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Gabriel Eduardo Caicedo- 2117518.

Ana Camila Serpa- 2118063.


Michelle Ramírez- 2118001.
Diego Molano- 2117520.
Anfres Camilo Acosta: 2116726.

LAS CONYUGICIDAS DE LA NUEVA GRANADA

¿Que llevó a las mujeres de la Nueva Granada a cometer estos actos de homicidio en contra
de sus cónyuges? Contrario a todo lo que lleva a pensar esta pregunta, trataremos de dar una
vista legal y contextual para responder esta interrogante, la balanza normativa frente a las
penas aplicadas a estos actos, las pretensiones que cada actriz tuvo para cometerlos. Seguido
se tratará de justificar estos actos desde el entorno emocional e impulsivo de las
conyuguicidas sin necesariamente hacerlas impunes de sus acciones.

De acuerdo con esto, dando un resumen básico y superficial del tema, las mujeres de la
Nueva Granada eran sometidas a humillaciones a veces inhumanas y degradantes para su
honor, al analizarlo desde lo penal como esto puede ser atenuado por su impulso de conseguir
la paz mental, física con el arma de su propia ira llegando a descansar pero también ser
juzgadas por un hecho grave visto desde el contexto moderno y desde el derecho
contemporáneo esto cómo puede llegar a ser tan grave o justificado de diversas maneras y
puntos de vista jurisprudenciales.
El siguiente texto hablará y explicará, acerca de los aspectos sociales, culturales y jurídicos,
que emplean las tipologías del maltrato a la cual, las mujeres, históricamente han sido
vulneradas y maltratadas; de igual modo, veremos cómo estas mujeres pasan de víctimas a
victimarias, en donde, nos enfocaremos según el desespero de la mujer al ser víctimas de
maltrato de parte de sus cónyuges, llegan incluso a instancias mayores, como desencadenar
delitos de muerte a sus agresores. Al mismo tiempo, la evidencia histórica reunida a través de
sus testigos, fiscales y jueces, quienes llevaban los casos, tienden a mostrar transgresiones y
cambios de la ley como un mecanismo de defensa, para proteger su vida, en medio de un
suceso más por parte de su esposo.

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A través de la evidencia histórica recopilada gracias al libro: Las Conyugicidas de la Nueva
Granada. Hay que mencionar varios testimonios y casos de mujeres, en la época de los
siglos XVlll y XlX, en efecto, ya eran de conocimiento determinados casos de abusos con
sevicia, pero muy pocos, o por decir casi inexistentes, llegaban a los tribunales por las
circunstancias sociales de la época. La mayoría de estos casos, donde se tienen registros y
documentación guardada y rescatada, se daban en lo que antes se llamaba como Santafé, hoy
Bogotá, en donde un puñado de esposas, a pesar de las amenazas y violencia tanto físicas
como psicológicas que eran arremetidas por parte de sus consortes, los denunciaban y en
varios casos, eran declarados culpables y, posteriormente, sentenciados a muerte por la orca.
Es decir, la justicia penal tenía bastante de discrecional. tal como se señala en el anexo 1.6,
entre el siglo XVlll y XIX, en la Nueva Granada no se habían consolidado, aun tendencias de
fallos ante determinados casos.Para comprender mejor esta situación, debemos transportarnos
y hacer un recorrido histórico en donde expondremos los testimonios recopilados de estas
mujeres víctimas de violencia física, y como ellas mismas, en medio de su desespero, se
convierten de víctima a victimarias, con el único fin de salvaguardar su integridad y su bien
más preciado, como lo es su vida.

A Continuación, expondremos el caso de Paola Rincón, en donde nos deja conocer, como su
marido pasó de victimario a convertirse en víctima, con el fin de ser asesinado por parte de su
esposa. Cuentan los hechos que, Paula Rincón, entró a la casa de su vecina la cual es su
testigo, venía huyendo de su marido quien, ya la había agredido en un ojo, un rato después
entró el dicho marido, Juan Bautista Quintero, a la casa de su vecina donde se encontraba
Paola. Comenzó a asomarse en los cuartos y en los corredores de la casa, al no encontrarla,
salió y se dirigió a la casa de su suegra, Josefa Jaimes, el que comenzó a discutir con ella
acusándola de que, su esposa, Paula Rincón, se había dirigido donde el alcalde. Al mismo
tiempo, sale Paula de donde estaba escondida, cogió un cuchillo de la casa y, se dirigió a la
casa de su mamá, donde comenzó a discutir con su marido y, fue ahí, donde el esposo
comenzó a darle con un palo, ella le suplicaba que no le pegara más o si no ella se iba a
defender, fue allí donde ella le propinó una puñalada causándole la muerte. Dicho
brevemente, que este crimen se basó en la defensa tanto de la vida de Paola, como la de su
madre, en lo que se puede determinar como un crimen pasional por parte de su esposo, en
donde los móviles de las agresiones sean pasionales, de rabia o simplemente por el hecho de
ser el esposo, a la cual, muchas veces las mujeres, eran víctimas calladas sin derecho a
defenderse.

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Podemos considerar lo dicho hasta aquí que, las mujeres, generalmente eran víctimas de
maltrato, ya que ella en reiteradas ocasiones pedían la separación de sus esposos
argumentando los maltratos de su cónyuges donde el agravante era la brutalidad y la sevicia a
las que ellas eran sometidas, muestra de esto era el desespero de las mujeres para librarse de
los abusos de parte de sus maridos que, hasta llegar a acabar con la vida de ellos mismos,
muchas veces les quitaron la vida mientras eran agredidas a través de una puñalada o objetos
domésticos de la casa, ya que para ellas era la única solución antes de utilizar las vías de
hecho, como lo era denunciarlos, pero eran pausadas por el miedo y las amenazas de sus
esposos, 1 por lo que muchas veces, con el objetivo de asesinarlos buscando la salida de ese
tormento cotidiano.

