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FORMACIÓN
SUPERIOR
Introducción a la Educación ambiental | Seminario 1

UNIDAD TEMÁTICA 1
La educación ambiental

Introducción
La Educación Ambiental (EA) se propone reflexionar acerca de la satisfacción de las necesida-
des básicas de toda la población y del mejoramiento de la calidad de vida.
En una primera aproximación, se concibe como EA al proceso sostenido en el tiempo durante el
cual cada uno de los/las integrantes de la comunidad toma conciencia del ambiente del cual
forma parte, para obtener conocimientos, principios y habilidades que contribuyen al mejora-
miento de su calidad de vida. Como sugiere la Agenda 21, en el Capítulo 36, “…la educación
ambiental es una invitación a participar desde una perspectiva individual y social en la resolu-
ción de problemas actuales y futuros en relación al ambiente. Para ello se debe tener en cuenta
las diversas realidades sociales, culturales, económicas y ecológicas de los diferentes destina-
tarios”1. (p.92)
En una segunda aproximación, la educación ambiental se erige como un proceso permanente
de carácter interdisciplinario, destinado a la formación de una ciudadanía que reconozca valo-
res, aclare conceptos y desarrolle las habilidades y las actitudes necesarias para una conviven-
cia armónica entre seres humanos, su cultura, política, economía, historia y el medio biofísico,
de modo armónico e integrado. En este sentido resulta interesante citar el Principio 2 del Mani-
fiesto por la Vida, en el cual se asume que:
“la crisis ambiental es la crisis de nuestro tiempo […] no es una crisis ecológica, sino social […] es el resul-
tado de una visión mecanicista del mundo que, ignorando los límites biofísicos de la naturaleza y los
estilos de vida de las diferentes culturas, está acelerando el calentamiento global del planeta […] este es
un hecho antrópico y no natural […] la crisis ambiental es una crisis moral de instituciones políticas, de
aparatos jurídicos de dominación, de relaciones sociales injustas y de una racionalidad instrumental en
conflicto con la trama de la vida”2.(p.15)
El campo de construcción de la educación ambiental se debe basar entonces en una concep-
ción de educación acorde con la propuesta del Manifiesto Por la Vida:
[…] “una educación entendida como una pedagogía basada en el diálogo de saberes, y orientada hacia la
construcción de una racionalidad ambiental. Esta visión incorpora una visión holística del mundo y un
pensamiento de la complejidad. Es una educación para la participación, la autodeterminación y la trans-
formación; una educación que permita recuperar el valor de lo sencillo en la complejidad; de lo local ante
lo global, de lo diverso ante lo único; de lo singular ante lo universal”.

¹ Cumbre de la Tierra; EcoRío ’92


2
Gonzalez Gaudiano (2007), p. 15.

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Con estas bases la educación ambiental se debería transformar en un instrumento de cambio


fundamental para lograr el desarrollo sostenido y sustentable de las comunidades, entendiendo
por éste, el que pueda asegurar la satisfacción de las necesidades del presente, sin comprome-
ter la satisfacción de las posibilidades de las generaciones futuras (World Commission on Envi-
ronment and Development, 1987).
En suma, la educación ambiental se ha reconocido como pilar fundamental en casi todos los
países del mundo, dado el creciente deterioro ambiental que lo sacude por el cambio climático
y el deterioro y alteración de los ecosistemas3 y del impacto de esta alteración ambiental sobre
la salud humana, y la conservación de la flora y de la fauna.

1. Conceptos generales: ambiente, medio, medio ambiente


Es importante recordar que hasta la década de 1960, la “Ecología: se constituía como una rama
de la Biología por la cual se interesaban los “naturalistas”. La Ecología se desarrollaba y se dedi-
caba desde este inicio a estudiar los “sistemas ecológicos” o “ecosistemas”, es decir, postular
las relaciones o interacciones entre las poblaciones y comunidades de seres vivos (incluyendo
a los humanos) y de aquellas con los factores fisicoquímicos del medio4. (p.36)
A continuación, frente a los grandes problemas que empezaron a amenazar con “romper el equi-
librio planetario”, frente a la crisis ambiental que no sólo se refiere a la naturaleza, sino que es
también una crisis social, ya no era posible seguir explorando el ambiente de manera aislada a
partir de sus elementos naturales, y así surgió la necesidad urgente de tomar medidas con
respecto al deterioro ambiental en crecimiento, entre otras razones, debido al impacto de las

3
Benítez Azuaga (1995), p. 36.
4
Rocque (1994), p. 5.

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actividades humanas, como en la tala, o deforestación; la sobrepesca y la caza excesiva de


animales.
A partir de la Conferencia de Estocolmo sobre Medio Ambiente Humano, celebrada en junio de
1972, surge la EA como un medio prioritario para llegar a un desarrollo alternativo. En dicha con-
ferencia se propusieron recomendaciones tales como la siguiente:
“Es necesario establecer un programa internacional de educación sobre el medio; el enfoque debe ser
interdisciplinario y con carácter escolar y extraescolar; abarcar todos los niveles de enseñanza y dirigirse
al público en general, especialmente al ciudadano corriente que vive en zonas rurales y urbanas, al joven
y al adulto indistintamente, con miras a enseñarle las medidas sencillas que, dentro de sus posibilidades,
pueda tomar para ordenar y controlar su medio”.
Por lo tanto, ya en la década de 1970, la Ecología comenzaba a trascender al ámbito social, y se
convertía, tal como señalara Eugene P. Odum en 1972, en una ciencia interdisciplinaria, nacida
tanto de los implementos de las Ciencias naturales como de las Ciencias sociales.
El objeto de estudio de la educación ambiental es el
ambiente. Pero, ¿qué se entiende por ambiente? Intentan-
do aproximarse a cierto tipo de definición que surja del
consenso, si es que esto resulta viable, se podría decir, que
el ambiente está conformado por la interacción entre la
naturaleza y la sociedad. Comprende un sistema complejo,
en el que se relacionan la atmósfera, la criosfera, la hidros-
fera, la litosfera y la biosfera, con gran sensibilidad a la
variación de uno solo de los factores; por lo tanto se desta-
can en su definición los conceptos de sistema, de interac-
ción y de complejidad. De acuerdo con Tréllez y Quiroz
(2005):
"El término ambiente implica una concepción dinámica, cuyos elementos básicos son una población
humana (elementos sociales: además de las personas y sus diferentes maneras de organización, todo
lo producido por el ser humano: cultura, ciencia, tecnología, etc.), un entorno geográfico, con elementos
naturales (todo lo que existe en la naturaleza, mucho de lo cual se identifica como recursos naturales)
y una infinita gama de interacciones entre ambos elementos. Para completar el concepto hay que consi-
derar, además, un espacio y tiempo determinados, en los cuales se manifiestan los efectos de estas
interacciones"5. (p. 37)
No obstante, debe aclararse que si bien existen algunos patrones de funcionamiento comunes
a la ecología de las poblaciones naturales y a las humanas, estas nociones no son equivalentes.
En el caso de las sociedades humanas, se deben tener en cuenta también los aspectos socioe-
conómicos, históricos, éticos y culturales creado/s y desarrollados por los propios seres huma-
nos.
En este sentido, desde la esfera de las Ciencias sociales, el vocablo medio comenzaba a utilizar-
se como el conjunto de elementos “ambientados” y el conjunto de los “ambientes en un “espa-
cio y tiempo definidos”. Lo que distingue “medio” y “ambiente” no es la presencia o ausencia de
los seres humanos, sino el objeto con respecto al cual se refiere cada uno de estos términos6.

5
Trellez y Quirós (2005), p. 37.
6
Sauvé (1987), p. 122.

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En un sentido general, el uso del término medio, con sus elementos antropológicos y sociológi-
cos trascendía al de ambiente, ligado principalmente a su valor ecológico.
En general, si bien todas las personas tienen una idea aproximada de lo que se desea expresar
al hablar de medio ambiente al tener en cuenta esta definición, existen no obstante dos signifi-
cados ligeramente distintos:
• Conjunto de circunstancias exteriores a un ser vivo o conjunto de condiciones que influ-
yen en el desarrollo y actividad de un organismo.
Estas circunstancias o factores pueden ser de tipo físico, químico o biológico. Por tanto,
se usa este tipo de significado cuando se hace referencia al “medio ambiente de un orga-
nismo o ser vivo, incluido el ser humano”. Es la idea que en parte también está subyacen-
te en los términos “medio” y “entorno”.
• Conjunto de factores externos que influyen sobre una entidad o sistema. Esa entidad no
tiene necesariamente que ser un organismo: puede ser una ciudad, un territorio, un país
o la Tierra en su conjunto. En este caso, el medio ambiente se entiende como el conjunto
de factores, componentes y elementos que engloban y afectan a esa entidad, y que inclu-
yen aspectos sociales y culturales. El medio ambiente es aquí un sistema en sí mismo
que engloba otros subsistemas dependientes. Por tanto, este tipo de concepto moderno
de medio ambiente, sistémico y complejo, tiene que ser abordado desde el enfoque de la
Teoría de sistemas.

