALÍ SALAMANCA. "El derecho fundamental a..." cit., p. 22.
LA R E G I I.ACIÓN CONSTITUCIONAL DEI. A M B I E N T E I:N CHILE 271
que están por nacer, en relación con la gestión del ambiente en el presente S4: . Ha sido
BROWN WEISS quien principamente ha construido esta idea, Y que se edifica sobre la
base de considerar que entre cada generación existe una igualdad absoluta en sus
relaciones con las otras y con el sistema natural 843 . Bajo tal perspectiva, se produce
una equidad intergeneracional que se encuentra presidida por tres principios: conser-
vación de opciones, conserv ación de calidad y conservación de acceso. En virtud del
primero, cada generación ha de encontrarse obligada a conserv ar la diversidad de los
recursos base, de modo de no limitar indebidamente las opciones disponibles para las
futuras generaciones de solucionar sus problemas y satisfacer sus propios v alores 841 .
Conforme al segundo, una generación y otra se obligan a mantener la calidad planetaria
a un grado tal en que no pase en peor forma o condición de la que se recibió 845 .
Finalmente, de acuerdo con el tercero, cada generación se encuentra en el imperativo
de conservar el acceso al legado de lo que recibió a la generación venidera 846 .
Lo que este conjunto de principios permite es que cada generación pueda verse,
desde el presente, tanto hacia el pasado como en dirección a) futuro. Esta doble mira-
da significa que cada generación semeja a un "custodio del planeta para las actuales
v futuras generaciones y como beneficiaria del legado planetario", lo cual, a su vez.
'impone determinadas obligaciones sobre cada generación y da lugar a determinados
derechos" 847 .
Cuando tales formulaciones se llevan a la esfera de lo jurídico, con lo que uno se
encuentra son básicamente dificultades de la misma índole y de evidentes conse-
cuencias prácticas. Al propio tiempo que plantea un interesante desafio. Como indi-
can bien OST y VAX HOECKE.
84:
M E R R I L L S . "'Environmental protection and human rights: Conceptual aspeets", Human rights
appmaches to environmental protection, Clarendon Press, Oxford, 1996, p 33.
843
B R O W N W E I S S , "Intergeneratíonal equitv and rights of future generations", en Derechos huma-
nos, desarrollo sustentable y medio ambiente, San Juan de Costa Rica, Instituto Interamericano de
Derechos Humanos, 1995, p. 72.
844
B R O W N W E I S S . ¡n faimess to future generations: International Law, common patrimonv, and
intergeneralional equitv. United Nations University. Tokyo. Japón, 1989, p. 38.
845
Ibid.
846
Ibid.
84
~ Íd.. p.45. Derechos y obligaciones que la autora denomina como planetarios o intergeneracionales.
848
O S T y VAN H O E C K E . " Del contrato a la transmisión. Sobre la responsabilidad hacia las generacio-
nes futuras". Doxa. N" 22. 1999. p. 613.
272 R O D R I G O (¡I/MAN ROM N
849
Me refiero a la sentencia dictada por la Corte Suprema a propósito del denominado caso de la
"pildora del día después". Organización no gubernamental de Desarrollo para la investigación, forma-
ción v estudio sobre la mujer (ISFEM) y otms contra Instituto de Salud Pública y otms (SCS de
30.08.2001. RDJ. t. LXCVffl. 2.5., 2001). Este fallo revocó el dictado en primer grado por SCAS de
28.05.2001. Rol N" 850-2000. Se accionó por parte de una sene de entidades no gubernamentales, en
contra de las autoridades públicas de la salud que permitieron la comercialización de un fármaco deno-
minado "Postinal". En pocas palabras, en virtud de la droga que en él se contenía se prevenía la posibi-
lidad de embarazo si. dadas ciertas condiciones, se suministraba aun dentro de las 24 horas siguientes a
la relación coital. Los actores consideraban el fármaco como abortivo.
850
SCAS. 28.05.2001 (Consid. 1)
851
Íd. (Consid 5). Por consiguiente "el sujeto activo que ejercita la acción de protección constitu-
cional habra de aparecer claramente definido en los propios términos de la disposición legal citada, que
se inicia señalando textualmente El que por causa de actos u omisiones..." La premisa básica de exigir
como afectado a una persona o ente determinados, excluye la pretensión de que la acción de protección
tenga el carácter de general o popular, que permita su ejercicio por cualquiera aun cuando no aparezca
directamente peijudicado" (Íd.. Consid 6).
L A REGULACIÓN C O N S T I T U C I O N A L D E I . A M B I E N T E F . N C H I L E 273
ii Que "la legitimación activ a sólo requiere que haya seres concretos existentes
que pudieren ser afectados por la acción que se denuncia como arbitraria o ilegal, aun
cuando no sepa dónde se encuentran ni se tenga certeza de su nombre y de ninmin
otro atributo individualizado^"859. Ello no significa, para el alto tribunal, que la ac-
ción de protección sea popular en el caso bajo examen "sino como una acción cautelar
de derechos subjetivos concretos" 860 . Aqui no se logra atisbar cómo es que se podria
dar determinación y existencia concreta e individualizada respecto de alguien
insusceptible de serlo8"'.
El colofón del fallo es una generosa intepretación relacionada con la amenaza, al
señalar que para que esta se produzca es necesario que haya una persona cierta o
probable. Por ende.
que tal punto friera aclarado, quedaría aún pendiente por resolver otro asunto: la
naturaleza jurídica del concebido y si en su nombre podía accionar una entidad ficti-
cia. Y aún más: aclarado que fuera lo último, restaría por establecer si era factible
eludir la insoslayable indeterminación de los innúmeros concebidos en cuyo favor se
accionó. Tal vez. y siendo aún más radicales, el gran problema era que. confonne a
nuestro ordenamiento, no se es jurídicamente persona sino hasta que se produce la
separación de la madre, y. por ende, no alcanza esa calidad al que está por nacer864'86"1.
Y esto es también predicable, en principio, de las generaciones futuras. Luego, si no
se es persona en sentido legal, mal un tercero podría solicitar en su beneficio un
resguardo relacionado con un derecho constitucional, pues en tal caso no hay sujeto,
no hay derecho ni. por lo tanto, mucho menos algún agravio susceptible de afectarle.
b.2) La "segunda pildora del día después " y la legitimación de quien está por
nacer en el ámbito de una acción de nulidad de derecho público: Centro Juvenil
Ages contra Instituto de Salud Pública de Chile
864
F 'id., ( Í U Z M A N B R I T O . "La naturaleza de las garantías""..., cit., p. 92.
865
A favor de la legitimación de quienes acuden por los que están por nacer, vid. CASTELLÓN V E N E G A S .
op. cit.. p. 1 0 1 : S O T O K L O S S . "Derecho a la vida y recurso de protección", RDJ, t. L X X X L 1 9 8 4 , p 5 5 ,
y "El derecho a la vida y la noción de persona en la Constitución". RDJ. t. L X X X V M . 1 9 9 1 , p. 5 5 .
866
Centro Jtn'enil Ages contra Instituto de Salud Pública de Chile (Sentencia del 20° Juzgado Civil
de Santiago, de 30 06 2004 (Rol N° 5839-2002)
27(> RODRIGO G I Z M A S R O M S
esta por nacer: por ¡o que esta acción pretende el restablecimiento de! derecho i en
especial las normas de carácter constitucional que se encontrarían infringidas, no pu-
diendo desde esta perspectiva privarle de este derecho de accionar.. I mayor abunda-
miento, el derecho para proteger la vida que tienen los seres que aún se encuentran en
etapa de desarrollo o de gestación hasta su nacimiento, que propende la organización
que ha impetrado esta acción, obliga a! juez, de acuerdo al articulo 75 del Código Civil,
a tomar todas las providencias que parezcan convenientes para proteger la existencia
del no nacido: situación que sólo podrá ser resuelta una vez conocido et asunto sometido
a su resolución ".
"Atendido lo expuesto y en especial la circunstancia de que el sujeto pasivo eventual-
niente perturbado es la vida del nasciturus o concebido i • no nacido: asi como la salud
física y síquica de la mujer, pues podría provocarle un aborto, fue resuelto en esta sede
jurisdiccional, atendido a que se opuso la correspondiente excepción dilatoria v ésta fue
rechazada y por último, estimando este sentenciador que los bienes jurídicos involucra-
dos. según lo dispuesto en el articulo 75 del Código Civil, artículo ¡9 X" 1 de la Consti-
tución Política y no resultando prohibitiva la norma citada de la ley X" ¡9.418: se rechaza
esta alegación, estimándose que la demandante goza de la legitimidad para ejercer su
derecho de acción, por fas razones ya descritas"86'.
"7— > en un estado de derecho como el nuestro, en que por sobre todo impera el principio
de legalidad, la activación jurisdiccional particularmente en materia civil se encuentra
reglada, a! extremo que, en los asuntos a que se refiere el presente juicio, es la propia
Carta Fundamental quien impone la exigencia básica al decir, en su artículo 38 inciso
2'\ que en materia contenciosa administrativa puede reclamar en su favor ante los tribu-
s
" Íd.. Consid. Undécimo. En lo referido al nasciturus. el tribunal agregó que "'al otorgarse el
registro cuya nulidad se solicita, no sólo se han infringido los artículos 5o, 6o y 7° de nuestra Carta
Fundamental: además el decreto ley N° 2.763: decreto supremo N° 1.876 y articulo 94 del Código
Sanitario; por cuanto ha existido una desviación de poder, al atender dicho órgano a una finalidad
distinta a la querida por el legislador, cual es la de proteger la vida del que está por nacer, no efectuán-
dose distinciones arbitrarias acerca de si el embrión se encuentra o no anidado, atentándose además al
derecho de la igualdad " (Consid. Quincuagésimo Primero).
** SCAS. 10 12 2004. Rol N° 4200-2003.
L A REGULACIÓN C O N S T I T U C I O N A L D E I . A M B I E N T E F . N C H I L E 277
nales que determine la ley cualquier persona que sea lesionada en sus derechos por ¡a
Administración del Estado, de sus organismos o de las municipalidades ". En consecuen-
cia, para accionar en este tipo de materias se exige la concurrencia de un interés actual,
legítimo y razonable parparte de quien inicia la correspondiente acción, interés que ha
de entenderse como una lesión personal o del grupo que demanda o por quien se deman-
da. De este modo, ni la importancia, objeto o alcance de la materia reclamada, ni aun la
justicia de la pretensión, pueden alterar o sustituir la antes aludida exigencia, por lo que
si a ello se agrega que ¡a nulidad de derecho público no tiene el carácter de acción
popular, como asimismo que las revisiones o controles de constitucionalidad. ejercidos
por vía jurisdiccional, han de ser concretos y no abstractos, y en todo caso a través de
acciones especiales y especificas, forzoso es concluir que efectivamente a la actora ha
faltado la necesaria legitimación activa para demandar. Al efecto, cabe advertir que
también es inconducente aquel argumento sostenido en estrados por la parte apelada en
orden a que. tratándose de un estado democrático moderno como el nuestro, aparece
incomprensible la aludida limitación, Io que no es asi. puesto que, precisamente, la man-
tención y fortalecimiento de! mismo ha de fundarse en la certeza jurídica que emana de
la existencia de reglas claras al respecto, como también de la seguridad que mientras no
exista modificación expresa sobre el punto no podrán alterarse, sea por vía de interpre-
tación u otras, las reglas de orden público referidas a la competencia y a la facultad de
activar la jurisdicción "S69:
"Que, en este caso concreto, la falta de interés comprometido, en los términos antes
señalados, se desprende de! carácter de organización comunitaria funcional regida por
la ley Xo 19.418 que ostenta la demandante, condición que reduce sus facultades al
ámbito territorial a que pertenece en este caso Las Condes y a los fines expresados en sus
estatutos que. en síntesis, en ¡o pertinente}' según el documento de fs. 2 son "representar
las aspiraciones e inquietudes de la juventud, siniendo de medio de expresión y realiza-
ción de la vida juvenil: formar integramente a sus miembros en los aspectos físicos,
intelectual, cultural }' social, vinculándose con la comunidad vecinal: y promover el ser-
vicio de comunidad y solidaridad entre sus miembros, a través de la convivencia y de la
realización de acciones comunes"8'0.
Y luego concluyó sobre el tema, abordando el alcance del artículo 75 del Código
Civil, apuntando que.
"(...) el objeto de dicha norma es que el juez, ante el evento ya señalado}' existiendo un
riesgo grave, explícito y determinado en contra de ¡a vida del que está por nacer, puede
y debe tomar las providencias conservativas o de protección que sean necesarias, condi-
ción que importa la certeza previa de que existe un ser de esa naturaleza a quien prote-
ger, lo que. como se ve, no ocurre en la especie, desde que aún no se ha dirimido
científicamente ¡a circunstancia fundante y primaria sobre el tema, consistente en saber
en qué momento se produce la concepción, esto es, si en el acto de la fecundación o de la
869
íd.. Consid. 8".
810
Íd . Consid 9°
RODRIGO ( i l ' / M A N Rosis
implantación. Mayor es la imposibilidad del juez para actuar en el presente caso cuan-
do. ademas de ¡o ya dicho, se pretende dar a aquella disposición el carácter de una
verdadera regla especial de competencia con la que éste, prescindiendo de la (alta de
legitimación activa del actor, procede a actuar de oficio en un proceso sobre nulidad de
derecho público que. como va se dijo, requiere insustituiblemente de un Ínteres v un
agrax io de quien invoca la correspondiente protección "8
S J
" íd.. Consid. 20*
r5
id.. Consid. 21° Énfasis añadido.
8 6
~ Ibid. Destacado agregado.
«" íd . Consid 22°
R O D R I G O GL ZMÁN ROSEN
orden a defender una prerrogativ a consistente en vivir bajo el imperio de la lev todo
lo cual para efectos de construir una legitimación que amparara idóneamente la pre-
tensión del Centro Juvenil Ages.
Con todo, el fallo contiene una prevención del Ministro Sr. Juica, en et sentido
que la sentencia cuya casación se pretendía no contenia un error de derecho en la
perspectiva de la legitimación, pues en su opinión las finalidades de la agrupación no
eran coherentes con la pretcnsión de defender la vida del embrión, señalando enton-
ces que.
s s
íd . Consid. T.
8 9
STC. 11.0.2007. Rol N° 591.
LA REGULACIÓN C O N S T I T U C I O N A L DEI. A M B I E N T E F.N C H I L E 281
2007. que aprobó las Nonnas Nacionales sobre Regulación de la Fertilidad, cueipo
jurídico que fue también requerido de inconstitucionalidad 880 .
