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El Predicador

Encarnado
Proclamar al Cristo Viviente para Formar una Fe
Viva
TABLA DE CONTENIDO
INTRODUCCIÓN 3

CAPÍTULO UNO: Predicación de las Escrituras – El dilema de hoy 6

CAPÍTULO DOS: El Domingo Importa 15

CAPÍTULO TRES: Predicar la Palabra Viva 23

CAPÍTULO CUATRO: Predicar a Cristo y el Evangelio 30

CAPÍTULO CINCO: Tocar el Corazón y Predicar Encarnadamente 40

CAPÍTULO SEIS: El Lenguaje Importa 49

CAPÍTULO SIETE: Agregar Voces al Sermón 57

CONCLUSIÓN: Poniendo Todo Junto 67

FIN DE LAS NOTAS 71

SOBRE EL AUTOR 73

Copyright © 2020 Evangelical Lutheran Church in América.

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INTRODUCCIÓN
La Iniciativa del Libro de la Fe surgió de la conciencia y la preocupación de que las personas en la Iglesia
Evangélica Luterana en Estados Unidos se estaban volviendo cada vez más analfabetas bíblicamente. La
tendencia es a largo plazo y no es probable que sea fácil de revertir. Para una tradición donde la Sola Escritura
había sido un grito movilizador, era una realidad preocupante.

Una resolución presentada ante el Sínodo de Carolina del Norte en su asamblea de 2005 llamo la atención
sobre esto y también pidió acción para hacer algo al respecto. Como resultado, la iniciativa del Libro de la Fe
se puso en marcha originalmente como un énfasis de cinco años que duró desde el 2007 hasta el 2012. Se pidió
a expertos bíblicos que proporcionaran recursos y ayudaran a apoyar este esfuerzo. Las congregaciones fueron
desafiadas a poner en marcha una iniciativa del Libro de la Fe dentro de la vida de la iglesia local.

Una gran parte de la iniciativa del Libro de la Fe fue un énfasis en enseñar una forma cuádruple de leer las
Escrituras. Estas cuatro formas eran lecturas teológicas devocionales, históricas, literarias y luteranas. No
pasaremos tiempo en esta introducción desempaquetando lo que ofrece cada una de estas formas de leer la
Biblia, sino que cada una trae sus propios dones al lector. Puede ir al sitio web del Libro de la Fe y encontrar
más información sobre estos enfoques y los recursos útiles que se han desarrollado para ayudar a las personas
a aplicarlos a medida que leen la Biblia.

Una de las evaluaciones de la iniciativa del Libro de la Fe cuando terminó el período inicial de cinco años fue
que, por muy importante que hubiera sido este esfuerzo, la penetración en la vida de la iglesia y aún más la
vida de las personas en las bancas había sido menor de lo que se necesitaba. Fue un buen comienzo, pero aún
no había llevado la iglesia a un lugar donde los miembros de la ELCA estuvieran alfabetizados bíblicamente.
De hecho, el esfuerzo aún no había llegado a la gran mayoría de los asistentes regulares en la iglesia. Así que
cuando llego 2012, se decidió hacer de esto un esfuerzo a largo plazo y seguir adelante. Este libro sobre la
predicación es parte de esa segunda ola de trabajo que está en marcha actualmente.

Una razón para este libro es una realidad presente que discutiremos más en el primer capítulo. La mayoría de
las personas que asisten a la iglesia no leen su Biblia regularmente. A pesar de la programación de recursos
para ayudar a las personas cuando leen su Biblia, ¡estos son de poca utilidad hasta que podamos llegar a las
personas en sus Biblias!

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Si la lectura de la Biblia todavía está en el camino para muchos, ¿dónde podemos involucrar a la mayoría de
las personas a través de la Biblia? La respuesta más práctica está en el sermón. Incluso si la persona
promedio que asiste regularmente a una congregación de la ELCA aún no está abriendo su Biblia en casa, si
vienen a adorar, están escuchando un sermón. Y en la mayoría de los casos, ese sermón tiene una clara base
bíblica y se basa en un texto bíblico. En algunos casos, el pastor elige el texto bíblico o es parte de una serie
temática. Pero la mayoría de las veces, dentro de la tradición luterana, la Escritura que fundamenta el sermón es
de una lección o lecciones dentro de un leccionario, ya sea el leccionario común revisado o el leccionario narrativo
más nuevo.

Esto significa que cada semana, aunque las personas que casi nunca abren su Biblia escucharan las lecturas de
las Escrituras como parte de la asistencia a la adoración. Significa que estas mismas personas escuchan a
alguien levantarse usar una o más de esas lecciones bíblicas como una puerta para comenzar un sermón. Si el
sermón no hace su trabajo, la Escritura sigue siendo algo del pasado con poca conexión con la vida que viven
las personas y poca capacidad para mostrarles un Dios vivo que ha venido a nosotros en Jesús y todavía está
trabajando en el mundo hoy.

Sin embargo, si el sermón hace su trabajo, esas mismas personas encontrarán las Escrituras como un lugar
para comenzar una conversación sobre Dios, un “recurso y norma” para la fe que los reúne cada semana.
Desde esa base se encontrarán con el Dios que ha venido entre nosotros en Cristo. Ese encuentro con Cristo
ayudará a que lo que comienza en el pasado se convierta en una realidad presente. Y si va bien, la gente
descubrirá o redescubrirá que Jesús los ama y que sus vidas importan. Se sentirán útiles a sus vidas para ser
parte de lo que Dios está haciendo en el mundo en el que viven todos los días.

Este recurso no está bajo la ilusión que de alguna manera pueda llevar a cabo completar un “cómo” para los
predicadores. Ya hay mucho en su lugar con respecto a la teología, las habilidades exegéticas, etc. y este libro
debe ser un complemento a los muchos recursos excelentes que existen para ayudar a los predicadores a entrar
y estar bajo del texto bíblico. Además, la mayoría de los pastores y diáconos que predican regularmente dentro
de nuestra tradición ya están bien versados en la Biblia y tiene buenas habilidades para comenzar a compartir
de qué trata el texto cuando predican.

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Los profesores de Biblia, teología y homilética han hecho un buen trabajo preparando a las personas de
muchas maneras y comenzamos con gratitud por su trabajo fundacional. Este Libro está escrito para agregarlo
de una manera pequeña, no lo reemplaza ni de ninguna manera debe ser visto como una crítica del trabajo que
otros han hecho. Sería presuntuoso levantar los capítulos que siguen como capaces de ser una mirada
exhaustiva e inclusiva a la predicación.

Entonces, si usted es un predicador(a), use lo que sigue aquí como una forma de reflexionar sobre su
predicación y cómo trabajar para que sea “más pegajosa” para que lo que la gente obtiene del sermón tenga
más conexión, para que haga que la Biblia cobre vida como un “Libro de la Fe”. El sermón es el puente
principal entre la Biblia y algo que fundamenta a las personas durante toda la semana. Es a partir de esta base
que los recursos de calidad que se producen dentro de la Iniciativa Libro de la Fe, así como muchos otros
excelentes recursos bíblicos que están disponibles, es más probable que sean cosas que las personas quieran
investigar a medida que comienzan a abrir sus Biblias en casa, en grupos pequeños y en otros entornos dentro
de sus vidas. Al leer este libro, si alcanza su punto máximo de imaginación de maneras que encuentran su
camino en su predicación, entonces habrá contribuido de una manera pequeña a la renovación bíblica dentro
de la iglesia.

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CAPÍTULO UNO Predicación de las Escrituras ― El dilema de hoy

La iglesia de hoy ciertamente no es lo que solía ser. No hace mucho tiempo muchos de nuestros miembros
crecieron asistiendo a congregaciones que estaban agregando espacio educativo y cambiando las salas de
reuniones a las aulas para acomodarlos mientras asistían a la escuela dominical en masa. Las aulas de la
iglesia estaban llenas y también los santuarios. Los negocios estaban cerrados los Domingos. Si querías salir
de la casa y encontrar una puerta sin cerradura y abierta, la iglesia era la única opción.

Hoy, esos mismos niños son décadas mayores. Muchos son abuelos de nietos que no asisten a la escuela
dominical y que están siendo criados por padres que no asisten al servicio de adoración. Muchas
congregaciones principales están envejeciendo. Muchas son cada vez más pequeñas. Varias proyecciones
diferentes estiman que entre el 20 y el 25 por ciento de todas las congregaciones protestantes existentes
cerraran en los próximos quince años.

Hay mucha inercia que nos acerca cada vez más a lo que parecen ser resultados predeterminados. Un análisis
de tendencia actual de la Iglesia Evangélica Luterana en América se utilizó en un artículo escrito por Dwight
Zscheile, el escribe:
De acuerdo con las proyecciones de la Oficina de Investigación y Evaluación de la Iglesia
Evangélica Luterana en América (ELCA) toda la denominación tendrá menos de 67,000
miembros en 2050, con menos de 16,000 miembros en 2050, con menos de 16,000 en el servicio
de adoración en un domingo promedio para 2041.1

Por supuesto, es probable que tales proyecciones no sean del todo precisas. Simplemente están utilizando las
tendencias existentes y calculando a dónde pueden conducir, y hay muchos escenarios y opciones posibles
entre aquí y allá. La gente intervendrá antes o se rendirá antes de la curva. La ELCA encontrará formas de
mejorar su efectividad y cambiar la curva en los próximos años, o las realidades financieras harán que el
sistema y la institución no sean sostenibles mucho antes de que llegue a solo 16,000 personas en adoración.
Incluso podría fusionarse con otra tradición para crear un aumento sostenible en la masa crítica, y volver a
intentarlo. Las posibilidades son inmensas.

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Pero una opción muy real es que la gente no hará nada significativo y las tendencias continuarán, al menos en
algunos lugares. El camino de la revitalización requiere una energía significative, compromiso y durabilidad.
Hay bajos niveles de pasión presente en muchas de nuestras personas. A menudo carecen de claridad y
convicciones sobre por qué esto es importante y cómo afecta sus vidas y su comunidad combine eso con las
simples realidades de la energía y el envejecimiento entre nuestros miembros y es probable que muchos lugares
simplemente no pueden reunir la fuerza para participar en los tipos de transformación y esfuerzos necesarios
para cambiar la curva. Ya vemos muchos ejemplos de esto a nuestro alrededor.

¡Ese espíritu consume energía de todos! Es deprimente para las personas en las congregaciones que
experimentan declive, pero también agota la energía de los líderes de toda la iglesia y sinódicos que trabajan
para revertir estas tendencias y de las iglesias vecinas que pueden estar preocupadas de que sean las próximas.
Una cultura de ansiedad, sino se reconoce y se aprovecha de manera efectiva, puede trabajar en contra de que
hagamos el tipo de cambios necesarios para revitalizar la iglesia.

Entre las personas que asisten, décadas de lealtad a la iglesia no están dando sus frutos con profundas raíces
espirituales. Existe la sensación de que, si bien muchos en el mundo de hoy son “espirituales, pero no
religiosos”, también hay muchos dentro de la iglesia que son “religiosos, pero no espirituales”.
Exploraremos algunos de estos pensamientos con más detalle más adelante, pero sientan una base que
muchas personas que predican regularmente en la iglesia de hoy reconocerán. Las tendencias no son
universales, existen excepciones, pero son observables en todas partes. No es necesario mirar mucho o
lejos para encontrar congregaciones en declive y cristianos que luchan por darle sentido a todo.

Un problema que afecta a la iglesia en el mundo de hoy es la decreciente alfabetización bíblica. El resultado
es que la mayoría de las personas que asisten a nuestras iglesias tienen poco o ningún contacto significativo
con las escrituras durante la semana. Esto se establece claramente en el siguiente párrafo del sitio web del
Libro de la Fe:
Para muchos de nosotros, el encuentro con la Escritura se limita a los extractos que son leídos el
Domingo por la mañana. Muchos de nosotros y muchos de nuestros vecinos somos
bíblicamente analfabetos, inseguros de cómo involucrarse en las escrituras. Muchos de nosotros
no somos conscientes de las ricas ideas luteranas que han sido útiles para entender las muchas
maneras en que Dios nos involucra a través de la Biblia. El desafío del Libro de la Fe es abordar
estas realidades directamente y experimentar más plenamente el poder de la Palabra.2

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Este analfabetismo significa que las personas no conocen bien el material bíblico, no tienen acceso a él dentro
de sus contextos diarios y no tienen la capacidad de usarlo para dar sentido al mundo en que viven y funcionan.

Como resultado, aunque el párrafo anterior habla de las “muchas maneras en que Dios nos involucra a través de
la Biblia”, ¡la mayoría de las personas no se encuentran en un lugar donde Dios los está involucrando de ninguna
de esas maneras! Esto deja un gran vacío en la vida espiritual de nuestra gente. Que triste pensar que muchas de
nuestras personas han perdido la capacidad de pasar tiempo con Dios en uno de los lugares donde tenemos más
claro que Dios está disponible y nos habla. Otro tema se relaciona con el papel de la televisión, la radio, la
transmisión en vivo y las redes sociales en el mundo de nuestros miembros. La gente en 1950 recibió la mayor
parte de su instrucción religiosa de su congregación local. Había muchas menos estaciones de radio, la televisión
aun no estaba en la mayoría de los hogares y la capacidad de transmitir en vivo contenido religioso ni siquiera
estaba en la imaginación de las personas visionarias. Eso significaba que la gente recibía un patrón algo
consistente de enseñanza y predicación. Lo que recibieron una semana se reforzó cuando regresaron la semana
siguiente. Lo que se enseñó en la escuela dominical a los niños se reflejó en las discusiones familiares y en la
escuela bíblica de vacaciones de verano y se reforzó en los campamentos Bíblicos. Además, un alto porcentaje
de personas que asistían a congregaciones en 1950 lo hacían casi todos los Domingos como parte de un patrón de
por vida y una norma comunitaria con que crecieron.

Contrasta esa realidad histórica con la familia de hoy que piensa que la radio y la música cristiana
son algo bueno (después de todo, es cristiana). Durante los quince minutos en coche hacia y desde la
iglesia están tocando música cristiana contemporánea. No te distraigas aquí, esto NO es una queja sobre
la música contemporánea como si la música tradicional fuera la forma correcta de ser fiel. No , se está
diciendo es que las letras de canciones que la gente escucha y canta junto con la radio puede parecer
“cristiano” y recibir la aprobación de facto y tácita como resultado. Las letras pueden ser pegadizas y
repetitivas, y la melodía puede ayudar a incrustarlas en las mentes y los corazones de los oyentes.

Las letras pueden llevar una teología que es más probable que sea predicada en un ambiente teológico muy
diferente al que se fomenta en la congregación luterana a la que asisten. Fácilmente podría estar compitiendo
e incluso deshaciendo la misma enseñanza y proclamación teológica que estamos proporcionando. En los

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treinta minutos que la familia viaja a la iglesia, pueden estar profundizando su comprensión de las cosas que
encontramos incorrectas, contradictorias o incluso dañinas (con respecto a nuestras perspectivas teológicas
luteranas) y enseñanzas. Es poco probable que nuestro sermón de quince minutos replantee o deshaga todo lo
que encontramos preocupante o problemático. Y la estación de radio puede estar encendida en el automóvil de
lunes a sábado haciendo el mismo trabajo e imprimiendo los mismos mensajes, día a día.

Agregue a eso predicadores y maestros de televisión y radio, transmisión en línea de una amplia variedad de
contenido, podcasts religiosos y publicaciones en redes sociales desde todo tipo de perspectivas y podrá comenzar a
ver los problemas. Después de todo, Joel Osteen tiene un espectáculo muy impresionante y una entrega bastante
hábil. Suena bastante inteligente y muy espiritual. Y ver una sola hora de esto da más tiempo de contacto con su
enseñanza que un mes de sermones en nuestras congregaciones (suponiendo que las personas estén realmente
presentes cuatro semanas seguidas).

Esto significa que las personas no solo necesitan recibir una buena enseñanza, sino que también necesitan recibir
las herramientas esenciales para comprender una hermenéutica luterana que les ayude a dar sentido a lo que
compartimos y las herramientas para clasificar todo el resto del material que encontrarán en el mundo que los
rodea. Deles una buena enseñanza, una predicación dinámica y herramientas significativas para ayudarlos a hacer
su propio pensamiento y clasificación, y ofrecerá a las personas una serie de dones que pueden usar a lo largo de
la vida. Pero si simplemente operamos y predicamos de una manera de “negocios como de costumbre”, entonces
las personas se verán obligadas a valerse por sí mismas. Esta es la situación en la que nos encontramos en este
momento. Las personas a menudo están confundidas y abatidas y encuentran que las Escrituras son poco claras o
irrelevantes, o ambas cosas.

Un tema relacionado es que a medida que los miembros de nuestras congregaciones ven y escuchan la
predicación de otros sectores del cristianismo, las afirmaciones de esas otras tradiciones hacen que la Biblia no
siempre cuadren con nuestra comprensión de la Biblia. Las personas con entendimientos más conservadores o
fundamentalistas creen que palabras como “inerrante” se aplican a las Escrituras y usan auto descriptores como
“creer en la Biblia”. Inmediatamente nuestras defensas aumentan cuando escuchan cosas como esta. Sabemos
que no somos personas “creyentes en la Biblia”: mientras que una búsqueda en el Google de “iglesias creyentes
en la Biblia” arroja muchos resultados, ¡ninguna de ellas parece ser luterana! Pero si no somos eso, entonces
¿qué somos?

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Estas ideas no se alinean con las nuestras y, dado que hemos hecho poco para dar a nuestra gente un vocabulario
y mensajes igualmente firmes y claros para trabajar, a menudo no tienen efectividad en la forma de responder.
Esto significa que las personas a menudo no tienen claro el papel que las Escrituras toman en nuestra
predicación y enseñanza, y cómo se aplica a su vida diaria. El resultado es una denominación llena de
personas que piensan que las Escrituras no influyen en quiénes son, qué dicen o qué hacen.

El impacto de esto se puede ver en las respuestas congregacionales utilizando la encuesta Reveal. Los
resultados de las encuestas realizadas en las congregaciones de la ELCA muestran que las personas
constantemente informan poco acuerdo con la declaración, “la Biblia tiene autoridad decisiva sobre lo que
digo y hago”. De hecho, no es raro que menos del diez por ciento de los encuestados en una congregación
de la ELCA crean que la Biblia tiene un papel autoritario en la configuración de sus vidas.

Parte de esto puede ser completamente preciso. Debido a que nuestra gente cree que no está asistiendo a
una iglesia "creyente de la Biblia", palabras como autoridad suenan como algo que alguien más diría. No
es nuestro lenguaje. Si dejar que la Biblia tenga "autoridad" sobre nuestras vidas significa requerir una
creencia inquebrantable en seis días literales de veinticuatro horas para la historia de la creación, entonces
un gran número de nosotros simplemente queremos salir. Muchos luteranos, incluido el clero, verían una
frase como: "La Biblia tiene autoridad decisiva sobre lo que digo y hago", siendo resistentes a ella e incluso
tratando de justificar la resistencia. No nos gusta el lenguaje de la autoridad y parece que nos resistimos a
aplicarlo a las Escrituras.

Pero por un momento, veamos la situación inversa. Supongamos que una frase dice: "Los luteranos enseñan
que las Escrituras no deberían tener autoridad sobre lo que nuestros miembros dicen y hacen" Muchos de
nosotros que leemos esto diríamos. "¡Por supuesto, no enseñamos eso! La Biblia es importante para nosotros"
Entonces, si bien podemos tener un problema con el lenguaje de autoridad, también sabemos que las
Escrituras tienen un papel en nuestra vida y dan forma a nuestra vida compartida juntos. Pero no hemos
encontrado demasiadas formas efectivas de decir lo que queremos decir para dejarlo claro.

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El sitio web del Libro de la Fe da un poco de historia sobre su iniciativa y aquí información que puede serle
útil:
La asamblea del Sínodo de Carolina del Norte de 2005 respaldo un memorial de la iglesia
Evangélica Luterana Filadelfia de Dallas, NC, pidiendo que la ELCA aliente el desarrollo de un
“esfuerzo continuo para abordar los problemas relacionados con la autoridad de las Escrituras”.

Tenga en cuenta que la iglesia tomó esta iniciativa en respuesta a los problemas relacionados con “la autoridad
de las Escrituras”.

