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La prensa de la prensa: periodismo y relaciones públicas en la información

Book · March 2016

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Adriana Amado
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 Editorial Biblos
CUADERNOS DE COMUNICACIÓN
ISBN 978-987-691-517-5

9 789876 915175
ADRIANA AMADO

PERIODISMO Y RELACIONES PÚBLICAS EN LA INFORMACIÓN

Algunos todavía creen que las noticias las producen los periodistas.
LA PRENSA

PRENSA DE LA PRENSA
Otros, más suspicaces, dicen que las inventan los medios. Sin

DE LA PRENSA
embargo, la investigación de varias décadas concluye que son las
relaciones públicas las que marcan la agenda informativa, ganando
en iniciativa y recursos al periodismo. Eso explica por qué en los
medios noticias interesadas de fuentes y anunciantes le ganan la
plana a las importantes o a las interesantes.
Periodismo y relaciones públicas son profesiones que siempre

PERIODISMO Y RELACIONES
estuvieron vinculadas, pero nunca fueron tan dependientes como
en la actualidad. Una ya no existe sin la otra y, aunque la enseñanza
insista en separarlas como dos carreras distintas, ya no pueden

PÚBLICAS EN LA INFORMACIÓN

ADRIANA AMADO LA
seguir estudiándose por separado.
Éste es un libro para entender cómo se construye la noticia contem-
poránea desde el juego de las dos prensas: la prensa de los medios
y el periodismo, pero sobre todo la de las oficinas de prensa que
manejan estratégicamente la información.
PRÓLOGO: OMAR RINCÓN
Adriana Amado es estudiosa y divulgadora de la comunicación pública.
Se doctoró en Ciencias Sociales en Flacso con esta investigación que
publica Biblos, que dirigió Eliseo Verón. Es docente investigadora en la
Argentina y ha visitado como profesora Ecuador, México, Colombia y
España. Cuenta con once libros de su autoría y más de veinte obras colec-
tivas. Recientemente ha publicado Política pop. De líderes populistas a
telepresidentes. Es activista cívica desde infociudadana.org.ar.

Editorial Biblos
CUADERNOS DE COMUNICACIÓN
ADRIANA AMADO

investigación de doctorado dirigida por el doctor Eliseo Verón con 1. Información general
una amplia perspectiva, que propició la integración de conceptos y
perspectivas que fueron generosamente evaluadas por un jurado de
notables conformado por Oscar Traversa, Martín Becerra y Fernando
Ruiz, que recomendó su publicación. Desde entonces, numerosos
colegas y estudiantes de grado y posgrado aceptaron compartir ideas
y profundizar lecturas que enriquecieron este texto.
El libro se organiza con el nombre de las clásicas secciones de
los medios informativos. En “Información general” se presentan
los distintos modelos teóricos que abordan la problemática de la
información en los medios. El juego de los agentes de la informa- Quien pregunte “qué hacemos con los me-
ción y los demás actores sociales en el cambio de siglo se trata en dios” debe preguntar primero “qué hacemos
el capítulo-sección “Política”, para analizar después el proceso de con el mundo en el que operan estos medios”.
producción de información, considerando la interacción de fuen-
Zygmunt Bauman
tes y periodistas. Haciendo honor al surgimiento de estas nuevas
secciones híbridas entre información y publicidad el capítulo que
¿Cómo es posible aceptar las informa-
las explica se denominan “Empresas & protagonistas”. Finalmente, ciones sobre el mundo y sobre la sociedad
se dedica un breve anexo para comentar algunas metodologías de como si se trataran de informaciones sobre
análisis cuyo nombre, “Espectáculos”, remite a la idea de construcción la realidad, cuando se sabe cómo se produce
de la información. En todos los casos los conceptos teóricos intentan esta información?
Niklas Luhmann
de ilustrar la acción de la prensa y el intercambio de información
que mantienen los participantes de los sucesos y los reporteros. Esta
ida y vuelta del análisis teórico a la crónica de los sucesos también
sirve para ilustrar ese movimiento perpetuo entre la teoría y la ética
de las dos prensas.
De tanto hablar de la prensa, a veces se escapa de dónde viene el
término, cosa que aclara bastante su alcance. Prensa era el dispositivo

por sinécdoque el sistema social de producción de información y a

designar indistinta o conjuntamente a medios de cualquier sistema
y periodistas. Prensa, así, pone juntos y revueltos, como si fueran un
mismo actor social, sujetos que tienen diferencias cada vez más no-
tables en ideología, objetivos y metodología, como son trabajadores
de prensa y empresarios de medios. También se habla de “libertad
de prensa” para referir el derecho de cualquier ciudadano a imprimir
y difundir sus ideas, de donde viene la idea del derecho universal a

20 21
ADRIANA AMADO
la información asociado al concepto. De ahí que dentro de prensa
también se encuadren otros agentes del proceso de información,
como fuentes institucionales, agencias de noticias, consultoras y
- las agencias de publicidad, que administran el vínculo de los anun-
sa”) a la acción difusora que llevan a cabo las áreas y los agentes de
comunicación de organizaciones y personalidades.
En cualquiera de los casos, la prensa es una parte del sistema de
medios entendido desde su perspectiva sociológica, que considera
los dispositivos tecnológicos particulares pero principalmente “la
conjunción de un soporte y de un sistema de prácticas de utili-
zación” (Verón, 2004: 194). Desde la mirada sistémica de Niklas
Luhmann (2000: 2), medios de comunicación de masas son “todas
aquellas disposiciones de la sociedad que se sirven, para propagar
la comunicación, de medios técnicos de reproducción masiva”. Esta
de la autocomunicación de masas, este nuevo fenómeno que “es
comunicación de masas porque potencialmente puede llegar a una
blog con enlaces […] [y] al mismo tiempo, es autocomunicación
y selecciona los mensajes concretos que quiere recuperar”. Algunos
textos se ocupan de los medios en tanto tecnologías organizadas que
posibilitan la comunicación de masas de lo que suele denominarse
también con el plural en inglés media. Esta institución sería “el
conjunto de las organizaciones y actividades mediáticas junto con
sus normas, formales e informales, de funcionamiento, y ocasional-
mente en los requisitos legales y éticos establecidos por la sociedad”
(McQuail, 2000: 42). Esta perspectiva demanda un abordaje más
complejo, que agrega lo social a lo tecnológico y lo económico, que
suele predominar en mucha de la investigación.
El enfoque de la economía política de los medios, por caso, se
ocupa de lo que designa como industrias culturales, que serían las
empresas de producción y comercialización de bienes y servicios
Escuela de Frankfurt. Dentro de él incluyen “todas las industrias y
actividades de información y comunicación (por ejemplo, industria
22
de informática)” (Mastrini y Becerra, 2006: 29). Sólo en algunos
casos esta perspectiva suele ocuparse de otros mediadores como
ciantes con los medios y, por tanto, buena parte de las inversiones
publicitarias. O las agencias de relaciones públicas que manejan el
últimos años han adquirido magnitudes económicas que superan en
facturación y personal a muchos medios de prensa. Se trata de otros
mediadores menos ostensibles pero no por ello menos centrales en
el sistema mediático.
establecen con la sociedad en la que se insertan. De hecho, “la exis-
tencia de un medio de comunicación evoca siempre la existencia de
una comunidad, una visión de relaciones entre la escala individual
y la colectiva y una cierta representación de los públicos” (Wolton,
espacio en el que se realice y sin un público, es decir, sin una visión de
parecidos o medios de un mismo grupo propietario funcionen de
manera diferente. A su vez, la existencia de cierto esquema mediático
impacta en la vida social en la medida en que, como señaló Eliseo
Verón (1988: 124), vivimos en “sociedades en vías de mediatización,
es decir, sociedades en que las prácticas sociales (modalidades de
funcionamiento institucional, mecanismos de toma de decisión,
hábitos de consumo, conductas más o menos ritualizadas, etc.) se
transforman por el hecho de que hay medios”. Dentro de estas prác-
ticas sociales se inscriben los vínculos que establecen los distintos
grupos sociales con la prensa, grupos que utilizan los medios como
canales de difusión de sus mensajes a la vez que buscan en ellos
información de otros que intercambian ahí.
La clásica categorización de Harold Lasswell (1948) apuntaba
justamente a entender las distintas instancias de los procesos de
comunicación que pueden describirse a partir de quién habla a
quién, mediante qué mensaje y qué medio de recepción, y con qué
efectos. Pamela Shoemaker y Stephen Reese (1996: 10) sostienen que
23
ADRIANA AMADO

