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Reino Unido: Historia (Prehistoria-1307)

La historia del Reino Unido presenta dos características básicas. La primera, el carácter insular del territorio, que
le confiere una personalidad propia, aislado de diversos movimientos continentales, pero, a su vez, enmarcado
en oleadas invasoras a través de las aguas marítimas. La segunda, la concentración de gran parte de su devenir
en los territorios centrales, en el país que habitualmente se conoce con el nombre de Inglaterra, cuyo desarrollo
frecuentemente ha hecho que funcione como el epicentro de movimientos y renovaciones históricas que más o
menos tarde se han transplantado a la periferia del resto de territorios británicos.

Prehistoria
El examen de las fuentes arqueológicas y geológicas aún no ha llegado a una determinación de certeza acerca
de cuáles fueron los primeros habitantes de las islas británicas, pero parece poco probable que, salvo pequeños
grupúsculos de homínidos, hayan existido asentamientos organizados anteriores al año 10000 a.C., cuando el
fin del último período glaciar, el Pleistoceno, acabó por conformar las condiciones climáticas en las que el género
humano pudo desarrollarse. Fue a partir de esta mejora cuando se extendió la llamada revolución neolítica,
definida por dos aspectos principales: microlitización de los utensilios y especialización en las primitivas
industrias, lo que conllevó a su vez el progresivo abandono del nomadismo inherente a las sociedades
prehistóricas, que pasaron a convertirse en sedentarias.

De la sedentarización de los grupos de población a la sustitución de la caza y recolección por una economía
agraria no hubo más que un paso, que fue dado aproximadamente hacia el año 6000 a. C., al menos con 4.000
años de retraso en comparación con las civilizaciones del Creciente Fértil. Por lo que respecta a Gran Bretaña,
los primeros síntomas de sedentarización de la sociedad y el abandono de la recolección para dejar paso a la
agricultura datan del cuarto milenio a. C., y es comúnmente admitido que este paso se debe al flujo de población
procedente del continente, en especial de la costa nororiental. Las labores agrícolas de los primeros habitantes
de las islas se vieron completadas con el inicio de las actividades pastoriles, así como con el aprovechamiento
de la riqueza forestal, uno de los principales recursos de Gran Bretaña. Estos grupos humanos se asentaron
preferentemente en el oeste de la isla, cercanos al actual País de Gales, aunque se han encontrado también
evidencias de pequeños grupos de población en el este.

La única forma de diferenciar ambas culturas neolíticas británicas es la comparación de sus tumbas, formadas
por montañas de guijarros en el caso de los habitantes del oeste, y por túmulos de tierra en el caso de los
habitantes del este, seguramente por la menor abundancia de piedras en esta zona. El principal yacimiento de
la cultura Neolítica del Reino Unido, el de Windmill Hill (Wiltshire), presenta unos cercados en los que,
supuestamente, las primeras sociedades británicas celebraban sus ritos religiosos. En el mismo Wiltshire, en el
yacimiento de Durrington Walls, se encuentra el primer resto conocido de megalitismo, hacia el 2400 a.C., lo
que da buena prueba de los cambios que comenzaban a surgir en el seno de la civilización neolítica de las islas,
antes de que llegasen las grandes invasiones continentales. Tomando como referencia los megalitos de
Durrington Walls, puede decirse que la evolución de la sociedad británica caminaba de forma paralela al
desarrollo continental.

En plena Edad del Bronce, hacia el año 2300 a. C., Gran Bretaña sufrió el impacto de la cultura del cubilete
(beaker), procedente de la Europa continental, del curso medio del Rin y de los Países Bajos, que contaba como
característica más esencial el distinto culto religioso, basado en enterramientos individuales, a modo de una
vasija decorada con motivos icónicos en forma de cubilete, de ahí su nombre. Aunque la teoría de la invasión ha
sido puesta en entredicho por algunas investigaciones modernas, más partidarias de que una misma respuesta
cultural hubiese ocurrido en diversos lugares de Europa, incluida Gran Bretaña, lo cierto fue que otros
testimonios arqueológicos prueban la existencia de una gran masa migratoria de población continental hacia las
islas, fueran portadores o no de la cultura del cubilete. De estrato étnico indoeuropeo, fueron estos contingentes
quienes introdujeron en las islas el primitivo idioma, así como también fueron los introductores en las islas de
la metalurgia. Pese a sus conocimientos rudimentarios sobre esta industria, fueron pioneros en explotar los
enormes yacimientos de oro y cobre existentes. La civilización británica conoció un espectacular crecimiento,
dejando atrás la primitiva organización tribal que los invasores hallaron a su llegada, para pasar a una división
social en base a la preeminencia social.

