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UNIVERSITÀ PONTIFICIA SALESIANA

Facoltà di Scienze dell’Educazione

L’Acedia

Profesor:
MONTISCI Ubaldo
Teología de la Educación

Estudiantes:
HARO CAMPOS Arturo de Jesús
GARDUÑO GARAY Carlos
RODRIGUEZ MADRIGAL Pedro
VALDOVINOS GONZALEZ José Guillermo

Anno Accademico 2022-2023


INTRODUCCIÒN
La Teologia de la Educación, en su esfuerzo por comprender la Palabra de Dios sobre
la educación, hace un análisis crítico de la realidad, es decir, toma en consideración los
contenidos de la experiencia de la fe de la comunidad cristiana, con sus problemas y sus
esperanzas. Es por eso que, motivados por este principio, buscamos con el presente estudio,
tomar en consideración el término de la acedia para iluminar el campo educativo y la praxis
de la comunidad cristiana contemporanea.
Tradicionalmente, en el elenco de los pecados capitales, la acedia ocupa el último
lugar, no porque sea el menos importante, sino porque constituye una síntesis. Ademas,
parece ser la condición de muchos bautizados, influenciados por la ausencia de intereses
serios y profundos, por la monotonía de sus expresiones, de la sensación de inmovilidad y
del vacío interior. Por esto, la acedia se puede reconducir a la presencia de energía no
empleada y entonces, ésta se ahoga en una diversión que resuena sin eco, porque, es el vacío
y la nada lo que la distinguen. Es por eso que, el educador cristiano no puede permanecer
indiferente. Esta realidad, de la acedia, presente en la comunidad cristiana, nos mueve a
ponernos la pregunta sobre cómo acompañar a las nuevas generaciones hacia procesos
formativos que hagan a los sujetos protagonistas reales de su vida, arquitectos de su propia
existencia.

1. LA ACEDIA Y SUS MANIFESTACIONES EN EL TIEMPO ACTUAL


¿Qué es la acedia? Sorprende descubrir, leemos en la Revista Vida Religiosa, que no
son pocos los estudios que han abordado el tema de la acedia en nuestro tiempo. Ya el monje
Gabriel Bunge la denomina el “mal oscuro”, la escritora y laica benedictina Katheleen Norris
la llama “morfina espiritual” que nos inyectamos cuando se requiere demasiado de nosotros.
Reinhardt Hütter la describe como “apatía espiritual”, que favorece la combinación tóxica de
la concupiscencia de los ojos con la concupiscencia de la carne. La pensadora francesa
Lucrèce Luciani-Zidane la denomina “vicio de forma del cristianismo”. El argentino Horacio
Bojorge detectó hace años que vivimos en “la civilización de la acedia”. Y, muchos siglos
antes, el monje Evagrio –el super-experto en el tema de la acedia lo llamó – “demonio de
medio día”, y el vicio que más hace sufrir y más problemas causa. La acedia es un virus que
se nos inyecta en el alma. Síntomas de infección son: atonía, pérdida de tensión en el alma,

2
sensación de vacío, aburrimiento, desgana, incapacidad de concentración, ansiedad del
corazón, falta de esperanza. Llega precedida de la “tristeza” y la “agresividad”. Llega después
de un deseo frustrado (tristeza) y después de encenderse, se convierte en ira. La acedía tiene
tantas facetas que no resulta fácil traducir con esa palabra, todo aquello que los Padres del
Monacato quisieron con ella transmitirnos1.
Y el Papa Francisco, en una Audiencia General, comentando la definición de la
acedia, nos dice que, ésta es otro defecto, otro vicio, que es una auténtica tentación contra la
oración y, más en general, contra la vida cristiana. La acedia es «una forma de aspereza o de
desabrimiento debidos a la pereza, al relajamiento de la ascesis, al descuido de la vigilancia,
a la negligencia del corazón». Es uno de los siete “pecados capitales” porque, alimentado por
la presunción, puede conducir a la muerte del alma2.
Ahora bien, habiendo descrito el termino de la acedia y tomando en consideración la
reflexión del Papa Francisco hemos de decir que: cuando se logra ascender hasta cimas muy
elevadas, como es el caso de la sociedad contemporanea en la dimensión tecnológica,
inevitablemente se apodera de nosotros la impresión de que no es posible escalar alturas aún
más prominentes, y menos aún esculpir una nueva cumbre con pasión y tenacidad. Por ello,
se nos antoja vano aspirar a coronar un vértice superior. Y entonces, se puede pensar: todo
se ha conquistado ya, todo ha sido descifrado, y no resta nada por esclarecer. Sólo es preciso
deleitarse en la gesta realizada, y contemplar el vasto paisaje que se abre ante nosotros. Se
elude, así, cualquier responsabilidad de avanzar, de extender la vida y la imaginación, de
luchar, de emprender una búsqueda: sólo basta con aprender a sentirse bien con uno mismo,
a poseerse, a obsequiarse con el bálsamo, aun imperfecto, de la felicidad y de la
complacencia.
Sin embargo, si continuamos por ese camino, pronto nos dominará la acedia, es decir:
el progresivo desapego hacia todo lo que ya hemos obtenido, el aburrimiento, la apatía. Y es
que, la felicidad resulta siempre episódica, y requiere de esos frágiles destellos, impregnados
de inexorable fugacidad, para insuflar un goce auténtico, pero esta transitoriedad convierte
todo hito, todo sueño y todo esfuerzo en realidades tan efímeras, tan volátiles, tan

1
Rey J. (2014) en https://vidareligiosa.es/acedia-tristeza-sin-esperanza-que-socava-el-gozo-del-evangelio/.
A 15-01-2023.
2
S.S. Francisco, (2021) en https://www.vatican.va/content/francesco/es/audiences/2021/documents/papa-
francesco_20210519_udienza-generale.html A 15-01-2023.

3
delicuescentes, tan “voraces” con respecto a todo anhelo, a todo desvelo y a toda ambición,
que nos avasalla una percepción desesperanzadora: no sabemos qué hacer.
Es entonces que el educador cristiano, asumiendo la pasión por la vida y la educación,
constata, como gran parte de la sociedad manifiesta en no pocas circunstancias: la experiencia
de vacío y desorientación existencial y espiritual. Que aquí queremos llamar acedia, la cual
sería una característica de la sociedad occidental contemporánea que, junto –o, a pesar de, –
al avance tecnológico y el bienestar material, ha disuelto sus tradiciones y valores identitarios
en el relativismo, el individualismo, el hedonismo, el consumismo, el narcisismo, la violencia
y la autodestrucción.
Ya Victor Frankl revelaba unas características, de lo que podría llamarse, una
sociedad neurótica –lo que Frankl denominaba «neurosis colectiva de nuestro tiempo»– que
se distingue por tener sólo una actitud vital efímera o provisional, por el fatalismo, el
conformismo o el colectivismo y el fanatismo, a lo cual añade la negación de la propia
personalidad –en el caso del conformista o colectivista– o de la personalidad ajena –en el
caso del fanático–, y el nihilismo, que sería en realidad una quinta característica esencial de
la sociedad actual: «el hecho de estar aburrido y cansado de espíritu». En realidad, para
Frankl, «lo que amenaza al hombre contemporáneo es la supuesta falta de sentido en su vida
o el vacío existencial interior»3.
El pedagogo y educador cristiano, es consciente de que toda sociedad que desee
resistir a la acedia, al sin sentido de la vida, como lo describe Frankl, y permanecer en el
tiempo debe encontrar el modo de garantizar que el esfuerzo, la creatividad, la acción pro-
social sean transmitidas en una forma aceptable a las siguientes generaciones, o al menos
heredar el interés y la pasión por permanecer en búsqueda . Y es que, si no queremos caer en
una existencia sin alegría será de vital importancia examinar las consecuencias de la acedia
para evitar sus consecuencias y mejor aun: para prevenir que se siga presentando.
Hemos de agregar que el ambiente de secularización, al cual asistimos, posee una
valoración positiva de algunos aspectos propios de la cultura moderna; también se ve
acompañada de una consideración de su potencial destructivo. Apunta, por ejemplo, el
problema que entraña la ciencia natural moderna, pues si bien ella permite una

3
Garcia J., (2020), Acedia y vacío existencial: Evragio Pòntico y Viktor Frankl en dialogo, Católica de San
Vicente Mártir, Facultad de Psicologia Valencia, España, pp. 342-343.

4
transformación positiva de ciertos aspectos de la vida del hombre, en su avance destruye la
tradición, de forma tal que “en su permanente avance, no deja nada permanente”. Y de frente
a tal realidad, el sujeto se puede preguntar qué sentido tiene esforzarse y continuar. Es aquí
donde la acedia puede encontrar un campo propio para germinar4.
Además de la secularización, la técnica, podría decirse, opera como instrumento no
ya para la existencia sino para la propia autoafirmación del hombre en el mundo.
Autoafirmación del hombre que puede llevarlo a una inmanencia en el tiempo y en la historia,
capaz de trascender la esfera de lo material. Así pues, la técnica, se puede convertir en
circunstancia propicia para el posible surgimiento de la acedia. Esto significa que la técnica,
se convierte en un mediador del hombre en su comprensión del mundo, en sus expectativas,
valores y sentidos, conformando su propio horizonte de expectativas5.
También es verdad que la técnica, ofrece grandes bondades a nuestra vida y
existencia, haciéndola más fácil y soportable, pero no por ello más feliz. Por decirlo
brevemente, la ciencia moderna olvidó sus intenciones y motivación original, renunció a la
felicidad en su búsqueda del conocimiento para satisfacer la curiosidad teórica, porque cada
intento por incrementar el saber genera desilusión por no ganar en mayor sentido para la
existencia. De esta manera, la técnica es al mismo tiempo autoafirmación, domesticación de
la naturaleza y desengaño, desvelamiento de la misma, que culmina en la humillación del
hombre ante el absolutismo de la realidad6. Es por ello que conviene reflexionar en qué
medida el desarrollo tecnológico ha motivado el surgimiento de la acedia en no pocos
miembros de la comunidad cristiana.

1.1 La pregunta a la Palabra de Dios


¿Es posible encontrar en la Biblia el concepto de acedia? Y si la respuesta es
afirmativa, ¿cuáles son las implicaciones que derivan de ella para la vida humana?
El concepto de la acedia ha sido reflexionado, meditado y estudiado en la historia del
cristianismo. Hoy los matices de la acedia suelen ser varios y muy actuales. Pero describamos
un poco la percepción del concepto en el paso del tiempo. Decimos que, la acedia, es

4
Laleff R. Y Ricci Gonzalo, 2021, Hans Blumenberg, pensador político: lecturas a cien años de su
nacimiento, Buenos Aires, Instituto de Investigaciones Gino Germani, pp. 93-95.
5
Ibid. p. 123.
6
Ibid. pp. 134-135.

