Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
A Los Libertarios-Guy Debord
A Los Libertarios-Guy Debord
Guy Debord
septiembre, 1980
Compañeros,
Estímados Compañeros
2
Cuando nos dirigimos a vosotros, no tenemos la intención de conceder
a la C.N.T, tal como ha sido reconstituida, un papel de referencia
central y de representación de los libertarios: todos los que lo son no
forman parte de ella y todos los que forman parte no lo son.
3
De la cincuentena de presos libertarios, en su mayoría presos en la
cárcel de Segovia, aunque también en otras cárceles (la "Modelo" de
Barcelona, las de "Carabanchel" y "Yeserías" de Madrid, la de Burgos, la
de Herrera de la Mancha, la de Soria ...), muchos son inocentes,
víctimas de las clásicas provocaciones policiales. De éstos se habla un
poco, y hay quien está dispuesta defenderles, pero más bien
pasivamente. Pero en cambio, la mayoría de los presos, han dinamitado
efectivamente vías férreas, tribunales, edificios públicos. Han recurrido
a expropiaciones a mano armada contra diversas empresas y buen
número de bancos. Se trata en particular de un grupo de obreros de
SEAT de Barcelona (que en un tiempo se denominaron "Ejército
Revolucionario de Ayuda a los Trabajadores"), que quisieron de este
modo aportar ayuda pecuniaria a los huelguistas de su fábrica, así como
a los parados; y de los "grupos autónomos " de Barcelona, Madrid y
Valencia, que han actuado por el estilo, mayor tiempo, con la intención
de propagar la revolución por todo el país. Estos compañeros son
igualmente los que se sitúan en las posiciones teóricas más avanzadas.
Y mientras el fiscal pide penas individuales de entre treinta y cuarenta
años de condena para algunos de ellos, ¡precisamente sobre éstos se
cierne el silencio más absoluto y el olvido voluntario de tanta gente!
4
compañeros, y nosotros, que nos interesa precisamente lo contrario
que a ellos, vamos a decir por qué lo hacen.
5
aunque con menor lucidez y firmeza- de defenderla, fue el movimiento
anarquista (apoyado únicamente y en medida incomparablemente
menor por el P.O.U.M.).
7
completamente opuesto. Si unos tienen razón, los otros se equivocan.
Cada uno es hijo de sus obras y hay que escoger entre unos u otros,
examinando el sentido, la finalidad de sus acciones. Si hubierais visto a
la C.N.T. llevar a cabo grandes luchas revolucionarias en estos últimos
años pasados en prisión por los compañeros expropiadores, entonces
podríais sacar la conclusión de que estos fueron demasiado
impacientes y aventureros (y por otra parte la C.N.T, al animar grandes
luchas revolucionarias, habría de todas formas, a pesar de las
divergencias, actuado dignamente en su defensa). Pero si mejor veis
que esa C.N.T. se satisface recogiendo unas pobres migajas del pan de
la modernización española, la cual dicho sea de paso, no es de una
novedad que de vértigo -¡todavía un Borbón! ¿y por qué no un
Bonaparte?- entonces habrá que admitir que los que tomaron las armas
no iban fundamentalmente errados. Finalmente, fue el proletariado
revolucionario español quien antaño creó la C.N.T., y no al revés.
8
Las organizaciones pasan, pero la subversión no dejará de ser deseada
jamás: "¿Quién te vio y no te recuerda?". Los libertarios son todavía
hoy numerosos en España, y lo serán mucho más el día de mañana. Y
felizmente la mayoría, y en particular la mayoría de obreros libertarios,
son hoy por hoy incontrolados. Además, mucha gente, igual que en
Europa, ha entablado luchas particulares contra unos cuantos aspectos
insoportables, muy antiguos o muy modernos, de la sociedad opresiva.
Todas estas luchas son necesarias: ¿a santo de qué hacer una
revolución si las mujeres o los homosexuales no son libres?, ¿para qué
un día liberarse de la mercancía y de la especialización autoritaria, si
una degradación irreversible del medio ambiente impusiera nuevas
limitaciones objetivas a nuestra libertad? Al mismo tiempo, nadie de
quienes seriamente se hallan comprometidos en dichas luchas
particulares, puede creer que sea posible obtener una auténtica
satisfacción de sus exigencias mientras el Estado no haya sido disuelto.
Pues esta sinrazón práctica es la razón del Estado.
9
libertarios juzgan de otra manera, dentro de una óptica menos más
apaciguable, la situación actual y sus perspectivas de futuro. O bien no
están de acuerdo con la eficacia de las formas de lucha que los dichos
grupos autónomos han elegido en este momento. O bien contemplan el
caso en el que aquéllos se han comprometido deliberadamente, como
poco defendible en el terreno de los principios, o solamente desde el
punto de vista judicial. O bien creen estar totalmente desprovistos de
medios de intervención. Estimamos nosotros que muy fácilmente
podemos reducir a nada tales objeciones.