Francamente, debido a que los predicadores evangélicos y fundamentalistas conservadores pasan gran
parte de su tiempo predicando sobre la autoridad de las Escrituras y su naturaleza inerrante, muchas
personas en esas tradiciones son muy claras en lo que piensan acerca de la Escritura. Aquellos de
nosotros en tradiciones más matizadas podemos no estar de acuerdo con su postura, pero la postura es
clara, y sus miembros la entienden y la toman en serio.

Tenemos poco que ofrecer a cambio, no porque nuestra tradición carezca de algo que decir, sino porque
la damos demasiado por sentado. Nuestros predicadores generalmente usan una hermenéutica luterana
para sacar conclusiones y hacer declaraciones sobre las Escrituras, pero a menudo lo hacemos sin
compartir nuestra metodología tan claramente como los fundamentalistas comparten la suya, y el resultado
es que la mayoría de nuestros miembros tienen dificultades para ver las cosas como basadas en las
Escrituras, ―incluso cuando lo están.

Esto parece extraño para la mayoría de los predicadores luteranos. Tendemos a predicar usando un texto, a
menudo de un leccionario, y pensamos que la conexión es obvia para los oyentes. Pero nuestros métodos se
basan en múltiples formas de obtener información y generalmente tienen matices. Tenemos un problema de
“conectar los puntos” lo que decimos está basado en las Escrituras, pero nuestra gente no está segura de que lo
sea o al menos de cómo está basado o conectado.

Las tendencias en la iglesia de hoy también muestran una disminución del tiempo de contacto con muchos de los miembros
de nuestras congregaciones. Hace solo cincuenta años, más de la mitad de nuestros miembros estaban en la iglesia a
menudo y los patrones de asistencia promediaban más del cincuenta por ciento de la membresía en una semana típica. La

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mayoría de nuestros miembros escuchaban predicar a menudo, estaban expuestos rutinariamente a historias e imágenes
bíblicas en la cultura más amplia y tenían una conciencia básica de las Escrituras y su mensaje.

Por supuesto, gran parte de esto fue moldeado por la religión civil. Ser cristiano era parte de la definición
estadounidense de respetabilidad. Muchos en la Sociedad serian parte de la iglesia para verificar que estaban
bien y que pertenecían a un grupo convencional de ideas afines, pero no llegaron a ser transformados al
encontrarse con Dios en la adoración. Esta realidad cultural dio forma a las normas tanto para la sociedad como
para iglesia. La predicación en muchos entornos sirvió a la agenda social más amplia tanto como profundizo la
fe y la fidelidad de los oyentes.

Los patrones de asistencia a la iglesia de hoy indican que aproximadamente una cuarta parte de nuestros miembros están
en la iglesia en un Domingo determinado. La asistencia “regular”, una vez cercana a la semana, ahora puede significar lo
que sea que signifique la persona que dice ser un asistente regular y activo y puede ser fácilmente más como una vez al mes
que una vez a la semana para muchos. Esto significa que la enseñanza viene en breves periodos con las largas brechas entre
los contactos. Incluso una serie de sermones que ofrece una buena enseñanza y una comunicación clara y útil solo puede
transmitir una cuarta parte del mensaje a un asistente una vez al mes.

Como consecuencia de esto, anticipamos una pérdida de la conversión en las personas que continúan asistiendo
a nuestras iglesias. Como dijo un miembro del consejo de la iglesia en mi primera congregación sobre llegar a
las personas que no tienen iglesia en nuestra comunidad, “no sé porque estamos tan preocupados por estas
personas. Si fueran respetables, ya estarían aquí”. ¡Claramente había poca expectativa que se necesitará mucho
cambio por parte de las personas respetables que ya asistían!

En otro incidente, el organista una vez se enfrentó a un buen amigo mío que es pastor después la adoración y le
dijo: nunca más prediques un sermón que me haga sentir así de incómodo. No vengo aquí para que me hagan
sentir incomodo. Una vez más, vemos la esperanza e incluso la expectativa de que vendremos a adorar y
dejaremos lo mismo o tal vez sintiéndonos un poco mejor acerca de lo bien que estamos. Esto es lo
suficientemente común como para ser un problema importante para los predicadores, incluso si el sentimiento
no es universal entre nuestros miembros.

Esto afecta la forma en que los pastores hacen su trabajo y ven a las personas con las que trabajan. Cuando mi
familia se mudó al área de Chicago y yo iba a comenzar a trabajar para la organización de toda la iglesia, parte
de mudarme a una nueva comunidad fue encontrar una congregación a la que pudiéramos pertenecer. Visitamos

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ocho congregaciones en nuestra búsqueda antes decidir sobre una donde nuestra familia se uniría.

Un lugar que visitamos fue una pequeña congregación; como la mayoría de los ministerios, había algunas cosas
para recomendarlo y algunas cosas significativas que nos inquietaban. Pronto se hizo obvio que no nos
uniríamos a esta congregación en particular, cuando le preguntamos al pastor sobre lo que implicaba unirse a
la iglesia, su respuesta fue claramente una que había dado antes sin adaptarla a nosotros.

Él dijo: “Es fácil. Tenemos una clase después de la iglesia durante el almuerzo. Luego, la próxima semana, te
levantas frente a la congregación y te damos la bienvenida como miembro. Lo hacemos durante el credo de los
apóstoles, pero no te preocupes. No necesitas saberlo. Puedes traer tu libro contigo”.

Este pastor sabía que yo era un pastor, pero su respuesta en piloto automático simplemente dijo lo mismo que les
decía a todos. En resumen: Esto no es gran cosa. No cambiara tu vida.

Esta ética está demasiado presente. Cuando tomas el analfabetismo bíblico, reduces los patrones de asistencia
y el tiempo de contacto, el orden establecido como la meta y la membresía de la iglesia como algo conveniente
que no cambiara tu vida, te encuentras con el desastre en el que estamos ahora. La iglesia ha carecido de su
mensaje de transformación significativa, y eso en algo ha contribuido un poco a su declive. Los cambios en la
sociedad también han jugado un papel importante en esto. Pero dejando a un lado los cambios sociales, el
malestar de la iglesia puede estar más conectado con nuestro mensaje y en cómo compartimos lo que nos
importa admitir. Es más fácil o se siente mejor señalar con el dedo y culpar al mundo por todo ello.

No importa dónde pongamos la culpa, una cosa está clara el mundo no va a arreglar esto para la iglesia. La
iglesia va a tener que hacer la mayor parte del trabajo para que el futuro sea diferente.

A medida que siga leyendo, exploraremos como abordar la tarea de enseñar y especialmente predicar de las
Escrituras, es una práctica primordial para renovar la iglesia. El artículo VII de la Confesión de Augsburgo
nos recuerda que la iglesia es la “asamblea de creyentes”. Es gente de fe, ante todo. Si tratamos de
“arreglar” la iglesia sin revisar cómo crecemos y nutrimos a su gente como seguidores de Jesús, es
probable que conduzca a la decepción. Pero cuando esto se hace bien con una atención renovada dada
a la obra de predicar el Evangelio, ayudamos a las personas a crecer en la fe como discípulos de Jesús,
y la iglesia puede revitalizarse de maneras asombrosas.

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PREGUNTAS PARA CONVERSAR O REFLEXIONAR
1. ¿Cuál es la tendencia general de asistencia al servicio de adoración en su congregación en los últimos
veinte años? Si usted es parte de una congregación de la ELCA y su (s) pastor (es) han completado y
enviado sus informes anuales, puede acceder a su informe de tendencias en línea y obtener datos reales.

2. ¿ Cuál es el rango de edad de los adultos que adoran en su congregación en un Domingo normal?

a. Puedes usar grupos de edad de 18-30, 31-50, 50-65, 65 + para trazar un mapa aproximado de la
edad de los participantes adultos mientras analizas un directorio.
b. ¿Cuántos jóvenes (grados 7-12) asisten a la adoración en una semana común en su congregación?
c. ¿Cuántos niños (grado 6 y más pequeños) asisten a la adoración en una semana típica en su
congregación?

3. Mire la letra de los himnos que su congregación cantó durante el último mes. Asegúrese de mirar
todos los versículos que uso. ¿Qué versículos eran profundos y enfatizaban en lo que estaba enfocado
como predicador? ¿Fueron los versículos menos útiles o incluso contraproducentes?

4. Haga una lista de todas las personas que crea que adoran regularmente en su congregación.
¿Cuántas de las personas en esa lista tienen lectura regular de la Biblia y prácticas devocionales?
¿Cuántos no tienen una idea clara sobre sus prácticas devocionales? ¿Cómo podría averiguar más
acerca de las personas cuyos hábitos devocionales son desconocidos para usted?

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CAPÍTULO DOS El Domingo Importa

Este capítulo se centrará en por qué el Domingo o cualquier día (s) que estemos reuniendo a la gente en nuestra
congregación ― importa. Hay algunas cosas muy básicas que los predicadores pueden hacer para asegurar que
el tiempo que pasamos con la gente cuando nos reunimos, pueda ser una base a partir de la cual el discipulado
pueda crecer. Comenzaremos a mostrar formas en que cambiaremos las prácticas que usamos para enseñar y
predicar de las Escrituras; si lo que sucede los Domingos es para lograr resultados diferentes a lo que estamos
haciendo actualmente en la mayoría de las congregaciones.

Nos guste o no, tenemos una oportunidad cada semana con la mayoría de las personas más activas con las que
tenemos contacto. Además, muchas de las personas a las que predicamos y enseñamos de manera “regular” ni
siguiera asistirán todas las semanas, y algunas asistirán aproximadamente una semana cada mes. Esto significa
que tenemos de una a cuatro horas de contacto por mes con el núcleo de nuestros miembros activos. No hay
mucho tiempo con que trabajar, especialmente porque un porcentaje ya es guionizado con expectativas litúrgicas
que limitan y mejoran las oportunidades para la creatividad, pero ocupan una cierta cantidad de esa hora semanal
de tiempo.

Podemos lamentar el hecho de que haya menos personas y que tenemos menos influencia en las personas con y
para las que trabajamos. Sí, hay una gran colina que escalar, pero hay cosas que se pueden hacer para cambiar
tanto la situación a largo plazo como la vitalidad de la fe en las personas a corto plazo. Los predicadores
creativos que toman buenas decisiones y hacen un buen trabajo están hacienda algunas cosas muy útiles y
efectivas en las congregaciones alrededor de la iglesia. Todos podemos aprender de ellos y también podemos
contribuir al trabajo que tenemos por delante, descubriendo juntos cómo navegar por el nuevo mundo en el que
vivimos y no desanimarnos demasiado o incluso paralizarnos sobre todo por los desafíos.

Para hacer esto, será esencial estar a la altura del desafío de la Iniciativa del Libro de la Fe para lograr que las
Escrituras sean más autoridad en la vida de nuestros miembros. Hay una amplia evidencia que, desde cada
rincón el interés y el compromiso renovado con las Escrituras, acompaña la renovación de la iglesia. Esto ya
está en el ADN luterano, ya que la sola escritura sonó como una llamada movilizadora durante la Reforma.
Las múltiples herramientas de investigación también lo respaldan como un punto de partida universalmente útil
para la revitalización congregacional en el mundo de hoy.

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Una de estas muchas evaluaciones es Reveal, una herramienta desarrollada originalmente para Willow Creek
Community Church para evaluar el impacto del ministerio de Willow Creek en el desarrollo espiritual de los
participantes de allí. La evaluación mostró que las personas no estaban creciendo en fe, ni cerca de los niveles
que los líderes esperaban. Como Cally Parkinson lideró un equipo, al explorar qué hacer con esta realidad
decepcionante, identificaron patrones que eventualmente demostraron estar presentes en iglesias de una amplia
variedad de tamaños y denominaciones, incluidas las congregaciones de la ELCA.

A medida que su grupo realizó una investigación temprana sobre las conexiones entre las prácticas y la
renovación, descubrieron que pasar tiempo en la reflexión bíblica era lo más predicativo de la renovación y el
crecimiento. En respuesta a ese hallazgo, ella escribe que una clave para renovar las congregaciones no importa
qué problemas enfrenten estas congregaciones al comenzar es: “Encajar la Biblia en todo: haz de las Escrituras
el corazón de la cultura de la iglesia. Quita las excusas de la gente, haciendo todo lo que puedas para facilitar
el compromiso con la Biblia”. 4
Parkinson dice: “Si los líderes no están seguros de qué hacer, renovar el
compromiso con la Biblia es un lugar universalmente bueno para comenzar, una especie de primer movimiento
sin riesgo”.5

Por supuesto, si este es el caso, entonces el Domingo no puede ser el único momento en que las personas se
involucran con las Escrituras. Pero al mismo tiempo, el Domingo puede ser el único momento que tengamos
para involucrar a algunas personas. El desafío y la oportunidad está descubriendo qué podemos hacer cuando
estamos juntos para mejorar lo que la gente hace cuando estamos separados.

Hubo un tiempo en que trabajé en el personal del Sínodo de Nebraska como el asistente del Obispo. Noté una
tendencia en las habilidades de los líderes congregacionales cuando los visité durante varias consultas. A
menudo usaba un texto de 1 Corintios 12, sobre la iglesia como el cuerpo de Cristo y le pedía a la gente que
abriera una Biblia y encontrara el texto conmigo. Recuerde, que estas reuniones generalmente son con equipos
de renovación, comités de convocatoria o consejos de congregación. Todas estas personas eran líderes
congregacionales e involucradas en la vida de la iglesia a un nivel más alto que el promedio. Uno tiende a
esperar un rendimiento superior al promedio de este grupo en comparación con las habilidades del miembro
promedio.

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Inevitablemente, un porcentaje significativo simplemente abriría la Biblia en Génesis y comenzaría a
hojearla hasta que encontraran 1 Corintios. No tenía idea de que 1 Corintios estaba en el Nuevo
Testamento. No era inusual que más de una persona se detuviera en el 1 Crónicas 13, ya que tenía un “1”
al frente y la palabra comenzaba con una “C”. Incluso si la mayoría finalmente lo encontró por su cuenta,
a menudo era un proyecto de cinco minutos para llevarlos a todos allí sin solo decirles a qué número de
página ir. Comencé a preguntarme ¿cómo podría ser que los líderes congregacionales pudieran venir a la
iglesia, semana tras semana durante el año y no saber cómo encontrar 1 de Corintios? ¡No era como si les
estuviéramos pidiendo que encontraran un profeta menor cuyo libro tuviera solo dos páginas!

La triste verdad es que la mayoría de las personas que asisten regularmente a la adoración parecen rara vez
abrir una Biblia cuando no están en la iglesia. Igualmente aterradora es la realidad de que, con las
inserciones de las Escrituras, las pantallas de proyección y otros materiales impresos utilizados en nuestras
congregaciones, la mayoría de las personas tampoco abren la Biblia el Domingo. Es posible venir a adorar
52 semanas del año, dar generosamente para apoyar a la congregación, asumir una posición de liderazgo
en la iglesia y nunca tocar una Biblia una vez en ese período de tiempo ― ¡ni siguiera una versión digital
de la Biblia en su computadora portátil, teléfono o lector electrónico! Esto parece ser la norma en muchas
congregaciones.

Esto puede molestar a muchos que están comprometidos en hacer las cosas de la manera en que las hemos
venido haciendo, o para otros que tienen un interés financiero en proporcionar materiales impresos para la
adoración. Pero las congregaciones que quieren cultivar la familiaridad con la Escrituras y ayudar a las
personas a sumergirse en la Biblia, haría bien dejar de usar materiales de boletines impresos que facilitan que
las personas simplemente vengan a adorar y sigan pasivamente la lectura en un pedazo de papel.

En la mayoría de los escenarios, incluir lecciones preimpresas en realidad están trabajando en nuestra contra
y contribuyendo al problema del analfabetismo bíblico. Hacerlo significa que las personas tienen poca idea
de dónde proviene un pasaje, tal vez ni siguiera están seguros de si la lectura es del Antiguo o Nuevo
Testamento. Seguro que si las personas son pasivas cuando se involucran en las Escrituras durante la
adoración, y cuando participan en la mayoría de las actividades de la iglesia, seguro serán pasivas al respecto
cuando se vayan y se dirijan a casa. Ellos no tienen herramientas, señales o indicaciones para siguiera insinuar
que podrían o deberían ser diferentes.

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Para que el Domingo importe y la proclamación del Evangelio encuentre su camino en la fibra de la vida de
las personas, tendremos que estar dispuestos a cambiar muchas cosas que hagan que el Domingo sea
beneficioso, pero también reduzca el compromiso y el desarrollo de las capacidades. Una forma de mejorar
la alfabetización bíblica y el contacto con la adoración es eliminar los textos impresos de las escrituras y
alentar a las personas a traer su propia Biblia para adorar o usar una Biblia que se proporciona en los estantes
de los bancos. El predicador y los lectores deben referirse a los textos claramente y alentar a las personas a
abrir una biblia, localizar la lección y seguirla como una de las disciplinas de adoración. Si el Domingo no
ayuda a las personas a sentirse cómodas con la Biblia cuando están juntos que reciben motivación y ayuda,
entonces de lunes a sábado será un desafío que las personas naveguen por las Escrituras por su propia cuenta.
Pero si las personas pueden desarrollar familiaridad con la Biblia mientras están e n adoración, entonces
existe las posibilidades que durante la semana se sientan lo suficientemente capaces como para explorar más
profundamente.

Cuando enseño a los líderes a equipar a sus participantes congregacionales durante la adoración, a menudo
expresan una sensación de desesperación ante la idea. A menudo dicen: “¿Qué pasa con todas las personas
que solo viene una vez al mes? de todos modos cualquier cosa que hagamos no va a llegar a la mayoría de
nuestra gente”. Con demasiada frecuencia, esta idea tienta a las personas a simplemente darse por vencidas.
¿Por qué molestarse en hacer algo que de todos modos no llegará a la mayoría de las personas?

Hacer que el Domingo sea importante, es estar seguro de que hay aspectos de equipamiento para adorar cada
semana. Puede ser necesario encontrar formas de ser redundante al respecto. Algunas personas seguramente no
estarán allí cuando haga algo. Hacer la suposición de que ya le ha pedido a la gente que recoja y abra una Biblia
―y eso debería ser suficiente ―podría ser una suposición falsa, ya que un alto porcentaje de las personas que asisten
a la adoración en su congregación pueden no haber estado allí cuando usted lo animó, o si lo estaban, pueden
necesitar un recordatorio o aviso. La redundancia y los recordatorios también ayudan a reducir las conjeturas y la
ansiedad que los visitantes a menudo experimentan. Pero darse por vencido y no hacer nada para lidiar con eso
simplemente no es una opción de fe. Encontrar formas de enseñar usando redundancia creativa es esencial.

Supongamos que estás tratando de usar el Domingo como un trampolín para ayudar a las personas a tener una
vida devocional más regular. Su objetivo no es que ellos escuchen acerca de los beneficios de tener una vida
devocional disciplinada durante un sermón. El verdadero resultado deseado es que ellos participen en la
práctica de tener uno durante la semana. Puede que sea necesario separar un momento en el servicio, que sea

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parte de la predicación y la enseñanza de ese día, pero no dentro del tiempo del sermón. Quizá se deba enfatizar
todo un mes. Como predicador, su tarea es descubrir cómo hacer que suceda de una manera que genere
importancia, tenga la oportunidad de ser escuchado una o más veces por un alto porcentaje de la gente y que
parezca sano y significativo. ¿Cómo podría ser tal esfuerzo?

Si bien es probable que haya múltiples formas de hacer esto, una forma que funciona muy bien es la práctica
de usar algún tipo de testimonio o entrevista para avanzar en la importancia. Un líder que conoce bien a su
pueblo conocerá a personas dentro de la congregación que ya tienen una fuerte vida devocional personal y para
quienes es importante. El predicador puede y debería incluir esto en los sermones. Él o ella puede compartir
un poco sobre la importancia de estudio y lectura devocional de las Escrituras durante la semana, pero pasar
del contenido predicado a la práctica activa en la vida de los oyentes generalmente requiere más que eso.