En un recuento histórico también se pretende exponer las causas de los conyugicidios


perpetrados por las lastimadas esposas. Es claro que la comunidad eclesiástica contó con una
gran influencia en la época colonial lo que condujo a que la vida de las mujeres estuviera
determinada por las decisiones y juicios de la iglesia, lo que resultó en tratos degradantes y en
cierta forma se les cohibía de libertad, un ejemplo de esto, son aquellas mujeres obligadas a
casarse con hombres mayores por razones económicas o por el prestigio de sus familias, por
lo cual era de esperar que se vieran múltiples casos de mujeres involucradas en homicidios.
Al analizar los motivos o las causas por las que se desarrollaban los conyugicidios, los
triángulos amorosos jugaron un gran papel como detonante de actuaciones criminales en
mujeres y es que esta época por ser una en la que más se desarrollaron guerras o para ejercer
sus actividades económicas los hombres tuvieron ausentarse de sus hogares por largos
periodos de tiempo los cuales incluso podrían llegar a durar años, al presentarse esta situación
se convirtieron en un fenómeno muy común las relaciones extramatrimoniales, por ende al
regresar los hombres a sus hogares las mujeres tenían que decidir entre su esposo y su amante
con frecuencia esta confrontación terminaba con la muerte de alguno de estos dos individuos
y aunque en estos casos no fuera muy común que las mujeres cometieron por sí mismas el
homicidio, la ley las juzgaba incluso más fuerte que a los demás implicados esto
argumentando que:

El fragmento anterior es la clara muestra de que para la sociedad una mujer adúltera era la
personificación del pecado a diferencia de los hombres que cometían adulterio ya que en

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estos casos se consideraban como acciones mancebas y no como pecados en contra de la
“moral” religiosa de la época por la que se les imponía un mayor castigo a las mujeres sin
importar su posición social. 2 Por otro lado tenemos la variante de que en esta época las
mujeres se consideraban como una adquisición o como un objeto dando como consecuencia
que actos como las violaciones, maltratos o esclavitud se tomaran como simples. Ofensas o
como comúnmente se trataban a las mujeres, de allí que el deseo de libertad creciera en el
interior de las mujeres, motivadas por este se desencadenó una tendencia a cometer
conyugicidios, aunque tradicionalmente y de manera errónea se crea que el entorno familiar
es un lugar seguro en el cual los individuos se desarrollan de manera integral, en la realidad
en múltiples casos es todo lo contrario y es precisamente en donde más vulneraciones a la
integridad de las personas se cometen por tal motivo actos de violencia física y psicológica
ejercidos por sus cónyuges se convirtieron en la cotidianidad de las mujeres en la época de la
colonia, llegando hasta el punto de que los hogares se convirtieran en prisiones, las mujeres
en reclusas y los hombres en déspotas y es que normalmente.

Al fijarnos en los ojos de los retratos de las mujeres de la época no podemos dejar pasar por
alto la desesperanza que se nota en la mirada de estas mujeres y es que desde varias
perspectivas el atentar o quitarle la vida a sus esposos se considera como la única salida que
tuvieron estas para librase de la tiranía de sus cónyuges ya que las mujeres al ser más un
adorno o un trofeo que un miembro activo de la sociedad, sin la posibilidad de valerse por si
mismas y por el temor de ser juzgadas y sometidas al ultimo suplicio (tortura) resulto en que
sea más que un deseo, una necesidad optar por métodos como el envenenamiento o ponerse
de acuerdo con un tercero para dar fin a esa figura de opresión que ejerce una represión y un
poder desmedido poniéndolas al nivel de objetos sin la menor pizca de humanidad
transmitiendo este fenómeno de generación en generación convirtiendo la pasión y el amor
por sí mismas, a su libertad y el deseo de compartir su vida con quien deseen los detonantes
para que múltiples mujeres en el época colonial cometieran conyugicidio.

Por una parte, si hablamos de los delitos contra la mujer en el periodo colonial, se habla de
los protagonistas del delito de conyugicidio donde este delito era un gran problema donde en
el texto nos dice que para los jueces esto era un obstáculo ya que, en el momento de
interrogar a las reas en confesión sobre su nombre, edad, estado, oficio, etc. eran muy pocas
las personas que señalaban la pertenencia de un 3 grupo social específico. Donde en la
sociedad colonial podemos ubicar un conjunto de conyugicidio. Para Virginia Guitierrez de

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Pineda en el siglo XIX los mezclados constituían el 42, 87% de la población de la Nueva
Granada donde en proporción, un 42,87% eran: mestizas, mulatas y otras derivaciones.

“En los siglos XVI, XVII y xvii se procesaba por adulterio a la mujer y al hombre
indistintamente entre 1700 y 1766 el número de causas iniciadas por adulterio [en
Madrid] aumentó visiblemente, pues si a finales del Quinientos y durante la segunda
mitad de Seiscientos apenas se registraban cada año entre una y tres causas-a veces
ninguna-, en las décadas centrales del Setecientos se denunciaban hasta ocho y nueve
casos anuales..." Alloza.

