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El incomparable nacimiento

INTRODUCCIÓN:

En 1959, un periodista llamado John Howard Griffin se transformó a sí mismo de un hombre blanco a un hombre negro.
Usó drogas, tratamientos con lámparas de sol, y colorante para oscurecer la piel. Después, pasó seis semanas viajando
hacia los estados del sur que por racismo estaban segregados, haciéndose pasar por un hombre negro.

Mientras viajaba, el documentó el trato y las reacciones que recibió de la gente. Algunas de ellas fueron horribles. Le
fue negado vivienda, transporte, trabajo y algunas veces hasta el uso de los baños. Experimentó rudeza, comentarios ra-
cistas, amenazas violentas, simplemente porque su piel era oscura. Griffin escribió un libro acerca de cómo fue tratado,
“Negro como yo”.

Mis amados, la historia de la encarnación de Jesús se podría escribir, diciendo: “Humano como Yo”, pues esto ha sido
la más grande humillación de Dios. Pablo nos dirá que cuando Dios se hizo hombre en la persona de su Hijo, se humi-
lló a sí mismo. ¿Quién fue ese bebé?

Fue el bebé que cuando nació ya había creado a su mamá y era más viejo que su papá. Cuando ese bebé nació ya había
hecho al mundo, incluyendo el pasto que sirvió de colchón en su pesebre. Cuando él nació ya había creado la estrella
que guió a los sabios hombres del oriente. ¿Quién fue ese bebé?

Él fue el bebé a quien el profeta nombró “Emanuel” (Dios con nosotros). Él dijo que ese bebé era “Admirable, Conse-
jero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz” (Isaías 9:5). Hablamos del nacimiento más controversial en las discu-
siones teológicas y filosóficas de todos los tiempos, porque en la mente de mucho esto simplemente es una locura im-
pensable.

Sin embargo, Jesús no fue el Hijo de Dios porque nació de una virgen. Él ha sido desde el principio y vino del Padre.
¿Qué es lo que hace que el nacimiento de Jesús sea incomparable? ¿Por qué es diferente?

I. EL NACIMIENTO DE JESÚS ES INCOMPARABLE PORQUE SE REVELÓ UN MILAGRO INCOMPARABLE

a. El mensaje que trajo el ángel (Lucas 1:26-28).

Lo único que sabemos hoy día acerca del nacimiento de un bebé es si será varón o hembra, pero no sabemos más nada.
Observe lo que pasó con Jesús. La ciencia ha avanzado hasta elegir el sexo y a lo mejor descubrirá más a través de los
tratamientos de fertilidad. Pero nadie podrá decirnos que será de la vida de ese bebé.

Usted no sabrá más nada de ese niño sino hasta que crezca. Sin embargo, lo relacionado a Cristo y lo que sería ya ha-
bía sido decidido en las cortes celestial. De esa manera vemos que el primer milagro de ese nacimiento fue la presencia
de un ángel. Este ángel llamado Gabriel trajo una gran noticia a la virgen María. Para ese entonces ella estaba casada,
pero todavía la ceremonia no se había consumado. La noticia que el ángel le comunicó fue esta: “María, vas a tener un
hijo”.

La Navidad es la proclamación del nacimiento de un milagro jamás visto. Usted ni yo tenemos que entenderlo para que
sea cierto. Hay muchas cosas que no entendemos, por ejemplo: ¿Por qué una vaca color café, que come pasto verde, da
leche blanca, y cuando se bate se convierte en mantequilla amarilla? Así también es el nacimiento virginal de Cristo,
pero es real.

b. Por la pregunta de María. ¿Cómo será esto?

María hizo la pregunta que mucha gente se hace. Estamos en presencia del primer caso que rompió con el orden natural
y biológico. Sin embargo, esto no sería así si aceptamos lo que el ángel dijo: “Nada hay imposible para Dios”. Déjeme
decirle que Dios no está impedido por las leyes que él mismo ha creado. Se dice que un milagro es la alteración del or-
den natural de las cosas.

No debiéramos tener problemas en el nacimiento virginal si aceptamos el hecho de la creación. Si usted admite Génesis
1:1, no tendrá problemas en aceptar los demás milagros. En el principio Dios creó los cielos y la tierra; y, ¿de qué la
hizo? ¡De la nada! ¿Tiene usted problemas en el aceptar el nacimiento virginal?

Déjeme recordarle esto: Dios creó al primer hombre sin padre ni madre del polvo que él mismo hizo. Pero el polvo que
sirvió como materia prima para hacer al hombre, fue hecho de la nada. Es posible que para usted el nacimiento virginal
sea un misterio, pero no lo es para Dios si entendemos la creación misma. Mire lo que Pablo le dice Timoteo respecto al
misterio de la piedad (1 Timoteo 3:16)
No nos preocupemos si no podemos explicar el nacimiento virginal así como no podemos explicar la naturaleza de
Dios. Recordemos lo que le dijo el ángel a María: “Porque nada hay imposible para Dios”. Hasta ahora, todo lo ha podi-
do hacer.

II. EL NACIMIENTO DE JESÚS ES UN INCOMPARABLE PORQUE ÉL TENDRÍA UNA MUERTE INCOMPARA-


BLE

a. La necesidad de la revelación a través del Hijo (Lucas 2:11).

Un Dios encarnado fue necesario para nuestra salvación. ¿Por qué? Porque Dios le dio dominio a Adán y Eva, pero pe-
caron y ese dominio se perdió. Después ellos se convirtieron en esclavos de Satanás e infectaron a toda la raza humana
con su pecado. Nuestro dominio se perdió por un hombre y la única manera en que puede ser devuelto es por otro hom-
bre.

En la actualidad estamos representamos o por Adán o por Jesús. En Adán todos morimos, pero en Cristo todos somos
vivificados. Jesús, el último Adán, vino de una virgen para deshacer lo que el primer Adán hizo. Aparte del nacimiento
virginal no hay otra esperanza de salvación. El mundo estaría más perdido sin esa concepción. Entonces, ¿cómo es que
Jesús vino a deshacer lo que el primer Adán hizo?

La única manera que eso se diera sería a través de alguien que no tuviera su misma naturaleza. Alguien que tuviera una
vida sin pecado o relación con el pecado. Cuando el ángel dio el anuncio a los pastores acerca del “Salvador, que es
CRISTO el Señor”, estaba dando la más completa definición del Hombre/Dios que haría posible nuestra salvación. El
posible Mesías que esperaba Israel era un libertador militar. Pero el Mesías que el cielo enviaba, era: Salvador, Cristo,
Señor. Esto lo hizo el segundo Adán.

b. La necesidad de la sangre para el perdón de pecados.

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