Tal vez se inserte una breve pieza de tres minutos antes de la lectura de las escrituras cada semana durante un
mes. No es oficialmente parte del “sermón”, pero es una parte importante de la predicación y la enseñanza para
la congregación. El líder de adoración dice algo como: “Mientras nos preparamos para escuchar las escrituras
esta mañana, recordemos lo importante y significativo que puede ser vivir en las escrituras durante toda la
semana también”. Un miembro es invitado a presentarse y él o ella comparten brevemente cuál es su práctica
devocional y luego enfoca la atención sobre lo que esto trae a su vida. Al final, se ofrece una oración dando
gracias por el testimonio de la persona, así como intercediendo por otros cuya vida devoción podría fortalecerse.
El ciclo se repite cada semana y cada vez comparten diferentes personas durante un mes.

Cualquiera que venga todas las semanas no se aburrirá la repetición intencionadamente de compartir múltiples
historias y voces diversas de una variedad de personas. No será lo mismo lo que se repita durante un mes y,
por lo tanto, puede ser redundante en el enfoque mientras que también está nuevo cada semana. Además, la
práctica ayuda a las personas a conocer a otros en un nuevo nivel y escuchar y ver un lado diferente de las
personas a quienes pueden haber conocido durante décadas, pero nunca los han escuchado hablar sobre su fe o
disciplinas espirituales. Cualquier persona que venga una o dos veces en un mes sigue comprometida al menos
una o dos veces. Es mucho mejor que tirar los dados, trate los Domingos cómo si importaran y use lo que la
gente le dé como punto de partida, será esencial si queremos predicar el Libro de la Fe de maneras que cambien
los comportamientos y conduzcan a un discipulado más profundo.

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Sin embargo, simplemente alentar la lectura devocional o el estudio de las Escrituras (incluso con testimonios
de personas que están haciendo esto) no es suficiente. También debe haber un aspecto de equipamiento más
claramente ofrecido. Al principio, no basta con animar algo, los líderes también tienen que propiciar que
suceda. Puede ser importante sincronizar tales enseñanzas y testimonios con levantar y proporcionar algunos
recursos devocionales o de estudio, así como una campaña que ayude a las personas a comenzar. La
“predicación” animará a los discípulos e irá incorporando varias veces a comunicarse de diferentes formas
dentro de la hora que tiene con las personas. También, estará ligado a relaciones conscientes de los recursos y
apoyo que ayudaran a mover a las personas a probarlo en sus propias vidas durante toda la semana.

Otra pieza útil para los Domingos es integrar la predicación con la vida relacional de la iglesia.
Definir una clara oración temática, y luego aplicarla a la vida de las personas, puede resultar en una
pregunta para que las personas se involucren y respondan. Por ejemplo, si el texto es Marcos 1 y el
enfoque está en Juan el Bautista preparando el camino y dirigirlos a Jesús, una buena oración temática
para el sermón podría ser: “Dios emplea a las personas para dirigir a otros hacia Jesús como Señor y
Salvador”.

El predicador puede entonces elaborar una pregunta que haga y/o aplique dentro de la vida de los oyentes. Por
ejemplo, una pregunta basada en el mismo sermón podría ser:” ¿Cómo te ha utilizado Dios recientemente para
dirigir a otros hacia Jesús como Señor y Salvador? “La pregunta podría ponerse en una pantalla si la
congregación usa un proyector, impresa en el boletín al lado de la línea donde se enumera el sermón, o colocada
en otros materiales producidos para el servicio de adoración.

Una forma muy efectiva de integrar el sermón y ayudar a las personas a compartir pensamientos al respecto, es
poner la pregunta sobre la mesa de bocadillos para su discusión durante la convivencia. Quizás con una etiqueta,
“Comida para el Pensamiento”, la pregunta puede ser una de las cosas que se les pide a las personas que discutan
juntas mientras disfrutan del café y las donas. De vez en cuando, el predicador puede incluso saludar durante
la convivencia y decir. “Sé que todos ustedes están hablando de cosas muy importantes, pero solo para
complacer mi buen humor, podrían tomarse cinco minutos y discutir la pregunta “Comida para el Pensamiento”.
Si no obliga a que esto pase cada semana, por lo menos intente interrumpir cada dos semanas, las personas
discutirán la pregunta y compartirán historias e ideas entre sí. Esta es una parte esencial para usar bien los
Domingos. Si las personas no comienzan a pensar en lo que significa el mensaje y cómo se conecta con sus
vidas poco después de que se ofrece el mensaje, es poco probable que lo hagan o incluso recuerden lo suficiente
para hacerlo más tarde.

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Todo esto quiere decir que una buena predicación no solo se trata del tiempo en el púlpito. También, tome en
cuenta cómo el resto del servicio de adoración dominical y el tiempo de convivencia apoyan para que progrese
la obra. Crear un ambiente de apoyo con muchos lugares destinados al aprendizaje, reflexión, compartimiento
y apoyo mutuo es esencial, predicando que existe cualquier posibilidad de tener un impacto duradero y que
ayuda a darle forma a las vidas de las personas como discípulos de Jesús. Esto significa hacer que las personas
trabajen un poco más, asegurándose de que estén comprometidas, enseñando en múltiples puntos del servicio
y no solo durante el sermón formal, sino ayudando a las personas a reflexionar, recordar y aplicar lo que han
escuchado mientras todavía están juntos. Construya tal espacio y cultura, y su predicación e influencia crecerán.

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PREGUNTAS PARA CONVERSAR O REFLEXIONAR

1. ¿ Cómo se presentan las Escrituras en sus prácticas de adoración en la actualidad? ¿Los imprime en el
boletín o los incluye en partes impresas con las lecciones? ¿Los proyecta en una pantalla? ¿Tiene Biblias
en los bancos e invita a la gente a usarlas? ¿La mayoría de la gente trae sus propias Biblias de casa y
las usa?

2. En su próxima reunión del consejo de congregación, use una lectura de 1 Corintios 12 y reparta Biblias
a sus miembros del consejo. No dé números de página, solo el texto. Observe y vea qué tan rápido las
personas acceden al texto y cuánto les cuesta encontrarlo. No los avergüences si se les dificulta.
Simplemente haga una nota mental y use la información para su propio trabajo adelante.

3. Haga una lista de todas las personas que crea que adoran regularmente en su congregación.
Durante las próximas cuatro semanas, coloque una “x” al lado de cada uno por cada vez que adoren. Al
final del mes, ¿qué porcentaje de sus adoradores adoraron 4 veces? ¿3 veces? ¿2 veces? ¿1 vez? ¿Se
perdió las cuatro semanas? ¿Cómo podría afectar esto la manera en que predica vuelva a enfatizar las
ideas, etc.?

4. Si enumeró a alguien como adorador con cierta regularidad, pero se perdió las cuatro semanas de su
seguimiento, ¿a cuál de las personas que no han estado allí durante un mes o más debería comunicarse
como un asunto de preocupación pastoral y cómo lo hará?

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CAPÍTULO TERCEROE Predicar una Palabra Viva

La tarea de “predicar el Evangelio” es una, que se basa en las Escrituras. Ya sea que usted sea un
fundamentalista incondicional con una visión inerrante de la versión King James o más liberal con rendimientos
metafóricos de la Biblia; existe un acuerdo general de que las Escrituras cristianas están en el corazón del
testimonio cristiano. Sin ellas no habría núcleo desde el cual trabajar y habría poco acuerdo sobre lo que incluso
constituía la iglesia, su propósito y testimonio.

En nuestra tradición, la Escritura es vista como la “fuente y norma” de nuestra fe. Es un punto de partida y no
un destino. No “predicamos la Biblia”, predicamos el Evangelio bíblicamente. Es el Evangelio ― las buenas
nuevas de los actos salvíficos de Dios en Cristo, lo que da forma a la agenda del sermón.

Comenzamos en las Escrituras, agradecidos y en deuda con el testimonio de la iglesia, sobre la vida, muerte y
resurrección de Jesús, así como por las Escrituras hebreas que comparten el caminar del pueblo judío hasta ese
momento. Como cristianos la historia de Jesús se encuentra en el centro de nuestra comprensión de la
participación de Dios en la historia humana. Si bien puede haber varios entendimientos de cuán ancho es el
perímetro del círculo, todos los que se llaman a sí mismo “cristianos” tienen a Jesús en el centro de su historia.

Debido a que la historia cristiana en el occidente ha sido influenciada en cierta medida por las fuerzas políticas
desde la época de Constantino, es útil aprender algunas cosas de nuestras hermanas y hermanos judíos si
queremos predicar bien. Muchas de sus ideas acerca de las Escrituras provienen de un punto de vista menos
cautivo culturalmente y, por lo tanto, ofrecen entendimientos menos vinculados culturalmente.

Una idea judía que es útil es la comprensión de cómo las Escrituras dan forma a la conversación de hoy. La
mayoría de los cristianos de hoy tienen algún sentido de que la Biblia es un libro de respuestas y que cuando
tenemos una pregunta, vamos a la Biblia para encontrar una respuesta definitiva. Esto es más frecuente cuanto
más conservadora es la hermenéutica, pero es una mentalidad que llena las bancas estadounidenses en la
mayoría de las tradiciones en todo el espectro cristiano.

Gran parte de esto se originó cuando los avances en la ciencia amenazaron a muchos cristianos comenzando con
Galileo o Copérnico y encontrando su cumbre en la teoría de la evolución de Darwin. En cada caso, la iglesia
rechazó o incluso censuro o excomulgó a los científicos responsables de la afirmación. En los Estados Unidos,

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el Juicio del Scopes Monkey en 1925 fue un momento y lugar público donde surgió este conflicto y se abrió camino
en la mente estadounidense.

En esta cosmovisión está en juego una pregunta simple: “¿Es la Biblia siempre correcta o verdadera?”

Por supuesto, la hermenéutica que uses determina esta respuesta más que cualquier otra cosa. Si usted es un
literal y también asume que la respuesta es sí, entonces cada vez que la Biblia no está de acuerdo con otros
datos, los otros datos se juzgan simplemente como incorrectos. No hay necesidad de mirar más allá o verificar
sus suposiciones.

La hermenéutica menos literal no tiene este mismo enfoque, pero la mayoría de los cristianos tienen algún
sentido o al menos se inclinan por la idea de que la Biblia siempre proporcionará algún tipo de respuesta. Si
bien los cristianos de la línea principal pueden estar menos amenazados por la crítica bíblica y las ideas
científicas, no es difícil encontrar personas en nuestras bancas de la iglesia que piensen en la Biblia como el
“libro de respuestas” o un “manual para vivir” prescriptivo. Es nuestro trabajo extraer el texto para encontrar
su mensaje y luego el trabajo del predicador(a) es compartir ese mensaje de una manera esclarecedora, fresca y
útil. Bajo esta comprensión de la Escritura y la predicación, el liberal y el fundamentalista ambos comienzan
con la suposición de que el texto debe responder algo a nosotros, y la buena predicación traerá como resultado
liberar esa verdad a la congregación.

Difiere eso con el entendimiento principal judío, que usa una mentalidad diferente para la obra. El pueblo judío
cree que es nuestra responsabilidad tener las conversaciones hoy, pero no comenzamos desde cero; comenzamos
con las Escrituras porque eso le da a Dios la primera palabra. Dejar a Dios que vaya primero establece el
escenario y el tono para la conversación que es primordial, pero no hay suposición de que Dios haya detenido
la conversación solo porque las Escrituras están completas. La Biblia forma la base para la conversación y la
tarea de la hermenéutica no es solo extraer lo que ya está allí de una manera fresca. El (la) predicador(a) y la
comunidad deben continuar luchando desde ese punto con “¿Qué significa esto para nosotros hoy?”

Esto también puede contribuir a nuestra tradición de fe de maneras significativas y nuevas. Los judíos han
reunido estas interpretaciones y exploraciones de la palabra de Dios durante siglos en colecciones de ideas

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conocidas como Midrash. Nuevas ideas continuaron agregando al cuerpo del conocimiento que tiene su
fundamento en las Escrituras, pero no se limita a él. Mientras que el término “Midrash” tiene una amplia
variedad de entendimientos, todos ellos reflejan una apreciación de que los nuevos y frescos entendimientos
del contexto contribuyen a nuestro cuerpo de conocimiento y comprensión sobre las Escrituras, la fe y la vida.

De alguna manera, los judíos entienden que cada sermón es “Midrash local”. Es el trabajo del predicador(a)
usar las Escrituras como punto de partida y luego conectar ese fundamento con la vida de la congregación y el
mundo en el que existe y funciona. Como resultado de no estar limitado por el equipaje cristiano, la predicación
de un rabino típico es bastante diferente a la de la mayoría de los pastores cristianos.

Cada pastor(a) haría bien en agregar esta mentalidad a su predicación. El objetivo no es simplemente averiguar
lo que significa el texto o incluso responder lo que el texto significa; el verdadero resultado deseado para el
predicador(a) es ayudar a la congregación a discernir lo que Dios le está diciendo a la congregación hoy.

Tomando este concepto en la predicación cristiana, esto no se limita a lo que Dios quiere que la gente sepa, sino
a la conexión de un llamado claro y directo a todos los que escuchan y escuchen la palabra, encuentren a Cristo
presente y responden al llamado de Cristo a participar como el cuerpo de Cristo en la obra de Cristo. Lo que
surge en el sermón puede no ser solo una explicación del texto, pero una palabra fresca de Dios hoy, - coherente
con lo que Dios ha estado diciendo desde el principio, pero también una palabra viva para hoy. Y esa palabra
puede no completarse en el sermón, sino finalmente en los recursos y conversaciones futuras. El objetivo de
predicar en tal mentalidad es contribuir a una conversación como el comienzo de algo que probablemente
continuará mucho después de que el predicador(a) haya abandonado el púlpito.

Esto significa que la predicación efectiva surge de una matriz que incluye un fundamento bíblico, un buen trabajo
exegético, principios y compromisos teológicos sólidos, contextuales. ideas y las experiencias de vida de la
congregación (incluyendo al predicador(a)). Todos estos son vehículos para proclamar el Evangelio de un Dios
que está vivo y trabajando tanto ahora como en los tiempos bíblicos. También asume que la voz continua del
Espíritu Santo hablará y continúen hablando una palabra viva en la vida de la iglesia hoy. El resultado final incluye
tanto la perspicacia como el discernimiento para una vida de fe.
Recientemente, Jeffrey Poor escribió sobre esto de esta manera:

La Biblia nos recuerda a aquellos que vinieron antes que nosotros. Nos recuerda la fidelidad de Dios a
ellos. Y luego revela nuestra parte en la historia más grandiosa que todavía se está desarrollando a nuestro
alrededor. Y si lo dejamos, nos llevará en un viaje. Un caminar hacia una fe más profunda y un rol en la
historia que Dios está contando.

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Esa es la belleza de la Biblia. No es solo un libro para leer y obtener conocimiento como cualquier otro
libro. Es un libro vivo que realmente puede cambiarte y guiarte… Si lo dejas.

No escuche el anterior énfasis en el rol de la Biblia como un rechazo a la disciplina de estudiar historia, aprender
ideas de los idiomas griego, hebreo y ganar conocimiento de buenos comentarios. Todas estas herramientas no
solo son útiles sino extremadamente valiosas en la compresión del mensaje del texto. Sin embargo, el propósito
de extraer el texto de una manera misional es siempre ir más allá de lo que estas herramientas revelan y progresar
hacia el mensaje y el llamado que Cristo está ofreciendo hoy. Todos estos esfuerzos proporcionan una base
importante y sólida desde la cual procede, pero sin la intención y el permiso de avanzar en la conversación
hacia el mundo de hoy, muchos sermones simplemente se detienen y no van más allá de la explicación de las
cosas para nosotros ˗˗˗ una experiencia que es aburrida y decepcionante para la mayoría de los oyentes.

El feligrés promedio no viene a adorar para escuchar una lista de lo que Dios ha hecho. No les importa escuchar
algo de eso y todos sabemos que es una parte esencial y fiel de la obra. Así que recuerde que el punto que se está
diciendo aquí, no es uno que dice que deje de contar la historia que hemos venido escuchando y conociendo a Jesús
por primera vez, sino hablar de las cosas presentes y las cosas por venir. La gente no quiere pensar en usted como
un predicador(a) que inventa esto cada Domingo por su cuenta, como una nueva moda o sabor del mes. Quieren
conexión con la Biblia, con los padres y madres de la iglesia, y una sensación de que ellos están entrando en la
historia en curso del Dios que hizo el mundo y que ha prometido en Cristo acompañarnos todo el camino hasta el
cumplimento del reino de Dios. Pero tan importante como eso, es solo una parte de la obra. No puede estar solo y
traer vida.

Pero el siguiente paso en la predicación misional requiere que el predicador(a) luche con esta pregunta cada
semana: “Entonces, a la luz de lo que Dios está haciendo en el mensaje, ¿qué nos está diciendo Dios ahora? y,
como resultado, ¿qué está buscando Dios provocar en nosotros como el cuerpo de Cristo?” Como Jeffrey Poor
nos instó en la cita anterior, la predicación bíblica nos lleva en un “caminar hacia una fe más profunda y un rol
en la historia que Dios está contando".

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Un sermón que al menos no intenta colocar esto ante los oyentes, no ha alcanzado la altura necesaria para
avanzar en el desarrollo de las personas como discípulos. La predicación es para ayudar a las personas a ver sus
vidas, no solo informarlas sobre la narración bíblica, sino que en realidad continuar la narración a su manera
hoy en día, ya que sirve como los pies y las manos a la voz de Jesús. Esto no es algo autoritario, “Dios quiere
que hagas X”, sino que es un llamado al predicador(a) para atreverse a tratar de ayudar a las personas a escuchar
el llamado de Dios en sus vocaciones y en la vida compartida de la iglesia. De esta manera son llamados e
invitados a ser testigos y participantes en la llegada del reino de Dios en su tiempo.

Parte de esto implicará extraer el mensaje de cómo el Evangelio de los actos salvíficos de Dios, se relacionan
con la perícopa en la que estamos basando nuestro sermón. ¿A qué problema (s) se enfrenta el mundo y su gente
y qué problemas enfrentan las personas en el mensaje? ¿Qué es la acción salvadora de Dios para ellos, la que
trae gracia como una forma de avanzar? Este principio básico, definido tan bien por Paul Scott Wilson en sus
Four Pages of the Sermon7 nos ayuda a pasar de la perspicacia exegética a una proclamación más clara del
Evangelio.

Al mismo tiempo, la predicación es relevante, parece hablar una voz autoritativa en la existencia del oyente,
debe moverse a través del mensaje y llevar la conversación al presente. Esto significa que el predicador(a) usa
el mensaje como una puerta a través de la cual Dios habla a las personas en el presente. El sermón no es solo
sobre la obra de Dios en las Escrituras y el pasado, sino que también es un vehículo a través del cual Dios habla
una palabra viva a las personas que viven y luchan con la vida de hoy. Entonces, Dios usa al predicador(a) para
preguntar: “¿Qué problemas y luchas enfrenta el mundo y su gente ahora, que este texto pueda abordar? así
como, ¿Cómo está actuando Dios en el mundo de hoy para traer sanidad, vida y esperanza a las personas?”

Exploraremos algunas tácticas específicas y el lenguaje sobre esto, en un capítulo posterior de este libro. La
predicación que ayude hacer crecer a los discípulos será un encuentro con Cristo crucificado y resucitado,
producto del compromiso con las Escrituras y el propósito expreso de manifestar el llamado vivo de Dios a
participar en las vidas de los oyentes de hoy. Para que la iglesia sea misionera y las personas funcionen como
discípulos, las personas deben sentir y aceptar la obra salvadora de Dios como invitación a unirse a lo que Dios
está haciendo ahora, e ir más allá de simplemente estar informados sobre lo que Dios ya ha hecho.

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Eso significa que una predicación efectiva, también les mostrará cómo Dios utiliza a las personas de diversos
dones, habilidades e intereses para avanzar en la obra de Dios. Enaltecerá los lazos con las vocaciones
bautismales que las personas han recibido con las aguas del Bautismo y cómo Dios está obrando en y a
través del pueblo de Dios hoy. Los llamará a participar. Les invitará a imaginar. Suscitarán preguntas que
no podrán evitar reflexionar las personas que escuchen el sermón.