Para continuar, se hablará de las condiciones económicas y las ocupaciones donde se afirma
que las asesinas estudiadas no tenían buenos ingresos y, además, ocupaban oficios de poco
prestigio donde algunos de estos oficios eran: Revendedoras, Lavanderas, hilanderas,
labradoras o costureras mientras que los hombres tenían una ocupación de: carnicero,
labrador o tejedor se puede ver como los mezclados tenían un gran problema para acceder a
profesiones, oficios y estudios demostrando estar en el estrato más bajo de la “pirámide”
social. Pese a esta exclusión social la actividad laboral les permitía a las mujeres salir del
entorno privado del hogar al que eran confinadas tradicionalmente las de un estrato alto por
lo cual estas mujeres tenían una mayor libertad, independencia económica y cierto dominio
en las relaciones con su pareja demostrando cierta diferencia y opinión frente al modelo de
una mujer moralista

Según Pablo Rodríguez, los trabajos que realizaron estas mujeres de estrato bajo determinó
que su presencia en las calles y plazas fuera un hecho cotidiano ya que tenían que llevar
dinero a pesar de que los hombres tenían una ocupación es decir un trabajo donde las esposas
de esos hombres los acusaban de vagancia y aseguraban que el sostenimiento del hogar
dependía de ellas ya que las parejas de ellas tenían un apego a la bebida y trabajan para estar
en lugares donde se expendía licor. María Teresa Pita Moreda define que “En los grupos
populares 4 asalariados, el trabajo femenino se reconocía además de una necesidad imperiosa
para ayudar a la economía familiar, como una obligación moral”. Para continuar en el tema
Maia Teresa señala que el delito de malos tratamientos que los excesos contra las esposas
fueron cometidos por maridos de todas las calidades y procedencias a lo largo del siglo XVII
y la primera década del siglo XIX mientras que en el año 1780 y 1830 la totalidad de los
casos estudiados de mujeres que asesinaron a su marido donde muchas de estas mujeres eran

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personas mayores de 25 años donde muy pocas eran unos pocos años menor que su cónyuge
en conclusión el texto nos dice que: Los maltratos físicos a la mujer hacía parte de un
episodio en el que ellas retaban el poder masculino, de forma verbal en privado o público lo
cual para los maridos en esa época era imperdonable y merecida de un castigo.

Frente a un entorno lesivo para las mujeres y el peligro del ordenamiento colonial de las
relaciones mujeres- hombre surge un cambio de visión frente al maltrato en la Nueva
Granada, en este sentido comenzamos a entender el contexto de subordinación por el que
pasaban las mujeres de la época llegando a ser llamadas “esposas en calidad de esclavas”.
Este cambio de visión implica en sentido propio de la mujer neogranadina el reconocerse
como personas con derechos y simplificar al hombre agresor como “Ser no pensante y
violento”.

Dentro de esta lógica entendemos que por cuestiones netamente morales y de indignación, la
mujer de esta época actuaba de esta manera agresiva y homicida debido al cansancio
conyugal que le generaba estos maltratos de sus esposos, esta era la manera en como gran
parte de los casos conocidos se han expresado. La voz de la mujer se fortalece ante un
fenómeno imparable, los abusos, maltratos y sujeciones a la sociedad marital a la que las
obligaban sus esposos llevan a las mujeres ante los tribunales neogranadinos, de esta forma
adquieren independencia consciente de la no normalización del maltrato, por eso en estos
casos cuando los esposos llegaban al límite humillando a sus esposas estas reaccionan de una
forma defensiva en pro de su vida y defensa de derechos como en la época comenzaban a
concebir, sus esposos terminaban asesinados por su conyugue, 5 quizá un error de falsa
autoridad que evocaba en los hombres al pretender sujetar a sus esposas junto a ellas.

Estas vejaciones eran más evidentes en la baja sociedad de la época, lo cual los maltratos
perpetrados por sus esposos las llevaban a defenderse por la fuerza cansadas de lo
anteriormente expuesto. Sin embargo, en la alta sociedad y los altos cargos administrativos
esto era visto como una ofensa a la sagrada familia y un escándalo, por lo que en estos
sectores estos casos de abusos se presentaban en menor cantidad, estos significan un ejemplo
social para las mujeres menos favorecidas, pues se percibían como “desafortunadas y
castigadas”, esto sirvió para que estas mujeres conyugicidas cometieron estos actos en aras de
su libertad e individualismo de derechos.

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La evidencia clara del cambio de mentalidad sobre las mujeres de la época se representa
claramente en los estrados judiciales cuando eran citadas a juicio por el homicidio de sus
maridos donde la narración de las situaciones ayudaba en cierta forma a visibilizar y entender
la posición a la que estaban sometidas, esto también sirvió para fundamentar su
empoderamiento constructivo en vista de su beneficio. Siendo cierto y positivo esto
igualmente se daba continuismo a las tradiciones abusivas y machistas contra las mujeres,
pero de cierta forma esto contribuyó para que la tolerancia al maltrato conyugal contra las
mujeres fuera mínima y que los jueces que trataran estos casos los llevaran a la instancia de
homicidio, pero en consecuencia de su legítima defensa posteriormente de conocer su
narrativa.

En fin de trasladar el discurso transgresor de la época se hace de manera positiva, pues ya las
mujeres comienzan a ser vistas como seres humanos y su integridad física se comienza a
respetar más, esto al punto que las mujeres maltratadas comienzan a tener voz en los estrados
judiciales haciendo valer sus derechos pidiendo el divorcio por malos tratos dentro de la
sociedad conyugal por parte de sus maridos, pero en casos extremos a vista de cero salidas
judiciales y/ o diplomáticas recurren a asesinarlos. En esta lógica podríamos hablar de una
balanza en donde los sexos equilibran su poder donde la configuración cambió a estar más
del lado de la mujer y el autorreconocimiento de sus derechos, en este sentido una conclusión
más clara de objeto de estudio en este proyecto se hace una valoración de la sociedad
conyugal medida por el maltrato, la defensa y el los peores casos el homicidio

Sobre este punto podemos ver que la señorita Viviana Kluger nos habla o nos hace un relato
sobre como en el siglo XVIII los teólogos españoles, los juristas y los americanos justifican la
agresión física. El teórico Ciriaco Moreli afirmaba asimismo que el castigo era discreto y
moderado ya que era permitido por todos los derechos y a su vez limitando a su esposa y sus
acciones lo cual podemos ver que el pensamiento del hombre era protegerla y corregirla.

