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LA BASURA ELECTRÓNICA Y SU CONTAMINACIÓN AL SER HUMANO Y A

LA NATURALEZA

la basura electrónica es el desecho que más ha aumentado en la basura municipal del


mundo desarrollado. 
 
La reducción en el costo de reemplazar computadores, celulares, televisores, lavadoras,
neveras, equipos de sonido y otros muchos electrodomésticos, y la velocidad con la cual
la tecnología se vuelve obsoleta, significa que cada vez hay más desechos para eliminar.
Existe una tendencia entre la población de desechar los aparatos aunque funcionen,
motivados por  los nuevos modelos que salen al mercado.(Iberdrola,2023)
 
La basura electrónica supone un verdadero peligro para el medio ambiente y la salud
humana. Los componentes y las baterías de un teléfono celular, por ejemplo, contienen
arsénico y cadmio, elementos que producen enfermedades respiratorias y cutáneas o
pueden ser cancerígenos. Al ser químicos, representan además un alto riesgo para el
medio ambiente. A este potencial peligro de los residuos electrónicos se suman las
neveras fabricadas antes de 1997, electrodomésticos que usan CFC, un químico
considerado como la sustancia agotadora de la capa de ozono.(Tenorio,2021)
Estos, son complejos, y en su interior albergan una serie de materiales altamente
contaminantes y que en muchas ocasiones van a parar a los lugares más insospechados.
Así en los residuos electrónicos encontramos materiales peligrosos como metales
pesados: mercurio, plomo, cadmio, plomo, cromo, arsénico o antimonio, los cuales son
susceptibles de causar diversos daños para la salud y para el medio ambiente. En
especial, el mercurio produce daños al cerebro y el sistema nervioso, el plomo potencia
el deterioro intelectual, ya que tiene efectos perjudiciales en el cerebro y todo el sistema
circulatorio; el cadmio, puede producir alteraciones en la reproducción e incluso llegar a
provocar infertilidad; y el cromo, está altamente relacionado con afecciones en los
huesos y los riñones. Por poner algunos ejemplos, un solo tubo de luz fluorescente
puede contaminar 16.000 litros de agua; una batería de níquel-cadmio de las empleadas
en telefonía móvil, 50.000 litros de agua; mientras que un televisor puede contaminar
hasta 80.000 litros de agua. (Guillermo,2022)
El mundo generó 48,5 millones de toneladas de basura electrónica en 2018. Este dato
pone de manifiesto la creciente importancia del reciclaje, que también arroja cifras
preocupantes: solo el 20% de estos residuos se recicla. De mantenerse estas tendencias,
la ONU estima que podríamos alcanzar los 120 millones de toneladas de chatarra
electrónica en 2050.(Estrada,2021)
El volumen de residuos electrónicos que se producen a nivel mundial y la mala gestión
de su reciclado ponen en peligro el medio ambiente. Entre las sustancias más habituales
que contienen estos desechos se encuentran elementos como el cadmio, el plomo, el
óxido de plomo, el antimonio, el níquel o el mercurio. Estos elementos tóxicos
contaminan ríos, lagos y mares, y emiten gases a la atmosfera que provocan
desequilibrios en los ecosistemas. Revertir el modelo de producción y consumo para
reducir la cantidad de desechos electrónicos es, en consecuencia, una tarea inaplazable.
Esto pasaría si la basura electrónica contaminará más lo que no solo compromete a la
huella de carbono que cada persona genera, sino la quema de combustibles fósiles para
fabricar productos tecnológicos en masa como también la
Explotación de recursos naturales, como lo es el petróleo y la demanda de metales
extraídos de minas en países con pobreza extrema o en conflicto político,
Destrucción de bosques, ríos, lagos y su paulatino deterioro acompañado de la
desaparición de especies y
Sedimentación y desperdicio de grandes cantidades de agua, así como elevados
consumos energéticos de máquinas y recursos materiales también
Desechos de residuos tecnológicos en zonas alejadas a la ciudad que contaminan a la
flora o fauna de diversas regiones y lo más importante
Afectación de suelos y mares debido a la lenta descomposición de chatarra tecnológica
arrojada a esos lugares.(Santiago,2022)