La clase dirigente de esta sociedad, personificada en los jefes militares, ha legado la existencia de profundas
divisiones y de diferentes estratos de riqueza, como lo pueban las riquísimas tumbas conservadas en Wessex de
estos dirigentes de la sociedad. No obstante, dejando aparte otros ricos yacimientos arqueológicos que nos
muestran la evolución de las primeras sociedades británicas, como el de Windmill Hill, es el archiconocido
crómlech de Stonehenge el rastro más evidente de esta civilización, caracterizada por compartir la misma "idea"
megalítica que se extendía por todo el continente.
Las fuentes arqueológicas no permiten disponer de demasiados datos para conocer cómo fue el tránsito hacia
el primer milenio a.C. en Gran Bretaña, ya que únicamente se dispone de algunos pequeños niveles en los
yacimientos más conocidos. El análisis comparativo de armas y herramientas permite, con todo, distinguir una
zona británica más acorde con la evolución social del continente europeo, la formada por el sudeste de las islas
y por Irlanda, mientras que en el interior y en el norte denotan cierto atraso tecnológico con respecto a las zonas
anteriormente mencionadas. Lo que sí parece estar asentado por diversas investigaciones es la amplitud de
focos rurales en el sur de las islas, comenzándose a imponer una tipología de explotaciones agrícolas típicamente
británica, caracterizada por un largo espacio de campos y recintos comunes, donde diversas chozas de forma
circular servían de habitación a los agricultores. Este tipo de explotación informa del alto grado de productividad
de los campos británicos en época tan temprana como los albores del año 1000 a.C.

Si a ello se le une el avance tecnológico generado alrededor de las migraciones continentales y el consiguiente
auge de las explotaciones metalúrgicas de Gran Bretaña, son factores que provocaron el despegue del comercio,
tanto interior en la isla, con una ruta que unía el centro de la isla con Irlanda y Cornualles, como en el exterior,
con sendos transportes que unían Gran Bretaña con el centro de Europa y con las regiones del mar Báltico. El
comercio benefició sobre todo al sur y al sudeste, continuando, pues, con la bifurcación de dos sociedades en
Gran Bretaña: la del norte, anclada todavía en la tradición megalítica y caracterizada por enterramientos pobres
e industrias de sílex poco desarrolladas, y la del sur, a la que las ganacias comerciales permitió disponer de ricos
ajuares funerarios y donde se observa una profusión decorativa en las cerámicas.

El siguiente paso evolutivo en la prehistoria británica lo conforma la llegada casi simultánea, entre el 1200 y el
800 a.C., de dos corrientes claramente externas y continentales: la cultura de los Campos de Urnas y,
principalmente, la cultura de Hallstatt, de sustrato céltico. Del primer impacto de los Campos de Urnas se
observa la sustitución, en el sur y sudeste de Gran Bretaña, de las tumbas colectivas por las individuales,
conformando una cultura en la que la incineración de cadáveres sustituyó a la cremación.

El contingente céltico de la cultura de Hallstatt fue de mucha mayor importancia, a pesar de que, al principio,
con casi toda seguridad, los invasores únicamente realizaron algunas pequeñas expediciones de reconocimiento.
Posesores de un nivel tecnológico mayor que los habitantes de Gran Bretaña, los contingentes celtas de Hallstatt
cada vez se hicieron mayores, aunque ha de quedar claro que no se trató, en ningún modo, de una invasión o
dominación sangrienta. Los celtas hallstáticos se fundieron con la población autóctona y se agruparon en los
mismos contingentes. Los típicos campos agrícolas británicos pasaron a ser protegidos mediante empalizadas
de madera, como era costumbre celta: de esta época datan algunos de los más antiguos asentamientos, como
el de Beacon Hill (condado de Buckingham), principal yacimiento céltico de la época de Hallstatt en Gran Bretaña.

