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políticas sociales

Las políticas sociales

y familia
y las familias

Fernando Fantova
Consultor social
Web: fantova.net

Recibido 17 de julio de 2014


Aceptado 23 de julio de 2014

RESUMEN: En este artículo se pretende ofrecer un marco de comprensión acerca de


lo que las políticas sociales pueden ofrecer a las familias y recibir de ellas. Para ello
se utilizarán, resumirán, reelaborarán y completarán textos de un libro de próxima
publicación –Diseño de políticas sociales– y de una ponencia encargada por el Ararteko
(Defensoría del Pueblo) del País Vasco. En fantova.net se encuentran textos y referen­
cias para ampliar lo que aquí se diga.
PALABRAS CLAVE: política social, política familiar, relaciones familiares, concilia­
ción familiar y parentalidad positiva.

Políticas públicas y políticas Según esta mirada, las personas


sociales van a dar respuesta a algunas de
sus necesidades mediante las rela­
Partimos del siguiente esquema, ciones comunitarias, es decir, me­
según el cual la vida social se dife­ diante esas relaciones primarias
rencia en cuatro grandes subsiste­ que se mantienen en el seno de las
mas o esferas, en las cuales se ges­ familias, los vecindarios, los gru­
tionan los bienes que las personas pos de amistad o los entornos de
necesitan para su bienestar: convivencia. Llamamos bienes rela-

Esfera Bienes Lógica


Comunidad Relacionales Reciprocidad
Estado Públicos Derecho
Mercado Privados Intercambio
Iniciativa social Comunes Solidaridad

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cionales a ese patrimonio de víncu­ capacidades presente en la so­


los y decimos que se rigen por la ciedad.
lógica de la reciprocidad, en buena
medida a partir del don gratuito. –– Proporciona prestaciones que
dan respuesta a una serie de
Otros bienes se configuran como necesidades sociales y aspira­
bienes comunes, en tanto en cuan­ ciones legítimas de desarrollo
to nos dotamos de alguna iniciati­ humano, consideradas como
va social u organización solidaria derechos sociales universales.
para gestionarlos. Cuando enco­
mendamos al Estado la gestión –– Ofrece seguridad frente a deter­
de un bien, lo convertimos en un minadas contingencias o ries-
bien público, en clave de derecho, ­gos, que no se desean dejar a la
mientras que, si lo intercambiamos suerte de cada individuo.
en el mercado, se trata de un bien
–– Genera capital humano, eco­
privado.
nómicamente productivo.
A partir de este esquema, una polí­
–– Previene, palia o revierte situa­
tica pública es una estrategia explí­
ciones de exclusión social.
cita y un conjunto estructurado de
procesos mediante los cuales el Es­ –– Facilita la construcción de la­
tado articula su influencia en algu­ zos relacionales, vínculos co­
na parcela o dimensión de la vida munitarios o cohesión social.
social. Convencionalmente deno­
minamos sociales a algunas de esas Asumimos un concepto de polí­
políticas públicas. El concepto de tica social que, como política pú­
política social es muy paradójico, blica, es consciente de sus límites
pero podría decirse que denomi­ y paradojas a la hora de afectar al
namos social a una política pública conjunto del sistema social. Se tra­
en la medida en que: ta de una política social que tiende
a ser consciente de la complejidad
–– Contribuye a la redistribución
de recursos económicos, com­ y respetuosa con la autonomía de
pensando el reparto tenden­ la vida social en la que quiere te­
cialmente no equitativo que se ner efectos y que buscará la mayor
deriva de la dinámica de mer­ capacidad de autorregulación y
cado. corregulación política de los di­
ferentes agentes. Por otra parte,
–– Impulsa la igualdad de opor­ como política que se llama social,
tunidades, de trato o de resul­ recordando la filosofía gandhiana
tados, ante la diversidad de de que el fin está en los medios