los estudios de comunicación que se ocuparon principalmente de
los efectos en las audiencias, impulsaron la línea de investigación
más vigorosa que desde inicios del siglo se ocupa especialmente
en los procesos de opinión pública. Esa perspectiva instrumental
que orientó muchos estudios enfocados en qué efectos generaban
determinadas decisiones de comunicación es lo que lleva a Castells
(2009: 178) a concluir que las audiencias siguen siendo tratadas como
el objeto y no el sujeto de la comunicación, aun por aquellos teóricos
críticos de la comunicación que a pesar de sus buenas intenciones a
menudo no escapan de una visión unilateral del proceso. Esa perspec-
tiva predomina en ciertos encuadres de los textos latinoamericanos
que intentan explicar la comunicación en términos de manipulación
o hegemonía, perspectiva que marcó el desarrollo local de los estu-
dios de la recepción, que desde la misma denominación (receptor/
recipiente) delatan esa objetivación que señala Castells. La categoría
“hegemónico”, explica Silvio Waisbord (2013b: 40), presenta al actor
enfoques estructuralistas y neomarxistas que asumen “la simetría
absoluta entre periodismo, medios e intereses”. Sin embargo, este
abordaje fue el más productivamente transitado en Latinoamérica
junto con los estudios culturales, de las mediaciones, del consumo
cultural y de la ciencia (Torrico Villanueva, 2004).
El foco en el estudio del emisor fue acompañado con un consi-
derable desarrollo de la economía política de los medios, que ha
proporcionado en los últimos años una descripción estructural de
los sistemas de medios latinoamericanos. El trabajo de Guillermo
Mastrini y Martín Becerra (2004, 2006, 2011) para Latinoamérica
es un ejemplo de brindó datos sobre los procesos de conformación
de los conglomerados mediáticos, los efectos de la concentración
empresarial en el mercado y las políticas públicas que debieran re-
gular estos aspectos. La abundante producción alrededor del emisor
y de los receptores contrasta con la carencia de investigaciones que
pongan en relación de causalidad esos factores estructurales con los
contenidos de los medios o las organizaciones que los producen.
Como dice Omar Rincón (2012: 182), los enfoques para estudiar
los medios exaltan los avances técnicos a la vez que descreen de su
impacto en la comunidad: “Cada vez académicos y mercaderes se
parecen más. Optimismo tecnológico, pesimismo cultural. Eferves-
cencia tecnológica, cinismo político”.
Esto plantea paradojas y deja vacíos en las ciencias sociales de
América Latina, como señala Néstor García Canclini (1996: 10),
presupuestadas y sometidas a impuestos por economistas que no
entienden bien de qué se trata eso de la cultura, mientras los espe-
cialistas en cultura seguimos opinando con pocos datos, como si sólo
nos ocupáramos de excelsas creaciones del espíritu”. Los analistas
coinciden en señalar que la investigación académica latinoamericana
siempre puso el foco en los macrofenómenos:
La institucionalización del campo de la comunicación y
la superación epistemológica de visiones, atravesadas por los
idealismos que marcaron los años 70 y 80, abrieron paso con
mayor frecuencia a estudios preocupados por los avatares
de la globalización, intangibilidad territorial e identitaria.
(Arrueta, 2010a: 68)
Esa mirada puesta en los grandes procesos dejó de lado los
fenómenos de la comunicación, al punto que en los encuentros
académicos aún persiste el prejuicio que distingue comunicadores
y comunicólogos, como si técnicas y teorías pudieran pensarse por
separado y sólo las segundas fueran objeto de estudio y discusión.
Jesús Martín-Barbero (1990) se ocupó muchas veces de esta tensión
en el campo, que mientras hablaba de las mediaciones no las consi-
deraba en toda su complejidad: “Confundir la comunicación con las
técnicas o los medios es tan deformador como pensar que ellos son
exteriores y accesorios a la (verdad de la) comunicación, porque es
en últimas desconocer la materialidad histórica de las mediaciones
culturales y discursivas en que ella se produce”. Dentro del con-
cepto de mediaciones no sólo se inscribe el vínculo de los medios
con sus audiencias, sino que también deben incluirse los intensos
intercambios que mantiene con otros actores de su entorno social.
sistema político a los medios se da a través de la reglamentación,
preocupación de la economía política de los medios, pero también

24 25
ADRIANA AMADO

desde lo que llama news management. Dentro de esta circulación

ubica las relaciones de cooperación o intercambio de los actores agenda. Son escasos también los estudios que describen los efectos
políticos como fuentes informativas, o sus esfuerzos por condicionar de los medios en nuestras sociedades, muchos de los cuales provie-
la cobertura noticiosa a su favor, sea desde la gestión de prensa como nen de los estudios de opinión pública y la comunicación política
a través de presiones hacia los medios. (Aruguete, 2010).
La complejidad de las relaciones que la organización mediática
mantiene con su contexto puede comprenderse desde el esquema
que propone Dennis McQuail (1998: 131) de lo que llama “acción
organizativa de los medios”. En él muestra que medios y periodis-
tas se relacionan con las fuentes de información, con la sociedad
en general, con la audiencia y con los inversores y auspiciantes.
Una quinta relación se da en el seno de la organización y tiene que
ver con lo que pasa dentro de las redacciones y en la gestión de los
medios. Cada uno de estos vínculos ha sido abordado como objeto
de estudio desde distintos enfoques conceptuales, que se inscriben
en las dos teorías dominantes en la investigación en comunicación
en las últimas décadas: las teorías de la línea crítica y las empíricas
(De Mateo y Bergés, 2010: 49). Estas últimas se siguen llamando
despectivamente corrientes administrativas, como si la crítica ori-
ginal de Theodor Adorno a Paul Lazarsfeld de que se trataba de “la
investigación para la administración” estadounidense pudiera seguir
aplicándose a toda investigación sistemática, empírica y aplicada
(Moragas Spá, 2011a: 79).
Si se siguen las trayectorias de las dos grandes corrientes de inves-
tigación dominantes se verá que ninguna reemplaza a la otra porque
se ocupan de fenómenos distintos: la investigación de la escuela Por su parte, los estudios de periodismo tienen una tradición
crítica se dedicó mayormente a los medios con relación a los factores
de poder y a la sociedad y la investigación empírica, centrada en el teóricas que giran alrededor del estudio de los emisores y la produc-
análisis de los efectos y de las funciones, ofreció métodos de estudio ción de noticias (Wolf, 1987). Sin embargo, sus marcos conceptuales
para los medios en relación a sus procesos de producción y difusión y metodológicos tardaron en ser reconocidos por los investigadores
y con relación a las audiencias y la opinión pública (Amado, 2012a: latinoamericanos, que concentraron parte de su producción en la
16). El predominio del enfoque crítico en el ámbito académico local semiótica del mensaje, no siempre articulada con los procesos de
producción noticiosa. Un metaanálisis de los estudios publicados
tecnologías de la comunicación y el estudio de determinados grupos entre 1960 y 2007 concluye que “suelen encontrarse dispersos y en
sociales con relación a la comunicación entendida en su sentido un estado de desconocimiento notorio, al no haberse desarrollado
antropológico. Estos enfoques dejaron fuera de estudio cuestiones
consideradas instrumentales o procedimentales, como los emisores

26 27
ADRIANA AMADO
(Mellado, 2010: 127). El estudio encontró que un tercio de los estu-
dios se concentran en la década del 90 y el 59% después de 2000,
lo que muestra lo tardío del desarrollo de ese campo de estudios.
Los datos le permiten concluir a Claudia Mellado que “todo aquello
demuestra el retraso y la irregularidad que Latinoamérica ha tenido
- otro plano: son transversales, y su funcionamiento se ha vuelto
investigadores argentinos comenzaron a incluir el tema de las rutinas
periodísticas en sus trabajos. Sin embargo, siguen siendo escasas las
investigaciones sistemáticas que den cuenta de un panorama general
de la producción de noticias entendida esta como el objeto central
de los estudios (Amado, 2012b), que incluye no sólo lo que ocurre
dentro de las redacciones sino más allá de ellas.
La relación que los medios mantienen con su entorno es un aspec-
to de la investigación tan crítico como lo que pasa dentro de la redac-
ción, o el vínculo que establecen los distintos actores que buscan un
canal de difusión, o el uso que le dan los anunciantes como soporte
publicitario o como canal de llegada a determinados segmentos de
la sociedad. El catedrático brasileño Nilson Lage (2001: 70) muestra
la complejidad del proceso al explicar que se trata de un sistema por
el cual el productor de información provee una representación de
la realidad al público masivo, que reacciona sobre el sistema. Esta
reacción del público es leída por el sistema que retribuye al produc-
reconocimiento social. Esa primera parte del proceso es la menos
estudiada de todas, a pesar de que es la que muestra la interacción
de los medios con los actores sociales, especialmente los de poder.
La producción de información no puede entenderse en su comple-
y su público, o como resultado de la presión directa de un actor de
28
poder sobre una parte del sistema. La investigación de medios debe
describir la dimensión económica (correspondiente al espacio de la
producción), pero articulada al aspecto social (espacio de la discu-
esto es así porque “los medios no constituyen un metaespacio más,
junto a los espacios común, social y político; hay que pensarlos en
hoy la fuente principal del cambio social” (Verón, 2001b: 134). Esta
idea distingue tres campos de problemas que se han sucedido en el
transcurso de la evolución histórica de las ciencias de la comunica-
los problemas de la transmisión (la circulación) y los problemas de
“los problemas de la transmisión-circulación no han sido nunca
realmente planteados, al menos en la semiótica” (128), a pesar de que
es precisamente en el espacio de la circulación donde se construye
el sistema de representaciones sociales.
Se suele señalar la posición de privilegio de los medios en tanto
constructores/transmisores de realidad social. Ni siquiera el recelo
de que pueden estar manipulando los mensajes parecería producir
“debido a que el conocimiento que proviene de los medios de masas
parece estar elaborado de una textura autorreforzada que se entreteje
a sí misma” (Luhmann, 2000: 1). Según este enfoque, los medios co-
munican sobre algo distinto a ellos o sobre ellos mismos, es decir que
“se trata de un sistema que distingue entre la referencia a sí mismo
(autorreferencia) y la referencia a lo otro (heterorreferencia)” (7).
En su heterorreferencialidad informan sobre hechos y opiniones, lo
que supone la posibilidad de que puedan observar a los observado-
res: “La realidad de los mass media es la realidad de la observación
de segundo orden. Los medios de masas sustituyen las tareas del
conocimiento que en otras formaciones sociales estaban reservadas
a sitios de observación privilegiados: los sabios, los sacerdotes, los
nobles, el Estado” (124). Verón (2011) traduce este esquema al decir
que todos somos observadores de primer grado (O1) y que son los
periodistas y los buenos escritores los delegados por la sociedad para
la observación de segundo grado (O2), que a su vez es observada por
29
ADRIANA AMADO
quienes practican las ciencias sociales, que serían observadores de
tercer grado (O3). Aclara que se trata de posiciones y no de tipos
de personas ya que cualquiera de nosotros podría colocarse en una
u otra posición, a título individual o transitorio, o en el marco de
una actividad institucionalizada, es decir que se trata de posiciones
relativas. En la posición de O2 se ubicaría la producción de infor-
mación de las áreas y agencias de prensa, que se dedican a observar
y comunicar la actividad de un actor social, con la única diferencia
con el periodista que éste lo hace para varios actores sociales y la
prensa institucional se suele ocupar de sus mandantes. En no pocos
casos, los periodistas se dedican a procesar ese material, con lo que
se ubican como O3.
Es necesario insistir en la complejidad del proceso de producción
de noticias porque muchas veces se suele reducir a una cadena lineal
que comienza en el despacho del dueño del medio y termina en la
sociedad. Señala Lage que en la evaluación académica de la produc-
ción noticiosa suele estar implícito el paradigma unidireccional de
Claude Shannon y Warren Weaver: “El error reside en el concepto
de producir […] Los periodistas no inventan o crean la información
que publican, sino que parten de relatos o de la observación y tra-
ducen al lenguaje periodístico el conjunto percibido” (Lage, 1999).
Esta perspectiva no dista mucho del modelo de relaciones públicas
usado por la mitad de las organizaciones, según surge de la clásica
investigación de James Grunig y Todd Hunt (citados por Ferrari y
França, 2011: 32), que es el de la “información pública”. Según esta
concepción, la comunicación se centra en la difusión unidireccional
de información basada en la idea de que existe una verdad que debe
ser conocida. También unidireccional es el modelo del “agente de
prensa”, que busca la difusión de la información a partir de las noticias
favorables en los medios, muy vigente en la promoción de depor-
tes y espectáculos, cuya comunicación es de tipo propagandístico.
Estos autores estimaron en 15% de uso de este modelo, aunque no
puede ignorarse el gran crecimiento que esta táctica ha tenido en la
comunicación de gobierno. Es paradójico que la investigación aca-
démica postule la necesidad de modelos superadores para abordar
la comunicación contemporánea pero que en la práctica vuelva a
modelos de comunicación unidireccionales para explicarla.
30
Manuel Martínez y María Humanes (2012: 52) señalan que la
surgidas ambas con la intención de trascender el nivel del texto como
locus para la indagación sobre la información periodística: el estudio
de las ideologías profesionales y la investigación sobre los procesos
de producción informativa (newsmaking). Dicen los investigadores
que la primera de esas tradiciones es de raíz positivista y se orienta a
la elaboración de tipologías a partir de la caracterización de las acti-
tudes, los valores y la percepción de los roles periodísticos por parte
de los profesionales de los medios. Las líneas de los estudios sobre
el newsmaking de matriz epistemológica constructivista intentan
desvelar las formas de organización del trabajo en las redacciones
y las prácticas y rutinas profesionales de los periodistas, que condi-
cionan y explican la cobertura informativa de los medios.
Que los medios sean centrales en el proceso de producción y
circulación de la información social no los convierte en los únicos
productores de información, porque en las sociedades contempo-
ráneas funcionan también recolectores, seleccionadores y trans-
misores de información que otros producen y promocionan. Esto
vendría a poner en evidencia el juego permanente de la prensa
comunicación, es decir, dos prensas complementarias y recípro-
camente dependientes.
Hay noticias que saben ajustarse a las normas sugeridas por los
-
nicas. De hecho, hasta las publicidades traen noticias, cuando se
ocupan de la temporada de liquidaciones o de los vencimientos de
impuestos y demás menesteres demasiado cotidianos para la preocu-
pación del periodismo. La actividad periodística es el rol socialmente
legitimado para producir construcciones públicamente relevantes en
la medida en que se les reconoce a los periodistas la función social
de la información (van Dijk, 1996). Esta realidad social circulante en
31
ADRIANA AMADO