Aunque es bastante posible que ya los celtas hallstáticos hubiesen conocido el uso del hierro, fue con la siguiente
oleada invasora céltica, La Tène, cuando la introducción de este metal provocó cierto cambio en la incipiente
sociedad británica. En principio, la nueva invasión, según el resultado de diversas prospecciones arqueológicas,
no arrojó una variación enorme de masa de población, por lo que hay que pensar en la incursión de una elite
celta dirigente, en un estadio sociocultural más desarrollado (como era la cultura de La Tène), que se convirtió
en clase dirigente de una población en la que la mezcla entre elementos celtas y autóctonos acabó por
homogeneizar, en términos étnicos, a todos los habitantes, si bien tanto la cultura como las creencias y ritos
eran mayoritariamente celtas, caracterizados por la veneración a la Naturaleza, a animales y a plantas, así como
el conocido símbolo de la espiral como amuleto más destacado. En términos de tecnología, las primeras forjas
de hierro datan de esta época, y en adornos, dagas, fíbulas y resto de material encontrado se demuestra la
localidad de su cultura, que cuenta con tipos artísticos específicos para Gran Bretaña que no se encuentran en
el resto de producción de la época. Otro gran sector artístico en que los primeros británicos se mostraron hábiles
fue el de los esmaltes, así como todo tipo de productos fabricados en ese bronce que sus artesanos y herreros
dominaban a la perfección.

El elemento céltico predominante y los pobladores autóctonos continuaron fusionándose a lo largo del primer
milenio a.C. hasta que, en los albores del siglo III a.C., contaron con un nuevo aporte de población, llegado de
nuevo mediante la migración masiva o invasión. Muchos de los galos de Bélgica, ante el empuje de las legiones
romanas, optaron por cruzar el mar de Dover y establecerse en lo que entonces parecía ser una tierra libre del
yugo latino, formando sus dominios principales en la zona al norte del río Támesis (con capital en Kent), aunque
con el paso del tiempo fueron desplazados hacia el sudeste de Bretaña. El yacimiento de Aylesford (Kent)
muestra el alto grado de fusión que los belgas lograron con las tribus autóctonas, así como la evolución artística
e industrial de estas sociedades durante los primeros siglos a.C.

OTRAS FUENTES:
La Prehistoria en Inglaterra I Preámbulos
Un lugar donde mejor podría apreciarse el despliegue de condiciones en esa adaptación al medio, la adaptación
de los seres humanos, su desarrollo y evolución en el medio ambiente es en las Islas Británicas. A la historia
geológica de Inglaterra y el resto de los lugares británicos viene a confirmar todas esas premisas. Situada en un
espacio de coordenadas entre el paralelo 60 al norte y el 50 al sur y entre los meridianos 2 al Este y 6 al Oeste,
debieron de disfrutar desde muy antiguo de un lugar preeminente en contacto con el borde del Casquete Polar
Ártico, si no inmersos por completo en el mismo, sobre todo en las largas estaciones invernales. En Inglaterra
hasta hace muy pocos años, hasta estos mismos tiempos de calentamiento global, cambio climático y deshielo
polar, empezaba a nevar en otoño, a finales de octubre y la nieve cubría toda la isla del característico manto
blanco, una capa de varios palmos de nieve hasta la primavera, finales de marzo, principios de abril. Todas estas
características teniendo en cuenta que llegarían así desde la implantación de los mejores tiempos del Holoceno,
hace escasamente 10.000 o 15.000 años.

Se piensa que sería en pleno Paleolítico, al final del Paleolítico Superior, cuando por una serie de cambios
orogénicos como la desecación de territorios e inundación de otros, la isla más grande Inglaterra comenzaría a
separase del continente. Hace de esto 450.000 años. Anteriormente hacia el año 460.000 existía un magnífico
periodo de glaciación durante el cual la mayor parte de la isla y Escandinavia estuvieron cubiertas de hielo y
glaciares de manera permanente. Se especula, así mismo, con una gran fenomenología geográfica y de paisaje
para el nacimiento de esa isla, grandes cascadas de agua procedente de lagos interiores o desde el mismo
océano, formidables acantilados y cataratas que terminarían por inundar la región que hoy es el Canal de la
Mancha. Pero también se podría obtener una versión más simple, algo que hablaría de deshielo polar y de
inmersión de territorios al elevarse el nivel del océano. Proceso que confluiría hacia el último lugar más elevado,
un puente o istmo de roca caliza que unía Calais con Dover y que acabaría por desaparecer hacia el año 6.500
antes de nuestra era. En la actualidad la profundidad marina en el Canal de la Mancha no es mucha y desde el
litoral de Calais se observa en días claros al fondo en el horizonte, las costas de Dover.