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como el árbol en la semilla, bus­ e instalaciones, más allá de unas


cará fines equitativos, inclusivos, mínimas estructuras para la go­
relacionales y participativos con bernanza, gestión y evaluación de
medios equitativos, inclusivos, la política y para la interrelación
relacionales y participativos. Es­ efectiva con los dispositivos de las
tamos pensando en una política políticas sectoriales. Proponemos
social que, paradójicamente, en cuatro grandes políticas o grupos
tanto que política se sabe necesaria de políticas transversales:
y que, en tanto que social, desearía
a) Políticas de igualdad y aten­
serlo lo menos posible.
ción a la diversidad.
Convencionalmente denominamos
b) Política familiar.
bienestar a la finalidad de la políti­
ca social. Ese bienestar se apoyaría c) Política comunitaria.
en seis grandes bienes que prote­
gen y promueven las grandes po­ d) Política de fomento de la ini­
líticas sectoriales, tal como queda ciativa social.
reflejado en el cuadro de abajo.
Se trata de cuatro tipos o conjun­
En el campo de la política social, tos de políticas que van enfocan­
tan importantes como esos pilares do, progresivamente a cuatro tipos
verticales son las vigas horizon­ de agentes para el bienestar:
tales que vienen a representar las
políticas transversales. La caracte­ a) Individuo.
rística fundamental que permite
b) Familia.
definir las políticas transversa­
les es que, en principio, no gene­ c) Otras relaciones comunitarias.
rarían o tendrían un entramado
propio y específico de actividades, d) Organizaciones y redes de ini­
prestaciones, servicios, recursos ciativa social.

Política sectorial Bien que protege y promueve


Política sanitaria Salud
Política educativa Aprendizaje
Política de servicios sociales Interacción
Política laboral Empleo
Política de vivienda Alojamiento
Política de garantía de ingresos Subsistencia

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De ahí el potencial transformador la nutrición, la higiene, el abrigo o


de las políticas transversales para el descanso, elementos todos ellos
la potenciación de los diversos imprescindibles para la supervi­
agentes y esferas en colaboración, vencia»  1. Es tal la vulnerabilidad
tensión, contradicción o conflicto de la criatura que ha venido al
con la propia esfera pública, en mundo y tal el cuidado que quienes
la arena de las políticas sociales la han concebido sienten, normal­
y en la arena política en general. mente, que deben proporcionarle,
En la medida en que los poderes que cabe identificar un universal
públicos compartan poder con las antropológico respecto a que ese
personas, familias, comunidades vínculo y esa relación se producen
y organizaciones solidarias y pro­ en clave, fundamentalmente, de
muevan su fortalecimiento, las po­ gratuidad, de don 2; es decir, que los
líticas públicas pueden ganar en progenitores brindan ese apoyo o
pertinencia, versatilidad, legitima­ ayuda –que, al menos inicialmen­
ción e impacto. No nos referiremos te, es cuidado– voluntariamente
aquí a un tercer tipo de políticas, y sin reclamar nada a cambio, sin
que son las intersectoriales. estar obligados externamente y sin
tener seguridad de que se recibirá
algo a cambio –aunque es razona­
Las familias ble una expectativa de reciproci­
dad–. Esa relación de cuidado, en
Para hablar de la familia, propone­ condiciones normales, está atrave­
mos fijar la mirada, inicialmente, sada de emociones, sentimientos
en la reproducción humana, en el o afectos que solemos resumir y
nacimiento de nuevos seres huma­ expresar hablando de apego, con­
nos. Cuando unos seres humanos fianza y, en definitiva, amor.
traen a otro al mundo se genera Antes y después de esa relación
con él un vínculo que, incluso an­ amorosa de cuidado gratuito que
tes del propio nacimiento, entraña los progenitores brindan a la cria­
responsabilidades familiares y, tura se han desplegado y se van
específicamente, una relación de desplegando otras relaciones y
cuidado; entendiendo por cuida­ vínculos: naturalmente, el que
do el ocuparse de la satisfacción
de las necesidades más básicas y
1
  C. Tobio, El cuidado de las personas. Un
«asegurar el mantenimiento bási­
reto para el siglo xxi. Fundación la Caixa,
co de las personas, (lo que) requie­ Barcelona, 12.
re toda una serie de tareas muy 2
  P. Donati, Manuale di sociología della
variadas encaminadas a asegurar familia, Laterza, Roma 1999, 9.

