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EL REGALO ESPECIAL

Había una vez en el antiguo Perú un niño llamado Álvaro.


Los padres de Álvaro eran muy ricos, contaban con oro,
grandes rebaños y pastos. Pero un día tuvieron que ir a
un viaje de negocios por barco, entonces Álvaro tuvo
que ir a vivir con sus abuelos, Octavia y Octopus. Álvaro
se puso furioso, ya que estaba acostumbrado a vivir
entre lujos y sus abuelos Vivían en el campo. Octopus, el
abuelo, se encargaba de la ganadería, cuidaba a las
llamas y alpacas y las alimentaba. Por otro lado, Octavia
se dedicaba a la agricultura, regaba las plantas,
cosechaba las tierras y las trabaja correctamente.
Cuando Álvaro llego, sus abuelos notaron a un niño
cerrado y amargo, por lo que le dieron el mejor cuarto
de la casa y decidieron hacerle un regalo a cambio de
que los ayude con los trabajos del hogar. Álvaro aceptó
sin decirle a la abuela lo que haría.

Al pasar los días la abuela Octavia se la


pasaba en su cuarto preparando el regalo
para Álvaro, sin embargo, este no cumplía
con la promesa, se tiraba en la amaca a
relajarse y dormir, la abuela no se daba
cuenta. Octavia trabaja bien sus tierras
para conseguir el mejor algodón, quería
regalarle un peluche suave y fino para que
duerma con él todas las noches. Finalmente,
llego el día del regalo, Álvaro tenía una cara
de mentiroso, ya que por este tiempo no
había hecho ningún trabajo de la casa,
cuando Octavia le entrego el regalo en una
caja de cartón, cuando lo abrió se dio cuenta
de que era un peluche para niños pequeños.
“Abuela, este un regalo mediocre, me
merezco algo mejor por el trabajo que he
hecho, ya soy un niño grande, no necesito estas cosas” Álvaro se encerró en su
habitación y dejo el peluche en la sala.

Octavia y Octopus no podían creerlo, el regalo que habían hecho con tanto
esfuerzo no fue apreciado por él. Octavia fue la más afectada, se quedaba
echada en la cama y ya no trabajaba sus huertos. Al poco tiempo Octavia
enfermó y Octopus tuvo que dejar de cuidar a los animales para cuidarla a ella, no
tenían dinero para comprar medicamentos eficientes y caros, así que probaron
con medicamentos naturales. Álvaro no sabía qué hacer, se sentía mal y no
encontraba una manera de ayudar al abuelo. Cada vez era peor la situación,
primero se le empezaron a cerrar los ojos y perdió la vista, luego tuvo dificultad
para pasar los alimentos. Por las noches Álvaro escuchaba los llantos de su abuelo
y se sentía mal.

Al paso de unos días, Octavia


no soporto más, falleció
tranquila en su cama. No
tenían dinero para pagar un
ataúd, entonces la dejaron en
la cama hasta que los padres
de Álvaro vuelvan. Él se
sentía devastado, nunca se
pudo disculpar por el
incidente del regalo. Su
abuelo le dijo que tenía que
aprender la lección y
empezar a ser un niño bueno.
Álvaro se dirigió hacia su
habitación, abrazo el peluche
y se quedó llorando en la
cama.

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