Arquidiócesis de Calabozo
I. PARTE INTRODUCTORIA dar algunas normas sobre la celebración eucarística,
A. GENERALIDADES
Centralidad de la Eucaristía.
1. La Eucaristía ha sido llamada por el Concilio
Vaticano II “centro y cumbre de la vida cristiana”1. Al
tratar este tema, el Concilio Plenario de Venezuela
nos ha dejado las siguientes enseñanzas: “En la
última cena, nuestro Salvador instituyó el sacrificio
eucarístico, memorial de su muerte y resurrección,
signo de unidad y vínculo de caridad, banquete
pascual, en el cual se recibe como alimento a Cristo,
realmente presente en las especies eucarísticas. Por
esto la Iglesia procura que los cristianos participen
consciente, piadosa y activamente en la Eucaristía, y
aprendan a ofrecerse por Cristo para perfeccionarse,
día a día, en la unión con Dios y entre sí”2. Los
pastores de la Iglesia tenemos, pues, el deber de
promover en cuanto sea posible esa vivencia
eucarística en las comunidades que nos han sido
encomendadas.
Alcance de la normativa
2. De acuerdo al canon 34, el Obispo, por la
potestad ejecutiva de que goza, puede dar
instrucciones dentro del ámbito de su jurisdicción, con
el fin de precisar o aplicar la legislación universal, o
de recordar las normas ya existentes en la Iglesia.
Respecto a la normativa litúrgica, esta facultad
aparece expresamente reconocida en el canon 838, §
5. Además, el Concilio Plenario de Venezuela insistió
en la formación litúrgica de los distintos miembros de
la comunidad cristiana3. Habida cuenta de estas
facultades y mandatos, me ha parecido conveniente
1
CONCILIO VATICANO II, Const. Dogm. “Lumen
Gentium”, N° 11.
2
CONCILIO PLENARIO DE VENEZUELA, Documento “La
Celebración de los Misterios de la Fe”, N° 58.
3 5
CONCILIO PLENARIO DE VENEZUELA, Documento “La
Celebración de los Misterios de la Fe”, nn.134-140; 154.
en la cual, por influjo de la costumbre, de la presión
social o de otros condicionamientos, se van
introduciendo modificaciones arbitrarias e incluso
verdaderos abusos, que es mi deber corregir.
3. Las normas que siguen se aplicarán en la
Arquidiócesis de Calabozo desde el momento mismo
de su publicación, pues no se trata de novedades,
sino de orientaciones ya dadas por la competente
autoridad, como se puede ver en las notas al pie de
página4. Esta normativa debe ser acatada por todos
los fieles de la Arquidiócesis: clérigos y laicos,
miembros de institutos de vida consagrada y
sociedades de vida apostólica, así como por las
asociaciones o movimientos eclesiales de cualquier
género, salvas las legítimas concesiones del
derecho5. Será competencia del Secretariado Arqui-
diocesano de Liturgia ofrecer su asesoría para una
adecuada aplicación de esta normativa, y elaborar
subsidios con el mismo fin.
Aprecio por la Eucaristía
4. Toda la comunidad cristiana está llamada a
apreciar debidamente el sacramento de la Eucaristía,
y promover sus diversos aspectos: celebración,
comunión y adoración. En ello deben dar ejemplo los
clérigos y las personas consagradas, así como los
seminaristas, ministros laicos y miembros de
movimientos y grupos de apostolado. Los frutos
apostólicos, caritativos y espirituales de una
comunidad dependen en buena medida de su piedad
eucarística. También dimana de esa piedad, como
4
Cf. CONCILIO VATICANO II, Const. Dogm. “Lumen
Gentium”, N° 26; CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO
Y LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS, Instrucción
“Redemptionis Sacramentum”, sobre algunas cosas que se
deben observar o evitar acerca de la Santísima Eucaristía,
25 de marzo de 2004, nn. 20-21.
Cf. CÓDIGO DE DERECHO CANÓNICO, cánones 397 § 1;
678 § 1; Redempt. Sacr., N° 23.
1
consecuencia lógica, el respeto debido a todo lo que
tiene que ver con el Santísimo Sacramento.
Necesidad de formación
5. Es necesario que los clérigos conozcan bien el
Misal Romano, y estudien con detenimiento el
documento previo, es decir, la Ordenación General
del Misal Romano (OGMR), así como la Instrucción
“Redemptionis Sacramentum”, de la cual se han
extractado varias de las orientaciones que aquí se
dan. En efecto, los sacerdotes deben conocer bien
cada uno de los ritos que celebran, y ejecutarlos con
toda exactitud. Esta obligación es, si cabe, más
urgente en una acción litúrgica que se celebra de
manera cotidiana.
6. Los seminaristas, por su parte, aprovechen las
oportunidades que se les ofrecen en el Seminario
para imprimir en sus corazones un amor ardiente
hacia la Eucaristía, y adquirir una buena formación
litúrgica, teórica y práctica, todo lo cual redundará de
manera beneficiosa en su futura acción ministerial. En
la realización de su apostolado de fin de semana o en
las misiones durante las vacaciones, han de aplicar
con celo la normativa eclesial respecto a la Santa
Misa y a las celebraciones de la Palabra, y no
arrogarse ni aceptar atribuciones que no les
corresponden.
7. Conviene que los clérigos se valgan de todos los
medios a su alcance para formar litúrgicamente a las
comunidades a las que sirven, tal como pidió el
Concilio Plenario de Venezuela6. Esta formación del
pueblo de Dios en la liturgia permitirá una vivencia
más participada y viva de las celebraciones. La
formación litúrgica debe impartirse de manera
especial a ministros, lectores, cantores y monitores,
miembros del equipo parroquial de liturgia, integrantes
de organismos parroquiales y de movimientos.