En esta causa, el TC estimó que el embrión o el nasciturus es una persona desde
el momento de la concepción, y. por ende, titular del derecho a la vida y a la integri-
dad física y psíquica, perspectiva desde la cual declaró que por la naturaleza que
posee "desde la concepción, pennite observarlo ya como un ser único e irrepetible
que se hace acreedor, desde ese mismo momento, a la protección del derecho y que
no podría simplemente ser subsumido en otra entidad, ni menos manipulado, sin
afectar la dignidad sustancial de la que ya goza en cuanto persona" 881 . Bajo tal premi-
sa. el tribunal sostuvo que "la intención del Constituyente fue confiar al legislador las
modalidades concretas de protección de la vida del que está por nacer en el entendido
que se trata de un ser existente e inserto en la concepción de persona, en cuanto
sujeto de derecho, a que alude el encabezado del artículo 19". mandato que "importa
la protección de un derecho y no sólo del bien jurídico de la vida, distinción que no es
menor para estos sentenciadores", pues "si sólo se hubiese protegido la vida, en cuanto
bien jurídico, bastaría que el legislador hubiese consagrado mecanismos que asegu-
raran al nasciturus la viabilidad de la vida intrauterina hasta el nacimiento"882. Con-
fonne con tales supuestos, el TC declaró la inconstitucionalidad de la norma bajo
examen883.
Como consecuencia de lo dicho por el tribunal, se puede advertir que si bien el
órgano no tuvo ante sí una cuestión asociada a la legitimación activa en la lógica que
se viene tratando en esta parte del trabajo, de un modo indirecto se puede inferir que
al considerar al embrión como persona y. por ende, dotado de prerrogativas, éste si es
suceptible de protección en todos los niveles, incluyendo, eventualmente. la posibili-
dad de que un tercero, en su nombre, pueda ocurrir en sede jurisdiccional para impe-
trar el amparo del ejercicio legitimo de sus derechos constitucionales, siempre y
cuando, por cierto, se verifique en el ámbito correspondiente (de un demanda de
nulidad de derecho público o de una acción de protección), el amago de tales faculta-
des como derivación de actuaciones materiales o jurídicas de terceros 884 .
880
STC. 18.04.2008, Rol N" 740.
881
id., Consid. Quincuagésimo.
88
- Id.. Consid. Quincuagésimo octavo.
883
En contrapartida, el Ministro Sr. Colombo, en su voto disidente, señaló: "La distinción consti-
tucional entre el derecho a la vida -propio de las personas- y el mandato al legislador para proteger la
vida por nacer, sugiere la conclusión de que el nasciturus -que no es persona- no es titular de aquel
derecho, sino que constituye en si mismo un interés constitucionalmente relevante para el ordenamiento
jurídico. Por cierto, el mandato de protección revela un valor constitucional (interés en la protección de
la vida del que esta por nacer), pero no le confiere derechos subjetivos al interés protegido "
884
Para efectos sólo ilustrativos, la historia asociada a la pildora del día después concluyó con
motivo del control de constitucionalidad del proyecto de ley sobre información, orientación y prestado-
RODRIGO Ü I V M - W RIKIN
Sobre este particular habría que partir señalando que acudir de protección a los
tribunales en resguardo de las generaciones venideras va siempre implicito. aunque
no se señale expresamente por los actores de turno. De hecho, en tanto se obtenga un
resultado favorable en el ejercicio de la acción, y se adopte la medida de amparo
idónea. 110 sólo se estará protegiendo el ambiente para el colectivo actual, sino tam-
bién. de modo necesario, para el futuro 88 '. Estas dos direcciones han sido manifiesta-
mente reconocidas por los tribunales en materia ambiental 886 .
En PRC. y como se analizará más adelante, esta dimensión fue expresada en dos
ocasiones por el voto mayoritario de la Corte Suprema, y en un minoritario de la
misma, aunque de un modo más bien accidental que deliberado en la perspectiva de
la legitimación activa**".
c) Legitimación y la relación entre los efectos del acto u omisión agraviante que
se impugna y el domicilio o residencia de quien interpone la acción de protección
Para los tribunales, la relación entre el domicilio del actor y el lugar en donde
sucede el acto que motiva el agravio ha sido fundamental o indiferente, según el caso,
para aceptar o no la legitimación activa en esta materia890.
888
Norma que es del siguiente tenor: "La ley protege la vida del que está por nacer. El juez, en
consecuencia, tomará, a petición de cualquiera persona o de oficio, todas las providencias que le parezcan
convenientes para proteger la existencia del no nacido, siempre que crea que de algún modo peligra".
889
Esta seria la única vinculación posible entre el N° 8 y el N° 1 del articulo 19 CP, esto es, desde
la perspectiva "de los que vienen".
890
En esta parte, juegan dos aspectos sumamente vinculados: el ambiente y su lesión, y si uno y
otro "tienen domicilio". En otras palabras, si se puede mirar el ambiente como una reunión de ele-
mentos naturales circunscrito a una zona determinada, y si la lesión al mismo tiene efectos igualmente
delimitados Me apuro, en todo caso, a señalar que tanto uno como otro tienen residencia múltiple y
variable
RODRIGO GI Z M W ROM \
En Albornoz I ero. María y otros con Sociedad Maderas de Aysen S.A.. se decidió
que no podia aceptarse una supuesta vulneración del derecho a vivir en un ambiente
adecuado, argumentando que.
no cabe suponer que la mera corta de cierta cantidad de árboles de un bosque conta-
mine -por si solo un medio ambiente determinado y. porque en el supuesto que asi
fuere, tampoco podría prosperar tal alegación, toda vez que el derecho a recurrir de
protección lo tiene solamente quien es directamente afectado por el hecho de acuerdo
con el articulo 20 de la Constitución Política, calidad que no tienen ¡as rec urrentes
quienes según sus propias declaraciones viven en San Bernardo y no podrían ser afecta-
das con una eventual contaminación del medio ambiente ocurrida en la Región de ^usé»
distante más de 1.000 kilómetros de la Región Metropolitana891.
8<>1
SCACOY. 28 12.1992 (Consid 8). Confirmada por SCS. 19.01.1993. En RDJ. t LXXXIX.
2 5. 1992. Recientemente, en este mismo sentido: Cafril Espinosa. Luis Enrique con l. Municipalidad
de Corone!y otra (SCAC. 28.08.2008. Consid. Cuarto. Rol N° 295-2008 No apelada).
s
lín Stutzin. en la sentencia de primer grado, la Corte dictaminó que "si bien es efectivo que las
personas naturales que comparecen a fs 70 indican como domicilio uno en la ciudad de Valdivia, v para
los efectos del recurso, otro en Puerto Montt, y la otra recurrente ser una persona jurídica. "Comité l'rn-
Delensa de la Fauna y Flora". todos son interesados y afectados por una resolución de naturaleza como
la que impugnan, que por su incidencia en un considerable i rimero de habitantes afecta el interés de
toda la Nación, máxime si la propia Constitución Política en el N" 8 del articulo 24 (sic) obliga al Estado
a "velar porque el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación no sea afectado"
Pretender reducir lo ivlath'o al medio ambiente a! estrecho ámbito de los pobladoivs de una determina-
da localidad y pensar que son los únicos que pueden tveurrir de protección cuando son afectados, no
está en consonancia ni se aviene con el rango constitucional de la garantía en estudio" (SCAV.
11.02.1997. Consid 9) Esta opinión fue refrendada por el voto de minoría del fallo de la Corte Supre-
ma. señalando: "Que el actuar ilegal y arbitrario de la recurrida conculcó la garantía constitucional
contemplada en el N° 8 del articulo 19 de la Constitución Política de la República, esto es. el derecho de
los recurrentes a vivir en un medio ambiente libre de contaminación En efecto, dicha disposición cons-
titucional impone al Estado la obligación de velar para que este derecho no se vea afectado y. al mismo
tiempo, tutelar la preservación de la naturaleza, y este último aspecto se refiere al mantenimiento de las
condiciones originales de los recursos naturales, reduciendo al mínimo la intervención humana: y el
inciso 2" de la misma norma constitucional establece que "la ley podrá establecer restricciones especifi-
cas al ejercicio de determinados derechos o libertades para proteger el medio ambiente"". Por lo demás,
esta garantía constitucional se encuentra complementada por numerosos preceptos legales, entre ellos
por la propia lev' N° 19. 300. sobre Bases Generales del Medio Ambiente, que dispone en su articulo 1":
"El derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación, la protección del medio ambiente, la
preservación de la naturaleza y la conservación del patrimonio ambiental se regularán por las disposi-
ciones de esta ley..."". Vale decir, los recurrentes tienen derecho, además, a instar por la preservación de
la naturaleza y la conservación del patrimonio ambiental, actividad que naturalmente no sólo compete a
las personas que habitan cerca del lugar físico en que se estuviese desarrollando la explotación de
recursos naturales o. como en la especie, en que se elaborase celulosa y, desde este aspecto, los recu-
rrentes domiciliados en otras ciudades también son afectados por la resolución recurrida y, con mayor
L - \ RTC.I I-ACION C O N S T I T U C I O N A L DEL A M B I E N T E ÍN C H I L E 285
89
" Horvath. (SCS. voto de mayoría. 19.03.1997, Consid. 13) y Stutzin. (SCS. voto disidente.
23.09.1997, Consid. 12).
s s
" Cmanli L (SCS. voto de mayoría. 19.03.1997. Consid 13): Horvath, (SCS. voto de mavoria.
19 03.1997. Consid. 14) y Dongnac. (SCAS. 18.08.2000. Consid. 11).
312
3 1 2 R O D R I G O G u / m A N ROSi A
899
f icencio. ía riela y otms con Empresa Xacional de Minería y Sociedad Chilectra de Genera-
ción S--1. (SCAVAL. 10.03 1993. Consid 7. Revocada en parte -eliminando el Consid 7- por SCS.
2(v04.]993. GJ N" 154. 1993). Senicio de I hienda y Urbanización de la Región del Bio Bio con
Empresa de Sen icios Sanitarios del Bio Bio S..4. (SCACH. 10.05.2005. Consid. 4° Confirmada por
289
L A REGULACIÓN C O N S T I T U C I O N A L D E I . A M B I E N T E F . N C H I L E
e) Conclusión.
Como una v erdadera profecía, lo señalado hace poco más de treinta años por uno
de los integrantes de la CENC. se ha cumplido exactamente en cuanto a la aplicación
práctica de la acción de protección, especialmente en materia de legitimación activa
Lo que se lee en las Actas es un acertado resumen de lo que se ha planteado en las
secciones anteriores:
"Porque vendrán problemas sobre cuándo, cómo y quien ejercerá el derecho [de vivir en
un medio ambiente libre de contaminación] y entonces, como no podrá precisarse espe-
cifica y concretamente respecto de determinadas personas, la inasibilidad jurídica del
derecho que se está consagrando generará dificultades de Upo político, puesto que. en
verdad, si el Estado falta tan gravemente al bien común que descuida la preservación del
medio ambiente, lo que representa un peligro y un atropello para toda la colectividad,
sólo puede ser instado para que se encamine por la senda correcta mediante ¡os resortes
políticos de que disponen los ciudadanos "910.
PRIMERA PARTE.
EI. SISTEMA DE EVALUACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL ( S E I A )
I. INTRODUCCIÓN
hay también un canon de factura legal que señala que si se desea llevar adelante un
determinado emprendimiento. deben primero satisfacerse dos requisitos, a saber
someterse a un determinado procedimiento administrativo, en este caso, el de evalua-
ción de impacto ambiental, prev io a la materialización de la activ idad: y en seguida,
obtener una decisión favorable, desde el punto de v ista ambiental. Con posterioridad
a ello, se impone un nuevo deber, y que no es sino el de ejecutar el prov ecto conforme
con la normativa respectiva y bajo el alero de los requisitos, condiciones o exigencias
que se hubieren impuesto en el acto administrativo correspondiente. Eso. desde el
punto de vista del titular de la iniciativa de inversión. Pero esto opera como un pris-
ma. vale decir, con varias caras, pues del otro lado existe una regla constitucional que
reconoce el derecho a vivir en un ambiente adecuado: otra, que resguarda el derecho
de propiedad, y v arias otras que permiten solicitar el amparo jurisdiccional frente a
cualquier activ idad económica que de un modo u otro cause un perjuicio en uno o
ambos de los derechos recién mencionados. Es en este escenario de orden de posicio-
nes jurídicas donde debe mov erse el sistema de ev aluación de impacto ambiental, el
cual, visto desde una perspectiva procedimental. debe producir decisiones públicas
que incidirán en distinta forma y grado sobre el ejercicio de derechos constituciona-
les radicados en distintos agentes.
911
Énfasis añadido.
A juicio del Ejecutivo, la ley obedecería a la necesidad de contar "con un gran marco de
referencia que siente los criterios básicos y fundamentales que sustentarán las acciones futuras. Este
es precisamente el objetivo del provecto". Dado lo anterior, esta ley seria "una ley 'marco' o de bases, ya
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEI. AMBIENTE F.N C H I L E 295
Continuación notas 9 , 4 • 9 , s
Fundamentales. Edil. Jurídica de Chile. I lW6. t. D. p.72. nota 4). Comparto estas retlexiones. pero sólo
en tanto exista incompatibilidad entre unas nonnas y otras. El Mensaje expresaba la idea mediante la
l'rase "sin peijuicio de los que otras nonnas legales o tvglamentarias establezcan sobre la materia'" y el
Senado, en el Primer Informe de la Comisión de Medio Ambiente y Bienes Nacionales (1er trámite
constitucional). suprimió la frase final "en razón de que daría a entender que la ley en informe puede
coexistir con disposiciones reglamentarias contrarias o incompatibles con su articulado"'. F.n el Segundo
Informe de la misma Comisión se conlinnó la exclusión de las normas reglamentarias. Hn un sentido
similar. V A L E N Z U E L A I I ENZALIDA señala que la "legislación ambiental vigente (...) conserva su vigor, al
menos, nos parece, en lodo cuanto sus disposiciones sean conciliables con las de la nueva ley y no
deben entenderse tácitamente derogadas por las de esta última de confonnidad con las nonnas
generales sobre derogación de las leves" ("Reseña sucinta de la lev Chilena Sobre Bases Generales del
Medio Ambiente". Revista de Política v Derecho Ambientales en América Latina v El Caribe, vol. 1.
N° 2. 1994. Pnuma. p. 123).
11
" S i bien es cierto, como sostiene el recurrente, que las nonnas aplicables a los problemas del
medio ambiente han sido entregados a la lev- N° 19.300, también es verdad, y basta para rechazar su
alegación, que sus reglas no son las únicas nonnas aplicables a la materia relacionada con el medio
ambiente, pues si bien se ha querido entregar a ella lo que diga relación con la protección del ambiente,
no es menos cierto que ello, como señala su articulo primero, es sin peijuicio de lo que otras normas
legales establezcan sobre la materia". Por lo demás así lo ha hecho el legislador al dictar algunas normas
legales que forman parte de leyes como las señaladas en el acápite segundo del considerando séptimo
del presente fallo" (SCAS. 25.8.1994. Consid. 9. FU, N° 430. 1994).