5
considerada como uno de los pecados capitales por tratarse de una manifestación de la
desviación de la obligada dedicación del tiempo a la contemplación de la divinidad. Muchos
ejemplos de ello se pueden encontrar en las obras de los teólogos de la época – incluyendo
el Septuaginta y las Sagradas Escrituras, asì como en las las Confesiones y La catequesis de
los principiantes de San Agustín; el Tratado práctico y el Antirrhetikos de Evagrio Póntico;
las Instituciones cenobíticas de Casiano; los Tratados morales sobre el libro de Job del papa
Gregorio Magno o la Suma Teológica de Santo Tomás, entre otros.
Además, hemos de saber que la acedia pasó por muchas fases evolutivas durante el
Medievo y especialmente hacia la última parte de este periodo histórico. En el siglo X, la
acedia de los monjes es considerada como una tentación. En el siglo XI se destaca más el
fenómeno de la ociosidad y somnolencia, en el siglo XII se vuelve a insistir en la falta de
fervor y en el siglo XIII como tristeza interiorizada o depresiva7.
Sin pretender hacer un recorrido exhaustivo por la Historia, hemos de señalar la
relación de la acedia con el compromiso laboral de la sociedad actual. Sí, la acedia, también
puede ser provocada por las estructuras económico sociales. Relación que no se evidenció
con con suficiente frecuencia, ni por un amplio espectro de pensadores, hasta este momento
actual. En definitiva, en la sociedad occidental, que demanda jornadas laborales muy
amplias, la falta de espacio para la creatividad, conseguiría alentar un aburrimiento mucho
más generalizado y peligroso, el que fomentaba la eterna repetición de lo siempre igual. Es
por eso que, las demandas por la reducción del tiempo de trabajo, por una parte, se
convirtieron en uno de los elementos principales de la legislación del estado de bienestar8.
Con este análisis crítico de la realidad sobre la acedia, el concepto, la historia y su
evolución hemos planteado una pregunta a la Palabra de Dios, partiendo de uno de los
problemas actuales que enfrenta la comunidad cristiana y que el educador cristiano está
llamado a iluminar. Por eso, nuestro interés es descubrir si en la Palabra de Dios se habla del
concepto de acedia (Capítulo 2), para iluminar esta realidad presente en la comunidad
cristiana. Y en un diálogo interdisciplinar ofrecer elementos que ayuden al pedagogo, al
psicólogo y toda persona que tiene la misión de acompañar el desarrollo humano, a orientar

7
Laleff R. Y Ricci G. (2021), Hans Blumenberg, pensador político: lecturas a cien años de su nacimiento,
Buenos Aires, Instituto de Investigaciones Gino Germani, pp. 221.
8
Ibid. p. 229.

6
la vida del cristiano, dando instrumentos para superar la acedia (Capítulo 3). Así nos
preparamos para iniciar el siguiente capítulo.

2. A LA LUZ DE LA PALABRA DE DIOS


2.1. La respuesta de la Sagrada Escritura
Como respuestas bíblicas a nuestras preguntas, hemos elegido para profundizar dos
textos de la Sagrada Escritura; uno del A.T., en Pv 19, 15 “la pereza hunde en el sopor, el
alma indolente pasará hambre” y otro del N.T., en 2 Co 7, 6 “pero Dios consuela a los
afligidos, y nos consoló con la llegada de Tito”. Entremos en el detalle de cada uno.

2.1.1. La pereza hunde en el sopor, el alma indolente pasará hambre (Pr 19, 15)
El texto que nos ocupa se encuadra en las colecciones de los Proverbios de Salomón,
dentro del tema el hijo sabio y el hijo necio como lo refiere este fragmento:
10
No sienta bien al necio vivir en delicias, y menos al siervo dominar a los príncipes.
11
La prudencia del hombre domina su ira, y su gloria es dejar pasar una ofensa.
12
Como rugido de león la indignación del rey, su favor, como rocío sobre la hierba.
13
El hijo necio, calamidad para su padre, goteo sin fin las querellas de mujer. 14Casa
15
y fortuna se heredan de los padres, mujer prudente viene de Yahveh. La pereza
hunde en el sopor, el alma indolente pasará hambre. 16Quien guarda los mandatos
17
se guarda a sí mismo, quien desprecia sus caminos morirá. Quien se apiada del
18
débil, presta a Yahveh, el cual le dará su recompensa. Mientras hay esperanza
corrige a tu hijo, pero no te excites hasta hacerle morir.

2.1.1.1. Nivel filológico-histórico


Entre los libros sapiensiales de la Sagrada Escritura el libro de los Proverbios es el
más típico de la literatura sapiencial de Israel9; es la espresión más característica del género
literario sapiencial. El título viene por el hecho que la mayor parte del libro utiliza la forma
más simple de la literatura sapiensial: el mashal, es decir, proverbio, máxima poética10.

9
Definido por la Introducción del libro de los Proverbios en la edición de la Biblia de Jerusalén (2008),
Bologna, EDB, p. 1391.
10
Fipippini A. (2001), Biblia per la Formazione Cristiana, Bologna, EDB, p. 649.

7
El libro viene compuesto en torno a dos colecciones: la de los capítulos 10 – 22,16,
titulada «Proverbios de Salomón» costituida por 375 sentencias, y la segunda de los capítulos
25 – 29 titulada: «Otros proverbios de Salomón, recopilados por los hombres de Ezequías»
con 128 sentencias. A estas dos partes se añadieron algunos apéndices: a la primera, la
«Colección de los Sabios», 22, 17 – 24, 22, y «También esto pertenece a los sabios», 24 23
– 34; a la segunda, las «Palabras de Agur», 30 1-14, seguidas de proverbios numéricos, 30
15 – 33, y las «Palabras de Lemuel», 31, 1 – 9. Este conjunto, considerado como una
introducción, está precedido por un largo prólogo, 1 – 9, en la que atrevés de una serie de
pequeños poemas un padre hace a su hijo recomendaciones de sabiduría y la misma Sabiduría
toma la palabra. El libro concluye con un poema alfabético, que ensalza a la mujer ideal, 31,
10 – 311.
Las partes más antiguas son las dos grandes colecciones de 10 – 22 y 25 – 29. Son
atribuidas a Salomón12, quien, según 1 R 5, 12, «pronunció tres mil sentencias», y fue siempre
tenido por el sabio más grande de Israel. Fuera de este testimonio de la tradición, el tono de
los Proverbios es demasiado anónimo para que sea posible atribuir con seguridad al rey tal o
cual máxima particular, mas no hay razón para dudar de que el conjunto se remonta a su
época; las máximas de la segunda colección eran ya antiguas cuando los hombres de Ezequías
las recogieron hacia el año 700. Como estas dos colecciones formaban el núcleo del libro, le
dieron su nombre: todo él recibe el nombre de «Proverbios de Salomón»13.
Los discursos y las temáticas de Pr 1 – 9 se amoldan a las «Instrucciones», que son
un género clásico de la sabiduría egipcia, pero también a los «Consejos de un padre a su
hijo», recientemente descubiertos en un texto acádico de Ugarit. La personificación misma
de la Sabiduría tiene antecedentes literarios en Egipto, donde fue personificada Maat, la
Justicia – Verdad. Pero la imitación no es servil y mantiene la originalidad del pensador
israelita, que transforma esa imitación con su fe yahvista. Podemos datar confiadamente antes
del Destierro toda la parte central del libro, los capitulos 10 – 29, de la cual forma parte

11
La Bibbia per la formazione cristiana, en su introducción al libro señala ocho partes en su composición,
pp. 649  650, sin emabrgo, coincide con el Introducción a libro del Proverbios de la Biblia de Jerusalén en las
tres grandees partes como lo divide, p. 1391.
12
Es una afirmación en su conjunto por la mayoría de los comentarios: Introducción al libro de los
proverbios de la biblia de Jerusalén, p. 1391; Biblia per la Formazione Cristiana, p. 649; In principio… La
Bibbia, Torino, San Paolo, p. 637.
13
Introducción al libro de los Proverbios de la biblia de Jerusalén (2008), Bologna, EDB, pp. 1391-1392.

8
nuestro texto 19, 15; la fecha de los capítulos 30 – 31 es dudosa14. En cuanto al prólogo, 1 –
9, seguramente es posterior: su contenido y sus conexiones literarias con los escritos
posteriores al Destierro permiten fijar su composición en el siglo V a.C.15 Éste parece haber
sido también el momento en que la obra adquirió su forma definitiva16.
El texto que nos ocupa se encuadra en la primera colección: «Proverbios de Salomón»
que a su vez se coloca en gran tema: el hijo sabio y el hijo necio17. Tanto el capítulo 18, como
precedente, y el 20 señalan una serie de sentencias de un padre hacia su hijo mostrando como
puede ser sabio y que debe hacer para adquirir sabiduría, que es la Dio, y por otra parte quien
es el hijo necio es el que se obstina por su conducta a no seguir la recta vida de la sabiduría
de Dios, pues es el peor mal que puede acechar a una familia. Veamos el texto Pr 19, 15 en
detalle:
15
La pereza hunde en el sopor, el alma indolente pasará hambre
‫ ַ֭עצְ לָה‬/subs.f.sg.a: pereza
‫ ת ִּ֣פיל‬/ verbo.hif.impf.p3.f.sg: hace caer, unde
‫ ת ְרדֵּ ָ ָ֑מה‬/ subs.f.sg.a: profundo sueño, sopor
ְ‫ו‬/conj.: y
‫ נֶ ֶ֖פֶׁש‬/subs.f.sg.c: alma
‫ ְרמיָ ִּ֣ה‬/subs.f.sg.a: ociosa
‫ ת ְר ָ ָֽעב׃‬/verbo.qal.impf.p3.f.sg: sufrirá hambre18
El texto por lo tanto, apegado al analisis sería: la pereza hace caer en el sueño
profundo y el alma ocisosa sufrirá hambre. Esta traducción literal nos define la pereza como
actitud que porta al hombre a un estado de canzación similar a un sueño profundo que impide
buscar las cosas de arriba; de ahí que el v. 16 haga refrencia a cuidarse a sí mismo y
descuidarse de la propia conducta porque si no morirá: quien guarda los mandatos se guarda
a sí mismo, quien desprecia sus caminos morirá. La pereza que trae el sueño y la pobreza del
sueño (6, 9 – 11 ; 10, 4), incluso la pereza debilita la fuerza del comer: el perezoso hunde la

14
Coincide el comentario de la Bibbia per la formazione cristiana e la dada por la Introducción del libro de
los Proverbios en la edición de la Biblia de Jerusalén.
15
El comentario de la Bibbia per la formazione cristiana señala el siglo IV a.C., p. 649.
16
Introducción al libro de losPproverbios de la biblia de Jerusalén (2008), Bologna, EDB, p. 1392.
17
Fipippini A. (2001), Biblia per la Formazione Cristiana, Bologna, EDB, p. 660.
18
https://www.bibliatodo.com/diccionario-strong/hebreo/6103.

9
mano en el plato, y no es capaz ni de llevarla a la boca (19, 24) (Comentario completo de
John Trapp).
El texto utiliza el termino en hebreo o‫( עצְ לָה‬atslá), sustantivo femenino que significa:
balde, hace, pereza, lentitud. La palabra perezoso en el griego ὀκνηρός (oknerós) significa:
«tardo, negligente, no diligente, perezoso»19; tal sustantivo es en referencia al sopor u
ociosidad que hunde al alma; este verbo ‫( נָפל‬nafál) que significa a caer, mentira, por lo tanto,
define la pereza del hombre (hijo) necio, indolente que te hace caer: el alma indolente pasará
hambre20.
Este sopor y ociosidad son fruto de la pereza que te tira, te hace caer (nafál) a un
sueño profundo, una pereza prolongada que te lleva una torpe estupidez y despreocupación
por las cosas necesarias reduciendo al hombre a una ociosidad miserable, que le hace no
buscar la sabiduría sino las cosas deshonestas. No es la única ver que aparece la pereza en
este contexto el mismo libro de los proverbios posteriormente lo repite: la puerta gira en los
goznes, y el perezoso en la cama (26, 14); perezoso ‫( עָצֵּ ל‬atsél), adjetivo que significa
perezoso, lento. Esta pereza (atslá) abate al hombre, lo vuelve tan inútil para el trabajo como
si estuviera realmente dormido en su cama; también debilita la mente, corrompe las
facultades superiores, convierte un ser racional en un animal ingenioso21. Por lo tanto, es una
pereza interna que tiene consecuencias externas (6,6 – 9; 10, 26; 12, 24. 27; 13, 4; 15, 19; 19,
24; 20, 4; 24, 30 – 34).

