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ENVEJECIMIENTO DE LA PIEL

Entre todos los cambios, los de la piel son los signos más visibles de envejecimiento. Las
evidencias del aumento de la edad incluyen las arrugas, manchas y la piel flácida, además del
encanecimiento del cabello.
EFECTOS DE LOS CAMBIOS – SIGNOS DE LA PIEL MADURA
El rostro es la representación de nuestra evolución fisiológica y también el reflejo más visible de
las improntas del tiempo. Pero, ¿cuáles son los signos evidentes que se asocian a las pieles
maduras?
• ARRUGAS: aparecen debido al adelgazamiento del tejido cutáneo. La disminución de
producción de células en la epidermis hace que ésta pierda volumen y se arrugue.
• MENOS FIRMEZA: a lo largo de los años la piel fabrica menos elastina y colágeno,
cayendo más por efecto de la gravedad.
• MANCHAS: aparecen sobre todo en las zonas que han estado más expuestas al sol,
debido a la multiplicación de melanocitos (encargados de dar pigmento a la piel) que
crecen y se agrupan formando puntos o manchas.
• SEQUEDAD: la piel envejecida puede ser áspera y/o estar irritada, puesto que posee
menos glándulas sudoríparas y oleosas que nutren el tejido.
LÍNEAS DE EXPRESIÓN: También llamadas arrugas dinámicas, son aquellas líneas finas que son
producidas por la gesticulación y la expresión de emociones y que luego desaparecen. Se
localizan principalmente en la frente, entre las cejas, en los pliegues nasolabiales y en los bordes
de la boca.

ARRUGAS: También llamadas arrugas estáticas, son marcas permanentes de la piel, son las que
se ven en la cara en reposo y pueden ser:
• Fotoinducidas: Causadas por la acción del sol.
• Fisiológicas: Causadas por el envejecimiento natural de la piel.
Se consideran:
• Superficiales, cuando tienen menos de 0,1 mm de profundidad y pueden casi no ser
visibles cuando la piel está relajada, y
• Profundas, cuando oscilan entre 0,1 mm y 0,4 mm de profundidad, permanecen bien
marcadas y son evidentes incluso cuando los músculos y la piel están relajados.

LA PIEL ENVEJECE DE DOS MANERAS


ENVEJECIMIENTO INTRÍNSECO: Es de origen genético, son cambios fisiológicos, clínicos e
histológicos que ocurren en la piel a través del tiempo. También llamado envejecimiento
cronológico. Los principales problemas que se presentan en la piel son:
• EPIDERMIS: En la capa más superficial de la piel se produce un adelgazamiento generalizado
del 10-50%. Además, la renovación celular se vuelve más lenta con alteración del ritmo de
desprendimiento de los cornecitos superficiales y se producen menos cantidad de lípidos, lo
que puede provocar una mayor sequedad, mayor sensibilidad a los rayos UV y un aumento
en el riesgo de infecciones.
• DERMIS: A partir de los 25-30 años de edad el colágeno disminuye un 1% anualmente, ya
que los fibroblastos enlentecen su metabolismo, provocando menor renovación de
colágeno, elastina y hialurónico. Al disminuir la producción de hialurónico el agua se escapa
con mayor facilidad del tejido y esto afina la dermis, que además sufre el aplanamiento de
las papilas dérmicas que afectan su calidad del anclaje, dando lugar a las arrugas fina.
• HIPODERMIS: Pierde su espesor y de sus septos fibrosos, lo que causa una baja en su función
de relleno o sostén de este plano y falta de tensión en los planos profundos, lo que también
facilita la aparición de arrugas y flacidez.
ENVEJECIMIENTO EXTRÍNSECO
Es el que más asociado tenemos a una piel envejecida. Sus signos pueden aparecer desde el final
de la adolescencia, e incluyen piel “acartonada”, manchada, con pigmentación irregular y
arrugas pronunciadas. Está relacionado a malos hábitos de vida.

• RADIACIÓN SOLAR: Es la principal causa de envejecimiento extrínseco.