Existen evidencias de presencia humana en la isla a partir de un millón de años hace, aunque el Paleolítico
Británico propiamente dicho comienza hacia el año 750.000 hasta los 10.000 años antes de nuestra era y en el
se alternan periodos de Glaciación y otros de Interglaciación. Esa presencia se habría configurado en base a
grupos de humanos de la antigua impronta de cazadores-recolectores que en uso de los caminos del litoral, en
la buena estación, se habrían adentrado en el escueto territorio en persecución y simbiosis con las manadas de
animales de las que dependían.

Hay pruebas de la existencia de Homo Erectus desde los 700.000 años antes de n.e., es decir, hombres primitivos
que caminaban erguidos y usaban la bipedestación como normal ejercicio. Hacia los 500.000 años hace aparece
el llamado Homo Heidelbergensis, de esbelta figura y que usaba los bosques como casa y refugio, un auténtico
"hombre de los bosques" que todavía sabía usar los árboles como casa y refugio. Cazaba elefantes, rinocerontes,
e hipopótamos.

Homo Neanthertal hace su aparición en los 230.000 años hace, en los estratos se superpone a Homo
Heidelbergensis y es el auténtico "hombre de las cavernas", más pequeño que el anterior a quien sustituye y
con la cabeza plana y miembros característicos del uso de la cueva para vivir. Es por estas tempranas fechas
cuando se sitúa el límite del uso del fuego por los humanos en esa isla Inglaterra.

Existen pruebas de la presencia de Homo Sapiens desde hace 30.000 años antes de N.E., y como integrante de
grupos de cazadores-recolectores que venían siendo y siguiendo las antiguas costumbres. Existen así mismos
periodos de vacío presencial humano a causa de Glaciaciones. Sería entonces, al principio del Neolítico, hacia el
año 6.500 antes de n.e., cuando desaparecerían, inmersos en las olas del mar los últimos caminos y trazos de
costa entre el continente y la isla, desde cuando comenzara a fraguarse el más primigenio espíritu de ser
ingleses, una especie de conciencia nacional de compartir un lugar como propia isla de sus habitantes desde
antiguo.
Es de suponer que ya en estos avanzados tiempos de la Prehistoria, cuando en otros lugares del planeta habían
tenido tiempo de sucederse, de ir y volver diversas culturas y civilizaciones, la demostración en el medio y
sociedad humana de la isla se encontraría así mismo bastante desarrollado, con preclaras manifestaciones de
sedentarismo en cabañas al aire libre, incluso en las mismas cavernas usadas en el pasado, que habrían
permanecido en ellas durante temporadas. La estructura del mismo grupo de cazadores-recolectores habría
evolucionado a maneras de relación y sociedad, así mismo como los trabajos y distribución de los mismos entre
las mujeres y los hombres del grupo.

Es de suponer que la actividad de cada cual se irradiaba hacia el exterior a partir del lugar que habían elegido
para vivir y que la mejor época para ir de caza o pesca o en recolección de frutos, raíces y plantas silvestres sería
en los meses de la buena estación, puesto que los seis o siete meses de invierno todo se encontraba cubierto de
nieve y hielo. En los meses de verano y buena estación habría que conseguir, entonces, alimento suficiente para
todo el invierno. Quizás las partidas de caza -algo que desde siempre se habrían encargado los hombres- también
podrían haberse sucedido en invierno, en medio del nevado paisaje, pues en algún lugar deberían de
permanecer las manadas de ciervos o jabalíes. Pero es más probable pensar que en la producción y
almacenamiento de alimento "para pasar el invierno" debieron de utilizarse técnicas especiales de congelación
y conservación a la intemperie de los mismos. También en los primeros asentamientos sedentarios debieron de
disponer de una buena reserva de madera o carbón para los hogares que, así mismo, debía recolectarse en los
meses de la buena estación. Es de suponer que todos estos cuidados fuesen algo muy importante, crucial para
la supervivencia, pues sin fuego, sin alimento, la vida en aquel lugar seria imposible, la vida humana, me refiero.

También es de suponer que aquí en Inglaterra, como en el resto de los lugares del planeta, las razones básicas
de la horticultura y agricultura producto de la observación de la naturaleza, podrían encontrarse desarrolladas
antes de la llegada de los "productos exitosos" del neolítico. Algunos tubérculos, algunos árboles frutales y
plantas de diversa clase ya se habrían cuidado desde antes, algo que se habría visto implementado sobremanera
con la llegada de esos productos exitosos: trigo, cebada, legumbres, tubérculos y ahora redondeado con la
llegada de los animales domésticos: cachorros de cabra y oveja y otros animales como el cerdo. De todos estos
trabajos también como en otros lugares, en casi todos ellos, se habrían encargado las mujeres, pues el grupo de
los hombres, sus maridos, se encontrarían empleados en las labores de caza y pesca.