910
Esto se puede complementar desde otra perspectiva con lo que dispone el artículo 20 CC, que
señala: "Las palabras de la ley se entenderán en su sentido natural y obvio, según el uso general de las
mismas palabras: pero cuando el legislador las haya definido expresamente para ciertas materias, se
les dará en éstas su significado legar ( S O T O K L O S S . Informe Constitucional..., cit.. p. 6). Sin peijuicio
de lo anterior, en esta materia creo necesario efectuar algunas distinciones. Hay dos situaciones que se
dan con respecto a los vocablos y locuciones que se definen en el artículo 2o de la LBGMA: a) Los que,
contemplados y definidos en ella, se incluyen sin definición en otro estatuto jurídico. En este evento,
considero que la LBGMA hace las veces de una norma interpretativa de tipo tácito, puesto que aclara o
determina el sentido dudoso u obscuro de lo que el estatuto precedente contiene: y b) Los que. contem-
plados y definidos en ella, se fijan y definen de forma diferente en otro cuerpo regulatorio. En este caso,
operaría una derogación tácita a favor de la LBGMA. pues, como señala el artículo 52.3 CC. existe
incompatibilidad entre lo que una y otra norma disponen. De todos modos, es una derogación implícita
muy particular, puesto que expresamente" el texto señala que tales palabras se definen "para todos los
electos legales" Respecto de la relación entre las definiciones legales y sus efectos en el campo consti-
tucional. vid. supra Cap. I. &V. D)
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEI. A M B I E N T E F.N C H I L E 297
i. Medio ambiente
2. Impacto ambiental
9I
~ Articulo 2o. letra k). LBGMA. Sobre la vinculación de este concepto con los de " daño ambien-
tal" y "contaminación", vid. supra Cap. D. &D. C), 4.
2 9 8
RODRIGO G I Y M W R U S I A
hacerse cargo de ésta importa que la política pública debe tender a su control por
medio de mecanismos de comando y control, o a través de instrumentos de factura de
mercado, incluyendo la generación de condiciones que permitan la operación de
modalidades transaccionales en el sentido de Coase. Sentado aquello, la utilización
de la noción de carga ambiental parece presentar dos dificultades. La primera (de
orden conceptual en clave económica), es que no resulta consistente con representar
una causal que provoque la obligación de abrir un proceso de participación ciudada-
na. pues mediante ésta no se logra ni evitar ni compensar la externalidad negativa
prov ocada. aunque evidentemente lo hace de forma indirecta desde el momento en
que habilita para poder plantear observaciones al provecto. La segunda (de orden
conceptual en clave ambiental), es que no parecen asomar diferencias evidentes entre
lo que se entiende por externalidad ambiental negativa y lo que la misma lev define
como impacto ambiental, es decir, la alteración del medio ambiente. No encontrán-
dose clara la frontera que permita abrir una brecha entre uno y otro concepto, será
cuestión de alta complejidad para la autoridad determinar con precisión, oportunidad
y criterio cuándo es que será pertinente descartar un proceso de participación ciuda-
dana en los casos aludidos 918 .
918
De acuerdo con lo que dispone el nuevo articulo 71, e) LBGMA, le conresponde al Consejo de
Ministros para la Sustentabiidad "pronunciarse sobre los criterios y mecanismos en virtud de los cuales
se deberá efectuar la participación ciudadana en las Declaraciones de Impacto Ambiental, a que se
refiere el articulo 26" de la LBGMA.
919
Articulo 2". letra j). LBGMA. Mientras no entre en vigencia la nueva institucionalidad, las
referencias que aqui se hagan al Servicio de Evaluación Ambiental o a la Comisión de Evaluación, han
de entenderse respecto de la Dirección Ejecutiva de la Conama y/o de las Comisiones Regionales del
Medio Ambiente, según corresponda.
920
Dicha circunstancia ha abierto un interesante campo de actuación para la autoridad ambiental,
en orden a lijar exigencias en situaciones de orfandad regulatoria Sobre el tema. vid. Ruiz A D A R G S .
Evaluación de Impacto Ambiental ai Chile. Manual de Procedimiento. 1998. pp. 20-21.
L A REGULACIÓN C O N S T I T U C I O N A L D E I . A M B I E N T E F . N C H I L E 299
Está definida como "el documento descriptivo de una actividad o prov ecto que se
pretende realizar, o de las modificaciones que se le introducirán, otorgado bajo jura-
mento por el respectivo titular, cuyo contenido permite al organismo competente
evaluar si su impacto ambiental se ajusta a las normas ambientales vigentes"922.
921
De ahí que en no pocas ocasiones y principalmente en casos de EIA. la autoridad ambiental,
además de exigir el cumplimiento de la normativa ambiental especifica, imponga condiciones de mitiga-
ción. compensación o reparación. Ello resulta ser plenamente coherente con el concepto legal de medio
ambiente ya visto, pues, según se expuso, la ley lo considera como un sistema que rige v condiciona la
existencia y desarrollo de la vida.
9
~ Articulo 2". letra 1"). LBGMA.
9:3
Articulo 2°. letra i). LBGMA.
92J
Articulo 2°. letra b). RSEIA.
3 0 0
RODRIGO C U Y U A N ROSIN
se contemplan entre los artículos 68 a 106 de dicho texto: los que poseen atribuciones
legales asociadas directamente con la protección del medio ambiente, la presen-a-
ción de la naturaleza, el uso o el manejo de algún recurso natural: y. finalmente, los
que tienen competencias vinculadas directamente con la fiscalización del cumpli-
miento de las normas y condiciones en base a las cuales se dicta la resolución
calificatoria de un prov ecto o activ idad 9 ".
La importancia de esta distinción radica en que aquellos órganos competentes de
los que tengan asociados permisos ambientales sectoriales en relación con el prov ec-
to su jeto a evaluación, tienen la obligación de participar en el procedimiento respec-
tivo. En cambio, para aquellos entes que responden a las dos últimas categorías, su
participación en la evaluación de impacto ambiental es facultativa 926 .
930
Artículos 8.2 y 9. incisos 4° y 5". LBGMA.
931
Articulo 2 4 . 2 . LBGMA. Sobre este particular, vid.. R U I Z A D A R O S . op. cit., pp. 2 9 - 3 0 : D I N A M A R C A
GARATE. Evaluación de impacto ambiental. Análisis del Reglamento Actualizado. Sociedad de Fomento
Fabril v Camara de la Producción Y del Comercio de Concepción A . G , 2 0 0 2 . pp. 9 9 - 1 0 3 ; Y ASTORGA
JORQUE RA. Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental. En especial aplicado a la Actividad Minera.
Edit. Jurídica ConoSur Ltda.. 2 0 0 0 . pp. 4 8 - 5 5 .
032
Articulo 22. LBGMA.
933
Articulo 1 2 0 . RSEIA Respecto de los alcances de esta modalidad, vid. D I N A M A R C A GARATE.
una DIA. Se hará mediante una DIA cuando el prov ecto, dada sus características, no
generará o presentará ninguno de los efectos relev antes a que se refiere el artículo 11.
LBGMA. En caso contrario, se hará bajo la modalidad de un EIA.
Con el objeto de ofrecer una mayor claridad sobre la materia, el RSEIA. a partir
del artículo 5" y hasta el 1L especifica los criterios que permiten al titular estable-
cer si su provecto generará o no aquellos efectos a que alude el artículo 11 de la
LBGMA.
La decisión en esta materia es clave, pues ingresar bajo una DIA o un EIA trae
aparejadas consecuencias importantes. En efecto, el procedimiento de evaluación
bajo la primera fórmula es más breve93,1. Si se trata en cambio de la segunda modali-
dad. la duración es de suyo más extensa935. Adicionalmente. es muchísimo más com-
plejo. largo y costoso elaborar un EIA que una DIA. Una somera lectura de los artículos
12 v 13. RSEIA (aplicables a los EIA) y 14 a 16 del mismo cuerpo legal (aplicables a
las DIA), dan fundada cuenta de lo aseverado.
Otra diferencia es que si se ingresa presentando un EIA. se da en plenitud la
participación ciudadana 936 . No obstante, y como ya se sentó, actualmente y con oca-
sión de las modificaciones introducidas por la ley N° 20.417. lo cierto es que para una
DIA la participación ciudadana también se verifica. Y a diferencia de lo que ocurría
antes, en el caso de los EIA. es que cualquier persona natural o jurídica -sin la exi-
gencia de afectación directa ni de tratarse, para el segundo caso, de organizaciones
ciudadanas únicamente- puede formular observaciones93".
93
E s de 60 días hábiles, prorrogables por otros 30 adicionales como máximo.
935
El proceso puede alcanzar una duración de 120 días, ampliables a 60 días más. El tema es
regulado por los artículos 15,16, 18 y 19.2, LBGMA: y artículos 28-33, RSEIA.
936
Gobernada por los artículos 28-30 bis, LBGMA: y 49-54, RSEIA.
937
A modo de sistematización, se puede señalar que la participación ciudadana se da en las siguien-
tes instancias o modalidades, en lo que al sistema de evaluación de impacto ambiental se refiere: a) El
titular junto con la presentación del Estudio de Impacto Ambiental, debe acompañar una propuesta de
extracto del mismo (artículo 28. LBGMA). Ello se hace con el objeto que dicho documento, previamen-
te visado por la Comisión de Evaluación o por el Director Ejecutivo del Servicio de Evaluación Ambien-
tal. sea publicado en el Diario Oficial y en un diario o periódico de la capital de la región o de circulación
nacional: b) En segundo lugar, puede también materializarse a través de la posibilidad de las personas
naturales o jurídicas de imponerse del contenido de! Estudio o Declaración de Impacto Ambiental (ar-
tículo 27. LBGMA): c) Se concreta además a través de la formulación de observaciones al Estudio de
Impacto Ambiental, por parte de cualesquiera de dichas personas y con los requisitos, lorma y plazos
que indica el artículo 29. LBGMA: lo propio ocurre con una Declaración de Impacto Ambiental en los
dos casos ya indicados (empresas de menor tamaño y cuando se advierte la presencia de cargas ambien-
tales). y d) En cuarto lugar, para llevar a la práctica la participación ciudadana, la Comisión de Evalua-
ción o el Director Ejecutivo del Servicio de Evaluación Ambiental, han de establecer diversos mecanismos
para ello (artículo 26, LBGMA). Todo lo anterior es un reflejo del deber establecido en el artículo 4°.
LBGMA. que obliga al Estado a facilitar la participación ciudadana.
RODRIGO G I Z M A N R U S I A
A) FASE DE INICIACIÓN
938
Articulo 9.3. LBGMA. Es por ello que el articulo 18. RSEIA, dispone que en caso de presentar-
se el Estudio o Declaración de Impacto Ambiental ante un órgano que no corresponda, éste deberá
declararse incompetente y. para todos los efectos, se tendrá por no hecha la presentación.
039
Para otra propuesta de síntesis de la dimensión procesal del Sistema bajo el régimen anterior a
la lev N c 2(1.417: G . A U N D O VILLARROEL. El sistema de evaluación..., cit.. pp. 43-55.
LA REGULACIÓN C O N S T I T U C I O N A L DEI. A M B I E N T E F.N C H I L E 305
B) FASE DE INSTRUCCIÓN
Como paso previo y necesario a la entrada de esta etapa, dentro de los cinco dias
siguientes a la presentación del E l A o DIA. el órgano ante quien se hubiere realizado
ésta debe efectuar un examen de admisibilidad de la misma, que se traduce en verifi-
car si se acompañó un número suficiente de ejemplares de dicho documento y si la
presentación se hizo por persona facultada legalmente para ese efecto940: determinar,
en el caso de un E1A. si se cumple o no con los requisitos formales establecidos en el
articulo 12. LBGMA. y de los artículos 12 y 13. RSE1A. o. si se tratara de una DIA.
si cumple o no con los requisitos formales establecidos en los artículos 12 bis. LBGMA.
14. 15 y 16.1-2. RSEIA941; y. finalmente, si se hizo entrega de una propuesta de ex-
tracto al que alude el Artículo 28. LBGMA, para el caso de un EIA 94: .
Si la presentación cumple con los requerimientos precedentemente expuestos, se
deberá disponer que se remitan los ejemplares a los órganos de la administración del
Estado con competencia ambiental y a las municipalidades respectivas, requiriéndoles
los informes respectivos. Unido a ello, conforme con la nueva ley. debe solicitarse
informe al Gobierno Regional, al Municipio y a la autoridad marítima, si correspon-
de. para que se pronuncien sobre la compatibilidad territorial del prov ecto presenta-
do (Articulo 8.3. LBGMA). como, también, para que las dos primeras entidades
aludidas señalen si el provecto o actividad se relaciona con las políticas, planes y
programas de desarrollo regional y con los planes de desarrollo comunal, respectiva-
mente (Articulo 9. ter. inciso 2 o ). Además, si es un EIA. tendrá que ordenarse que se
publique el extracto, y si es una DIA. que los antecedentes a que se refiere el artículo
30.2. LBGMA. se incorporen a la lista a que se refiere943.
Tal envío se hace con el objeto que los órganos de la Administración del Estado
competentes, dentro de un plazo máximo de 30 días contados desde el envío del
ejemplar - s i es un EIA- o de 15 días - s i es una DIA-, remitan el informe respectivo,
que en particular denomino, para esta fase. "Informe Sectorial Preliminar"944.
El contenido de estos informes depende del documento que se les presente. Si es
un EIA. deben indicar fundadamente si el proyecto cumple con la normativa de ca-
rácter ambiental en el ámbito de sus respectivas competencias: si cumple con el o los
permisos ambientales sectoriales asociados y, también fundadamente, si las medidas
040
Artículo 19, RSEIA. Adicionalmente. el articulo 14 ter. LBGMA, establece que el procedimien-
to se iniciará con una verificación rigurosa del tipo de proyecto y la vía de evaluación que debe seguir.
941
Articulo 20. RSEIA.
9J:
Articulo 19. RSEIA.
943
Asi lo dispone el actual articulo 21. RSEIA.
94J
A tales informes se alude en los artículos 23 y 29 del RSEIA. La denominación señalada se
explica porque, como se verá a continuación, los órganos deben posteriormente evacuar otros informes,
de caracter más definitivo desde el punto de vista del momento procesal en que se efectúan.
RODRIGO G V Z M A N R O M A
045
Asi lo dispone el RSEIA en el artículo 23.2-3.
946
Articulo 29.2-3. LBGMA.
94
Articulo 9o. incisos cuarto y quinto. LBGMA
948
Artículos 16 y 19. LBGMA, y artículos 25.1 y 30.1. RSEIA, según se trate, respectivamente, de
un EIA o de una DIA.
949
Articulo 25.2. RSEIA.
950
Artículo 25 3. RSEIA. en el caso de Estudios, y articulo 30.2. RSEIA, para las Declaraciones
051
Ibid.
L A REGULACIÓN C O N S T I T U C I O N A L o r í . A M B I E N T E E N C H I L E 307
95:
Artículos 16.1 y 19.1. LBGMA. que se refieren, correlativamente, a la situación de un EIA y de
una DIA.