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suele existir entre los progenitores reconstituidas; hay familias nume­


de esa criatura antes de traerla al rosas y de menor tamaño; hay fa­
mundo, y también las relaciones milias monoparentales y homopa­
que se van desarrollando a lo largo rentales. Dentro de esa diversidad,
de la crianza, las que se dan entre en todo caso, las familias suelen
hermanos o hermanas, u otras. El proporcionar, además de esos cui­
contenido, la función, los valores dados básicos y esos afectos fun­
y los ritos de las familias y las re­ damentales de los que hablábamos,
laciones familiares pueden variar otros apoyos o ayudas en forma de
mucho y están social y cultural­ educación, alojamiento o dinero,
mente construidas y mediadas; a por ejemplo.
partir de un punto, no podemos
seguir hablando de universales Antes o a partir de esa inicial asi­
antropológicos. metría y gratuidad propia de la
relación entre progenitores y cria­
Sea como fuere, las familias son turas, las relaciones familiares po­
grupos o redes –más o menos in­ drán evolucionar hacia –o venir
tensas y extensas– de personas em­ desde– situaciones más simétricas
parentadas entre sí –con vínculos –en capacidades y necesidades de
de compromiso o de sangre más las partes– en las que se esperaría
o menos directos– que mantienen una cierta reciprocidad, que no
relaciones de cierta intensidad, debiera ser confundida con el in­
siendo un hecho relativamente tercambio, propio de la esfera del
frecuente la convivencia familiar mercado. Cuando Carol Gilligan
en la misma vivienda –aunque la reivindica la experiencia, la lógi­
convivencia bajo el mismo techo ca y la ética del cuidado –mucho
no es condición necesaria ni tam­ más presente, históricamente, en
poco suficiente para que podamos las mujeres que en los varones–
hablar de relaciones familiares–. A como una propuesta moral y vital
la vez, desde el principio, se ha de aplicable más allá de las estrictas
reconocer la diversidad familiar, es relaciones de cuidado –y, social­
decir, la existencia de muy distin­ mente, complementaria de la ética
tas opciones y trayectorias a la hora de la justicia– nos sugiere que esa
de estructurar y vivir la familia: experiencia, esa lógica y esa ética
hay familias basadas en un matri­ puede permear relaciones que no
monio formal o legal y familias ba­ sean estrictamente de cuidado y
sadas en una unión de hecho; hay ello sería de aplicación, por razo­
familias en las que ese matrimonio nes de proximidad y continuidad,
o unión se ha disuelto; hay familias al conjunto de relaciones familia­

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res. En un sentido similar habla ben tener las relaciones familiares


