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Buenos días queridos hermanos y hermanas. Les damos una cordial bienvenida a la celebración
eucarística de este Cuarto Domingo Pascua, en el que el Señor se presenta ante nosotros como el Buen
Pastor que nos reúne para alimentarnos con su palabra, su Cuerpo y Sangre; y, en el que la Iglesia
realiza la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones,
Hoy, también, queremos celebrar y agradecer a Dios por un nuevo aniversario de nuestra Capilla de
Adoración Perpetua, cuyas puertas han estado abiertas por siete años seguidos sin cerrarse nunca. Es
Cristo mismo, presente en la Eucaristía, quien espera, renueva, fortalece y sana a los adoradores, que
durante las 24 horas de cada uno de los días de estos siete años, han orado en Su Divina Presencia, a
pesar de las dificultades.
Con este gozo, dispuestos a dejarnos pastorear por Jesús y ofreciendo esta Eucaristía para que envíe
pastores que sepan atender y cuidar de sus rebaños, comencemos esta Santa Misa, de pie y entonando
el canto de entrada…
1. Por el Papa, los obispos, sacerdotes y diáconos, para que en su servicio a la Iglesia tengan como
modelo a Jesús, Buen Pastor. Oremos.
2. Por los que gobiernan las naciones, para que, imitando a Jesús, el Buen Pastor que da la vida por
sus ovejas, puedan desgastarse sirviendo a su pueblo sin escatimar esfuerzos. Oremos.
3. Para que en el seno de las familias se cultiven los gérmenes de la vocación al ministerio pastoral y
a la vida religiosa. Oremos.
4. Por aquellos que sufren soledad y vagan por el mundo como ovejas sin pastor, para que puedan
entrar por la Puerta que es Cristo al rebaño del Señor. Oremos.
5. Por todos los adoradores que, semana a semana, perseveran en su turno de adoración; para que el
Señor los colme de bendiciones y les fortalezca en la fe y sean, así, fieles testigos de la presencia de
Cristo en su vida. Oremos.
6. Por todos nosotros, para que la participación de la Eucaristía nos ayude a dar testimonio con
alegría, de saber que nuestro Buen Pastor camina a nuestro lado y nos guía hacia el Padre. Oremos.
COMUNIÓN:
El Buen Pastor quiere ahora alimentarnos con su Cuerpo y con su Sangre. Unidos como un solo rebaño,
sigamos Su voz, y vayamos a recibirlo con gozo.