Sobre los pilares señalados, comenzaba a resultar imprescindible la incorporación de las inte-
racciones entre las sociedades humanas y los ámbitos naturales (¡que ya no son tan natura-
les!)7 Para enfatizar el carácter doble e interactivo de los estudios ambientales, se hizo de esta
manera común el uso del término cognado “medio ambiente”. El medio ambiente quedaba defi-
nido entonces como la suma de las interacciones sociedad humananaturaleza, que si bien
resulta tan antigua como la vida humana en este planeta, alcanzaba especial significado frente
al deterioro ambiental creciente, lo que requería aspectos tan variados como los ecológicos,
culturales, políticos y económicos.
Al pivotar sobre estos cambios de significado, la noción de medio ambiente quedó establecida
entonces como la totalidad de todos los seres vivos, incluyendo a los seres humanos, junto con
el medio físicoquímico y sus elementos integrantes (en una palabra, “todo lo que rodea a cada
individuo, de cada especie”). Por lo tanto, corresponde de este modo al conjunto sistémico de
los elementos biofísicos del medio, imprescindibles para todos los seres vivos (incluido el
hombre) y que mantienen su calidad de vida. Estos elementos pueden ser naturales (como el
agua, el aire, el suelo, la flora, la fauna, etc.) o construidos por los humanos (como obras arqui-
tectónicas y tecnológicas). Así, se observa una estrecha relación con los elementos sociocultu-
rales del medio (sistemas políticos, sociales, económicos, modos de producción, modos de
vida, sistemas económicos, y un largo etcétera).
Frente a la imposibilidad de arribar a una única noción global sobre ambiente, o medio ambien-
te, Lucié Sauvé plantea que resulta preferible explorar sus representaciones simbólicas8.

7
Goldstein (2003), p. 75.
8
Sauvé (2001), p. 24.

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MATERIAL ONLINE

Para profundizar el problema sobre las representaciones sobre el am-


biente y su incidencia en la enseñanza se le sugiere la lectura del artícu-
lo de Lucie Sauve. Perspectivas curriculares para la formación de forma-
dores en educación ambiental.
http://www.ambiente.gov.ar/infotecaea/descargas/sauve03.pdf (1)

Las concepciones de ambiente como “Naturaleza”, “Recurso” y “Problema” son las que suelen
prevalecer en gran parte de las propuestas de educación ambiental. El desafío está en permitir
el ingreso de otros significados que complementen y den mayor sentido a los anteriores.

CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA EA

¿Cómo surge?
La cuestión ambiental es tomada en consideración fuertemente a partir de la década de los 70
frente a la crisis ambiental. Que se manifiesta ante el deterioro del ambiente por las acciones
que lleva a cabo el hombre
Frente a la crisis como respuesta surge la educación ambiental.
¿Qué es la educación ambiental?
Es una compleja dimensión de la educación global, que se caracteriza por incluir una diversidad
de teorías y de prácticas.
En la EA la concepción de ambiente no es un tema sino la realidad cotidiana y vital.
Es una invitación a atreverse, a cuestionar lo que somos nosotros mismos y a la sociedad, nues-
tros valores, lo cotidiano y la relación con los otros.
Es una invitación a construir el territorio donde queremos vivir, ser y estar, donde estamos y
somos, es una invitación a repensarnos a proyectarnos a futuros múltiples y posibles La EA se
sitúa en el centro del proyecto del desarrollo humano, ya que constituye la esfera más externa.
La interna de relación consigo mismo, la media de relación con los otros, y la del medio ambien-
te, relación con el medio de vida. (Sauve 2000)
¿Cuál es su objeto de estudio?
La red de relaciones entre las personas, su grupo social y el medio ambiente. No es el medio
ambiente. (Natural, Objeto de estudio de la ecología)
¿Cuáles son sus finalidades?
Finalidad de la Ed. Ambiental:
Promover valores, comportamientos y actitudes que sean acordes con un ambiente equilibrado

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y la protección de la diversidad biológica, que propendan a la a la preservación de los recursos


naturales y a su utilización sostenible que mejore la calidad de vida de la población. ( Ministerio
de Ed, Cs y tecnología)
¿Cuáles son los principios que lo sostiene?
Se funda en una nueva ética que se orienta a los valores y comportamientos hacia los objetivos
de sustentabilidad ecológica y equidad social.
Se funda en una nueva concepción de mundo como sistema complejo, la reconstitución del
conocimiento y el diálogo de saberes. La interdisciplinariedad principio metodológicos y privile-
giado de la EA.
¿Por qué la educación ambiental es fundamental?
De acuerdo con lo expresado en la Cumbre de RÍO.
La EA es fundamental para la modificación de actitudes y para el desarrollo de comportamien-
tos compatibles con el Desarrollo sostenible.
Su abordaje es transversal y interdisciplinar.
La formación del pensamiento crítico y participativo.
Ámbitos de desarrollo educación formal y no formal.

2. La Teoría de los sistemas y la construcción de modelos como base de


los estudios de EA
Un sistema es un conjunto de componentes interrelacionados. Los componentes interactúan, y
lo que interesa en particular es su comportamiento y las características del conjunto. El enfo-
que sistémico es básico en EA, ya que tanto a nivel macro como micro, cada componente del
planeta debe considerarse un subsistema, lo que significa interpretar la realidad como un grupo
de componentes que actúan unos sobre los otros y que, en conjunto, presentan características
propias que no se deducen necesariamente de contemplar sus partes por separado. Pero la
definición o construcción de un sistema para representar una realidad depende, sobre todo, del
interés u objetivo del investigador.
La Teoría General de los Sistemas (T.G.S.) propuesta por L. von
Bertalanffy aparece como una metateoría, es decir, una teoría de
teorías, que parte del muy abstracto concepto de sistema busca
reglas de valor general, aplicables a cualquier sistema y en cual-
quier nivel de la realidad. Para von Bertalanffy, un sistema real es
una entidad material formada por partes organizadas (o sus "com-
ponentes") que interactúan entre sí de manera que las propiedades
del conjunto, sin contradecirlas, no pueden deducirse por completo
de las propiedades de las partes. Tales propiedades se denominan
propiedades emergentes9.
Los sistemas reales intercambian con su entorno energía, informa-
ción y, en la mayor parte de los casos, también materia. Una célula, L. von Bertalanffy

9
Von Bertalanffy (2007), p. 161.

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un ser vivo, e igualmente, un ecosistema, una ciudad, un agroecosistema, la biosfera o la Tierra


entera son ejemplos de sistemas naturales. El concepto se aplica también a sistemas humanos
o sociales, como una sociedad entera, la administración de un Estado, un ejército o una empre-
sa.
Pueden distinguirse tres tipos de sistemas: los aislados, los cerrados y los abiertos:

• Un sistema es aislado cuando entre él y su entorno no se produce ningún tipo de inter-


cambio. Esto significa que el sistema no está comunicado con otros. Por ejemplo, un
termo “ideal” se halla tan perfectamente sellado que ni siquiera permite la pérdida de
calor (energía) hacia su entorno: la energía del sistema se mantiene constante.
• Un sistema es cerrado cuando por él fluye la energía pero no intercambia materia con
su entorno: por ejemplo una máquina eléctrica, como una batidora, que recibe un flujo de
energía (electricidad) y lo transforma: la energía del sistema no es constante (cambia).
• Un sistema es abierto cuando fluye energía o intercambia materia así como informa-
ción con otros el entorno en forma continua, como cualquier ser vivo: en este caso, tanto
la energía como la materia cambian en forma continua. Por otra parte, la información es
clave para la regulación y desarrollo de todos los procesos de intercambio.

Entonces, desde la Teoría de los sistemas, el ambiente en general (y cada ambiente en particu-
lar) o el medio ambiente desde las definiciones previas, constituye un sistema abierto que
requiere un constante aporte de materia, energía e información.
La organización del sistema es necesaria para controlar su propio desarrollo, asegurando la
continuidad de su composición y estructura (homeostasis) y la del conjunto de flujos y transfor-
maciones con que funciona (homeorresis), y mientras las perturbaciones producidas desde su
entorno no superen cierto grado, se denomina sistema autopoyético. Como señala Von Berta-
lanffy, el ambiente no se caracteriza por pautas estáticas y estructuras como máquinas, consis-
tentes en materiales de construcción más o menos permanentes, sino que en su interior actúan
procesos continuos de degradación y regeneración10.
Debe destacarse que de acuerdo con la teoría general de la relatividad, un sistema aislado debe
cumplir condiciones técnicas bastante restrictivas, conocidas como planitud asintótica. En la
Teoría de la relatividad especial, sea la clásica o en termodinámica, en general, las condiciones
son menos estrictas y simplemente requieren que, en el sistema, el movimiento de las partícu-
las que conforman el sistema esté restringido a una región compacta del espaciotiempo. La
expresión sistemas cibernéticos se aplica también a ellos por su capacidad de control autóno-
mo, dependiente de la existencia de mecanismos de retroalimentación negativa. Los mismos
son llamados sistemas disipativos porque la conservación del orden (información) en su seno,
y más su ampliación, requieren la disipación permanente de energía.
Los sistemas complejos, cibernéticos, autoorganizados y disipativos son a la vez sistemas
teleológicos (sistemas adaptativos), que requieren para ser descritos un lenguaje finalístico,
que se refiere a sus procesos como funciones y recurre constantemente a explicaciones que
empiezan por “para”.