Los rayos UVB y UVA dañan a la piel mediante mecanismos diferentes, y los
responsables del envejecimiento son los rayos UVA. La radiación infrarroja y la luz visible
(incluida la que emiten las pantallas) también tiene un rol en el deterioro de nuestra piel
• TABAQUISMO: Disminuye el flujo sanguíneo, lo que minimiza el oxígeno y los nutrientes
que llegan a la piel. Afecta a las fibras de colágeno y elastina, generando arrugas
prematuras y pronunciada.
• MALA NUTRICIÓN: Lo que comemos afecta la salud en general, incluida la de la piel. Está
demostrado que una dieta rica en antioxidantes (por ejemplo, Vitamina C) retrasa la
aparición de arrugas. En el otro extremo, se sabe que una dieta alta en grasas y
carbohidratos (por ejemplo, azúcar) acelera el envejecimiento.
• STRESS: Está demostrado que el stress afecta la integridad de la barrera de la piel. La
vuelve más vulnerable al daño, prolonga el tiempo de cicatrización, empeora
condiciones como dermatitis, psoriasis o acné, y causa envejecimiento prematuro.
Claro que esto se vuelve más significativo cuando el stress es crónico, es decir, cuando
es sostenido en el tiempo. Respecto a los mecanismos por los cuales el stress ocasiona
daño, se incluyen desde disfunciones en el sistema inmune hasta daño oxidativo y
alteración directa del ADN. Esto ocurre debido a la acción del cortisol, la hormona del
stress.
• HORAS DE SUEÑO: Dormir pocas horas lleva a que la piel tenga un aspecto cansado. Esto
no es una sensación, sino que dormir poco se asocia con ojeras, palidez y líneas finas.
Además, está demostrado que dormir menos de 5 horas por día se asocia con mayores
niveles de envejecimiento
• POLUCIÓN: La exposición a contaminantes en el aire también está asociada a
envejecimiento prematuro, especialmente a la aparición de manchas y arrugas

Desde el punto de vista clínico, el Fotoenvejecimiento es el máximo responsable de la mayor


parte de cambios no deseados del aspecto de la piel, se manifiestan en zonas del cuerpo más
expuestas al sol, como cara, manos pies y escotes.
CAMBIOS DE LA PIEL POR EXPOSIÓN A LAS RADIACIONES SOLARES.
• Adelgazamiento de la piel
• Aparición de Arrugas
• Laxitud
• Cambios en la coloración y manchas de tipo melasma
• Léntigos
• Telangiectasias y púrpuras
• Queratosis Actínica.
ENVEJECIMIENTO FACIAL
De forma tradicional se han descritos los cambios del
envejecimiento facial como una simple caída de la piel y
tejidos blandos. Sin embargo, los cambios que se producen
en la cara durante el envejecimiento son más cmplejos y
afecta la piel, el tejido graso, los músculos y hueso faciales,
además de los ligamentos de suspensión.

CAMBIOS EN LA Se produce una fragmentación del colágeno de la matriz extracelular.


PIEL Imaginemos la Dermis como un andamio en el que el colágeno sirve de
nexo entre las células. Como este colágeno se rompe, los fibroblastos
pierden soporte e información sobre su estabilidad mecánica, con lo
que la célula colapsa y produce menos colágeno.
CAMBIOS EN EL Respecto a la grasa facial ésta se encuentra dentro de compartimientos
TEJIDO GRASO anatómicos separados por láminas de tejido conectivo verticales. Se
distinguen unos compartimentos grasos faciales superficiales y otros
profundos.
Con la edad se produce una pérdida de volumen en los paquetes grasos
profundos, que hacen que los compartimentos superficiales se
desplacen y causen los surcos.
CAMBIOS EN LA Los músculos esqueléticos (masetero y temporal), se atrofian un 50%
MUSCULATURA con la edad. Mientras que los músculos miméticos como el orbicularis
oris disminuye de grosor, mientras que el orbicularis oculi no lo hace.
Elevadores del labio superior y cigomático mayor permanecen sin
cambios. La contracción repetida muscular puede dar una hiperlaxitud
y un descenso de la bolsa grasa malar.
CAMBIOS OSEOS El cambio más significativo es la retrusión del maxilar superior, que
contribuye a la pérdida de apoyo de la mitad de la mejilla y afecta el
borde orbital inferior, piriforme y cavidades orales, conduce a la ‘caída’
de los tejidos blandos de la región suborbital medial. Como cambio
global hay una migración inferior con una inversión de la V facial. Los
rostros jóvenes tienen un tercio facial medio lleno y un tercio inferior
con menos volumen.
CAMBIOS EN LOS Existen varios ligamentos de retención en la cara, conocidos como
LIGAMENTOS DE ligamentos fasciocutáneos y osteocutáneos. Las uniones
SUSPENSIÓN fasciocutáneas son múltiples y existen en planos faciales secuénciales.
Estas uniones provienen de la dermis y se unen al SMAS subyacente.
Los ligamentos osteocutáneos son los más fuertes y se encuentran
entre el periostio y la piel superyacente. Contribuyen a mantener los
tejidos blandos en su posición anatómica, resistiendo los cambios
gravitacionales. Como estos ligamentos atenúan el descenso de la
grasa facial en el plano entre la fascia superficial y la profunda, una
pérdida del soporte de los ligamentos cigomáticos, permitirá un
descenso de la almohadilla grasa malar, incrementando la prominencia
de los surcos nasolabiales, mientras que una pérdida del soporte del
ligamento masetérico permite el descenso de la grasa hacia los bordes
mandibulares.

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