los medios es resultante de un proceso de producción, circulación y

reconocimiento y consumo de discursos (Verón, 1987). proporciona ventajas intelectuales y cívicas a los lectores de los pe-
Los medios no son mediadores neutrales ni analistas racionales riódicos, en la medida en que facilita y dirige a los receptores hacia
de los acontecimientos sociales que vehiculizan sino que la relación
- más difícil encontrar los géneros en su expresión pura, también son
meno es el mismo acontecimiento, en tanto que no es un fenómeno más inciertas las lecturas.
exterior al sistema mediático sino un producto de éste: “Los hechos En las últimas décadas del siglo pasado algunos investigadores
que componen la realidad social no existen en tanto tales (en tanto acuñaron el acrónimo de infotainment
hechos sociales) antes de que los medios los construyan” (Verón, doble que podría sintetizarse diciendo que, muchas veces, nos in-
1987: V). Pero los medios construyen mucho más que noticias:
viendo un informativo” (Ford, 1999: 67). En una época de audiencias
La descripción de la sociedad que corre a cargo de las esquivas, una regla ineludible de los medios es que todo sea ameno;
noticias y los reportajes no es la única que produce efectos. “el entretenimiento es una lógica de interpelación social de alta comu-
También la publicidad y el entretenimiento logran conse- nicabilidad y seducción” (Rincón, 2006: 44). Por eso atraviesa todas
cuencias en la medida en que comunican las posiciones las narrativas mediáticas desde mismo origen, allá por “1835, cuando
individuales y ciertas disposiciones de la comunicación.
algunos publicistas neoyorquinos y londinenses se dieron cuenta
(Luhmann, 2000: 117)
de que era más fácil leer noticias que columnas editoriales, y que el
hombre común prefería estar entretenido que bien informado” (50).
La información es la base del sistema de los medios de comuni-
Castells (2009: 249) señala que cada vez la gente se informa más
cación de masas cuyo código se constituye a partir de la distinción
sobre política mundial en los programas de celebridades y eso no
informable/no informable, siendo la información el valor positivo.
tiene que ver con la fama sino con la forma en que la gente consume
La noticia sería un género puro, que se reconoce cuando se lo ve,
información: “En cualquier tema es un reto mantener la atención
decía Teun van Dijk (1996). Sin embargo, no es tan sencillo iden-
crece la audiencia de las noticias ligeras centradas en el entreteni-
es noticia. Cada vez más contenido propagandístico intenta usar el
miento, una forma de mantener la atención es utilizar a los famosos”
-
que tienen garantizado un acceso a una amplia gama de medios, y
cio publicitario” o en medios que se presentan como periodísticos
por tanto, más posibilidades de trasmitir un mensaje. En política
pero son soportes de información institucional. Así las distintas
se llama “campaining by advertainment” a las “presentaciones [de
combinaciones del código información/no información conforman
los candidatos] en programas periodísticos y de entretenimiento
tres campos programáticos en los medios de comunicación de masas
para llegar a sectores de la población que no miran los programas
-
de información” (Vowe y Wolling, 2002: 65).
nimiento. Estos campos se han estudiado de manera separada, como
Los que presentan el entretenimiendo desde su connotación ne-
-
gativa olvidan que el ser humano es homo ludens además de homo
ción/entretenimiento, y, dentro de la información periodística, se
faber, y que “no todo lo que entretiene «aliena», sino que, para ser «sí
oponía hechos/opinión, periodismo/publicidad. Dice el catedrático
mismas», las personas precisan ocio, entretenimiento, espectáculo,
José Luis Albertos (1999) que el “respeto corporativo a la teoría de
sobre todo después de un día agotador en esta agotadora civilización”
los géneros periodísticos […] ha reportado y sigue reportando a los
(Cortina, 2004: 23). Los criterios de selección de sucesos noticiables