Adela Cortina de las relaciones de de relaciones voluntarias, elegidas,
alianza, diferentes de las basadas renovadas, y reinventadas a partir
en el contrato 3. Lógicamente, la di­ de los vínculos de compromiso o
versidad de estructuras y valores sangre; sin olvidar el lado oscuro
de las familias y de las personas –los males relacionales de los que
conducirá a unas u otras mani­ habla Donati– que las relaciones
festaciones de esa reciprocidad y familiares, como todo hecho hu­
determinará, por ejemplo, en qué mano, pueden tener y tienen. Se ha
medida y de qué manera las per­ hablado, por ejemplo, del familismo
sonas se sienten llamadas u orien­ amoral, para referirse al particula­
tadas al cuidado de su pareja, un rismo de la red familiar que se en­
progenitor u otros miembros de cierra en sí misma, mirando por su
su familia en situación de depen­ beneficio y cumpliendo sus reglas
dencia funcional, con indepen­
internas, en perjuicio del resto de la
dencia de que dicha dependencia
comunidad y del cumplimiento de
funcional aconseje también el con­
las leyes.
curso, en mayor o menor medida,
de otros agentes de cuidado, en su A la hora de dotarnos de concep­
caso profesionales. tos de referencia, nos parece útil
la aportación que recoge y utiliza
Estaríamos intentando, en todo
Gerardo Meil para analizar las
caso, identificar la esencia de las re­
«normas y prácticas de ayuda mu­
laciones familiares, dibujar su va­
lor civilizatorio, caracterizar esos tua entre los miembros de la fami­
bienes relacionales que coprodu­ lia»  4, que él extiende y considera
cimos en la enorme diversidad de que pueden ir más allá de la fami­
modelos familiares y en la propia lia, a las personas amigas y otras.
diversidad de relaciones familiares Propone fijarse en:
(relaciones de pareja, entre proge­
–– Las normas que las personas
nitores y descendientes, relaciones
asumen en cuanto a la ayuda.
fraternales u otras relaciones): in­
tentando no cosificar las familias y –– Las estructuras familiares, en
no olvidar lo que tienen de social cuanto a tamaño, composición
y culturalmente construidas; inten­ o proximidad, que hacen más
tando subrayar lo que tienen y de­
4
  G. Meil, Individualización y solidaridad
3
  A. Cortina, Alianza y contrato. Política, familiar, Fundación La Caixa, Barcelona
ética y religión, Trotta, Madrid 2001. 2011.

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o menos posible o probable la fiere a la ayuda económica para la


ayuda. adquisición de vivienda como otra
importante manifestación de la
–– La frecuencia e intensidad de
solidaridad intergeneracional des­
las interacciones.
cendente en España. De hecho, los
–– Los sentimientos o afectos en­ datos apuntan a que es más signi­
tre los miembros de la familia ficativa la diferencia española (y
o red. de otros países del sur de Europa)
en cuanto a la solidaridad interge­
–– La aportación efectiva de re­ neracional descendente y no tanto
cursos o atenciones. en cuanto a la ascendente.

En cuanto a la estructura de las


familias, se viene produciendo Políticas sociales y apoyo a las
en España una «verticalización familias
de las redes familiares. Un 82%
de las personas forman parte de Dentro de las políticas sociales
una red familiar compuesta por, transversales, la política familiar
al menos, tres generaciones. Por sería aquella que pretende ca­
otra parte, el paulatino descenso nalizar y dirigir la influencia de
de la fecundidad ha hecho dismi­ los poderes públicos –y de otros
nuir también el número de herma­ agentes– en las familias, es decir,
nos de generación en generación. en los vínculos y relaciones fami­
Ambos procesos están generando liares. La política familiar parte de
una estructura de las redes de pa­ la existencia de las redes y diná­
rentesco que puede calificarse, con micas familiares y de la influencia
un símil grafico, de “estructura que los poderes públicos y el resto
tipo guisante”: se tienen muchos de esferas de la vida social tienen
ascendientes y pocos colaterales y en ellas. Asumiendo que dicha in­
descendientes». En este contexto,
fluencia es inevitable, las políticas
«la proporción de abuelos que cui­
familiares expresas e intencionales
da de sus nietos ha experimentado
la acotan, definen, orientan e im­
un crecimiento sustancial durante
pulsan, entendiendo que, en prin­
la pasada década: del 15% en 1993
cipio, las familias cumplen funcio­
al 25% en 2006 (abuelos de 65 o
nes valiosas y, hasta cierto punto o
más años)  5. Gerardo Meil se re­
en cierto modo, insustituibles.