2.1.1.2. Nivel teológico


Dentro de los proverbios el tema de la pereza y su significado es uno de ellos, del cual
la acedia ha tomado uno de sus significados y bases bíblicas: el hombre perezoso. La Pereza
es «la negligencia, tedio o descuido en las cosas a que estamos obligados, que procede de la
repugnancia ante el esfuerzo que el cumplimiento del deber lleva consigo, y se caracteriza
por el miedo y la huida de dicho esfuerzo»22. Es la pereza que hace referencia a las
obligaciones del hombre con Dios. Perezoso no es sólo el que deja pasar el tiempo sin hacer
nada, es decir, el ocioso; sino también el que realiza muchas cosas, pero rehúsa llevar a cabo

19
https://www.logosklogos.com/strongcodes/3636.
20
https://www.bibliatodo.com/diccionario-strong/hebreo/6103.
21
Comentario Biblico del Púlpito.
22
Colon E. (2001), Gran Enciclopedia Rialp, «Pereza», Madrid, ed. Rialp, p. 266.

10
su obligación concreta: escoge sus ocupaciones según el capricho del momento, las realiza
sin energía, y la mínima dificultad es suficiente para hacerle cambiar de trabajo23.
En la Sagrada Escritura el hombre perezoso viene descrito en dos perspectivas, una
en forma cómica, en donde se jacta de permanecer en sí mismo y sin realizar tarea alguna: la
puerta gira en los goznes, y el perezoso en la cama (Pr 26,14); y una segunda expuesta en
excusas ridículas, en donde se mofa de los más fuertes principales del mundo: dice el
perezoso: «¡Un león en el camino! ¡Un león en la plaza!» (Pr 26, 13)24.
Sin embargo, nuestro texto, y otros del libro de los proverbios y de la Sagrada
15
Escritura sin duda, expresa que la pereza no es algo para reírse: la pereza hunde en el
sopor, el alma indolente pasará hambre (Pr 19, 15). La pereza hunde, evita el contacto, el
trabajo: ¿Hasta cuándo, perezoso, estarás acostado? ¿cuándo te levantarás de tu sueño? (Pr
6, 9); incluso racionaliza tal actitud y comportamiento: el perezoso se tiene por más sabio
que siete personas que responden con tacto (Pr 16, 26). Todo esto expresa que el perezoso
se siente insatisfecho: tiene hambre el perezoso, mas no se cumple su deseo; el deseo de los
diligentes queda satisfecho (Pr 13, 4), incluso sus deseos y propósitos lo hacen matar: el
deseo del perezoso le lleva a la muerte, porque sus manos rehúsan el trabajo (Pr, 21, 25).
Pero el perezoso tiene una lección que el mismo autor sagrado pone en el ejemplo de la
hormiga: vete donde la hormiga, perezoso, mira sus andanzas y te harás sabio. Ella no tiene
jefe, ni capataz, ni amo; asegura en el verano su sustento, recoge su comida al tiempo de la
mies (Pr 6, 6 – 8)25. Dios quiere hacer ver al hombre que cae en la pereza como la hormiga
no necesita de nadie que la vigile o supervise, es decir, lo hace por propia convicción porque
es sabia; tal sabiduría la lleva a pensar en prever su alimento en el verano y tener su comida
siempre aun fuera de él.
Es la invitación a la diligencia. La pereza es compañera de la necedad, como la
diligencia lo es de la sabiduría, y no le espera otra cosa más que el hambre, como afirma
constantemente el sabio. Los santos Padres hacen aplicación de la máxima a la vida espiritual,
en la que los efectos de la pereza son igualmente desastrosos26: los que no quieren ejercitarse

23
Colon E. (2001), Gran Enciclopedia Rialp, «Pereza», Madrid, ed. Rialp, p. 266.
24
Reeves M., (2010), Estudio sobre el libro de los proverbios, Sociedad Biblica Latinoamerica, Long Beach,
p. 48.
25
Ibid. p. 50.
26
Como vendrá desarrollado en el apartado 2.2.

11
en actos de caridad, misericordia, oración, piedad, paciencia, contraen cierto sopor y
desidia, que los hace inhábiles e ineptos para toda obra. Es esta diligencia manifestada en
el valor del trabajo que hace a los hombres vigorosos y ricos, y la pereza y la ociosidad
hunden insensiblemente la mente en una torpe estupidez y despreocupación por las cosas más
necesarias, reduciendo así al hombre al extremo deseo (Pr 13,4).
Es esta misma invitación que Jesús en el evangelio nos refiere en parábola de los
talentos27: … “Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado”.
Su señor le dijo: “¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho
te pondré; entra en el gozo de tu señor”. “Llegándose también el de los dos talentos dijo:
“Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes otros dos que he ganado”. Su señor le dijo:
“¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra
en el gozo de tu señor”. Llegándose también el que había recibido un talento dijo: “Señor,
sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste.
Por eso me dio miedo, y fui y escondí en tierra tu talento. Mira, aquí tienes lo que es tuyo”.
Mas su señor le respondió: “Siervo malo y perezoso, sabías que yo cosecho donde no sembré
y recojo donde no esparcí; debías, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros, y así,
al volver yo, habría cobrado lo mío con los intereses” … (Mt 25, 14 – 30).
La parábola está centrada, efectivamente, en esa rendición de cuentas en la que se
manifestará el corazón de cada uno de los siervos28. Tal rendición de cuentas señala al tercer
siervo en la dinámica de la diligencia, definiéndose perezoso por no serlo: “siervo malo y
perezoso…” (Mt 25, 26), este hombre terminó siendo un siervo malo y perezoso a causa de
no ser diligente. La falta de diligencia nos convierte en perezosos. Es la diligencia de los
siervos con los talentos que recibieron; pero es de notar que al regreso de su señor regresó a
pedirles cuentas solo sobre lo que Él ya les había dado y no de lo que podían dar. Dios no
nos responsabiliza por lo poco o mucho que tengamos que hacer en Dios, sólo el ser diligentes
en lo que Él nos ha mandado a hacer. Para el Señor la pereza se origina en no ser diligente29.
Dios quiere al hombre libre y creativo, o sea, capaz de descubrir con su propia
inteligencia las posibilidades de negociar con los dones recibidos. El trabajo de los siervos

27
Digase también de la parabola de los dos hijos en Mt, 21, 28 – 31.
28
Trilling W. (1980), El Nuevo Testamento y su Mensaje (Mt): Parábola de los talentos. Tomo II,
Barcelona, Herder, p. 286.
29
Gatti G. (1982), Vangelo vivo per i figli, Milano, p. 108.

12
durante la ausencia del amo es guiado por un sentido de diligencia vigilante. La diligencia
que supera la pereza significa, por consiguiente, disponerse a hacer presente, a través de un
compromiso diario y del encuentro con los otros, los signos de este mundo nuevo que nace
en el amor, en la solidaridad entre las personas y en la transformación material de las
realidades. Existe, en efecto, una desproporción entre el trabajo de los siervos y lo que
reciben. Se pone así de relieve la libertad absoluta de Dios, que nunca se deja condicionar
por los méritos, sino que va más allá de ellos30.

2.1.2. “Pero Dios consuela a los afligidos, y nos consoló con la llegada de Tito” (2Cor 2,7)
2 Co 7, 6. “Pero Dios consuela a los afligidos, y nos consoló con la llegada de Tito”31.
El texto que no interesa esta encuadrado en la llegada de Tito a la comunidad de Corinto,
como remedio al desánimo y a la tristeza mundana de quien no tiene una esperanza cristiana.
7, 1. Así, pues queridos hermanos, teniendo estas promesas, purifiquémonos de toda
mancha corporal y espiritual, llevando a término nuestra santificación en el temor
de Dios. 2 comprendednos: a nadie le hicimos injusticia, a nadie arruinamos, de nadie
nos hemos aprovechado. 3 no lo digo para condenarlos, pues ya he dicho que estaréis
en nuestros corazones hasta el punto de morir juntos y vivir juntos. 4Tengo plena
libertad para hablarlos; estoy muy orgulloso de vosotros; estoy lleno de consuelo
(que conocéis); estoy más que desbordando de alegría (que tengo) en todas nuestras
tribulaciones.
5
Pues al llegar nosotros a macedonia, nuestra carne no tuvo ningún reposo, sino que
(nos vimos) atribulados por todas partes: por guerra luchas, por dentro miedos,
6
Pero el Dios que consuela a los humildes nos consoló a nosotros con la llegada de
Tito 7 y no solo con su llegada, sino también por el consuelo que tuvo a propósito de
vosotros contándonos vuestras ganas de vernos, vuestro llanto, vuestro celo por mí,
de modo que me alegre más. 8Porque, aunque os entristecí con aquella carta, no me
arrepiento; y, aun cuando me dolía (veo que aquella carta os entristeció, aunque por
breve tiempo), 9ahora me alegro, no por que os entristecisteis, sino por que os
entristecisteis según para arrepentiros, por que os entristecisteis según Dios, de

30
Gatti G. (1982), Vangelo vivo per i figli, Milano, p. 112.
31
Cf. La Santa Biblia, 2 Corintios, Ediciones Paulinas, Madrid, 1988, p. 1640.

13
10
manera que en nada sufristeis perjuicio de nuestra parte; pues la tristeza según
Dios produce un arrepentimiento del que no tendréis pesar, (que lleva) a (la)
salvación, mientras que la tristeza del mundo produce muerte32.

2.1.2.1. Nivel filológico-Histórico


La predicación de los apóstoles fue al principio oral, las escrituras sagradas para los
apóstoles y para los cristianos, como para Jesús, fueron al principio las mismas que para
Israel, es decir, lo que llamamos el Antiguo Testamento, el cuerpo de la trasmisión de los
mensajes cristiano después fue la Iglesia Católica, estructurada alrededor de los doce
Apóstoles y Pedro como Primado, junto a su animada tradición: ejemplos de vida, culto e
instituciones.
Sin embargo, los primeros escritos cristianos no tardaron mucho en aparecer, algunos
testimonios e instrumentos de aquella viva tradición. Los primeros textos son del Apóstol
Pablo, quien dirige varias cartas a las comunidades que fundó o con las que tiene intención
de establecer comunión. Entre los años 30 y 60 escribe la primera y quizás la segunda carta
a los Tesalonicenses, la primera y la segunda carta a los Corintios, la carta a los Filipenses,
(algunos la colocan entre las cartas del cautiverio) y la carta a los Gálatas y los Romanos.
Entre el año 61 al 63, mientras estaba prisionero en Roma, Pablo dirige las “cartas del
cautiverio”: la de los Colosenses, la de Efesios y aquella a Filemón33.
El complejo epistolario de Pablo rinde testimonio de como el Evangelio se transforma
en las personas y las comunidades. Se le hace visible al lector: la esperanza de las
comunidades nacientes, sus éxitos, los conflictos internos y la confrontación constante con
las religiones no cristianas, también el encuentro con una cultura no cristiana, son siempre
las dificultades de la Iglesia de siempre.
Solo al final del primer Siglo d.C. se inicia a construirse un corpus de cartas paulinas,
que solo más tarde asumirán la forma actual; pero sigue siendo significativo que el Nuevo

32
Iglesias, M. 2003, p. 726.
33
La autenticidad paulina de las cartas a los efesios y los colosenses se discute; aquellos que no lo reconocen
(ahora la mayoría de los académicos) piensen en textos escritos alrededor de los años 80, la carta a Filemón
reconocida como de san Pablo, se puede colocar en el año 56. Es discutida también la autenticidad de la segunda
carta a los Tesalonicenses, en el caso que no fuese autentica, debe fecharse a fines del primer siglo, como una
reacción a los excesivos entusiasmos mostrado en la 1 de Tesalonicenses. Sobre la cronología de las cartas del
San Pablo, se puede ver una síntesis rápida en (R. PENNA), La formazione del Nuovo Testamento nelle sue tre
dimensioni, San Paolo, Cinisello B, 20122, pp. 52-79.