8. Póngase especial atención a la formación de los
monaguillos, acólitos o ministrantes. Recuérdese que
este ministerio tiene su importancia, no sólo para
liberar al celebrante de quehaceres menores, sino
para la formación misma de los niños y jóvenes. De
entre los ministrantes han salido siempre muchas
vocaciones para el sagrado ministerio. La formación
no debe consistir sólo en los aspectos externos del
6
Cf. CONCILIO PLENARIO DE VENEZUELA, Doc. “La
Celebración de los Misterios de la Fe”, N° 136.
2
culto, sino en la Palabra de Dios, la espiritualidad, y
otros aspectos 7. En las celebraciones litúrgicas, eviten
cuidadosamente los sacerdotes y diáconos
encomendar a monaguillos o ministrantes cosas que
son propias de los clérigos. Excepcionalmente, los
ministrantes, teniendo en cuenta su edad y
disposiciones, pueden asumir ciertas funciones de los
ministros instituidos, pero ha de procurarse que esto
no se convierta en regla.
Lugar de la celebración eucarística
9. La Santa Misa ordinariamente debe celebrarse
en lugar sagrado. Sobre la oportunidad de celebrar en
instituciones educativas o en sitios públicos, ha de
juzgar el párroco. Para que pueda celebrarse en
casas particulares se requiere el permiso del
Ordinario de lugar. Está prohibido a cualquier
sacerdote inmiscuirse en parroquias ajenas y celebrar
ritos sagrados sin conocimiento del Párroco, sobre
todo fuera del templo8.
Obligaciones respecto a las intenciones de misas.
10. Llévese en cada iglesia un libro donde se anoten
las misas que han de celebrarse y las ya celebradas.
Esto es responsabilidad del párroco o del rector9. En
dicho registro debe constar qué intenciones se
aplicaron, cuánto dieron los fieles como ofrenda y
quién celebró la Eucaristía.
11. Cuando los fieles soliciten la celebración de la
Santa Misa, su petición no puede ser satisfecha con
una Celebración de la Palabra presidida por un
diácono, seminarista, religiosa o ministro. Cuando no
sea posible satisfacer a su debido tiempo las
intenciones de misas (debido a ausencia imprevista
del sacerdote, a enfermedad o a otra razón), quedará
la obligación de aplicarlas en la primera oportunidad:
es decir, las intenciones de misas se trasladarán al
día más próximo en que se celebre la eucaristía en la
parroquia o iglesia10.
7
Cf. Redempt. Sacr., N° 47.
8
Cf. Declaración de la Sgda. Congr. de Ritos y del
Consilium, 29-XII-1966, en Documentación litúrgica
posconciliar, Nº 131; CONFERENCIA EPISCOPAL
VENEZOLANA, Directorio de Pastoral Litúrgica, Nº 104.
9
Cf. canon 958.
10
Cf. ARQUIDIÓCESIS DE CALABOZO, Instrucción sobre el
Arancel Arquidiocesano y la Administración Parroquial,
28 de mayo de 2009, N° 6.
12. La misa puede aplicarse por cualquier intención
(incluso por difuntos) todos los días del año11, con las
excepciones que prevé el calendario litúrgico. Sin
embargo, en los domingos, solemnidades y fiestas y
en ciertas ferias privilegiadas no se puede usar el
formulario de la misa por los difuntos. Recuerden los
párrocos que los domingos y fiestas deben aplicar
una misa por el pueblo a ellos encomendado (es
decir, sin ninguna otra intención).
13. Los sacerdotes, aunque no tengan intenciones,
deben procurar celebrar diariamente, como lo
recomiendan las normas de la Iglesia12. Esto es
importante recordarlo también cuando estén de
vacaciones o se ausenten por cualquier otro motivo.
La Misa y el bien pastoral de los fieles
14. En algunos lugares se ha introducido la
costumbre de suspender en ciertas ocasiones la
celebración de la Santa Misa, alegando que así el
pueblo apreciará mejor el sacramento eucarístico. A
esto se ha llamado “ayuno de la Eucaristía”, cosa que
evidentemente va contra las normas del Misal y la
sana tradición del Rito romano. La Sede Apostólica ha
reprobado expresamente este abuso13.
15. Se concede licencia general para todos los
párrocos y vicarios parroquiales de celebrar dos misas
cada día; y los domingos y fiestas de precepto,
cuatro. Para realizar un número mayor de
celebraciones, fuera del caso de urgencia, se requiere
la licencia expresa del Ordinario de lugar14, que,
según los casos, la dará de manera ocasional o por
un tiempo determinado.
Uso de los ornamentos sagrados
16. Exhorto vivamente a los sacerdotes a usar las
vestiduras litúrgicas completas, sobre todo cuando
presidan la Santa Misa, es decir, alba, cíngulo, estola
11
Para la formulación de las intenciones, téngase en cuenta
lo siguiente: “Acción de gracias” sólo puede dirigirse a
Dios (la Trinidad, o una de las personas divinas); para la
Virgen María, los santos y los beatos se usa la expresión
“en honor a”; para los venerables y siervos de Dios: “por la
pronta beatificación de”; para las intenciones por los
difuntos (en particular o en general, o “las ánimas
benditas”) se usan las expresiones “por el eterno
descanso”, “en sufragio del alma”, y semejantes.
12
Cf. canon 904.
13
Cf. Instr. Redempt. Sacr., N° 115.
14
Cf. canon 905, § 2.
y casulla. La llamada alba-casulla sólo se permite
para concelebrar, no para presidir la Eucaristía, pues,
a pesar de su nombre, equivale a un alba, y no a una
casulla. Si los sacerdotes padecen mucho el calor,
ello puede remediarse usando tejidos más ligeros.
Para celebrar la Misa no debe usarse la casulla ni la
estola sobre la sotana o el hábito blancos, pues éstos
no sustituyen al alba15. Los diáconos deben procurar
usar la dalmática sobre la estola cruzada16.