10
Von Bertalanffy (2007), p. 163.

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Los flujos son transferencias unidireccionales de un sistema a otro; los intercambios, transfe-
rencias bidireccionales entre dos sistemas, y las transformaciones, cambios o variaciones en el
estado de un sistema. Desde el punto de vista sistémico, entonces, el medio ambiente se carac-
teriza por ser autosustentable, autopoyético, que experimenta flujos y transformaciones conti-
nuas.
La representación del sistema se basa en la construcción de modelos. Un modelo es una repre-
sentación simplificada de la realidad, conceptual o física. Un ejemplo de modelo conceptual es
una fórmula matemática; uno de modelo físicamente construido, una maqueta. De forma más
precisa: el modelo es la representación formal del sistema. Tal formalización puede ser literaria
(una descripción lingüística del sistema), matemática (mediante expresiones y fórmulas mate-
máticas) o incluso física, mecánica o plástica (una maqueta o similar). La formalización es
necesaria para definir y describir el sistema, y también para interactuar con él, dado que, por lo
general, el modelo tiene por objeto ser accionado y obtener así conclusiones sobre su compor-
tamiento (que trata de reproducir el de la realidad que representa).
A partir de lo expresado por Benjamin Reif puede definirse un modelo de una situación (objeto,
acontecimiento, proceso o sistema) como: “Una representación de nuestro nivel de conocimien-
to de dicha situación concreta real correspondiente”. Los modelos son ideales en la medida que
incorporan menos complejidad que en las situaciones reales y, en consecuencia, simplifican las
operaciones de investigación. Ahora bien, los modelos sólo representan las propiedades más
relevantes de la realidad que tratan de modelar, y los modelos constituyen parte o la totalidad
de una teoría.
A raíz de la vinculación teoríamodelo, Antoine S. Bailly define un modelo como: “una copia, a
escala reducida, del mundo; una aplicación experimental basada en una teoría”. Es un filtro a
través del cual se ve el mundo. Si aquel es bueno, nos permitirá captar una realidad estructurada
en lo que antes aparecía como caótico. Para Bailley, el método experimental en Ciencias socia-
les involucra la verificación de la teoría a través de los modelos que derivan de la misma.
Una definición más concisa es la apuntada por Collin Lee quien se manifiesta en los siguientes
términos:
“… un modelo es una representación de la realidad, una expresión simplificada y generalizada de las
características principales de una situación del mundo real. Es decir, es una abstracción de la realidad,
que se utiliza para obtener una imagen conceptual a fin de reducir la variedad y complejidad del mundo
real a un nivel que es posible entender y especificar”.
Al contar con modelos y elementos, se requiere además establecer relaciones causales. Una
relación causal es una relación direccional de tipo causaefecto entre una variable “causa” y otra
“efecto”. Al variar, la primera determina los cambios que experimentará la otra. En ocasiones, las
relaciones causales se pueden cuantificar (cuánto cambia la segunda variable ante un cambio
concreto de la primera). A veces, la cuantificación tampoco es necesaria, y vale simplemente
con conocer el signo (o la cualidad) del efecto. Por lo tanto existen dos tipos de relaciones cau-
sales.
• Relaciones causales positivas (+) Significa que la variableefecto cambia en el mismo
sentido o signo que lo hace la variablecausa. Si la primera aumenta, la segunda también
(pero si la primera disminuye su valor, la segunda también).

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• Relaciones causales negativas (–) La variableefecto cambia en el sentido o signo con-


trario al que lo hace la variablecausa. Si la variable causa aumenta, la otra disminuye (y
viceversa).

Estas relaciones causales explican todos los impactos que se relacionan con el ambiente y que
constituyen la base de los abordajes de las problemáticas ambientales.
Definidos los elementos o variables y las relaciones causales entre ellos, se obtiene un diagra-
ma de relaciones que se denomina diagrama causal, por ejemplo el que corresponde a una
situación de vulnerabilidad de una población.

A partir de los diagramas causales convertidos en diagramas de Forrester, se definen las rela-
ciones precisas entre las variables y se elabora un programa informático con ellas. Entonces, se
puede pasar a la fase de simulación, que consiste en someter el modelo formal a diferentes
estados y circunstancias mediante el uso de valores de partida y de desarrollo. Los estados o
condiciones a que se somete el sistema se denominan escenarios, y desembocan en la obten-
ción de “imágenes” o estados finales a los que llega dicho sistema en tales circunstancias.
Diferentes escenarios conducirán a distintas imágenes. Así que cada situación ambiental en
estudio se representa en un escenario o se obtiene de ella una imagen que será discutida por
los investigadores.
La concepción sistémica de las sociedades humanas permite interpretarlas como subsistemas
inmersos y dependientes de los sistemas naturales. La relación de los sistemas humanos con
su entorno (el resto de los sistemas terrestres) se produce a través de tres mecanismos:
• La ocupación, gestión o transformación del espacio. Puede ir desde la ocupación, gestión y
alteración prácticamente total del territorio, como en una ciudad, hasta la transformación o la
gestión parcial de un sistema seminatural, como ocurre en un pastizal para la ganadería exten-
siva. Siempre habrá cierta mezcla entre los aspectos naturales y los humanos, aunque varíe el
grado de importancia que presenta cada uno de ellos.
• El intercambio de flujos de materia y energía, que puede ser:
- Flujos de entrada, del sistema natural al humano, en cuyo caso se denominan recursos.
- Flujos de salida, del sistema humano al natural, conocidos como residuos.

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• La existencia de efectos de unos sistemas sobre otros.


- Cuando se dan del sistema humano al ambiental, se denominan impactos ambientales.
- Cuando van del sistema natural al humano, se llaman riesgos ambientales.

Se sugiere consultar el texto acerca de las principales medidas que se pueden tomar en
relación con el ambiente a nivel colectivo (Tyler Miller, 2002) en la sección citas textuales de la
unidad temática 1 del Seminario 1.

3. Los recursos y los residuos como base de los estudios ambientales


Los insumos de los estudios de EA son los recursos y el espacio. Si los recursos son todos los
bienes y servicios que brinda el ambiente, se habla en general de recursos ambientales. En
particular, se requiere distinguir los recursos naturales de los recursos sociales y culturales.
Como elemento de la naturaleza, un recurso natural debe cumplir tres condiciones:
1. Que el elemento exista en la naturaleza y el ser humano lo descubra.
2. Que escoja una utilidad o aplicación para satisfacer una necesidad humana.
3. Que desarrolle una tecnología tal que permita utilizarlo en forma apropiada.

A su turno, los recursos naturales, se pueden dividir en recursos materiales, como los recursos
geológicos minerales (rocas, piedras preciosas) y los recursos biológicos (seres vivos y sus
productos) y en recursos inmateriales, como los recursos geológicos energéticos (como el
petróleo, carbón, gas natural, como así también corrientes de agua, el viento y otras fuentes de
energía renovables).
En ocasiones, se califica como recursos a elementos o factores del medio natural que sirven
para propósitos humanos, aunque no se ajusten del todo a la idea de materia o energía que fluye
hacia el sistema económico. Es el caso de los recursos paisajísticos, que se utilizan para el

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disfrute escénico o estético; los recursos espaciales, o territoriales, usados para ubicar infraes-
tructuras. La definición de territorio o paisaje se analiza en un apartado más adelante en esta
unidad.
Los valores asociados a los recursos se pueden agrupar en: económicos, científicoecológicos
y éticos.
a) Valor económico. Todo recurso es fuente de una gran variedad de materias primas y servi-
cios, como medicinas, materiales y productos industriales y fuentes de turismo.
b) Valores científicoecológico. Todos los recursos tienen una función en el planeta y exhiben
una perfecta interconexión y estado de equilibrio. Entre los servicios ecológicos de los recursos
se encuentra la fijación de la energía solar, su conversión en nutrientes y su reciclado mediante
los ciclos biogeoquímicos, la regulación del clima mundial, la formación del suelo y su protec-
ción frente a la erosión, el funcionamiento del ciclo del agua, el control de inundaciones y de
otros tipos de riesgos o catástrofes.
c) Valor ético. La moral o la ética tradicional, sobre todo la de la civilización occidental, apenas
ha prestado atención al ambiente, considerándolo como algo cuyo único interés es la utilidad
que puede tener para las personas, sin pensar siquiera que un uso abusivo de esta pudiera traer
consecuencias no deseadas para la estabilidad de los sistemas que la forman. Sin embargo, los
recursos no se deben valorar únicamente en términos económicos. Desde un punto de vista
ético, cualquier recurso se debe preservar para las generaciones futuras constituyéndose en
parte del legado natural.