10
degradan cada día un poco más, y en particular en ese desdichado
"Mercado Común" al que todos vuestros afrancesados en el poder
prometen llevaros como si de una Fiesta se tratase. La producción
autoritaria de la mentira crece hasta situarse en la esquizofrenia
pública, el consentimiento de los proletarios se disuelve, todo orden
social se deshace. España no llegará a ser apacible porque en el resto
del mundo la paz ha muerto. Otro elemento decisivo de la propensión
de España al desorden fue seguramente el espíritu de autonomía
libertaria tan fuertemente arraigado en su proletariado. Es justamente
la tendencia a quien ha dado la razón la historia del siglo, y que se
extiende por todas partes, porque en todas partes ha podido verse
hacia dónde lleva el proceso de totalitarización del Estado moderno, y a
qué tristes resultados llegó, por medios canibalescos, el movimiento
obrero dominado por burocracias autoritarias y estatistas. Así pues, es
el momento en que, en todos los países, los revolucionarios se vuelven,
en esta cuestión central, españoles.
11
en todos los demás países, precisamente porque han creado un campo
práctico evidente que permitirá a todos los libertarios esparcidos por
España aparecer y reconocerse en la lucha por su liberación. Gracias a
su iniciativa, os ahorran la molestia de buscar, a través de largas y
difíciles discusiones, cuál sería la mejor forma de comenzar a actuar. No
puede haber mejor forma que ésta, pues ella es muy justa en teoría y
muy buena en práctica.
Por otro lado, asaltar bancos naturalmente es -un crimen muy grave a
los ojos de los capitalistas; no a los ojos de sus enemigos. Lo reprobable
es robar a los pobres, y justamente todas las leyes de la economía -
leyes despreciables, destinadas a ser abolidas mediante la completa
destrucción del terreno real en donde se aplican- nos garantizan que
jamás un pobre se hizo banquero. Ocurrió que, en un encuentro en el
que se intercambiaron disparos, un guardia jurado fue muerto. La
indignación humanitaria de la justicia a ese respecto parece sospechosa
12
en un país -en el que la muerte violenta es tan frecuente. En ciertas
épocas, uno puede morirse como en Casas Viejas o como en la plaza de
toros de Badajoz. En otras, según las necesidades tecnológicas del
incremento del beneficio, también puede uno morirse deprisa y
corriendo, como los doscientos campistas pobres asados en Los
Alfaques o los setenta burgueses entre el lujo de plástico de un gran
hotel de Zaragoza. ¿Se atreverán a decirnos que nuestros compañeros
"terroristas" son responsables de tales hecatombes? No; son tan poco
culpables de ello como de la contaminación del golfo de Méjico, porque
todas esas pequeñas ligerezas han sido cometidas cuando ellos ya
estaban en prisión.
13
Compañeros, no nos permitiremos sugeriros, a vosotros que estáis ahí,
sobre el terreno, y que paso a paso podéis calcular las posibilidades y
los riesgos, tal o cual forma de acción práctica. Con tal de que en todas
partes figure en cabeza la exigencia explícita de liberación de estos
libertarios, todas las formas de acción son buenas, y las que más
escándalo hagan, las mejores. Agrupándoos por afinidades, podréis
descubrir o tomar, según vuestros gustos o las oportunidades
disponibles, cualquiera de los medios de acción que fueron empleados
en otra época o cualquiera de los que están aún por probar,
rechazando sólo el caer en la bajeza de las peticiones respetuosas que
practican en todas partes, y vanamente, los partidos de izquierda
electoralistas. En principio, incluso es inútil la coordinación de tales
acciones autónomas. Basta con que converjan hacia el mismo objetivo
específico, proclamándolo constantemente, y multiplicándose con el
tiempo. Y cuando ese objetivo preciso haya sido alcanzado, esa
corriente libertaria en acción habrá reaparecido, se habrá dado a
conocer y se conocerá a sí misma. Así podrá ponerse en marcha un
movimiento general, que podrá coordinarse cada vez mejor hacia
objetivos cada vez más amplios.
14
libran grandes huelgas revolucionarias en Polonia, hasta aquellos que
sabotean la producción de las fábricas en Italia, y hasta los
contestatarios que viven bajo la constante amenaza de los psiquiátricos
de Breznev o de las cárceles de Pinochet.
Como por desgracia hay demasiados nombres para poder citarlos todos
(¡qué vergüenza! ¡cuántos Puig Antich sienten hoy la presión del
garrote en el cuello, pero por treinta o cuarenta años a seguir la
programación gubernamental!), nos limitamos de momento a citar los
nombres de los culpables contra los que la justicia reclama, o ha
pronunciado, condenas de más de veinte años de prisión: Gabriel
Botifoil Gómez, Antonio Cativiela Alfós, Vicente Domínguez Medina,
Guillermo González García, Luis Guillardini Gonzalo, José Hernández
Tapia, Manuel Nogales Toro. Pero debe quedar claro que se exige la
liberación de todos los demás, e incluso de los inocentes.
Compañeros,
¡SALUD!
16