17. Úsense los ornamentos según están aprobados
por la ley universal y las costumbres legítimas. Los
colores litúrgicos son cuatro: blanco, rojo, verde y
violeta. A ello se añaden el dorado (que suple al
blanco), el rosa y el azul celeste, que tienen usos
determinados en la liturgia. En la elaboración de
casullas, capas pluviales, estolas y dalmáticas
prefiéranse los símbolos a las figuras, y procúrese la
dignidad y belleza más que la comodidad. Procuren
también los clérigos y demás personas responsables
que estas vestiduras estén limpias y decentes.
Misa y celebraciones de la Palabra
18. Como es natural, en los lugares donde no puede
acudir el sacerdote, se tomarán las previsiones para
que no falte al menos una celebración dominical,
dirigida por un ministro idóneo, donde se explique la
palabra y se administre la sagrada comunión, pero en
tales casos se aplicarán las normas del derecho
universal17 y las ya dadas con anterioridad en esta
Arquidiócesis.
19. La Primera Comunión debe ser siempre
administrada por un sacerdote, y nunca fuera de la
celebración de la Misa18.
Respeto del lugar sagrado.
20. Deben recordarse a los fieles algunas normas
elementales de respeto al lugar sagrado: no mascar
chicle, o ingerir alimentos, no darse a conversaciones
impropias, o en voz demasiado alta, no asistir con
vestidos inconvenientes. No es adecuado cruzar las
piernas, subir los pies al reclinatorio, o abrir los brazos
detrás de la banca.
15
Cf. CEV, Dir. de Pastoral Litúrgica, Nº 154.
16
Cf. Instr. Redempt. Sacr., N° 125.
17
Cf. Instr. Redempt. Sacr., nn. 162-167,
18
Cf. Instr. Redempt. Sacr., N° 87.
3
21. Los clérigos den ejemplo a los fieles también en
el debido respeto al lugar sagrado. Sobre todo en las
concelebraciones, no promuevan conversaciones
inútiles antes, durante y después de la Misa.
Aprovechen más bien el tiempo previo para
prepararse y un rato posterior para dar gracias a Dios.
22. No se use el altar para poner encima imágenes
de santos, como si fuera una peana o una simple
mesa. Edúquese a los fieles en el respeto al altar,
pues muchas veces, cuando se limpia la iglesia o se
preparan decoraciones, se usa el altar para poner
utensilios u objetos de todo género o incluso para
colocar la merienda19.
23. Ha de irse corrigiendo la costumbre de partir
tortas y hacer brindis dentro de las iglesias. Estas
actividades pueden realizarse en el salón parroquial,
en la plaza, o a lo sumo en el atrio de la iglesia.
Evítese en cuanto sea posible el canto de
cumpleaños dentro de la iglesia.
24. Es costumbre que las iglesias acojan recitales y
conciertos de música sacra, clásica o tradicional,
sobre todo en ciertas épocas del año. El Párroco o
rector debe responsabilizarse porque el contenido de
tales presentaciones no desdiga del lugar sagrado.
Además, debe instruirse a los responsables para que
los músicos, cantores y asistentes respeten la
naturaleza del lugar. En tales ocasiones, por cautela,
conviene retirar del templo el Santísimo Sacramento.
25. Las danzas dentro de la liturgia son una novedad
introducida en años recientes en nuestro país, y no
hay consenso sobre la conveniencia de autorizarlas.
Ciertamente, hay países donde la cultura local no sólo
permite sino que aconseja la introducción de danzas
en el culto, pero ello se ha hecho bajo la vigilancia de
la Sede Apostólica y de los respectivos episcopados.
De acuerdo con lo que aconseja el Concilio Plenario,
la Conferencia Episcopal Venezolana estudiará la
oportunidad de hacer algo semejante, y someterá
luego su decisión a la aprobación pontificia20. Entre
tanto, suspéndase en todo el territorio arquidiocesano
la realización de danzas en los actos litúrgicos.
19
Cf. OGMR, Cap. I, Nº 259.
20
Cf. CONGR. PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISC. DE LOS
SACRAMENTOS, Instrucción Varietates legitimae: AAS 87
(1995) pp. 288-314. CONCILIO PLENARIO DE VENEZUELA,
Documento “La Celebración…”, N° 151,
4
Diversas circunstancias
26. “No está permitido relacionar la celebración de la
Misa con acontecimientos políticos o mundanos, o
con otros elementos que no concuerden plenamente
con el Magisterio de la Iglesia católica. Además, se
debe evitar totalmente la celebración de la Misa por el
simple deseo de ostentación o celebrarla según el
estilo de otras ceremonias, especialmente profanas,
para que la Eucaristía no se vacíe de su significado
auténtico”21. Téngase este cuidado, sobre todo, en las
misas de acción de gracias a intención de partidos
políticos, dependencias gubernamentales, deportis-
tas, gente de la farándula o celebridades.
27. Las llamadas “misas especiales”, pedidas por
gremios, instituciones públicas o privadas, o en
ocasiones de fiestas nacionales, muchas veces no
reúnen las condiciones de una asamblea eucarística:
los asistentes no tienen costumbre de asistir a misa,
no saben de qué se trata, no contestan, no saben leer
las lecturas, etc. En tales casos, estudien los párrocos
la posibilidad de sustituir la Misa por otro tipo de
celebración22.
28. Las iniciativas de tipo ecuménico (oraciones,
encuentros, y semejantes) deberán contar siempre
con la aprobación expresa, solicitada con la debida
anticipación, del Obispo diocesano, y nunca
involucrarán la concelebración de la Eucaristía ni la
recepción de la sagrada comunión. En este aspecto
exijo a los sacerdotes y demás ministros un cuidado y
celo extremados 23.
29. Desde hace algunos años se ha introducido la
costumbre de celebrar “misas de sanación”, en las
que se hacen oraciones especiales por los enfermos.
