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LA DIVINA PROVIDENCIA
ACTO RELIGIOSO
Solo desde la fe se puede creer verdaderamente en la
Providencia. Un hombre religioso, lo demostrará, situando su
vida en el clima de la Providencia. Qué caricatura de la
Providencia pintan aquellos que la entienden como un cálculo
estudiado para asegurarse una existencia próspera, haciendo
intervenir a dios para ello a favor suyo.
Ahora bien. Cómo actúan de hecho en nuestras vidas
la Providencia, de forma que puestas en una actitud de fe
respecto a Ella, podamos decir que penetra hasta los más
pequeños detalles de nuestras necesidades.
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la nobleza del hombre ( Is. 16,13), que odia la malicia, pero está
siempre atento a la salvación de los hombres (Gen. 8,21).
Son imágenes que expresan un modo de ser y actuar.
Es cierto que Dios es inmutable. Pero la inmutabilidad de Dios
no podemos juzgarla por modo simplemente humanos.
No cambia Dios cuando primero da la enfermedad y
luego la salud. Cuando castiga y luego perdona quien
realmente cambia es el hombre.
Los datos de la revelación nos enseñan que Dios tiene
verdaderamente cuidado del hombre. Dios escucha al hombre
cuando ora. Si no fuera así, carecería de sentido toda oración.
Pero Dios no escucha al modo humano. Nuestras
relaciones personales con Dios, no son como las de dos
personas libres. - Yo llamo si quiero, Tú respondes, si quieres.
En un plano de igualdad yo pido, Tú me das.
Esto es inadecuado para entender nuestro trato con
Dios. Cuando Yo me pongo ante Dios, me pongo ante quién es
la razón última de todo mí ser.
No solo mi alma y mi cuerpo, sino la facultad por la
que soy libre dependen de Dios. El acto libre que yo hago
pidiéndole, le tiene a Él como razón última. Antes de nuestra
iniciativa, está la iniciativa de Dios. Para nosotros hay antes y
después. Para Dios no hay antes y después. Dios es siempre
esa libertad absoluta y eterna, sin la cual no puede producirse
nada en la tierra.
Dios es siempre, que tiene una relación personal con
nosotros y responde a nuestras plegarias acomodándose a
nuestra condición de criaturas.
Pedimos a Dios que llueva o que haga sol. Dios ha
puesto unas leyes cósmicas que no varían y según esas leyes,
se producirán los fenómenos atmosféricos. Pero resulta que
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