Recuerde que todo este énfasis en llamar a participar y la acción debe volverse al contexto del capítulo
anterior. La predicación cristiana es siempre una declaración de la obra de Dios para redimir y sanar
al mundo a través de la vida, la muerte y la resurrección de Jesús. Siempre está fundamentado y
enfocado principalmente en la actividad de Dios. Es solo en esta actividad que podemos ser invitados
a través del sermón. Cualquier otra cosa no se basa en la misión de Dios o en el evangelio de Jesucristo.

Instar a la acción humana sin levantar la presencia y la acción de Dios es justicia por obras o una
forma velada de humanismo secular revestido de religión. Al predicar, cada uno de nosotros está
siendo utilizado para elevar el llamado y compartir la invitación, para que las personas se unan a
la Obra de Cristo, no simplemente para salir y hacer del mundo un lugar mejor. Cualquier cosa
menos puede traer consigo la ilusión de ser misional y relevante, pero deja de ser “predicación” ya
que Dios es siempre el acto principal en la historia cristiana y su narración.

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PREGUNTAS PARA CONVERSAR O REFLEXIONAR
1. Piense en sus últimos sermones. ¿Cómo ha comenzado o no el sermón y no ha iniciado más conversaciones
entre la gente? ¿Cuántas conversaciones significativas (más allá de los comentarios de “buen sermón” a
algo con más contenido) iniciaron los feligreses con usted como resultado de estos sermones?

2. Si usted es como la mayoría de los predicadores de la ELCA u otros predicadores principales, usted
probablemente tiene alguna hermenéutica bíblica que no asume una comprensión literal o
fundamentalista de la Biblia. Si un miembro laico de su parroquia le pregunta acerca de sus formas de
interpretar, ¿cuáles son cuatro o cinco declaraciones claras, concisas y útiles que podría compartir con
ellos para ayudarlos a ver como honra la Biblia en las tradiciones bíblicas que usted afirma al hacer su
trabajo?

3. Cuando la cita de Jeffrey Poor se compartió en este capítulo, mejoró los encuentros con la Biblia como
las formas en que Dios nos ofrece guía en el tiempo real de hoy. ¿Cómo interpreta la Biblia como guía
y dónde encuentro su camino a la enseñanza y predicación?

4. Si predicar la historia bíblica es una manera de establecer las bases para que seamos invitados a
continuar esa historia, entonces, ¿cómo ayudar a las personas para que vean su ocupación en esto?
¿De qué manera su predicación les ofrece una clara motivación e invitación mientras escuchan y
luego regresan al mundo en el que viven?

5. Mire el sermón que predicó la semana pasada, ya sea leyendo el manuscrito o escuchando la grabación.
Mientras escucha, preste atención a su mensaje y a lo que el mensaje predicado ofrecía. ¿Cómo le
mostro a la gente la intersección entre un Dios activo y su vida? ¿Cómo expresó una invitación
consciente y clara a ellos para una participación más alerta e intencional en el avance de lo que Dios
está haciendo?

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CAPÍTULO CUATRO Predicar de Cristo y el Evangelio

El tema central de la Reforma fue el lugar de la Palabra predicada dentro de la vida de la iglesia. Martín Lutero
creía que la vida de adoración de la iglesia se había corrompido y necesitaba desesperadamente una reforma.
Hubo muchos ejemplos de esto, demasiado numerosos para contarlos aquí, Pero uno de los temas centrales para
Lutero era la mala calidad de la predicación o su completa ausencia en muchos casos.

La Vulgata Latina era la versión utilizada por la iglesia, por lo que la Biblia se leía en un idioma que era
desconocido para los oyentes y, a menudo, nadie agregaba ninguna explicación o comentario sobre las
lecciones. ¡Esto era inconcebible para Lutero! Además, donde la buena predicación y la enseñanza no estaban
presentes, las supersticiones y la confusión habían encontrado su camino en el entendimiento común de la gente.
Debido a que un vacío es naturalmente llenado por algo, donde la iglesia no estaba ofreciendo enseñanza y
predicación fieles, se encontró mal contenido. De modo que, Lutero vio este mal contenido como una peligrosa
mezcla de creencias engañosas y supersticiosas.

Como resultado, los luteranos tienen un compromiso significativo con la predicación como elemento central de
lo que se trata la iglesia. Este compromiso proviene de un firme hincapié, en la importancia y renovación de la
predicación en la Reforma, algo que estaba en el corazón de las reformas y convicciones de Lutero. El era
incapaz de entender una iglesia donde tantas personas confiaban su bienestar temporal y eterno por algo que no
estaba claro e incluso alejado de sus situaciones y cotidianas vidas.

En respuesta a esto, Lutero escribió: “la congregación cristiana nunca debe reunirse sin la predicación de la
Palabra de Dios…”8 Para Lutero, la palabra predicada es una de las formas en que Dios hace a Cristo real y
presente a la comunidad reunida. La predicación de la palabra hizo que esto cobrara vida. Incluso el sacramento
de la Sagrada Comunión debía ser experimentado como una extensión de esta realidad.

Lutero heredó una iglesia donde el ritual era un énfasis importante. Le parecía que los sacerdotes estaban
principalmente allí para montar un espectáculo y lo hacían de maneras que daban sentido o rituales tradiciones
oscuras para la gente común. Vio una combinación de poder, el cual la iglesia tenía mucho, y oscuridad, lo cual
la iglesia usaba para mantener a la gente común fuera de equilibrio y a merced de la iglesia y sus líderes.

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En contraste con la iglesia que Lutero vio, él tenía creencias profundamente arraigadas de que la iglesia debía
usar cualquier poder que tuviera para el bien del pueblo de Dios. También creía que Jesús vino a darnos a
conocer a Dios, exactamente lo contrario de lo que parecía lograr el compromiso de la iglesia de mantener las
cosas en la oscuridad.

Hoy, de acuerdo con el énfasis crucial de Lutero de que la Palabra de Dios da a conocer a Dios y que trae el
poder misericordioso de salvar y transformar; la Constitución de la Iglesia Evangélica Luterana en América
afirma que la Palabra de Dios es primordial para la iglesia. Esta describe una comprensión compleja y vibrante
de la frase “Palabra de Dios”. El Capítulo 2 de la Constitución establece que:

Esta iglesia reconoce a Jesucristo como Señor y Salvador y al Evangelio como el poder de Dios para la
salvación de todos los que creen.

a. Jesucristo es la Palabra de Dios encarnada, a través de la cual todo fue hecho y a través de cuya vida,
muerte y resurrección, Dios forma una nueva creación.

b. La proclamación del mensaje de Dios para nosotros como la Ley y el Evangelio es la Palabra de Dios,
revelando el juicio y la misericordia a través de la palabra y la obra, comenzando con la Palabra en la
creación, continuando en la historia de Israel y centrándose en toda su plenitud en la persona y obra de
Jesucristo.

c. Las Escrituras canónicas del Antiguo y Nuevo Testamento son la Palabra escrita de Dios, inspirados
por el Espíritu de Dios hablando a través de sus autores, que registran y anuncian la revelación de Dios
centrada en Jesucristo. A través de ellos, el Espíritu de Dios nos habla para crear y sostener la fe
cristiana y la comunión para el servicio en el mundo.

Esto define tres formas esenciales en que los luteranos entienden la Palabra: La persona de Jesucristo, la Ley y
el Evangelio (juicio y misericordia) y las Escrituras. A medida que avancemos, los veremos con más detalle.

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Martin Lutero creía que la expresión más plena de la Palabra de Dios había sido encarnada en Jesucristo
crucificado y resucitado. Era y es una Palabra viva. Más que información, la Palabra es una persona y revela
una relación y un compromiso que se encuentra en el corazón del Evangelio y que es el centro mismo de la fe
cristiana.

Con este compromiso con Jesucristo como centro, unos años antes de morir, Martín Lutero encargó a Lucas
Cranach el Viejo que pintara un altar que aún se mantiene en pie en la Iglesia de Santa María en Wittenberg,
Alemania. El altar fue terminado e inicialmente dedicado en 1547, ―poco después de la muerte de Martín
Lutero. Es un testimonio de algunos temas principales que Lutero sintió que deberían estar en el centro de la
práctica de las iglesias.

He usado este altar para enseñar acerca del entendimiento de Lutero de la Palabra y los sacramentos en muchos
lugares. Fue encargado más tarde en su vida a ayudarnos a entender las reflexiones más experimentadas de
Lutero sobre estos temas. Tampoco es solo una imagen de lo que Lutero ve en el lugar y establecido, sino que,
ofrece una visión de una iglesia que Lutero no vería dar frutos antes de su muerte. ¡De hecho, mucho de lo que
este altar ilumina como una visión aún no ha llegado a dar frutos cinco siglos después!

El foco de nuestra atención aquí se limitará al panel inferior de la pintura de Cranach, que trata directamente
con el trabajo de la predicación.

En la pintura, Lutero se encuentra en el lado derecho donde le está predicando a una congregación. Él está en
un púlpito y con él hay una Biblia abierta. Está claro que la predicación está conectada y fundamentada en las
Escrituras. Pero él no está leyendo la Escritura a la gente. Ella está ahí para enfatizar que es fundamental y
debe estar presente.

En el lado izquierdo del panel se ve a la congregación escuchando el sermón. Hay muchas caras aquí, todos
contemporáneos de Lutero de la comunidad local de Wittenberg, donde esta pintura de altar todavía se encuentra
casi quinientos años después. Debido a que hay varias personas en la congregación y el tamaño del grupo es
mucho más grande que la imagen de Lutero, el ojo naturalmente se desplaza más hacia la congregación que a
Lutero. Esto es intencional. La palabra predicada debe dirigirse a la congregación y el enfoque no debe estar
en el (la) predicador(a).

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Pero el enfoque final de la pintura no está ni en el predicador ni en la audiencia. El enfoque está clara y audazmente
en el centro de la pintura donde vemos a Cristo colgado de una cruz. Lutero y los feligreses son en gran medida
una parte de la imagen, pero el enfoque no está en el orador o los oyentes, está en Jesús.

Si bien Lutero escribió a menudo sobre la predicación, probablemente nunca fue más claro que lo que ordenó
pintar en este altar en Wittenberg. El predicador no debía contarle a la gente acerca de Jesús o informar a la
audiencia acerca del Evangelio. El propósito de la predicación era mostrar a la congregación la presencia de
Cristo crucificado y resucitado en medio de ellos.

Este desafío puede parecer desalentador para cualquier predicador(a). Es mucho más fácil contarle a la gente
acerca de Jesús que ayudarlos a encontrarlo. Pero es importante al mirar la predicación d el Libro de la Fe
que recordemos que no predicamos la Biblia. Predicamos el Evangelio Bíblicamente. La Biblia es la fuente
y la norma para la obra de predicación, pero no es el punto central. La obra salvadora de Dios en Cristo es
el punto central y la Biblia es el punto de partida. Para que esto sea real, Jesucristo también debe ser real.

En una excelente publicación de blog sobre este mismo panel de altar, Martin Junge, quien sirve como secretario
general de la federación luterana mundial, ofrece un buen resumen de como Lutero vio la predicación, al menos
como este panel de altar nos ayuda a entenderlo.

En resumen, así es como Lutero entendió la predicación que debe basarse en las Escrituras
apuntando hacia Cristo y enfrentando a la gente. Predicar es poner a las personas en contacto con
el mensaje de salvación en Jesucristo como se testifica en las Escrituras. Y así, el mensaje será de
vida, de libertad y de esperanza, enfocándonos en las buenas nuevas de la justificación por gracia
solo a través de la fe: recibimos una nueva vida para servir a Dios y a nuestro prójimo, no por lo
que somos y lo que hacemos, sino por quién es Dios y lo que Dios hace a través de Cristo.9

Basado en la Palabra de Dios, Lutero creía que la Palabra no se limitaba a las palabras en una página,
sino que ante todo se basaba en la Trinidad y se recibía específicamente en la venida de una persona,
llamada Jesucristo, el hijo de Dios. Esto era esencial para él. Predicar la Palabra de Dios no se trataba
principalmente de enseñar lo que dice la Biblia, sino sobre ayudar a las personas a encontrarse con
Jesucristo crucificado y resucitado que está presente entre ellos y para ellos.

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Otro énfasis distintivo en el entendimiento luterano de la predicación de la Palabra se basa en las dos
formas en que la Palabra de Dios viene a nosotros la Ley y el Evangelio. La Palabra de Dios es
simultáneamente ambas. La ley nos llama a la responsabilidad y siempre revela nuestro pecado.
Limitado a solo este aspecto de la Palabra de Dios, somos abandonados a nuestros propios esfuerzos
y siempre nos quedamos cortos. A los luteranos les gusta decir: “La ley siempre condena”. La
plenitud de la predicación de la Palabra debe incluir esta realidad para los luteranos.

Al mismo tiempo, la Palabra de Dios también es Evangelio. Proclama los actos salvadores de Dios en Cristo.
Si la Ley pone toda la responsabilidad sobre nosotros, el Evangelio pone toda la obra en Dios. La Ley
pregunta: “¿Lo hiciste bien?” y con eso la ley siempre nos pone en duda. A su vez, el Evangelio declara:
“lo que estaba mal, Dios lo hace bien en Cristo”.

Este es un lugar donde la predicación a menudo lucha. Si hay demasiada Ley el sermón no es un sermón en
absoluto. Es simplemente una sesión de queja sobre lo que está mal con el mundo y tal vez lo que está mal con
la congregación. Todos hemos escuchado este tipo de sermón lleno de juicio y poca esperanza. De hecho,
incluso un sermón con la ley y el evangelio pueden estar fácilmente fuera de equilibrio y gastar la mayor parte
del tiempo y la energía del predicador(a) en declarar y exponer la ley (es fácil encontrar ejemplos poderosos de
dónde la humanidad está en un desastre) y luego simplemente agregar al final “pero Jesucristo murió en una
cruz por todo esto y somos perdonados. Amen”.

Lo contrario es igualmente cierto, Dietrich Bonhoeffer es conocido por la frase “gracia barata”. Él escribió:
“La gracia barata significa la justificación del pecado sin la justificación del pecador. La Gracia sola lo hace
todo, ellos dicen, y así todo puede permanecer como antes”.10 Toda la noción de que el evangelio simplemente
dice que Dios nos ama y nos perdona sin abordar la realidad de nuestro pecado y provocando el arrepentimiento
y la transformación era un censurado para él. Él había visto una posición de la iglesia en el Evangelio como
una excusa para ignorar la Ley y tolerar el mal. Muy poca ley y el evangelio está de alguna manera castrado,
ya que habla una palabra de gracia salvadora en una realidad que no se reconoce con la precisión y la honestidad
suficientes para necesitar salvación.

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A Paul Scott Wilson, un destacado profesor de homilética en la Universidad de Toronto, le gusta decir: “El
Evangelio se trata de los actos Salvíficos de Dios. Para que el Evangelio sea el Evangelio, tiene que haber
problemas. Dios no nos salva de la nada. Dios siempre nos salva de algo.” 11 En otras palabras, el Evangelio
no tiene sentido apartado de la Ley. Debe haber conciencia de una necesidad real de sanidad y plenitud, y
de que el Evangelio sea el Evangelio; Dios debe ser quien actúa para que esto suceda.

Además, Wilson usa y da crédito al trabajo de Herman Stuempfle, Jr. por haber ayudado a dar forma
a su entendimiento sobre la predicación del Evangelio, de una manera que se conecta con la vida real
y también puede ser recibida por los oyentes. Stuempfle detalla esto en su breve pero importante
libro, Preaching Law and Gospel.

Stuempfle escribe que una forma de entender la ley es como “el martillo del juicio”. En este método, el
predicador(a) martilla palabras de juicio caseras palabras que declaran a la audiencia indigna. Apunta
claramente a sus pecados y la simple proclamación del Evangelio en respuesta es una con la que todos
estamos familiarizados: somos culpables y Dios nos perdona. La predicación clásica a menudo ha usado este
lenguaje: pecado, juicio y culpa, y perdón

Pero Stuempfle entiende correctamente que hay muchas otras experiencias y paradigmas para la ley. Una
forma útil es ver la ley como “el espejo de la realidad”. Aquí el predicador ilustra los dilemas en la vida de
los oyentes: quebrantamiento, dolor, perturbación, etc. Conectarse a este nivel, ayuda a las personas a ser
dueñas de su propio quebrantamiento y necesidad de alguien o algo que los ayude a salir de los líos en los
que se encuentran. Al compartir estos, el predicar saca a relucir la necesidad del Evangelio desde dentro del
oyente.

Es aquí donde vemos la gran contribución de Stuempfle. Él define el Evangelio como el “cántico de la
existencia”. Esta es una hermosa frase que debería estar en el botiquín de herramientas de cada predicador
luterano y en el centro del emprendimiento de la predicación. Si la ley anuncia el juicio, entonces el cántico
del Evangelio es el perdón. Pero también experimentamos la ley y el quebrantamiento de muchas otras maneras.
Entonces, si la ley anuncia “aislamiento, duda, desesperación, falta de sentido, vació quebrantamiento y
transitoriedad, entonces la respuesta del Evangelio sería “unificación, confianza, esperanza, significado,
plenitud, curación y perdurabilidad.”12

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Es la misma ley y el mismo problema nuestras vidas se quedan cortas. Pero es más probable que el oyente se
vea arrastrado al dilema usando la ley como espejo en lugar de la ley como martillo, al menos la mayor parte
del tiempo. Esto no significa que la ley nunca sea recibida como el martillo del juicio. Pero sí significa que
hay muchas más puertas a la vida y el corazón del oyente que solo ese martillo. El uso de todas estas puertas
durante un período de tiempo prolongado le da a Dios muchas más maneras y lugares para trabajar en la vida
de cada persona.

Esto significa que una de las tareas centrales del predicador(a) es conectar los problemas en el mensaje que él
o ella está predicando, con las luchas en la vida de los oyentes. Paul Scott Wilson se refiere a esto como
“sentir la necesidad”. Si la predicación no entiende cuáles son las necesidades que tienen los oyentes y
cómo el mensaje se conecta con ellos, será muy difícil predicar un sermón relevante y significativo que
llegue a casa. Y si la predicación no afecta las necesidades que se sienten en la vida real de las personas,
entonces es poco probable que sea transformadora en los lugares donde las personas perciben que sus
vidas necesitan más cambios. Si el discipulado requiere la transformación de quienes somos ahora en lo
que Cristo nos está formando para ser, entonces es esencial que la predicación se conecte con aquellos
lugares de nuestras vidas donde la transformación no solo es necesaria, sino incluso anhelada.

Si esto se hace bien, entonces como los actos salvíficos de Dios en y alrededor del mensaje traen esperanza y
vida dentro de las Escrituras, esa misma esperanza se declara y se manifiesta en el acto de predicar y puede ser
escuchada y experimentada en las vidas de los oyentes. Cada sermón necesita ser consciente de cómo el
predicador(a) está usando la Ley y el Evangelio teológicamente para hacer que la Palabra predicada sea
relevante para las vidas de los oyentes y fiel a nuestra comprensión de la Palabra de Dios. Hacer esto es la
mejor y quizás la única manera de ofrecer esperanza, que sea arraigada y real, no solo un pastel en el Cielo.

Para muchos oyentes, sus vidas son complejas y a veces llenas de dolor y confusión. En la congregación a la
que sirvo actualmente hay alrededor de cien personas que asisten cada semana. Dentro de esas familias hay
personas que enfrentan las secuelas del suicidio adolescente, luchando contra el cáncer, envejeciendo y
perdiendo su capacidad e independencia, luchando como generación intermedia criando niños, cuidando a los
padres ancianos, y así sucesivamente. Mientras escribo esto, una mujer que parece demasiado joven para morir
sufrió un aneurisma cerebral y ahora está en un sostén vital. Los miembros de su familia se preguntan qué
hacer y cuánto tiempo deben esperar antes de tomar cualquier decisión. Además, hubo un tiroteo a solo una
cuadra de la iglesia la semana pasada. Una niña de catorce años recibió un disparo. Ella no murió y atraparon
al tirador. Probablemente estemos tan seguros esta semana como lo estábamos antes del tiroteo ― no fue un

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acto de violencia al azar. Pero la gente está nerviosa y hay ansiedad que no existía hace una semana. Esto no
es tan inusual, es solo una semana en la vida de un grupo de personas reales.