Esto ha dado origen a no pocas confusiones entre los
fieles, respecto al valor de una Eucaristía respecto a
otra. Sobre esta materia, la Sede Apostólica dictó las
siguientes normas: “Salvas las funciones para los
enfermos previstas en los libros litúrgicos, en la
celebración de la Santísima Eucaristía, de los
Sacramentos y de la Liturgia de las Horas no se
deben introducir oraciones de curación, litúrgicas o no
litúrgicas”. Sin embargo, en esas mismas
celebraciones “se da la posibilidad de introducir
21
Instr. Redempt. Sacr., N° 78.
22
Cf. CEV, Dir. de Pastoral Litúrgica, Nº 146.
23
Cf. Redempt. Sacr., N° 8.
intenciones especiales de oración por la curación de
los enfermos en la oración común o „de los fieles‟,
cuando ésta sea prevista”24.
B. INDICACIONES PARA TODA LA CELEBRACIÓN
EUCARÍSTICA
Moniciones
30. Las moniciones de la Misa (entrada, lecturas,
etc.) no han de ser muy largas. Bastan algunos
renglones para dar la idea principal de lo que se
quiere decir. Esta intervención tiene por finalidad
llamar la atención de los participantes sobre un punto
determinado del rito. No deben convertirse en otras
tantas homilías25. No conviene que las moniciones se
hagan desde el ambón, que debe reservarse para la
lectura de la Palabra de Dios26.
Posturas corporales
31. Posturas durante la Misa: los fieles deben estar
de pie al inicio de la Misa, acto penitencial y Gloria; en
las tres oraciones presidenciales: colecta, oración
sobre las ofrendas y oración poscomunión; durante el
Aleluya, el Evangelio, la Profesión de fe y la oración
de los fieles; durante el prefacio y la plegaria
eucarística; Padrenuestro, rito de la paz, el Cordero
de Dios y la bendición final. Sentados durante la
primera y segunda lecturas, la homilía, la preparación
de las ofrendas y después de la comunión; de rodillas
durante la consagración27.
Saludos del celebrante
32. Los saludos del celebrante (“el Señor esté con
ustedes”, “la paz del Señor sea siempre con
ustedes”), no deben usarse con la expresión “cada
uno”. Esta frase implica la individualidad. Los que
participan en una Eucaristía no se encuentran allí en
razón de individuos, sino de asamblea: por lo tanto, el
mismo saludo debe contener la idea de cuerpo o
corporación. Tampoco debe usarse el modo indicativo
24
CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE,
Instrucción sobre las oraciones para obtener de Dios la
curación, 14 de septiembre de 2000, Art. 7, §§ 1 y 2.
25
Cf. SGDA CONGR. PARA EL CULTO DIVINO, Instrucción
“Liturgicae Instaurationes”, 5-IX-1970, en Documen-
tación litúrgica posconciliar, Nº 212.
26
Cf. OGMR, Cap. I, Nº 68, a.
27
Cf. OGMR, Cap. I, Nº 21.
(el Señor está con ustedes), porque no se trata de la
afirmación de un hecho, sino de la formulación de un
deseo28.
Valor del silencio
33. Debe darse su valor al silencio: antes del acto
penitencial, después de cada invitación a orar, al
terminar las lecturas o la homilía, después de la
comunión29.
El canto en la Misa
34. Los cantos del Ordinario (Kyrie, Gloria, Credo,
Santo, Padre Nuestro, Cordero de Dios) deben
respetarse en cuanto a su letra y su sentido litúrgico.
Por lo tanto, no deben cantarse otras letras en
sustitución de las propias. Tampoco deben
interpretarse con melodías inadecuadas (por ejemplo,
un ritmo demasiado festivo para los kyries o para el
Cordero de Dios).
35. No conviene adaptar melodías de canciones
profanas a la liturgia. Cada género musical tiene su
propia lógica, por lo que la música litúrgica debería
ser compuesta a propósito para las celebraciones, en
su letra y en su melodía30. Además, debe tenerse en
cuenta, al elegir los cantos para la Misa, que es muy
diferente “animar” un encuentro extralitúrgico, una
convivencia o un paseo, que dirigir, acompañar o
interpretar el canto litúrgico, de modo especial en la
celebración eucarística. La música litúrgica debe
caracterizarse por su belleza, sobriedad y dignidad, y
debe elevar el espíritu de quienes participan en la
celebración.
36. El ideal del canto litúrgico no es que una
agrupación ejecute muy bien las piezas, sino que la
asamblea cante. Así pues, aunque haya coros (y es
sumamente deseable que los haya), promuévase el
canto de los fieles, proporcionándoles subsidios
adecuados (hojas, cantorales, ensayo previo) para
que puedan participar. Esto no excluye que el coro
28
Por lo demás, es el estilo de todo saludo, por lo menos
en lengua castellana, aunque no se exprese el verbo: así
“buenos días” significa “que tenga usted buenos días”.
29
Cf. OGMR, Cap. I, Nº 23.
30
“Aunque la Iglesia no excluya de la liturgia ningún
género de música sagrada, sin embargo, no toda música
vocal o instrumental puede juzgarse igualmente apta para
alimentar la oración y expresar el misterio de Cristo”
(Instr. “Liturgicæ Instaurationes”, 5-IX-1970. Documen-
tación litúrgica posconciliar, Nº 212).
5
interprete por sí solo algunas piezas. Exhórtese a los
cantores, y en especial a los solistas, a usar un estilo
sobrio en su interpretación, sin ceder al
sentimentalismo ni al protagonismo.
37. En general, los cantos de la Misa deben
adecuarse a cada momento litúrgico: en la entrada,
deben referirse a la reunión de la asamblea, al sentido
comunitario y a la fraternidad; en la comunión, al
misterio eucarístico en sus diversos aspectos. El
canto final puede dedicarse a la Virgen. Debe en lo
posible respetarse la melodía y letra originales de los
cánticos, por deferencia a sus autores: para ello debe
procurarse buscar con diligencia las grabaciones o
partituras originales. Conviene que cada vez que se
cante haya un director, para evitar la dispersión o el
que unos vayan adelantados y otros atrasados31.