El español Torrecilla nos señala que cuando la mujer es amonestada varias veces seguidas y
si ella no corregía su comportamiento o conducta, el marido tenía todo el derecho sobre ella y
así mismo la castigaba con una forma la cual era azotarla con moderación y así poder
corregirla. Además los hombres hacían este tipo de planteamientos matizados como una
autorización para poder ejercer la fuerza contra la mujer.

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A continuación el señor Steve Stern nos muestra en su texto sobre la historia secreta del
género femenino y masculino y poder en méxico en las postrimerías del periodo colonial para
el caso de Nueva España. Las mujeres de temprana edad como de mayor edad sufrían un gran
alto de violencia en su círculo familiar porque son relaciones de poder familiar y por su
género. El señor Duby nos señala el caso de Italia sobre el siglo XV autorizaba al pater
familias para castigar a los suyos y así poder conseguir satisfacción con su mujer, según el
teórico Sacchetti de esa época además el sostenía que la calidad de las esposas dependía del
comportamiento de sus esposos de allí se sacaron creencias como buena esposa, fregona o
mujer quiere zurra, los hombres hubieran hecho una escuela en esa parte de Europa, de vuelta
a América podemos ver un claro ejemplo de la tradición de golpear a sus mujeres
excesivamente, aqui podemos ver una justificación jurídica del año 1807,l el señor Jose
Reyes era vecino de Onabanda, le dio tantos azotes o golpes a su señora esposa y no
importaba que estuviera a pocos días de tener un bebe de igual manera le pegaba por el
motivo de que ella se quería ir para donde sus padres y así mismo dejándole la piel con
marcas de moretones y 7 para terminar procedió a colocarla de pies a manos en una de las
vigas de la casa, después de lo sucedido abrieron un proceso penal contra el esposo pero para
josé y su defensor eran muy normales estos tipos de casos en esa epoca, aunque el
pensamiento de los maridos en esa epoca era correguir fuertemente de manera agresiva
pporque les parecia normal y poder presumir con la sociedad por ser un hombre con tanta
honra aunque para ellos el delito era matarlas del resto no les importaba nada mas, en un
estudio se encontraron las fechas de 1740 y 1810 en tunja sobre las agrsiones de los esposos
indigenas con sus mujeres se podria decir que se alteraban por la chicha ya que es un licor
naturalmente fermentado y asi los alteraba en el modo mas comun que son los celos y
provocandoles un fuerte castigo contra su victa el cual seria su mujer cuando el esposo la
gopeaba mas de lo normal en esa epoco provocandole heridas abiertas y creando un temor en
ellas iban corriendo a buscar una curandera que cuidara de ella hasta que la victima estuviera
mejor.

El señor Rene Salinas Meza sostiene que la mujer aceptaba la fuerza del hombre dándole
autoridad contra ellas en su matrimonio socialmente permitido además un punto de vista en
esa época era que cuando una mujer mostraba sus actitudes de rebelde era un rechazo social a
lo cual muestra un desarrollo marital con mala vida lo cual sería agresiones, insultos,
abandonos, abusos, etc a lo cual el ejercicio que sometieron el género masculino contra sus
eposas era algo normal y totalmente aceptado por la sociedad.

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El periodo colonial sobre el fenómeno del maltrato femenino se extendía en toda américa
hispana, Stern hace un análisis y nos cuente relativamente que acerca de ochocientos
procesos penales relacionados con ataques violentos y transgresiones morales y familiar,
señala que los esposos protagonizan más de la tercera parte de violencia contra las mujeres y
asu vez los amantes realizaban una quinta parte. En los siglos XVII y XVIII y en la primera
década del siglo XIX, Victor Uribe Uran nos menciona que en su investigación de los años
1756- 1808 sobre el proceso de quince mujeres que hallan asesinadas por hombres.

Conclusivamente este recuento histórico y de contexto colonial nos ayuda como preámbulo
para el plan investigativo que se pretende realizar transversalmente a la 8 clase, abriendo la
tematica sobre el sexo de las normas que encamina la logica juridica que vive la fleglacion de
derechos humanos en contra de los hombre teniendo en cuenta tambien los tipos penales que
avalan o no estos hechos cometidos a lo largo de la historia no solo colonial sino tambien
contempranea. Donde los tipos penales actuales contradicen su lógica en aras de proteger los
derechos de las mujeres. Pero en si, lo que se quiere desglosar con mayor impedancia es si en
caso contrario a las estadísticas actuales, como se juzga a las mujeres por sus actos de
conyugicidio y si las normas ahora están sobre la balanza, ¿A quién favorecen?

