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SEMINARIO MAYOR «CRISTO SACERDOTE»

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Fax: Extensión 103 – Casilla N° 953 *** Diócesis de Ambato - Ecuador

DATOS INFORMATIVOS
Nombre: Christian Masaquiza Asignatura: Antropología Teológica II
Año Académico: 2019 - 2020 Curso: I teología

LAS RUPTURAS DEL PECADO

El cristianismo desenmascara el pecado. Precisamente, en la medida en que revela quién


y cómo es Dios y cuál ha sido su proyecto para el hombre. Puesto que solo al percibir la
dignidad del hombre, imagen de Dios, se comprende la maldad de la injusticia.

AFIRMACIONES CRISTIANAS

El pecado está presente en la historia del hombre, sería vano intentar ignorarlo o dar a
esta oscura realidad otros nombres. Para intentar comprender lo que es el pecado, es
preciso en primer lugar, reconocer el vínculo profundo del hombre con Dios, porque
fuera de esta relación, el mal del pecado no es desenmascarado en su verdadera
identidad de rechazo y de oposición a Dios, aunque continúe pesando sobre la vida del
hombre y de la historia.

Solo a la luz de la idea verdadera de Dios y de nuestra relación con Él se puede entender
lo que significa pecado, su verdadera naturaleza y sus efectos. Puesto que el pecado es
ofender a Dios por no querer obedecer sus mandatos. Por ello el Génesis narra el primer
pecado como desobediencia al mandato divino y apartamiento de Dios. Además
expresa, el pecado del primer hombre y la condición pecadora de todo hombre, por lo
cual, cada hombre recibe de Adán una naturaleza con la huella del primer pecado y con
una inclinación al pecado que actualiza al cometer otros pecados personales que
ofenden a Dios y lo alejan de Él. Por ello a la luz de la redención de Cristo, se descubre
un nuevo sentido del sufrimiento humano, que por una parte, procede del pecado; pero,
por otra, es medio de purificación, y redención cuando se une voluntariamente al
sacrificio de Cristo.
Fundamentos doctrinales

Se presentan los Fundamentos bíblicos: La revelación bíblica es, toda ella, la historia de
la Alianza de Dios con los hombres. Una Alianza donde el amor de Dios busca la
correspondencia humana., por otra parte la Historia doctrinal: la tradición cristiana
destaco que el verdadero mal nace de la voluntad del hombre. Por ello la doctrina de las
consecuencias del pecado se puede resumir en la ruptura de cuatro relaciones: con Dios,
con los demás, con la naturaleza, con uno mismo.

CUESTIONES TEOLÓGICAS

En la historia se ha presentado varios puntos de vista acerca del pecado, por ejemplo se
lo ve como una culpa merecedora de castigo que se contrae al ofender a una divinidad
más o menos caprichosa. Sin embargo solo ante el Dios personal, se descubre el
verdadero sentido del pecado. Con Adán su pecado, además de ser el primer, es también
el arquetipo de todo pecado humano. El Génesis describe el pecado como una
desobediencia al mandato del creador. El catecismo menciona que todo pecado será una
desobediencia a Dios y una falta de confianza en su bondad. Por otra parte, en el marco
de la Alianza, el pecado se muestra como una rebelión y una ofensa personal y
voluntaria contra Dios. Sin embargo, la figura de Jesucristo es paralela a la de Adán,
pues lo que en Adán es desobediencia, en Cristo es obediencia hasta la muerte y muerte
de cruz. Por su parte san Agustín menciona lo siguiente: El pecado del hombre es un
desorden y una perversión; es apartarse de lo más valioso, que es el Creador, y volverse
hacia lo inferior. Y además que necesitamos ser salvados porque estamos en pecado;
necesitamos la gracia que sane nuestra voluntad, porque nuestra voluntad está herida.

EL DAÑO DEL PECADO: UNA SERIE DE RUPTURAS

El pecado es el deterioro de la relación con Dios, por lo tanto esta separación de Dios es
la causa de la muerte. Lo menciona también san Agustín, cuando la mente del hombre
dejó de estar sometida a Dios, todo lo que debería estarle sometido se le rebeló: sus
pasiones, su cuerpo mortal, la naturaleza. De la misma manera lo menciona Santo
Tomás la separación de Dios produce la división interior entre espíritu y cuerpo o
sensibilidad, y la división exterior entre el ser humano y la naturaleza.
Finalmente el magisterio reciente presenta que por el pecado, rompe el hombre la
debida subordinación a su fin último, y también toda su ordenación tanto por lo que toca
a su propia persona como a las relaciones con los demás y con el resto de la creación.

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