Variaciones legítimas
38. Muchas veces, en la celebración de la Misa, se
toman libertades en aquellas partes donde hay
fórmulas fijas, y no se varía en donde se debería
variar. Al respecto, hay que procurar poner en
práctica las variantes que pueden ser usadas en las
distintas partes de la Misa: diversas formas de saludo,
de acto penitencial, de aclamación memorial, de
monición para el Padrenuestro y la paz, las
bendiciones solemnes y oraciones sobre el pueblo, y
sobre todo las distintas plegarias eucarísticas (trece
en el actual Misal)32.
II. LAS DIVERSAS PARTES DE LA MISA
A. RITOS INICIALES
39. En las procesiones de entrada el único libro que
ha de llevarse es el Evangeliario, o en su defecto el
Leccionario; nunca se ha de llevar el Misal33. La cruz
procesional debe ser tal, y no un crucifijo común. En
caso de que no exista, omítanse los ciriales y la cruz.
Durante la procesión de entrada, aunque sea breve,
se hará el canto de entrada.
31
Cf. OGMR, Cap. I, Nº 64; Instr. Redempt. Sacr. N° 57.
32
Para el recto uso de estas plegarias, véanse las
respectivas introducciones en la OGMR.
33
Cf. OGMR, Cap. I, Nº 82, d.
6
40. Al llegar al presbiterio, se hace genuflexión al
Santísimo Sacramento sólo si el Sagrario está en el
altar mayor. De lo contrario, únicamente se hará
inclinación ante el altar o el Crucifijo.
41. En las solemnidades se incensará el altar. Luego
el celebrante irá a la sede. A no ser en caso de
necesidad, no presida el sacerdote la liturgia de la
Palabra desde el altar34.
42. Si no ha habido canto de entrada, algunos fieles
o el mismo celebrante recitarán la antífona de
entrada.35 El saludo del celebrante (cualquiera de los
formularios propuestos) no debe ser sustituido o
acompañado por expresiones de la vida ordinaria,
como “buenos días”, “buenas tardes”, “buenas
noches”. Precisamente, se trata de un saludo litúrgico,
porque abre una celebración litúrgica.
43. Luego del saludo del celebrante, se hace la
monición de entrada. Ésta puede ser hecha por el
mismo celebrante, un ministro o un fiel laico
debidamente preparado.
44. Una vez iniciada la Misa, no debe agregarse
ningún sacerdote a la concelebración36.
B. LITURGIA DE LA PALABRA
45. La Palabra de Dios merece un trato digno, sobre
todo dentro de la liturgia. Por ello, los libros en que se
hacen las lecturas deben ser bien presentados, e
incluso preciosos. A no ser en caso de necesidad, no
se usarán en el ambón hojas o folletos (como el Pan
Diario de la Palabra), los cuales son más bien una
ayuda para los fieles y no libros litúrgicos.
46. La lectura de la Palabra de Dios no debe
encomendarse a cualquier persona, pues debe haber
una mínima garantía de que el lector es competente,
es decir, que leerá de tal manera que la lectura sea
comprensible. En consecuencia, conviene que se
forme en cada parroquia un grupo estable de lectores,
a los cuales se les dará formación bíblica y técnica.
Ha de considerarse un honor el poder leer en la
Asamblea eucarística. El salmista, por su parte, debe
tener dotes para emitir bien y pronunciar con claridad,
34
Cf. OGMR, Cap. I, Nº 86.
35
Cf. OGMR, Cap. I, Nº 26.
36
Cf. OGMR, Cap. I, Nº 156.
e incluso, llegado el caso, para cantar el salmo37. Esta
normativa se aplica también a las misas con niños y
personas con impedimentos: es decir, en todo caso
se procurará que quienes lean la Palabra lo hagan de
manera competente y comprensible.
47. El canto interleccional (excepto en Cuaresma) ha
de ser siempre el Aleluya, el cual tiene su letra propia
en el Leccionario. Durante este canto los fieles han de
ponerse de pie. En caso de no cantarse, puede
leerse.
48. El sacerdote o diácono que lee el Evangelio,
debe saludar al pueblo, signarse y, en caso de que se
trate de una solemnidad, incensar el Evangeliario.
Una vez concluida la lectura, si preside el Obispo, ha
de llevársele el Evangeliario para que lo bese y,
eventualmente, bendiga con él. La lectura del
Evangelio en la celebración eucarística es propia de
los ministros sagrados, y no puede encomendarse a
los fieles laicos.
49. Exhorto a los sacerdotes y diáconos a preparar
bien sus homilías, principalmente las de los domingos
y fiestas. Esto ha de hacerse mediante la meditación
asidua de la Palabra, la consulta de comentarios
bíblicos o pastorales, e incluso mediante la ayuda de
un equipo de fieles que hagan sugerencias u
observaciones. Por regla general, una homilía no ha
de exceder los quince minutos. Evítese convertir esta
parte de la liturgia en avisos, reprensiones o diatribas
de tipo político, social y mucho menos personal.
Recuérdese que la primera finalidad de la homilía es
hacer actual el mensaje de la Palabra de Dios.
50. La homilía es propia del que preside la
Eucaristía. A veces puede encomendarse a otro
sacerdote o diácono que participe en la celebración.
No debe encargarse la homilía a seglares, religiosas o
seminaristas, por muy competentes que sean. Si
alguna de estas personas tienen algún mensaje que
dar a la asamblea, lo harán en el lugar de los avisos,
después de la poscomunión, o al acabar la Misa. Está
permitido suscitar la participación de los fieles del
modo siguiente: estableciendo un diálogo con ellos o
invitando a algunos a que den su parecer o
comuniquen sus reflexiones. En todo caso, el
37
Cf. OGMR, Cap. I, Nº 67.
sacerdote o diácono deberá resumir las ideas y dar
una verdadera homilía38.
