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Billie toca en la guitarra una canción de los Ramones, Jen la canta y compartimos un porro

frente a la fogata. Mí teléfono vibra en el bolsillo de mí chaqueta pero lo ignoro, sé que es


mí madre tratando de hacer que vuelva a casa porque es casi medianoche y mí padre está
furioso.

Estoy cansada de escucharlos todo el día como discos rayados repitiendo siempre la misma
basura, juzgando mí vida como si ellos nunca hubieran sido adolescentes.

Jamás seré digna de su orgullo.


Ellos quieren para mí una vida mediocre como la de ellos, un título inútil, un trabajo
esclavizante y una familia de mierda.

No me interesa.

Estoy hipnotizada observando el fuego, pequeñas brasas que saltan y golpean el piso, el
sonido de leña quemándose como pequeña explosiones violentas y las llamas danzantes.

Solía ver a mí padre golpear la bolsa de boxeo en el garaje cuando era pequeña. Con sus
shorts negros y sus guantes rojos.
Sus movimientos eran como una danza de violencia desenfrenada y me hipnotizaba como
el fuego, lo admiraba, y quería hacer lo mismo.
Siempre le rogaba que me enseñara pero siempre obtenía la misma maldita respuesta…

"Pelear es para hombres"

Hijo de puta

Las voces de mis amigos se hacen lejanas, ya no logro entender qué dicen y en algún
momento me acuesto en la hierba, observando la oscuridad que nos rodea y la luz de la
luna que se cuela entre las copas de los árboles como una neblina.

Estoy divagando.

- ¿Dark? - me llama Jen sacándome de mí transe - creo que le dió un mal viaje - le
dice a Billie y me incorporo de inmediato
- No, estoy bien, solo estaba… pensando - suspiro
- ¿Qué pensabas? - él conoce mis tormentos
- Sobre la vida… - me quedo un momento en silencio sintiendo el peso de su mirada -
mejor me voy a casa, mamá me habrá llamado como cien veces - me levanto
tomando mí mochila

Apagamos el fuego y salimos del bosque alumbrando el camino con una pequeña linterna.
El trayecto a casa es largo y tranquilo.

- ¿Qué crees que hará tu padre cuándo se entere del búnker? - estoy segura que él
conoce ese lugar y no le va a gustar nada saber que lo frecuento
- Seguro va a prender fuego el puto pueblo - se ríe pero sabe que no es broma - o tal
vez le dé un infarto! - suelto una carcajada seca - no me importa, la verdad - me
encojo de hombros - tengo que irme lejos de está mierda -
- Te va a encontrar - lo sé y me frustra por eso debo irme lo más lejos posible
- Debo planear todo muy bien antes -
- En unos meses ya serás mayor de edad - me recuerda
- Si, lo sé, tengo hasta ese día para saber que haré -

Billie me deja en la esquina y veo la luz de la sala encendida. Maldición! Me está


esperando.

Está sentado en el sofá junto a la ventana con un vaso de whisky.

- ¿Acaso ésto en un motel? - ruedo los ojos y trato de ignorarlo - mientras vivas bajo
mí techo vas a obedecer mis órdenes! - intento irme pero me atrapa antes de llegar
a la escalera
- ¡Tus órdenes son absurdas! -
- ¿Absurdas? - se ríe como lunático - ¿pedirte que no te comportes como una
cualquiera es absurdo? - ¿qué cree? ¿Qué soy prostituta? Lo fulmino con la mirada
- ¿Una cualquiera? - lo reto a que continúe hablando
- Todo el mundo te ve, hija, con ese chico, te subes a su motocicleta y se van al
bosque … - asiento con la cabeza burlándome
- Tener un amigo es de puta? -no puedo evitar reírme y se enoja, tal vez si soy una
puta pero no por acostarme con Billie, con sus amigos si
- ¿Qué haces con él entonces? - medio sonrio, jamás se lo imaginaría
- Dile a tus putos hombres que lo averigüen! - La bofetada que me da resuena en el
pasillo pero no borra mí gesto
- No te tengo miedo - me volteo para irme y me toma del cabello estampandome
contra la pared
- Estoy siendo benevolente, no me provoques - no me defiendo, lo dejo creer que
puede intentar intimidarme, de todas formas es mucho más fuerte no podría darle
pelea

Mí madre llora en la cima de la escalera suplicando que me deje, lo hace y corro a


encerrarme en mí cuarto.

Intento dormir pero la jaqueca se siente como millones de alfileres directo en mi cerebro.
los escucho discutir en el cuarto contiguo.

- está fuera de control … que haremos con ella? -

Quiero gritarles que cierren la puta boca, ya no los soporto.

Cuando la casa queda en silencio me levanto y me acerco a la reja de la ventana a fumar


un cigarrillo. Cansada de todo.

La impotencia me desespera y creo que me falta el aire.


Salgo del cuarto, cruzo el pasillo a oscuras sin hacer ruido y robo una de las botellas de
whisky que guarda, celosamente, en el mueble de la sala. Se que se va a poner más
furioso cuando vea que no está y me río por dentro.

Recorro la casa bebiendo largos sorbos y analizando todas las posibilidades que tengo.
Huir lejos y no volver nunca más.

Vuelvo a mi cuarto cuando ya siento el efecto del alcohol en mi sangre y en un arranque de


impulsividad saco la mochila del armario, guardo algo de ropa en ella y algunas
pertenencias más, solo cosas necesarias. Luego la escondo bajo la cama.

Bebo más whisky tragándome las ganas de reventar el espejo que tengo frente a mi y mi
estúpido reflejo. Me acuesto cuando me siento bastante ebria y en cuanto mi cabeza toca
la almohada todo me da vueltas. Me aferro a las sábanas aguantando las náuseas y las
ganas de llorar.

-Voy a estar bien - me repito una y otra vez hasta que me quedo dormida.

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