14
testamento conoció como forma escrita aquella de la “carta”: una palabra directa a una
persona concreta en referencia a situaciones reales de las diversas comunidades34.
La antigua ciudad de Corinto alcanzó su apogeo en los ss. VI y V a.C. Destruida por
los romanos en el año 146, fue reconstruida por Julio Cesar en el 44, estableciendo allí una
colonia romana. En el ano 27 de nuestra era, Roma hizo de ella capital senatorial de Acaya,
situada entre dos mares de ahí el nombre de bizalasos o amifizalasos, bimaris o dos mares,
poseía dos puertos: uno hacia el oriente, en el mar Egeo, llamado Cencreas, y otro hacia el
occidente, en Jónico, llamado Lequeo. Era una ciudad populosa, de más de medio millón de
habitantes, cuando fue evangelizada por Pablo, y un importante centro comercial. Entre los
diversos aspectos que hicieron celebre a Corinto cabe destacar el de su corrupción moral,
hasta el punto de que los verbos fornicar y corintizar eran sinónimos35.
Pablo llego a Corinto a fines del año 50, y permaneció allí año y medio
aproximadamente (He 18, 1-8) Como consecuencia de su predicación, surgió en Corinto una
comunidad floreciente, rica en toda clase de carismas, que mereció la felicitación de Pablo.
Sin embargo, el ambiente moral, religioso cultural y social existente creaba serias dificultades
a cristianos incipientes. Existían grandes peligros de tipo moral y crisis de consciencia,
confusión de los dones carismáticos del Espíritu con las manifestaciones tumultuosas,
lascivas morbosas de las religiones griegas y cultos orientales, que los nuevos cristianos
habían vivido hasta el momento de su conversión36.
En Corinto, el cristianismo chocaba por vez primera con la cultura griega. Corría el
riesgo de ser confundido con una especie más de las sabidurías reinantes. Por otra parte, el
espíritu griego, curioso e inquieto, escéptico, independiente, discutidor y amigo de brillar,
encontraba serias dificultades para doblegarse ante la disciplina austera de la autoridad y de
la tradición, de las renuncias que impone la religión cristiana, la lógica helenística chocaba
con la lógica cristiana37.
Pablo resolvió los problemas de aquella comunidad recurriendo a principios
evangélicos o teológicos que son válidos para todos los tiempos. Resolvió los casos sin caer

34
Manucci, V. e Mazzingui, L. 2016, pp. 114 -115.
35
Cf. La Santa Biblia, 1988, p. 1617.
36
Ibid. p. 1617.
37
Ibid. p, 1617.

15
en la casuística. La vida cristiana no se halla vinculada a la brillante exposición por parte de
sus anunciadores, sino a Jesús, y éste crucificado38.
La composición de 2 Corintios fue compleja, pues no sabemos a ciencia cierta si se
trata de una o varias cartas paulinas luego recopiladas (Introducción a 1 Corintios): a)
Durante la estadía de Pablo en Éfeso, le traen noticias alarmantes sobre la comunidad
cristiana en Corinto. De la recopilación de varias cartas intercambiadas entre Pablo y su
comunidad nace 1 Corintios. b) Timoteo, portador de 1 Corintios, le informa a Pablo que,
además de los antiguos problemas, se instalaron en la comunidad misioneros judeocristianos
que lo critican (2 Cor 10,10; 11,22-23). Escribe, entonces, la “carta del ministerio”, recogida
en 2 Corintios 2,14-7,4, con el fin de desenmascarar a esos falsos apóstoles y validar su
condición de enviado por Cristo. c) El Apóstol realiza una visita relámpago a la comunidad
en el invierno del año 56 d.C., la que fue un fracaso, pues él o uno de los suyos fue gravemente
vilipendiado. Regresa a Éfeso y escribe una carta «llorando amargamente por tanto
sufrimiento y angustia» (2 Cor 2,4). En esta “carta de las lágrimas”, que se recoge en 2
Corintios 10-13 y fue enviada con Tito, Pablo defiende su misión evangelizadora39.
La segunda carta a los corintios es el reflejo más fiel del Apóstol, En ella aparece
como místico y hombre de acción, teólogo y misionero, fundador y organizador, roturador y
cultivador, polemista y apóstol, orador y contemplativo. Los mismos contrastes se observan
en su temperamento orgulloso y humilde, audaz y tímido, tranquilo y apasionado, enérgico
y cortes, afectuosos y sarcástico40.
Para empezar, la actividad misionera de Pablo en Corinto duró entorno a los dos años
y medio en total. Posteriormente, e incluso simultáneamente, a esta relación personal, tuvo
que surgir la epistolar. Las dos cartas a los Corintios que se nos conservan constituyen sólo
una parte de la correspondencia mantenida por Pablo con los cristianos de Corinto, al menos
debió escribirles cuatro cartas: la carta A) que es anterior a nuestra primera, se hace alusión
a ella en 1 Co 5,9: “os escribí en carta...”; la carta b) es la primera de las dos que conservamos.
Pero esta carta no resolvió todos los problemas. Su categoría de “apóstol” seguía siendo
discutida, por la cizaña que habían metido y seguían metiendo los predicadores hostiles a
Pablo, al estilo de lo ocurrido en la Galacia. Ante esta situación, se decide a ir personalmente

38
La Santa Biblia, (1988), p. 1617.
39
https://cem.org.mx/segunda-epistola-a-los-corintios/
40
La Santa Biblia, (1988), p. 1634.

16
a Corinto, Es lo que se llama la visita intermedia (2Co 2,1). Pero la situación no mejoró gran
cosa. Posteriormente envía a Tito con una carta personal, la carta C), conocida como la carta
de las lágrimas (2Cor, 2,4-9; 7,8ss). La presencia de Tito con la carta C) parece haber
arreglado las cosas. La autoridad del Apóstol volvió a ser aceptada. Al poco tiempo vuelve a
enviar a Tito, con dos hermanos no mencionados por su nombre (“Co, 8,16ss) y ellos son los
portadores de la carta D), que es precisamente nuestra segunda a los Corintios41.
Nuestra carta (2Co) se divide claramente en tres partes: presentación y defensa del
ministerio apostólico (1,12-7,16); la colecta (cc, 8-9); la apología polémica (cc, 10-13). La
actualidad de la segunda carta a los Corintios debe verse en que, más allá de las situaciones
concretas, llegan hasta nosotros los principios iluminadores de la vida y del ministerio
apostólico. Difícilmente pueden decirse cosas más bellas y profundas que las que aquí
encontramos sobre esta cuestión. Se destaca la necesidad que deben sentir los creyentes de
identificarse con el mensaje recibido y en el que creen. Se acentúa la exigencia de la docilidad
a Dios y al mismo tiempo, la aceptación de la tradición de la Iglesia y la sumisión a la
autoridad apostólica. La carta es sumamente útil para el conocimiento de los orígenes
cristianos, que no fueron tan ideales como Lucas nos los pinta en los Hechos de los
apóstoles42.

2.1.2.2. Nivel Teológico


En la intención comunicativa del autor, en este caso Pablo, desea establecer una
comunicación de afecto por esta comunidad de Corinto, donde por medio de la relación entre
Apóstol y comunidad se puede llegar a comprender el mensaje que trasmite el Espíritu de Dios.
7. Tito trajo la buena noticia de que los corintios se habían reconciliado con Pablo y
habían respondido a su severa carta con arrepentimiento y obediencia, lo cual consoló (o alentó)
y alegró al apóstol. 7, 6 humildes, taipenos Strong #5011: Literalmente, «inclinarse hasta el
suelo». Metafóricamente, la palabra significa una condición baja o humilde en posición social
y poder. 7, 8  9 Aunque entonces lo lamenté: Pablo sintió por un momento dolor porque los
contristó, pero a causa de su arrepentimiento, con sus eternos beneficios, ahora sentía gozo43 .

41
La santa Biblia, (1988), pp. 1634-1635.
42
La santa Biblia, (1988), pp. 1634-1635.
43
https://www.bibliatodo.com/comentario-biblico/?v=NBLA&co=biblia-plenitud&l=2+Corintios&cap=7

17
Pablo concluye la “carta del ministerio” con un testimonio precioso de cercanía con su
comunidad. La confesión de que les habla a hijos y que los lleva en el corazón para siempre
(6,11; 7, 3) muestra la cercana y paterna relación del Apóstol con los que engendró a la fe (1
Cor 4, 15; 1Tes 2, 11  12). El corazón se entendía como el lugar donde entra lo intangible y
personal del ser humano que, por ser un músculo, se ensancha cuando se cultivan los afectos,
ya sea positivos como negativos. “Abrir el corazón” es dar cabida a relaciones de armonía y
fraternidad (2 Cor 6, 11.13). No hay explicación válida si la comunidad no le ofrece acogida y
cariño filial a su padre en la fe (7, 2). Y esto bastaría para que correspondan a la sinceridad de
Pablo y a su cariño por la comunidad. ¿Pueden afirmar lo mismo sus adversarios?44.
7,1. Corporal y espiritual: en carne y espíritu, santificación: propiamente santidad es
la cualidad del santo. Este término era desconocido en escritos anteriores a los textos bíblicos,
llegando a la santidad perfecta o siendo perfectamente santos en el temor de Dios45.
7,516. Este pasaje («Cuando llegamos a Macedonia»: 7,5) empalma con 2 Corintios
1,8-2,13 («Salí para Macedonia»: 2,13), continuándolo en estilo literario y contenido. Luego
del viaje relámpago a Corinto y de una ofensa grave y pública, Pablo escribe la “carta de las
lágrimas” (7, 8; nota a 2, 5  11), enviada con Tito a la comunidad. El pasaje actual justifica
el tono áspero y dolido de esa carta que entristeció a los corintios. En un primer momento,
Pablo se preocupa, pero luego considera que ha sido bueno que así ocurriera, pues esa
tristeza, que no proviene del mundo, puesto que Dios la suscitó, los llevó a la conversión.
Ella trajo consigo una serie de frutos positivos que ahora favorecen la relación de Pablo con
sus hijos en la fe (7, 11). Así, la carta de Pablo se conjuga con la eficiencia de Tito y la actitud
nueva de los corintios para que el Apóstol se llene de sano orgullo por la conducta de los
suyos, comunidad que es su carta de presentación frente a sus adversarios (3, 2). Una vez que
Tito regresa y le informa a Pablo de las buenas disposiciones de la comunidad, escribirá la
llamada “carta de la reconciliación46”.
7, 5  11. Había luchas externas o contiendas continuas con judíos y gentiles, y
resistencia de parte de éstos; y había temores por dentro, y gran preocupación por los que
habían abrazado la fe cristiana. Pero Dios consuela a los que están abatidos. Debemos mirar