51. Para la Profesión de Fe, el Misal permite que a
veces se use el Credo breve, o Símbolo de los
Apóstoles. Este permiso se ha convertido para
muchos en regla absoluta, y prácticamente han
relegado el Credo de Nicea-Constantinopla, que es el
propio de la Misa. Como norma general, ha de usarse
este último Credo, y por excepción, el Símbolo de los
Apóstoles; en algún caso puede hacerse en forma de
preguntas, como en la renovación de las promesas
bautismales. Al decir “bajó del cielo...” o “que fue
concebido...” se hace inclinación; en las fiestas de la
Anunciación y la Natividad hay que arrodillarse 39.
52. La oración de los fieles tiene un esquema
determinado, que debe respetarse: oración por la
Iglesia; por el mundo o la nación; por los necesitados;
por las necesidades locales. Este orden ha de ser
inculcado a los fieles, sobre todo cuando ellos deben
prepararlas o redactarlas. Recuérdese a los fieles que
éstas no han de ser muy largas, pues basta con que
se enuncie el objeto o las personas por las que se
pide y la finalidad de la plegaria40. Además, el estilo
de las peticiones ha de ser normalmente “indirecto”41,
pues el lector “propone” la intención, y es la asamblea
quien “ora” con su respuesta.
C. OFERTORIO
53. La única ofrenda de la celebración eucarística es
el mismo Cristo, que se ofrece al Padre como víctima
expiatoria. Por extensión, se llaman ofrendas al pan y
el vino que se usan para el sacrificio. Los fieles nos
unimos a la ofrenda de Cristo con nuestras propias
personas, como lo subrayan algunas plegarias
38
Cf. OGMR, Cap. I, Nº 42; CONGR. PARA EL CULTO
DIVINO Y LA DISC. DE LOS SACRAMENTOS: Instrucción
sobre algunas cuestiones acerca de la colaboración de los
fieles laicos en el sagrado ministerio de los sacerdotes.
Disposiciones prácticas, Art. 3, La homilía; Instr. Redempt.
Sacr., N° 64.
39
Cf. OGMR, Cap. I, Nº 98.
40
Cf. CEV, Dir. de Pastoral Litúrgica, Nº 114.
41
Naturalmente, estilo “indirecto” es lo contrario de
“directo”. Estilo directo sería decir: “Señor, te pedimos por
ésta o la otra intención”. Estilo indirecto sería: “Pidamos al
Señor por ésta o la otra intención”. El celebrante utiliza el
estilo “indirecto” para introducir la oración de los fieles, y
el directo para concluirla.
7
eucarísticas en la segunda epíclesis42. Las cosas que
se traen y se entregan con motivo de la Misa no se
llaman ofrendas, y esto debe recalcarse muy bien a
los fieles. De lo contrario estamos reviviendo sin
querer el culto pagano o el del Antiguo Testamento
(ofrendas de animales y frutos)43. Si los fieles quieren
traer alguna cosa para darla a la Iglesia, o a los
necesitados, ello debe hacerse en silencio, sin ningún
tipo de monición44.
54. Convendría que la colecta de dinero se hiciera
antes de traer las ofrendas, para que se presente en
la misma procesión. Evítese hacer la colecta durante
el prefacio y aún más durante la Plegaria
eucarística45.
55. Los vasos sagrados deben ser dignos, y por ello
las parroquias deben hacer el sacrificio de irlos
adquiriendo, aunque sea poco a poco. No deben
usarse como copones o patenas objetos que sirven
para usos ajenos al culto, como ceniceros, dulceras,
hieleras, potes de cocina. “Los vasos sagrados, antes
de ser utilizados, son bendecidos por el sacerdote con
el rito que se prescribe en los libros litúrgicos. 46 Es
laudable que la bendición sea impartida por el Obispo
diocesano, que juzgará si los vasos son idóneos para
el uso al cual están destinados”47.
56. Hay que procurar que cálices, copones y
patenas, así como los demás utensilios y lienzos
(manteles, purificadores, corporales) estén limpios y
decentes48. Los manteles del altar han de ser blancos.
42
Así, en la III Plegaria: “Que Él nos transforme en
ofrenda permanente”; en la IV: “Seamos, en Cristo,
víctima viva para alabanza de tu gloria”; en la de
Reconciliación II: “Acéptanos también a nosotros, Padre
Santo, juntamente con la ofrenda de tu Hijo”.
43
Por otra parte, la realidad de estas “ofrendas” se ve
comprometida cuando algunas personas traen algo y
después ellas mismas pasan a reclamarlo en la sacristía o
en la casa parroquial.
44
Cf. Instr. Redempt. Sacr., N° 70.
45
Cf. Normas de la Conferencia Episcopal de Cuba sobre
la celebración eucarística, del 22 de febrero de 1978, Nº
16.
46
Cf. OGMR, n. 333; Apéndice IV. Rito de bendición del
cáliz y la patena dentro de la Misa, pp. 1255-1257;
PONTIFICAL ROMANO, Rito para la dedicación de una
iglesia y un altar, cap. VII.
47
Instr. Redempt. Sacr., N° 118.
48
Cf. OGMR, Cap. I, nn. 289-296; Instr. Redempt. Sacr.,
nn. 57 y 117. Respecto al corporal, téngase en cuenta que
su finalidad principal es recoger los fragmentos de pan
8
Se reprueba la costumbre de usar manteles de otros
colores. Lo que puede variar de color es el frontal del
altar (paño que se pone en la parte delantera del
altar), en combinación con el paño que cubre el
ambón o con los pendones que se colocan en las
columnas o en otros sitios de la iglesia.
57. El cáliz, las vinajeras y demás objetos no deben
estar en el altar desde el principio. Debe disponerse
una mesita auxiliar, llamada credencia, para colocar
estas cosas antes y después de ser usadas.
58. Las cosas que se traen en el ofertorio, no deben
ponerse sobre el altar. El altar es el ara del sacrificio,
y el único sacrificio que allí se ofrece es el de Cristo.