32 33
ADRIANA AMADO
por su amenidad y espectacularidad es producto de la narrativa que
- corrientes ciertas “notas informativas” sobre otros productos comer-
tando un rasgo idiosincrásico del hombre moderno. Por entonces
también el respaldo publicitario reemplazó los padrinazgos políticos
que hacían posible las publicaciones, con lo que aparecieron los
géneros híbridos de información y publicidad, como los advertorials
(Shoemaker y Reese, 1996: 150). Desde su mismo origen cada medio
de masas fue soporte de dos enunciaciones al punto que este sincre-
tismo de información, cultura y divulgación es el rasgo de la prensa
moderna: “La «cultura» divulgada por los medios de comunicación
de masas es una cultura de integración: no sólo integra información
y raciocinio, las formas periodísticas con las formas literarias de la
narrativa psicológica en un entretenimiento y una «ayuda» deter-
minados por el human interest - los mismos políticos que los protagonizan y que, en algunos casos,
tica como para asimilarse al mismo tiempo elementos del reclamo
publicitario” (Habermas, 1990: 203). Esta transformación también
que “se volvieron parte de organizaciones comerciales a gran escala
que estaban más orientadas hacia el entretenimiento y las ganancias
que a estimular el debate crítico y racional entre los ciudadanos. El
contenido de los diarios se despolitizó, se volvió sensacionalista y
personalista en su afán de aumentar las ganancias” (Thompson, 2011:
El análisis asignaba espacios diferentes para cada enunciador (el
editorial/periodista y el anunciante), pero esa separación académica
nunca fue en los medios. El espacio editorial puede contener notas
de carácter publicitario, sea en forma de espacios pagos con formato
periodístico, o porque se trata de notas que promocionan abierta-
mente productos y servicios del mismo medio o de las empresas
anunciantes, producidas desde la perspectiva del interesado en que
se difunda y que obtiene espacios en el medio para su reproducción.
Una investigación de las noticias del diario Clarín concluye que
mientras hacia 1988 no se publicaban en el cuerpo principal del diario
34
noticias sobre productos de la editorial, a partir de 1992 se hicieron
ciales del medio (Zullo, en Raiter, 2002: 52). En estos espacios no
sólo el enunciador editorial toma plenamente el rol de enunciador
anunciante sino que los contenidos de la publicidad y la noticia se
repiten. Este género existió desde el mismo origen de los medios
pero se desarrolló en las últimas décadas, cuando el negocio de los
medios empezó a padecer la pérdida de audiencias y el aumento de
la competencia (Shoemaker y Reese, 1996: 152), especialmente en
un mercado publicitario en retracción. Señales temáticas dedicadas
a la presentación de productos, lugares, credos, organizaciones;
programas patrocinados para la promoción de productos o lugares,
reportajes en apariencia periodísticos pero que son auspiciados por
-
cias” y son en realidad espacios patrocinados por los protagonistas
de los informes.
Sabemos que “lo que tiende a prevalecer en las sociedades posmo-
dernas es la heterogeneidad” al punto que lo que tenía de uniforme
-
divergencia” a este proceso social que “produce, entre otras cosas,
del mercado de consumo en general, y del mercado de medios en
particular: toma de conciencia de la crisis de la prensa, pérdida del
poder prescriptivo de los medios de «interés general», más allá del
discurso de la información”. Este proceso atraviesa el intercambio
social en el sentido que señala Castells (2009: 176) de que “la for-
mación de la nueva esfera pública de la sociedad en red se lleva
a cabo construyendo protocolos de comunicación entre distintos
procesos de comunicación”. Estos protocolos serían las prácticas y
en los campos culturales de la sociedad red global (consumismo,
individualismo en red, cosmopolitismo y multiculturalismo, según
Castells) a través de la “cultura de compartir”. Estas prácticas trans-
versales a estos modelos serían los cuatro protocolos principales: la
digitalización, que construye el lenguaje común de los medios inte-
35
ADRIANA AMADO
grando géneros como el infoentretenimiento; el hipertexto digital en
red, que permite la coproducción del contenido que se consume; la
publicidad
en todas las expresiones culturales; y el branding, comercial o de otro
tipo, que estructura la relación entre individuos y colectivos. Este
abordaje integra los procesos que atraviesan la práctica social de la
información y permite entender en un todo lo que la academia suele
considerar por separado. Por ejemplo, las escuelas de periodismo
incorporaron la digitalización en sus currícula pero poco hicieron
para entender cómo los otros tres protocolos impactan en el trabajo
periodístico. De la misma manera, la construcción de marca y la
publicidad nunca estuvieron separadas de las narrativas mediáticas,
aunque su estudio mayormente quedó en el marco de las disciplinas
mercantiles. Sin embargo, como señala Rincón (2006: 138):
La publicidad es un modo de comunicación en la me-
dida en que diseña y produce información, actúa sobre la
transformación de las percepciones y las representaciones,
pregunta masivamente por el sentido de nuestra sociedad y
se ha convertido en un modo privilegiado de gestión de las
relaciones sociales.
Como parte de los procesos sociales, la fragmentación de la de-
manda de los consumidores genera una fragmentación en la oferta,
que se observa en la segmentación de los dos grandes clientes de los
medios: la audiencia y los anunciantes. Las diversas propuestas de la
televisión temática, las múltiples señales de cable, las radios locales,
ofrecen a los anunciantes canales segmentados para alcanzar con más
formatos asignados a publicidad, permitiendo el ingreso en espacios
que tradicionalmente no ocupaban los avisos, como publicidad
en tapas, auspicios de noticias, avisos mimetizados en espacios
editoriales, publicidad no tradicional, etc. O desarrollaron nuevos
soportes, como los suplementos insertos en los diarios, dirigidos a
industrias (moda, automotores), actividades (comercio exterior) o a
instituciones (Iglesias, universidades, administración pública, etc.),
36
Estas técnicas de comunicación se apoyan con las acciones de
prensa, con difusión de variantes de los mensajes publicitarios en las
noticias. Este tipo de información conformada por novedades sobre
promoción de un consumo, la aceptación de una marca o la construc-
ción de imagen de una institución) es lo que Furio Colombo (1997:
71) llama “noticias promoción”, que son enviadas a las redacciones
por las áreas y consultoras de prensa. Como señalan Shoemaker y
Reese (1996: 149), “la autonomía periodística es particularmente
vulnerable cuando el respaldo publicitario escasea”, por lo que no es
extraño que proliferaran en las últimas décadas espacios para atraer
los anunciantes con carnadas periodísticas. Estos espacios de noti-
cia pueden estar tarifados o ser parte de la contraprestación por la
contratación de avisos, o bien ser el estilo del medio cuya narrativa
es publicitaria con estilo periodístico.
El aumento de la cantidad de empresas como fuentes y prota-
económica que los anunciantes tienen en los medios, ni su crecien-
te presencia sólo por la presión directa que puedan ejercer. Antes
el contenido mediático, en especial al organizar la estructura de
los mercados, las relaciones entre los medios y sus audiencias, y el
equilibrio entre los contenidos propuestos” (McQuail, 1998: 201).
Las instituciones sociales también se vinculan activamente con los
medios como fuentes, lo que ha convertido la escena pública “en
campo de lucha para las diversas estrategias publicitarias que utili-
zan los políticos, los gobernantes, los académicos, los mercaderes,
las causas sociales” que compiten para ganar visibilidad y existencia
pública (Rincón, 2006: 134). Estos procesos son particularmente
elocuentes en medios de provincias que dependen estrechamente
-
mación. En estos casos, los medios llegan a convertirse en soportes
de la comunicación gubernamental, a la que le dan prioridad como
fuente o le asignan espacios exclusivos para la publicación directa
de la información que proviene de las áreas de prensa (Arrueta,
2010a: 104).
37
ADRIANA AMADO
La relación del suceso con la noticia que lo reporta puede en-
tenderse, como señala Miquel Rodrigo Alsina (1989: 29) “a partir
de la noción de la construcción de la realidad como producción del
sentido a través de la práctica productiva y las rutinas organizativas
de la profesión periodística”. Desde esta perspectiva, la relación entre
acontecimiento-fuente-noticia es esencial para la comprensión de la
las noticias no son producto exclusivo de los medios sino el resul-
tado de un proceso en el que intervienen otros participantes en una
producción colectiva de sentido.
Las noticias son un objeto de estudio complejo que se ha aborda-
do tradicionalmente desde tres niveles de análisis: la construcción
de la noticia que hacen sus productores, el producto periodístico y
su discurso, y los eventuales efectos que puede tener en los desti-
la participación de los productores, el análisis del producto y los
efectos en las audiencias. Los dos primeros niveles se relacionan
estrechamente si se entiende que las condiciones de producción
tienen efectos observables en el discurso (Verón, 1996).
La construcción de la noticia depende de dos tipos de relaciones:
las que ocurren en el seno de la organización mediática y la que ésta
establece con los actores del entorno. Los procedimientos de trabajo
que normalizan los procesos y facilitan las decisiones periodísticas
se conocen como rutinas productivas dentro de la teoría de la noticia
(newsmaking). Esta perspectiva articula dos aspectos: la cultura pro-
fesional de los periodistas y la organización de los procesos, dentro
de los cuales cumple una función fundamental el concepto de noti-
ciabilidad (newsworthiness), esto es, las condiciones que debe tener
un acontecimiento para ser transformado en noticia. A esto se suma
el proceso de selección de sucesos (gatekeeping) que se convertirán
en noticia: “Las decisiones del gatekeeper no son realizadas sobre
la base de una valoración individual de noticiabilidad, sino más
bien con relación a un conjunto de valores que incluyen criterios
noticia, la velocidad”, entre otros (Wolf, 1987: 206). Esos valores son
38
varios que operan simultáneamente, en concurso con otros factores.
Lance Bennett propone cuatro principios de selección (periodístico,
toma de decisiones, en las rutinas productivas, la forma en que se
establece el vínculo con los destinatarios y con el poder (Livingston
y Bennett, 2003: 368).
La elaboración de las noticias es un tipo de procesamiento de
textos en el que intervienen “fuentes de discurso” en la medida en
que “los sucesos noticiables tienen rara vez testigos presenciales y
pocas veces se describen directamente” (van Dijk, 1997: 44), sino que
llegan a los periodistas a través de diverso tipo de fuentes (testigos,
rumores, documentos, entrevistas, conferencias, comentarios, etc.).
A partir de este material de base, periodistas y editores realizan una
serie de operaciones de selección, resumen, combinación, elimina-
ción y reformulación estilística.
Cada vez que se habla de construcción está implícita la idea de
un agente que debe ser incluido en el estudio del proceso como va-
riable. De hecho, su participación se encuadra dentro del concepto
de las mediaciones de Jesús Martín-Barbero (2012: 30) en tanto “el
concepto mediaciones no es lo que «los medios median», sino que
los medios entran en relación: medios y sociedad, medios y vidas
cotidianas, medios y movimientos sociales, medios y estructuras de
producción”. El periodista es un agente socialmente reconocido como
mediador entre los medios y la sociedad expresada en sus grupos y
referentes, así como el jefe de prensa es su contracara como vocero
de organizaciones y personalidades. Este intercambio corresponde
al modelo de comunicación que sigue a la prensa de opinión del
siglo
los medios audiovisuales del siglo . Este modelo aparece hacia la
década de 1970 y se conoce como el de las relaciones públicas ge-
neralizadas en la medida en que “los Estados, las grandes empresas
y aun las menos grandes, y poco a poco todas las organizaciones
sociales (desde las vigorosas administraciones públicas hasta las
colectividades territoriales y organizaciones de la sociedad civil) se
apoderan de las técnicas de gestión de lo social y de las técnicas de
comunicación cada vez más perfeccionadas” (Miège, 1998: 50). Estas
estrategias han sido poderosos activadores de los cambios sociales y
39
ADRIANA AMADO
culturales que intervienen activamente en el espacio público y son
parte del proceso de construcción de la información implicada en
la comunicación.
Algunos autores hablan de estos agentes especializados en las
“estrategias de comunicación” como de “un grupo creciente de
instituciones y de grupos sociales [que] trata de «engatusar» a los
periodistas pagando con frecuencia sumas muy elevadas a profe-
sionales de la comunicación que «fabrican acontecimientos a me-
dida»” (Champagne, 1995: 245). Estos agentes de prensa trabajan
con expectativas de una clientela que solicita de cuestiones como
“aparecer en primera página”, con lo que la cuestión sería saber quién
puede que incluso presupongan su valor como noticias” (van Dijk,
1997: 45). Pero ese lugar privilegiado en el proceso no necesariamente
es una función negativa ni tampoco la única instancia manipuladora
del proceso, aunque puede entenderse que su poco conocimiento
En las ciencias sociales se suele considerar el mensaje la varia-
ble independiente y los efectos, la dependiente. Sin embargo, el
mensaje también es una variable dependiente de múltiples factores
internos y externos a la organización periodística, que conforman
distintos niveles que van desde las circunstancias individuales
del periodista, sus rutinas de trabajo, las condiciones que ofrece
la organización, el contexto en que se desempeñan los medios y la
superestructura ideológica (Shoemaker y Reese, 1996: 167). Todos
estos factores hacen que no se pueda sacar conclusiones sin tener