Para conservar los recursos se debería prestar mucha atención al manejo de los recursos reno-
vables, ya que proveen la base para la producción sostenible. La explotación excesiva de los
mismos y la obtención de elevados beneficios en corto plazo puede significar la pérdida definiti-
va de muchos de ellos.
Al igual que en el caso de los recursos, los residuos constituyen un concepto ligado a los usos
del sistema económico. De hecho, lo que son residuos para una parte de una sociedad pueden
resultar recursos para otros de sus miembros. Por tanto, desde este enfoque sistémico ambien-
tal, no deben ser considerados aún residuos aquellos restos de los procesos de producción y
consumo que son reutilizados o se reciclan dentro del sistema industrial o doméstico. De esta
manera, se puede reducir la cantidad de residuos vertidos al medio ambiente si se fomentan los
procesos que mantienen a los desechos o subproductos de las actividades económicas
mediante recirculación dentro de los sistemas.
Al igual que los recursos, los residuos pueden ser clasificados como materiales o energéticos.
En este caso, sin embargo, la clasificación material o energética del residuo se refiere a su cuali-
dad como materia o como forma de energía no ligada a la materia.
Los residuos materiales pueden adoptar la forma de gases, líquidos o sólidos, aunque a
menudo aparezcan mezclados residuos en los tres estados. Técnicamente, se suele hacer
distinción según el estado material, y reciben distintas denominaciones que se relacionan con
el proceso de liberación, y que en definitiva constituyen la contaminación o polución química (o
biológica o bioquímica, según los casos).

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• Emisiones. Residuos gaseosos liberados a la atmósfera.


• Efluentes o vertidos líquidos. Residuos líquidos vertidos en el medio.
• Vertidos sólidos. Residuos sólidos depositados o vertidos en el medio.

A su turno, los residuos energéticos son fundamentalmente radiaciones de diferente longitud


de onda, desde las radiactivas hasta el ruido o las infrarrojas o de calor. Son fuente de contami-
nación física, como la sonora o la visual.
La temática de los recursos y de los residuos se analiza desde otras perspectivas en próximas
unidades temáticas.

MATERIAL ONLINE

Se le sugiere la visualización de video sobre los contaminantes.


https://www.youtube.com/watch?v=HAFy8Vp7qPM

4. El espacio como clave de la EA


El espacio, como base física, biológica y social del ambiente, o del medio ambiente, puede ser
ordenado, de forma generalizada en:

• El espacio natural sólo presenta componentes abióticos y bióticos aunque puede exhi-
bir un grado variable de alteración.
• El espacio humanizado contiene componentes socioculturales además de los abióticos
y bióticos.
• El espacio artificial contiene componentes sociotecnológicos además de los abióticos
y bióticos.

En cuanto al espacio humanizado, en general se divide en espacio rural y espacio urbano; cada
uno de los cuales presenta en su origen una morfología y unas funciones diferentes y hasta
opuestas, aunque esta distinción con el tiempo ha tendido a diluirse o directamente a desapare-
cer. A su turno, el espacio natural representa los ambientes y ecosistemas prístinos, sin cam-
bios, que no han sido alterados por el hombre, aunque en esencia, prácticamente ya no quedan
sitios de la Tierra que no tengan algún grado de modificación.
La definición de espacio urbano (o, también, medio urbano, área urbana o centro urbano) resul-
ta tan difícil como la de espacio rural (o la del espacio periurbano, que comprende la zona exten-
dida entre los espacios urbano y rural), en especial tras los últimos modelos de crecimiento
urbano, por lo que se hace necesario concretarlo de acuerdo con sus funciones, su alta densi-
dad de población y su extensión, así como por constituir un emisor de servicios y estar perfecta-
mente dotado de infraestructuras. Se dirá, concretamente, en lo que se refiere a los espacios

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urbanos que el precio del suelo es alto, el empleo en el sector primario es insignificante, y que
suele haber mucho espacio físico y recursos para la supervivencia de las personas.
Una cuestión central es la transición entre el mundo urbano y rural en lo que se define la zona
conocida como continuo rural urbano, caracterizada por la combinación de las características
de ambos espacios. A pesar de lo operativa que resulta la clasificación censal o administrativa
para separar el espacio urbano y rural, un análisis más detallado muestra que, a menudo, resulta
sumamente difícil caracterizar inequívocamente un área como urbana o rural, especialmente si
en dicha área predomina la población rural –a partir de un criterio censal, pero se encuentra
rodeando a una gran metrópoli, con una clara influencia de ésta. En este contexto, el concepto
de "espacio rururbano", matiza la dureza de la oposición conceptual urbano-rural.
Una de las formulaciones más recientes y útiles para distinguir las clases de espacios es la de
autores españoles como García Ramón, quienes reconocen hasta siete u ocho categorías:
El espacio urbano propiamente dicho;
El espacio periurbano o áreas urbanas discontinuas;
El espacio semiurbano (con alternancia de usos);
El espacio semirrural urbanizado;
El espacio rural dominado por la actividad agraria o espacio agropecuario, pero con algu-
nas influencias urbanas como por ejemplo las derivadas de la descentralización indus-
trial y, por último;
El espacio rural dominado por otros usos, como los industriales o de sumideros;
El espacio rural "marginal";
El espacio natural (sin huella ecológica).

El espacio semirrural urbanizado y el espacio rural dominado por la actividad agraria se vinculan
también con las áreas rururbanas o secundariamente ruralizadas, es decir, el espacio semiurba-
no (donde se alternan una estructura anterior de hábitat rural con una nueva de residencias
urbanas o de establecimiento de industrias) y del espacio semirrural urbanizado (donde apare-
cen áreas urbanas fuera del área metropolitana pero donde también aún continúan siendo muy
importantes las actividades agrícolas).
Al aproximarse al concepto de urbano resulta útil trazar una
distinción entre la cuestión del lugar urbano y de lo que real-
mente significa urbano. Es más que un ejercicio de semántica.
La distinción entre lo urbano y lo rural como entidad física y lo
urbano y lo rural como calidad ayuda a comprender la comple-
jidad de la vida urbana e ilumina diferentes aproximaciones al
estudio de las ciudades y también de los espacios rurales.

5. La base territorial y paisajística de los estudios de la EA


Un primer recorte fundamental del espacio geográfico que ha sido delimitado para su estudio

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es el territorio. Es una unidad de gestión, ya que organiza el espacio según normativas y un tipo
de gobierno (administración política e instituciones), y por lo tanto resulta central en la delimita-
ción de políticas relacionadas con la resolución de las problemáticas ambientales y los estu-
dios de la EA.
La territorialidad se puede ejercer a diferentes escalas: global, estatal o nacional, regional y
local. Dado que el concepto de espacialidad es el hilo que recorre y estructura la noción general
de ambiente, conviene detenerse en este primer recorte del territorio.
Las formas en que las sociedades se organizan con arreglo a su reproducción generan una
disputa de intereses que repercuten en la fisonomía del espacio. Por lo que se tendría decir, que
una primera mediación en la articulación de la espacialidad la constituye la relación que existe
entre los modos de división social del trabajo y las formas de trabajo, dado que toda relación
productiva implica una valoración del espacio en función de la cual se estructura la reproduc-
ción social.
Una segunda instancia de mediación en el proceso constitutivo de la espacialidad se sitúa en el
plano simbólico, en el que arraigan las representaciones que acompañan y sostiene a las prácti-
cas sociales. Estas representaciones son las que cada sector social hace tanto de sí en el espa-
cio como de los demás sectores, y de su relación. En esta instancia se encuentra el proceso de
elaboración de los “mapas mentales”. A lo largo de todo proceso histórico, los territorios no solo
pueden ser vaciados o colmados físicamente, sino y fundamentalmente, también lo son simbó-
licamente. Estas construcciones simbólicas, que determinan en buena medida la percepción y
la reproducción de la “cotidianidad” de los sujetos, se estructuran a partir de valorizaciones
hechas sobre la base de una visión del mundo, la cual a su vez se enmarca dentro de una lógica
social de poder.
Sobre esta base resulta ineludible un análisis de las transformaciones que se han operado
sobre las relaciones sociales en las últimas décadas, en tanto fuerzas que movilizan esta doble
configuración de la espacialidad. Se conciben las relaciones sociales a través de las manera
en que se estructuran las clases11 (y con ellas sus formas institucionales de poder, así como
también sus modos de disputa) entonces se puede postular que se trata de la conflictividad la
que determina el modo y el grado en que los cambios concretos son operados. No obstante,
articular una reflexión acerca de la espacialidad como forma de consistencia social resulta
poco fructífera si se la abstrae de la temporalidad, su contraparte dialéctica en tanto componen-
tes de una relación que permite la constitución de los sujetos. De esta capacidad de definición-
administración cristalizarán formas espaciotemporales que se objetivarán en toda una serie de
concepciones y prácticas, cuya esencia radica en la reproducción de un modo de vida que posi-
bilite el sostenimiento de este bloque histórico. Es dentro de esta lógica más amplia en la que
se inscriben la (re)producción de los “mapas mentales”.
Un segundo recorte del espacio geográfico compete al paisaje. Milton Santos establece que
paisaje y espacio no son sinónimos. El paisaje es el conjunto de formas que expresan las heren-
cias que representan las sucesivas relaciones localizadas entre hombres y naturaleza. Desde
este enfoque, por el contrario, el espacio es la reunión de esas formas más la vida que las
anima, que resulta en la intrusión de la sociedad en esas formasobjetos, en un conjunto de

11
El proceso de constitución de una clase implica pero excede los contornos que determinan la posesión o no de los medios de
producción.