Sobre el altar, según la costumbre, pueden colocarse
candelabros y un crucifijo. En el momento del ofertorio
se pondrá el corporal, y sobre él los vasos sagrados
con las especies del pan y el vino; además, el atril con
el Misal, y el micrófono, si no se adopta otra solución
para el sonido.49 Los adornos florales es mejor que
estén al pie o a los lados del altar.
59. Las hostias y el vino que se usan para la Santa
Misa tienen una regulación estricta. Ha de ponerse
mucho cuidado en esto, porque se trata de las
especies eucarísticas. Las hostias deben ser de
harina de trigo mezclada con agua, sin ninguna
añadidura. Exhorto a los sacerdotes a adquirir las
hostias en los sitios donde las confeccionen con más
cuidado.
60. El vino ha de ser puro de uva, sin aditivos
químicos. Los vinos comerciales contienen estos
aditivos para su conservación a largo plazo: en
consecuencia, no son aptos para la celebración de la
Misa. Nos exponemos a celebrar de manera no sólo
ilícita, sino también inválida. El vino Ecclesia,
aprobado por la Conferencia Episcopal, tiene la
garantía, dada por la fábrica, de que no tiene estos
aditivos. Por eso, en el clima cálido, a veces puede
agriarse. Una vez abierta la botella, es conveniente
consagrado que puedan caer de la patena o del copón. Por
ello, el doblado del corporal debe ser “hacia dentro”, es
decir, que al plegarlo cualquier partícula quede “dentro”
del lienzo.
49
Cf. OGMR, Cap. I, nn. 49 y 101.
conservarla en la nevera. Pueden usarse también 66. Los concelebrantes, en el momento de la
vinos aprobados por otras conferencias episcopales 50. epíclesis, extenderán las manos hacia las ofrendas
con las palmas hacia abajo. Para la consagración,
61. No omitan los sacerdotes el lavabo, que forma
extenderán la mano derecha con la palma hacia el
parte del rito preparatorio para la plegaria eucarística,
lado54.
y expresa “el deseo de purificación interior”51.
67. Debe exhortarse a los fieles a arrodillarse
62. Durante el ofertorio se hace el canto de la
durante la consagración, en señal de adoración a
ofrenda, que no debe prolongarse más allá del
Cristo que se hace presente en las especies
lavabo.
eucarísticas.
68. Mientras se dice la Plegaria Eucarística “no se
D. PLEGARIA EUCARÍSTICA
realizarán otras oraciones o cantos, y estarán en
silencio el órgano y los otros instrumentos
63. La Plegaria eucarística es el centro de la oración
musicales”55 Entre la consagración del pan y la del
litúrgica. Por su naturaleza, debe ser pronunciada con
vino no debe introducirse ningún canto ni aclamación.
unción y con sumo cuidado. Procuren los sacerdotes
Por su parte, la aclamación memorial después de la
no atropellar las palabras ni distraerse. “Cese la
consagración no es una simple alabanza a Jesús
práctica reprobable de que sacerdotes, o diáconos, o
Eucaristía, sino que alude expresamente al misterio
bien fieles laicos, cambian y varían a su propio
pascual y su proyección escatológica. Por tal razón no
arbitrio, aquí o allí, los textos de la sagrada Liturgia
debe sustituirse ni acompañarse por otros cantos: lo
que ellos pronuncian. Cuando hacen esto, convierten
que sí es recomendable es que el sacerdote cante la
en inestable la celebración de la sagrada Liturgia y no
aclamación (con cualquiera de las fórmulas que
raramente adulteran el sentido auténtico de la
aparecen en el Misal) y el pueblo responda también
Liturgia”52.
cantando.
64. Los prefacios de ciertos tiempos litúrgicos
69. Al mencionar al Romano Pontífice en la Plegaria
(Adviento, Navidad, Cuaresma, Pascua) no están
Eucarística, sólo se dice su nombre, sin especificar el
numerados de acuerdo a las semanas de dichos
número ordinal; de manera semejante, el Obispo se
tiempos (por ejemplo, el Prefacio II de Adviento no es
menciona sólo con el primer nombre, y sin los
el de la II semana de Adviento), sino que responden a
apellidos. Se dice “Por nuestro Obispo”, aunque se
otra lógica: a este respecto véanse las rúbricas
trate de un Metropolitano.
debajo del título de cada prefacio, para conocer su
uso verdadero. 70. La doxología final de la Plegaria eucarística sólo
la dice el sacerdote que preside, junto con los
65. En la concelebración, los concelebrantes deben
concelebrantes, si los hay56. Los fieles se unen a esta
decir la parte que les corresponde de la Plegaria
doxología con el Amén, que ha de procurarse sea
eucarística con las manos extendidas; mientras el
solemne y muy participado.
celebrante principal dirija la oración, los demás lo
harán en voz baja, de modo que se oiga sólo la voz
de aquél53. El cruzarse de brazos no es una postura E. COMUNIÓN
litúrgica, por lo cual ruego a los sacerdotes evitarla
cuidadosamente. 71. A los fieles debe recordarse que, entre las
condiciones para la preparación a la sagrada
50
Cf. Instr. “Liturgicae Instaurationes”, 5-IX-1970, Nº comunión debe guardarse una hora de ayuno. Los
214; OGMR, Cap. I, nn. 282-286; canon 924, §§ 2-3; sacerdotes observen celosamente dicho ayuno, en lo
Redempt. Sacr., N° 48-50.
51
cual han de dar ejemplo a los demás fieles. De todos
Cf. OGMR, Cap. I, Nº 52.
52
Instr. Redempt. Sacr. N° 59.
53 54
Sobre el modo concreto de recitar las plegarias Cf. MISAL ROMANO, ed. 1962, Rito que debe seguirse en
eucarísticas, véase la OGMR, nn. 168-191. Para las la celebración de la Misa, VIII, 4; Notitiæ I, 1965, p. 143.