5
  G. Meil, Individualización…, 188 y Entender la política familiar como
194. política transversal supone asumir

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que lo que se busca es que las di­ su caso homosexual–, el divorcio


ferentes políticas sectoriales incor­ –y las obligaciones que genera,
poren la perspectiva familiar, que también económicas–, la adop­
sean amigables con las familias ción, el acogimiento, la custodia,
–familiy friendly– y que tengan un la patria potestad, el derecho y la
impacto familiar positivo. Donati obligación de alimentos o la he­
propone un family mainstreaming rencia. A partir de esa configura­
«para corregir los efectos negati­ ción civil de la familia –mediante
vos y perversos de aquellas polí­ el derecho familiar o derecho de
ticas que han sido dirigidas a los familia, considerado por algunas
individuos como tales, sin tener corrientes como rama del derecho
en cuenta debidamente sus rela­ civil–, la incorporación del enfo­
ciones familiares, sean cuales sean que familiar a las políticas sociales
los sectores de intervención». Y sectoriales intenta hacerlas más
añade que «ciertamente la política amigables con las familias, como
no podrá influir más de manera se verá a continuación.
directiva y condicional, con nor­
mas burocráticas dictadas desde Así, en la política laboral, la incor­
arriba, como ha ocurrido en el pa­ poración del enfoque familiar suele
sado. Sin embargo, sus funciones afectar a la extensión y flexibilidad
son esenciales (…). La política tie­ de los horarios y períodos labora­
ne la responsabilidad de crear un les, a menudo contradictorios, que
contexto social family friendly que hay que conciliar. Cuando mira­
valorice el ser y hacer familia» 6. mos los períodos y horarios labo­
rales desde el punto de vista de
Como ocurre en otras políticas
las personas empleadas, se tiende
transversales, antes de proyectar­
se sobre las políticas sociales sec­ a su reducción o compresión, con
toriales, las políticas familiares lo el fin de que estas personas pue­
hacen sobre aspectos relaciona­ dan atender mejor a sus responsa­
dos con los derechos de primera bilidades familiares. Cuando los
generación –singularmente los miramos desde el punto de vis­
derechos civiles–. Es lo que se ha ta de las personas destinatarias,
hecho, por ejemplo, cuando se ha usuarias o clientes, se tiende a su
legislado sobre el matrimonio –en ampliación o extensión, de modo
que estas personas puedan com­
patibilizar mejor esa condición de
6
  P. Donati, La famiglia in Italia. Sfide
social e innovazione nei servizi. I. Aspetti
destinatarias, usuarias o clientes
demografici social e legislativi, Carocci, con otras dimensiones o vertien­
Roma 2012, 28. tes de su vida –familiar, laboral

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u otras–. Parece evidente que la entendiendo que la política


manera de conseguir la amplitud familiar velaría por que di­
y extensión de horarios que pedi­ cha disminución no resultase
mos como destinatarias, usuarias desincentivadora de la repro­
o clientes y, a la vez, la reducción o ducción y la formación y desa­
compresión que necesitamos como rrollo de familias.
empleadas es mediante la flexibili­
dad laboral y la posibilidad de que –– Parece justo que exista un re­
las personas que trabajan en las parto o colaboración entre la
organizaciones puedan adaptar su organización empleadora, las
horario y calendario en función de Administraciones públicas y la
las responsabilidades familiares persona interesada a la hora de
que correspondan a su momen­ asumir los costes económicos
to del ciclo vital o las circunstan­ correspondientes, entendiendo
cias o contingencias familiares en que el lucro cesante o coste de
las que se encuentren –de forma oportunidad que asume la em­
más transitoria o permanente–, de presa es una parte de su apor­
modo que, se compensen entre sí tación de valor a las personas
las situaciones de las personas con empleadas y a la sociedad.
mayor y menor disponibilidad
laboral. Aquí se incluirían las re­ En el caso de los servicios sanita­
ducciones de jornada, bajas o exce­ rios, ha resultado y sigue resultan­
dencias. do interesante la especialidad fa­
miliar y comunitaria –notable en
A la hora de establecer las conse­
medicina, pero también existente
cuencias que esta flexibilización,
en enfermería, por ejemplo– o el
reducción o suspensión temporal
desarrollo de la terapia familiar
de la actividad laboral tendría en
–aunque en nuestro contexto éste
la remuneración de la persona,
sea muy reducido en la sanidad
aparecen dos consideraciones bá­
pública–. En España, el desarrollo
sicas:
y fortalecimiento de la medicina
–– Parece justo que se diferencie familiar y comunitaria ha resulta­
entre circunstancias en las que do y sigue resultando clave para
no fuera aceptable ningún me­ la extensión de la atención prima­
noscabo en los ingresos econó­ ria y la capacidad de la atención
micos –por ejemplo, en la baja sanitaria para tener en cuenta la
por nacimiento o adopción–y dimensión familiar de la salud y
otras en las que cupiera cier­ conseguir sinergias entre protec­
ta disminución de ingresos, ción y promoción de la salud y