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bienes, servicios y mercancías. Igualmente el paisaje se puede definir como percepción polisen-
sorial de una trama de relaciones ecológicas y como recurso natural.
El estudio del paisaje forma de por sí una ciencia (paisajismo), muy relacionada con la ecología,
que constituye una visión antropocéntrica (cada persona puede percibir un paisaje de forma
distinta). Cada paisaje posee impreso las estrategias legales e ilegales que son influidas por las
relaciones sociales para lograr que los hombres satisfagan sus necesidades. Esto permite rela-
cionar el paisaje con un conjunto de ecosistemas y distinguir entre:

Fenosistema: Es la percepción que se tiene de un ecosistema, es decir, el paisaje.


Criptosistema: Es el verdadero objeto de estudio de la Ecología. Se trata del conjunto de
fenómenos ocultos a los sentidos y subyacentes al fenosistema. Explica el estableci-
miento y el estado de los ecosistemas.

De hecho, la Geografía de la percepción utiliza como herramienta para su trabajo los mapas
mentales, mapas que cada individuo hace en su mente con elementos que él considera relevan-
tes de su realidad, y con los que la construye. Los elementos en común que poseen los mapas
mentales dentro de una sociedad son lo que constituye el paisaje que la sociedad forma de ese
espacio. Por lo tanto, el paisaje debe ser interpretado como construcción social, en un doble
sentido: por un lado, como la construcción de los mapas o imágenes mentales que la sociedad
elabora; por otro lado, como el espacio que el hombre construye, organiza y modifica con el fin
de satisfacer sus necesidades. Dentro de esas necesidades se encuentran las actividades que
la sociedad desarrolla, económicas, educativas, etc., de manera tal que el paisaje sirve tanto
como lugar donde se vive como lugar donde se obtiene lo necesario para vivir.
Desde el punto de vista de la Teoría de los sistemas, es mejor considerar este tipo de recursos
territoriales y paisajísticos como espacio ambiental ocupado. En el caso del paisaje natural,
solo es empleado para el recreo y la contemplación, mientras que en el caso del territorio que
se va a urbanizar, sí es transformado e ingresado
en el sistema humano.

6. El modelo World como base de los estudios de la EA


Jay W. Forrester, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), construyó uno de los prime-
ros modelos de dinámica de sistemas aplicado a la relación entre la economía mundial y la
Tierra con base en la nueva definición de EA que surgía de los lineamientos del Club de Roma,
un organismo preocupado por el problema ambiental mundial cuya labor se examina en la próxi-
ma unidad. Este proyecto recibió el nombre de World2 (“Mundo2”) y fue publicado en 1971 (el
prototipo del que surgió es el World1). El modelo fue luego reelaborado y retocado por un equipo
dirigido por un discípulo de Forrester llamado Dennis Meadows. El resultado fue el World3, y
constituyó la base sobre la que establecieron las conclusiones expuestas en el libro titulado Los
límites del crecimiento, publicado en 1972, y que tuvo gran repercusión. Veinte años después, en
1992, el equipo de Meadows publicó unos nuevos resultados obtenidos con World3 a partir de
nuevos datos actualizados sobre la situación económica y ambiental mundial, en un nuevo libro

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titulado Más allá de los límites del crecimiento. A partir de los trabajos de Forrester y Meadows,
se han detallado los modelos de dinámica de sistemas para representar aspectos de la realidad
ambiental, utilizándose este tipo de técnicas en numerosos campos científicos y sociales. Sin
embargo los modelos World siguen constituyendo una de las aplicaciones más globales en lo
que se refiere a su concepción y análisis.
El modelo World considera cinco subsistemas que interactúan: población, recursos naturales,
producción industrial, producción de alimentos y contaminación. La idea básica es que el creci-
miento de la población induce un incremento en la producción industrial y en el cultivo de tierras
para la producción de alimentos, los cuales tienen efectos positivos a su vez sobre el crecimien-
to de población. Por otra parte, esos crecimientos determinan aumentos en la contaminación y
reducciones en los recursos naturales que están disponibles. Ambos efectos terminan ejercien-
do un papel limitante sobre la capacidad de seguir creciendo la población y la economía huma-
nas.

Escenario del modelo WORLD3 de 1972.

Las conclusiones principales de World3 fueron las siguientes:


• Si se mantienen las tendencias actuales de crecimiento económico y demográfico
mundial, los límites del crecimiento de la Tierra se alcanzarán dentro de los siguientes
cien años.
• Es posible alterar las tendencias de crecimiento y establecer condiciones de estabilidad
económica y ecológica, así se asegura que las necesidades básicas de cada persona en
la Tierra sean satisfechas.
• Cuanto antes se emprendan los esfuerzos necesarios para encaminarse hacia la
segunda conclusión, mayores serán las probabilidades de éxito.

La actualización del análisis de la situación económica y ambiental mundial con el modelo


World 3, en 1992, concluyó que:

• La utilización de muchos recursos naturales y la generación de muchos tipos de conta-


minantes han “sobrepasado” ya las capacidades físicamente sostenibles del planeta.
Todo esto de no solucionarse, supondrá una reducción futura de la capacidad de produc-
ción de alimentos, así como del uso energético y de la producción industrial por habitan-
te del planeta.

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• Esta disminución no es inevitable, pero para solucionarla se precisa una revisión global
de las políticas y las prácticas que se basan en el crecimiento del consumo y de la pobla-
ción, así como un incremento increíblemente veloz de la eficiencia con la que se utilizan
la energía y los materiales.
• Una sociedad mundial basada en la sostenibilidad es aún técnica y económicamente
posible.

7. Fundamentos para la construcción del conocimiento en la EA


La aproximación que se enfatiza acerca de la doble constitución de los estudios ambientales,
es decir, el abordaje simultáneo del estudio de los ambientes natural y social, requiere el aborda-
je simultáneo por dos grupos de disciplinas, respectivamente metodologías alfa (que buscan
leyes naturales y no requieren la reactualización del sujeto) y metodologías beta (aquellas que
plantean estudios de caso y situaciones particulares relacionadas con los actores sociales, y
que requieren por lo tanto la reactualización de los sujetos investigadores), es decir, las Ciencias
naturales y las Ciencias sociales, que al “aparecer” habitualmente aparentemente desconecta-
das, generan una visión distorsionada y fragmentaria de la realidad, lo que impide enfocar cien-
tífica e integralmente los problemas ambientales. Esto implica a su turno la importancia de
incluir la EA como eje transversal, o como contenido interdisciplinario en la Educación formal.
Por lo tanto, la perspectiva ambiental abre el establecimiento de opciones alternativas al proce-
so de desarrollo que subvierten y trascienden las políticas económicas, tecnológicas y educati-
vas prevalecientes, a la vez que fomentan la implementación de procesos productivos prove-
nientes del manejo integrado de los recursos de cada región, sobre la base de la articulación de
sus niveles de productividad ecológica, tecnológica y cultural12 (Leff E.,1992)
La reorientación de las actividades docentes y de investigación que implica esta perspectiva,
incorporaría dicha "dimensión ambiental" a los contenidos curriculares de los programas de los
distintos niveles educativos "formales": nivel inicial, escuela primaria, secundaria, superior –
universitaria, formación docente y técnica así como a una nueva organización de la administra-
ción pública en la planificación del desarrollo.