44
https://cem.org.mx/segunda-epistola-a-los-corintios/
45
Cf. Iglesias, M. (2003), p. 726.
46
https://cem.org.mx/segunda-epistola-a-los-corintios/

18
a Dios, por encima y más allá de todos los medios e instrumentos, porque Él es el autor de
todo consuelo y bien que disfrutamos. La tristeza según la voluntad de Dios, que es para la
gloria de Dios, y la obra del Espíritu de Dios, vuelve al corazón, humilde, contrito, sumiso,
dispuesto a mortificar todo pecado, y a caminar en la vida nueva. Este arrepentimiento está
relacionado con la fe salvadora en Cristo y con un interés en su expiación. Hay una gran
diferencia entre esta tristeza de buena clase y la tristeza del mundo. Se mencionan los felices
frutos del arrepentimiento verdadero. Donde el corazón está cambiado, serán cambiadas la
vida y las acciones. Produjo indignación con el pecado, consigo mismo, con el tentador y sus
instrumentos. Produjo temor para velar y un cauto temor del pecado. Produjo deseo de ser
reconciliados con Dios. Produjo celo por el deber y contra el pecado. Produjo venganza
contra el pecado y contra la propia necedad de ellos, mediante esfuerzos por satisfacer los
daños ocasionados. La humildad profunda antes Dios, el odio de todo pecado, con fe en
Cristo, el nuevo corazón y la vida nueva, constituyen el arrepentimiento para salvación. Que
el Señor lo conceda a cada uno de nosotros47.
7, 6. Tradúzcase en el orden exigido por el griego, “El que consuela a los humildes,
o sea, Dios”. Aquellos que son de un espíritu altivo, no son susceptibles de tal consuelo48.
7, 7. Haciéndonos saber-Nosotros participamos del consuelo que sentía Tito al relatar
vuestro deseo (v. 13). El se gozó al contar las noticias; nosotros, al oírlas. vuestro deseo
grande-Griego, “deseo anhelante”, es decir, de verme [Grocio]; o, en general, para conmigo,
de complacerme, lloro por vuestra propia negligencia en no haber castigado inmediatamente
el pecado (1Co 5, 1, etc.) lo que había provocado mi reprensión. vuestro celo por mí-a mi
favor. Ellos, tomando el lugar de Pablo, mostraron el celo contra el pecado como habría
manifestado Pablo si hubiera estado presente, me gozase más que antes, a la misma venida
de Tito. 8. por la carta-la Primera Epístola a los Corintios. no me arrepiento, bien que me
arrepentí-Tradúzcase: “No lo siento, aunque lo sentí”. Las palabras griegas por sentir (pesar)
y arrepentirse son distintas. A Pablo le estaba casi pesando, por ternura paternal, haber usado
reprensiones capaces de herir a los corintios, pero ahora, habiendo sabido por Tito el efecto
saludable producido en ellos, no lo siente más. porque veo, etc.-esto es explicativo de “me
arrepentí”, o más bien, “sentí”, y es una digresión (“porque veo que aquella carta os contristó,

47
https://www.bibliatodo.com/comentario-biblico/?v=BL95&co=matthew-henry&l=2+Corintios&cap=7
48
https://www.bibliatodo.com/comentario-biblico/?v=BL95&co=jamieson-fausset-
brown&l=2+Corintios&cap=7

19
aunque sólo por algún tiempo”). 9. Ahora me gozo-Mientras que “yo sentí” haberos
contristado por mi carta, me gozo AHORA, no porque hayáis sido contristados, sino porque
vuestra tristeza resultó en vuestro arrepentimiento. contristados según Dios-teniendo vuestra
tristeza hacia Dios, y haciendo conformar vuestra mente a Dios (Rom 14, 22; 1Pe 4:6). para
que ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte-la cual habríais padecido, si vuestra
tristeza hubiera sido de otra clase que “según Dios” (v. 10). 10. obra … obra  en los mejores
textos griegos, la traducción es “obra (simplemente) … obra eficazmente”. La “tristeza” no
es arrepentimiento, pero, cuando es tristeza “según Dios”, “obra arrepentimiento”; es decir,
tiende a él (la misma palabra griega se usa en Rom 13, 10).
La “tristeza del siglo” (tal como es sentida por los mundanos) “obra completamente”
como su resultado final, muerte (eterna) (la misma palabra griega se halla en cap. 4, 17)
arrepentimiento, de que no hay que arrepentirse . En el griego no hay este juego de palabras,
de modo que la palabra calificada no es meramente “arrepentimiento” sino “arrepentimiento
para salvación”; éste, dice él, nunca le pesará a nadie, aunque vaya acompañado por
“tristeza”, o “dolor” en el momento. “Arrepentimiento” da a entender vuelta a la sana mente;
“dolor” o “pesar” da a entender meramente intranquilidad de espíritu por lo pasado o
presente, y se aplica aun para el remordimiento de Judas (Mt 27, 3, el griego, “atacado de
remordimiento”, y no como nuestra versión española, “arrepentido”); de modo que, aunque
el “remordimiento” o “dolor” acompaña el arrepentimiento, no es acompañado siempre por
el arrepentimiento.
El “arrepentimiento” quita los estorbos en el camino de la “salvación”, a la cual se
opone la “muerte”, es decir, del alma. “El dolor del mundo” no es por el pecado mismo, sino
por las consecuencias penales del pecado; de suerte que tan pronto como se secan las lágrimas
del dolor, se renuevan los placeres de la impiedad. Así Faraón, Ex 9:27, Exo 9, 28  30; y
Saúl, 1Sa 15, 23  30; Is 9, 13. Forma contraste “el pesar según Dios” de David, 2Sa 12:13
y el de Pedro, Mt 26, 7549.

49
https://www.bibliatodo.com/comentario-biblico/?v=BL95&co=jamieson-fausset-
brown&l=2+Corintios&cap=7

20
2.2. La respuesta de la Tradición y el Magisterio de la Iglesia
2.2.1 La acedia en los padres del desierto
A raíz del Edicto de Milán en el año 313, que puso fin oficialmente a las persecuciones
de cristianos en el Imperio e inicio la fe cristiana como religión oficial del Imperio, se inició
en la Iglesia un extraordinario movimiento espiritual: el desierto, en donde algunos cristianos,
de todas las clases sociales y de todas las condiciones sociales, se adentraron al desierto para
llevar allí una vida de oración y ascetismo en soledad. Estos cristianos, que fueron llamados
los “Padres del desierto”, de los cuales dieron origen al movimiento monacal de la Iglesia.
En este contexto es donde nace la expresión, el concepto y toda la doctrina entorno a la acedia
y es Evagrio Portico (345-399) uno de estos cristianos del desierto quien presentó por primera
vez una doctrina coherente sobre la acedia50.
Evagrio Pontico en modo extenso y profundo expone la acedia a lo largo sus obras
tales como el Tratado Práctico, el Antirrhétikos y la Kephálaia Gnóstica, donde unos de los
aspectos más significativos que caracteriza a la acedia es la negligencia, como ya lo hemos
expuesto en el texto del libro de los proverbios (19, 15; 6, 6; 19, 21) en el desarrollo
filológico-histórico. Evagrio Pontico encuentra el origen etimológico del término acedia es
el kedos griego cuya acepción general es preocuparse por algo o por alguien. La acedia es,
entonces, la despreocupación o indiferencia. La negligencia, o acedia dice Evagrio, puede ser
vista en dos perspectivas: la primera, presente en los orígenes de la dramática caída del
hombre por el pecado, en donde no es, por tanto, una simple pereza o desgano, sino un mal
que se ensaña con la actividad más importante y fundamental del monje, que es alcanzar su
fin último sobrenatural. Y la segunda, en donde aparece la acedia como la privación del
cuidado por la sepultura del otro, o ausencia del duelo51, en modo que no le preocupa cumplir
con el deber de cuidarse a sí mismo52. Evagrio a través de esta doble perspectiva señala que
la acedia no es propiamente un pecado. Se trata más bien de un pensamiento dañino, un
logismos o movimiento tendencial a la falta y, en cuanto tal, distinto del pecado, que implica

50
NAULT J.CH. (2013), THE NOONDAY DEVIL, Acedia, the Unnamed Evil of Our Times, San Francisco,
Ignatius, p. 20.
51
Expresión y sentido utilizados por la cultura Griega en Homero, Esquilo, Isócrates, Platón, Sófocles y
Tucídides.
52
Peretó Rivas R. (2017), Angustia y acedia como patología en el monacato medieval, manifestaciones y
recursos curativos, «Anuario de estudios medievales», vol. 47, n. 2, p. 772-773.

21
la falta ya cometida. «Éste es un punto central en la discusión»53. Evagrio coloca a la acedia
dentro de un octonario de pensamientos, o logismoi, que dañan el alma; esto en base a una
kínesis entendida como el movimiento de la caída, pero no la caída misma. Evagrio afirma
que el antídoto de la acedia, de este pensamiento dadito, es la guarda de sí, es decir, el kedos
en oposición al a-kedos, o la vigilancia o cuidado necesario frente al ataque súbito de los
pensamientos54.
Nacida la acedia en oriente no tardo en pasar a occidente pues san Benito, patriarca
de los monjes de Occidente (480-547), habla de la acedia en su Regla en el capítulo 48
situándola en el contexto de la letico divina, donde aparece en la oración inicial del Veni
sancte Spiritus, siendo ésta un verdadero antídoto contra la acedia, pues pide que
redescubramos el gusto por la Palabra de Dios y nos regocijemos en la presencia del
Espíritu Santo55.

2.2.2 La acedia en la edad media


Pasada la acedia de oriente a occidente, de la doctrina de Evagrio y el aporte de san
Benito, vemos la acedia como un elemento presente en la espiritualidad moncal de oriente
como de occidental. En continuidad con Evagrio Pontico en esta epoca la acedia forma parte
de los esquemas de pecados o vicios capitales, los así llamados logismoi. En este periodo
encontramos a san Juan Casiano y san Gregorio Magno. En esquema de san Juan Casiano
consta de ocho vicios, y e incluiye a la acedia; en cambio, la de san Gregorio consta de siete
y, en vez de la acedia, aparece la tristeza, como ya lo hemos querido señalar en el desarrollo
filológico-histórico con la cita de 2Cor 2, 7. En san Juan Casiano, la acedia es definida como
el tedio o ansiedad que experimentan sobre todo los monjes del desierto; además la acedia
está en estrecha relación con la confesión de los pecados56.
Pasando al siglo XI, entre los autores el más sobresaliente por el tema de la acedia, es
san Pedro Damián (1007 – 1072), quien enumerando los vicios capitales, incluye a la acedia;

53
NAULT J.CH. (2013), THE NOONDAY DEVIL, Acedia, the Unnamed Evil of Our Times, San Francisco,
Ignatius, p. 24.
54
Peretó Rivas R. (2017), Angustia y acedia como patología en el monacato medieval, manifestaciones y
recursos curativos, «Anuario de estudios medievales», vol. 47, n. 2, p. 773-774.
55
NAULT J.CH. (2013), THE NOONDAY DEVIL, Acedia, the Unnamed Evil of Our Times, San Francisco,
Ignatius, p. 46.
56
Peretó Rivas R. (2011), Las mutaciones de la acedia. De la Patrística a la Edad Media, «Studium.
Filosofía y Teología», n. 27. pp. 167-168.

