¿Está el hombre condenado a su destino? Esto se nos plantea en el
sombrío cuento “El Libro” de Sylvia Iparraguirre que se encuentra en la antología Del día y de la noche y fue publicado el 7 de julio de 2016. El cuento relata un hombre que se encontraba en una estación de trenes y esperando a su tren en un café. Al darse cuenta que su tren llegaría en unos minutos se dirige al baño donde encuentra un libro sin portada ni título. El protagonista comienza a leerlo y se da cuenta de que tenía su vida escrita en las palmas de sus manos. El hombre tenía la tentación de leer el final para saber su futuro, pero la idea de saber su final lo asusta y decide no leer el libro y dejarlo atrás.
El género del microcuento “El Libro” es fantástico, esto es evidente luego
de la cadena de sucesos irreales en su desarrollo. Su estructura externa está escrita en prosa, esto significa que está dividida en dos párrafos. Así mismo, la totalidad de este texto es de 40 líneas. Por otro lado, la estructura, interna está dividida en la inicio, nudo y desenlace. El inicio va desde la primera línea hasta la décima. Esto porque, el hombro se encuentra en una cafetería esperando a su tren cuando se dirige al baño y se encuentra con un libro de tapas duras sin autor ni título. El nudo va desde la línea 11 hasta la 35. El nudo de este cuento relata como el hombre se relaciona con el libro en el cual está escrito su vida y como este se horroriza al sentir la tentación de querer pasar al final del libro y poder leer su final. El desenlace va desde la 35 hasta el final del cuento en la línea 40. La conclusión narra como el protagonista escapa de este maligno libro, dejándolo atrás en el piso del baño.
El tema principal presentado en esta obra de Sylvia Iparraguirre es la
desesperación. Esto se evidencia cuando el hombre al correr de las páginas del libro va encontrando nombres y similitudes con su vida hasta que lee el nombre de Gabriela que le saca cualquier duda alguna haciendo que cerrara con fuerza el libro generándole inquietud y repugnancia. Otro claro ejemplo es el siguiente “Lo miro horrorizado” esto dirigiéndose al libro. La desesperación consume al protagonista al encontrar el libro que es la necesidad del ser humano de conocer su destino, es decir de saber si están determinados o si van escribiendo su destino ellos mismos con las acciones que se toman y si las personas tuvieran la opción de saber este destino lo tomarían o escaparían de él. Aunque hay cierta necesidad de saber, si se supiera nuestro destino vivir la vida carecería de sentido.
EL tipo de narrador de este microcuento es tercera persona y su grado
de conocimiento es omnisciente, esto porque el narrador sabía cómo se sentía y como percibía las cosas el protagonista. Un ejemplo de esto es cuando se presenta la siguiente oración “Lo cerro con fuerza; el libro le producía inquietud y cierta repugnancia.” Reflejando claramente el grado de conocimiento del narrador.
Las imágenes sensoriales es la figura retórica más utilizada en el texto,
gracias a esto el lector se le facilita imaginar el espacio donde la historia transcurre. Un ejemplo de esto es cuando el narrador describe el libro en la siguiente línea “Era un libro pequeño y grueso, de tapas duras y hojas de papel de arroz, inexplicablemente pesado”. La personificación del libro en la historia es otro ejemplo de una figura retórica. Un ejemplo muy evidente de esto es al referirse al libro como “maligno”. Esto porque un objeto no puede ser maligno.