8. Antecedentes de la EA
El permanente desarrollo de la civilización occidental ligada a la idea de “progreso ilimitado”,
trajo consigo una gradual transformación de los ecosistemas, originándose problemas ambien-
tales como la desertificación, la erosión, la contaminación y sobre todo, la afectación de las
poblaciones que habitan los territorios impactados. Pero estos procesos comenzaron a agra-
varse al comienzo de la Revolución Industrial, con la explotación de fuentes de energía como el
petróleo, el carbón y el gas, dando comienzo así al deterioro de la calidad del agua y del aire.
Más tarde, con el crecimiento de las ciudades, el desarrollo de las centrales nucleares y las
nuevas tecnologías aplicadas a todas las actividades humanas, se comenzó una etapa en la
que el hombre sometió completamente a la naturaleza, llegando a hacer peligrar su existencia.

12
Leff (1992), p. 39.

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El hombre se situó por fuera y por encima de ella.


En el siglo XIX, la Revolución Industrial permitió avances importantes que hicieron la vida más
compleja y más cómoda para el hombre moderno. Sin embargo, el crecimiento industrial tam-
bién marcó el comienzo de una fuerte presión sobre el ambiente y la contaminación creció drás-
ticamente. Un ejemplo notable se dio en la Comisión de Educación de la UICN (Unión Internacio-
nal para la Conservación de la Naturaleza), que definió así la educación ambiental en 1970:
"[...] La educación ambiental es un proceso que consiste en reconocer valores y clarificar conceptos con
objeto de aumentar las actitudes necesarias para comprender y apreciar las interrelaciones entre el ser
humano, su cultura y su medio físico. Entraña también la práctica en la toma de decisiones respecto a
las cuestiones relacionadas con el medio ambiente".
Se debe aclarar que la cuestión de la educación ambiental no se restringe a la incorporación de
una dimensión ambiental a los sistemas educacionales tradicionales. Implica la necesaria reva-
lorización de la educación en el sistema social, en su conjunto, y en el análisis crítico del siste-
ma educativo que, como aparato ideológico del estado (de acuerdo con la visión de Louis
Althüsser), induce a la aceptación pasiva de determinados valores generalmente ajenos a los
reales intereses sociales de la mayoría de la población.
En los últimos años, en diversos ámbitos, y especialmente desde América Latina, se ha comen-
zado a entender a la crisis ambiental como una “crisis de civilización”. Según el Manifiesto por
la Vida se trata de “la crisis de un modelo económico, tecnológico y cultural que ha depredado
la naturaleza y negado a las culturas alternas”. Al respecto, se plantea además que el modelo
civilizatorio dominante degrada el ambiente, subvalora la diversidad cultural y desconoce al
otro, mientras privilegia un modo de producción y un estilo de vida insustentables que se han
vuelto hegemónicos en el proceso de globalización.
Como señala Eloísa Trellez:
“La educación ambiental en estos últimos veinte años ha recorrido muchos caminos y rutas laberínticas,
trascendiendo los tiempos y abriendo compuertas a la esperanza. Al igual que en el proceso de elaborar
una obra de arte, los educadores y educadoras ambientales intentamos ingresar a las multidimensionali-
dades y movernos en la niebla de la complejidad para tallar las imágenes de un nuevo horizonte de vida,
en donde la sociedad y la naturaleza, en una nueva danza cósmica con el tiempo, se reencuentren para
diseñar espacios de futuro, armónicos y en paz. De la naturaleza al infinito, como en la construcción del
arte, la educación ambiental nos lleva de la mano a nuevas realidades, nos renueva el compromiso ante
la justicia y las libertades, nos exige avanzar en el abordaje de la complejidad y nos reitera la urgente
búsqueda de nuevas maneras de conocer y de actuar, con un marco de sensibilidad y de compromiso,
fortaleciendo la intuición y la apertura a saberes ancestrales”13. (p.77)
La EA representa sobre estas bases el trayecto central para la construcción de esos futuros
deseados en el marco de un proyecto comunitario compartido; es una propuesta para el cambio
y la antifatalidad; es anticiparse para poder girar el timón y mantenerlo firme por nuestros
sueños, hacia la utopía. Como señala Trellez Solís, dicho escenario vital se debe construir “de
manera anticipada para saber con mayor precisión hacia dónde enrumbamos nuestros esfuer-
zos, qué metas nos trazamos, cómo las alcanzaremos juntos y cuál será nuestro papel para
impulsar su logro, hoy, mañana y pasado mañana...”14. ( p 48)

13
Trellez Solís (2000), p. 77.
14
Trellez Solís (2000), p. 48.

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MATERIAL ONLINE

Se sugiere la visualización de un video sobre el Manifiesto por la vida.


https://www.youtube.com/watch?v=665GwFabpuA

9. Estrategias de la EA
La EA se encuentra desde hace algunas décadas en permanente evolución. Desde las primeras
conferencias internacionales (Seminario Internacional de Educación Ambiental Belgrado, 1975;
Conferencia Intergubernamental de Educación Ambiental Tbilisi, 1977) hasta nuestros días, han
surgido a lo largo de diferentes territorios numerosas corrientes educativas con distintas mira-
das respecto de la conceptualización de ambiente, los fines que persiguen, sus metodologías y
sus principales estrategias.
Estas posturas muchas veces han sido presentadas como contra-
puestas, en ocasiones incluso fueron criticadas con el fin de desa-
creditarlas. Sin embargo es posible afirmar que, con excepción de
aquellas que marcadamente responden a intereses poco genuinos,
muchas aproximaciones han sido llevadas a cabo con buenas inten-
ciones y son fuente de aprendizaje para las propias prácticas. Intere-
sa en este punto analizar aquellos factores que han repercutido en
los cambios ambientales, como fuente de la discusión de estrate-
gias en la EA.
Entre otras estrategias, se requiere estimular el desarrollo de una
tecnología que propicie la protección, restauración y utilización de
los recursos naturales, así como del manejo sostenible, durable y Jhoana Mejía
responsable de los sistemas naturales que se encuentran en inte-
racción con la sociedad humana. En este marco, la metodología de la educación ambiental
debería partir de la obtención y registro de la realidad inmediata de cada sector involucrado,
cada porción de la realidad, así como de sus propias percepciones, e incorporarlas a la práctica
educativa, con el objetivo de convertirla en un instrumento de transformación.
El medio natural, y por extensión el medio rural, es decir, todo aquello que constituye el Hinter-
land de la Geografía regional decimonónica, ha experimentado cambios muy importantes en los
últimos cuarenta años, en los distintos continentes y con efectos muy diversos por región y por
país, por efecto de la urbanización. Estas modificaciones se conocen como la huella ecológica.
Pero puede hablarse en términos generales de tres grandes cambios:
• Demográficos: como resultado del éxodo masivo en los años sesenta y setenta, tanto en
Europa como en América, y el fenómeno de la “contraurbanización”.
• Económicos: que se originan por el declive de la agricultura y, en algunos países, por la nueva
visión que el mundo urbano tiene del medio rural, que ha dado lugar a una mayor diversificación.

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• Institucionales: debido a la descentralización política que pretende dar mayor poder a lo local
y lo regional, obviamente con desarrollos desiguales en los distintos países y continentes, y a la
supranacionalización de la política agraria.

MATERIAL ONLINE

Se sugiere la observación del video “La huella ecológica del hombre


2007”:
https://www.youtube.com/watch?v=mQeFxSHme8w

Es indudable que en vastas regiones del mundo rural se ha presentado una disminución drásti-
ca tanto en la población empleada como en la participación en el PIB nacional. Todo ello debido
al modelo de industrialización que condujo a acelerar los procesos de urbanización y el desarro-
llo tecnológico, “ahorrador” de mano de obra mediante capital mecánico y de tierra mediante el
uso de capital químico y biológico.
Las aglomeraciones económicas que caracterizan al modelo de industrialización de los países
comunitarios europeos en las primeras décadas del desarrollo generan una intensa urbaniza-
ción y un despoblamiento masivo de grandes áreas rurales. Dicho modelo fue seguido en
países latinoamericanos, aunque en muchos de ellos la población rural sigue siendo un porcen-
taje importante de la población total.
No todas las zonas rurales son periféricas aunque la mayoría de los problemas rurales se asien-
tan en dichas zonas, como es el caso de las zonas mediterráneas en Europa, y de los países
latinoamericanos. El mundo rural se encuentra ante una difícil conjunción de problemas que se
manifiesta en la perplejidad con que afrontan el futuro los agentes sociales que intervienen en
su gestión. Por otra parte, el mundo natural está siendo sometido a una intensa presión, como
la tala y deforestación, que afecta su desarrollo original, tal como se puede ver en la actualidad
en la Amazonia.
Algunas manifestaciones consecuentes de la alteración de los espacios son:
• Crisis de la producción y orientación: debates entre la necesidad de asegurar la manutención
familiar, la competitividad comercial y la diversidad de orientaciones comerciales o industriales
que afectan la toma de decisiones tanto de tipo productivo como de articulación al mercado.
• Crisis de población y poblamiento: la decadencia de lo rural y también de lo natural frente a lo
urbano ha propiciado un desprestigio social de las actividades agrícolas y un retroceso de los
pueblos originarios que vivían en estadio prístino.
• Crisis de las formas de gestión tradicionales: la propiedad comunal ha sido reemplazada
mayormente por la propiedad privada de la tierra, mientras que las decisiones individuales han
sido reemplazadas por las políticas nacionales e internacionales, de las señales del mercado y
de la competitividad empresarial.
• Crisis en el manejo de los recursos ambientales: la deforestación, la contaminación del suelo,

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el cambio climático, la erosión, el despilfarro y sobreexplotación del agua, la penetración urbana


(población e industrias), el uso no racional y sustentable de los agroecosistemas, la invasión del
medio natural, es decir, la huella ecológica, son problemas cuyo tratamiento y solución resultan
sumamente complejos.
• Crisis de las formas tradicionales de articulación social: el papel jugado por muchas institu-
ciones del mundo rural ha entrado en crisis o ha cambiado en forma significativa, y la búsqueda
de las nuevas funciones genera conflictos de competencia y vacíos de poder.

