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Tiempos modernos, un film tremendamente completo en su sencillez, que con el paso de

los años ha terminado por conformarse como una obra atemporal que ofrece una mirada sobre lo

que implica para el hombre vivir sin posibilidad alguna de escapatoria en una sociedad

capitalista.

El cineasta Charles Chaplin (1889 – 1977) es una de las figuras de la etapa del cine mudo

estadounidense más reconocidas e influyente.

La principal de sus creaciones fue el personaje de Charlotte, ese vagabundo ataviado

siempre con un bastón y un bombín con un aspecto generalmente elegante teniendo en cuenta la

clase social a la que pertenece y con una forma de actuar basada siempre en el humor físico, en

los golpes, en las caídas, en la torpeza, a fin de cuentas.

Un individuo de buen corazón incapaz por completo de adaptarse a los códigos

establecidos de su tiempo, razón que terminaba por llevarlo siempre a situaciones de pobreza.

Durante su apogeo Chaplin fue ampliamente reconocido y premiador por su labor como

cineasta, no obstante, llegado los años 50 se vio obligado a trasladarse a suiza y vivir en el exilio

el resto de sus días, todo esto estuvo a raíz de la famosa casa de brujas de la era macarfi, en la

que Chaplin junto a muchos otros fue acusado de actividades anti americanas, con el paso de los

años su obra ha alcanzado una importancia y un valor artístico incuestionable, debido

principalmente al pozo de sus películas, a su tremenda influencia en todo el cine posterior y a su

mirada tremendamente critica aunque siempre desde el humor, desde el humor físico hacia los

problemas candentes de su época.

Comencemos por situarnos en los años 1936, momento en el que Chaplin rueda tiempos

modernos, con la caída de la bolsa en los estados unidos en el año 1929, comenzaba la gran

depresión, periodo que se prolongó hasta finales de la década de los años 30 y que supuso un
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enorme descalabro a nivel mundial, así es que la miseria el desempleo y la falta completa de

seguridad se extendieron a lo largo de todo el mapa, ante semejante crisis que dictaba en poco

más de 10 años del final de la primera guerra mundial las cotas de paro aumentaron

notablemente y no tardarían en aflorar con la propuesta del new deal por parte del presidente, los

llamados Fordismo y Taylorismo, en un intento de recuperación económica a toda costa.

Es decir, la producción industrial encadena con una inmensa, con una enorme división de

trabajo en manos de individuos de obreros que debían emplearse a destajo en sus funciones para

tratar de resultar lo más productivo en el menor tiempo posible.

Es en este contexto en el que Chaplin tras haber viajado por Europa promocionando su

película anterior luces de la ciudad y habiendo visto precisamente a raíz de tales viajes con sus

propios ojos los efectos devastadores de la pobreza, de la prostitución o de la violencia policial,

es en esos contextos como decimos en el que Chaplin decide filmar tiempos modernos.

En la película el personaje de Charlotte trabaja como obrero en la cadena de montaje de

una empresa metalúrgica, lastrado por el ritmo excesivo de trabajo, un día pierde por completo,

la razón y a partir de ese momento comienza en verse involucrado en una serie de

acontecimientos muchas veces sin pretender lo que le llevan primero al hospital y después una y

otra vez a la cárcel.

En medio de todo esto Charlotte conocerá una chica, a una joven huérfana, que al igual

que el propio Charlotte están sumida en la más absoluta pobreza y desesperación, ambos sin

mayor pretensión que tener un hogar propio en el que poder ser felices viviendo juntos intentaran

de todas las maneras posibles adaptarse a un sistema que sin embargo hará todo lo posible por

expulsarles.
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Manuel López Villegas en su libro Charles Chaplin el genio del cine, señala lo siguiente

respecto a la diferencia que en tiempos modernos marca con respecto a toda la filmografía

anterior de Charles Chaplin.

En esta película por primera vez la tragedia cobra importancia en sí misma y no como

mero escenario en el que Charlotte se desenvuelve, ya no es el drama de Charlotte si no Charlotte

viviendo el drama del desempleo de la explotación trabajadora en aras de la productividad.

Así es que tiempos modernos narra a fin de cuenta la historia de un hombre que tiene que

elegir en mantenerse cuerdo, pero para ellos vivir a margen del sistema y por tanto terminar en la

pobreza y en la exclusión social o por lo contrario deshumanizarse, perdiendo completamente la

razón, pero manteniéndose dentro del sistema.

Si nos damos cuenta ya en el plano que abre la película el cineasta compara de forma

directa por medio de un simple corte a los obreros con un rebaño que siguen fielmente a su

pastor.

Posteriormente tras presentarlos a un Charlotte extenuado en un puesto de trabajo que no

le da ni siquiera un respiro el cineasta satiriza desde el exceso, desde la exageración la

transformación del esquema industrial, Charlotte atacado de los nervios pierde la cordura y de

tanto apretar tuerca, su trabajo se acaba tornando en una suerte de tic que no puede desprenderse

y que terminara llevándole al hospital.

La secuencia que acontece a esto es divertidísima precisamente por su radicalidad,

Charlotte es sometido en la fábrica como conejillo de indias a una maquina diseñada con el fin

de que los trabajadores puedan comer al mismo tiempo que trabajan, de manera que no tengan

que tomarse un descanso para hacerlo.


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Chaplin el cineasta a partir de esta situación que se van encadenando establece una clara

relación dolorosa pero inevitable entre la extrema pobreza y el acto de delinquir.

Es a través del personaje de la joven huérfana, que es la única compañera de Charlotte en

sus andanzas, donde podemos apreciar esto con una mayor claridad, la necesidad que tiene la

joven de transgredir la ley para sobrevivir y que termina convirtiendo el intento de tener una vida

mejor en una suerte de pescadilla que se muerde la cola, siendo los pobres en este caso decidido

acosados y maltratados por la policía, por los funcionarios e incluso por los mismos ciudadanos,

pero hay sin embargo una secuencia conmovedora donde Chaplin resume perfectamente a mi

parecer la inevitable alienación que supone el trabajo para el ser humano, es ese momento donde

tumbados en la calle en el césped Charlotte y la joven huérfana sin trabajo, sin dinero, sin

posibilidad alguna de futuro a la vista, observan como un hombre sale de su casa con el maletín

rumbo al trabajo despidiéndose de su mujer en una prototípica escena que bien vendría a resumir

el sueño americano, ante tal situación Charlotte se gira hacia su compañera y le dice nosotros

también tendremos una casa incluso si tengo que trabajar para ello.

El cierre de la película es un cierre triste, lejano de la idea del final feliz, pero sin

embargo es un cierre claramente optimista, Charlotte y la joven huérfana aun pobres, aun

excluido, caminan de la mano hacia el horizonte, siempre nos quedara apoyarnos el uno al otro,

el amor es la única pero también la más hermosa y la más auténtica de las esperanzas.

La conclusión, la película tiempos modernos, se presta para un extenso análisis entre los

cuales un análisis desde un enfoque del derecho del trabajo resulta altamente importante para

poder notar la evolución de esta rama del derecho.

Lewins Martínez Marenco

Especialización Gerencia en seguridad y salud en el trabajo

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