953
Articulo 26.1. para el caso de un EIA, y artículo 31.1. RSEIA, para el caso de una DIA.
954
Articulo 16.2, LBGMA: y articulos 26.2 y 31.2. según se trate de un EIA o de una DIA,
respectivamente. El contenido de los Informes Definitivos, debe decir relación con los mismos aspectos
aludidos a propósito de los Informes Preliminares, con la diferencia que, en el caso de una DIA, expre-
samente ha de señalarse si las aclaraciones, rectificaciones o ampliaciones fueron efectiva y satisfacto-
riamente desarrolladas. (Articulo 31.3. RSEIA).
955
Articulos 27 y 32, RSEIA, conforme sea un ElAo una DIA. Confonne lo disponía el reglamento
vigente en la época del caso Trillium, en ese caso debía elaborarse un Informe Técnico, el cual, como
figura, desapareció y se sustituyó por el Informe Consolidado ya mencionado. Es necesario anotar que el
Informe Consolidado de Evaluación del Estudio o Declaración de Impacto Ambiental, debe también
elaborarse en otras tres hipótesis: a) Cuando, sobre la base de los informes preliminares, el Estudio o
Declaración de Impacto Ambiental adolezca de información relevante o esencial para calificar ambien-
lalmente el provecto v ello no pueda subsanarse mediante la elaboración de un Adenda. Según lo dispo-
ne hoy la LBGMA. en el caso que se verifique dicha hipótesis, ello se debe declarar por el Director
Regional o Ejecutivo del Servicio de Evaluación, conforme proceda, a través medio de resolución fun-
dada que además ponga ténnino al procedimiento, y sólo puede dictarse dentro de los primeros cuarenta
o treinta dias, respectivamente, contados desde la presentación del EIA o de la DIA. siendo dicha reso-
lución susceptible de impugnarse mediante un recurso de reposición (artículos 15 bis y 18 bis, LBGMA);
b) Cuando el Estudio o la Declaración no reciben ningún tipo de observación, o solicitud de aclaración,
rectificación o ampliación, es decir, no es necesaria la facción de Informe Consolidado (artículos 24.1 y
29.4. RSEIA), v c) Si no se presenta la Adenda dentro del plazo fijado para ello (articulos 25, inciso final
y 30. inciso linal. RSEIA).
956
Artículos 26.4 y 31.4. RSEIA.
y
" Una modificación relevante que se contiene en el actual reglamento, y que de una manera
importante va en abono de la transparencia y velocidad del procedimiento, es que las nuevas peticiones
RODRIGO G I / M W R(>M\
C) FASE DE DECISIÓN
Una vez transcurrido el plazo para la visación del informe antes aludido -si se
trata de un EIA- o una vez elaborado el Informe -si es una DIA 959 -, y si el proyecto
fue presentado ante una Comisión de Ev aluación (antes. Comisión Regional del Medio
Ambiente), se debe conv ocar a una sesión de la misma a fin de decidir la calificación
ambiental del proyecto 960 . Adoptada que sea la decisión, se procede a dictar la resolu-
ción de calificación ambiental que ejecuta el respectivo acuerdo 961 .
Si el proyecto hubiere sido presentado ante la Dirección Ejecutiv a del Servicio
de Ev aluación (antes. Dirección Ejecutiva de la Comisión Nacional del Medio Am-
biente). será el Director quien deberá emitir la correspondiente resolución962.
La resolución de calificación ambiental es. entonces, un acto administrativo ter-
minal que se pronuncia sobre la v iabilidad ambiental de un provecto o actividad,
según se desprende de lo dispuesto en los artículos 24963 y 2S964. LBGMA. y el recién
aludido articulo 36. RSEIA. disposiciones que también permiten inferir que la auto-
ridad. al momento de resolver, debe calificar el proyecto teniendo siempre presente
su deber primigenio de tutela y protección del medio ambiente, adoptando todas las
medidas que permitan impedir o minimizar los efectos significativamente adv ersos
del provecto, fundamentalmente, esto último, cuando se trata de un EIA.
D) FASE DE COMUNICACIÓN
E) FASE RECURSIYA
De esta relación fluye que solamente procederá estructurar este último en la me-
dida que el contenido de los primeros así lo justifique, es decir, en tanto y en cuanto
El vinculo que aqui se da ocurre en tanto el último debe contener las conclusiones
que. en base a los informes sectoriales, tanto preliminares como definitivos, digan
relación con cada uno de los aspectos vinculados con el cumplimiento de la normati-
va de carácter ambiental y los antecedentes respecto de la proposición de las medidas
de mitigación, compensación o reparación en consideración a que éstas sean apropia-
das para hacerse cargo de los efectos, caracteristicas o circunstancias establecidos en
el artículo 11. LBGMA. o bien, si es una DIA. los relacionados con la necesidad o no
de que el prov ecto se evalúe bajo la forma de un EIA.
Pero, además, hay un segundo nexo y es el que se encuentra dado por la hipótesis
en la cual, con fundamento en lo que señalen los sectoriales preliminares, procede
elaborarse el Informe Consolidado de Evaluación, ya sea del EIA o de la DIA. si
aquél o ésta adolecen de información relevante y esencial, y no pudiere ello subsanarse
por una Adenda.
Por último, en esta parte conviene establecer un tercer nexo. Este es el que se
produce entre el Informe Consolidado de Evaluación y la decisión de la autoridad
que se plasmará posteriormente en la resolución de calificación ambiental. Conforme
lo indica el actual artículo 34 3. RSEIA. para adoptar la decisión ambiental debe
considerarse, "entre otros antecedentes", el Informe Consolidado de la Evaluación.
Ello levantaba la duda acerca de si ello significaba que el tenor de! Informe, obliga.
in integrum. a la autoridad de llamada a resolver y si podía ésta emitir una decisión
que modifique, o incluso se opusiese a dicho informe. Obviamente, podía decirse
entonces que podía existir disonancia entre uno y otro. pero, en última instancia, la
decisión definitiva debía encontrarse suficientemente fundada, para no adolecer de
arbitrariedad e. incluso, de alguna ilegalidad. Con las modificaciones introducidas
por la lev N° 20.417. dicho escenario en algo ha mutado. De acuerdo con el nuevo
articulo 9 bis. LBGMA. se deberá aprobar o rechazar un proyecto o actividad sólo en
v irtud del Informe Consolidado de Evaluación en lo que dice relación con los aspec-
tos normados en la legislación ambiental vigente; y. además, tiene que contener una
recomendación de aprobación o rechazo acerca del EIA o de la DIA.
De todo lo anteriormente dicho se sigue que hay claras uniones entre las opinio-
nes vertidas en los diversos Informes Sectoriales -preliminares y definitivos-, el
Informe Consolidado y el de Evaluación, que corren, en el procedimiento, a modo de
RODRIGO G I Z M Á N ROM \
un hilo conductor que los une y que los relaciona, prácticamente, en términos de
necesidad y aparición, nexo que eventualmentc. bajo las condiciones predichas. pue-
de romperse a través de la opinión que finalmente emitirá el órgano competente por
medio de la correspondiente resolución de calificación ambiental 9
SEGUNDA PARTE:
EL. PROYECTO R i o CÓNDOR ( P R C )
I. INTRODUCCIÓN
9 0
Siempre y cuando, se aclara, ese quiebre no esté condicionado por algún factor lega!, en el
sentido que si la opinión emitida por los órganos competentes tiene relación con el incumplimiento de
alguna norma, la Comisión o el Director no podrían ir en contra de tal parecer, a menos que, fundadamente,
estimare que no hay una hipótesis infraccional. La posibilidad de quiebre se reduce, adicionalmente,
porque bajo la nueva LBGMA. el referido Infonne debe contener una recomendación de aprobación o
rechazo. Por su ínteres relacionado con la materia y baio el régimen anterior a la ley N° 20.417, vid.
Oficio Ordinario Departamento Juridico N° 070983/07, Dirección Ejecutiva de la Comisión Nacional
del Medio Ambiente, de fecha 14 de marzo de 2007, "Instructivo para la adecuada fundamentación de
los Informes Sectoriales, de los Acuerdos y de las Resoluciones de Calificación Ambiental adoptados en
el contexto del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental":
9
"' Forestal Trillium Limitada (FTL). a la sazón propietaria del Proyecto Rio Cóndor, era una
subsidiaria de Bayside Limited. Bayside Limited, por su lado, era una empresa que pertenecía en un
60% a Trillium Corporation y en un 40% al Grupo de Inversión Beacon. La operación del proyecto seria
de responsabilidad de FTL. mientras que el fínanciamiento del mismo será responsabilidad de Bayside
Limited. Posteriormente. FTL pasó a denominarse Forestal Savia Limitada.
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEI. AMBIENTE F.N CHILE 313
de una villa donde habitarían los más de 800 trabajadores que se contrataría, y sus
familias9"-.
Desde el punto de vista administrativo, cabe apuntar que el proyecto se presentó
para su evaluación, por primera vez. bajo la forma de un EIA. en el año de 1995. Su
ingreso, evaluación y resolución, pues, se produ jeron bajo el marco jurídico estable-
cido por un instructiv o del año 19939"\
Aun cuando en dicha oportunidad el prov ecto fue aprobado tanto por la Comi-
sión Regional del Medio Ambiente, como por la Dirección Ejecutiva de la Comisión
Nacional del Medio Ambiente (esta última conociendo de un recurso administrativo
de reclamación), estas decisiones fueron impugnadas judicialmente a través de la
interposición de dos acciones de protección: una ante la Corte de Apelaciones de
Punta Arenas, y otra ante la Corte de Apelaciones de Santiago. Aunque ambas fueron
falladas desfavorablmente en primera instancia -y en fechas distintas-, las senten-
cias desestimatorias fueron revocadas en segundo grado por la Corte Suprema y.
como se verá, en un mismo día.
Frente a los reveses experimentados por el prov ecto en esa ocasión, el prov ecto
ingresó al sistema de evaluación de impacto ambiental en el año 1997. pero, esta vez.
bajo el amparo del procedimiento establecido en el RSEIA . cuya vigencia comenzó
ese mismo año.
Como consecuencia de esa segunda evaluación, nuev ámente PRC fue calificado
favorablemente desde un punto de vista ambiental, tanto por la Comisión Regional
del Medio Ambiente, como por la Dirección Ejecutiv a. Las resoluciones administra-
tivas respectivas también fueron objeto de controversias jurisdiccionales, dando ori-
gen a la interposición de cuatro acciones constitucionales de protección (aunque las
últimas tres fueron acumuladas en una sola causa).
973
Para mayores antecedentes relativos al proyecto, vid. Revista Ambiente y Desarrollo, Centro
de Planificación del Medio Ambiente, vol. X N° 4 diciembre-1994: vol. XII N° 4 diciembre-1996: vol.
XD N° 1 marzo-1997 y vol. XIV N" 1 marzo-1998.
9 3
" Me refiero al Instructivo Presidencial N° 888, de 30 de septiembre de 1993. que Imparte Instruc-
ciones sobre Pautas para la Evaluación de Impacto Ambiental de Proyectos de Inversión. En este acto
administrativo se establecía nada menos que un procedimiento de evaluación de impacto ambiental, y
cuyo fin fue en definitiva adelantar el análisis ambiental de provectos que no podían aguardar a la
conclusión de la tramitación de la actual LBGMA. Por eso es que según el referido acto se buscaba
"preparar v organizar al sector público para la evaluación ambiental de los actuales proyectos en la
perspectiva de lo que se propone en la iniciativa de ley pendiente en la H. Cámara de Diputados" (N° 3).
y cuya vigencia se mantendría "hasta la fecha de promulgación de la Ley sobre Bases del Medio Am-
biente y su reglamento" (N° 4. b)). No consagró un sistema obligatorio de evaluación, sino meramente
voluntario, lo que se mantendría hasta la plena entrada en vigencia del RSEIA. es decir, marzo de
1997 Respecto de la jurisprudencia administrativa emanada de la Contraloría General de la República,
con relación a los provectos cuya ejecución comenzó antes de la entrada en vigencia del RSEIA. vid.
B A S C U Ñ A N M U Ñ O Z . Jurisprudencia de la Contraloría General de la República relativa al Sistema de
Evaluación de Impacto Ambiental: 1997-2000 Comisión Nacional del Medio Ambiente - Facultad de
IX-recho de la Universidad de Chile. 2001. pp. 111-128.
314 R O D R I G O G U Z M \N ROSI N
El resultado fiie totalmente distinto a la vez anterior, va que si bien las decisiones de
primera instancia se mantuvieron en un sentido negativo, la Corte Suprema las confir-
mó. despejando definitivamente el camino al prov ecto para su ejecución definitiva.
A modo de resumen, entonces, se puede decir que PRC dio origen a los siguientes
actos administrativ os, causas judiciales y decisiones jurisdiccionales:
a) Resolución de calificación ambiental exenta N° 002 de 22 de abril de 1996.
dictada por la Comisión Regional del Medio Ambiente de la Región de Magallanes y
Antartica Chilena. Dicha resolución calificó favorablemente PRC. La expedición de
este acto dio origen a la causa caratulada Girardi L.. Guido y otros con Comisión Re-
gional de! Medio Ambiente Duodécima Región. Rol N° 47-96. Corte de Apelaciones de
Punta Arenas, decidida por sentencia de fecha 8 de julio de 1996 (rechazando la acción
de protección) Resuelta en apelación por la Corte Suprema. Rol N° 2732-96. con fecha
19 de marzo de 1997 (revocando fallo de primer grado y acogiendo la acción)974 :
b) Resolución exenta N" 005 de 20 de agosto de 1996. de la Dirección Ejecutiva
de la Comisión Nacional del Medio Ambiente, que se pronunció sobre recurso de
reclamación interpuesto en contra de la resolución de calificación ambiental exenta
N'1 002 de 22 de abril de 1996. dictada a su v ez por la Comisión Regional del Medio
Ambiente de la Región de Magallanes y Antártica Chilena. La impugnación de esta
resolución dio origen a la causa Horvath Kiss. Antonio y otros con Comisión Nacio-
nal del Medio Ambiente. Rol N° 3188-96. Corte de Apelaciones de Santiago, decidi-
da por sentencia de fecha 10 de diciembre de 1996 (rechazando la acción de
protección). Resuelta en apelación por la Corte Suprema. Rol N° 4658-96. con fecha
19 de marzo de 1997 (revocando el fallo de primer grado y acogiendo la acción)975:
c) Resolución de calificación ambiental exenta N° 03 de 11 de febrero de 1998.
de la Comisión Regional del Medio Ambiente de la Región de Magallanes y Antártica
Chilena. Su impugnación dio origen a la causa Girardi L., Guido y otros con Comi-
sión Regional del Medio Ambiente Duodécima Región, Rol N° 46-98. Corte de Ape-
laciones de Punta Arenas, decidida por sentencia de fecha 1 de agosto de 1998
(rechazando la acción de protección). Resuelta en apelación por la Corte Suprema,
con fecha 21 de septiembre de 1998. Rol N° 2684-98 (confirmando la sentencia de
primer grado) 9 6 ;
d) Resolución exenta N° 034. de 5 de junio de 1998. de la Dirección Ejecutiv a de
la Comisión Nacional del Medio Ambiente, que rechazó el recurso de reclamación
9 4
Dado que la denominación del expediente es idéntica a la del caso señalado en la letra c), se ha
individualizado en secciones anteriores a este trabajo a la primera causa como Girardi 1, y a la siguiente,
Girardi 2. y asi se seguirá en esta parte.