En síntesis, la nueva visión de un espacio en transición, marcha de lo rural a lo urbano, de lo agrí-


cola a lo industrial, de lo natural a lo agrícola. Hay más bien un buen número de características
que muestran la multidireccionalidad del proceso, sobre las cuales hay múltiples evidencias, en
diferentes países, con distintos grados de desarrollo.
En particular, los problemas que afectan a los habitantes urbanos, los problemas del territorio y
la expansión de las zonas rurales en desmedro de las naturales, son objeto de atención general
y llevan a buscar unas nuevas funciones a los espacios que constituyan en una vía posible a su
reequilibrio y desarrollo. Son de destacar las siguientes:

• Equilibrio territorial, para contrarrestar los efectos del despoblamiento, que han sido
inducidos por las políticas orientadas a la concentración urbana y por fenómenos como
la violencia en varios países.
• Equilibrio ecológico, en cuanto conservador de ecosistemas naturales y a la producción
de paisaje de calidad, abierto y natural.
• Producción de agua limpia y conservación de sus fuentes.
• Espacio para actividades de esparcimiento y recreo al aire libre que, cada vez más,
están ampliamente demandadas por los habitantes urbanos, de la mano de un desarrollo
mayor de espacios verdes en los cascos urbanos.
• Usos agropecuarios no alimentarios como, por ejemplo, la producción de fibras textiles,
la obtención de productos energéticos y de recursos minerales en general.
• Sumidero de contaminantes del aire, del agua y del suelo.

Algunas de estas demandas sociales entran sin duda en contradicción, y ponen en las decisio-
nes nacionales la posibilidad de conducir su futuro por una senda inédita pero posible. Por lo
tanto, la misión fundamental de la EA es la construcción de nueva visión de la relación ambien-
te, sociedad, naturaleza, lo que implica la desnaturalización de la crisis ambiental como algo
dado y el replanteo de los orígenes y formas de expresión de la misma, así como la necesidad
de postular metodologías y herramientas para su resolución.
En este sentido, y como corolario, técnicamente se puede definir impacto ambiental como el
efecto sobre el medio ambiente de una actuación humana concreta, como una industria o un
vertido de petróleo. Sin embargo, coloquialmente, el término se usa también para expresar cual-
quier disfunción ambiental generada por actividades humanas, incluyendo las que resultan de
diversos impactos. En realidad, en este caso es más correcto utilizar la expresión problemática

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ambiental, que se refiere a los efectos negativos en la estructura o funcionamiento de los siste-
mas ambientales debidos a causas humanas, de forma que suele ser el resultado de diversos
impactos. Así, en rigor, el calentamiento global es un problema ambiental derivado de los nume-
rosos impactos generados por los millones de tubos de escape, incendios y chimeneas de emi-
sión de dióxido de carbono. Los impactos puntuales suelen presentar entonces un carácter
inicialmente local o regional, pero los problemas ambientales alcanzan ya una dimensión plane-
taria.
En cuanto a los tipos de problemáticas ambientales principales se distinguen:
• Problemas creados por el incremento excesivo de los flujos de entrada (explotación de recur-
sos naturales). Tienen que ver con la aceleración de los ritmos de extracción, la sobreexplota-
ción y el mal uso de los recursos potencialmente renovables o utilizables de forma no consunti-
va, que acaba agotándolos. Las consecuencias finales son la pérdida y degradación de los
recursos naturales.
• Problemas de la excesiva ocupación y alteración de los espacios ambientales de los siste-
mas naturales. Determinan la pérdida de viabilidad de los ecosistemas, la creación de tenden-
cias regresivas, y la degradación de su estructura y funcionamiento ecológico, así como la posi-
ble activación de riesgos inducidos. En conjunto, desembocan en problemas de degradación,
fragmentación y pérdida de ecosistemas y de sus servicios, incluyendo la pérdida global de
biodiversidad.
• Problemas derivados del excesivo crecimiento de los flujos de salida (vertido y emisión de
residuos y contaminación). Originan la alteración de los ciclos biogeoquímicos de materiales y
la superación de las capacidades de asimilación y reciclado de residuos por parte de los siste-
mas naturales.

García (2000) sostiene que los:


“Los impactos y las problemáticas ambientales así definidas se relacionan con el deterioro de la calidad
de vida de los medios urbano y rural, la contaminación, la extinción de especies, la pérdida de los
ambientes naturales, y muchos otros, no se pueden enfocar aisladamente y deben abordarse a partir de
las interrelaciones recíprocas que los vinculan con diferentes actores sociales y entre sí, ya que la com-
plejidad de un sistema ambiental no está determinada solamente por la heterogeneidad de los elemen-
tos (o subsistemas) que lo componen sino mayormente por mutua dependencia de las funciones que
cumplen dichos elementos dentro del sistema total15.
Actualmente se reconocen diferentes problemáticas ambientales desde una escala macro o
global (como cambio climático, disminución de la capa de ozono) a una escala más micro o
local (desertificación, inundaciones, contaminación de un recurso, entre otros). Como señala
Édgar González Gaudiano (1998), “dichos problemas ambientales surgen como emergentes de
un sistema de desarrollo humano a nivel local y mundial”16.

Se sugiere consultar el texto acerca de la concientización en la lucha contra las problemáticas


ambientales (Porrit, 1991) en la sección final de la unidad temática 1 del Seminario 1.

¹5 García (2000), p. 18.


16
Gaudiano (1998), p. 12.

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SINTESIS

La educación ambiental (EA) se propone reflexionar acerca de la satisfacción de las necesida-


des básicas de toda la población. A través de la práctica educativa, la EA constituye un real
instrumento de cambio. Pero su dimensión cultural, social, política, económica y ética requiere
un estudio interdisciplinario, cimentado en la educación en valores y con una perspectiva de
transversalidad entre las Ciencias naturales y sociales.
El concepto básico en los estudios ambientales es el de ambiente. El ambiente constituye un
sistema dinámico y complejo resultante de la interacción de los sistemas socioculturales y los
ecosistemas naturales.
El medio ambiente, como interacción sociedad humananaturaleza, representa la interacción
seres humanosmedio natural es tan antiguo como la vida humana en este planeta, pero frente
al deterioro ambiental actual se requiere aprender a relacionar ambiente, ética y desarrollo.
La ecología es fundamental para comprender la problemática ambiental y constituye la base
que permite a su vez comprenderla dentro de los sistemas culturales, los que se relacionan
directamente con las transformaciones tecnológicas. Desde la Teoría de Sistemas se concibe
el estudio ambiental sobre la base de la interpretación y construcción de diagramas causales,
modelos y simulaciones. Uno de los principales es el programa World que intenta explicar las
relaciones entre ambiente, población, recursos y residuos. El estudio del medio ambiente surge
como la urgente necesidad de tomar medidas con respecto al deterioro ambiental producido
por acciones humanas inadecuadas.
Una dimensión central en los estudios ambientales es la noción de espacio, tanto natural como
social, humanizado y artificial. Otra cuestión fundamental en los estudios de EA es la delimita-
ción de las nociones de territorio y paisaje, que establecen las dinámicas de la evaluación de las
problemáticas ambientales.
Los recursos naturales, como el agua, el suelo, el aire, la vegetación, los animales, se modifican
al construir ciudades y crear agro ecosistemas. A su turno, los flujos de salida son los residuos
materiales y energéticos que producen contaminación química, biológica o física.
La educación ambiental es una invitación a participar desde una perspectiva individual y social
en la resolución de problemas actuales y futuros en relación al ambiente.
La base de las estrategias ambientales son los impactos ambientales así como las problemáti-
cas ambientales de índole local o regional.