El desarrollo tecnológico ha permitido que muchas actividades se realicen de una


manera fácil y rápida, sin embargo, en las dos últimas décadas, el acelerado consumo de
bienes y servicios ha ocasionado un gran problema de generación de basura, en
particular de basura electrónica llamada e-waste. Su aumento se conjunta con la falta de
tratamiento y manejo adecuado de los residuos, que por lo general son enviados a
tiraderos a cielo abierto u otros espacios de alto riesgo para el medio ambiente y la salud
humana.(Salvador ,2023)

La tendencia hacia el desarrollo de una sociedad global de la información, impulsa a un


número creciente de usuarios de nuevas tecnologías a adquirir nuevos productos,
resultado de los rápidos avances tecnológicos. Así la innovación, la eficiencia y el
crecimiento económico avanzan a gran velocidad.(Reyes,2021)

A pesar de todas las ventajas que ha traído la era de la información con la irrupción de
la tecnología en todas las esferas de la vida moderna, uno de los problemas más
acuciantes a los que vamos a tener que hacer frente en el presente y en las futuras
décadas es la ingente cantidad de basura electrónica o tecnológica que producimos. Este
tipo de basura es especialmente peligroso, ya que, además de contaminar, puede
conllevar problemas muy serios para la salud, tanto de las personas como de los
ecosistemas naturales de forma relativamente rápida si no se gestiona correctamente.
(Juárez,2023)

En relación con la liberación de este tipo de metales en cualquiera de los medios


citados, estos metales pesados entran en el organismo de los seres vivos y no se pueden
eliminar. Esto se debe a que son metales que no están presentes en los ecosistemas de
manera natural, por lo que los organismos de los seres vivos no han evolucionado para
expulsarlos.
De hecho, estos metales pesados, una vez que entran en el cuerpo de un organismo vivo,
permanecerán dentro de él durante el resto de su vida. En el caso de los seres humanos,
algunas de las enfermedades que están relacionadas con este tipo de metales tóxicos
para la salud son el alzheimer y enfermedades degenerativas del sistema nervioso,
fatiga crónica, cardiopatías, dermatitis, anemia, asma e irritación de las vías
respiratorias, artritis, osteoporosis, enfermedades en el sistema endocrino, impotencia,
malformaciones en el feto durante el embarazo, insuficiencia renal, problemas hepáticos
e, incluso, cáncer.
Otra de las consecuencias que conlleva la generación de esta basura tecnológica es que
la contaminación se extiende tanto a la tierra y al agua, como al aire, ya que, cuando los
equipos son quemados, liberan muchos de los metales pesados ya mencionados en
forma de gases de altísima toxicidad.(Montana,2020)
La consecuencia más dañina que tiene la generación de basura tecnológica que no es
tratada de forma adecuada es la liberación de metales pesados y elementos altamente
contaminantes en el medio ambiente. Algunos de estos elementos son el mercurio, el
plomo, el cromo, aluminio o el cadmio entre otros, que, en contacto con los organismos
vivos, conllevan enfermedades muy graves o, incluso, la muerte.(Alatorre,2022)

la generación de basura tecnológica y de la mala gestión de este tipo de residuos es que


surgen actividades que comprometen a comunidades y personas de entornos
desfavorecidos. Por un lado, hay que tener en cuenta que la extracción de muchos de los
metales que se usan en la elaboración de artefactos tecnológicos se llevan a cabo en
países donde la legislación laboral no protege al trabajador (un buen ejemplo son
muchos países de África).
En consecuencia, surge un sector que, si bien es cierto que genera trabajo, este se lleva a
cabo en condiciones nefastas y sin ningún tipo de seguridad en las minas. Esto conlleva
que muchas personas que trabajan en estas condiciones terminan enfermando como
consecuencia del contacto directo con este tipo de metales.(García,2023)

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