55
plegarias más recientes, véanse las indicaciones que traen Cf. OGMR, N° 32.
56
las mismas en el Misal. Cf. Instr. Liturgicae Instaurationes, 5-IX-1970, Nº 26.
9
modos, si tienen dos misas seguidas, el Código
permite tomar algo entre las dos, aunque no medie el
tiempo de una hora57.
72. Es muy conveniente, para la integridad del signo
eucarístico, que siempre se consagren aunque sea
unas pocas formas pequeñas para la comunión del
pueblo, evitando sacar siempre la comunión del
Sagrario. En realidad, en éste sólo debería
conservarse una reserva de emergencia. Todo
sacerdote celoso y observador calcula por anticipado
qué número de fieles comulga en cada tipo de
celebración y en cada lugar58.
73. El celebrante no debe salir del presbiterio a dar o
recibir la paz. Si es necesario que se dé la paz a
alguna persona, ésta debe venir hasta el celebrante.
Debe recordarse a los fieles que el Rito de la Paz no
es una ceremonia social (es decir, un rato para
saludar a los conocidos o familiares, para darse el
pésame o para felicitar a los que se confirman,
comulgan o contraen matrimonio), sino un gesto
litúrgico: basta que se salude a las dos personas que
se tienen al lado59. De lo contrario, el gesto degenera
en un momento de relajo, pues los fieles recorren la
iglesia entera abrazándose, riéndose y hablando, se
pierde la concentración necesaria en el momento del
Cordero de Dios y de la comunión y se retarda
inútilmente la celebración. El canto de la Paz, que no
aparece por ningún lado en el Ordinario de la Misa, ha
de ser brevísimo, u omitirse, pues casi siempre lo que
hace es retardar la fracción del pan.
74. Ruego a los sacerdotes dar de vez en cuando,
sobre todo en las misas donde concurre gente que no
es muy asidua a la iglesia, o incluso acatólicos,
alguna monición sobre la necesidad de estar
preparados para recibir la comunión (en esto
conviene ser un poco más explícito, haciendo
referencia a la confesión sacramental, al ayuno
eucarístico, etc.), pues muchos se meten en la cola
de la comunión únicamente porque ven a los demás
haciéndolo, como si se estuviera repartiendo otra
cosa60.
57
Cf. canon 919.
58
Cf. OGMR, Cap. I, Nº 56, h.
59
Cf. Instr. Redempt. Sacr., N° 72.
60
Cf. Instr. Redempt. Sacr., N° 83.
10
75. No debe recurrirse a la ayuda de ministros
extraordinarios de la comunión mientras no sea
absolutamente necesario, como por ejemplo en una
gran concentración de fieles, o cuando haya urgencia
de tiempo. Mucho menos se permite que el sacerdote
encargue a otros dar la comunión mientras él se
sienta. Esto crea malos entendidos entre los fieles y
también precedentes que después es difícil
contrarrestar61.
76. Los fieles no deben tomar la hostia consagrada
ni el cáliz sagrado por sí mismos, ni mucho menos
pasárselos entre sí de mano en mano. Además, debe
suprimirse el abuso de que los esposos, en la Misa
nupcial, se administren de modo recíproco la sagrada
Comunión62. En caso de que la comunión se
administre bajo ambas especies, “no se permita al
comulgante mojar por sí mismo la hostia en el cáliz, ni
recibir en la mano la hostia mojada. Por lo que se
refiere a la hostia que se debe mojar, ésta debe
hacerse de materia válida y estar consagrada; está
absolutamente prohibido el uso de pan no consagrado
o de otra materia”63.
77. No debe purificarse el cáliz antes de terminar de
dar la comunión a los fieles: debe esperarse que se
recojan las partículas que quedan en las bandejitas,
para que sean debidamente consumidas. Ello es
signo de respeto a la realidad de la presencia de
Cristo en las especies.
78. La reserva del copón en el Sagrario no es una
procesión con el Santísimo, así que no es obligatorio
llevarlo con otras ceremonias (por ejemplo, copón en
alto, paño de hombros, vela encendida y
campanillas). Es distinta la lógica de una Misa a la de
una exposición del Santísimo Sacramento. La reserva
se trae con el único fin de dar la comunión a los fieles.
Sin embargo, no se prohíben tales manifestaciones,
que pueden ser un gesto de respeto y veneración.
79. En el lapso antes de la oración poscomunión,
conforme a lo dicho en el número 33 de esta
Instrucción, no debe prolongarse tanto el canto que
no dé lugar a la oración silenciosa de cada fiel, en su
intimidad con Dios. Aquí se permite una breve oración
61
Cf. Instruc. Colaboración de los fieles laicos en el
sagrado ministerio. Disposiciones prácticas, Art. 8, El
ministro extraordinario de la Sagrada Comunión.
62
Cf. Instr. Redempt. Sacr., N° 94.
63
Instr. Redempt. Sacr., N° 104.
comunitaria de acción de gracias, como “Alma de en particular los sacerdotes, procuren estudiarla y
Cristo”, la comunión espiritual, u otra semejante. aplicarla cuidadosamente.
80. Los avisos o informaciones de cualquier género
Dada en Calabozo, en la sede de la Curia
se darán después de rezada la poscomunión. De lo
Metropolitana, a 5 de octubre de 2009
contrario se rompería la unidad de esta parte de la
liturgia.
81. Para la bendición final, úsense, sobre todo en los
domingos y solemnidades, los formularios de  Manuel F. Díaz Sánchez
bendiciones solemnes. Arzobispo de Calabozo
82. En la fórmula de despedida no se use el
“nosotros” (“podemos ir en paz”). En efecto, el Por mandato del Sr. Arzobispo
ministro no se despide a sí mismo.
Cópiese la presente Instrucción en el Libro de
Gobierno de cada Parroquia. Los agentes pastorales, R. P. Ramón Molina Mora
Canciller

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