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vida familiar. En el campo edu­ experiencias de corte comunitario–


cativo es de resaltar la insistencia en detrimento de la escolarización
de la corriente de las comunidades temprana 7.
de aprendizaje en la aproximación
entre escuela y familias. Otra área de intervención de los
servicios sociales de especial im­
En lo tocante a la incorporación de pacto familiar es la de la interven­
la perspectiva familiar en los servi­ ción familiar –que puede suponer
cios sociales y al impacto familiar información, orientación, acom­
de estos servicios, cabría reivindi­ pañamiento, formación o media­
car la aportación de los servicios ción–, realizada frecuentemente
sociales en la atención a criaturas en clave de promoción de la pa-
en sus primeros años de vida. El rentalidad positiva  8. Aquí de nue­
conocimiento científico disponible vo se debe romper una lanza por
parece dar soporte a la idea de que la intervención familiar entendida
las necesidades de interacción –co­ como una intervención de la que
rrespondientes a servicios sociales– pueden beneficiarse todas las fa­
prevalecen sobre las necesidades milias y no una categoría especial
de aprendizaje –correspondientes de ellas, aunque pueda estar espe­
a los servicios educativos– en todas cialmente indicada, por ejemplo,
las criaturas de edades tempranas. en situaciones de acogimiento o
Lo que desencadena la necesidad o adopción –alternativas usualmen­
demanda de un servicio para una te preferibles, desde la perspectiva
criatura de cinco meses –cuyo pa­ familiar, a otras formas de atención
dre, por ejemplo, no dejó el empleo a menores en situación de despro­
en ningún momento y cuya madre tección–. También se abordarían
se reincorpora a él en ese momen­ desde los servicios sociales las in­
to– no es que necesite aprender tervenciones dirigidas a personas
nada que no pueda aprender en cuidadoras familiares de personas
su entorno familiar y comunitario en situación de dependencia o dis­
sino que se produce un desajus­
te en su situación de interacción.
Tendría sentido, en contra de la 7
  D. Casado y M.ª J. Sanz, Crianza salu-
corriente predominante en las úl­ dable. Fundamentos y propuestas prácticas,
timas décadas en España, impul­ Seminario de Intervención y Políticas
sar el desarrollo de intervenciones Sociales, Madrid 2012, 9.
8
  M. Daly, La parentalidad en la Europa
desde los servicios sociales –más
contemporánea. Un enfoque positivo, Mi­
orientados, por ejemplo, a la inter­ nisterio de Sanidad, Servicios Sociales
vención flexible en el domicilio o a e Igualdad (Gobierno de España), Ma­
drid 2012, 13.

