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Análisis.

En mi contexto, en la ciudad de Culiacán, considero que aún estamos en un proceso


de adoptar una cultura de prevención, ya que una buena parte de la población
desconoce como actuar ante diversos tipos de eventos como desastres de origen
hidrometeorológico muy puntuales que suceden en la ciudad, como ejemplo los
huracanes o tormentas tropicales e inundaciones son los más comunes que
amenazan la ciudad de Culiacán , pero también hay antecedentes de sequias y
heladas.

Aun sabiendo el peligro que existe por fenómenos como los antes mencionados, la
población en diversas ocasiones es frecuente que decida tomar acciones que
pongan su vida y la de los demás en riesgo, como por ejemplo conducir cuando las
calles están inundadas, trasladarse de manera masiva en un mismo tiempo y
espacio, no hacer caso a las advertencias de los agentes reguladores, como
vendrían a ser protección civil, psicólogos sociales, cruz roja, entre otros.

Crear una cultura de prevención de riesgo no es fácil, porque se tienen que modificar
las creencias y las actitudes de una población, se requieren recursos, tiempo y
capital humano que esté dispuesto a contribuir en proyectos de este ámbito, por
ejemplo en mi contexto, temáticas como las inundaciones y balaceras, que ya tienen
antecedentes y la población lo ha experimentado, son un foco de atención para
generar proyectos de intervención y capacitación que facilite la transmisión de
información a las personas.

Es muy importante que los psicólogos sociales nos estemos preparando


constantemente para diversos eventos que hemos abordado durante estas
semanas, que bien puede ir desde un accidente hasta una catástrofe, es importante
estar capacitados nosotros mismos primero para poder establecer protocolos y
medidas de prevención, además de estar en constante actualización e integración
en la sociedad como profesionales y ciudadanos, todo esto será de suma
importancia para poder ejercer nuestra labor de manera idónea.

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