22
considerandola como equiparable a la somnolencia. En el siglo XII aparece un importante
interés por la psicología de la vida espiritual y moral, colocando la acediaa en tal discurso
como lo muestran autores como Gilberto de Noguet en su obra De vita sua, los sermones de
Isaac de Stella, Adán de Perseigne con su obra De institutione novitiorum, y varias de las
obras de Elredo de Rival y Ricardo de San Víctor; tambien, san Bernardo de Claraval, quien
define la acedia como el vicio que impide el trabajo de cuidar la viña del Señor, como lo
expresa en una carta dirigida al abad Suger de St. Denis, donde recomienda la observancia
de la regla que asegura la disciplina espiritual del monasterio: continencia, silencio y lectio,
lo cual permite acabar con el «tedio y la acedia»57.

2.2.3 La espiritualidad escolástica


Nos encontramos en el siglo XIII donde la acedia es uno de los vicios o pecados
“capitales” conocidos en el ámbito sobre todo religioso monástico y con un influjo moral
para la vida espiritual. Uno de los autores de esta época es el dominico Guillermo Peraldus
con su obra Summa de virtutibus et vitiis donde desarrolla su doctrina sobre el vicio de la
acedia la cual identifica casi en su totalidad con la pereza, pues dice: el hombre no debe ser
perezoso en caminar hacia el bien, aún cuando detecte en él algún defecto o alguna de sus
potencias se resista; incluso al igual que el libro de los proverbio parafrasea el ejemplo de la
hormiga (6, 6 - 8) la hormiga que, siendo tan pequeña, es tan laboriosa y que, con su
conducta, es capaz de enseñar al hombre, lo que debería provocar en él gran confusión. Pero
no solo la pereza se indentifica con la acedia, también con la tibieza. Peraldus siguiendo el
Apocalipsis 3, 15 – 19 parafrasea el ejemplo del capitán que ama más a aquel soldado que,
luego de huir de la batalla, regresa y se bate con valentía, que a aquel otro que nunca huye
pero tampoco pelea con entereza; con este ejemplo define quien es el el acedioso: es aquel
nunca hace nada, ni bueno ni malo, y por eso es un tibio, porque permanece en una posición
indefinida58.
No podemos no hablar en esta época del doctor Angelicus, que también abordó el
tema de la acedia, pues para su tiempo no era desconocida y los escritos de su doctrina ya

57
Peretó Rivas R. (2011), Las mutaciones de la acedia. De la Patrística a la Edad Media, «Studium.
Filosofía y Teología», n. 27, p. 169.
58
Peretó Rivas R. (2011), Las mutaciones de la acedia. De la Patrística a la Edad Media, «Studium.
Filosofía y Teología», n. 27, p. 170.

23
circulaban. En la q. 35 de la Summa Theologiae II  II santo Tomás de Aquino desarrolla la
doctrina de la acedia definiendola en dos categorías haciendo referencia a san Juan
Damasceno: como tristitia aggravans (tristeza que apesumbra) y otra como taedium
operandi (tedio en el obrar): esta tristeza, en efecto, abate de tal manera al ánimo del hombre
que no le place hacer cosa alguna; así como las cosas que son ácidas, son también frías… la
acedia acarrea cierto tedio en el obrar, como consta por esto que se dice en la Glosa a
propósito del Salmo 106, 18… A su vez, hay quienes dicen que la acedia es indolencia del
alma indiferente para emprender cosas buenas59.
Santo Tomás de Aquino en una visión totalmente nueva, a través de esta definición
categorial, a diferencia de los autores anteriores, describe la acedia como el primer pecado
contra la alegría que brota de la caridad. Lo convierte en el pecado contra el gaudium de
caritate. Tal afirmación lleva al doctor Angélico a decir que la acedia es una forma de
“tristeza”, es decir, una pasión, la cual la define como una reacción afectiva, una emoción o
un sentimiento que se produce en relación con un mal o un bien determinados. En este
sentido, santo Tomás presenta la pasión en un sentido neutra, sin juicio moral; de ahí la
diferencia con Evagrio Pontico y los logismoi, que concebian la “pasión” como algo casi
siempre negave y pecaminoso, comparable a un demonio60. Sin embargo, la acedia, como
pecado opuesto al gozo de la caridad, no sólo es un acto desordenado, sino que también atenta
contra la propia vida de virtud y el fin ultimo del hombre, es decir, la vida con Dios, pues a
causa de la acedia, la persona sufre una cierta parálisis en su obrar.
Siendo la acedia un obstáculo “grave” para la vida con Dios, santo Tomás de Aquino
propone un remedio, es decir, como superala. En la Summa contra Gentiles capítulo 54 del
libro 4, dice: la encarnación de Dios fue la ayuda más eficaz para el hombre en su lucha por
la beatitud; es decir, el doctor Angelico presenta la Encarnación como el remedio definitivo
contra la acedia61. Es Cristo que con su encarnación nos da el poder de participar plenamente
a la vida divina; será Él el modelo a seguir.

59
Martín de Blassi F. (2014), Acedia y tedio en Tomás de Aquino. ¿Una cuestión de inapetencia espiritual?,
«Anuario filosófico», vol. 47, n. 3, p. 626.
60
NAULT J.CH. (2013), THE NOONDAY DEVIL, Acedia, the Unnamed Evil of Our Times, San Francisco,
Ignatius, p. 53.
61
NAULT J.CH. (2013), THE NOONDAY DEVIL, Acedia, the Unnamed Evil of Our Times, San Francisco,
Ignatius, p. 75.

24
2.2.4. Catecismo de la Iglesia Católica y el papa Francisco
El Catecismo de la Iglesia Católica nos presenta a la acedia entre los pecados contra
la caridad y contra el amor a Dios, sin duda continuando con la reflexión de los padres
desierto y los santos así lo vemos en los siguientes numeros. se puede pecar de diversas
maneras contra el amor de Dios. La indiferencia descuida o rechaza la consideración de la
caridad divina; desprecia su acción preveniente y niega su fuerza… La acedía o pereza
espiritual llega a rechazar el gozo que viene de Dios y a sentir horror por el bien divino (n.
2094). Además, la acedia es presentada como tentación que abre la puerta a la presunción:
otra tentación a la que abre la puerta la presunción es la acedia. Los Padres espirituales
entienden por ella una forma de aspereza o de desabrimiento debidos a la pereza, al
relajamiento de la ascesis, al descuido de la vigilancia, a la negligencia del corazón (n.
2733).
Continuando con la definición del Catecismo de Iglesia Catolica sobre la acedia el
papa Francisco la presenta como un pecado: «hay un pecado que “paraliza” el corazón del
hombre, le hace “vivir en la tristeza” y le hace “olvidar la alegría”. Es la “acedia”, esa actitud
que lleva a las personas a ser como árboles con “raíces secas” y a “no tener ganas de seguir
adelante”»62. El Papa, para explicar tal realidad toma el texo biblico de Jn 5,116 el cual
narra al paralítico que no logra entrar en la piscina, pues espera que alguno le ayude: “Señor,
no tengo a nadie que me sumerja en la piscina cuando el agua comienza a agitarse” (Jn 5,
7); un hombre con retraso, dice el Papa. Tal actitud de retraso, es como una enfermedad, pues
el llegar tarde, el no moverse, esperar siempre a los otros te enerma el alma, así lo dice el
Papa: “pues estaba enfermo en su corazón, estaba enfermo en su alma, estaba enfermo de
pesimismo, estaba enfermo de tristeza, estaba enfermo de pereza.” Por lo tanto, no sólo es
un pecado es una enfermedad de la vida espiritual con consecuencias en la vida humana, pues
paralizado el corazón, se paraliza todo, no hay fuerzas para ir adelande, te envuelve la terrible
pereza es decir, acedia: «me hace pensar en tantos cristianos que viven en este estado de
pereza… ésta es un veneno, es una niebla que rodea el alma y no la hace vivir. Y también es

62
L’Osservatore Romano, ed. quotidiana, Anno CLVII, n.73, 29/03/2017.

25
una droga porque si la pruebas a menudo, te gusta. Y terminas siendo un “tristeadicto”, un
“perezoso-adicto”...» 63.

2.3 Nivel Teológico-Sistemático


Ahora podemos hacer una síntesis de toda la exposición Bíblica, la Tradición de los
Santos Padres, Doctores de la Iglesia y del Magisterio de la Iglesia Católica, donde la
“Acedia” es presentada como “Enfermedad Espiritual” que nos elimina todo el deseo de
hacer camino en el sentido de realización personal, comunitaria relacional, a nivel espiritual
y sobre todo atenta contra la propia vocación a la que estamos llamados, es decir, realizarnos
y generar vida en donde nos encontramos.
El Papa Francisco cuando nos explica el pasaje bíblico del paralitico: “Señor, no
tengo a nadie que me sumerja en la piscina cuando el agua comienza a agitarse” (Jn 5, 7);
explica como tal actitud de “víctima”, dice el Papa es como una enfermedad, que sintetiza
las dos actitutdes con las que se hace presente la Acedia en una persona: “la pereza y la
tristeza”. Estas actitudes las encontramos en nuestra exégesis de los dos textos bíblicos
analizados: A.T. en Pv 19, 15 la pereza hunde en el sopor, el alma indolente pasará hambre
(Pr 19, 15) y otro del N.T. en 2 Co 7, 6 “pero Dios consuela a los afligidos, y nos consoló
con la llegada de Tito”.
La Pereza la encontramos en la cita bíblica (Pr 19, 15), es la negligencia, tedio o
descuido en las obligaciones, donde antecede la flojera ante cualquier esbozo de esfuerzo en
el cumplimiento de una tarea, que produce repugnancia y por consecuencia tedio, «la pereza
hunde en el sopor, el alma indolente pasara hambre». La persona perezosa tiene incluso un
problema mayor, es el hundimiento en el sopor de la inconsciencia de esta actitud, la persona
perezosa no se puede dar cuenta que es perezosa «el perezoso se tiene por más sabio que
siete personas que responden con tacto» (Pr 16, 26). Por un parte la persona que se encuentra
inmersa en esta actitud se siente superior a los demás en el hecho de no darse cuenta de que
es perezoso y vive del trabajo de otras personas, mas, por otro lado, esta persona siempre se
siente insatisfecha, porque sus propios deseos y propósitos de vida están muertos.

