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CATEQUESIS DEL PAPA BENEDICTO XVI, SOBRE EL SALMO 112
Queridos hermanos:
1. Ha resonado en su sencillez y belleza el Salmo 112, auténtica puerta de entrada a una pequeña
colección de Salmos que va del 112 al 117, convencionalmente llamada el «Hallel». Es el aleluya, es
decir, el canto de alabanza, que exalta la liberación de la esclavitud del faraón y la alegría de Israel en
su servicio libre al Señor en la tierra prometida. No es casualidad el que la tradición judía enlazara esta
serie de salmos con la liturgia pascual. La celebración de aquel acontecimiento, según sus
dimensiones histórico-sociales y sobre todo espirituales, era vista como un signo de la liberación del
mal en la multiplicidad de sus manifestaciones. El Salmo 112 es un breve himno en el que el original
hebreo consta sólo de unas sesenta palabras, henchidas de sentimientos de confianza, de alabanza, de
alegría.
2. La primera estrofa (Cf. Salmo 112, 1-3) exalta «el nombre del Señor» que, como se sabe, en el
lenguaje bíblico indica a la misma persona de Dios, su presencia viva y operante en la historia
humana. En tres ocasiones, con insistencia apasionada, resuena «el nombre del Señor» en el centro de
esta oración de adoración. Todo ser y todo el tiempo, «de la salida del sol hasta su ocaso», dice el
salmista (versículo 3), se une en una única acción de gracias. Es como si una respiración incesante se
elevara desde la tierra hacia el cielo para exaltar al Señor, Creador del cosmos y Rey de la historia.
3. Precisamente a través de este movimiento hacia lo alto, el Salmo nos conduce al misterio divino. La
segunda parte (Cf. versículos 4-6) celebra la trascendencia del Señor, descrita con imágenes verticales
que superan el simple horizonte humano. Se proclama: el Señor «se eleva sobre todos los pueblos»,
«se eleva en su trono» y nadie puede estar a su nivel; incluso para ver los cielos «se abaja», pues «su
gloria está sobre los cielos» (versículo 4). La mirada divina se dirige a toda la realidad, a los seres
terrestres y a los celestiales. Sin embargo, sus ojos no son altaneros o distantes, como los de un frío
emperador. El Señor, dice el salmista, «se abaja para mirar» (versículo 6).
4. De este modo, pasamos al último movimiento del Salmo (Cf. versículos 7-9), que cambia la
atención para dirigirla de las alturas celestes a nuestro horizonte terreno. El Señor se abaja con
solicitud hacia nuestra pequeñez e indigencia, que nos llevaría a retraernos con temor. Señala
directamente con su mirada amorosa y con su compromiso eficaz a los últimos y miserables del
mundo: «Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre» (v. 7). Dios se inclina, por tanto,
ante los necesitados y los que sufren para consolarles. Y esta expresión encuentra su significado
último, su máximo realismo en el momento en el que Dios se inclina hasta el punto de encarnarse, de
hacerse como uno de nosotros, como uno de los pobres del mundo. Al pobre le confiere el honor más
grande, el de «sentarlo con los príncipes»; sí entre «los príncipes de su pueblo» (versículo 8). A la
mujer sola y estéril, humillada por la antigua sociedad como si fuera una rama seca e inútil, Dios le da
el honor y la gran alegría de tener muchos hijos (Cf. versículo 9). Por tanto, el salmista alaba a un
Dios sumamente diferente de nosotros en su grandeza, pero al mismo tiempo muy cercano a sus
criaturas que sufren.
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INVOCACIÓN DE PIES
4
5
1. Revestidos para la Cena del Cordero,
con las estolas blancas de la salvación,
tras el paso del mar Rojo,
cantemos a Cristo, nuestro príncipe.
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SENTADOS SALMODIA
SALMO 112
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que se eleva en su tro-no
9
ANTÍFONA 2. Rompiste mis cadenas, Señor: te ofreceré
un sacrificio de alabanza. Aleluya.
SALMO 115
II Yo decía en mi a-pu-ro: *
«Los hombres son unos men-ti-ro-sos.»
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II Mucho le cues-ta al Se-ñor *
la muerte de sus fie-les.
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ANTÍFONA 3. Aleluya, aleluya, aleluya, aleluya, aleluya,
aleluya, aleluya, aleluya, aleluya.
CÁNTICO * APOCALIPSIS 19
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La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios,
porque sus juicios son verdaderos y justos.
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LECTURA BREVE
(1 Pedro 2, 9-10)
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RESPONSORIO BREVE
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DE PIES CÁNTICO EVANGÉLICO
I su nom-bre es san-to +
y su misericordia llega a sus fie-les *
de generación en ge-ne-ra-ción.
18
I de-rri-ba del trono a los po-de-ro-sos *
y enaltece a los hu-mil-des,
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PRECES
Te pedimos por los hambrientos y por los que están tristes, por
los enfermos, los oprimidos y los desterrados: dales, Señor,
ayuda y consuelo.
Te rogamos, Señor, por los que viven en el mundo y por los que
han salido ya de él, con la esperanza de la resurrección.
PORQUE Jesús ha resucitado, todos somos hijos de Dios; por eso nos
atrevemos a decir:
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ORACIÓN FINAL
V Amén.
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CONCLUSIÓN
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Invitamos a toda la comunidad a participar de las Vísperas y de la Santa Misa con
Canto Gregoriano, todos los sábados desde las 5:30pm en nuestra iglesia Catedral.
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SCHOLA CATHEDRALIS
PARROQUIA CATEDRAL BASÍLICA METROPOLITANA
DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA
MEDELLÍN * ABRIL DE 2023
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