Entramos a distinguir la violencia contra la cónyuge, conviene subrayar que este


acontecimiento sucedió en el siglo XIX con sus fechas respectivas, a continuación vamos a
relacionar los casos respectivos sobre el libro.
En la primera parte del segundo capitulo trata sobre Maria Ignacia Villamil una mujer con
profesión de hilandera lo cual proviene de Charalá - Santander con respecto a esto se puede
ver que es maltratada seguidamente por su marido el señor Puente, al punto de dejarla con
golpes visibles en su cuerpo y además en su cara ya que para él era totalmente de costumbre,
la señora Villamil ya estaba cansada de tantos golpes que esa misma noche sucedió la
tragedia la cual la señora Villamil con rabia asesinó a su marido con un cuchillo dejando dos
dedos de profundidad en la parte de la boca del estomago el cual manifestaba ser mortal, con
respecto a lo sucedido la mujer no se negó en afirmar el trágico hallazgo a lo cual ella acepta
que ya estaba cansada de recibir golpes fuertes los cuales ella dice que eran “porrazos,
patadas y rejo”, varios personajes del pueblo comentan que el señor Puente era una persona
mala y que comúnmente vivía en estado de embriaguez a lo cual también comentan que como

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él era carnicero había perdido los sentimientos de humanidad que son naturales a toda
criatura, que siempre chocaba con las personas por su actitud de mal genio.

Entrando en razón a lo sucedido sobre esta primera parte no deberíamos permitir que nuestros
esposos, novios o amigos nos maltraten ya que no somos propiedad de ellos somos la ayuda y
el refuerzo para hacer una unión en armonía, a lo cual deberían poner más atención las
autoridades sobre este tema porque el culpable es quien comete el error pero para cometerlo
se tiene que pasar por algo antes de lo sucedido, además de esto las mujeres se cansan de ser
agredidas frecuentemente por el personaje masculino claramente se tiene que reaccionar por
rabia o por miedo de seguir en esos tratos o términos de vida en la cual se lleva a cabo .
En la segunda parte del segundo capítulo podemos frecuentar a una mujer la cual se llamaba
Paulina Garcia acontece que fue golpeada dos veces el mismo dia por su marido con
referente nombre ha Francisco hernandez el cual le pegaba fuertemente con un rejo de
enlazar, en el ,momento que los vecinos llegaron ayudar a Paulina se dieron cuenta que ella
había cometió homicidio por las sutiles palabras que dijo Hernandez “ya me mataste” en el
momento cuando le quitaron al marido encima se dieron cuenta que tenía una grave puñalada
de tres dedos bajo el corazón, a lo cual le dieron diez meses de prisión por lo sucedido,
entonces Pulina intentó defenderse en el proceso judicial que se le siguió por el homicidio de
su esposo ya que era víctima por las manos del señor Hernandez.

En esta segunda parte podemos ver algo peculiar sobre este libro el cual nos muestra la
subordinación que tienen las mujeres con sus maridos demostrandonos que se tienen que
aguantar todo el maltrato físico o psicológico por parte de ellos ya que se está ejerciendo un
poder contra la otra persona asimilando así mismo que tienen poder o son dueños de la parte
femenina pero también vemos que el hombre tiene más privilegio de salir como la víctima y
no teniendo culpa de nada, ya que sus amigos o personas del pueblo lo defendían dando el
poder a él y la culpa a ella por defenderse de su agresor el cual era su marido y aguantando
quince años de convivencia, a respecto a esto me pongo en los zapatos de la mujer porque asi
mismo como dije en la primera parte del segundo capítulo uno no sabe cómo vaya a reacción
por los maltratos causados lo cual se vive diariamente en el momento de angustia, dolor o
calentura pueden pasar varios sucesos para poder librarse del agresor y no volver a repetir
cuya agresión de continuidad por parte de la figura masculina.

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En este caso se deberían pasar un acontecimiento de la historia y ver como la mujer sufría
continuamente de agresiones y así generar o poder brindarle una ayuda para que no se sienta
sola tras estos casos pero como no se brindó ella tuvo que hacerlo con sus propias manos para
poder así tener un poco de tranquilidad en su vida.

El capítulo quinto tiene por premisa la siguiente afirmación:

“ i Dios nos libre, señores, cuando una mujer se determina i pierde la verguenza i
temor a Dios, porque no habrá maldad que no cometa, ni crueldad que no ejecute;
porque, a trueque, a trueque de gozar sus gustos, perderá el cielo i gustará de penar en
el infierno para siempre”.

El anterior fragmento, deja ver la forma de pensar, respecto a los delitos que se consideraban
atentar en contra de la moral y las buenas costumbres en los años comprendidos de 1750 a
1830, en lo que anteriormente se conocía como Nueva Granada, Santafé y las provincias de
las épocas concernientes al colonialismo. Uno de los móviles, quizás el mayor determinador
que llevaba a una esposa, para atentar en contra de su marido era, como se ha venido
demostrando, frenar de una u otra forma la violencia a la que eran sometidas por ser no ser
sumisas o por ser la simplemente mujer, en una época donde no se le reconocían derechos
reales a éstas mismas. Ahora bien, también existían otros motivos, por el cual, las mujeres
llegaban a atentar en contra de la vida de sus cónyuges, sin importarles las represalias que
estas recibirían al tratarse de delitos de sangre, y estos eran los triángulos amorosos. Los
triángulos amorosos se conformaban así: La mujer casada, el esposo, y un amante o un
tercero.