en cuenta los condicionantes que intervienen en los procesos de
producción. Aun teóricos de la manipulación como Noam Chomsky
y Edward Herman (1990: 22) no señalan una única causa, sino
tamizan las noticias:
la concentración de la propiedad de los medios;
medios;
40
la dependencia de los medios de la información proporcionada
por el gobierno, las empresas, y los “expertos”;
los correctivos como método para disciplinar a los medios de
comunicación, y
la ideología como mecanismo de control.
(los dos primeros) o el poder (los dos últimos). Sin embargo, en
la rutina diaria resulta crítica la dependencia de las redacciones
de la información que proporcionan las fuentes organizadas, es-
pecialmente porque se trata de procedimientos instalados en las
redacciones. Dicen Chomsky y Herman que la manipulación de
los medios de comunicación por parte de la elite que resulta de los
e interpretan las noticias de una manera «objetiva» y sobre la base
de unos nuevos valores profesionales” (22). La importancia que
adquieren las noticias de las organizaciones más productivas de
que su relevancia deriva de son presentadas como tales, y no porque
lo sean de por sí.
Los factores que impactan en el trabajo de los periodistas podrían
resumirse en tres categorías: las condiciones laborales, las estrate-
gias comerciales de la empresa periodística y las características del
campo periodístico en el que se inscribe cada periodista (Neveu,
2004: 73). Estos tres aspectos son a su vez críticos en la forma en
que la prensa de las redacciones entra en contacto con la prensa de
las organizaciones.
Las condiciones de trabajo del periodista han cambiado drásti-
camente en los últimos tiempos. Por lo pronto, porque cambió la
estructura del negocio de los medios y porque la tecnología está
41
ADRIANA AMADO
- más laxos los límites entre la redacción y los departamentos comer-
la comunicación, en la que la proliferación de formatos y servicios de
noticias de veinticuatro horas aceleró el ciclo informativo haciendo
recaer la exigencia de la creciente competencia en los periodistas,
inmersos en un proceso cada vez más frenético de producción de
noticias (Blumler y Kavanagh, 1999: 213).
Esta presión por responder a ciclos de cobertura permanente
conspira contra la investigación periodística (Pew Research Center,
2004: 2) y vuelve a los medios más necesitados de subsidios informa-
tivos. Frente a estas exigencias de productividad, las fuentes vienen
a cubrir las carencias de una organización mediática que ofrece
menos recursos a las divisiones noticiosas, que están a la mitad de
los niveles que tenían en la década de 1980 y perdieron no menos
de un tercio de las capacidades de reporteo y edición con respecto a
2000 (Pew Research Center, 2010a: 3). En este contexto de recortes
ofrece la propia fuente y los chequeos se compensan con declaracio-
para complementar con sus servicios esas falencias y propiciar el tra-
tamiento de una información desde la adecuación al proceso. Como
unos proveedores de información bien organizados pueden ser muy
media informativos utilizan la mayor parte de
lo que las empresas de relaciones públicas les suministran”. En este
contexto, las fuentes no sólo son proveedoras de información sino
que facilitan la tarea del reportero al colaborar con aportes mate-
riales, como viáticos para llevarlos al lugar de los sucesos, o proveer
una sala de prensa equipada para facilitar la tarea de los periodistas.
En estas nuevas condiciones, las estrategias comerciales y empre-
sariales de los medios impactan cada vez más en la tarea periodística,
lo que hace necesario integrar los aportes de la economía política de
medios en el estudio del periodismo para determinar cuáles son las
condiciones estructurales que impactan en su tarea. Por ejemplo, las
estrategias de captación y retención de anunciantes van haciendo
42
ciales. En su versión más sencilla, los medios priorizan las noticias
de los anunciantes, actuales o potenciales, si no es que ofrecen
como parte del servicio publicitario la difusión de las gacetillas o la
realización de alguna entrevista. En el otro extremo, se ubican las
prácticas extorsivas por las cuales un medio utiliza la publicación
impositivo, etcétera.
La dependencia de información es una causa potencial de res-
tricción de la autonomía periodística cuando implica una clara
capacidad de iniciativa para marcar el ritmo de la agenda (McQuail,
1998: 192). Los anunciantes estatales pueden restringir el acceso a
la información pública para ejercer presión en los contenidos de los
-
gos en función de la cobertura. La naturalización de las coerciones
comerciales se registra particularmente en los países en transición
elites, como ocurre en las últimas décadas en Latinoamérica y en
Europa del Este. Los boicots publicitarios y otras formas de coerción
comercial se han convertido en una forma corriente de control por
parte de los gobiernos.1 Esto es particularmente crítico en países con
prensa con un alto grado de paralelismo partidario, donde políticos
y periodistas están políticamente relacionados (Davis, 2009; Hallin y
Mancini, 2004; Waisbord, 2013b). Pero esta cercanía también ocurre
con otras fuentes de poder, como las organizaciones económicas y
2012; Sullivan, 2011). Un condicionamiento más leve pero no por
del esquema de marketing de la empresa mediática (Shoemaker y
Reese, 1996: 155).
1. Varios trabajos, especialmente emprendidos por organizaciones de la sociedad civil,
se ocuparon en la última década de los diversos temas relacionados con forma de pre-
sión a los medios y uso abusivo de los recursos del Estado ( , 2005, 2008; Amado,
2010a, 2011a, 2013; Becerra, 2011; Benavides, 2000; , 2004; O’Donnell, 2007; Rincón,
2008, 2010; Rockwell, 2002; Speck y Fontana, 2011; Tsitsishvili y Civil Society Against
Corruption, 2010).
43
ADRIANA AMADO
Todas estas condiciones en las que se desarrolla la tarea periodís-
tica tienen efectos en el campo profesional: la estructura del campo
periodístico depende de la posición del periodista con relación al
nombre) y la diferenciación y el posicionamiento de los medios en
competencia (Neveu, 2004: 74). Un ejemplo de cómo las condicio-
nes generales impactan en la posición profesional se observa en los
periodistas que desarrollan su actividad en forma autónoma, fuera
de la relación contractual con el medio. El vínculo laboral fue re-
emplazado por contratos de explotación de espacios en medios que
dependen exclusivamente de los auspicios comerciales eventuales.
Sin un respaldo editorial o un soporte de negocios que vaya más allá
de la contribución de anunciantes, el periodista queda más expuesto
a las presiones. Muchas veces, los anunciantes no miran el escaso al-
cance que tienen muchos de estos emprendimientos sino la posición
del periodista en un medio más importante, que tiene que ver con el
convertir su nombre en una marca con valor en el mercado informa-
su lugar en el diseño de los diarios, por ejemplo, dejó de estar al pie
de la nota para encabezarla” (Martini y Luchessi, 2004: 27).
o del periodismo como si se tratara de una actividad sin matices o
aislada de las circunstancias en que se desarrolla. Un análisis para
dar cuenta de la complejidad de factores que impactan en las noticias
debería considerar los medios “como un sistema en el sentido más
amplio de la palabra, que no sólo integra a los reguladores políticos
y a los productores y distribuidores mediáticos, sino que también
está interconectado con los sectores de publicidad, las relaciones
públicas, el marketing y, a menudo también, con la investigación
de audiencias y de opiniones” (McQuail, 2000: 248).
Cuando se trata de los procesos noticiosos, mejor que la lógica
mediática para abordarlos es hacerlo desde la lógica periodística de-
sociales (Waisbord, 2011: 149). La perspectiva periodística incluye los
que es noticia, los formatos que relacionan los recursos tecnológicos
44
disponibles y los estilos periodísticos preferidos por cada canal, la
cultura profesional y las condiciones laborales y la posición editorial,
determinada por la propiedad de los medios, los intereses comercia-
de los factores estructurales y organizacionales determina los temas,
los encuadres y las fuentes de los medios, que deben analizarse en
cada caso. Su investigación sobre las organizaciones de la sociedad
civil como fuentes en Latinoamérica le permite concluir que la re-
ceptividad en las redacciones de sus novedades y temas depende de
la particular combinación de un periodismo con foco en el Estado,
el comercialismo, la concentración en la propiedad, redacciones con
pocos recursos, medios orientados hacia las audiencias urbanas de
tipo de medio
(no es lo mismo para los medios comerciales que para los diarios
populares o los de prestigio), la naturaleza de la presión (comercial,
tipo de vínculo (personal-institucional: me-
dio-empresa, periodista-empresa, periodista-fuente) (Tunstall, 1971:
203). En la década del 70 Jeremy Tunstall señalaba la necesidad de
establecer una correlación entre los menores recursos de la redac-
ción y la mayor necesidad de los aportes de las fuentes, que podría
que muchas veces los periodistas acreditados usan los relacionistas
-
gación relacionadas con las notas en las que trabajan, por la simple
razón de que cuentan con pocos recursos por trabajar fuera de la
las secciones de carácter publicitario, como moda o automotores.
Otro condicionamiento relacionado con la lógica periodística es el
uso dominante de comunicados y boletines institucionales por parte
de la prensa local (Arrueta, 2010a; Kunczik, 2002: 278 ss.). Se trata
de periodismo subsidiario de las relaciones públicas cuando medios
y agencias usan en porcentajes superiores al 75% los comunicados
de prensa, prácticamente sin cambios en el estilo de las gacetillas
originales.
45
ADRIANA AMADO
El análisis desde la teoría del newsmaking preguntaría si las
noticias en cuestión responden a algún criterio de noticiabilidad,
es decir, si se trata de un acontecimiento interesante, relevante,
o representa algún tipo de servicio para el lector. En este caso, aun
cuando respondieran a alguno de los criterios de noticiabilidad, en
al enfoque del emisor institucional que predominaba en todas las
notas. Porque se supone que en el discurso periodístico el sujeto de
la enunciación, el acto de informar, es distinto del sujeto del enun-
ciado, que participa en el evento relatado. La presuposición se basa
en que el discurso periodístico, como plantea Teun van Dijk (1996:
113), es “impersonal, debido a que no lo produce y expresa un único
individuo, sino organizaciones institucionalizadas”, por lo que “los
relatos periodísticos, pues, no son relatos de experiencias personales,
y no expresan por lo general las creencias y las opiniones privadas”.
Pero las noticias que reproducen total o parcialmente el comunicado
enviado por la fuente, rompe ese pacto implícito porque el sujeto
del enunciado (la gacetilla de prensa) se convierte en el sujeto de
la enunciación (la noticia promoción). La multiplicación de los
llamados “suplementos especiales” como gastronomía, moda, pro-
piedades, que canalizaron otras formas de publicidad creada como
servicio para los anunciantes, no para los lectores, “llenaron las pá-
ginas editoriales con un periodismo disciplinado que es promocional
en la medida en que surge como apoyo de los avisos publicitarios”
(Bagdikian, 1985: 108).
Javier Darío Restrepo (2011: 125) dice que los publirreportajes
tienen una apariencia ambigua, porque parecen periodismo pero
son publicidad y muchas veces los interesados tienen derecho a revi-
sarlos antes de que se publiquen, cosa que no ocurriría con los textos
periodísticos, que además se suponen al servicio del interés público
en lugar de ocuparse de asuntos de particulares. La clara distinción
entre información publicitaria y editorial no responde únicamente
a un planteo ético pautado por el manual del medio. De hecho, la
caracterización se impone si el espacio asignado hubiera sigo pago
46
por el interesado, pero no cuando la reproducción textual responde
a la propia lógica mediática. Como puede ocurrir cuando hay un
espacio para cubrir y la novedad de un emisor de relevancia pública
llega en el momento justo, y consideran en la redacción que no vale
publicitaria depende de que expresamente se la caratule como tal,
de modo que el receptor conozca “que ese espacio ha sido pagado
para que contenga determinada información, produciéndose un
distanciamiento de la responsabilidad de la publicación periódica
que la reproduce respecto ya bien a la verdad del contenido de la
información, ya bien respecto al criterio de selección de la informa-
ción” (Magariños de Morentin, 1991: 104). La campaña publicitaria
busca reforzarse por una acción de prensa en busca de legitimar
el mensaje institucional. La táctica de prensa justamente intenta
reportar en formato periodístico la información institucional, de
modo de que el lector suponga que la información ha pasado por
tercero que es sujeto del enunciado.
El análisis del discurso suele concentrarse en la lectura de los
teoría de la enunciación permite distinguir dos niveles en el funcio-
namiento de cualquier discurso: el nivel del enunciado o lo que se
dice, y el nivel de la enunciación, que concierne a las modalidades del
decir. La prensa construye un contrato de lectura que tiene que ver
con las modalidades del decir en tanto construye cierta imagen de
aquel que habla (el enunciador medio-periodista), una imagen del
destinatario y un vínculo entre ambos. El conjunto de las estructuras
enunciativas que adoptan los distintos contenidos constituiría el
contrato de lectura que el soporte propone a su lector.
En los medios modernos empezaron a convivir, cuando menos,
dos de los campos programáticos de Luhmann: las noticias y la pu-
blicidad. En el primero se inscribe el discurso del emisor-medio, que
convive en el mismo soporte con el emisor-anunciante que utilizó el
nuevo canal de comunicación de la prensa de masas para alcanzar
al público diana de sus propuestas comerciales. En este discurso
publicitario, es una práctica textual que busca producir un efecto
en el destinatario. Según Oscar Steimberg y Oscar Traversa (1997:
47
ADRIANA AMADO