La gracia que no reconoce el quebrantamiento y la ansiedad de la realidad de las personas suena “sin sentido”
e “irrelevante”. Estas son dos palabras que la gente usa a menudo para descubrir la iglesia de hoy. Incluso las
personas que asisten regularmente y aman a la iglesia pueden pensar que gran parte de lo que decimos y
hacemos no tiene sentido y es irrelevante. Esta clara expresión de ambos, la Ley y el Evangelio, tanto la
dificultad como la gracia, es fundamental para una Palabra relevante y viva. Tal vez el estado de la predicación
se encuentra en el corazón de lo que aqueja a la iglesia, y a medida que renovamos nuestra predicación juntos,
¡también llegamos a la médula de lo que podría ayudar a renovarla!

La tercera función de la Palabra expresada en nuestra constitución es el llamado a los predicadores a hacer que los
mensajes sean claros. Este es el lugar donde la Biblia recibe la mayor atención en la predicación de la Palabra.
Tenga en cuenta que, si bien esto es muy importante, es la tercera forma en que entendemos la Palabra detrás de
Jesús crucificado y resucitado y detrás de expresar la ley y el evangelio. Como recurso y norma, la Biblia no tiene
su propio destino. El (la) predicador(a) debe enfocarse en la conciencia actual de la congregación y predicar a
personas reales que vivan vidas reales, en lugares reales. Una persona que escucha el sermón debe tener su
consciencia y claridad aumentadas como resultado de la predicación de la Palabra.

Como discutimos en el capítulo inicial, parte del dilema que enfrentamos es que las personas no sienten una
conexión significativa entre la Palabra predicada, incluso si comienza con un texto leccionario, y el papel de
las Escrituras es conectarlos con Dios e influir en sus vidas. Como resultado, la predicación de la Biblia
generalmente no ha producido personas que puedan articular que la Biblia da forma a sus decisiones y acciones
de ninguna manera significativa. Lo más probable es que la predicación efectiva deba ser más explícita en esta
área, ayudando a las personas a ver las conexiones y teniendo una articulación clara de cómo el texto cobra vida
y da forma a nuestras vidas en el presente.

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En última instancia, esto significa que un sermón debe liberar poder debe funcionar para regalarlo. Una
persona que escucha el sermón debe experimentar el poder de Dios que viene a ellos libremente,
simplemente porque el Evangelio se basa en el poder de Dios en Cristo que es liberado y puesto a
disposición de ellos como gracia. Un sermón es hacer que la gracia sea real y esté disponible para las
personas. Lutero creía que una iglesia que sabe qué es la gracia, de dónde viene y cómo funciona, pero
que no ofrece acceso abundante a esa gracia, es el peor tipo de iglesia imaginable. La tarea de la
predicación es específicamente proclamar esta gracia y hacerla presente y disponible para los oyentes.

A medida que este capítulo llega a su fin, recuerde que estos tres entendimientos de la Palabra ― la persona de
Jesucristo, la Ley y el Evangelio (juicio y misericordia), y las Escrituras ― todos necesitan ser expresados de
manera hábil e ingeniosa en cada sermón bíblicamente fundamentado. Un sermón debe ayudar a las
Escrituras a cobrar vida y hacer conexiones que informen y formen al oyente. Un sermón debe profundizar
en las luchas de la vida e incluir la ley y el juicio, y traer palabras de vida y esperanza, ya que el sermón
incluye el Evangelio y la gracia. Finalmente, el verdadero punto del sermón es usar la Palabra predicada
para revelar la Palabra de Jesús crucificado y resucitado, entre la congregación. Cuando esto sucede, las
personas no sólo escuchan acerca de Jesús, sino que se encuentran con él de nuevo, o tal vez por primera
vez.

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PREGUNTAS PARA CONVERSAR O REFLEXIONAR
1. Piense en las tres formas en que la Palabra encuentra expresión en nuestro entendimiento tal como
se expresa en nuestra Constitución. Cada uno de estos es una expresión importante de esa Palabra.
Cada uno de los tres deben estar de alguna manera claramente conectados y presentes en la
predicación de la iglesia tal vez los tres en cada sermón.
a. ¿Con cuál de estos tres (Cristo presente en medio de nosotros, la ley y el Evangelio, y la Biblia)
se siente más cómodo(a) trabajando? ¿Por qué?
b. ¿Cuál de estos es el más desafiante para usted? ¿ Por qué?

2. Reflexione sobre sus últimos sermones, ya sea revisando los manuscritos o escuchando / viendo una
grabación de los mensajes reales que han sido entregados.
a. ¿Cómo mostró a la gente a Cristo crucificado y resucitado presente en medio de ellos?
b. ¿De qué manera expresó las dificultades y las cargas de la ley? ¿Cómo respondió a esas cargas con
buenas nuevas que expresa la acción de Dios como Evangelio?
c. ¿Qué métodos uso y expreso claramente mientras predicaba para hacer frente con la Biblia de
maneras que ayudaran a las personas a crecer en su profundidad y apreciación del mensaje como un
regalo de Dios?

3. Mire cómo usa la ley y el Evangelio en su predicación al revisar algunos sermones recientes.

a. ¿Tiene un patrón de vocabulario favorito que usa con más frecuencia?

b. ¿Es el modelo clásico de culpa y perdón? ¿Es otra cosa?

b. Si usa un lenguaje diverso de la ley y el Evangelio a lo largo del tiempo, ¿es consistente dentro de
sus sermones, para que cualquiera que sea el lenguaje del Evangelio que use, sirva como un cántico
que coincida con el lenguaje de la ley que uso en ese mismo mensaje?
4. Tenemos un claro problema al conectar el uso de la Biblia en el sermón, con el uso y las conexiones de
la Biblia dentro de las vidas de las personas que asisten a nuestra adoración y escuchan nuestra
predicación.

a. ¿Cómo sus sermones no solo basan su punto de partida en la Biblia, sino que también establecen
vínculos y alientan a las personas a continuar viendo la Biblia como significativo y relevante para
el resto de su semana y las decisiones que toman?

b. ¿Qué podría hacer para que esto sea más sólido en el futuro?

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CAPÍTULO CINCO Tocar el Corazón y Predicar Encarnadamente

Un error que cometí con demasiada frecuencia en mis primeras predicaciones fue subestimar la importancia de
la emoción y sobreestimar la utilidad de las ideas. Sé que no estoy solo en esto. Este es un rasgo común que he
visto repetido también en la predicación de muchos otros. Saber esto acerca de mi propia predicación no
necesariamente elimina la tendencia tengo que trabajar en ello arduamente.

Las claves para lidiar con el contenido emocional en la predicación conllevan una cuidadosa atención a esto en
la preparación del sermón. Muchos de nosotros incluso podemos haber recibido algún entrenamiento que nos
desanime a incluir demasiado contenido emocional, pero a pesar de la naturaleza embriagante del luteranismo
(que es una fortaleza en muchos sentidos), el corazón de la fe incluye el corazón, lo que puede parecer obvio,
pero se subestima fácilmente en el sermón.

La predicación que se comunica con la cabeza pero no toca el corazón, deja un gran espacio para que el Espíritu
Santo cruce. Por supuesto, la fe es en última instancia obra de Dios y Dios puede lograr algunas cosas bastante
sorprendentes, pero hay un proverbio bien conocido que dice: “el viaje más largo son las 18 pulgadas desde la
cabeza hasta el corazón”. El (la) predicador(a) eficiente trabajará para elaborar y apuntar parte del contenido
al corazón, comenzará asegurándose en ayudar que esas 18 pulgadas de viaje no sea una barrera o un desafío
desalentador para el oyente.

Alguien tan embriagador como Karl Barth entendió que las ideas y la razón, rara vez preceden a la fe y la
confianza. La fe no es algo que se pueda ensamblar lógicamente dada la naturaleza de Dios y nuestra limitada
capacidad humana para entender tales cosas. De hecho, la misma necesidad de hacer que la fe sea lógica puede
ser contraproducente. Barth no era un gran admirador de la disciplina teológica conocida como “tolerante”. En
su pequeño libro titulado Church Dogmatics, el analiza el Credo de los Apóstoles y deja claro desde el principio
que la fe tiene una realidad (confianza) subjetiva y ese trabajo doctrinal (como los credos) da contenido al
objeto de esa fe (que es Dios). Barth escribe: “El Credo explica esto ‘en’, este objeto de fe, por la cual
vive nuestra fe subjetiva. Cabe destacar que aparte de la primera expresión, ‘yo creo’, la confesión
guarda silencio sobre el hecho de la fe.”13

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En otras palabras, la postura de fe que tenemos enmarca la razón por la cual damos sentido al acto de creer en
nuestras vidas. Esto es importante porque, en general, la mayoría de la gente no saben porque ellos primero
creen; solo saben que sí creen. Entonces tienen que darle sentido. El corazón casi siempre va primero en esto
y luego la cabeza trabaja para que le demos sentido y construyamos una cosmovisión dentro de la cual nuestra
fe nos ayude a la función. De hecho, hay mucha visión evolutiva, para mostrar que la cabeza sin el corazón es
una fe que carece de la base, por lo cual las personas encuentran la pasión y la fuerza para perseguir el
discipulado como una vida con compromiso. Sin embargo, aquellos con fe, que está en lo profundo del corazón,
pero con mucho menos conocimiento y contenido, están dispuestos a comprometerse y participar en
experiencias transformadoras.

Esta es una de las razones que la gente joven aprende de su catecismo, que es tan importante como es el
contenido, todavía a menudo comparten que aún no sienten lo que creen. El resultado es, que un alto porcentaje
de jóvenes completan el catecismo y son confirmados, pero casi de inmediato comienzan a participar cada vez
menos en la vida de la iglesia. Saber algo es una parte importante de esto, pero no es lo mismo que creer o
confiar. Se requiere centrarnos en el contenido emocional para ayudar a las personas a creer y crecer en la fe y
fidelidad. Los (las) predicadores(as) y maestros(as) que aprenden esto encontrarán que su trabajo tiene un
mayor impacto en sí mismo, así como en los oyentes que reciben los frutos de esta obra.

Francis Spufford escribe sobre esta realidad en su libro Unapologetic. Este subtitulo es realmente su tesis y vale
la pena incluirlo aquí: “Por qué, a pesar de todo, el cristianismo todavía puede tener un sentido emocional
sorprendente”. Sus ideas son útiles y cualquier persona interesada en la predicación o el Evangelismo (es decir,
comunicar la fe) se beneficiaría de leerla.

Esencialmente, su argumento es simple: la gran mayoría de las personas son más propensas a llegar a la
fe a través de sus estados emocionales que a través del intelecto racional. Esto parece una verdad obvia,
ya que la fe está más allá de la razón. No significa que la razón sea irrelevante para la fe, pero no su
lugar. En términos conversacionales, la fe es más un asunto del corazón, que de la cabeza.

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Así es como Spufford describe su propio entendimiento sobre su vida de fe:

Todos los Domingos digo y hago todo lo mejor posible para significar el Credo completo, lo cual es
una serie de propuestas. No cambia mi objetivo, lo prometo, pero es un error suponer que aun
estando de acuerdo con las propuestas, esto te haga un creyente. Los sentimientos son primordiales.
Acepto las ideas porque tengo sentimientos; no tengo sentimientos porque he aceptado las ideas.14

Esta sensibilización debería impactar la forma en que cada predicador(a) aborda la tarea de predicar. Hay una
necesidad de obtener información y comprender el mensaje, su trasfondo y las cosas que nos ayudan a darle
sentido en su lugar y tiempo. Y luego hay un paso imprescindible que el predicador(a) debe dar para pasar de
una conferencia a un sermón. Él o ella debe permitir que el espacio del mensaje trascienda al lugar y el tiempo,
y hable a la vida de las personas en el aquí y ahora. Ese paso no se logra solo a través de la analogía, sino
también ver lo que Dios está haciendo a través del mensaje y luego velar porque Dios continúe actuando de esa
manera en el presente; para que ese trabajo no solo tenga sentido en la cabeza, también remolquemos del
corazón de cada persona que escucha el sermón.

Para que esto suceda en la predicación, el sermón con mayor frecuencia necesitará tener un fuerte contenido
emocional. Existe, por supuesto, el argumento de que esto puede ser manipulador, y existe ese riesgo muy real.
Pero la alternativa es ir a lo seguro y evitar cualquier cosa emocional, lo que casi garantizará que el sermón no
hablará a los corazones de las personas presentes y fracasará.

Tenemos una opción arriesgarnos a ser manipuladores o prácticamente garantizar la ineficacia. Nuestra
integridad nos exige que tengamos cuidado con los riesgos manipuladores, pero nuestro llamado exige que
prediquemos el Evangelio de manera efectiva y, por lo tanto, debemos tocar a las personas a nivel emocional.
El predicador(a) eficaz buscará audazmente formas de tocar auténticamente los corazones de los oyentes, no
como una forma de mostrar su habilidad, sino como un medio para ayudar a crear un espacio y una experiencia
donde las personas se abran y puedan ver y encontrar a Dios obrando en medio de ellos. Este era el objetivo de
Lutero para la predicación un encuentro con un Dios vivo.

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El contenido emocional siempre requiere la narración. Hay una conexión relacional que debe tener lugar para
que las emociones adquieran significado. Si una persona ve en las noticias que un joven en Asia recibió un
disparo en un motín, es probable que su reacción sea muy leve. Pero si más tarde, el mismo día, esa misma
persona descubre que sorpresivamente en la escuela local su propio hijo ha sido asesinado, la reacción será
desgarradora y profunda. A simple vista, las dos historias son las mismas dos niños han sido asesinados antes
de tiempo, pero hay dos reacciones muy diferentes. Una se percibe como información lejana y ligeramente
importante; la otra toca el corazón en su alma. El vínculo hace toda la diferencia.

Por supuesto, no hay manera de que la predicación pueda tocar el corazón tan profundamente como la trágica e
inesperada muerte de alguien que amamos. De hecho, cualquier esfuerzo por tocar a las personas de manera
profunda y personal semana tras semana tendría que ser forzado y lo más probable es que se aventure a ser
manipulador.

Por otro lado, si la predicación rutinariamente carece de contenido emocional fuerte y relevante, entonces el
sermón puede informar e incluso entretener, pero lo más probable es que tenga dificultades para abrir los lugares
donde Dios puede transformar más fácilmente a las personas. El buen predicador(a) se esforzará constantemente
por ver cómo el mensaje muestra a Dios obrando, observará a Dios obrando de manera similar en el mundo y
buscará numerosas fuentes y situaciones en busca de ejemplos de la obra de Dios. Luego, el predicador(a)
proclamará el Evangelio de maneras que no solo comuniquen un mensaje claramente, sino que también iluminen
que suceda de manera real, significativa y conmovedora

Hay dos formas principales en que el (la) predicador(a) puede comunicar contenido emocional significativo en
un sermón.

La primera es a través de la expresión personal y honesta de la emoción, mostrando la pasión y autenticidad del
propio compromiso del pastor con el material. Si la gente siente que este material no ha tocado el corazón del
predicador(a), será muy difícil para ellos dejar que toque el suyo. No es inusual que un sermón se desplome
porque estaba claro que el predicador(a) no había bregado propiamente con el material. Es posible que haya
entendido el mensaje y el tema para que se explicara con gran conocimiento y claridad, pero no llegó a
compartirlo desde un punto donde lo haya vivido y sentido. Si bien esto puede ser complicado, ya que nuestras
historias personales pueden interponerse en el camino o bien iluminar, asegúrese que el predicador conozca y
sienta que el mensaje es importante. ¡La gente puede sentirlo! La predicación de hoy se recibe sobre la base
tanto del contenido como de la autenticidad que el oyente siente que está presente en el acto de la predicación.

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Otra forma de comunicarse a nivel emocional es a través del uso de historias. Las narrativas llevan más que
información. Traen personajes y relaciones y pueden dejar claro lo que no se puede explicar con solo ideas y
declaraciones. Las narrativas funcionan “mostrando” a los oyentes algo que solo sucede dentro de una historia
y que no se puede ver, experimentar o comprender completamente aparte de ella. Las historias se comunican en
múltiples niveles y las emociones se tocan y agitan naturalmente en la narración de una historia significativa. Y
una historia no tiene que ser históricamente verdadera para comunicar la verdad; una buena historia toca el
corazón y el oyente simplemente reconoce la verdad de la historia en su corazón. Este es el poder del corazón
cuando alguien se ve así mismo en algún lugar de la historia o comienza a sentir internamente una historia con
sus propias experiencias y sentimientos.

Debido a que el Evangelio es una realidad encarnada, cualquier punto del Evangelio que no puede ser
“mostrado” de alguna manera narra lo que no tiene el lujo de ser predicado todavía. Porque el Evangelio es
encarnado por naturaleza, también es un mensaje compartido por la historia. Cualquiera que sea el punto que
el predicador(a) quiera que la gente entienda y tome en serio, él o ella debe ser capaz de “mostrar” a través de
narraciones que hagan que el Evangelio sea real e impactante en la vida. Esto, y solo esto, puede invitar a la
mayoría de las personas a que sus corazones sean tocados y abiertos para que el Espíritu haga su obra.

En otras palabras, si no puedes incluir historia(s) significativas de la vida real que muestren a las personas que
lo que estás hablando tiene piernas y relevancia, entonces probablemente aún no estés listo(a) para predicar a
partir del mensaje. Esta es una dura verdad y todos nosotros podemos recordar momentos en los que hemos
cavado desesperadamente para encontrar algo, cualquier cosa, cerca de la verdad(es) que estábamos tratando de
compartir. Mi suposición es que todos nosotros hemos tenido la experiencia de predicar un sermón débil porque
todo lo que teníamos eran ideas encadenadas que eran largas en lugares comunes y cortas en la realidad
encarnada. No es solo tener las palabras correctas, sino que sean capaces de sentirse en la carne de alguna
manera muy real. El Evangelio no es una proposición, sino una verdad encarnada sobre la obra salvadora de
Dios.

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Ahora, antes de que todos entremos en pánico, a veces la historia bíblica es suficiente. No todos los ejemplos
tienen que venir de las experiencias de esta mañana o del noticiero de la noche anterior. Pero si la historia bíblica
es la que va a usar para comunicar el contenido emocional y la verdad encarnada, el predicador(a) necesita contar
bien la historia y desarrollar el texto más allá de las palabras escritas en la página y los comentarios. La narración
de las historias es una parte importante de la buena predicación. Las historias bíblicas bien contadas son
poderosas y contienen una verdad profunda. Mal contadas, pueden desvanecerse en el paisaje y parecer arcaicos,
pero bien contadas, pueden erigirse como un poderoso testigo que toca y abre los corazones de los oyentes.

Al mismo tiempo, si los únicos ejemplos que decimos rutinariamente tienen dos mil o más años de antigüedad,
eventualmente otra verdad comenzará a triunfar. La gente comienza a pensar una de dos cosas. Una opción es
que Dios simplemente no trabaja en el mundo de hoy de la manera en que Dios solía trabajar en el mundo bíblico.
Muchas personas ya piensan que este es el caso, ¡así que no es una posición a la que queremos agregar gravedad!
La otra opción es que Dios puede estar haciendo cosas en el mundo de hoy, pero ni siquiera el predicador(a)
parece saber o reconocer cuales son. Es desconocido o intrascendente. En cualquier caso, el sermón ha dejado
al oyente tambaleándose.

Entonces, ¿De dónde vamos a extraer historias que sean relacionadamente cercanas y que toquen el corazón de
manera genuina y no manipuladora? Los lugares obvios incluyen televisión, películas, novelas, historias de
interés humano, etc. Todas estas son fuentes potencialmente excelentes de historias y, a menudo, proporcionan
excelentes maneras de hacer que un punto cobre vida y toque el corazón.

Recuerdo un sermón reciente que tenía información sólida y esa semana había aprendido algunas cosas sobre la
justicia de Dios. Había hecho mi debida diligencia exegética y había valido la pena, ya que tenía un gran contenido y
una conferencia sólida estaba en marcha. Pero aun así no era un sermón había muchas ideas, pero no había debajo cosas
encarnadas. Por mi vida que no pude encontrar una manera de mostrarle a la gente cómo era la justicia de una manera
que tocara sus corazones con profundidad. ¿Cómo puede esto llegar a estar vivo y ser real para todos nosotros, y tocar
los corazones de una manera que permitiera a Dios transformarnos a través de él?