En la gran cantidad de casos donde se ha visto el adulterio, por parte de la victimaria, la


esposa, se dan por razones referentes al hogar, y al matrimonio, por ejemplo: los hombres de
esa época, trabajaban fuera de sus lugares de residencia, sus labores iban desde
administradores de haciendas, militares, comerciantes, la cual hacían que se tuvieran que
abandonar sus hogares por una gran cantidad de tiempo, donde se comprenden tiempos de
seis meses hasta uno o tres años. Esto hacía que las esposas, muchas veces se quedaran en la
soledad absoluta con sus hijos, haciendo que, para llenar esa ausencia, las esposas buscaban y
consolidaron un concubinato, amoríos y relaciones afectivas como sexuales. Otro motivo por
el cual, las mujeres se veían involucradas en triángulos amorosos, eran pasiones carnales que

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desencadenaron deseo, por lo cual, las mujeres al estar en momentos de soledad, los hombres
se aprovechaban de las situaciones difíciles de las mujeres, en donde a cambio de prometerles
compañía, tanto para ellas como para sus hijos, accedían a sostener relaciones, concubinatos
etc…

En esa época, los casos que se presentaban por adulterio no superan los 15 antes del siglo
XVII, pero hacia los años 1800, los casos por adulterio de parte de las esposas con sus
cónyuges, superan los 50 casos anuales, esto principalmente se daban, por los índices de
violencia que presentaban las víctimas, en el mayor de los casos por violencia intrafamiliar,
pero, otro porcentaje se presentaba el adulterio a raíz de los triángulos amorosos. En estos
casos, se presentaban varios concursos de delitos, aparte de la aberración moral que, en la
mayoría de casos se pagaban con la orca, se presentaban delitos como asesinato, secuestro,
injurias, calumnias y lesiones personales. Los casos expuestos en el libro, se da a entender
que la posesión de la mujer es vista mayoritariamente como un objeto perteneciente
únicamente a los cónyuges, y posteriormente ese poder es traspasado a los amantes, y es aquí
donde nace el conflicto respecto a los triángulos amorosos, ya que son cuestiones de honor
por parte de los dos sujetos activos, en donde se puede representar la lucha por el cual la
mujer es el trofeo, pero en otros casos, son las mujeres quienes voluntariamente acceden en
fugarse con los amantes, y entre esos dos, planean para deshacerse definitivamente de sus
esposos, llegan a terminar cometiendo homicidio, ocultamiento de pruebas y
desaparecimiento forzado.

Estas causas se dan principalmente por el temor de querer volver a ser víctimas de violencia y
al miedo a la misma soledad. Posteriori, se puede reconocer y afirmar que, los triángulos
amorosos, constituían un riesgo tanto para la esposa, como por al amante, ya que en esa
época, la moral pública y los atentados contra las buenas costumbres, perseguían únicamente
a las mujeres, los tribunales eclesiásticos, y civiles, condenaban tenazmente a las mujeres que
cometieron adulterio, las penas iban desde multas económicas, hasta el “escarnio social”, lo
que significa la pena por la orca, de tal manera que, las esposas que se arriesgaban,
necesitaban primero el divorcio, lo cual era una tarea imposible para ellas, dado que los
tribunales eclesiásticos en la mayoría de los casos no les concedían el divorcio, por atentar en
contra de la familia y la moral. Esta situación, dejaba a las mujeres en una posición dificil,
donde al momento de consumar el acto de escape, de huida, de querer hacer su vida de echo
con otra persona, los cónyuges en esa epoca comentían actos de recelo y venganza en contra

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de los que cometían concubinato, (esposa y amante), presentandose casos, donde se
presentaban riñas, peleas, enfrentamientos entre estos tres sujetos y, en muchas ocasiones,
involucraban a los hijos de estos mismos, los cuales, al llegar a consumarse los delitos de
asesinato, ya sea a manos del conyugue, esposa o amante, los hijos se veian obligados a
testificar ante el juez y fiscalía sobre los hechos acontecidos que llevaron a la muerte de uno
de los tres sujetos.

¿Y si vemos la configuración alterna del maltrato conyugal?


Las mujeres maltratadas durante los siglos XVIII y XIX tenían un pensamiento medieval ya
que se les consideraba menores de edad que tenían que estar bajo el control del marido a
pesar de las violencias que sufren ellas donde esta violencia es considerada como algo
inhumano y salvaje. Estas mujeres tenían el derecho de separarse de su esposo por sevicia e
incluso se les perdonaba si llegaban a cometer homicidio por legítima defensa.

A lo largo del tiempo la mujer sigue siendo una compañera de vida por esto mismo el
matrimonio debe perdurar pero se presenta un vacío frente a la norma ya que hay una
subordinación por que se presente el caso de que la mujer no pueda separarse es decir
divorciarse de su esposo ella procedería a cometer un homicidio cansada de la constante
violencia por parte de su esposo. Según Silvia Mallo "La presencia femenina entre los
tribunales demuestra una creciente actitud de defensa que habla de la movilización de las
mujeres y de un aumento general del individualismo que afectó las relaciones conyugales"
(Lopez, 2012, p. 62).
Las mujeres más afectadas por la violencia son las personas que están ubicadas en los
sectores bajos de la sociedad donde esta violencia lleva a las esposas a defenderse de los
maltratos de su marido un ejemplo es el caso de Maria Ignacia Villamil que cometió
homicidio contra su esposo donde ella afirma que se encontraba cansada de los maltratos
físicos de su esposo.

Un gran momento para el cambio de mentalidad en la Nueva Granada fue el discurso de las
mujeres ya que fue dentro de procesos judiciales por la causa de homicidios contra sus
maridos este discurso ocasionó un cambio entre esposas y maridos. La Doctora Linda Alcoff
nos habla en su artículo “El movimiento norteamericano contra la violación: paradigmas
desafiantes del discurso” que la mujer hable de sus experiencias así buscando un
empoderamiento con el objetivo de sus propias ganacias y pasen de victimas a sobrevientes

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un claro ejemplo es Paulina Garcia quien al inicio era una mujer que le obedecia a su marido
sin reprocharle nada despues se convirtio en una mujer que le exigia a su marido las
obligaciones de un conyuge por otro lado Lina Alcoff dice que: “Los discursos estructuran lo
que puede ser dicho a través de sistema de exclusión tales como la prohibicion de ciertas
palabras, la división entre el discurso de lo que es “sano” y lo que es “enfermizo”, y el deseo
de la verdad” (Lopez, 2012, p. 66)

La transgresión conyugal ha sido detonada consecuencia de los actos con sevicia cometidos
contra la mujer en ma sociedad marital, por ello durante el pasar de los siglos, los hombres
han hablado escrito, y recreando el crimen, al tiempo que diseñan mecanismos para
prevenirlo y castigarlo. La escuela clásica del derecho penal lo adoptó como su objeto de
estudio y tuvo en cuenta al delincuente apenas desde un plano ontológico y técnico jurídico,
al considerarlo sujeto activo del delito.