Bien, así la cosa, se habría producido una distribución de trabajos entre las mujeres y los hombres. algo que
habría dilucidado sobre cuál de los dos géneros aportaría mayor riqueza y posibilidad de alimento para el grupo.

Los primeros indicios de cerámica, uso del barro cocido para crear recipientes en aquel lugar Inglaterra se
datarían hacia el 4.100 antes de nuestra era. Es en torno a los años 4.000 al 3.800 antes, cuando se datan las
primeras evidencias de uso de la agricultura, o bien resultante de la llegada de nuevos colonos que traerían los
productos exitosos desde el continente donde ya se encontraban desarrollados, o bien que esos productos
hubiesen llegado importados desde vías comerciales entre ambos lugares.
A la primera cultura de agricultores -agricultoras- se le llama de Windmin Hill por el nombre del yacimiento -
lugar arqueológico más representativo- que, a partir de una determinada época esas novedosas prácticas ya se
encontraban muy presentes y distribuidas por diversos lugares de Inglaterra y de la otra gran isla Irlanda. Estos
primeros lugares de uso de la agricultura son coetáneos, es decir, conviven durante mucho tiempo con otros
grupos y culturas más antiguas como los grupos que seguían habitando en los bosques y que siguieron usando
un utillaje "maglemoisiense", los grupos de culturas fluviales que vivían junto a os ríos y que utilizaban técnicas
"tardenoisienses" y los del litoral que usaban utensilios "azilienses".

El estudio de la Prehistoria en Inglaterra se hace desde las primeras noticias de humanos que visitaron el lugar
hasta la conquista de Roma en el año 43 después de nuestra era, y las primeras noticias sobre el lugar en antiguos
escritos son de Piteas en el año 325 antes de N.E.

En los tiempos modernos sería William Stukeley que vivió entre 1.687 y 1.765 quien pusiera de relevancia el
interés por la Prehistoria en ese país y la importancia de la leyenda sobre "druidas". Amigo de Isaac Newton,
adoptaría el nombre de Archidruida Chyndonax. Dice Stukeley que los druidas habrían establecido en Inglaterra
la verdadera religión patriarcal, pero esto relacionado con el relato bíblico. Sería este hombre por observaciones
en Stonehenge y Avebury quien habría iniciado la "saga druida" que aún hoy prospera.

De cualquier forma, hay opiniones para todos los gustos pues otro autor, éste americano, pero formado en
Cambridge, de nombre Jared Diamond asegura en sus escritos que la agricultura es el peor error en la historia
de la raza humana, sus teorías dentro de un marco de autores académicos que reclaman el regreso a la sociedad
de cazadores-recolectores anterior a ese periodo de puesta en marcha de la agricultura. Ese regreso volvería a
los hombres más pacíficos y en armonía con la naturaleza.

Los lugares arqueológicos y de presencia prehistòrica más importantes en Inglaterra serían: el número impreciso
de monumentos megalíticos que datarían de finales del Neolítico y la Edad de Bronce, entre los 5.000 y 4.000
años antes de n.e. ; Avebury Circle datado a partir del 3.000 al 2.800 años antes; cerca de aquí la propia colina
de Windmill Hill, la colina artificial de Silbury Hill y el propio Stonehenge, sus diferentes estructuras, así como
West Kennet Long Barrow datado hacia el 2.800 antes; Anillo de Brodgar en las islas Orcadas y Piedras de Stennes
datadas hacia el 2.900 antes de n.e.; Bryn Celli Ddu que es una tumba en la isla de Anglesey y la misma
construcción de los primeros círculos de tierra de un solo acceso llamados "henges".

Otros lugares muy famosos y emblemáticos serían: Durrington Walls a tres kilómetros de Stonehenge; Skara
Brae, un pequeño poblado en Orkney, Escocia; Long Meng, grupo de piedras verticales y Castlerigg en Cumbria;
las "flechas del diablo", dos piedras solitarias en Boroughbridge en Yorkshire y Must Farm, una granja datada
entre el 1.200 y el 800 años antes de nuestra era.

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