Entonces recordé una escena de la serie de la BBC, “Call the Midwife”. La escena fue increíble cuando la vi y
me había conmovido a un nivel profundo y emocional. Reflexionando en el mensaje del sermón, de repente me
di cuenta porque estaba tan conmovido por la escena, realmente fue un ejemplo de justicia genuina. Al final del

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sermón, había un contenido sólido y una enseñanza dentro del mensaje, pero el corazón del sermón era la
narración de esta historia asombrosa y emocionalmente poderosa una que fue acertada para el mensaje, y no
tenía ni una pizca de manipulación en su interior. Lo que podría haber sido una excelente conferencia fue
transformada por esa historia en un sermón significativo. ¿Por qué? Porque, en el proceso, el sermón fue capaz
de mostrar a la gente algo de cómo se ve Dios encarnado. Lo que corría el riesgo de ser un fracaso se convirtió
en algo mucho más útil e impactante. De las conversaciones posteriores, quedó claro que las personas veían y
entendían la justicia de Dios de maneras más reales. ¡ufff!

Tenga en cuenta tres cosas sobre el proceso. Primero, la preparación incluyó tiempo con el texto, hacer trabajo
exegético y explorar uno o más aspectos del mensaje (en este caso, resultó ser vivificante para mí, cavar en la
noción bíblica de la “justicia”). Segundo, requería discernir y articular qué era lo que usaría como puerta para
ayudar a las personas a ver y encontrar algo de Dios que encontramos en Cristo a través de este mensaje, una
forma de imaginar y abrazar las acciones salvadoras de Dios. Tercero, mis preparativos incluyeron tiempo
observando y buscando algún lugar en el mundo, en la vida, donde veamos que esto sucede que podría compartir
y llamar la atención. En el caso de este sermón, a pesar de todo el tiempo y el trabajo que había dedicado a lo
largo de toda la semana, aunque había visto el episodio del que tomé la historia semanas antes ¡la conexión
encarnada para este mensaje no me encontró hasta el sábado!

Estas tres cosas fueron los grandes bloques de preparación guiados por el Espíritu: estudiar y orar profundamente
el texto, discernir y expresar el Evangelio a través del texto, y las mejores realidades encarnadas del Evangelio
para la proclamación. Los mejores sermones incluirán con atención a estos tres aspectos. Pero debe llegar y
extraerse del trabajo realizado en la tercera parte ̶̶ las realidades encarnadas ̶̶ porque esto proporciona el
lugar donde las personas ven que el Evangelio sucede y es el lugar principal donde la predicación puede tocar
sus corazones y mostrarles que Dios está obrando hoy. El Evangelio es encarnacional, ¡Siempre!

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PREGUNTAS PARA CONVERSAR O REFLEXIONAR

1. ¿Cuándo piensa en cómo funciona usted de manera más natural, ¿se describiría a sí mismo(a) como una
persona de “cabeza” o como una persona de “corazón”? ¿Cómo cree que esto afecta la forma en que
aborda la predicación?

2. Haga una línea de tiempo de su vida y enumere al menos diez cosas importantes que le han sucedido
(buenas y/o malas por igual) a lo largo de su vida.

a. Para cada evento, reflexione sobre lo que Dios hizo o estuvo haciendo durante ese momento de su vida.

b. Escriba las historias incluyendo no solo descripciones de los eventos, sino también usando oraciones que
expresen lo que ahora entiende que Dios estuvo haciendo a medida que pasaba por estos tiempos importantes.

3. Mire la lista de historias que hizo en la pregunta anterior.

a. Escriba una oración temática con Dios como tema para cada historia. Además, piense en esos temas y en cómo
los ha visto al leerlos e interpretar las Escrituras como predicador(a).

b. ¿Cómo podrían estas historias ser ejemplos útiles para que usted los comparta en los sermones?

i. ¿Alguno de ellos es demasiado arriesgado para compartirlo de alguna manera en la predicación?


Si es así, ¿qué le hace llegar a esa conclusión?

ii. ¿Cuántas de estas historias ya le ha contado a la congregación en la predicación?

iii. Sabiendo que las historias se pueden contar de más de una manera, ¿alguna que ya haya contado
sigue siendo útil de alguna manera que pueda justificar contarlas de nuevo o de una manera
diferente?

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4. Mire los manuscritos o escuche las grabaciones de los últimos sermones que ha dado.

a. ¿Cómo creo contenido emocional auténtico que ayudó a las personas a ver el Evangelio, mientras
predicaba para que fuera real, relevante y encarnado?

b. ¿Qué narraciones uso para mostrar a Dios trabajando?

c. Si tuviera la oportunidad de mejorar estos sermones de alguna manera para hacerlos más encarnados
y emocionalmente convincentes, ¿qué podría hacer para que las ideas estén más vivas mientras
predica?

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CAPÍTULO SEIS El Lenguaje Importa

“Lo que realmente me molesta constantemente es la pregunta… ¿Quién es Cristo realmente para nosotros hoy?”
(Dietrich Bonhoeffer)

Muy pocas personas vienen a adorar para escuchar lo que Dios hizo. Esto no es que no se beneficien de los
recordatorios de fidelidad y actividades de Dios en el pasado. Los textos a través del Antiguo Testamento tienen
a Dios habitualmente recordándole a la gente lo que hizo en el Éxodo. Era una forma de recordar a Israel que
Dios tenía un historial y que con Él se podía contar. Recordar el pasado es una parte esencial de edificar la fe.
Recordar es una parte importante de lo que hacemos como iglesia cuando nos reunimos.

Una consideración importante para esto es que cada Domingo no predicamos el Evangelio desde cero o desde
el vacío. Nos apoyamos en el testimonio y las acciones de un Dios que ha estado obrando desde antes del
principio del mundo y ha estado involucrado en la humanidad desde las primeras personas. Incluso las palabras
de Jesús recordadas y pronunciadas mientras nos preparamos para recibir la comunión, incluyen el encargo de
“hacer esto en memoria mía”.

Así que no hay excusa para dejar de lado lo que Dios ha hecho en el pasado, en un esfuerzo por mantenerlo
presente. Existe una amplia evidencia que la gente realmente quiere conocer las historias y saber que la iglesia
a la que asisten se base en algo más que la última tendencia pasajera o el nuevo capricho de un líder en particular.
Tener una historia es esencial, para tener algo duradero que ofrecer y para mantenerse conectado con un Dios
que abarca todo el tiempo y las situaciones humanas.

Esto significa que las palabras como “fue” e “hizo” son una parte importante de contar la historia. No es nuestro
trabajo escribir una nueva historia cada semana, sino continuar contando la única gran historia que abarca y da
forma a todas las demás historias. Al igual que muchos programas de series en la televisión, una revisión de lo
que sucedió en episodios anteriores es importante para que las personas vuelvan a ponerse al día y ayudar a la
primera vez espectadores a ingresar a la historia. Porque la historia es inmensa y nuestra audiencia siempre está
cambiando de semana en semana, ¡recordar y revisar siempre debe ser más que un carrete culminante de treinta
segundos!

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Sin embargo, no se detenga con los comentarios de revisión. En última instancia, la adoración se basa en el
fundamento de lo que Dios ha hecho y no solo relatando la historia de lo que hizo. Esta es una distinción
importante. En la tradición luterana, el enfoque de cada reencuentro es que Dios aparece hoy y está presente
en medio de la congregación de ahora. La liturgia y la predicación trabajan juntas para comunicar esto. Los
luteranos entienden que la celebración de la comunión cada semana coloca a Cristo en el presente ―en medio
de la congregación reunida y sus vidas. Creemos y enseñamos que comer el pan y beber de la copa son
participación en la palpable “presencia real” de Cristo. Nuestra tradición de adoración está fundamentada y
comprometida en un compromiso horizontal. No adoramos a un Dios que está “allá arriba” y nos observa
desde la distancia; adoramos a un Dios encarnado que está “aquí mismo” y que viene a estar entre nosotros en
este momento.

Esto significa que, además de recordar el pasado, lo esencial para un compromiso significativo es la capacidad
de usar el tiempo presente con integridad. Demasiado de lo que hacemos y trabajamos se pondera en el pasado.
Recientemente asistí a un evento importante con un predicador invitado cuyo sermón fue pronunciado con
energía bien presentado. Pero más de tres cuartas partes del mensaje explicaban los problemas en un entorno
bíblico y los dejaban allí, atrapados en la historia. La mayor parte del sermón se centró demasiado en el pasado
y, francamente, no ofreció casi nada para el presente. Si bien el sermón fue dinámico en la entrega, en última
instancia fue débil para ayudar a las personas a encontrar a Dios en su vida diaria hoy. Como resultado, el
resultado final del sermón se sentía más como ley (no podemos dejarnos atrapar en las mismas trampas que el
pueblo de Corinto) en lugar de Evangelio (Dios está obrando entre nosotros declarándonos uno en Cristo,
incluso cuando luchamos por vivirlo).

Es esencial que no repitamos ese mismo error una y otra vez. Es fácil de hacer porque los comentarios y otras
referencias pueden darnos una gran información sobre el texto, el entorno histórico, el contexto social, etc. La
tentación es asumir que debido a que los autores de estos comentarios e historias son obviamente personas
brillantes y bien estudiadas, entonces compartir su material sin duda será útil. Además, porque está tan
fácilmente disponible ―en línea y en nuestros libreros ― y es la parte más fácil del sermón para preparar. La
mayoría de nosotros tenemos alrededor de 15-20 minutos para predicar cada semana y dar una buena visión
general de este material puede parecer (a nosotros como predicadores) que sólo aruña la superficie. Pero

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también puede consumir un alto porcentaje del tiempo que tenemos disponible para predicar. De repente, un
sermón basado en algo de Jeremías está rebosante de lecciones de historia y geografía sobre el exilio. Si bien algo
de esto puede ser esencial y útil, deja menos tiempo para lo que debe suceder ese día con las personas que están
presentes y escuchan con ilusión y esperanza.

Parte de este problema está implícito en haber desarrollado nuestra predicación en el Credo del Cristianismo.
Diseñado para superar la controversia y la división, el credo del Cristianismo se desarrolló para abordar los
principales temas en debate y dar un pronunciamiento final sobre las respuestas correctas. Eso significaba que
los líderes y funcionarios involucrados estaban principalmente mirando hacia atrás y tratando de explicar qué era.
En el momento de estas asambleas, su preocupación por estos temas era sin duda recientes y en tiempo presente
para ellos, pero basaron su pensamiento y respuestas en hacer declaraciones sobre el pasado que tenían la intención
de poner fin a las controversias de una vez por todas. Estaban trabajando fielmente en respuesta a las preguntas
que los atormentaban en su época. Sin embargo, por muy importante que sean estos temas, algunas de esas
preocupaciones pueden no ser las grandes preguntas que las personas se hacen hoy cuando vienen a la iglesia o
leen la Biblia.

Debido a que los credos estaban proporcionando respuestas al significado de los eventos históricos que rodean la
vida y la naturaleza de Jesús, casi no usaron verbos o ejemplos en tiempo presente en su trabajo. Una mirada al
Credo de los Apóstoles, por ejemplo, muestra que el credo se basa en el tiempo presente, “creo”. Pero dentro del
primer artículo no hay otros verbos para describir a Dios en la creación. La mayor parte del segundo artículo es
en tiempo pasado. Jesús, “nació, sufrió, fue crucificado, murió, fue sepultado…” No hay referencias a la
predicación, la enseñanza o la curación y único verbo en tiempo presente del credo afirma que Jesús “está sentado”
(no es la actividad más dinámica que podría estar haciendo). La única frase en tiempo futuro establece que Jesús
“vendrá de nuevo” (pero mientras tanto, ya que no hay verbos en tiempo presente para Dios, parece que podríamos
estar solos). El tercer artículo enumera un montón de sustantivos, “perdón, resurrección, etc.” y de alguna manera
comparte la obra ardua y ventosa del Espíritu Santo en lo que parecen ser las formas menos dinámicas posibles―
¡ni un solo verbo!

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Ahora, sé que algunos dirán que he dejado de lado toda la buena teología que se expresa y se puede hacer con el
Credo. Quiero dejar claro que estoy totalmente de acuerdo. De hecho, el Catecismo Pequeño de Lutero ofrece
significados a los tres artículos del Credo que están llenos de verbos en tiempo presente. Es importante señalar
que hace quinientos años, Martín Lutero ya había visto cuán alejado estaba el lenguaje del Credo de los Apóstoles
de la vida actual de las personas en su época. El catecismo fue diseñado para reemplazar los sustantivos estáticos
y los verbos débiles en tiempo pasado por otros más dinámicos y activos en tiempo presente. Muchos de nosotros
seríamos de gran tamaño ayudar a las personas en nuestras congregaciones si recitamos los significados de Lutero
con más frecuencia y el Credo de los Apóstoles con menos frecuencia.

Si somos honestos, a menos que el credo esté acompañado de una buena enseñanza misional cada semana,
simplemente dice lo que dice. Imagine una típica mañana de Domingo, usted dice el Credo, como lo único que
haríamos en la adoración de tal manera que incitamos a un invitado a pensar que es realmente importante saber
lo que dice. Todos recitamos juntos nuestras creencias fundamentales acerca de Dios ― tal vez incluso con
audacia ― de que, si bien Dios solía estar ocupado, en este momento no está haciendo mucho, pero algún día
Jesús regresará y con la esperanza de que Dios se ocupará nuevamente.

Ahora, como visitante de adoración por primera vez en mucho tiempo (o tal vez nunca), imagine que recibimos
esto como el resultado final. Vinimos con la esperanza de encontrar a Dios ― activo y real. Solo nos presentamos
porque teníamos hambre de descubrir lo que Dios estaba haciendo en nuestra vida confusa y luchadora. Luego
encontramos que terminamos en una iglesia enfocada en un Dios que solía ser activo y real, pero no lo es tanto
en el presente. ¿Es esto lo que necesitaba? ¿Es esto lo que le trajo a la iglesia en primer lugar? ¿Es probable que
cambie la vida de las personas que asisten regularmente?

La predicación misional tendrá un impacto en todos los aspectos del lenguaje que usamos en la adoración. Sería
un error limitar la “predicación”, solo a lo que decimos durante el sermón. Es el impacto total de la proclamación
de los actos salvadores y transformadores de Dios en Cristo lo que estamos viendo. Cada pieza de la liturgia
declara algo. ¿Se está haciendo lo que creemos, que se supone se debe hacer? ¿O es perpetuar prácticas que
hemos continuado sin un estudio ni una atenta reflexión?

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Este no es un llamado a abandonar el Credo de los Apóstoles o incluso desechar su uso en la adoración. Pero es
un llamado a ser conscientes de que la predicación en una tradición de credo puede por defecto explicar y aclarar
doctrinas como una forma de cultivar el contenido teológico. Pero demasiado énfasis en esto deja al oyente con
una comprensión superficial del pasado y poca referencia para que cobre vida en el presente.

Dicho esto, se deja entonces al predicador(a) cultivar un sentido del presente como el enfoque de la predicación
dentro del sermón. Este enfoque en el presente está enmarcado tanto por la fidelidad continua de Dios en el
pasado como por el cumplimiento anticipado del reino de Dios en el futuro. Todos los tiempos son importantes
para que la historia se cuente bien. La fidelidad del pasado y la promesa del futuro siempre ayudan al oyente a
vivir con compromiso en este tiempo que es “ya pero aún no”, el espacio entre la venida de Cristo y el
cumplimiento del reino de Dios. Es en este momento que el Evangelio debe ser proclamado

Para que el Evangelio sea el Evangelio, Dios debe ser el sujeto de la mayoría de las oraciones que usamos. El
Evangelio no es un valor o una verdad aparte de la actividad salvadora de Dios en Cristo. Es la actividad salvadora
de Dios en Cristo que forma la base de todo lo que es verdad sobre la vida. Por lo tanto, un lugar al que el
predicador puede y debe prestar mucha atención es el tema de las oraciones. ¿Un número significativo de
oraciones en el sermón tienen a Dios, Jesús o el Espíritu Santo como el actor principal? Si creemos que Dios es
el actor principal, entonces ¿Nuestra predicación le da el papel principal a un Dios activo cada vez que
predicamos?

Segundo, ¿son los verbos en tiempo presente un enfoque del mensaje? Si Dios está haciendo algo en nosotros,
¡díganoslo y muéstrenos lo que es! ¡es adecuado decir que Dios “estaba” haciendo algo en las Escrituras! ¡Esa
conclusión es lo que hace que las Escrituras sean Escrituras en primer lugar! Todos podemos estar de acuerdo en
que Dios estuvo a la altura de algo que se comparte dentro de las páginas de la Biblia y de lo que vale la pena
hablar.

El oyente viene a adorar para escuchar la predicación que se mueve desde ese punto de partida fundamental y
algo obvio hasta el discernimiento que se espera que venga a través de la predicación: “Ayúdame a ver que el
Dios ´hizo’ eso en ese entonces, todavía está “haciendo” algo ¡aquí y ahora! Ese es el grito y el anhelo de los
corazones de la congregación y el llamado fundamental al predicador(a).

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Atender esto requiere un doble enfoque.

Primero, al predicar, debemos ser intencional sobre mover el texto y su dinámica hacia adelante y hacia el
presente. Incluso la mecánica de cómo se cuenta una historia puede moverla hacia adelante o hacia atrás en
la experiencia del oyente. Por ejemplo, el (la) predicador(a) puede decir: “Al explorar este texto, vemos que
Jesús hizo esto, hizo aquello, etc. “ese método de contar historias deja al oyente en el presente y Jesús en el
pasado.

Un enfoque más efectivo es unir al oyente y al texto: “A medida que nos unimos a Jesús”. Hoy, vemos a Jesús
hacer esto, hacienda aquello, etc.” Mantener la historia bíblica y la ventana experiencial del oyente en la misma
zona de horario puede hacer una gran diferencia.

Pero, en segundo lugar y mucho más importante, la espiritualidad del hablante y los oyentes necesita ser
aumentada para tener una calidad real y en tiempo presente. Esto significa que el predicador(a) necesita
desarrollar los “ojos del corazón” para ver a Dios obrando en el presente y ver a través del texto como una puerta
a las acciones presentes de Dios. Esto se basa en el material ya discutido en el capítulo anterior. Para que esto
tenga integridad, el predicador(a) debe desarrollar su propia vida spiritual para ser más vibrante, en tiempo
presente y dinámico. Los líderes que participan en el trabajo personal de formación espiritual a menudo se
benefician de la búsqueda de oportunidades de educación continua para mejorar sus habilidades para ayudar a
formar discípulos. Muchos también harían bien en recibir entrenamiento y dirección espiritual para ayudarlos a
reflexionar sobre su ministerio y fe personal y moverse o extenderse más allá de sus zonas de comodidad y
habilidades actuales.

Una última reflexión sobre el lenguaje. La buena predicación atrae al oyente a la conversación. Cuando muchos
de nosotros estábamos en seminario, nos enseñaron a usar el “nosotros de la realeza” como una buena manera de
incluir a todos. “No llames demasiado la atención sobre ti mismo”, decían.

Tal vez los tiempos han cambiado, o tal vez ese ni siquiera era el mejor consejo de entonces. De cualquier
manera, el “nosotros de la realeza” no lleva mucho a casa o crea una conexión o relación en el mundo de hoy.
Aún a veces es útil, pero con más discernimiento en lugar de suponerlo como posición predefinida.

Sin embargo, el uso cuidadoso de las historias del “yo” es esencial para una predicación efectiva. Si tú, como
predicador(a), no puedes decirme cómo Dios está obrando en tu vida, ¿Cómo carajos vas a motivarme como
oyente a creer que hay esperanza para mí ver como Dios está obrando en la mía?

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Sin embargo, hay precauciones. Cuando predicamos, debemos tener cuidado de elevarnos con demasiada
frecuencia como el ideal para ser copiados. Tampoco debemos derramar nuestras tripas de una manera que sea
gratuita, catártica o distractora. Pero compartir historias de nuestro caminar en la fe que están bien pensadas
triunfos, luchas y descubrimientos es esencial para ayudar a otros a arriesgarse a explorar y hablar sobre lo
que Dios está haciendo en su caminar también. Compartir honestamente y tener un compromiso real es también
una base desde la cual motivamos a otros a un compromiso más profundo y significativo.