32), se trata de dispositivos que contribuyen a la construcción social Estos espacios de encuentro entre la noticia y el mensaje publicitario
de sentido. Desde la perspectiva de la investigación, la sociedad
mediática de nuestros días “«hace problema» precisamente en los En todos estos casos, lector y consumidor se fusionan en un
único enunciatario y se genera un espacio discursivo común, don-
entre sus cualidades discursivas; en esos lugares donde se fracturan de publicidad e información no se distinguen. Esto es evidente en
secciones sensibles a los anuncios empresariales, como economía y
noticia/publicidad en los soportes mediáticos plantea contratos de espectáculos, pero se hace cada vez más patente en la información
lectura distintos al clásico de lector de noticias. política, porque coinciden varios factores cruciales para propiciar
Una estrategia discursiva por la cual el enunciador/periodista el predominio del enunciador externo: es fuente principal en la
se separa del enunciador/anunciante consiste en caracterizar vi- medida en que los funcionarios lo son; en muchos casos, la gacetilla
sualmente los espacios publicitarios con una diagramación que los
cubrir en directo el hecho; el anunciante gubernamental es uno de
“espacio de publicidad”. Pero no pocas campañas intentan encu-
brir el discurso publicitario con una máscara periodística, recurso noticiosas o diarios llenos de eventos que dan cuenta de la gestión
que se vuelve corriente en épocas de publicidad escasa donde los
anunciantes se ponen exigentes y los medios facilitan de buen grado 2010a; Arrueta, 2010a).
En la prensa moderna, los dos destinadores convivían en un mis-
A su vez, las fuentes que producen información de forma activa mo soporte, en espacios diferentes, aunque apelaban a un mismo
demandan crecientes espacios para la difusión de sus noticias, que destinatario desde dos discursos diferenciados en el contrato con su
lector. En los medios contemporáneos, los soportes se multiplican,
la medida en que la demanda viene de actores que son anunciantes
y fuentes de otras noticias, y por lo tanto la difusión de la informa- de publicidad que se superponen, se fusionan, se realimentan sin
ción institucional, aunque no responda a los criterios periodísticos que pueda establecerse claramente qué dio origen a qué. Queda al
tradicionales, puede ser una estrategia del medio para mejorar su destinatario el trabajo de separar lo que lo apela como consumidor
contacto con estos actores. En otros casos, la decisión conviene al de aquello que le habla desde el discurso periodístico.
medio porque, por ejemplo, el material provisto por la fuente es de
buena factura y permite cubrir espacios sin asignar recursos de la re-
dacción. Tal el caso de la información que proveen las distribuidoras
de Hollywood, que facilitan fotografías y entrevistas ya preparadas
de actores a los cuales la mayoría de los medios no podría acceder
de manera directa.
Otras marcas de separación de los enunciadores son la cita y la
modalización del enunciado con la circunstancia de la enunciación
(“según dijo”)
lector pueda tener en el tercero, y no en el periodista que deja claro
su distancia con la declaración (es como si dijera: “Es verdad que la
).