9 5
Tal como se ha hecho en partes anteriores a esta, en adelante se le citará como Horvath.
9 6
Respecto de este caso debe precisarse que originalmente fue en primer grado fallada por SCAPA
de 11.05.1998. rechazando la acción por estimarse deducida de modo extemporáneo (Consids. 12-16)
Sin embargo, apelada esa resolución, por SCS de 13.07.1998 (Consids. 5-7). la Corte Suprema la revo-
co. ordenando en consecuencia que la Corte de Apelaciones se pronunciara sobre el fondo del asunto
planteado.
315
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEI. AMBIENTE F.N CHILE
ip
~ En razón de tal acumulación procesal, al igual que en partes anteriores, en adelante me referiré
a esos casos bajo la denominación única de Dougnac.
3 4 0 RODRIGO G U / M A N ROSI A
9 8
" A modo de ejemplo, puede señalarse que PCV fue objeto de dos acciones de protección, sobre
las que se abundará mas adelante. "Gas Andes", aunque no alcanzaron a dictarse sentencias definitivas,
lo fue de a lo menos cuatro acciones de protección interpuestos por la I. Municipalidad de Pirque. En
"Central Pangue" hubo, por lo bajo, dos de esas acciones, presentadas tanto en Santiago como en Con-
cepción. La primera de ellas fue rechazada tanto en pninera (SCAS. 27.01.1993), como en segunda
instancia (SCS. 03.11.1993). mientras que la segunda fue acogida (SCAC, 22.06.1993), pero revocada
en alzada (SCS. 05.08.1993). En "Central Raleo", hubo diversas acciones de protección, y fue objeto de
una demanda civil, en juicio ordinario, de nulidad de derecho público, que obtuvo fallo en primera
instancia favorable a los demandantes en tanto se declaró nula la resolución de calificación ambiental
correspondiente.
9 9
PCV. de Celulosa Arauco-Constitución S.A. (CELCO), ingresado al sistema de evaluación de
impacto ambiental voluntario el 06.10.1995 y resuelto por la Comisión Regional del Medio Ambiente
de la Región de Los Lagos con fecha 30.05.1996, consistía en el diseño, construcción y operación de
una planta industrial para la producción de 500 a 550 mil toneladas anuales de celulosa Kraft blanquea-
da de pino radiata y eucaliptus. Se ubicaría aproximadamente a 6 km. al sureste de la localidad de San
José de la Mariquina y a unos 300 metros de la ribera sur del río Cruces en la Provincia de Valdivia.
Décima Región. La inversión proyectada era del orden de US$ 1.000 millones. En la construcción del
provecto se esperaba dar empleo a un promedio de 3.500 personas y su posterior operación implica la
generación de 350 nuevos puestos de trabajo directo y cerca de otros 3.500 de trabajo indirecto. (Fuente:
Extracto publicado en el Diario Oficial con fecha 20.10.1995 y extracto publicado en el Diario Oficial
con fecha 09.08.1997). Su segunda presentación se hizo con fecha 01.08.1997. y fue decidido por la
Comisión Regional del Medio Ambiente el 30.10.1999.
° so Motivada por la dictación de la resolución de calificación ambiental exenta N° 279/99 de fecha
30.10 1999. de la Comisión Regional del Medio Ambiente de la Región de Los Lagos, acto administra-
tivo impulsado, al mismo tiempo, por la segunda presentación de un Estudio de Impacto Ambiental
L A R E G U L A C I Ó N CONSTITUCIONAL D E I . A M B I E N T E F . N C H I L E 317
Lo recién expuesto es mucho más que una anécdota en el iter judicial de ambos
provectos. Aunque se trataba de actividades de diversa entidad, pero del mismo rubro
forestal, sitos en diferentes Regiones y. por ende, con actores sociales y politicos
variados y ev aluadas ambientalmente por distintas Comisiones Regionales, coinci-
dieron en sede juridiccional desde el punto de vista de algunos de los derechos cuya
conculcación se estimó cierta por los recurrentes 982 , como también desde la perspec-
tiva de las arbitrariedades esgrimidas por aquellos y que se imputaban a la autoridad
administrativa.
Por otra parte, lo que se alegó la primera vez en Stutzin. fue lo mismo, básicamen-
te. que lo que se adujo tanto en Girardi 1 como en Horvath. desde el punto de vista de
la arbitrariedad que a la administración del Estado se le reprochaba: En suma, que la
resolución de calificación ambiental era jurídicamente caprichosa, puesto que tanto
los Informes Sectoriales, como el Informe Técnico Final emanados del Comité Téc-
nico983. no daban cuenta de un prov ecto ambientalmente viable, y a pesar de lo cual la
Comisión Regional del Medio Ambiente había calificado favorablemente tales acti-
vidades98''.
Las similitudes anotadas no son. pues, menores. De ahí también que. aun cuando
el resultado procesal final fue diferente para uno y otro caso, el análisis efectuado
fundamentalmente por la Corte Suprema presentó ciertos rasgos uniformes, incluso a
nivel de integración de las Salas que resolvieron en ese grado. Ello se evidencia, en
términos objetivos, en que tanto en PRC98" como en PCV 988 . la Corte se presentó, a la
hora de fallar, de forma div idida y en el mismo margen 989 . Igualmente, la integración
de la Sala fue prácticamente idéntica990.
a) El análisis de la arbitrariedad
Desde la perspectiv a de las decisiones adoptadas en estos prov ectos por los tribu-
nales. es pertinente indicar que en ninguna de las resoluciones judiciales de primer
grado referidas a estos provectos se creyó que hubiera indicio de arbitrariedad. En
Stutzin. por cuanto la resolución de calificación ambiental recogía íntegramente las
inquietudes planteadas por el Comité Técnico, estableciendo condiciones al efec-
to991. y. en Girardi 1 y Hotvath. pues, además de lo anterior, el Informe Técnico Final
emanado del Comité Técnico no generaba una vinculación obligatoria para la Comi-
sión Regional del Medio Ambiente 992 .
La Corte Suprema, sin embargo, no tuvo un comportamiento similar en alzada:
ello, por cuanto en Stutzin. el voto de mayoría del máximo tribunal confirmó la inexis-
tencia de arbitrariedad por las mismas razones aducidas en primera instancia993: y. al
contrario, el voto de mayoría de la Corte en Girardi 1 y Horvath. consideró que sí se
encontraba configurada, al no tomarse en cuenta los sendos Informes Sectoriales y
Técnico Final que resultaban abiertamente desfavorables al prov ecto99'1, argumentos
que coincidieron plenamente con el voto de minoría sostenido en Stutzin
En Stutzin, Girardi 1 y Horvath. casos asociados a los prov ectos que se v ienen
analizando, en primera instancia se falló que el proceder de la recurrida en la evalua-
ción de impacto ambiental, no era ilegal, puesto que. por una parte, se había seguido
plenamente lo estipulado en el Instructivo Presidencial N° 888 de 1993 y. por otra, la
991
SCAV, 11.02.1997 (Consids. 16-19).
992
SCAPA. 08.07.1996 (Consids. 23- 26); y SCAS, 10.12.1996 (Consid. 6), respectivamente.
993
SCS, 23.09.1997 (Consid. 4).
994
SCS. 19.03.1997 (apelación, Girardi 1, voto de mayoría, Consids. 9-11); y SCS, 19.03.1997
(apelación. Horvath, voto de mayoría, Consids. 10-12). Habria que agregar que el voto de minoría en
estos dos casos estimó que no había sesgo alguno de capricho e irrazonabilidad de la recurrida, pues la
decisión impugnada se adoptó luego de un lato procedimiento de evaluación de impacto ambiental,
acompañado de numerosos antecedentes (Consid. 5, en ambos casos).
995
SCS, 23.09.1997 (Voto de minoría, Consids. 9-11).
996
En cuanto a la ilegalidad, se dio un leve matiz entre lo que se esgrimió en uno y otro litigio:
En Stutzin se señalaba por los recurrentes que esta especie de antijuridicidad se daba por no cumplir ni
con el Instructivo N" 888 de 1993, ni con la LBGMA. especialmente en lo referido al contenido del
Estudio de Impacto Ambiental correspondiente. En Girardi 1 y Horvath. en cambio, se adujo la vulne-
ración de lo dispuesto en la LBGMA, que no se encontraba vigente en lo referente al Sistema de Evalua-
ción de Impacto Ambiental, y la aplicación del Instructivo N° 888 de 1993 no era jurídicamente procedente,
en razón de la naturaleza jurídica de dicho instrumento.
RODRIGO G I Z M \ \ ROM \
Comisión Regional del Medio Ambiente detentaba sendas facultades para condicio-
nar ambicntalmentc los provectos sujetos a ponderación99".
La Corte Suprema, en cambio, estimó en todos los casos que si existía un repro-
che de ilegalidad, sostenida básicamente en la circunstancia de no encontrarse vigen-
te el RSEIA al que se remitía el artículo Io transitorio de la LBGMA 998 .
Lo notable aquí es que hubo una doble coincidencia: la primera fue que ambas
sentencias de alzada, en mayoría, disintiendo de lo dictaminado en primer grado,
estimaron el proceder de la recurrida como ilegal. La segunda consistió en que tam-
bién los votos de minoría contenidos en tales fallos de la Corte, estimaron como
susceptible de esc reproche a la autoridad ambiental. Sin embargo, la suerte en alzada
para cada provecto, fue diversa.
Se ha señalado ya que hubo una coincidencia con respecto a los derechos que
estimaron los actores conculcados en uno y otro provecto. Especificamente. en
Girardi I y Horvath. las acciones de protección en análisis, sumadas, estimaron
como agrav iadas las del artículo 19 N°s. 2. 8. 21 y 24 CP999 -aunque desglosadas de
diferente forma- mientras que en Stutzin lo fueron las de los N°s. 8 y 24 de dicho
precepto 1000 .
99
" SCAPA. 08.07 1996. (Consid. 19-21): SCAS. 10.12.1996. (Consids. 7-9): y SCAV. 11.02.1997.
(Consids. 13-14). respectivamente.
998
SCS. 23.09.1997 (apelación Stutzin. voto de mayoría, Consids. 2-3 v voto de minoría, Consids.
1-7): SCS. 19.03 1997 (apelación Horvath. voto de mayoría. Consid. 1-8 y voto de minoría, Consid. 1-
4); y SCS. 19.03.1997 (apelación del caso Girardi ¡, voto de mayoría, Consids. 6-7 y voto de minoría.
Consids. 1-4). La nonna citada establece: "'El sistema de evaluación de impacto ambiental que regula el
Párrafo 2° del Titulo II de esta lev. entrará en vigencia una vez publicado en el Diario Oficial el regla-
mento a que se refiere el articulo 13"
999
Los derechos que se reconocen en tales numerandos, son los siguientes: a) En el N° 2, la igual-
dad ante la lev: señalándose además que en Chile no hay persona ni grupo privilegiados, ni esclavos. Se
agrega que ni la lev ni autoridad alguna pueden establecer diferencias arbitrarias; b) En el N° 8. el
derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación, agregándose el deber del Estado de velar
para que este derecho no sea afectado y de tutelar la preservación de la naturaleza. En el inciso 2o se
establece la posibilidad de que la ley establezca restricciones especiiicas al ejercicio de determinados
derechos y libertades para proteger el medio ambiente: c) En el inciso Io del N" 21 se reconoce el
derecho a desarrollar cualquiera actividad económica que no sea contraria a la moral, al orden público o
a la seguridad nacional, respetando las normas legales que la regulen: y d) En el N" 24, se establece el
derecho de propiedad en sus diversas especies, sobre toda clase de bienes corporales e incorporales. El
inciso 2° señala que sólo la lev puede establecer el modo de adquirir la propiedad, de usar, gozar y
disponer de ella y las limitaciones y obligaciones que deriven de su función social. Se añade que ésta
comprende cuanto exijan los intereses generales de la Nación, la seguridad nacional, la utilidad y la
salubridad públicas y la conservación del patrimonio ambiental.
1000
En Girardi 2 y en Dougnac. se alegaron las de los números 1. 8 y 24 del artículo 19 CP.
LA REGULACIÓN C O N S T I T U C I O N A L DEI. A M B I E N T E F.N C H I L E 345
En este último enfoque interesa destacar el razonamiento que los tribunales hi-
cieron con respecto a tales potenciales agravios, y básicamente efectuando una com-
paración entre las decisiones de minoría1001 de la Corte Suprema relacionadas con
PRC y la de la Corte de Apelaciones de Valdivia, en primer lugar con relación al
N" 24 del artículo 19 CP.
En Girardi 1 y Horvath. el voto en cuestión estimó no conculcado el derecho de
propiedad1002, señalando "que la resolución recurrida se refiere a bienes sobre los
cuales los recurrentes no pretenden tener derecho real ni tampoco un derecho subje-
tivo para exigir de otro alguna prestación a su respecto"1003. Aquí la Corte se hizo
cargo de la alegación referida a la especie de propiedad incorporal que los postulantes
tendrían sobre el patrimonio ambiental, eventualinente consagrada en la CP. En Stutzin.
la sentencia de primer grado fue más explícita, indicando que la idea de un tipo de
propiedad como la pretendida -nuevamente el patrimonio ambiental- no era aceptable.
IOOI p u e s t 0 Q U E e ] voto mayoritario no se ocupó de abordar mayormente el tema, y por cuanto dicho
derecho no fue objeto de análisis alguno por parte de la Corte de Apelaciones de Punta Arenas ni de la
Corte de Apelaciones de Santiago.
íoo: jyje apresuro a destacar que en Girardi 1, no fue aducida por los actores la vulneración del
derecho de propiedad. La causa por la cual la Corte se pronunció sobre el particular, parece encontrarse
en que como se trata de sentencias muy similares, hubo una confusión por parte de quien tuvo a su cargo
la redacción del fallo. Por otra parte, tanto en Girardi 2 como en Dougnac, aunque fue aducido este
derecho, ninguna de las sentencias de primer y segundo grado se pronunciaron expresamente sobre el
punto.
1003
SCS. 19.03.1997 (apelación, Girardi I, voto de minoría, Consid. 10); SCS, 19.03.1997 (apela-
ción Horvath, voto de minoría. Consid. 10). Énfasis añadido.
Í0W
SCAV. 11.02.1997. Stutzin (Consid. 20. Énfasis añadido). La Excma. Corte Suprema nada
expresó sobre este particular.