AUTOEVALUACIÓN

En las siguientes selecciones múltiples podrán revisar el conocimiento adquirido en las lecturas
de la unidad temática:

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1. El conjunto sistémico de los elementos biofísicos o construidos por los humanos en rela-
ción con el mantenimiento de la calidad de vida es la base de la definición de:
a. Ambiente.
b. Ecología.
c. Medio.
d. Medio ambiente.
e. Todas las anteriores.
2. El cambio del enfoque biológico al interdisciplinario y el desarrollo de la noción de EA tuvo
lugar en:
a. Década de 1950.
b. Década de 1960.
c. Década de 1970.
d. Década de 1980.
e. Década de 1990.
3. La siguiente definición corresponde al territorio como recorte del espacio:
a. Es la percepción que se tiene de un ecosistema.
b. Es la base explicativa del establecimiento y estado de los ecosistemas.
c. Es la unidad de gestión que organiza el espacio según normativas y un tipo de gobierno.
d. Es la percepción polisensorial de la trama de relaciones ecológicas.
e. Es la construcción de los mapas e imágenes y de la identidad.
4. La siguiente definición corresponde al paisaje:
a. Lugar de pertenencia e identidad cultural.
b. Organización del espacio según normativas y gobierno.
c. Es el proceso constitutivo de la espacialidad que se sitúa en el plano simbólico, en el que
arraigan las representaciones que acompañan y sostienen a las prácticas sociales.
d. Recorte espacial que puede ser colmado o vaciado tanto físicamente como simbólicamente.
e. Recorte espacial de diferentes escalas, de la global a la local.
5. La descripción del espacio con componentes socioculturales además de los naturales:
a. Espacio natural.
b. Espacio humanizado.
c. Espacio artificial.
d. Todos los mencionados.
e. Ninguno de los mencionados.
6. La crisis de las formas tradicionales de articulación social se refieren a:
a. Debates entre la manutención familiar, la competitividad comercial y la articulación del mer-
cado.
b. Decadencia paralela de los espacios rural y natural.
c. El reemplazo de la propiedad comunal y el policultivo por la propiedad privada y el monoculti-
vo.
d. El desarrollo de la huella ecológica.
e. El papel jugado en la búsqueda de las nuevas funciones de los espacios que generan conflic-

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tos de competencia y vacíos de poder.


7. La siguiente no es una problemática ambiental:
a. La explotación de recursos naturales
b. La pérdida de viabilidad de los ecosistemas, la creación de tendencias regresivas.
c. La degradación de la estructura y funcionamiento ecológico.
d. La alteración de los ciclos biogeoquímicos de materiales y la superación de las capacidades
de asimilación y reciclado de residuos
e. Una situación concreta del vertido del petróleo de un buque cisterna o liberación de productos
químicos por una industria.

ACTIVIDADES DE REFLEXIÓN Y APLICACIÓN

1. Reflexione acerca de la siguiente afirmación y, a continuación, elabore una red conceptual


con los siguientes términos: EA, medio ambiente, ambiente, medio, objetivos, metodologías,
estrategias.
“El ambiente: esa compleja maraña de interrelaciones, enredadas (en red y sin ella) y confusas, sobre las
que queremos actuar y que los demás actúen, sobre la que hablamos y nos apasionamos, pero que nos
pesa y nos tortura cuando sentimos con cierta impotencia que los propósitos que nos animan, como
educadores ambientales, no llegan a traducirse en logros específicos.” Eloísa Trellez Solís
2. Analice la siguiente situación. Una determinada población humana se encuentra bastante
estabilizada debido a que sus tasas de natalidad y mortalidad, ambas muy elevadas, presentan
valores parecidos. En un período de muy pocos años, un gran avance médico y sanitario reduce
el número de muertes anuales a la mitad, pero la población mantiene sus comportamientos
reproductivos de los años anteriores.
• Con estos datos, pronostique qué ocurrirá con la población luego de los avances médicos.
• Represente de forma aproximada, en un gráfico de población tiempo, el aspecto que tendrá la
curva demográfica de dicha población en un período de tiempo que incluya el intervalo antes,
durante y después del proceso de mejoras sanitarias.
• ¿Qué debería hacer la población para volver a estabilizarse demográficamente? Proponga
algunas medidas concretas encaminadas a alcanzar dicho fin.

CITAS TEXTUALES

Tyler Miller (2002): Ciencia ambiental. Preservemos la Tierra


“Ofrecemos aquí algunas líneas maestras de las soluciones que han ofrecido algunos analistas
para trabajar a favor de la Tierra:

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• Dejar la tierra mejor o igual de la que encontramos.


• No tomar más de lo que necesitamos.
• Intentar no hacer daño a la vida, al aire, al agua o al suelo.
• Conservar la biodiversidad.
• Ayudar a la tierra para que conserve su capacidad de curarse a sí misma.
• No utilizar los recursos potencialmente renovables (suelo, agua, bosques, pastizales y flora y
fauna) más deprisa de lo que se pueden reponer.
• No malgastar los recursos.
• No soltar contaminantes en el medio ambiente más deprisa de lo que los procesos naturales
de la tierra pueden asimilar.
• Dar gran importancia a la prevención de la contaminación y a la reducción de los residuos.
• Reducir la tasa de crecimiento de la población.
• Reducir la pobreza.
La clave para solucionar nuestros problemas y retos medioambientales está en darse cuenta de
que los individuos cuentan. La antropóloga Margaret Mead ha resumido así nuestro potencial
de cambio: ‘No dudes jamás de que un pequeño grupo de ciudadanos conscientes y comprome-
tidos pueden cambiar el mundo. Lo cierto es que es la única forma en que alguna vez se ha con-
seguido’”17. (p.18)

Porrit (1991): Salvemos la Tierra


“Con la llegada de los sistemas modernos de comunicación, las gentes de los pueblos de la
India o de Indonesia van sabiendo mucho más acerca de la destrucción de sus recursos de
agua y empiezan a exigir con firmeza que sean protegidos. Dando a esas gentes el poder de
afirmar sus derechos comunes sobre sus ríos, haremos posible que esos recursos produzcan
beneficios verdaderos y estables para la gente que más los necesita. En todos y cada uno de los
países, hemos de crear grandes fuerzas políticas para el restablecimiento de las cuencas fluvia-
les, la descontaminación del agua, el abandono de insensatos proyectos de presas y la protec-
ción de esa clase única y frágil de seres vivos que poseen los ríos”18.
“Debido a la contaminación atmosférica, que conlleva tanto un proceso de acidificación como
de enriquecimiento mineral ninguna turbera puede decirse que se halle en su condición primiti-
va. Pero lo que es aún más preocupante, en las principales zonas agrícolas y de asentamiento
de población, la gran mayoría de las turberas accesibles han sido o están siendo drenadas o
quemadas por razones agrícolas, forestales o de control de áreas de retención de agua, o han
sido taladas para obtener turba. Las comunidades rurales han venido practicando durante
siglos la tala de turba sin producir ningún daño real, aunque cabría haberla hecho de una forma
aún más ecológicamente equilibrada.
Pero es que los métodos modernos de extracción de turba destruyen las turberas mucho más
deprisa de lo que pueden regenerarse”. […]
[…] Si el aumento del efecto de invernadero produce, como está comprobado, una elevación del
nivel del mar, se volverá aún más impagable el costo de mantenimiento de estos terrenos, que
han sido algunas de las más productivas zonas de cultivo de tierras bajas. Curiosa ironía la de

¹5 Tylerl Miller (2002), p. 18.


16
Porrit (1996), p. 172.

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este “efecto retroactivo”: al llevar el “desarrollo” a las turberas, contribuimos masivamente al


calentamiento global. Y el aumento de temperaturas produce, a su vez, una elevación del nivel
del mar, que amenaza con inundar esas tierras ya “desarrolladas”. Para esto, mejor hubiera sido
dejarlas como estaban.
[…] Pero las organizaciones no gubernamentales y los movimientos ciudadanos no sólo están
consiguiendo llevar la preocupación, sino que están trabajando por conservar y recuperar nues-
tros pantanos19. (p. 172-180)

BIBLIOGRAFÍA OBLIGATORIA

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Iberoamericano de Educación Ambiental. Ed. Revista Universidad de Guadalajara nº 10. Guada-
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GONZÁLEZ, C. y OTROS (1996) Educación Ambiental: Teoría y Práctica. Madrid: Ed. Organización
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¹5 Porrit (1996), p. 180.

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Introducción a la Educación ambiental | Seminario 1

TYLER MILLER, G. Jr. (2002) Ciencia ambiental. Preservemos la Tierra. 5ta. Edición. Bogotá: Thom-
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VON BERTALANFFY, Ludwig (2007) Teoría general de los Sistemas. Fundamentos, desarrollo,
aplicaciones. México: Fondo de Cultura Económica.

Cómo citar este texto:


• Majas, Fernando (2016) “Unidad 1: La educación ambiental” Seminario “Introducción a la
educación ambiental”. Diplomatura Superior en Educación ambiental y proyectos escola-
res. Azul Ediciones, Burzaco.

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