En este sentido, quizás lo más valioso de esta perspectiva teórica sea que nos permite dejar
atrás la creencia en la inocencia per se de la víctima y su papel de sujeto pasivo, para
ubicarla como activa en el desarrollo del delito e incluso como factor desencadenante de este.
Como quiera que esta víctima fuere, ella y sus victimarios han ocupado posiciones definidas
en el esquema general del delito. La victimología adopta categorías de análisis valiosos
como la clase teórico francés mencionaba a la víctima. Elías Neuman recuerda que el teórico
francés mencionaba a la víctima enteramente inocente o víctima ideal, la víctima de
culpabilidad menor o por ignorancia, la víctima voluntaria, es tan culpable como el infractor,
y la víctima únicamente culpable.

A pesar de que la victimización que sufre la mujer por parte de su marido es el eje central de
nuestro trabajo, así como la victimización que el marido sufre posteriormente por parte de su
esposa, nos parece importante tener en cuenta otra tipología, presente también en este estudio.
Se trata de victimización secundaria, que se deriva de las relaciones de la víctima con el
sistema policial, médico,psicológico, judicial y penal.
cuando el historiador del periodo colonial en colombia se pregunta por la procedencia socio
racial de las protagonistas del delito de conyugicidio se encuentra ante un gran obstáculo,
pues a pesar de los jueces interrogaron a las áreas en confesión sobre su nombre, de donde
eran naturales y vecinas, su edad, estado y odicio, eran pocas las que señalaban la pertenencia
a un grupo social específico. de allí que no nos atrevemos a ubicar al conjunto de conyucidas

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dentro de un sector puntual de la sociedad colonial, como si lo hacen patiño milla para otro
tipo de delincuentes.
sin embargo, pese a la marginación social, el ejercicio de una actividad laboral les permite a
estas mujeres salir del ámbito privado del hogar al que eran confinadas tradicionalmente las
de estratos sociales altos razón por la cual gozaban de una mayor libertad, independencia
económica y un cierto equilibrio de poder en las relaciones con sus maridos es decir, tomaban
distancia del modelo de mujer difundido por los moralistas. Este factor fue determinante en el
resultado de las confrontaciones con sus compañeros.
en los procesos analizados se detecta una concentración geográfica en los que hoy conocemos
como santander, ya que de los veintitrés expedientes seleccionados,diez corresponden a
parroquias, sitios y villas ubicados en ese departamento, lo que puede deberse a una tendencia
en dicho lugar a elevar los procesos antes segundas instancias.En lo que se refiere a los
maridos de las conyugicidio, estos pertenecían, igual que ellas, a los estratos más bajos de la
sociedad y también desempeñaban oficios poco reconocidos y remunerados como carnicero
labrador o tejedor.
en las crónicas que relatan los momentos en los que maria ignacia villamil, paulina garcia y
maria del carmen martinez rompieron la ley y transgredieron el ideal de mujer que la
sociedad neogranadina les exigia seguir, pudimos detectar claramente que antes que
constituirse en homicidas tipo, estas mujeres habían jugado dentro de la configuracion
hombre mujer el rol de víctimas por el maltrato al que las sometieron sus esposo.
Posteriormente, ellas se convirtieron en lo que Lola Aniyar de Castro llama el
criminal-víctima.

Las hilanderas, revendedoras, lavanderas y demás mujeres de extracción humilde que


protagonizan estas historias de conyugicidio reaccionaron violentamente contra sus agresores
en un momento de explosion de emociones (ceguera y escotoma ), lo que condujo a que
condujo a que en medio de la riña los maridos (víctimas provocadoras o infractoras)
perdieran la vida. Pero si bien es cierto que dentro del conyugicidio los hombres constituían
lo que los teóricos denominan la víctima provocadora, también es importante ver que papel
jugaban las mujeres en el desarrollo del delito de sevicia, directamente dirigido contra su
cuerpo y que detonaban el asesinato del esposo.
luego de una mirada a los diferentes expedientes es que muchas veces el maltrato físico a las
mujeres hacía parte de un episodio en el que ellas retaban el poder masculino, de forma
verbal en privado o en público, lo que para los maridos era imperdonable y digno de sanción.

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Todo esto retrata una configuración social de antaño como nos los explicaba Mabel Paola en
su primer capítulo de la ilustración 3n analisis, algo atrasada en materia judicial y
conservadora en lo social
Tras una revisión del uxoricidio, podemos determinar la rabia fundante en el carácter
femenino, pues nos lleva a concluir algunas diferencias entre la legítima defensa del honor y
el homicidio claramente. El derecho positivo colombiano el uxoricidio estaba regulado de
manera que prácticamente el lesionador del bien jurídico quedaba impune. Sin embargo, en el
caso de la balanza normativa y sancionadora entre las penas para las mujeres y los hombres
está actualmente tipificada y reglamentada, en el contexto del derecho en edad media esto se
explica de manera que el juez reduce esto a legítima defensa del honor en ambos casos.
Luego, en el derecho contemporáneo y la transformación normativa que ha sufrido el entorno
legal, podemos detenernos a analizar cómo estas nuevas tipificaciones justifican el homicidio,
un ejemplo de esto es: Art. 57 Código Penal: Ira o intenso dolor lo cual nos muestra un
atenuante punitivo a la hora de cometer el homicidio, también aplica para varios tipos
penales, el interrogante dentro de estos es: ¿Aplica de manera equitativa para ambos sexos?