1005
A la luz de lo insinuado en Callejas Molina, Homero y otros contra Compañía Minera del
Pacifico S.A (SCACOP. 22.06.1992, Consid. 24. confirmada por SCS, 06.08.1992. RDJ, t. LXXXDÍ.
2.5 ). en donde se señaló que el medio ambiente era de "patrimonio de todos", se podría decir que lo
expresado en las otras causas viene a constituir una excepción. Sin embargo, creo que no, entre otras
razones, por cuanto en Callejas A ¡olina no se estimó conculcado el derecho del N° 24 del artículo 19 CP.
lo que ademas se evidencia en el Consid. 48 de dicho fallo.
322 RODRIGO ( ¡ r z M , \ N Rosi.\
1006
En Gimnii 2 y Dougnac, la Corte Suprema no se pronunció a este respecto.
,0
°" Esta norma se refiere a la procedencia de la acción de protección en materia ambiental. A la
letra, expresa: " Procederá, también, el recurso de protección en el caso del N° 8 del artículo 19. cuando
el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación sea afectado por un acto arbitrario e
ilegal imputable a una autoridad o persona determinada".
1008
lid SCS. 23.09.1997 (voto de minoría. Consid. 12): Girardi I, SCS. 19.03 1997 (voto de
mayoría. Consid. 12 y voto de minoría. Consids. 8-11): y Horvath. SCS. 19.03 1997 (voto de mayoría.
Consid 13 v voto de minoría. Consids. 8-11).
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEI. A M B I E N T E F.N C H I L E 347
1009
Me refiero a Gimrdi 1 y Horvath.
1010 Aludo aquí a Girardi 2 y Dougnac.
1011
Aunque los últimos tres fueron acumulados en uno solo, según se explicó.
1012
Para los efectos de la denominación temporal de los recursos, he tomado en cuenta la data del
fallo de la respectiva Corte de Apelaciones.
1015
A pesar que, en definitiva, el proyecto alcanzó a ejecutarse sólo en una mínima parte.
4 RODRIGO G U / M A N ROSI A
1014
Ello, según el siguiente detalle: a) En la pnmera acción de protección comparecieron Guido
Girardi L.: Alejandro Navarro B.: Marcelo Castillo S.; Lidia Amarales O.: y el Movimiento Pro-Defensa
del Medio Ambiente (Girardi 1. SCAPA. 08.07.1996): b) En la segunda participaron Antonio Horvath
K.: Guido Girardi L.: Arturo Longton G: y Alejandro Navarro B.(Horvath, SCAS, 10.12.1996); c) En la
tercera acción lo hicieron Guido Girardi L.: Arturo Longton G.; y Alejandro Navarro B. (Girardi 2,
SCAPA. 01.08.1998); d) En la cuarta ocasión, fue Femando Dougnac Rodríguez y Fundación Greenpace
Pacífico Sur (Dougnac. Femando y otivs con Director Ejecutivo Comisión Nacional del Medio Am-
biente. SCAS. 18.08.2000): e) En la quinta, entre otros. Defensores del Bosque Chileno, Red Nacional
de Acción Ecológica. Instituto de Ecología Política (Defensores del Bosque Chileno y otros con Direc-
tor Ejecutivo Comisión Nacional del Medio Ambiente. SCAS, 18.08.2000); y 0 En la sexta acción de
protección. Defensores del Bosque Chileno (Defensores del Bosque Chileno con Director Ejecutivo
Comisión Nacional del Medio .Ambiente, SCAS, 18.08.2000). Recuérdese que las últimas dos se acu-
mularon a la indicada en la letra d) precedente.
1015
Los parlamentarios indicados pertenecían, a la sazón, a la Comisión de Medio Ambiente y de
Recursos Naturales de la H. Cámara de Diputados, salvo el Sr. Horvath, que la integraba en la H.
Camara de Senadores, siendo, además, este último, representante de parte de la Región en donde se
ejecutaría el provecto.
L A REGULACIÓN C O N S T I T U C I O N A L D E I . A M B I E N T E F . N C H I L E 325
E) LA CONCENTRACIÓN' DE DECISIONES
10,6
Dougnac. que, en el fondo, reflejaba tres acciones que se acumularon, según ya se expresara.
lor
Motivada a su vez, según se señaló, por la impugnación de la decisión de la Dirección Ejecu-
tiva de la Comisión Nacional del Medio Ambiente.
1018
Nacida por la dictación de la resolución de calificación ambiental emanada de la Comisión
Regional del Medio Ambiente de la Región de Magallanes y Antártica Chilena.
1019
/. Municipalidad de Coronel con Empresa Negocios Foivstales S.A. v otra. (SCAC, 05.11.19%.
Confinnada por SCS. 19.03 1997)
1020
Un verdadero y particular "dia del ambiente" para la Corte.
10:1
Bajo esta perspectiva, en I. Municipalidad de Corone!, la Corte Suprema también mantuvo lo
que sostendría después en Stutzin
326 RODRIGO G I Y \ I \ N ROSI.K
No es menos relev ante tener en cuenta que cuando la Corte Suprema acogió las
acciones constitucionales, ordenó, como medidas de protección, dejar sin efecto las
resoluciones dictadas por la Comisión Nacional del Medio Ambiente y por la Comi-
sión Regional del Medio Ambiente, para cada caso. Y fue en virtud de dichas medi-
das. que el proyecto tuvo que someterse nuevamente a un procedimiento de evaluación,
esta vez. si. bajo la plena vigencia y amparo del Sistema de Evaluación de Impacto
Ambiental fijado en la LBGMA y desarrollado en el RSEIA 1 0 -.
10
~ No ha sido poco frecuente que en los fallos sobre acciones de protección enderezadas en contra
de actos administrativos se haya determinado que en dicha acción no se puede pedir ni obtener la decla-
ración de nulidad de derecho público En vez de adoptar tal figura, los tribunales -como aquí ocurríó-
han optado por dejar sin efecto los actos administrativos. Sin embargo, no es fácil establecer una real
diferencia entre declarar la nulidad de un acto y dejarlo sin efecto.
lo:í
Esto se desglosa del modo siguiente: a) En Girardi 1, los N°s. 2 y 8: b) En Horvath. los
derechos de los N°s. 2. 8.21 y 24: c) En Girardi 2, N°s. 1. 8 y 24: y d) En Dotignac, los mismos que en
el último, es decir. N°s. 1. 8 y 24 del articulo 19 CP.
,0 4
- La diferencia no es menor, pues, creo, resultó vital para la suerte definitiva del proyecto, por
cuanto siempre la Corte Suprema señaló que existia ilegalidad manifiesta al haberse evaluado PRC sin
el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental vigente. Bastó ingresar nuevamente el proyecto, esta
v ez bajo el alero del RSEIA. para que la Corte, haciendo mención explícita de esta circunstancia, des-
echara toda posible ilegalidad.
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEI. A M B I E N T E F.N CHILE 327
Una razón adicional que podría explicar este cambio de derechos esgrimidos, se
encontraría en las particularidades de cada evaluación de impacto ambiental: en la
primera que se hizo (que generó dos acciones de protección y que fueron ganadas por
los recurrentes), la Comisión Regional del Medio Ambiente llegó a decidir teniendo
como antecedentes un Informe Técnico Final bastante desfavorable al prov ecto. Por
el contrarío, en el segundo procedimiento la Comisión Regional del Medio Ambiente
se encontró en la instancia resolutiva con informes claramente más positiv os en rela-
ción con el provecto, lo cual permitía reforzar el razonamiento construido por la
Comisión para calificar favorablemente la actividad en cuestión.
10 5
- SCAPA. 08.07.1996 (Consids. 1. 3 y 6).
1026
Tal naturaleza se representaría por ser un derecho subjetivo y colectivo público.
lor
SCAS. 10.12.1996 (Consid. 1).
32X RODRIC.O C U Z M A N ROSEN
,0 8
- SCAPA. 01.08 1998 (Consid. 2).
10 9
- Se relena con ello a los dos fallos de la Corte Suprema de 19.03.1997 (Girardi 1 y Horvath).
que habían sido favorables a los opositores al proyecto.
1030
SCAS. 18.08.2000 (Consids. 1. 3 y 5).
L A REGULACIÓN CONSTITUCIONAL o r í . A M B I E N T E E N C H I L E 329
1031
SCAPA. 08.07.1996 (Consids. 1. 3 y 6)
1032
El artículo 6o dispone: "Los órganos del Estado deben someter su acción a la Constitución y a
las nonnas dictadas conforme a ella, y garantizar el orden institucional de la República
Los preceptos de esta Constitución obligan tanto a los titulares o integrantes de dichos órganos
como a toda persona, institución o grupo.
La infracción de esta norma generará las responsabilidades y sanciones que determine la ley".
Por su parte el articulo T señala: "Los órganos del Estado actúan válidamente previa investidura
regular de sus integrantes, dentro de su competencia y en la forma que prescriba la ley.
Ninguna magistratura, ninguna persona ni grupo de personas pueden atribuirse, ni aun a pretexto
de circunstancias extraordinarias, otra autoridad o derechos que los que expresamente se les hayan
conferido en virtud de la Constitución o las leyes.
Todo acto en contravención a este artículo es nulo y originará las responsabilidades y sanciones que
la ley señale".
1033
Esto es. de velar para que ese derecho no sea afectado y tutelar la preservación de la naturaleza.
1034
SCAS. 10.12.1996 (Consid. 1).
1035
El articulo 8° establecía: "Los provectos o actividades señalados en el artículo 10 sólo podrán
ejecutarse o modificarse previa evaluación de su impacto ambiental, de acuerdo a lo establecido en la
presente ley
Todos los pennisos o pronunciamientos de carácter ambiental, que de acuerdo con la legislación
viaente deban o puedan emitir los organismos del Estado respecto de provectos o actividades sometidos
330 R O D R I G O G I Y \ I \ N ROSI.K
1035
Continuación nota
al sistema de evaluación, serán otorgados a travos de dicho sistema, de acuerdo a las nonnas de este
párrafo y su reglamento.
Corresponderá a la Comisión Regional o Nacional del Medio Ambiente, en su caso, la administra-
ción del sistema de evaluación de impacto ambiental, asi como la coordinación de los organismos del
Estado involucrados en el mismo, para los efectos de obtener los permisos o pronunciamientos a que se
refiere el inciso precedente".
1036
SCAPA. 01.08.1998 (Consids. 3. 4 y 5)
lor
De acuerdo con el articulo 12. letra b) de la época, los EIA deben considerar en su análisis y
contenido la linea de base respectiv a.
1038
La letra f) del articulo 12 es del siguiente tenor: "Los contenidos minimos detallados para la
elaboración de los Estudios de Impacto Ambiental considerarán las siguientes materias: f) La linea de
base, que deberá describir el área de influencia del proyecto o actividad, a objeto de evaluar posterior-
mente los impactos que. pudieren generarse o presentarse sobre los elementos del medio ambiente
El área de influencia del proyecto o actividad se definirá y justificará, para cada elemento afectado
del medio ambiente, tomando en consideración los impactos ambientales potenciales sobre ellos.
Deberá describirse aquellos elementos del medio ambiente que se encuentren en el área de influen-
cia del proyecto o actividad, y que dan ongen a la necesidad de presentar un Estudio de Impacto Am-
biental. en consideración a los efectos, características o circunstancias a que se refiere el artículo 11 de
la ley. sin peijuicio de lo señalado en el artículo siguiente.
Se caracterizará el estado de los elementos del medio ambiente identificados según lo señalado en
el inciso anterior, considerando los atributos relevantes del área de influencia, su situación actual y, si es
procedente, su posible evolución sm considerar la ejecución o modificación del proyecto o actividad.
Esta descripción considerará, cuando corresponda, los siguientes contenidos:
f. 1. El medio físico, que incluirá, entre otros, la caracterización y análisis del clima, la geología, la
geomorfología. la hidrogeologia. la oceanografía. la limnología, la hidrología y la edafología.
Asimismo, considerará niveles de ruido, presencia y niveles de vibraciones y luminosidad, de cam-
pos electromagnéticos y de radiación, calidad del aire v de los recursos hídricos.
f.2. El medio biótico. que incluirá una descripción v análisis de la biota. pormenorizando, entre
otros, la identificación, ubicación, distribución, diversidad y abundancia de las especies de flora y fauna
L A REGULACIÓN C O N S T I T U C I O N A L D E I . A M B I E N T E F . N C H I L E 3 5 5
A ) ANTIJURIDICIDAD
a) Arbitrariedad
1040
Aunque debe destacarse que en los fallos emanados de la Ilustre Corte de Apelaciones de Punta
Arenas hubo siempre una prevención formulada por el Ministro Sr. Faúndez en el sentido que "los
recurrentes carecen de legitimación tutelar activa para impetrar la acción que deducen, pues es un requi-
sito básico para que la acción prospere que quien o para quien se pide protección sea un sujeto especi-
fico afectado en el ejercicio legitimo de su derecho, pues no se trata de una acción popular que pueda
intentarse por cualquier persona en el solo interés de la comunidad, o meramente objetiva a favor del
ordenamiento juridico. como ocurre con los recurrentes de autos: el imperio del derecho que hay que
restituir, en los términos del articulo 20 de la Constitución, es el que sufre en su derecho el afectado con
el agravio, mediante un interés personal, concreto, actualmente comprometido".
1041
Girardi 1 y Horvath.
1042
Girardi 2 y Dougnac.
1043
Girardi 1. SCAPA. 08.07.1996 (Consids. 22-25): Horvath, SCAS, 10.12.1996 (Consid 6,
parte final).
1044
Girardi 1. SCAPA. 08.07.1996 (Consid. 26): Horvath, SCAS, 10.12.1996 (Consid. 6): Girardi
2. SCAPA. 1 08.1998 (Consids. 17-18). En Dougnac. la Corte de Apelaciones de Santiago hizo suya
integramente la sentencia pronunciada por la de Punta Arenas en Girardi 2. y en consecuencia sus
fundamentos fueron los mismos que en dicha causa (SCAS. 18 08.2000. Consids 37-42).
LA REGULACIÓN C O N S T I T U C I O N A L DEI. A M B I E N T E F.N C H I L E 357
b) Ilegalidad
a) Arbitrariedad
!0 lí
' Lo cual se fundaba en lo que entonces disponían los artículos 24, 25 y 64 de la LBGMA. El
artículo 64 expresa que "Corresponderá a los organismos del Estado que. en uso de sus facultades
legales, participan en el sistema de evaluación de impacto ambiental fiscalizar el permanente cumpli-
miento de las normas v condiciones sobre la base de las cuales se aprobó el Estudio o se aceptó la
Declaración de Impacto Ambiental. En caso de incumplimiento, dichas autoridades podrán solicitar a la
Comisión Regional o Nacional del Medio Ambiente, en su caso, la amonestación, la imposición de
multas de hasta quinientas unidades tributarias mensuales e. incluso, la revocación de la aprobación o
aceptación respectiva, sin peijuicio de su derecho a ejercer las acciones civiles o penales que sean
procedentes.