63
S.S. Fracisco, Homilía, “la enfermedad de la acedia y el agua que nos regenera”, martes, 24 de marzo
de 2020.

26
La Tristeza la encontramos en la cita bíblica (2Co 7,6), en el N. T., encontramos la
evangelización de San Pablo por todo el mundo conocido, como es evidente la fundación del
cristianismo en esta comunidad de Corinto, no solo se basa en fundar un comunidad, sino
darle seguimiento y acompañamiento, entre esta dialéctica se centra el núcleo de esta segunda
carta a los Corintios, donde como es evidente el cristianismo tiene sus inicios, pero encuentra
muchos detractores, en específico los judeocristianos (2Co 10, 10; 11, 22-23), que
desacreditan la misión evangelizadora de san Pablo, por consecuencia algunos recién
convertidos se encontraban hundidos en la tristeza el desánimo y el deseo de abandonar la fe
cristiana, por esta razón Pablo escribe la “la carta de lágrimas” (2Co 10,13) que fue enviada
con Tito per animar la comunidad. En definitiva, se presenta a Dios como aquel que es capaz
de consolar a los humildes (2Co 7,6), aquí se hace de nuevo la referencia como en la cita del
Antiguo testamento (Pr 16,26), el engreído, el no humilde, el de espíritu altivo, no son
susceptibles de tal consuelo. La intención de pablo es de consolar a la comunidad “Triste”
con un consuelo que viene de Dios, pasando por su persona Paternalmente, en este texto se
presenta la “tristeza” que se vive de dos maneras: la que es experimentada por los mundanos
y las que la experimentan desde Dios (2Co 7,10), al final concluimos que la tristeza cuando
es vivida según Dios tiende a movernos al “arrepentimiento”, esta palabra nos hace
despertarnos del sueño espiritual. Cuando la tristeza que no es según Dios conduce a la
“muerte” en el sentido humano existencial y espiritual, lo que nos hace caer en un
hundimiento” que conecta con la “acedia” una vida sin sentido y propósito.
Acedia en los Padres del Desierto, donde se pone énfasis en una creciente vida
espiritual en un lugar específico como lo es: “desierto”, lugar de oración y ascetismo en
soledad, aquí con Evagrio Pontico nace el concepto y la explicación de la acedia. Donde
podemos sintetizarla en la siguiente palabra: “negligencia” que puede venir por la caída en
el pecado, donde se puede centrar una acedia por la nula vida espiritual y la segunda donde
aparece la acedia como privación de la sepultura del otro, o ausencia de duelo, al final la
persona no tiene cuidado ni de su propia persona. Esta actitud pone en camino del pecado a
cada persona que no tiene este cuidado ni de su pensar ni de su obrar, por eso una
recomendación de los padres del Desierto y de Evagrio pontico es aprender a no abandonar
la celda, en sentido metafórico es: “aprender a cuidar los pensamientos y hacer un
discernimiento”.

27
San Benito cuando nos explica la acedia nos habla de un remedio para poder
combatirla a nivel espiritual, en la regla en el capítulo 48, donde por medio de la oración de
invocación “Veni sancte Spiritus”, se pide que redescubramos el gusto por la palabra de Dios
y experimentemos la presencia de Dios en nuestras vidas, así podremos combatir la pereza,
aburrimiento y la vida sin sentido.
Por último, encontramos en el Doctor Angélico Santo Tomas de Aquino una
concepción preponderante sobre la acedia, la describe como la total oposición a la alegría
que nace de la caridad. Por consiguiente, la “acedia” es una vida que se pasa en la “tristeza”,
está será una pasión afectiva, una emoción o sentimiento que se produce por la aceptación
consciente o subconsciente de alejarnos del camino del ordenar pensamientos y acciones al
fin último que es Dios.
En conclusión basándonos en la palabra de Dios, la Tradición y Magisterio antes
descritos, podemos decir sobre “la acedia” lo siguiente: Es una pasión que aturde a una
persona en su pensamiento, motivación, deseo, no solo en el sentido humano psicológico
existencial (depresión), sino también en su espíritu, que lo hace renunciar al deseo de
encuentro, consigo mismo, con los demás y con Dios, por consiguiente se renuncia a la
esperanza Cristiana, y no se gozan de los beneficios portadores de un encuentro con Dios,
que son la alegría en la caridad.

3. EN DIÁLOGO CON OTRAS DISCIPLINAS CIENTÍFICAS


Desde el planteamiento del problema puede percibirse ya, la complejidad del mismo,
esto es, lo numeroso de los elementos que lo componen, que implican además de la
perspectiva teológica una visión general a los aportes que desde las demás ciencias se pueden
agregar a búsqueda de la comprensión y solución del problema planteado.
Se propone una doble perspectiva, a saber, sociológica y psicopedagógica. Esta doble
aproximación manifiesta a su vez, un doble objetivo: por un lado, el de profundizar en la
reflexión del problema de la acedia, de manera que se pueda ampliar su comprensión; por
otro lado, centrando la atención en un aspecto particular del problema, que puede
considerarse como esencial, la motivación. Así, se busca comprender desde la visión
sociológica los elementos comunitarios, y desde la psicología y la pedagogía, los aspectos

28
comportamentales, pero en una perspectiva proyectiva del acto educativo, buscado líneas de
solución.

3.1. Una reflexión sociológica


Analizando la sociedad actual, uno también puede visibilizar una trama de fatiga,
aburrimiento, vacío, tristeza, a las que Charbonneau y Legrand64 designan como
paradepresiones. Éstas constituyen un conjunto de problemas a menudo infrasintomáticos,
demasiados inestables y poco significativos para ser denominados síntomas. A estos
sentimientos psíquicos y corporales de falta de fuerza, desaliento, de inutilidad ante las cosas,
de fatiga emocional, estos autores prefieren denominarlos como “constelaciones”,
considerando a la acedia como figura tutelar de las mismas. Las paradepresiones son
fenómenos que se ubicarían como falla de la motivación ante la pérdida de placer por las
cosas, o como una dispersión temporal que lleva a recomenzar múltiples tareas sin haber
terminado las primeras. Se trata de un vagabundeo en la acción que impide investir con
suficiente determinación nuestras acciones. Por su parte, la acedia en cuanto mezcla de
pasiones, es más sutil y por eso, más peligrosa que la tristeza. Es una mezcla de todas las
pasiones, en relación con la moral, contiene lo irascible y lo concupiscible. A diferencia de
la tristeza que es unidireccional, la acedia tiene un carácter multidireccional pues va de la
languidez, la torpeza, el tedio por la vida, la indiferencia y el aburrimiento profundo. El
aburrimiento traduce un sentimiento de vacío, de angustia de vivir y de no coincidencia con
el mundo, es la a-tonalidad con el mundo; esto es, el habitar el mundo en forma de malestar
constante. Precisamente, esta manera que vivir y adaptarse caracterizada por un trato
superficial con el mundo, impiden el desarrollo de un profundo compromiso con las personas
y situaciones.
La sociedad está saturada de hechos estimulantes o excitantes, dotados de un matiz
intensa, vuelven al sujeto indolente frente a cualquier actividad. Lo interesante se disuelve
en lo indiferente, dando lugar a otro entretenimiento (tener-entre) que acaba en aburrimiento
y pérdida de agrado en la tarea. Este “tener-entre” del entretenimiento, lo interesante, hace
referencia a un mundo tomado como objeto que se nos presenta sugestivo, pero es estéril para

64
Cfr. Charbonneau, G., & Legrand, J.M. (2003). Dépressions et paradépressions. Clinique,
psychopatologique et thérapeutique des manifestations paradepréssives. Paris: Le Cercle Herméneutique.

29
configurarnos en nuestro ser. Por el contrario, el interés es un verdadero “estar mezclado en”,
un formar parte, un involucrarse por completo con algo, otorga ese peso ontológico al hacer.
De allí que el interés y lo interesante, se diferencien más allá de la raíz etimológica. En lo
interesante, todo se agota, se consume y así pierde su peso, no puede ser habitado por el ser
porque solo hay un regocijo momentáneo de lo brillante. Este momento culminante al que lo
interesante trata de atrapar (tener-entre), no puede más que cansarse debido al esfuerzo que
implica el sujetar-se pasivamente de ese contenido voluble. En cambio, el interés no
encuentra agotamiento; de él se puede obtener un encuentro y una pérdida; se puede
sostenerlo o abandonarlo, pero no se dan condiciones de vaciamiento. El interés activa el
cuerpo y lo carga de sentido, y su pérdida nos conduce a la acedia como un “no sentido” en
Dios. Este no-sentido por el abandono del interés nos lleva a buscar siempre de lo interesante
y por consecuencia al aburrimiento65.
Lo interesante es lo contrario del interés. Como señala G. Agamben66, la acedia no es
sólo una fuga “de”, sino también una fuga “por”, que comunica con su objeto bajo la forma
de negación y de carencia. Es una fuga a causa de lo pesado que significa lo trascendental,
que es experimentado en la vida de la persona como amenazante. Es la pérdida de aquello
por lo que se consagra, de aquello que es su proyecto, su hacer, su finalidad. Así, la existencia
se vuelve vacía, ya que no existe un sentido que la sustente, se da pues una fuga de lo
trascendental a lo inmediato.

3.2. Una reflexión psicopedagógica


Pensar en la acedia, en el dialogo interdisciplinar nos porta a repensar una posibilidad
de solución, en el presente trabajo se plantea desde la perspectiva psicopedagógica de los
procesos de la motivación en la persona.
Implica pues, pensar no sólo desde la perspectiva pesimista de lo conflictivo del
problema, sino reflexionándola desde la perspectiva motivacional, para buscar así
alternativas que orienten nuestras intervenciones como educadores.
Estar motivado significa ser impulsado hacia una determinada acción o situación
dirigiéndola y apoyándola. La motivación ha sido conceptualizada y explorada desde el siglo

65
Rovaletti
66
Cfr. Agamben, G. (1995). Estancias. La palabra y el fantasma en la cultura occidental. Valencia: PRE-
Textos.

30
XIX, desde las pulsiones de Freud, pasando por las teorías conductistas del refuerzo, y más
tarde con las teorías sociocognitivas que consideraban el contexto como fundamental y el
constructo motivacional como multifacético de Linnenbrink y Pintrich, con características en
flujo y resultado de factores internos y externos, cambiantes a lo largo del tiempo (Skinner,
2009). Entre las teorías que más investigan la motivación en el proceso de aprendizaje se
encuentran las teorías de la motivación intrínseca, como la teoría de la autodeterminación de
Deci y Ryan (2000; 2000), las teorías de objetivos que distinguen entre objetivos de dominio
y objetivos de rendimiento de Dweck (1992) y la teoría de la expectativa-valor (Wigfield &
Eccles, 2000). Por último, las perspectivas integradas, centradas en la autorregulación, que
conceptualizan la motivación como un proceso de toma de decisiones que los alumnos
utilizan para aprender, incluidas las teorías de Boekaerts (Boekaerts & Cascallar, 2006) y
Zimmerman (2000; 2002).67
Los constructos que caracterizan el proceso motivacional y que se derivan de las
teorías sociocognitivas se consideran requisitos esenciales para el análisis de la motivación.
Entre ellas se incluyen la atribución causal (Weiner, 1985), la motivación intrínseca frente a
la extrínseca (Ryan y Deci, 2000; 2000) y la orientación a objetivos (Linnenbrink y Pintrich,
2002)68.
A. Una teoría integrada de la motivación
Entre las teorías actuales de la motivación que integran varios constructos de teorías
anteriores se encuentra la teoría de la autorregulación de Boekaerts, que hace hincapié en dos
conceptos fundamentales y distintos: las creencias, relacionadas con uno mismo, el contexto,
los demás y la tarea, y las estrategias de autorregulación metacognitivas, volitivas y
emocionales. Esta teoría considera tres fases motivacionales: 1) el establecimiento de metas
que pueden estar dirigidas al dominio del conocimiento o al bienestar y ambos tipos de metas
pueden estar influenciadas por las creencias, las percepciones sobre la tarea y el contexto y
el conocimiento activado; 2) el compromiso con la meta que puede resultar en compromiso
con la tarea o evitación de la misma, considerando estrategias volitivas y de regulación
emocional; 3) la fase de autorreflexión que es importante para atribuir significado y así
reactivar el proceso. En esta descripción teórica, las emociones desempeñan un importante

