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Comentario: Evangelium Vitae

La encíclica Evengelium vitae del Papa Juan Pablo II, escrita en el año de 1995,
trata temas que ya eran preocupantes para la época, pero que, sin embargo, si
hoy hacemos una relectura de ella, descubrimos que siguen siendo actuales para
la realidad concreta en la que vivimos.
En esta encíclica el Papa es claro, y deja bien establecidos los criterios que el
cristiano debe seguir ante los problemas planteados a lo largo del documento, de
modo que hoy en día no se debería de dudar, o de seguir debatiendo en si la
Iglesia debe o no permitir estos abusos, sino que debemos remitirnos a la doctrina
del magisterio, que ya en su momento Juan Pablo II dejo establecida en esta
encíclica.
El principal tema al que se enfrenta este documento es a la cultura de la muerte,
que se ha visto representada en nuestro siglo con realidades como el aborto, la
eutanasia, la eugenesia, y muchos otros problemas que atentan directamente
contra el derecho fundamental a la vida, es por esto por lo que el Papa Juan Pablo
II escribió este documento con la intención de despertar las conciencias y hablar
hacia los fieles cristianos dejándoles claro lo que la doctrina de la fe exige de ellos
que es ni mas ni menos que la defensa de la vida.
En lo particular me gusto mucho la analogía que hace el Papa con el texto del
fratricidio de Caín y Abel, pues recalca que todos somos hermanos espirituales, y
que cada que damos nuestra aprobación a esta cultura de la muerte comentemos
un fratricidio espiritual; en esta sintonía, hemos perdido nuestra identidad como
pueblo de Dios, y nos abandonamos al relativismo de una “tolerancia” que cada
día da más terreno a estas iniciativas de muerte, pues, ante alguien que aborta
hoy se pide que respetemos sus derechos y su individualidad como persona, pero
se reprime todo intento de defensa de la vida por ser signo de una aparente
“intolerancia” ante esta mentalidad relativista.
Como bien lo dijo el Papa en aquella época y como lo vemos reflejado hoy, esta
cultura de la muerte se ha apoderado de nuestra sociedad, dando una visión de
persona con tono utilitario, donde a la sociedad no le sirve quien no produce, y por
eso se atenta principalmente contra quienes están en los extremos de la vida
(aborto y eutanasia) o contra pueblos específicos (eugenesia).
La encíclica nos presentaba un panorama muy adelantado a su época casi con
tintes como los de las visiones que nos presentan en las películas, y hoy podemos
constatar que todo lo que el Papa ya presagiaba desde aquellos años parece ser
una enfermedad que se ha extendido por nuestra sociedad, la cual ha relajado su
moral y ha ido aceptando como cosa natural esta cultura de la muerte.
De hecho, lo que en aquellos años el Papa Juan Pablo II nombraba cultura de la
muerte, hoy ha sido retomado por el Papa Francisco con el termino de cultura del
descarte, que describe exactamente esta misma realidad de atentados contra la
vida y una sociedad sin valores.
Ante esta realidad, ya el Papa Juan Pablo II nos exhortaba a anunciar el evangelio
de la vida, y hoy el Papa Francisco nos lo recalca al hablar de la cultura del
encuentro, es por eso que conociendo estos textos, nosotros como cristianos (y
mas aun como seminaristas que nos estamos formando para ser futuros pastores)
no podemos quedarnos de brazos cruzados, debemos reflejar en nuestra vida una
opción fundamental por el evangelio y por la vida, de modo que no dobleguemos
nuestros principios ante las exigencias de la sociedad, sino que defendamos la
vida ante todo y ante todos

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