En contra de ¡as resoluciones a que se refiere el inciso anterior, se podrá recurrir, dentro del plazo de
diez dias ante el juez y conforme al procedimiento que señalen los artículos 60 y siguientes, previa
consignación del equivalente al 10% del valor de la multa aplicada, en su caso, sin que esto suspenda el
cumplimiento de la resolución revocatoria, y sin peijuicio del derecho del afectado a solicitar orden de
no innovar ante el mismo juez de la causa".
Gimrdi 1, SCAPA, 08.07.1996 (Consids. ]9-2\): Horvath, SCAS, 10.12.1996(Consids. 7-9):
Girardi 2. SCAPA. 01.08.1998 (Consid 16) Sobre Dougnac, vid. supra. nota 1020.
I04
~ Gira id i 1. SCS. 19.03.1997 (Consids. 9-11); Horvath. SCS. 19.03.1997 (Consids. 10-12).
1048
Gimrdi 1 y Horvath (Consid. 5). En este mismo sentido se expresó también el fallo unánime
expedido en Girardi 2. SCS. 21.09.1998 (Consid. 2). Respecto de Dougnac. recuérdese que la Corte se
3 3 4
RODRIGO G I Y M W RUSIA
b) Ilegalidad
Referente a las dos primeras acciones que resultaron fav orables para quienes las
habian interpuesto, se puede decir que los votos de mayoría y de minoría tuvieron a la
vista, dentro de la configuración de cada uno de ellos, las mismas razones que los
sostenían. Así. para la opinión principal se había configurado un escenario de ilega-
lidad derivado de la aplicación de un procedimiento de evaluación de impacto am-
biental que no se encontraba aun vigente1049.
Asimismo, conforme con el criterio minoritario, también se estaba ante una ile-
galidad. pero, esta vez. basada en que había resultado vulnerado el artículo 1 transito-
rio de la LBGMA. Expresó, además, que el Instructivo N° 888 bajo cuyo alero se
había efectuado la evaluación de impacto ambiental, no era el instrumento jurídico
idóneo para llevar adelante ese proceso, puesto que sólo la ley era la que podía regu-
lar este tipo de materias y procedimientos y su voluntad, como la del reglamento a la
que se encontraba asociada, no podía ser reemplazada por una mera instrucción ad-
ministrativa 1050 .
Sobre el tercer caso, la Corte Suprema, por unanimidad, descartó la ilegalidad en
tanto la autoridad administrativa había decidido dentro de una esfera estrictamente
legal y prev ia ponderación de los elementos de juicio que se le proporcionaron, to-
mando además los resguardos necesarios que establecía la legislación vigente1051.
situación. Por lo tanto, no había referente para establecer una eventual discrimina-
ción arbitraria 1052 .
El único caso en que se esgrimió este derecho, fue en Horvath10*. Lo notable fue
que en el voto de minoría contenido en la sentencia de segundo grado asociada a
Girardi l. hubo un expreso pronunciamiento sobre el particular, en circunstancias
que en la acción de protección no se alegó jamás la vulneración a este derecho 10>l .
3. Derecho de propiedad
105:1
SCAPA. 08.07.1996 (Consid. 30-39). En el mismo sentido se pronunció el voto de minoría de
alzada. (SCS. 19.03.1997. Consid. 8). En Horvath, la sentencia de primer grado descartó la posibilidad
de pronunciarse sobre el punto, toda vez que, a su juicio, no existía ilegalidad ni arbitrariedad y, por
consiguiente, consideró innecesario abordar la acción en esta materia (SCAS, 10.12.1996, Consid. 10).
Por su parte, la Corte Suprema nada dijo sobre el tema.
105J
No obstante lo cual, la sentencia de primer grado descartó pronunciarse sobre ello, pues su
juicio, no existía ilegalidad ni arbitrariedad y. por consiguiente, consideró innecesario abordar la acción
en esta materia (SCAS, 10.12.1996, Consid. 10). Con todo, la Corte Suprema sí se extendió sobre el
punto. En efecto, el voto de minoría estuvo por descartar la afectación sobre este derecho, porque no se
explicaba ni fundamentaba la razón por la cual se estimaba conculcado, limitándose la parte recurrente
a expresar que el acto administrativo atentaría en contra de la actividad económica asociada al bosque
nativo, sin más (SCS, 19.03.1997. Consid. 11).
,05 1
- SCS. 19.03.1997 (Consid. 11).
1055
Horvath. SCS, 19.03.1997 (Consid. 10). Debe precisarse, sin embargo, que, al igual como
sucedió con respecto al articulo 19 Np 2 CP. en Girardi 1 el voto de minoría también se pronunció sobre
el del N° 24. aun cuando no se habia alegado. (SCS. 19.03.1997, Consid. 10). En Girardi 2. ni la Corte
de Apelaciones ni la Corte Suprema se manifestaron en algún sentido sobre esta materia. Y en Dougnac,
la Corte de Apelaciones se limitó, sin más, a decir que no habia agravio sobre el derecho en cuestión
(SCAS. 18.08.2000. Consid. 43) La sentencia de alzada nada dijo explicitamente.
RODRIGO G I / M W ROSI N
los requisitos para ser tal. es decir, cierta, actual y concreta1"56. Bajo el alero de este
argumento la Corte cerró cualquier salida a los recurrentes. En efecto, si bien es
cierto que la resolución de calificación ambiental impugnada no se encontraba aún
ejecutoriada - p o r cuanto se encontraba pendiente la decisión sobre un recurso de
reclamación interpuesto en su contra 10 '"- el tribunal pudo haber entendido que enton-
ces habia una amenaza, una cierta y latente posibilidad de amago sobre el derecho en
cuestión. Pero, en este punto, la Corte la descartó por no cumplir los requisitos de la
amenaza como tal.
En cuanto al hecho juridico de no encontrarse la resolución ejecutoriada, el argu-
mento pareciera ser razonable en el sentido que. existiendo un recurso de reclama-
ción pendiente a su respecto, el acto agrav iante podría mudar en el fondo,
transformándose en uno completamente ajustado a derecho1038.
... los recurrentes tienen derecho, además, a instar por la preservación de la naturaleza y
la conservación del patrimonio ambiental, actividad que obviamente no sólo compete a
las personas que habitan cerca o en el lugar físico mismo en el que estuvieren desarro-
llando la explotación de recursos naturales y. desde ese aspecto, ellos también son afec-
tados por la resolución recurrida.1059
El análisis por separado de estos aspectos se justifica por dos razones. En primer
lugar, porque la Corte de Apelaciones de Punta Arenas, al rechazar la acción de pro-
tección en cada una de las oportunidades en que se interpuso, nunca tuvo a la vista,
como fundamento, la carencia de legitimación de los recurrentes 1063 . Sin embargo, la
Corte Suprema se extendió latamente sobre el punto, constituyendo uno de los prin-
cipales ejes contenidos en dos de los capitales dictámenes vinculados a PRC1064.
1061 Ciimirli 1 (SCS. 19.0? ! 997. Consid. 9). En el mismo sentido se expresó este voto enHoi-vath
(SCS. 19 03 1997. Consid 9).
,06:
En Gimixii 2. la Corte de Apelaciones de Punta Arenas no se pronunció sobre ninguna de las
garantías estimadas como lesionadas, puesto que consideró que no había existido ilegalidad ni arbitra-
riedad de la recurrida. La Corte Suprema hizo otro tanto, restringiendo su análisis a la inexistencia de
ilegalidad y de arbitrariedad, según ya se expuso Es. desde este punto de vista, el fallo más pobre de
todos los dictados en PRC. lo que resulta paradojal si se piensa en las consecuencias del mismo: la
primera aprobación judicial del prov ecto. Finalmente, en Dougnac, como v a se expusiera, la Corte de
Apelaciones basó su decisión en lo que se habia sentenciado tanto en primera como en segunda instan-
cia. en Girardi 2. para descartar la inexistencia de afectación en los derechos alegados (SCAS, 18.08.2000,
Consid 43)
1063 Excepción hecha de la prevención sostenida por el Ministro Sr. Faúndez. I id. supra nota 1040.
1064 Me ref-ier0 a Girardi 1 (SCS. 19.03.1997. Consids 12-13) y a Horvath (SCS, 19.03.1997,
Consids. 13-14) Ello, sin olvidar Stutzin (SCS. 23.09.1997. voto de minoría. Consids. 12-13), que lo
incluyo, aun a pesar de tratarse de un fallo asociado a otro proyecto, por su identidad temporal y
material con los primeros. El punto fue también abordado en Dougnac (SCAS, 18.08.2000, Consid.
21). representando el único asunto vinculado al caso en que tuvo una proyección real lo dictaminado
por la Corte Suprema en las dos primeras acciones de protección. Con mucha distancia en el tiempo, y
sobre un caso totalmente diverso al que ahora se analiza, la Corte de Apelaciones de Punta Arenas, en un
fallo que lúe finalmente revocado en segunda instancia, expresó que determinadas personas jurídicas
tenían legitimación activa porque representaban y defendían intereses difusos o derechos de tercera
generación (SCAPA. 30.04.2004. Consid. 4, Rol Ñ° 20-2004). Lo notable aquí son dos situaciones En
primer lugar, que concurrió a ese voto unánime el Ministro Sr. Faúndez, quien en la época de PRC habia
decidido de una forma radicalmente diferente, conforme se ha visto, al considerar que la acción de
protección no era una de carácter popular. Lo segundo es que si bien la Corte Suprema revocó el
339
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEI. A M B I E N T E F.N C H I L E
La segunda razón viene dada porque es un tema que. además de ser sumamente
relevante, genera, a partir de las decisiones del máximo tribunal, una quiebra en el
criterio que sobre este punto se había sostenido hasta esa fecha tanto por el mismo,
como por las respectivas Cortes de Apelaciones 1065 .
Puesto que el tenor de todas las decisiones que abordaron este punto es funda-
mentalmente idéntico, me limitaré a reproducir lo que en su oportunidad señaló la
Corte Suprema en Girardi 1.
Conforme al dictamen, la legitimación activa de los recurrentes se fundaba en
cuatro aspectos esenciales, según se pasa a exponer a continuación:
Si bien sobre este particular ya me he referido con mayor profundidad 1067 , vale la
pena, sin embargo, reforzar tales ideas con algunos comentarios.
La Corte eleva a la categoría de derechos las posibilidades de instar tanto por la
preservación de la naturaleza, cuanto por la conservación del patrimonio ambiental.
1CcS
Como expresó el voto de mrnoria. "el deber del Estado de velar en general por este derecho y de
tutelar la preservación de la naturaleza puede dar origen, si no se cumple, a otros requerimientos legales,
pero no a esta acción cautelar" (Consid. 9. parte final). Punto que hoy, luego de la reforma constitucio-
nal. podría ser discutible.
1069 Q ue( ja a n-u juicio iuera de toda discusión que en este caso no es susceptible su incumplimiento
impugnarse mediante una acción de protección, no pudiendo circunscribirse dentro de las posibles "omi-
siones". hoy permitidas en virtud de la reforma constitucional.
I0 n
~ Y con un fin muy claro, por lo demás, que según el Mensaje era "darle un contenido concreto
y un desarrollo jurídico adecuado".
L A REGULACIÓN C O N S T I T U C I O N A L D E I . A M B I E N T E F . N C H I L E 341
1071
Que. en lo que interesa, dispone: " Sólo la ley puede establecer el modo de adquirir la propie-
dad. de usar, gozar y disponer de ella y las limitaciones y obligaciones que deriven de su función social.
Ésta comprende cuanto exijan los intereses generales de la Nación, la seguridad nacional, la utilidad y la
salubridad públicas y ¡a conservación del patrimonio ambiental" (inc. 2o). Énfasis añadido
10 :!
"' La norma señala, en esta parte, lo siguiente: "La ley podrá establecer restricciones especificas
al ejercicio de determinados derechos o libertades para proteger el medio ambiente".
10 5
~ Sobre este particular, vid. stipm. Cap. Hl, &HL B).
107 1
' No obstante este excurso, ha de tenerse presente que los recurrentes alegaban como
conculcado el derecho de propiedad a que se refiere el articulo 19 N° 24 CP, no en la perspectiva recién
anotada, sino en cuanto las resoluciones expedidas afectaban su derecho incorporal que supuestamente
RODRIGO G L Y M A N ROSIA
Aqui la Corte no hace nada nuevo, pues es pacifica la doctrina en cuanto conside-
rar como tales derechos a los señalados en el articulo 19 CP. Sin embargo, la debili-
dad argumentativa radica en que nada tiene que ver. desde el punto de vista de su
naturaleza, la circunstancia que la Constitución reconozca este derecho respecto de
"todas las personas". En efecto, aun cuando se le considere como subjetivo público,
ese es un aspecto que no incide directamente en la legitimación activa. De lo señala-
do por el tribunal, lo que si se podría entender correctamente es que el artículo 19
asegura el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación, a todas las
personas, encontrándose, por tanto, en principio10"8, todos los habitantes habilitados
para solicitar su amparo constitucional mediante el ejercicio de la acción de protec-
ción. Pero ello es independiente de su naturaleza público-subjetiva, la que claramen-
te emana del tenor literal del articulo 19.
está destinado a proteger v amparar derechos sociales de carácter colectivo cuyo res-
guardo interesa a Ja comunidad toda, tanto en el plano local como en el nivel nacional,
a todo el país, ello porque se comprometen las bases de la existencia como sociedad y
nación, porque al dañarse o limitarse el medio ambiente v los recursos naturales, se
¡imitan las posibilidades de vida v desarrollo no sólo de las actuales generaciones sino
también de las futuras. En este sentido, su resguardo interesa a la colectividad por afec-
tar a una pluralidad de sujetos que se encuentran en una misma situación de hecho, v
cuya lesión, pese a ser portadora de un gran daño social, no les causa un daño significa-
tivo o apreciable claramente en su esfera individual10'9.
1079
Girardi i (SCS. 19.03.1997, Consid. 13).
1080
En torno al punto, vid. supra, Cap. II, &II, B), 1.
1081
GUTIÉRREZ DE C A B I E D E S señala en este sentido que "hacen referencia a un mismo fenómeno
jurídico, a un mismo tipo de situaciones jurídicas, situaciones que tienen una misma naturaleza y estruc-
tura, y que comportan similares problemas jurídicos y procesales: los intereses supraindividuales'". (Op.
c;7..p. 109).
l08
- Explicando las diferentes posturas. Id., pp. 101-108.
1083
GUTIÉRREZ DE C A B I E D E S concluye que, de este modo, "cuando el grupo de personas se encuen-
tran de forma común y simultánea en una misma situación jurídica con respecto a un bien que todos ellos
disfrutan conjunta y solidariamente y respecto del que experimentan una común necesidad sea determi-
nado o detenninable en su composición, en sus miembros, puede hablarse de interés colectivo. Cuando,
por el contrarío, se trate de una comunidad de sujetos amplia e indeterminada o muy difícilmente deter-
minable puede hablarse de interés difuso" (Op. cit.. p. 109).