48 49
ADRIANA AMADO
En muchos casos, el medio descuida su propio destinatario por-
que justamente su negocio con el anunciante/fuente a veces es más
importante que el humilde que le proporciona el lector o el espec-
disfrazada de información hace medios menos interesantes y menos
estadounidense que en las últimas décadas se volvió demasiado
dependiente de los informantes y en nombre de la competencia se
apura por dar primicias que no siempre son tales, máxime en un
autocumplidas (Starkman, 2012). La transcripción de los anuncios
gubernamentales y corporativos limita el ejercicio de un periodismo
investigativo y plantea la pregunta de para quién se producen las
noticias: si para el público general o para los anunciantes y fuentes
institucionales. El desdoblamiento se da en el enunciador y en el
destinatario de la información en la medida en que la enunciación
o anunciante, que le habla principalmente a su consumidor.
En un texto clásico Umberto Eco (1986: 203) explica por qué
hay que distinguir la verdad parabólica de los principios morales
o políticos, que “no puede estar sujeta a censura, por lo menos no
del mismo modo que la verdad de la información”. Ahí planteaba
que la información tiene valor de verdad, pero muchas veces ocurre
que la clásica referencialidad del discurso informativo cede lugar a
un discurso cuyo valor de verdad no reside el enunciado, sino en la
enunciación. Al publicar “Equis promete…”, “Zeta anunció…”, lo que
queda sometido al valor de verdad es la promesa (el acto del decir),
que se constata con la simple declaración del interesado y no surge
postular provisoriamente dos corolarios: que hay un cambio en el
emisor real (ya no es el periodista, sino el publicista el que habla
desde la noticia), o que hay un cambio en el enunciador (que com-
bina el emisor interno al medio con uno externo). Las expresiones
50
“según dijo”, “de acuerdo con” hablan de un acto de la enunciación
cuyo sujeto se convertirá en el sujeto del enunciado de la noticia.
cuenta de quien se lo contó. El sujeto de esta nueva enunciación
modaliza el enunciado al remitirlo a la fuente institucional, de modo
que al enunciarlo como discurso de otro el sujeto enunciador evita
hacer un juicio, que traslada al interlocutor. Por ese procedimiento,
el periodista declara que no tomó conocimiento directo del hecho
que se relata sino apenas de lo dicho, cuyos términos transcribe
remitiendo la responsabilidad de lo dicho al emisor a través de la
simple operación del entrecomillado. Las comillas señalan que el
enunciatario-fuente habla a su enunciatario-consumidor que pre-
domina por sobre el lector.
Los medios han legitimado el acto de decir y han autoproclamado
su valor por encima del contenido de los mensajes, privilegiando la
enunciación por sobre el enunciado. Señala Verón (2004: 174) que el
hecho de que un mismo contenido pueda estar a cargo de distintos
dispositivos de enunciación resulta crítico en la medida en que el
éxito o fracaso de una publicación no depende tanto el contenido sino
de las modalidades de decir: “Con frecuencia, el estancamiento o baja
de lectores resulta de una alteración progresiva e imperceptible del
que engendran una incoherencia en el contrato”. De todos los análisis
que se ocupan de la caída de audiencias de la prensa informativa,
el aspecto menos estudiado es justamente el impacto que trajo esta
ruptura en el contrato enunciativo que mantenía separada la infor-
mación de la publicidad. Determinar quiénes son los sujetos de la
enunciación y quiénes los del enunciado, y cómo se articulan en el
discurso noticioso, permitiría constatar la polifonía que caracteriza
ese discurso cruzado de opiniones, declaraciones, trascendidos,
anuncios promocionales que son las noticias.
Esta perspectiva de análisis del discurso periodístico que examina
a sus enunciadores no se limita al discurso publicitario, porque las
también son actos de enunciación con enunciadores menos ostensi-
bles pero que conviven en la noticia con el decir del periodista. John
51
ADRIANA AMADO
Thompson (2001: 119) lleva esta idea más allá después de analizar
la historia del escándalo político y su relación con el periodismo,
resultado de la actividad de individuos que no son periodistas y de
organizaciones que no tienen un carácter mediático (como la poli-
cía, los tribunales de justicia, o los distintos tipos de comisiones de
principalmente el de seleccionar y divulgar la información que otros
generan”. Este especialista sostiene que en el famoso caso Watergate
los periodistas Bob Woodward y Carl Bernstein se presentaron a sí
mismos como detectives que lucharon contra el secretismo y las
mentiras, y que, así como exageraron su propio papel, subestimaron
las investigaciones del FBI, del proceso judicial y del Congreso, que
aportaron revelaciones importantes. Abona esta posición el análisis
que por esa época hizo Herbert Gans (1979: 120) del vínculo con las
fuentes, donde concluye que, “cuanto más poderoso es el político,
más difícil es para el reportero encontrar alguien dipuesto a declarar.
No hubo indicador más temprano de la pérdida de poder de Richard
-
ción”. Thompson señala que los periodistas realizan esa selección en
función de la imagen que tienen de sí mismos y de las convenciones
cómo medios de diversa extracción y perspectiva utilizan el mismo
procedimiento de utilizar la información que envían las fuentes,
que obtienen así más presencia en las noticias que aquellos actores
sociales que no aportan sus novedades a las redacciones.
La perspectiva de la enunciación enriquece el análisis de las
noticias en la medida que aporta una riqueza de factores que sue-
len ser desatendidos. Por ejemplo, la Red Andi (www.redandi.org)
realiza un monitoreo sobre noticias de la niñez y la adolescencia
Los informes de la Argentina muestran que más de la mitad de las
fuentes que hablan de los jóvenes son los poderes públicos (funcio-
narios, jueces y policía), mientras que las fuentes de la comunidad
o las del ámbito escolar son una mínima parte (Cytrynblum, 2008,
2009), porcentajes que se mantienen en los veintidós diarios ana-
lizados. La consecuencia más obvia es que las noticias asocian los
52
jóvenes a delitos y problemas sociales porque son esas fuentes las
más consultadas y las que producen activamente información para
el circuito informativo.
-
rriente es la presión de la publicidad en el contenido, que puede darse
de muchas formas. McQuail señala que en los medios comerciales
se elige la estrategia más obvia de ofrecer contenidos favorables a los
productos y servicios que tengan probabilidades de ser publicitados.
Pero el autor señala también que, “si bien es función de los medios
ofrecer noticias referidas a los centros de poder o derivadas de ellos,
la excesiva o indebida dependencia respecto de las fuentes con poder,
o simplemente un interés exagerado en estas, pueden traer consigo
una reducción del grado de libertad” (McQuail, 1998: 196). Concluye
que el ejercicio de periodismo independiente está en relación directa
con el hecho de que un canal ofrezca su propia versión de los hechos,
muchas veces, de instancias procedimentales.
Otro presupuesto del análisis de las noticias es que existe una
diferencia entre la información y la opinión, basada en la premisa
de que “la función primordial del discurso informativo no es la de
persuadir, sino la de informar y, por lo tanto, los noticiarios tienen
una estructura retórica distinta de la de los artículos editoriales,
de fondo o de opinión y de la publicidad” (van Dijk, 1997: 64). Sin
embargo, muchas estrategias de prensa se esfuerzan por presentar
noticias favorables para una persona o una institución con una
retórica informativa, de modo de contribuir con ello a mejorar su
imagen pública o promover una novedad. La diferencia reside en que
la publicación no responde a los clásicos criterios de noticiabilidad
sino que se trata de noticias promovidas por terceros, muchas veces
producidas íntegramente fuera de la redacción. Como la mayoría
de las veces se trata de fuentes de poder, con un sistema de difusión
sumamente profesionalizado, se da por descontado su pertinencia y
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ADRIANA AMADO
la redacción, que se vuelve dependiente de los ritmos de las fuentes
Estas circunstancias que van impactando en la labor periodística
no siempre son percibidas por los periodistas. Una investigación
- ticas y enfocada en el bienestar personal. En este sentido, dice Erik
lando en los estudios de cultura periodística y es que, si bien los
condicionamientos percibidos varían de un país a otro, en todos se
observa una brecha entre lo percibido y la autonomía real del perio-
las presiones políticas, las limitaciones del procedimiento son parte
de la socialización del periodista al punto que éste las naturaliza, es
poco probable que sea demasiado consciente del efecto que el cam-
bio en la enunciación trae en su trabajo. De hecho, por formación
profesional, suelen suponer que información y comunicación son
dos aspectos que pueden separarse, y que al periodista correspon-
de la primera y al publicista, la segunda. Sin embargo, los medios
están llenos de noticias que no tienen información. Como señala
Dominique Wolton (2000: 215), una y otra son parte de un mismo
proceso de construcción de sentido:
Los periodistas son, por otro lado, los primeros en oponer
el trabajo “serio” de la información, que es competencia suya,
a la comunicación que pertenece al ámbito comercial. La
información, según esto, se halla del “lado bueno”, en la bús-
queda de la verdad, del ideal democrático, de la objetividad,
mientras que la comunicación estaría del “lado malo”, el de la
subjetividad, el comercio, las pruebas, la voluntad de mani-
pulación. Hace unos veinte años que asistimos a la ascensión
de la información al paraíso y al descenso de la comunicación
teórica ya que no sólo no hay jamás información sin comu-
nicación, sino que es la comunicación la que proporciona su
sentido a la información en un proceso de construcción de
sentido de los efectos inesperados, por incontrolables.
En sus casi dos siglos de existencia, el periodismo moderno pasó
- más allá de los resultados del intercambio, como pueden ser los lla-
ponen Jean Charron y Jean de Bonville (citados por Neveu, 2004: 64,
54
97): al “periodismo objetivo” de la penny press fundacional, le siguió
la “prensa de opinión” del siglo , que está siendo reemplazada por
el “periodismo de comunicación”, que muestra un cambio de foco
de la sociedad, cada vez más desinteresada de las cuestiones polí-
Neveu, el periodismo se ha convertido en la interfaz de la oferta de
bienes y servicios y el público consumidor. Estas tendencias no son
excluyentes, sino que conviven a veces en un mismo medio, según la
prensa priorice alguna de sus funciones: el apego de hechos y datos,
propio del periodismo objetivo; la dimensión pedagógica propia del
periodismo de opinión, enfocado en la explicación y traducción de
los sucesos al público, y la función fática, centrada en mantener
vivo el contacto con los públicos, que resulta en el periodismo de
comunicación.
Estas categorías podrían relacionarse con las funciones del
lenguaje de Roman Jakobson (1962: 13), teoría que sostiene que la
estructura verbal de un mensaje depende de la función predomi-
nante de cada uno de los elementos del intercambio comunicativo:
destinador (función emotiva o expresiva), contexto (función referen-
cial), mensaje (función poética), contacto (función fática), código
(función metalingüística), destinatario (función conativa). Con esta
perspectiva, las etapas del periodismo podrían entenderse por los
cambios de funciones de sus mensajes: inicialmente la prensa asumió
como propia la función de llevar a sus lectores la información del