La palabra “you” en inglés también es un regalo maravilloso. A diferencia de la mayoría de los idiomas donde
existen formas singulares y plurales, en inglés las palabras para “you” son las mismas. Esto significa que
cuando un predicador(a) dice: “Dios te está hablando…”, la congregación puede ser dirigida colectivamente y
alentada a pensar como una comunidad de fe. Al mismo tiempo, cada persona siente que está siendo abordada
como un individuo. Un simple, “Jesús te está llamando /invitándote/ esperándote…” pueden ser las palabras
que tocan a alguien de una manera que cambia su comprensión o agita su imaginación de cómo usan sus manos,
pies y voz durante toda la semana.

El lenguaje es el medio a través del cual ocurre la predicación. Puede ser una poderosa herramienta y regalo. Si
escribe sermones antes de predicarlos, sería útil revisar el manuscrito completo y ver qué porcentaje hace
referencia al pasado y qué porcentaje del contexto está dedicado al presente, y cómo Dios está actuando y
hablando a través del texto de hoy. También mire las oraciones y vea con qué frecuencia Dios es el sujeto y un
verbo activo en tiempo presente conectado a Él. Si no tiene el hábito de escribir sus sermones por adelantado,
intente grabarse a sí mismo y escuche la mezcla del lenguaje pasado y presente para ayudarle a reflexionar sobre
cómo se comunica y así fortalecer su predicación para la próxima vez.

En todo esto, nuestro objetivo es no enfocarnos demasiado en nuestra predicación acerca de lo que Dios hizo.
Aún más relevante, es elevar a Dios misericordioso, quien ha venido a nosotros y viene a nosotros en Jesús
haciendo entre nosotros, y luego ayudar a las personas a encontrar y comprometerse con esta realidad presente
en sus vidas y todo su ser.

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PREGUNTAS PARA CONVERSAR O REFLEXIONAR

1. Revise algunos manuscritos de sermones anteriores o escuche las grabaciones. Escuche atentamente los tiempos
mientras lo hace. ¿Con qué frecuencia usa verbos en tiempo presente mientras comparte sus mensajes?

2. Revise los temas de las oraciones en los sermones también. ¿Cuántas veces tiene a Dios (Dios, Jesús, el
Espíritu, etc.) como sujeto de oraciones? ¿Es Dios el actor principal en su predicación o son las ideas el
eje principal?

3. Durante la semana, visite a algunas de las personas que estaban en el servicio de adoración el Domingo
anterior. Sin pistas, pregúnteles: “Tengo curiosidad por saber de su vida espiritual y cómo ven a Dios.
¿Cuándo fue el evento más reciente donde tuvo un encuentro significativo con Dios, donde asegura que
Dios estaba presente e involucrado?

a. ¿Cuántos de ellos luchan por pensar en una respuesta?

b. ¿Cuántos de ellos comparten algo de hace un tiempo (antes de asistir a la adoración la semana pasada)?

c. ¿Cuántos dijeron que tuvieron un encuentro significativo con Dios en la adoración?

d. ¿De qué manera estas respuestas le ayudan a comenzar a entender a las personas que dirige
predicando y adorando?

4. Mire su lenguaje litúrgico y sus prácticas en el ambiente de adoración que lo rodea y enmarque su
predicación.

a. ¿Cómo avanza la idea de que Dios está presente, activo e involucrado en la adoración?

b. ¿Tiende a usar una amplia variedad de lenguaje litúrgico, entornos y prácticas o tiende a tener un
patrón más consistente? ¿Es esta una práctica intencional o no intencional?

c. Si alguien es nuevo en la adoración de su congregación y se encuentra con la comunión, ¿Cómo


sabrían lo que está sucediendo mientras usted comparte el pan y la copa basándose únicamente en lo
que expresa durante el tiempo de adoración y asumiendo poco o nada de conocimiento previo?

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CAPÍTULO SIETE Agregar Voces al Sermón

Si observa cómo las personas profesionales de los medios configuran la comunicación, notará de inmediato que
la mayoría de las cosas que hacen dependen de más de una persona. Mire las noticias de la noche y habrá alguien
en el escritorio nacional de noticias, dos personas ― copresentadores― en la mayoría de los escritorios de las
noticias locales. Estas personas presentadoras sirven como una especie de MC para el programa, comparten
historias, dan presentaciones y entregan el micrófono a otra persona que a menudo está presente en la escena en
el mundo fuera del estudio. Hay historias en vivo desde el campo, informes especiales para dar información en
profundidad, analistas que se meten dentro o detrás de las historias, paneles de personas que ofrecen diferentes
puntos de vista y experiencia, clima, deportes e historias de interés humano. En la mayoría de los casos, todas
estas personas, con la ayuda de editores y un equipo técnico, condensan una mezcla de historias y voces en un
programa de treinta minutos. Saque el promedio de ocho minutos para los comerciales y todo esto sucede en
unos veintidós minutos, no mucho más que la duración de un sermón típico en el marco de un servicio de
adoración de una hora.

Por supuesto, todavía hay grandes excepciones para esto. Las charlas TED usan una ventana de tiempo prescrita
que dura menos de dieciocho minutos para que una persona la presente a una audiencia. Estas charlas son
tremendamente exitosas y, a menudo, proporcionan una puerta de entrada a una mayor exposición para aquellas
personas elegidas que estén en el escenario TED. Pero estos oradores también son cuidadosamente seleccionados
debido a su experiencia o innovación en un campo específico y su capacidad para ser enfocados, perspicaces e
interesantes. Por fascinantes que puedan ser las charlas TED, nunca escucharás a la misma persona semana tras
semana durante años y años: nunca sucede, y nunca sucederá. Una variedad de voces, experiencias y temas está
en el corazón de lo que se tratan las charlas TED.

Esto significa que si bien uno de los recursos que tiene un típico predicador(a) es su relación con las personas de
la congregación, un inconveniente en la mayoría de los entornos puede ser que el predicador(a) es la única voz
que la mayoría de las personas escuchan semana tras semana. Esto puede no ser completamente cierto en
entornos de varios empleados donde hay una rotación de más de un predicador(a), pero incluso en esos entornos
el círculo de oradores tiende a ser relativamente pequeño, a menudo solo dos personas. ¿Cómo comenzamos a
proporcionar una diversidad de voces cuando estamos preparando y pronunciando el sermón en el contexto de la
vida congregacional?

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¿Cómo podemos aprender y, al menos ocasionalmente, ofrecer una diversidad de voces similar a la que está
siendo modelada y utilizada de manera efectiva por tantos otros en nuestro mundo?

En esta sección, exploraremos esa pregunta y cómo podemos comenzar a responderla. Como he mencionado en
capítulos anteriores, nada de esto es exhaustivo, pero tal vez le ofrezca algunas ideas interesantes o despierta su
creatividad para probar algo nuevo en su entorno ministerial. Pensar en esto y probar algunas cosas conducirá a
nuevas ideas y enfoques propios para agregar voces al sermón de maneras que nos ayuden a todos a ser más
imaginativos en la predicación del Evangelio.

Una de las primeras maneras de mejorar la diversidad de voces en el sermón es simplemente, planear que alguien
más hable dentro del marco del sermón. Esta es una verdad obvia pero rara vez practicada. Una regla general
simple es que, cada vez que el predicador(a) tiene una historia buena y significativa que hace que el Evangelio
cobre vida, él o ella debe preguntar: “¿quién es la mejor persona para contarlo?

Históricamente, la respuesta asumida a esa pregunta solo tenía una opción lógica: el predicador(a). Este
es el patrón dentro del cual hemos funcionado durante generaciones y es el único modelo que muchas
personas en nuestras congregaciones han experimentado. También es el modelo en el que casi todos los
estudiantes de predicación son entrenados mientras estudian, aprenden y practican la predicación durante
su educación en el seminario. Casi todos nosotros estamos entrenados para encontrar historias universales
que ilustren el acontecimiento del Evangelio, incluirlas en nuestro mensaje y luego contarlas mientras
predicamos, pero en muchas cosas las historias más útiles ocurren cerca de casa y en nuestras comunidades.

A medida que una teología de la encarnación echa raíces, se nos recuerda que Dios en Cristo está obrando en
todo tipo de lugares. ¡Eso nos incluye a nosotros! Una vez se pensó que la misión era lo que otras personas
hacían en lugares lejanos, pero una conciencia en evolución ha cambiado esto (principalmente para mejorar).
Ahora la misión también incluye un entendimiento de cómo cada uno de nosotros participa con lo que Dios está
haciendo en el mundo. Es posible que las ilustraciones más poderosas ya no vengan de alguna persona asombrosa
e inspiradora que respondió al llamado de Dios de renunciar a todo y pasar a un nuevo y peligroso lugar.

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Algunos de los ejemplos e historias más poderosos a menudo vienen de más cerca de casa porque tales cosas
nos recuerdan a todos que Dios puede y usa a cada uno de nosotros.

Aquí hay un grande fundamento que aplicaremos para hacer que la Biblia cobre vida de maneras cimentadas y
sea recibida como autoridad y transformadora. Cuando el predicador encuentra una narración que avanza
fielmente el mensaje del sermón y esa historia involucra a alguien en la congregación, la persona en la historia
debe compartirla siempre que sea posible (en el lugar “predicador”). Por supuesto, compartir historias locales
que involucran a personas locales requiere cierta conciencia de lo que es apropiado compartir, confidencialidad,
etc., pero estas cosas se navegan fácilmente si el predicador(a) es intencional y se comunica con las personas
involucradas para acordar lo que se compartirá juntos. El predicar así es más común como resultado – es un
poco un esfuerzo de equipo con el predicador(a) sirviendo como una mezcla de “predicador”, adicionado con
el trabajo como “facilitador(a)” y “director(a)”.

A medida que Dios mora dentro de la gente de la congregación y obra dentro y a través de ellos, hay ejemplos
encarnados en todas partes. Cuando es posible, las mejores historias se cuentan de primera mano. Eso significa
invitar a otros al micrófono y hacerse a un lado para darle a la persona a la que pertenece la historia el espacio
para compartirla con su propia voz y palabras.

Hacer esto no es necesariamente fácil, especialmente al principio del desarrollo de este tipo de trabajo. Las personas
a menudo dudan en “predicar” porque parece algo intimidante que solo lo hacen “profesionales capacitados”. No
todo el mundo es un narrador consumado y seguro frente a los demás. Tener algunas habilidades para contar
historias es definitivamente una ventaja, pero no tener estas habilidades no debería ser un factor decisivo. Esto
significa que las personas invitadas a convertirse en una voz dentro del sermón deben ser bien elegidas, recibir un
poco de entrenamiento y ayuda preparatoria para compartir la historia de manera útil y concisa, y se les debe ofrecer
la oportunidad de practicar con anticipación. Además, se benefician de que se les dé un claro margen de tiempo
dentro del cual trabajar ˗˗una cantidad específica de tiempo para contar su historia antes de devolver el micrófono
al predicador.

Tal sermón podría tomar forma como esto. El sermón comienza de maneras que forman al mensaje de la semana
de manera clara y buena, tal vez no de maneras que varían mucho de muchas otras. Pero en un momento del
sermón en el que compartir un ejemplo encarnado es útil, el predicador(a) dice: “Mientras pensaba estas

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cosas esta semana, recordé un incidente que Emily compartió conmigo y me di cuenta de que Emily
realmente experimentó algo de lo que estamos pensando esta semana. Así que le he preguntado si
compartiría su historia. Emily, ¿Podrías por favor venir y compartir?”

Emily luego se acerca a un micrófono o tiene uno fijo. Ella cuenta su historia: “A hace unas semanas, yo …”

Cuando sea posible, es bueno saber si a las personas les gusta Emily, a través de la formación y la reflexión
previa a la oportunidad de contar sus historias, no solo pueden compartir la historia sino también compartir las
conexiones encarnadas y teológicas. Ayude a su narrador a ir más allá de contar eventos. Ayúdelos a usar
“Dios” como sujeto y verbos activos en tiempo presente en declaraciones teológicamente conectadas mientras
interpretan sus historias para aquellos que están escuchando. Esto ayuda a los miembros de la congregación a
convertirse en una voz en la predicción y les ayuda a construir un vocabulario útil para aprovechar en su vida
diaria. Añadiendo voces a nuestros sermones es también un método de equipamiento para desarrollar la
capacidad de las personas para conectar la predicación bíblicamente fundamentada con una vida más
teológicamente alerta.

Otro método que funciona bien es hacer una entrevista. Esto a menudo funciona bien cuando alguien
ha tenido una experiencia más profunda en un intervalo más largo y esto ha llevado a algunos puntos
de vista fundamentados por la fe. Aunque esto puede parecer un detalle menor, debido a que las
entrevistas tienden a ser más largas que los tipos de historias sugeridas en la sección anterior, tener un
lugar para sentarse y mirarse cambia el escenario y puede agregar su propia dimensión útil. Tengo un
conjunto de taburetes y cuando se planea una entrevista como parte del sermón, los sacamos y la(s)
persona(s) entrevistada(s) se sienta(n) conmigo por naturaleza para algo más familiar. Porque hablar
en público es una fuente común de estrés para muchas personas, esto también ha tenido un efecto
significativo en la reducción de la ansiedad de muchas de las personas que he entrevistado. Sentarse
para una conversación, incluso una que otras personas escuchan, es muy diferente y generalmente
menos agotador emocionalmente que ponerse de pie, enfrentarse a un grupo de personas y dar un
discurso (especialmente si llamamos a ese discurso un “sermón”).

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Las fuentes de entrevistas una vez más pueden provenir de la congregación y de la conciencia del
predicador(a), de las historias y los caminares que las personas han experimentado, o en los que todavía
participan activamente. Por ejemplo, en el lugar donde sirvo, hemos tenido varias entrevistas a lo largo
de los años. Estas han incluido una conversación con una familia multigeneracional sobre la
transmisión de la fe a la próxima generación; un paciente de trasplante de corazón viendo la vida como
una segunda oportunidad; y una persona que experimentó la “noche oscura del alma” de San Juan
después de una grave caída en el trabajo que resultó en múltiples cirugías, meses de residencia en
rehabilitación y una prematura “jubilación” por la incapacidad. En cada caso, yo, como pastor, había
podido acompañar a estas personas de alguna manera durante el desarrollo de su historia. Había visto y
escuchado acerca de sus experiencias y como se habían sentido o no habían sentido a Dios durante ellas. Había
una clara sensación de que habían crecido espiritualmente o tenían alguna visión significativa para compartir
como resultado de sus experiencias de vida. Habían experimentado y aprendido cosas que yo solo sabía a través
de ellos. Estaba claro que la mejor opción fuera que ellos compartieran no solo lo que ellos sabían, sino que
también lo que me habían estado enseñando.

Para ayudar a preparar a las personas para una entrevista, describa claramente de qué tratará el sermón. Y cómo
las ideas de la(s) persona (s) entrevistada(s) ayudarán a las personas a visualizar y colocar el mensaje en la vida
real. Reunirse con el (los) entrevistado(s) antes del sermón es esencial. Hablar con ellos sobre las conexiones
entre el mensaje del sermón y sus ideas hace que el tema y las conexiones sean claros para ellos y, por lo tanto,
más claros para la audiencia.

Eventualmente, acordamos un conjunto de tres o cuatro preguntas que les hare durante la conversación de la
entrevista como parte del sermón. No lo escribimos y no pueden traer notas, pueden saber las preguntas con
anticipación pues les ayudará a estar listos y confiados, así no se sorprenderán con alguna pregunta
fuera de lugar. El trabajo del predicador(a) como entrevistador es interactuar de manera que avance
la historia, recompile las ideas y ayude a los entrevistados a hacer el bien compartiendo su fe.

Si bien la duración de este capítulo no permite una gran cantidad de historias de cómo se ha desarrollado esto,
puedo decir que nunca he tenido una entrevista en la que las personas entrevistadas no tuvieron algo profundo y
memorable para compartir. Una mujer compartió su experiencia de perder a su hijo cuando tenía veinte años.
Ella habló sobre cómo nuestros hijos no son realmente nuestros ˗˗pertenecen a Dios. Si bien podría haber dicho

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palabra por palabra lo mismo que ella dijo, probablemente habría sido recibido como interesante y fiel, pero
también como un simple tópico. Mis hijos estaban vivos. Pero que ella le dijera a un grupo de personas, muchas
de las cuales habían estado presentes con ella en el funeral de su hijo, que había aprendido a través de su pérdida
cuánto sus hijos eran realmente hijos de Dios ˗˗ ¡eso fue realmente asombroso! Recuerde, no siempre solo lo
que se dijo, sino también la autenticidad de lo que se dice, es lo que determina si la predicación se escucha y
se recibe como autoritaria y relevante o es solo una buena historia.

Una palabra de precaución al hacer esto. Si encuentra personas con experiencias profundas y
conocimientos poderosos, porque esto no está guionizado, aún puede ser tomado por sorpresa como
entrevistador. A veces las personas comparten cosas particulares mientras se prepara, pero en el llamado
a ser claro y conciso en realidad lo dicen mejor y de maneras que pueden traerle ideas inesperadas como
orar durante la entrevista frente a la congregación. Me he encontrado atónito (hasta ahora, siempre de
buenas maneras) por las poderosas palabras que han venido de los laicos a quienes se les da una voz desde
la cual compartir sus vidas de fe. Como entrevistador, este preparado para sorprenderse e incluso recibir
algo en medio de un mensaje en el que no eres el orador, sino que estás facilitando y escuchando. ¡Dios
puede y probablemente también le hablará!

Otra excelente manera de facilitar la adición de voces al sermón es invitar a la conversación en los
bancos o sillas del santuario. Enfocar el mensaje de un sermón de una manera que fundamente en
un texto bíblico y luego hace conexiones claras entre la actividad de Dios y las vidas de los oyentes
puede formar una base desde la cual abrir conversaciones durante la adoración.

Puede usar el sermón como base para preparar un par de preguntas sobre dónde las personas han
visto o experimentado a Dios de manera similar en sus vidas ˗˗sus contextos y experiencias
cotidianas. Luego, haga que pequeños grupos de dos a cuatro personas se dirijan a su vecino de
banca para discutir las preguntas y compartir entre sí durante solo unos minutos. La gente agregará
sus propios ejemplos encarnados a la obra que el predicador ha comenzado para ellos. Si el tiempo,
el espacio y la tecnología lo hacen posible, pregunte si alguien tiene algo que le gustaría compartir.
Una respuesta al estilo “popcorn” es una forma de permitir que algunas personas compartan

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brevemente y agregar nuevas voces y conexiones de vida al mensaje. Puede ayudar tener al menos una
persona preparada y lista para compartir primero para reducir la ansiedad en el grupo y permitir que otros
hablen en segundo, tercero y más allá.

Finalmente, un método utilizado recientemente por el Dr. Paul Scott Wilson en un evento en el que fue
maestro y predicador ofreció una excelente oportunidad para que las personas unieran sus voces a la suya.
Predicó un sermón claro con conexiones claras del texto a la vida y compromisos teológicos claros
expresados en su mensaje. Luego compartió una historia significativa de su experiencia de vida que mostró
que este texto era más que una premisa para ser entendida, sino una verdad vivida naturalmente autentica.
Cuando terminó de compartir su historia, preparó el escenario de tal manera que luego pudo abrirlo y
preguntar:” ¿Alguien más tiene alguna experiencia de Dios obrando en su vida que le gustaría compartir?
“un micrófono de mano estaba disponible, y varias personas compartieron historias de fe en lo
que se convirtió en un tiempo inspirado bíblicamente para compartir testimonios.

Si bien esto puede funcionar en todos los entornos, especialmente en medio de una liturgia de comunión con
un lapso de una hora, fue un buen ejemplo de que el predicador sentó fuertes bases bíblicas y exegéticas
expresando el Evangelio y las acciones de Dios claramente, y compartiendo una historia de una manera en la
que el predicador “fuera el primero” con una clara esperanza de que alguien más tomará la batuta y fuera
segundo, tercero y así sucesivamente. Esto podría usarse como un formato alternativo para los servicios entre
semana durante el Adviento a la Cuaresma, la base para compartir historias de gratitud en el día de Acción de
Gracias, o algún otro lugar creativo donde la predicación puede tener más latitud y tiempo que algunos lugares
dominicales.