3 4 4 RODRIGO G I ; Z M A \ R O S I \
función de que se ' comprometen las bases de la existencia como sociedad y nación,
porque al dañarse o limitarse el medio ambiente y los recursos naturales, se limitan
las posibilidades de vida y desarrollo no sólo de las actuales generaciones sino tam-
bién de las futuras", ni menos, en segundo lugar, porque afecte a "una pluralidad de
sujetos que se encuentran en una misma situación de hecho, y cuya lesión, pese a ser
portadora de un gran daño social, no les causa un daño significativ o o apreciable
claramente en su esfera individual" 1 ""
Si se considera que en este caso interpusieron la acción de protección personas
que no tenían domicilio legal en el lugar de los hechos, ni residencia de facto en el
mismo, y también participaron como actores ciertas organizaciones no gubernativas,
cabe preguntarse si la Corte se estaba refiriendo al interés colectivo o al interés difu-
so: o. en otras palabras si la Corte calificó, para ese caso particular, el derecho a vivir
en un medio ambiente adecuado como interés difuso o como interés colectivo. El
texto de los fallos relacionados con este caso no permite una respuesta clara. Pero,
según como lo pienso, y teniendo siempre en cuenta las confusiones conceptuales en
que se incurrió, entiendo que el máximo tribunal quiso expresar que había un interés
difuso, en general, involucrado en este derecho, que se especificaba, esto es. se con-
vertía en colectivo, cuando se radicaba en un número cierto de individuos, claramen-
te determinable. como acaece cuando, por ejemplo, existe una organización que
permanentemente se ocupa de dicho interés, como ocurre con las entidades no guber-
namentales.
Aquí parece ser que el fallo se refiere más bien al medio ambiente que a la preser-
vación de la naturaleza y al patrimonio ambiental. En efecto, lo primero tiene que ver
con un conjunto de acciones y políticas, mientras que lo segundo, en la Constitución,
se encuentra, según se vio. dentro de la noción de la función ambiental de la propie-
dad. La lógica puesta aquí sería, entonces, la consideración amplia del ambiente,
donde un impacto sobre el mismo afectaría su equilibrio en general, más allá de los
1084
Girardi ¡ (SCS. 19.03.1997. Consid. 13).
1085
Ibid.
L A REGULACIÓN C O N S T I T U C I O N A L o r í . A M B I E N T E E N C H I L E 345
efectos locales, de lo que se seguiría que. perturbado ese balance, todos los habitan-
tes de ese entorno nacional se encontrarían habilitados para interponer la respectiva
acción de protección.
No obstante esta amplitud, parece ser que la Corte la restringe, al aludir a la
necesidad de que los habitantes "sufran una vulneración del derecho al medio am-
biente libre de contaminación". Es decir, no se presumiría, per se. la afectación de
"todos" por un determinado atentado al medio, sino en tanto y en cuanto ello acarree
un agravio al ejercicio legítimo de este derecho1086.
De todo lo expuesto con relación a PRC. es posible fijar las siguientes conclusio-
nes:
a) Básicamente, quienes solicitaron el resguardo jurisdiccional alegaron que se
habían vulnerado los derechos reconocidos por la CP en el artículo 19 N p s. 1. 8 y 24.
En cuanto al primero, se argüyó que representaba el género del cual derivaba el se-
gundo y por lo tanto existía una estrecha vinculación entre ambos. Referente al dere-
cho al ambiente adecuado, se consideraba por los actores que al calificar
favorablemente el proyecto, el Estado no estaba dando satisfacción a las obligacio-
nes fijadas en la norma. Por último, en lo relacionado con el del N° 24. se decía que se
conculcaba el derecho de propiedad que tendrían sobre los bienes que forman parte
del patrimonio ambiental.
b) En lo que interesa, las decisiones de mayoría de la Corte Suprema en los dos
primeros casos que fueron favorables para los recurrentes (Girardi 1 y Horvath)
establecieron que efectivamente el derecho a vivir en un ambiente adecuado se en-
contraba amagado, en razón de que la Comisión Regional del Medio Ambiente no
había dado cumplimiento cabal a las dos obligaciones que el artículo 19 N° 8 CP
asignaba al Estado.
Por el contrario, el voto disidente en tales procesos concluy ó que esos deberes
(velar porque el derecho no sea afectado y tutelar la presen ación de la naturaleza) no
formaban parte del derecho reconocido por la norma, y. en consecuencia, no eran
exigibles a través de la acción constitucional de protección.
c) Finalmente, en materia de legitimación activa, el voto de mayoría de la Corte
Suprema entendió que ésta se encontraba verificada sobre la base de tres ejes: el
objeto de la LBGMA; la naturaleza del derecho a vivir en un ambiente adecuado
(subjetivo y colectivo público) y la concepción particular que asumió acerca de lo
quees y representa el medio ambiente.
1086
Sin embargo, la lectura integra del fallo hace pensar que en el caso PRC, el tribunal presumió
la afectación del derecho, pues en parte alguna se señala de manera clara la forma en que tal lesión se
habría producido.
BIBLIOGRAFÍA
BKRMIDE/ SOTO. Jorge: " Roles del Consejo de Defensa del Estado en la protec-
ción del medio ambiente: acción ambiental y recurso de protección en materia am-
biental". RDUCV. vol. XX. 1999.
— Fundamentos de Derecho Ambiental. Ediciones Univ ersitarias de Valparaiso.
2007.
BERTELSEN REPETTO. Raúl: "Informe en Derecho. Facultades de Conaf y contami-
nación de aguas de un lago ". RCHDUC. vol. 19. N° 3. 1992.
— "Sentencia del Tribunal Constitucional". Informe Constitucional N° 749. de
14.03.1994.
— "El recurso de protección y el derecho a vivir en un ambiente libre de contami-
nación. Examen de quince años de jurisprudencia". RCHDUC. vol. 25 N" 1 (1998).
BETANCOR RODRÍGI"EZ. Andrés: Instituciones de Derecho Ambiental. España. La
Ley. 2001.
BIBLIOTECA DEL CONGRESO NACIONAL DE CHILE. UNIDAD DE APOYO AL PROCESO LEGIS-
LATIVO: "Acción de protección. Legislación comparada". Valparaíso. Chile, noviem-
bre de 2003.
BIRNIE. Patricia y BOYLE. Alan: International Law & The Environment. Oxford
Univcrsity Press. 2002.
BORDALI SALAMANCA. Andrés: "Consideraciones sobre el medio ambiente".
RDUACH. vol. VI. diciembre. 1995.
— "Empresa Forestal Trillium Limitada". RDUACH. vol. VIII. 1997.
— "Constitución económica y medio ambiente". RDUACH, Número Especial.
agosto. 1998.
— "La función social como delimitación interna e inherente del derecho de pro-
piedad y la conservación del patrimonio ambiental". RDUACH. Número Especial.
agosto. 1998.
— "Titularidad y legitimación activa sobre el ambiente en el derecho chileno".
RDUACH, vol. IX. 1998.
— "El proceso de protección". RDUACH. vol. X. Diciembre. 1999.
— "El derecho fundamental a vivir en un medio ambiente adecuado. ¿Qué prote-
ge? ¿A quiénes protege?". GJ N° 232. 1999.
— "El derecho fundamental de acción: un intento de configuración en el orden
constitucional chileno", RDJ. t. XCVII. N° 3.2000.
— Tutela jurisdiccional del medio ambiente, Universidad Austral de Chile, Edi-
torial Fallos del Mes. 2004.
BORGHESI. Domenico: Enciclopedia Giuridica. vol. IV, w.Azione Populare. Torino.
1988.
BÓRQUEZ YI-NGUE. José Manuel: Introducción al Derecho Ambiental Chileno y
Comparado. Editorial Jurídica de Chile. 1993.
BOYLE. Alan: "The role of intemational human rights law in the protection of the
environment". Human rights approaches to environmental protection. Clarendon
Press. Oxford. 1996.
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL DEI. A M B I E N T E F.N CHILE 349
LLGO. Andrea: Enciclopedia del Diritto. vol. IV. x. Azione Populare. Milán. 1959.
Giuffré Editore.
MADARIAGA GUTIERREZ. Ménica: Seguridad Jurídica y Administración Pública en
el Siglo XXL Edit. Jurídica de Chile. 2a Ed.
MADDALENA. Paolo: "Las transformaciones del Derecho a la luz del problema
ambiental: Aspectos generales". Derecho Ambiental, Revista de Derecho Industrial
N° 41. 1992.
MAGARINOS DE MELLO. Mateo: "The general theory of environmental law". Revis-
ta Mexicana de Legislación Ambiental, mayo-agosto. 2000. Año 1.
MARTIN MATEO. Ramón: Tratado de Derecho Ambiental. Vol. I. Trivium. Madrid.
1991.
— Manual de Derecho Ambiental. Thomson-Aranzadi. 2003.
— "Valoración de los daños ambientales". Revista de Derecho Ambiental. Cen-
tro de Derecho Ambiental. Año I, N° 1. diciembre. 2003.
MIGNONE. Claudio: Digesto delle Discipline Pubblicistiche. v. II. v. Azione
Populare, Torino. 1987.
MOHORABUAUAD, Salvador: "El Recurso de Protección". G J N ° 4 4 . febrero. 1984.
— 'Taxonomía de las limitaciones al dominio y derecho de indemnización".
RCHDUC. Vol. 16. 1989.
MONTORO BALLESTEROS. Alberto: "Sobre la revisión critica del derecho subjetivo
desde los supuestos del positivismo lógico". Anales de Derecho, Revista de la Facul-
tad de Derecho de la Universidad de Murcia. N° 4. 1983.
NAVARRO BELTRÁN. Enrique: "Recurso de protección y derecho a vivir en un me-
dio ambiente libre de contaminación (Aspectos relevantes en 10 años de jurispruden-
cia (1981-1991). RCHDUC. Vol. 20. 1993.
NOGUEIRA ALCALÁ. Humberto: "El recurso de protección en Chile". GJ. 1999.
N ° 230.
— "El recurso de protección en el contexto del amparo de los Derechos Funda-
mentales latinoamericano e interamericano", Ius Et Praxis, vol. 13. N° 1. 2007.
pp. 75-134. Universidad de Talca. Chile.
NÚÑEZ VASQUEZ. Juan Cristóbal: Tratado de los recursos jurisdiccionales y admi-
nistrativos. 1994. La Ley Ediciones Jurídicas.
OJEDA MESTRE, Ramón: '"El nuev o derecho ambiental". Revista Mexicana de Le-
gislación Ambiental. Septiembre-diciembre 2000, Año 2, N° 4.
OST, Francois y VAN HOECKE. Mark: "Del contrato a la transmisión. Sobre la res-
ponsabilidad hacia las generaciones futuras". Doxa. N° 22. 1999.
OTERO LATHROP, Miguel: "El recurso de protección: Fines, requisitos y naturaleza
jurídica". RDP. 21/22 (1977).
PAILLÁS PEÑA. Enrique: El recurso de protección ante el derecho comparado.
Edit. Jurídica de Chile. 1990
PALADÍN. Livio: Novissimo Digesto Italiano. v. II. v. Azione Populare. Torino.
1957. 3 a ed.
354
RODRIGO GI /MAN ROSes
PALMA TORRES. Mario Y COBO GARCÍA. Pedro: Medio Ambiente, ley ¿Y" 19.300
Sobre fíavc.v Generales del Medio Ambiente. Edit. Jurídica ConoSur Ltda.. 1997.
PALOMO VLLEZ. Diego 1.: Tutela del medio ambiente: Abandono del paradísima
de la litis indiv idual ". RDUACH. vol. XlV-julio 2003.
PALLARES. Eduardo: Diccionario de Derecho Procesal Civil. Porrúa. México. 1963
PE ARCE. David W. y TURNER. R kerrv Economía de los recursos naturales y del
medio ambiente. Madrid. Celeste Ediciones. 1995.
PI ÑAILILLO ARÉVALO. Daniel: La expropiación ante el derecho civil. Edit. Jurídica
de Chile. 1995.
PERCIVAL. Robertet al: Environmental Regulation. Ixiw. Science and Policv. Third
Edition, Aspen Law and Business. 2000.
PIERRY ARRAU. Pedro: "El recurso de protección v lo contencioso administrativ o
RDUCV. Año XLIV. N° 165. enero-diciembre. 1977.
— "El control de la discrecionalidad administrativa ". RCHDUC. vol. 11. N°s. 2-3.
mav o-d iciemb re. 1984.
— "Conferencia Inaugural. Lo contencioso administrativ o v el recurso de protec-
ción". RDUCV. Año XIV (1991-1992).
PIZZOLO. Calógero: "Las fórmulas sobre amparo en el Derecho Constitucional
Latinoamericano. Primer av anee sobre un estudio y análisis comparativo". Dikaion:
Revista de Actualidad Jurídica. N° 10.2001. pp. 115-143. Universidad de La Sabana.
Colombia.
PNUMA: Training Manual on Internacional Environmental Law. 2006.
PRIEUR. Michel: Droit de l environnement. Dalloz. 2001.
RAJEYIC MOSLER. Enrique Petar: "Limitaciones, reserva legal y contenido esen-
cial de la propiedad privada". RCHDUC. Número Monográfico: Derecho de Propie-
dad. Vol. 23. N° 1. enero-abril. 1996.
RAMÍREZ ARRAYAS. José Antonio. "El sistema constitucional ambiental: Elemen-
tos caracterizadores del caso chileno". Revista de Derecho Público, vol. 65.
RAVANAL FIGARL Conrado: "Una reflexión sobre el rol de las normas de calidad
ambiental en la Lev de Bases del Medio Ambiente y los problemas que plantea para
una gestión ambiental moderna"", en Desarrollo sustentable: Gobernanza y derecho.
Actas de las Cuartas Jornadas de Derecho Ambiental. LegalPublishing. Chile.
REAL FERRER. Gabriel: "La construcción del Derecho Ambiental". Revista Mexi-
cana de Legislación Ambiental. Septiembre 2001/abril 2002. Año 3. N°s. 7-8.
REPERTORIO DE LEGISLACIÓN Y JURISPRUDENCIA CHILENAS. CÓDIGO CIVIL Y LEYES COM-
PLEMENTARIAS. Edit. Juridica de Chile, 3 a Edición. Tomo I.
Ríos .ALVAREZ. Lautaro: "El principio constitucional de la función social de la
propiedad". RDJ. t LXXXIV. N° 2. 1987.
— "El recurso de protección y sus innovaciones procesales", RCHDUC. Vol. 20
N°s. 2-3.1.1, mayo-diciembre. 1993.
RODRÍGUEZ ARLAS. Miguel Angel: Derecho Penal y protección del medio ambien-
te. España. Colex. 1992.
L A REGULACIÓN C O N S T I T U C I O N A L D E I . A M B I E N T E F . N C H I L E 3 7 9