¿Podemos cambiar la visión jurídica del maltrato en la sociedad conyugal?


Esto depende de la normativa actual, pero primero daremos un repaso pequeño de la
configuración jurídica en la Nueva Granada y se dejará entre dicho cómo esto afectaba las
penas impuestas a los actores y actrices del crímen.
En la Nueva Granada las autoridades quienes eran encargadas de recibir las denuncias por
delitos varios destinaban a las mujeres al olvido, siendo ignoradas, pues ñara las autoridades
el maltrato doméstico dentro de la sociedad conyugal era un caso muy recurrente, hasta el
punto de ser normalizado, tal como trascendió en el tiempo la figura de la familia tradicional,
el esposo, la esposa, sus hijos, todos sometidos al poder brusco y desfasado del hombre en el
hogar. Fue solo hasta un punto en la sociedad actual que esto tocó fondo, pues las denuncias
por maltrato doméstico aumentaban de maneras considerables cada día, la rama judicial y lo
legislativo tenía que hacer algo al respecto, lo hizo y consigo logró disminuir los índices de
maltrato, pero no era suficiente para controlar y tratar de frenar este fenómeno. Con
mecanismos legales cada día más complejos y avanzados se logró transformar este fenómeno,
abrirle las ventanas a la posibilidad de dejar de normalizar estos vejamenes.

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Desde el derecho en la Nueva Granada, los jueces tienden a excusar estos actos de uxorícidio
definiendolos como provocados, consecuencia de tratos varios que desencadenan descontento
y dolor, de esta manera le quita a los jueces el papel de jurisprudentes, pues la norma está tan
dispersa que disminuye la importancia del tema a solo lo que se sentencia en los fallos, solo
siendo a fin de cuentas una excusa más para que los hombres puedan seguir cometiendo estos
actos sin tener que pagar por ellos, ¿Pero qué pasa cuando las mujeres son las que toman el
papel de victimarias? En el contexto neogranadino es claro que no pasaba gran cosa y
simplemente las mujeres eran condenadas a cadenas perpetuas, a trabajos en teoría
esclavistas, etc. Pero en el papel contemporáneo con los nuevos mandamientos
constitucionales deja en alto los derechos fundamentales y le dá un trato especial a las
mujeres protegiendolas de los vejámenes a los que históricamente estuvieron acostumbradas
y sometidas, los entes encargados de garantizar esto son las instituciones, las de funciones
públicas dirigidas al interés general y las instituciones creadas especialmente para atender
casos de cual sea el calibre en torno al maltrato conyugal contra de la mujer, en teoría y en el
papel suena muy bien, pero en la práctica es una problemática y un fenómeno más que legal,
institucional.

Al parecer el trastorno socio- jurídica actual ha cambiado la visión frente al maltrato


conyugal con fin de proteger el bien jurídico de la vida, yuxtapuestamente como se presente
el caso, ¿Pero esto basta para resolver el problema?
Para muchos autores es imposible cambiar esta visión de la noche a la mañana, pero
reconocen un gran avance ligado a la legislatura y jurisprudencia actual, para ellos es más
complejo, pues para erradicar este fenómeno, más que desde lo legal que es crucial, es desde
la misma sociedad conyugal y desde la vista tercera de sus círculo familiar, social o
económico.

Casos en el presente se han dado, cónyuges mujeres asesinando a sus esposos a causa de su
maltrato y humillaciones, la víctima muere y posteriormente la culpables es puesta a
disposición de las autoridades, ¿Como responden ellas ante este crimen actualmente? Sin dar
un extensivo repositorio normativo, se resume todo a un impulso por ira o intenso dolor como
se ha mencionado anteriormente, esto atenúa su pena, sumado esto, el juez encargado del
caso ya no pueden saltarse su papel más importante que es crear jurisprudencia sobre casos
exóticos y dar lo que se conoce como cosa juzgada constitucional, este se cerciora de estudiar
su contexto familiar y en sociedad conyugal, estudiar el trato mutuo, las condiciones

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socioeconómicas también son importantes a la hora de dar un fallo, dado a que también puede
ser un atenuantes cuando la sociedad conyugal está en condiciones socioeconómicas
vulnerables en donde el Estado haya olvidado dar su mano benefactora. De acuerdo a lo
descrito entre la Nueva Granada y lo contemporáneo, podemos afirmar que actualmente
existe un equilibrio normativo y constitucional frente a esto, sin embargo, existe una deuda
histórica con las mujeres que los constituyentes de la séptima papeleta en 1991 quisieron
dejar retratada en la nueva y actual carta magna junto a varias reformas dadas a lo largo de
estos años, estos es dar como prioridad los derechos de las mujeres situándose en una
protección especial en casos en que ellas sean ultrajadas por su condición femenina o por
otros aspectos de género relacionados. Presentando una ambivalencia en este caso, pues son
protegidas de manera especial en casos concretos, pero al tiempo, cuando llegan a reclamar
por la garantía de sus derechos son juzgadas, perseguidas y nuevamente discriminadas por la
institucionalidad, su lucha queda olvidada por el letargo de la ineficiente autoridad.

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