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capacidad. Por otro lado, son nota­ disminución o suspensión de


bles los solapamientos o entrecru­ actividad laboral para ejercer
zamientos entre política familiar responsabilidades familiares–,
y política de vivienda: una u otra que se encuadrarían en la polí­
política de vivienda favorece o di­ tica de empleo.
ficulta unas u otras dinámicas y
formas de creación de nuevas fa­ –– Las prestaciones económicas
milias y de convivencia y relación para compensar por los costes
familiar. derivados de tener descenden­
cia o de tener familiares eco­
Una de las medidas más frecuen­ nómicamente a cargo, que se
tes de las políticas familiares con­ encuadrarían en la política de
siste en prestaciones económicas garantía de ingresos.
que incentiven la formación de
familias o, dicho de otro modo, –– Las prestaciones económicas
que compensen por los costes que destinadas a incentivar el aco­
generan la formación de familias gimiento familiar de menores
y su funcionamiento –coste de en situación de desprotección,
oportunidad asociado a la vida fa­ que se encuadrarían en el ám­
miliar–. Se supone que las perso­ bito de los servicios sociales.
nas tienen motivaciones intrínse­
cas para procrear, crear familias y Lógicamente los incentivos eco­
mantener estructuras familiares y nómicos de tipo familiar pueden
se entiende que la sociedad, a tra­ canalizarse a través de la política
vés de los poderes públicos, puede fiscal y cabe hablar, de políticas
apoyar económicamente esas deci­ fiscales que incentivan o penali­
siones y comportamientos. Las si­ zan las relaciones y vínculos fami­
guientes pueden entenderse como liares. Ahora bien, para que una
prestaciones económicas orienta­ política de protección económica
das a los fines propios de cada una de las familias canalizada fiscal­
de las políticas sectoriales que, a mente no resulte regresiva tienen
su vez, incorporan de forma es­ que contemplarse las deducciones
pecialmente explícita e intensa la reembolsables, es decir, que las
perspectiva familiar: personas puedan recibir más de lo
aportado fiscalmente.
–– Las prestaciones económicas
orientadas a incentivar la con­ Como en todas las políticas trans­
ciliación entre la vida laboral versales, en la política familiar
y familiar –a compensar por también existe el riesgo de que
el lucro cesante derivado de la una incorporación inadecuada de

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la perspectiva familiar sesgue o se español en políticas familiares,


desvirtúe la intervención en un en comparación con los países de
ámbito sectorial. Esto ocurre, en nuestro entorno, con consecuen­
ocasiones, en el mundo de la inter­ cias diferenciales, por ejemplo, en
vención en el ocio o tiempo libre, materia de natalidad. Pareciera
cuando la atención a niñas y niños que nuestro familismo consiste en
se organiza y estructura principal­ esperar mucho de las familias pero
mente pensando en la conciliación apoyarles poco. Por otra parte, la
de la vida familiar y laboral de los fragilidad de nuestras políticas fa­
progenitores y se subordina el que miliares las ha hecho especialmen­
debiera ser propósito principal y te vulnerables a los recortes. En
rector de dichas actividades a uno opinión de Lluis Flaquer, «mien­
–la conciliación– que debiera ser tras no se aborde seriamente una
secundario o colateral. Hemos de reforma en profundidad de los
referirnos también a las interrela­ sistemas de protección económica
ciones entre la política familiar y a la familia, se eliminen los meca­
otras políticas transversales y, sin­ nismos institucionales invisibles
gularmente, la política de igual­ que tienden a alimentar el fami­
dad entre mujeres y hombres, en lismo latente de nuestra sociedad,
la medida en que es en el seno de se supriman las trabas que dificul­
las relaciones de pareja y familia­ tan enormemente la formación de
res donde, muchas veces, se forjan nuevas familias, se diversifiquen
y se viven –o se padecen– grandes los modelos de acceso a la vida
desigualdades entre hombres y adulta y, sobre todo, se fomente
la conciliación de la vida laboral
mujeres. Esta tensión, deseable­
y familiar probablemente no va a
mente creativa, se vive, por ejem­
aumentar la natalidad» 9. n
plo, a la hora de incorporar a la fis­
calidad la perspectiva familiar y la
perspectiva de género.
9
  L. Flaquer, Las políticas familiares en
Existe un alto consenso entre las una perspectiva comparada, Fundación La
personas expertas sobre el desfa­ Caixa, Barcelona 2000, 158-159.

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