67
Cfr. Wentzel, K. (2021). Motivare gli studenti ad apprendere, Milano, UTET.
68
Cfr. Ibid.

31
papel motivador, hasta el punto de que se recomienda que quienes fungen un papel como
educadores, busquen la enseñanza explícita de estrategias volitivas y de regulación
emocional.69

B. Teoría de la atribución causal


La atribución causal se refiere a la forma en que cada sujeto atribuye la causa de un
éxito o un fracaso o de un acontecimiento en general70.
Las variables que permiten la atribución causal son el locus de control externo o
interno, la estabilidad frente a la inestabilidad y la controlabilidad frente a la
incontrolabilidad. Cuando el locus de control es interno uno se siente proactivo con respecto
a lo que está sucediendo y no reactivo, los resultados se deben al esfuerzo y a la habilidad y
no a considerar la dificultad de la tarea o a la suerte (locus de control externo). Las variables
de estabilidad frente a inestabilidad se refieren a lo cambiante que se considera la causa a lo
largo del tiempo. Inestable es el esfuerzo y la suerte, mientras que estable es la creencia en
la inteligencia como algo innato o la dificultad de la tarea. La variable de controlabilidad se
refiere a la sensación de poder controlar o no la causa, así el esfuerzo podría controlarse, pero
la dificultad de la tarea o la suerte no (Hunter & Barker, 1987)71. Según Weiner72, estas
variables se combinan para impulsar la acción de diferentes maneras, por ejemplo, un alumno
puede sentir una inteligencia estable, un locus de control externo y que no puede controlar la
causa. Es posible que, una persona así considere inútil comprometerse porque no es muy
inteligente, esté convencido de que los demás no le tienen en cuenta y se sienta
desafortunado. Mientras que una persona que cree que puede mejorar (inestabilidad),
considera el locus de control interno y que puede controlar la causa, se esforzará por
perfeccionar sus habilidades y se verá impulsado a realizar la tarea porque sentirá que
depende de él, que es él quien puede determinar el resultado.
Estas tres variables influyen en la experiencia emocional experimentada por el sujeto,
ya que, dependiendo de la atribución causal, el sujeto podría experimentar diferentes

69
Cfr. Wentzel, K. (2021). Motivare gli studenti ad apprendere, Milano, UTET.
70
Cfr. Weiner, B. (1972). Attribution theory, achievement motivation, and the educational process. Review
of educational research, 42 (2), pp. 203-215.
71
Cfr. Ibid.
72
Cfr. Ibid.

32
emociones (Graham & Taylor, 2014)73. Las emociones de orgullo y satisfacción se asocian
con el locus de control interno, mientras que la gratitud con el locus de control externo;
emociones como la ira y la ansiedad se asocian con la percepción de incontrolabilidad de la
situación y el locus de control externo. La culpa está asociada al locus de control interno y a
la percepción de factores controlables.

C. Teoría de la motivación intrínseca y extrínseca


La Teoría de la Autodeterminación de Deci y Ryan74, asume que cada persona está
predispuesta a realizar actividades consideradas placenteras y espontáneas para satisfacer
necesidades psicológicas (autonomía, competencia y relaciones). La motivación intrínseca
se considera tanto la fuente como su manifestación y se produce cuando el sujeto es
impulsado a la acción al percibir la actividad como placentera y de su interés. La motivación
extrínseca se produce cuando el sujeto se ve impulsado a la acción por la oportunidad de
obtener una gratificación externa (una recompensa, una calificación, etc.) o un castigo. Estas
dos formas de motivación no se oponen entre sí, sino que se sitúan en un continuo y están
influidas por las creencias del sujeto sobre sí mismo y el locus de control percibido 75. Van
desde la ausencia de motivación (creerse incapaz, locus de control externo), hasta la
motivación intrínseca propiamente dicha (percepción de autoeficacia, alegría y placer al
realizar la actividad, locus de control interno).
Entre estos extremos, existen diferentes formas de motivación extrínseca: con
regulación externa, por la que el sujeto actúa por la recompensa; con introyección de la
finalidad de la tarea, por la que el sujeto actúa para ser aprobado; con identificación, por la
que el sujeto es consciente del valor de la tarea y elige determinados objetivos; con
integración (motivación extrínseca más cercana a la motivación intrínseca) por la que el
sujeto reconoce la tarea como importante para sí mismo y para su formación. Ryan y Deci 76
asocian estos tipos de motivación con el nivel de autonomía percibido por el sujeto, pero

73
Cfr. Weiner, B. (1972). Attribution theory, achievement motivation, and the educational process. Review
of educational research, 42 (2), pp. 203-215.
74
Cfr. Deci, E. L., & Ryan, R. M. (1985). Intrinsic motivation and self-determination in human behavior,
New York, Plenum.
75
Cfr. Ibid.
76
Cfr. Ibid.

33
también con el apoyo emocional que recibe esta autonomía y con lo competente que se siente
el sujeto para abordar la tarea.
Esta lectura de la motivación se considera fundamental porque, por un lado, pone de
manifiesto hasta qué punto las actividades educativas rara vez estimulan la motivación
puramente intrínseca y, por otro, puede orientar a los educadores para que ofrezcan
oportunidades en las que los sujetos puedan sentirse autónomos y consideren la tarea
importante para sí mismos y para su crecimiento.

D. La teoría del Flujo


Csíkszentmihályi77, afirma en su teoría que las acciones, pensamientos y movimientos
se suceden naturalmente, en medio de una gran satisfacción, aunque la tarea sea difícil. Una
de las condiciones del flujo es que el nivel de desafío se perciba como alto y acorde con el
nivel de habilidad de la persona.
Por lo tanto, si una persona siente que la tarea es muy desafiante y se siente capaz de
abordarla, puede sentirse en una experiencia fluida y completar la tarea con satisfacción. Sin
embargo, puede haber condiciones distintas a esta, como un nivel de desafío bajo y un nivel
de habilidad percibido alto que puede conducir al aburrimiento o un nivel de desafío alto y
un nivel de habilidad percibido bajo que puede conducir a la ansiedad. Esto implica
considerar el procesamiento de tareas desafiantes; promover el conocimiento de las propias
capacidades y el manejo equilibrado de las emociones.

77
Cfr. Csikszentmihalyi, M. (1990), Flow. New York, Harper and Row.

34
CONCLUSIÓN
La pedagogía, en efecto, constituye una reflexión teórica que no se limita a la
transmisión práctica de los saberes ni se detiene en la importante realidad del currículo y los
contenidos, ni en las competencias atinentes al hecho educativo. La pedagogía se ubica en el
espacio-tiempo de la sociedad, en sus valores y principios, y se aventura a proponer cómo
debería llevarse a cabo la educación, en qué condiciones y por qué. El rol de la pedagogía es
por tanto de proyecciones profundas, abarcador, panorámico y procura la síntesis. Podemos
decir pues que la pedagogía es la ciencia de la proyección educativa.
Teniendo en cuenta tarea fundamental podemos pues arriesgarnos a la reflexión de varios
puntos que pueden ayudar en la búsqueda de la solución del problema de la acedia, que se
sintetizan en los siguientes puntos, de acuerdo con las teorías que hemos reflexionado y a la
luz de la reflexión teológica que hemos hecho, buscando el diálogo interdisciplinar:
- El término interés (inter-esse) significa estar mezclado, estar entre las cosas, y
quedarse con ellas. Lo interesante es aquello en un instante puede ser indiferente y
ser suplantado por otra cosa. Este desplazamiento de lo interesante a lo indiferente
conduce indudablemente al aburrimiento. La diligencia es una manera de estar entre
las cosas, de no mutarse y perder el interés, esto sería el vicio contrario que en la
reflexión teológica llamamos pereza.
- Las teorías psicológicas de la motivación nos aportan una reflexión sólida que sirve
de soporte a una propuesta espiritual y pastoral seria, pues no basta la sola buena
voluntad del creyente para salir de la acedia que podría experimentar en primera
persona, o para ayudar a otros, desde la educación, a salir de ella. Conocer las
dinámicas y movimientos internos que nos motivan, nos permite plantear a su vez
acciones pastorales y educativas eficaces y reales.
- Así por ejemplo la teoría del flujo puede ser muy útil como referencia en el diseño de
cursos o acciones educativas con los jóvenes. Porque en la ejecución de cualquier
acción es necesaria una correcta gestión de las emociones a la hora de desarrollar
proyectos personales. La conciencia del propio equilibrio motivacional puede
desarrollar habilidades transversales de relación y comunicación asertiva.
Por su parte la teoría de la atribución causal podría explicar el sentido de la culpa,
que, en la experiencia espiritual de muchas personas, es la causa principal del

35
desánimo no sólo en la relación con Dios, sino en la experiencia de la vida cotidiana.
Este desanimo que explicaba la lectura de la carta a los corintios que hemos
reflexionado en la parte teológica. En cambio, la experiencia de la consolación de
Dios, genera, en términos de la teoría de la atribución causal, una motivación
auténtica basada en la correcta apreciación de las propias posibilidades.

36
BIBLIOGRAFIA
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Agamben, G. (1995). Estancias. La palabra y el fantasma en la cultura occidental.
Valencia: PRE-Textos.
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Comentario Biblico del Púlpito, en:
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Csikszentmihalyi, M. (1990). Flow. New York: Harper and Row.
Deci, E. L., & Ryan, R. M. (1985). Intrinsic motivation and self-determination in human
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INDICE

INTRODUCCIÓN ……………………………………………………………………. 2
1. LA ACEDIA Y SUS MANIFESTACIONES EN EL TIEMPO ACTUAL ……. 2
1.1. La pregunta a la Palabra de Dios …………………………………………….. 5
2. A LA LUZ DE LA PALABRA DE DIOS ……………………………………….. 7
2.1. La respuesta de la Sagrada Escritura ………………………………………….. 7
2.1.1. La pereza hunde en el sopor, el alma indolente pasará hambre (Pr 19, 15) …. 7
2.1.1.1. Nivel filológico-Histórico …………………………………………………… 7
2.1.1.2. Nivel Teologico ……………………………………………………………… 10
2.1.2 “Pero Dios consuela a los afligidos, y nos consoló con la llegada de Tito”
(2Cor 2,7) ……………………………………………………………………… 13
2.1.2.1 Nivel folológioco-Histórico …………………………………………………… 14
2.1.2.2 Nivel Teologico ……………………………………………………………….. 17
2.2. La respuesta de la Tradición y el Magisterio de la Iglesia ……………………. 21
2.2.1 La acedia en los padres del desierto ………………………………………….. 21
2.2.2 La acedia en la edad media …………………………………………………… 22
2.2.3 La espiritualidad escolastica …………………………………………………. 23
2.2.4. Catecismo de la Iglesia Católica y el papa Francisco ……………………….. 25
3. EN DIÁLOGO CON OTRAS DISCIPLINAS CIENTÍFICAS ………………… 28
3.1. Una reflexión sociológica ………………………………………………………… 29
3.2. Una reflexión psicopedagógica …………………………………………………… 30
CONCLUSIÓN ……………………………………………………………………….. 35
BIBLIOGRAFÍA ……………………………………………………………………… 37

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