La capacidad de agregar voces al mensaje es un regalo increíble. Muchos de nosotros no hemos tenido la
imaginación o no hemos sentido permiso para hacer esto, pero las ideas obtenidas y las conexiones hechas
pueden ser increíbles. Puede ser liberador e inspirador para los miembros de nuestras congregaciones.

Este tema se ha planteado al final de este libro porque es un puente importante entre el sermón y la vida
cotidiana. Si vamos a usar la Biblia como un “Libro de Fe” de maneras que ayuden a formar discípulos,
entonces la predicación tiene que encontrar maneras no solo de describir lo que las personas deben hacer,
sino también de ayudarlas a practicar el convertirse y ser discípulos en la vida diaria.

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Casi nadie se siente seguro de sí mismo. Todos nos beneficiamos de estar equipados y apoyados. Una
gran parte del discipulado incluye hablar. Todos somos bendecidos cuando tenemos espacios seguros en
los que podemos estirarnos y prosperar a medida que desarrollamos ideas más profundas sobre nuestro
caminar con Dios y luego podamos compartirlos con los demás. Incluir a las personas en algunas de las
formas anteriores les permite compartir con la conversación y ganar confianza para vivir fielmente.

Los sermones que apuntan a lo que las personas pueden hacer, pero luego no encuentran formas de
ayudarlos a hacerlo en realidad dejan a las personas en un lugar difícil. Las personas sienten que
tienen casi todo lo que necesitan para profundizar y hacer el trabajo, pero luego descubren que
carecen de algo que necesitan para hacerlo realmente. Incapaces de dar el salto por su cuenta, las
personas a menudo internalizan que hay algo mal con ellos o que su fe en Cristo es débil. Acercarlos
al punto de partida, pero dejarlos saltar por su cuenta, es debilitante con el tiempo y puede sentirse
culpable a medida que las personas piensan sobre si mismas: “si tan solo fuera un mejor cristiano o
más como tal y tal, podría ser capaz de...”

Ayudar a las personas a ver cómo su historia los conecta y también continua la historia bíblica les permite
expresar su historia de fe –sin disculpas ni vergüenza– en el contexto de una historia más grande. Invitarlos a
compartirlo públicamente en el contexto de un mensaje bíblicamente fundamentado ayuda a todos a ver la
Biblia no solo como un libro sobre “hace mucho tiempo en una tierra lejana”, sino más importante como la
“fuente y norma” para las vidas que continúan siendo impactadas y útiles para el Dios que ha venido a nosotros
en Jesús. Tal vez ninguna práctica puede cerrar esa brecha más claramente que invitar a las personas a
compartir sus historias reales de cómo el Dios que han conocido en las Escrituras está trabajando en ellos y
entre todos nosotros – en este momento.

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PREGUNTAS PARA CONVERSAR O REFLEXIONAR

1. Mire el texto para las próximas dos o tres semanas. Para cada texto, escriba una pregunta que se
relacione con el texto y que las personas en las bancas puedan responder. Si esto es nuevo para usted
y la congregación, no les haga preguntas profundas y complicadas. Mantenga los temas simples y
algo prudentes para la conversación. Luego, use una de estas preguntas en un próximo sermón y haga
que la gente se dirija a su vecino de banca y dialoguen sus respuestas. Mantenga la actividad en
carácter breve y ligera esa es la mejor manera de sumergir los dedos de los pies en el agua de
participar todos durante el sermón. Si se siente capaz de hacerlo, tal vez dé una oportunidad rápida
para que las personas al estilo “popcorn” respondan algunas respuestas al grupo más grande si el
espacio y/o la tecnología permiten que las personas compartan y sean escuchadas en su ambiente.

2. Piense en las personas que participan regularmente en la adoración en la congregación donde predica.
¿Qué personas han tenido experiencias de vida significativas, desafíos importantes o historias únicas
para compartir? Haga una lista de las personas cuyas historias de vida tienen un capítulo que le ha
intrigado ya que han compartido sus historias con usted. Mantenga esto disponible para usted
mientras mira los textos en las próximas semanas y meses.

3. Mire los textos para predicar durante las próximas semanas. Piense en temas que parecen compartir
fielmente lo que Dios está haciendo, y cómo Dios quiere ser conocido a través de ese texto en el
mundo de hoy. ¿Cuándo es un texto una buena puerta abierta para las historias, sobre las que
reflexiono en la pregunta #2 anterior, y pueda invitar a alguien que comparta su historia o ser
entrevistado como parte del sermón en esa semana?

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4. Siéntese con el directorio congregacional y reflexione sobre las personas de la congregación y el trabajo
que hacen. Puede ser una ocupación remunerada, una actividad de voluntariado o cuidado familiar donde
invierten gran parte de su tiempo y energía. Enumere la principal actividad ocupacional junto al nombre
de cada persona. Luego use esto mientras prepara la adoración y la predicación durante los próximos
meses. Cuando un texto apunta a la vocación como una forma central de entender cómo las Escrituras
informan y animan la vida hoy, use esta lista como una forma de invitar a algunas de estas personas para
compartir – quizá en una entrevista, un panel de discusión, o algunos otros formatos que funcionan bien
para su configuración. También puede encontrar más información sobre la vocación y cómo la fe y el
trabajo se cruzan en un muy buen sitio web en www.theologyofwork.org, que tiene entrevistas, estudios
bíblicos, comentarios y más sobre esta importante forma de conectar la Biblia y la vida diaria.

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CONCLUSIÓN Poniendo Todo Junto
Hemos abarcado mucho en los capítulos anteriores. Como dijimos en la introducción, el material que
cubrimos aquí no pretende ser exhaustivo, sino más bien ser suplementario. Si los predicadores(as)
con una base sólida comienzan a usar el contenido de este libro como una forma de fortalecer su
predicación, la esperanza es que los sermones tomen el buen trabajo que ya se está haciendo y lo
apliquen en nuevas formas de hacer conexiones entre las Escrituras, las personas y la vida cotidiana.
La iniciativa del Libro de la fe espera que estas conexiones, ahora a menudo frágiles o incluso ausentes
en las vidas de muchos de nuestra gente, puedan restaurarse y fortalecerse en los próximos años.

Entonces, a medida que llegamos al final de este volumen, algunos pensamientos para atar cabos sueltos
parecen útiles.

Una cosa para reflexionar es el hecho de realizar este tipo de trabajo que este libro expone, será
beneficioso para el predicador(a) trabajar por adelantado que solo trabajar dentro de la semana anterior
al sermón. Si un predicador(a) va a invitar a otros al mensaje, configure una entrevista, etc., entonces
él o ella necesita avisar a las personas con algunos días de anticipación en la mayoría de los casos.
Planificar sermones en el transcurso de unas pocas semanas que coincida con preparación para más de
un sermón a la vez, será cada vez más útil. Eso no significa que la mayoría de las semanas no tendrán
un flujo de trabajo y que los predicadores no puedan concentrase en un esfuerzo del sermón primario.
Por supuesto, esto será esencial. Pero algunas de las ideas en este libro se beneficiarán de trabajar con
anticipación para la mejora de su predicación y el beneficio de las personas que escuchan sus sermones.
Dicho esto, aquí hay algunos pensamientos sobre cómo cada uno de nosotros puede trabajar a través
del proceso de preparar un gran sermón y mejorar nuestra predicación.

Recuerde, el contenido de este libro no es de ninguna manera exhaustivo. Intencionalmente no se ocupa


de todo el trabajo que los predicadores(as) deben hacer para explorar el texto, obtener ideas de los
idiomas griego y hebreo, estudiar los contextos sociales e históricos, reflexionar sobre cómo el pericote
encaja dentro del libro específico de la Biblia dentro del cual reside, etc. Pasar tiempo con buenos
comentarios para ver qué ideas y antecedentes otros pueden ofrecer, puede ser esencial. Cualesquiera
que sean las habilidades exegéticas que posea el predicador(a) él o ella debe usarlas bien.

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Si está leyendo esto y ya está funcionando como predicador(a), pero le falta capacitación adecuada en
estas áreas, encuentre aquí formas de adquirir habilidades. Estos son fundamentales para el trabajo que
todos hacemos y lo omitimos a nuestro propio riesgo.

Dicho esto, un objetivo central de este libro es alentar a los predicadores(as) a hacer un esfuerzo real
para trabajar en cada sermón con la mentalidad del Libro de la Fe. En otras palabras, no tienes como
objetivo principal informar a las personas sobre el texto que estas utilizando. Tu objetivo cada semana
es hablar sobre los dilemas que todos enfrentamos mientras vivimos. El resultado de cada sermón
debe ser que las personas encuentren a Dios en Cristo dentro del mensaje y deseen profundizar en la
Biblia para encontrase con ese Dios y descubrir más, aunque no estén familiarizados con la Biblia y
no estén seguros de Jesús. Cada sermón es una oportunidad para ayudar a las personas a conocer a
Jesús y sentir más curiosidad por la biblia que da testimonio de él. ¡Aférrate a esa meta en tu
predicación!
A continuación, y esto es difícil de sostener, pon todo en cada sermón como puedas. Ben Hogan, una
leyenda de golf, es citado a menudo en el campo de golf por haber dicho: “el único tiro en el golf que
importa es el que sigue”. Esto es igualmente cierto en la predicación. Recuerda que el próximo
Domingo es la mejor oportunidad que tienes para hacer este trabajo. ¡Cada sermón importa! Cada
oportunidad de reunir a la gente el Domingo (o cualquier día en que la gente se reúna donde predicas)
es el verdadero pacto. Pon toda la energía que puedas en todos y cada uno de los sermones.

Para alguien en la congregación ese día, puede ser la mejor oportunidad que tienen de descubrir cuán
profundamente Dios los ama y encender el hambre del testimonio bíblico de esa verdad. Semana tras
semana, la energía es difícil de sostener, pero haz tu mejor esfuerzo para mantenerla de todos modos.
Encuentra a otras personas con las que puedas hacer este trabajo como fuente de energía, creatividad y
responsabilidad. Predicamos a través y en nombre de la comunidad de fe. Asegúrese de encontrar
maneras de permitir que partes de esa comunidad le rodeen y le apoyen mientas hace este trabajo.

Permitirse vivir en cada texto y no solo trabajar con él mientras prepara sermones hace mucho para
sostener el espíritu, la energía y el entusiasmo por la Palabra de Dios y la predicación.

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Cada sermón es un espacio en el que Dios obrará en usted y en la congregación. Ofrecer lo mejor de
usted cada semana le dará a Dios un espacio más grande dentro del cual trabajará.

Mientras hace su trabajo, tenga en cuenta que NO está predicando la Biblia. Usted está predicando
DESDE la Biblia como fuente y norma de nuestro testimonio de la Palabra viviente – Jesús. Cada
sermón no es principalmente nuestra oportunidad de iluminar a las personas sobre una gran cantidad
de ideas sobre las Escrituras; es una oportunidad para usar las Escrituras como una forma de señalar a
Dios en Cristo. La mayoría de las personas no llegan a ser más inteligentes y se van como eruditos
bíblicos. Vienen para descubrir o redescubrir que ellos importan y que el Dios que vino en Jesús y
que continúa viviendo y están presente en sus vidas realmente los ama. Asegúrese de que las personas
tengan la mejor oportunidad posible de conocer a Jesús. Por cierto, esto no está directamente
relacionado a la predicación, pero esta es una de las razones por las que la predicación dentro de una
liturgia de comunión es una bendición. Estamos liberados de saber que incluso si nuestro sermón se
siente así o como un fracaso total, a la gente todavía se le dará un pedazo de pan y una copa de vino
con el recordatorio de que “Jesús está aquí para ti en este momento” ¡Qué bendición!

Al hacer esto, recuerde que, en última instancia, la fe no es principalmente una cosa racional. La fe es
una cuestión del corazón al menos tanto, si no más, de lo que es una vez que haya decidido lo que es
una cosa de cabeza. Eso significa que una vez que usted haya decidido lo que Dios le está llamando a
compartir y cómo Dios quiere que exprese lo que Dios está haciendo, eventualmente el trabajo de
predicar requiere que encuentre formas que toquen a las personas a nivel emocional. Un sermón sin
contenido emocional significativo es casi seguro que se tenga como resultado un sermón más débil.
Existe el riesgo muy real de que sin contenido emocional / encarnaciones puede que no sea un sermón
en absoluto, sino más bien una conferencia. Todos lo hemos hecho de vez en cuando. A pesar de
nuestros mejores esfuerzos, la mayoría de nosotros probablemente lo haremos de nuevo en algún
momento en el futuro. Pero prestar atención a las narrativas auténticas y ser consciente de las
dimensiones emocionales de la predicación minimizará este riesgo. Haga su trabajo con cabeza, pero
también haga el trabajo del corazón.

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Una vez que haya atendido estas cosas, puede prestar más atención a los detalles del sermón. Construir
un sermón es un acto del uso del lenguaje para crear una realidad para aquellos que estarán escuchando.
Asegúrese de poder expresar claramente un tema, que tenga a Dios como sujeto y a los verbos activos
en tiempo presente como los vehículos por los cuales comunica que Dios actúa. Luego, mientras
construya su sermón, manténgase alerta al lenguaje que use mientras lo prepara. Sostenga a Dios como
el actor principal del sermón. Elabore el lenguaje y las metáforas que usen una variedad de verbos e
imágenes en tiempo presente mientras decide lo que proporcionará para ayudar a las personas a “ver”
y no solo escuchar sobre las verdades que está compartiendo.

Finalmente, recuerde que cuanto más agregue voces y comparta el mensaje con los demás, más impacto
y autenticidad probablemente tendrán sus sermones. Esto fue lo último en el flujo de este libro, pero
puede ser lo que más requiera que planifique con anticipación. Si el sermón usará historias o involucrará
entrevistas que incluyan a otros y usted decide que desea invitarlos a ser los que hablen y compartan,
generalmente no puede llamarlos el sábado por la noche y ver si están disponibles y dispuestos a
hacerlo. Tiene que planificar con anticipación y ayudar a prepararse a los que hablarán. Si bien invitar
a otros a contar sus historias puede requerir más trabajo e implicar cierto riesgo, escuche un fuerte
estímulo para que intente esto y lo haga con más frecuencia a lo largo del tiempo. Una forma de que la
Biblia cobre vida y parezca relevante y autoritaria en la vida de las personas es que las personas
escuchen y vean cuán significativa y autoritaria es en las vidas de otras personas, especialmente las
personas que conocen, aman y respetan.

Nada es más probable que ayude a alguien a ver la Biblia como dando testimonio de una palabra viva que
descubrir que la Biblia en realidad es la fuente y la norma de esa Palabra viviente para otros. Las personas
a menudo aprenden por envidia, con la esperanza de encontrar formas de tener lo que ven en los demás.
Sus sermones pueden proporcionar una plataforma para que se cuenten historias, se compartan vidas y
Cristo sea visible y presente en y a través de las personas en las bancas mientras compartimos el púlpito
con ellos.

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Así que, al terminar esta pieza, sí, hay una crisis de analfabetismo bíblico en nuestra iglesia. Y no, no
se cambiará rápidamente con algunas soluciones rápidas que resulten en que las personas se vuelvan
bíblicamente alfabetizadas y se sientan atraídas a leer sus biblias. Este es un esfuerzo a largo plazo que
puede tomar otra década de arduo trabajo para lograr ganancias incluso medibles.

La premisa de este libro debe recordarnos a todos los que predicamos que nuestro trabajo es importante.
Si nuestra predicación es tan efectiva como puede ser, las personas que se sienten atraídas por los
mensajes que compartimos querrán tener una Biblia propia que esté bien usada, marcada y en la que
pasen una cantidad significativa de tiempo. Para algunos significará tener que recargar su lector
electrónico con más frecuencia que antes o agregando una aplicación de lectura de la Biblia a su
teléfono. Si nuestra predicación es tan efectiva como puede ser, las personas que nos escuchan predicar
probablemente tendrán la mejor oportunidad de creer que Cristo ha resucitado y obrado en sus vidas.
Sin embargo, no hay garantías en este trabajo. La fe es un misterio. Pero al mismo tiempo, el Espíritu
Santo promete usar las palabras de las Escrituras y las palabras que proclamamos para hacer que la fe
suceda y para incitar a las personas a difundir aún más las semillas de la fe en sus vidas diarias.

Así que haga lo que haga, hágalo lo mejor que pueda y observe. Dios seguramente hará lo que Dios
hace ― e ¡incluso mucho más de lo que podamos imaginar!

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REFERENCIAS
1
From “Will the ELCA Be Gone in Thirty Years?” by Dwight Zschiele, The Faith Leader
web site by Luther Seminary, September 5, 2019. https://faithlead.luthersem.edu/decline/

2
From the Book of Faith web site, “ About the Initiative – the Challenge.” http://www.
bookoffaith.org/about.html

3
From the Book of Faith web site, “About the Initiative - Background.” http://www.
bookoffaith.org/about.html

4
From Rise: Bold Strategies to Transform Your Church by Cally Parkinson. NavPress, 2015,
p. 17. Kindle Edition.

5
Comments made by Cally Parkinson at the “Pan-Lutheran Large Church Pastor’s
Conference,” Lake Geneva, WI. September 27-28, 2016.

6
From “The Bible is Not a Book of Answers” by Jeffrey Poor. Published at the Relevant
magazine web site, November 5, 2019. (https://relevantmagazine.com/culture/the-bible-is-
not-a-book-of-answers/)

7
The Four Pages of the Sermon, Revised and Updated by Paul Scott Wilson. Abingdon
Press, 2018.

8
From “Concerning the Order of Public Worship” by Martin Luther, in Martin Luther’s
Basic Theological Writings, edited by Timothy F. Lull. Augsburg Fortress, 1989, p. 445.

9
From “Cranach Painting Reveals Luther’s Understanding of the Bible and the Art of
Preaching” by Martin Junge. The Lutheran World Federation web site, Blog post for
January 5, 2019. (https://www.lutheranworld.org/blog/cranach-painting-reveals-luthers-
understanding-bible-and-art-preaching)

10
From The Cost of Discipleship by Dietrich Bonhoeffer. Copyright SCM Press, 1959.
Touchstone Edition, 1995, p. 43.

71
11
Comments made by Paul Scott Wilson during the workshop “Missional Preaching,”
York, PA, October 18, 2019.

12
From Preaching Law and Gospel by Herman G. Stuempfle, Jr.. Sigler Press, 1991, p. 48-49.

13
From Dogmatics in Outline by Karl Barth. Harper & Row, Publishers, 1959. p. 15.

14
From Unapologetic: Why, Despite Everything, Christianity Can Still Make Surprising
Emotional Sense by Francis Spufford. HarperOne, 2013. p. 19. Kindle Edition.

72
SOBRE EL AUTOR Dave Daubert, (DMin., PhD)

Dave Daubert es un Pastor como segunda profesión (anteriormente había sido ingeniero)
que ha servido en puestos ministeriales congregacionales, sinodales y de toda la
iglesia. Tiene un doctorado en Ministerio en Predicación y un Doctorado en
Filosofía en Estudios Teológicos.

Hoy dirige Day 8 Strategies, que trabaja con congregaciones, judicaturas y otras
organizaciones en todo Estados Unidos y Canadá. Es reconocido como un líder en
los campos de renovación de la iglesia, liderazgo, estrategia y mayordomía. Puede
encontrar más información acerca de Day 8 Strategies visitando el sitio web
www.Day8Strategies.com para obtener más información y acceso a libros y recursos
de Dave.

Frecuentemente es orador principal, capacitador y presentador de talleres. Sus libros


incluyen Discipleship Guid es for Lutherans, The Invitational Christian, Meta-Moments,
Lutheran Trump Cards, Living Lutheran, Reclaiming the ‘V’ Word, y Seeing Through New
Eyes, así como varios artículos que aparecen en los resultados de la red, Emphasis, The
Lutheran, y otras publicaciones. Ha sido entrevistado en NPR.

Además, es pastor de la iglesia luterana Zion en Elgin, IL., donde vive y comparte trabajo con su
esposa Marlene (trabajadora social y diaconiza en la iglesia luterana Zion). Tienen un perro
(Elsa), dos hijos adultos (Eric y Nathan), y acaban de dar la bienvenida a su primer nieto (Gabby)
a su familia.

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