contexto social, con pretensión de priorizar la función referencial,
tan valorada por el positivismo de la época en que aparece el pe-
riodismo de masas. Asimismo, alguna prensa mantuvo su función
primigenia de vocera de ideas políticas (función expresiva), alineada
a partidos o a causas, como la prensa obrera de inicios del siglo o
los diarios con clara posición partidaria. Ambas funciones aparecen
clásicamente asignadas a espacios diferenciados (la información y
la opinión editorial).
Los medios fueron desarrollando junto con las funciones tradi-
cionales aquella que se centraba en el contacto con sus públicos. La
función fática
mados a los programas o los comentarios en los portales de noticias,
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ADRIANA AMADO
que no suelen ser atendidos en cuanto a su contenido pero si ponde-
rados en cuanto a su cantidad. La prioridad que hoy los medios dan
los comentarios de lectores, que admiten hasta en su disidencia, o al
intercambio directo con los espectadores a través de contestadores,
teléfonos para votación, concursos interactivos, etc. La función fática
es determinante para el evento comunicativo en la medida en que
permite ajustar las condiciones en que se produce el intercambio. De
en el desarrollo comercial de los medios en general, que prioriza la
llegada al consumidor y su retención. Este canal de funcionamiento
mantiene contacto. También está dentro de la función fática, pero
con el otro cliente de los medios, la gentileza de publicar una gace-
tilla de un anunciante, de dar tratamiento preferencial a una fuente
o habilitar canales especiales a actores de poder. La protección que
recibe una fuente puede ser un guiño para demostrarle que el canal de
contacto con el medio está funcionando; lo mismo, pero a la inversa,
ocurre cuando una fuente decide dar una exclusiva a un medio para
56
Hay una frase repetida en diversas variantes que plantea que
periodismo es difundir aquello que alguien quiere ocultar, que se
parece a otra del magnate de la prensa de inicios del siglo William
Randolph Hearst, que decía que periodismo es eso que va entre los
avisos publicitarios. Pero si la mayoría de noticias se construyen a
papel del periodista que, aun sin encajar en el investigador intrépido
e independiente, sigue siendo un profesional de la información.
Mientras en las escuelas de periodismo los cursos de investigación a
veces ocupan varios semestres, las unidades que los medios asigna-
periodistas están desarrollando su tarea de investigación por fuera
de las redacciones.
Quizá porque Superman era de profesión reportero, algunos
todavía creen que el periodista es un superhéroe, idealizando una
profesión muy expuesta a las presiones y a las miserias humanas. No
por acaso el superhéroe que el cine hoy encarna en un periodista es
las arbitrariedades de un jefe ambicioso y poco profesional. El pe-
riodista de este siglo se parece más a Peter Parker que a Clark Kent.
En oposición al modelo ideal, los profesionales de a pie suelen
quejarse de su falta de autonomía, reniegan de la dependencia de
las fuentes, pero saben ser cuidadosos del vínculo con los poderosos
y muchos se han acostumbrado a formar parte del selecto grupo de
y lo consideran un privilegio que no les gustaría resignar. El dilema
reportero de investigación con iniciativa independiente y periodista
de redacción subsidiario de las fuentes no es una novedad. Lorenzo
Gomis (1991: 59) destacaba esta contradicción entre el espíritu in-
vestigador y los prosaicos procedimientos de la redacción con cierta
ironía cuando decía que “los hechos no se presentan solos a las manos
de los atareados periodistas encargados de escogerlos para publicar-
los o arrojarlos al cesto de los papeles. Ni siquiera por regla general
han sido buscados afanosamente por reporteros que fuman en pipa,
aunque esto también suceda a veces”. Antes fue van Dijk (1980: 177)
57
ADRIANA AMADO
el que que señaló que “los reporteros, por lo común, no «salen» al
mundo a ver que «ocurran» cosas. Aun cuando ocasionalmente éste
pueda ser el caso con algunos acontecimientos locales tales como un
incendio o una manifestación, lo más frecuente es que el reportero
se entere de los acontecimientos a través de otros tipos de discurso,
a los que podríamos llamar «textos de fuentes»”. Sin embargo, esta
contradicción atraviesa los estudios de periodismo que tienen un
carácter normativo (Hallin y Mancini, 2004), en la medida en que
su relación con la enseñanza los enfoca más en lo que la profesión
debería ser que en lo que efectivamente es.
El modelo del periodismo de investigación pone en un segundo
nivel la producción informativa estandarizada, subsidiaria de las
fuentes externas, y puede ser la razón por la que existan numerosos
manuales sobre el primer tema y ninguno sobre cómo lidiar con las
- de prensa en línea con las que proveen imágenes y contenidos. Al
ciales que reciben en su casilla de correo. Varios estudios coinciden
en señalar que los periodistas pasan más tiempo reciendo correo
y haciendo llamadas que en la calle (Estudio de Comunicación y
Demométrica, 2006; , 2004; Pizarro et al., 2008; Amado, 2016).
Según los datos del estudio del Instituto Prensa y Sociedad ( ), a
la pregunta del uso que se le da a la información de otros periodistas,
de las fuentes, de otros medios o de agencias, la información enviada
por la fuente es la primera en uso intensivo en Bolivia y Uruguay, y la
segunda en la Argentina, Chile, Ecuador, México, Venezuela y Perú.
Una investigación entre periodistas argentinos en 1996 concluía
que “parecería que los periodistas quisieran hacer hincapié en que su
trabajo es creativo, personal, de investigación en más de dos tercios
de afuera»” (Fraga, 1997: 75). Desde entonces, se aceleraron los pro-
cesos y la racionalización a la que fueron sometidos en la mayoría
de las empresas mediáticas, con lo que los aportes de las fuentes se
por los proveedores de información. La provisión oportuna y profe-
sional de información permite a las redacciones reducir los costos y
concentrar en pocos acontecimientos la asignación de profesionales,
58
plazos para la producción de los contenidos. Las tecnologías de la
comunicación facilitan el reporte del suceso en el momento en la
medida en que el registro y la producción pueden hacerse desde un
teléfono inteligente.
En un contexto donde todos los medios incluyen la cobertura
cobran una particular relevancia. La propia narrativa de objetivi-
dad planetaria de los canales “todo noticias” desvirtúa el papel del
periodista como intermediario, en la medida en que “la noticia en
directo restringe, cuando no suprime, al editor” (Gómez Mompart
se profesionalizaron y consolidaron equipos que llegan a ser incluso
más numerosos que los de muchas redacciones, como puede ser el
punto que un estudio sobre los reportes de la demuestra que,
proceso, existe una fuerte correlación entre las dos variables, esto
es, reducción de costos en los medios y uso del material enviado por
Javier Darío Restrepo (2004), a cargo del consultorio de ética pe-
riodística de la Fundación para el Nuevo Periodismo (FNPI), suele
decir que la información con una sola fuente convierte al periodista
en secretario. Buena parte de las preguntas que recibe en el consul-
torio de ética de la FNPI tienen que ver con las fuentes, y en el libro
donde publica una selección de las consultas recibidas en tres años
del funcionamiento del consultorio dedica trece casos sobre un to-
tal de cien a la mejor manera de manejar las fuentes, y veintitrés, a
consultas a desviaciones a los procesos estipulados por los manuales
de estilo, especialmente en lo concerniente a las presiones directas
recibidas por el periodista.
La participación de las fuentes en las noticias no implica de por
sí manipulación. Es más, la investigación parece sugerir que las
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View publication stats
ADRIANA AMADO
agencias de relaciones públicas que desarrollan un trabajo franco y
directo obtienen mejores resultados que aquellas que se manejan
con métodos persuasivos (Turk, 1986: 220). Desde que el periodismo
existe mantiene un intercambio con las fuentes y los periodistas, que
puede ser personal, entre el periodista y la fuente, o institucional, si
son las organizaciones las que entran en contacto (Tunstall, 1971).
En el primer caso suelen establecerse vínculos de camaradería y
cercanía; en el segundo, hay cierta formalidad que determina que
el intercambio tenga un carácter cuasicontractual, como en el caso
del tratamiento que se dará a la información que se adelanta bajo
embargo de no publicar hasta una determinada hora o la solicitud
Dennis McQuail sostiene que, cuando los periodistas hablan de
autonomía, evalúan la personal y sienten que están “razonablemente
libres” para escribir las historias. Sin embargo, agrega, no están con-
siderando su verdadera independencia de los poderes, especialmente
en las noticias. Plantea el especialista que “un estudio exhaustivo
el contenido de las noticias favorece claramente la opinión de que
las presiones económicas y políticas dejan poco margen para la
libertad individual de maniobra dentro del «sistema» de produc-
ción de noticias” (McQuail, 1998: 194). Por eso, analizar en detalle
este proceso es crucial para entender los condicionamientos de
la información como censuras sutiles y autocensuras, acceso a la
información y pluralismo en el proceso comunicativo, que forman
Libertad de expresión de la Organización de Estados Americanos.
que invaden el espacio de las noticias para mimetizar como noticias
los anuncios publicitarios, y periódicos y noticieros que lo permiten,
los censores y los dictadores de antaño”.
Considerar que la fuente es alguien más que un informante que
responde a la demanda del periodista y que puede ser un agente ac-
tivo en la construcción de la información implica dar un carácter de
intercambio simétrico: “Las relaciones con las fuentes son esenciales
60
para los media informativos y a menudo constituyen un proceso
bilateral muy activo. Los media informativos están en constante
búsqueda de contenidos adecuados y éstos (incluso los inadecua-
dos) siempre están buscando una forma de entrar en las noticias”
(McQuail, 2000: 342). Profundizar en la naturaleza de este vínculo
y los factores que lo condicionan es una condición para entender el
contexto en el que se desarrolla la labor del periodista y rever esa
idea del periodista como un cancerbero (gatekeeper), que decide qué
entra o no en el circuito informativo, siendo que la esfera pública cada
vez es más abierta a la participación de grupos que habitualmente
fueron excluidos de las noticias (Castells, 2008a, 2008b). En la época
de la información como construcción colectiva (crowdsourcing), el
papel del periodista se acercaría más al de un curador que busca,
en línea (Mancini, 2011; Nikkanen, 2012). O mejor, el periodista
del que habla Rincón (2013: 25 ss.), que sepa crear un periodismo más
convocante con todo eso que está circulando por las redes. El Estado
comunicador hoy le disputa el lugar de la narración del poder a los
medios porque ellos son periodistas de sí mismos y los medios no
hacen más que irle a la zaga porque dependen de los gobiernos para
las licencias, la información, la publicidad. Frente a ello, el posperio-
dismo debe “juntar-conectar-narrar haciendo que cada plataforma
complemente/agregue a la otra para contar historias transmediales”
parte de la elite, el nos recuerda que todos pueden tocar y hacer
da cuenta de que en tiempos
de redes sociales todos son potencialmente periodistas, pero la dife-
rencia la hace aquel que, además de seleccionar y distribuir, aporte
a la información estilo, mirada y autoridad.
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